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JORNADA DEBATE “LA AGENDA DE LA POLÍTICA EXTERIOR ARGENTINA: INSERCIÓN REGIONAL Y EXTRA-REGIONAL A PARTIR DEL ESCENARIO POS
DEFAULT”
2012
“LA RELACIÓN ARGENTINA-
VENEZUELA 2003-2010: ¿UN VÍNCULO DE
RITMOS OSCILANTES?”
María Elena Lorenzini
F A C U L T A D D E C I E N C I A P O L Í T I C A Y R E L A C I O N E S I N T E R N A C I O N A L E S
U N I V E R S I D A D N A C I O N A L D E R O S A R I O / / R O S A R I O - A R G E N T I N A
Jornadas de Debate “La Agenda de la Política Exterior Argentina: Inserción Regional y
Extra-regional a partir del escenario pos default” se desarrollaron el día Lunes 28 de
mayo de 2012 en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la
UNR. en el marco del Proyecto de Investigación “La Política Exterior Argentina:
Enfoques, Actores y Temas de Agenda” aprobado por la Secretaría de Ciencia y
Técnica de la Universidad Nacional de Rosario
LA RELACIÓN ARGENTINA-VENEZUELA 2003-2010:
¿UN VÍNCULO DE RITMOS OSCILANTES?
María Elena Lorenzini*
Resumen
Las relaciones bilaterales entre la República Argentina y la República Bolivariana de
Venezuela comenzaron a cobrar mayor relevancia en los primeros años del siglo XXI.
Durante la administración de Néstor Kirchner los vínculos con Venezuela ocuparon un
lugar prioritario en la agenda externa de ambos países.
En diciembre de 2007 Kirchner completó su mandato y fue sucedido por Cristina
Fernández. En ese entonces, todo parecía indicar que el vínculo con Venezuela continuaría
creciendo en profundidad e intensidad. Esta tendencia se mantuvo sin grandes sobresaltos
entre 2007 y 2009.
Ahora bien, nos preguntamos cuáles han sido los acontecimientos que la trayectoria
ascendente de la relación argentino-venezolna. Cabe señalar que la emergencia de
episodios que cuestionaron la transparencia en la gestión del vínculo entre Buenos Aires y
Caracas –el denominado “valija gate” y las denuncias realizadas por el ex embajador
argentino en Caracas, Eduardo Sadous-, impusieron un tempo de adagio en la relación.
Con posterioridad a estos hechos, la administración de Cristina Fernández comenzó a
bajar, progresivamente, el perfil del vínculo bilateral.
Por lo tanto, este trabajo se orienta a analizar la evolución de los vínculos entre Argentina
y Venezuela con el objetivo de identificar las características y el ritmo que estos han
seguido en el período señalado.
* Profesora Adjunta de Teoría de las Relaciones Internacionales, Facultad de Ciencia Política y
Relaciones Internacionales, UNR. Doctora en Relaciones Internacionales. Investigadora Conicet.
Introducción
Las relaciones bilaterales entre la República Argentina y la República
Bolivariana de Venezuela (RBV) experimentaron un salto cualitativo durante los
primeros años del siglo XXI. Ello respondió, en parte, a la fuerte decisión política de los
presidentes Néstor Kirchner y Hugo Chávez, respectivamente.
En este contexto, nos preguntamos cuáles fueron los factores más relevantes que
hicieron que Venezuela se sitúe entre las prioridades de la agenda argentina y cómo ha
sido la evolución de la relación en cuestión. A modo de conjetura, sostenemos que si
bien la “sintonía de las ideas” es un elemento relevante, la complementariedad de los
intereses de cada una de las partes, también, desempeñó un rol relevante que
dinamizaron la vinculación.
La trayectoria de las relaciones entre ambos actores estaría caracterizada por la
intensidad y la velocidad con la que éstas se desarrollaron. Una vez finalizado el
proceso de re-negociación de la deuda en 2005, los vínculos argentino-venezolanos
experimentaron una mayor profundización y ganaron relevancia en el contexto de la
superposición de una crisis que Argentina estaba superando –la económica y la
financiera- y de otra que estaba emergiendo como consecuencia de los mayores niveles
de actividad –la energética.
En diciembre de 2007 todo parecía indicar que esta nueva relación continuaría
avanzando al mismo ritmo que en el período previo. Sin embargo, el valija gate, la
nacionalización de la empresa argentina Sidor y las sospechas sobre el pago de coimas –
aunadas a las denuncias del ex embajador en Caracas, Eduardo Sadous- en un clima pre
electoral, impusieron un tempo de adagio en las relaciones de la administración de
Cristina Fernández y Hugo Chávez.
En este trabajo, nos concentramos en caracterizar los diseños los diseños de
política exterior de Argentina y Venezuela ya que esto nos permitirá identificar tanto las
ideas compartidas como los intereses para comprender el rápido ascenso de la relación
bilateral en la primera década del nuevo milenio. También analizamos los principios
ordenadores sobre los cuales se cimentó la relación y, luego, examinamos la evolución y
los impactos que se derivaron de los tres acontecimientos mencionados, los cuales
representaron un switch de allegro por adagio –haciendo un paralelismo musical- entre
Argentina y Venezuela.
Aspectos centrales del diseño de la Política Exterior Argentina
En el esquema original del diseño de la política exterior argentina en el período
2003-2007, se privilegiaban las relaciones con Brasil y Mercosur, Chile, España y
Estados Unidos. Sin embargo, al promediar el mandato del primer gobierno del Frente
para la Victoria (FPV) y, una vez superado el problema del default de la deuda, se
produjo el ascenso de otros actores, los cuales fueron cobrando un protagonismo mayor
en las acciones de la política exterior argentina. Nos referimos, particularmente, a
Venezuela y Bolivia.
Así, los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández delinearon una
política exterior, cuyos rasgos más destacados son los siguientes: a-de corte
autonomista puesto que procuró aprovechar los escasos márgenes de maniobra sin
alinearse automáticamente con ningún otro Estado, b-buscaron un perfil más
latinoamericanista que se observó en la opción por pensar la reinserción internacional
de Argentina desde el Mercosur y en el reordenamiento de los ejes prioritarios de la
agenda externa, c-definió el interés en términos de desarrollo económico y se orientó,
principalmente, a la recuperación de la economía nacional y el aumento del comercio
exterior ya que de ellos dependía, en buena medida, la solución de algunos problemas
domésticos –desempleo, pobreza, etc.
La idea de autonomía presente en ambas administraciones del FPV estuvo
asociada a la necesidad de evidenciar el cambio en la política externa y un
distanciamiento con el pasado. Esto representaba, el fin del alineamiento automático
con Estados Unidos y el rechazo a las recetas económicas ortodoxas provenientes del
Fondo Monetario Internacional (FMI). También se vincula con la idea de alcanzar una
mejor inserción del país en el sistema internacional a través del Mercosur y el
fortalecimiento de la cooperación, la solidaridad y de la concertación de posiciones con
países con los cuales compartíamos intereses, valores y visiones (Lorenzini, 2011).
El perfil latinoamericanista se pone de relieve en el lugar asignado a la
inserción en la región como una prioridad de la agenda externa. El proceso de
integración en el Mercosur y las relaciones bilaterales con Brasil, Bolivia, Chile y
Venezuela son ejemplos de esta impronta en la gestión de Néstor Kirchner y Cristina
Fernández. En ese marco, los vínculos con Estados Unidos son importantes pero no
implicarían las subordinación de las relaciones con otros actores –Cuba y Venezuela,
claramente opuestos a la potencia hemisférica. Este es el espíritu que subyace en la frase
del ex Canciller quien afirma que “establecer buenas relaciones con Estados Unidos, no
implica que Argentina herede automáticamente, los ‘enemigos de nuestros amigos’”
(Bielsa, 2009:1).
La última característica del diseño de la política externa de Argentina es la
definición del interés en términos de desarrollo económico. Esta forma de pensar el
interés nacional se orientó, principalmente, a la recuperación de la economía y al
aumento del comercio exterior ya que de ellos dependía, en buena medida, la solución
de alguno de los problemas domésticos más serios que enfrentaba nuestro país.
Alcanzar este objetivo hacía indispensable que los gobiernos diversificaran los
mercados de exportación y multiplicaran la oferta exportable argentina. En pos de
alcanzar esta meta, la profundización de los vínculos con los países sudamericanos
desempeñaba un rol clave.
Aspectos centrales del Diseño de la Política Exterior de Venezuela
El diseño de la política exterior de Venezuela debe ser entendido en el contexto
de la denominada “revolución bolivariana”. Dicha iniciativa supuso un profundo
cambio de los ejes ordenadores de la política doméstica –entre los que sobresalen la
modificación de la Constitución; las nuevas leyes de hidrocarburos; una mayor
concentración del Poder Ejecutivo y, el consecuente debilitamiento de las instituciones
democráticas; el recambio de las elites político-administrativas y el reemplazo de un
modelo de desarrollo neoliberal por uno heterodoxo. Tales modificaciones afectaron los
lineamientos centrales de la estrategia de inserción internacional de país. En ese marco,
la política externa de la RBV se caracterizar por: a-tener un alto perfil, b- ser
integracionista, latinoamericanista y con pretensión hegemónica, específicamente
hacia América Central y Caribe y contrahegemónica hacia Estados Unidos y los
organismos multilaterales de crédito como el FMI y el Banco Mundial (BM) con
quienes exhibe grados variables de confrontación.
El alto perfil puede analizarse a partir del interrogante acerca de por qué esta
política en particular es importante para la administración Chávez. Siguiendo a Sanjuán,
afirmamos que la política exterior es importante porque el proyecto de revolución
bolivariana depende de cierto consenso regional para consolidarse como tal. La autora
sostiene que dicha política se transforma en un imperativo de carácter ideológico (2008:
146). Esto significaría que la revolución socialista debe extenderse, primero, a la región
y luego, al escenario internacional.
Además, la política externa es relevante ya que el proyecto bolivariano establece
una conexión entre el modelo de desarrollo vigente y la estrategia de inserción
internacional. Así, América del Sur se constituye como un espacio clave atendiendo a
que Venezuela es un país que no posee una economía ni muy diversificada ni muy
competitiva con la excepción que representa el sector petrolero. De acuerdo con este
razonamiento, el objetivo último de la conexión modelo de desarrollo-inserción
internacional es superar, de manera conjunta con la región, la etapa neoliberal (Sanjuán,
2008: 158-159).
Un tercer elemento que podemos incorporar para entender el alto perfil de esta
política pública es el ascenso en la agenda internacional del tema de los recursos
naturales en general, y de los recursos energéticos, en particular. En los primeros años
del siglo XXI las cuestiones relativas a la seguridad del abastecimiento energético
cobraron una relevancia renovada y estuvo acompañada de un aumento sustantivo en los
precios del petróleo y sus derivados. La economía venezolana depende en un 80% de las
exportaciones del hidrocarburo.
Por lo tanto, el ambiente internacional fue un factor que contribuyó a abultar los
ingresos venezolanos derivados de la renta petrolera y ensanchó los márgenes de
autonomía de su gobierno. A ello se suma que Chávez concibe al petróleo como un
recurso estratégico que funciona como palanca del desarrollo nacional y como moneda
de cambio en la negociación para garantizarse cierto grado de influencia y respeto en
Sudamérica. De esta manera, el gobierno de la RBV pretende ser una potencia energética
en una región que necesita y demanda esos recursos para garantizar el funcionamiento de
las industrias, de la economía y el bienestar de sus sociedades. Este cuadro de situación
ha llevado a algunos analistas a hablar del ejercicio de una ‘diplomacia petrolera’ por
parte de Caracas que se refleja en la puesta en marcha de las denominadas asociaciones
estratégicas de cooperación petrolera como Petroamérica, Petrocaribe, Petroandina y
Petrosur (Isbell, 2006; Sennes & Pedrotti, 2007; Arriagada Herrera, 2006; Malamud,
2007).
En lo que respecta a la segunda característica, el perfil integracionista
sobresalen las iniciativas de participación como miembro pleno de la Comunidad Andina
de Naciones (CAN) –aunque luego de la firma del TLC Colombia/Estados Unidos y
Perú/Estados Unidos, Venezuela decidió retirarse-; la política de asociación al Mercosur
y luego, la solicitud de ingreso como Estado-Parte; la participación en la Unión
Sudamericana de Naciones (UNASUR) y el lanzamiento de la Alternativa Bolivariana
para los Pueblos de nuestra América (ALBA) en 2005 y el Tratado de Cooperación de
los Pueblos (TCP) en 2006 (Da Motta Veiga, 2007; Vaillant, 2007). Ambas iniciativas
pueden ser entendidas como contrapropuestas a la iniciativa norteamericana de
conformar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). En la misma dirección,
cabe señalar que los avances más importantes en materia de cooperación e integración se
registran entre Venezuela y Cuba, Bolivia, Nicaragua y Haití. El resto de los Estados
sudamericanos aún no se han sumado ni al ALBA ni han suscripto TCP. Por el contrario,
continúan llevando adelante la integración en el marco de la CAN, el Mercosur y la
UNASUR.
La visión integracionista venezolana se basa, en al menos, cuatro principios
rectores. El primero, es el desarrollo de una cooperación internacional para un mundo
multipolar que ofrezca mejores oportunidades para que los pueblos del sur alcancen un
mejor desarrollo económico, político y social. Allí se inscriben las vinculaciones del
gobierno de Chávez con la República Islámica de Irán, la República Popular China,
Rusia y Siria en la búsqueda de un nuevo sistema en el cual varias potencias desempeñen
un rol igualmente destacado.
Por otra parte, las políticas de integración proponen la realización de proyectos de
desarrollo, aumento de las exportaciones, impulso de la economía productiva,
cooperación económica interestatal, protección de la producción doméstica, promueven
un comercio de cuño ‘solidario’ y asignan un rol central a las empresas estatales. Tal es
el caso de la asociación entre la estatal venezolana PDVSA y la empresa Energía
Argentina Sociedad Anónima (ENARSA) para la explotación conjunta de los
yacimientos hidrocarburíferos de la Faja del Orinoco. De la misma manera, el gobierno
de Venezuela ha invitado a participar del proyecto a empresas estatales de Bolivia,
Brasil, Ecuador y Uruguay.
El segundo principio que guía las políticas de integración es la ‘solidaridad’ como
contracara del ‘egoísmo neoliberal’ de los años noventa. En esa dirección se inscriben
todas las iniciativas de cooperación petrolera –Petroamérica, Petrocaribe, Petroandina y
Petrosur-, el intercambio de petróleo venezolano por médicos y maestros cubano, la
compra de bonos de la deuda argentina, el intercambio de cooperación técnica en materia
de exploración y explotación de la Cuenca del Tupí en Brasil, los proyectos de
cooperación en materia de infraestructura de los cuales el más importante fue el
Gasoducto del Sur y, aquellos vinculados al uso solidario de la energía para América del
Sur y el Caribe, y racional para el resto del mundo.
El tercer principio es que la integración debe realizarse siguiendo criterios de
complementación económica. Bajo el paraguas del diseño de la política exterior de
Venezuela, la idea de complementación económica –que no es nueva- adquiere algunos
matices. Esta noción aparece asociada a los modelos de desarrollo heterodoxos
aprovechando el clima de sintonía ideológica entra gran parte de los líderes
sudamericanos más Cuba y Nicaragua. A su vez, la complementación económica
también se vincula con la necesidad de Venezuela de diversificar sus relaciones
exteriores de modo tal que esto amortigüe su dependencia –fundamentalmente de
carácter comercial y en materia de inversiones en el sector petrolero- de Estados
Unidos. Asimismo, esta búsqueda de relaciones múltiples ha implicado la reformulación
del discurso en materia de política exterior que ahora enfatiza su componente
latinoamericanista como elemento diferenciador de las administraciones anteriores y
como estandarte de una forma de pensar su inserción internacional.
El cuarto principio sobre el que descansa la política integracionista de la
administración Chávez es el respeto de la autodeterminación. Este puede entenderse
mejor si se toma en cuenta que Venezuela impulsa la democracia –aunque no comparte
la idea liberal de ésta- participativa con el objetivo de reivindicar a los sectores
excluidos, defender la soberanía nacional y garantizar la independencia de todas sus
políticas. Además guarda una estrecha relación con el carácter altermundista que la
administración Chávez le imprimió al diseño de su política externa.
Cabe preguntarnos, entonces, de qué manera es posible visualizar el carácter
hegemónico y contra-hegemónico de la política exterior venezolana. Sin lugar a dudas
la confrontación predominantemente discursiva de la diplomacia venezolana y del
propio presidente Hugo Chávez hacia Estados Unidos es una muestra elocuente de
contrahegemonía. Las duras expresiones de condena a la administración de George W.
Bush respecto de la invasión a Afganistán y a Irak, al mantenimiento de la base militar
en Guantánamo, la supuesta intervención de Estados Unidos en el intento de golpe de
estado en Venezuela en abril de 2002, la férrea oposición al ALCA en la IV Cumbre de
las Américas, las críticas a la supuesta intervención de la administración demócrata en
los dudosos episodios que desplazaron al presidente Zelaya en Honduras, las más
críticas a la secretaria de Estado –Hilllary Clinton- por el affaire WikiLeaks y el apoyo
a Siria son sólo algunos de los ejemplos más representativos.
No obstante, debemos señalar que pese a la retórica, Venezuela no interrumpió
el suministro de petróleo y sus derivados al mercado norteamericano. Este último dato
podría ser un indicio de cierto pragmatismo en la política externa del país caribeño. Por
otra parte, la intempestiva salida de Venezuela de la CAN –motivada por la firma de los
TLC’s de Colombia y Perú con Estados Unidos y por la ejecución del Plan Colombia-
pueden ser interpretadas también como ejemplos de contrahegemonía. Por último, el
estrechamiento de los vínculos con China, Irán y Rusia ilustra la rivalidad venezolana-
norteamericana y constituyen señales orientadas hacia la búsqueda de un nuevo orden
internacional multipolar.
Para comprender lo que denominamos el carácter hegemónico de la política
exterior de la RBV tomamos en cuenta la actitud hacia sus socios pequeños en la región
de América Central y Caribe. Aquí se inscriben las relaciones especiales con Cuba –el
Convenio Integral de Cooperación que regula los vínculos bilaterales desde los primeros
años del siglo XXI, el intercambio de médicos cubanos por petróleo venezolano, la
cooperación ofrecida por Cuba en las denominadas ‘Misiones Sociales’ en Venezuela,
la cooperación triangular de Cuba y Venezuela con Bolivia y algunos países de América
Central- y la cooperación económica en materia petrolera ofrecida por la RBV a
Nicaragua, Bolivia, República Dominicana, Guatemala, Honduras y El Salvador son
algunos de los ejemplos más ilustrativos. Es decir, que el analista puede pensar que las
acciones de cooperación que la RBV ofrece en su propia sub-región no constituyen
acciones completamente altruistas sino que pueden ser entendidas como gestos
generosos que buscan conseguir el apoyo y/o acompañamiento de dichos países para la
‘revolución bolivariana’ y para el proyecto de integración regional alternativo que
Venezuela lidera.
De los expuesto, observamos que existe una estrecha conexión entre el Proyecto
Bolivariano promovido por Hugo Chávez como pilar de la política doméstica y como
bisagra que le permite articular los ejes ordenadores de la política exterior. De esta
manera, asistimos a la configuración de una agenda posliberal –con una política externa
de alto perfil, integracionista, hegomónica y contrahegemómica- que se ubica en las
antípodas de la que caracterizó a los años noventa. Entre los temas más relevantes
sobresalen: la promoción política e ideológica de un proyecto de integración alternativo
al existente en el que los temas energéticos ocupan un lugar muy destacado y funcionan
como plataforma para impulsar diversas iniciativas sobre la materia. En ese contexto
surgió una diplomacia más ofensiva orientada a expandir el rol internacional de
Venezuela y a impulsar un liderazgo regional independiente de los Estados Unidos y
anclado en un entorno internacional que, por los aumentos en los precios del petróleo,
amplió el margen de maniobra del presidente Chávez. También observamos un cambio
de orden en las prioridades de los vínculos que Caracas ubicaría en el tope de la agenda:
el ascenso de Argentina, Brasil, Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua; las relaciones
pendulares con Colombia y Perú en Sudamérica y el progreso de los vínculos con
China, Rusia e Irán a nivel extra-regional.
Las ideas y los intereses como motores de la relación
Es una opinión bastante aceptada –por algunos sectores académicos que no están
de acuerdo con la política exterior argentina y por algunos medios de comunicación-
que el ascenso de la relación argentino-venezolana responde, exclusivamente, a la
sintonía ideológica existente entre sus líderes puesto que ambos son muy críticos de la
década neoliberal, comparten la intención de construir un proyecto de país centrado en
una visión económica neo-desarrollista, tienen una visión crítica de la política externa
de Estados Unidos y del rol de los organismos multilaterales de crédito, entre los más
destacados. No obstante, sostenemos que la complementariedad de los intereses
expresados en los diseños de política exterior de Argentina y de Venezuela, también,
han influido en la dinamización del vínculo. Es decir, que tanto las ideas como los
intereses compartidos son los factores que nos permiten comprender el salto que las
relaciones bilaterales experimentaron durante el período inaugurado por Néstor
Kirchner. De ello se desprende que existe cierto grado de pragmatismo en la base que
sustenta los nexos entre el palacio de Miraflores y la Casa Rosada.
De acuerdo con Ana María Sanjuán, advertimos que si bien Chávez había
intentado impulsar una mayor aproximación bilateral con la República Argentina
durante los últimos años del período de Carlos Menem, fue recién “con el gobierno de
Néstor Kirchner (…) que las relaciones alcanzaron su más alto nivel” (Sanjuán, 2008:
168).
El inicio del acercamiento tiene como punto de inflexión la Reunión de
Cancilleres realizada el 31 de julio de 2003 en Buenos Aires. En esa oportunidad Rafael
Bielsa y Roy Chaderton Matos expresaron la voluntad de ampliar la relación en los
planos políticos, económicos, industrial, comercial y de cooperación técnica, científico-
tecnológica con especial énfasis en los programas sociales y de lucha contra la pobreza
y la exclusión. A ello se sumó, la necesidad de profundizar el vínculo con el objetivo de
consolidar el desarrollo endógeno de ambos países, fortalecer la capacidad negociadora
de los Estados tanto en el plano regional como internacional e impulsar proyectos en
sectores de mutuo interés –energía (petróleo y gas), agricultura y alimentos, aeronáutica
y satelital, medicina de alta complejidad, metalúrgica y metalmecánica, turismo, medio
ambiente e infraestructura- (Declaración de Cancilleres, 31/07/2003). En pos de avanzar
en los aspectos mencionados, los ministros prepararon la agenda de la visita oficial que
Hugo Chávez realizaría a Buenos Aires en el mes de agosto.
Tal como lo expresamos, supra, las características más destacadas de la política
externa Argentina son: su corte autonomista –el interés es ensanchar el margen de
maniobra respecto de Estados Unidos y el FMI-, el perfil latinoamericanista –el interés
es buscar una inserción internacional desde el Mercosur y profundizar los vínculos con
otros Estados de la región- y la definición del interés en términos de desarrollo
económico –el objetivo es diversificar la oferta exportable argentina y los destinos de la
mismas para mejorar la inserción comercial del país, alcanzar superávit fiscal y de la
balanza comercial para acrecentar el bienestar de la población.
Los rasgos salientes de la política exterior de Venezuela son: su alto perfil –el
interés reside en construir apoyos para su proyecto político-, su vocación
integración/latinoamericanista –el interés es diversificar sus vínculos externos para
reducir la dependencia comercial con Estados Unidos, establecer un modelo de
integración alternativo al ALCA y encontrar socios para llevarlo a cabo- y su carácter
altermundista –su interés es establecer los pilares de un nuevo modo de vinculación
regional e internacional e instalar un discurso crítico y cuestionador de los postulados
neoliberales, de la política externa de Estados Unidos y del rol del FMI y el BM. Así, en
el caso del carácter hegemónico el interés del gobierno venezolano radicaría en la
búsqueda del apoyo de los países destinatarios de la cooperación económica petrolera
tanto para su proyecto político doméstico como para su proyecto de integración
alternativo. Al mismo tiempo, dicho apoyo podría proyectar a la RBV como un líder
emergente en la sub-región América Central y Caribe.
A partir de lo expuesto observamos cómo se expresan las ideas compartidas, la
complementariedad de intereses y la funcionalidad recíproca que cada actor representa
en el proceso para alcanzar las metas que cada uno de ellos se ha propuesto.
Desde un punto de vista político, Argentina busca “afianzar (…) la amistad con
nuestros hermanos venezolanos, profundizando el intercambio comercial y
desarrollando la mejor integración política y cultural de nuestros pueblos” (Kirchner,
2003). La administración del FPV también necesitaba apoyo de otros Estados en torno
al proceso de renegociación de la deuda externa. También las administraciones del FPV
han buscado concertar políticamente con los países de la región para construir un
consenso que apoye la el reclamo argentino por las Islas Malvinas. En ese contexto, el
alto perfil y el carácter contra-hegemónico de su política externa hicieron de Venezuela
un gran socio.
Por su parte, Venezuela busca en Argentina apoyo y legitimidad para su proceso
de transformación socialista en la dimensión doméstica y un socio con el cual
contrabalancear el peso regional de Brasil (Sanjuán, 2008). Por lo tanto, el corte
autonomista y el perfil latinoamericanista de la política exterior convertían a la
Argentina en un socio necesario en el tablero sudamericano.
En la dimensión económica el gobierno de Kirchner procuraba explorar nuevos
mercados que le permitieran “conseguir que nuestras economías crezcan en armonía
distribuyendo el ingreso con equidad” y reducir las vulnerabilidades en el frente
financiero externo (Kirchner). En esta dirección, los proyectos económicos impulsados
en ambos países compartían una idea de desarrollo heterodoxo. A ello se suma, el
aumento del consumo energético por parte de Buenos Aires como resultado del proceso
de recuperación económica pos crisis de 2001. Venezuela junto con Bolivia tenían la
capacidad potencial para satisfacer esa demanda. Al mismo tiempo, ello coincidía con el
interés del gobierno de Chávez por diversificar sus relaciones económicas para reducir
el peso que las exportaciones de petróleo a Estados Unidos tienen en su balanza
comercial. Además, la administración del Movimiento V República (MVR) necesitaba
importar productos agroalimentarios que coinciden con la composición de la oferta
exportable argentina. Asimismo, Venezuela fue el único país que estuvo dispuesto a
brindar apoyo financiero a la Argentina a través de la compra de bonos de la deuda. Si
bien este tipo de operaciones se dieron en el marco de un discurso de “solidaridad” con
la Argentina, debemos advertir que Venezuela encontraba allí una buena oportunidad
para obtener réditos económicos aunque fuera a mediano plazo.1 Otro dato a tener a en
1 El episodio de la compra de bonos de la deuda argentina por parte de la RBV generó múltiples
advertencias y críticas. La desconfianza y los temores que generaba esta modalidad de acceso al
financiamiento externo fue justificada puesto que el gobierno de Venezuela decidió utilizar los bonos
comprados a la Argentina como fuente de dólares a través de la colocación en el mercado internacional
(Fernández Alonso, 2010; Petkoff, 2008; La Nación, 02/03/2008). Por eso, cuando la RBV decidió
desprenderse de los bonos argentinos provocó el derrumbe del valor de éstos y, en consecuencia, aumentó
el riesgo país de la Argentina. Una acción que discursivamente se presentó bajo el manto de la
cuenta es que las dos economías son complementarias entre sí y, esto constituye un
factor importante que la diferencia, por ejemplo, de la relación Argentina-Brasil.
En el nivel de la integración subregional de América del Sur, Argentina es
Estado-Parte del Mercosur y Venezuela fue miembro pleno de la CAN –se retiró en
2006-. Inicialmente, ambos países bregaban por la culminación de las negociaciones
para la conformación de una zona de libro comercio (ZLC) Mercosur-CAN. Luego,
Venezuela se transformó en Estado Asociado y, posteriormente, solicitó formalmente su
incorporación en calidad de Estado-Parte del Mercosur. En el mes de julio de 2006,
Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela firmaron el Protocolo de Adhesión.
Sin embargo, hasta la fecha en la que se escriben estas líneas, Paraguay no completado
el proceso de ratificación correspondiente. En consecuencia, Venezuela permanece
como Estado Asociado al bloque del Cono Sur.
Por otra parte, las administraciones argentinas y venezolanas han participado en
el proceso de Cumbres Sudamericanas que culminó con la conformación de la Unión de
Naciones Sudamericanas (UNASUR) y ambos completaron el trámite de ratificación de
su Tratado Constitutivo. De esta manera, la intensificación de los vínculos en el plano
bilateral se reafirma, también, en la dimensión subregional. Asimismo, nos interesa
señalar que en la I Cumbre Energética realizada en Margarita en 2007, Argentina y
Venezuela exhibieron posicionamientos divergentes en torno al tema de los
biocombustibles. El fundamento sobre el que descansaban las posiciones de ambos
actores era la defensa de los intereses individuales.2
Ahora bien, hay un conjunto de cuestiones que despiertan interrogantes sobre el
futuro de la relación bilateral entre Argentina y Venezuela: los contactos que el régimen
de Chávez mantiene con la República Islámica de Irán y con Corea del Norte, las
compras de armas a Rusia y la espasmódica conflictividad de sus relaciones con
Colombia.
solidaridad, del fortalecimiento de la cooperación sur-sur terminó develando los verdaderos intereses de
Venezuela que, en esta ocasión, fueron en detrimento de los intereses de la Argentina. 2 Argentina está a favor de la producción de biocombustibles y su posición es convergente con la de
Brasil y Estados Unidos ya que todos ellos son productores y exportadores de este bien. Los tres países
poseen extenso territorio, tierras fértiles y clima favorable para la producción de los cultivos de los cuales
se puede obtener biodiesel. Además pueden atender el consumo interno y la exportación de granos y
biocombustibles. Venezuela está en contra de la producción de biocombustibles porque es uno de los
países que cuenta con mayores reservas de petróleo -convencional y ultrapesados- y éste constituye su
principal producto de exportación. Además, Venezuela sostiene que hay que privilegiar la producción de
granos para alimentos porque experimenta serias dificultades en materia de autobastecimiento. Por otra
parte, proclama como un objetivo de su modelo de desarrollo la soberanía alimentaria aunque tiene serios
problemas para alcanzarla.
Los contactos entre Caracas y Teherán generan cierto malestar en Buenos Aires.
Por una parte, hay que recordar que Argentina fue víctima de dos atentados terroristas
contra la sede de la Asociación Mutual Israelita y contra la Embajada de Israel durante
la década de los noventa. Los resultados de las investigaciones realizadas señalan una
posible participación de ciudadanos iraníes. Por tal motivo, el gobierno argentino ha
emitido un pedido de captura internacional para interrogar a los sospechosos y esto
provocó las relaciones con Irán quedaran reducidas a nivel consular. La República
Islámica de Irán se ha negado, sistemáticamente, a cooperar con las autoridades
argentinas en la investigación judicial. De hecho, Irán retiró su embajador de Buenos
Aires y lo reemplazó por un encargado de negocios (Paredes Rodríguez, 2006). Es decir
que existe una diferencia en el posicionamiento de Argentina y Venezuela respecto de
Irán. La República Islámica es considerada por la RBV como un aliado estratégico y
como un actor clave –junto con Rusia y China- en la construcción de un nuevo orden
internacional multipolar. Para la Argentina, en cambio, Irán es un actor poco confiable y
con quien se mantiene una relación tensa y distante.
Por otra parte, desde la firma del Manifiesto de Buenos Aires, los presidentes
Kirchner y Chávez han expresado una “condena categórica y enérgica al terrorismo
internacional en todas sus formas y manifestaciones” (Manifiesto de Buenos Aires,
19/08/2003). Tales declaraciones son una constante en todas los Documentos que los
presidentes han emitido desde 2003 hasta la actualidad. Es decir, que se observa una
suerte de “doble stándard” entre el discurso y la acción de la administración Chávez que
podría repercutir de manera negativa sobre los vínculos bilaterales con la República
Argentina. A ello podríamos agregar que Argentina y Estados Unidos tienen
posicionamientos convergentes sobre la cuestión del terrorismo (Busso, 2010).
Las compras de armas a Rusia son percibidas con cierta preocupación por la
forma en la que podrían impactar sobre la preservación de América del Sur como “zona
de paz”. En esta dirección, Argentina suscribió el Tratado de No Proliferación de Armas
Nucleares (TNP) y las Declaraciones que hacen del Mercosur una “zona de paz” libre
de armas nucleares y de destrucción masiva. A ello se suman las reverberaciones de un
posible conflicto armado entre Venezuela y Colombia lo que abre un signo de
interrogación respecto de las supuestas intenciones de Chávez de desafiar en la
dimensión militar a su vecino y a Estados Unidos.
La evolución de la relación bilateral en el período 2003-2011
Para analizar la evolución de la relación bilateral entre Argentina y Venezuela,
comenzamos por mencionar cuáles son los principios ordenadores que vertebran el
vínculo. Para ello, tomamos como referencia lo que oficialmente expresan los primeros
mandatarios de ambos países en las Declaraciones Presidenciales.
La primera Cumbre Presidencial tuvo lugar el 19 de agosto de 2003 cuando
Hugo Chávez visitó oficialmente a su par en la Casa Rosada. En esa ocasión los
presidentes firmaron el manifiesto de Buenos Aires en el que coincidieron en señalar
que las relaciones entre Argentina y Venezuela descansan sobre “los vínculos históricos
y de hermandad continental (…) basados en los ideales de los Libertadores Simón
Bolívar y José de San Martín y en los valores de democracia y solidaridad cooperativa”
(2003: 1). A partir de ello proponen que los vínculos entre ambos Estados se orienten a
asegurar la paz y la democracia; a impulsar la justicia social para combatir la pobreza y
la exclusión; a fomentar una integración latinoamericana y sudamericana amplia, basada
en una agenda económica y social con autonomía de los criterios de los organismos
financieros internacionales y que promueva la integración física. Todas estas iniciativas
bilaterales estarán “en armonía con el derecho soberano para diseñar y ejecutar políticas
y estrategias para impulsar el desarrollo de los sectores productivos nacionales que
aseguren calidad de vida para nuestros pueblos”. En la misma dirección sostienen que es
indispensable resolver el problema de la deuda externa a través de la recuperación de la
solvencia económica (2003: 1). En consecuencia, establecen como criterio para el pago
de la deuda la proporcionalidad con el crecimiento económico y el superávit fiscal de
los países. Esta posición era totalmente convergente y funcional al enfoque expuesto por
Argentina durante el proceso de negociación para salir del default.
En el Comunicado Conjunto del 31 de enero de 2005, Hugo Chávez y Néstor
Kirchner incluyeron dentro de los principios de la relación la lucha frontal contra el
terrorismo, el narcotráfico y la corrupción. Para lidiar con dichas amenazas, ambos
países se comprometían a cooperar en todas aquellas áreas de acción que estuvieran
vinculadas con el tema. Al principio integracionista se sumó la idea de
complementariedad económica de modo tal que la profundización del vínculo funcione
como un puente para mejorar la inserción internacional en el concierto de naciones y
que satisfaga las necesidades e intereses de cada uno de los países (2005: 1). En agosto
del mismo año los presidentes volvieron a encontrarse en una visita de trabajo en
Buenos y, en esa ocasión, afirmaron que “un mundo más justo, más seguro, más
próspero y democrático sólo puede alcanzarse por medio del multilateralismo”
(Comunicado Conjunto, 2005b: 1).
En suma, la relación bilateral argentino-venezolana tiene como fundamento el
respeto de la democracia y de los Derechos Humanos; el derecho de cada Estado para
elegir libremente el modelo económico más apropiado para luchar contra la pobreza,
mejorar la inclusión social y viabilizar el pago del deuda; la integración regional guiada
por un criterio de complementariedad antes que de competencia y por la “solidaridad”
entre los países; el respeto mutuo y la reciprocidad.
Del tempo de allegro al tempo de adagio
Para analizar la evolución de los vínculos entre Argentina y Venezuela nos
concentramos en dos ejes: a-el tempo de allegro caracterizado por una trayectoria
ascendente de la relación en la que se realizaron múltiples esfuerzos para establecer
canales de comunicación permanentes entre los actores públicos y privados de ambas
partes así como también la puesta en marcha de diversos proyectos de cooperación
sur-sur y b-el tempo de adagio que se inicia con el valija gate, la nacionalización de
Sidor y las sospechas de pago de coimas aunado al singular mecanismo que regula el
comercio bilateral y la compra de energía que hicieron que el perfil del vínculo fuera
más bajo en la administración de Cristina Fernández.
El 13 de agosto de 2003 Argentina y Venezuela firmaron un Convenio Integral
de Cooperación que convoca a participar del proceso a organismos públicos y
privados, a las universidades, a organismos de investigación y organizaciones no
gubernamentales (ONG). El objetivo central de la cooperación en múltiples áreas de
cuestiones apunta a fortalecer tanto el desarrollo de los países como de los procesos de
integración regional.3 En ese marco se constituyó la Comisión Mixta que se ocuparía
de hacer el seguimiento y la evaluación del cumplimiento del tratado y se reuniría
cada 6 meses. También sería responsable de definir los proyectos de cooperación que
implementarían.
Dicha Comisión estaría integrada por un conjunto de ministerios seleccionados
3 Entre las diversas áreas de cooperación se destacan: productos agroalimentarios, sector agropecuario,
medicina nuclear, maquinaria y tecnología agroindustrial, deportes, desarrollo industrial, turismo,
educación, salud y desarrollo social, cooperación financiera, cinematográfica y audiovisual,
construcción de buques, vitivinicultura, científica y técnica, comunicación e información, asistencia
humanitaria y reducción de desastres, soberanía alimentaria, delitos y drogas (Acuerdo Integral de
Cooperación, 2003).
por cada país –en el caso de Venezuela participarían los Ministerios de Energía y
Minas, Producción y Comercio, Agricultura y Tierras y de Relaciones Exteriores; en
el caso de Argentina estarían involucrados el Ministerio de Planificación Federal,
Economía y Producción y Relaciones Exteriores. Asimismo, el Acuerdo establece un
mecanismo de consulta permanente entre los Ministerios de Minas y Energía-
Planificación Federal con el objetivo de evaluar inversiones y la participación de la
empresa Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (PDVSA) y otras empresas de
ambos países que desarrollen actividades en el sector minero y energético (Acuerdo
Integral de Cooperación, 2003).
Ahora bien, es importante resaltar que el orden el que se enuncian las carteras
que forman parte de la Comisión Mixta pone de manifiesto cuáles son las áreas de
cuestiones que mayor interés revisten para la cooperación de las partes. Así se
explicita el rol calve que desempeña el Ministro Julio de Vido en la gestión de las
relaciones con Venezuela en detrimento del Canciller Bielsa, Taiana y Timmerman
respectivamente. Al mismo tiempo da cierto crédito a las denuncias del ex embajador
Eduardo Sadous quien afirma que existía una “cancillería paralela” a cargo de De
Vido y se constituye como argumento válido para explicar por qué los funcionarios
más comprometidos en el valija gate pertenecían al Ministerio de Planificación.
En cuanto a la cooperación sur-sur (cooperación técnica) se destaca la
participación de todos aquellos organismos públicos vinculados con las áreas
priorizadas.4 No obstante, se deja abierta la posibilidad de incorporar nuevos actores
en la medida que la especificidad de la cooperación así lo requiera.
A través de la Declaración de Porlamar se creó el Foro de Integración
venezolano-argentino con el objetivo de impulsar la cooperación económica y
empresaria. El Foro se ocuparía de fomentar el contacto entre aquellos empresarios
que tuvieran interés en asociarse, colaborar y brindar asistencia técnica y financiera a
las iniciativas mixtas que se fueran poniendo en marcha (2004: 2). Existía una alta
4 Por parte de Argentina participan la SECyT, SEGEMAR, INTA, INTI, INVAP y CONEA. Por parte de
Venezuela participan el Ministerio de Ciencia y Tecnología, INTEVEP, IVIC, PDVSA, CVG y el
Instituto de Estudios Energéticos. Es importante destacar que en el período 2003-2010 dichos
organismos firma ron cartas de intención y me mo rándum de entendimiento que viabilizaron la
concreción de diversas experiencias en materia de cooperación técnica. Al respecto mencionamos los
casos del INTI y el INTA quienes prestaron asistencia técnica en materia de cereales y oleaginosas,
cueros y diseño, frigoríficos de pollo, hilados de algodón, cría de ganado vacuno y porcino, entre otros.
También sobresalen las experiencias en las que se vincularon organismos públicos y privados tal es
elcaso del INTI-CORPOLEC, CVA-Apache S.A., COTO CICSA-PDVAL, PDVSA-ENARSA, CVA-
Biogénesis Bagó, CVA-Mapear SA, PDVSA-Pescarmona SAICyF., TATSA-PDVSA, entre muchos
otros.
expectativa en torno a los aportes que esta instancia podría realizar para incrementar la
densidad de las relaciones bilaterales, sin embargo, su actuación ha pasado bastante
desapercibida si se la compara con el protagonismo de los presidentes, de los
ministerios de la cartera de energía y de la Comisión Mixta.
La República Argentina y la RBV firmaron un acuerdo para establecer una
“alianza estratégica” en el mes de junio de 2006. En esa oportunidad, decidieron crear
una Comisión Conjunta de Alto Nivel que sería la responsable de elaborar el Plan de
Alianza Estratégica. Tal como lo establece la declaración, la Comisión debería
comenzar sus actividades a partir del mes de agosto de ese año. Sin embargo, la I
Reunión de la Comisión Binacional de Alto Nivel (COBAN) tuvo lugar 3 años y
medio después –el 9 de diciembre de 2009 en Buenos Aires- y aún está pendiente la
elaboración del Plan Estratégico a pesar de que ya se realizaron 4 encuentras de dicha
comisión –el II en Caracas el 12 y 13 de abril de 2010, el III el 28 de marzo de 2011 y
el IV el 2 diciembre de 2011. Cabe señalar que en la III reunión de la COBAN, el
INTA y el INTI declararon que los 71 cursos de capacitación se encuentran en
suspenso hasta que el gobierno de Venezuela ponga a disposición los fondos para
realizarlos (Acta III Reunión de la Comisión Binacional de Alto Nivel, 28/03/2011).
La ausencia de avances concretos en el proceso de construcción de la alianza
estratégica y el stop en la cooperación técnica son algunos de los elementos que nos
muestran que las vinculaciones argentino-venezolanas han entrado en un tempo de
adagio. No obstante, cabe resaltar que Argentina y Venezuela han firmado múltiples
acuerdos en diciembre de 2011 cuando Cristina Fernández se encontraba en Caracas
participando en la Cumbre de la CELAC. El escaso tiempo transcurrido entre la firma
de dichos acuerdos y el momento en que se escriben estas líneas, no nos permiten
realizar una evaluación pormenorizada de sus resultados. El modo que los acuerdos de
2011 se implementen podría ser entendido como una nueva fase de adagio.
El tempo de allegro y la cooperación sur -sur
De acuerdo con la información disponible en el Ministerio de Relaciones
Exteriores de la Argentina, la cooperación sur-sur argentino-venezolana se ha
concentrado en las siguientes áreas: Cultura (1 proyecto), Educación Universitaria (4
proyectos), Salud (6 proyectos), Interior y Justicia (2 proyectos), Ciencia y Tecnología
(1 proyecto), Comercio (1 proyecto), Turismo (2 proyectos), Industria (1 proyecto),
Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias (3 proyectos), Energía y petróleo (13
proyectos), Transporte y Comunicaciones (2 proyectos), Planificación y Finanzas (3
proyectos), Energía Eléctrica (2 proyectos), Transporte Acuático y Aéreo (4 proyectos),
Comunicación e Información (1 proyecto), Agricultura y Tierras (32 proyectos),
Alimentación (2 proyectos). De esta manera, existiría un total de 80 iniciativas de
cooperación entre ambos países. No obstante, aclaramos que es muy difícil encontrar
información oficial –tipo de proyectos, dinero asignado, organismos que participan,
logros alcanzados, efectivización de proyectos- que nos permita realizar un análisis más
pormenorizado de cada una de las iniciativas que se anuncian discursivamente, que se
plasman en cartas de intención y memorándums de entendimiento.
De la lectura de cada uno de los documentos oficiales, se desprenden dos líneas
de interpretación sobre la modalidad de la cooperación sur-sur argentino-venezolana.
Por un lado, se observa que el objeto de muchos de los convenios celebrados es el
intercambio de bienes y/o productos más que la cooperación. Es decir, que la forma y el
contenido de tales acuerdos se parece más a la de un contrato de compra-venta que a la
cooperación sur-sur. A modo de ejemplo, mencionamos aquellos que comprenden el
suministro de maquinaria agrícola producida por empresas argentinas que se exportan a
Venezuela,5 los convenios de compra-venta de fuel oil y gas oil de PDVSA a ENARSA
y CAMMESA,6 los Memorándums de Entendimiento entre las empresas COTO
CICSA-PDVAL,7 el Acuerdo de compra-venta de ómnibus entre Tecnología Avanzada
5 Fue firmado en 2005. El objetivo del contrato es la adquisición de maquinarias e implementos agrícolas,
equipos viales y repuestos para maquinaria agrícola producidos por empresas argentinas por parte del
Ministerio de Agricultura de Venezuela (Contrato de suministro de maquinarias e implementos agrícolas
y plantas agroindustriales de origen argentino al Ministerio de Agricultura y Tierras de la República
Bolivariana de Venezuela, 2005). De acuerdo con varias fuentes de información consultadas, Venezuela
habría adquirido en el período 2005-2011, 2.500 unidades, aproximadamente, de maquinaria,
implementos y equipos agrícolas (El Nacional; El Universal; La Nación). 6 Cabe señalar que el fuel oil que Argentina le compra a Venezuela no es originario del país caribeño
puesto que éste excede los estándares de calidad establecidos por la normativa de nuestro país. Por lo
tanto, la operación la compra de PDVSA de fuel oil proveniente de terceros países que luego vende a la
Argentina. Así, la estatal venezolana asume un rol de intermediaria por el que le cobra una comisión del
13% más una tasa por el financiamiento del 2% del valor total del producto. Si esta información es
correcta, explicaría el alto precio que Argentina paga por las compras del ‘supuesto’ fuel oil venezolano
(La Política On Line, 18/01/2012). Para un abordaje más específico de este tema, puede consultarse
Lorenzini 2011. 7 Fue firmado el 06/03/2008. PDVAL SA es una compañía venezolana dedicada a la comercialización,
abastecimiento y distribución de alimentos en todo el territorio venezolano y comprende a PDValitos,
PDVAL e Hiper PDVAL. El objeto es la cooperación muta en materia de abastecimiento, logística,
provisión de sistemas informáticos y venta de insumos para el hogar en el territorio de la RBV. También
prevé la capacitación por parte de COTO a personal venezolano en las materias antes mencionadas.
Además, el acuerdo dice que se tenderá a la conformación de un joint venture entre ambas partes
involucradas (Memorándum de Entendimiento entre COTO CICSA y PDVAL SA).
en Transporte (TATSA) y PDVSA8 y el Memorándum de entendimiento entre
Exologística SA y PDVAL SA,9 entre muchos otros.
Por el otro, podemos pensar que el intercambio de “energía venezolana x
alimentos argentinos” entraría dentro de la modalidad sur-sur de la cooperación
atendiendo al criterio de complementariedad para la satisfacción de las necesidades y de
los intereses de los dos Estados involucrados. De hecho, el mecanismo elegido por las
partes para realizar los pagos es un fideicomiso cuya constitución supone un
mecanismo de financiamiento en el que se intercambian “alimentos por petróleo”
adquiriendo el dinero un valor más bien simbólico.
Ahora bien, existen otras iniciativas que podrían ser caracterizadas, por su
modalidad, como sur-sur. En esta dirección, seleccionamos algunos convenios en las
áreas de cultura, educación, agricultura y tierras que ilustran esta situación. Los
representantes de ambos ministerios suscribieron un Programa de Intercambio
Cultural el 15 de mayo de 2009 que debería haber finalizado en 2011. El objetivo
principal consistía en profundizar los lazos culturales argentino-venezolanos en el
marco de la cooperación sur-sur (Programa de Intercambio Cultural, 2009). Sin
embargo, las partes han decidido prorrogarlo puesto que sólo se desarrollaron tres de las
nueve actividades previstas.10
En materia de Educación, Argentina y Venezuela –a través de los ministerios
del área- firmaron un Memorándum de Entendimiento para cooperar en educación
superior –educación técnica y formación profesional- (15/05/2009). Las áreas
priorizadas son: mecánica automotriz, cuero y calzado, metalmecánica, energía
eléctrica, madera y muebles, turismo, hotelería y gastronomía, agropecuaria,
indumentaria textil y construcciones. Los mecanismos a través de los cuales se
desarrollará la cooperación son: formación y capacitación, asistencia técnica,
intercambio de técnicos y especialistas, organización de actividades conjuntas,
participación conjunta en proyectos y programas de interés común, desarrollo de una
8 Fue firmado el 06/03/2008. Su objetivo, en lo que respecta a la cooperación sur-sur, es iniciar
negociaciones para la transferencia de tecnología en materia fabricación de autobuses equipados con
motores a gas natural. Esta iniciativa apunta a que los expertos argentinos capaciten a sus pares
venezolanos para potenciar el desarrollo del Programa de Gas Natural Vehicular de la RBV (Acuerdo de
compra-venta de ómnibus entre Tecnología Avanzada en Transporte (TATSA) y PDVSA). 9 Fue firmado el 06/03/2008. El objeto del acuerdo es la cooperación en materia de procedimientos
logísticos e informáticos y tecnología de punta para la comercialización de productos alimenticios en
territorio venezolano (Memorándum de entendimiento entre Exologística SA y PDVAL SA.). 10
Las áreas comprendidas en el Programa son: Cine-Audiovisual, Semana Cultural, Participación en la
Feria del Libro argentina, Congreso Iberoamericano de Cultura, Programa Iberrutas, Industrias Culturales,
Artes Visuales, Danza, Teatro y Libros. Las actividades efectivamente realizadas fueron las tres primeras.
red conjunta de investigación, entre las más importantes (Memorándum de
Entendimiento entre el Ministerio de Educación de la República Argentina y el
Ministerio del Poder Popular para la educación superior de la República Bolivariana de
Venezuela, 2009). A éste se sumaron los proyectos sobre Movilidad Universitaria para
la formación docente, Intercambio de saberes en Educación Tecnológica y capacitación
de Asistencia Humanitaria y Reducción de Desastres y becas de estudios de posgrado
que aún no han iniciado la fase de ejecución.
La Cátedra Libertadores busca conformar una red de instituciones universitarias
para el desarrollo de un Proyecto Contrahegemónico y Emancipador en la educación
latinoamericana. Se encontraba en ejecución para diciembre de 2011 aunque sólo ha
desarrollado dos Talleres en los que participaron docentes de la Universidad de Buenos
Aires (UBA) y de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) (Memorándum de
Entendimiento entre la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires
de la República Argentina y el Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior
de la República Bolivariana de Venezuela, 2009).
En materia de Agricultura y Tierras, se destacan aquellas iniciativas en las que
participan el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto
Nacional de Tecnología Industrial por parte de Argentina y el Ministerio del Poder
Popular para la Agricultura y Tierras (MPPAyT), la Corporación Venezolana Agraria
(CVA) y el Ministerio del Poder Popular para la Industria Ligera y el Comercio. Entre
los proyectos señalamos a modo de ejemplo, a-Desarrollo e implementación de la
producción de quesos con leche de ganado ovino (duración de 1 año); b-Desarrollo
integral de la producción lechera (2008-2009); c-Programa de mejoramiento genético
del rebaño bovino (2007-2009); d-Suministro de plantas agroindustriales, vehículos y
equipos viales (2005-2009); e-Recuperación y puesta en marcha de la planta frutícola en
Caripe (2007-2009); f-Diseño e Instalación de laboratorios de producción e
investigación de papa y laboratorios de biotecnologías reproductivas para la mejora
productiva de la ganadería (2007-2009); g-Fortalecimiento de de las Unidades de
Propiedad Social de Industrialización de Alimentos de la CVA y el INTI; h-Cursos de
Formación/Capacitación entre el INTA y la Fundación CIARA, entre otros.11
11
Los documentos que sirvieron como marco para el inicio de las actividades de cooperación sur-sur
entre Argentina y Venezuela en el período 2003-2011 son los siguientes: *Carta de Intención para la
modernización y suministro de implementos, maquinaria y tecnología agroindustrial y alimentaria
(19/08/2003) cuyo objetivo es promover el desarrollo agrícola y aumentar el grado de cooperación para la
modernización y suministro de maquinaria, implementos y tecnología agrícola-alimentaria. Para ello se
Los acontecimientos que dieron inicio al tempo de adagio
Tal como lo mencionamos en la introducción de este trabajo, hubo tres episodios
que impactaron sobre el ascendente vínculo argentino-venezolano y que son entendidos
como los puntos de inflexión que marcaron el inicio de un proceso político a través del
cual se buscó disminuir el perfil de la relación por las consecuencias que esto podría
tener en el escenario electoral que se avecinaba en la Argentina.
El valija gate –también conocido como el caso Antonini Wilson- fue el primer
episodio que puso un manto de sospecha sobre la transparencia de la relación argentino-
venezolana. El 4 de agosto de 2007 un agente de la policía aeroportuaria argentina,
identificó a un empresario estadounidense-venezolano –Antonini Wilson- quien
intentaba ingresa al país con una valija que contenía 790.550 dólares sin declarar
(Clarín, 04/08/2007). Uno de los datos que llama la atención es que Wilson viajaba en el
mismo avión privado en el que se trasladaban funcionarios de PDVSA y ENARSA.
Este episodio tuvo lugar dos días antes de la visita oficial que Hugo Chávez realizaría a
Buenos Aires. Posteriormente surgieron múltiples versiones sobre los acontecimientos.
El canciller venezolano sostuvo el caso del maletín era un invento de la CIA, el
Pentágono y del gobierno de Bush quienes se encontraban muy tensos por los avances
prevé la realización de misiones entre expertos –cooperación técnica- y empresarios; * Carta de
Intención para establecer los mecanismos de cooperación técnica-científica para el fortalecimiento
del circuito cárnico en la RBV (Firmado el 21/02/2007. Finalizado: 21/05/2007). Las partes que estarán
a cargo de la ejecución de la cooperación son el Ministerio del Poder Popular para Agricultura y Tierras,
las Industrias ligeras y el comercio, la Alimentación, la Ciencia y la Tecnología, la Salud de la RBV y el
Ministerio de Economía y Producción de la RA. El objetivo es establecer los mecanismos de cooperación
técnica-científica para desarrollar y fortalecer el circuito cárnico en la RBV. Las áreas de cooperación
priorizadas son: mejoramiento genético, desarrollo de infraestructura para la industria frigorífica, sanidad
animal, manejo de forrajes, importación de carne beneficiada de bovino y pollo, comercialización de
vientres para lechería; *Memorándum de Entendimiento entre el Ministerio de Planificación
Federal, Inversión Pública y Servicios de la República Argentina (RA) y el Ministerio del Poder
Popular para la Vivienda y el Hábitat de la RBV (21/02/2007). Las Partes son, además de los
ministerios antes mencionados la Cámara Argentina de la Construcción y la Cámara Argentina de
Consultoras de Ingeniería. El objetivo es la elaboración de un programa de asistencia y colaboración
recíproca para el estudio y formulación de proyectos para encontrar soluciones al déficit de
infraestructura, viviendas y servicios en la RBV; *Carta de intención INTI-Ministerio del Poder
Popular para la Industria Ligera y Comercio (MILCO) (Firma: 17/04/2007). En la fecha antes
mencionada se firmaron las siguientes cartas de intención entre las dos entidades mencionadas para el
desarrollo de iniciativas de cooperación técnica en las que Argentina asistiría a Venezuela en las
siguientes áreas de cuestiones: cereales y oleaginosas, cueros, frío y diseño, frigoríficos de pollos, hilados
de algodón, motos y bicicletas, porcinos y viviendas; *Contrato entre la CVA y el INTI (Firma:
06/07/2009). El propósito es fortalecer las Unidades de Producción Social que se desempeñen en el área
de la industrialización de los alimentos; *Contrato entre la Fundación CIARA y el INTA (Firma:
agosto de 2008). El objetivo consiste en fortalecer la cooperación científica, técnica y académica
mediante el desarrollo de las actividades de formación y capacitación a través de los cursos de formación
y capacitación que lleva adelante el INTA.
de la integración en América del Sur (Infolatam, 2007). El gobierno argentino, por su
parte, sostuvo que llevaría adelante la investigación correspondiente, mientras tanto
Antonini Wilson abandonaba Argentina y vía Uruguay viajó a Miami, donde se
encuentra actualmente como testigo protegido del FBI en el juicio iniciado en los
tribunales de Estados Unidos. En una de sus declaraciones afirmó que junto con los
800.000 dólares venía otra valija con 4,2 millones de dólares que fue ingresada por
Claudio Uberti y que ambas estaban destinadas a financiar la campaña electoral de
Cristina Fernández. En el año 2008 el Palacio San Martín sostuvo que el valija gate era
un caso armado por el FBI y que la administración norteamericana estaba haciendo uso
indebido de una causa judicial con ‘fines subalternos’ y, al mismo tiempo cuestionó que
el fiscal que lleva la causa le negó en dos oportunidades el pedido de extradición de
Antonini Wilson y que nunca le respondieron los pedidos de informe sobre la causa
(Infolatam, 12/09/2008).
En el transcurso de 2008, el gobierno de Hugo Chávez realizó expropiaciones
y nacionalizaciones de empresas radicadas en su territorio. Entre ellas, la
administración de la RBV nacionalizó la empresa Siderúrgica del Oricono (SIDOR)
perteneciente al grupo argentino Techint. A ella se sumaron otras tres empresas del
grupo Rocca en el mismo sector: Techint Tubo de Acero de Venezuela (TAVSA),
Materiales Siderúrgicos (Matesi) y Complejo Siderúrgico de Guayana (Comsigua).
Tales acontecimientos despertaron suspicacias entre los directivos del grupo Techint,
en la oposición y en la prensa de ambos países puesto que el anuncio de la
estatización se produjo sólo unos días después que Hugo Chávez estuviera de visita
en El Calafate (La Nación, 20/04/2008; Clarín, 12/04/2008; Ámbito Financiero,
24/05/2008; El Universal, 10/04/2008; El Nacional, 10/04/2008; Página12,
12/04/2008). En ese contexto, el grupo Rocca reclamó al Estado argentino que
defienda los intereses del país antes que su ‘amistad’ con el líder venezolano
(Beltramino, 2009).
En los primeros meses de 2010 el ex Defensor del Pueblo, Eduardo Mondino,
presentó una denuncia en un juzgado federal por el pago de comisiones del 15% en
los contratos de empresas argentinas que vendían productos a Venezuela a través de
Palmat International con sede en Miami y Palmat Intertrade con sede en Panamá,
ambas dirigidas por el empresario Roberto Wellisch. De acuerdo con la
investigación y con las declaraciones del ex embajador en Caracas –Eduardo
Sadous-, las empresas argentinas que deseaban comercial con Venezuela sólo podían
hacerlo a través de Palmat y, por ello pagaban una comisión. Por la falta de
transparencia en la gestión de los contratos y por las declaraciones de algunos
empresarios es que se sospecha que para ingresar al negocio se pagaban coimas (La
Nación, 30/04/2010; La Nación, 12/05/2010; Página12, 23/06/2010).
Por último, señalamos que los acontecimientos mencionados impactaron de
manera negativa sobre la relación bilateral y pusieron en cuestión su transparencia.
La administración de Cristina Fernández decidió, prudentemente, bajar el perfil de
los vínculos con Venezuela. A ello se sumaron, los inconvenientes derivados del
problema de salud de Hugo Chávez que lo obligaron, por ejemplo, a disminuir la
frecuencia de los viajes al exterior. Una consecuencia que se desprende de la
combinación de ambos factores es que las Cumbres Presidenciales trimestrales –
previstas en los acuerdos bilaterales- en algunas ocasiones no se realizaron con es
frecuencia y, en otras, directamente no se llevaron a cabo. Esta situación también
contribuyó a mantener la relación en un tempo de adagio.
La singularidad del mecanismo que regula el comercio bilateral
En líneas generales, la República Argentina regula sus relaciones comerciales a
través de Acuerdo de Complementación Económica (ACE) celebrados en el marco de la
Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) –tal es el caso del ACE N° 35 con
Chile, el Tratado de Asunción que dio origen al Mercosur, el ACE N° 36 con Bolivia, el
ACE N° 53 con México, el ACE N° 59 Mercosur-CAN, entre muchos otros-, Tratados
de Libre Comercio cuando se trata de actores extra-regionales y a través de las normas
GATT-OMC.
Para comprender la estrategia de inserción comercial de Argentina es
imprescindible subrayar su carácter de miembro pleno en el Mercosur lo que implica
que el país debe asumir ‘todos’ los compromisos adoptados en el seno de las
instituciones subregionales tales como el formato de negociación comercial conjunta del
bloque 4 + 1.12
Podríamos pensar que la pertenencia de Argentina Estado-Parte del
12
El objetivo último del MERCOSUR es, como su nombre lo indica, conformar un mercado. Para ello
los cuatro fundadores han decido comenzar por la construcción de una ZLC en el período 1991-1994. A
partir de 1995, entró en vigencia la UA cuyo período de transición finalizaba en 1999. Sin embargo, la
situación actual es subóptima en términos de una evaluación del cumplimiento de los objetivos pactados.
Ahora bien, una UA supone por definición: Código Aduanero Común, un Arancel Externo Común, un
mecanismo de distribución de la renta aduanera, la coordinación de política macroeconómica y
relaciones externas conjuntas. Estas últimas son una requisito muy importante para el establecimiento
Mercosur ha operado como una suerte de condicionante de la política exterior en
asuntos comerciales puesto que al aceptar el formato 4 + 1, Argentina se encuentra
limitada para iniciar negociaciones bilaterales con otros actores y sus opciones de
inserción comercial internacional quedan sujetas a la evolución de las negociaciones
externas dentro del bloque.
La administración Chávez prefiere los Tratados de Cooperación de los Pueblos
(TCP) antes que los ACE o los TLC puesto que considera que estos últimos tienen una
impronta neoliberal muy fuerte que él prefiere reemplazar. Sin embargo, Argentina y
Venezuela no han firmado TCP.
Entonces, cabe preguntarnos a través de qué instrumentos gestionan las
relaciones comerciales bilaterales. Lo hacen a través del Convenio Integral de
Cooperación y de las modificaciones llevadas a cabo a través de los Addendum
aplicados al mismo.13
Dos artículos del convenio resultan claves: el VI, establece que la RBV se
comprometo a proveer a la República Argentina de fuel oil y gas oil de acuerdo con
los términos fijados en el Anexo I –en el que se estipula el volumen y el mecanismo
para financiar las compras de combustibles de Argentina y de alimentos de
Venezuela- (Convenio Integral de Cooperación, 2003). En el artículo VII se establece
que la Corporación Estatal CASA, el Ministerio de Agricultura y Tierras y la
Corporación Venezolana de Guayana (CVG) gestionarán la compra de alimentos, de
productos agrícolas e insumos para la industria petrolera. También aclara que el
comercio bilateral se rige por los criterios de reciprocidad, equilibrio del intercambio
comercial y precios competitivos a nivel internacional (Convenio Integral de
Cooperación, 2003).
Ahora bien, lo que resulta singular es la forma en la que se realizan los pagos
por el intercambio de productos entre ambos países. Para ese fin, Argentina y
Venezuela constituyen un fideicomiso cuyos fiduciarios son el Banco de Desarrollo
Social (BANDES) de Venezuela y el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE)
de la UA ya que supone: a-la convergencia de todos aquellos acuerdos que concedan preferencias
arancelarias bilaterales y b-el desarrollo conjunto de las nuevas negociaciones comerciales externas con
el objetivo de homogeneizar las preferencias y evitar nueva s perforaciones al AEC. El formato de
negociación acordado por el MERCOSUR es lo que se conoce como 4+1, esto los cuatros Estados -Parte y
otro actor individual u otro bloque regional tal como CA N, UE o SACU. 13
Cabe señalar que la estrecha vinculación Caracas-La Habana tiene su piedra basal en un Acuerdo
Integral de Cooperación que ha ido evolucionando a través del tiempo. Posteriormente, Cuba y Venezuela
crearon la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP) y sus acciones
constituyen uno de los ejemplos más acabados de cooperación en la modalidad sur-sur.
de Argentina. El Addendum N° 3 de 2004 –modifica los términos del mecanismo
financiero del Anexo I de 2003- y propone que las ventas de combustibles realizadas
por PDVSA a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico
Sociedad Anónima (CAMMESA) –luego reemplaza por la empresa Energía Argentina
Sociedad Anónima (ENARSA)- son pagadas por esta última a través de una
transferencia de los fondos al fideicomiso. Esos mismos recursos serán utilizados por
Venezuela para efectuar los pagos a las empresas exportadoras argentinas (Addendum
N° 3, 31/12/2004). En términos más simples, la constitución del fideicomiso supone
un mecanismo de financiamiento en el que se intercambian “alimentos x petróleo”
adquiriendo el dinero un valor más bien simbólico. La peculiaridad del instrumento
hace que el comercio deje de ser percibido como un simple negocio y adquiera un halo
de “solidaridad” que se ajusta bastante bien al carácter altermundista de la política
exterior de Venezuela acercándose al espíritu del ALBA y a los principios que
estructuran el vínculo entre Caracas y Buenos Aires.
Sin embargo, la opacidad del fideicomiso ha despertado fuertes críticas sobre
la transparencia de los fondos y el manejo que de ellos se hace. A su vez, las
sospechas son alimentadas por los supuestos episodios de corrupción –el caso de la
valija y el pago de coimas- que ponen en tela de juicio la gestión de la relación
bilateral. La sucesión de estos hechos constituyen otro de los factores que incidió en la
decisión de Cristina Fernández de bajar gradualmente el perfil del vínculo y
sumergirlo en un tempo de adagio.
En términos comerciales más tradicionales, Venezuela se consolidó como uno
de los mercados de mayor crecimiento para las exportaciones argentinas, las cuales se
cuadriplicaron en el período 1999-2011. El saldo en los envío al país caribeño fue
impulsado por la firma de diversos acuerdos y por la facilitación de negocios
promovida por ambos gobiernos. El saldo de la balanza comercial en el período antes
mencionado fue ampliamente favorable a la Argentina tal como se observa en el
siguiente cuadro. Según la opinión de los expertos, el superávit es el resultado del
volumen de exportaciones agroalimentarias y de una canasta exportadora bastante
diversificada que incluye bienes intermedios y con mayor valor agregado.
Comercio Bilateral Argentina-Venezuela
Exportaciones Importaciones Saldo
Comercial
2003 140 9 131
2004 434 34 400
2005 513 32 481
2006 809 25 784
2007 1.178 24 1.154
2008 1.420 25 1.395
2009 1.043 15 1.028
2010 1.424 21 1.403
2011 1.860 24 1.836
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Centro de Economía Internacional (CEI) del
Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina
Ahora bien, un dato que llama la atención respecto del comercio bilateral
argentino-venezolano es, según los datos del INDEC y del CEI, la ausencia del rubro
‘combustibles y energía’ en la balanza comercial. La inclusión de los volúmenes y
precios de las compras de combustibles líquidos que Argentina hace a Venezuela podría
modificar el signo de la balanza bilateral.14
Frente a esta situación, cabe señalar que
existen varias hipótesis en danza para dar cuenta de esta situación. Una de las conjeturas
para explicar el tema de las importaciones de combustibles de Venezuela sostiene que el
problema estaría en las Aduanas. En esa dirección, afirman que los combustibles
importados desde Venezuela son registrados como ‘de origen indeterminado’ y sólo se
declara el contenido de la compra. Si no se registrar con precisión el origen del producto
es imposible contar con datos específicos y confiables que permitan cuantificar los
volúmenes de combustible comprados a PDVSA.
Por otro lado, algunos especialistas conjeturan que el fuel oil que Argentina le
compra a Venezuela no es originario del país caribeño puesto que éste excede los
estándares de calidad establecidos por la normativa de nuestro país. Por lo tanto, se
supone que la operación de compra de fuel oil la realiza PDVSA a terceros países y
que luego lo re-vende a la Argentina. Así, la estatal venezolana asumiría un rol de
intermediaria por el que cobraría una comisión del 13% más una tasa por el
financiamiento del 2% del valor total del producto. Si esta información es correcta,
14
Según cifras no oficiales, la Argentina habría pagado 1.878 millones de dólares por la compra de
combustibles líquidos a Venezuela (La Política on line, 18/01/2012).
explicaría el alto precio que Argentina paga por las compras del ‘supuesto’ fuel oil
venezolano (La Política On Line, 18/01/2012). Hay una cuestión que permanece
irresuelta: si el saldo de la balanza comercial bilateral es favorable a la Argentina, la
importación de qué bienes es la que genera la deuda de nuestro país con Venezuela tal
como lo señalan especialistas en el tema energético y distintos medios periodísticos. No
hay una respuesta clara aunque una pista podría encontrarse en el funcionamiento del
fideicomiso. Esto sugeriría que Argentina no coloca en el fondo el dinero
correspondiente por la importación del fuel oil. A pesar de esta respuesta tentativa, el
interrogante permanece abierto.
Reflexiones Finales
En este trabajo sostuvimos que las relaciones bilaterales entre la República
Argentina y la República Bolivariana de Venezuela se transformaron en áreas
prioritarias de la política exterior de ambos países. Entre los motivos que nos permiten
comprender el salto cualitativo que éstas experimentaron, subrayamos el rol de las
ideas y de los intereses compartidos por las partes. De esta manera, intentamos
encontrar una perspectiva alternativa a aquellas que sostienen que la profundización
de las relaciones argentino-venezolanas se explica exclusivamente por la sintonía
ideológica que existió entre Néstor Kirchner/Hugo Chávez y entre éste y Cristina
Fernández. Desde nuestro punto de vista, el análisis monocausal conduce a una mirada
miope y reduccionista que deja de lado otros factores relevantes que hacen más
complejo e interesante el estudio de la cuestión.
La evolución que la relación entre Caracas y Buenos experimentó en el período
2003-2011 se observa con claridad en el contenido y en la cantidad de los acuerdos
celebrados, en el establecimiento de distintos mecanismos institucionales que abren
los canales de comunicación, en el inicio –aunque inconcluso- de construcción de una
alianza estratégica, en el incremento de la densidad del intercambio comercial y de la
cooperación técnica, entre los más significativos.
Asimismo, identificamos la existencia de dos etapas durante el recorte
temporal. La primera de ellas se extiende entre 2003-2007, coincidiendo con el
mandato completo del presidente Néstor Kirchner. Su característica más notable es,
precisamente, que se desarrolló en un tempo de allegro. Esto significa, haciendo uso
del paralelismo musical, que el vínculo experimentó un rápido ascenso, que se hizo
más denso y profundo en un lapso de tiempo relativamente corto. Esta observación
cobra relevancia cuando se la lee en términos comparados con otras relaciones
bilaterales cuyo proceso de profundización llevó años construir como en los casos de
Argentina/Chile y Argentina/Brasil, por ejemplo.
Hasta diciembre de 2007 todo hacía suponer que la relación argentino-
venezolana continuaría transitando un camino de mayor integración y cooperación, de
crecimiento del comercio bilateral, de las inversiones y, que estaban dadas las
condiciones para avanzar en la construcción de una alianza estratégica. Sin embargo,
el alto perfil que el vínculo había tenido en la etapa previa, experimentó un descenso
gradual en cuanto a la incorporación de nuevos temas en la agenda y al estancamiento
de los ya existentes. Las cumbres presidenciales comenzaron a realizarse con una
frecuencia trimestral y esto se cumplió hasta marzo de 2011. Pese a ello, actividades
que estaban previstas en los acuerdos, las cartas de intención y memorándums de
entendimiento quedaron inconclusas. Ejemplo que ilustran esta situación son: la
inexistencia del Plan Estratátegico y la demora de más de tres años para que la I
Reunión Binacional de Alto Nivel tuviera lugar. El intercambio de “energía x
alimentos” continuó en el mismo nivel –no aumentó el volumen de compra de
combustibles y, el mismo comportamiento se observa en las exportaciones de
alimentos y quedaron en suspenso proyectos de cooperación técnica por la no
disponibilidad de los fondos. Desde nuestra perspectiva, entendemos que este proceso
es, en parte, el resultado de los impactos negativos derivados el ‘valija gate’ y de las
denuncias de corrupción en el manejo de los negocios bilaterales. Por lo tanto,
identificamos que la característica que marcó el período 2007-2011 es el switch de un
tempo de allegro por un tempo de adagio en la relación entre Buenos Aires y Caracas.
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