la obra civil y el cine

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    72 I.T. N. 78. 2007

    Los comienzos del cine

    El 28 de diciembre de 1895 es la fecha aceptada por todos co-mo la del nacimiento del cine. Aunque todava se puede en-contrar debate sobre la paternidad de la invencin del cinema-tgrafo, con unos otorgndola al estadounidense Edison y otrosreconocindosela a los hermanos franceses Lumire, esto no vams all de una discusin sobre patentes. Con mucha probabi-

    lidad, la verdad est a ambos lados del Atlntico y tanto el unocomo los otros bebieron de las mismas fuentes para llegar a uninvento similar que se convertira en la herramienta fundamen-tal de lo que ahora nos atrevemos a llamar sptimo arte.

    De lo que no cabe duda es de que aquella tarde de di-ciembre naci el cine como espectculo pblico. En el Saln In-dien, en el stano del Gran Caf de Pars, los hermanos Lu-mire proyectaron unas grabaciones cinematogrficas con laspuertas abiertas por primera vez al pblico. Tan solo treinta ytres personas asistieron al evento y quin sabe si alguna lo hi-zo por resguardarse de la fina pero tenaz lluvia que caa enesa tarde sobre el bulevar de los Capuchinos. Cada espectador

    pag un franco. se fue el precio por disfrutar atnitos de pe-lculas como Salida de los obreros de los talleres Lumire, Elregador regado o la triunfadora de la velada, Llegada deltren a la estacin, entre otras. Ninguno pudo ni siquiera intuirla dimensin que alcanzara aquel invento que se presentabapor entonces y al que ni sus inventores le auguraban un futurorentable, pero lo cierto es que todos se maravillaron al presen-ciar cmo unas figuras humanas proyectadas sobre la paredse movan con tal perfeccin que parecan reales. Cuenta la le-

    yenda que tanta realidad asust a todos los presentes cuandola imagen de un tren se acerc desde la distancia hacia el mis-msimo saln donde se encontraban todos, haciendo incluso

    que alguno huyese despavorido ante el inminente atropello.

    Con huida o sin ella, lo cierto es que la Llegada del trena la estacin fue la pelcula ms impactante y la que se re-cuerda al hablar de aquella primera proyeccin pblica.

    Habr quien piense que fue la casualidad la que hizo que

    una obra civil fuese la protagonista absoluta de la primerapelcula de la historia, pero con investigar un poco se descu-bre que la relacin entre la ingeniera civil y el cine es muchoms intensa de lo que puede parecer a simple vista.

    En aquellos primeros aos, los pioneros del cine apunta-ron el objetivo de sus cmaras hacia el espectculo y el mo-

    vimiento. Buscaron localizaciones grandilocuentes y situacio-nes que pudiesen resultar atractivas, pero todas ellas tenancomo denominador comn el movimiento. sa era la sorpre-sa para quienes conocan la fotografa esttica y contempla-ban ahora el paso del estatismo a la animacin real. En subsqueda de protagonistas, las obras civiles supusieron un fi-

    ln, y es que stas tienen mucho que ver con el movimiento:

    La obra civil y el cine

    Valentn J. Alejndrez Piuela

    DESCRIPTORES

    INGENIERACINEOBRACIVILPUENTESCARRETERASTRENES

    Fig. 1. Llegada del tren a la estacin.

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    el de las personas a lo largo de carreteras y lneas ferrovia-rias que salvan obstculos naturales mediante puentes y t-neles; el de mercancas que se cargan y descargan en gran-des buques desde los puertos; o el del agua que acumulamosen los embalses gracias a las presas y distribuimos por ca-nales hasta los grifos de nuestras casas. En el cine, tal y co-mo lo conocemos hoy, tambin todo es movimiento, y no so-lo por el paso del celuloide por el proyector a veinticuatro fo-togramas por segundo. Es cambio y transformacin. Los pro-tagonistas se mueven y se transforman, como la energa po-tencial del agua en una presa se convierte en energa elc-trica unos metros ms abajo.

    La prueba de la importancia que tuvieron las obras civilesen los primeros aos de la cinematografa qued impresiona-da en el celuloide de pelculas como Botadura del Frst Bis-marck (1896), Partida de pescadores de un puerto (1895)o la ya mencionada Llegada del tren a la estacin, todasellas de los hermanos Lumire.

    Aqu, en Espaa, la evolucin fue prcticamente la misma,

    pero con un par de aos de retraso. Fructuoso Gelabert rod en1897 La salida de los obreros de la Fbrica Espaa Industrial,en 1898 Llegada de un tren a la estacin del Norte, en 1903El puerto de Barcelona, para llegar hasta 1910 con su Fa-

    bricacin del cemento Asland. Entre 1910 y 1920 Antonio Tra-mullas rod varios reportajes sobre el pantano de Cova Fora-dada e incluso le dedic una pelcula a un salto hidroelctrico.

    Pero no creamos que las obras civiles solo participaron enpelculas documentales. En 1903 y al otro lado del Atlntico,el estadounidense Edison junto a su realizador Edwin S. Por-ter sorprendi a todos con la proyeccin de una pelcula delarga duracin que llegaba hasta los catorce minutos y queadems de ser una historia de ficcin (ya antes haban pro-

    yectado ficciones de uno o dos minutos) se rod siguiendo unguin que narraba dos historias en varias localizaciones dis-tintas que se simultaneaban en la pantalla y terminaban porunirse en un final sorprendente. La pelcula fue Asalto y ro-bo al tren (1903), est considerada como el nacimiento delguin narrativo en el cine y toda la trama discurre alrededorde una lnea ferroviaria, con su estacin y su depsito deagua como elementos clave. De nuevo una obra civil est pre-sente en un salto cualitativo en la historia del cine.

    El cine fue madurando y perdi poco a poco su carcter

    documental para dedicarse con mayor intensidad a las histo-rias y los personajes. En ocasiones, las obras civiles han sidoconsideradas como localizaciones, escenarios ms o menosespectaculares, ms o menos atractivos donde las historias delos protagonistas alcanzaban un clmax. Pero en otros casos,los guionistas y directores cinematogrficos han cargado desimbolismo y de significado a los puentes, las carreteras, lostneles o los canales, lanzando mensajes a travs de ellos, uti-lizndolos como hilo conductor de mil historias.

    Tender puentes a la imaginacin

    Quiz han sido los puentes los grandes intrpretes dentro del

    gremio de las obras civiles. El puente sobre el ro Kwai (Da-vid Lean, 1957) es una de las primeras pelculas que vienena la mente cuando se piensa en la relacin entre la obra civil

    y el cine. No es para menos. La construccin de un puente fe-rroviario en plena jungla asitica da pie a una de las mejo-res y ms aplaudidas pelculas del gnero blico. Pero elpuente no es solo una excusa para las hazaas de los prota-

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    Fig. 2. Botadura del Frst-Bismarck.

    Fig. 3. El puente sobre el ro Kwai.

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    gonistas. Se trata de una cuestin de honor para el coroneljapons Saito (Sessue Hayakawa), que deber matarse si noconsigue finalizarlo en el plazo previsto, mientras que el co-ronel britnico Nicholson (Alec Guinnes) descubre en el puen-te la herramienta para afrontar un enfrentamiento cultural dedos civilizaciones milenarias con cdigos y valores muy dife-rentes, donde los conocimientos tcnicos britnicos pretendenestar, y en este caso as es, por encima de los japoneses.

    No termina ah la simbologa de esta obra. A lo largo delmetraje, el puente se convierte en el instrumento para devol-

    ver la disciplina a sus hombres, en el medio que le permitiralcanzar la posteridad, pasar a la historia como el artfice de

    una va de comunicacin a travs de la inhspita jungla. Endefinitiva, se torna en portador de diferentes mensajes, so-porte del subtexto de la pelcula. Un subtexto rico y variadoque se cuela entre las lneas del texto para conformar unguin merecedor de uno de los siete oscar de Hollywood queconseguira esta produccin en 1957.

    Otros puentes famosos por el cine son los utilizados porClint Eastwood en Los puentes de Madison (1995). Locali-zados en el estado de Iowa, se trata de una serie de diecinue-

    ve puentes del siglo XIX de los que quedan en pie tan solo seis.En principio se construyeron como sencillos puentes de made-ra, pero ante el temor de un rpido deterioro del tablero y del

    alto precio de reponerlo, se decidi cubrirlos con madera ba-rata para protegerlos. A ellos y a la historia de amor cine-matogrfica entre el fotgrafo Robert Kincaid (Clint Eastwood)

    y el ama de casa Francesca Johnson (Meryl Streep).Aunque tambin el puente de Queensboro en Nueva York

    es testigo del amor entre Woody Allen y Diane Keaton en suManhattan (1979), simbolizando de nuevo la unin entredos personas, no siempre han sido los puentes protagonistasde situaciones tan felices. La chica del puente (Patrice Le-conte, 1999) comienza y termina con suicidios o intentos desuicidio desde el puente ferroviario de Austerlitz en Pars y elpuente Fatih Sultan Mehmed en Estambul. En Espaa Manuel

    Mur Oti all por 1951 rod, para Cielo negro, una de las

    secuencias ms impresionantes del cine espaol, comenzan-do con un intento de suicidio desde el viaducto de la calle Bai-ln en Madrid y terminando, tras un travelling inigualable, enla iglesia de San Francisco el Grande.

    Puentes reidos hemos tenido muchos. El gnero blico hacentrado como objetivo militar ms de un puente. Un puen-te lejano (Richard Attemborough y Sydney Hayers, 1977) lohizo con siete de ellos sobre el Rhin en un tramo de cien kil-metros mal comunicados. A pesar de llegar a utilizar una pa-sarela Bailey de fabricacin inglesa, que es lo ms pareci-do a un puente pret--porter de diseo, como sentencia en losltimos momentos el general Browning (Dirk Bogarde), el

    plan tena un puente demasiado lejano.Demasiadas han sido las pelculas blicas sobre la II Gue-rra Mundial que se han rodado desde el punto de vista alia-do. Es evidente que deba de ser ms difcil para los derrota-dos extraer historias atractivas de aquella guerra, pero el ale-mn Bernhard Wicki en 1957 rod El puente y nos dej untestimonio estremecedor de lo que puede provocar el ingenuoidealismo de unos chiquillos al mezclarlo con el sentido de lahombra propio de la edad y la obediencia ciega a unas r-denes del superior. La pelcula fue rodada en un pequeopuente de piedra a las afueras de Cham, un pueblecito situa-do en Oberpfalz, uno de los siete distritos de Baviera. Al pa-

    recer la historia est inspirada en unos hechos reales que ocu-rrieron durante la retirada de las tropas alemanas. Cuando elfilme llega a su fin y funde en negro, una voz en off extiendela amargura: Esto ocurri el 27 de abril de 1945. Fue tan irre-levante que no apareci en ningn comunicado de guerra.

    Cambiando de gnero, hemos disfrutado mucho tambincon el puente colgante de madera y lianas zarandeado porun elefante mientras Cary Grant y Sam Jaffe intentan cruzar-lo en Gunga Din (George Stevens, 1939), o con aquel delmismo tipo en el que Indiana Jones (Harrison Ford) y sus ami-gos se ven emboscados y estn a punto de caer al abismo enIndiana Jones y el templo maldito (Steven Spielberg, 1984).

    Este ltimo fue construido en Sri Lanka para la pelcula y el74 I.T. N. 78. 2007

    Fig. 4. Manhattan.

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    clculo exacto del mismo le fue encargado a un equipo de in-genieros que en aquel momento estaba trabajando en laconstruccin de una presa unos kilmetros ms abajo del ro.El can, en el punto donde se ubic el puente, tena una al-tura de ms de cien metros.

    Estos puentes fueron los encargados de aportar emocinen un momento de clmax de la pelcula, al igual que lospuentes levadizos East 95th Street de Chicago y el TowerBridge de Londres hicieron lo propio cuando los Blues bro-thers y el inspector Brannigan decidieron por razones biendistintas saltarlos con sus vehculos cuando las rampas esta-ban elevadas en Granujas a todo ritmo (John Landis, 1980)

    y Brannigan (Douglas Hickox, 1975).En cuanto a la utilizacin del puente por parte de los di-

    rectores de cine, cabe resaltar el uso de los mismos como ele-mentos localizadores. Las pelculas de la serie de James Bond,los casos Bourne, las misiones imposibles y todas aquellas que

    desarrollan sus tramas en distintas ciudades de diferentes pa-ses e incluso continentes utilizan puentes como el de Brooklyn,el Golden Gate, el de la baha de Sydney o el Tower Bridgepara informar al espectador de que la accin se desarrolla enNueva York, San Francisco, Sydney o Londres.

    Ferrocarriles fascinantes

    En El Tren (John Frankenheimer, 1965), la obra civil elegi-da es una lnea ferroviaria, y alrededor de ella discurrir latotalidad del metraje, usando toda la capacidad narrativa ycinematogrfica de elementos como el tnel (que pone anuestros protagonistas a salvo del acoso incesante de un

    avin), o la ausencia de tnel (que obliga al recorrido de las

    vas a rodear una loma y permite a Burt Lancaster adelantara los alemanes tras una exigente ascensin y un peligrosodescenso). En este caso, la obra civil no es portadora de nin-gn subtexto. Es el texto en estado puro, el camino (de hie-rro) por el que un tren cargado de obras maestras de la pin-

    tura camina en direccin a la Alemania en retirada, an enlucha contra una Resistencia diezmada. Un camino que ofre-ce descanso en aquellos no lugares que definira Marc Au-g (1992) (lugares de espera, aeropuertos, estaciones, hos-pitales, sin conexin alguna con los habitantes, sin identidad,que bien podran intercambiarse de ciudad sin notar la dife-rencia) y que con el simple cambio del cartel que los defineconsigue engaar a los alemanes y otorgar la victoria a laResistencia en otra pequea batalla.

    El ferrocarril consigui que lugares lejanos pasasen a sercercanos. Facilit los viajes de largo recorrido y por tantoconvirti paisajes exticos en lugares visitables. Al igual que

    el tendido ferroviario, el cine traa y trae hasta las salas deproyeccin ciudades misteriosas, grandes desconocidas, jun-glas tropicales. Wolfgang Schivelbusch denomin este fen-meno como la panoramizacin del mundo llevada a cabotanto por el ferrocarril como por el cine, y lleg a hablar dela semejanza entre ambos medios. Compar la fugaz visinde postes telegrficos pasando velozmente delante de la ven-tanilla de un tren en marcha con el parpadeo cinematogrfi-co de las veinticuatro imgenes por segundo que se detectasubliminalmente sobre la pantalla.

    En esta lnea, David Lean utiliz esta similitud para crearuna escena de magia cinematogrfica en Breve encuentro

    (1945). Laura (Celia Jonson) se sienta junto a la ventanilla del75I.T. N. 78. 2007

    Fig. 5. El puente.

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    puntual tren que le devuelve cada jueves a su hogar tras unda de amor adltero con Alec (Trevor Howard), y mirandopor la ventanilla, sta se convierte en una pantalla de cine so-bre la que se proyectan mentalmente sus sueos, bailandobajo araas de cristal en un lujoso saln, en un palco de lapera en Pars, en gndola por los canales de Venecia

    La magia de los trenes provoca fascinacin, sobre todo enlos nios. Apu, el personaje creado por el bengal Bibhutib-hushan Bandyopadhyay llevado a la gran pantalla por Satya-jit Rai en una gran triloga, corre por el campo de la India enla primera de las pelculas (1953, Pather panchali) para llegara ver pasar un tren por un extico paisaje. En Espaa, esa mis-ma atraccin irracional por los caminos de hierro y las loco-motoras fue sentida por dos nias en un pequeo pueblo de LaMancha. Isabel (Telleira) y Ana (Torrent), a las rdenes de Vc-tor Erice en El espritu de la colmena (1973), esperaron elpaso de un tren con el odo en el ral y compusieron uno de losplanos ms bellos del cine espaol. Aquellas vas se encontra-

    ban y se encuentran en el paisaje toledano cercano a Cjara.Algunos trenes han llegado a lmites extremos de magiaen el celuloide, como el que invent Won Kar Wai para su pe-lcula 2046 (2004), que trasportaba a sus pasajeros hastael futuro del ao 2046 para rescatar all los recuerdos perdi-dos, o el Polar Express, animado ese mismo ao por Chris

    Van Allsburg, que le dar ms de una leccin sobre la vida asu escptico protagonista.

    Como en el caso de los puentes, los ferrocarriles no han si-do siempre elementos tan positivos en el cine. Han sido usadoscomo escenario de asesinatos, secuestros y chantajes en filmescomo Asesinato en el Orient Express (Sydney Lumet, 1974),

    Alarma en el expreso (Alfred Hitchcock, 1938) o El expresode Shanghai (Josef Von Sternberg, 1932). Tambin como pro-tagonista de una pelcula de esas denominadas de catstrofes,en El puente de Cassandra (Gerge Pan Cosmatos, 1976),donde un convoy infectado por un virus letal obliga a las auto-ridades a desviar su camino hacia un puente obsoleto que nosoportar su peso y, as, sacrificar a todo el pasaje.

    Los chicos del barrio de Carabanchel, en Madrid, aposta-ban su hombra y casi su vida en un juego de templanza y ve-locidad con las vas del cercanas como escenario en El Bo-la (Achero Maas, 2000), y ms de un personaje ha utiliza-do este sistema de transporte para ir directo a la muerte arro-

    jndose a las traviesas. El caso ms reiterativo ha sido el de

    Anna Karenina, que lo ha hecho en infinidad de versiones,desde la de 1927 a cargo de Edmund Goulding hasta la deBernard Rose en 1997.

    Aunque para traviesas no hay mejor ejemplo que el im-pactante suicidio colectivo de 50 colegialas japonesas que searrojan al mismo tiempo sobre los rales de un expreso a supaso por la estacin Shinjuku de Tokio en la primera secuen-cia de Suicide Club (Sion Sono, 2002).

    Si saltamos de Tokio hasta el otro extremo del Pacfico y re-trocedemos en el tiempo hasta los das del lejano oeste ameri-cano, encontramos que los trenes marcaron el ritmo de ms deuna pelcula cuyo desenlace dependa de la llegada o la par-tida del puntual ferrocarril. Solo ante el peligro es un ejem-plo de direccin magistral por parte de Fred Zinnemann, querod una pelcula en tiempo real. Esto quiere decir que la his-toria que cuenta dura exactamente lo mismo que la duracinde la cinta, y est marcada desde el comienzo por la espera-da llegada, a bordo del tren, del vengativo Jack Colby (Lee

    Van Cleef), al que debe enfrentarse, sin demasiado apoyo, el

    sheriff Kane (Gary Cooper). Kirk Douglas tuvo que resistir enel hotel de la ciudad todo un da encerrado con el asesino desu mujer esperando la salida de El ltimo tren de Gun Hill(John Sturges, 1959). Y todas estas historias tienen como pel-cula emblemtica la que precisamente narr las aventuras delos pioneros del ferrocarril transcontinental en Estados Unidos.Desde Mississippi la Union Pacific y desde Sacramento la Cen-tral Pacific construyeron miles de kilmetros de lnea frreahasta llegar a Promontory (Utah) en la primavera de 1869.Ninguna produccin reflej tan bien como El caballo de hie-rro (John Ford, 1924) los avatares de aquella empresa, el es-fuerzo de los trabajadores chinos, italianos e irlandeses, el ri-

    gor del clima, el acoso de los indios y la bsqueda de un pa-so a travs de las Cheyenne Hills. Quin iba a pensar en aque-llos tiempos que los trenes discurriran aos ms tarde bajo latierra cruzndose a distintas alturas en multitud de transbordosde lneas que configuran la red de metro de una ciudad.

    Muchos han sido los directores que han bajado a los pasi-llos del metro para rodar escenas, pero pocos consiguieron unresultado como las persecuciones de Gene Hackman a Fer-nando Rey en French Connection (William Friedkin, 1971) oel ataque licntropo a un dandy ingls en Un hombre loboamericano en Londres (John Landis, 1981). Esta ltima fue ro-dada en la misma estacin de Tottenham Court Road, donde

    discurre la accin, aunque lo ms habitual en Londres es utili-zar la estacin de Aldwych, que est cerrada al trfico. En Es-paa tambin tenemos una estacin abandonada, un pocofantasma. Se trata de la antigua estacin de Chamber de la l-nea 1, entre las de Bilbao e Iglesia. Diseada por el arquitecto

    Antonio Palacios junto con Joaqun Otamendi, fue cerrada enel ao 1966 y mantiene casi intactos suelos y mosaicos de lasparedes. Fernando Len de Aranoa rod all una escena m-gica en Barrio (1998), con los tres protagonistas cruzando laestacin por el centro de las vas ante la mirada perdida de unapoblacin indigente y al son de la msica de Cheb Mami. Enlos planes del Ayuntamiento de Madrid est restaurarla y con-

    vertirla en un centro de interpretacin de la historia del metro.76 I.T. N. 78. 2007

    Fig. 6. El espritu de la colmena.

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    Carreteras:

    de secundarias a protagonistas

    Otra obra civil por excelencia, la carretera, no solo ha sidoprotagonista absoluta de ms de una obra maestra del cine,sino que ha dado nombre a todo un gnero cinematogrfico:las road-movies.

    Estos caminos asfaltados nos han mostrado paisajes muydiversos, desde los desiertos de Utah y Arizona hasta los pra-dos verdes del sur de Francia, pasando por los alrededores deRoma o la baha del Principado de Mnaco. Pero las road-mo-vies no solo presumen de trazados espectaculares, sino tam-bin de vehculos. Unos por clsicos, otros por espectaculares

    y algunos por extraos. Alvin Straight (Richard Farnsworth) re-corre 150 kilmetros a bordo de un cortacsped en la conmo-

    vedora Una historia verdadera (David Lynch, 1999). Thelmay Louise (Geena Davis y Susan Sarandon) huyen de su vida alvolante de un Thunderbird azul del sesenta y seis. El mismomodelo pero del sesenta y siete es el vehculo propiedad de

    Sailor (Nicholas Cage) que les lleva a l y a Lula (Laura Dern)a conocer a toda una prole de gente rara sacada de la men-te de David Lynch (Corazn salvaje, 1990). Grace Kelly con-duce un Subean Mark Alpine Roadster por la Grand Cornichede Montecarlo en Atrapa a un ladrn (Alfred Hitchcock,1955) y, paradjicamente, morira aos despus en la mismacarretera pero esta vez al volante de un todo terreno Rover3500. La coleccin de clsicos ms espectacular del cine des-fil frente a las cmaras de Stanley Donen en Dos en la ca-rretera (1967) a travs del repaso a la historia del matrimo-nio de Audrey Hepburn y Albert Finney mediante varios viajesen coche por el sur de Francia. Conducen, entre otros, un MG-

    TD y un Mercedes SL Pagoda. Mucho ms modesto es el veh-culo utilitario perseguido incansablemente por un gigantesco yagresivo camin a lo largo de todo un catlogo de carreterasdiseado por uno de los genios ms reconocidos del cine. Ste-

    ven Spielberg sent a Dennis Weaver en un Plymouth Valiantrojo del setenta para su bautismo cinematogrfico (a pesar deser un proyecto televisivo) en El diablo sobre ruedas (1971).

    Las road-movies que utilizan la carretera como un medio dealcanzar la libertad encuentran su apogeo en Easy rider (Den-nis Hopper, 1969), con Peter Fonda y el propio Dennis Hoppera lomos de unas motos chopper en el apogeo del movimientohippie y la psicodelia. Es la road-movie que ms recuerda a un

    western, por los parajes recorridos, por las actitudes de los pro-

    tagonistas e incluso por sus nombres, Wyatt (Earp?) y Billy (elnio?). Hopper reconoci dos fuentes de inspiracin: el lejanooeste americano y una pelcula italiana rodada unos aos an-tes titulada La escapada (Dino Risi, 1962). sta es una deesas joyas medio olvidadas que cuenta el loco fin de semanadel imprudente Bruno (Vittorio Gassman) y el apocado estu-

    diante de derecho, Roberto (Jean Louis Trintignant), montadosen un mtico Lancia Aurelia Sport B24 del cincuenta y seis re-corriendo los alrededores de la Ciudad Eterna.

    Las carreteras necesitan mantenimiento, y cuando se unela escasez del mismo a unas condiciones climticas subtropi-cales adversas el firme se deteriora hasta el punto de conver-tirse en una superficie rugosa denominada chapa onduladaen El salario del miedo (H.G. Clouzot, 1953). Unos camio-neros voluntarios un poco suicidas se aventuran a transportarnitroglicerina a bordo de unos camiones que, entre otros ries-gos, deben cruzar los tramos de chapa ondulada a una velo-cidad constante de 40 kilmetros por hora para evitar una vi-

    bracin que sera fatal. La nitro es necesaria para sofocar elincendio de un pozo petrolfero. De la pericia de los conduc-tores y de la suerte depender el xito de la misin.

    El agua como hilo conductor

    Pozos tambin, pero esta vez de agua, son envenenados enChinatown (Roman Polanski, 1974) con fines retorcidos dic-tados por la especulacin. La ubicacin definitiva de una pre-sa por construir provoca una serie de asesinatos, estafas y en-gaos que Jack Nicholson deber resolver.

    Las obras hidrulicas tambin tienen su parcela en esteparticular olimpo cinematogrfico. La construccin de una

    presa suele ir acompaada de polmica. Es un tema delica-do sobre todo socialmente, ya que el futuro embalse anegartierras de cultivo y pueblos enteros. En Espaa todava se re-cuerda el caso del pantano de Riao, y ste qued reflejadoen la pelcula Las huellas borradas, que dirigi en 1999 En-rique Gabriel Lipschutz con un guin inspirado en un cuentoque Luca Lipschutz, madre del director, escribi unos aosantes. Elia Kazan abord el mismo tema en Ro Salvaje(1960). Montgomery Clift intenta convencer a Jo Van Fleet deque debe abandonar su hogar ante la futura inundacin. Y en

    Argentina, Adolfo Aristarain articul una de las pelculas mssociales alrededor de la secreta construccin de una repre-

    sa en Valle Bermejo. Un lugar en el mundo (1991) tambin77I.T. N. 78. 2007

    Fig. 7. Barrio. Fig. 8. Easy rider.

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    guarda entre sus perlas el duelo entre el carro tirado por elcaballo Dumas y el ferrocarril. Una carrera por tomar elcruce que simboliza la lucha del dbil contra el fuerte y queen este caso siempre gana el dbil la batalla. La guerra serms difcil, pero nunca se puede tirar la toalla.

    El agua almacenada en los embalses la transportamos porcanales. En el cine, los canales han servido para algo msque para eso. King Vidor consigui con El pan nuestro decada da (1934), al igual que Aristarain, otra historia social,

    pero en este caso la obra hidrulica de turno (un canal muyde andar por casa) se convierte en el resultado de la unin delos agricultores, que se deciden a construirlo con sus propiasmanos, y en el medio para salvar sus cosechas.

    Los canales navegables del norte de Francia son el escena-rio de la luna de miel de la pareja protagonista de LAtalan-te (Jean Vigo, 1934) a bordo de una gabarra que los recorrerealizando una sutil identificacin entre el agua y el amor, conuna esclusa que simboliza el ajuste de expectativas y necesi-dades por el que debe pasar cualquier relacin de pareja.

    Una vez utilizada el agua en nuestras viviendas la devolve-mos al circuito hidrolgico para ser tratada por depuradoras y

    vertida de nuevo a los ros. Para ello es necesario construir al-

    cantarillas, algo no muy atractivo a priori pero que en manosde maestros como Carol Reed y Orson Welles convierten unasecuencia de cine negro en todo un ejemplo de buen hacer. Lapersecucin final de El tercer hombre (Carol Reed, 1949)convirti en escenario mtico la red de alcantarillado de Viena.

    La oscuridad del tnel

    Las cloacas no dejan de ser tneles, y los tneles, sobre todolos ferroviarios, son los protagonistas de la metfora ms re-currente del acto sexual. Muchos trenes se han adentrado enmontaas a toda velocidad, con el silbato resoplando yechando humo en el caso de los de vapor. Como ejemplo, laescena final de Con la muerte en los talones (Alfred Hitch-cock, 1959), en la que instantes antes el maestro del suspensefilm una de las elipsis ms espectaculares de la historia. EveMarie Saint se agarra al brazo de Cary Grant mientras cuelgadel monte Rushmore. l tira de ella para subirla, y por la ma-gia del cine, a donde sube es a la litera del coche-cama. Lue-go el tren entra en el tnel, y lo dems no nos interesa (o s).

    Por supuesto, los tneles excavados con medios precarios,con las propias manos en algn caso, protagonistas de pel-culas de evasiones, merecen reconocimiento ingenieril tantocomo los otros, y entre ellos destacan los de La gran evasin(John Sturges, 1963), Cadena perpetua (Frank Darabnot,1994), La gran ilusin (Jean Renoir, 1937) o La evasin(Jacques Becker, 1960). Ahora bien, para final espectacular,el que protagoniza Tom Cruise en Misin imposible (Briande Palma, 1996) saltando desde un helicptero en vuelo a untren en marcha aprovechando la onda expansiva de un ex-plosivo colocado por l mismo, y todo ello dentro del Euro-tnel que cruza el Canal de la Mancha! Aventuras increbles

    desde un punto de vista racional pero que se le permiten alcine en aras de un buen espectculo.

    Un aeropuerto y un puerto

    Increble nos pareci a todos, y nos sigue pareciendo en ca-da nuevo visionado, que Rick Blaine (Humphrey Bogart) deja-ra marchar a Ilsa Lund (Ingrid Bergman) en aquel aeropuertode Casablanca (Michael Curtiz, 1942). Los aeropuertos, lasestaciones de tren y los puertos han sido escenario de muchasdespedidas. Greta Garbo en el papel de La reina Cristina deSuecia (Rouben Mamoulian, 1933) abandona su pas y sucorona por amor, partiendo del puerto con la mirada entre

    triste y orgullosa en uno de los planos que quedara en las re-tinas de los espectadores como la imagen de la Garbo.

    La obra civil interpreta

    Dando un paso ms hacia delante en el proceso creativo ci-nematogrfico, por qu no pensar que la obra civil puedeser considerada como intrprete? Lo habitual es encontrarlaen cameos, pequeas apariciones haciendo de s misma. Enocasiones el papel adquiri mayor presencia e importanciaen la historia hasta competir por el protagonismo con los ac-tores principales. Su capacidad interpretativa fue creciendo yle lleg la oportunidad de hacerse pasar por lo que no era,

    al representar otra obra civil, pero de similar funcin. El pa-78 I.T. N. 78. 2007

    Fig. 10. LAtalante.

    Fig. 9. El pan nuestro de cada da.

  • 7/25/2019 La Obra Civil y El Cine

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    so definitivo fue cuando, bajo las rdenes de directores comoRidley Scott o David Lean, nos convencieron de que estba-mos ante una fbrica, una comisara o un hospital cuando enrealidad se trataba de una presa y una estacin ferroviaria.

    Es el caso de la presa del embalse de Verzasca en Hittnau(Suiza), que se hizo pasar por fbrica de armamento qumi-co sovitico en Goldeneye (Martin Campbell, 1995). Pare-cidas circunstancias vivi la Presa de Aldeadvila de la Ribe-ra, en Salamanca, esta vez bajo las rdenes de David Leanen Doctor Zhivago (1965). Curiosamente, las dos presas seterminaron de construir en el mismo ao (1965). La mayor

    versatilidad la han demostrado las estaciones ferroviarias, yno solo por sus papeles en los que interpretan a otras esta-ciones, como es el caso de la Gare du Nord parisina hacin-dose pasar por la Grand Central del Nueva York de los aostreinta en rase una vez en Amrica (Sergio Leone, 1984),

    sino por actuaciones camalenicas, como la de la estacinUnion de Los ngeles, convertida en comisara futurista paraBlade runner (Ridley Scott, 1982), o aeropuerto contempo-rneo para Asesinos de reemplazo (Antoine Fuqua, 1998).

    Para terminar, qu mejor manera que volver a una historiade puentes. El Pont-Neuf en Pars fue escogido como escenarioprincipal para la pelcula francesa Los amantes del Pont-Neuf(Leos Carax, 1991). Distintos problemas de produccin llevaronal equipo a tomar una de las decisiones ms controvertidas dela historia del cine galo: recrear el Pont-Neufy sus alrededoresen un humedal de La Camargue, a escala natural, lo que supu-so el mayor decorado jams construido para un filme del pas

    vecino. 350 metros de largo sobre una finca de 15 hectreas

    que consiguieron arruinar a un par de productores de los quepasaron por el proyecto durante los ms de tres aos que se tar-

    d en gastar los 150 millones de francos del presupuesto total.Mereci la pena toda esta inversin? Era tan importan-te el Pont Neuf? Leos Carax siempre contestar que s, y la re-creacin del Pont Neuf, en palabras del decorador, supuso2 millones de tornillos y clavos, 12 gradas de estadio de ft-bol confrontadas, 320 toneladas de andamios, 1.300 cajasde vino de 12 botellas, 13 nacimientos de nios, 19 cochesde desguace y un accidente laboral.

    Valentn J. Alejndrez Piuela

    Ingeniero de Caminos, Canales y PuertosCo-autor del libro La obra civil y el cine. Una pareja de pelcula

    (Madrid, Cinter, 2006)

    79I.T. N. 78. 2007

    Fig. 11. Casablanca.

    Fig. 12. Decorado para Los amantes del Pont-Neuf.