la planta que lo cura todo

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LA PLANTA QUE LO CURA TODO En 1629 Lojanos envían hojas de "quina" a la Condesa de Chinchón en Lima; de esta forma empiezan la diseminación del "chinchón" como medicina (quinina) contra la malaria. Uno de los mayores objetivos de José Celestino Mutis fue la búsqueda de la quina. Su historia se remonta mucho antes de que Mutis llegara a la Nueva Granada, en Lima Perú la condesa de Chinchón contrajo la enfermedad del Paludismo y un indio de Loja llamado Pedro de Leyva, fue atacado de fiebre y para calmar los ardores bebió del agua de un remanso, en cuyas orillas crecían algunos árboles de quina; salvado así, hizo la experiencia de dar de beber a otros enfermos del mismo mal, cántaros de agua en los que depositaba raíces de quina. Con su descubrimiento vino a Lima y lo comunicó a un jesuita, el que, realizó la feliz curación de la condesa, dándole a tomar el té de quina, que según se cuenta la curo instantáneamente, en honor a esto a la quina se le dio el nombre de chinchona. Una planta muy apetecible en Europa la cual afirmaban, curaba todo mal y con la cual se trataba toda clase de enfermedades, pero Mendiburu dice que al principio encontró para el uso de la quina fuerte oposición en Europa, y que en Salamanca se sostuvo que caía en pecado mortal el médico que la recetara, pues sus virtudes eran debidas a pacto de los peruanos con el diablo. Linneo, tributando en ello un homenaje a la virreina condesa de Chinchón, señaló a la quina el nombre que hoy le da la ciencia: Chinchona. En 1792 José Celestino Mutis hace una instrucción sobre la facultad y virtudes de la quina, en 1793 publica “El Arcano de La Quina” y da un discurso sobre la quilología en Bogotá. LA QUINA

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Page 1: La planta que lo cura todo

LA PLANTA QUE LO CURA TODO

En 1629 Lojanos envían hojas de "quina" a la Condesa de Chinchón en Lima; de esta forma empiezan la diseminación del "chinchón" como medicina (quinina) contra la malaria.

Uno de los mayores objetivos de José Celestino Mutis fue la búsqueda de la quina. Su historia se remonta mucho antes de que Mutis llegara a la Nueva Granada, en Lima Perú la condesa de Chinchón contrajo la enfermedad del Paludismo y un indio de Loja llamado Pedro de Leyva, fue atacado de fiebre y para calmar los ardores bebió del agua de un remanso, en cuyas orillas crecían algunos árboles de quina; salvado así, hizo la experiencia de dar de beber a otros enfermos del mismo mal, cántaros de agua en los que depositaba raíces de quina. Con su descubrimiento vino a Lima y lo comunicó a un jesuita, el que, realizó la feliz curación de la condesa, dándole a tomar el té de quina, que según se cuenta la curo instantáneamente, en honor a esto a la quina se le dio el nombre de chinchona. Una planta muy apetecible en Europa la cual afirmaban, curaba todo mal y con la cual se trataba toda clase de enfermedades, pero Mendiburu dice que al principio encontró para el uso de la quina fuerte oposición en Europa, y que en Salamanca se sostuvo que caía en pecado mortal el médico que la recetara, pues sus virtudes eran debidas a pacto de los peruanos con el diablo. Linneo, tributando en ello un homenaje a la virreina condesa de Chinchón, señaló a la quina el nombre que hoy le da la ciencia: Chinchona. En 1792 José Celestino Mutis hace una instrucción sobre la facultad y virtudes de la quina, en 1793 publica “El Arcano de La Quina” y da un discurso sobre la quilología en Bogotá.

LA QUINA