la transfiguración de jesús lc 9, 28-36 · tenía que salir el tema del sufrimiento y la muerte...

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La Transfiguración de Jesús Lc 9, 28-36 ¡Hola! Yo me llamo Pedro, ¿y tú cómo te llamas? Yo soy un apóstol y amigo de Jesús. Siempre lo he amado y estoy tan agradecido con Él, porque me escogió para acompañarle en muchos momentos muy especiales de su vida. Un día me llamó a mí junto con Juan y Santiago y subimos con Él al monte, a orar. Y mientras oraba, su rostro se puso brillante como el sol y sus vestiduras brillaban como la luz. En eso, se aparecieron Elías y Moisés, no como hombres cualesquiera, sino ya en gloria, y hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén. Mis compañeros y yo teníamos mucho sueño, pero no nos dormimos y pudimos ver la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con Él. Cuando éstos se separaron de Jesús, intervine, diciéndole a Jesús, sin saber bien lo que decía: “Maestro, es bueno estarnos aquí; vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Yo trataba de evitar que todo eso que yo veía, se acabara. Aún estaba hablando, cuando una densa nube nos cubrió completamente y nos llenamos de temor. De la nube salió una voz que dijo: “Este es mi Hijo, mi Elegido, escúchenlo”. Y cuando dejamos de oír la voz, nos encontramos solos con Jesús. Todos nos quedamos callados y no le contamos a nadie nada de lo que habíamos visto. Sin embargo, durante muchos días yo me quedé pensando ¿qué fue lo que vi? ¿Por qué subimos a un monte? Recordé que en la historia de nuestro pueblo, el monte ha sido un lugar privilegiado para que Dios se manifieste, se dé a conocer. Pero ¿qué fue la Transfiguración de Jesús? Favor de leerse antes del 21 de febrero 10

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La Transfiguración de Jesús

Lc 9, 28-36 ¡Hola! Yo me llamo Pedro, ¿y tú cómo te llamas? Yo soy un apóstol y amigo de Jesús. Siempre lo he amado y estoy tan agradecido con Él, porque me escogió para acompañarle en muchos momentos muy especiales de su vida. Un día me llamó a mí junto con Juan y Santiago y subimos con Él al monte, a orar. Y mientras oraba, su rostro se puso brillante como el sol y sus vestiduras brillaban como la luz. En eso, se aparecieron Elías y Moisés, no como hombres cualesquiera, sino ya en gloria, y hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén.

Mis compañeros y yo teníamos mucho sueño, pero no nos dormimos y pudimos ver la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con Él. Cuando éstos se separaron de Jesús, intervine, diciéndole a Jesús, sin saber bien lo que decía: “Maestro, es bueno estarnos aquí; vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Yo trataba de evitar que todo eso que yo veía, se acabara. Aún estaba hablando, cuando una densa nube nos cubrió completamente y nos llenamos de temor. De la nube salió una voz que dijo: “Este es mi Hijo, mi Elegido, escúchenlo”. Y cuando dejamos de oír la voz, nos encontramos solos con Jesús. Todos nos quedamos callados y no le contamos a nadie nada de lo que habíamos visto. Sin embargo, durante muchos días yo me quedé pensando ¿qué fue lo que vi? ¿Por qué subimos a un monte? Recordé que en la historia de nuestro pueblo, el monte ha sido un lugar privilegiado para que Dios se manifieste, se dé a conocer. Pero ¿qué fue la Transfiguración de Jesús?

Favor de leerse antes del 21 de febrero

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¡Es un gran milagro! Es como una probadita que Jesús nos dio, de lo que es estar en el Reino de Dios. Por eso vimos a Jesús con un resplandor increíble, su rostro brillaba como el sol y sus vestidos eran súper blancos. Moisés y Elías estaban ahí para confirmarle que Él tenía que sufrir, morir y ser glorificado. Yo no entendía ¿por qué si estábamos viendo a Jesús glorificado tenía que salir el tema del sufrimiento y la muerte de Jesús? ¿Por qué no Jesús se brincaba ese paso de dolor y simplemente nos dejaba quedarnos ahí contemplando su gloria? Luego comprendí que Jesús me ama tanto, que quiere salvarme. Quiere darme todo lo suyo, incluso su propia vida. Ha preferido que yo viva, dándome su vida. Y tuvo que morir para

enfrentarse con la muerte y vencerla. ¡Él es el campeón! Después vino una nube, que siempre ha sido la manera en la que Dios ha hablado a nuestro pueblo y nos confirmó que Jesús es su Hijo, su elegido y que debemos escucharlo. Jesús es quien viene a mostrarnos al Padre y a hablarnos de Él. Pero ¿por qué tuvimos que regresar? ¿por qué no nos quedamos ahí para siempre? Creo que es porque todos tenemos una misión. Jesús tenía que regresar, para sufrir y morir para salvarnos. Y cada uno de nosotros también tenemos una. Dios nos pide que terminemos nuestra misión de amor en la tierra. ¡Sí, tenemos una misión que cumplir, una misión de Dios! y no importa cuánto tengamos que sufrir y llorar, Él nos estará esperando. Yo que he visto la gloria de Jesús, te digo que sí vale la pena esforzarse. Incluso vale la pena sufrir y morir por Jesús, porque lo que nos espera en el Reino de Dios es enormemente bello y lleno de amor. Así es que, a cumplir con tu misión, que tu recompensa será grande en el Cielo.

- ¡Únete a nosotros y sé un superhéroe del Reino de Dios!

- En esta ocasión Bizy, Orejita y el Oso Ozoli te darán algunas pistas que te ayudarán en tu entrenamiento como superhéroe. Sigue leyendo para encontrarlas.

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Erika María Padilla Rubio

Sabías que… Vid, viña, viñador, son palabras que aparecen en la Biblia en muchas ocasiones. ¿Tú sabes qué significan? Una viña era un lugar muy común y conocido entre los judíos de esos tiempos; por lo que Jesús usaba esos ejemplos, para enseñarles cosas muy profundas a sus amigos. Ahora, tal vez nos cueste trabajo imaginar qué es o cómo es una viña y es difícil conocer una; por eso, te voy a platicar un poco sobre la Vid, la Viña y los viñadores, para que te puedas familiarizar con ellos.

La vid es la planta que produce las uvas, como una palmera produce cocos y un naranjo produce naranjas.

Hay varios tipos de uvas, con características diferentes. Las más conocidas son las que se usan para hacer el vino, pero hay otras llamadas “de mesa”, que son para comerse como fruta y otras que se secan para convertirse en “pasitas”. La viña o viñedo es un sembradío de vides y las personas que trabajan ahí son los viñadores. Los viñadores dedican mucho trabajo a preparar el terreno, que debe ser muy especial, a plantar sus vides y cuidarlas hasta que están en edad de producir fruto. Ellos limpian, podan, riegan, fertilizan y cuidan de cada vid, como si fueran personas, para llegar a obtener un fruto adecuado. Así que ahora, podrás comprender que el viñador quiere que el resultado de tanto trabajo y tan larga espera, sea una cosecha abundante de racimos de uvas sanas, dulces y jugosas. Para que puedas tener una mejor idea de lo que es crear una Viña, te propongo que siembres unas semillas de uva, para que nazca y crezca una vid o varias, y que te den algún día unos buenos racimos de uvas.

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La próxima vez que tu mamá compre uvas, guarda las semillitas y déjalas reposar en arena húmeda durante el invierno. En la primavera, siémbralas en una maceta con tierra mezclada con arena limpia y gravilla, para que el agua pueda escurrir mejor; ya que demasiada agua podría enlamar las semillas. Después riégala una o dos veces por semana, (cuando veas que la tierra está seca). Ahora hay que tener paciencia. Al cabo de unas semanas, verás una pequeña plantita que asoma de la tierra, con unas hojitas lustrosas, de un verde muy tierno. Hay que cuidarla, regándola cada vez que la tierra esté seca, pero no pongas demasiada agua. La plantita irá creciendo, echando más retoños y engrosando el tallo. Cuando la planta crezca a casi un metro de alto, hay que podarla a quedar en 15 a 18 centímetros de alto. Esto es para que engrose el tallo.

Cuando el tallo esté del grueso de un lápiz, es tiempo de trasplantarla a la tierra, para que sus raíces crezcan y la vid se afiance en el terreno. La tierra debe ser también mezclada con arena limpia y gravilla, para que no se encharque el agua. Durante el primer año, cada vez que llegue a un metro de alto hay que volverla a podar; y luego hay que sostener las ramitas de la vid en unos alambres o palos para que no caigan al piso. Al cabo de dos o tres años, tu vid estará lo suficientemente crecida para empezar a producir algún fruto.

Como viste no es tan sencillo tener un viñedo; y hay que dedicarle mucho trabajo y cuidados.

Sin embargo, en los viñedos, la manera en que se reproducen las vides, es por medio de acodos o cortando estacas de las ramas gruesas de las vides viejas y plantándolas para que echen raíces, en una especie de invernadero.

¡Ponte manos a la obra con tu viñedo! Bibliografía: New Enciclopedia of Wines & Spirits. Alexis Lichine. Publicada por Alfred A. Knopf. New York. 1977. Pags 31 a 34. The Enciclopedia Americana. Americana Corporation. New York. 1962. Vol XIII Pags. 141 a 144

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María Enriqueta Rubio Pineda