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San Jerónimo en su estudio, Jóos van Cleve, (detalle) El traductor se convierte en altavoz de una voz extraña que él hace perceptible por encima del abismo del espado y del tiempo. Cuando la voz extraña tiene algo que decir, el lenguaje tiene que parecer distinto que antes. Franz Rozenzweig i'ticulos

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San Jerónimo en su estudio, Jóos van Cleve, (detalle)

El traductor se convierte en altavoz de una vozextraña que él hace perceptible por encima del

abismo del espado y del tiempo.Cuando la voz extraña tiene algo que decir,

el lenguaje tiene que parecer distinto que antes.Franz Rozenzweig

i'ticulos

LOURDES ARENCIBIA

LA TRADUCCIÓN:MARE NOSTRUM MUCHOS SIGLOS DESPUÉS

LOURDES ARENCIBIA RODRÍGUEZUniversidad de La Habana

La Historia es la Gran Relatora del quién,qué, cómo, cuándo, dónde y por qué de laraza humana y de su mundo. Para los traduc-tores e intérpretes retrazar las huellas quedejó su profesión en el tiempo, identificar asus artífices y recorrer su reflexión en lasdistintas circunstancias de su desempeño esmucho más que un quehacer curioso, esmedirse con uno de los más antiguos, repre-sentativos y sugerentes ejemplos de dedica-ción humana a la útil tarea de la comunica-ción a lo largo de los tiempos.

1492 es, sin lugar a dudas, una fecha pararetener en esa Historia. Mucho se ha habladodel «descubrimiento» del Nuevo Continentepor Cristóbal Colón en las postrimerías delsiglo XV y de sus repercusiones en el mundopor entonces conocido. Hoy día, siglos des-pués, la Gran Relatora se ha encargado deinformarnos que, habiéndose tratado enpuridad de un mutuo reconocimiento decivilizaciones, del tope de dos porciones deun mismo y único habitat para la raza huma-na hasta entonces sólo separado por el des-conocimiento y el mar, por mor del rigor quenos exige cabe referirse a ese hecho como el«encuentro entre dos culturas y civilizacio-nes». Pero, en esta orilla, como en la otra, lostraductores e intérpretes tuvieron igual tareade transmitir y perpetuar la memoria históricade ideas y acontecimientos. Por eso estetrabajo arranca esta vez del «lado de acá»,situándose precisamente en ese otro MareNostrum del Nuevo Mundo; primer escenariodel encuentro, conformado por la cuencaantillana y caribeña, el golfo de Méjico, lapenínsula de Yucatán y Guatemala, lugar de

asentamiento además, de la cultura maya-quiché precolombina.

Para ello, hemos dividido el artículo bajotres epígrafes:

- Las traducciones de las crónicas del En-cuentro (siglos XV y XVI).

- Los primeros intérpretes del Nuevo Mun-do.

- Las traducciones de los más relevantesmonumentos de la literatura maya precolom-bina.

I. LAS TRADUCCIONESDE LAS CRÓNICAS DEL ENCUENTRO

(siglos XV y XVI)

Creo que a los cronistas del Encuentro y asus traductores podría extendérseles conjusteza el calificativo de «descubridores» porel valor de la obra de divulgación a ellosdebida de un acontecimiento tan singularcomo el que tuvo lugar en las postrimeríasdel siglo XV.

Sin proponernos ser exhaustivos, entre lasmás importantes obras traducidas, cabríamencionar en primer lugar las del Diario y lasCartas de Cristóbal Colón, llevadas al latínpor el clérigo Leandro Cosco, tan sólo un añodespués del histórico acontecimiento. Graciasa la traducción de Cosco de la obra autobio-gráfica y epistolar del Gran Almirante, impre-sa en Roma en 1493, se conoció en Europael hecho con tanta celeridad. De las Cartas sehicieron poco después nueve ediciones más.

No menos relevante fue la difusión de laobra de Américo Vespucci (1454-1512) Mun-

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dus Novis, escrita en latín en 1504 y llevadaal italiano en 1505 con el título de Lettera diAmerico Vespucci délie isole nuovamentetróvate in quattro suoi viaggi. En ese mismosiglo, las Cartas se tradujeron al alemánvarias veces.

Francisco de Jerez (1504-¿?) acompañó aFrancisco Pizarra en la conquista del Perú.En unión de Sámano escribió La Verdaderarelación, impresa en 1534, donde narraba lasriquezas de Jauja, Pachacom, el Cuzco, elrescate de Atahualpa, etc. Se tradujo rápida-mente al francés, al italiano y al inglés.

La obra original de Juan de Grijalva tituladaItinerario de la Armada de Rey Católico a laIsla de Yucatán en la India el año 1518, seextravió y sólo se conoce a partir de su tra-ducción al italiano. Otro tanto sucede con lade Fernando Colón (1488-1539), hijo naturaldel Gran Almirante, escrita en español, puessólo se conserva la traducción italiana publi-cada en 1571. Se trata de uno de los testi-monios más valiosos para reconstruir la viday la obra de su padre.

De estos primeros años data también laHistoria de los reyes chichimecas de Fernán- -do de Alba, traducida al francés, y la Historiageneral de las cosas de la Nueva España,escrita en náhuatl y traducida al castellanopor Fray Bernardino de Sahagún (1500-1590)en 1577. Descubierta incompleta en el sigloXVIII, se han hecho varias ediciones y tradu-cido al francés, italiano y alemán.

El mérito mayor de esta producción tra-duccional no reside en su valor intrínsecodesde el punto de vista de la profesión, sino,como hemos señalado, en el papel quedesempeñó de inmediato en Europa en ladivulgación de los acontecimientos del NuevoMundo, y en la contribución que ha hechoperspectivamente al estudio de la época, susactores y sucesos.

II. LOS PRIMEROS INTERPRETESDEL NUEVO MUNDO

Si bien la traducción escrita en el NuevoContinente es un hecho histórico documen-table y, por ende, testimonial por excelenciade momentos diferentes de la evolución delfenómeno lingüístico iberoamericano y denuestros contactos con otras lenguas y cultu-ras, todas las modalidades de esta actividadcomunicativa partieron allí de la cadenahablada.

En el primer lugar que desembarcamos pudeentender sólo unas cuantas palabras del hablade la gente. Esto me entristeció, puesto que yoquería serle más útil a Colón que sirviéndolesólo para friccionarlo, vaciar su bacinica y cui-dar su ropa. Se enojó tanto por eso, como sehabía enojado cuando los cubanos no enten-dieron el habla judía de Luis; pero luego decidiócapturar a un hombre amistoso, que se acercóa la nave en una canoa, y forzarlo a traducir.Era muy de Colón hacer esto sin pensar que,como el hombre, no hablaba castellano, le eramenos útil que yo...1

Esta cita nos introduce en el mundo de lacomunicación que vamos a llamar «traduc-ción de inmediación» que se manifiesta en elperíodo del Encuentro (1492-1510).

El narrador Yayael, personaje de ficción,aunque bien pudo ser real, es un aborigen deGuanahani (Waiting), isla del archipiélago delas Yucayas, hoy Bahamas, que metido en lapiel de un traductor-intérprete, acompañó alAlmirante en sus peripecias por el Caribe.

Es sobradamente conocido que un grupode indígenas acompañó al Almirante desdesu primera escala en tierra americana paraservirle de intérpretes. Uno de ellos, fuebautizado posteriormente como Diego Co-lomb y es el mismo cuya identidad pretendereivindicar Belfrage en su nota Nota a loscolombinos y después en el presunto manus-

1 C. Beifrage: Mi amo Colón, p. 297.

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crito de Fray Diego Lucero, fechado en Cor-dova en 1507 que figuran en su novela Miamo Colón, aduciendo que Yayael y DiegoColomb son la misma persona.

El segundo personaje, que se menciona enla cita alcanza para los cubanos particularrelevancia porque debe su historicidad ahaber sido el primer traductor-intérprete alcastellano que se desempeñó en Cuba en1492. Se llamaba Don Luis de Torres y era unjudío converso que además del consabidolatín se daba mañas en árabe, hebreo, griegoy arameo, lenguas que tuvo que dejar a unlado en las Antillas y sólo quedarse con lasmañas para tratar de adiestrar a los nativos,quienes, según cuenta la historia, más prontoque tarde tomaron su lugar y la palabra.

En la traducción de inmediación, destinadaa funcionar sobre todo en situaciones de puracomunicación, las lenguas que traban contac-to tienen, por lo regular, nivel de desarrolloescaso y desigual. En este caso particular,por un lado, se trataba del arnaco que, segúnel antropólogo Daniel G. Brinton, era el troncolingüístico más definido en América del Sur y,en aquella época, alcanzaba hasta las Yuca-yas o Bahamas, a poca distancia de la regiónseptentrional del continente. El propio Colónen el fragmento de su carta anunciadora deldescubrimiento, impresa en Barcelona porPedro Posa, en 1493, relata que «en todasestas islas, non vide mucha diversidad... ni enla lengua, salvo que todos se entienden, quees cosa muy singular».

Según Manuel Rivera de la Calle:

...se ha querido encontrar una gran diferenciacultural entre el Guanahatabey y el Ciboney,principalmente, porque los intérpretes queacompañaban a Colón en el segundo viaje,pudieron entenderse con los habitantes del surde Camagüey y del Golfo de Guacanayabo, yno con los del occidente de Cuba. Nosotroscreemos que ello se debe a que los guanaha-tabey es que Colón encontró confinados aloeste de Cuba, eran muy antiguos en esta re-gión y, por lo tanto, no pudieron hacerse enten-

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der con los aborígenes tainos que trajo Colónde Haití y las Yucayas y que pertenecían jus-tamente al grupo terminal de este complejoaruaco que fue penetrando en el archipiélagocubano por oleadas sucesivas, desde una fe-cha bastante remota.

Era evidente, empero, que los incipientesléxicos antillanos no podían expresar unareflexión que fuera más allá del universomaterial circundante y que carecían de voca-blos para explicar una buena parte de losconceptos europeos. Pero, si bien el españolera más evolucionado que el aruaco, no hayque olvidar que procedía de un latín ya dege-nerado, anterior a la gramática de Nebrija. Latraducción de inmediación era, pues, la únicaforma posible de establecer una especie depuente capaz de sortear la barrera transcultu-ral.

Por demás, el antecedente directo de DonLuis de Torres, habría que buscarlo concerteza en la escuela de Toledo (1125-1151),donde «pese a la escasa conciencia delidioma propio, traducían al romance, comopodían, del árabe y del judío, no sin antespasar por la censura de los revisores decastellano»,2 contribuyendo en muy altamedida, sin embargo, al enriquecimiento dela lengua.

Otro intérprete de la época y, por cierto, elprimer traductor negro conocido al español yacaso el primer negro brujo que hubo enCuba fue Estevancio.3 Llevado por Panfilo deNarváez a la Florida en 1527, permaneció ensuelo indio de la actual Texas, en unión dealgunos supervivientes de la fracasada ex-pedición, hasta 1539, donde muere a manosde los indios zuniz -quienes jamás habíanvisto un negro- por utilizar una calabaza, de

2 Gerona: Cualidades requeridas de la traduccióndocumental, p. 32.

3 Mencionado por Alejo Carpentier en La músicaen Cuba, p. 33, y por Fernando Ortiz en Los negrosesclavos, p. 92.

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valor ceremonial, como instrumento de músi-ca.

La proyección que nos llega hasta nuestrosdías de estos primeros intérpretes no es muyhalagüeña. Yayael acabó por verse repudiadopor los suyos. No fue, sin embargo el únicoen correr esa suerte.

Hay muchos testimonios documentales dela época que atestiguan que los conquistado-res se sirvieron de los intérpretes, entre otrascosas, para disuadir a las poblaciones autóc-tonas de oponerles resistencia. Así, en laobra de Francisco López de Gomura (1510-1560) titulada Historia de la Conquista deNueva España, hay un pasaje en latín escritopor el propio autor sobre la vida de HernánCortés: De rebus Gestis Ferdinandi Cortessidonde se narra que Juan de Grijalva, sobrinode Diego Velázquez y predecesor de Cortés«despachó también mensajeros a los indioscon el intérprete Julián para que los disuadie-ran de su empeño en pelear, bien por lapersuasión o con amenazas».4

En otro pasaje revelador, los propósitos deesa utilización aparecen claramente expues-tos por el propio Hernán Cortés en sus Escri-tos sueltos en una misiva que el Conquista-dor dirige a Diego Hurtado de Mendoza alpartir este último a explorar los mares delSur, en ios siguientes términos:

Daréis a los señores de las tierras donde lle-gardes o poblardes las cartas mías que lleváispara ellos, las cuales van escritas en latín, por-que, como lengua más general en el universo,podrá ser, según hay contratación en esaspartes de muchas y diversas naciones a causade las especerías que hallareis judíos o otraspersonas que las sepan leer. E no hallando ta-les personas haréislas interpretar o declarar ala lengua arábiga que lleváis, porque de éstacreo que hallaréis más copia por la muchacontratación que con los moros tienen. E si notuvieren llevaos un indio natural de Calicut: ésteforzado fallará lengua que se entienda, e por

medio della se podrá decir a los naturales de latierra todo lo que quisierdes.

El caso más conocido y estudiado es el dela princesa Marina, a quien sus compatriotasllamaron Malitzin y que es más recordada enla historia como «la Malinche», primeraintérprete femenina que alcanza celebridadcomo tal en el Nuevo Continente, amante,consejera e intérprete de Hernán Cortés, de«cuyo directo aviso se valió para esclavizar asu tierra» (Marroquí) y, por tanto, «encarnapara los mejicanos el símbolo de la traiciónde los valores autóctonos y la sumisión servila la cultura europea».5

Marina pertenecía a la familia de los caci-ques de Xicalingo: «india y señora... granCacica e hija de grandes Caciques y señorade vasallos», la describe el historiador de laConquista, Bernai Díaz del Castillo. Loscaciques de Xicalingo, a la muerte de suspadres la dieron a los caciques de Tabasco yéstos la regalaron a Hernán Cortés entre lospresentes que esta tribu hizo al Conquistadorpara celebrar un tratado de paz.

Hablaba la lengua de Guazacualco, queera la propia de Méjico y la de Tabasco y,sigue narrando Bernai: «como Doña Marinaen todas las guerras de la Nueva España,Tlaxcala y Méjico fue excelente mujer ybuena lengua, a esta causa la traía Cortéssiempre consigo».

Conviene señalar que para Bernai habersido «excelente mujer en todas las guerras»significaba «haber actuado en situacionespeligrosas, de negociaciones diplomáticas,en gestiones delicadas y escenas de durezacomo tormentos y en la predicación del cris-tianismo; intervenido constatemente en todoslos hechos de la conquista, persuadiendo asus compatriotas a que se sometieran y noofrecieran resistencia a los españoles; des-

4 Traducción de J. García Icazbalceta. Bertone: En torno de Babel.

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cubierto a los espías tlaxcaltecas en el cam-pamento de Cortés y revelado la conspiraciónpreparada en Cholula; presenciado la rendi-ción de Cuautemoc y participado en el inte-rrogatorio que se le hizo sobre los tesoros yasistido después a su ejecución», comoapunta el Diccionario de la Historia de Espa-ña de Jae.

A través de esta mujer pasaron las relacio-nes entre Moctezuma y Cortés y la obligaciónimpuesta al emperador azteca de ir a vivir alcuartel español y de someterse a Carlos V.Su traición fue perpetuada por los pinceles deun artista de Tlaxcala que la representa mos-trando a los españoles la puerta de escapedel templo para huir del sitio de sus compa-triotas. Ha pasado a la leyenda como «laLlorona» en el hermoso cuento de Marroquí,puesto que el pueblo mejicano cree que effantasma apodado la Llorona, que vaga enlas noches oscuras, cuyos ayes y lamentospueblan el aire, es el alma de la Malinchecondenada a no hallar reposo y paz comocastigo por traicionar a su pueblo.

Marina realizaba su trabajo en unión delintérprete de los españoles Jerónimo deAguilar que también entendía la lengua deYucatán y el tabasco mediando con los indiosy trasladando a Aguilar cuanto éstos le decíanpara que éste a su vez lo tradujera en caste-llano a Cortés. No pocas discrepancias sur-gieron entre los dos intérpretes, resueltas, porcierto, a favor de la Malinche, una vez que seconvirtió en la amante del Conquistador.

«Fue este un gran principio para la con-quista -opina Bernai- y así se hacían lascosas... muy prósperamente... Doña Marinatenía mucho ser, y mandaba absolutamenteentre los indios de toda la Nueva España».

Increíblemente hay pruebas de que los in-dígenas, pese a todo, la estimaban en granmedida. Baste señalar para ello las transfor-maciones que sufrió su propio nombre debautismo. Como el alfabeto de los aboríge-

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nes carecía de la consonante r, la sustituye-ron por la /; de suerte que, al principio, co-menzaron a decirle Malina, pero como era unpersonaje amado y respetado agregaron aese nombre la partícula -tzin que expresa enla lengua autóctona sentimientos de amor yestimación; de ahí viene Malitzin, que eltiempo se encargó de transformar en Malin-che.6

Malinche murió en España abandonadapor Cortés y roída por los remordimientos.

De esta época data uno de los documentosmás antiguos y mejor conservados de laprofesión. Se trata del texto que recoge losprincipios de deontología para regir la profe-sión del intérprete en el Nuevo Mundo. Es eltítulo XXIX de la Recopilación de las Leyes deIndias, promulgada en 1680 para reglamentarel trabajo de los mediadores de la época.

La primera de las 14 leyes (1529) estable-ce que los intérpretes tienen que ser fieles,cristianos y bondadosos, ya que son el ins-trumento por medio del cual se hace justicia yse gobierna a los indios.

Los presidentes de las Audiencias debenvelar por la moralidad del intérprete.

Antes de ejercer sus funciones, los intér-pretes deben prestar juramento de que usa-rán su oficio correcta y lealmente, sin encu-brir ni añadir cosa alguna; traducir imparcial-mente sin favorecer a ninguna de las partes ysin tener en el pleito otro interés que el delsalario.

No podrán aceptar prebendas, dádivas ypromesas ni de españoles ni de indios.

De no respetar las condiciones serán con-denados por perjurio y perderían el empleo.

Los programas y horarios de trabajo apa-recen minuciosamente especificados, lo mis-mo que la remuneración.7

Cecilio Ravelo: Diccionario de Aztequismos oJardín de las raices aztecas.

7 Carlos A. Catroppi.

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Los intérpretes de la época contribuyerontambién a la labor de evangelización de losmisioneros de diversas órdenes, particular-mente la franciscana y la dominicana. Sirecordamos cómo estaba organizada lasociedad en aquella época y qué papel de-sempeñó específicamente la religión cristianaen su estructura, comprenderemos que ladifusión del cristianismo no hacía sino de-mostrar que los gobernantes tenían unaurgente necesidad de atraerse el apoyoideológico de la Iglesia que presentaba a lossoberanos como «príncipes por la gracia deDios». Traducir, pues, significó cristianizar, ycristianizar llevaba implícito traducir.

Por eso la Iglesia en el Nuevo Mundo tam-bién siempre se sirvió de intérpretes, sobretodo de griego y de latín. De suerte que ladifusión de textos religiosos traducidos res-pondió a un objetivo proselitista: el de acele-rar la conversión al cristianismo de los aborí-genes y así consolidar el poder político yreligioso.

Nuestra instrucción comenzó por medio de losPadres de Santo Domingo -narran los indios cak-chiqueles de Guatemala en el Memorial de Solo-la- Luego salió la Doctrina en nuestra lengua.Nuestros Padres Fray Pedro y Fray Juan fueronlos primeros que nos predicaron la palabra deDios... Estaban también los padres de San Fran-cisco, Padre Alamicer, el padre clérigo y los pa-dres de Santo Domingo. Ellos trasladaron la doc-trina a nuestra lengua y así fuimos pronto instrui-dos por ellos.

III. LAS TRADUCCIONESDE LOS PRINCIPALES MONUMENTOS DE

LA LITERATURA MAYA

Poco se supo antes del siglo XIX de laexistencia de la literatura indígena precolom-bina del Nuevo Continente, aunque algunastraducciones -más bien transcripciones aotras lenguas- se hicieron de las obras co-nocidas más representativas de esas cultu-

ras, que, por suerte, se habían conservado enlas bibliotecas de Europa y de Norteamérica.

En las civilizaciones mayas -la más repre-sentada en esta literatura- el conocimiento dela escritura no estaba al alcance más que delos gobernantes y de los sacedortes. Desuerte que éstos, para difundir el culto, ha-cían en las ceremonias religiosas una espe-cie de interpretación oral en beneficio de losasistentes apoyándose en los códices. Desdi-chadamente, no existen testimonios docu-mentales auténticos de esa literatura toda vezque fueron destruidos por los colonizadores,que los consideraron perniciosos para lacristianización. Fray Diego de Landa, cronistade la época, relata en el Auto de fe de Maníque:

Hallándoles [los conquistadores] gran númerode libros de éstas sus letras y porque no teníancosas en que no hubiese supersticiones y fal-sedades del demonio, se los quemaron todos,lo cual sintieron a maravilla y les dio muchapena.8

No obstante, las obras indígenas del perío-do colonial se deben a la pluma de esosmismos misioneros españoles protagonistasdel episodio que acabamos de recordar,quienes adaptaron los caracteres del alfabetolatino a la representación de los sonidosmayas y ordenaron los diferentes elementosdel lenguaje para poder llevar adelante laevangelización.

Así, se tienen noticias de un texto chontalescrito en náhuatl que el amanuense delpueblo tradujo para Martín Maldonado alchontal y posteriormente al español en 1614 yque figura en los Papeles de Paxbalon-Mal-donado.

Está el Título de los Señores de Sacapulas,escrito por los señores de los linajes de Cunily Tolteca de Sacapulas con documentos en

' Relación de cosas de Yucatán.

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quiche y en español (1551) y se tienen noti-cias de dos obras de tradición indígena tra-ducidas al español del quiche y del tzutuchilque no se conservan: el Papel del origen delos señores o Título Zapatillón (1579) men-cionado en la Relación geográfica de Zapati-llón y Suchipec enviada al Rey por el corregi-dor Juan Estrada en 1579 y la Relación de loscaciques principales del pueblo de Atitlán oRelación Tzutuchil.

Por su parte, también los autóctonos apro-vecharon el aprendizaje del alfabeto latinopara perpetuar su patrimonio cultural y plas-maron en su propia lengua la informaciónque aparecía en los antiguos códices, lastradiciones orales transmitidas de generaciónen generación y sus propias vivencias en unaliteratura posterior a la Conquista que seconoce como «literatura maya», cuya laborde traducción se fue acometiendo paulatina-mente siglos más tarde.

Abre esta muestra el Popol Vuh, «una delas más raras reliquias del pensamientoaborigen del Nuevo Mundo... el libro nacionalde los quichés de Guatemala, el que de todoslos pueblos americanos ha dejado el más ricolegado mitológico»,9 «la obra de mayor valorpara la historia y la etnología indígena deCentroamérica».10

Siguiendo la división temática que proponeMercedes de la Gaza en Literatura maya,consideraremos tres categorías de obras:

- Los Popol Vuh místicos, históricos oproféticos.

- Los Popol Vuh rituales- Los Popol Vuh histórico legales.

En la primera categoría encontramos Lasantiguas historias de los Quichés, el libro másnotable de la antigüedad americana, anóni-mo, cuya primera traducción del quiche al

Hubert Howe Bancroft.10 Adolfo Bändelten

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castellano (1688) se conserva en la Bibliotecade Newberry, Chicago, y se debe a la plumadel Padre Fray Ximénez. Se titula Empiezanlas historias del origen de los indios de estaprovincia de Guatemala (traduzido de lalengua quiche en la castellana por más co-modidad de los Ministros del Santo Evangeliopor el RPF Francisco Ximénez, cura doctrine-ro por el Real Patronato del pueblo de SantoTomás Chuila).

Según los especialistas, la traducción deXiménez era demasiado literal y no muyclara, por lo que era difícil de leer. El traduc-tor fue consciente de sus deficiencias y tratóde enmendarla para hacerla más fácil y ligerade entender. El célebre americanista y abateCharles Etienne Brasseur de Bourbourg en sudeseo de que cobrara vida nuevamente elantiguo y mítico libro de los mayas que sehabía conocido con el nombre del Popol Vuhe irremisiblemente desaparecido, bautizó conese nombre esta obra y la dio a conocertraducida al francés en 1861 con el título dePopol Vuh. Le livre sacré et les mythes del'antiquité américaine, y de esa versión serealizó una traducción al castellano que se dioa la estampa en Centroamérica.

Hay otra versión de Raynaud, traducida enParís y luego llevada al castellano con eltítulo de Los dioses, los héroes y los hombresde Guatemala antigua o El Libro del Consejo.

Noah Elieser Pohorilles la tradujo al ale-mán en 1913 y otro tanto hizo LeonhardSchultze-Jena, de Marburg. Hay otras dosversiones modernas al castellano de AntonioVillacorta y Flavio Rodas respectivamente.

La traducción al español que se consideramás autorizada es la de Adrián Recinos,publicada con el título de Las antiguas histo-rias del Quiche, llevada al inglés por SylvanusG. Morley en 1950 y publicada en Oklahomacomo The Sacred Book of the Quiche Maya.

La segunda obra perteneciente a la cate-goría de los libros míticos es el Memorial de

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Solóla. Anales de los Cakchiqueles. En 1855,el abate Brasseur trabó conocimiento con elmanuscrito original y lo tradujo al francés alpercatarse de su importancia para el estudiode la lengua aborigen. Una copia de esatraducción pasó a manos del arqueólogoguatemalteco Juan Gavarrete, quien la llevóal castellano publicándola en el Boletín de laSociedad Económica de Guatemala en 1873con el título que le había dado el primertraductor del documento: Memorial de TecpanAtitlán. Gavarrete no estaba seguro de lacalidades de su propio trabajo, advirtiendoque el original había sido «examinado pormuchos, más versados en idioma indio, sinque pudiera obtenerse una traducción integraly exacta de su texto».

Por su parte, Brasseur lo había traducidoutilizando los conocimientos que tenía delidioma mejicano y de trabajos anteriores quehabía hecho del cakchiquel al francés, pero,pese a que su dominio del idioma no eradespreciable, también desconfiaba de laexactitud de su versión, ya que la vida no ledio ocasión de volver a ver ni de corregir sutrabajo a posteriori.

Daniel Brinton tradujo en 1885 al ingléssolamente 48 de las 96 páginas de la obra,declarando que su versión se apartaba exprofeso de la de Brasseur. La difusión de esatraducción atrajo el interés hacia el tema enEE UU y en Europa, donde realmente poco onada se conocía de los indios cakchiqueles.Sobre la versión de Brinton trabajó a su vezGeorges Reynaud para hacer una segundatraducción al francés. Las traducciones mo-dernas al español, asimismo sobre la versióninglesa, se deben a la pluma de Miguel ÁngelAsturias y de González de Mendoza con eltítulo de Anales de los Xahil de los indioscakchiqueles. A Celso Marciano Teletar sedebe, por demás, la traducción al español delas 48 páginas restantes del Memorial.

El más importante de los códices mayasque han llegado a nuestros días es Los Librosde Chilam Balam de Chumayel. En 1933 sepublicó por vez primera la traducción íntegradel manuscrito que estuvo perdido hastamediados del siglo XIX, a cargo de AntonioMédiz Bolio. Existe una traducción al inglésrealizada por Roys del Carnegie Institut deWashington y otra de Gates, que se dio a laestampa en el Maya Quarterly de esa propiaciudad. Por su parte Péret se encargó detraducirlos al francés en 1955.

Los Popol Vuh rituales son: El Rabinal Achiy El Libro de los Cantares de Dzitbalche.

El primero de ellos es un drama indígena.En 1850, Bartolo Zis de San Pablo de Rabinallo transcribió y lo dio a conocer pero el docu-mento desapareció. El abate Brasseur con-servó el texto en la memoria durante tresdécadas y con ayuda de los naturales, cuyaconfianza se había ganado, lo reconstruyópara representarlo en quiche el día de laconversión de San Pablo en 1856. La versiónen español que se conoce actualmente tieneun prefacio traducido del francés por LuisCardoza Aragón.

El Libro de los Cantares de Dzitbalche es elúnico códice maya conocido hasta hoy dedi-cado a este género literario. Comprende 15cantares para cantarse y bailarse y unaportada. La traducción al español de AlfredoBarrera, llevada a cabo en 1965, ha tenido elcuidado de apegarse lo más posible a la letra«forzando a veces la sintaxis española, lo queno perjudica a esta lengua con miras a con-servar el espíritu de la original».11

Finalmente, los Popol Vuh histórico-legalesincluyen las obras siguientes:

El Título de los Señores de Toton¡capan(1554) de cuyo texto original se desconoce elparadero. La traducción del quiche al españoldata de 1834 y se debe al cura Dionisio José

De la Gaza.

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Chonay. Son muy curiosos los datos quecontiene la carta de Chonay fechada enSacapulas el 14 de septiembre de 1834donde acredita la factura de la traducciónporque nos permite conocer las dificultadesque encontró en su desempeño, no solamen-te de carácter lingüístico, sino, en apremio desu cliente, como es usual en este oficio, alparecer desde tiempos inmemoriales, que nosuele tener la más remota idea del tiemporeal que toma realizar una labor de estacategoría por esa razón la reproducimos arenglón seguido:

Sr. D. Santiago Solórzano, jefe Departamental

Respetable Sr. de mi atención y mayor afecto:Hasta la fecha he podido cumplir el encargoque usted se sirvió hacerme en su apreciabledel 21 de agosto. En dos o tres días hubieraquerido servir a Ud. y a los interesados, pero apesar de esos deseos he empleado tres com-pletas semanas por lo trabajoso que ha sidoentender una cosa tan llena de palabras o vo-cablos que no se usan y de cosas que no seconocen. Ojalá sea en algo útil a los interesa-dos teniendo la bondad de disimular y enmen-dar los defectos.Deseo sea la interesante salud de Ud. completay que disponga de su afectísimo seguro servi-dor y capellán que atento BSM de Ud.

Dionisio José Chonay

Otra obra en esta clasificación se conoceactualmente por su título original: Historia delos Xpontzay de Tacpan Guatemala (1524).La traducción al castellano, publicada en1950 se debe a Heinrich Berlin revisada porAdrián Recinos.

Por último, entre las antiguas historias delQuiche, cabe mencionar el Códice de Calkini,anónimo, copiado por el manuense SimónTzab en 1821. Se tradujo por primera vez alespañol en 1954 en Campeche por AlfredoBarreras quien es autor también del proemioque la acompaña.

En el devenir histórico, la región que hasido objeto de estudio en este artículo, no ha

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sido únicamente el escenario del encuentroentre culturas, cuyo aniversario milenario elmundo entero ha evocado por quinta vez nohace mucho, sino el crisol antillano, centro ysuramericano en el que se han fundido otranuevas cuya coexistencia y pujanza recla-man, una conciliación lingüística capaz deechar por tierra las barreras ídiomáticas que,a las puertas de un nuevo milenio, entorpe-cen todavía el anhelo de integración y deinteracción regionales que hace más de 150años Bolívar anticipara en su Carta de Jamai-ca. Pero, entretanto, para los traductores eintérpretes, artífices de la comunicación, éstepuede seguir siendo el Mare Nostrum, mu-chos siglos después.

íerony mus

El mundo de la Traducción

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