la reina �lfica de shannara de terry brooks r1.1

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  • Encuentra a los elfos y haz que regresen al mundo de los hombres!, le orden aWren el espritu de Allanon cuando los vstagos de Shannara se reunieron con l en elCuerno de Hades. Ella saba que era casi imposible llevar a cabo esta tarea. Los elfoshaban desaparecido de la Tierra del Oeste haca mas de cien aos. No quedaba nirastro de su antigua ciudad de Arbolon. Nadie daba noticias de ellos, hasta que al finencontr a la Vbora, una mujer vieja y ciega que le indic un lugar en la costa de laBarrera Azul.

  • Terry Brooks

    La reina lfica de ShannaraShannara: La herencia de Shannara 3

    ePub r1.1Moower 20.09.13

  • Ttulo original: The Elf Queen of ShannaraTerry Brooks, 1992Traduccin: Jos Vicente MartnIlustracin de cubierta: Keith Parkinson

    Editor digital: MoowerePub base r1.0

  • Para Diane,con nostalgia

  • LIBRO I

  • ____ 01 ____

    Fuego.Crepitaba en las lmparas de aceite que colgaban, lejanas y solitarias, en las ventanas y las

    puertas de entrada a los hogares de sus moradores. Chispeaba y siseaba lamiendo las antorchasembreadas que iluminaban los cruces de caminos y las puertas. Resplandeca entre las ramasfrondosas de los robles y nogales, donde los faroles bordeaban los senderos. Dbiles puntos yfragmentos de luz titilante, las llamas eran como diminutas e indefensas criaturas a las que la nocheamenazara con sorprender y aniquilar.

    Como nosotros, pens ella.Como los elfos.Levant su mirada sobre los edificios y murallas de la ciudad para fijarse en el lugar donde

    humeaba el Killeshan.Fuego.Despeda un rojo resplandor por las dentadas fauces del volcn, el fulgor de su corazn derretido

    reflejado en las nubes de ceniza volcnica que formaban tenebrosos bancos a travs del cielo vaco. ElKilleshan se ergua sobre sus cabezas, inmenso y hurao, un fenmeno de la naturaleza al queninguna magia lfica podra afectar. Haca semanas que se producan grandes explosiones en susentraas, muestra evidente de su descontento, de su determinacin, de una presin acumulada quepodra exigir libertad.

    Ahora, la lava se filtraba y abra paso entre las grietas y fisuras de su corteza, y flua hasta lasaguas del ocano formando sinuosas cintas que arrasaban a su paso la selva y las criaturas que en ellavivan. Sin embargo, en cualquier momento, este pequeo desahogo resultara insuficiente, y elKilleshan eructara un fuego mortfero que los consumira a todos, pens.

    Si es que an quedaba alguien.Estaba de pie en los Jardines de la Vida, donde creca Ellcrys. El viejo rbol se levantaba hacia el

    cielo como si intentara atravesar la bruma griscea para respirar el aire ms puro de las capas msaltas de la atmsfera. Sus ramas plateadas brillaban dbilmente a la luz de los faroles y las antorchas,y sus hojas escarlatas reflejaban el siniestro resplandor del volcn. Pinceladas de fuego danzabanformando figuras extraas a travs de las hendiduras del rbol como si pretendieran mostrar algo.Contempl abstrada las imgenes que aparecan y se desvanecan, un espejo de sus propiospensamientos, y sinti una profunda tristeza que amenaz con dominarla.

    Qu puedo hacer?, pens, desesperada. Qu otras alternativas me quedan?Ninguna, lo saba. Ninguna, excepto esperar.Ella era Ellenroh Elessedil, reina de los elfos, y slo poda esperar.Agarr con fuerza el bculo Ruhk, mir al cielo e hizo una mueca de disgusto. Aquella noche no

    haba estrellas ni Luna. Pocas se haban visto en las ltimas semanas, slo una bruma cenicienta,densa e insondable, un sudario a la espera de descender, de cubrir sus cuerpos, de abrazarlos yenvolverlos para siempre.

    Permaneca rgida mientras la brisa caliente soplaba sobre ella, agitando el delicado lino de susropas. Era alta, de cuerpo anguloso y miembros largos. Los prominentes huesos de su caraconformaban unas facciones singulares, reconocibles al instante. Sus pmulos eran altos, su frente

  • amplia y sus mandbulas afiladas y suaves bajo una boca grande y fina. Su piel se tensaba contra elrostro, dndole un aspecto hiertico. Una rubia cabellera caa sobre sus hombros en tupidos eindciles rizos. Sus ojos, de un extrao e intenso azul, daban la impresin de estar viendo cosas que alos dems les pasaban desapercibidas. Aunque ya haba sobrepasado los cincuenta aos, parecamucho ms joven. Cuando sonrea, lo cual haca con mucha frecuencia, provocaba sonrisasespontneas en quienes la acompaaban.

    Ahora, sin embargo, su expresin era sombra. Ya era muy tarde, la medianoche haba quedadomuy atrs, y su fatiga actuaba como una cadena que le impidiera marcharse. Como no poda conciliarel sueo, haba decidido salir a pasear por los jardines para escuchar los sonidos de la noche, paraestar a solas con sus pensamientos e intentar conseguir un poco de paz. Pero la paz era huidiza, suspensamientos pequeos demonios que la atormentaban, mofndose de ella, y la noche una inmensa yhambrienta nube negra que esperaba pacientemente el momento en que al fin se extinguiera la frgilchispa de sus vidas.

    Fuego, una vez ms. Fuego para dar vida y fuego para quitarla. La imagen susurrabainsidiosamente en su mente.

    Se volvi con brusquedad y empez a pasear por los jardines. Cort la sigui; una figura invisibley silenciosa. Si se hubiese preocupado de buscarlo, no lo habra encontrado. Era un joven bajo yrobusto, dotado de una agilidad y fuerza increbles, miembro de la Guardia Especial, que tenanencomendada la misin de proteger a los gobernantes lficos, de defenderlos con sus armas, desacrificar sus vidas para preservar las de ellos. Cort era su sombra, y si ste no estaba, Dal seocupaba de protegerla. Uno u otro estaban siempre muy cerca, velando por su seguridad. Mientrasrecorra el sendero, sus pensamientos se sucedieron con rapidez. Senta la aspereza del terreno atravs de las delgadas suelas de sus chinelas. Arborlon, la ciudad de los elfos, su hogar, arrancada dela Tierras Occidentales haca ms de cien aos para asentarla all en aquel

    No pudo acabar el pensamiento. Le faltaron las palabras para completarlo.La magia lfica, invocada de nuevo desde la poca del mundo fantstico, protega a la ciudad, pero

    estaba empezando a debilitarse. Las fragancias de las flores del jardn estaban dominadas por cidosolores de los gases del Killeshan donde stos haban traspasado la barrera exterior de la Quilla. Lospjaros nocturnos cantaban en los rboles, pero, incluso all, sus cantos eran socavados por lossonidos guturales de los seres oscuros que se ocultaban ms all de las murallas de la ciudad, en lasselvas y los pantanos, que merodeaban junto a la Quilla, en actitud de espera.

    Los monstruos.El sendero que segua Ellenroh terminaba en el extremo norte de los jardines, sobre un

    promontorio que dominaba su hogar. Las ventanas del palacio estaban oscuras; todos sus habitantesdorman, excepto ella. Detrs yaca la ciudad, grupos de viviendas y comercios replegados tras labarrera protectora de la Quilla como temerosos animales acurrucados en sus guaridas. Nada se mova,como si el miedo impidiera cualquier movimiento, como si el movimiento pudiera descubrirlos. Lareina de los elfos hizo un gesto de tristeza. Arborlon era una isla rodeada de enemigos. Al este seencontraba el Killeshan, levantando sobre la ciudad su gigantesca y dentada montaa formada por unaroca de lava, formada por erupciones de siglos. El volcn, dormido hasta haca slo veinte aos, ahoraestaba despierto y ansioso. Al norte y al sur creca la jungla, espesa e impenetrable, extendiendo sumaraa verde hasta las costas del ocano. Al oeste, bajo las laderas donde se asentaba Arborlon,

  • estaba el Rowen, y ms all el muro de la Cornisa Negra. Nada de eso perteneca a los elfos. En otrapoca, antes de la llegada del hombre, eran los dueos de todo el mundo. En otra poca, ningn lugarles estaba vedado. Incluso en tiempos del druida Allanon, slo trescientos aos antes, todas lasTierras Occidentales eran suyas. Ahora, sin embargo, se hallaban recluidos en aquel pequeo espacio,acosados por los cuatro puntos cardinales, apresados tras la muralla de su declinante magia. Todosaquellos que haban conseguido sobrevivir estaban atrapados.

    Mir hacia la oscuridad que se extenda ms all de la Quilla, imaginando lo que all esperaba.Durante un breve instante pens en lo irnico de la situacin Los elfos haban sido vctimas de supropia magia, de su propia inteligencia, de sus planes errneos y de unos temores a los que nuncadeban haber prestado atencin. Cmo haban podido ser tan estpidos?

    Lejos y ms abajo de donde se encontraba, cerca del final de la Quilla, en el lugar donde seasentaba la lava endurecida de algn antiguo flujo, refulgi una repentina rfaga de luz, un cortochorro de fuego seguido de una rpida y brillante explosin y de un alarido. Se oyeron algunos gritos,y luego volvi a reinar el silencio. Se haba producido otro intento de escalar las murallas y otramuerte. Eso ocurra todas las noches desde que las criaturas haban aumentado su osada y la magiacontinuaba debilitndose.

    Se volvi para contemplar las ramas de la copa de Ellcrys que se elevaban sobre los otros rbolesdel jardn como un dosel de vida. El rbol haba protegido a los elfos de las ms terribles amenazasdurante muchas generaciones. Haba renovado y restaurado. Haba dado paz, Pero no podaprotegerlos contra la amenaza que ahora se cerna sobre ellos.

    No poda protegerlos contra s mismos.Apret el bculo Ruhk como desafo y sinti que la magia surga en su interior, clida en la palma

    de la mano y los dedos. El bculo era grueso, nudoso y pulido. Haba sido cortado de un nogal negroe impregnado con la magia de su pueblo. Fijada a su punta estaba la Loden, brillo blanco en laoscuridad de la noche. Poda verse reflejada en sus facetas. Poda sentirse en comunicacin con suinterior. El bculo Ruhk haba fortalecido a los gobernantes de Arborlon durante ms de un siglo.

    Pero tampoco el bculo poda proteger a los elfos.Cort? llam en voz baja.El guardia especial se acerc a ella.Qudate conmigo un rato.Contemplaron en silencio la ciudad. La reina se senta sola. Sobre su pueblo pesaba una seria

    amenaza de extincin. Deba hacer algo para impedirlo. Cualquier cosa. Qu ocurrira si los sueosfueran engaosos? Qu sucedera si las visiones de Eowen Cerise carecieran de fundamento? Eso nohaba sucedido nunca, desde luego, pero haba tanto en juego Su boca se crisp de ira. Deba creer.Era necesario que creyera. Las visiones podran convertirse en realidad. La muchacha aparecera anteellos como estaba anunciado, sangre de su sangre. La muchacha aparecera.

    Pero sera suficiente?Rechaz la pregunta. No poda permitirse la duda. No poda abrir la puerta a la desesperacin.Dio media vuelta y regres deprisa al sendero que conduca a la parte baja de los jardines. Cort

    sigui a su lado un momento ms y luego se fundi con las sombras. Ella no lo vio alejarse. Estabapensando en el futuro, en las predicciones de Eowen y en el destino de los elfos. Estaba decidida aque su pueblo consiguiera sobrevivir. Esperara a la muchacha tanto tiempo como fuera posible, tanto

    SERVIDORResaltado

  • tiempo como la magia pudiera contener a sus enemigos. Rogara para que las visiones de Eowenfuesen ciertas.

    Ella era Ellenroh Elessedil, reina de los elfos, y hara lo que deba.Fuego.Tambin quemaba por dentro.Enfundada en la armadura de sus convicciones, sali de los Jardines de la Vida en las lentas horas

    de la madrugada para retirarse a descansar a sus habitaciones.

  • ____ 02 ____

    Wren Ohmsford, acuciada por el cansancio y la fatiga, dio un prolongado bostezo. Estaba sentada enun risco desde donde se dominaba la Linde Azul, con la espalda apoyada en el tronco liso de un viejosauce. A sus pies se extenda el ocano, un destellante caleidoscopio multicolor en el horizonte,donde la puesta de Sol rayaba las aguas con trazos rojos, dorados y purpreos, y las nubes bajasformaban extraas figuras en el cielo ya oscuro. El crepsculo empezaba a ocupar su lugarapaciblemente, manifestndose en el gris creciente de la luz, en el susurro de la brisa vespertina sobreel agua y en la calma descendente. Los grillos iniciaban sus cantos y los destellos de las lucirnagas sehacan visibles.

    Wren dobl las rodillas contra el pecho, esforzndose en permanecer erguida cuando lo que enrealidad deseaba era tenderse. Llevaba casi dos das sin dormir, y la fatiga empezaba a dejar sentir susefectos. Bajo las ramas del sauce, el lugar era sombreado y fresco, y le hubiera sido fcil dejarsevencer, deslizarse hacia el suelo, taparse con la capa y permitir que el sueo la invadiera. Sus ojos secerraron en contra de su voluntad slo con pensar en ello, pero los abri al instante. Hasta que noregresara Garth, deba permanecer alerta.

    Se levant y fue hasta el borde del risco, sintiendo en su rostro el suave frescor de la brisa ydejando que los olores del mar embargaran sus sentidos. Las grullas y las gaviotas planeaban y selanzaban en picado sobre las aguas, grciles y lnguidas mientras volaban. Lejos, demasiado lejos paraser visto con claridad, algn pez grande saltaba del agua produciendo altas salpicaduras y se sumergadespus. Dej que su mirada vagara a lo largo de la costa. Desde el lugar donde se encontraba hastadonde alcanzaba la vista, el litoral se extenda en una ininterrumpida sucesin de abruptas y boscosasescarpaduras, respaldadas por las ridas montaas Espoln de Roca al norte, y las Irrybis al sur,yermas y coronadas de blanco. Una serie de playas rocosas separaban las escarpaduras del agua,llenas de maderos, conchas y algas.

    Ms all de las playas slo se lograba vislumbrar la vaca inmensidad de la Linde Azul. Haballegado al final del mundo conocido, pens con disgusto, y an segua buscando a los elfos.

    Un bho ulul en los densos bosques situados a su espalda, obligndola a darse la vuelta. Escrutla penumbra, intentado detectar algn indicio de movimiento o alteracin, pero no descubri ninguno.No haba seales de Garth, que deba de seguir rastreando.

    Regres sin prisa a las fras cenizas de la fogata en que haban cocinado al medioda, y lasesparci con la bota. Garth no era partidario de encender verdaderas hogueras mientras no estuvieraseguro de que no corran ningn peligro. Haba estado nervioso y suspicaz durante todo el da,inquieto por algo que ninguno de ellos poda ver, con la sensacin de que algo no iba bien. Wren seinclinaba a atribuir su desasosiego a la falta de descanso, pero deba reconocer que lospresentimientos de Garth rara vez carecan de fundamento. Cuando estaba intranquilo, era mejor nopreguntarle.

    Wren ansiaba su regreso.Haba una laguna entre los rboles que crecan tras el risco. Se dirigi hacia ella, se arrodill y se

    moj la cara. Al contacto de sus manos con el agua, la superficie de la laguna se ondul y aclar, ypudo ver su imagen reflejada en ella, primero distorsionada pero pocos segundos despus era tanclara como si estuviera ante un espejo. La observ con atencin. Corresponda a una muchacha

  • apenas adulta, de facciones inequvocamente lficas, con las orejas en punta y las cejas oblicuas, elrostro alargado y con pmulos prominentes, y la tez del color de las nueces. Vio unos ojos castaos einquietos, una media sonrisa que pareca provocada por algn chiste no compartido, y una cortacabellera rizada de un rubio ceniciento. Haba tensin en ella, pens, una tirantez de la que no lograbaliberarse a pesar de lo mucho que se esforzaba para conseguirlo.

    Se balance hacia atrs sobre los talones y esboz una irnica sonrisa, concluyendo que suimagen le gustaba lo suficiente para seguir viviendo con ella un poco ms.

    Cruz las manos sobre el regazo y baj la cabeza. Cunto tiempo haca que buscaba a los elfos?Cunto tiempo haba pasado desde que el anciano que afirmaba que era Cogline haba ido en subsqueda para hablarle de los sueos? Muchas semanas. Pero cuntas? Haba perdido la cuenta. Elanciano saba que haba tenido esos sueos, y la ret a que descubriera la verdad que encerraban. Ellahaba aceptado su desafo: haba ido al Cuerno del Infierno, en el Valle de Pizarra, para encontrarsecon el espritu de Allanon. Por qu no iba a hacerlo? Quiz consiguiera tener noticias de su lugar deorigen, de los padres que nunca conoci o de la historia de sus antepasados.

    Era extrao. Hasta el momento en que se present el anciano, no haba sentido la ms mnimacuriosidad por su ascendencia. Se haba convencido a s misma de que eso careca de importancia.Pero algo de la forma en que el anciano le habl, en las palabras que utiliz, haba hecho que cambiarade opinin.

    Levant la mano para tocar la bolsa de cuero que colgaba de su cuello en un gesto casiinconsciente, sintiendo el duro contorno de las piedras pintadas, de las falsas piedras lficas; su nicovnculo con el pasado. De dnde procedan? Por qu se las haban dado?

    Rasgos lficos, relacin con los Ohmsford y corazn y habilidades de bohemia Eso era todo loque tena. Pero de dnde le llegaba?

    En realidad, quin era ella?No consigui averiguar nada en el Cuerno del Infierno. Allanon cumpli su promesa y acudi a la

    cita, intimidante y misterioso incluso en la muerte. No le habl de sus orgenes, pero le encomenduna misin A cada vstago de la casa de Shannara, como l los llamaba, le encomend una. A Par,Walker y ella. Pero la misin que le haba correspondido Bien. Hizo un gesto de resignacin alrecordarlo. Tena que buscar a los elfos y, cuando los encontrara, convencerlos de que deban regresaral mundo de los hombres. Los elfos, a quienes nadie haba visto desde haca ms de cien aos, cuyaexistencia era negada, y que ya formaban parte de la leyenda o eran considerados personajes de loscuentos infantiles Y ella tena que encontrarlos.

    Al principio se neg a aceptar la misin, asustada por sus posibles implicaciones, reacia a tomarparte, o arriesgarse, en algo que no comprenda ni le incumba. Se separ de los otros y regres conGarth, de nuevo su nico compaero, a las Tierras Occidentales, pensando en reanudar su vida debohemia. No le preocupaban los Espectros. Los problemas que pudieran tener las razas no eran de suincumbencia. Pero la misin encomendada por el druida segua viva en ella, y emprendi la bsquedacasi sin darse cuenta. Empez haciendo unas cuantas preguntas aqu y all. Haba odo alguienhablar de los elfos? Los haba visto? Saba dnde podan encontrarse? Al principio formulaba esaspreguntas con desgana, casi con indiferencia, pero con el paso del tiempo su curiosidad aument, y sehicieron apremiantes.

    Qu ocurrira si Allanon tena razn? Qu ocurrira si los elfos seguan viviendo en algn lugar?

  • Qu ocurrira si slo ellos posean lo necesario para superar la plaga de los Espectros?Pero todas las respuestas que haba recibido haban sido negativas. Nadie saba nada de los elfos.

    A nadie le preocupaba lo ms mnimo su existencia.Entonces alguien haba empezado a perseguirlos, alguien o algo, su sombra como acabaron

    llamndolo, un ser lo bastante inteligente para seguir su rastro a pesar de las precauciones quetomaban, y lo bastante sigiloso para no ser sorprendido. Dos veces intentaron caer sobre l, perofallaron. En varias ocasiones dieron un rodeo para quedar a sus espaldas, y fracasaron. Nunca habanconseguido verlo, ni siquiera vislumbrar su presencia. No tenan ni idea de quin o qu era.

    Segua tras sus pasos cuando entraron en el Silvestrum y descendieron al Recinto de Grimpen.All, dos noches antes, haban encontrado a la Vbora. Un bohemio les haba hablado de la anciana,una vidente que tena fama de conocer muchos secretos y que poda saber algo sobre los elfos. Laencontraron en el stano de una taberna, apresada y encadenada por un grupo de individuos quequeran hacer dinero explotando sus dotes. Wren se las ingeni para que los secuestradores lepermitieran hablar con ella. La anciana era un ser mucho ms peligroso y astuto de lo quesospechaban sus raptores.

    Aquel encuentro segua vivo en la mente de Wren y cuando lo recordaba, un fuerteestremecimiento recorra todo su cuerpo.

    La anciana era una cscara seca, y su cara un laberinto de surcos y arrugas. Las greasblancas caan sobre sus frgiles hombros. Wren se acerc y se arrodill a su lado. La ancianalevant la cabeza, mostrando unos ojos lechosos y fijos. Era ciega.

    Eres la vidente a quien llaman la Vbora, vieja madre? pregunt con voz suave.Quin desea saberlo? pregunt la anciana en voz baja, parpadeando. Dime tu nombre.Soy Wren Ohmsford.La anciana extendi las manos para tocarle la cara, explorando sus lneas y depresiones,

    rozando su piel con la aspereza de las hojas secas. Las manos se retiraron.Eres una elfina.Tengo sangre lfica.Una elfina! La voz de la mujer era bronca e insistente, un siseo que cortaba el silencio de la

    bodega. El arrugado rostro se inclin hacia un lado, como si meditara. Soy la Vbora. Ququieres de m?

    Estoy buscando a los elfos de las Tierra Occidentales respondi Wren, mecindosesuavemente sobre los talones de las botas. Hace una semana, me dijeron que tal vez t supierasdnde podra encontrarlos si es que todava existen.

    Oh, existen, desde luego, existen! dijo la Vbora, esbozando una sonrisa. Pero no semuestran a todo el mundo no se dejan ver de nadie desde hace muchos aos. Es muy importantepara ti verlos, elfina? Los buscas porque necesitas a los de tu raza? Los lechosos ojos de laanciana miraron el rostro de Wren sin verlo. No, t no. Por qu, entonces?

    Porque me han encomendado una misin una misin que he decidido aceptar respondiWren, eligiendo las palabras.

    Una misin? Las arrugas y pliegues de la cara de la anciana se hicieron ms profundos.Acrcate a m, elfina.

    Wren dud, y luego se inclin hacia delante con cautela. Las manos de la Vbora se alzaron de

  • nuevo, y sus dedos la exploraron detenidamente. Pasaron una vez ms sobre la cara de Wren, sobresu cuello y su cuerpo. Cuando tocaron la parte delantera de la blusa, retrocedieron como si sehubieran quemado.

    Magia! exclam la anciana, jadeando.Qu magia? Qu ests diciendo? pregunt Wren estremecindose y agarrando

    impulsivamente las muecas de la anciana.Pero la Vbora no respondi. Apret los labios y baj la cabeza hasta que la barbilla choc

    contra su pecho. Wren la mantuvo agarrada un instante ms, y enseguida la solt.Elfina dijo la anciana en voz baja, quin te enva en busca de los elfos de la Tierras

    Occidentales?El espritu de Allanon respondi Wren, respirando profundamente para controlar su miedo.Allanon! exclam la anciana, levantando bruscamente la cabeza. Pronunci el nombre

    como si fuera una maldicin. Una misin de druidas, verdad? Muy bien. Escchame, pues. Ve alsur a travs del Silvestrum, cruza las montaas Irrybis y sigue la costa de la Linde Azul. Cuandollegues a las cuevas de los Rucs, enciende una hoguera y mantenla ardiendo tres das y tres noches.Aparecer alguien que podr ayudarte. Me has comprendido?

    S respondi Wren, preguntndose al mismo tiempo si en realidad, lo comprenda.Cuidado, elfina le advirti la anciana, levantando un brazo tan delgado como un palillo.

    Veo peligro ante ti, tiempos difciles, y traicin y maldad inimaginables. Mis visiones estn en micabeza, verdades que me espantan con su locura. Escchame. Sigue tu propio criterio, muchacha.No confes en nadie!

    No confes en nadie!Entonces, Wren se despidi de la anciana, exhortada por sta a marcharse, aunque la joven se

    haba ofrecido a quedarse y ayudarle. Despus volvi a reunirse con Garth, y los malhechoresintentaron asesinarles porque lo haban planeado desde el principio. Fracasaron en su intento ypagaron muy cara su estupidez quiz con su vida, si la Vbora ya se haba cansado de ellos.

    Tras huir del Recinto de Grimpen, Wren y Garth se dirigieron al sur, siguiendo las instruccionesde la vieja vidente, empeados en la bsqueda de los desaparecidos elfos. Viajaron durante dos dassin detenerse para dormir, deseando alejarse del Recinto de Grimpen lo ms posible y tambin paralibrarse de su sombra. Aquel da, Wren lleg a pensar que lo haban conseguido, Garth no estabatan seguro. Segua mostrndose tan inquieto como siempre, y cuando se detuvieron al anochecer,acosados por el cansancio y la falta de sueo, volvi sobre sus pasos una vez ms. Quiz descubrieraalgo que zanjara el asunto, le haba dicho a Wren. Quiz no. Pero quera intentarlo.

    As era Garth. Nunca dejaba nada al azar.A sus espaldas, en los bosques, uno de los caballos piaf con nerviosismo y se calm de nuevo.

    Garth haba escondido a los animales entre los rboles antes de marcharse. Wren esper un momentopara cerciorarse de que no ocurra nada anormal, despus volvi bajo el sauce y las sombras queproyectaba su copa, y se sent de nuevo apoyando su espalda al ancho tronco. Lejos, al oeste, la luzse haba reducido a un resplandor plateado donde el agua y el cielo se confundan.

    Magia, dijo la Vbora. Cmo era posible?Si todava vivan los elfos, y si ella era capaz de encontrarlos, podran explicarle lo que la anciana

    haba callado?

  • Se recost y cerr los ojos un momento, sintiendo que flotaba y permitiendo que ocurriera.Cuando se despert, sobresaltada, el crepsculo haba dado paso a la noche, la oscuridad reinaba

    a su alrededor, salvo donde la Luna y las estrellas baaban los espacios abiertos con su resplandorplateado. La hoguera se haba apagado y tirit con el fro de la brisa costera. Se levant, se acerc a sumorral, sac su capa, se tap con ella y volvi a acomodarse bajo el rbol.

    Te has dormido, se reproch a s misma. Qu dira Garth si se enterara?Permaneci en vela hasta que regres. Era cerca de medianoche y reinaba un profundo silencio,

    slo interrumpido por el sosegado murmullo de las olas que baaban la playa. Aunque Garth seacerc sin hacer ruido, sinti su llegada antes de que pudiera verlo, y se alegr. l sali de entre losrboles y se dirigi hacia donde ella se ocultaba, inmersa en la oscuridad nocturna, tan quieta quepareca formar parte del viejo sauce. Se sent ante la muchacha, enorme e imponente, con el rostrotapado por las sombras. Levant sus grandes manos y empez a hablarle por seas. Sus dedos semovan con agilidad.

    Su sombra continuaba tras ellos, siguindolos.Wren sinti fro en el estmago y cruz los brazos.La has visto? pregunt, haciendo seas mientras hablaba.No.Has conseguido averiguar qu es?No.Nada? Nada en absoluto?Garth hizo un gesto negativo. Wren estaba irritada por la frustracin que haba dejado traslucir en

    su voz. Quera estar tan serena como su compaero, tan duea de s como l le haba enseado.Deseaba ser una buena discpula.

    Viene a buscarnos o sigue a la espera? le pregunt apoyando una mano en su hombro ypresionando.

    Esperando, respondi por seas, encogindose de hombros.Su curtido y barbudo rostro careca de expresin, como corresponda al papel de cazador que

    estaba desempeando. Wren conoca esa actitud. La adoptaba cuando se senta amenazado. Era unamscara para ocultar sus sentimientos.

    Esperando, repiti ella mentalmente. Por qu? Para qu?Garth se levant, se dirigi a grandes pasos hasta donde haba dejado su morral, sac un trozo de

    queso y una bota de cerveza, y se sent. Wren se acerc y se sent a su lado. El gigante comi ybebi sin mirarla, con la vista perdida en la negra inmensidad de la Linde Azul, aparentemente ajeno atoda realidad. Wren lo observaba, pensativa. Era un hombre de elevada estatura, fuerte como elhierro, rpido como un gato, diestro en la caza y un magnfico rastreador; el ms hbil que jamshaba conocido. Haba sido su protector y maestro desde su niez, cuando la llevaron a las TierrasOccidentales y la dejaron al cuidado de los bohemios tras una breve estancia con la familia Ohmsford.Cmo haba sucedido todo aquello? Por las noticias que tena, su padre era un Ohmsford y su madreuna bohemia, pero ella no lograba recordar a ninguno de los dos. Por qu haban encomendado sucuidado a los bohemios en lugar de a los Ohmsford? Quin haba tomado aquella decisin? Nadie lehaba hablado con claridad de aquellos trgicos momentos. Garth afirmaba una y otra vez que nosaba nada. Le daba su palabra de que slo saba lo que otros le haban dicho, que era muy poco, y

  • que las nicas instrucciones que haba recibido, el nico cometido que le haban encargado, era quecuidara de ella. As lo haba hecho, transmitindole todos sus conocimientos y habilidades, hastaconseguir que su discpula lo igualase. Se haba esforzado mucho para que aprendiera sus lecciones, yhaba conseguido que las aprendiera. Sin menoscabo de sus restantes conocimientos, por encima detodo, Wren Ohmsford saba cmo sobrevivir en las circunstancias ms adversas. Garth se habaencargado de que as fuera.

    Pero ese entrenamiento no era el que reciba un nio bohemio normal, y menos an una nia.Wren lo supo desde el principio, y por ello empez a sospechar que Garth estaba bastante ms ymejor informado de lo que confesaba. Con el paso del tiempo, la sospecha se fue afianzando, hastatransformarse en una fuerte conviccin.

    Sin embargo, cuando Wren lo presionaba, Garth segua negando que conociera algo ms sobre losprimeros aos de su vida. Se limitaba a hacer un gesto negativo y a afirmar que ella necesitabadesarrollar unas habilidades especiales porque era hurfana y estaba sola, por lo que deba ser msfuerte y sagaz que los dems. El gigante se negaba a darle otras explicaciones.

    De pronto, Wren se dio cuenta de que Garth haba terminado de comer y estaba observndola.Las sombras no ocultaban ya su curtido y barbudo rostro. Poda ver con claridad sus facciones y leerlo que reflejaban: vio la preocupacin grabada en su frente; capt la bondad que reflejaban sus ojos;percibi la determinacin que trasluca todo su ser. Por extrao que pudiera parecer, el gigantesiempre haba sido capaz de transmitirle con una simple mirada ms que otras personas con untorrente de palabras.

    No me gusta que me miren de esta forma dijo Wren, traducindoselo por seas. No megusta esperar para descubrir lo que est sucediendo.

    Garth, con los ojos brillantes, hizo un gesto de asentimiento.Es algo relacionado con los elfos prosigui Wren guiada por un impulso. Ignoro por qu

    tengo este presentimiento, pero lo siento. Estoy segura.Entonces lo sabremos pronto, respondi el gigante.Cuando lleguemos a las cuevas de los Rucs dijo Wren. S. Porque entonces sabremos si la

    Vbora me dijo la verdad, si los elfos existen todava.Y nuestro perseguidor quiz quiera saberlo tambin.La muchacha esboz una sonrisa forzada. Se miraron durante un breve instante en silencio,

    intentado dilucidar lo que cada uno vea en los ojos del otro, preguntndose lo que les tendrareservado el destino.

    Entonces Garth se puso de pie y seal hacia los bosques. Recogieron su equipo y volvieronjunto al viejo sauce. Despus de instalarse en la base del tronco, extendieron sus camastros y seenvolvieron en sus capas. Wren se ofreci a hacer la primera guardia a pesar de su fatiga, y Garthaccedi. Se enroll en su manta, se tendi junto a ella y se qued dormido a los pocos segundos.

    Escuch cmo la respiracin del gigante se ralentizaba, y despus centr su atencin en lossonidos nocturnos. Todo estaba tranquilo sobre el faralln, los pjaros y los insectos haban reducidosu actividad, el viento era un susurro y el ocano, un lejano murmullo. Fuera quien fuese el ser quelos acechaba, pareca encontrarse muy lejos. Esa impresin es engaosa, se advirti a s misma, yreforz su cautela.

    Palp la bolsa donde guardaba las piedras que eran una simple imitacin de las piedras lficas,

  • que descansaba sobre su pecho. Eran su amuleto de la buena suerte, pens, un amuleto para alejar elmal, protegerla del peligro y permitirle salir sana y salva de cualquier empresa. Tres piedras pintadasque simbolizaban una magia que haba sido real pero que se haba perdido, como haba ocurrido conlos elfos y con su propio pasado. Se pregunt si podra recuperar parte de ste.

    O, mejor, si debera recuperarlo.Se apoy en el tronco del sauce y escudri la noche en una intil bsqueda de respuestas.

  • ____ 03 ____

    Con las primeras luces del alba, Wren y Garth reemprendieron la marcha hacia el sur en busca de lascuevas de los Rucs. Era un viaje impulsado por la fe, porque aunque los dos haban recorrido antesvarios sectores del litoral, nunca haban encontrado unas cuevas tan grandes como las que ahorabuscaban ni haban visto un ruc. Haban odo varios relatos sobre las legendarias aves, grandescriaturas aladas que en otras pocas transportaban a los humanos. Pero los relatos eran slo eso,historias para ser contadas alrededor de una hoguera y pasar el rato, que describan unos seres quepodran haber existido pero que, probablemente, nunca existieron. Algunos aseguraban que los habanvisto, por supuesto, como sucede con todos los monstruos de los cuentos fantsticos. Pero sutestimonio no era fiable. Igual que los elfos, los rucs parecan invisibles.

    Sin embargo, no era necesario que hubiera rucs para que hubiera elfos. Lo que la Vbora habadicho a Wren era comprobable. Slo tenan que descubrir las cuevas, hubiera o no rucs, encender lahoguera que servira de seal y esperar tres das. Entonces descubriran la verdad. Sin duda, corran elriesgo de que la verdad los decepcionase, pero como los dos reconocan y aceptaban esa eventualidad,no haba razn que pudiese justificar el abandono de la empresa. Su nica debilidad sobre lasposibilidades desfavorables era que procuraban no hablar de ellas.

    El da amaneci claro, estimulante, con un cielo limpio y despejado. La aurora era una brillantesalpicadura en el horizonte oriental que silueteaba las escabrosas montaas. El aire estabaembalsamado con la mezcla de los olores del mar y el bosque, y los cantos de los estorninos ysinsontes brotaban de los rboles. El Sol ahuyent rpidamente el fro dejado por la noche y calentla tierra. El calor aument en el interior, denso y sofocante donde las montaas lo atrapaban,agostando las hierbas de las llanuras y colinas, de color marrn, como siempre suceda durante elverano, pero la costa permaneca fresca y agradable gracias a la permanente brisa que soplaba del mar.Wren y Garth llevaban sus caballos al paso, siguiendo los estrechos y sinuosos caminos costeros querecorran los farallones y playas fronteras al este de las montaas. No se daban ninguna prisa, porquedisponan de tiempo suficiente para llegar a su destino.

    Disponan de tiempo para ser cautelosos en su recorrido por aquella desconocida regin, tiempopara adoptar precauciones contra su sombra en el caso de que todava los siguiera.

    Pero tampoco hablaron de ello.Sin embargo, Wren no poda dejar de pensar en su perseguidor y, cuando se dio cuenta, se

    encontr considerando la posibilidad de que estuviera a su espalda mientras cabalgaba, al dejar que sumente derivara a su capricho en tanto ella contemplaba la vasta extensin de la Linde Azul y permitaque su caballo escogiera el camino. Sus sospechas ms sombras le advertan que su sombra era unser similar al que haba perseguido a Par y Coltar en su viaje desde Culhaven hasta la Chimenea dePiedra, cuando fueron en busca de Walker Boh; un ser similar al Devorador. Pero poda unDevorador ocultar su presencia con tanta eficacia como su sombra? Poda algo que era animalencontrar su rastro una y otra vez, cuando ellos se esforzaban tanto para que lo perdiera? Parecams probable que su perseguidor fuese humano, que estuviese dotado de la astucia, inteligencia yhabilidad propias de los humanos: un investigador, enviado quiz por Rimmer Dall, un rastreador deextraordinaria destreza, o incluso un asesino, aunque tendra que ser ms que eso para haber logradopermanecer cerca de ellos sin que lograran sorprenderlo.

  • Tambin era posible que no fuese un enemigo, sino algo distinto. Amigo tal vez no fuese lapalabra ms adecuada, pero quizs era alguien con un propsito similar al suyo, alguien interesado enlos elfos, alguien que

    Se detuvo. Alguien que persista en mantenerse oculto, aun a sabiendas de que Garth y ellahaban descubierto que los segua? Alguien que continuaba jugando con ellos al gato y al ratn deforma deliberada?

    Sus ms oscuros temores se impusieron a cualquier otra posibilidad.Al medioda llegaron a las estribaciones septentrionales de las montaas Irrybis, en el lugar donde

    se bifurcaban en dos direcciones. El ramal ms alto se diriga al este, en paralelo con las montaasEspoln de Roca del norte y rodeando el Silvestrum; el ms bajo se extenda hacia el sur, a lo largo dela lnea costera que ellos seguan. Este ltimo estaba densamente poblado de rboles e impresionabamenos, desparramado en macizos a lo largo de la Linde Azul, resguardando valles y lomas, yformando desfiladeros que conectaban la regin de colinas interiores con las playas. Sin embargo, suavance se ralentiz an ms porque los senderos estaban menos definidos y, con frecuencia,desaparecan por completo durante largos trechos. A veces, las montaas penetraban en el agua,descendiendo en empinadas pendientes que los obligaban a retroceder en busca de otras rutas.Apretados grupos de rboles bloqueaban tambin el camino, obligndolos a rodearlos. Se encontraronalejados de las playas, ascendiendo por aquellos desfiladeros cuyo terreno era ms despejado ytransitable. Avanzaban muy despacio, observando cmo el Sol se alejaba hacia el oeste para luegosumergirse en el mar.

    La noche transcurri sin incidentes, y al despuntar el alba estaban de nuevo despiertos y encamino. El fro de la maana volvi a dejar paso al calor del medioda. Las brisas ocenicas que habanrefrescado la jornada anterior no eran tan perceptibles en los desfiladeros, y Wren sudabacopiosamente. Se ech hacia atrs el alborotado cabello y se at un pauelo en torno a la cabeza, seroci el rostro con agua y se oblig a pensar en otras cosas. Centr los recuerdos en su infancia enValle Umbroso, intentando evocar una vez ms el aspecto de sus padres. Una vez ms, le resultimposible. Sus pocos recuerdos eran muy vagos y fragmentarios: retazos de conversaciones, fugacesinstantes desligados del tiempo, palabras o frases fuera de contexto. Todo aquello poda aplicarsetanto a los padres de Par como a los suyos propios. Esos recuerdos estaban relacionados con suspadres o con Jaralan y Mirianna Ohmsford? Haba conocido en realidad a sus padres? Habanestado con ella en Valle Umbroso? Eso le haban dicho, y tambin que los dos haban muerto. Sinembargo, ella no lo recordaba. Por qu? Por qu no conservaba ningn recuerdo de ellos?

    Mir a Garth, con la inquietud reflejada en sus ojos, pero enseguida apart la mirada, renunciandoa la explicacin.

    Se detuvieron para comer al medioda y luego siguieron cabalgando. Wren formul algunaspreguntas a Garth sobre su sombra. Continuaba persiguindolos? Notaba l algo que pudiera sersospechoso? Garth se encogi de hombros, y le respondi que ya no estaba seguro, que no podaconfiar en sus propias apreciaciones sobre ese misterioso ser. Wren hizo un gesto dubitativo, pero elgigante no dijo nada ms. Su oscuro y barbudo rostro tena una expresin indescifrable.

    Necesitaron toda la tarde para cruzar una estribacin asolada por un voraz incendio el aoanterior, que haba dejado la tierra slo con los ennegrecidos tocones de la antigua vegetacin, entrelos que ya apuntaban los primeros brotes verdes de la nueva. Desde la cumbre, Wren pudo

  • contemplar varios kilmetros de su recorrido, porque nada obstaculizaba la vista. No haba lugardonde su perseguidor pudiera ocultarse, ningn espacio que pudiera atravesar sin que fueradescubierto. Lo busc, poniendo toda su atencin en ello, pero no consigui encontrarlo.

    Pero no lograba librarse de la sensacin de que segua tras sus pasos.El anochecer los sorprendi cuando se encontraban recorriendo la cresta de un alto y estrecho

    risco que descenda bruscamente hasta el mar. A sus pies, las olas de la Linde Azul golpeaban lasrocas y se retiraban, y las aves marinas revoloteaban y chillaban sobre la espuma blanca. Acamparonen un bosquecillo de alisos, en las proximidades de un arroyo que bajaba de las montaas,proporcionndoles agua potable. Para sorpresa de Wren, Garth encendi una hoguera para prepararcomida caliente. Al advertir que lo miraba con extraeza, el gigante bohemio levant la cabeza y ledijo por seas que, si su sombra los segua, permanecera a la espera. Por tanto, no tenan nada quetemer. Ella no estaba tan segura, pero Garth pareca tranquilo, por lo que se olvid por completo delasunto.

    Aquella noche so con su madre, la madre que no lograba recordar y a la que dudaba que hubieraconocido. En el sueo careca de nombre. Era una mujer menuda y vivaz, con el pelo rubio ceniza deWren y ojos de color avellana. Su semblante era amable, expresivo y solcito. Le dijo: Acurdate dem. Wren no poda recordarla, no tena nada de ella que le permitiera recordarla. Sin embargo, sumadre repeta la frase una y otra vez: Acurdate de m. Acurdate de m.

    Cuando se despert, conservaba viva la imagen del rostro de su madre y el sonido de su voz.Garth no pareci advertir su abstraccin. Se vistieron, desayunaron, recogieron sus cosas yreemprendieron de nuevo la marcha. El recuerdo del sueo persista, y empez a preguntarse si serael resurgimiento de una verdad que, de algn modo, ella haba mantenido arrinconada durante aos.Quiz la mujer con la que haba soado era realmente su madre, cuyo rostro haba conservado en lamente a lo largo de toda su vida. Le costaba creerlo, pero no se atreva a descartarlo.

    Cabalg en silencio, intentando en vano decidir cul de las dos opciones acabara causndolemayor dao.

    El calor se haca ms opresivo a medida que avanzaba la maana. Cuando el Sol se levant sobrelas montaas, la brisa que soplaba del ocano se calm por completo. El aire se seren. Con loscaballos al paso para que descansaran, siguieron el acantilado hasta el final, y se encontraron en unavereda rocosa que ascenda hacia una enorme masa de peascos. El sudor escurra y se secaba sobresu piel, y tenan los cuerpos pesados y doloridos. Las aves marinas haban desaparecido, posndoseen alguna parte en espera del fresco del atardecer para aventurarse de nuevo a pescar. La tierra y suvida oculta quedaron en silencio. El nico sonido era el perezoso chapoteo de las aguas de la LindeAzul al chocar contra la costa rocosa, en una lenta y lnguida cadencia. En el horizonte comenzaban aformarse nubes oscuras y amenazadoras. Wren dirigi una inquisitiva mirada a Garth. Habratormenta antes del anochecer.

    La vereda que seguan continuaba serpenteando hacia la cima de los peascos. A medida queascendan, los rboles iban escaseando; los pinos, abetos y cedros primero, luego incluso lospequeos y resistentes grupos de alisos. La roca yaca yerma y desprotegida bajo el ardiente Sol,irradiando sofocantes e intensas oleadas de calor. A Wren empez a nublrsele la vista, y se detuvo

  • para mojar el pauelo que llevaba en la cabeza. Garth se volvi para esperarla, con expresinimpasible. Cuando la muchacha hizo un gesto de asentimiento, reanudaron el ascenso, deseandoacabar cuanto antes aquella agotadora subida.

    Era cerca del medioda cuando alcanzaron la cima. El Sol estaba ahora sobre sus cabezas,bandolos en calor ardiente. Las nubes que haban empezado a agruparse antes, avanzaban conrapidez tierra adentro, y haba un silencio palpable en la atmsfera. Cuando llegaron al final de lavereda, miraron a su alrededor para reconocer el terreno. Estaban en el borde de una meseta cubiertade espesas hierbas y salpicada de grupos de nudosos rboles inclinados por el viento, que parecanalguna variedad de abeto. La meseta se extenda hacia el sur, entre los altos picos, en direccin alocano, hasta ms all de donde alcanzaba la vista, en una amplia y desigual sucesin de llanurassobre las que el trrido aire flotaba denso e inmvil.

    Wren y Garth intercambiaron una inquisitiva mirada con gesto cansado, y reemprendieron lamarcha. En lo alto, los negros nubarrones que presagiaban tormenta se dirigan poco a poco hacia elSol. Cuando lo hubieron envuelto por completo, se levant de repente la brisa. El calor fuedisminuyendo y las sombras empezaron a cubrir la tierra.

    Wren se guard el pauelo en un bolsillo y esper a que se refrescara su cuerpo.Descubrieron el valle minutos despus, una profunda depresin en la planicie que haba

    permanecido oculta a sus ojos hasta que casi estuvieron encima de ella. El valle era amplio, de casi unkilmetro de anchura, resguardado de las inclemencias del tiempo por una serie de intrincadas colinasque se levantaban al este, una elevacin rocosa al oeste y grandes grupos de rboles que crecan de unextremo a otro. Varios arroyos corran surcaban el valle; Wren oy el gorgoteo, incluso antes dedescender, de su paso entre las rocas y su cada en las hondonadas. Baj al valle seguida de Garth,intrigada por la perspectiva de lo que pudiera encontrar all. Poco despus llegaron a un claro lleno dehierbajos y arbustos, pero desprovisto de rboles. Tras realizar una rpida inspeccin, descubrieronlos cascotes de cimientos de piedra enterrados bajo la maleza. Los rboles haban sido cortados paraedificar casas. En aquel lugar se haba asentado una importante poblacin.

    Wren mir a su alrededor, pensativa. Era aquello lo que estaban buscando? Se encogi dehombros. No haba cuevas, al menos a la vista, pero

    Sin acabar el pensamiento, hizo unas apresuradas seas a Garth para que la siguiera, mont en sucaballo y se dirigi hacia los riscos que se levantaban al oeste.

    Salieron del valle y ascendieron por las rocas que los separaban del ocano. Estaban desprovistasde rboles, pero en todas sus hendiduras y grietas creca la maleza. Wren maniobr para alcanzar elpunto ms alto, una especie de cornisa que sobresala de los acantilados, sobre el ocano. Cuando lologr, se ape del caballo y se adelant unos pasos. All la roca estaba pelada, una amplia concavidadsobre la que pareca imposible que pudiera crecer ni una brizna de hierba. La examin detenidamentedurante un momento, y le hizo pensar en una fumarola limpiada y purificada por las llamas. Evitmirar a Garth y se aproxim al borde. Ahora, el viento soplaba con fuerza, azotndole el rostro conrepentinas rfagas mientras miraba hacia abajo. Garth se acerc sin ruido. Las rocas parecan cortadasy estaban salpicadas por brotes de maleza. Crecan minsculas flores azules y amarillas, que parecanfuera de lugar. Muy por debajo de donde se encontraban, el ocano invada el estrecho y desrticolitoral. Las olas empezaban a encresparse ante la tormenta que se avecinaba, deshacindose en blancaespuma al chocar contra las piedras.

  • Wren contempl el precipicio durante largo rato. La creciente oscuridad dificultaba su visin. Lapenumbra lo enmascaraba todo, y el movimiento de las nubes provocaba desplazamientos de la luzsobre la superficie rocosa.

    La joven bohemia frunci el entrecejo. Haba algo extrao en lo que vea, algo que no acababa deencajar, pero no poda precisar qu era. Se sent sobre sus talones y esper a que le llegara larespuesta.

    Por fin le lleg: no haba aves marinas por ninguna parte ni una sola.Reflexion sobre aquella circunstancia durante un momento, intentando averiguar su significado,

    y despus se volvi hacia Garth y le pidi por seas que esperase. Corri hasta donde estaba sucaballo, sac una cuerda del morral y regres con ella en la mano. Garth observaba a Wren concuriosidad. La joven bohemia le hizo rpidas y ansiosas seas. Quera que l la descolgara por lapendiente para explorar la base.

    En silencio, ataron un extremo de la cuerda, con un nudo corredizo, bajo los brazos de Wren, y elotro a un saliente prximo al borde del acantilado. La muchacha prob la firmeza de los nudos e hizoun gesto de asentimiento. Tras atarse a s mismo, Garth comenz a bajar a Wren lentamente por elborde. La muchacha descendi con cuidado, escogiendo los puntos de apoyo para las manos y lospies. Pronto perdi de vista a Garth y empez a comunicarse con l mediante un cdigo de tironespreviamente convenido.

    El viento le acometa cada vez con mayor fuerza. Se peg a la pared rocosa para evitar que lazarandeara. Las nubes ocultaban el firmamento, acumulndose unas sobre otras, y pronto empezarona caer las primeras gotas de lluvia.

    Apret los dientes. No le gustaba la perspectiva de que la sorprendiera all la tormenta. Tena queacabar pronto su exploracin.

    Se balance hacia atrs, chocando contra un matorral. Las espinas le araaron los brazos y laspiernas, y se apart con enojo. Continu el descenso. Al mirar hacia abajo, vio algo que antes le habapasado inadvertido: una mancha oscura en el muro, una depresin. Luch por contener sunerviosismo. Pidi a Garth que le soltara cuerda, y descendi con ms rapidez. La oscuridad se hizoms intensa. La depresin era mayor de lo que haba credo, un gran agujero negro. Forz la mirada atravs de la penumbra. No consigui ver lo que haba en el interior, pero advirti la existencia de dosms y de otro, casi tapado por la maleza, disimulado por la roca

    Cuevas!Pidi al gigante que soltara ms cuerda. Cuando sta dio de s lo suficiente, se desliz hacia la

    cueva ms prxima, penetrando con precaucin en la oscuridad creciente, forzando los ojosEntonces oy el sonido, una especie de susurro procedente del interior, justo bajo sus pies. Se

    qued petrificada durante un breve instante. Despus volvi a mirar hacia abajo. Las sombras loenvolvan todo como un lgubre sudario. No lograba ver nada. El viento soplaba con fuerza,produciendo un ruido estridente que se impona a todos los dems sonidos.

    Estara equivocada?Baj un poco ms, insegura.Haba algoDio una fuerte y nerviosa sacudida a la cuerda para interrumpir el descenso, quedndose

    suspendida a escasos centmetros del oscuro hueco.

  • El ruc apareci de repente bajo sus pies, como si hubiera sido disparado por una catapulta. Tuvola impresin de que ocupaba todo el aire, con las alas desplegadas contra las grises aguas de la LindeAzul, siluetendose sobre el fondo de penumbra y nubes. Pas tan cerca de ella que le roz los pies,hacindola salir despedida dando vueltas como una peonza. Wren se encogi instintivamente,aferrndose a la cuerda como a un cable de salvamento, rebotando contra la spera superficie de laroca y esforzndose en no gritar, implorando interiormente que el gigantesco pjaro no la viera. El ruclevant el vuelo como si no hubiese advertido su presencia o le fuera indiferente. Su cuerpo eradorado y su cabeza color de fuego. Tena un aspecto feroz, con el plumaje alborotado, y sus alasestaban llenas de marcas y cicatrices. Remont el vuelo en la tormentosa atmsfera y desapareci dela vista hacia el oeste.

    sta es la razn de que no haya aves en estos contornos, pens la muchacha bohemia,horrorizada y aturdida.

    Permaneci sin moverse, pegada a la superficie rocosa, durante un rato, para asegurarse de que eltemible ruc no volva; despus dio un cauteloso tirn a la cuerda, que era la seal convenida para queGarth la izara hasta encontrarse a salvo.

    Poco despus de que Wren alcanzara la cima del despeadero empez a llover. Garth la envolvien su capa y la llev en volandas hasta el valle, donde un bosquecillo de abetos les sirvi de refugioprovisional. Encendi una hoguera e hizo sopa para que la joven bohemia entrara en calor. Lamuchacha sigui con el fro metido en los huesos durante un buen rato, estremecindose cada vez querecordaba el tiempo que haba estado colgada e indefensa mientras el ruc pasaba volando bajo suspies, lo bastante cerca para arrastrarla consigo o acabar con su vida. Tena la mente entumecida.Haba bajado en busca de las cuevas de los Rucs, pero no se le haba ocurrido pensar que podaencontrarse con uno de ellos.

    Cuando recuper la capacidad de movimiento, despus de que la sopa calentara su estmago,entabl conversacin con Garth.

    Si existen los rucs, tambin es posible que existan los elfos dijo Wren, traduciendo laspalabras mediante movimientos de los dedos. Cul es tu opinin?

    Pienso que has estado al borde de la muerte, respondi Garth, haciendo una mueca.Lo s admiti la muchacha de mala gana. Te importara olvidarlo? Me siento ridcula.Est bien, respondi el gigante sin inmutarse.Si la Vbora dijo la verdad cuando me habl de las cuevas de los Rucs, no crees que existen

    muchas probabilidades de que tambin sean ciertas sus afirmaciones sobre los elfos? Wren hablabade forma precipitada. Al menos, yo as lo creo. Creo que si encendemos una hoguera en aquelsaliente, se presentar alguien. En el agujero. Como has podido observar, all es donde se encendanen otras pocas. Tal vez este valle haya estado habitado por los elfos, y quiz siga estndolo.Maana encenderemos la hoguera y esperaremos a ver qu sucede.

    Pas por alto el gesto de indiferencia hecho por su compaero e instructor, y se tendicmodamente, envuelta en sus mantas, reflejando en su mirada una firme resolucin. El incidente conel ruc empezaba a quedar arrinconado en su memoria.

    Durmi hasta pasada la media noche e hizo su relevo de la guardia ms tarde de lo establecido

  • porque Garth prefiri no despertarla. Permaneci alerta durante el resto de la noche, manteniendoocupada la mente con suposiciones sobre los acontecimientos que los esperaban. Dej de llover, ycon la salida del Sol regres el calor estival, hmedo y sofocante. Buscaron madera seca, que cortaronen trozos del tamao adecuado para poder transportarlos con facilidad hasta el lugar elegido paraencender el fuego. Construyeron una narria, fueron depositando en ella los leos y, cuando estuvollena, uncieron a ella los caballos para llevarla al borde del faralln. Trabajaron con eficacia a pesar delcalor, procurando no agotar sus fuerzas ni la de los animales, haciendo frecuentes descansos ybebiendo agua suficiente para prevenir los efectos de la temperatura. El da continuaba siendo claro ybochornoso, y las lluvias se haban convertido en un recuerdo lejano. Ocasionales brisas soplaban delocano, pero apenas servan para refrescarlos. El mar extenda su tersa y cristalina superficie, quedesde las alturas del faralln pareca tan lisa y dura como el hierro.

    No vieron ningn otro ruc. Segn Garth, eran pjaros nocturnos, cazadores que buscaban elamparo de la oscuridad en vez de arriesgarse. A Wren le pareci or su graznido, dbil y distante, envarias ocasiones. Le hubiera gustado saber cuntos habitaban en las cuevas, y si tenan polluelos.Pero prefera reprimir su curiosidad despus de la experiencia de la tarde anterior con el roce de susalas.

    Prepararon su almenara en la concavidad de la cornisa rocosa que dominaba la Linde Azul.Cuando se aproximaba el ocaso, Garth utiliz su pedernal para encender las astillas, y prontoardieron tambin los leos grandes. Las llamas se remontaron hacia el cielo, un deslumbrante fulgorrojo y dorado contra la luz crepuscular, crepitando en el silencio. Wren, con expresin satisfecha,mir a su alrededor. Situada a aquella altura, la fogata era perfectamente visible desde varioskilmetros a la redonda. No poda pasar inadvertida a ningn observador.

    Cenaron en silencio, sentados cerca de la hoguera, con los ojos fijos en las llamas y supensamiento en otra parte. Wren pensaba en sus primos, Par y Coltar Ohmsford, y en Walker Boh.Se pregunt si, como haba hecho ella, se habran decidido ya a cumplir la misin que les habaencargado Allanon. Encuentra la Espada de Shannara, le haba dicho el espritu a Par. Encuentra alos druidas y el desaparecido Paranor, le haba dicho a Walker. Y a ella que encontrara a los elfosperdidos. Si no lo hacan, si alguno de ellos fallaba, la visin que les haba mostrado de un mundoestril y vaco se convertira en realidad, y las gentes de las Razas en juguetes de los Espectros. Surostro reflej un rictus provocado por la tensin, y se recogi distradamente un rizo suelto. LosEspectros quines eran? Record que Cogline los haba mencionado de pasada, sin dardemasiados detalles sobre ellos. La historia que les haba contado aquella noche en el Cuerno delInfierno era sorprendentemente imprecisa. Segn sus palabras, los Espectros se haban formado en elvaco producido al extinguirse la magia con la muerte de Allanon. Unos seres nacidos de una magiadesaparecida. Qu significado tenan exactamente esas palabras?

    Acab de cenar, se levant y pase. La noche era clara y el cielo estaba poblado de estrellas, cuyablanca luz rielaba en la superficie del ocano formando un reluciente tapiz de plata. Wren se sumergien aquella belleza durante un rato, complacindose en el frescor del atardecer, liberada por elmomento de sus pensamientos ms sombros. Cuando volvi en s, sinti deseos de saber algo msde la meta hacia la que se encaminaba. Su vida, que hasta aquel momento haba sido segura yordenada, de pronto haba adquirido unos tintes quijotescos.

    Regres a la fogata y se reuni con Garth. El gigante estaba preparando los camastros que haba

  • subido del valle. Tenan que dormir junto a la hoguera, y alimentarla hasta que transcurrieran los tresdas previstos o hasta que se presentase alguien. Haban dejado los caballos atados a unos rboles quecrecan en los linderos del valle. Mientras no lloviese, estaran bastante cmodos durmiendo al airelibre.

    Garth se ofreci para hacer la primera guardia, y Wren acept. La joven bohemia se envolvi ensu manta, un poco retirada del calor de la almenara, y se acost. Observ la danza de las llamas en laoscuridad, dejndose influenciar por su movimiento hipntico. Volvi a pensar en su madre, en sucara y en su voz como las haba visto y odo en el sueo, y se pregunt si correspondan a la realidad.

    Acurdate de m.Por qu no?Todava continuaba pensando en ello cuando la venci el sueo.

    Se despert al sentir la mano de Garth sobre su hombro. La haba despertado centenares de vecesen el transcurso de los aos, y haba aprendido a descubrir por su simple contacto los sentimientosdel gigante. Ahora su toque le deca que estaba preocupado.

    Se levant al instante, completamente despejada. Al mirar al cielo nocturno supo que an eratemprano. El fuego segua ardiendo junto a ellos; su resplandor no haba disminuido. Garth estaba deespaldas, mirando el valle. Entonces Wren pudo or que algo se aproximaba; un araazo, unchasquido, el sonido de unas garras sobre la roca. Quienquiera que estuviese all, no se preocupaba deocultar su presencia.

    Garth se volvi hacia ella y le indic por seas que todo haba estado en calma hasta unosmomentos antes. Su visitante deba de haberse acercado al principio sigilosamente, y despus habadecidido cambiar de tctica. Wren no puso en duda lo que le deca. Garth oa con todos sus sentidos:la nariz, el tacto, pero, sobre todo, con el instinto. Aunque era sordo, oa mucho mejor que ella. Unruc?, sugiri rpidamente, acordndose de sus garras. Garth hizo un gesto negativo. Sera, entonces,el visitante que le haba prometido la Vbora? Garth permaneci en silencio, porque no era necesariodar una respuesta. Lo que se acercaba era algo diferente, algo peligroso

    Wren cerr los ojos y, de repente, supo la verdad.Era su sombra, que por fin haba decidido revelarse.El chirriante sonido se hizo ms fuerte, ms prolongado, como si lo que se aproximaba se

    estuviese arrastrando. La muchacha bohemia y el gigante se alejaron unos pasos de la hoguera,intentando dejar un espacio iluminado entre ellos y su visitante, intentando que la oscuridad quedaraa sus espaldas.

    Wren palp el largo cuchillo que llevaba sujeto a la cintura, aunque no era gran cosa como arma.Garth empu su lanza. La muchacha bohemia dese tener la suya a mano, pero la haba dejado conlos caballos.

    Una cara deforme irrumpi en el rea iluminada, surgiendo de la oscuridad como empujada poralgo, seguida de un cuerpo musculoso. Wren sinti que se le helaba el estmago. El ser que tena antes no poda ser real. Pareca un lobo enorme, recubierto por completo de un erizado pelaje gris, con elhocico oscuro y unos ojos que relampagueaban a la luz de la hoguera. Pero tambin era grotescamentehumano. Tena brazos humanos provistos de manos y dedos, aunque todo cubierto de pelo, y los

  • dedos acabados en garras, deformados y con abultadas callosidades. Asimismo, la cabeza tena ciertaapariencia humana, produciendo la impresin de que alguien le haba colocado una mscara de lobo,adaptndosela como si fuese de arcilla.

    La cabeza de la horrible criatura se inclin hacia el fuego y volvi a apartarse, mientras sus durosojos se clavaban en los dos bohemios.

    Aqul era su perseguidor. Wren respir profunda y lentamente. Aqul era el ser que los habaseguido sin desmayo a travs de las Tierras Occidentales, el ser que haba estado acechndolosdurante varias semanas.

    Si haba permanecido oculto durante todo ese tiempo, por qu se mostraba ahora abiertamente?Observ que replegaba el hocico para revelar unas largas hileras de curvados dientes. Sus

    chispeantes ojos parecieron animarse. No produjo ningn sonido mientras estaba ante ellos.Se ha dejado ver porque ha decidido matarnos, pens Wren, y se aterroriz ante la idea.Garth dirigi a la muchacha una rpida mirada, una mirada que lo deca todo. No se haca ilusiones

    sobre lo que estaba a punto de suceder, y, sin embargo, dio un paso hacia la bestia.Al instante, sta arremeti contra l, una embestida que lo golpe antes de que pudiera prepararse

    para rechazar su ataque. Garth ech la cabeza atrs, justo a tiempo de evitar que se la arrancara de loshombros, gir la lanza y logr rechazar a su atacante. La criatura lobuna aterriz profiriendo unterrible gruido, volvi a ponerse de pie pataleando y se dio la vuelta mostrando sus afilados dientes.Atac a Garth por segunda vez, ignorando por completo a Wren. Pero ahora el bohemio estabapreparado, y clav la punta de su lanza en el nudoso cuerpo. La muchacha oy un sonido de huesosque se quebraban. La bestia cay rodando, volvi a ponerse de pie y empez a moverse en crculo.Segua sin prestar atencin a Wren, aunque procuraba mantenerla dentro de su campo visual parapoder controlar sus movimientos. Al parecer, crea que Garth era la principal amenaza y que debaacabar con l en primer lugar.

    Qu eres?, quiso preguntarle Wren. Qu clase de criatura eres?La bestia acometi de nuevo a Garth, lanzndose de forma temeraria contra la lanza. El dolor no

    pareca arredrarla. El gigante la rechaz, pero lo volvi a intentar, rechinando los dientes. Repiti susataques, y nada de cuanto haca Garth lograba frenarla. Wren permaneca acurrucada y a la espera,imposibilitada para intervenir sin riesgo de su amigo. La bestia lobuna no le ofreca la ms mnimaoportunidad de golpearla. Era rpida, tan gil que nunca permaneca cada ms de un breve instante, yse mova con una elasticidad que superaba la de los humanos y las bestias. Wren estaba segura de queningn lobo era capaz de actuar de aquella manera.

    La batalla se prolongaba. Ambos combatientes sufran heridas, pero las de la bestia parecan sanarcasi al instante, mientras que de las de Garth manaba abundante sangre. Las fracturas de sus costillasdeberan haber entorpecido sus movimientos, pero no era as. La sangre desapareca de sus heridas alos pocos segundos. Al parecer, sus lesiones no le afectaban, como si

    De repente, Wren record la historia que Par le haba contado sobre el Espectro que ColtarOhmsford, Morgan Leah y l mismo haban encontrado en el trayecto de su viaje a Culhaven, aquellamonstruosa criatura que posea rasgos humanos y que haba unido a su cuerpo el brazo que le habancercenado como si el dolor no significase nada para ella.

    Aquella especie de lobo era un Espectro!Al comprenderlo, se lanz hacia delante sin pensarlo. Se dirigi hacia la criatura con el cuchillo

  • largo en la mano, desenvainado, furiosa y decidida. La bestia se dio media vuelta con la sorpresareflejada en sus duros ojos, desviando por un instante su atencin de Garth. La joven bohemiaalcanz a la criatura al mismo tiempo que el gigante bohemio, y consiguieron atraparla entre los dos.Garth golpe su crneo con la lanza, que se astill por la fuerza del impacto y la dureza del objetivo.Wren hundi la hoja de su cuchillo en el hirsuto pecho sin demasiado esfuerzo. La criatura se levanty retrocedi, tambalendose, emitiendo por primera vez un gruido, un alarido de dolor que parecade mujer. Luego se volvi de forma brusca y se abalanz sobre Wren, abatindola. Posea una fuerzaextraordinaria. Wren cay de espaldas, pataleando para impedir que los ganchudos dientesdesgarrasen su rostro. Fue el excesivo mpetu del horrendo ser lo que la salv, pues le hizo fallar elgolpe y caer en la oscuridad. La muchacha bohemia se levant tras realizar un gran esfuerzo. Se habaquedado desarmada, porque su cuchillo segua clavado en el cuerpo de la bestia. La lanza de Garthestaba rota, pero el gigante bohemio empuaba ya una espada corta.

    La bestia de rasgos lobunos regres al rea iluminada por la hoguera. Se mova, como si las heridasno le produjeran ningn dolor, mostrando los dientes en un gesto aterrador.

    La bestia de rasgos lobunos.El Espectro.De repente, Wren tuvo la certeza de que nunca conseguiran acabar con su vida, que sera ella

    quien acabara con la de ellos.Retrocedi rpidamente hasta ponerse junto a Garth, frentica, luchando por conservar la razn.

    El gigante bohemio desenfund su cuchillo largo y se lo dio. Wren poda or su respiracin acelerada,pero no se atrevi a mirarlo.

    El Espectro se lanz contra ellos. En el ltimo instante dirigi su embestida contra Garth. Elgigante bohemio logr esquivar su acometida, pero la fuerza del ataque le hizo perder el equilibrio.Inmediatamente, el Espectro cay sobre l, profiriendo terribles gruidos. Garth interpuso la espadapara evitar que el Espectro le mordiera. El gigante bohemio era el ser humano ms fuerte que Wrenhaba conocido, pero no tanto como el monstruo. Advirti que empezaba a debilitarse.

    Garth!Wren atac a la bestia, clavndole el cuchillo, pero sta no dio la menor muestra de haber notado

    su impacto. La joven se aferr a ella, forcejeando para apartarla. Debajo, pudo vislumbrar el oscurorostro de Garth, tenso y cubierto de sudor. La muchacha profiri un grito de furia.

    El Espectro se sacudi con fuerza, haciendo que la joven bohemia saliera despedida, que cay alsuelo, desarmada e indefensa. Hizo un gran esfuerzo para conseguir ponerse de rodillas al darsecuenta, de repente, de que el calor de la hoguera la quemaba. Era un ardor intenso (cunto tiempohaca que estaba all?), centrado en su pecho. Se palp, pensando en que el fuego haba prendido enella No, no haba llamas, ninguna excepto

    Sus dedos se doblaron al tropezar con la bolsita de cuero que guardaba las piedras pintadas. Elfuego estaba all!

    Se arranc la bolsa de un tirn y, casi sin darse cuenta de lo que haca, sac las piedras y las pusoen la palma de su mano.

    Al instante produjeron una explosin de luz, asombrosa, aterradora. Sinti que no podadesprenderse de ellas. La pintura que las cubra desapareci, y las piedras se transformaron en Nose atrevi a pensar en la palabra y, adems, no tena tiempo para pensar. La luz refulgi y se

  • concentr como si se tratara de un ser vivo. Vio que, ms all del resplandor, la cabeza con rasgoslobunos del Espectro sufra espasmdicas sacudidas. Observ el brillo de sus ojos. Tanto Garthcomo ella tendran una oportunidad de sobrevivir si

    Movida por el instinto, proyect la luz hacia delante con un simple pensamiento. sta ensart alEspectro con una asombrosa velocidad. La bestia fue separada de Garth mientras su cuerpo seretorca y profera terribles aullidos. La luz la envolvi, quemndola y consumindola. Wren mantuvola mano extendida, controlando el fuego. La magia le aterraba, pero consigui sobreponerse a suterror. A travs de ella flua una energa siniestra y estimulante a la vez. El Espectro retrocedi,combatiendo contra la luz, luchando con todas sus fuerzas para liberarse de ella, pero sin xito. Wrendio un grito triunfal cuando el Espectro sucumbi, cuando vio que su enorme y grotesco cuerpoestallaba y quedaba reducido a polvo.

    En aquel preciso instante la luz desapareci tambin, y Garth y ella se quedaron solos.

  • ____ 04 ____

    Sin prdida de tiempo, Wren cur las heridas de Garth. No haba sufrido ninguna fractura, pero sprofundas desgarraduras en los antebrazos y el pecho, y numerosos cortes y contusiones de lacabeza a los pies. Yaca echado de espaldas sobre la tierra mientras ella, arrodillada a su lado, aplicabaen sus heridas las hierbas y ungentos curativos que los bohemios llevaban siempre consigo. Surostro estaba sereno. El duro Garth. Su grande y musculoso cuerpo se contrajo una o dos vecesmientras ella limpiaba y vendaba, suturaba y presionaba; pero eso fue todo. No haba ningn gesto ensu cara ni ninguna expresin en sus ojos que revelasen el trauma y el dolor que se vea obligado asoportar.

    Wren no pudo contener las lgrimas, e inclin la cabeza para que el gigante bohemio no pudieraverlas. Era su mejor amigo y haba estado a punto de perderlo.

    Si no hubiera sido por las piedras lficasEran piedras lficas. Autnticas piedras lficas.No pienses ms en ello!, se dijo a s misma.Se concentr ms en lo que estaba haciendo y reprimi sus angustiosos y terrorficos

    pensamientos. La hoguera segua ardiendo, y sus llamas laman la oscuridad entre incesanteschisporroteos. La muchacha bohemia trabajaba en silencio y, por tanto, oa todos los ruidos que seproducan a su alrededor: el clamor del fuego, el silbido del viento al pasar entre las rocas, el golpeteode las olas al chocar contra la costa, el lejano zumbido de los insectos del valle y el siseo de su propiarespiracin. Pareca como si todos los sonidos nocturnos hubieran centuplicado su intensidad, ocomo si ella estuviera dentro de un gran can vaco donde hasta el susurro ms dbil produjera unfuerte eco.

    Cuando acab de curar las heridas de Garth, se sinti desfallecer durante un momento, con unamultitud de imgenes danzando ante sus ojos. Vio de nuevo el ser de rasgos lobunos que era unEspectro, todo dientes, garras y pelo erizado. Vio a Garth luchando sin descanso con el monstruo. Sevio a s misma abalanzndose sobre la bestia en un vano intento de ayudar al gigante bohemio. Vioque el resplandor del fuego los cubra como si fuera sangre. Vio que las piedras lficas cobraban viday despedan una luz blanca provista de una energa ancestral, llenando la noche con su brillo,alanceando y golpeando al Espectro, quemndolo mientras l haca supremos esfuerzos porliberarse

    Intent levantarse, pero cay hacia atrs. Garth, que haba conseguido ponerse de rodillas, larecogi en sus brazos y la dej con cuidado en el suelo. Antes la mantuvo en sus brazos durante unmomento, mecindola como si fuera una nia, y Wren dej que lo hiciera mientras ocultaba su rostrooprimindolo contra l. Despus se separ de su amigo y respir lenta y profundamente paraserenarse. Se levant, recogi deprisa sus capas y las llev al lugar donde esperaba Garth. Seenvolvieron en ellas para protegerse del fro de la noche y se sentaron, intercambiando en silencio susmiradas.

    Sabas lo de las piedras lficas?, pregunt por fin Wren, levantando las manos para hablar porseas.

  • No, respondi Garth, manteniendo firme su mirada.No sabas nada de ellas? No sabas que eran autnticas ni conocas su verdadero poder?No.La joven lo mir detenidamente durante un momento, sin moverse. Despus hurg en su tnica y

    extrajo la bolsa de cuero que colgaba de su cuello. Haba guardado en ella las piedras lficas cuandofue en ayuda de Garth. Se pregunt si se habran transformado otra vez, si habran vuelto a ser laspiedras pintadas que haban sido. Incluso se pregunt si su vista la habra engaado de algn modo.Volvi la bolsa del revs y la sacudi sobre su mano.

    Tres brillantes piedras azules cayeron en la palma de la mano. Ya no eran piedras pintadas, sinorelucientes piedras lficas; las mismas que Allanon haba entregado a Shea Ohmsford haca ms dequinientos aos y que haban pertenecido a la familia Ohmsford desde entonces. Las mir, fascinada,extasiada por su belleza y, al mismo tiempo, asustada por ser su poseedora. Al recordar su poder, unestremecimiento sacudi todo su cuerpo.

    Garth dijo en voz baja, despus de depositar las piedras lficas sobre su regazo para hablarcon los dedos. T debes de saber algo. Tienes que saberlo. A m me pusieron bajo tu tutela, Garth.Las piedras lficas no se han separado de m desde entonces. Dime, de dnde proceden?

    T ya lo sabes. Te las dieron tus padres.Hblame de ellos le suplic, sintindose invadida por una oleada de dolor y frustracin.

    Dmelo todo. No guardes ningn secreto, Garth. Siempre ha habido secretos entre nosotros, peroahora necesito saber la verdad. Hblame.

    El rostro de Garth tena una expresin rgida. Despus, tras un breve instante de vacilacin, ledijo que su madre haba sido una bohemia y su padre un Ohmsford, y que la haban confiado a latutela de los bohemios cuando era pequea. Le haban asegurado que lo ltimo que hicieron antes demarcharse fue colgarle del cuello la bolsa de cuero con las piedras pintadas.

    Nunca viste a mi madre? Ni a mi padre?Garth respondi con un gesto negativo. l estaba ausente cuando llegaron, y cuando regres ya se

    haban ido. Nunca ms volvieron. Wren fue llevada a Valle Umbroso y confiada al cuidado de Jaralany Mirianna Ohmsford. Cuando cumpli los cinco aos de edad, los bohemios se hicieron de nuevocargo de ella. se haba sido el acuerdo establecido con los Ohmsford. sa haba sido la voluntad desus padres.

    Pero por qu? lo interrumpi Wren, desconcertada.Garth no lo saba. Tampoco le haban dicho quines eran los bohemios que haban cerrado el

    trato. Un anciano de la familia la confi a su tutela, un hombre que falleci poco despus. Nadie lehaba explicado por qu tena que adiestrarla como lo haba hecho. Se limitaron a decirle lo que tenaque hacer. Ella deba convertirse en la ms rpida, fuerte, sagaz y capacitada para sobrevivir de todala comunidad bohemia. Garth tena que conseguirlo a toda costa.

    Wren reclin la espalda con gesto contrariado. Ya saba todo aquello. No era la primera vez queGarth se lo contaba. Apret las mandbulas. Deba de haber algo ms, algo que le diera ms indicios,sobre sus orgenes y sobre la razn de que llevase las piedras lficas.

    Garth insisti. Qu me ocultas? Es algo referente a mi madre? He soado con ella,sabes? He visto su cara. Dime qu ests ocultando!

    El gigante aparent indiferencia, pero sus ojos reflejaban un profundo dolor. La joven bohemia

  • estuvo a punto de consolarlo, pero su necesidad de saber se lo impidi. Garth la mir sin responderdurante un rato. Despus sus dedos se movieron.

    No puedo decirte nada que t no puedas ver.Qu quieres decir? pregunt Wren, echndose hacia atrs.Tienes rasgos lficos, Wren. Ms que ningn otro Ohmsford. A qu lo atribuyes?Wren se encogi de hombros, sin saber qu contestar.Es porque tus padres eran elfos, dijo Garth, frunciendo el entrecejo.Wren lo mir con incredulidad. No tena la menor idea de que sus padres hubieran tenido aspecto

    lfico; ella siempre se haba considerado una bohemia.Cmo lo sabes? pregunt, estupefacta.Me lo dijo alguien que los vio. Tambin me dijeron que sera peligroso para ti el saberlo.Por qu has decidido decrmelo ahora?Garth se encogi de hombros como si preguntara: Qu importancia puede tener despus de lo

    que ha sucedido? Acaso, por saberlo, puedes exponerte a peligros mayores que los que hascorrido?.

    Wren hizo un gesto de asentimiento. Su madre haba sido una bohemia y su padre, un Ohmsford;pero los dos eran elfos. Cmo poda explicarse? Ningn bohemio perteneca a la raza elfa.

    Ests seguro? pregunt. No eran humanos con sangre lfica, sino autnticos elfos?Est muy claro, respondi Garth por seas, haciendo un gesto de asentimiento.Para todos menos para ella, pens Wren. Cmo podan ser elfos sus padres? Los Ohmsford

    nunca lo haban sido. Tenan una remota ascendencia lfica, que conservaban en una pequea parte desu sangre, pero nada ms. Significaba que sus padres haban vivido con los elfos? Significaba queprocedan de la comunidad lfica y que, por esta causa, Allanon la haba enviado en busca de loselfos, porque ella era una elfina?

    Mir a la lejana, abrumada por las implicaciones que eso encerraba. Evoc el rostro de su madre,tal y como se le haba aparecido en el sueo: era el rostro de una joven de raza humana. No seevidenciaban en ella rasgos lficos. O no los haba captado? Y su padre? Era extrao, pens. lnunca haba sido importante, nunca haba protagonizado sus reflexiones ni le haba parecido tan realcomo su madre, pero desconoca la causa. Para ella careca de rostro. Era un ser invisible.

    No sabas que las piedras pintadas eran piedras lficas? pregunt, buscando con sus ojoslos del gigante bohemio, que esperaba pacientemente su pregunta. No sabas nada de ellas?

    Nada.Qu hubiera ocurrido si las hubiera tirado?, pens. Qu hubiera sucedido con los planes,

    cualesquiera que fuesen, que sus padres haban hecho para ella? Pero ya conoca la respuesta. Nuncahubiera sido capaz de separarse de las piedras pintadas, que eran su nico vnculo con el pasado, lonico que le quedaba de sus padres. Habran contado con ello? Y lo que an era ms importante,por qu le haban dado las piedras lficas? Para protegerla? Contra qu? Contra los Espectros?Contra alguna otra cosa? Contra algo que ni siquiera exista cuando ella naci?

    Por qu crees que me dieron estas piedras? le pregunt a Garth, desconcertada.Quiz para protegerte durante tu bsqueda de los elfos, respondi por seas Garth, bajando la

    vista y volviendo a levantarla inmediatamente, mientras un estremecimiento recorra su gigantescocuerpo.

  • Wren lo mir detenidamente, con la cara demudada. A ella nunca se le hubiera ocurrido pensar enesa posibilidad. Pero cmo podan haber previsto sus padres que ella tendra que buscar a los elfos?O slo saban que algn da tratara de encontrar sus races, que querra averiguar su procedencia yconocer a los suyos?

    Garth, no lo entiendo le confes. Qu significa todo esto?Pero su compaero se limit a hacer un gesto de impotencia con pesadumbre.Se alternaron en la guardia durante toda la noche, dormitando entre los relevos hasta que el alba

    ba con su luz el firmamento oriental. Entonces Garth, que estaba exhausto, se dej vencer por elsueo, y durmi hasta el medioda. Wren se qued sentada con la mirada puesta en la inmensidad dela Linde Azul, reflexionando sobre las consecuencias que se derivaban del descubrimiento de laspiedras lficas. Lleg a la conclusin de que eran las mismas que haban pertenecido a SheaOhmsford. Haba odo describirlas con frecuencia, haba escuchado numerosos relatos sobre suhistoria. Pertenecan a quien se le entregaban, fuera quien fuese. Haban sido entregadas a la familiaOhmsford y se supona que, algn tiempo despus, se haban perdido. O tal vez no. Quizs alguienlas guard. Haban nacido muchos Ohmsford despus de Brin y Jair, y se haba perdido el rastro dela magia durante trescientos aos incluso de una tan poderosa y personal como la de las piedraslficas. Record que hubo una poca en que slo podan invocar su magia, sin exponerse a resultargravemente perjudicados por ella, quienes tuvieran una determinada cantidad de sangre lfica. WilOhmsford haba sufrido las consecuencias al incumplir esa norma. Cuando utiliz las piedras,absorbi parte de su magia y cuando nacieron sus hijos, Brin y Jair, la magia se transform en elcantar. Por tanto, quizs algn Ohmsford decidi devolver las piedras a aquellos que podanutilizarlas sin correr ningn riesgo: a los elfos. Era as como haban llegado a poder de sus padres?

    Las preguntas se sucedan unas a otras, de forma abrumadora e insistente, pero sin respuestas.Qu le haba dicho Cogline cuando la encontr en el Tirfing y la convenci de que deba acompaarloal Cuerno del Infierno siguiendo las indicaciones de Allanon? No es tan importante saber quin erescomo quin podras ser. Empezaba a pensar en la posibilidad de que poda llegarse a la verdad porcaminos que nunca hubiera podido imaginar.

    Garth se levant al medioda y comi el estofado de verduras y el pan que ella haba preparado.Estaba tenso y dolorido, y no haba conseguido recuperar por completo las fuerzas. Sin embargo,crey que deba rastrear la zona para asegurarse de que no haba ms bestias lobunas por losalrededores que pudieran acecharlos. Wren no haba considerado esa posibilidad. Ambos habanreconocido en su atacante a un Espectro, a un ser humano convertido parcialmente en bestia, unacriatura capaz de seguir rastros y cazar, de camuflarse y acechar, de pensar como ellos y matar sinningn escrpulo. No era extrao que los hubiera perseguido tan hbilmente. Wren haba dado porsupuesto que la bestia estaba sola, pero deba reconocer que era una suposicin gratuita y debaactuar en consecuencia. Dijo a Garth que ella se encargara de realizar la batida. En aquellosmomentos era la ms capacitada de los dos para afrontar cualquier peligro, y adems contaba con laproteccin de las piedras lficas.

    Sin embargo, prefiri callarse el gran temor que le produca la magia lfica y lo difcil que leresultara invocarla si se viera obligada a hacerlo.

    Mientras retroceda para rastrear el lugar por el sur y el este en busca de indicios, huellas o decualquier otra cosa que estuviera fuera de lugar, confiando en que su instinto la advertira de cualquier

  • posible peligro, pens en lo que significaba poseer una magia de tal naturaleza. Record la ocasin enque Par haba bromeado a causa de sus sueos, dicindole que tena la misma sangre lfica que l, yquiz parte de sus poderes mgicos. Ella se haba redo a carcajadas, y le haba contestado que slotena unas piedras pintadas. Record que la Vbora, al palpar la bolsita de cuero donde guardaba laspiedras, haba exclamado: Magia!. Ni siquiera entonces se le haba ocurrido pensar en las piedraspintadas. Desde los primeros aos de su vida saba que los Ohmsford posean la magia que se leshaba otorgado como descendientes de la casa lfica de Shannara. Sin embargo, nunca haba pensadoque tambin ella podra utilizarla, ni tampoco lo haba deseado. Ahora le perteneca, como tambin lepertenecan las piedras, pero qu iba a hacer con ellas? No quera responsabilizarse de las piedrasni de su magia. No deseaba la herencia de los Ohmsford. Era un lastre que la arrastrara hasta elabismo. Ella era una muchacha bohemia, nacida y educada en la libertad, y no aspiraba ni deseaba otracosa. Haba aceptado sus rasgos lficos sin preguntarse qu podran implicar. Formaban parte de supersona, pero una parte secundaria, sin menoscabo de su naturaleza bohemia. Se senta como si eldescubrimiento de las piedras lficas la hubiese dejado vaca, como si la magia, al entrar en su vida,absorbiera su vitalidad y la dominara, y le desagradaba profundamente esa sensacin. No deseaba quela transformaran en una persona diferente.

    Durante todo el da intent averiguar la causa de su malestar, pero regres al campamento sinhaberlo conseguido. La hoguera era tan eficaz como un faro, y se gui por su resplandor para regresarhasta donde la esperaba Garth. El gigante bohemio estaba angustiado por su tardanza; pudo leerlo ensus ojos. Pero se limit a pasarle la cena y recostarse para ver cmo coma sin hacer ningncomentario. Wren le explic que no haba encontrado ningn indicio que pudiera hacerle sospechar lapresencia de otro Espectro, pero se call el que haba empezado a reconsiderar todo aquel proyecto.En una ocasin anterior, justo cuando acababa de tomar la decisin de indagar sobre sus orgenes, sehaba preguntado qu sucedera si no le gustaba lo que descubra, pero haba rechazado esaposibilidad. Ahora crea que haba cometido un grave error.

    La segunda noche transcurri sin incidentes. Mantuvieron la hoguera encendida, alimentndola amedida que la lea se consuma. Y esperaron. Transcurri otro da, pero nadie se present.Escrutaron el cielo y la tierra de un extremo a otro, pero no consiguieron apreciar ni el ms leveindicio de presencia alguna. Al anochecer, los dos tenan los nervios a flor de piel. Garth, con lasheridas ms superficiales completamente curadas y las ms profundas en proceso de curacin, iba deun lado a otro como un animal enjaulado, realizando tareas intiles para no sentarse. Wren secontrolaba para no imitarlo. Dorman en cuanto les entraba sueo, porque tenan que descansar yninguna otra cosa que hacer. Wren se encontr pensando en su entrevista con la Vbora, dudando desu palabra. Cunto tiempo deba llevar encadenada en aquel stano, cautiva de aquellosmalhechores? Tal vez estuviera empezando a perder la memoria. Tal vez haba perdido lucidez Sinembargo, a Wren no le pareci que se mostrara insegura ni confundida. Le pareci peligrosa. Y qupoda decir del Espectro que les haba seguido los pasos a todo lo largo y ancho de las TierrasOccidentales? Durante todo aquel tiempo se haba mantenido oculto y a distancia. Slo se mostrcuando encendieron la hoguera, y con la clara intencin de acabar con su vida. No era razonablesuponer que su aparicin haba sido provocada por lo que hacan, y que consideraba la fogata comouna amenaza que deba impedir a toda costa? Por qu, si no, haba elegido aquel momento paraatacarlos?

  • Por tanto, no debes darte por vencida, se animaba a s misma Wren, repitiendo mentalmente laspalabras como una letana de esperanza para evitar que su nimo decayera por completo. No debesdarte por vencida.

    La tercera noche se les hizo interminable a ambos; los minutos parecan horas y las horas, das.Wren y Garth se relevaban en la guardia con frecuencia, porque su sueo era inquieto. En ms de unaocasin estuvieron los dos en vela, nerviosos, angustiados, preocupados Alimentaban el fuego ycontemplaban la danza de las llamas en la oscuridad. Escudriaban el negro vaco que se extendasobre la Linde Azul. Escuchaban los sonidos nocturnos, y analizaban todos sus pensamientos.

    Pero nada sucedi ni nadie se present.Cerca del amanecer, Wren se adormil en contra de su voluntad durante la ltima hora de su turno

    de guardia. Estaba sentada, con las piernas dobladas, los brazos en torno a las rodillas y la cabezainclinada hacia delante. Se despert con un estremecimiento y la sensacin de que acababa dedormirse. Mir a su alrededor, temerosa. Garth dorma a pocos pasos de distancia, envuelto en suamplia capa. El fuego continuaba ardiendo intensamente. La tierra estaba envuelta en un opaco mantode sombras y de penumbra; el alba no era ms que un tenue resplandor plateado que empezaba amostrarse por encima de las montaas que se levantaban al este. An se vean algunas estrellas aloeste, pero ya haca tiempo que la Luna haba desaparecido. Wren se levant. Las nubes sedesplazaban sobre el ocano, bajas, oscuras

    Se sobresalt porque vio algo ms, algo negro y veloz que haba surgido de repente de laoscuridad y se diriga hacia ella a gran velocidad. Parpade para asegurarse; despus retrocedideprisa y se inclin sobre Garth. ste se puso en pie de un salto. Juntos miraron hacia la Linde Azul,y observaron que el objeto negro empezaba a tomar forma: era un ruc. Enseguida comprendieron quevolaba hacia la almenara como una mariposa atrada por las llamas. Sobrepas el acantilado y diomedia vuelta para retroceder de nuevo. Su contorno apenas era distinguible a la dbil luz de la aurora.Vol dos veces ms sobre ellos, como si examinara lo que haba debajo. Wren y Garth observaban ensilencio, incapaces de hacer otra cosa.

    Por fin, el ruc descendi en picado. Su enorme cuerpo produjo una especie de silbido al cortar elaire, tan cerca que hubiera podido apresarlos con sus enormes garras. Wren y Garth se aplastaroncontra las rocas, en busca de proteccin, mirando al pjaro mientras ste se posaba tranquilamente enel borde del faralln. Era gigantesco, de cuerpo negro, con la cabeza tan roja como el fuego y alas quesuperaban en tamao a las del pjaro que haba rozado los pies de Wren.

    Wren y Garth se irguieron y se sacudieron el polvo.Haba un hombre montado a horcajadas sobre el ruc, sujeto por un arns de cuero. Observaron

    cmo se desabrochaba las correas y se deslizaba hasta el suelo. Permaneci inmvil junto a sumontura, examinndolos. Luego avanz. Era pequeo y encorvado, y su indumentaria se componade una tnica, pantalones, botas y guantes de cuero. Caminaba con un extrao balanceo, como si elandar sobre sus pies no fuera un ejercicio agradable. Sus facciones eran lficas, estrechas y afiladas, ysu rostro estaba arrugado. No llevaba barba, y su pelo era castao, veteado de gris, muy corto. Susferoces ojos negros los miraban insistentemente, parpadeando con alarmante rapidez.

    Cuando estuvo a una docena de pasos, se detuvo.Habis encendido vosotros esa hoguera? pregunt. Su aguda voz tena cierta aspereza.S respondi Wren.

  • Por qu?Porque alguien me dijo que deba hacerlo.Quin fue?, si no tienes ningn inconveniente en decrmelo.No tengo ninguno. Fue la Vbora.Quin dices? inquiri el desconocido, parpadeando a doble velocidad.Una anciana, una vidente con la que habl en el Recinto de Grimpen. La llaman la Vbora.El Recinto de Grimpen repiti el hombrecillo, emitiendo un gruido. Uf! Ninguna

    persona que est en sus cabales va all. Su boca se tens. Bien, por qu te dijo esa Vbora queencendieras la hoguera?

    Wren dio un suspiro, dando muestras de impaciencia. Durante tres das haba esperado que sepresentara alguien, y estaba ansiosa por descubrir si aquel pequeo individuo era la persona queesperaba.

    Permteme preguntarte algo primero replic. Puedes decirme tu nombre?Tal vez respondi el desconocido, haciendo un gesto que acentu las arrugas de su rostro.

    Por qu no me dices antes el tuyo?Me llamo Wren Ohmsford dijo la muchacha, en un tono desafiante y ste es mi amigo

    Garth. Somos bohemios.Vaya, vaya! As que sois bohemios,