la testadura especial: la última palabra

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Page 1: La Testadura especial: La última palabra
Page 2: La Testadura especial: La última palabra

Coordinación editorial:

Mario Eduardo Ángeles.

Equipo editorial:

Mo. Eduardo Ángeles, Pedro Serrot, Jesús Reyes, Lizeth

Briseño.

Consejo Editorial: Miguel Escamilla, Salvador Huerta, Pedro M. Serrot, Erich Tang, Mo. Eduardo Ángeles,

Jesús Reyes.

Agradecimientos especiales a la Facultad de Lenguas y Letras de la Universidad Autónoma de Querétaro, a Roxana Jaramillo, Diana Isabel Enríquez, Cristian Padi-

lla, Tzolquín Montiel, Enrique Ibarra y David Morales.

Contacto:

[email protected]

[email protected]

México, Diciembre 2012.

Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus auto-

res. Cuida el planeta, no desperdicies papel.

Page 3: La Testadura especial: La última palabra

Albertonto Vargas nace un día

de muertos allá por el año de

la caída del muro de Berlín.

Comienza a escribir recién

entrado en el tercer grado de preescolar, hacién-

dose entender lo mismo con palabras, que con

imágenes o golpes. Desde entonces colabora lo

mismo en medios impresos y electrónicos, que

inundando con retórica barata los oídos y lienzos

de las calles. Ha publicado una no-vela de mane-

ra independiente. En su tiempo libre escribe

diatribas que firma con sangre y envía por correo

postal.

Listones y clarinetes bajos en si bemol.

chido lavanda!

Page 4: La Testadura especial: La última palabra

MORIREMOS TODOS

EN UNA SEMANA

POR ALBERTONTO VARGAS

Page 5: La Testadura especial: La última palabra

MORIREMOS TODOS EN UNA

SEMANA

Personajes:

-oso hormiguero

-capitán

-nínfula

-marinebrio

-el plan

-el bucanero, creo que es un ron, pero

igual, sabe culero

-polecía

Page 6: La Testadura especial: La última palabra

1 Una balsa llamada México, en

cualquier río de cualquier planeta

-6 días para salvar a México- se es-

cucha el grito desde la proa.

-Pues acá sólo hay muchas hormigas

- replica el oso hormiguero, que se rasu-

ra la barba y bigote para hacer más efi-

ciente el mecanismo de su no-

mandíbula. Esto sucede desde la popa

de la embarcación.

La Testadura 1

Page 7: La Testadura especial: La última palabra

1.2 Tres de la tarde

El oso permanece dormido.

Los seis días para salvar a México se

hicieron 100 años de soledad.

García Márquez y su editor en jefe

demandan a Morfeo.

La matrix es eso que no pienso. Y

ash.

Me caga ponerme cursi.

Jajaja.

Seguramente venía una escena amo-

rosa.

La Testadura 2

Page 8: La Testadura especial: La última palabra

2 Escena 3

La escena transcurre en el borde

derecho de la balsa que se ha converti-

do en barco. Una nínfula camina con la

parsimoniosidad de un monje tibetano

por uno de los pasillos. Las únicas pala-

bras que emite son exhalaciones cance-

rígenas delicados, directo de sus pulmo-

nes a la ya de por sí contaminada at-

mósfera de palebrias.

La Testadura 3

Page 9: La Testadura especial: La última palabra

De proa a popa, incluso desdel cara-

jo, todos la ven, todos y cada uno de los

estúpidos tripulantes. Irremediable y

furtivamente. Lapsus breves o miradas-

ataúd, de esas que sepultan. Todxs ca-

llan. El plan para salvar a México en cien

años de ebriedad se ha reprogramado y

resumido a plan para salvar a México en

seiscientos sesenta y seis punto 666

días.

La embarcación se hunde.

Primero la proa.

Se ahogan el presidente legítimo de

México y sus hijos bastardos no recono-

cidos.

La Testadura 4

Page 10: La Testadura especial: La última palabra

Se ahoga la bandera (que no lo mis-

mo que lavanda).

Los más precipitados se arrojan.

Sólo algunxs permanecen a testiguar

el final.

2.2

El policía aborda la nave y en un

brusco viraje bofetea al oso hormiguero:

-Manos a la panza!-grita

-Calmado brother, no hay drogas!

Pura hormiga!- mientras levanta los

brazos y garras al frente.

Un pájaro derrama directo de luna

La Testadura 5

Page 11: La Testadura especial: La última palabra

botella 100 mililitros de vino hacia un

embudo que desemboca en un gotero.

El vino no es vino, es la sangre del pája-

ro. El pájaro es un pene, y la luna una

vagina.

La Testadura 6

Page 12: La Testadura especial: La última palabra
Page 13: La Testadura especial: La última palabra

3 Acto final

La meditación y la contemplación en

la manifestación carnal de la nínfula

devastarían a cualquier buda.

El oso hormiguero repite:- Seguros

que no quieren hormigas. Aquí hay mu-

chas.

El 50% del barco ha colapsado a los

labios húmedos e hímeneos de la mar.

Al final, el capitán, que nunca había

La Testadura 9

Page 14: La Testadura especial: La última palabra

sido capitán ni quería ser capitán, da la

orden:

-Todxs dense un tiro.

Uno a uno, los splash de los cuerpos

muertos impactando la mar.

Al final, el capitán se dispara.

Aparece en escena un marinebrio.

-Ja, bobos! Esto es un submarino.

El oso hormiguero vomita y se va

volando.

El submarino emprende su ruta a

Rusia.

Y derrota a los soviéticos.

La obra está ambientada en el siglo XIV.

La Testadura 10

Page 15: La Testadura especial: La última palabra

Víctor López Jaramillo

victorlopezjaramillo.com

Nací a mediados de la dé-

cada de los setentas en San

Juan del Río, Querétaro... de vuelta en

Querétaro, tras un bache periodístico tele-

visivo, en 2005 regresé a las aulas univer-

sitarias, ahora para estudiar un posgrado

en Partidos Políticos.

Hoy, dirijo un periódico universitario en un

estado donde cada vez es más difícil hacer

periodismo; por lo menos en mi espacio lo

intentamos cada semana con aciertos y

fallas.

Page 16: La Testadura especial: La última palabra

LOS FINES DEL MUNDO Y YO

VÍCTOR LÓPEZ JARAMILLO

Page 17: La Testadura especial: La última palabra

Los fines del mundo y yo

Dicen que este 21 de mayo del

2011 es el fin del mundo. Yo no lo sé de

cierto ni lo supongo pero ya se ha

desatado una mezcla de histeria colecti-

va y cotilleo mundial que ha hecho que

este sábado no sea como cualquier otro

sábado.

Así, tenemos profetas de la red que

anuncian que el final de los tiempos se

La Testadura 14

Page 18: La Testadura especial: La última palabra

avecina y que ora sí el payaso apocalíp-

tico nos va a cargar a todos.

El de ahora es un loco religioso (me

lo imagino estilo Flanders de Los Sim-

pson) llamado Harold Camping, quien

basándose en una peculiar forma de

interpretar la Biblia, llegó a la conclu-

sión de que este sábado se cumplen 7

mil años del inicio del diluvio que hizo

famoso a Noé y a su arca-zoológico y,

por tanto, al ser el séptimo día (para

Dios, según el religioso, un día es igual a

mil años) se repetirá el evento.

Sin embargo, para este menda, eso

La Testadura 15

Page 19: La Testadura especial: La última palabra
Page 20: La Testadura especial: La última palabra

del fin del mundo es algo tan choteado

que le ha dado por escribir su lista de

veces que ha presenciado el fin del

mundo y ha sobrevivido.

Verán, mi primer fin de mundo fue

allá por 1986, cuando el cometa Halley

pasó cerca de este planeta azul.

Si mi memoria no me es infiel, debo

contarle que ese año se dijeron toda

clase de predicciones. Que si la última

vez que había pasado el cometa había

coincidido con la guerra mundial, con

la revolución mexicana y con no sé qué

otras cosas. El chiste era que nos prepa-

ráramos, que ya era una señal del fin del

La Testadura 17

Page 21: La Testadura especial: La última palabra

mundo.

¿Y qué pasó? Pues nada. Lo más

cercano al fin del mundo fue que la se-

lección mexicana de fútbol fue elimina-

da en el Mundial donde éramos locales.

Lástima, porque ese equipo tricolor te-

nía mucho corazón y en la cancha lo

demostraba (léase al ritmo de esa pega-

josa canción)

Seis años después, otra vez vino la

histeria. Ahora fue por el eclipse total de

sol que se vio en esta parte del hemisfe-

rio. Quien sabe de donde empezaron a

salir mafufas predicciones de que era

otra señal del fin de los tiempos. Y por

La Testadura 18

Page 22: La Testadura especial: La última palabra

televisión a cada rato aconsejaban no

mirar directamente el eclipse porque

quedaríamos ciegos, que mejor lo viéra-

mos por Televisa, y así nos atosigaban

de comerciales.

¿Y qué pasó? Al final ni fin del mun-

do ni ceguera masiva como en novela de

Saramago. Acaso yo quedé un poco

miope, pero eso es genético, no por el

eclipse.

Después de eso, los noventas trans-

currieron en santa paz. Murió Kurt Co-

bain y llegó el brit-pop. Y en el 99 llegó

otra vez la histeria del fin del mundo.

Que en el año 2 mil ora sí se iba a acabar

La Testadura 19

Page 23: La Testadura especial: La última palabra

el mundo. A rezar, a portarse bien. El fin

de los tiempos.

Y por si dudaban de la religión, tam-

bién las computadoras pronosticaban el

fin: al cambiar de milenio, las compu-

tadoras fallarían en masa produciendo

catástrofes. Era el famoso 2YK.

¿Y qué pasó? Abrimos el champaña,

brindamos por el año dos mil y lo más

cercano al fin del mundo fue la cruda del

primero de enero.

A eso sumémosle la histeria de la

gripe H1N1 y que mi generación ha so-

brevivido a cuatro de los peores presi-

dentes de México (Salinas, Zedillo, Fox y

La Testadura 20

Page 24: La Testadura especial: La última palabra

Calderón) al peor gringo (Bush hijo),

pues eso de un nuevo fin de mundo no

asusta, más bien, es uno más para la

colección.

¿Fin del mundo? Sí, uno más por

favor.

La Testadura 21

Page 25: La Testadura especial: La última palabra

H de Gilead

[email protected]

(Querétaro, Qro., 1980)

Page 26: La Testadura especial: La última palabra

AROMA

H DE GILEAD

Page 27: La Testadura especial: La última palabra

Aroma

Daniela Coronado al concluir su edu-

cación media superior no tenía idea de

qué estudiar como formación profesio-

nal, tampoco tenía idea de cuáles eran

sus preferencias en términos laborales y

lo que quizá era peor para esa tarde: no

tenía idea de qué iba a cenar ante la

ausencia de sus padres en casa.

Quizá éste sea el punto de partida

La Testadura 24

Page 28: La Testadura especial: La última palabra

más adecuado para la historia donde

una joven de apenas 19 años se convier-

te en la científica más renombrada de

toda una nación en crecimiento como lo

es México, quizá deba de ser así, que

alguien proveniente de un espacio tan

alejado como un pequeño pueblo del

norte del país se convierta en el referen-

te principal para hablar de los genios

contemporáneos, quizá deba de ser así

porque no puede ser de otra manera,

porque de hecho sí fuese diferente de

seguro tendría implicaciones en el ima-

ginario de la sociedad al diluir el mito de

que se puede provenir del rincón más

La Testadura 25

Page 29: La Testadura especial: La última palabra

olvidado del mundo y sin embargo se

logra ser alguien con éxito, de modo que

no todo implica nacer en una familia

donde las cosas ya han sido dadas y el

mundo sabe perfectamente cuál será tu

destino aún antes de que seas capaz de

entrar al baño solo.

Daniela no quiso estudiar microge-

nética. Simplemente se le presentó la

ocasión pues ya todas las demás opcio-

nes estaban saturadas de aspirantes.

Sus compañeras seleccionaron cosas

divertidas como diseño de modas, ar-

quitectura o psicología, mientras ella no

podía ni pronunciar bien el nombre

La Testadura 26

Page 30: La Testadura especial: La última palabra

cuando la secretaria le preguntó para

qué licenciatura aplicaría examen. Pero

eso no fue impedimento para ingresar,

pues hay ocasiones en las que se actúa

por intuición.

A los científicos les pasa lo mismo,

basta recordar los momentos de sole-

dad y risas sueltas que tuvo Albert Eins-

tein y que casi le cuestan salir de la pri-

maria, aunque seguramente eso no hu-

biera alterado el orden donde ese genio

desarrollaría el material bélico más im-

presionante hasta el momento allí como

en otra parte. Y Daniela siempre se ins-

cribió en ese grupo, con todo y que su

La Testadura 27

Page 31: La Testadura especial: La última palabra
Page 32: La Testadura especial: La última palabra

madre sea estilista y su padre dueño de

un gimnasio, con todo y que a ella le

guste cenar atún con mermelada y que

sólo tome leche con chocolate porque el

resto de bebidas siempre le generan un

alta desconfianza debido a la textura.

De hecho esta es también la lógica

de los dones, pues un don es para ejer-

cerse o simplemente no existe. Y de eso

Daniela se iba a dar cuenta hasta su

segundo año en el instituto, justo cuan-

do las cosas se le complicaron no por-

que hubiera bajado su rendimiento que

simplemente no pudiera ir mejor, sino

debido a la exigencia de un profesor que

La Testadura 29

Page 33: La Testadura especial: La última palabra

les dijo:

- Deben de entregar un proyecto

donde propongan una ruptura de para-

digma, una novedad que no exista, sea

un producto, sea una fórmula, sea una

teoría, etc. Quiero algo nuevo sobre mi

escritorio, algo que cuando lo vea me

sorprenda y que merezca la pena ser

avalado por una institución como ésta.

Los veinticuatro integrantes de la

clase daban por reprobado el curso

pues simplemente alguien como el Dr.

Montes no se puede sorprender, y no

tanto porque sea un escéptico, sino más

bien porque ha conocido desde trabajos

La Testadura 30

Page 34: La Testadura especial: La última palabra

en la NASA hasta la ONU y miles de sitos

más, aparte de ser consultor de farma-

céuticas o director de una docena de

revistas científicas. Pero en especial

porque en la historia del instituto todo

mundo aprobaba el curso por provocarle

lástima a tan grande eminencia de lo

científico que siempre llenaba salas

donde quiera que pusiera un pie, sujeto

del cual poblaciones enteras leían sus

artículos aún se tratara de un simple

comentario sobre la caries o el color de

la tarde.

Pero a Daniela la cabeza abajo le

duró sólo quince minutos. Aunque lejos

La Testadura 31

Page 35: La Testadura especial: La última palabra

de tenerse confianza más bien se sentía

con la obligación moral de hacerlo pues

seguramente su madre presumía de ella

ante sus amigas que le visitaban en la

estética mostrándole calificaciones con

sembradíos de la honorable doble cifra.

Empezó con lo básico: hacer variar

un producto, ponerle características que

no estaban localizadas en el territorio de

esta u otra cosa, de ese modo inventó

un tarro que se calentaba con el calor

corpóreo, pero cuyo proceso era muy

lento y que de hecho no preparaba bien

las bebidas como café o té, además de

que el azúcar siempre se pegaba al fon-

La Testadura 32

Page 36: La Testadura especial: La última palabra

do del tarro. Su segunda propuesta fue

un poco más atractiva e implicaba un

pequeño dispositivo que colocado deba-

jo de la piel permitía usarle como rem-

plazo de la tarjeta para ingresar a las

líneas del metro. Es este caso el proble-

ma fue que implicaba tener que modifi-

car los espacios donde se recargara el

crédito para las tarjetas pues normal-

mente sólo se puede hacer ingresando

el plástico dentro de los cubiles donde

las trabajadoras pasan horas sentadas

preguntando ¿cuánto desea ingresar?,

así que imaginando un poco la negativi-

dad conocida del Dr. Montes mejor optó

La Testadura 33

Page 37: La Testadura especial: La última palabra

por no terminar su invento pues de to-

dos modos no tenía con quien probarlo,

ni el tiempo suficiente para constatar

que el cuerpo no expulsaría el dispositi-

vo.

A eso de las tres de la madrugada y

ante la desesperación de entregar un

proyecto en las siguientes horas Daniela

no durmió, sólo tuvo tiempo de salir a

fumar un poco a su jardín, el sitio que

siempre le inspiraba y que en esta oca-

sión no le falló en lo más mínimo pues

encontró lo que estaba buscando: dos

especies distintas y una línea de conti-

nuidad entre ellas que daría un resulta-

La Testadura 34

Page 38: La Testadura especial: La última palabra

do cuyas dimensiones no tuvo en cuen-

ta.

Antes de concluir el segundo

cigarrillo y de que la fibra con la cual

elaboran las sillas para jardín empezara

a causarle irritación, tocó su planta Ces-

trum hirtellum, mejor conocida como

“huele de noche”, ésta desprendió su

típico aroma agradable y el jardín se

pobló de la fragancia. El resto de la idea

vino cuando el gato del vecino pasó en-

tre las otras plantas que componen la

fauna del jardín y Daniela tuvo su pro-

yecto listo para empezar: gatos con aro-

ma.

La Testadura 35

Page 39: La Testadura especial: La última palabra
Page 40: La Testadura especial: La última palabra

Dos horas después tenía sobre su mesa

de trabajo las enzimas de la planta y al

gato atado en un costal. Terminar la

mezcla le tomó más de cuatro horas

pues tuvo que probar infinidad de mane-

ras en las cuales introducir el aroma de

la enzima en una variante de las formas

de secretar del felino. Lamentablemente

el tiempo no le dio para haber probado

las consecuencias de su experimento

pues la premura de la entrega implicaba

inventarse algunos resultados y datos

que ella tenía seguro se comprobarían

más tarde y con mucha más calma. Algo

que olvidó dado el éxito obtenido en la

La Testadura 37

Page 41: La Testadura especial: La última palabra

presentación.

En clase dijo lo siguiente:

- Mi proyecto consiste en una solu-

ción a los malos aromas que causan los

animales en las zonas departamentales

sobre todo cuando se mojan o excretan

e incluso su aroma bucal, para ello lo

que realicé es una derivación de la enzi-

ma que producen la planta Cestrum

hirtellum que al insertarse en el sistema

de expulsión de los felinos provoca que

cada vez que se presente un crecimiento

por mínimo que sea en el pelaje del ani-

mal se libera un aroma que puede ser

definido entre una gama de posibilida-

La Testadura 38

Page 42: La Testadura especial: La última palabra

des que van desde la lavanda hasta la

vainilla, chocolate o combinados, e in-

cluso a posterior puede darse la posibili-

dad de que el solicitante del producto

configure a su deseo el aroma, con lo

que le pueda agradar: pimienta, café,

aroma a libro viejo, a Mac nueva…

Uno de sus compañeros interrumpió

preguntado:

- Pero esos no son aromas de la

“Huele de noche”, ¿cómo se consegui-

rán tales aromas?

Daniela se puso nerviosa pero no

entró en pánico pues sabía la respuesta:

La Testadura 39

Page 43: La Testadura especial: La última palabra

- Porque la enzima es sólo el vehícu-

lo, sobre él se puede poner desde una

fragancia como perfume hasta un olor

más desagradable, todo depende de lo

que gustes o quieras cambiar. Pues de

hecho al no ser de transmisión genética

puede modificarse a placer usando sólo

la sustancia que se incruste en la enzi-

ma y que con ello remplace a la ya esta-

blecida o se combine con ella, todo de-

pende.

El Dr. contestó con una sonrisa y un

fuerte aplauso de aprobación, le dejó a

Daniela un diez sobre su boleta de califi-

caciones y marcó el número de dos de

La Testadura 40

Page 44: La Testadura especial: La última palabra

sus colegas que en menos de media

hora estaban en el salón de clase com-

probando el trabajo de la chica. De allí a

la firma de patentes y la fama sólo bas-

taron unos días, pues en todas partes se

quería un producto que permitiera aro-

matizar a los gatos y perros, quienes han

sido las mascotas domesticas más fre-

cuentes en todo el mundo.

El producto se vendía como pan ca-

liente. En todos los centros de cuidados

de perros, en las veterinarias y hasta en

farmacias se comercializaba la pequeña

inyección que bastaba para toda la vida

La Testadura 41

Page 45: La Testadura especial: La última palabra

o hasta que uno quisiera cambiar el

aroma, pues esta fragancia era imitada

por el propio organismo del animal du-

plicando por medio de una metástasis

controlada los componentes aromáti-

cos, usando la lógica de que toda fór-

mula de composición química está es-

tructurada a base de H2O que termina

por funcionar como código binario y por

ello se puede codificar.

En pocos meses los animales del

mundo ya no olían feo y hubo muestras

de que incluso en lugares como Chad,

Islas Gabón o Antigua y Barbuda, las

mascotas presentaban delicados aro-

La Testadura 42

Page 46: La Testadura especial: La última palabra

mas pero tan grandes como la imagina-

ción de los diseñadores se los permitía.

Aunque uno de los datos más curiosos

fue encontrarse con que la quinta fra-

gancia más vendida era “Aroma natural

a perro” para los gatos.

Así la gente paseaba a sus mascotas

presumiendo las costosas fórmulas que

elaboraban Chanel, Polo, DG, Kenzo,

Dior, etc. Se combinaban con ellas, las

cambiaban dependiendo de la tempora-

da y surgieron tiendas especializadas.

En todas partes la imagen de Daniela se

convirtió en un referente no tanto de

ámbitos higiénicos, como inicialmente

La Testadura 43

Page 47: La Testadura especial: La última palabra

lo pensaba, sino que ella estaba posi-

cionada como el punto de partida para

hablar de la moda, de una especie de

gadget orgánico sólo opacado por las

operaciones corporales basadas en los

aumentos de los signos de la feminidad

y masculinidad. Las pasarelas se expan-

dieron como una plaga de comercios

extranjeros de comida rápida, en poco

tiempo desde las clases altas hasta los

más pobres podía costearse una fragan-

cia para sus mascotas, ya que los costos

fueron bajando conforme la producción

y la diversidad aumentaron, así como

los laboratorios que haciéndose de la

La Testadura 44

Page 48: La Testadura especial: La última palabra

fórmula le apostaban por un negocio

que estaba dando suficiente éxito como

para no dudar en invertir unos millones.

Como ocurre en muchas ocasiones lo

que inicialmente se vio con comicidad

se convirtió a la larga en un problema.

Algunos dicen que el detonante fue la

radiación solar, otros que se trató de la

enzima que entró en el cerebro de los

animales y algunos más podían asegu-

rar a los cuatro vientos que en realidad

lo que ocurrió fue simplemente una for-

ma de mutación dada en el cambio de

estrato de los animales que estaban

La Testadura 45

Page 49: La Testadura especial: La última palabra
Page 50: La Testadura especial: La última palabra

accediendo a un nivel superior dado que

sólo de ellos sería el mundo. Como Da-

niela desapareció de todo escenario

público saber qué es lo que en verdad

ocurrió con los animales es algo imposi-

ble, ya que el tiempo para establecer

estudios fue de lo más mínimo porque

en cosa de semanas la humanidad ha-

bía olvidado sus diferencias raciales,

religiosas y territoriales para combatir al

enemigo en común que sin tener dema-

siada fuerza física sí estaba empezando

a preocupar por sus capacidades de

razonar. Ante tal emergencia y como le

pasa siempre al ser humano se olvidó

La Testadura 47

Page 51: La Testadura especial: La última palabra

de que debía de ir a la fuente del proble-

ma para tratar de dar con una solución,

en lugar de eso le parecía más fácil eli-

minar a todas las mascotas que porta-

ban la enzima, las cuales constituían un

99 % de la población.

Día a día las muestras de inteligen-

cia no podían ser negadas, los perros

estaban leyendo y entendían, algunos

según se dijo, empezaban ha comuni-

carse por medio de señalar marcas pu-

blicitarias y otros tantos eran capaces

hasta de escribir en teclados cosas co-

mo: “los mejores precios están en Wall

Mark”, “Mañana los esperamos en la

La Testadura 48

Page 52: La Testadura especial: La última palabra

parrilla leonesa” y “Lucia, llévate mis

pantalones”. Lo mismo estaba pasando

con los gatos aunque ellos se notaban

un poco más discretos, como si trama-

ran algo. Se veía perros y gatos tratando

de colocarse ropa de niños, como te-

niendo una preocupación por su desnu-

dez. Era obvio para todos que el cambio

implicaba tener que negociar el espacio

de convivencia o en todo caso asignar

sitios de habitad, la cual fue la ocurren-

cia inicial para el presidente de los Esta-

dos Unidos quien dialogando con una

comisión de mascotas les prometió una

reserva ecológica en el norte de África

La Testadura 49

Page 53: La Testadura especial: La última palabra

donde pudieran vivir y organizarse a

placer, pero el líder de los perros res-

pondió que justo estaban artos de las

miserias que siempre les lanzaban bajo

la mesa y de una mordida al cuello aca-

bó con la vida de quien nunca dejó de

pavonearse como el presidente de la

paz.

Los estados de alarma se incremen-

taron y más de alguno empezó a matar a

sus mascotas cuando estas podían arti-

cular palabras sencillas como “amo”,

“niños”, “salir”. Sin duda el miedo a

perder el control es algo innato en los

seres humanos quienes están hechos

La Testadura 50

Page 54: La Testadura especial: La última palabra

para controlar pero nunca para ver que

se les impone algún acto, que se les

mande o se les esclavice ya que el pro-

blema no era tanto la obvia comunica-

ción, sino cierta atmosfera de tensión

entre mamíferos. Quizá como fenómeno

complementario los delfines y elefantes

se empezaron a suicidar golpeándose

contra rocas o en el mejor de los casos

con sólo dejar de comer.

Hace unas horas yo vi cómo un grupo

de gatos se reunieron en la esquina de

la habitación abandonada del quinto

piso que no t iene puerta en el edificio

La Testadura 51

Page 55: La Testadura especial: La última palabra

departamental donde habito desde que

era niño. Suavemente una voz salió de

aquel grupo:

- ¡Hágase la luz!

Sólo me da por seguir mi camino

hasta el sofá, enciendo la televisión y de

lo único que se habla es de guerra, aun-

que me cuesta escuchar los comenta-

rios gracias a esos desesperados ladri-

dos y rasguños que proceden del pasillo

mientras devoro semillas de girasol y

disfruto de una soda.

La Testadura 52

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