la tierra en colombia - e. zuleta

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Page 1: La Tierra en Colombia - e. Zuleta

ESTANISLAO ZITI-ETA

ASOCIACION .NACTONALDE IISUAR OS CAMPESIIYOS

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Page 2: La Tierra en Colombia - e. Zuleta

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CONTENIDO:

PROLOGO

Estanislao Zuleta

PROCESO EVOLUTIVO DE LA PROPIEDADI. Encomienda, mita y resguardoIL Siglo XIX

ANUC

EL CAFE Y EL MOVIMIENTO CAMPESINO

I.

II.III.IV*

V. Sobre eI arrendamientoVL Papel det

_ imperialismo yanqui enel mercad.o cafstero

VII. I,a política cafetera de la granburguesÍa ........Antecedentes del movimiento cam-pesino en las zonas cafeteras

|mportancia de la agricultura ca-feteraLa propiedad de la tierraEvolución del tamaño de las fincasMonopolización de la produccióny concentración de los -ingresos....

VIII. .

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PROLOGO CUADERNO N9 6

E.n el ctrtículo de Estcutislao Zuleta se lutcebuen récttenta del desarrollo cle tati ¡oiitas--'clenencia. de la fierra en Colombia desde la épocaIa colonio..

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En los otros clos artícuros se a,arizct e.r ntovintien-lo carnpesino actual y eI contexto socíoecottónticoen el cual se desarrollq. lra era tiempo de .que lasdiscusiones sobre Ia tie*a en corombia d"¡iran creopoyarse exclusivamen.te etx texfos clásícos ntarxistaspara tratar de descubrir contradiccíones entre ,, leburguesía" y "los latifundístas" o para detectar ,,t.e_

siduos feudales" en eI ca,rtpo, que d.e hecho cump[enf unciones que deben ser cref ütidas ütcrependiente-ntente del ftotnbre que se, Ie dé aI' cortjttrtto. A,Icísimportante que labricar nontbres es analízar, nlos_trar relaciones, ver qué pa.pel cuntplen las dilerentescapas carnpesinas y sacar conclusíones.' Hacer lo con_frario sería colocar Ia carreta rlelante del caballo.

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PRO,CFSO EVOLUTIVO DE LA PROPIEDAD

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El problema de tierras se remonta hasta el perío-do inm"édiato posterior a la Conquista cuando seplanteó la cuestión del trato qtre iba a dársele a losindios;. cuestión en la que se definía en última ins-tancia el régimen agrario del futuro. Si se llegaba aur1 sistema de esclavitud total y generalizado qLreponía en peligro de destrucción Ia mano de obra au-tóótona, se crearía una forma de explotación de tipo.de las plantaciones tropicales para exportación a lametrópoli, si por ei contrario se introducían normaspara protege.r la mano de obra indígena- de civiliza-ciones agr:arias y explotarla en forma de servídunr-bre, se pi'oduciría una civilización de altiplanos, de-dicada en buena parte al autoabastecimiento con unaorganización económica de tipo feudal. En realidadambas cosas ocurrieron, pero la segunda forma pre-dorriinó casi desde el principio )/ en. ella se planteórápidanrente el probiema de garantizar la explota-ción de los predios concedidos por la corona y de :adjudicar a la poblaciór'r indígena algunas tierras vi- ,:tales para sll sulrerrrivencia. La cuestión de tierras".queda definida clesde entonces como el intento deimpedir que la propiedad se oponga al trabajo, yde hacer que la clase campesina tenga acceso a latierra. A travós de las diferentes instituciones y mo-dalidádes históricas de cada época se ha tratado"de resolver la contradicción entre la posibilidad deacapa4q la tierra por parte de propietarios que nola trabajan y la necesidad de ella por parte de loscultivadores. La dificultad ha estado siempre en elextraoldinario poder econórnico 1' político de los te-rratenientes. Durante la Colonia lograron evadir enlo fundamental el cumplimiento dé las disposiciones

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4" lu Corona que condicionaban la propiedad al usode las tierras.

Veamos más en detalle el proceso institucional dela conquista y la colonia en-lo que se refiere a latenencia de la tierra. Una vez que los conquistado-res se establecieron en el suelo americano y los di-ferentes grupos indígenas fueron forzados a admitirlas instituciones del conquistador. Las normas querigieron la tenencia de la tiera fueron:a) Las capitulaciones y mercedes o sea el período

entre 1492 y 1591, época en la cual la CoronaEspañola no podía financiar económicamentelas,expediciones de conquista y firmaba contra-

. tos con - los conquistadores para que las llevarana. cabo y otorgaba en cambio dérechos y bene-ficios en las tierras conquistadas. Eétoi bene-ficios consistían err un número de aldeas, tie-rras y vasallos con jurisdicción civil y criminal-en el área respectiva y la facultad para recau-dar impuestos en su favor. Los beneficios queotorgaban I"9 capitulaciones constituían propie-dad que podía héredarse y venderse- Asimis^mofijaban la parte de riquezá que correspondía almonarca.

Las capitulaciones otorgaron al beneficiario la tie-rra y el indio sin precisar los límites, y el conquis-tador podía repartir tierras entre sus hijos y loscompañeros de expedición. Pero hay que advertirqlle exigían de los beneficiarios ocupación efectivade- 11 tierra y residencia en ella. La primera capi-rulación la firgró Colón en abril de L49Z y recibiómercedes i en tierra, el título de Virrey y Goberna-dor con derechos a la décima parte dé todo lq q.ttobfuvieran,. deduciendo el costo.

illvlendoza Pérez anota al respecto: "Las ca-pitulaciones que se tomaban con los descubridores

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contenían la eláusula de dominio sobre las estancias,pueblos o herederos que hicieren Lr obtuvieran" (t)

Las cédulas de mercedes en tierras se clasificaronen ordinarias para los que pensaran establecerse enArnérica y eran de carácter perpetuo o de por viday las extraodinarias se otorgaban 'a un personajeimportante por servicios prestadoS por éI o sus an-tepasados.

Tanto en las capitulaciones como er1 las cédulasno se daban alinderamientos precisos y solamentehacia L525 se comenzó a precisar .este concepto. LaLey 1e del Libro IV, Título XII ya es rnás explí-cita al respecto.

"Porque nuestros vasallos se alienten al descubri-miento y población de las Indias, y puedan vivir conla comodidad y conveniencia, que deseamos: esnuestra voluntad que se puedan repartir y repartancasas, solares, tierras y cavallerías (sic) y peoníasa todos los que fueren a poblar tiemas 'nuevas enlot pueblos y lugares, que por el Gobernador dela nueva población le fueren señalados, haciendodistinción entre escuderos y peones, y los que fue-ren de menos grado y merecimiento, y los aumenteny mejoren, atenta la calidad de sus servicios, paraque cuiden de la labranza y críanza; y habiendo he-cho en ellas su morada y labor, y residido en aque-llos pueblos cuatro años les conce demos faculfad,para que de allí en adelante los puedan vender,

''l-lacer de ellos a su voluntad libremente, como cosasuya propia; y asími'smo conforme su calidad, elGobernadbr, o quien' tuviere nuestra facultad, lesencomiende los indios , en el repartimiento que hicie-re, para que gocen de sus aprovechamientos y de-moras en conformidad de las tasas, y de lo que estáordenado. Y porque podía suceder,- que al repartir

I Diego Mendoza Pérez. EnsayoPropiedad en Colombia.

sobre Ia Evolución de Ia

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Ias tier.as hribiere duda en ras medidas declaramos,que un? peonía en un solar de cincuenta pies d;a'cho y ciento en -iargo, cien fa'egas á"--ti.rru clelabor de rrigo o cebadá , diez de máíi, áts- huebraid.e tierras - pa{a huertas y ocho para otros árbolesde fecadal, tierra de pásto pur,u diez- -p.r"r"u,

devientre, veinte vacas, cinco jregr_ras, cieri ovejas yr¡ei'te - cabras, una ca'allería (s"ic) es .rr-, iolár dó

cien- pies de ancho y doscientos cle largo; y cle todolo demás conro cinóo peonías que ,eün quinientasfanegas de labor..para pa, de irigo

-o- i.üuau; ;i;_ctrenta de n'taí2, diez huébras de tiérr.u puru hr.riui,cuarenta para pla'tas de otros árbolei de fecadal,tierra de pastos para ci¡rcuellta pLlercas de vientre,crell \/acas, veinte yegllas. quinietrtas ovejas ), ciencal:ras, y ordena:rnos que se haga el repáitlñiiento

- de f.rma que todos parlicipen cre" Io buenL y media-r'ro, ), de lq -q_". fuer.e tal, en la parte q.r" , caclaLil-to se le debiere señalar,,.

Este período de ca¡ritulaciolres J,mercedes r.ealesse caracteriza por una vaguedacl ta,:1to el-l la exten-sión de ia tierr-a adjudicadá como en la precisión desus lírnites aunque explícitarnente se ex'igía q.-le elagraciado con \a mercéd debía oclrpar efJctivamentela tierra )¡ residir en ella.b) 1591 - 1680. Este segunclo período se inicia conla céclula firmada en el paldo en noviembre de

1591, se reconoce Ia ocupaciórr de hecho cle lasmej,cres tierras y se admite que el ocupante ad_quiera su título -de propiedaá medianté el pagode una sur¡a a ia Coroha. Se ar_rtorizó la ventade tierra a !:ajo precio, por parte del Estado,con la firiaiidad de recavar fon'dos ¡, atraer nue-vos colo;-ros a las tjerras sin ocupár. Asímismcse autorizó otorgar tierras a los indios en formade resguardos.

Ya en este .período aparece_ muy claro que, Ia propiedad de ia tierra podía adquirirse pol.-' r¡erced real como una l.ecompensa a serviiios

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prestados, o pol' el pago de Lrna sullta pequeñallor: las tien'as ocupadas sin justos títulos, obien por cornpra al Estado de trna porción detierra a bajo precio.

Asímismo en este período se rotorgó tierrasa las municipalidades ya sea para agriculturay gana-dería como para los servicios más im-portantes, tales como mercado, rnatadero y cam-pos de deporte, etc. Estas fueron las tierras eji-dales.

-1680 - 7754. Comprende este período el Códigode Indias y la prescripción de tierras. Según es-tas disposiciones, se trató de enmendar la ex-tensión concedida en las capitulaciones. Se re.conoció la posesión de todo título legítimo, laposibilidad de composición o pago de toda ex-tensión que no tuviera título legal, y tarnbién seautorizó rematar las tierras que no hubieran si-clr 'poseídas por diez años )/ qLle no tuvieral'r tí-tulo de propiedad.

En este período se reconoce Ia ocupación dehecho y se legaliza sLl ocupación mediante elpago de composición de hcuerdo con la cédulaexpeclida en el año de I63L. Con esta legali-zación tuvieron acceso a las tieltas de realengolas personas pudientes en detrimento de los co-

- lonos que no contaban más que con su fuerzade trabajo.

1754 - 1821. Este período se caracteriza por laCédula de San Lorenzo que sentó las normaspara la revisión de títulos, confirmaciones, ren-tá, composición y exceso de ocupación de tie-ras sin título alguno. También en este períodofue importante la Cédula de San Lorenzo Ilde-fonso p.or medio de la cual la Corona dispusoque no se inquietara a los poseedores de tie-rras con títulos de venta, composición, ocupa-ción; también se prohibía obligar a vender o

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arrendar contra la voluntad del poseedor. Seo¡denó adjudicar tierras baldías a quienes den-tro de un término ias demostraran, sembraran,o cultivaran con siembras o pastos pudiendoadjudicarles

_ una extensión no -uyor J f"r p"--sibilidades de explotación del adjudicatario. Ásí-Tisryg dispuso que los linderos sean fijos ydurables para que nunca se muden.

ENCOMIENDA, MITA Y RESGUARDO

Todo el período colonial no es comprensible sinose tiene en cuenta la encomienda, la mita y el res-guardo _como _instituciones que formaron la base pa-rá el desarrollo de la producción agropecuaria. Sedebe recordar que todo pueblo conquístador está de-terrninado por las exigencias que impone su propiaestructura, así las sociedades industriales o en pro-ceso de industrialización colonizan con el fin' deextraer materias primas baratas para sl-ls industrias,de abrir mercados .a su producción y emplear el ex-cedente de mano de obra que ei cápitalismo arrojaen sus comienzos; por el contrarío en una sociedadfeudal son otras sus exigencias, España; estancadaen esta etapa quizo perpetuarla por medio de la con-quista, reclarnó toda la cantidad de metales precio-sos que se pudo extraer ya sea por la exacción deloro acumulado en obras de arte, ya extrayéndolo pormedio de la, minería; también reclamó tierras ysiervos para mantener una nobleza artuinada.

La Corona Española a través del Siglo XVI res-petó el derecho

- de los aborígenes, t'eio debido alhecho de que la conquista fue una empresa priva-da y no estatal, se vio forzada a permitir eri trnaforma indir'ecta la explotación del fndio. De acuer-do con el .{erecho español y las bulas papales latier.ra de América pertenecía a la Corona y esta co-

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lnenzó a otorgar tierras a los conquistadores sindiscriminación - de jerarquías; cualquier peninsularque venía de Arnérica podía aspirar la adjudica-ción de tierras en las cercanías de las fundaciones,ciudades o villas, cuya extensión al común de losconquistadores fue de dos, tres y cuatro cavallerías(medida de extpnsión de aproximadamente 423 hec-táreas), adjudioaciones que en primera ins,tanciaias conferían los mismos conquistadores al fundarlas ciudades-o las villas en las capitulaciones queacompañaban el ritual de la fundación. Al lado deestas:pequeñas fincas se ubicaban las otorgadas di-

(rectamente por la Corona a un personaje importan-te como un favor a merced en reconocimiento deimportantes servicios.

Desde aquelia época existieron aledaños elfundio, la mediana propiedad y el rninifundiosoporte de la soicedad colonial.

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Estas formas de adquirir la posesión de las tie-rras no tenían incentivo económico alguno para losconquistadores sino en base de la explotación de laftterza de trabajo del indio para hacer producir latierra recibida. Así una vez que pasó la primera eta-pa de conquista caracterizada por la guerra de ra-piña y .la fiebre por encontrar El dorado; .a raíz deuna serie interrninable de deseugaños, el impulsoque los llevaba a recorrer audazmente las tierras di-seminadas perdió rnucho de su ftterza y se 'fueron

convenciendo de que solo la posesión de las tierrasy el trabajo del indio podía ser un premio seguropara sus esfuerzos. lfanto la Corona como el. con-quistador tendían hacia el asentamiento y al darsec.uenta del mito de El dorado desplazaron sus ilusio-nes hacia la minería y la explotación de la tierra.

Con la estabilidad de estos asentamientos comien-za la época colonial con su nuevo estilo de vida yel acontecimiento histórico adopta un nuevo ritmo,mucho más lento, casi rutinario: La desaforada ca-rrera de la conquista, en la cual todos se guiaban

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pol' Ia consigna implícita de ,'llegar primero,,, habíada$o paso a la necesidad de explotar las tierras con_quistadas. Entonces la propiedád territorial comen-zó a ser apreciada y fue- utilizada por la Corona co_mo un medio de poder, )/a que podía regalarla a susLúbditos a cambio de' éervicios. p-.o já -a,Jiudica_ción de la tierra como propiedad privada cónllevael secreto de crear la poiibiiiaaa dé expiotar ál in_dio coino siervo ya que sin éste la tidrra no pro_duce. Las diferencias

-que- se presentan en su pro-piedad no son más q.ie las dif.."ut"i ,rr".r"i^, de

aprovechar el trabajo de sus pobiadores o de justifi-car la explotación de éstos.

. Tanto lgr primeros conquistadores como los que

'inieron después adquirieron preeminencia ante iosindios ya sea del répartinientó, encomienda y res_gtrardo, hacienda, fama y ¡roder político se .ó,-,."r,_tralon en las manos del espa_ñol que actuó como cla_se dorninante y exigió del indio servicios y presta. I

ciones. De esta rnanera la tierra del gran teiraie'ien-te como la de los otros conquistadores para queprodujera riqueza necesitó la fuerza de trába¡o delindio ya que el español de acuerdo con los valoresde una sociedad feudal decadente m.iraba el trabajocorrlo una actividad no propia de su clase. De esta.necesidad surge la encomienda como institució11 qLleexige del indio pagar utl tributo a la Corona perogue el conquistador recauda en su .propio beneiiciopor voluntad real, trascendiendo casi

-sieñrpre la nor_ma_ jurídica y reclamando ser-vicios pe..or,ál"s de losindios encomendados.

IPor este motivo la encomienda que en princrpro_no ,fue más- que: "el derecho

"oncedido poi rneróecl'

real, a los benefisiarios de Indias! para récibir y co-brar p-ara sí los tributos de los ináios que ," é.,"o-mendaban pgl su- vida y la de sus heiederos, conc.argg de cuidar del bien de Ios indios en lo espi_ritual y temporal y de habitar y defendei- *, ñ;_1.8

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vincias donde fueran encomendados (') según Iadefinición de Solórsano Pereira en su Política In-diana, fue de hecho una servidumbre. Esta mercedser convirtió de hecho en un usufructo, gn 'una ex-plotación de la mano de obra indígena para realizarlos trabajos que le asignara el encomendero.

. Además se debe recordar que el otorgamiento deencotniendas se hizo para reconocer un servicio, co*mo pago a una actividad, como una regulación dela explotación indígena pol parte de la neoaristocra-cia americana. El enconrendero no protege al indiocontra nadie, si.no que lo toma bajo su tutela paraincorporarlo a un régimen social, cuyas pautas cul-turales desconoce y lo obliga a aceptar la religióncristiana, en la que va implícita la asimilación delinciio a un rLuevo sistema de valores. De aqur que iaencor¡ienda fue la institución que dotó al'conquis-tádor de un poder coactivo puru p.r.ibir tributás endinero, en especies o en trabajo; le entregó los me-dios para delinear la nueva organización social enla que él es el amo y el indio el siervo. De esta ma-nera, la encomienda es Ia piedra de toque para ex-¡rlicar: el origen del neofeudalismo americano en elcual el sehor prácticamente no tiene deberes y sí to-dos los derechos. y el indio carece de derechos y es-tá abrumado con todos los deberes; entre el españolencoméndero y el indio encornendado, no existiórnutua prestación de servicios y permitió que la en-comienda fuera una servidurnbre y en muchos ca-sos :rna esclavitud.

Lo anterior está de acuerdo cotl lo que anotaHernández Rodríguez sobre la encomienda: "fueuna institución social y económica caracteristi-ca .de le organi zación colonial de la América Hispa-na consistente en un giupo de indígenas, por lo ge-neral un clan o una tribu, que era obligado, como

2,Ivfilcíades Chaves. EstudioPág.142.

Socioeconónrico de Na¡'iño.

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grupo, primero,, y más_tarde per cápita, a papar tem*poralmente a un es_pañof meirtorio un tributo como tcesión de la carga_fiscal ¿"ti¿" ár" ;; J,';"#.obliga-ción para el beñeficiutió al^"".tpuose- de iá catequi-zación y adoctrinamiento ¿e- tos indios. La encomien_da consistía esenciarmé"t" -"" una cesión de tribu-tos pero no implicaba adjudicación d;- der;;. Esrafue at menos Iu^ normá ;;;;;;i En la Nueva Grana-da, no obstante, se conoóen casos en que el título deta encomienda se er"euFu-lJi e*iió É"-pi"iii,, paraprobar derechos sobr6 i" ti"rr";;^^i;)."" ururL(r

Pero si ya la encomienda entregó maniatados pa-ra la erplotación a 1", l"¿io., lu- *itu*^il;;" po_co más allá, esta instit""iO"- permitió al español re_clamar det indio "n

-;;L;¡"'.rüiig""t"ft ?"";undoleu11 ¡or¡ai fijado po.r u"tóiiáuo comperente. Así el Iesp.añol -pudo trasiadar de un l"g;;";-;;i1",- i" unaactividad a otra, de un

"ii*á- a otro diferente, a unindio, a centenaie, ¿e -Lli;-;

tribus enteras pá.u "*_

4,plotar una mina, ,puru lá- ugii""ltura de una. plurrtu_ .,

"i9.1,. para utilizarlb-s en la ;;;.;il;oi'aü"ir,á o¡rupúbtica. La mita^fue -deir*;d";;^h;r;-

Ji "p.rrrto, .,que se hubo de fijar lln poró".,t ¡" á"--ior'g.,rpor, )ctanes o rribus con"el fd i; ;;;;,r;Ji".?*?or"r.También la Corona ilstituyó el Repguardo Indíge_na como cesión de. un globo ¿e tierrat;;;;;po deindios. La tierra deáic;a;1?rg.rurCo perteneció ala.comunldad, fue in¿ie"ubl"'y tuvo su administra_ción y gobierno .p¡opi- Áiri-ál cabirdo Indígena fuera máxima autoridad v ái';;iü;v¿-ü';i"r;;"1?"'u"r"._do a las necesidadei á"-;;;;?á;ili"'ñ;ü.;

,- !o., Resguardos: .,son tenenos que obtlvieron du_rante la colonia los indios n9r-áL,iüó;, ;#;iffi#_[o, composición o compra.'Su característicá esencial

i Guillermo Hernández. -Rodríguez._ eg los Chibchas a la'colonia. v a ra_ Repúblióá.'iiJJá,¿ universidad Nacionar'"1949' pp.7t9-180.' vr'¡Yvr¡¡u4u r\a

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era la p,ropiedad colectiva sobre las tierras, cuyo de-recho ejercía todo el- común de l,o-s indios. La ventaaún con el consentimiento de todo el común se pro-hibió ya en el Siglo XVII. En tierras de resguárdotenía el indio la parcela donde trabajaba para sumanutención. Sobre ella tenía derecho de usufructo,pero no de propiedad" (o).

En la colonia tuvo gran importancia para la acti-vidad agropeclraria- el Repartimiento de- Indios queconsistía en la cesión de cierto número al servicio9"1 conquistador. Este repartimiento 1o hacían porlo general los mismos conquistadores pata recom-pensar selvicios y proezas de sus soldados. Sin em-bargo: "El repartimiento de indígeRas entregados enencomienda a un determinado español seguía los li-neamientos de la organización gentilicia; se repar-tía, por ejemplo, en grupos claniles o de apellidos",como 1o afirma Hernández Rodríguez en su obra ci-tada.

Encoirrienda, repartimiento, mita o resguardo obe-decieron el afán y deseo de la Corona por el asenta-miento de las poblaciones y en especial de los coll-quistadores. Estas instituciones cumplieron con lafunción de aprovisionar al latifundista de mano deobra sin mayor costo.

Así nace'el latifundio en Colombia, en su primeraetapa por una merced real y más tarde se extiende acosta de las tierras del indio, bien sea de encomien-da, bien sea del resguardo.

Dada la estructura de la sociedad española, losdominios americanos significaron para eilá una seriede barreras al desarrolló capitalistb. No sobrevino larevolución que en otras partes eliminó las formasfeudales de la sociedad. Por el contrario, el feuda-lismo amenazado y en descomposición, encontró enAmér,ica la posibilidad de cobiar nuevas fuerzas.

4 Juan Fride. El Indio en Lucha por la Tierra. Pág. .t 0.

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Los inmigrantes españoles procedían en gran.pal._te de la nobleza v"nidu u -8n., y de lor-Lrriig,-,o,terratenientes empobrecidos que procuraban restau..a' en las nuevas- tierras "l

'atrri"i;-;r;;"il*-ñautonomía olre habían teni¿ó Jntes en Ia peninsula.Ni el tipo pred"*i";1t9-J""é*ir"tación minera

'i lalo.'ra caracterísrica clel poblaiúiena-';;;"'*"ti" deencomiendas oodía abrirun -ár"ujá i;;r;i;;e pa_ra la industria espa.ñola. E1 'pi.,r.l".o

porque consti_tuía una tíoica eiprotacióri- eícravlstu y una extrac-ción- directá cie ú:;iq";;; ;- inrercambios; la se-gunda porque configui-a .rrr"- ""o'omía ió*áii.tá qr_producía cási la totáli¿a¿- ;; ñr bienes de consumo

1L^solo necesitaba, j¡nporta, átg"n", artículos sunfua_rros, armas, etc. Mientras los países desarrollJos seaseg'raban, ante todo, .,n ,rr"róJ;l;;;';;;i; "._plotación de,materiur' p.i*u. "á"

sul colonias., Espa-]]1:.qo. esta época, e-xportaba materiu,

-prir*J " i__portaba mercancías de- otras nacione-s é'"io*"r. Es_ras condiciones produjeron en r,

-io.i"áu¿"'."ri"¡oluel fenómeno de[_ arri,üluoó g.neralizado y dirigiciohacia Ia clase señoriar. La rJbatina de

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'ores de la Corona, que se traslaá6 a ;;¿'r.;;" "iu Iocontrario del arribismo burgués que existía .., -trro,

pueblos de Europa, mientrís lue este exigía comocualidades, el trábajo, _el ahorrl, la "r".i"il, l" in-ventiva y la audacia': .el

arribiimo se¡orial áxigru po.3l¡1ntr'31.io, la leattad, -et h;;;., el orguilá,--T;; ha_ñas militares y todas lr, .^".i.ncias ;--p.é¿".1i"1,p.arasitarias- que c_onsagró la escalá d" ;;i;;r*á"' lutt:9:9^l"19ut, Mientrás los,r,.or..o"".riiá¡á" -pr_

Las pretensiones de los primeros encornenderos auna compieta autonomía en sus dominios señotialescontraCecían la autoridad y los. interesás de la Co-rona que naturalmente aspiraba a controlar estre-chamente la explotación de sus nuevos dominios.Surgió así ei conflicto qr.re iba a servir de cuadrohistórico a la prirnera época de la colonia española

La rebelión de los encomerideros es la respuestaa las Nuevas Leyes por rnedio de las cuales, Ia Co-lonq,, después de haber alimentado las esperanzasfeuclales en sus capitulaciones con el fin de

-acelerarci proceso de la conquista, intentaba ahora limitar alos señores demasiado poderosos que había creadocLrn su política anterior. Esta rebelión se manifestóen las formas rnás diversas: resistencia pasiva, polé-mica religiosa, levantamiento arrxado- Allí donde nose sentían lo suficientemente fuertes para desconocerabiertarnente la autoridad real apelar-on a la prime-ra forma. "Se obedece pero no ie cumple", fúe en-tonces y seguiría siendo en adelante la consigna dei9t gamonales que quieren aprovechar las véntajasde un poder central érritando las lirnitaciones que es-ta -dependencia irnplica. Algunos escritores hañ pen-sado que en est'a frase se refleja una. caracteríéticatemperamental del pueblo colombiano; tal vez pore-l contrario, 1o que expresa claramente es la contra-dicción interna de la iituación semifeudal, económi-camente y rnilitarmente, insuficiente para la autono-mía que aspira, y sin embargo, a nó \¡er limitadosstts privilegios por el poder central elt que necesitaap05'¿¡59.

La forma principal. cotrro la Corona intentó limi-tar -el poder de los encomenderos fue la protecciónde los indígenas, ya que sobre ellos se ejeicía direc-tamente la dominación señorial. Es evidente que losintereses de cada encomendero. tomando individual-mente, consistían en'Llna explotación al máximo dela mano de obra nativa, contradecían a largo plazolos intereses generales de la colonización Jspáñola,

iii

ra acceder al campo de sus posibiridááes--iü'¡i,:-guesía) ,' realizar airos, introclutir ¿"r""¡iiroür]to, ytransformacionesi los orros solo áebr; o;;li, sur-tos, manifestar por sus conductas, a veces heroicas,Ia magnificencia de sg estirpe t á; ," ,;;;;]'ü,*n_tras el advenimiento de Jos primeros suponiu iu- crea-ción de un nuevo mundo, "l de tos seg.r;áos-impti_caba la perpetuación cle un orclen ,.r.,"f¡"nJo.

"

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en tanto que amenazaban destruír la población abo_rigen, que era la base fundamental de- esta coloniza-ción. I-p. . ingleses_ podían extertninar y clesalojar alas poblaciones indígenas, porque su coionia (ai me-nos en _el norte) se extendía a base .de inmigrantesque trabajaban _directamente la tierra y la artésanía.Por lo tanto debía imponerse una poli[ica de protec-ción de los indios, por medio de ia cual la óoronuafirmaba su autoridád en contra de las pretensionesde lo's españoles

Ambas posiciones intentaban justificarse ideológi-camente apelando a diversos aspéctos de una misrñatrad.ición -{e. pensamiento católióo. Así surgió la po-lémija religiosa _qge quebrantó la unidad 'ideológicade España del Siglo XVI. Mientras el erudito Gi-nesde $epúlveda predicaba la guerra "justa,' y hacía loposiFle para _dar una buenf concien-iia rbligiosa a laconducta de los encomenderos, el padre de

.-Las Casas

encabezaba un movimiento en defensa de los indios,c¡:yo contenido histórico se expresa en la consigna:"qt e. termine- la conquista y cómience la evangeliza-ción". Esta última posición, que en apariencia sltuabalas exigencias moráles por eñcima dé toda otra con-sideración ("todos los pueblos del mundo son hom-bres") no perjudicaba én realidad, los intereses eco-nómicos de la Corona, ya que aparecía en ella, igual-rng1je,- la prop_uesta de impbrtar^negros del Afiica encalidad de esclavos para cbntinuar Ia explotación mi-nera.

En la Colonia además el régimen de impuestosfue exclusivamente- para_ arbitrio fiscal, gravé prin-.cipalmente el trabajo y el comercio y en ñrenor esca-la el capital. La agricultura y la minería llevaron lapeor.parite, por ser las actividades económicas quepracticaban los nativos y los colonos quienes debianpagar los -diezmos, los quintos reales, las medias ana-tas, los cbnsos, los espólios y subsidios eclesiásticos.La alcabala y el papel sellado hacían difícil el co-mercio exterior, y el cambio interior se veía frenado

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por una serie de prohibiciones y obstaculizado porel almojarifazgo, los derechos de tonelada, de faro,de visita y de aveúa.

Todo este sistema se construyó sencillamente por-que a España no le interesaba el desarrollo agrope-cuario, rri mucho menos el fabril, porque weía quesolo la extracción de metales y el suministro de cier-tas materias primas a Ia destartalada economía pe-ninsular lograba la vigorización de la metrópoli. Asíla política fiscal que gravó al comercio y al consu-mo desarrolló una tendencia hacia una economía lo'calista, que fue Ia característica de toda la edad me-dia.

Se realiza un cambio en la política paternalista deEspaña en el Siglo XVIII con los teriitorios de uI-tramar. Hasta ese momento la Corona siempre estu-vo de parte del indio y en contra del deseo de explo-tación del encomendero. Se trataba ante todo de pro-*'mover el ascenso de la economía privada liberándolade las trabas que, destinadas en parte a proteger lamano de obra indígena, limitaban 14 expansión eco-nómica de la aristocracia criolla. En este sentido tu-vieron especial importancia las medidas destinadasa iniciar la descomposición de los resguardos. Secomienza a formar así una masa de campesinos des-poseídos 1o que constituía Ia premisa necesaria pa-ra la incorporación del indio al trabajo asalariado."Este despojo dice Liévano' se ejecutó por el pro-cedimiento de trasladar los indios de dos o tres res-guardos al recinto de uno solo, generalmente distan-te de los centros poblado-s y cuyas tierras eran demenor calidad y carecían de atractivos para su in-mediato remate". (Semana, página 135). De estamanera los indígenas que hasta entonces solo esta-ban obligados a trabajar en las minas y haciendasen fas"pioporciones que fijaba la mita y el_ concier-to agrario, es decir, en el cuarto o quinto de la po-blación de cada resguardo, se vieron lanzados a un

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merc'ado de fuerza de trabajo al que había escapadogran parte de la población aborigén.Al rnismo tiempo se iniciaba el proceso de comer_

cialízación de la tierra por el remáte de los resguar-{ou que qued.a_ban librel y -de las tierras ,"ui"rrgur.con esta medida se provoóaba una concentra"iót "d"ia tierra de ripo latifundista a cuyos beneficiás te-nran acceso nuevos sectores de la población enrique-c.idos en el comercjo y los negocibs. Moreiro y Es.candón, Antonio M9n y Velaráe ), Andrés gei¿Lrgov. Oquendo fueron ejecutores de esia pólítica que h-a_cía parte de una amplia operación de'la Coroáá des_tinada a remplazar er control económico directo delur colonias por sistemas de explotación privada so_bre los crales se pudiera aplicar'en seguidá un fuerterégimen de exacción fiscal- Los resultádos sociates yeconómicos de esta p,olítica no se hicieron esperar;por una parte se agudiz-ab_a así el conflicto que- opo_nía los trabajadores del Nuevo Mundo a lá arijto-cracia criolla, ya- que, esta aprovechaba para su enri_quecimiento la decadencia del proteccionismo pater-nalista de Españ?: P9l- otra parte'se abando"áUu igrut-mente la contradicción de intereses entre los poíero-sos del Nuevo Mundo y la Corona, ya que está trata_ba de extraer la parte iustancial de ius n,revu, )¡ cre-cientes ganancias por medio de un reajuste e' el siste-rna de impuestos

Esta nueva situación de las relaciones de clasecondiciona y sirve de base a los acontecimientos po-Iticos. qqe -o-cu,rrieron en América durante la ,"gor-da mitad del Siglo XVIII. En primer lugar ia Córo- .

ng deja de aparecer como intermediaró entre losaborígenes y los señores terratenientes y empieza aaparecer cada vez más como explotadorla .oirú., detodas las clases sociales del Nueio Mundo. con ellose abre la posibilidad de una alianza ,rucio.rai-

"on-tra España y Ia aristocracia comienza a ver el cre_ciente descontento de las masas trabajadoras comoun. elemento que podrá utilizar en la lucha contra el

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yugo colonial. Se trata ahora de saber hasta quépunto será posible impedir que este fermento revo-lucionario rebase los lírnites que le quiere imponerla clase dominante y extienda la lucha contra los ex-plotadores de todos hasta convertirla en una- luchacontra todos los explotadores. Cuando el combatecontra un enemigo común unifica a dos o más cla-ses por encima de sus propias contradicciones ocurresiernpre eue los sectores que detentan los privilegioseconómicos consideran con recelo a sus aliados po-pulares e.n cuyg. impulso no.puedel dejar_de-apoyarsus propias y limitadas reivindicaciones. En la aris-tocracia criolla de fines del Siglo XVIII, esta con-tradicción era tanto más honda cuanto menoS opor-tunidades había de que el descontento de las masasaborígenes se limitara a las autoiidades españolas ya su política fiscal.

Existía también un sector intermedio, compuestopor artesanos, comerciantes y pequeños propietarios,para los cuales el viraje eeonómico en la política es-pañola, no solamente no significaba una liberaciónde las trabas coloniales que se oponían a su desa-rro11o, sino que representaba un aumento de las ba-rreras que limitaban hasta entonces 'su expansióneconómica. Las reivindicaciones propias de este sec-tor de la población americana iban, por lo tanto,mucho más allá de una simple lucha por relevar enlo político a la burocracia española y limitar o des-truír en lo económico el régimen fiscal. Las necesi-dades objetivas de su desarrollo económico comprc-I rnetían de hecho toda la estructura del sistema colo-nial; y, aunque no tuvieran una coneiencia clara yexplícita de esta situación, eran mucho más radica-les en su crítica y en su acción que la aristocraciaterrateniente cuyos miembros se veían contenidos enla tarea revolucionaria por el temor de poner en pe-ligro sus propios privilegios.

Esta nueva política de España permitió la unifi-cación de actitudes tanto del. pueblo coúlo de los te-

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irratenientes v^ _comerciantes y aprovecharon la crisispotítica de íso8--"1-il^'á"ti0ry,1 p;;;*lé;"r,rurr" ysolicitar ra independencia.-Ási il iiiaúái-"r sigloXVIII

- v comeniar el xIX;- rur'-f""trul'ürobuctivasen la Nueva Granada tu" La["iri;;;; '_Iyo, gru_do de desarrollo-. tos "ómlrcrantes y ganaderos crio-llos insisten .cada vez á,e,

-"o' vehemencia, en laabolición definitiva de ra;

-tr;b;, ?;;;r.."'í'ru eco_nomía- que la corona quiere mantener en sus colo-nias de urtramar. Antorii" ña;ñ;,- é"^r"lr"ilntación. de los comerciantes .""tu1"renor, L-pr"rrá*-1rr" ",rio-lenta ,'ítica a ra econ"-iu- "oró"i"i;!;'ñi"tá Artetasintetiza así: Yuv ¡ lrvrL

"Las consideraciones de don Antonio Nariño entorno al monopolio del tabaco - h;il- poi' pri_"_ra vez en la historia . de la cultura nacional unacrítica histórica der feudatismo

"orá"i"i.-gr; críticaes la más objeriva definición d"-i;; ;rb"i# ¿"1 si-.glb .x.IX, de io qu";;dri;"1'lu-urr", la comprensiónhistórica de nuestra économí.-;;i;""i: Eí;.recursorconsiclera a ra econornía de ra ó;i;;i; v"r"*"i atina-dalpente, "como, una sucesión progresiüu

- ¿"" jorna_ _

9"?l_hi:!9ricas, de las ""ut-r-iur-;;?;;i"rJ, i"ro¿.,"".,a r#s acruares, y estit:. a aquellas a las pos-teriores,,.TaÍ como lo anota Nieto Áit"tu en su bconomía yCultura en la Historia d" Coi-o*ntü. "* Lvvrr

El conflicto de ra metrópoli repercutió en las co-'lonias, encuadrándose en ii-es corrientes bien delimi- !tadas: la qrimera esrabu.r"pr"r""tá¿u -óár-iá- b.rro"ru_cia ,española, que sostenía bl pti"¿ño--"o ^iriitu¿

¿etcual las colonias debían ..gri;-1á- il;rt"-q,iá'"orri"-ra lg rnetrópoli y debían ulitu, sin rericencia la di-nastía-que triunfara allende el--ár. S" "tiéiivo eradefender los privilegios ¡"i."r¿ii."; á; [iü'goruuu.La segu'da estaba- Tormada-p;;- ;l -"Jl*liio'

criolrolatifundisrá. que defendía loi derechos á;-F"r";;;;VII y. s9'oponía al .reco'ocimiento ¿" "tiu iinastía,mostrándose partidaiia de la independerr"iu-"r, ca-s9'' de que Fernando no .e.rrp"ra.á el trono. Con

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e1lo, defendían los privilegios de que venían go-zando y al mismo tiempo aspiraban a detentarel poder y a afianzar \a supremacía que desde mu-cho tiempo atrás venían ambicionando. La terce-ra estaba formada por los comerciantes criollos, porlos artesanos y la masa popular, que abiertamenteluchaban por una independencid total que asegurarael amplio comercio con Inglaterra, eue cambiara lapolítica impositiva colonial y que qu'ebrara Ia estruc-tura económica y social, para que abriera cauces auna economía comercialízada y manufacturera.

El movimiento independista dirigido por los crio-llos ofreció cada vez más derechos y beneficios alpueblo, obtuvo su respaldo, triunfó sobre la metró-poli y se erigieron las repúblicas independientes.

De todo lo anterior se puede afirmar:En el primer período de la Conquista en vir-tud de'las Capitulaciones solo hubo una conce-sión de tierras a los descubridores, y señoríosobre 1o descubierto, sin que hubiera límite al-guno en relación con la extensión territorial. Nohubo instrucciones sobre las formas de cultivoo ganadería.

Posteriormente hubo instrucciones en cuanto alos solares o fundación de poblaciones paraque no se otorgaran extensiones mayores a lasposibilidades de cada quien.

Se procuró por medio de las encomiendas 'elarraigo de los indios, por la necesidad de cul-tir¡o para el sustento de los pobladores; tribu-tós al Rey y a los encomenderos,- etc. pero nohay un cuerpo organizado de normas pata el"fomento agrícola o ganadero.De hecho no hubo Iímite alguno en relacióncon las extensiones apropiables, nonnas queimpidieran el acaparamiento de tierras. La in-determinación por las defectuosas alinderacio-

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1)

2)

*3)

4)

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nes dio margen para el ensanche de los térmi-nos de cada propiedad, y el comienzo d; üti_gios entre lor propios déscubridores, "oi." losencomenderos, entré los españoles con los indi_genas, con perjuicio de éstos y en fin desde en_tonces vienen. los

- litigios poi concepto de ex_tensiones territoriares,-apoderamiento^ dL ti"rrusde resguard.os y la impiecisión ,o¡i" lá verda_dera extensión que corresponde a cada uno.

5) No hubo una verdadera política agraria en elsentido de atender al honibr", prr*." lu, -.ror-".

sobre protección de indígenas- fi bien unus ve-ces se dictaron con sentiáo pietistá, V J** """la finalidad de mantener trába¡adó.ér

-"i-rervicio de los espaloles, muchas v"ecer, la

-mayoría

no fueron cúmplidas.

En resumen: el ori,gen de la propiedad territorialen Colombia emana dél derecho'de'lo. ,n"vái-^Érpr-ñoles sobre esta-s tierras, justificado p". -iu,

bulaspa.pales y po-r el derecho áe conquistá, q;;- justifi_cab.le 9 no¿ de é1 se deriva el derécho '¿"'lu

diopié_dad sobre la tierra.

IGLO XIX

- La Colonia había conformado unas fuerzas socia-les, con específicos intereses económi"oi, -""u

;¿i;-dad que a grandes rasgos puede describiise de ia si_gurente manera: los peninsulares que vinieron a de_sempeñar cargos burocráticos con riucho orgullo per_sonal y un poc,o de desdén por los crioilósltiioj ¿eespañoles que habían decidibo hacer f;;t";;=¿; es_ta tierra y n9 regresar-a-España. peninsula.es V^.crio_llos forman la ctase dirigeite. Más ;b;j;-; Éxtien_de una amplia capa de -mestizos y biáircoi- venidosa, menos ejecutando toda clase dq actividades y de

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empleos, mercaderes, sastres, talabarteros, escultores,barberos y medianos propietarios, etc. formaban unacapa intermedia entre la aristocracia y el pueblo.Abajo como sostén de la pirámide social l.os indiosy los negros con sus papeles de siervos y esclavos.En el campo esta sociedad la sintetizabá con grannitidez la éncomienda, como aspecto feüdal dé laéconomía colonial y el resguardo indígena con su pro-ducción de autoabastecimiento, imprimiendo a su al-rededor ulra mentalidad localista y un espíritu al-deano, característica de todo este período.

Por consiguiente afianzada la independencia en lanueva sociedad y el nuevo gobierno, se alegnzaba adistinguir la corriente y el propósito de los comer-ciantes y los artesanos quienes, a pesar de haberseformado en la lenta y parsimoniosa sociedad colo-nial, presionaban para que la guerra de liberaciónsignificara la terminación de todas las trabas colo-niales al desarrollo de la economía, solicitaba unrompimiento brusco con las. instituciones de antaño,y una exigencia más explícita por vías francas parala creación de riqueza. Más, la contrapartida a es-tos intereses la encarnaban los descendientes de lanobleza española, los hijos de los encomenderos, losherederos de los esclavistas negreros y las comunida-des religiosas, estos tenían otra imagen' de lo que-debía significar el triunfo de la emancipación, paraellos la independencia debía constituír apenas unasucesión con el fin de que el poder político alcan-zado ratificara todos sus privilegios anteriores y aúnlos acreciera. El nuevo gobierño por 1o tanio no

. debía cambiar sustancialmente nadá de lo que ya\existía. De esta manera en el comienzo de 1; nue-va república se configuran estas dós fuerzas que ca-racterizatán la lucha por el poder a través de todoel Siglo XIX. Por debajo de estos dos intereses lamasa irredenta de indios y negros, sin mucha con-ciencia de sus propios intereses.- La, fuerza retardataria era

meras". tres décadas del nuevo-.

más fuerte en las pri-gobierno, los intentos

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por cambiar la fisonomía colonial fueron esporádi-cos y aunque sus abanderados expusieron brillante-mente sus tesis, la fuerza contraria se impuso y laagricultura, el comercio y la incipiente industria nopudieron .liberarse de las pesadas cargas impositivasque venían desde la colonia. La defensa de los pri-vilegios heredados mantuvo la esclavitud, la servi-dumbre del indio y el gran latifundio; consagrandoal período 1820-1850 como una prolongación de laetapa colonial.

Claramente 1o decía la Constitución de L82L ensu Artículo 188: "Se declaran en su fuerza y vigorlas leyes que hasta aquí han regido en todas las ma-terias y puntos que directa o indirectamente no seopongan, a esta Constitución ni a los decretos y le-yes que: expidiere el Congreso". En L825 se aclara-ba que las pragmáticas, -cédulas, órdenes, decretosy oi'denanzas emanadas de la Corona antes de 1808tendrían plena vigencia si no se oponían a la Consti-tución y a las Leyes. Solo en 1887 se declaró aboli-da la legislación española.

Castillo y Rada expresa el sentir de la corrienteprogresista. Como Ministro de Hacienda en L826,sostiene enfáticamente la tesis de que el país de-be mejorar su agricultura para que sirva, de baseal desarrollo de 1á industria y el comercio: ""Si pros-pera y florece la cultura de nuestras extensas y fera-ces tierras, florecen y prosperan las artes y el co-mercio; y si prosperan estas tres fuentes de la ri-queza nacional, abundarán indefinidamente los re-cursos que necesitamos para satisfacer los gastos ne-cesarios 'del Estado" (t) . Este progresista Ministrode Hacienda propugna el desarrollo agrícola e in-dustrial liberando al país de toda traba colonial ydenuncia el escollo que constituye el látifundio . de

Luis Eduardo Nieto Arteta. EconomíaHistori4 de Colombia. Bogotá. Libreríapáe. 69.

5

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y Cultura en' laSielo XX. T942

bienes de manos muertas para el acceso al desarro-11o económico. "La amortización eclcsiástica es eltercer obstáculo perjudiciál -á-la-.agricultiira.

Entien-do por bienes amotizados los -raíces que son -fondosdé -conventos, monasterios,'-óápellanías, cofradías,óbras pías, memorias de rnisas, aniversarios, etc., loscuales,^ prohíbidos de enajenarse, están fuera del co-mercio. Esta clase de bienes no concurre con lo de-más y de aquí resulta que las tierras 'suben de pr-e-cios cbmc todas las cosás que se demandan cuandonó hay concurrencia. De modo que si se agrega elalto precio de las tierras a los dos gravámenes an-teriores, se reconoce claramente -que los ciudadanbsdeben retraerse de este género de industria con men-gua del cultivo y de la riqueza pública. Cot] estaséonsideraciones ioncurre otia quá es bien obvia ynianifiesta a todos. Los bienes amortizados se ventotalmente abandonados. Los colonos o arrendadoreslos manejan como ajenos; solo procuran sacaf deellos la ienta que deben pagar, y 1o muy precisopara su subsistehcia, y n¡.rnca hacen las anticipacio-nes y mejoras que cluplicarían su valor y aumenta-rían considerablémente sus productos. Aún las mis-mas comunidades, capellánel, etc. cuando los admi-

- nistran por sí, no mirándolos con la afición de unpropietaiio en cuyo beneficio ceden las mejoras, nipudie.ndo disponer de ellos, se consideran como me-ios usufructüarios, procuren el provecho posible

"ytampoco hacen antiCipaaiones y mejoras, con perjui-cio

^de la producción- y de la - riqueza pública" (u) '

Asimilsmo áefiende la - bondad de' los impuestos di-

rectod y reclama la elaboracién de buenos catastros.-l¿. a r a' rILa corriente que defendía el statu quo fue muchomás poderosa y se impuso; la economía colonial, lasactitudes feudales, el esclavismo como negocio y elapego al pasado fueron claras realidades que tipifica-ton el período 1820-1850. Tres fuerzas sociales coa-

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6 NIETO ARTETA. Op..cit. p. 73.

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ligadas hiciei'on que el_ cambio ,pror|.lticlo y espe-rado no se cu_rnp!i.9ra. L9r glggqff iérrateniéntes^ ylos militares ¿eGñ'¿iéióá" dü¡^'p?Iüt"eio, qüé

- rr"r"-

daron de s'.ls mayores junto coñ los íatorei sociaresque conformaban' su _cbnducta. Este grupo que gG.bernó al país hasta la mitad del siglo puru-do f=ueretratado rnagistralmente por José ñnaríá Samper:"De qué-fuerzas__parciales-se componía aquella ma-sa -gye lemos llamado el elemento periinsular otradicionalista? Componíase, en primer iugar, de to-dos los hombres que patriotas b godos, "d"6íun

suposición- lur insiituciones y trad"icionés del i¿s"mel colonial, políticamente véncido, mas no sustan-cialmente desarraigado; y en segundo, de aquellos,que elevados por ia révólución í cieúa impoitanciámilitar, habían llegado a tal grado de erisimisma-miento de clase- que, apoyándose en el fuero y erfel prestigio de. la fuerzá, sentíanse con ánimo paraaspirar a sustituírse, , efl la República, a los iquehabían ejercido el poder en la iolonia..

"4_rí el elemento tradicionista se compuso; deaquellos gue, jactándose de ser nobles, a io menoshidalgos titulados (ya que no de carácter) no podíantolerar la idea de la igualdad con la canalla,^ comollamaban al pueblo, ni conforlnarse con unas insti-tuciones radicalmente distintas de las tradicionales;de los propietarios de esclavos; de los hombres acau-dalados gue, acostumbrados al antiguo régimen, deimpuestos, no consentían en que se implaniara otro,fundado en la justicia, que les gravara con alguhascontribuciones . para el sostenimiento del gobiernoque había de darles seguridad y garantíasl de lagran masa del clero, de los curiales- y de los profe.sores titulados, favorecidos por las manos muirtas,la unión de la Iglesia y el Estado, la intoleranciareligiosa, los privilegios profesionales y los embro-llos de la legislación española. y de todos eQuellosque habituados al predominio ejercido al favor detrna rigurosa centralización, no eonsentían en que se

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dividiera Ia administración pública entre los diver-sos y apartados grupos que formaban la sociedadneogranadina" (t).

En este grupo con clara conciencia de sus inte-reses se daban las manos los unos a losíotros, inte-ligentes y sutiles sabían esgrimir el esguince cuan-do la otra fuerza tenía oportunidad de concretarlos,y permitían que eila se expresara un poco tímida-mente pero supieron mantener en sus manos las pa-lancas claves del poder para no ceder a las preten-siones de aquellos. Así permitieron que Castilio y Ra-da expresara sus tesis pero que no se tradujeran enactos; que |osé Ignacio de Márquez como Ministrode Hacienda denunciara la perrnanencia del períoclocolonial en 1831. "El primero, continúa, es el ha-llarse muchos terrenos afectos a capellanías. cofra-días, obras pías, aniversarios, rnemorias, de misas,etc., o formando los fondos de ios conventos, mo-nasterios y otras corporaciones civiles y eclesiásti-cas. Esta clase de amortización es perjudicialísimaa la agricultura. Un beneficiado no trata sino desacar todo el lucro posible mientras posee el be-neficio, no es de su interés mejorar el terreno, sinodisfrutar de Ia renta con el menor gasto posible.Un campo que corresponde a una córporación, yque no puede enajenarse, siempre estará mal culti-vado, porque el arrendatario, limitándose a sacartoda la utiiidad posible en el tiempo de su arren-damiento, ni hace mejoras útiles, ni'emprende aque-Ilas ¡ obras que necesitan gastos y tiempb y no miraeI tbrreno con el cuidado de un propietario, para elcual acrece o decrece su valor. Si It distribuiión delas tierras es favorable a la agricultura, el- estar es-tancadas en mhnos muertas, es esencialmente perju--dicial. . . Ya que se han dado disposiciones sáluáa-bles para destruír los mayorazgos^ debe disponerseque se enajenen precisamente todos los bienes raíces

7 NIETO ARTETA. Op. Cit. páe. 82.

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amortizados que pertenezcar^ a conventos, monaste-rios, capellanías, cofradías, obras pías, memorias demisas, casas de misericordia y colégios, o a las ciu-dades y villas, de manera qué no háya-uno solo queno vuelva al comercio de lós honubrés de que se hasacado

. injustamente y contra 1o que, exigó el inte-rés social, prohibiendo qgg ,estas comunidádes o cor-poraciones puedan adquirirlos nuevamente por nin-gún títu_lo" (8). Pero no actuaba como go^bernanteen esa línea y cedió a las presiones del grupo quelo mantenía en el poder. Pof esto los priméroi trein-ta años de gobierno independiente fueion una conti-nuación de la socieda_d colonial que no vio recortado'sus privilegios ni amenazados sus intereses.

Este período es visto por todos los estudiosos co-mo un período de estancamiento con fuertes trabascoloniales. Luis Ospina Vásquez dice: "El tono ge-neral del período (1830-1845) es de conservat-is-mo marcado. La reforma fiscal que había sufridoLlna regresión tan notable en los últimos años delperíodo anterior, se llevó muy cautelosamente enéste. No se pudo proceder contra el estanco del ta-baco y el diezmo que (con las alcabalas) constitüíanel medio principal del colonialismo que aún subsistíaen la organización fiscal'i. (e).

i ya hacia L842 con Mariano Ospina, como Mi-nistro del Interior, reconoce que eL solo proteccio-nismo no desarrolla Ia industria y vuelve- los ojosa la _agric,ultura y a I,a minería corrlo fuente de riqüe-za. En 1832 por orden de la ley se ordena repartirlos resguardos entre los indígenas con la próhibi-ción de vender la tierra por un lapso de"tiemio, estamedida abrió la puerta para el aóceso del la^tifúndioa la tierra de resguardo. La medida era tan lesiva

Nieto'Arteta. Op. Cit. Pág. 90.

Lrip Qs-piga Vásquez. fldustria y Protección - Bogotá.Editorial Santa Fe. 1955.

8

.9

para los intereses de los indios que la impugna-ron y el gobierno hubo de suspender su ejecución.

Se debe anotar que en la década del 4O comienza1a colonización antioqueña hacia el Quindío; enCundinamarca ocupa las tierras de vertiente haciael río Magdalena y el grupo santandereano se ex-pande en dirección af mismo río. Este proceso' co-lonizador avanzaba con un poco de agricultura yalgo de ganadería, el comercio se tornó más activoy la inversión de los dineros que dejaba la mineríamás fructí.feros.

La segunda mitad del Siglo XIX está caracteriaa-da por una serie de vaivenes frente a la propiedadterritorial. La corriente de los manufactureros, co-merciantes y medianos propietarios una vez en elpoder por la Ley 2L de 1851 ordenaron e hicieroncumplir la plena libertad de los esclavos suscitandola afuada protesta de todos los negreros que esgri-mían el argumento del atraso en la economía. Tám-bién esta misma fuerza había logrado que la Ley 3cle funio de 1848 diera a cada Comarcá la facultad,"para arre.glar todo 1o relativo a resguardos indíge-nas, así para su medida y repartimiento como parasu adjudicación y enajenación"; la Lgy 22 de |u-nio de 1850 la aclaró, sentando que\ las cámarasprovinciales podían levantar la prohibición de ena-3enación inmediata que habían impuesto las leyesagteriores a los indígenas que recibían tierras en ple-

, n-q prppiedad, como consecuencia de la partición yladjudilcación de los resguardos. I-as cámaras se apre-suraron a usar de esa facultad y activaron la liqui-dación, no sin atropellos y arbiirariedades. El efec-*-Lt-o natural fue el pronto paso de las tierras repartidasde m4nos de loi indígenas a las de hacendados ycapitalistas blancos o asimilados a tales. Ocurrió unfenómeno de proletarización en el sector rural, enescala antes no vista en el país. Los nuevos proleta-rios dieron,.brazos baratos a los cultivadores- de ta-baco y a, los hacendados del interior: nacía, puede

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4ecirse,- la "plantación", y se reforzaba la "hacien-da". (to)

También las medidas económicas de este gobier-no repercutieron en la ampliación del cultivo áel ta_baco aI suprimir el monopolio del mismo. ',La liber-tad del cultivo (del tabacb) dio lugar a un auge ex-traordinario de Ia producción, sobie todo en -la

re-gión de Ambalema, y un poco en la región del Car-men de Bolívar,. de Palmira; no cubríin sino unoscuantos miles de hectáreas en con-iunto (t1) .

- !,a .presión sobre el latifundio de los altiplanosdel piso térmico frío no continuó porque se ^abrie-ron las tierras templadas de vertienie a una ampliacolonización donde se podía obtener productos áltr-mente comercializados que daban buénas gananciascomo eI café y la quina y apenas se abríari las nue-vas tierras se ocupaban con ganadería. Este movi-rniento colonizador fue reforzado mediante medidasiegales tales como la Ley-¡61 de 1874 que declaró enforma inequívoca la adjudicación de 1os baldíos alas personas que los cultivaran. La fuerza coloniza-dora incorporó a la economía . nuevas tierras connuevos cultivos y una ganadería de consíderación(en Antioquia en 1870 se calculaban 360.OOO cabe-7as de ganado) (t') , pero desplazó .una gran masade campesinos hacia las tierras de vertienté.

En la segunda mitad del siglo XIX las fuerzaseconómicas en ascenso coincidían en la nea.esidad deárnpliar

_ el mercado nacional como la primera con-

dición de un mejor bienestar. Esta preinisa llevó aobtener la libertad de los esclavos y -la extinción delos resguardos con el fin de obtener una mano de

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Ospina Vásquez, Luis.

Ospina Vásquez, Luis.

Ospina Vásquez, Luis.

op. Cit. Pág. 196.

Op. Cit. Pás. 242.

Op. Cit. Páe. 242.

obra abundante y barata en el mercado del traba-jo y que al romper La economía de autoabastecimien-to se ampiiaría la demanda de bienes de consumo,objetivos -estos que contradecían los intereses de los ''

esilavistas y las^ comunidades religiosas. El gobierno-de la década del 50 estaba consciente de que unQde los gravámenes más onerosos y más embrolladoslpata la propiedad territorial era el censo, aatga Pa"\,trimonial que gravitaba sobre las propiedades como'+'* ::derecho t*il qir* una person? o institución disfrüt5--'"'h=**'ba. El censo iepartía el producto de la tierra entrecensatarios y censualistas- Este gravamen fue aboli-do.

La libertad de los 'esclavos venía discutiéndosedesde el período de la independencia, ya el Congre-so de Cúbuta al comenzar Ia década del veinte de-cretó la libertad de los vientres y prohibió la impor-tación y exportación de esclavos pero en, L843 losesclavislas áxpidieron una ley Tre castigaba fuerte-mente a los que incitaban a la fuga de algún escla-vo; este forcéjeo se rompió en L851 cuando se de-claró definitivamente la libertad de los esclavos yentraron libremente a competir en el mercado deltrabajo.

El movimiento de la segunda mitad det Siglo XIXdeseaba acabar con el resguárdo indígen'a. ya quedesde la colonia significó la unión del trabajo ag{icola con la posesión forzosa de la tierra y por lo4nismo el inciio del resguardo se encontró atado alresgrfardo como institución limitante en costumbresy ccimportamiento; el resguardo constituía una ba-rrera que impedía penetrai el aire fresco de algunarenovaéión. Bt in¿ib adscrito a la pequeña parcelacon una economía cerrada no le permitió entrar acompetir en el rnercado del trabajo y restringió su ''capacidad de consumo marginándolo de la corrientehistórica que. llevaba el país.;¡La legislación frenteal resguaráo fue inconexa y zigzagueante, en 1820se ordenó devolver a los indios las tierras del res-

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Page 19: La Tierra en Colombia - e. Zuleta

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guardo, en lB32 se prohibió la venta de tierra delos .mismos p9r 10 ahos, en lg4z se prorrogó urián:9jt por 2! 3ñ9s y..en 18so ,. u"toiiré- u "ro.

!ó_brernos provincia.les .,arreglar la medida, repalti_miento, adjlldicación y libré enajenaciór-de los- rei_guardos. indígenas, pudiendo en consecuencia autori_zt1 a éstos para disponer de sus propiedades ¿"fmismo modo y..pol lbs propios títuios'[L" 1o, de_Fár granadínos". De esta manera se séntaron lasba¡e9 para la extinción de los resguardól ;;" solosubsistieron en_ lur provincias donáe * -pJ*anen-cia fue defendida pbr los latifundistur. r--* conse-cuencias de esta medida fueron expuestas poi- óu_macho Roldán. "Autorizados para ena¡enar sus Res-guardos en 1858, inmediatarñente roJ v".r¿ilro' ayil precio a loq gamonales de sus puebloi,

- los in_dígenas se convitrir{g" en peones dJ- l;;;i, con unsalario de cinco a diez centavos p". áiár-

"."ur"u.ony encarecieron los víveres, las tiérras dó tábor fue-ron convertidas en dehesas de ganado, y lós restosÍ^" 1? i"za poseedora siglos atrís de

"riur -."giones

se dtsp_ersaron en busca de mejor salario a lals tie_rras calientes en donde tampoco ha mejorádó su tris-te condición. Al -menos, sin embargo, Éu iórrtii¡"i¿o,a la fundación de esas haciendas ""ótá¡i"r-q"L p""-den observarse en todo er descenso -d"1;

ildilr"ruhacia el sur y hacia el suroeste, hásta n-¡áf"* a....,,Esta mano de obra fue utílizada en la producción

de tabaco y en la colonización de ;;;;; á;;;.Las medidas econórnicas de los años cincuenta secaracterizaÍon por la decisión de destruíi

-1", dir".-trices de la economía coronial, rearizii

-i"u -r"üi,.]-

:ió1. social .y asomarse a las puertas " cle .r.r^ ,.r,o_l-y9" ,poIítica. La abolición del monopolio del ta_baco, de los diezm,os, la reducción de lbs censos, lalibertad de los esclavos y la parcáru"io" -¿J-lor,

,.r-guardos fueron armas qúe utilizaró'-óá"t* .r rati-funclio,i' pero esla bataria roro entoc¿- éi"^iutú"ndioconfesiopal co' Ia abolició' de la propieáad*'Je ¡ie_-'nes de manos muertas, quedando intacto el latifun-, L-- V¡ L<

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dio laico que en rnuchas regiones quedó más fuerteya que amplió sus propiedades con las tierras de laIglesia. Por esto al f.inalizar el Siglo XIX encontra-mos en el campo la gran propiedad deficientementeexplotada ocupando las mejores tierras con ganade-ría extensiva, la mediana propiedad con agriculturay ganadeúa comercializadas y el minifundio heren-cia de la división del resguardo y de propiedadessubdivididas por derecho sucesoral.

Hacia los finales de la Centuria del XIX ya sea\canzaba a notar la presencia de la pequeña y me-diana propiedad. Tal como lo anota Hirschman "Laentrada de una clase media agrícola a los inters-ticios de un sistema feudal bipolar sentó' las basespara una eventual subdivisión de muchas de las tie-rras altas de Colombia en el Oriente (Santander yBoyacá) y al suroccidente (Nariño) en pequeñaspropiedades (tt) .

.\demás la presión que debió ejercerse sobre el L'tifundio del aitipluno ée,volvió rób." la colonizaciótde las templadas tierras de vertiente donde se opuso rrrenos resistencia por los poseedores de títulos ya las tierras cálidas. De esta manera se conforrnó asíuna clase carnpesina y proletaria de medianas fincascuya producción se orientó especialmente a la comer-cíalizacíólr en el café, el tabáco y el algodón._ De esta manera al comenzar la presente centurialgs problemas cle la tierra van perfiiándose hacia ladenuncia de una gstructura de' tenencia defectuosa€,n .lq cual se advierte la concentra"iO" á" fu- pr"pi"-dad .ferritorial en pocas manos, de un lado, y iu pt"-sercra !e una gran masa carnpesina que carece deella. o- la 'posee en cantidad insuficiente, jornalerosagnc_olas y minifundistas, por otro. Los conflictospor la posesión de Ia tierra van a ocupar lugar des.tacado en el proceso histórico del pres-ente slglo.

I3 Hirschman Albert O. Journeys Toward. progress. NewYork, A. Twenty Cenrury Funá Study, 1961: p". tg.

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