la persecucion de los cuidadores

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A Gladis del Estal Ferreño, ecologista asesinada en 1979. Su memoria está prendida en las ramas de los árboles del mundo. Conforme el Movimiento Ecologista ha ido consolidando posiciones de clara radicalidad frente al paradigma de desarrollo actual, los defensores del siste- ma han potenciado una guerra sucia y sin cuartel. A partir de este escenario de confrontación asimétrica, se deben desarrollar las lecturas necesarias para que la labor ecologista, de potente carga transformadora, pueda ubicarse de manera ajustada en una realidad que tiende a un colapso dinámico y donde el capitalismo más salvaje, siempre cortoplacista, incrementará, sin lugar a dudas, su estrategia de huir hacia adelante, aniquilando a su paso todo cuan- to se le oponga. Leonard Peltier, Chico Méndes, Ken Saro Siwa, los asesinatos de campesi- nos ecologistas en Centroamérica, el atentado perpetrado por los servicios de inteligencia francesa contra el Rainbow Warrior, la muerte de abogados ambientalistas en Filipinas, las agresiones constantes a activistas de Ecologistas en Acción por los especuladores urbanistas de diferentes lugares de España, o la saña mediática, política y judicial soportada por los Solidar@s de Itoiz, por citar sólo algunos ejemplos, son respuestas diferentes en coyun- turas locales distintas que, no obstante, corresponden y obedecen al mismo guión y objetivo genérico: seguir manteniendo a toda costa la depredación del planeta como paradigma de desarrollo y fuente de privilegios de una minoría en el mundo. Generando para ello, un ambiente de acoso y terror que aísle a los resistentes, a los que han hecho del cuidado del mundo una auténtica ideología de lo cotidiano. 41 Especial . JOSÉ VICENTE BARCIA MAGAZ La persecución de los cuidadores: Criminalización del Movimiento Ecologista José Vicente Barcia Magaz es responsable de Prensa y Comunicación de Ecologistas en Acción y miembro del Instituto de Periodismo Preventivo y Análisis Internacional

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  • A Gladis del Estal Ferreo, ecologista asesinada en 1979. Su memoria est prendida en las ramas de los rboles del mundo.

    Conforme el Movimiento Ecologista ha ido consolidando posiciones de clararadicalidad frente al paradigma de desarrollo actual, los defensores del siste-ma han potenciado una guerra sucia y sin cuartel. A partir de este escenario deconfrontacin asimtrica, se deben desarrollar las lecturas necesarias paraque la labor ecologista, de potente carga transformadora, pueda ubicarse demanera ajustada en una realidad que tiende a un colapso dinmico y donde elcapitalismo ms salvaje, siempre cortoplacista, incrementar, sin lugar adudas, su estrategia de huir hacia adelante, aniquilando a su paso todo cuan-to se le oponga.

    Leonard Peltier, Chico Mndes, Ken Saro Siwa, los asesinatos de campesi-nos ecologistas en Centroamrica, el atentado perpetrado por los serviciosde inteligencia francesa contra el Rainbow Warrior, la muerte de abogadosambientalistas en Filipinas, las agresiones constantes a activistas deEcologistas en Accin por los especuladores urbanistas de diferentes lugaresde Espaa, o la saa meditica, poltica y judicial soportada por los Solidar@sde Itoiz, por citar slo algunos ejemplos, son respuestas diferentes en coyun-turas locales distintas que, no obstante, corresponden y obedecen al mismoguin y objetivo genrico: seguir manteniendo a toda costa la depredacin delplaneta como paradigma de desarrollo y fuente de privilegios de una minoraen el mundo. Generando para ello, un ambiente de acoso y terror que asle alos resistentes, a los que han hecho del cuidado del mundo una autnticaideo loga de lo cotidiano.

    41Especial.

    JOS VICENTE BARCIA MAGAZ

    La persecucin de los cuidadores:Criminalizacin del Movimiento Ecologista

    Jos Vicente BarciaMagaz esresponsable dePrensa yComunicacin deEcologistas enAccin y miembrodel Instituto dePeriodismoPreventivo yAnlisisInternacional

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    Caminos de la Disidencia

    Sabe un rbol lo que aporta al mundo? Sabe acaso un yanomami que forma parte de lalucha global por la Tierra? Las nubes se desmoronan en lluvia sin saber de la gran sequa,sin conocer lo que salvan o lo que anegan. As de remoto queda el universo espiritual quevincula a los aborgenes con la Tierra, respecto de un ecologista imbuido en la cultura occi-dental, por ejemplo. Y sin embargo, desde nodos culturales y vivenciales tan diferentes, secomparte, en este filo de la historia, la misma trinchera, con sentimientos parejos.

    Al menos son tres los elementos esenciales que hacen converger a movimientos ind-genas de todo el mundo, con el amplio espectro ecologista y las corrientes ecofeministas:

    a) El arraigo a la Tierra y a sus habitantes a travs de una profunda cultura del cuidado, loque genera el marco conceptual y prctico de una autntica propuesta de sostenibilidad.

    b) La imposibilidad de hacer compatible un modo de vida basado en este valor del cuidadocon los actuales paradigmas de desarrollo.

    c) El planteamiento de libertad responsable, entendida sta como una referencial organiza-tiva y convivencial, en la que se da cita una pulsin individual que tiene su sentido en eldesarrollo equitativo y colectivo.

    En este sentido, no se trata, como se pretende desde el poder, de atenuar ciertas dis-rupciones de la relacin entre capitalismo y planeta, intentando torticera o ingenuamentecrear un modelo de capitalismo sostenible. Valga como ejemplo de lo anterior la bsquedade un sustituto, que no alternativa, a los combustibles fsiles, a travs de los agrocombus-tibles, y su brutal repercusin sobre el entorno y sus moradores, principalmente en el sur delmundo. De lo que se trata, en definitiva, es de acabar con un modelo que, empecinado ens mismo, desbocado y sin lmites, est generando las condiciones para un colapso global,donde los procesos de homeostasis socioambientales no son suficientes para seguir regu-lando un modo de vida duradero y de calidad.

    De este modo, es fcil comprender que, desde situaciones bien diferentes como puedaser la representada por el movimiento ecologista europeo, en relacin al movimiento ind-gena estadounidense, o a los movimientos de solidaridad y proteccin ambiental africanos,en realidad lo que se plantea es la bsqueda urgente y denodada de una alternativa dife-rente y contraria al capitalismo, que genere un nuevo contrato social entre la humanidad ysu entorno. Un contrato que se signifique como referencia irrenunciable de justicia ambien-tal, entendida sta, en una acepcin sencilla, como posibilitadora de una organizacinhumana solidaria. Desde esta perspectiva quedan evidenciados los lazos que existen entreel Ecologismo Social y los movimientos que luchan por la justicia social, en el sentido de quepara que pueda generarse un modelo de desarrollo sostenible es imperativo que se esta-

  • .La persecucin de los cuidadores

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    blezca un sistema econmico que garantice un modelo realmente solidario. Sin salud en elmodo de relacin humano no es factible la salud de su relacin con el planeta.

    Todo lo cual es, a todas luces, incompatible con el corpus doctrinario del sistema y sus guar-dianes. Incapacitado el capitalismo para la negociacin con quienes niegan sus bases lgicasa travs de la reivindicacin de otra forma de vida, se han venido articulando diferentes estra-tegias que ya haban sido utilizadas con anterioridad en el exterminio de otras disidencias. As,en no pocas ocasiones, los ecologistas han sido los nuevos comunistas, socialistas o anar-quistas a abatir, como atestiguan las ltimas declaraciones del ex presidente del gobierno espa-ol, Jos Mara Aznar, cuando subraya que el ecologismo es una de esas utopas, que bajo lams bondadosa de las apariencias, lo que pretende es acabar con la libertad.

    Igualmente ilustrativo resulta uno de los primeros prrafos del libro escrito por el presi-dente checo, Vclac Klaus, Planeta azul (no verde): En los ltimos 150 aos, como mni-mo desde Marx, los socialistas han ido destruyendo la libertad humana con eficacia, conlemas de aparente inters humano y humanstico: por el ser humano, por su igualdad socialcon los dems, por su bien. Los ecologistas lo hacen mediante lemas de un inters nomenos noble: por la naturaleza y por una especie de bien sobrehumano. Recordemos sulema radical: Earth first [La Tierra primero]. En ambos casos, las consignas eran (y son) unasimple tapadera. En realidad se trataba (y se trata) del poder de la supremaca de los ele-gidos (como ellos se consideran), sobre el resto de nosotros, de la implantacin de unanica ideologa correcta (la suya propia).

    Una lectura bsica de algunas reflexiones sobre la Estrategia de Seguridad Nacional deEstados Unidos, aporta nitidez sobre las medidas que se toman para neutralizar la pro-puesta ecologista, ya que esta estrategia se ha tomado como ejemplo a seguir en la luchacontra las nuevas subversiones. La educacin y el consumo, entre otras, son formas quefluyen a travs de los medios de comunicacin con una potente carga alienadora. Se subra-ya un ejemplo que evidencia que la lucha para acabar con los cuidadores se produce demodo multidimensional y respondiendo a una lgica extremadamente sencilla: dado que elecologismo social plantea una propuesta global que cuestiona lo nuclear del sistema capi-talista, el sistema capitalista hace lo propio, aunque con algunas diferencias bien importan-tes; aquellas que derivan del aprovechamiento de su primaca, cuenta con todos los mediosy, adems, con la legitimidad social que le ofrece la necesidad de su autoproteccin.

    En realidad lo que se plantea es la bsqueda urgente y denodada de unaalternativa diferente y contraria al capitalismo, que genere un nuevo

    contrato social entre la humanidad y su entorno

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    Adems, lo cierto es que, como nos recuerda el socilogo y ensayista portugus,Boaventura de Sousa Santos a lo largo de las ltimas dcadas, los movimientos ecologis-tas ganaron credibilidad a medida que la ciencia fue demostrando que sus argumentos setraducan en hechos indiscutibles. Lo que, sin lugar a dudas, ha propiciado una mayor pola-ridad y una mejor identificacin del enemigo, por parte del sistema.

    Estrategias contra la Cultura del Cuidado

    Identificado el nuevo enemigo, constatado que sus principios son incompatibles con lasesencias del sistema, se ha venido implementando toda una panoplia de estrategias con-ducentes al aislamiento y derrota del ecologismo.

    Como es obvio, la implementacin de estrategias no es simtrica, sino que por el con-trario, obedece a una lgica de adaptacin a la coyuntura histrica y local concreta sobre laque se opere. Tambin es necesario tener en cuenta que dentro de los contextos locales sedebe subrayar el papel primordial de quienes articulan el poder, ya sea este pblico o pro-veniente de instituciones privadas. As, podemos arrojar una primera conclusin: las estra-tegias de lucha contra los cuidadores se estructuran teniendo en cuenta el momento hist-rico, la coyuntura local, (la represin no se manifiesta del mismo modo en Estados Unidosque en un estado fallido de Asia o de centro Amrica, por ejemplo), la peculiaridad de losresistentes y las fortalezas y urgencias de los represores. Todo ello para conseguir que: elmovimiento ecologista no sea tenido en cuenta socialmente como agente de solucin, paralo que es necesario aislarlo, evitando de este modo que los cuidadores no cuenten con legi-timidad social y, a partir de ah, aniquilarlo a travs de diferentes tcticas.

    Cartografa de la Represin

    La descripcin general del anterior planteamiento estratgico, se implementa a travs deuna labor tctica en la que se estn invirtiendo cuantiosos recursos. Repasemos algunasreferencias determinantes de la lucha global contra el ecologismo.

    1) Estigmatizacin

    Poltica bsica de identificacin, en la que se establecen las bases de la diferenciacin delcuidador en relacin a su comunidad. Se trata de ir asentando las bases para su aislamien-to social, para lo cual se le atribuyen valores y cualidades que no slo le ponen en peligroa l, sino a su sociedad, ya sea este peligro de ndole exgeno, temor a represin externa

  • En no pocasocasiones,losecologistashan sido losnuevoscomunistas,socialistas oanarquistasa abatir

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    (violencia estructural o fsica), o endgeno, al cuestionarse el modus vivendide esa sociedad.

    La estigmatizacin resulta eficaz siempre y cuando el estereotipo seainterpretado por la sociedad como verdad pblica y explcita. As, y utilizandola terminologa del nclito Walter Lippman, el pseudo entorno inducido y artifi-cial, de fcil metabolizacin social por su simplicidad, sustituye a la realidad,implcita y compleja que encarna los valores del cuidador.

    La estigmatizacin de los resistentes reduce a estos a meros estereotipos,a cuartadas que justificaran la ira o el rechazo y que los aislaran de la red soli-daria de su comunidad.

    Valga como ejemplo de lo anterior tres alusiones breves y concretas, que seexpresan de modo similar en el espacio de lo macro y en el territorio de lo local.

    La Ficcin Como Emisora de Valores que Justifican una Represin Real

    En la lucha por degradar la imagen de los ecologistas estadounidenses, losneocon no han dudado en recurrir a las ficciones ms descabelladas comomodo de influir y sustituir la realidad (cine, televisin, literatura). Este es elcaso de una de las ltimas publicaciones de M. Crichton, que siendo leda pormillones de personas, engarza en un delirio ficcionado, todas y cada una delas lneas argumentales contra la existencia del cambio climtico esgrimidaspor la Administracin Bush. Por difcil que resulte de creer, tras la presenta-cin del libro, en el que se denostaba a los ecologistas, en numerosos forosy tertulias se ech la culpa del impacto del huracn Katrina a los que habansealado como causantes de la virulencia de este huracn, a la destruccinde los pantanos y al cambio climtico. Paralelamente, se produjeron diferen-tes iniciativas del Fiscal General contra los ecologistas, en evidente combina-cin con diferentes lneas de investigacin abiertas por el FBI.

    El Efecto Sombra

    Quiz sea ms fcil comprender el caso anterior si lo situamos en un espacioms inmediato. Se trata de proyectar sobre la sociedad una conclusin noracionalizada, creando una corriente de opinin en virtud de un sentimiento dedolor, miedo, odio Para que se produzca lo anterior se establece un vncu-

  • lo entre un emisor de miedo y los cuidadores, que es interpretado socialmente como si loscuidadores fueran en s mismos, nuevos emisores de miedo y dolor.

    Este es el caso del vnculo que los medios de comunicacin, en connivencia con otros esta-mentos, han establecido entre el potente movimiento ecologista contra el Tren de Alta Velocidady la Y vasca, con ETA. Esta es la misma tctica utilizada, por ejemplo, para desprestigiar y cri-minalizar la lucha contra la central nuclear de Lemoniz o contra el embalse de Itoiz.

    Cabra destacar el recorrido de lo macro a lo micro, en lo concerniente a la emisin devalores negativos sobre el ecologismo. Sirva como ejemplo, el intento de identificar ecolo-gismo con terrorismo desarrollado por una de las publicaciones de la Sierra de Madrid, a lapostre, auspiciada por la Comunidad Autnoma de Madrid y cuyo principal titular fue: LosEcologistas Apoyan a ETA.

    A poco que se conozca el desarrollo del movimiento ecologista en el Estado espaol, sepodr entender lo increble que son las mentiras que pretenden vincular a este movimientocon acciones, grupos o campaas violentas. La trayectoria ecologista siempre ha estadovinculada al pacifismo, de hecho, una de las seas de identidad del movimiento ecologistaes su apuesta histrica por la resolucin pacfica y justa de los conflictos; por el desarme yla abolicin de los ejrcitos.

    Culpar a la Vctima

    Otro ejemplo, es el que se refiere a la culpabilizacin de la vctima, con el viejo y siniestroargumento de que algo haras para que te pasara esto. En 2005, el coordinador deEcologistas en Accin de Andaluca recibi diferentes amenazas personales a travs depanfletos, en los que se amenazaba con incendiar su casa, localizada en el municipio de ElPuerto de Santa Mara, en Cdiz. La tensin fue creciendo hasta niveles difciles de sopor-tar con el objetivo de que Ecologistas en Accin cejara en su oposicin a diferentes planesurbansticos. Ante esta situacin, el alcalde de la localidad culp del origen del conflicto aEcologistas en Accin y a Juan Clavero, su coordinador. Tras esta respuesta del alcalde, laDelegacin del Gobierno, consciente del riesgo real que corra el ecologista, se vio en lanecesidad de disponer un servicio de proteccin en la vivienda de Juan Clavero.

    2) Asimilacin

    Sin embargo, el proceso de estigmatizacin a travs del estereotipo inducido, no tiene siem-pre un efecto de aislamiento hermtico. Por el contrario, algunos valores, referencias est-

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  • ticas, etc., logran, as sea de manera parcial, llegar a la sociedad. En estos casos, el siste-ma reacciona con gran plasticidad, haciendo gala de una de sus caractersticas ms impor-tantes, que no es otra que la capacidad de fagocitar cualquier valor, destruyendo su esen-cia y devolvindolo a la sociedad como un elemento vaco, inocuo y de nula capacidadtransformadora.

    En esta categora se deberan englobar planteamientos de dos naturalezas:

    a) La divisin de buenos y malos. sta se produce cuando se fomenta la aceptacin pbli-ca de un valor que, al estar disociado, an contando con cierta carga crtica, no cuestio-ne la centralidad del sistema, sino que, por el contrario, proponga una enmienda parcialque, lejos de abundar en la transformacin de la realidad, mejore el sistema, como si deuna vacuna se tratara. Esto es posible gracias a una visin polar de los cuidadores. Deuna parte estaran los integristas ambientales, radicales de nuevo cuo sin mayor pro-puesta que la mera destruccin. Y de otra, apareceran aquellos crticos constructivos queaportan valores de sensibilidad y avance, en campos tan concretos como parciales.

    Un ejemplo de duro recuerdo y del que en buena medida el movimiento ecologistaextrajo importantes lecciones, fue el de los Solid@rios con Itoiz. Para defender uno de losmejores santuarios naturales de Europa de un embalse tan inmenso como absurdo, ungrupo de militantes ecologistas sabotearon sus obras. Para ello inmovilizaron de maneraincruenta a los guardas de seguridad. Este hecho fue usado para tildar la accin de vio-lenta y extremista. Una parte importante del ambientalismo pic el anzuelo y losSolidari@s con Itoiz soportaron dursimas condenas de prisin.

    b) La manipulacin publicitaria. Quiz en el Mayo del 68 nos equivocamos al pedir que laimaginacin llegara al poder, entre otras cosas, porque la imaginacin lleg al poder y seconvirti en publicidad. En la lnea de fagocitar todo valor y devolverlo neutralizado a lasociedad, se debe entender la embestida de las grandes marcas, que vistindose deverde promueven el consumismo ms devastador, aportando una justificacin que esti-mula todava ms la venta. Mariano Gonzlez, uno de los responsables de contamina-cin de Ecologistas en Accin es contundente: nos encontramos con unas marcas queutilizan el discurso ecologista de la necesidad de cambiar, pero ofrecen como herramien-ta de cambio, un producto que abunda en la destruccin medioambiental. Las campaasde Endesa o Peugeot son dos buenos ejemplos. Esta misma automovilstica lanz al mer-cado una serie de vehculos que excedan con mucho la legislacin vigente en materiade emisiones con el eslogan, Cada vez son ms los que contaminan menos.

    Tras todo lo cual, resulta fcil comprender que el capitalismo hace suyo, a travs deesta referencia tctica, la mxima de Nietzsche: en la escuela de guerra que es la vida,aquello que no me mata me hace ms fuerte.

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  • 3) Negacionismo

    A pesar de todo, la verdad es que las disidencias que proponen una cultura del cuidado, hanido ganando en eficacia comunicativa, logrando trasladar a la sociedad importantes anlisisque vienen a corroborar la necesidad de evitar el colapso, no a travs de medidas paliativasy s con transformaciones estructurales.

    La cuestin del cambio climtico es paradigmtica, ya que el fenmeno pronosticado porcientficos y ecologistas desde hace dcadas y cuya eclosin se est produciendo ya demanera insoslayable, ha sido objeto de una refutacin irracional hasta la nusea.

    La tctica en este caso ha sido tan potente como eficaz y ha consistido en contradecirla verdad, negndola y relativizndola, a travs de la contratacin de un inmenso grupointernacional de cientficos que ante la evidencia, ha sido capaz de renunciar a la esencia-lidad de su hacer cientfico, en virtud de intereses de ndole econmico y poltico. LuisGonzlez, coordinador de Ecologistas en Accin, subraya lo paradigmtico de la petroleraExxon-Mobil, que financia a ms de 47 grupos de cientficos y comunicacin, para que ela-boren informes y materiales diversos en los que se niegue la importancia del cambio clim-tico. La Exxon-Mobil, lleg incluso a ofrecer en 2006, 7.000 para cada cientfico del IPCC(Panel sobre cambio climtico de la ONU), que se minimizara los impactos del calenta-miento global. Incluso la NASA admiti que haba manipulado datos sobre el tamao de lacapa de ozono, etc.

    Por qu esta medida ha sido potente y eficaz? Ha sido potente porque ha contado consuficientes medios como para generar una negacin de la evidencia, comprando los escr-pulos de numerosos cientficos. Ha sido eficaz, porque este negacionismo ha enfangado yentorpecido la toma de conciencia ciudadana y la puesta en marcha de polticas ciertas parala lucha contra el cambio climtico. Todo lo cual ha hecho perder a la humanidad un tiem-po tan precioso como necesario.

    Otro caso tpico de negacionismo, es el que se refiere a la industria nuclear, que defien-de la eficacia de esta energa negando sus riesgos, negando su solvencia econmica,negando la dependencia geoestratgica que propone, negando lo irresoluble de sus resi-duos radiactivos, etc.

    4) Criminalizacin

    Identificada la resistencia a travs de la induccin de un estereotipo que abunda en la cons-truccin de una imagen de enemigo perfecto; dividida la resistencia entre buenos y malos,

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  • entre extremistas y conservacionistas; dispuestos encima de la mesa los beneficios a per-der, el sistema se dispone a implementar medidas de erradicacin de la disidencia. Paraello, utiliza la ejemplificacin, con el nimo de disuadir y mostrar cual es el camino de quienose desafiar los lmites del sistema. A continuacin se enumeran algunos ejemplos que noson ms que una muestra de lo que est ocurriendo en todo el planeta. Los dos primerosevidencian que las estrategias anti-ecologistas se llevan implementando desde hacemuchos aos. El caso de Filipinas vincula directamente a la presencia de las mineras inter-nacionales y a la llegada de la presidenta Macapagal Arroyo, con los asesinatos de ecolo-gistas. Finalmente hacemos una mencin al hostigamiento que diferentes activistas deEcologistas en Accin vienen sufriendo. Sin embargo, como ya se ha sugerido, la listapodra ser inmensa: desde los ataques en Nigeria sufridos por activistas de la Social Action,hasta la persecucin judicial de los ecologistas nipones, pasando por el reguero de sangreque est dejando la industria de los agrocombustibles en Amrica Latina, con el asesinatoreciente, en Colombia, de un opositor a la industria del aceite de palma. Tambin se podr-an apuntar numerosos ejemplos de asesinatos de indgenas relacionados con Repsol y lasexplotaciones y prospecciones petrolferas en Suramrica.

    Leonard Peltier, Dos Cadenas Perpetuas por Defender el Derecho de su Pueblo aVivir en Paz con la Tierra

    En los aos 70, Leonard Peltier era un joven lder de las naciones Anishinabe yDakota/Lakota, que hastiado de los constantes abusos y violaciones que se venan produ-ciendo en la reserva Pine Ridge, decidi plantear una lucha pacfica, ocupando WoundedKnee, el mismo lugar donde un siglo antes, el ejrcito estadounidense haba masacrado a300 dakotas. Aquella ocupacin, que se extendi durante 71 das, reivindicaba el fin de losasesinatos de nativos norteamericanos, cuya lista superaba los 60, as como el respeto a unmodo de vida acorde con la los ciclos naturales y la integracin del ser humano con elmedio. En el desalojo de aquella ocupacin murieron dos agentes del FBI y un miembro delMovimiento Indio Americano. En un juicio cargado de irregularidades, Leonard Peltier fuecondenado a dos cadenas perpetuas consecutivas, a pesar de haberse encontrado eviden-cias de su inocencia. Evidentemente, se trataba de ejemplarizar la apuesta del Estado con-tra el movimiento indgena, que, a la postre, se fue desmovilizando. Considerado prisioneropoltico por Amnista Internacional, Peltier lleva ms de 30 aos en prisin.

    20 Aos del Asesinato de Chico MndesEl 22 de diciembre de 1988, Chico Mndes fue asesinado en la puerta de su casa. Atrs

    quedaba el hermoso recorrido de un sindicalista que propona una va armnica de de -sarrollo humano y defensa de la Amazona. Los seringueiros, con Chico Mndes a la cabe-

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    La persecucin de los cuidadores

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  • za, denunciaron la destruccin amaznica y, con ello, la del modo de vida de los pueblosde la selva. Una propuesta factible de desarrollo, alternativo al de los latifundistas del esta-do de Acre, result intolerable para los hacendados locales y los intereses internacionalesque defendan, en la lnea de la roturacin selvtica para implantar gigantescas explotacio-nes de soja, y cerrar de este modo el ciclo productivo de algunas de las cadenas de ham-burgueseras ms importantes del mundo.

    18 Ecologistas Asesinados en Filipinas

    El 28 de abril de este mismo ao, Clemente Bautista, coordinador nacional de Kalikasan-Peoples for the Environment, haca un llamamiento desesperado a que cesaran los asesi-natos de ecologistas. En los ltimos aos han cado bajo las balas de las grandes minerasinternacionales, que estn asentadas en Filipinas, 18 activistas, entre ellos los abogadosNapolen Pornasdoro y Joey Estriber. Nuevamente, vuelve a estar en el punto de mira, unecologismo social que plantea una crtica total ante las consecuencias del sistema: Mientrasque los filipinos son cada vez ms pobres, las grandes mineras son cada vez son ms ricas.Nos hemos visto privados del derecho a respirar aire limpio, beber agua potable, comer ali-mentos sanos y vivir en un medio ambiente protegido, sentenci el activista Josie Guillao.

    Poltica de Hostigamiento contra Ecologistas en Accin

    Ecologistas en Accin es la confederacin ecologista ms importante del Estado espaol.Su estructura reticular ha conferido a esta organizacin una gran presencia y significacinen el territorio. As, Jaime Doreste, abogado de Ecologistas en Accin, considera que nues-tra organizacin, en su defensa del territorio, est desarrollando un papel anticorrupcin,que supone un enfrentamiento con poderes diversos que, no obstante, tienen un objetivocomn: la destruccin, el control y la adecuacin del territorio a sus intereses.

    En el informe que esta entidad public sobre la violencia contra activistas entre los aos2000 y 2006, se narra con detalle cmo desde los intereses del urbanismo especulativo, seagrede de manera calculada y reiterada a quienes se oponen a sus planes; lo que da unaimagen clara de la lucha de trinchera que se viene desatando por la defensa medioambien-tal contra entidades que ganan o pierden cientos de millones de euros en funcin de quepuedan o no desarrollar sus planes urbansticos.

    La escenificacin de la agresin puede tener en su centro una representacin poltica ono, es decir, puede contar con una tapadera pblica, aunque en realidad se trate de un inte-rs privado. Algunos casos a referenciar pueden ser:

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  • 1) Jos Ignacio Domnguez, abogado de Ecologistas en Accin, ha tenido que soportarcomo en Nijar, su localidad, el alcalde ha recogido firmas de la poblacin como medidapara expulsarle del pueblo. Tiempo despus, Jos Ignacio capt con una cmara devideoproteccin como un sujeto deposit sustancias txicas en el depsito del aguapotable de su casa.

    2) En la lucha contra la ampliacin de la carretera madrilea M-501, Concha Velasco,miembro del colectivo Sierra Oeste Desarrollo SOStenible, ha sufrido las amenazas per-sonales de miembros del gobierno municipal de su pueblo, Pelayos de la Presa. Una deellas por parte del concejal del PP Severino Pastor Linaza que ante la Guardia Civil llega amenazarla de muerte, cuando te coja a solas te dejo hecha un trapo.

    3) En el pueblo cacereo de El Gordo, Paca Blanco, coordinadora de Ecologistas enAccin de Extremadura, es objeto continuado de agresiones por oponerse a diferentesdesarrollos urbansticos. Se trata de vecinos de la localidad que, con la pasividad de sualcalde, insultan, amenazan y lanzan artefactos incendiarios, con el fin de silenciar sulabor de proteccin ambiental.

    Algunos Interrogantes

    A la luz del anlisis, resulta fcil comprender la magnitud y complejidad de lo que supone lapersecucin de los cuidadores. Quiz por ello, por la importancia de su labor y la necesidadde su existencia, se susciten algunos interrogantes de futuro:

    Ser capaz, el movimiento ecologista, de ganar suficiente legitimidad social para quelos agresores obtengan, como consecuencia de su violencia, mayor desgaste poltico ysocial?

    Qu lecciones extraern los cuidadores sobre el estudio de los modos represivos utili-zados por el sistema contra otras disidencias anteriores?

    Se lograr crear suficiente efecto red para que lo que hacen los intereses multinacio-nales en un lugar del mundo, pueda tener respuesta social y jurdica en el otro?

    Y finalmente, se me ocurre otra pregunta mientras contemplo a mis compaeros y com-paeras de Madrid, Manaus, Manila, Tokio Lograrn los cuidadores cuidarse?

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    La persecucin de los cuidadores

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