Intrigas y pasiones en los años mástrascendentales de nuestra historia reciente

I PREMIO INTERNACIONAL DE NOVELA SOLAR DE SAMANIEGO

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Dotado con 25.000 euros, el Certamen tiene como objetivo fomentar la creación literaria y consolidarse como referente de la literatura en castellano. El jurado ha estado presidido por el prestigioso periodista y escritor Javier Reverte. La tradición literaria del grupo bodeguero está implícita en su propio nombre, en recuerdo de Félix María

de Samaniego quien, según cuenta la leyenda, escribió sus famosas fábulas en la finca La Escobosa.

Madrid, 29 de octubre de 2015.- Algaida Editores y las Bodegas Solar de Samaniego han hecho entrega del «I Premio Internacional de Novela Solar de Samaniego» a Luis del Val, por su obra La Transición Perpetua, en una gala enoliteraria que ha tenido lugar en la bodegas que el grupo vinícola dispone en La Rioja.

La elección de dicha obra, frente a las más de un centenar que han sido presentadas, ha estado a cargo del jurado presidido por Javier Reverte, e integrado por el escritor Félix G. Modroño, el novelista y guionista Ramón Pernas, la escritora Espido Freire y el director del periódico ABC, Bieito Rubido Ramonde.

Desde sus inicios, Solar de Samaniego ha mantenido un estrecho vínculo con la literatura, comenzando por utilizar el nombre del famoso fabulista del siglo XVIII y siguiendo con proyectos basados en el concepto «beber entre líneas» como punto de encuentro entre el vino y los libros. El grupo cuenta con viñedos en DOC Rioja y DO Ribera del Duero.

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LUIS DEL VAL nació en Zaragoza. Como periodista ha colaborado en publicaciones tan emblemáticas como Sábado Gráfico, Pueblo, Interviú, Tiempo, Diario 16 y La Vanguardia, y en la actualidad lo si-gue haciendo en la agencia OTR-Europa Press y en La Razón. Ganador en dos ocasiones del Pre-mio Ondas, resulta muy popular su labor como comentarista, primero en la Cadena SER y ahora en la COPE, y es autor de numerosos guiones para diversos programas emitidos por TVE, Antena 3 y Localia. Autor de más de una docena de libros, destacan sus novelas Buenos días, señor ministro; Los juguetes perdidos o el libro de relatos Cuentos del mediodía, que ha alcanzado las cinco edicio-nes. Con Las amigas imperfectas obtuvo el Pre-mio de Novela Ateneo de Sevilla y con Reunión de amigas el VI Premio Logroño de Novela.

Mario Cifuentes, un septuagenario de enigmático pasado, pero que parece relacionado con todos los acontecimientos de cierta importancia que se han producido en España desde la muerte de Franco, se entrevista en el Café Comercial de Madrid con Cintia Soraluce, una profesora uni-versitaria en la treintena que está escribiendo un libro sobre los servicios secretos españoles durante la transición y que es hija de un militar fallecido pocos años antes, y que también estuvo relacionado con los servicios secretos.

15,40 x 23,00 cm365 páginasCartoné

ISBN 978-84-9067-339-3Código 2963046

€ 20,00

EBOOK 978-84-9067-340-9

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Casi le están faltando dedos en las manos para contabilizar sus novelas. Dénos tres palabras claves para leer La transición perpetua.

Espionaje, Historia, amores.

Usted ha vivido en primera persona muchos de los sucesos de los que se habla en el libro, ¿cuánto encontra-remos de verdad y cuánto de ficción? ¿Conoció a las personalidades políti-cas que aparecen en la novela?

Las conocí a todas, pero no a todas las traté en la distancia corta. Suárez era irresistible. El general Gutiérrez Mellado, tras su aparente adustez, tenía un humor socarrón. Felipe se parecía algo a Suárez. Un día acom-pañé a Rafael Escuredo a ver al pre-sidente a Moncloa, a media mañana, y nos dio la hora de comer, charlan-do de cosas que no tenían que ver con la política.

En el libro habla de la Operación Galaxia, del 23-F, del secuestro de Javier Rupérez a manos de ETA… ¿Sentían en esa época que vivían mo-mentos inestables?

Una de las características del ser humano, a lo largo de su devenir, es que los coetáneos carecen de pers-pectiva sobre la trascendencia de lo que ocurre y llevan a cabo análisis erróneos. Las gentes de 1492 que estaban en Puerto de Palos, ni los que se embarcaban, ni los que que-daban en tierra, sabían que estaba cambiando la Historia del mundo. La Transición se pudo ir a hacer puñetas en cualquier momento, pero la ma-yoría no éramos conscientes de ello. Un día, a la salida de la Comisión de Defensa, donde, a puerta cerrada, se había debatido sobre la “opera-

ción Galaxia”, y ante la incredulidad de la importancia de la operación y sus peligros, mostrada por los di-putados socialistas, le pregunté a Santiago Carrillo sobre su parecer y, tras dar una calada al cigarrillo, me contestó con gravedad: “Yo estas cosas siempre me las tomo muy en serio”.

Un intento de golpe de Estado en el 82 y otro en el 85, ¿por qué se sabe tan poco de ellos?

Porque tanto Felipe González como Narcís Serra se dieron cuenta de que, si se llegaban hasta el fondo, hubiera habido que procesar a una cuarta parte de los oficiales. Ni la convivencia interior, ni la imagen que íbamos a proyectar en el exterior sa-lían favorecidas. Creo que la cautela de Felipe, con la complicidad del Rey fue una sabia decisión, porque se acompañó de gestos evidentes para proyectar que se sabía muy bien lo que pasaba en los cuarteles.

Algunos de los personajes de la no-vela trabajan para el servicio secre-to y se tratan en el libro maniobras complicadas por parte de diferentes poderes, ¿ha sido (o es) nuestra polí-tica poco transparente?

Si los servicios secretos fueran transparentes dejarían de ser se-cretos. En todos los países demo-cráticos los servicios de Inteligencia llevan a cabo operaciones, tanto de Defensa como de Seguridad, que no resistirían una ventana abierta.

En muchos de sus libros se pone en la piel de personajes femeninos, también en La transición perpetua, ¿se mimetiza tan fácilmente como parece con la psicología femenina?

Conozco a tantas mujeres como hombres, y nadie puede escribir sin saber algo del ser humano. Todas las personas somos diferentes, con in-dependencia del género, pero sí que es cierto que las mujeres son más interesantes desde el punto de vista literario. Luego, claro, lo más pare-cido a un hombre simple es un mujer simple. Y al contrario.

¿Se hizo mal la Transición?

Se hizo lo que se pudo y no se hizo mal. La salida de una Dictadura a una Democracia suele ser traumá-tica. Aquí ETA presionó lo que pudo para volver a la Dictadura, donde se sentían cómodos. Hubo meses en que cada semana había un atentado con uno o tres asesinatos. Rodolfo Martín Villa, ministro de Interior, lle-vaba en el bolsillo de la chaqueta del traje una corbata negra por si, de re-pente, tenía que salir a una ciudad a dar el pésame a la viuda de un policía o de un guardia civil.

¿Quién le gustaría que leyese este li-bro?

La mayoría de esas personas que no vivieron los años de plo-mo y sangre, y se creen que nues-tra Democracia salió gratis y la Transición fue un premio en una tómbola. Fue una mezcla de talento y de generosidad, donde todos dieron algo, y un puñado inolvidable dieron la vida. Naturalmente no es perfec-ta, porque los hombres aspiramos siempre a la perfección y muy rara vez la conseguimos.

ENTREVISTA LUIS DEL VAL

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ESCENARIOS

OPERACIÓN GALAXIA

“El 11 de noviembre de 1978 entra en la cafetería Galaxia, en la calle Isaac Peral de Madrid, un joven desaliñado, ataviado con una cazadora de cuero grueso, bajo la que se ve una camiseta que debió ser negra y ahora ocupa algún punto indeterminado en la escala de los grises, con una guitarra eléctrica estampa-da en ella. Los vaqueros están muy gastados, y las zapatillas deportivas acreditan una antigüedad considerable o una sucie-dad acumulada con fruición. Una pelambrera oscura, larga y rizada le oculta la mitad del rostro, y completa su imagen de perfecto desaliñado.”

PRIMERA CONSPIRACIÓN GOLPISTA

“¿Entonces —pregunta Cintia— la operación Galaxia no es el primer intento de golpe de Estado?

—No, de ninguna manera —responde Mario—. En realidad es el segundo.

—¿Hubo otro antes?

—Sí, pero lo abortó el ingenio de Manuel Díez Alegría por telé-fono, desde El Cairo.

—¿Y cómo abortó un intento de golpe de Estado por teléfono?

Uno de los momentos más tensos entre la clase militar y el gobierno provisional de Suárez, antes de las elecciones que redactarían la Constitución, fue la legalización del Partido Comunista de España.

—Son comprensibles las reticencias, pero los militares sabían que en las democracias europeas los partidos comunistas eran legales: en Francia, en Italia…

—Sí, pero Adolfo Suárez les había prometido a los militares en dos ocasiones que nunca legalizaría a los comunistas. Otra cosa era el Partido Socialista Obrero Español. Y cuando el 9 de abril, en plena Semana Santa, se anuncia la legalización del PCE, los militares se sienten traicionados.

—Y preparan un golpe de Estado.

—En principio.”

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CONSPIRACIÓN GOLPISTA DEL 27 DE OCTUBRE DE 1982

“En el domicilio del coronel Luis Muñoz Gutiérrez, a las ocho de la mañana del sábado 2 de octubre de 1982, se presenta el general Fernando Bendala Vega, jefe de Artillería de la División Acorazada Brunete, acompañado de cinco inspectores de po-licía. No han anunciado previamente su visita, y le comunican al coronel que queda detenido. Inmediatamente lo trasladan al Servicio Geográfico del Ejército, donde le aclaran que, además de detenido, permanecerá en la condición de incomunicado hasta nueva orden. En casa del coronel, nada más llevárselo detenido, su esposa realiza varias llamadas de teléfono, la pri-mera de ellas a Blas Piñar. Asimismo, se detiene en sus domi-cilios al coronel Jesús Crespo Cuspinera y a su hermano, José, teniente coronel destinado en el Gobierno Militar de Madrid.”

SECUESTRO DE JAVIER RUPÉREZ A MANOS DE ETA

“Pero no siente el frío cañón de una pistola en la nuca, sino que le ponen una manta sobre los hombros. Rupérez piensa, con esa precipitación de las situaciones extremas, si la manta servirá para envolver su cadáver y trasladarlo a otro lugar. ¿O es para protegerlo del frío?

De pronto, una de las voces que le resultan familiares le da las últimas órdenes:

—No te muevas. Quédate quieto.

Javier está rígido, casi tan rígido como la piedra sobre la que lo han sentado. Y es entonces cuando suenan las primeras pala-bras esperanzadoras.

—No se te ocurra moverte, ni quitarte la venda. Tu familia ven-drá a recogerte.”

“Para trabajar en el Cesid hay que ser inteligente, pero no pasarse de listo.”

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