la refiguración del viaje. mi padre el inmigrante · a la vez: "nunca he podido escri-bir...

4
La refiguración del viaje. Mi padre el inmigrante ^^^^^^^JJgggH^^ de Vicente Gerbasi (1913-1992) Victoria De Stefano nadó el 21 de junio de 1940 en Viserba, Ita- lia. Sus padres, italianos, la traje- ron a Venezuela en 1946. En los años sesenta estudiaba Filosofía en la Universidad Central de Ve- nezuela (U.C.V), en cuyo Centro de Filosofía comenzó a trabajar con el Profesor García Bacca des- de 1962, fecha en la que obtuvo su licenciatura en Filosofía. En esa época estaba casada con Pe- dro Duno y habían nacido sus dos hijos. Como las actividades políti- cas de su esposo lo mantuvieron a veces preso y otras, en la clandes- tinidad, la escritora desde 1962 viajó con frecuencia al exterior en un continuo deambular de cin- co años: Cuba, Argelia, Francia, Italia y España. Cuando volvió a Caracas en el año 67, su esposo fue arrestado de nuevo y, después de un breve período de legalidad y de una nueva detención, sufrió el exilio en Chile desde 1970 al 71. En 1971, apareció su primera novela El desolvido, bajo el sello editorial "Bárbara". De esta época también es su ensayo "Sartreyel marxismo", publicada años des- pués (1975). Victoria De Stefano ha comentado en una entrevista de López Santos (1984.), su nece- sidad de escribir ficción y ensayo a la vez: "Nunca he podido escri- bir ficción sin escribir ensayo. Mi primera novela, El desolvido la escribí simultáneamente al ensa- yo Sartreyel marxismo (1971). Es una especie de tarea de compen- sación entre la imaginación y el intelecto" 1. Todo lo que necesitamos saber para acer- carnos a la poesía de Vicente Gerbasi, y en particular, pero sólo en particular, porque está contenida en toda ella, a Mi padre, el inmigrante, es la narración breve de los altos momentos que se imponen sobre la primera etapa, concentradísima en acaecimientos, de su biografía. Hijo de inmigrantes italianos, nace en 1913 en Canoabo, cerca de Bejuma. A los diez años, en pleno ascenso del fascismo, via- ja a Italia para terminar la primaria y hacer sus estudios de bachillerato en Florencia. Esto es, del campo a las ciudades antiguas, en pos de un sueño de formación y cultura. Seis años más tarde, truncado el proyecto por el fallecimien- to del padre, vuelve a Canoabo, restituido por el azar al que debía ser su verdadero destino. A comienzos de los treinta lo encontramos en Valencia con su madre viuda y sus hermanos. Se dedica a modestos trabajos y oficios varios, pinta carteles publicitarios, trabaja en una ins- titución bancaria, ejerce el periodismo, funda una primera revista literaria de las muchas en que se implicará después. Todo lo que vendrá a continuación: su traslado a la capital al fin de la tiranía del General Gómez, su participa- ción entre los miembros más jóvenes del gru- po Viernes, en el que pronto destacará por su natural fecundidad creativa, su matrimonio de toda la vida en 1938, sus hijos, sus inquietudes y compromisos políticos, su entrada a la clandes- tinidad durante la dictadura de Pérez Jiménez, su carrera como funcionario diplomático, sus viajes, son parte relevante de su vida, pero los motivos perdurables que nutrirán su poesía se encuentran ya establecidos en el guión suma- rio de este primer lapso de vida. Un guión cuyo hilo conductor va desde el des- cubrimiento y repristinación de los mágicos y nostálgicos rastros de la tierra nativa, a la que verá y reconocerá no tan solo a través de sus ojos aquietados o exaltados por la contempla- ción (Gerbasi probablemente es el más visual de nuestros poetas), sino también cultural e his- tóricamente reforzada, fabulada, filtrada, como tierra de elección y promisión por intermedia- ción de los del padre, hasta el viaje a Italia y el intempestivo regreso bajo el signo trágico de la muerte de un ser muy querido. Será, pues, a partir de un lugar de procedencia, mejor dicho dos, el propio y el de sus ascendientes, presen- te en la hondura de una añoranza compartida; de dos cruces del Atlántico, uno de ida y otro de vuelta; de dos separaciones infligidas y dos lejanías; de dos espacios potenciados por la fijeza con que al menor roce afloran a la me- moria, y de los que Gerbasi no se abstraerá nunca; de una muerte, compendio de todas las muertes, de dónde extraerá los signos y los emblemas, las metáforas y símbolos, en su jus- ta combinación estática y dinámica, sensual y emotiva, hacia los que derivará su poesía. Estas metáforas y símbolos ya nos eran cono- cidas desde sus primeros poesías, pero en Mi padre, el inmigrante aparecerán más ceñidas a los ritmos fluyentes que le irá imponiendo el tema, a la par que renovadas y variadas por la corriente alterna de dos escenarios y dos oríge- nes culturales en una totalidad autónoma de representaciones y sentimientos, poniéndose una vez más en evidencia que del encuentro del genius loci de dos lenguas del mismo tron- co, que del choque vivificante de tradiciones y culturas distintas y de la riqueza de sus co- nexiones se fortalecen pródigas en apertura de mundo las formas artísticas. Será precisamente de la configuración senso- rial y afectiva del complejo de asociaciones introyectadas a partir del lazo que ata su in- fancia a la figura ahora ausente pero siempre poderosa del padre, de dónde derivará la regu- laridad evocativa y la cadencia larga dispuesta al recitado calmo del verso amplio de estirpe bíblico-prosística: canto y cuento a la manera de la síntesis épico lírica emprendida por Anto- nio Machado. Pues, aun en las locuciones más

Upload: others

Post on 19-Apr-2020

5 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

La refiguración del viaje.

Mi padre el inmigrante^^^^^^^JJgggH^^

de Vicente Gerbasi (1913-1992)

Victoria De Stefano nadó el 2 1de junio de 1940 en Viserba, Ita-lia. Sus padres, italianos, la traje-ron a Venezuela en 1946. En losaños sesenta estudiaba Filosofíaen la Universidad Central de Ve-nezuela (U.C.V), en cuyo Centrode Filosofía comenzó a trabajarcon el Profesor García Bacca des-de 1962, fecha en la que obtuvosu licenciatura en Filosofía. Enesa época estaba casada con Pe-dro Duno y habían nacido sus doshijos. Como las actividades políti-cas de su esposo lo mantuvieron aveces preso y otras, en la clandes-tinidad, la escritora desde 1962viajó con frecuencia al exterior enun continuo deambular de cin-co años: Cuba, Argelia, Francia,Italia y España. Cuando volvió aCaracas en el año 67, su esposofue arrestado de nuevo y, despuésde un breve período de legalidady de una nueva detención, sufrióel exilio en Chile desde 1970 al71. En 1971, apareció su primeranovela El desolvido, bajo el selloeditorial "Bárbara". De esta épocatambién es su ensayo "Sartreyelmarxismo", publicada años des-pués (1975). Victoria De Stefanoha comentado en una entrevistade López Santos (1984.), su nece-sidad de escribir ficción y ensayoa la vez: "Nunca he podido escri-bir ficción sin escribir ensayo. Miprimera novela, El desolvido laescribí simultáneamente al ensa-yo Sartreyel marxismo (1971). Esuna especie de tarea de compen-sación entre la imaginación y elintelecto"

1. Todo lo que necesitamos saber para acer-carnos a la poesía de Vicente Gerbasi, y enparticular, pero sólo en particular, porqueestá contenida en toda ella, a Mi padre, elinmigrante, es la narración breve de los altosmomentos que se imponen sobre la primeraetapa, concentradísima en acaecimientos, desu biografía. Hijo de inmigrantes italianos, naceen 1913 en Canoabo, cerca de Bejuma. A losdiez años, en pleno ascenso del fascismo, via-ja a Italia para terminar la primaria y hacer susestudios de bachillerato en Florencia. Esto es,del campo a las ciudades antiguas, en pos deun sueño de formación y cultura. Seis años mástarde, truncado el proyecto por el fallecimien-to del padre, vuelve a Canoabo, restituido porel azar al que debía ser su verdadero destino.A comienzos de los treinta lo encontramos enValencia con su madre viuda y sus hermanos.Se dedica a modestos trabajos y oficios varios,pinta carteles publicitarios, trabaja en una ins-titución bancaria, ejerce el periodismo, fundauna primera revista literaria de las muchas enque se implicará después. Todo lo que vendráa continuación: su traslado a la capital al finde la tiranía del General Gómez, su participa-ción entre los miembros más jóvenes del gru-po Viernes, en el que pronto destacará por sunatural fecundidad creativa, su matrimonio detoda la vida en 1938, sus hijos, sus inquietudes ycompromisos políticos, su entrada a la clandes-tinidad durante la dictadura de Pérez Jiménez,su carrera como funcionario diplomático, susviajes, son parte relevante de su vida, pero losmotivos perdurables que nutrirán su poesía seencuentran ya establecidos en el guión suma-rio de este primer lapso de vida.Un guión cuyo hilo conductor va desde el des-cubrimiento y repristinación de los mágicos ynostálgicos rastros de la tierra nativa, a la queverá y reconocerá no tan solo a través de susojos aquietados o exaltados por la contempla-ción (Gerbasi probablemente es el más visual

de nuestros poetas), sino también cultural e his-tóricamente reforzada, fabulada, filtrada, comotierra de elección y promisión por intermedia-ción de los del padre, hasta el viaje a Italia y elintempestivo regreso bajo el signo trágico dela muerte de un ser muy querido. Será, pues, apartir de un lugar de procedencia, mejor dichodos, el propio y el de sus ascendientes, presen-te en la hondura de una añoranza compartida;de dos cruces del Atlántico, uno de ida y otrode vuelta; de dos separaciones infligidas y doslejanías; de dos espacios potenciados por lafijeza con que al menor roce afloran a la me-moria, y de los que Gerbasi no se abstraeránunca; de una muerte, compendio de todaslas muertes, de dónde extraerá los signos y losemblemas, las metáforas y símbolos, en su jus-ta combinación estática y dinámica, sensual yemotiva, hacia los que derivará su poesía.Estas metáforas y símbolos ya nos eran cono-cidas desde sus primeros poesías, pero en Mipadre, el inmigrante aparecerán más ceñidasa los ritmos fluyentes que le irá imponiendo eltema, a la par que renovadas y variadas por lacorriente alterna de dos escenarios y dos oríge-nes culturales en una totalidad autónoma derepresentaciones y sentimientos, poniéndoseuna vez más en evidencia que del encuentrodel genius loci de dos lenguas del mismo tron-co, que del choque vivificante de tradicionesy culturas distintas y de la riqueza de sus co-nexiones se fortalecen pródigas en apertura demundo las formas artísticas.Será precisamente de la configuración senso-rial y afectiva del complejo de asociacionesintroyectadas a partir del lazo que ata su in-fancia a la figura ahora ausente pero siemprepoderosa del padre, de dónde derivará la regu-laridad evocativa y la cadencia larga dispuestaal recitado calmo del verso amplio de estirpebíblico-prosística: canto y cuento a la manerade la síntesis épico lírica emprendida por Anto-nio Machado. Pues, aun en las locuciones más

Casa natal de Vicente Gerbasi

personales de Mi padre, el inmigrante (1945),o de Los espacios cálidos (1952) (piénsese enel hímnico y exhortativo "Te amo, infancia" deeste poemario), los versos se elevan por enci-ma de los grandes fogonazos que atraviesanel núcleo inicial del recuerdo hacia el reinointermedio de la realidad y la trascendencia.Y esto porque en el espacio del poema, vidasy muertes particulares se relacionan con lostránsitos del ciclo solar del día, con el arquetipoorgánico de la naturaleza"engendradordew'do,engendrador de muerte", con los ritos pastora-les e idílicos de la tierra trabajada y habitadapor el hombre, con la acción atemorizante delos elementos en la aún no dominada por elhombre, con la comunidad de los animales do-mésticos en contraposición con las acechanzasde los depredadores y las alimañas (la variedadde la fauna que transporta el Arca de Noé deGerbasi merecería una monografía aparte), conla sucesión de las generaciones, la afirmacióndel pasado, la religiosidad laica con sus resi-duos paganos y cristianos, con sus ideales desantidad y con el culto ancestral a los muertos,en fin, con el punto de vista cosmogónico quesostiene los mitos de muerte y vida preserva-dos en la plenitud de los temores y perplejida-des de una infancia campesina, aun si señala-dos, y allí reside su contemporaneidad, por la¡ncolmable distancia del individuo separadode un bien perdido.Bastaría comparar Mi padre, el inmigrante ytos espacios cálidos, sus obras más celebra-das, y con justa razón, pues sin duda es enellas donde el rango de los medios que exigíasu visión alcanza, formal y técnicamente, suexpresión más acabada y genuina, para quecayéramos en cuenta de que transcurrido unprimer período de tanteos en que se muestrasu empeño por continuar y articular su labor ala modernidad occidental, Hólderlin, Novalis,Rilke, Rimbaud, en cuanto antecedentes de lomás esencial el surrealismo (la poesía como

acto creador emanado de las pulsiones másextremas de la experiencia interior) , pero sinperder de vista, superado el énfasis modernis-ta, la recuperación de la tradición poética enlengua española actuada en España y América(Machado, García Lorca, el Neruda de Residen-cia en la tierra, Huidobro), para comprobarque, como ha sido siempre destacado por lacrítica y los testimonios de sus coetáneos, es laautenticidad y el deseo de ser iluminado desdelo vivido íntimamente lo que satura y le da co-herencia a su obra.El mismo Gerbasi, en uno de los ensayos de losaños cincuenta, reunidos bajo el título La ramodel relámpago, acogiéndose a la concepciónleopardiana de la lírica como el instrumentomás apropiado a la expresión libre y genuinade cualquier afecto vivo sentido por el hombre,sostendrá que "la poesía es el medio por el cualle ha sido dado al hombre legar su documentomás serio". Una definición como ésta, con todoy su sobriedad, con todo y no ser Gerbasi unpoeta hermético, lo ubicaría del lado de laspoéticas órficas e intuitivas para las cuales larelación yo-mundo y el poder aglutinador de lasubjetividad poseen más importancia que losvalores formales del poema cosa y objeto.2. Sus padres salen de Vibonati, Provincia deSalerno, una región rural tradicionalmentemigratoria, para instalarse a comienzos del siglopasado en Canoabo, uno de esos caseríos cum-be formado por los esclavos cimarrones que alhuir de las haciendas se refugiaban en los lu-

Venimosde la nochey haciala nochevamos.Atrás quedala tierraenvuelta ensus vapores,donde viveel almendro,

Vicente Gerbasi

27

el niño y elleopardo.Atrásquedar»los días,con lagos,nieves,renos,

hechizadasdondemoran lassombrasazules delespanto.Atrás

las

apreses,solos enlade lejanasestrellas.Atrás

gares de más difícil acceso para los blancos, loque explicaría su emplazamiento en un valleentre altas montañas, en el centro mismo de laselva nublada. Quizá haya sido una voluntadmás deliberada que el mero capricho, que suespíritu garibaldino y libertario, o sus naturalesfacultades de adaptarse a los desafíos de otrosespacios vivos e inconmensurables, tal comose desprende de los Cantos XVII, XVIII y XIX deMi padre, el inmigrante (Tú, el viajero, el insom-ne, el descontento/el que levantaba las manoshacia los relámpagos,/ el que veía pasar las ba-hías /como la orilla serena y brumosa de la triste-za, Canto XVII), lo que lo inclinaría su elección.Canoabo, abreviando diferencias, guardabamás de una semejanza con el caserío del queJuan Bautista Gerbasi había salido: una aldeamedieval, de clima atemperado, en lo alto deuna colina amurallada erguida entre dos valles,y con los Apeninos al fondo, tal como apareceen la enunciación imaginativa del Canto Vil deMi padre, el inmigrante: Tu aldea en la colinaredonda bajo el aire del trigo,/ frente al mar conpescadores en la aurora,/levantaba torres y oli-vos plateados (...) Tú venías de una colina de laBiblia/desde las ovejas, desde las vendimias,/pa-dre mío, padre del trigo, padre de la pobreza./Y

de mi poesía.Por otra parte, para el padre viajero, al igual quepara los esclavos, ese lugar inhóspito, aislado,apenas tocado por la civilización y el progreso,y por esa misma razón arcádico, debió repre-sentar un espacio de libertad, un territorio ini-ciático y purificador en el cual asentar su nuevavida. Y tú estabas aquí con el sudor de tu frente,/el solitario, el vestido de paño de hilo,/el erguidoen medio de la comarca de las tempestades/e/que iba gritando hacia adentro/buscándose lasmanos y la frente en su existencia,/ buscando elsitio donde poder decir:/ "Aquí yo vivo, aquí yosoy el hombre", Canto XIX.Pensemos en Gerbasi, niño perfectamente bi-lingüe, como debemos suponer, puesto quesus padres lo envían a estudiar a Italia. Esa ex-periencia tan desgarradora como extraordina-ria emerge rica en signos de mundo y de gravesresonancias en la deposición testimoniada deun poema tardío, "Viaje a Italia", de El solitarioviento de las hojas (1989): Yo abandonaba/ aCanoabo, pueblo solitario, / adornado de pavosreales./ Yo no reconocía mi edad./Era una luciér-naga en la noche./Me fui en mi burro/hacia unalejanía. Iba por la selva. Mi padre en su caballo./Mi madre vestida de blanco/ con una sombrillaazul(...)Yo iba hacia ciudades antiguas, /donde

viajé por primera vez en tranvía/entre bombone-

rías iluminadas.A los 16 años regresa a Venezuela. Se trata unavez más de una experiencia, esta vez agónica,tal como queda recogida en la pulsión doloro-sa con que se opera el paso a los desolados úl-timos versos de otro poema de vejez: "Viaje entren", de Un día muy distante (1988). Su tío lova a buscar al colegio. Dejando atrás, pueblos,campanarios, olivos, viñedos, siembras de alca-chofas, la disposición amable y las resonanciasclásicas del paisaje toscano que corre apacibleen sucesión panóptica por la ventanilla, tío ysobrino se dirigen, como internándose en otrocontinente, al sur. Mientras el tren rodaba/haciala noche/y se iluminaban ciudades y pueblos/, mitío Antonio permanecía callado./No me dijo quemi padre/había muerto. /En la calle, la niebla/esuna cámara de gas./En el umbral del tiempo,/mimujer y yo nos sentamos a llorar.En 1937 publica su primer poemario Vigilia delnáufrago. En 1940 Bosque doliente, la transi-ción más visible hacia virtudes y bellezas nue-vas. En 1942 se edita bajo el sello del grupoViernes la recopilación de ensayos Creación ysímbolo. Ese mismo año, Liras, un intento ex-traño, un devaneo ajeno al temple e itinerarioque con propiedad marcará su poesía, que al-gunos críticos como Liscano atribuyen a unasuerte de complacencia con los fervores hizpa-nizantes de ciertos miembros del grupo Vier-nes, aun si profundizando en otros contenidosy que otros solo ven como un ejercicio formalen la búsqueda de su polo estético.Poemas de la noche y de la tierra apareceráen 1943. En 1945 Mi padre, el inmigrante,un año después Tres nocturnos y en 1952 Losespacios cálidos, completando y consumandopor cuenta propia el júbilo de una prodigiosadécada. En seguida vendrán Círculos del true-no (1953), Tirano de sombra y fuego (1955),Por parte de sol (1958), Olivos de eternidad(1961), Poesía de viajes (1968) Rememorandola Batalla de Carabobo (1971), una como se-gunda etapa en que se muestra su apertura almundo exterior de un modo más ilustrativo yobjetivista. Pero en Retumba como un sótanodel cielo de 1977, en Los Colores ocultos de1985, Un día muy distante de 1988 y El solita-rio viento de las hojas de 1899, encontramospoemas en que Gerbasi volverá a transitar, aunsi con un lenguaje más neto y seco, más des-pojado de fastuosidad verbal, el espacio dra-mático que más se avenía a las tensiones de sumateria síquica y talante poético, y con él que

28

parecía después de Los espacios cálidos habersaldado las cuentas. Retorna a ellos, fiel a esaley según la cual en la edad provecta volvemos,saltando muchos eslabones de la cadena, a losdioses lares que moraban en nuestra infanciaAhí están "Canoabo", "Infancia en Canoabo","Canoabo en la noche", "Mi casa", "Las paredesde mi casa", "Cielo estrellado", "Los huesos demi padre", "Viaje en tren", "Viaje a Italia".3. En el Prólogo a la Antología de Monte Ávi-la (1990), Francisco Pérez Perdomo sostieneque en los Poemas de la noche y de la tierra( 1943) ya está anunciado Mi padre, el inmi-grante. Sin lugar a dudas, en las evocaciones¡ntroyectadas desde la figura grande y signifi-cativa del padre, en la identidad inspiradora delos elementos, en la atmósfera entre domésticay mistérica del entorno, en la consistencia delos contornos fisonómicos del paisaje, en elaliento, en la tensión emocional y en la ento-nación elegiaca, poemas como el aún ampu-loso "Tormenta humana" y, en especial, el yadeslastrado de simbolismos postrománticos ymuy logrado "El sueño del viejo" (El viejo ha en-terrado sus anillos de oro/sus pipas europeas. Elviejo está dormido,/oigo pasar el viento sobre suvida extinta,/como silbos ardientes entre colinasyermas./Hablaba de la oveja, del durazno y las vi-ñas/De las horas de invierno con pinos quejum-brosos,/de noches junto al fuego, de lobos en lanieve,/de flautas de pastores bajo la primavera...)prefiguran el vigoroso ciclo de los cantos de Mipadre, el inmigrante.Recordemos algunos de los hitos bibliográ-ficos. A los diez años lo sacan de su aldea. Vaa Campora, otra aldea, a terminar la primaria.Pasa a Florencia a estudiar el bachillerato. Alcabo de seis años es traído de vuelta a Ca-noabo. Tiene 32 años, cuando, ya afincado enuna identidad que daba fe de seguridad en susmedios, en la variedad de su sustrato cultural yen sí mismo, se dispone a franquear el umbralde esa experiencia para internarse en un inten-so y catártico proceso regresivo de anamnesis.A un nivel de profundidad más hondo que eldel recuerdo, los tres primeros cantos tienenese carácter clásico de imprecación en que seconfunden conjuros y plegarias para propiciaren el descenso a la oscuridad que se cierne so-bre el reino de los muertos el favor de los dio-ses, o de las Musas (\Reclamad, gritando haciael abismo,/el mirar interior que hacia la muerteavanza! (..^.¡Llamad, llamad, llamad vuestro ros-tro perdido/ a orillas de la gran sombra!, CantoIIJ. Anulando y violentando resistencias, la su-

cesión alucinada de los versos que componenlos tres primeros cantos se abre camino hacialos flujos y reflujos del recuerdo. De una ma-nera directa, sin mayores claves, aparte de losreferentes a las catábasis clásicas, de Horneroa Virgilio, al Dante, que por lo demás la críticaerudita apenas ha estudiado, sin atentar contrasu intimidad, pero con todo su pasado históri-co y protohistórico agolpándose y ascendien-do hacia el presente, internándose en la selvaoscura, Gerbasi enfrenta la tarea mítico fabulo-sa de interrogar a "la visible e invisible muerte".En efecto, este poema extenso, en razón dela claridad visionaria de las imágenes tiene laapariencia de haber sido escrito, cualesquierahayan sido los cortes metódicos y las vías detrabajo, en el rapto de una noche mística, enuna noche del alma entre el sueño y la vigiliay bajo la seducción de un delirio mediúmnico.Sin embargo, la construcción y estructura delpoema, apuntan a una meditación más con-ciente, sobre todo a partir del IV Canto. Y esque lo que tipifica a Gerbasi es su capacidadde disponer las imágenes, aun las más inespe-radas, según un orden de luminosidad y perfilclásicos trasvasado a un quehacer poético queaún bordeando el caos y las tinieblas no pierdeel paso.Si Gerbasi pudo reconducir poéticamente lacondición de inmigrante, y la específica del pa-dre, el exilio, la lejanía, la soledad, la separacióndel hogar y los afectos, es porque él mismo, ha-biendo padecido los rigores de la orfandad, lasalida abrupta de los ensueños y relatos de suinfancia, sondeaba, reconvertido en su doble, ysin sustraerse a su propia mirada, esa vivencia.En la soledad y la nostalgia del transterrado, erala suya propia, con su ceremonial de las despe-didas, de los abandonos y los retornos la queentraba enjuego.A este propósito, y para finalizar, me gustaríacitar un texto de Los imprescindibles de JesúsSanoja Hernández: "En ese canto a un Padreirrevocablemente ausente, es Gerbasi mismo elinmigrante. Aventado a un exilio común a todoel género humano, cumple él la labor que tocaa todos los poetas: traducir los secretos signosde un universo 'donde el Yo se hace excepción".

antorchasqueráfagasseculares.Atráslas puertasquejándoseen el viento.Atrásla angustiaconcelestes.Atrás eltiempoqueda

en elhombre:engendradorde vida,engendradorde muerte.El

ycolumnas,y murmuraen las olasmilenariasdel mar.

29