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para los desechables

La tasa de homicidios enMedellín es 22 veces mayorque la de Estados Unidos,que ya son palabras mayo-res. Esta ciudad del norocci-

dente de Colombia se ha ganado a balay fuego el sobrenombre de metrallo,dado el extendido uso de metralletas.Tampoco hay que olvidar que en losaños ochenta perecieron en las callesde Colombia 50 mil niños: “toda unageneración se extinguió sin que nadieadvirtiera su ausencia: son los desecha-bles”. Apesadumbrado, el cineasta Víc-tor Garivia fue madurando esta reali-dad que volcó de un golpazo en 1998en La vendedora de rosas, una películadescarnada que deja al rojo vivo la granllaga de Colombia: los niños y niñas dela calle. Leidy Tabares, quien se interpre-ta a sí misma en el multipremiado filme,obtuvo el reconocimiento de la crítica,vivió por unas horas el glamour de lasestrellas y fue objeto de múltiples entre-vistas, pero su historia no es la de laCenicienta ni terminó con el happy endde las películas de Hollywood.

Leydi Tabares es hija de una alcohó-lica que engendró siete hijos de sietepadres diferentes. Cuando su madredescubrió que estaba embarazada en1981, influenciada por la boda de LadyDi, decidió bautizarla con ese nombre.A los cinco años, Leidy Tabares salió desu casa huyendo de los golpes e insul-tos para perderse en la calles deMedellín. Jamás fue a la escuela y suúnico refugio era el solvente, dormía enlas calles y a veces, cuando tenía dine-ro, producto de la venta de rosas enbares, podía alquilar un tugurio. Asívivió siempre hasta que a los 13 años,Gaviria la encontró para ofrecerle elpapel de Mónica.

La película triunfa, es aclamada enCannes y Leydi es designada mejoractriz, lo que de inmediato la convierteen el centro de las miradas y de lasentrevistas: “por primera vez me sentírespetada. A través de nosotros y de lapelícula, los niños de la calle deMedellín encontraron una dignidadque nunca se les había otorgado”, dijo aEl País Semanal (25/01/04).

La película sólo ledejó mil euros y algoque nunca se le acabará:la satisfacción de sentir-se reina por un día y tanpoderosa que habló defundar una corporación para ayudar aniños de la calle y a jóvenes prostitutas.Pero en cuanto se apagaron los reflecto-res que la siguieron en los festivales decine de La Habana, San Sebastián,Bratislava... volvió a la calle a venderrosas. Cuando algunos periodistasconocieron su situación, una cadenatelevisiva recaudó dinero entre losespectadores para ayudarla a comprar lacasucha miserable llena de humedad enla que vivía. Poco después se enamoróde otro hijo de la calle, pero el idilioacabó en tragedia: ella y su hijo presen-ciaron el asesinato de su compañero ensu propia casa.

Más tarde vino un ofrecimiento paraun pequeño papel en una telenovela.Seis meses después fue arrestada,acusa-da de haber pagado a un pistolero por elasesinato, el 26 de agosto de 2002, de

Oscar Galvis, un taxista de 44años, que Tabares asegura noconocer, y de robar el vehículoque conducía. Quien la inculpóaseguró que ella proporcionólos cuchillos a los adolescentes

que lo llevaron a cabo, aunque el fiscalsostuvo que la víctima murió baleada.

A sus 21 años Leidy, madre de doshijos, declaró tras su arresto domicilia-rio: “¿Por qué hizo eso el juez? Para darejemplo. Siempre llama a estos niñosde la calle los desechables. La sociedadles teme y les odia. Así que ¿qué mejorforma forma de vengarse de ellos quecastigar a la mujer que los simboliza,que con la película les devolvió la dig-nidad? (El País Semanal, Ibid).

A pesar de que el proceso estuvoplagado de contradicciones y que lasentencia fue apelada, el JuzgadoSegundo Penal del Circuito de Bello lahalló culpable de homicidio agravado yhurto calificado agravado y reiteró sucondena: 26 años de prisión. Ademásde que deberá pagar una multa porperjuicios materiales

� El feminicidio en Guatemalaalcanza las mil 102 muertes enlos últimos tres años, sinembargo las autoridades no hanimplementado acción algunapara prevenir el aumento decasos, lo cual genera impunidady estimula más casos de violen-cia, afirmaron dirigentes de laRed de la No Violencia contra laMujer de aquel país.

� A raíz de la aprobación enFrancia de la ley que prohibe eluso de símbolos religiosos–como la kippa judía y el hiyab(o velo) utilizado por las mujeresmusulmanas– dentro de lasescuelas, Amnistía Internacionalconsideró que la consecuenciamás grave de esta ley es “la dis-criminación contra las mujeresmusulmanas y la negación a suderecho de estudiar”, consideróJosefina Salomón, vocera de laorganización internacional.

� Demanda la Comisión Mexi-cana de Derechos Humanosinvestigar a autoridades queencubren a homicidas de 349mujeres en Ciudad Juárez. En sudiagnóstico sobre el feminicidioen esa ciudad, advierte quecomo factores estructurales, elnarcopoder y la cultura misóginahan promovido la impunidad enestos casos.

� Existe una sistemática violen-cia y desigualdad de géneroen México, señala el Diagnós-tico sobre la situación de losDerechos Humanos en México,realizado a petición del AltoComisionado de DerechosHumanos de la ONU. En su pre-sentación, el periodista MiguelAngel Granados Chapa advirtiódel rezago del estado mexicanoen la comprensión de los dere-chos de las mujeres.

� Las agresiones domésticasson un problema de saludpública, afirmó la directora delInstituto de las Mujeres del DF,Luz Rosales. Indicó que en 2003unas 40 mil mujeres agredidaspresentaron denuncia del pro-blema, pero éstas apenas repre-sentan el 10 por ciento del totalde mujeres afectadas, lo quehace un aproximado de 400 milcasos de agresiones de géneroen la ciudad de México.

� Sin democracia de género nopuede haber democraciaplena, afirman feministas al pre-sentar el libro Democracia degénero, una propuesta inclusiva.Silke Helfrich, directora regionalpara Centroamérica, México y ElCaribe de la Fundación HeinrichBöll, indicó que ello significa elestablecimiento de nuevos víncu-

los de poder entre mujeres yhombres a favor de relacionesmás horizontales y democráticas.

� El Parlamento de Mujeres deMéxico (PMM) debe reformarsu formato para salir de lacrisis por la que atraviesa,consideraron representantesde algunos organismos partici-pantes. A seis años de habersede instaurado este ejercicio dediálogo entre la sociedad civil yel Poder Legislativo las pro-puestas que han emanado deestos encuentros no han logra-do incidir favorable y efectiva-mente en la vida cotidiana delas mujeres que representan el54 por ciento de la poblaciónmexicana.

� Alrededor de mil mujeres les-bianas marcharon porsegundo año consecutivo enla Ciudad de México para rei-terar su rechazo hacia cual-quier forma de discriminacióne intolerancia. "Como mujeresvalerosas y no como víctimashemos vuelto a hacer nuestraslas calles para romper mitos yprotestar por el estigma socialque hay en contra nuestra",manifestó una de las organiza-doras

Información de Yssel Hernándezwww.jornada.unam.mx/suplementos

Vea en nuestrositio de Internet:A

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Una foto que habla por casitodas las mujeres del mundo.Una mujer musulmana con supequeña niña manifiestanabiertamente su solidaridadcon las víctimas del atentadoque realizó la organizaciónterrorista Al Qaeda en Madrid.Foto: REUTERS

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Sus movilizaciones de resistencia civil, ejemplo para el mundo

Ruta Pacífica: la Colombia que quieren las mujeres� Las mujeres son clave para alcanzar la paz y acabar con la guerraG

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Corría el año ’96. Para entoncesColombia ya estaba devastadapor una guerra que lleva déca-das de combates cuyos princi-pales protagonistas son varo-

nes: guerrilleros, paramilitares y soldadosdel ejército. Mujeres de distintos sectoresde la sociedad, como respuesta al reguerode sangre y destrucción, crearon un movi-miento tan amplio y aglutinante, que sehizo oír en todos los rincones del país. LaRuta Pacífica de Mujeres Colombianas nacióno sólo para buscar una alternativa de reso-lución al conflicto armado, sino tambiénpara hacer visible a la sociedad colombianay al mundo el exterminio sistemático al queson sometidas las mujeres de aquel país.

“Desde nuestras movilizaciones quería-mos ser solidarias con esas cientos de

madres a las que les habían asesinado susmaridos, hijos e hijas; mujeres que habíansido violadas por paramilitares o asesinadascomo consecuencia del fuego cruzadoentre distintos bandos armados; secuestra-das para ejercer la prostitución forzadaentre grupos guerrilleros; obligadas a con-trolar la natalidad; a abortar; a desplazarsede territorios”, dice María Eugenia Sánchez,colombiana, socióloga, feminista, de 50años, integrante del comité de coordina-ción de la Ruta, impulsora del proyectodesde sus inicios y trabajadora de La Casade la Mujer, una de las más de 320 organiza-ciones no gubernamentales (ongs) queintegran este movimiento.

Cómo nació el proyectoLa idea de crear la Ruta Pacífica surgió porun lado, a petición de las comunidades másafectadas por la guerra y por otro, por lainquietud de varias activistas. “Necesitá-bamos unirnos contra el oprobio de un sis-tema patriarcal que nos trata como víctimasy botín de guerra –expresa Sánchez–. Unatarde de 1995, en medio de un café, soña-mos que muchas de nosotras podíamosextender un grito de resistencia pacífica enlos territorios más castigados por el conflic-to”. La sincronía no se hizo esperar: el 25 denoviembre –fecha que se conmemora el díade la no violencia contra la mujer– del 96,más de mil mujeres provenientes de todo el

país realizaron una caravana hasta Urabá,situado en la región de Antioquia. Un añoantes, las ongs feministas y de derechoshumanos habían recibido el reporte de queen por lo menos una población de Urabá,alrededor de un 95 por ciento de mujereshabían sido víctimas de violaciones.

¿Por qué llamarla Ruta Pacífica? Susorganizadoras consideran que, por un lado,movilizarse hacia los sitios más castigadospor la guerra paraliza o detiene las accionesviolentas entre los distintos protagonistasdel conflicto. Esa recuperación simbólicapermite, además, la creación de un corredorhumanitario para poder llegar a la región,luego se recaba información y se denuncianlas violaciones cometidas a los derechoshumanos, se presta solidaridad y ayuda a lapoblación civil y se cristaliza el pedido deauxilio de las campesinas y las víctimas de laguerra.

Las marchas se sucedieron año tras añohasta alcanzar un nivel de convocatoria ypopularidad sin precedentes, el 25 de juliode 2002. Leonora Castaño y María EugeniaSánchez coinciden: “40 mil mujeres detodos los rincones del país nos juntamos enla Plaza de Bolívar, Bogotá. Negras, mesti-zas, indígenas, afrocolombianas, campesi-nas, amas de casa, trabajadoras, profesio-nales y hasta hombres se sumaron al gritode: ‘A la guerra las mujeres oponemos laresistencia activa no violenta’”.

En aquel momento histórico la Rutahizo una petición pública al entonces presi-dente electo, Álvaro Uribe, a través de unmanifiesto, en el que rechazaba que lasmujeres fueran reclutadas para la guerra.

“En la actualidad, casi el 30 por ciento delejercito y la guerrilla están integrados pormujeres, pero la mayoría de ellas han sidoobligadas a ingresar a sus filas”, advierteSánchez. También expresaron su rechazo avestirse con prendas militares; su oposicióna que el servicio militar sea obligatorio; y apagar impuestos para la guerra cuando éstalo único que ocasiona es más pobreza, enun país en el que de 40 millones de habi-tantes, 26 millones son pobres.

El 25 de noviembre pasado, más detres mil mujeres se movilizaron hasta laregión del Putumayo, departamento consi-derado en “ruinas” por los efectos de lafumigación practicada a gran escala parafrenar los cultivos de coca entre los años2000 y 2002. Las fumigaciones han provo-cado un desastre ecológico, desplaza-mientos de campesinos, desempleo yaumento de la pobreza. “Lo notable es queen situaciones de esta naturaleza, las quesalen a enfrentar la tragedia, las que deci-den liderar el desplazamiento son lasmujeres”, dice Sánchez.

El hostigamiento ¿del gobierno?Entre las violaciones a los derechos huma-nos sobresalen los desplazamientos forzo-sos, siempre ocasionados por intervencio-nes armadas que involucran a ejércitoslegales, ilegales, paramilitares y la guerrilla.La Ruta denuncia que los paramilitares sonlos que más generan desplazamientos yque el gobierno actual no busca una alter-nativa negociada. Leonora Castaño aclara:“sucede todo lo contrario, Estados Unidos,con Bush a la cabeza, y España, con el

gobierno saliente, han apoyado la militari-zación de Colombia”.

Sánchez sostiene que la población civilestá indefensa ante el atropello del poderejecutivo. “Proliferan los allanamientos sinorden previa, las detenciones arbitrarias sinrespeto del derecho de habeas corpus, inter-venciones de teléfonos sin orden judicial. Alfinal somos objeto de persecuciones y hosti-gamiento aquellas que defendemos losderechos humanos”. En diciembre pasado,en la institución donde trabaja Sánchez, LaCasa de la Mujer, cuatro hombres armadosentraron a sus oficinas y se llevaron cincocomputadoras con información que conte-nía proyectos institucionales y datos de lasorganizaciones y líderes con las que trabaja.

La Ruta entendió que este acto es “unefecto de la política de seguridad democrá-

tica y el Estatuto Antiterrorista, que coloca alas organizaciones que trabajamos por losderechos humanos, en este caso, los dere-chos de las mujeres, bajo sospecha ”. Elmovimiento se solidarizó con esta ong, hizoun llamamiento a la comunidad nacional einternacional y exigió al gobierno colombia-no la investigación de los hechos.

El futuro esperanzadorA finales de julio de 2004 se celebrará elEncuentro Internacional de Mujeres contra laGuerra, auspiciado y organizado por la RutaPacífica. Asistirán feministas y activistas dediversas partes del mundo. En dicho marcose debatirán estrategias de trabajo para des-militarizar zonas de conflictos armados.

La próxima cita de la Ruta se celebrará,como cada año, el 25 de noviembre. Lasmás de 300 organizaciones que la integranviajarán a la región del Choco. Sánchez con-cluye: “Cada día que pasa se suman nuevasprotagonistas al movimiento. Cuando nospreguntan cuál es nuestra fórmula de éxitoen la convocatoria, respondemos que laguerra nos ha hecho más vulnerables perotambién más fuertes. Las que participamosen la Ruta sabemos que el individualismono sirve para nada. No hay forma de super-vivencia que no sea la colectiva. Por esoapostamos por la paz, por eso seremos lasprotagonistas del cambio que tarde o tem-prano llegará a Colombia”

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guerra”, proclaman en sus marchas

por los territorios más castigados por el

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na. La rescatamos de un municipio controlado. Nora está exiliada en Uruguay ytodavía no se ha recuperado del daño emocional y físico sufrido. Pero Nora tiene

una fuerza impresionante. Aun después del horror que había padecido, antesde salir de Colombia sacó fuerzas para dejar organizado el trabajo en el

departamento que ella representaba. Organizamos un taller desdedonde armamos estrategias para luchar contra las amena-

zas y violaciones a los derechos humanos de losparamilitares. Nora animó a otras mujeres a conti-nuar la lucha.

— ¿Por qué el secuestro de Nora CeciliaVelásquez también era un mensaje para usted?

— Porque nosotras presionamos y pedimosvehementemente al gobierno que cesen los enfren-tamientos armados y que se respeten los derechoshumanos, totalmente avasallados en esta guerra. Enlas sesiones de interrogatorios a las que Nora fuesometida, la indagaron permanentemente sobre miparadero. Después de que ella apareció con vida yregresó a Bogotá, empezó una campaña brutal deamenazas contra mí. Me llamaban todo el tiempopor teléfono y me amenazaban de muerte.Casualmente me llamaban a los celulares que mehabía dado el ministerio del interior para mi protec-ción. En ese momento estaba viviendo con mi fami-lia en un barrio al sur de Bogotá. Pero desde juliohasta diciembre pasado, fecha en la que dejé

Colombia, tuve que esconderme como en cinco o seis partes diferentes. Afortunadamentehay mucha gente que nos quiere. Me dieron cobijo en varias casas: de compañeras, gentede otras organizaciones, diplomáticos. La Comisión Colombiana de Derechos Humanosllegó a la conclusión de que debía abandonar el país junto a mi familia. Después de tres añosde amenazas constantes llegaron varios mensajes en los que me decían que iban a matar amis hijos y a mi compañero. Hasta allí llegó mi resistencia. Pero antes dejamos lista la orga-nización con nuevos equipos de tarea. Conseguimos que brigadas internacionales de paz sequedaran custodiando el trabajo de ANMUCIC.

La enseñanza de su madre— Después de que usted abandonó el país ¿cesaron las amenazas contra sus compañeras?— No, para nada. A finales de febrero detuvieron en Bogotá a otra de nuestras líderes,Felina González. La golpearon y la presionaron para que diera mi paradero. También estáel caso de Blanca Nubia Díaz, una mujer a la que tenemos resguardada en Bogotá desdehace dos años porque le asesinaron a su hija, de 17 años, después de haber sido secues-trada y violada por los paramilitares. Tuvo que huir porque la amenazaron con matar alresto de sus hijos si denunciaba el asesinato de su hija. En medio de todo este dramahemos seguido haciendo este trabajo. Nuestro principal objetivo es pasar de ser mujeresdesplazadas a ciudadanas plenas. Logramos dejar dos grupos importantes de mujeres enposesión de fincas conseguidas a través de la reforma agraria, con sus proyectos andando.También conseguimos que varias líderes amenazadas contaran con programas de protec-ción y acompañamiento de brigadas. Esto me reportó una mínima tranquilidad para podersalir del país.

— ¿Los paramilitares cuentan con la protección del gobierno del presidente Uribe?— Nosotras le dijimos al gobierno que llevara a la mesa de negociación el problema de

los hostigamientos y la violación de los derechos humanos contra las mujeres pero jamáshubo respuesta. El gobierno sigue negociando con unos paramilitares que no han cumpli-do con el cese de hostilidades a la población civil. Los paramilitares han asesinado a 800personas sólo en el 2003, después de pactar una negociación con el gobierno. Hemosdenunciado esta situación a Naciones Unidas. En los últimos tres años han ido seis relato-res de la ONU, con todos nos hemos entrevistado y hemos hecho la denuncia de lo queviene sucediendo con ANMUCIC. Estuvimos en Washington en octubre pasado y el casofue presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que dio al gobier-no una recomendación para que aplicara medidas cautelares en la defensa de ANMUCIC.Las medidas cautelares no han dado resultado. Si es necesario, llevaremos el caso a la CorteInternacional de La Haya, aunque nos lleve cinco años la demanda.

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No tiene reparos en denunciar las graves violaciones a los derechos humanosque sufren las mujeres colombianas que trabajan por resolver el con-flicto armado a través del diálogo, la convivencia pacífica y el aban-dono total de las armas. Tampoco le importa estar enfrentada a lapolítica del gobierno presidido por Álvaro Uribe, a quien acusa de

haber recrudecido la crisis y de haber militarizado amplios sectores de lasociedad civil.

Leonora Castaño, colombiana, de 47 años, es una luchadorasocial nata, pero ella prefiere decir que sólo es una campesi-na. Su virtud consiste en haber multiplicado en cientos demiles de espejos la convicción de que las mujeres tienen elmismo derecho que los hombres a poseer la tierra. Y esaconvicción ha llegado tan lejos en su país, que de la nada,junto a otras mujeres, hace dos décadas encabezó la cre-ación de ANMUCIC (Asociación Nacional de MujeresCampesinas, Negras e Indígenas de Colombia), una orga-nización gremial de género y de servicio social, integradapor alrededor de 100 mil mujeres de todas lasregiones, que ha logrado desde el reconoci-miento de los derechos de las campesinasa la titularidad de la tierra, hasta la modi-ficación de leyes agrarias a favor de lasmujeres.

La lucha, lejos de casaSu liderazgo horizontal, honesto y des-provisto de intereses personales, la han convertido en peligrosa para los sectores que “noquieren ver a una Colombia unida en un proyecto de nación, ajena al narcotráfico y a lacorruptela gubernamental”. Debido a las constantes amenazas de muerte que veníasufriendo desde hacía tres años, tuvo que abandonar su país. Hoy por hoy extrañaColombia. Desde diciembre pasado reside en Alicante, España, gracias a un programa deprotección para defensoras y defensores de derechos humanos, patrocinado por AmnistíaInternacional. Triple Jornada la entrevistó en su nuevo hogar temporal, que comparte consu compañero y sus dos hijos, Luis Carlos, de ocho años, y Miguel, de cinco.

— ¿Cuál es la situación actual en Colombia?— La situación sigue siendo grave. La guerra que venimos padeciendo ha provocado

una reconcentración de la tierra y de la riqueza. Después de muchos años de reformasagrarias, hoy, por vía de desalojos de familias, hay nuevos propietarios de campos, princi-palmente grandes latifundistas y narcotraficantes. Cuando se inició el proceso de reformasagrarias, hace 40 años, el índice de concentración de la tierra era de un 80 por ciento. Hoyes del 87 por ciento. En ese sentido ha habido una regresión ya que los desalojos han pri-vado a familias y a mujeres de ejercer sus derechos de propiedad. Existen tres millones dedesplazados, casi todos campesinos, de los cuales, el 79 por ciento son mujeres, niños yniñas.

— ¿Qué tipo de hostigamientos y violaciones a los derechos humanos han sufrido lasmujeres de ANMUCIC?

— Uno de los reportes que hemos hecho relata el drama de las más de siete mil muje-res de nuestra organización que han sido desplazadas y obligadas por los paramilitares, elejército o la guerrilla a abandonar sus tierras. En los últimos años nos han asesinado 35mujeres líderes, 31 a manos de grupos paramilitares, dos de ellas por el ejército y otras dospor la guerrilla del norte de Santander. Nos desaparecieron el año pasado dos mujeres; lahija de una de ellas, que es actualmente una de las líderes regionales de Cundinamarca,acude a cuanta fosa común aparece para ver si encuentra el cuerpo de su madre.

— Amnistía Internacional envió a mediados del año pasado un documento al presi-dente colombiano, Álvaro Uribe, en el que solicitaba protección para la dirigencia deANMUCIC ¿A raíz de qué situación se hizo tal petición?

— Fue después del secuestro de Nora Cecilia Velásquez, nuestra vicepresidenta, quedesapareció el 21 de julio pasado. Gracias a nuestra acción inmediata logramos presionaral gobierno para que esta líder reapareciera con vida. Los paramilitares la entregaron des-pués de tres días en condiciones espantosas: Nora había sido torturada y violada por seishombres. Uno de ellos es un personaje de la inteligencia militar muy conocido enColombia, Luis Arturo García. Actualmente sus torturadores y violadores están libres. Elmensaje del secuestro fue contra la dirigencia de ANMUCIC y en especial contra mi perso-

Salió de su país luego de tres años de amenazas

“No vamos a detenernos hasta conseguir la paz”: Leonora Castaño,, líder campesina colombiana� Preside ANMUCIC, organización que aglutina a 100 mil mujeres y es parte de la Ruta Pa

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— ¿Cuándo nació en usted el interéspor trabajar a favor de las mujeres?

— Mi mamá, Ana Felisa Cano, quemurió hace dos años, era una líder natural.Yo vengo de una familia campesina muypobre , de 14 hermanos (dos de ellosmurieron víctimas del conflicto armadohace casi una década). Mi madre no tuvooportunidad de estudiar pero sí tuvo unasconvicciones muy claras de lo que es lasolidaridad. En la comunidad donde ellavivía era la persona encargada de la salud.Allí llegaban todos los enfermos de la zonapara que ella los curara, allí se celebrabanlas navidades para los niños más pobres,allí se recolectaban regalos, allí, dos vecespor año, se hacían las fiestas más grandes afavor de los niños humildes. Crecer al ladode una mujer como ella, con su ejemplo,me dio mucha fuerza. Yo fui al colegiohasta segundo de primaria. Desde niñame tocó trabajar y ayudar a mi papá y a mimamá en las tareas del campo, por eso mesiento campesina. Pude validar la primariaa los 17 años y después estudié en un ins-tituto que formaba líderes campesinas. Alos cuatro meses de formación supe quemi principal interés era trabajar por lasmujeres. Inmediatamente me vinculé a laANUC (Asociación Nacional de UsuariosCampesinos), la organización agraria másimportante en aquel momento. Empecéen el 78, y en el 79 me nombraron titularde la Secretaría Femenina Nacional de esaorganización. Unos años más tarde sufríuna gran decepción: cuando pude alcan-zar un puesto de poder me pidieron quedejara de ocuparme de las mujeres y quetrabajara con otros temas. Por eso, en el84 formé una agrupación de mujeres. Enel 86 conseguimos la personería jurídicade ANMUCIC y en ese proceso apoyé aotras líderes para que me acompañaran enla dirección. Fortalecimos el trabajo y en el87 me nombraron presidenta de la organi-zación.

Feminismo Práctico— ¿Cómo lograron que 100 mil mujeresintegraran ANMUCIC?— Nosotras tenemos una consigna: cuan-do las mujeres se acercan y nos pidensumarse a nuestro trabajo, no les pregun-tamos acerca de su ideología, ni su prefe-rencia religiosa, ni a cuál etnia pertene-cen. Por eso es que ha funcionado tantoel trabajo con las mujeres indígenas y lasmujeres afrocolombianas. De cuatro añosa esta parte, paralelamente al hostiga-miento, aumentó la solidaridad hacianosotras. Hay una organización de muje-res profesionales denominada “MaríaMaría” que se creó con el único objetivode ayudar a ANMUCIC y así otras organi-zaciones se han sumado a nuestro movi-miento.

— Entonces ¿ha sido clave la uniónde tantas mujeres en este proceso de pazque proponen?

— Creo que es definitiva la unión ysolidaridad entre las mujeres. No sólo enColombia. El mundo sería distinto si granparte de las mujeres que lo integramosfuésemos unidas y solidarias. Tengo espe-ranzas y sueños de que las mujeres sea-mos fundamentales para lograr la paz yacabar con el conflicto armado colombia-no. Está claro que este problema no sesoluciona con las armas.

— ¿Se considera feminista?— ...No sé muy bien qué es el feminis-

mo. Después de más de 20 años de tra-bajar por los derechos de las mujeres, nosé si soy feminista. No me lo he pregunta-do. He hecho las cosas por las mujeres yya. Pero, claro, viéndolo desde ese lado,creo que soy feminista. Pero quizás elfeminismo al que pertenezco es práctico.Apuesto por las mujeres aunque no leasobre teorías feministas y lo voy a hacerhasta el día que me muera �

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� Propone desmilitarizarColombia y crear políticasque protejan a lascampesinas, “las más castigadas” por el conflicto.

Políticas de exterminioLeonora Castaño teme que detrás de las violaciones a los derechos humanosque sufren las mujeres de su país “hayan políticas de exterminio encubiertas”.Ellas son víctimas de un holocausto silencioso y aterrador,“víctimas de los ejér-citos patriarcales de guerrilleros, paramilitares y del Estado mismo” según laRuta Pacífica. Estos son sólo algunos de los atropellos que padecen día tras día:

— Les aplican toques de queda en territorios controlados por alguno de losprotagonistas del conflicto (horarios para circular públicamente). Se las acosapsicológicamente y las torturan cuando intentan desplazarse con libertad. Aprincipios de este año, una líder de la Organización Femenina Popular fue rete-nida por paramilitares porque no lucía como una mujer “decente y recatada”: lecortaron el pelo y le quemaron los pies.

— Les imponen un tipo determinado de vestimenta, en algunoscasos, aunque no pertenezcan a ningún ejército, deben usar ropamilitar.

— Las obligan a reclutarse en los ejércitos de uno u otro bando.— Las desplazan de sus territorios por la fuerza.— La guerrilla secuestra mujeres, las obligan a tener uno o varios

compañeros sexuales y a ejercer el control de la natalidad o a abortar.— A líderes, activistas y mujeres comprometidas con los derechos

humanos las vigilan, intervienen sus teléfonos, las amenazan demuerte, amenazan con matar a sus hijos e hijas. En casos extremosasesinan a alguno de sus hijos o hijas y luego amenazan con tomarmayores represalias si la madre denuncia el asesinato.

— Los paramilitares violan sistemáticamente a mujeres de poblacio-nes que controlan.

— Las obligan a prostituirse. También utilizan la violación tumul-tuaria como elemento de tortura con activistas y líderes secuestradas.

— En los últimos años, según María Eugenia Sánchez, de La Casade la Mujer, se han reportado casos de mujeres que han sido asesina-das con saña: les han abierto sus vientres y les han quitado sus órga-nos sexuales. “Pero no hay estadísticas que nos permitan corroborarestos datos —denuncia—. Tampoco tenemos reportes de las desa-parecidas, que son muchas. Como si esto fuera poco, el protocolo demedicina forense colombiano no está adherido al protocolo interna-cional y no siempre se les hace un examen a las fallecidas por causasviolentas, en el que conste si ha sido víctima de violación. Así quetampoco sabemos con exactitud cuantas de las mujeres que aparecenasesinadas todos los días, también han sido violadas”.

— Según datos del Instituto de Medicina Legal de Medellín, por lomenos cuatro mujeres son asesinadas diariamente en esa ciudad, dosde las cuales son además violadas; ocurren otras 16 violaciones sexua-les diarias, sólo cuatro son denunciadas y sólo una llega a la justicia.

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Espinosa niega acusaciones de legisladoras y consejeras

Denuncian feministas partidización y autoritarismo en Inmujeres� Cierre de espacios a favor de los derechos de las mujeres: Hernández

La ratificación de Patricia Espinosa al frente delInstituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) pro-vocó una serie de inconformidades entre feminis-tas,consejeras de esa institución y organismos civi-les que habían solicitado al presidente Vicente Fox

en un desplegado que no la ratificara (La Jornada, marzo 3-2004). Entre las razones para tal petición, varias coinciden enseñalar –en entrevistas por separado– la “ola de anomalías”que se vienen dando en ese organismo, como irregularidadesfinancieras, tráfico de influencias, contratación de personaspertenecientes a los Legionarios de Cristo, despidos injustifi-cados, entre ellos el de 26 operadoras/es de la línea telefónica“Vida sin Violencia”.

La presidenta del Inmujeres, en entrevista con TripleJornada, lo niega y aclara que no existe malversación de fon-dos ni malos manejos de recursos ya que siempre se han ren-dido cuentas claras a los órganos de control. Desde su crea-ción, hace tres años, dice, ha estado abierto a cualquierauditoria externa o interna y se ha comprobado que maneja elpresupuesto con transparencia, eficacia y legalidad; aseguraque las 26 orientadoras/es despedidas no eran empleadas deese organismo sino prestaban sus servicios a una compañíaconsultora.

Ana María Hernández, consejera de Inmujeres, mencionaque el presidente de la República no esperó los resultados delParlamento de Mujeres de México para ratificar a PatriciaEspinosa. Asegura que a las consejeras no les correspondedecir si hay o no delito, “lo que sí nos toca es exigir que los pro-cedimientos iniciados tanto a nivel interno como externo seconcluyan”.

Para las consejeras y algunas legisladoras de oposición, elinstituto ha incumplido varias de sus metas planteadas en elPrograma Nacional de Igualdad de Oportunidades y noDiscriminación contra las Mujeres (PROEQUIDAD).

El organismo, creado en 2001 con el fin de impulsar laigualdad de género, enfrenta desde hace más de un año pro-blemas administrativos y la salida de más de la tercera partede su personal, así como el congelamiento y la cancelación devarios de sus programas. Las diputadas perredistas MartaLucía Micher y Marcela Lagarde, entregaron a la prensa docu-mentos en los cuales, según ellas, se comprueba la mala ges-tión administrativa de la funcionaria, que, dijeron, afecta lasactividades y los programas que el organismo debe desarro-llar a favor de las mexicanas. También la constructora TallerCinco acusó a la funcionaria de alterar el presupuesto e incum-plir contratos para la remodelación de la sede del instituto.

El 15 de marzo el Inmujeres publicó un desplegado endonde aclara que en días anteriores “algunas legisladoras yconsejeros de oposición han confundido a la sociedad condeclaraciones infundadas a los medios sobre supuestas irre-gularidades administrativas ´muy graves´ en el InstitutoNacional de las Mujeres basados en informes incompletos delos años 2001 y 2002. Se trata de la misma información falsaque se ha estado filtrando a los medios desde hace meses yque se ha caído por su propio peso”.

La consejera Ana María Hernández, luego de presentar a laComisión de Equidad y Género de la Cámara de Diputados elanálisis del Consejo Consultivo de Inmujeres a las iniciativasde ley de dicha institución, rechazó que sean sociedad civil deoposición, “la sociedad civil que nos hemos expresado a tra-vés de los consejos somos plurales, no estamos a favor delsilencio cómplice, nos parece un término más bien partidista”.

El PAN, El PRI y el PRD, cada uno por su lado, presentaron,

en su momento, sendas iniciativas para reformar la Ley deInmujeres. De acuerdo con Olimpia Flores, consejera de eseorganismo, tanto la del PRI como la del PRD contemplan unavisión que corresponde a la necesidad y a la tendencia que vateniendo el curso de la administración pública federal, enbusca de pluralidad, de democracia y de vinculación de la ciu-dadanía con la institución del poder público. En tanto, la delPAN “comprime” la participación ciudadana, pretende des-aparecer el consejo social, propone que la presidenta del ins-tituto presida también la junta de gobierno. “El dilema queenfrentamos consiste en optar entre un modelo de instituciónpública eficiente, democrático o un modelo institucionalautoritario”.

Para Olimpia Flores, la inconformidad por la ratificación dePatricia Espinosa, “no es un asunto de las feministas en su con-tra, porque las feministas la elegimos, supusimos que podía-mos tener una alianza con ella para saber cuáles eran los már-genes de acción conjunta y resultó que llegando al puesto sele confundió su cabeza, se barrió, se partidizó”.

En tanto, para la titular del Inmujeres, la inconformidad esparte de los procesos democráticos, “es natural que en unasociedad donde hay libertad para expresarse, para disentir,pues que se escuchen estas voces, es válido y sano, lo impor-tante es redoblar esfuerzos, buscar y construir estas alianzasestratégicas y fortalecer las relaciones, porque el objetivo porel que estamos aquí es ayudar a cambiar la situación de lasmujeres de México, independientemente de posiciones, cre-encias y partidos”.

Ana María Hernández, integrante también del Consorciopara el Diálogo Parlamentario y laEquidad, señala que el instituto no halogrado consolidar un equipo de tra-bajo fuerte por la falta de capacidad yla rotación constante de personal,tanto de base como operativo.“Patricia no logra sumar sino imponer;en muchos de los casos mujeres bri-llantes como Laura Salinas, MargaritaVelásquez, Teresa Inchaústegui, quefueron directoras, en otros lugareshan funcionado perfectamente bien,salieron de ahí desgastadas”.

La experiencia de Laura SalinasBeristain “fue muy desagradable, mispropuestas no se tomaban en cuenta,mi capacidad de interlocución pluralno se veía bien y era motivo de sos-pecha… gran parte de mis proyectos,inclusive ya avanzados,que respondí-an al cumplimiento del PROEQUI-DAD, se guardaban en un cajón. Salípor eso, diciéndolo en la renuncia: nose me dejó trabajar y no se me dejódialogar con las ONGs, los institutosen los estados y todas las instanciascon las que me tocaba tratar”.

Patricia Espinosa asegura al res-pecto: “nunca he dejado de recono-cer la capacidad de estas personas, lalicenciada Laura Salinas renunció yfueron sus decisiones personales ycon la doctora Inchaústegui fue lomismo, ahí está documentado, son

personas valiosas pero el instituto no fue el lugar adecuado”.Por su parte, Azucena Ojeda ex orientadora de la línea

“Vida sin violencia”, señaló que es “inaudito y tristemente para-dójico que en este instituto que se erige como defensor de losderechos de las mujeres y agente de cambio para eliminar laviolencia hacia las mismas, se humillen y pisoteen los dere-chos humanos y laborales”.

Laura Salinas comenta que los grupos de mujeres feminis-tas esperan que el Inmujeres haga un trabajo de género,como lo obliga la ley, “están indignados porque no lo hay,por-que no existen avances en la transversalización, porque nohay gestión democrática, porque no se permite una partici-pación social plural, porque no se los respeta. Pero no son losúnicos; hay grupos de mujeres conservadoras que están tam-bién quejándose de lo que ahí pasa, los institutos de la mayo-ría de los estados se sienten maltratados, relegados, se quejande que no se les avisa de los programas en sus entidades, deque no hay respeto al federalismo”.

Para Ana María Hernández, el instituto, cada vez más, haido cerrando los espacios para posiciones progresistas a favorde los derechos de las mujeres, “hay una incongruencia por-que el instituto no fue creado para retroceder sino para trans-versalizar la perspectiva de género, el Inmujeres es un órganonormativo. En tanto, Patricia Espinosa asegura que “no hayposiciones ni religiosas, ni ideológicas, ni partidistas”.

Al cierre de esta edición, las diputadas de la Comisión deEquidad y Género de la Cámara de Diputados habían citado ala presidenta de Inmujeres para analizar la problemática por laque atraviesa ese organismo

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C.En memoria de Teresa Zamora de Barragán

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Ultimo disco de Tere Estrada

Lotería de pasiones, un ¡ya basta! a losmiedos de las mujeres de closet� Lo esencial es estar satisfechas con nosotras mismas� Seguirá definiendo al rock su espíritu libertario, dice

En un afán por reivindicar el dere-cho a hablar de las mujeres queella llama “de clóset”, la cantau-tora Tere Estrada decide una vezmás sacar su voz para transfor-

mar su entorno haciendo un retrato lúdico yrítmico de personajes urbanos, cuyas vidas,no por difíciles, son trágicas.

Con motivo del lanzamiento de su quin-ta producción discográfica, titulada Loteríade pasiones (P&P, 2003), la también guitarris-ta habla del juego de la vida, donde lo másimportante no es ganar o perder, sino sen-tirla y vivirla.

“Creo en la frase que dice ‘por sus obraslos conoceréis’, y por eso, como composito-ra y ejecutante, mis discos son mis hijos, sonellos los que hablan por mi”.

Y Lotería de pasiones expone una mezclaecléctica de ritmos que van del blues al rockprogresivo, pasando incluso por el reggae yun dixie-danzón. En él también se pone demanifiesto que la carrera de quienes defien-den al rock –en cualquiera de sus vertientes–es un ejemplo de perseverancia.

— ¿Perseverar en la forma y fondo o úni-camente en alguna de ambas cualidades?

— Creo que en las dos cosas. Hay genteque sí tiene contenido en lo que canta y hayquien tiene el estilo, pero sin contenido; ypara cualquiera de las dos modalidades haypúblico que se identifica con él. Lo que hacambiado en este aspecto es la apertura dela industria hacia el rock hecho en México,que si bien por un lado es bueno, tambiénva conformando figuras carentes de todoun proceso formativo que te da la experien-cia de tocar en vivo todo el tiempo, de nego-ciar con los músicos para conformar unabanda... lo que seguirá definiendo al rockcomo forma y fondo es su espíritu libertarioque no está cortado o manipulado.

Lo importante como músico y comoartista –señala– es que tengas arraigo en lagente a través de las presentaciones endirecto. Y no necesariamente en grandesfestivales o foros, sino en el oficio de estartocando en un escenario.

A lo largo de 16 años de carrera musical,Tere Estrada ha realizado giras en Europa,donde incluso también presentó su libroSirenas al ataque –cuya segunda ediciónapareció el año pasado–, pero aún así man-tiene muy clara la importancia de seguirabriendo espacios de difusión para sunuevo material, que bajo el sello indepen-diente de P&P tiene distribución a nivelnacional.

En los trece temas del disco, la “fotógra-fa de canciones” retrata personajes citadi-nos que se confrontan con sus desencuen-tros existenciales o gozan de sus encuentros

vitales. Es así que en Lotería de pasiones sedan cita mujeres y hombres en construc-ción de sus destinos, cuyos excesos muchasveces los consumen o por el contrario des-cubren ante sí la oportunidad de renacer desus cenizas.

Las historias, en su mayoría de figurasfemeninas, hablan de la joven enamorada,de la adulta rebasada por los años, de aque-lla otra compradora compulsiva que buscasin éxito llenar un vacío emocional... Otrospersonajes que juegan asimismo en estalotería, que dependiendo de su suerte pare-cen a su vez jugar serpientes y escaleras,son el cocainómano, el irremediable hom-bre seductor o el traficante de menores.

Sin embargo, por más sombría que seala suerte de todos y cada uno de ellos, lacompositora otorga a estas realidades unaparte amorosamente creativa y divertida:“sí, podemos reír de estos personajes y denosotros mismos, porque la vida sin humorno sirve... la vida en sí misma es un juegodonde a veces ganas o pierdes”.

Y en el juego que a Tere le ha tocadodentro de la música está lo que ella llama“racismo musical”, donde músicos popula-res y clásicos están peleados entre sí; dondeal rock mismo, además de ser un ritmo deculto sujeto a un sin límite de fusiones, lohan convertido en un producto comercial. Aeste respecto acepta con agrado que con estaapertura comercial las mujeres paulatinamen-te ocupan mayores espacios no nada máscomo intérpretes sino como compositoras.

Sin embargo, ella además de cantautoraes su propia manager (representante), lo cualle ha hecho conocer la industria de la músicamás a fondo: la pelea es continuar ganandoespacios de difusión para produccionesindependientes no sólo a nivel nacional.

Hay que buscar los foros convenientespara difundir el trabajo de manera más seriay profesional: “antes llegué a tocar en todoslados sin que me pagaran porque lo impor-tante era la promoción del disco, pero aestas alturas del partido prefiero ser másselectiva de los lugares donde toco, que elsitio tenga buen audio para que la gentepueda escuchar sin broncas”.

Mujeres de clósetCuando Tere Estrada escribió el libro Sirenasal ataque, llenó un vacío en la historiografíade la música al hacer visibles los nombres yrostros de las mujeres involucradas en larealización de rock en México desde ladécada de los años cincuenta.

Ahora, en Lotería de pasiones tambiénrescata la voz de aquellas mujeres que porinercias culturales viven en el silencio auto-censurando su derecho a opinar y hacer. Enla canción “Sirena hechicera” enarbola laautonomía femenina: “al tipo de mujer que síqueremos ser, soberanas con nuestro cuerpoy nuestros sentidos. Con la voz puedes trans-formar tu entorno no solamente al cantar,sino con la voz que dice, que no se calla.

“La voz puede ser poderosa cuando lausamos. Y es que a veces no lo hacemos, a

veces somos como mujeres de clóset, por-que en el baño podemos ser muy guerreras,pero al momento en que debemos negociarcon la pareja, con el trabajo o con los hijosnos callamos y nos sentamos. Ya basta detener miedo a usar nuestro poder de hablary transformar nuestro mundo, basta deencerrarnos en el clóset”.

En este sentido, como mujer y comoartista, Tere Estrada vive y crea sin renunciara sus propios sueños: primero hay queencontrar nuestra identidad en medio deeste mundo plagado de información amari-llista, de muertos y de violencia. Y cuandola hemos encontrado, en cualquier activi-dad o hasta en el disfrute de los detallesmás cotidianos, como ver un amanecer, nohay que perderla, estemos solas o acompa-ñadas. Lo esencial es estar satisfechas connosotras mismas y no buscar la felicidad enotras personas o circunstancias.

Y la circunstancia inmediata de la tam-bién integrante del grupo Mujeres en fugaes el próximo nacimiento de su primer hijo:“el reto es darle mi tiempo sin descuidarme,ni tampoco a mi pareja. Para mí es impor-tante entregar la estafeta y transmitir tuconocimiento, sobre todo cuando tienes aalguien con quien compartirlo. Criar a unniño es una experiencia interesante, muyde garra, y esto, sin duda, complementa-rá también mi vida como persona”

(Yssel Hernández)

foto de archivo

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