laberinto de cristal en el liderazgo de las mujeres

Upload: cirilo-rivera-garcia

Post on 02-Mar-2018

216 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/26/2019 Laberinto de Cristal en El Liderazgo de Las Mujeres

    1/8

    Psicothema

    ISSN: 0214-9915

    [email protected]

    Universidad de Oviedo

    Espaa

    Barber Heredia, Ester; Ramos Lpez, Amparo; Candela Agull, Carlos

    Laberinto de cristal en el liderazgo de las mujeres

    Psicothema, vol. 23, nm. 2, 2011, pp. 173-179

    Universidad de Oviedo

    Oviedo, Espaa

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72717169002

    Cmo citar el artculo

    Nmero completo

    Ms informacin del artculo

    Pgina de la revista en redalyc.org

    Sistema de Informacin Cientfica

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

    http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72717169002http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=72717169002http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=727&numero=17169http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72717169002http://www.redalyc.org/revista.oa?id=727http://www.redalyc.org/http://www.redalyc.org/revista.oa?id=727http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72717169002http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=727&numero=17169http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=72717169002http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72717169002http://www.redalyc.org/revista.oa?id=727
  • 7/26/2019 Laberinto de Cristal en El Liderazgo de Las Mujeres

    2/8

    A finales del siglo pasado, Victoria Camps (1998) plante quela presencia representativa de mujeres ocupando posiciones de li-derazgo, en estrecha interaccin con una mejora sustancial en losniveles de corresponsabilidad familiar, supona el gran reto parael movimiento feminista. Transcurrida ya la primera dcada delsiglo XXI, es conveniente conocer cules han sido los principalescambios registrados en los pases desarrollados. El anlisis hay queplantearlo tanto desde una perspectiva emprica como terica. Es

    importante recabar informacin acerca de cules han sido estosavances, cmo se han producido y en qu sectores se han regis-trado mayoritariamente. Pero, para la investigacin acadmica,tan importante o ms que la descripcin de los cambios es sabergenerar hiptesis plausibles sobre posibles factores explicativos.La pregunta clave sigue siendo poder dar cuenta del porqu de lastransformaciones.

    Entre los logros ms destacados hay que mencionar el incremento en el nivel formativo de las mujeres, hasta el punto de podeafirmar que estamos ante la generacin de mujeres mejor formadade toda la historia universal (Doherty, 2004; Sullivan, 2006). Pootro lado, tanto la investigacin acadmica como el empresariadcomparten la consideracin del principio de igualdad de oportunidades como un valor aadido para las organizaciones laboralesrelacionndolo fundamentalmente con su capacidad innovador

    respecto de la gestin de recursos humanos. (Barber et al., 2005)Adems, en Espaa, durante los ltimos aos se ha aprobado la lecontra la violencia de gnero en 2004 y la ley orgnica de igualdaefectiva entre mujeres y hombres en 2007, con claras y directarepercusiones sobre el desempeo de puestos directivos por partde las mujeres.

    Sin embargo, estos avances no han culminado con la representacin equilibrada de mujeres y hombres en posiciones de liderazgo, sino que, por el contrario, persiste la discriminacin de gneroque limita las oportunidades de promocin profesional de las mu

    jeres. Segn la Encuesta de Poblacin Activa (Instituto Nacionade Estadstica, 2010), las mujeres ocupan el 24% de los puestodirectivos en empresas de ms de 10 trabajadores y el 30% en lade menor tamao, cifras que se reducen considerablemente hasta e

    Psicothema 2011. Vol. 23, n 2, pp. 173-179 ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTE

    www.psicothema.com Copyright 2011 Psicothem

    Fecha recepcin: 24-6-10 Fecha aceptacin: 27-10-10Correspondencia: Ester Barber HerediaFacultad de PsicologaUniversidad de Valencia46010 Valencia (Spain)e-mail: [email protected]

    Laberinto de cristal en el liderazgo de las mujeres

    Ester Barber Heredia1, Amparo Ramos Lpez2y Carlos Candela Agull21Universidad de Valencia y 2Universidad Miguel Hernndez

    Las teoras sobre la discriminacin de gnero han ido evolucionando a lo largo de los treinta ltimosaos y se han hecho ms complejas en un intento por comprender la realidad social. Uno de los mbitospreferentes de investigacin es el referido al laberinto de cristal en la carrera directiva de las mujeres. Elobjetivo de este trabajo consiste en poner de manifiesto la evolucin en las explicaciones del enfoquede gnero al estudio del liderazgo, incidiendo en las transformaciones desde las hiptesis centradasen la divisin sexual del trabajo, hasta las formulaciones ms recientes de carcter interactivo. Lapsicologa social ha destacado el papel de las creencias, a travs de los roles estereotipados, lasactitudes prejuiciosas hacia las mujeres, la ideologa sexista y neo-sexista o el desarrollo de identidadesde gnero. Las interpretaciones actuales inciden en la variabilidad del concepto de gnero, que a vecesse manifiesta a travs de las conductas que realizan los hombres y las mujeres, pero tambin estpresente en la elaboracin que se hace de dichas conductas y, sobre todo, se observa en las relacionesde poder en el transcurso de las interacciones sociales de la organizacin laboral.

    Glass maze in womens leadership.Psychological gender discrimination explanations have changedover the past thirty years, becoming more complex in order to obtain a better understanding of the socialreality. At the present moment, one of the most interesting research areas is the one referring to theglass maze phenomenon in womens management careers. The main purpose of this work is to revealthe theoretical evolution in an attempt to explain the leadership study from a gender perspective. Theconsecutive hypotheses, starting with the labour sexual division idea, are becoming more interactivein order to understand the current labour-social situation. Social psychology has underlined the roleof beliefs, observed via gender stereotyped roles, prejudiced attitudes against women, sexist and neo-sexist ideology, or masculine, feminine and androgynous identity development. New psychologicalinterpretations insist on the variability of the gender concept, where gender is sometimes observed

    through men and womens behaviours, and other times through those behaviour expectations.But gender is mainly observed though the power relations between men and women during socialinteractions in labour organizations.

  • 7/26/2019 Laberinto de Cristal en El Liderazgo de Las Mujeres

    3/8

    ESTER BARBER HEREDIA, AMPARO RAMOS LPEZ Y CARLOS CANDELA AGULL174

    5% en los puestos de alta direccin. En Espaa, la media nacionalde empresas sin mujeres en los consejos de administracin es del69%. En el Ibex 35, en 2004 haba 24 empresas (69%) que no con-taban con mujeres en los consejos de administracin, mientras queen 2010 la cifra se ha reducido a 9 empresas (25%). El avance esconsiderable ya que supone un crecimiento de las empresas con re-presentacin femenina del 43%. No obstante, en comparacin conel nmero total del personal directivo, las mujeres representan tansolo el 9,8% de los 507 puestos en los consejos de administracin,el 7% de las vicepresidencias y el 2,9% de las presidencias.

    Las teoras psicolgicas explicativas de la discriminacin degnero han ido evolucionando a lo largo de los treinta ltimos aosy se han hecho ms complejas en un intento por comprender la rea-lidad social, que en la actualidad se caracteriza por ser inestable,dinmica y tremendamente competitiva. En el anlisis de la discri-minacin de gnero, uno de los mbitos preferentes para la inves-tigacin psicolgica es el referido al laberinto de cristal (Eagly yCarli, 1981) en la carrera directiva de las mujeres. Una gran partede las publicaciones registradas durante las ltimas dcadas del si-glo XXy la primera del XXIse ha centrado en el estudio comparativoentre los estilos dominantes de liderazgo desarrollados por parte dehombres y de mujeres, as como sobre los niveles de efectividadde unos y otras en el desempeo de posiciones directivas. Vase alrespecto revisiones meta-analticas o estudios monogrficos sobreesta temtica (Eagly, Johannesen-Schmidt y van Engen, 2003; vanEngen y Willemsen, 2004; Vecchio, 2002).

    El presente trabajo no pretende, sin embargo, seguir este enfo-que de revisin exhaustiva, crtica o meta-analtica. Su objetivobsico es poner de manifiesto la evolucin terica, registrada desdemediados de los aos ochenta hasta nuestros das, en las explica-ciones psicolgicas del estudio del liderazgo desde la perspectiva

    de gnero, incidiendo en la progresiva complejidad registrada des-de las hiptesis iniciales sobre la divisin sexual del trabajo (Eagly,1987) hasta las formulaciones actuales, que resaltan la responsa-bilidad social de la ciencia para afrontar la comprensin de losentornos laborales globalizados y mejorar la organizacin de losrecursos humanos en una sociedad altamente tecnificada.

    Teoras del rol social y de la congruencia del rol de gnero

    Un repaso de las principales hiptesis muestra una evolucinque va desde argumentos unidireccionales, que sitan la carenciade mujeres lderes en su nivel de incompetencia o en la falta demotivacin personal (teoras individuales), hacia formulacionesms complejas e interactivas que, por el contrario, responsabilizande su ausencia a la organizacin social (teoras sociales y psico-

    sociales) (Cuadrado, Navas y Molero, 2006; Morales y Cuadrado,2007). El criterio de incompetencia femenina se considera, hoy enda, obsoleto y polticamente incorrecto. Por el contrario, la faltade inters de las mujeres por ocupar posiciones de liderazgo sigueteniendo vigencia terica y emprica (Dulewicz y Higgs, 2005;Garca-Retamero y Lpez-Zafra, 2008; Lorenzo, Sola y Cce-res, 2007). No obstante, las explicaciones ms potentes destacanlos componentes sociales y de interaccin psicosocial (Barber,1998).

    El paradigma de la construccin social (Bem, 1981; Deaux yMajor, 1987; Eagly, 1987) rompe con la idea clsica de considerarel gnero como una propiedad interna de las personas, algo quese es o se tiene, redefinindolo como una dimensin socialmenteconstruida, algo en lo que se cree. En Psicologa, el anlisis de las

    creencias de gnero se ha desarrollado desde tres conceptos echamente vinculados entre s: los roles estereotipados, la ideoy la identidad (Moya y Lemus, 2004).

    Dentro del marco de los roles estereotipados es, sin dudteora del rol social de Eagly (1987) la ms influyente poconsecuencias tericas y aplicadas respecto de las posicioneliderazgo de las mujeres. El punto de partida de esta autora rte a la divisin sexual del trabajo. La delimitacin entre traproductivo y reproductivo se incrementar durante la revoluindustrial, con los movimientos migratorios del campo a la ciula aparicin de la fbrica como lugar preferente de trabajo protivo y la vivienda urbana como espacio reservado para las treproductivas (Barber y Cala, 2008).

    La divisin sexual del trabajo y especialmente la distintloracin social asignada a las tareas productivas y reproducfundamentan la definicin de rol masculino y femenino, concestos que resultan centrales para la teora (Eagly, 1987). Los estereotipados de gnero se conceptan como creencias genzadas acerca de las caractersticas de los hombres y de las mujy de este concepto derivan dos tipos de expectativas: las dde gnero y las creencias normativas. Las expectativas de rgnero son creencias compartidas sobre los atributos, funcy conductas propios de hombres y de mujeres, respectivammientras que las expectativas normativas son creencias acerlos atributos, papeles y conductas a los que unos y otras debennerse de forma tipificada. Tanto las creencias descriptivas comnormativas son fundamentales en la organizacin de los compmientos de gnero, favoreciendo el desarrollo de la asertividacontrol o el liderazgo como propios de las conductas mascumientras que la cooperacin o la dependencia interpersonainherentes a las conductas femeninas (Eagly, Wood y Diek

    2000). Un esquema de este modelo, utilizado especialmente mbito laboral (Moskowitz, Suh y Desaulniers, 1994), se ofrela siguiente figura.

    Uno de los aspectos ms interesantes de la teora de Eaglo que se conoce como naturalizacin del fenmeno social

    virtud del cual el rol de gnero se reelabora psquicamente ccreencia de que son las leyes biolgicas las que explican el drrollo de comportamientos especficamente masculinos o femnos. De este modo, los dictmenes asimtricos de la organizapatriarcal se transforman en creencias acerca de capacidadeslgicas particulares, segn las cuales los hombres estn mejotados para liderar y mandar, mientras que las mujeres lo estncuidar de los dems y obedecer (Eagly, 1987).

    Casi dos dcadas ms tarde, Eagly y Karau (2002) avanzapaso ms al formular la teora de la congruencia de rol de gnque postula el ajuste entre los roles caractersticos del liderazel rol masculino, as como el desajuste entre liderazgo y rol dnero femenino. Manteniendo el esquema inicial de la teora dsocial (Eagly, 1987), las autoras distinguen dos formas de pr

    Expectativa de rol de gnero

    Creencias normativas

    Divisin sexual - EstatusRol social del trabajo

    Comportamienmasculinos y feme

    Figura 1.Esquema de la teora del rol social de gnero (Eagly, 1987

  • 7/26/2019 Laberinto de Cristal en El Liderazgo de Las Mujeres

    4/8

    LABERINTO DE CRISTAL EN EL LIDERAZGO DE LAS MUJERES 17

    cios hacia las mujeres lderes: 1) prejuicios descriptivos referidosa que por el hecho de ser mujer se va a desempear mal el rol delder, y 2) prejuicios prescriptivos en alusin a la evaluacin desfa-vorable de las mujeres que ejercen como lderes al considerar esterol incompatible con la feminidad.

    Tanto la teora de Eagly y Karau (2002) como otras aportacionestericas y empricas recientes (Cuadrado, 2004; Dulewicz y Higgs,2005; Lpez-Zafra, Garca-Retamero y Eagly, 2009) insisten enla importancia de diversos factores situacionales y contextualescomo condicionantes de la posible aparicin de prejuicios socia-les. En relacin con la creencia de que las mujeres no desarrollan,en la misma proporcin que los hombres, capacidad de liderazgo(prejuicio descriptivo), se destacan como criterios moduladores lossiguientes (Morales y Cuadrado, 2004): 1) el mbito de organiza-cin en el que se ejerce el liderazgo; 2) el rea funcional dentro dela organizacin; 3) el nivel en el que se sita el rol de lder en la

    jerarqua organizacional; 4) el sexo del perceptor o subordinado;5) los recursos cognitivos y el entorno cultural del perceptor; y 6)la proporcin de hombres y mujeres lderes en la organizacin. Porlo que respecta a los prejuicios normativos, la mayor hostilidadsocial se da ante mujeres que desempean posiciones de liderazgoen roles no tradicionales (Eagly y Karau, 2002), coincidiendo enesta valoracin con otros autores que han formulado aportacionessimilares desde diversos mbitos de la psicologa social (Glick yFiske, 2001; OLeary y Flanagan, 2001).

    Actitudes sociales, ideologa e identidad de gnero

    La reciente revisin sobre Psicologa y acceso de las mujeresa la funcin directiva, publicada en un nmero monogrfico de laRevista de Psicologa General y Aplicada (2004), dedica varias

    aportaciones (Barber y Ramos; Morales y Cuadrado; Moya yLemus) a valorar o cuestionar aspectos derivados de la teora deEagly y Karau (2002). Los profesores Morales y Cuadrado (2004)critican la falta de confirmacin emprica respecto del prejuiciosocial hacia las mujeres lderes, pero avalan la informacin cient-fica en apoyo del laberinto de cristal sobre su liderazgo. La escasavalidacin de la hiptesis que sostiene el prejuicio social hacia laslderes la justifican con los siguientes argumentos: 1) los instru-mentos de medida utilizados son tan diversos que anulan la validezde interpretaciones comparativas; 2) solo suelen ser los hombresquienes manifiestan tales prejuicios; y 3) las diferencias actitudi-nales entre hombres y mujeres lderes disminuyen a medida que laspublicaciones son ms recientes.

    La documentacin emprica confirmatoria del laberinto de cris-tal en la carrera directiva de las mujeres se basa o bien en mostrar

    los accesos y desarrollos desiguales entre hombres y mujeres enel desempeo de roles de liderazgo (ej., salarios comparativos ytiempo de promocin, estudios de emergencia de lderes, etc.), obien en registrar sus desiguales logros (ej., estudios sobre eficaciade los/las lderes reales). No obstante, resulta muy difcil demostrarque la nica causa sea la discriminacin, ya que otras variables, ta-les como la conciliacin familiar o la libre eleccin de las mujeres,suelen intervenir en la decisin del salario o de la promocin pro-fesional, actuando como condicionantes de discriminacin impl-cita (Agut y Martn, 2007; Byron, 2005; Halpern, 2005). Por otrolado, la investigacin psicolgica se muestra bastante unnime alevidenciar el sesgo de evaluacin desfavorable hacia las mujereslderes en trabajos tipificados como masculinos (Davison y Burke,2000; Eagly, Karau y Makhijawi, 1995).

    La dimensin prescriptiva de los roles estereotipados de gnero, en virtud de la cual se generan normas sociales sobre locomportamientos adecuados para cada grupo sexual, se corresponde con el concepto de ideologa de gnero y sirve para manteneel dominio de los grupos que ejercen el poder (Moya y Lemus2004). Diversos autores (Expsito, Glick y Moya, 1998; RecioCuadrado y Ramos, 2007; Rodrguez y Lameiras, 2002) han descrito la persistencia de las actitudes sexistas, as como las diversamanifestaciones, hostiles, benevolentes o ambivalentes con que smuestra el sexismo en las organizaciones laborales. La percepcide las mujeres como posibles competidoras en el mercado del trabajo estimula la creencia sobre de su falta de vala o de motivacipersonal. Este proceso ayuda a mantener la posicin de dominimasculino, justificndola con argumentos aparentemente convincentes en lugar de interpretarla como discriminacin explcitcontra las mujeres. Las actitudes neosexistas son la expresin dun conflicto entre los valores igualitarios y los sentimientos residuales negativos hacia las mujeres, a las que algunos hombreperciben como una amenaza respecto de sus intereses de grupdominante en un entorno altamente competitivo (Tougas, BrownBeaton y Joly, 1995). Sin embargo, no todos los autores coincideen la interpretacin sobre las relaciones de interdependencia entrlos diversos factores involucrados. La hiptesis ms frecuente sostiene que es la percepcin de amenaza la que antecede e influyede forma determinante, sobre las creencias sexistas (Tougas et al1995). Moya y Expsito (2001), utilizando instrumentos de medida similares aplicados a muestras espaolas, sostienen, por el contrario, una relacin inversa, siendo las creencias las que preceden condicionan la percepcin de amenaza.

    Las personas no solo desarrollan creencias sobre los hombrey las mujeres en general, sino que tambin generan autopercep

    ciones o creencias de gnero sobre s mismas. El concepto didentidad de gnero atribuye parte del comportamiento propio determinados rasgos, caractersticas, roles u ocupaciones tipificadas como masculinas o femeninas. Los cuestionarios ms utilizados por la investigacin psicolgica para analizar el contenidde los estereotipos de gnero, tanto desde el modelo clsico de lcongruencia como desde el modelo andrgino, se basan en la medicin autoperceptiva (Expsito et al., 1998; Recio et al., 2007)La evolucin histrica en las creencias estereotipadas de gnerodiferencia claramente entre la tendencia creciente hacia la androginia detectada en las autopercepciones, sobre todo por parte dlas mujeres, frente a la percepcin del hombre o de la mujer prototpicos que sigue estando muy dicotomizada (Barber, 2004aSpence, 1999).

    Otra aportacin valiosa procede de la comparacin entre sub

    tipos particulares de mujeres: ejecutivas, amas de casa, deportistas, feministas o sexys (Glick, Larsen, Johnson y Branstiter, 2005Helgeson, 2002; Quiles et al., 2008). Los resultados, avalando unmayor similitud entre los comportamientos de mujeres y hombreejecutivos que entre los subgrupos de ejecutivas y amas de casaponen de relieve que son los roles instrumentales frente a los comunales los que determinan las expectativas sociales diferenciada(Barber, 2004a). Eagly y Mladinic (1994) encontraron que la valoracin del estereotipo femenino estaba modulada por la categorde mujer considerada. En el subtipo de mujer independiente, lacaractersticas ms valoradas se asociaban con la competencia el alto estatus, frente a la dimensin de sociabilidad ms valoraden el caso de las mujeres tradicionales (Quiles et al., 2008). La interpretacin derivada de este resultado es que, por lo general, a la

  • 7/26/2019 Laberinto de Cristal en El Liderazgo de Las Mujeres

    5/8

    ESTER BARBER HEREDIA, AMPARO RAMOS LPEZ Y CARLOS CANDELA AGULL176

    mujeres se les atribuyen caractersticas poco relevantes en contex-tos de poder, lo que constituye una forma sutil de sexismo. Tam-bin se han estudiado los diferentes patrones de atribucin causalde xito y de fracaso en relacin a la ocupacin de posiciones deliderazgo. Las mujeres con poca motivacin de logro y escaso gra-do de masculinidad (Garca-Retamero, 2006) muestran un nivel deaspiraciones profesionales ms bajo, lo que dificulta la superacindel laberinto de cristal. No obstante, estas diferencias atribuciona-les se van reduciendo a medida que las mujeres desempean rolessociales menos estereotipados.

    Limitaciones explicativas de las creencias de gnero

    La teora inicial de Eagly (1987) inclua dos aportaciones re-levantes que se han ido diluyendo a medida que se han formu-lado nuevas hiptesis acompaadas de diseos terico-metodo-lgicos ms sofisticados. Una alude a la localizacin del origende las desigualdades sociales de gnero en la divisin sexual deltrabajo, y la otra es la referida a la reconstruccin psquica parainterpretar la naturalizacin del fenmeno social. La investiga-cin posterior se ha dedicado a describir el contenido mltipley dinmico de los roles estereotipados o a desarrollar diversosinstrumentos de medida para su validacin, e incluso a formu-lar modelos interpretativos sobre las relaciones de dependencia,independencia o interdependencia entre masculinidad y femini-dad. Sin embargo, se ha relegado a una posicin secundaria unelemento fundamental para comprender las relaciones de gnero,como es la presencia de la dimensin de poder, necesaria en elanlisis de cualquier situacin de desigualdad social (Pratto yWalter, 2004).

    El estudio sobre la gnesis histrica de los conceptos de mas-

    culinidad y feminidad y sus instrumentos de medida (Barber,2004a; Martnez-Benlloch y Bonilla, 2000) pone de manifiestoque la jerarqua de poder est presente en la definicin de losroles de gnero desde sus inicios. Masculinidad y feminidad noadquieren sus correspondientes significados psicolgicos en unasituacin de simetra entre los estatus y posiciones sociales de-sempeados por hombres y por mujeres, sino que, como ya plan-teara Eagly (1987), se inscriben en las relaciones de dominio/su-misin caractersticas del patriarcado. Si la mirada se dirige a lasclasificaciones psicolgicas iniciales de los estilos de liderazgo(Parsons y Bales, 1955), las asimetras sociales de gnero estntambin presentes en ellas. Las dos clasificaciones tradicionalesms populares en psicologa social son la que distingue entre esti-lo autocrtico y estilo democrtico, por un lado, o bien la que di-ferencia entre estilo orientado a la tarea y orientado al equipo. La

    primera clasifi

    cacin (Lewin, Lippit y White, 1939) toma comocriterio diferenciador la menor o mayor participacin del grupoen la toma de decisiones, mientras que en la segunda el estiloorientado a la tarea se centra en la consecucin de la meta y elorientado al equipo se interesa por mantener el nivel de bienestardel grupo (Munduate, Barn y Luque, 1997). Cuando, a mediadosde los cincuenta, Parsons y Bales (1955) definen la orientacin ala tarea y la orientacin al equipo, adems de describir las carac-tersticas de cada estilo, establecen una relacin jerrquica entreellos, justificando la superioridad del estilo instrumental y rela-cionando estas dos formas de liderazgo con los roles que hombresy mujeres desempean en las relaciones de pareja, destacando lasuperioridad del esposo sobre la inferioridad del rol de esposa(Barber, 2004a).

    La investigacin posterior ha seguido relacionando estos ede liderazgo con los roles estereotipados de gnero. La tendmayoritaria vincula las modalidades democrticas y las oriciones centradas en el equipo con los roles comunales, de apoayuda a las personas, estereotipadamente femeninos, mientralas formas autocrticas y la orientacin a la tarea se asocian crol estereotipado masculino. El meta-anlisis de Eagly y Joh(1990) confirma diferencias significativas, con valores p

  • 7/26/2019 Laberinto de Cristal en El Liderazgo de Las Mujeres

    6/8

    LABERINTO DE CRISTAL EN EL LIDERAZGO DE LAS MUJERES 17

    en las diferencias otorgadas a los distintos grupos sociales, hasta elpunto de llegar a justificar las jerarquas de poder tanto por partede los grupos favorecidos como por parte de los grupos objetiva-mente discriminados. El mecanismo psicolgico ms utilizado esevitar cualquier forma de comparacin social intergrupal, llegandoa percibir las diferencias entre unos y otros como algo natural einmutable. En el proceso de comparacin social, las mujeres confrecuencia siguen sin percibir como injusta su situacin profesio-nal, objetivamente discriminada, porque no se comparan con otraspersonas que ocupan posiciones similares, sino con otras mujeres,lo que favorece, por un lado, el que su autoestima no salga malparada, y, por otro, la legitimacin del poder masculino establecidoo del statu quo(Major, Barr, Zubek y Babey, 1999).

    A finales de los ochenta, West y Zimmerman (1987) introdu-cen el concepto doing gender, interpretacin que concibe elgnero como una actividad, algo que no se es ni se construyecognoscitivamente, sino que se genera en la interaccin socialy, sobre todo, se evidencia en las prcticas vitales, actuandosiempre, de forma interactiva, en contextos particulares: fami-liar, educativo, laboral, salud, etc. (Cala y Barber, 2009). Deah la enorme aplicabilidad de este campo de estudio en la in-tervencin psicolgica (Bosch, Ferrer y Alzamora, 2006). Estaaproximacin concibe el gnero como un sistema de significados(incluyendo los afectivos) que organiza las relaciones sociales yacta a diferentes niveles (Crawford, 2006). La confluencia detodos estos factores origina una gran diversidad de situaciones(de logro, amor, poder, etc.), de contextos (educativo, laboral,familiar, etc.) y de interacciones personales (hijos, amigos, pare-

    jas, compaeros, etc.).Aplicando esta nueva interpretacin al mbito laboral y, en par-

    ticular, a la representatividad de mujeres en posiciones de lideraz-

    go y poder, la interaccin psicosocial se construye apoyada en elhecho biolgico de que las mujeres pueden tener hijos, utilizandoesta especificidad biolgica para justificar situaciones generalesde discriminacin contra las mujeres, apartndolas de los puestosque requieren disponibilidad para viajar o para acudir a reunionesde empresa, aun habiendo finalizado el embarazo e incluso en loscasos de carecer de cargas familiares concretas. Doing gendersignifica crear diferencias que, una vez establecidas, refuerzan laesencia de gnero. Las personas pueden tener mltiples identida-des sociales, ms o menos salientes dependiendo de la situacin,sin embargo, se las suele clasificar como pertenecientes a unanica categora sexual. Una vez construida la categora, se valorapositiva o negativamente a las personas en funcin de la aproxi-macin o el alejamiento de la esencia construida. As, la activi-dad profesional de las mujeres lderes se devala socialmente al

    no estar desempeada por el sexo masculino. Tal incongruenciaprovoca disonancia y lleva a sancionar a las mujeres consideradasmasculinas. Aunque son los individuos los que construyen el g-nero, lo hacen en presencia de otras personas que se implican enel desempeo de su comportamiento. El gnero se concibe comouna funcin emergente desde situaciones sociales especficas, queacta para legitimar una de las divisiones fundamentales de la so-ciedad: la que clasifica y jerarquiza las nociones de masculinidad yde feminidad (Messerschmidt, 2009).

    Sntesis y reflexin final

    Desde que Virginia Schein (1973) popularizara la expresinsi piensas en un lder ests pensando en un hombre, se han multiplicado las explicaciones psicolgicas tratando de comprender elaberinto de cristal en el liderazgo femenino. Entre las hiptesims influyentes, hay que destacar las que inciden en el sistemsocial de creencias de gnero a travs de conceptos tales como loroles estereotipados, las actitudes prejuiciosas hacia las mujeresla ideologa sexista y neo-sexista o el desarrollo de identidademasculinas, femeninas y andrginas. La mayor parte de las teoraformuladas desde la psicologa social resalta el peso del sexismen la marginacin del liderazgo femenino, a travs de sus diversamanifestaciones de tono hostil, benevolente o ambivalente.

    Sin embargo, investigacin emprica reciente ha destacado lvariabilidad de factores situacionales (proporcin de hombres mujeres en la organizacin, nivel de jerarqua organizacional, liderazgo en roles tradicionales o no tradicionales) y contextuale(instrumentos de medida utilizados, sexo del perceptor) que condicionan la aparicin de prejuicios sociales y actitudes negativahacia las mujeres lderes. Adems, como ya se ha comentado, ladiferencias actitudinales entre hombres y mujeres disminuyen a llargo de los aos. Muchas de estas investigaciones olvidan a menudo que el poder y la dominancia social son elementos fundamentales para comprender las relaciones de gnero, siendo necesaritomarlos en consideracin en el anlisis de cualquier situacin ddesigualdad grupal (Barber, 2004b).

    La interpretacin psicolgica ha puesto de relieve que el gnero, a veces, se manifiesta a travs de las conductas que realizan lohombres y las mujeres, pero tambin est presente en la interpretacin que se hace de dichas conductas y, sobre todo, se observ

    en las reacciones que se generan en el transcurso de las relacioneinterpersonales. Un anlisis de tal nivel de complejidad se debabordar desde una perspectiva pluridisciplinar. El concepto de gnero se representa como un conjunto de fenmenos multifuncionales y procesos contextualizados, sugirindose que la variabilidaes la regla ms que la excepcin (Deaux, 1999) para referirse las diferencias intersexuales. Adems de reconocer la diversidahumana dentro de una misma cultura, desde las aproximacionems recientes se intenta promover un acercamiento multicultura(Lips, 2003).

    Los cambios sociales y organizacionales han favorecido levolucin de los roles de gnero. La actual concepcin profesional precisa el desarrollo de competencias mltiples tales como lflexibilidad, la innovacin o la capacidad creadora, as como lnecesidad de trabajo en equipo y el aprovechamiento de todos lo

    recursos disponibles. Desde cualquiera de todas estas perspectivaslas mujeres tienen mucho que aportar y no se puede ni se debprescindir de su valiosa contribucin potencial. La diversidad dgnero en el liderazgo es un derecho de las mujeres, pero, adems, es necesaria para que la organizacin laboral se ajuste a lorequerimientos actuales. Para su logro efectivo es imprescindiblromper la asimetra entre las obligaciones sociales que asumen lamujeres y su nivel de participacin en el control de los recursos beneficios sociales, que sigue siendo muy limitada.

  • 7/26/2019 Laberinto de Cristal en El Liderazgo de Las Mujeres

    7/8

    ESTER BARBER HEREDIA, AMPARO RAMOS LPEZ Y CARLOS CANDELA AGULL178

    Agut, S., y Martn, P. (2007). Factores que dificultan el acceso de las muje-res a puestos de responsabilidad: una revisin terica.Apuntes de Psi-cologa, 25(2), 201-214.

    Barber, E. (1998). Psicologa del gnero. Madrid: Ariel.Barber, E. (2004a). Pespectiva sociocognitiva: estereotipos y esquemas

    de gnero. En E. Barber e I. Martnez-Benlloch (Eds.), Psicologa ygnero. Madrid: Pearson Educacin.

    Barber, E. (2004b). Diversidad de gnero, igualdad de oportunidades yentornos laborales. CIRIEC, Revista de Economa Pblica, Social yCooperativa, 50, 37-53.

    Barber, E., y Cala, M.J. (2008). Perspectiva de gnero en la psicologaacadmica espaola. Psicothema, 20(2),236-242.

    Barber, E., y Ramos, A. (2004). Liderazgo y discriminacin de gnero.Revista de Psicologa General y Aplicada, 57(2),147-160.

    Barber, E., Candela, C., Lpez, M., Ramos, A., Sarri, M., Albertos, P.,Bentez, I.J., Dez, J.L., y Lacort, J.A. (2005). Gnero y diversidad enun entorno de cambio. Valencia: Editorial de la Universidad Politcnicade Valencia.

    Bass, B.M. (1998). Transformational and transactional leadership of menand women. En B.M. Bass, Transformational leadership: Industrial,military and educational impact. Nueva Jersey: Lawrence ErlbaumAssociates.

    Bass, B.M., y Avolio, B.J. (1990). Transformational leadership develop-ment. Palo Alto, CA: Consulting Psychologists Press.

    Bass, B.M., y Avolio, B.J. (1994). Improving organizational effectivenessthrough transformational leadership. Thousand Oaks, CA: Sage.

    Bem, S.L. (1981). Gender schema theory: A cognitive account of sex ty-ping. Psychological Review, 88, 354-364.

    Bosch, E., Ferrer, V., y Alzamora, A. (2006). El laberinto patriarcal. Re-flexiones terico-prcticas sobre la violencia contra las mujeres. Bar-celona: Anthropos.

    Byron, K. (2005). A meta-analytic review of work-family conflict and itsantecedents.Journal of Vocational Behaviour, 67(2), 169-198.

    Cala, M.J., y Barber, E. (2009). Evolucin de la perspectiva de gnero enPsicologa.Revista Mejicana de Psicologa, 26(1), 91-101.

    Camps, V. (1998).El siglo de las mujeres. Madrid: Ediciones Ctedra.Crawford, M. (2006). Transformation. Women, gender and psychology.

    Nueva York: McGraw-Hill.Cuadrado, I. (2004). Valores y rasgos estereotpicos de gnero de mujeres

    lderes. Psicothema, 16(2), 279-284.Cuadrado, I., Navas, M., y Molero, F. (2004). El acceso de las mujeres a

    puestos directivos: gnero, contexto organizacional y estilos de lideraz-go.Revista de Psicologa General y Aplicada, 57(2), 181-192.

    Cuadrado, I., Navas, M., y Molero, F. (2006).Mujeres y liderazgo: clavespsicosociales del techo de cristal. Madrid: Sanz y Torres.

    Davison, H.K., y Burke, M.J. (2000). A meta-analysis of sex discriminationin simulated selection contexts.Journal of Vocational Behavior, 56(2),225-248.

    Deaux, K. (1999). An overview of research and gender: Four themes from3 decades. En W.B. Swann., J.H. Langlois y L.A. Gilbert (Eds.), Sexismand stereotypes in modern society. Washington, DC: American Psycho-logical Association.

    Deaux, K., y Major, B. (1987). Putting gender into context: An interactivemodel of gender-related behavior. Psychological Bulletin, 85, 85-116.

    Doherty, L. (2004). Work-life balance initiatives: Implications for women.Employee Relations, 26(4), 433-452.

    Dulewicz, V., e Higgs, M. (2005). Assessing leadership styles and organi-zational context.Journal of Managerial Psychology, 20(1/2), 105-123.

    Eagly, A.H. (1987). Sex differences in social behavior. A social role inter-pretation. Nueva Jersey: Erlbaum.

    Eagly, A.H., y Carli, L.L. (1981). Sex of research and sex-types communi-cations as determinants of sex differences in influenceability: A meta-analysis of social influence studies. Psychological Bulletin, 90, 1-20.

    Eagly, A.H., y Johnson, B.T. (1990). Gender and leadership style: A meta-analysis. Psychological Bulletin, 108, 233-256.

    Eagly, A.H., y Karau, S.J. (2002). Role congruity theory of prejudicetoward female leaders. Psychological Review, 109(3), 573-598.

    Eagly, A.H., y Mladinic, A. (1994). Are people prejudiced against women?Some answers from research on attitudes, gender stereotypes and jud-

    gements of competence. European Review of Social Psycholog1-35.

    Eagly, A.H., Johannesen-Schmidt, M.C., y van Engen, M. L. (2003). Tformational, transactional and laissez-faire leadership styles: A analysis comparing women and men.Psychological Bulletin, 1569-591.

    Eagly, A.H., Karau, S.J., y Makhijani, M.G. (1995). Gender and the tiveness of leaders: A meta-analysis. Psychological Bulletin, 1125-145.

    Eagly, A.H., Wood, W., y Diekman, A.B. (2000). Social role theory odifferences and similarities: A current appraisal. En T. Eckes y Trautner (Eds.), The developmental social psychology of geMahwah: Erlbaum.

    Engen (van), M.L., y Willemsen, T.M. (2004). Sex and leadership sA meta-analysis of research published in the 1990s.Psychologic

    ports, 94, 3-18.Expsito, F., Glick, P., y Moya, M. (1998). Sexismo ambivalente: med

    y correlatos.Revista de Psicologa Social, 13(2), 159-169.Garca-Retamero, R. (2006). Identidad de gnero y nivel de aspirac

    profesionales en alumnos universitarios.Revista Mexicana de Psga, 23(2), 217-224.

    Garca-Retamero, R., y Lpez-Zafra, E. (2008). Atribuciones causalbre xito y fracaso y percepcin del liderazgo femenino. EstudPsicologa, 29(3), 273-288.

    Glick, P., y Fiske, S.T. (2001). An ambivalent alliance: Hostile annevolent sexism as complementary justifications of gender inequ

    American Psychologist, 56(2), 109-118.Glick, P., Larsen, S., Johnson, C., y Branstiter, H. (2005). Evaluatio

    sexy women in low and high-status jobs. Psychology of Women terly, 29(4), 389-395.

    Halpern, D.F. (2005). Psychology in the intersection of work and faAmerican Psychologist, 60(5), 397-409.

    Helgeson, V.S. (2002). The psychology of gender. Upper Saddle RNueva Jersey: Prentice Hall.

    Instituto Nacional de Estadstica (2010). Encuesta de poblacin aMadrid: Instituto Nacional de Estadstica (consulta 21 mayo, 2Accesible en: http://www.ine.es.

    Jost, J.T., Banaji, M.R., y Prentice, D. (Eds.) (2004). Perspectivism cial psychology: The yin and yang of scientific progress. WashinDC: APA Press.

    Lewin, K., Lippitt, R., y White, R.K. (1939). Patterns of aggressive vior in experimentally created social climates.Journal of Sociachology, 10, 271-301.

    Lips, H.M. (2003).A new psychology of women. Gender, culture and city. Nueva York: McGraw-Hill.

    Lpez-Zafra, E., y Olmo, S. (1999). Estereotipia de gnero y lidetransformacional en contextos de trabajo tpicamente femeninos.Rta de Psicologa Social Aplicada, 9(3), 53-71.

    Lpez-Zafra, E., Garca-Retamero, R., y Eagly, A.H. (2009). Congrude rol de gnero y aspiraciones de las mujeres a posiciones de lidgo.Revista de Psicologa Social, 24(1), 99-108.

    Lorenzo, M., Sola, T., y Cceres, M.P. (2007). El liderazgo femenino cargos directivos: un estudio longitudinal en la Universidad de Gr(1990-2005).Educacin y Educadores, 10(2), 177-194.

    Major, B., Barr, L., Zubek, J., y Babey, S.H. (1999). Gender and seteem: A meta-analysis. En W.B. Swann, J.H. Langlois y L.A.G(Eds.), Sexism and stereotypes in modern society. WashingtonAmerican Psychological Association.

    Martnez-Benlloch, I., y Bonilla, A. (2000). Sistema sexo/gnero, idades y construccin de la subjetividad. Valencia: Universitat dlncia.

    Messerschmidt, J.W. (2009). Doing gender: The impact and futuresalient sociological concept. Gender and Society, 23(1), 85-88.

    Morales, J.F., y Cuadrado, I. (2004). Teora de congruencia de rol dejuicio hacia lderes femeninos.Revista de Psicologa General y Ada, 57(2), 135-146.

    Morales, J.F., y Cuadrado, I. (2007). Algunas claves sobre el techo detal en las organizaciones. Revista de Psicologa del Trabajo y dOrganizaciones, 23(2), 183-202.

    Referencias

  • 7/26/2019 Laberinto de Cristal en El Liderazgo de Las Mujeres

    8/8

    LABERINTO DE CRISTAL EN EL LIDERAZGO DE LAS MUJERES 17

    Moskowitz, D.S., Suh, E.J., y Desaulniers, J. (1994). Situational influenceson gender differences in agency and communion.Journal of Personali-ty and Social Psychology, 66, 753-761.

    Moya, M., y Expsito, F. (2001). Nuevas formas, viejos intereses: neosexis-mo en varones espaoles. Psicothema, 13(4), 643-649.

    Moya, M., y Lemus, S. (2004). Superando barreras: creencias y aspectosmotivacionales relacionados con el ascenso de las mujeres a puestos depoder.Revista de Psicologa General y Aplicada, 57(2), 225-245.

    Munduate, L., Barn, M., y Luque, P. (1997). Styles of handling interperso-nal conflict: An observational study. Psicothema, 9(1), 145-153.

    OLeary V.E., y Flanagan, E.H. (2001). Gender and leadership. En J. Wo-rell (Ed.),Encyclopedia of gender. San Diego: Academic Press.

    Parsons, T., y Bales, R. (1955). Family, socialization and interaction pro-cess. Nueva York: The Free Press.

    Pratto, F., y Walter, A. (2004). The bases of gendered power. En A.H. Ea-gly, A.E. Beall y R.J. Sternberg (Eds.), The psychology of gender. Nue-va York: The Guilford Press.

    Quiles, M.N., Morera, M.D., Correa, A.D., Navas, M., Gmez-Berrocal, C.,y Cuadrado, I. (2008). El prejuicio hacia las mujeres: infrahumaniza-cin o infravaloracin?Revista de Psicologa Social, 23(2), 221-228.

    Recio, P., Cuadrado, I., y Ramos, E. (2007). Propiedades psicomtricas dela escala de deteccin de sexismo en adolecentes (DSA). Psicothema,19(3), 522-528.

    Rodrguez, Y., y Lameiras, M. (2002). Evaluacin del sexismo moderno eadolescentes.Revista de Psicologa Social, 17(2), 119-128.

    Rosener, J.B. (1990). Ways women lead. Harvard Business Review. Noviembre-diciembre, 119-125.

    Schein, V. (1973). The relationship between sex role stereotypes and requesite managerial characteristics.Journal of Applied Psychology, 5795-100.

    Sidanius, J., y Pratto, F. (1999). Social dominance: An intergroup theory of social hierarchy and oppression. Nueva York: Cambridge University Press

    Spence, J.T. (1999). Thirty years of gender research: A personal chroniclEn W.B. Swann, J.H. Langlois y L.A. Gilbert (Eds.), Sexism and stereotypes. Washington: American Psychological Association.

    Sullivan, C. (2006). Review of women and men in management. GendeWork and Organization, 13(1), 96-98.

    Tajfel, H. (1981).Human groups and social categories. Cambridge: Cambridge University Press.

    Tougas, F., Brown, R., Beaton, A., y Joly, S. (1995). Neo-sexism: Plus cchange, plus cest pareil. Personality and Social Psychology Bulletin21, 842-849.

    Vecchio, R.P. (2002). Leadership and gender advantage. The Leadershi

    Quarterly, 13(6), 643-671.West, C., y Zimmerman, D.H. (1987). Doing gender. Gender and Society1(2), 125-151.