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La Pedagogia de Jesus

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LA PEDAGOGIA DE JESUS EN LOS EQUIPOS DOCENTES DE AMERICA LATINACLAVES PARA APROXIMARSE AL TEMA LA PEDAGOGA DE JESS MAESTR0Por: A.MOLINA C.Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discpulos Mat.20, 19

Jess MaestroNos ponemos en tus manosPara crecer como EquipistasPara aprender de tus enseanzasPare vivir mejor los procesos de aprendizajeEn especial con los ms pobresAcompanos en este caminarCon la ayuda del espritu santoAmen

En los Evanglicos nos encontramos a Jess enseando a su pueblo, a sus discpulos, a los maestros de la Ley (escribas), lo escuchaban positivamente, podramos afirmar que su forma de ensear era respetado amorosamente porque enseaba con autoridad Su manera de ensear impresionaba mucho a la gente, porque hablaba como quien tiene autoridad, y no como los maestros de la Ley (Mc.1, 22).El evangelio de Marcos, nos muestra que es ensear con autoridad, 21 Llegaron a Cafarnan, y Jess empez a ensear en la sinagoga durante las asambleas del da sbado.22 .Su manera de ensear impresionaba mucho a la gente, porque hablaba como quien tiene autoridad, y no como los maestros de la Ley.23. Entr en aquella sinagoga un hombre que estaba en poder de un espritu malo, y se puso a gritar: 24. Qu quieres con nosotros, Jess de Nazaret? Has venido a destruirnos? Yo s que t eres el Santo de Dios.25. Jess le hizo frente con autoridad: 26. Cllate y sal de ese hombre! El espritu malo revolc al hombre en el suelo y lanz un grito tremendo, pero luego sali de l.27. El asombro de todos fue tan grande que se preguntaban unos a otros: Qu es esto? Una doctrina nueva, y con qu autoridad! Miren cmo da rdenes a los espritus malos y le obedecen!28. As fue como la fama de Jess se extendi por todo el territorio de Galilea. Mc. 1, 21-28

Marcos sita el inicio de la actividad pblica de Jess en la regin de Galilea, ms precisamente en la ciudad de Cafarnan, que estaba situada a orillas de lago de Galilea. Jess comienza a ensear en la sinagoga, la casa de oracin, en donde se reuna el pueblo para escuchar y compartir las enseanzas de la Ley. Enseaba con autoridad pero una de sus caractersticas es que sus enseanzas eran muy claros para todos los que lo escuchaban.

Cuando Jess ensea lo hace con gestos y actitudes y adems, ensea hacer el bien, esto lo hace: - integrndose a la vida del pueblo- colocndose al alcance de la gente- participando de su vida- les ensea de manera que entienden, su mensaje es claro y transparente.

Marcos seala el asombro de la gente, y nos brinda un ejemplo de cmo enseaba Jess, con una autoridad nueva que la gente descubra en l.

El relato se centra en la curacin de un endemoniado. Jess se encuentra con un hombre que sufre, atormentado, para las costumbres de la poca (aunque este texto no lo dice hay otros que s lo explicitan) un hombre marginado e impuro por su enfermedad. Jess hace frente con decisin a la situacin y cura al enfermo. Inmediatamente se destaca "el asombro de todos". La gente se pregunta "Qu es esto? Una doctrina nueva."

La gente reconoce en lo que acababa de contemplar una nueva manera de ensear. Diferente de la que estaba acostumbrada, centrada en la palabra y en la exposicin y repeticin de lo que haba que hacer para agradar a Dios. Jess ensea con su accin, con gestos, muestra en forma categrica y transparente que es lo que a Dios le agrada. No lo dice, lo hace. No lo propone para los dems, lo realiza el primero.

Jess hace el bien, ensea con su actitud, muestra y vive lo que transmite. Es una nueva manera de ensear, con la vida!

La pedagoga de Jess nos muestra la importancia de la coherencia. Nadie puede ensear lo que no vive, y por el contrario si vive ensea mucho. Primero es la vida, luego las palabras. En Jess hay total transparencia entre lo que predica y lo que hace, por eso su mensaje es su vida misma.

LA COHERENCIA Y EL EJEMPLO son las primeras herramientas que tiene a su alcance un educador, un Equipista y probablemente son las ms eficaces y convincentes en los procesos de aprendizaje de valores o comportamientos de vida.

ABRIRSE A LAS NECESIDADES DEL OTROOtra clave de su pedagoga: Para ensear hay que entrar en comunicacin con el otro. Y para esto es importante comenzar por conocer sus necesidades, sus expectativas, lo que le hace falta, dnde est situado.

Marcos nos presenta tres relatos que nos ayudan a descubrir esta disposicin en Jess: La curacin de la suegra de Pedro (Mc. 1, 29-31) 29.Al salir de la Sinagoga, Jess fue a la casa de Simn y Andrs con Santiago y Juan. 30. La suegra de Simn estaba en cama con fiebre, por lo que en seguida le hablaron de ella. 31. Jess se acerc y, tomndola de la mano, la levant. Se le quit la fiebre y se puso a atenderlos. La curacin del leproso (Mc. 1, 40-42) 40. Se le acerc un leproso, que se arrodill ante l y le suplic: Si t quieres, puedes limpiarme. 41. Sintiendo compasin, Jess extendi la mano y lo toc diciendo: Quiero, queda limpio. 42. Al instante se le quit la lepra y qued sano. y la curacin del paraltico (Mc. 2, 1-12) 1. Tiempo despus, Jess volvi a Cafarnan. Apenas corri la noticia de que estaba en casa, 2.se reuni tanta gente que no quedaba sitio ni siquiera a la puerta.3.Y mientras Jess les anunciaba la Palabra, cuatro hombres le trajeron un paraltico que llevaban tendido en una camilla.4.Como no podan acercarlo a Jess a causa de la multitud, levantaron el techo donde l estaba y por el boquete bajaron al enfermo en su camilla.5.Al ver la fe de aquella gente, Jess dijo al paraltico: Hijo, se te perdonan tus pecados.6.Estaban all sentados algunos maestros de la Ley, y pensaron en su interior:7.Cmo puede decir eso? Realmente se burla de Dios. Quin puede perdonar pecados, fuera de Dios?8. Pero Jess supo en su espritu lo que ellos estaban pensando, y les dijo: Por qu piensan as?9. Qu es ms fcil decir a este paraltico: Se te perdonan tus pecados, o decir: Levntate, toma tu camilla y anda?10.Pues ahora ustedes sabrn que el Hijo del Hombre tiene en la tierra poder para perdonar pecados.11. Y dijo al paraltico: Levntate, toma tu camilla y vete a tu casa. El hombre se levant, y ante los ojos de toda la gente, carg con su camilla y se fue.12.La gente qued asombrada, y todos glorificaban a Dios diciendo: Nunca hemos visto nada parecido. presentan puntos en comn que iluminan nuestra reflexin sobre la pedagoga de Jess.

Los tres relatos nos muestran personas que sufren alguna necesidad y ante esto:1. Jess no conoce de esa necesidad a priori (o sea de antemano)1. Jess escucha o ve, en forma directa, o a travs de terceros, la situacin de necesidad1. Jess se acerca toma contacto y aporta una solucin.

Para conocer las necesidades de los dems hay que estar dispuesto a "escuchar" o "ver". Hay que tener disposicin interior (ganas de, espritu de) y manifestarlo en forma concreta (dedicar tiempo).

En cualquiera de las tres situaciones Jess podra haber seguido su camino, haber hecho sus cosas, proseguido con lo que "tena " que hacer. Sin embargo, como est atento a lo que pasa a su alrededor (y en especail a las personas que tiene alrededor) es capaz de responder a lo que encuentra.

ACERCARSE, COMPARTIR LA VIDAPero escuchar y ver las necesidades del otro no implica comprometerse con l. Para hacerlo hay que dar un paso ms. Y Jess lo da. Se acerca, se aproxima (eso es hacerse prjimo), busca el encuentro, incluso el contacto fsico (en el caso del leproso). Este detalle, que puede pasar inadvertido, es sumamente importante para graficar hasta qu punto llega la decisin de Jess. Tocar al leproso, para las costumbres de su poca, significaba contaminarse con su impureza, y esto era grave, hasta poda ser motivo de repudio y separacin de la comunidad.Jess se acerca, tiene gestos de ternura (a la suegra le da la mano para ayudar a levantarla), siente compasin. Todas estas actitudes revelan la intencin de compartir la vida con el otro y responder a sus necesidades. Jess aporta una solucin. En los tres casos se relata la curacin del enfermo.

Como en el relato de la curacin del endemoniado al final la gente se asombra de lo que ha visto, (Mc. 1, 23-28), 23.Entr en aquella sinagoga un hombre que estaba en poder de un espritu malo, y se puso a gritar: 24. Qu quieres con nosotros, Jess de Nazaret? Has venido a destruirnos? Yo s que t eres el Santo de Dios.25. Jess le hizo frente con autoridad: 26. Cllate y sal de ese hombre! El espritu malo revolc al hombre en el suelo y lanz un grito tremendo, pero luego sali de l.27.El asombro de todos fue tan grande que se preguntaban unos a otros: Qu es esto? Una doctrina nueva, y con qu autoridad! Miren cmo da rdenes a los espritus malos y le obedecen!28 .As fue como la fama de Jess se extendi por todo el territorio de Galilea.

La gente qued asombrada, y todos glorificaban a Dios diciendo: Nunca hemos visto nada parecido. (Mc. 2, 12). Resuena el eco del episodio anterior, "Una doctrina nueva, y con qu autoridad!" (Mc. 1, 27). 27.El asombro de todos fue tan grande que se preguntaban unos a otros: Qu es esto? Una doctrina nueva, y con qu autoridad! Miren cmo da rdenes a los espritus malos y le obedecen!

La pedagoga de Jess parte de la vida y est llena de sentido comn. Para ensear hay que atender las necesidades del otro, acercarse, ganar su confianza con afecto, sentir-con-el-otro, participar de sus expectativas, dar una respuesta a su situacin vital.

Para que los maestros, para que los Equipistas enseemos como Jess tenemos que estar atentos a los dems. Aprender a escuchar, a ver, a sentir-con en definitiva tener una actitud que sea capaz de contemplar al otro/s y partir de su vida para transmitir (ensear) el mensaje de Dios (ms que una doctrina, una vida nueva).

ESCUCHA Y DISPONIBILIDADEn el evangelio de Mateo, al concluir el Discurso llamado Sermn del monte encontramos dos captulos, el 8 y el 9, en los cuales Jess recorre la regin de Galilea y sus alrededores predicando la buena noticia del Reino. En estos captulos vemos a Jess realizando y llevando a la prctica lo que haba anunciado en el sermn del monte.Capitulo 8 1. Jess, pues, baj del monte, y empezaron a seguirlo muchedumbres. 2. Un leproso se acerc, se arrodill delante de l y le dijo: Seor, si t quieres, puedes limpiarme. 3. Jess extendi la mano, lo toc y le dijo: Quiero; queda limpio. Al momento qued limpio de la lepra. 4. Jess le dijo: Mira, no se lo digas a nadie; pero ve a mostrarte al sacerdote y ofrece la ofrenda ordenada por la Ley de Moiss, pues t tienes que hacerles una declaracin. 5. Al entrar Jess en Cafarnan, se le acerc un capitn de la guardia, suplicndole: 6. Seor, mi muchacho est en cama, totalmente paralizado, y sufre terriblemente. 7. Jess le dijo: Yo ir a sanarlo. 8. El capitn contest: Seor, quin soy yo para que entres en mi casa? Di no ms una palabra y mi sirviente sanar. 9. Pues yo, que no soy ms que un capitn, tengo soldados a mis rdenes, y cuando le digo a uno: Vete, l se va; y si le digo a otro: Ven, l viene; y si ordeno a mi sirviente: Haz tal cosa, l la hace. 10. Jess se qued admirado al or esto, y dijo a los que le seguan: Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe. 11. Yo se lo digo: vendrn muchos del oriente y del occidente para sentarse a la mesa con Abrahn, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos, 12.mientras que los que deban entrar al reino sern echados a las tinieblas de afuera: all ser el llorar y rechinar de dientes. 13. Luego Jess dijo al capitn: Vete a casa, hgase todo como has credo. Y en ese mismo momento el muchacho qued san. 14. Jess fue a casa de Pedro; all encontr a la suegra de ste en cama, con fiebre. 15. Jess le toc la mano y se le pas la fiebre. Ella se levant y comenz a atenderle. 16. Al atardecer le llevaron muchos endemoniados. l expuls a los espritus malos con una sola palabra, y san tambin a todos los enfermos. 17. As se cumpli lo que haba anunciado el profeta Isaas: l tom nuestras debilidades y carg con nuestras enfermedades.18.Jess, al verse rodeado por la multitud, dio orden de cruzar a la otra orilla.19.Entonces se le acerc un maestro de la Ley y le dijo: Maestro, te seguir adondequiera que vayas.20. Jess le contest: Los zorros tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre ni siquiera tiene dnde recostar la cabeza.21. Otro de sus discpulos le dijo: Seor, deja que me vaya y pueda primero enterrar a mi padre.22. Jess le contest: Sgueme y deja que los muertos entierren a sus muertos.23. Jess subi a la barca y sus discpulos le siguieron.24.Se levant una tormenta muy violenta en el lago, con olas que cubran la barca, pero l dorma.25.Los discpulos se acercaron y lo despertaron diciendo: Seor, slvanos, que estamos perdidos! 26. Pero l les dijo: Qu miedosos son ustedes! Qu poca fe tienen! Entonces se levant, dio una orden al viento y al mar, y todo volvi a la ms completa calma.27.Grande fue el asombro; aquellos hombres decan: Quin es ste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?28. Al llegar a la otra orilla, a la tierra de Gadara, dos endemoniados salieron de entre los sepulcros y vinieron a su encuentro. Eran hombres tan salvajes que nadie se atreva a pasar por aquel camino.29.Y se pusieron a gritar: No te metas con nosotros, Hijo de Dios! Has venido aqu para atormentarnos antes de tiempo?30. A cierta distancia de all haba una gran piara de cerdos comiendo.31.Los demonios suplicaron a Jess: Si nos expulsas, envanos a esa piara de cerdos. Jess les dijo: Vayan.32.Salieron y entraron en los cerdos. Al momento toda la piara se lanz hacia el lago por la pendiente, y all se ahogaron.33.Los cuidadores huyeron, fueron a la ciudad y contaron todo lo sucedido, y lo que haba pasado con los endemoniados.34.Entonces todos los habitantes salieron al encuentro de Jess y, no bien lo vieron, le rogaron que se alejase de sus tierras. Mateo, 9 .1.Jess volvi a la barca, cruz de nuevo el lago y vino a su ciudad.2.All le llevaron a un paraltico, tendido en una camilla. Al ver Jess la fe de esos hombres, dijo al paraltico: Animo, hijo; tus pecados quedan perdonados!3. Algunos maestros de la Ley pensaron: Qu manera de burlarse de Dios!4. Pero Jess, que conoca sus pensamientos, les dijo: Por qu piensan mal?5.Qu es ms fcil decir: "Quedan perdonados tus pecados", o: "Levntate y anda"?6.Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados. Entonces dijo al paraltico: Levntate, toma tu camilla y vete a casa.7. Y el paraltico se levant y se fue a su casa.8.La gente, al ver esto, qued muy impresionada, y alab a Dios por haber dado tal poder a los hombres.9.Jess, al irse de all, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: Sgueme. Mateo se levant y lo sigui.10.Como Jess estaba comiendo en casa de Mateo, un buen nmero de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jess y sus discpulos.11.Los fariseos, al ver esto, decan a los discpulos: Cmo es que su Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?12. Jess los oy y dijo: No es la gente sana la que necesita mdico, sino los enfermos.13.Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia ms que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.14. Entonces se le acercaron los discpulos de Juan y le preguntaron: Nosotros y los fariseos ayunamos en muchas ocasiones, por qu tus discpulos no ayunan?15. Jess les contest: Quieren ustedes que los compaeros del novio estn de duelo, mientras el novio est con ellos? Llegar el tiempo en que el novio les ser quitado; entonces ayunarn.16.Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de tela nueva, porque el pedazo nuevo tirara del vestido y la rotura se hara mayor.17.Y nadie echa vino nuevo en recipientes de cuero viejos, porque si lo hacen, se reventarn los cueros, el vino se desparramar y los recipientes se estropearn. El vino nuevo se echa en cueros nuevos, y as se conservan bien el vino y los recipientes.18. Mientras Jess hablaba, lleg un jefe de los judos, se postr delante de l y le dijo: Mi hija acaba de morir, pero ven, pon tu mano sobre ella, y vivir.19. Jess se levant y lo sigui junto con sus discpulos.20.Mientras iba de camino, una mujer que desde haca doce aos padeca hemorragias, se acerc por detrs y toc el fleco de su manto.21.Pues ella pensaba: Con slo tocar su manto, me salvar.22 .Jess se dio vuelta y, al verla, le dijo: Animo, hija; tu fe te ha salvado. Y desde aquel momento, la mujer qued sana.23.Al llegar Jess a la casa del jefe, vio a los flautistas y el alboroto de la gente.24.Entonces les dijo: Vyanse, la nia no ha muerto sino que est dormida. Ellos se burlaban de l.25.Despus que echaron a toda la gente, Jess entr, tom a la nia por la mano, y la nia se levant.26.El hecho se divulg por toda aquella regin.27.Al retirarse Jess de all, lo siguieron dos ciegos que gritaban: Hijo de David, ten compasin de nosotros!28.Cuando Jess estuvo en casa, los ciegos se le acercaron, y Jess les pregunt: Creen que puedo hacer esto? Contestaron: S, Seor.29.Entonces Jess les toc los ojos, diciendo: Hgase as, tal como han credo. Y sus ojos vieron.30.Despus les orden severamente: Cuiden de que nadie lo sepa.31.Pero ellos, en cuanto se fueron, lo publicaron por toda la regin.32.Apenas se fueron los ciegos, le trajeron a uno que tena un demonio y no poda hablar.33.Jess ech al demonio, y el mudo empez a hablar. La gente qued maravillada y todos decan: Jams se ha visto cosa igual en Israel.34.En cambio, los fariseos comentaban: Este echa a los demonios con la ayuda del prncipe de los demonios.35. Jess recorra todas las ciudades y pueblos; enseaba en sus sinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba todas las dolencias y enfermedades.36.Al contemplar aquel gran gento, Jess sinti compasin, porque estaban decados y desanimados, como ovejas sin pastor.37.Y dijo a sus discpulos: La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.38.Rueguen, pues, al dueo de la cosecha que enve trabajadores a recoger su cosecha.

Los versculos finales del captulo 9 nos sirven como sntesis que explica y resume el contenido de ambos captulos: Jess recorra todas las ciudades y los pueblos. Enseaba en las sinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y sanaba todas las enfermedades y dolencias..Mt. 9, 35

Mateo pone el acento en sealar que Jess enseaba. Ya sabemos que el evangelista Mateo presenta a Jess como Maestro, y tiene especial inters en sealar no slo a Jess que Jess ensea (como lo haba hecho Marcos en su evangelio, redactado en fecha anterior al de Mateo) sino se preocupa tambin por mostrar:1. cmo, 1. de qu manera y 1. qu ensea Jess.

Los captulos 8 y 9, como dijimos anteriormente, nos presentan la prctica del Maestro. En ella descubrimos algunas actitudes pedaggicas interesantes para aproximarnos a la manera de ensear de Jess, a su pedagoga.La curacin del leproso (Mt. 8, 1-4), la curacin del sirviente del capitn romano (Mt, 8, 5-13), la curacin de la hija del jefe de la sinagoga (Mt. 9, 18-19. 23-26); y finalmente, la curacin de los dos ciegos (Mt. 9, 27-31) presentan un esquema comn que nos permite interiorizarnos en la pedagoga de Jess.

En los cuatro relatos encontramos los siguientes elementos comunes:1. Jess est desarrollando su actividad.1. Una persona (o dos en el caso de los ciegos) irrumpe en su cotidianidad y le presenta un pedido, una splica.1. Los cuatro pedidos son necesidades concretas de la gente, relacionadas con la vida y la posibilidad de una mejor vida.1. En las cuatro ocasiones Jess escucha a las personas.1. En forma inmediata se moviliza para atender los pedidos.1. Compromete su tiempo, su honra y prestigio (los leprosos, el romano, la nia muerta-su cdaver- y los enfermos eran considerados impuros)

ESCUCHAR PARA CONOCER AL OTRO

Jess escucha. Interrumpe su actividad. Detiene su marcha si es necesario. Deja de hablar. Cambia su camino.Jess escucha. Deja que el otro hable primero. Se exprese. Hable de sus necesidades. Muestre su interior, lo que anhela, lo que le preocupa, lo que aspira, lo que suea.Jess escucha. Se interesa por lo que el otro le presenta. Lo respeta. Lo interpreta.El escuchar de Jess es acogedor. Genera encuentro. Libera la palabra del otro.

DISPONIBILIDAD PARA DAR RESPUESTAS (CON LA VIDA)1. Jess se levanta. 1. Jess toca. 1. Jess dialoga.1. Jess se traslada. 1. Jess se compromete con el otro. 1. No pone excusas: no tengo tiempo, me voy a contagiar, qu dirn los vecinos, no puedo1. Jess se pone en movimiento. 1. Juega su vida.1. Da su tiempo y su persona.1. Las respuestas no son slo palabras, son hechos.1. La disponibilidad de Jess es generosa, des-centrada de s mismo, valiente, decidida.

Para la reflexin1. Un maestro que te haya dejado huella1. Aspectos significativos de la reflexin1. Aplicaciones al quehacer docente

Nota: la presente reflexin la he realizado con base al Curso la pedagoga de Jess, Buenas Nuevas. Diseado por Marcelo A. Mura. Chile 2014.

LECTURAS COMPLEMENTARIAS

I La mirada del Directorio General de Catequesis

El Directorio General para la Catequesis (1997) es un documento muy completo sobre los fundamentos teolgico-pastorales que orientan a la catequesis, promovido por la Congregacin del clero y elaborado con la colaboracin de obispos y expertos en teologa y catequesis.La Tercera Parte trata sobre La Pedagoga de la Fe, y en su introduccin y al inicio del Captulo 1 presenta la pedagoga de Jess. (nro. 137 y 140).

Uno solo es vuestro Maestro, Cristo (Mt 23,10)

137. Jess cuid atentamente la formacin de los discpulos que envi en misin. Se present a ellos como el nico Maestro y al mismo tiempo amigo paciente y fiel; su vida entera fue una continua enseanza; estimulndoles con acertadas preguntas les explic de una manera ms profunda cuanto anunciaba a las gentes; les inici en la oracin; les envi de dos en dos a prepararse para la misin; les prometi primero y envi despus el Espritu del Padre para que les guiara a la verdad plena y les sostuviera en los inevitables momentos de dificultad. Jesucristo es el Maestro que revela a Dios a los hombres y al hombre a s mismo; el Maestro que salva, santifica y gua, que est vivo, que habla, exige, que conmueve, que endereza, juzga, perdona, camina diariamente con nosotros en la historia; el Maestro que viene y que vendr en la gloria. En Jesucristo, Seor y Maestro, la Iglesia encuentra la gracia transcendente, la inspiracin permanente, el modelo convincente para toda comunicacin de la fe.

La Pedagoga de Cristo

140. Llegada la plenitud de los tiempos, Dios envi a la humanidad a su Hijo, Jesucristo. El entreg al mundo el don supremo de la salvacin, realizando su misin redentora a travs de un proceso que continuaba la pedagoga de Dios , con la perfeccin y la eficacia inherente a la novedad de su persona. Con las palabras, signos, obras de Jess, a lo largo de toda su breve pero intensa vida, los discpulos tuvieron la experiencia directa de los rasgos fundamentales de la pedagoga de Jess , consignndolos despus en los evangelios: la acogida del otro, en especial del pobre, del pequeo, del pecador como persona amada y buscada por Dios; el anuncio genuino del Reino de Dios como buena noticia de la verdad y de la misericordia del Padre; un estilo de amor tierno y fuerte que libera del mal y promueve la vida; la invitacin apremiante a un modo de vivir sostenido por la fe en Dios, la esperanza en el Reino y la caridad hacia el prjimo; el empleo de todos los recursos propios de la comunicacin interpersonal, como la palabra, el silencio, la metfora, la imagen, el ejemplo, y otros tantos signos, como era habitual en los profetas bblicos. Invitando a los discpulos a seguirle totalmente y sin condiciones, Cristo les ensea la pedagoga de la fe en la medida en que comparten plenamente su misin y su destino.II Seguir a JessCarlos Mesters

"Seguir" era un trmino que haca parte del sistema educativo de la poca. Era usado para indicar la relacin entre discpulo y maestro, relacin diferente a la que se da entre profesor-alumno. Los alumnos asisten a las clases del profesor sobre una determinada materia, pero no conviven con l. Los discpulos "siguen" al maestro y se forman en la convivencia con l.A los treinta aos de edad, Jess ya era Maestro. Como los rabinos (maestros) de la poca, rene discpulos y discpulas para formar comunidad con ellos. Todos ellos "siguen a Jess", formando grupos concntricos alrededor de l: 1. Un ncleo menor de doce (Mc 3,14), como las doce tribus de Israel (Mt 19,28). 1. Una comunidad mas amplia de hombres y mujeres (Lc 8,1-3). 1. Un grupo mayor de setenta y dos (Lc 10,1). 1. Las multitudes que se renen a su alrededor para escuchar su mensaje. Dentro del ncleo de los doce, y de acuerdo con las necesidades del momento, Jess forma grupos menores. Por ejemplo, llama a Pedro, Santiago y Juan para momentos de oracin (Mt 26,37s; Lc 9,28). Es seal de mucha madurez y equilibrio el hecho de que Jess fuese maestro a los treinta aos de edad. Tiene siempre doce personas cerca! Siempre! De vez en cuando no aguanta ms y se impacienta (Mc 9,19) o sale para estar a solas (Mc 6,46).

Como todos los grupos de discpulos de aquella poca, tambin el grupo que "sigue a Jess" tena su ritmo de vida: diario, semanal, anual:

EI ritmo diario en la familia, en la comunidad. En tiempo de Jess, el pueblo rezaba tres veces al da: de maana, al medioda y a la noche. Eran los tres momentos en que se ofreca el sacrificio en el Templo. As, la nacin entera se una delante de Dios. Eran oraciones tomadas de la Biblia o inspiradas en ella, que marcaban el ritmo diario de la vida de Jess y de su comunidad a lo largo de aquellos tres aos de formacin.

EI ritmo semanal de la sinagoga Un escrito antiguo de la Tradicin Judaica, llamado Pirqu Abot, deca: "El mundo reposa sobre tres columnas: la Ley, el Culto y el Amor". Era lo que hacan todos los sbados. Incluso durante los viajes misioneros, Jess y los discpulos tenan la "costumbre" de reunirse con el pueblo en la sinagoga los sbados para escuchar las lecturas de la Biblia (Ley), rezar y alabar a Dios (Culto) y hablar de lo referente a la vida de la comunidad (Amor) (Lc 4,16; Mc 1,39).

El ritmo anual en el Templo Estaba basado en el ao litrgico, con sus fiestas propias. Cada ao el pueblo tena, que hacer tres peregrinaciones a Jerusaln para visitar a Dios en su Templo (Ex 23,14-17). Jess y los discpulos participaban de las peregrinaciones y visitaban el Templo de Jerusaln en las grandes fiestas (Jn 2,13; 5,1; 7,14; 10,22; 11,55).

Se creaba as un ambiente familiar y comunitario, impregnado por la lectura orante de la Palabra de Dios, donde Jess formaba a los discpulos y discpulas. Este ambiente formativo tena algunas caractersticas o criterios que ayudaban a los discpulos a identificarse con el grupo y a experimentar la pertenencia a "la familia de Jess.

Aprender de memoria En las reuniones de nuestras comunidades, el pueblo aprende de memoria los cantos que caracterizan la vida de la comunidad. Igualmente en aquel tiempo, los discpulos aprendan de memoria los salmos y las oraciones. En las oraciones y bendiciones evocaban los acontecimientos mas importantes del pasado. Todo esto ayudaba a reforzar en los discpulos su identidad y a no perder la memoria.

Expresin corporal Aparece mucho en los salmos y ayudaba a crear un ambiente de oracin. Por ejemplo, hacer procesiones (Sl 95,2.), postrarse, arrodillarse y hacer reverencias (Sl 95,6), extender las manos (Sl 63,5), "orientarse" en direccin al Templo que quedaba en el Oriente (Sl 138,2). Tres veces al da, a la hora de oracin, el grupo entero se una al pueblo esparcido por el mundo y se "orientaba" en direccin al Templo. Esto fortaleca la conciencia de pertenencia al pueblo.

Dimensin mstica y creativa La oracin de los Salmos era el momento apropiado no slo para repetir oraciones ya existentes, sino tambin para que cada uno viviera y profundizara su unin con Dios. La oracin de los Salmos deba llevar a las personas a formular su propia oracin, su propio salmo. As, Jess hizo un salmo que transmiti a los discpulos. Nosotros lo rezamos hasta hoy! Es el Padre Nuestro (Mt 6,9-13; Lc 11,2-4).

Fue en esta "convivencia" de tres aos con Jess, que los discpulos y las discpulas recibieron su formacin. En qu consista esta formacin? 1. La formacin del "seguimiento de Jess" no era, en primer lugar, la transmisin de verdades a ser aprendidas de memoria sino la comunicacin de la nueva experiencia de Dios y de la vida que irradiaba de Jess hacia los discpulos y las discpulas. La propia comunidad que se formaba alrededor de Jess era la expresin de esta nueva experiencia de Dios y de la vida. 1. La formacin llevaba a las personas a tener otros ojos, otras actitudes. Haca nacer en ellas una nueva conciencia respecto de la misin y respecto de s mismas. Haca que fuesen colocando los pies al lado de los excluidos. Poco a poco provocaba la "conversin" como consecuencia de la aceptacin de la Buena Nueva (Mc 1,15).

Por eso, para los primeros cristianos seguir a Jess significaba:

Imitar el ejemplo del Maestro Jess era el modelo que deba ser recreado en la vida del discpulo o discpula (Jn 13,13-15). La convivencia diaria permita una comparacin continua con el modelo. En esa "escuela de Jess" solo se enseaba una nica materia: el Reino. Y ese Reino se reconoca en la vida y en la prctica de Jess.

Participar del destino del Maestro El que segua a Jess deba comprometerse con l y "perseverar con el en sus pruebas" (Lc 22,28), incluso en la persecucin (Jn 15,20; Mt 10,24-25). Deba estar dispuesto a cargar con su cruz y a morir con l (Mc 8,34-35;Jn 11,16).

Tener la vida de Jess dentro de s Despus de la Pascua, se hizo presente una tercera dimensin: identificarse can Jess, vivo en la comunidad. Los primeros cristianos trataban de rehacer el camino de Jess que haba muerto en defensa de la vida y que fue resucitado por el poder de Dios (Flp 3,10-11). Se trata de la dimensin mstica del seguimiento de Jess, fruto de la accin del Espritu: "Vivo, pero no yo, sino que es Cristo quien vive en mi" (Gal 2,20). "

III Maestro y profeta

El primer ttulo que sus contemporneos dan a Jess es el de Maestro (a veces en la forma de Rabbi o de Rabboni). As le llaman antes de orle siquiera hablar -impresionados, sin duda, por su porte- los primeros discpulos: Maestro dnde moras? (Jn 1, 38). As le bautizarn las gentes que se quedan admirados de su enseanza (Mt 7, 28). Y con este ttulo de respeto -tanto ms extrao cuanto que careca de toda enseanza oficial para poseerlo- Ie tratarn siempre los fariseos: Por qu vuestro maestro come con los pecadores? (Mt 9, 11). Por qu vuestro maestro no paga el didracma?' (Mt 17,23), preguntarn a los apstoles. Y con este ttulo se dirigen a l: Maestro, sabemos que has venido de Dios (Jn 3, 2). Maestro. Sabemos que eres veraz (Mt 22, 16). Maestro, cul es el mandato mayor de la ley? (Mt 9, 16). Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en adulterio (Jn 8, 4). Con el ttulo de Maestro se dirigen a l sus ntimos. El Maestro est ah y te llama (Jn 11,28), dice Marta a Mara. Y Mara le llamar Rabboni cuando le encuentre resucitado (Jn 20, 16). Con ese nombre se dirigirn a l casi siempre los apstoles. Acaso soy yo, Maestro?, preguntar Judas en la cena (Mt 26, 25). Y con un Ave, Rabbi, le traicionar (Mt 26, 49). Y Jess aceptar siempre con normalidad ese ttulo que usar l mismo en su predicacin: No es el discpulo mayor que el maestro (Mt 10, 24) o cuando enve a sus apstoles a preparar la cena les ordenar que digan al hombre del cntaro: El maestro dice: Mi tiempo est prximo, quiero celebrar en tu casa la pascua (Mt 26, 18). Reconocer incluso que ese ttulo le es debido: Vosotros me llamis maestro y seor, y decs bien, porque lo soy. Pues si yo, siendo vuestro maestro... (Jn 13, 13). Slo en una ocasin tratar de quitar a esa palabra todo lo que puede encerrar de insensato orgullo: Ved cmo los fariseos gustan de ser llamados Rabbi por los hombres. Pero vosotros no os hagis llamar Rabbi, porque uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. No os hagis llamar doctores, porque uno solo es vuestro doctor, el Mesas (Mt 23, 7). Palabras importantes por las que Jess no slo acepta ese titulo, sino que lo hace exclusivo suyo. El no slo est a la altura de los doctores de la ley, sino muy por encima de ellos y de la ley misma.El mismo pueblo comprende pronto que el ttulo de Maestro es insuficiente para Jess: no slo ensea cosas admirables y lo hace con autoridad (Mc 1, 27), sino que, adems, acompaa sus enseanzas con gestos extraordinarios, con signos y obras de poder (I Tes 1,5), fuera de lo comn. Hoy hemos visto cosas extraas (Lc 5, 25), dicen al principio. Y enseguida comentan: Un gran profeta ha salido entre nosotros. Y se extendi esta opinin sobre l por toda la Judea y por toda la comarca. (Lc 7, 14). La samaritana se impresionar de cmo Jess conoce su vida y dir ingenuamente: Seor, veo que eres un profeta (Jn 16, 19). Y los dos discpulos que caminan hacia Emmaus dirn al peregrino: T eres el nico que vive en Jerusaln y no sabes lo que ha pasado aqu estos das? Lo de Jess Nazareno, que lleg a ser profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y todo el pueblo (Lc 24, 18). Y junto a estas expresiones que pintan a Jess como un profeta, encontramos algunas, que an son ms significativas: las que hablan de Jess como de el profeta. En la entrada en Jerusaln omos a la gente aclamar a Jess, el profeta (Mt 21, 10) y mezclar esta exclamacin con la de Hijo de David. Tras la multiplicacin de los panes escuchamos de labios de la multitud la exclamacin: Este es el profeta que ha de venir al mundo (Jn 6, 14). Y, cuando en la fiesta de los Tabernculos, queda la gente subyugada ante sus palabras exclama: Verdaderamente es l, el profeta (Jn 7, 40). Qu quera decir la multitud con esos apelativos? Algo no muy concreto, pero s muy alto. En la esperanza mesinica de la poca de Jess haba aspectos muy diversos entre los que no haba perfecta coherencia. Se esperaba, s, un profeta excepcional en el que se cumpliran todas las profecas anteriores. Para unos ste seria un profeta diferente a todos los dems, para otros se tratarla del regreso de alguno de los grandes profetas de la antigedad: Moiss, Enoch, Elas, Jeremas... Esta espera era general, pero adquira formas diferentes segn las diversas escuelas. Como explica Cullmann: Atribuyendo a Jess este ttulo con ms o menos claridad, la muchedumbre palestinense manifiesta una conviccin cargada de sentido. La funcin del profeta del fin de los tiempos consista, segn los textos judos, en preparar por la predicacin el pueblo de Israel y el mundo a la venida del reino de Dios; y esto, no a la manera de los antiguos profetas del viejo testamento, sino de una manera mucho ms directa, como precursor inmediato de la llegada de este reino. Los textos ven a este profeta que viene armado de una autoridad inigualable; su llamada al arrepentimiento es definitiva, exige una decisin definitiva; su predicacin tiene un carcter de absoluto que no posea la predicacin de los antiguos profetas. Cuando llega el Profeta que ha de venir, cuando toma la palabra, se trata de la ltima palabra, de la ltima ocasin de salvacin ofrecida a los hombres; porque su palabra es la nica que indica con toda claridad la llegada inminente del Reino.Acept Jess el titulo de profeta que las gentes le daban? Parece ser que s, pero sin ninguna precisin, responde Duquoc. Efectivamente Jess explica la incredulidad de los nazarenos diciendo que ningn profeta es reconocido en su patria (Mc 13, 57) y ms tarde comenta con sus discpulos que no conviene que un profeta muera fuera de Jerusaln (Lc 13, 33). Pero la misma vaguedad de estas alusiones seala que Jess en parte se parece y en parte se diferencia de los profetas. Tiene, como ellos, la misin de trasmitir la palabra divina y de ensear a los hombres a percibir el alcance divino de los acontecimientos.Pero el modo de realizar su misin es muy distinto al de todos los profetas del antiguo testamento. Estos reciben de fuera la palabra de Dios; a veces -como en Jeremas- la reciben a disgusto y quisieran liberarse de ella: otras -como en Ams- el profeta se siente arrebatado de su rebao humano. Jess, en cambio, habla siempre en su propio nombre. Trasmite, s, lo que ha odo a su Padre, pero lo trasmite como cosa propia: Pero yo os digo... Es un profeta, pero mucho ms.En algo, en cambio, s asimila su destino al de los profetas: Jess morir como ellos a causa de su testimonio (Mt 23, 37). Tambin l ser perseguido por sus compatriotas y tambin su muerte se deber a su fidelidad al mensaje que trae. Slo que en el caso de Cristo. ya que es ms que un profeta, su muerte en frase de Duquoc- no ser solamente un testimonio de fidelidad, sino, adems, ser la salvacin para todos los que crean. Porque la verdad de Jess no slo es verdadera, sino tambin salvadora. Los otros profetas anunciaron; l, funda.

Vida y Misterio de Jess de Nazaret / 1. J. L. Martn Descalzo,pg. 323-326. Editorial Sgueme (Salamanca), 1986.

LOS JVENES Y LA NECESIDAD DE UN NUEVO LENGUAJETEOLGICO

18/02/2014Autor: Juan Pablo Espinosa ArceJuan Pablo Espinosa Arce, es Licenciado en Educacin con el Ttulo de Profesor de Religin y Filosofa por la Universidad Catlica del Maule, Talca-Chile. Autor de El discernimiento como propuesta pedaggica: Dilogos entre Pedagoga y Teologa a la luz del Misterio histrico de la Encarnacin (EAE, 2014) y de numerosos artculos sobre teologa, pedagoga y pastoral.Que el hombre sea un ser religioso, se concibe como una realidad antropolgica y teolgica. Cada sujeto histrico vive su dimensin creyente acorde a sus condicionamientos socioculturales, temporales y espaciales, y desde all, va respondiendo a las preguntas fundamentales por el sentido. La dimensin creyente, que es tanto teora como praxis, razn y sentimiento, se fundamenta en esta apertura que el hombre tiene hacia el misterio, al saberse enfrentado a algo que le supera y a lo que quiere ligarse (religare, religin).En esto, aparece la necesidad de explicitar por medio del lenguaje la fe que la comunidad ha recibido del Dios revelado en la historia, del Dios peregrino y encarnado en Jesucristo. La palabra es fundamental en la teologa, ya que ella misma se concibe como una palabra racional (logos) sobre Dios (Theos). El hombre vive del lenguaje y se presenta como el animal que habla y dialoga, segn la visin antropolgica de Aristteles. La palabra que es pronunciada, crea realidades[1]nuevas por medio de simblicos e imaginarios sociales y teolgicos, en los cuales se explicita, de manera limitada, lo que es Dios y el misterio que lo rodea. El lenguaje es limitado, porque la experiencia religiosa es slo comunicable mediante el lenguaje ordinario en sus aspectos ms superficiales sin poder penetrar en su esencia[2]Ahora bien, y teniendo estos aspectos como fundamento de nuestro desarrollo, se hace relevante la pregunta cmo hablar de Dios hoy?, y ms especficamente y conectando con el objetivo de nuestra exposicin, cmo hablar de Dios a los jvenes? Qu categoras teolgicas, sociales, polticas, educacionales o culturales debemos usar para hacer comprensible el lenguaje sobre Dios, es decir la teologa, en la realidad juvenil? Para tratar de responder a estas preguntas, que son las que constantemente nos aquejan a los que trabajamos con grupos juveniles, debemos ser conscientes de que estamos frente a un problema que tiene como causa un cierto lenguaje teolgico que se presentara desencarnado de los problemas concretos de la juventud actual.Antes de provocar la reflexin en clave teolgica y eclesial, debemos comprender necesariamente quines son los jvenes y debemos, para ello, definir su perfil de identidad sociocultural. Lo primero que debemos decir es que ellos responden al principio de la utopa. El joven suea, idea un mundo nuevo, una sociedad cada vez ms justa, representativa, que d oportunidades de desarrollo ntegro, que otorgue respuestas a sus interrogantes, y que devuelve la dignidad a lo pblico, que ha terminado manoseado por una clase adulta que recicla estructuras de injusticia y de falta de espacios para que el joven pueda dar cuenta de sus preocupaciones.Sus tiempos de ocio lo ocupan en estructuras concretas, como pueden ser el partido poltico, el club deportivo, los amigos, la familia y tambin la comunidad eclesial; y en ellos buscan un lugar que los acoja, represente y en los que puedan participar y realizarse en la vocacin que estn perfilando. En estas nuevas polis, como espacios ontolgicos de dilogo y creacin de humanidad, van expresando sus frustraciones por la pobreza, por la falta de oportunidades, por la educacin de mala calidad, que tiene como nico regente el dios lucro, y tambin el descontento con las instituciones, tanto civiles como religiosas.El Concilio Vaticano II en el decretoApostolicam Actuositatem (AA)sobre el apostolado de los seglares, nos dice que los jvenes ejercen en la sociedad actual una fuerza de extraordinaria importancia (AA 12), y Medelln comprender que las actitudes de los jvenes en la historia del mundo son signos de los tiempos que necesitan ser auscultadas para fomentar nuevas instancias de promocin humana y cristiana (Cf. Medelln 5,13). Lo que aqu se quiere expresar constituye un desafo para las comunidades cristianas, en el sentido de crear estrategias pedaggicas que permitan al joven encontrarse con un Jess ms humano, ms histrico, encarnado en la problemtica social. Un Jess estudiante, temporero, padre de familia a temprana edad, sostn econmico de su casa, o un Jess que marcha con su liceo o universidad exigiendo justicia para la educacin de su pueblo y ms cercano a la realidad y a la experiencia cotidiana de los jvenes.En esta fe encarnada, debemos valorar el alto potencial de comprensin de estructuras simblicas, imaginativas, creativas y de sentido que los jvenes poseen y recrean constantemente. Esta estructura simblica da mayor espacio a la sensibilidad y a la verdad. No aprisiona la manifestacin de Dios () por el contrario, es una apertura a la manifestacin del misterio que tiene diversas significaciones[3], es decir, un nuevo lenguaje teolgico que favorece la comprensin del sujeto histrico como motor de praxis, interpelado por Dios para extirpar y destruir, para perder y derrocar (Jer 1,10a) aquellas estructuras de sin sentido o de pecado estructural que aquejan a los sujetos sociales y para reconstruir y plantar (Jer 1,10b) la nueva sociedad que se est gestando en el seno de la historia.Un segundo elemento a considerar es el momento de la catequesis juvenil en la vida parroquial, en donde se inicia sacramentalmente a nios y jvenes. En esta experiencia comunitaria, debera promoverse la aplicacin de una nueva hermenutica bblica, magisterial y experiencial, la cual no ha de presentar nunca problemas religiosos desencarnados de los problemas humanos, sino dificultades humanas que urgen al hombre y a Cristo, vinculadas a la salvacin mesinica que ste ofrece como liberacin total del hombre[4]Con esto, nos urge el comprender que la forma por medio de la cual expresamos la fe del Dios de la historia, revelado en Jesucristo, forma eminente de lo que es el hombre y de lo es Dios, es una centrada en el misterio de la Encarnacin, el cual aparece como estructura fundamental y principio operativo de la existencia cristiana[5].Por medio de esta fe ms encarnada y centrada en los conflictos socioculturales, polticos o educacionales que viven los jvenes, y que utilice categoras bblico-teolgicas y magisteriales que dialoguen de manera certera con el tiempo presente, se provocar una mayor cercana del joven con su Seor y un mayor sentido de pertenencia con su Iglesia.El desafo que se nos impone no es pequeo, y conlleva una conversin pastoral permanente, que desemboque en un atreverse a cruzar a la otra orilla, en donde se encuentran especialmente los jvenes marginados de nuestras comunidades eclesiales, y all anunciarles el Evangelio de Jesucristo, fundado en la justicia, la misericordia y la acogida gratuita. Debemos aprender a no temer recurrir a otras categoras hermenuticas que hagan ms comprensible el lenguaje teolgico, y que fundamentalmente respondan a la experiencia cotidiana y a la idiosincrasia juvenil para provocar elaggionarmientodel Vaticano II, y as experimentar una nueva primavera eclesial en la que los jvenes, presente de la Iglesia, puedan proponer otra forma de evangelizar y una nueva narrativa que no utilice lenguajes teolgicos hierticos o distantes, sino que nos permita ser testigos de la presencia incisiva de un Jess que opta por ellos, por sus problemas y que camina a su lado en la historia.

[1]En el Gnesis 1, relato sacerdotal, vemos la constante teolgica de que Dios crea por medio de la palabra, cuando se sostiene: Y Dios dijo. El hombre tambin usa la palabra para crear cdigos comunes, cultura y mundo.[2]Garca Alandete, J;Sobre la experiencia religiosa: aproximacin fenomenolgica,Universidad Catlica de Valencia, Espaa, 2009, 120[3]Irarrzaval, D;Smbolos y conceptos de Dios,Sociedad Chilena de Teologa, Talca, 2000, 190-191[4]Bucciarelli, C;Realidad juvenil y catequesis,Central Catequstica Salesiana, Madrid,1974, 115.[5]Op.Cit 114.

SEGUNDA PARTE

Jess Maestro

En los evangelios sinpticos, que fueron escritos en griego,los trminos que corresponden a la palabra maestro y que aparecen relacionados con Jess son los siguientes: 1. didavskalo" 1. (didskalos), 1. ejpistavth" (episttes),1. rabbiv (rabb) y1. rabbouniv (rabbun).

Registro de los lugares donde Jess aparece explcitamente como maestro utilizando como criterio las personas o grupos que as lo llaman.1. Los discpulos le llaman maestro en Mc 4,38 (la tempestad calmada)//Lc 8,24; Mc 13,1; Lc 22,11.1. Gente del pueblo en Mc 5,35 (unos)//Lc 8,49 (uno); 9,17 (uno de entre la gente)//Lc 9,38; Mc 10,17.20 (uno corri a su encuentro)//Mt 19,16//Lc 18,18 (uno de los principales); Lc 12,13.1. Juan (uno de los Doce) en Mc 9,38//Lc 9,49.1. Santiago y Juan, hijos de Zebedeo en Mc 10,35.1. Fariseos y herodianos en Mc 12,14//Mt 22,16//Lc 20,21.1. Saduceos en Mc 12,19//Mt 22,24//Lc 20,28.1. Un escriba o escribas en Mc 12,32; Mt 8,19; Lc 10,25; 11,45; 20,39.1. Los fariseos en Mt 9,11; 22,36; Lc 19,39.1. Escribas y fariseos en Mt 12,38.1. Los que cobraban el impuesto para el Templo en Mt 17,24.1. Simn en Mc 9,5; 11,21; Lc 5,5; 7,40; 8,45; 9,33.1. Diez leprosos en Lc 17,13.1. Judas en Mc 14,45//Mt 26,25.49.1. Un ciego en Mc 10,51.1. El mismo Jess en Mc 14,14//Mt 26,18//Lc 22,11; Mt 23,8.Como se aprecia con claridad en este listado, a Jess le llamaban maestro personas de los ms variados orgenes: sus discpulos, los Doce, gente del pueblo, fariseos, herodianos, saduceos, escribas, publicanos y hasta l mismo se designa con este ttulo. Con esto ha quedado probado en el presente trabajo no slo que Jess era reconocido como maestro, sino que era una denominacin que se le atribua con frecuencia.

Con relacin a la cantidad de ocurrencias o de veces que cada trmino aparece, hay que decir lo siguiente:Episttes es el trmino que menos veces aparece. Se encuentra slo en Lucas en los siguientes lugares: 5,5; 8,24(dos veces).45; 9,33.49; 17,13. Aparece slo como vocativo, es decir, usado para llamar a Jess, y casi exclusivamente en boca de los discpulos con la sola excepcin de 17,13. Tanto la etimologa del trmino, que indica a alguien que en algo se encuentra por encima de otro, como el contexto en el que es usado, muestran que esta expresin es utilizada para mostrar la posicin de autoridad de Jess en el grupo de sus discpulos. Designa, por tanto, su autoridad para instruir y su particular responsabilidad respecto del grupo que reuni. De esto se desprende que la mejor forma de traducir episttes es maestro (cf. 2.1533-1534).La forma rabbun aparece en los evangelios sinpticos slo una vez en Mc 10,51 y es una forma del arameo palestinense que puede ser traducida por mi seor. El trmino en cuestin no tiene un tratamiento especial en el Diccionario Exegtico del Nuevo Testamento, sino que aparece junto y bajo la voz rabb.Rabb aparece en Mc 9,5; 11,21; 14,45//Mt 26,49; Mt 23,7.8; 26,25. No hay ocurrencias, por tanto, en Lucas. Dirigido a Jess, se usa preferentemente como vocativo. En el judasmo contemporneo a Jess, la gente lo utilizaba para dirigirse a personas instruidas. Era la forma comn de llamar a los doctores o maestros de la Ley, conocidos tambin como escribas (cf. 3.1291-1294).Como se ha podido apreciar, el uso de los trminos episttes, rabbun y rabb es bastante reducido. La forma que predomina es didskalos, que designa al maestro, y se emplea en vocativo como una manera respetuosa y honorfica de dirigirse a alguien (2.960). El verbo se encuentra siempre en el sentido de ensear o... en el sentido de instruir (2.959-960). Son varios los textos donde Jess aparece enseando en sinagogas, como se ver posteriormente, por tanto, Jess se presenta y es percibido como un maestro judo o doctor de la Ley.

NOTA: Reflexin realizada con base en el texto de Arturo Eleazar Bravo Retamal que tiene el mismo nombre

II Educacin juda y alfabetizacin en tiempos de Jess

El punto natural para abordar un anlisis ms amplio del tema sera el estado de la educacin juda y de la alfabetizacin en la poca de Jess. Frecuentemente, los estudiosos se han mostrado optimistas en cuanto a la posibilidad de resolver la cuestin de este modo, pero la reciente investigacin ha puesto en evidencia dos problemas que hacen discutible ese optimismo. El primer problema, planteado simplemente, es: hasta qu punto se pueden aplicar a la Palestina del siglo 1 d. C. -y a un lugar como Nazaret en particular- las posteriores descripciones rabnicas de un sistema de educacin juda ampliamente difundido? Algunos autores se muestran muy ufanos con el cuadro educativo que obtienen de mezclar textos rabnicos de diferentes siglos y luego retroproyectar los resultados al siglo 1. Con diferentes grados de precaucin citan materiales rabnicos cuyo origen vara desde el siglo II hasta el V, para producir un cuadro "homogeneizado" de la educacin juda en torno al cambio de era. S. Safrai es un buen ejemplo de este modo de proceder. Segn Safrai, en poca tan temprana como el siglo I d.c., y quiz incluso antes, la mayora de los nios judos se educaban en escuelas, y la educacin consista casi exclusivamente en la lectura de la Biblia hebrea. Tales escuelas se contaban entre las instituciones que una poblacin estaba obligada a mantener. Una escuela "elemental" de ese tipo, dedicada a la lectura de Biblia, reciba el nombre de bet ha-seftr, "escuela del libro". Efectivamente, en el siglo I, esas escuelas existan en todas las poblaciones de Palestina, incluso en los pueblos ms pequeos, gracias a la labor de dos grandes figuras: SIMEN BEN SHETAH (en activo circa. 103-76 a. C.) y EL SUMO SACERDOTE JOSU BEN GAMALA (en activo circa. 63-65 d. C.).

Segn el Talmud palestino, Simen mand que los nios fueran a la escuela, mientras que el Talmud babilnico cuenta que Josu dispuso que se nombrasen maestros para todas las comarcas y poblaciones, y que los nios fueran a la escuela a la edad de seis o siete aos. La escritura era una habilidad profesional y no se aprenda necesariamente junto con la lectura. Sin embargo, dice Safrai, la escritura estaba bastante extendida, aunque no tanto como el conocimiento de la lectura, que todo el mundo posea.El primitivo tratado m. Abot 5,21 fija en los cinco aos la edad de empezar a acudir a la escuela para el estudio de las Escrituras y en los diez aos para el estudio de la Misn, si bien otras fuentes sitan en los seis o siete aos el inicio de la edad escolar. A los doce o trece aos, los chicos terminaban sus estudios en la escuela. Cuando un alumno era particularmente brillante poda frecuentar un establecimiento formativo de tipo ms "avanzado", la bet ha-midrash, donde estudiaba la Tor "a los pies" de maestros de la ley. Pero esto era privilegio de unos pocos. En aquella poca, no exista en Israel un sistema educativo que permitiera proseguir los estudios de manera formal, continua, despus de los doce o trece aos. La escuela estaba conectada con la sinagoga; se enseaba en esta misma o, cuando haba posibilidad de ello, en un local o edificio anejo, y en algunos casos se daban tambin las clases en el patio de la casa del maestro. En los pueblos ms pequeos, el hazzn (una especie de sacristn) desempeaba adems la funcin de maestro. El Talmud tena normas establecidas para el sostn econmico de los maestros, a fin de que ni siquiera los nios de las familias pobres se vieran privados de escolarizacin. El problema con este cuadro homogeneizado, que presentan Safrai y otros, estriba en que la fuente ms antigua de tal descripcin, la Misn, se puso por escrito unos dos siglos despus de los aos escolares de Jess. Algunas tradiciones de la Misn son, sin duda, muy antiguas, pero no resulta una tarea fcil determinar cules de ellas, en el momento de ser escritas, se remontaban a siglos atrs y cuales tenan un origen ms reciente. Que un dicho vaya unido al nombre de un venerado maestro no es garanta de su autenticidad. Adems, los dichos de los rabinos pueden representar a veces el ideal que stos preconizaban ms que una descripcin sociolgica objetiva de lo que pasaba realmente en las poblaciones judas corrientes. Si todo esto es verdadero con respecto a la Misn, relativamente temprana, el uso de los talmudes para describir cmo pudo ser la educacin de Jess resulta todava ms problemtico. Incluso un autor tan favorable como George Foot Moore tiene sus dudas sobre estas reconstrucciones. Observa que las reformas de Josu ben Gamala, decretadas poco antes de la primera rebelin juda, tendran que haber sufrido una completa reforma tras la terminacin del conflicto y quiz, nuevamente, despus del levantamiento contra Adriano (132-35 d. C.). Slo despus de la segunda rebelin, dice Moore, se puede hablar de escuelas elementales y avanzadas como algo normal dentro de cada comunidad. Sin embargo, aun admitiendo que la escuela se hizo ms universal y regular en el mbito judo slo despus de la rebelin contra Adriano, Moore cree que no se introdujo nada realmente nuevo en el sistema de enseanza judo con respecto a su forma anterior. William Barday, pese a tomar algunas cautelas, concede una credibilidad todava mayor a las tradiciones rabnicas posteriores. Por eso se sorprende ante la "paradoja" de que nunca aparezca la palabra "escuela" en el NT, excepto en el caso de la "escuela de Tirano" que utiliz Pablo en Efeso (Hch 19,9).Emil Schurer se muestra muy precavido en cuanto a la tradicin sobre Simen ben Shetah. Dado que esta nebulosa figura fue tema de muchos relatos en la literatura rabnica posterior, Schurer rechaza el programa educativo de Simen como una "leyenda tarda". Acepta, en cambio, la tradicin sobre las reformas educativas de Josu ben Gamala. Tales reformas, en s mismas, no habran influido nada en la educacin de Jess por haber sido establecidas en los aos sesenta del siglo I. Pero Schurer afirma que las disposiciones de Josu presuponen que las escuelas para nios tenan ya algn tiempo de existencia. Por tanto, sera razonable sugerir que ya funcionaban durante los primeros aos de Jess, aunque, quiz, todava no como una institucin bien establecida y generalizada. Esta salvedad nos vuelve a dejar en la duda de si Jess dispona en Nazaret de algn centro de enseanza. Mucho ms escptico en su visin de estos datos rabnicos es Shaye Cohen. Le parece improbable que las tradiciones sobre Simen ben Shetah y Josu ben Gamala tengan valor histrico. No hay claros indicios de que la comunidad juda en Palestina o en la dispora sostuviese "escuelas pblicas" (o sea, para todos los chicos) en el siglo I anterior o posterior al cambio de era. Las alusiones de Filn y Josefo al conocimiento de la ley por parte de los nios judos se refieren a la lectura pblica de la Tor en la sinagoga. Ni Filn ni Josefo dicen que los judos hubiesen establecido un sistema formal, institucionalizado de escuelas para nios. La nica educacin elemental entonces existente era la que se imparta en el mbito familiar, y la mayor parte de las veces consista simplemente en instruccin sobre el oficio del padre. Naturalmente, poda incluir unos conocimientos rudimentarios de lectura, escritura y clculo, suficientes para hacer facturas y firmar contratos, pero no una "educacin superior", la cual era privilegio de la clase acomodada y con tiempo libre. Por ejemplo, los alumnos de la escuela de Ben Sir (mi casa de estudios [Eclo 51,23]) procedan probablemente de las familias ricas y aristocrticas de Jerusaln. Nada de esto es muy alentador para el que anda buscando al Jess histrico de los aos de infancia y mocedad. Las sobrias conclusiones de Cohen parecen reflejar con la mayor objetividad los escasos datos de que disponemos. As pues, seguimos preguntndonos si Jess recibi alguna educacin adems de la enseanza paterna relacionada con la carpintera. Era el Jess histrico un Jess iletrado? Esta pregunta plantea un segundo problema, relacionado con el anterior: no podemos dar por supuesto un alto grado de alfabetizacin en el Imperio romano durante este perodo. Como ha sealado William V. Harris, demasiados eruditos han atribuido una elevada tasa de alfabetizacin a la sociedad grecorromana basndose en datos muy poco slidos. Barclay sostiene, por ejemplo, que en los tiempos neotestamentarios la alfabetizacin estuvo ms extendida que en los mil ochocientos aos siguientes. Segn este autor, se hallaba especialmente difundida entre los judos por la poca del cambio de era; todos los nios judos aprendan a leer en la escuela elemental. Despus de un minucioso estudio de todos los datos disponibles, el propio Harris llega a conclusiones mucho ms moderadas: incluso en la Atica clsica, la tasa de alfabetizacin oscilaba probablemente entre el cinco y el diez por ciento. Adems, la situacin educativa se deterior en la cuenca oriental del Mediterrneo cuando Roma entr en escena. Ni las expectativas sociales, ni los programas de los gobiernos, ni la demanda del mercado creaban las condiciones necesarias para un alto grado de alfabetizacin entre la poblacin en general. Que Nazaret constituyese una feliz excepcin en el conjunto de este panorama sombro es algo que hay que demostrar, no suponer. Sin embargo, aun dejando a un lado la literatura rabnica, tenemos razones para pensar que, especialmente entre los judos devotos, se daban unas influencias opuestas a las ambientales y favorecedoras de la alfabetizacin. Hacia el Siglo I d.c., el pueblo judo haba creado un cuerpo nico de literatura sagrada, en cuyo ncleo central se encontraban los "cinco libros de Moiss", el llamado Pentateuco, la Tora por excelencia. Tan central era esta literatura que haba generado otra a su alrededor p. ej., el Gnesis apcrifo hallado en Qumrn y el Libro de los Jubileos, por no mencionar otros escritos (posteriores), como la Vida de Moiss, de Filn, y las partes ms antiguas de las Antiguedades Judaicas, de Josefo. Aunque no debemos pensar anacronicamente en la existencia de un canon cerrado de la Escritura en vida de Jess, el Pentateuco, junto con la continuacin de sus histonas en Josu, Jueces, Samuel y Reyes, cre la conciencia nacional de todos los judos preocupados por la religin, cualquiera que fuese su inclinacin teolgica. Por otro lado, los libros profticos dirigan la interpretacin de la Tor en las nuevas situaciones, a la par que ofrecan a una nacin oprimida la esperanza de una gloria futura. Pese a todas las diferencias entre los varios grupos judos, los relatos, las leyes y las profecas de sus textos sagrados les dieron una memoria colectiva y una idiosincracia comn. La misma identidad y la existencia continuada del pueblo de Israel estaban ligadas a un corpus de obras escritas y regularmente ledas, de una manera simplemente inslita en los otros pueblos del mundo mediterrneo del siglo I. En este sentido se puede hablar de un canon de Escritura sagrada entre los judos de las primeras dcadas del Siglo I d.c., aunque se debe entender ms como un canon "abierto" que "cerrado".Con la importancIa fundamental que atribuan a estas Escrituras los judos devotos, no es extrao que ellos tuvieran en alta estima la capacidad de leer y comentar los textos sagrados. La alabanza que en tan elevados trminos realiz Ben Sira del escriba profesional (Eclo 39,1-11) en el Siglo II a.C , no haba perdido nada de su fuerza para los devotos del Siglo I d.C. Poder leer y explicar las Escrituras era una meta a la que los judos de mentalidad religiosa aspiraban con devocin.Riesner seala la existencia de indicios tanto arqueolgicos como literarios que hacen pensar en una alfabetizacin bastante extendida entre los judos palestinos del Siglo I a.C. y I d.C. Es normal encontrar inscripciones en objetos corrientes, como cntaros y flechas. En el relato de la persecucin desatada por Antoco Epfanes, 1 Mac 1, 56-57 presupone que algunos judos devotos posean copias privadas de la Tor . Josefo, en su obra confesadamente apologtica Contra Apin, declara que la Ley ordena que se ensee a los nios a leer y aprender las leyes y los hechos de sus antepasados. En las cuevas de Murabba'at, ltimo refugio de los rebeldes de Bar Kokba durante la segunda sublevacin juda (132-35 d.C.), se han encontrado ejercicios de abecedario, de los que al menos uno se deba a la mano de un principiante. Ejercicios similares han aparecido en la ciudadela llamada el Herodium (al sudeste de Beln), a la que Bar Kokba se retir por un tiempo. Nada de esto prueba, claro est, que hubiera una "formacin de escriba" generalizada. En muchos casos, los conocimientos no pasaron probablemente de un mnimo orientado a las necesidades comerciales y sociales. Pero, evidentemente, hubo en la vida juda factores especiales que favorecieron el respeto y la bsqueda de la instruccin en letras, y la arqueologa proporciona al menos varios vestigios de esa actitud. Naturalmente, algunos grupos se encontraban en mejor posicin que otros para poner en prctica ese afn judo por la alfabetizacin. Adems de los intelectuales pertenecientes a la aristocracia de Jerusaln (p.ej., Josefo) y los escribas profesionales, los fariseos -probablemente de origen burgus en su mayor parte- tenan el celo y los medios econmicos necesarios para extender la capacidad de leer las Escrituras entre sus amigos e hijos. Los lugareos de las zonas montaosas no podan hacer esa inversin de tiempo y dinero. Por eso, a pesar de las exageradas afirmaciones de ciertos autores modernos, no podemos suponer que, en Palestina, todo judo varn aprenda a leer (a las mujeres raramente se les daba tal oportunidad). La alfabetizacin, aunque muy deseable, no era una necesidad absoluta para la vida normal del judo corriente. De hecho, la misma existencia de targumes (traducciones) arameos de las Escrituras hebreas indica que buen nmero de judos "de a pie" presentes en las sinagogas no entendan el hebreo hablado; por tanto, menos capaces seran an de leerlo o de escribirlo. Los campesinos judos que no haban aprendido a leer y escribir podan, sin embargo, asimilar y practicar su religin en casa a travs de las tradiciones familiares y en la sinagoga mediante la lectura de las Escrituras (acompaada de traducciones al arameo) y la homila que preceda o segua a la lectura. Estas tradiciones vivas de la comunidad habran sido el origen de la vida religiosa de Jess y de sus ideas, como lo fueron para la mayor parte de los judos palestinos en aquella poca. Pero, por s mismas, influencias tales como la veneracin por la Tor y el respeto por los conocimientos de letras no prueban que Jess se contase entre los que saban leer y estudiar las Escrituras; slo muestran que podra haberse contado. Por fortuna, aparte de estas consideraciones generales, existen otros aspectos que examinar. Si miramos ms adelante, hacia las actividades de Jess durante su ministerio pblico, de las cuales dan testimonio casi todas las diversas tradiciones de los Evangelios, podemos efectuar algunas extrapolaciones razonables sobre los aos de maduracin que produjeron semejante hombre. Si tenemos en cuenta que la vida adulta de Jess estuvo intensamente centrada en la religin juda; que casi todas las tradiciones de los Evangelios le presentan metido en discusiones eruditas sobre la Escritura y la halak con estudiantes de la Ley; que se le conceda el tratamiento respetuoso, aunque vago en aquel tiempo, de rab o maestro; que ms de una tradicin de los Evangelios muestra a Jess predicando o enseando en las sinagogas (presumiblemente despus de las lecturas bblicas y acerca de ellas), y que, incluso fuera de las disputas formales, sus enseanzas estaban fuertementemente impregnadas de las ideas y del lenguaje de los textos sagrados de Israel, es razonable suponer que, dentro de su familia, Jess haba recibido una formacin religiosa intensa y profunda, incluido el aprendizaje del hebreo bblico al menos como lectura. Por ser Jess primognito, Jos le habra dedicado especial atencin, no slo en la cuestin prctica de ensearle el propio oficio, sino tambin formndolo en las tradiciones religiosas y en los textos del judasmo. Sin duda, en una cultura intensamente oral, gran parte de esa enseanza pudo ser transmitida mediante catequesis oral y memorizacin. Sin embargo, las noticias sobre la habilidad de Jess al debatir interpretaciones de la Escritura y de la halak con devotos fariseos, escribas profesionales y autoridades de Jerusaln tanto en la sinagoga como en el templo abogan por cierta capacidad de lectura de los textos sagrados, que Jess habra recibido directamente de Jos o de algn judo con mayor instruccin buscado para ese fin. Aparte de Jos, el ms posible conducto de educacin sera la sinagoga de Nazaret, que acaso funcionaba a la vez como una especie de "escuela elemental" religiosa. Si Jess recibi realmente su primera formacin escriturstica en la sinagoga de Nazaret, se puede entender la atmsfera cargada emocionalmente que envolvi el regreso de Jess adulto a esa misma sinagoga para ensear a sus iguales y mayores (Mc 6-1-6a parr.). La reaccin "quin se cree se?" resulta perfectamente comprensible. Aunque la idea de que ese chico de un pueblo de la Baja Galilea hubiese obtenido alguna educacin formal pueda parecer improbable a primera vista, no sera sta la nica vez en la historia que unos padres pobres, pero devotos, hubieran proporcionado alguna educacin elemental a su hijo mayor para que tuviese buenos conocimientos de sus tradiciones religiosas. Como observa Riesner, que un chico judo de los estratos sociales humildes de Palestina recibiese una educacin "elemental" dependa sobre todo de dos factores: la piedad del padre y la existencia de una sinagoga local. Por lo que conocemos, ambas condiciones parecen haberse reunido en el caso de Jess. Los datos que ha proporcionado la arqueologa sobre el ambiente de Nazaret indican que ste era un pueblo completamente judo. Si se tiene en cuenta que sus habitantes eran alrededor de dos mil, prcticamente judos todos ellos, la existencia de una sinagoga con algn programa educativo para nios resulta bastante probable. Y si la familia de Jess comparta con los campesinos judos de Galilea un sentimiento de resurgimiento religioso y nacional, entonces la hiptesis de que Jess recibi alguna educacin formal en la sinagoga local estara bien fundada. Naturalmente, no hay que imaginar que la familia de Jess o la sinagoga de Nazaret siguieran un judasmo de sutilezas farisaicas derivadas de la tradicin oral. El judasmo de los campesinos galileos, acrrimo en la fidelidad a los fundamentos, como la Tor mosaica, la circuncisin y el templo de Jerusaln, por su fuerte carcter conservador les impedira sentirse atrados hacia lo que ellos consideraban innovaciones de los fariseos, sobre todo si vean a stos como gente refinada de ciudad. Por consiguiente, no debemos sorprendernos de que en los primeros tiempos de la Iglesia se asociase a Santiago, "el hermano del Seor", con judeocristianos de tendencia conservadora que trataban de preservar la observancia de la circuncisin y de las leyes sobre alimentos, al menos entre los cristianos procedentes del judasmo (G1 2, l1-14; cf. Hch 15,13-29). Santiago no se haba vuelto de pronto un fariseo urbano, sino que en buena medida continuaba siendo un lugareo galileo. Resumiendo: los distintos textos de los Evangelios prueban muy poco sobre la alfabetizacin de Jess. Sin embargo, la argumentacin indirecta basada en la convergencia de varias lneas de probabilidad nos lleva a pensar que Jess, de hecho, saba leer y escribir. Como hemos visto, las consideraciones generales sobre el judasmo palestino del siglo I, ms el testimonio coincidente de las distintas corrientes de la tradicin evanglica, junto con la aportacin indirecta de Jn 7,15, hacen plausible que Jess supiera leer las Escrituras hebreas y mantener debates sobre su significado. Por tanto, tuvo un considerable conocimiento del hebreo y, a fortiori, del arameo, la lengua que hablaba usualmente. As, aun en el caso de que Lc 4, 16-30 fuese en su totalidad una reelaboracin redaccional sobre Mc 6,1-6a, todava seguira siendo "verdad" en el sentido de que describe con exactitud algo que Jess hizo durante su ministerio pblico. Sin embargo, es de notar que en este caso, como tantas otras veces en la investigacin sobre Jess, llegamos a nuestras conclusiones no mediante textos claros, directos e indiscutibles, sino a travs de argumentos indirectos, deducciones y lneas de probabilidad convergentes. De todo esto se desprende la natural conclusin de que, en algn momento de su infancia o primera juventud, Jess aprendi a leer y explicar las Escrituras hebreas. Lo ms probable es que esto sucediese -o al menos tuviera comienzo- en la sinagoga de Nazaret. Sin embargo, no hay indicios de que recibiera una enseanza superior en algn centro urbano como Jerusaln; de hecho, Jn 7,15 parece confirmar explcitamente esa carencia. Por tanto, esto nos lleva a suponer en Jess un alto grado de talento natural -quiz de genialidad- que compensaba muy sobradamente el bajo nivel de su educacin formal. En todo caso, por lo menos en un aspecto, Jess destacaba de la mayora de los hombres y mujeres del mundo grecorromano en el siglo I: estaba alfabetizado, y su alfabetizacin no se limitaba al simple saber firmar con el nombre o realizar las operaciones bsicas para el desempeo de un oficio, sino que le permita leer obras teolgicas y literarias complicadas y comentarlas. Jess procede de un ambiente campesino, pero no es un campesino corriente.

Un judo marginal (tomo I). John P. Meier, pg. 282-290. Editorial Verbo Divino (Estella), 1998.

PARA LA REFLEXION II

1. JESS ENSEA EN LA SINAGOGAEnseaba en las sinagogas de los judos y todos lo alababan. Llego a Nazaret, donde sehabacriado, y el sbado fue a la sinagoga, como era su costumbre. Se puso de pie para hacer la lectura., y pasaron el libro del profeta Isaas. Jess desenroll el libro y encontr el pasaje donde estaba escrito:el espritu del seor est sobre m. El me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para poner la libertad a los oprimidos y proclamar el ao de gracia del Seor. Jess entonces enroll el libro, lo devolvi al ayudante y se sent, mientras todos los presentes tenan los ojos fijos en l. Y empez a decirles: Todos lo aprobaban y se quedaban maravillados, mientras esta proclamacin de la gracia de Dios sala de sus labios. (LUCAS 4, 15-22.)

Comentario

1. Llegaron a Cafarnam, y Jess empez a ensear en las sinagogas durante las asambleas del da sbado. Su manera de predicar impresionaba mucho a la gente, porque hablaba como quien tiene autoridad, y no como los maestros de la Ley. (MARCOS 1, 21-22.)Comentario:..

1. Como Maestro fue y sigue siendo impactante, por sus conocimientos, por su QU ENCONTAMOS DE COMN?

JESS ENSEA AL PUEBLO1. Mateo 5:1-12 Las bienaventuranzas5.1Cuando vio a las multitudes, subi a la ladera de una montaa y se sent. Sus discpulos se le acercaron,2y tomando l la palabra, comenz a ensearles diciendo:3*Dichosos los pobres en espritu,porque el reino de los cielos les pertenece.4Dichosos los que lloran, porque sern consolados.5Dichosos los humildes,porque recibirn la tierra como herencia.6Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,porque sern saciados.7Dichosos los compasivos, porque sern tratados con compasin.8Dichosos los de corazn limpio, porque ellos vern a Dios.9Dichosos los que trabajan por la paz,porque sern llamados hijos de Dios.10Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,porque el reino de los cielos les pertenece.11Dichosos sern ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias.12Algrense y llnense de jbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. As tambin persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes.

1. Mateo 14:14-211. 14Y saliendo Jess, vio una gran multitud, y tuvo compasin de ellos, y san a los que de ellos estaban enfermos.15Cuando anocheca, se acercaron a l sus discpulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer.16Jess les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.17Y ellos dijeron: No tenemos aqu sino cinco panes y dos peces.18El les dijo: Tradmelos ac.19Entonces mand a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y parti y dio los panes a los discpulos, y los discpulos a la multitud.20Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobr de los pedazos, doce cestas llenas.21Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los nios.

Comentario

1. JESS ENSEA EN EL TEMPLO (Lc 2,41-52)41Sus padres iban todos los aos a Jerusaln para la fiesta de la Pascua.42Y cuando tuvo doce aos, subieron a la fiesta, como era costumbre.43Pasados aquellos das, al regresar, el nio Jess se qued en Jerusaln sin que lo advirtiesen sus padres.44Suponiendo que iba en la caravana, hicieron un da de camino buscndolo entre los parientes y conocidos,45y al no encontrarlo, volvieron a Jerusaln en su busca.46Y al cabo de tres das lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchndoles y preguntndoles.47Cuantos le oan quedaban admirados de su sabidura y de sus respuestas.48Al verlo se maravillaron, y le dijo su madre:Hijo, por qu nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo, angustiados, te buscbamos.49Y l les dijo: Por qu me buscabais? No sabais que es necesario que yo est en las cosas de mi Padre?50Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.51Baj con ellos, vino a Nazaret y les estaba sujeto. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazn.52Y Jess creca en sabidura, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres.ComentarioAprendemos quin es Jess de las acciones y palabras de los otros personajes dela narracin. Esteepisodio viene a cambiar ese proceder. El hallazgo de Jess en el Temploes el nico suceso que rompe el silencio de los Evangelios sobre los aos ocultos de Jess. Jess deja entrever en ello el misterio de su consagracin total a una misin derivada de su filiacin divina (Catecismo dela Iglesia Catlica, n. 534). En efecto, sus padres lo encuentran escuchando y preguntando a los doctores (v. 46), de tal manera que los presentes estn admirados de su sabidura y de sus respuestas (v. 47). Es un modo de preparar lo que se leer a continuacin: Jess no es un nio cualquiera, ni siquiera un nio ms sabio que los dems: es el Hijo de Dios es Hijo Eterno Lucas concluye los episodios de la infancia con un resumen de la vida de Jess y Mara en esos aos: tres cortas frases de una riqueza extraordinaria (vv. 51-52), y que son como un estribillo delEvangelio de la infancia(cfr 2,19.39-40).

1. Evangelio: San Juan 2,13-22:

Cuando se acercaba la Pascua de los judos, Jess lleg a Jerusaln y encontr en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un ltigo de cordeles y los ech del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volc las mesas y les tir al suelo las monedas; y a los que vendan palomas les dijo: Quiten todo de aqu y no conviertan en un mercado la casa de mi padre. En ese momento, sus discpulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora. Despus intervinieron los judos para preguntarle: Qu seal nos das de que tienes autoridad para actuar as?. Jess les respondi: Destruyan este templo y en tres das lo reconstruir. Replicaron los judos: Cuarenta y seis aos se ha llevado la construccin del templo, y t lo vas a levantar en tres das?. Pero l hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucit Jess de entre los muertos, se acordaron sus discpulos de que haba dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jess haba dicho.

Comentario

1. (Catecismo dela Iglesia Catlica, n. 534).En efecto, sus padres lo encuentran escuchando y preguntando a los doctores (v. 46), de tal manera que los presentes estn admirados de su sabidura y de sus respuestas (v. 47). Es un modo de preparar lo que se leer a continuacin: Jess no es un nio cualquiera, ni siquiera un nio ms sabio que los dems: es el Hijo de Dios es Hijo Eterno

Adems con la practica concreta de Jess, nos queda claro que amaba el templo porque era la casa de su Padre. Sin embargo, ese lugar, que estaba destinado al encuentro con Dios, se hallaba repleto de vendedores y comerciantes. Lo que suceda es que la gente iba a comprar los animales que se destinaban a los sacrificios y no podan usar las monedas que tenan figuras de los emperadores, por eso, era necesario cambiarlas por otras, pero todo lo realizaban en el templo. Lo anterior lo podemos trasladar a nuestra vida: Jess nos ama profundamente, quiere encontrarse con nosotros en el templo de nuestra alma, pero para ello, necesitamos darle su espacio y su tiempo. Quiz haya en nuestra vida muchas cosas que ocupan el lugar que deberamos darle a Dios. Puede ser que haya en el atrio de nuestro corazn poco silencio para la oracin y se den algunas idolatras. Hemos dejado entrar en nuestra vida algn tipo de codicia buscando el provecho propio, en lugar de la caridad? Estamos dispuestos a dejar que Jess eche fuera de nosotros todo lo que es contrario a l?.

Jess ensea con autoridadPodemos retomar el texto de Mc. 1, 21-28. "Llegaron a Cafarnan, y Jess empez a ensear en la sinagoga durante las asambleas del da sbado. Su manera de ensear impresionaba mucho a la gente, porque hablaba como quien tiene autoridad, y no como los maestros de la Ley.Entr en aquella sinagoga un hombre que estaba en poder de un espritu malo, y se puso a gritar: Qu quieres con nosotros, Jess de Nazaret? Has venido a destruirnos? Yo se que t eres el Santo de Dios. Jess le hizo frente con autoridad: Callate y sal de este hombre! El espritu malo revolc al hombre en el suelo y lanz un grito tremendo, pero luego sali de l.El asombro de todos fue tan grande que se preguntaban unos a otros: Qu es esto? Un doctrina nueva, y con qu autoridad! Miren cmo da rdenes a los espritus malos y le obedecen! As fue como la fama de Jess se extendi por todo el territorio de Galilea."Comentario

1. Como el Dios-hombre, el Hijo de Dios encarnado, Jesucristo manifiesta su autoridad en una doble capacidad. Por un lado, su autoridad es la de alguien que es el Hijo de Dios y es intrnseca a l y no derivados. Por otra parte, como el Hijo encarnado, que es el Hijo del hombre, acta en la sumisin y la obediencia al Padre. As que se puede decir en uno y el mismo aliento sobre sus planes para poner su vida: "Nadie lo ha llevado lejos de m, pero yo la doy por mi propia iniciativa que tiene autoridad para ponerla, y tengo. autoridad para tomarla de nuevo ", y" este mandamiento que recib de mi Padre "(Juan 10:18). Pero debido a su vida como el prometido Hijo del hombre es uno de los que actan en representacin de Dios en favor de los hombres como el que es tambin un hombre (cf. Dan. 7:13-14), Jess habla casi siempre de su autoridad en trminos de en funciones de Dios el Padre. Al hacerlo, ejerce todas las prerrogativas de Dios, por ejemplo, perdona los pecados (Marcos 2:5-8), sana (Marcos 1:34), exorciza los demonios (Marcos 1:27), controla el poder de la naturaleza (Lucas 08:24 -25), resucita a los muertos (Lucas 7:11-17, Juan 11:38-44), ensea con autoridad (Mateo 7:28-29;. cf su "yo digo," Mateo 5:21-48. ), y exige que los hombres se somete a su autoridad tanto en la tierra (Lucas 14:25-35) y en el juicio (Mateo 7:22-23). Como el Hijo obediente que reconoce y sigue a la palabra de su Padre, las Escrituras, y apela a ellos como la autoridad final (Mateo 4:1-10; 22:23-46, Juan 10:33-36).1. Por la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte en su muerte y resurreccin, la autoridad usurpada del maligno y sus ngeles se rompe (Hebreos 2:14-15; I Juan 3:8; Col. 2:15). As, toda la autoridad en el cielo y la tierra se le da a Jess para el ejercicio de su funcin mesinica (Mt. 28:18-20) hasta que haya completado su tarea de finalmente someter a todos los enemigos de Dios y entregar el reino a Dios el Padre (I Cor. 15:24-28). En el nterin Cristo ejerce el liderazgo y la autoridad de una manera providencial sobre todas las cosas para el bien de su iglesia (Efesios 1:20-23). Con una autoridad y el poder redentor que permite, as como los comandos, que con autoridad exige tanto la evangelizacin de todas las naciones y la obediencia a todos sus mandamientos (Mateo 28:19-20, Hechos 1:8;. Rom 6:01 ss; 8. : 1ss; Flp 2:12-13)...Comentario.1. Marcos seala el asombro de la gente, y a continuacin nos brinda un ejemplo de cmo enseaba Jess, para poner al descubierto en qu consista esta autoridad nueva que la gente descubra en l.El relato se centra en la curacin de un endemoniado. Dejando los detalles del texto de lado vamos a concentrarnos en el nudo de la escena: Jess se encuentra con un hombre que sufre, atormentado, para las costumbres de la poca (aunque este texto no lo dice hay otros que s lo explicitan) un hombre marginado e impuro por su enfermedad. Jess hace frente con decisin a la situacin y cura al enfermo. Inmediatamente se destaca "el asombro de todos". La gente se pregunta "Qu es esto? Una doctrina nueva." La gente reconoce en lo que acaba de contemplar una nueva manera de ensear. Diferente de la que estaba acostumbrada, centrada en la palabra y en la exposicin y repeticin de lo que haba que hacer para agradar a Dios. Jess ensea con su accin, con gestos, muestra en forma categrica y transparente que es lo que a Dios le agrada. No lo dice, lo hace. No lo propone para los dems, lo realiza el primero.Jess hace el bien, ensea con su actitud, muestra y vive lo que transmite. Es una nueva manera de ensear, con la vida!La pedagoga de Jess nos muestra la importancia de lacoherencia y de la autoridad. Nadie puede ensear lo que no vive, y por el contrario si vive ensea mucho. Primero es la vida, luego las palabras. En Jess hay total transparencia entre lo que predica y lo que hace, por eso su mensaje es su vida misma.Para ensear como Jess hay que vivir lo que se ensea, porque elejemplo de vidaes laprimera enseanzaque se ofrece a los dems. JUSS MAESTRO INTENIRANTE1. Mateo 8 Jess sana a un hombreDespus de que Jess baj de la montaa, mucha gente lo sigui.2De pronto, un hombre que tena lepra se acerc a Jess, se arrodill delante de l y le dijo: Seor, yo s que t puedes sanarme.[a]Quieres hacerlo?3Jess puso la mano sobre l y le contest:Quiero hacerlo! Ya ests sano! Y el hombre qued sano de inmediato.4Despus, Jess le dijo: Escucha bien esto! No le digas a nadie lo que sucedi. Vete a donde est el sacerdote, y lleva la ofrenda que Moiss orden.[b]As los sacerdotes sern testigos de que ya no tienes esa enfermedad.Un capitn romano5En cierta ocasin, Jess fue al pueblo de Cafarnam. All, se le acerc un capitn del ejrcito romano6y le dijo: Seor Jess, mi sirviente est enfermo en casa. Tiene fuertes dolores y no puede moverse. Entonces Jess le dijo: Ir a sanarlo.8Pero el capitn respondi: Seor Jess, yo no merezco que entre usted en mi casa. Basta con que ordene desde aqu que mi sirviente se sane y l quedar sano.9Porque yo s lo que es dar rdenes y lo que es obedecer. Si yo le ordeno a uno de mis soldados que vaya a algn sitio, ese soldado va. Si a otro le ordeno que venga, l viene; y si mando a mi sirviente que haga algo, lo hace.10Jess se qued admirado al escuchar la respuesta del capitn. Entonces le dijo a la gente que lo segua:Les aseguro que, en todo Israel, nunca haba conocido a alguien que confiara tanto en m como este extranjero!11Oigan bien esto: De todas partes del mundo vendr gente que confa en Dios como confa este hombre. Esa gente participar en la gran cena que Dios dar en su reino. Se sentar a la mesa con sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.12Pero los que haban sido invitados primero a participar en el reino de Dios, sern echados fuera, a la oscuridad. All llorarn de dolor y les rechinarn de terror los dientes.13Luego Jess le dijo al capitn:Regresa a tu casa, y que todo suceda tal como has credo.En ese mismo instante, su sirviente qued sano.Jess sana a mucha gente14Jess fue a casa de Pedro y encontr a la suegra de ste en cama, con mucha fiebre.15Jess la toc en la mano y la fiebre se le quit. Entonces ella se levant y le dio de comer a Jess.16Al anochecer, la gente llev a muchas personas que tenan demonios. Jess ech a los demonios con una sola palabra, y tambin san a todos los enfermos que estaban all.17As, Dios cumpli su promesa, tal como lo haba anunciado el profeta Isaas en su libro: l nos san de nuestras enfermedades.Los que queran seguir a Jess18Jess vio que mucha gente lo rodeaba. Por eso, orden a sus discpulos que lo acompaaran al otro lado del Lago de Galilea.19Cuando llegaron all, un maestro de la Ley se le acerc y le dijo:Maestro, yo te acompaar a dondequiera que vayas.20Jess le contest:Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo un lugar donde descansar.21Otro de sus discpulos le dijo despus:Seor, dame permiso para ir primero a enterrar a mi padre; luego te seguir.22Jess le contest:Deja que los muertos[c]entierren a sus muertos! T, sgueme!1. Mujeres que sirven a Jess Lucas 8:1-3Aconteci despus, que Jess iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con l,2y algunas mujeres que haban sido sanadas de espritus malos y de enfermedades: Mara, que se llamaba Magdalena, de la que haban salido siete demonios,3Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servan de sus bienes.COMENTARIO1. Al inicio mismo de su vida pblica, Jess se presenta ante sus contemporneos como mensajero de un gran acontecimiento que acaba de comenzar: El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios est llegando. Convertos y creed la Buena Noticia (Mc 1,15). Ms que una enseanza o un cuerpo doctrinal de verdades, estas palabras son como una feliz exclamacin, un grito de alegra: Ya est aqu el Reino de Dios.Pues bien, lo que anuncia Jess es que la gran promesa de Dios comienza ya a cumplirse, que Dios viene para reinar de manera nueva y definitiva, y para abrir un camino seguro hacia la plenitud. Y que esto sucede precisamente a travs de l. Qu significa para Jess este Reino, o mejor, Reinado de Dios? La verdad es que no nos da una respuesta sencilla a esta cuestin. Es un acontecimiento tan rico que necesitamos leer todo el Evangelio para comprenderlo. Para terminar es importante recordar que las mujeres jugaron un importante papel en el acompaamiento que hicieron a Jess en su caminar

Convoca a una comunidad para proseguir su tarea1. Mc 3,14 estar con lConsiste en tener una adhesin incondicional a la persona de Jess y a su proyecto de Salvacin, de construccin del reino. Lo que implica asumir sus valores y su estilo de vida nivel personal y colectivamente. Es lo mismo que Juan expresa tambin como amor a Jess (Jn 14,15), significando un amor de identificacin.Esta adhesin o amor se expresa en la praxis y queda autentificada por ella. 1. Mc 1,18; 2,14. seguimiento a Jess Trmino usado por los cuatro evangelistas para expresar la adhesin y su seguimiento a Jess, significa mantener la cercana comunitaria a l mediante un movimiento subordinado al suyo. Es decir, se concibe a Jess como a un pionero y a los discpulos como a seguidores del mismo itinerario.1. Qu aprendemos de la pedagoga de Jess?1. Cmo integrar en mi tarea pastoral las acciones de Jess que observamos en su prctica?1. De qu manera en nuestro compromiso Pastoral formamos discpuloshacemos comunidadenseamos desde la prctica?1. Qu puedo cambiar o mejorar en mi prctica pastoral?1. Oracin como formador de discipul@s1. MAESTRO JESS

Maestro Jess mediante tu Espritu, pon en los corazones de todos los creyentes del mundo el amor fraternal que nos permitir de encontrarnos en un espritu de intercambio y de compartir Ms all de nuestras diferencias.Que cada uno aprenda a descubrir las riquezas del otro

Como Maestro de maestros, ensanos a escucharnos mutuamente con paciencia y humildad para que nuestros encuentros sean una encrucijada, donde cada uno pueda recibir tanto como da, aunque vengamos de caminos muy diferentes.

Maestro Jess, danos la fuerza de la fe y renenos en una voluntad comn de evangelizacin, para que La buena noticia es anunciada a los pobres.

Ensanos la alegra de la fe y la esperanza, del amor que transforma el mundo y libera a todo hombre de sus pecados, de sus miserias espirituales o materiales.

Maestro, aydanos a contribuir para que cada bautizado sea un rayo de tu luz. Para que en el mundo se pueda descubrir