la nacion mayo

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El suplemento ha sido elaborado por Rossíyskaya Gazeta, único responsable de su contenido Se publica en varios idiomas en los diarios The Wall Street Journal, The Washington Post, El País, Folha de S.Paulo y otros es.rbth.com Distribuido junto con la tirada de El suplemento ha sido elaborado por Rossíyskaya Gazeta, único responsable de su contenido Se publica en varios idiomas en los diarios The Wall Street Journal, The Washington Post, El País, Folha de S.Paulo y otros MIÉRCOLES 21 DE MAYO DE 2014 (30) es.rbth.com Russia Beyond the Headlines es el nuevo nombre de Distribuido junto con la tirada de Rusia tiene intenciones de expandir considerablemente su red de áreas naturales protegidas en el Ártico e instalar la seguridad apropiada”. Vladimir Putin PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN RUSA En 1996 fue constituido el Consejo Ártico entre ocho países: Rusia, EE.UU., Dinamarca, Noruega, Canadá, Islandia y Suecia. Cada uno de ellos lucha por mantener su influencia en la región. Geopolítica Rusia busca aumentar su presencia en la región y desarrollar nuevos proyectos internacionales En la profusión de noticias gene- radas últimamente sobre Ucrania y las relaciones entre Rusia, los Es- tados Unidos y Europa ha pasado inadvertido un hecho concreto: la puesta en marcha de una expedi- ción del Centro Ártico de Investi- caciones para la Explotación de la Plataforma Continental.Y es que los promotores del citado centro son los dos gigantes ruso y esta- dounidense de la industria petro- lífera, Rosneft y ExxonMobil. El simple hecho de iniciar la expedi- ción no solo demuestra la conti- nuidad de las relaciones comercia- les entre estas dos corporaciones, sino también su intención de coo- perar en el ámbito estratégico del territorio ártico. Según las estimaciones del Ser- vicio Geológico de los EE.UU., en el Ártico se concentra aproxima- La empresa estatal rusa Rosneft realiza trabajos con la estadounidense Exxonmobile para explotar de forma conjunta las reservas de gas en la zona VADIM YERSHOV RBTH damente un 13% de las reservas mundiales de petróleo sin explo- rar y hasta un 30% de las reser- vas también sin explorar de gas natural. A Rusia le corresponde más de la mitad de dichas reser- vas; y si hablamos exclusivamen- te del gas, la zona rusa alberga el 95% del gas del Ártico. No es de extrañar que, a pesar del conflic- to abierto entre Moscú y Wa- shington a causa de Ucrania, el equipo directivo de la mayor em- presa petrolífera norteamericana no considere oportuno castigar a Rusia. El patrimonio ruso en el Ártico constituye un bocado demasiado suculento para renunciar a su ex- plotación. No es casual que la co- laboración entre Rosneft y otro de los gigantes del petróleo, la britá- nica BP, se iniciara precisamente explorando la posibilidad de lle- var a cabo proyectos conjuntos en la plataforma continental. En 2010, ambas compañías llegaron a tra- tar un intercambio de acciones. Rosneft y BP hablaron también de crear el Centro de Tecnologías del Ártico en la Federación de Rusia, CONTINÚA EN LA PÁGINA 2 A la conquista del Ártico el cual debía dedicarse al diseño y la implantación de soluciones tecnológicas y de ingeniería de úl- tima generación para la extrac- ción segura de los hidrocarburos de la región, en colaboración con las principales instituciones de in- vestigación, constructoras y uni- versidades tanto rusas como ex- tranjeras. El hecho de que al final Rosneft decidiera cofundar dicho centro con ExxonMobil en lugar de BP se debe en gran medida a los millo- narios accionistas rusos de TNK- BP, quienes hace cuatro años frus- traron el prometedor acuerdo con su socio británico; Rosneft y BP acabaron rompiendo su alianza y ExxonMobil ocupó el puesto de socio de la compañía estatal rusa. Muchos especialistas comparan la colonización de la plataforma con la conquista del espacio por medio de la nanotecnología y la electrónica. La explotación de los yacimientos requiere indiscutible- mente complejos recursos tecno- lógicos: desde buques a platafor- mas de perforación, pasando por todo tipo de equipos y dispositi- vos geofísicos y náuticos. Las cor- poraciones petrolíferas norteame- ricanas y europeas cuentan con la tecnología y la experiencia nece- sarias. Por esta razón es una co- laboración que beneficia a Rusia, ya que le permitirá capitalizar más rápido y de una manera más se- gura sus activos en el Ártico. Una soberanía basada en la historia Los rusos han hecho frente a la conquista de este territorio de una forma tan efectiva como la lleva- da a cabo por las naciones nórdi- cas.Ya a mediados del siglo XVI, los pomory rusos (nativos del norte) realizaban travesías por el océa- no Ártico aprovechando los afluen- tes de los ríos siberianos. En 1648, un grupo de navegantes liderados por el empresario Fedot Popov y el atamán cosaco Semión Dezh- nevi atravesaron con sus embar- caciones la península de Chukot- ka hasta el océano Pacífico. Entre 1733 y 1742, tras la conocida como segunda expedición a Kamchatka –o Gran Expedición del Norte–, se trazaron geográficamente las costas del océano Ártico desde Ar- jánguelsk hasta la desembocadu- ra del río Kolymá, la costa de la isla de Jonsiu y las islas Kuriles. En 1899, por iniciativa del almi- rante Makárov, se construyó el pri- mer rompehielos del mundo, elYer- mak, para mantener una comunicación regular con los ríos Obi y Yeniséi a través del mar de Kara, así como para la realización de investigaciones científicas en las latitudes más septentrionales del océano. En 1914 y 1915, las banderas rusas se izaron en la tie- rra de Francisco José y en la isla de la Soledad. La actividad de la Unión Sovié- tica en la región no tenía nada que envidiar a la del imperio ruso. El 10 de marzo de 1921, Vladimir Lenin firmó un decreto para la creación del Instituto Naval de In- vestigación. El área de competen- cia de dicho instituto era el océa- no Ártico, junto con sus mares y estuarios, sus islas y las costas ad- yacentes de la RSFSR. A partir de 1923 y en un perío- do de tan solo diez años, se cons- truyeron en las costas e islas del Ártico 19 estaciones radiometeo- rológicas.Y en los años 30 y 40, se recorrió por primera vez en una sola travesía la ruta marítima del Norte. Esta ruta constituye uno de los activos rusos en el Ártico más significativos, casi más que los ya- cimientos de la plataforma conti- nental. El uso de este corredor, junto con el paso del Noroeste (si- tuado en el territorio ártico de Ca- nadá), acelera y simplifica el co- mercio entre Europa y Asia. Por ejemplo, la longitud de la actual ruta Rotterdam-Tokio a través del Canal de Suez es de 21.100 kiló- metros. El paso del Noroeste re- corta esta ruta hasta los 15.900 kilómetros y la ruta marítima del Norte hasta los 14.100 kilómetros. Según las estimaciones de los ex- pertos, el paso de buques por la ruta del Norte reduce un 40% el tiempo de entrega de las merca- derías de las rutas tradicionales. Esto implica un ahorro de com- bustible y de los costes salariales y de flete del barco, debido a la menor duración del recorrido. es.rbth.com/40053 1,6 billones De toneladas de hidro- carburos alberga el Ár- tico ruso, mientras todo el territorio continental acoge casi una cuar- ta parte de los recursos del planeta. 4 millones De toneladas de com- bustible se podrán transportar a través de la ruta marítima del Norte, la alternativa al Canal de Suez que se habilitará para 2015. LAS CIFRAS UCRANIA Y LOS PRINCIPIOS BÁSICOS DEL ORDEN MUNDIAL es.rbth.com/39937 EL ESCENARIO RUSO PARA KIEV es.rbth.com/39993 EE.UU. SE ENCUENTRA ENTRE EL OSO RUSO Y EL DRAGÓN CHINO es.rbth.com/39681 LEA MÁS EN TEMAS DE ACTUALIDAD: es.rbth.com/ucrania AFP/EASTNEWS GETTY IMAGES/FOTOBANK

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Page 1: La Nacion mayo

El suplemento ha sido elaborado por Rossíyskaya Gazeta, único responsable de su contenidoSe publica en varios idiomas en los diarios The Wall Street Journal, The Washington Post, El País, Folha de S.Paulo y otros

es.rbth.com

Distribuido junto con la tirada de

El suplemento ha sido elaborado por Rossíyskaya Gazeta, único responsable de su contenidoSe publica en varios idiomas en los diarios The Wall Street Journal, The Washington Post, El País, Folha de S.Paulo y otros

MIÉRCOLES 21 DE MAYO DE 2014 (Nº 30)

es.rbth.com

Russia Beyond the Headlines es el nuevo nombre de

Distribuido junto con la tirada de

" Rusia tiene intenciones de expandir considerablemente su red de áreas naturales

protegidas en el Ártico e instalar la seguridad apropiada”.

Vladimir Putin PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN RUSA

En 1996 fue constituido el Consejo Ártico entre ocho países: Rusia, EE.UU., Dinamarca, Noruega,

Canadá, Islandia y Suecia. Cada uno de ellos lucha por mantener su influencia en la región.

Geopolítica Rusia busca aumentar su presencia en la región y desarrollar nuevos proyectos internacionales

En la profusión de noticias gene-radas últimamente sobre Ucrania y las relaciones entre Rusia, los Es-tados Unidos y Europa ha pasado inadvertido un hecho concreto: la puesta en marcha de una expedi-ción del Centro Ártico de Investi-caciones para la Explotación de la Plataforma Continental.Y es que los promotores del citado centro son los dos gigantes ruso y esta-dounidense de la industria petro-lífera, Rosneft y ExxonMobil. El simple hecho de iniciar la expedi-ción no solo demuestra la conti-nuidad de las relaciones comercia-les entre estas dos corporaciones, sino también su intención de coo-perar en el ámbito estratégico del territorio ártico.

Según las estimaciones del Ser-vicio Geológico de los EE.UU., en el Ártico se concentra aproxima-

La empresa estatal rusa

Rosneft realiza trabajos con la

estadounidense Exxonmobile para

explotar de forma conjunta las

reservas de gas en la zona

VADIM YERSHOVRBTH

damente un 13% de las reservas mundiales de petróleo sin explo-rar y hasta un 30% de las reser-vas también sin explorar de gas natural. A Rusia le corresponde más de la mitad de dichas reser-vas; y si hablamos exclusivamen-te del gas, la zona rusa alberga el 95% del gas del Ártico. No es de extrañar que, a pesar del confl ic-to abierto entre Moscú y Wa-shington a causa de Ucrania, el equipo directivo de la mayor em-presa petrolífera norteamericana no considere oportuno castigar a Rusia.

El patrimonio ruso en el Ártico constituye un bocado demasiado suculento para renunciar a su ex-plotación. No es casual que la co-laboración entre Rosneft y otro de los gigantes del petróleo, la britá-nica BP, se iniciara precisamente explorando la posibilidad de lle-var a cabo proyectos conjuntos en la plataforma continental. En 2010, ambas compañías llegaron a tra-tar un intercambio de acciones. Rosneft y BP hablaron también de crear el Centro de Tecnologías del Ártico en la Federación de Rusia, CONTINÚA EN LA PÁGINA 2

A la conquista del Árticoel cual debía dedicarse al diseño y la implantación de soluciones tecnológicas y de ingeniería de úl-tima generación para la extrac-ción segura de los hidrocarburos de la región, en colaboración con las principales instituciones de in-vestigación, constructoras y uni-versidades tanto rusas como ex-tranjeras.

El hecho de que al fi nal Rosneft decidiera cofundar dicho centro con ExxonMobil en lugar de BP se debe en gran medida a los millo-narios accionistas rusos de TNK-BP, quienes hace cuatro años frus-traron el prometedor acuerdo con su socio británico; Rosneft y BP acabaron rompiendo su alianza y ExxonMobil ocupó el puesto de socio de la compañía estatal rusa.

Muchos especialistas comparan la colonización de la plataforma con la conquista del espacio por medio de la nanotecnología y la electrónica. La explotación de los yacimientos requiere indiscutible-mente complejos recursos tecno-lógicos: desde buques a platafor-mas de perforación, pasando por todo tipo de equipos y dispositi-

vos geofísicos y náuticos. Las cor-poraciones petrolíferas norteame-ricanas y europeas cuentan con la tecnología y la experiencia nece-sarias. Por esta razón es una co-laboración que benefi cia a Rusia, ya que le permitirá capitalizar más rápido y de una manera más se-gura sus activos en el Ártico.

Una soberanía basada en la historiaLos rusos han hecho frente a la conquista de este territorio de una forma tan efectiva como la lleva-da a cabo por las naciones nórdi-cas.Ya a mediados del siglo XVI, los pomory rusos (nativos del norte) realizaban travesías por el océa-no Ártico aprovechando los afl uen-tes de los ríos siberianos. En 1648, un grupo de navegantes liderados por el empresario Fedot Popov y el atamán cosaco Semión Dezh-nevi atravesaron con sus embar-caciones la península de Chukot-ka hasta el océano Pacífi co. Entre 1733 y 1742, tras la conocida como segunda expedición a Kamchatka –o Gran Expedición del Norte–, se trazaron geográfi camente las

costas del océano Ártico desde Ar-jánguelsk hasta la desembocadu-ra del río Kolymá, la costa de la isla de Jonsiu y las islas Kuriles. En 1899, por iniciativa del almi-rante Makárov, se construyó el pri-mer rompehielos del mundo, el Yer-m a k , p a r a m a n t e n e r u n a comunicación regular con los ríos Obi y Yeniséi a través del mar de Kara, así como para la realización de investigaciones científi cas en las latitudes más septentrionales del océano. En 1914 y 1915, las banderas rusas se izaron en la tie-rra de Francisco José y en la isla de la Soledad.

La actividad de la Unión Sovié-tica en la región no tenía nada que envidiar a la del imperio ruso. El 10 de marzo de 1921, Vladimir Lenin firmó un decreto para la creación del Instituto Naval de In-vestigación. El área de competen-cia de dicho instituto era el océa-no Ártico, junto con sus mares y estuarios, sus islas y las costas ad-yacentes de la RSFSR.

A partir de 1923 y en un perío-do de tan solo diez años, se cons-truyeron en las costas e islas del

Ártico 19 estaciones radiometeo-rológicas. Y en los años 30 y 40, se recorrió por primera vez en una sola travesía la ruta marítima del Norte. Esta ruta constituye uno de los activos rusos en el Ártico más signifi cativos, casi más que los ya-cimientos de la plataforma conti-nental. El uso de este corredor, junto con el paso del Noroeste (si-tuado en el territorio ártico de Ca-nadá), acelera y simplifi ca el co-mercio entre Europa y Asia. Por ejemplo, la longitud de la actual ruta Rotterdam-Tokio a través del Canal de Suez es de 21.100 kiló-metros. El paso del Noroeste re-corta esta ruta hasta los 15.900 kilómetros y la ruta marítima del Norte hasta los 14.100 kilómetros. Según las estimaciones de los ex-pertos, el paso de buques por la ruta del Norte reduce un 40% el tiempo de entrega de las merca-derías de las rutas tradicionales. Esto implica un ahorro de com-bustible y de los costes salariales y de fl ete del barco, debido a la menor duración del recorrido.

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1,6 billonesDe toneladas de hidro-carburos alberga el Ár-tico ruso, mientras todo el territorio continental acoge casi una cuar-ta parte de los recursos del planeta.

4 millonesDe toneladas de com-bustible se podrán transportar a través de la ruta marítima del Norte, la alternativa al Canal de Suez que se habilitará para 2015.

LAS CIFRAS

UCRANIA Y LOS

PRINCIPIOS BÁSICOS

DEL ORDEN

MUNDIAL

es.rbth.com/39937

EL ESCENARIO

RUSO PARA KIEV

es.rbth.com/39993

EE.UU. SE

ENCUENTRA ENTRE

EL OSO RUSO Y EL

DRAGÓN CHINO

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MIÉRCOLES 21 DE MAYO DE 2014

Internacional

LOS SUPLEMENTOS Y LAS SECCIONES ESPECIALES SOBRE RUSIA HAN SIDO PRODUCIDOS Y EDITADOS POR RUSSIA BEYOND THE HEADLINES, PROYECTO DE ROSSÍYSKAYA GAZETA (RUSIA) EN LOS SIGUIENTES PERIÓDICOS: THE WALL STREET JOURNAL, THE WASHINGTON POST, THE NEW YORK TIMES Y

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Un puente entre Rusia y América

ENTREVISTA SERGEY BRILEV

EL PERIODISTA RUSO FUNDA EN MONTEVIDEO UNA INSTITUCIÓN CUYO OBJETIVO PRINCIPAL SERÁ ESTRECHAR LAS RELACIONES

ECONÓMICAS Y CULTURALES ENTRE RUSIA Y AMÉRICA LATINA; EL 14 DE JULIO SE REUNIRÁ EN LA CAPITAL URUGUAYA

El Instituto Bering-Bellingshausen para las Américas (IBBA) es una ins-titución que tiene como prioridad la exploración de las ventajas que ofrecen los diferentes procesos de integración abiertos en Rusia con la reciente Unión Aduanera y en América latina con la veterana Mer-cosur.

En el emblemático barrio mon-tevideano de Carrasco es donde ten-drá lugar el próximo 14 de julio la primera asamblea del IBBA. Sergey Brilev, su presidente, nos comentó en exclusiva los objetivos del insti-tuto.

Usted es conocido en Rusia como vi-

cedirector de la televisión estatal, ha

sido corresponsal en Londres y di-

rector de un programa semanal de

entrevistas exclusivas que ha teni-

do el privilegio de contar con figuras

como Vladimir Putin, Barack Obama,

George Bush, Dmitri Med vedev, Tony

Blair y David Cameron, entre otros.

¿Dónde cabe América latina en esta

agenda?

Es verdad que me asocian más con la agenda del Norte. Pero no nos ol-videmos de dos detalles que yo ni siquiera llamaría detalles: se trata

rios no sepan nada de estos proyec-

tos si se encuentran con frecuencia

en foros como Davos?

Esa es la ironía. En lugares como Davos los rusos y sudamericanos se encuentran para discutir la agenda global, pero casi no ha-blan de la suya propia. Saben más de la UE y de la NAFTA que de los proyectos que unos y otros lle-van a cabo en sus respectivos paí-ses. Hacía realmente falta que se crease un formato bilateral, un foro y espero que un think tank que sirva a la agenda ruso-sud-americana.

¿Y más allá de lo empresarial?

He iniciado ya en nombre del IBBA dos proyectos relacionados con la historia. En primer lugar para el año que viene estoy planteando or-ganizar en conmemoración del 70° aniversario de la victoria en la Se-gunda Guerra Mundial una con-ferencia con historiadores rusos y latinoamericanos sobre nuestra cooperación durante esa guerra.

¿Hubo cooperación entre Rusia y

América latina en la Segunda Gue-

rra Mundial?

Sobre esto trata mi libro más re-ciente, Los aliados olvidados. Fí-jese que más del 50% del azúcar consumido durante la guerra por la Unión Soviética vino de Cuba. Fue denominado Lend-Lease es-tadounidense, pero en realidad era cubano. Otro ejemplo fue que la fuerza aérea hondureña defendió a los submarinos soviéticos en el Pacífi co en 1942.

¿Y el otro proyecto que ha mencio-

nado cuál es?

Vamos a tratar de organizar du-rante mi estancia en las orillas rio-platenses en julio el estreno sud-americano de tres o cuatro películas producidas por mi canal. Se trata de películas documenta-les de interés general relacionadas con las exploraciones geográfi cas de hoy y –eso espero– la película Stalingrado, que fue el gran estre-no del año pasado y que contó con la participación de actores estela-res rusos y alemanes. Estamos ahora en la etapa de la produc-ción de subtítulos en español.

Entrevista deElena Nóvikova

Similitudes con el Mercosur

Sergey Brilev y su amigo uruguayo –también periodista– Gerardo Bleier, son socios en el Instituto Bering-Be-llingshausen para las Américas (IB-BA). Brilev y Bleier se conocieron en Uruguay, pero ambos compartieron espacio a nivel profesional en Euro-pa. Bleier como corresponsal de El Observador fue asistido por Brilev en una entrevista con Alexánder Yáko-vlev, el intelectual que creó la peres-

troika y la glasnost, principal asesor de Mikhaíl Gorbachov. “Lo que caracteriza nuestra amis-tad es la curiosidad crítica”, explica Bleier. Tanto Brilev como Bleier per-ciben un cambio de paradigma a ni-vel global. “Si se observan los dis-cursos de la mayoría de las elites se percibe una densidad ideológica muy propia del siglo XX. Y el mundo cambia dramáticamente, se encuen-tra en un proceso de transición, las instituciones que dieron respuestas a los problemas globales después de la Segunda Guerra Mundial, no están capacitadas para dar respuestas su-ficientemente adecuadas hoy”, opi-na Bleier.El IBBA se propone estimular inter-cambios tanto económicos como culturales entre estos dos grandes

bloques. “¿Cómo se genera una ma-sa crítica que permita la gobernabi-lidad de la globalización mediante el multilateralismo? Produciendo in-tercambios que generen fenómenos materiales que propicien este multi-lateralismo”, explica. Este intercam-bio comercial y la oportunidad de negocios que abre este nuevo esce-nario mundial ponen al Mercosur y la Unión Aduanera en un lugar intere-sante del tablero global. Los intercambios que pretende po-tenciar esta institución tienen dos lí-neas esenciales: lo comercial y lo in-telectual. “Nuestro objetivo final es contribuir con esta red de contactos a crear un mundo más pacífico”, di-ce Bleier. “Le damos mucha relevan-cia al estímulo y diseño de trabajos de consultoría que pongan a interac-tuar a expertos de países de nuestra región y de Rusia. Este instituto no está basado en el interés exclusivo”, recalca Bleier. “El instituto se financia con sponsors particulares privados dispuestos a habilitar estos intercam-bios, subraya Bleier, quien también destacó que Rusia y el Mercosur pre-sentan muchísimas similitudes en su desarrollo y en la búsqueda de opor-tunidades.

la mismísima existencia de la nueva Unión Aduanera formada por Rusia, Bielorrusia y Kazakhs-tán. Uno de los objetivos del IBBA será la presentación de presupues-tos a las empresas privadas y la publicación de informes detalla-dos y prácticos preparados por los mejores expertos sobre esta agen-da. El primer informe se presen-tará durante la primera conferen-cia del IBBA del 14 de julio en Montevideo.

¿Cómo puede ser que los empresa-

de dos precondiciones claves. En pri-mer lugar, Rusia pertenece al Norte geográficamente, pero tiene una agenda más parecida y compartida con los países en desarrollo del Sur tanto en lo económico como, inclu-so, en lo psicológico. Además soy prácticamente latino.

¿A qué se refiere con “prácticamen-

te”?

Soy ruso, y me considero moscovi-ta, pero nací en La Habana y crecí en lugares como Quito y Montevi-deo.

En otras palabras, algo accidental...

Sí y no. Mis padres estuvieron tra-bajando en América latina desde la década del 70 hasta los 90. Pero siem-pre he mantenido un interés pro-fundo y permanente hacia la región. Muestra de ello son mis numerosas entrevistas periodísticas a los pre-sidentes Bachelet, Chávez, Sangui-netti, Ortega, Morales y Correa, entre otros. A lo que hay que añadir mis dos libros sobre América latina y numerosos artículos científi cos. Y sí, soy uno de esos rusos que leen obras de José Martí y Mario Benedetti en su idioma original, español.

¿Qué quiere decir Bering-Bellings-

hausen?

Fueron dos marineros rusos de los siglos XVIII y XIX, respectivamen-te, quienes completaron el mapa del hemisferio occidental, de las Américas: desde Alaska, Bering, a la región antártica de Bellingshau-sen. Fíjense que las letras que for-man el nombre de nuestra orga-nización –IBBA– parece que forman un dibujito: algo así como un barco con alas. Hay que mover esas alas con los vientos de hoy.

¿Y cuáles son esos vientos?

Déjeme citar un ejemplo concre-to. El conocimiento que se tiene en los círculos empresariales de este país de la legislación de las zonas francas de Mercosur es muy reducido. Al mencionar el tema a varios empresarios rusos que ya operan en el mercado sudameri-cano, me di cuenta de que ni ha-bían oído hablar de las ventajas de este esquema. Y la mayoría de ellos no tienen analistas especia-lizados en las materias regionales. Vienen a Sudamérica como si fuera una región más de Occidente. Y los sudamericanos ni han oído de

Sergey Brilev

NACIONALIDAD: RUSA

EDAD: 41

PROFESIÓN: PERIODISTA

Sergey Brilev es uno de los presen-tadores rusos de televisión más ga-lardonados. Es autor de varios libros relacionados con Sudamérica como el aclamado Fidel, fútbol, Malvinas.

PERFIL

Sergey Brilev en Santiago de Chile, durante la visita del canciller ruso a los países de América latina

es.rbth.com/40051

Además, en esta ruta no hay tur-nos ni límites de dimensiones para las embarcaciones, un obstáculo con el que sí se topan los cargado-res y consignatarios que utilizan el canal de Suez.

Una ruta que ahorra costosEl papel de la ruta marítima del Norte está ganando relevancia por el notable incremento en el con-sumo de gas natural licuado (GNL). Gracias a este hecho, los productores pueden vender el gas natural de cualquier yacimiento, independientemente de si cuentan o no con un gasoducto. Y los con-sumidores se libran de los riesgos relacionados con la inestabilidad política de los países de tránsito. En este sentido, se destaca el pro-yecto Yamal GNL, ejecutado por la empresa rusa Novatek junto con la francesa Total y la china CNPC. Se prevé que el gas de la penín-sula de Yamal se enviará a los com-pradores a través de esta ruta. Pero no se descarta que en el futuro se utilice el potencial del proyecto

Una región que ya es clave en el mapa geopolítico mundialCONTINUACIÓN DE LA PÁGINA 1

la comunidad internacional de las fronteras del Ártico. En este mo-mento, dichas fronteras se basan en el acuerdo de la Convención de las Naciones Unidas sobre el de-recho marítimo de 1982.

Según este documento, la juris-dicción territorial de los Estados solo se extiende a lo largo de la plataforma continental, mientras que el fondo marino y el subsuelo correspondiente que queden fuera de la jurisdicción se consideran pa-trimonio común de la humanidad. Es decir que todos los Estados del mundo tienen igual derecho a la explotación de sus reservas natu-rales y cualquiera de ellos puede enviar una solicitud a la ONU y a otras organizaciones internaciona-les especializadas para la extrac-ción de recursos del fondo marino.

Siguiendo esta lógica, en lugar de la división del Ártico en secto-res vigente hasta la aprobación de dicha convención, Rusia perdería la soberanía sobre 1.700.000 me-tros cuadrados de la superficie polar. Una superfi cie en la que cual-quiera podría realizar tareas de prospección y extracción de recur-sos con todas sus consecuencias, en particular para el medio am-biente.

Y es que la diferencia entre el propietario y el inquilino reside en que el primero, consciente de que tendrá que vivir en su propiedad durante muchos años, se esmera en cuidarla sin que nadie pueda atentar contra este derecho suyo.

Reservas energéticas del continente

Yamal GNL para el licuado del gas extraído en la plataforma del Ártico.

DeshieloEn sus deliberaciones sobre las ven-tajas de la ruta del Norte, muchos expertos recuerdan también que, a principios de la década del 2020, la ruta del Ártico podría quedar libre para la navegación comercial durante todo el año, a causa del calentamiento global y el deshielo glaciar, haciéndola apta incluso para los grandes petroleros que no pueden atravesar los canales.

La superfi cie glaciar del Ártico está decreciendo a un ritmo del 5% cada 10 años y el grosor del hielo ártico se ha reducido a la mitad respecto del que había medio siglo atrás. Pero incluso si nos dejamos llevar por la lógica comercial y no prestamos atención a las nefastas consecuencias ecológicas que ten-drían estos cambios, el proceso no se puede considerar totalmente po-sitivo. Y es que la moderación del clima iría acompañado de una re-ducción en el consumo de energía y por lo tanto de una caída de la rentabilidad de los combustibles fósiles.

Por esta razón, es igualmente im-portante para Rusia aprovechar de manera efectiva los recursos del Ár-tico como mantener el equilibrio ecológico y climático existente en la región. También resulta impres-cindible establecer una distribu-ción inequívoca y reconocida por

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MIÉRCOLES 21 DE MAYO DE 2014

Opinión

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EL CIERRE DE EDICIÓN DE ESTE NÚMERO SE REALIZÓ EL 14 DE MAYO

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Uno de los objetivos más im-portantes y prioritarios del proceso de explotación de las reservas del Ártico con-

siste en garantizar la seguridad energética de Rusia. Las reservas rusas de hidrocarburos son gran-des y los recursos disponibles aún mayores. No obstante, su agota-miento es inexorable, así que cada vez resulta más apremiante para Rusia la explotación de otros ya-cimientos de alta complejidad como los del Ártico. Lo cierto es que allí aún no se han encontrado yacimien-tos de petróleo y gas, pero esta enor-me despensa podría convertirse en un importante activo para la segu-ridad nacional del país, más aún si se tiene en cuenta que Rusia man-tendrá todavía una alta dependen-cia de la extracción de petróleo y gas en el futuro.

Pero, ¿vale la pena buscar petró-leo y gas en el Ártico? En un con-texto de agotamiento manifi esto de los yacimientos existentes, la pre-sencia de grandes reservas aún sin explorar invita a responder sí a esta pregunta. Asimismo, también la se-guridad energética del mundo de-pende de Rusia: no podemos olvi-dar que ese país suministra el 12% de la extracción mundial de petró-leo y casi el 20% de la producción mundial de gas. De modo que po-dría considerarse que los benefi -ciarios de las investigaciones árti-cas y del desarrollo de la tecnología correspondiente están en todo el mundo. No obstante, la importancia del Ártico es bastan-te relevante para Rusia; al fi n y al cabo, el resto del mundo puede reemplazar estos suministros por otros medios. Según las estimacio-nes de la AIE (Agencia Internacio-nal de la Energía), solo el 2% de los recursos petrolíferos del mundo y el 6% del gas se encuentran en el Ártico. Aunque se trata de un volumen importante, es pronto para califi car a la región como un punto clave para la seguridad energética mundial. Los hidrocarburos no con-vencionales tienen más relevancia en este sentido incluso para Rusia: los recursos petrolíferos de la for-mación de Bazhenov están tan asentados como los del Ártico ruso. Su explotación no debería suplir

El Gobierno ruso apenas pres-tó atención al Ártico en la década de los 90: se redujo drásticamente la fi nancia-

ción de la flota de rompehielos, también el apoyo a los pueblos in-dígenas minoritarios de las regio-nes del norte y del Ártico, y se de-tuvieron los programas de investigación, entre ellos los pro-yectos de las estaciones fl otantes del Polo Norte. Actualmente, la pre-sencia del Gobierno ruso en el Ár-tico solo se acerca parcialmente al nivel que alcanzó los últimos años de la época soviética.

¿Pero acaso le queda a Rusia una alternativa distinta a la de afron-tar la conquista de esa re-gión? Tal como llevo escri-biendo desde hace algún tiempo, el estatus de po-tencia ártica no se logra de manera au-tomática, sino me-

¿INVERTIR EN EL POLO NORTE?

LA CAÍDA DE LA URSS AUN CONTINÚA

EL ÁRTICO, LA GRAN APUESTA

UN REGRESO QUE ESTÁ JUSTIFICADO

a otras líneas más prometedoras e innovadoras de extracción de pe-tróleo.

La conquista del Ártico cobra sentido cuando se trata de garan-tizar la competitividad futura de la industria petrolífera nacional. Una competitividad a largo plazo no solo se logra a base de reducir los costos, sino también impulsan-do el conocimiento y la técnica. Quienes logren una mayor produc-tividad en los trabajos de explota-ción del Ártico obtendrán más pun-tos en la carrera por el liderazgo en el mercado mundial de los hi-drocarburos. Las empresas rusas y sus socios extranjeros son los pri-meros interesados en esta proeza. Por otra parte, cabe también plan-tearse si esta extracción de hidro-carburos se convertirá en un pozo sin fondo capaz de devorar las próximas inversiones estatales y privadas.

A pesar de la probable rentabi-lidad de los proyectos del Ártico, las em-presas no pueden hacerles frente sin estímulos adicio-nales. El año pasa-do, un estudio gu-bernamental reveló que la rentabilidad

diante el esfuerzo diario por asi-milar nuevos conocimientos sobre los procesos naturales y sociales de este territorio.

¿En qué quedaría la superfi cie y el PBI de Rusia sin el Ártico? El país bajaría casi diez posiciones en las clasifi caciones internacionales. Tras la emancipación de las repú-blicas centroasiáticas y del Cáuca-so meridional, la conquista del Ár-tico por parte de Rusia —no solo del nuevo potencial atribuido a la plataforma continental, sino tam-bién del potencial urbanístico, na-tural y demográfi co acumulado du-rante décadas en el período soviético— resulta inevitable como vía de fortalecimiento del norte del país. Aunque esto, sin duda, gene-ra nuevas preguntas: ¿cómo se puede garantizar esta nueva pre-sencia del país en el Ártico de un modo económico y efectivo?

¿Y son realmente tan sustancia-les los costos fi nancie-ros que asume el país en el Ártico? ¿Acaso se ha afrontado la

modernización de la fl ota

de la mayoría de estos proyectos dependía de un amplio paquete de privilegios. Esto se debe a que la carga fi scal habitual para este sec-tor es bastante alta en Rusia y su distribución no es del todo efi cien-te. Ahora la administración ha lle-gado a la conclusión de que los be-nefi cios derivados de la explotación de los yacimientos del Ártico exi-gen una oportunidad.

La cuestión sobre los benefi cios de la conquista del Ártico para la sociedad en su conjunto no tiene una respuesta meramente afi rma-tiva o negativa. De momento no hay sufi ciente información sobre el Ár-tico, уa que se trata de una región bastante heterogénea. La solución pasa por dinamizar las investiga-ciones en la zona, crear y aprobar la tecnología necesaria y decidir sobre la explotación de cada yaci-miento teniendo en cuenta los cos-tos económicos, ecológicos y socia-les , las alternativas y las prioridades de la seguridad ener-gética de Rusia y el mundo a largo plazo.

Alexánder Kurdin es director de el Departamento de Investiga-ción del Sector Energético del Gobierno de la Federación de Rusia.

Serguéi

MarkedónovPOLITÓLOGO

Alexánder

KurdinECONOMISTA

Alexánder

Piliásov ANALISTA ECONÓMICO

La situación en Ucrania du-rante los últimos meses ha acaparado las tapas de los diarios en el mundo. Ni si-

quiera los problemas en Medio Oriente han podido relegarla a un segundo plano. Existen razones de peso para la atención que se está prestando a Ucrania.

Desde de las guerras balcánicas, la seguridad en Europa no se había sometido a una prueba tan dura. Es comprensible que la caótica si-tuación y el colapso en el Gobier-no del quinto país de Europa en número de habitantes y el segun-do en superficie provoquen una gran desesperación. El hecho de que Ucrania no haya sido capaz durante todos sus años de inde-pendencia de formar una identi-dad política y civil añade más gra-vedad a la situación. De hecho, en este país conviven tres comunida-des principales: los ucranianos de habla ucraniana, los ucranianos de habla rusa y los rusos. Los repre-sentantes de estos grupos tienen opiniones distintas sobre el futuro del Estado ucraniano.

¿Cuáles son los problemas que han llevado al límite la crisis que tan drásticamente se ha expandi-do por toda Ucrania? Los distur-bios en este país han demostrado que la caída de la URSS continúa. Evidentemente como Estado no existe desde hace ya más de dos

décadas. Sin embargo, la caída de un país unido en otros tiempos no puede considerarse únicamente como un acto jurídico formal. La fi rma del Tratado de Belovezha puso fi n a la URSS, pero no creó ni podía crear nuevas identidades estatales y civiles. No bastaba con llamar a los distintos Estados Ucrania, Mol-davia o Georgia. Casi todas las an-tiguas repúblicas de la URSS, al convertirse en nuevos Estados in-dependientes, tuvieron una gran variedad de problemas.

La URSS se podía permitir el

lujo de garantizar la unidad terri-torial de Ucrania, Azerbaiján, Geor-gia o Moldavia gracias a su apara-to de represión y a sus potentes medios de propaganda. Pero des-pués de 1991, los nuevos Estados debían buscar nuevas vías para for-mar a sus nuevos ciudadanos.

Ucrania no tomó la vía de la di-versifi cación regional, que podía haber satisfecho los intereses de las distintas partes del país. Mien-tras el Gobierno de Ucrania ga-rantizó un equilibrio en los inte-reses de las elites de esa república, la unidad nacional se mantuvo. En

cuanto el Maidán en Kiev puso patas arriba el statu quo, las ten-dencias centrífugas comenzaron a ganar impulso.

Después de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, comentara la participación de los militares rusos en el proceso de la reciente autodeterminación de Crimea, mu-chos expertos y periodistas consi-deraron estas acciones como una confi rmación de las ambiciones im-perialistas de Moscú. Pero olvidan que en 2008, justo después de los cinco días que duró la guerra en el Cáucaso, Rusia amplió su gran acuerdo con Ucrania, basado en el reconocimiento de sus fronteras. Tampoco intentó poner sobre la mesa los principios de reconoci-miento mutuo de las fronteras in-terrepublicanas en los años 1994-1995, cuando el movimiento social prorruso en Crimea iba en aumen-to, simplemente porque en Kiev había un Gobierno que, aunque in-cómodo, era capaz de gobernar de forma práctica en todo el territo-rio del país. Para poder intervenir en algo, hay que tener unas premi-sas internas. ¿Quién sino se toma-ría en serio la posibilidad de que se dé una agitación prorrusa en Lvov o en Ternópol? De este modo, incluso sin los “hombrecitos ver-des”, las tendencias centrífugas tanto en Crimea como en el sur y el este del país tenían sus propios fundamentos.

Cabe señalar un segundo punto de gran importancia respecto a la crisis actual en Ucrania: la políti-

ca exterior de los países de Eura-sia que se han independizado hace poco tiempo no puede llevarse a cabo en un contexto de seria con-frontación con Rusia. La mayor parte de la población de estos paí-ses no está preparada para la in-tegración con Occidente a través de un rechazo hacia la Federación Rusa. Esto afecta no solo a los ucra-nianos rusos y rusohablantes (y hay que decir que, incluso después del cambio en el estatus de Crimea, al-rededor del 40% de los ucranianos tiene una opinión negativa sobre la adhesión a la OTAN y en algu-nas regiones este porcentaje es algo mayor), sino también a las mino-rías existentes en Moldavia. Esto afecta también a los abjasios y a los osetios, a los que la mayor parte de la comunidad internacional con-templa como ciudadanos de Geor-gia.

Hay que reconocer que en los Estados postsoviéticos existe una importante demanda de integra-ción a Europa y a la OTAN. Pero en ellos también existe una de-manda de cooperación e incluso de alianza con Rusia. ¿Cómo re-solver este rompecabezas? Para ello existen dos salidas. Rusia y Occi-dente deben o bien comenzar una nueva rivalidad a gran escala por el dominio de esta parte del mundo, convirtiendo al país de la antigua URSS en un polígono para sus gue-rras de intermediarios, o bien co-menzar un diálogo de verdad en el que los intereses particulares de Rusia sean escuchados y sean con-siderados no como esquemas pri-mitivos e ideologizados tipo reso-vietización, sino como razones legítimas.

Serguéi Markedónov es profesor del Departamento de Estudios In-ternacionales y de Política Exte-rior de la Universidad Estatal de Humanidades de Rusia.

En los Estados exsoviéticos existe una demanda de integración a Europa, pero también de alianza con Rusia.

de rompehielos soviética? La im-plementación del actual programa de renovación de esos buques se realiza con sobriedad y lentitud. De hecho, Rusia se ha quedado re-zagada en cuanto al estudio y la exploración geológica de su plata-forma continental ártica en com-paración con los EE.UU. y los paí-ses del norte de Europa; y los esfuerzos empleados en superar esa brecha son claramente insufi cien-tes. ¿Acaso ha realizado Rusia gran-des proyectos de infraestructuras en el Ártico en la última década? Me refi ero principalmente a pro-yectos independientes puntuales, eventos, campañas de promoción, como por ejemplo la explotación del nuevo yacimiento de Prirazlóm-naya, en la plataforma de la em-presa Lukoil.

En los últimos años, la mayor parte de los recursos se ha em-pleado en demostrar (mediante la recolección de pruebas) la sobe-ranía de Rusia sobre una extensa área de varios millones de kiló-metros cuadrados situada en la plataforma adyacente a la región de la cresta de Mendeléyev. El costo fue de cientos de millones de dó-lares. Suelo decirles a mis estu-diantes de economía que se trata de una cifra sin precedente en la historia de la adquisición de de-rechos de propiedad sobre terri-torios aislados. Desde luego, a los buscadores de oro norteamerica-nos les salió bastante más barato el afianzamiento de terrenos en California, Yukón y Alaska (en el siglo XIX). Sin embargo, estos gas-tos se justifi can con el hecho de que Rusia, en su afán por formar parte de la comunidad internacio-nal, fi rmó en la década del 90 la Convención de las Naciones Uni-das sobre el Derecho del Mar, la cual exige a los países que demues-tren su soberanía sobre todos los espacios de la plataforma que se encuentren a más de 200 millas de la costa. La anterior división en sectores, a la que se adhi rió Rusia en 1920, carecía de una cláu-sula similar. Digamos que estos gastos son el pago que deben afron-tar los países a cambio de perte-necer al club de la Convención de las Naciones Unidas sobre el De-recho del Mar.

Me gustaría plantear la cuestión de un modo diferente: ¿por qué un proyecto completamente justifi ca-do como es el regreso de Rusia al Ártico se está llevando a cabo a un ritmo tan lento?

Alexánder Piliásov es director del Centro Económico para las Regio-nes del Norte y del Ártico y cate-drático de Economía y Adminis-tración.

Debido a la complicada situación en Ucrania, las relaciones entre Rusia y EE.UU. parecen haber vuelto a la época de la guerra fría. En el nuevo informe de Russia Direct (publicado en inglés) se analiza la posibilidad cada vez más real de una nueva carrera espacial.

Al borde de una

nueva guerra fría en

el espacio

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Page 4: La Nacion mayo

4 RUSSIA BEYOND THE HEADLINES es.rbth.com

Los contenidos de este suplemento han sido cedidos por Rossíyskaya Gazeta

MIÉRCOLES 21 DE MAYO DE 2014

Historia

El pedido de adhesión de Alaska a Rusia, publicado en el sitio web de la Casa Blanca, ha recogido ya más de 35.000 fi rmas. Son muchos los que todavía creen que los nor-teamericanos robaron Alaska a Rusia, que la alquilaron y no la devolvieron a sus dueños, pero en contra de los mitos populares, la transacción fue justa y ambas par-tes tenían razones de peso para llevarla a cabo.

En el siglo XIX, la Alaska rusa era un centro de comercio interna-cional. En su capital, Novoarján-guelsk (actual Sitka), se vendían telas chinas, té e incluso el hielo que se utilizaba en los EE.UU. antes de que se inventaran los frigorífi -cos. Se extraía carbón y se cons-truyeron barcos y fábricas. Ya en-tonces se tenía conocimiento de los numerosos yacimientos locales de oro. Vender algo así parecía una lo-cura.

Una mina de oroA los comerciantes rusos les atraía de Alaska el marfi l de morsa, cuyo precio no era inferior al de elefan-te, y las preciosas pieles de nutria de mar que obtenían gracias al true-que con los aborígenes. Estas acti-vidades estaban concentradas en manos de la Compañía Ruso-Nor-teamericana (conocida por sus si-glas en ruso, RAK). La dirigían per-sonas valientes, empresarios rusos del siglo XVIII, viajeros atrevidos y otros que se dedicaban al comer-cio ilegal. Todos los yacimientos de Alaska pertenecían a la compañía, que podía alcanzar de manera in-dependiente contratos comerciales

El acuerdo de 1867 Los norteamericanos pagaron US$ 7,2 millones por un enorme territorio de hielo

¿Cómo dejaron perder las

autoridades zaristas un bocado tan

apetitoso? RBTH examina la

enmarañada historia de la venta de

un territorio ahora estratégico.

GUEORGUI MANÁIEVRBTH

Lo llamaban

el Pizarro ruso

Alexánder Baránov, al que le gustaba que se refiriesen a él como el Pizarro ruso, construyó escuelas y fábricas, además de una fortaleza y un astille-ro. También introdujo a los aboríge-nes en el cultivo de nabos y papas. Extendió en el territorio la práctica de la pesca de las nutrias de mar. Con Baránov la Compañía Ruso-Nor-teamericana gozó de ingresos astro-nómicos. El amor de Baránov por Alaska iba más allá de las razones puramente económicas, ya que se enamoró de la hija de un caudillo aleutiano, con la que se casó.Se apartó del lucrativo negocio, que él mismo hizo florecer, ya anciano, siendo sustituido por el teniente co-mandante Gagermeister, que trajo un nuevo equipo de empleados y accio-nistas procedentes de círculos mili-tares. Desde entonces, según un de-creto oficial, la compañía sólo podían dirigirla oficiales de la Marina. Estos terminaron por acaparar todas las acciones de la compañía, llevándola finalmente a la quiebra y luego a su desaparición.

Mientras las autoridades se ponían de acuerdo, la opinión pública de ambos países se oponía a la transacción.

150.000 rublos. Por otro lado, los precios de las pieles compradas por la población local se redujeron a la mitad. Como resultado, durante las dos décadas siguientes los es-quimales y aleutianos extermina-ron a casi todas las nutrias, privan-do a Alaska de su recurso más lucrativo. Los aborígenes cayeron en la miseria y comenzaron a su-blevarse, levantamientos que los rusos sofocaban abriendo fuego contra las aldeas ribereñas con sus buques de guerra.

Los ofi ciales trataron de encon-trar otras fuentes de ingresos. Fue entonces cuando empezaron a co-merciar con hielo y té, alternativas que los empresarios no consiguie-ron organizar de manera sensata, pero los directivos ni siquiera pen-saron en ponerse salarios más bajos. Finalmente a la Compañía Ruso-Norteamericana le acabaron asig-nando una dotación gubernamen-tal de 200.000 rublos al año. Pero esto tampoco la salvó.

La bandera rusa no quería ser arriadaEn ese mismo período estalló la guerra de Crimea, en la que Rusia combatió contra Inglaterra, Fran-cia y Turquía. Luego quedó claro que el país no sería capaz de abas-tecer y proteger a Alaska: las vías marítimas estaban controladas por los barcos de los aliados. Incluso la perspectiva de la extracción del oro empezó a no verse clara.

Temían que una Inglaterra hos-til pudiera bloquear Alaska, dejan-do a Rusia sin nada. A pesar de la creciente tensión entre Moscú y Londres, las relaciones con las au-toridades norteamericanas eran cordiales, y la idea de vender Alas-ka surgió casi de forma simultánea por parte de ambos lados. El barón Eduard de Stoeckl, enviado por Rusia a Washington, entabló las ne-gociaciones en nombre del zar, junto

con el secretario de Estado nor-teamericano William Seward.

Mientras las autoridades se po-nían de acuerdo, la opinión públi-ca de ambos países se oponía a la transacción.“¿Cómo vamos a entre-garles tierras en cuyo desarrollo hemos invertido tanto tiempo y es-fuerzo, donde se abrieron minas de oro y líneas telegráfi cas?”, escribían los periódicos rusos. “¿Para qué ne-cesita Estados Unidos ese cofre de hielo y 50.000 esquimales salvajes que beben aceite de pescado para desayunar?”, se escandalizaba la prensa norteamericana con el apoyo del Senado y el Congreso.

Aún así, el 30 de marzo de 1867, se fi rmó en Washington el contra-to de venta de 1,5 millones de hec-táreas de posesiones rusas a Esta-dos Unidos por US$7,2 millones, suma puramente simbólica. No se venden tan barato ni siquiera las tierras yermas de Siberia. Pero la situación era crítica: incluso po-dían quedarse con el territorio sin percibir esa cantidad.

La transferencia ofi cial se cele-bró en Novoarjánguelsk. Tropas es-tadounidenses y rusas se apostaron junto a un mástil del que empeza-ron a arriar la bandera de Rusia después de una salva de cañones. Pero la bandera se enredó en la parte superior del mástil. Un marinero que se encaramó a la bandera la arrojó y por casualidad cayó direc-tamente sobre las bayonetas rusas. ¡Una mala señal! Después, los nor-teamericanos comenzaron a requi-sar los edifi cios de la ciudad, que fue rebautizada con el nombre de Sitka. Varios centenares de rusos, decididos a no aceptar la ciudada-nía norteamericana, fueron obliga-dos a evacuar la zona a bordo de barcos mercantes y no pudieron vol-ver a sus casas hasta pasado un año.

No tardó mucho en llegar la fi e-bre del oro de Klondike al “cofre de hielo”: este frenesí de inmigra-ción en pos de prospecciones au-ríferas aportó a EE.UU. cientos de millones de dólares. Cabe pregun-tarse entonces cómo habrían sido las relaciones entre las principales potencias del mundo si Rusia no se hubiera librado en su momento de una región problemática y de-fi citaria, de la cual solo podían ob-tener ingresos comerciantes talen-tosos y audaces, pero de ningún modo ofi ciales de la Marina.

RECETA

Zapekanka: un plato de toda la vida

Este plato recuerda a la época so-viética. No hay jardín de infancia que no haya visto como sus niños devoraban este peculiar plato. Tam-bién en la escuela, en los comedo-res de las fábricas… en definitiva la zapekanka ha seguido a los rusos por casi todo su ciclo vital. El tér-mino zapekanka tiene varios sig-nificados. Etimológicamente viene de zapech que significa cocer, por otra parte pech es horno, y esta es una parte importante del proceso de confección del producto del que hablamos. En el arte culinario ruso puede ser un triturado de diversas elementos: queso, huevos, carnes, verduras… cocido al horno, o puede ser también un preparado de frutas en licor. También se le llama zape-

kanka a cualquier gratinado forma-do por pasta, patatas, verduras y queso. Se podría traducir al español también por gratín o budín.Nos centraremos en la variante gra-tinada y cocida al horno, más senci-lla de hacer en casa y más práctica para cualquier persona que no tiene mucho tiempo para cocinar. En su preparación podemos reutilizar las sobras de cualquier comida sólida para incluirla en nuestro gratinado. La imaginación juega un papel im-portante: cualquier cosa que se nos ocurra para incluir es bienvenida.

Ingredientes:

Para la masa:

· 500 gramos de requesón;· 5 cucharadas de crema agria (sme-tana, en su defecto puede valer tam-bién un yogur griego);· De 1 a 3 huevos;· 3 cucharadas de azúcar;· 1 cucharada de vainilla en polvo;· 2 cucharadas de harina de repos-tería;· 50 gramos de pasas o albaricoques secos;· 1 cucharada de mantequilla para que no se pegue el molde;· una pizca de sal.Modo de preparación:

1. Se ponen los frutos secos elegidos (las pasas o los albaricoques) en un vaso con agua hirviendo para que se ablanden durante 20 minutos.2. En un bol mezclar la harina con la crema agria o el yogur griego, dejar reposar después durante 30 minutos.3. Desmenuzar bien el requesón, si es preciso pasar por la picadora en el caso que sea del tipo duro.4. Se añade al requesón la crema agria, el azúcar, la cucharada de vai-nilla, los huevos y se mueve muy bien la mezcla, incluso se puede uti-lizar una batidora repostera o nor-mal para conseguir una masa homo-génea.Una vez tengamos la masa echamos las pasas y movemos. Opcionalmen-te podemos echar una ralladura de li-món. Untar el bol con mantequilla o aceite para que no se pegue y volcar la masa, hornear a 180 grados duran-te 40 o 45 minutos.Servir con mermelada al gusto o si-rope.

Santi

PueyoRBTH

con otros países, contaba con ban-dera y moneda propia (los marcos de cuero). Los privilegios se los con-cedió a la RAK el gobierno zarista que no solo cobraba unos altísimos impuestos sino que tenía entre sus fi las de accionistas a zares y miem-bros de su familia.

El gobernador principal de los asentamientos rusos fue un comer-ciante de gran talento llamado Alexánder Baránov. Con Baránov

la Compañía Ruso-Norteamerica-na gozaba de unos ingresos cuan-tiosos: ¡más del 1000% de benefi -cios! Pero cuando, ya anciano, se apartó del negocio, su puesto fue ocupado por el teniente comandan-te Gagermeister, que trajo un nuevo equipo de empleados y accionistas procedentes de círculos militares. Desde entonces, según un decreto ofi cial, la compañía solo podían di-rigirla ofi ciales de la Marina. Los siloviks, antiguos miembros de los servicios de seguridad, que se hi-cieron con el poder de la ventajo-sa empresa. Sus acciones hicieron quebrar la compañía.

Los nuevos propietarios se asig-naron salarios astronómicos: los ofi ciales subalternos percibían 1500 rublos al año –un sueldo compa-rable a los de los ministros y sena-dores– y el jefe de la compañía,

El cheque de

US$7,2 millones

con el que los

estadounidenses

realizaron la

compra de Alas-

ka en 1867

A pesar de los mitos populares, la transacción fue justa y ambas partes tenían razones de peso para llevarla a cabo.

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el siguiente

número

El 4 de junio

FESTIVAL DE LEÓN TOLSTOI

El espejo del alma rusa

EL KREMLIN ACOGE EL CAMPEONATO DE EUROPA DE BAILES LATINOAMERICANOSes.rbth.com/multimedia/40013

Centro Cultural Borges, Viamonte 500, Capital Federal

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¿Por qué Rusia vendió Alaska a los EE.UU.?

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