la muchacha anticuada - wordpress.comel efecto de esta quedaba empañado en cierto modo por una...

245
La Muchacha Anticuada Por Louisa May Alcott

Upload: others

Post on 03-Feb-2021

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • LaMuchachaAnticuada

    Por

    LouisaMayAlcott

  • 1

    LallegadadePolly

    —Eshoradeiralaestación,Tom.

    —Pues,venga,vamos.

    —Oh, yo no voy. Hace mucha humedad y se me desharían los rizos sisalieraenundíacomoeste.QuieroestarpresentablecuandolleguePolly.

    —Noquerrásquevayayosoloytraigaaunadesconocidaacasa,¿no?—Tomestabaalarmado,comosisuhermanalehubierapropuestoescoltaraunamujersalvajedeAustralia.

    —Puesclaroquesí.Debesirarecogerlatú.Y,sinofuerasunoso,hastategustaría.

    —¡Qué cara que tienes! Supongo que debería ir, pero tú dijiste quetambién vendrías. ¡La próxima vez no pienso preocuparme por tus amigas!¡No,señor!—Tomselevantóresueltodelsofápeseasuindignación,aunqueelefectodeestaquedabaempañadoenciertomodoporunacabezadespeinadayporelaparentedescuidodesusropasengeneral.

    —Venga,noteenfades.ConvenceréamamáparaquepermitaquevengaavisitarteesetalNedMiller,quetanbientecae,cuandosehayaidoPolly—dijoFannyconlaesperanzadeapaciguarsumalhumor.

    —¿Cuánto tiempo se quedará? —exigió Tom, arreglándose con unasacudida.

    —Unmesodos,probablemente.Es tanagradable…sequedarámientrassesientaagusto.

    —Entonces no se quedará mucho tiempo si puedo evitarlo —murmuróTom,queconsiderabaalaschicaslapartesuperfluadelacreación.Loschicosdecatorceañostiendenaopinardeesemodo,loquetalvezresultebastanteadecuadodadoque,comosuelencambiarradicalmente,tienenlaoportunidaddedejarsellevarporunabuenachica,metafóricamentehablando,cuando,treso cuatro años después, se convierten en los más serviles esclavos de «esasmolestaschicas».

    —¡Vengaya!¿Cómovoyareconoceralacriatura?Nolahevistonuncayella nome ha visto nunca amí.Tienes que venir tú también, Fan—añadiómientras se dirigía a la puerta, aterrado ante la terrible idea de que quizásdebería dirigirse a varias chicas desconocidas antes de dar con la que debíaencontrar.

  • —Laencontrarásrápidamente.Seguramentenosestarábuscandomientrasespera.Ycreoquetereconocerá,seguro,aunqueyonoestéallí,porquetehedescrito.

    —Entonces no me reconocerá —dijo Tom, mirándose en el espejomientrasseatusabaenérgicamentesucabellerarizada,convencidodequesuhermana no le habría hecho justicia. Las hermanas nunca lo hacen, comosabemos«nosotros,loschicos».

    —Andandoollegarásdemasiadotardey,entonces,¿quépensaráPollydemí?—leespetóFanny,conla impacienciaquetantoincomodaa ladignidadmasculina.

    —Pensará que te importanmás tus rizos que tus amigas, y seguramentetendrárazón.

    Con la sensación de que había dicho algo lo suficientemente escueto ycortante,Tomsefuepaseando,sinprisa,perfectamenteconscientedequeeratarde,perosinapresurarsemientraspudieranverle,aunquemástardetuvieraquecorrerparacompensarlo.

    —Si fuera Presidente, haría una ley para hacer callar a todos los chicoshastaquesehicieranmayores,porquesonlossaposmásirritantesdelmundo—dijoFannymientrasmirabalafiguradesuhermanoarrastrandolospiesporlacalle.Sinembargo,podríahabercambiadodeopiniónsilohubieraseguido,yaque,encuantodoblólaesquina,suaspectocambióporcompleto:sacólasmanosdelosbolsillos,dejódesilbar,seabrochólachaqueta,seajustólagorrayempezóacaminaraunritmomásapresurado.

    El tren acababa de detenerse cuando Tom llegó a la estación, jadeandocomosifuerauncaballodecarrerasytanrojocomounalangostaacausadelvientoydelacarrera.

    —Supongo que llevará moño y un chisme de esos en la cabeza, comotodas las demás, ¿cómo la voy a reconocer? ¡Es lamentable que Fan meobligara a venir solo!, pensó Tom mientras observaba a la gente que searremolinabaenlaestación,sintiéndoseuntantointimidadoantelacoleccióndeseñoritasquepasabanporsulado.Comoteníalaimpresióndequeningunadeellasestababuscandoanadie,nohizoademándeaproximarseaninguna,aunque dirigió una mirada martirizada a cada grupito. Es esa, se dijo a símismo al ver a una chica bellamente ataviada, de pie, con las manosentrelazadasy conun sombrerito en lo altodeungranmoñoo«chig-non»,comolopronunciabaTom.

    —Supongo que tengo que hablar con ella, así que ahí vamos. —Y,preparándose para tal empresa, Tom se aproximó lentamente a la damisela,cuyovestidoparecíahaberlohechojironeselviento,delacantidaddefajines,

  • festones,volantes,rizos,buclesyplumasdequeestabacompuesto.

    —Disculpe, ¿podría indicarme si es usted Polly Milton? —le preguntóTomconairesumisoaladesconocidadeairedespreocupado.

    —No, no lo soy—le respondió la joven dama, dirigiéndole una gélidamiradaqueledejótotalmentehelado.

    —¿Dóndediablosestará?—rezongóTommientrassealejabaenojado.Elrepiquetear de unos pasos apresurados a su espalda le obligaron a darse lavueltaa tiempodeveraunachiquillacon lacara lavadacorriendodesdeelotro extremode la estación, en lo que parecía encontrar un gran deleite.Alsonreírle y saludarle, equipaje en mano, Tom se quedó donde estaba y laesperó,mientrassedecíaasímismo:«¡Vaya!¿EsesaPolly?».

    Cuandolachiquillallegóasulado,alargandolamanoyconunamiradaauntiempotímidayalegrequesereflejabaensusojosazules,lepreguntó:

    —EresTom,¿verdad?

    —Sí,¿cómo lohas sabido?—YTom,completamente sorprendido, logrósuperarelrecelodedarlelamanosintansiquierarepararenello.

    —Oh,Fanmedijoqueteníaselcabellorizadoyunanarizmuygraciosa,que silbabas continuamente y que llevabas una gorra gris que te tapaba losojos, así que te reconocí de inmediato.—Polly asentía con la cabeza en sudireccióndelmodomásafectuoso,absteniéndose,educadamente,decalificarel pelo de «calabaza», la nariz «chata» y la gorra de «vieja», detalles queFannyhabíaguardadoensumemoriameticulosamente.

    —¿Dóndeestáelrestodetuequipaje?—lepreguntóTomalrecordarcuálerasudebercuandoellaleentregósubolsa,lacualélnosehabíaofrecidoallevar.

    —Padremedijoquenoesperaraanadieonopodríadisponerdecarruaje,así que solicité uno a ese hombre y ahí está conmi equipaje.—YPolly seadelantótraslaúnicaymodestamaletaqueconformabasuequipaje,seguidadeTom,untantodeprimidoporsupropianegligenciaenloqueaatencionesamablesserefiere.

    —¡GraciasaDiosquenoesparanadaunadeesasseñoritas!Fannomedijoqueeraguapa.Nosepareceennadaalaschicasdeciudadniactúacomoellas —pensó mientras caminaba penosamente tras ella y observaba conagradolosrizoscastañosquesemovíandeunladoaotrofrenteaél.

    Cuandoelcarruajesepusoenmarcha,Pollydiounsaltitosobreelasientomientrassereía;felizcomounaniña.

    —Me encanta subirme a los carruajes y ver todas las cosas bonitas y

  • pasármelobien, ¿tú no?—ledijo, y al instante se calmócomo si deprontorecordaraqueestabadevisita.

    —Nomucho—contestóTom,sinimportarleloqueacababadedecirle.Sesentíaagobiadoporelhechodeverseencerradoconunadesconocidaenuncarruaje.

    —¿CómoestáFan?¿Porquénohavenidoellatambién?—preguntóPolly,esforzándoseporofrecerunaaparienciarecatadapeseaquesusojos,muyasupesar,nodejabandeirdeunladoaotro.

    —Teníamiedo de estropear sus rizos—sonrióTomya que traicionar suconfianzalehacíasentirquevolvíaatenerlasriendas.

    —Atiyamínonosimportalahumedad.Teagradezcoquehayasvenidoarecogerme.

    TomsabíaquePollyhabíasidomuyamablealhaceraquelcomentario,yaquesucabellerapelirrojaerauntemadelicadoyalestarjuntoaloshermososrizoscastañosdePollyparecíaquedisminuíanel tonocobrizode los suyos.Además,nohabíahechoporellamásquelevarleunratolabolsa,peroellaselo agradecía de todos modos. Se sentía agradecido, de modo que en unarranque de confianza le ofreció unos cuantos cacahuetes, pues siempreguardabaenlosbolsillosciertacantidaddeaquellaexquisitez,locualayudabaa localizarlo en cualquier parte gracias a las cáscaras que iba dejando a supaso.

    En cuanto hizo aquel gesto, recordó que Fanny lo consideraba vulgar ycreyó haber hecho caer en desgracia a su propia familia. Así que sacó lacabeza por la ventanilla y permaneció de aquel modo hasta que Polly lepreguntó si le ocurría algo. «¡Da igual! A quién le importa una palurda depueblocomoella»,sedijoTom,haciéndoseelmilhombres,y,acontinuación,seapoderódeélunespíritutravieso.

    —Estábastanteborracho,pero supongoque serácapazdedominara loscaballos—le contestó aquel chico demente perversa con un aire de calmaresignación.

    —¿Estábebido?¡Ay,ay!¡Bajemos!¿Estánmalloscaballos?Estamosmuyaltos. ¿Crees que es seguro? —gritaba la pobre Polly, deformando susombrerito al sacar la cabeza por la ventanillamedio abierta que tenía a sulado.

    —Muchosvendríanarecogernossinospasaraalgo,peroquizásseríamássegurosisalierayoymesentarajuntoalhombre.—Tomcasiresplandecíaporlabrillanteideaquehabíatenido.

    —¡Oh,sí,sí,sinotedamiedo!¡Madresepreocuparíamuchosimepasara

  • algo,estandotanlejos!—llorabaPolly,muyafectada.

    —Notepreocupes.Meencargarédeestetipoytambiéndeloscaballos.—Y abriendo la puerta, Tom desapareció en la parte superior del carruaje,dejando a la pobre Polly temblando de miedo, mientras él gozaba de sulibertadydesuscacahuetesenelexteriorjuntoalviejoyserioconductor.

    Fanny bajó como una exhalación las escaleras para encontrarse con su«querida Polly» mientras Tom la presentaba graciosamente con un «¡Ya latengo!» y los aires de un intrépido cazador que muestra los triunfos de sudestreza.PollyfuealinstanteconducidaalpisodearribayTom,traslimpiarselasbotasenlaalfombrilladelaentrada,seretiróalsalónparareponerfuerzasconmediadocenadegalletas.

    —¿Noestásagotada?¿Noquieres tumbarte?—ledijoFanny,sentándoseenlacamaenlahabitacióndePollyyparloteandosinparar,mientraspasabarevistaatodoloquellevabapuestosuamiga.

    —No, en absoluto. Ha sido un viaje muy entretenido, sin problemas, aexcepcióndelcocherobebido,peroTomsalióy locontroló,asíqueno tuvemuchomiedo—contestó la inocente Polly, sacándose el sencillo y prácticoabrigoyelsombrerosinadornos,nisiquieraunapluma.

    —¡Bobadas! No estaba bebido y Tom lo hizo para quedarse solo. Nosoportaalaschicas—ledijoFannyconairesdesuperioridad.

    —¿Qué? ¡Pero a mí me ha parecido muy agradable y solícito!—Pollyabriómucholosojosconexpresióndesorpresa.

    —Es un chico horroroso, querida, y si tienes algo que ver con él, teatormentará de por vida.Todos los chicos son horrorosos, pero él lo es aúnmás.

    Fanny asistía a una escuela prestigiosa donde las jovencitas estaban tanocupadas aprendiendo francés, alemán e italiano que no tenían tiempo parapracticar un buen inglés. Polly, al sentir que había perdido la confianza enaqueljoven,tomóladecisióndeolvidarsedeély,mientrascontemplabaconadmiración la espaciosa y magnifica habitación, cambió el tema de laconversacióndiciendo:

    —¡Quéespléndida!Nuncahabíadormidoenunacamaconcortinasoconuntocadorcomoeste.

    —Mealegrodequeteguste,pero,porloquemásquieras,¡nodigasestascosas delante de las otras chicas! —le replicó Fanny, deseando que Pollyllevarapendientescomotodaslasdemás.

    —¿Por qué no? —preguntó el ratón de campo al ratón de ciudad,preguntándose qué había demalo en el hecho de que te gustaran las cosas

  • hermosasqueotrosteníanyadmitirlo.

    —Oh,seríendetodoaquelloquelessuenaunpocoraroynoesagradable.—Fanny no dijo «de pueblo» pero era lo que quería decir y Polly se sintióincómoda. Así que sacudió su pequeño vestido de seda negra con rostropensativoydecidiónohacerreferenciaasupropiohogarsipodíaevitarlo.

    —Estoytanmalquemamádicequenoesnecesarioquevayaalaescuelacada díamientras estés aquí, solo un par o tres de veces por semana, paramantenerminiveldemúsicaydefrancés.Tútambiénpuedesvenir,siquieres.LohadichoPapá.Hazlo,¡estandivertido!—exclamóFanny,sorprendiendoasuamigaconaquelinesperadointerésporlaescuela.

    —Medaríamiedositodaslaschicassevistierantanelegantementecomotúysupierantanto—dijoPolly,quiensoloconpensarloyahabíaempezadoasentirtimidez.

    —¡Venga, chica!No debes preocuparte por eso.Me encargaré de ti y tearreglaréparaquenotengasunaspectotanraro.

    —¿Soy rara? —preguntó Polly, sorprendida por la palabra y con laesperanzadequenosignificaranadamuymalo.

    —Eresunencantoyestásmuchomásguapaqueelveranopasado,loquepasaesquetehascriadodeunmododiferentedelnuestro,¿sabes?—empezóFanny,aquienselehacíadifícildeexplicar.

    —¿Cómodiferente?—volvióapreguntarPolly,pues legustabaentenderlascosas.

    —Bueno,paraempezar,tevistescomounaniña.

    —Soy una niña, ¿por qué no debería vestirme como tal? —Y Pollycontempló, confusa, su sencillo vestido azul de lana, las gruesas botas y elpelocorto.

    —Tienes catorce años y, con esa edad, nosotras ya nos consideramosseñoritas—continuóFanny,examinandoconsatisfacciónsucabellorecogido,elflequillodericitosquelecaíasobrelafrenteyelondulantemechónquelebajabaporlaespalda;deigualmanera,sutrajeescarlatayrojo,consugruesofajín, su pequeño pannier, sus brillantes y pequeños botones en forma derosa… y solo el cielo sabe qué más. Al cuello llevaba un medallón, unospendientesque tintineabanen lasorejasydiversosanillosen lasmanosquemejoraríanconunpocodeaguayjabón.

    LosojosdePollyibandeunaaotraypensóque,delasdos,Fannyeralaqueteníaelaspectomásextraño,puesPollyvivíaenunapequeñaytranquilalocalidadenel campoy sabíamuypocode lasmodasdeciudad.Estabauntanto impresionada por la elegancia que la rodeaba, ya que no había visto

  • nunca la casa de Fanny, pues se habían conocido cuando Fanny estaba devisitaencasadeunaamigaquevivíacercadePolly.Aunasí,nopermitióquela diferencia entre ella y Fan le preocupara en lo más mínimo, ya que, alminuto,seechóareíryledijo,consatisfacción:

    —Amimadrelegustaquemevistaconsencillezyamínomeimporta.Nosabríaquéhacerarregladacomotú.¿Noteolvidasnuncadealzarelfajínyarreglarteesascosasmullidascadavezquetesientas?

    Antes de que Fanny pudiera contestarle, un grito procedente del piso deabajohizoqueambassedetuvieranaescuchar.

    —Es solo Maud. Se pasa el día armando escándalo —empezó a decirFanny,peroapenashabíansalidolaspalabrasdesuslabioscuandoseabriólapuertadegolpeyaparecióunaniñadeunosseisosieteañoshablandoagritos.SedetuvoencuantovioaPolly,lamiróduranteuninstante,ycontinuóconsuvocerío justo donde lo había dejado, lanzándose a las faldas de Fanny yexclamandoconfuria—:¡Tomseestáriendodemí!¡Hazquepare!

    —¿Quéhashechoparaque se rierade ti? ¡Nogrites así que asustarás aPolly!—yFanzarandeóalapequeña,loquefinalmentehizoqueconsiguieraobtenerunaexplicación.

    —Solo dije que habíamos tomado nata fgía anoche en la fiesta… ¡y seburlódemí!

    —¡Helado,niña!—yFannysiguióelreprochableejemplodesuhermano.

    —Medaigual,estabafgío,ycalentéelmíoconelairecalienteyentoncessabíamejor, pero ¡WillyBliss lo tiró sobremi nuevo abgigo!—yMaud selamentódenuevodesuspenasacumuladas.

    —¡VesconKaty,porfavor!¡Estástanpesadacomounosezno!—ledecíaFannymientraslasacabadeallí.

    —Katymeabugueynopuedoabuguigmeporquesoydisplicente.¡Lodijomamá!—sollozabaMaud, evidentemente, convencidadeque ladisplicenciaeraunaenfermedaddelomásinteresante.

    —Baja y tómate la cena, así no te aburrirás —Fanny se levantó,arreglándosecomosifueraunaveantesdeemprenderelvuelo.

    Pollyesperabaqueel«horriblechico»noestuvierapresente,peroloestabaylaestuvomirandodurantetodalacenadelmodomásdesafiante.

    —¿Cómo estás, querida?—le preguntó el señor Shaw, un caballero conaspectodeestarmuyocupado—.Esperoqueteloestéspasandomuybien—yluego parece ser que se olvidó de ella por completo. La señora Shaw, unaancianadeaspectotranquilo,ataviadaconunimponentesombrero,exclamóal

  • veraPolly:

    —¡Cielo Santo! La viva imagen de su madre, una mujer encantadora.¿Cómoestá,querida?—Lohizocon lamirada fija en la recién llegada,porencimadelasgafas,hastaque,entrelaseñorayTom,Pollyperdióelapetito.

    Fanny hablaba continuamente yMaud no dejaba de juguetear, hasta queTom propuso esconderla bajo la tapa de la bandeja de la comida, lo queprovocó tal explosión que lamuy sufridaKaty tuvo que llevarse a la niña,quiennoparabadechillar.Enresumen,resultóunacenabastanteincómodayPollysealegrómuchocuandoseacabó.Cadaunosedirigióasustareasy,trashacerloshonoresdelacasa,Fantuvoqueiralamodista,dejandoaPollysolaenelinmensosalón.

    Polly se alegró de quedarse unos minutos sola y, tras haber examinadotodas las cosas bonitas a su alrededor, empezó a caminar sobre la suavealfombradecoradacondibujosdeflores,canturreandoparasímientraslaluzdeldíaseibaapagandoysoloelrojizoresplandordelfuegollenabaellugar.Entoncesentrólaseñoraysesentóenelsofámientrasledecía:

    —Es una hermosamelodía.Cántamela, querida.Hacíamucho que no laoía.

    A Polly no le gustaba cantar delante de desconocidos, porque no habíarecibido jamás leccionesdecanto,aexcepciónde lasquesumadre lehabíaimpartido,perocomolehabíanenseñadoamostrarelmáximorespetoporlagentemayory,alnotenerrazónalgunaparanegarse,sedirigiódirectamentealpianoehizoloquelehabíanpedido.

    —Eso es exactamente el tipo demúsica que resulta un placer escuchar.Cántamealgunamás,querida—lepidióamablemente la señoraal acabar laanterior.

    Contenta al oír tal comentario, Polly cantó con una vocecita fresca quellegaba directamente al corazón de quien la escuchaba y permanecía allí.FormabanelrepertoriodePollylasantiguasydulcesmelodíasqueunojamásse cansaba de escuchar, siendo sus favoritas las que tenían un cierto aireescocés, como«Yellow-hairedLaddie»,«Jocko’Hazledean»,«DownamongtheHeather»y«BirksofAberfeldie».Cuantomáscantaba,mejorlohacíay,cuando acabó con «A Health to King Charlie», la sala resonaba con laemocionantemúsicaproducidaporelgranpianoylapequeñadoncella.

    —¡PorSanJorge!¡Esoesunacanciónalegre!Cántalaotravez,porfavor—resonó la voz de Tom y ahí estaba su pelirroja cabeza, emergiendo deimprovisotraselaltorespaldodelasillatraslaquesehabíaescondido.

    Polly dio un respingo en su asiento, pues creía que nadie más que la

  • ancianaseñoradormitandocercadelfuegolaestabaescuchando.

    —No puedo cantarmás, estoy cansada—le dijo y salió de la sala hadadondeestabalaseñora,enlaotrahabitación.Lacabezapelirrojadesapareciócomosideunmeteoritosetratara,yaqueeltonodePollyhabíasidogélido.

    LaancianaletendiólamanoaPollyy,atrayéndolahaciasurodilla,lamiróa la cara con ojos que destilaban tal ternura que hicieron olvidar a Polly elimpresionante sombrero y le sonrió, confiada, pues se dio cuenta de que susencillamúsicahabíacomplacidoasuoyenteyellolecomplacía.

    —Nodebeimportunartequetemirefijamente,querida—ledijolaseñora,pellizcándolelamejillasonrosada—.Hacetantoquenoveoaunaniñacomotúquemirartelehacebienamisviejosojos.

    A Polly le pareció muy extraño lo que le decía y no puedo evitarpreguntarle:

    —¿QuenosonniñastambiénFanyMaud?

    —¡Oh,querida,no!NoloqueyodenominaríaniñasFanllevasiendounaseñoritadosañosyMaudesunacríamimada.Tumadreesunamujersensata,miniña.

    «¡Qué señora más rara!», pensó Polly, pero le contesto afirmativamenteconelmayorrespetoysequedócontemplandoelfuego.

    —Noentiendes lo que quiero decir, ¿a que no?—le preguntó la señora,tocándolelabarbilla.

    —No,nomucho.

    —Bueno,querida, te loexplicaré.Enmis tiempos, lasniñasdecatorceodequinceañosnosevestíansiguiendolaúltimamoda,niacudíanalasfiestascomo si fueran adultos, ya que podían acabar siendo unas holgazanas deprimera, ligeras de cascos, llevando una vida poco saludable y hastiadas detodo lo que les rodeaba al llegar a los veinte. Éramos niños hastaprácticamente los dieciocho, trabajábamos y estudiábamos, nos vestíamos yjugábamos como niños, honrábamos a nuestros padres y los días durabanmuchomásentoncesqueahora,mepareceamí.

    LaancianaseñoraparecióolvidarsedePollyalfinaldesudiscurso,yaqueestabasentadadandopalmaditasalarechonchamanitaquesujetabaentrelassuyas, absorta, contemplando el viejo retrato de un caballero de antaño queportabaunacamisadevolantesyunacoleta.

    —¿Erasupadre,señora?

    —Sí, querida, mi honorable padre. Le hice los lazos hasta el día de sumuerteyelprimerdineroqueganéfueronloscincodólaresqueofreciócomo

  • premioaaquelladesusseishijasquelograrahacerelzurcidomáshermosoensusmediasdeseda.

    —¡Quéorgullosodebiódehabersesentido!—exclamóPolly,apoyándoseenlarodilladelaseñoraconelrostrollenodeinterés.

    —Sí, y todas aprendimos a hacer pan, a cocinar y a llevar vestidos decretona,yfuimossiempretanfelicesyalegrescomogatitos.Todasnoshemoshechoabuelasypadresyyo soy laúltima.Cumpliré setenta enmipróximocumpleaños,querida,perotodavíanoestoyconsumida,aunquemihijaShawesinválidaasuscuarentaaños.

    —AsíescómomehaneducadoysupongoqueesaeslarazónporlaqueFanme llama anticuada.Cuéntememás cosas sobre su papá, por favor.Megusta—ledijoPolly.

    —«Padre». Jamás le llamamos «papá», y si uno de mis hermanos lehubiera llamado «viejo» como hacen los chicos de hoy en día, creo que lohubieradesheredado.

    Laseñoraalzólavozaldeciraquelloyasintiósignificativamente,aunqueelapagadoronquidoqueproveníadelaotrahabitaciónparecióasegurarlequelaindirectahabíasidounapérdidadetiempo.

    Antes de que pudiera continuar, apareció Fanny con la fantástica noticiaqueClaraBirdlashabíainvitadoairalteatroaquellamismatardeyquelasvendríaabuscaralassieteenpunto.Pollyestabatancontentaporlarepentinainmersión en el entretenimiento que podía ofrecer la vida de ciudad queanduvorevoloteandocomounamariposadistraídaydepocoseenteróhastaqueseencontrósentadaantelagrancortinaverdedeldeslumbranteteatro.ElviejoseñorBirdestabasentadoaunlado,Fannyalotro,peroambosladejarontranquila, algo que agradeció inmensamente, ya que tenía toda su atenciónpuestaenloquelarodeabaynopodíaniarticularpalabra.

    Pollynohabíaidomuchoalteatroylaspocasobrasquehabíavistoeranlosantiguoscuentosdehadasadaptadosalescenarioparaunpúblicojoven,esdecir, alegres, brillantes y repletos de las tonterías que hacen reír sinsonrojarse. Aquella noche vio uno de aquellos nuevos espectáculos queúltimamentesehanconvertidoen lomáspopulardurantecientosdenoches,deslumbrando, emocionando y desmoralizando al espectador con todatriquiñuela que la ingenuidad francesa pueda inventar y la prodigalidadamericana ejecutar. Poco importa cuál era su nombre, era espectacular,muyvulgaryestabamuydemoda,asíque,naturalmente,eramuyadmiradoytodoelmundoibaaverlo.Alprincipio,Pollycreíaqueseencontrabaenelpaísdelas hadas y solo podía ver a las resplandecientes criaturas que danzaban ycantabanenunmundodeluzydebelleza,pero,pocodespués,prestóatención

  • a las canciones y a las conversaciones, y el espejismo se evaporó, ya queaquellosespíritusencantadorescantabanlasmelodíasdelosnegros,hablabanenargoty eran ladesgraciade todos losbuenosy anticuadoselfosqueellaconocíatanbienyalosquetantoquería.

    Nuestramuchachitaerademasiadoinocenteparaentenderlamitaddelasbromas y, a menudo, se preguntaba de qué se estaba riendo la gente. Sinembargo, en cuanto se desvaneció el encantamiento inicial, Polly empezó asentirseincómoda,yaqueestabaseguradequeasumadrenolegustaríaqueestuviera allí, y deseó no haber venido nunca. De algún modo, las cosasempeorabancadavezmásamedidaquelaobraavanzabaynuestrapequeñaespectadorasepercatabadeloqueocurría,cadavezmásrápido,graciasaloscuchicheosdesualrededor,aloqueveíayasuinstinto.Cuandoaparecieronen el escenario veinticuatro chicas disfrazadas de jockeys, cabriolando,haciendo vibrar sus látigos, asentando con fuerza las suelas de sus botas demontaryguiñandoelojoalpúblico,Pollyyano loconsideródivertidosinodesagradable y se alegró cuando desaparecieron de escena. No obstante,cuandoaparecióotrogrupo,estasataviadasconunasalasdegasayunafranjadorada al cinto, la pobre Polly no sabía qué hacer: ahora se sentía a la vezatemorizadaeindignada,asíquebajólavistahaciaelprogramadelaobraqueteníaenlasmanos,sintiendocómoselesonrojabaelrostrocadavezmás.

    —¿Por qué estás tan sonrojada? —le preguntó Fanny cuandodesaparecieronlassílfidesmaquilladas.

    —Me siento tan avergonzada por esas chicas—susurró Polly, dando unlargorespirodealivio.

    —Angelito…asíescómo lohacenenParís,yelbaileesespléndido.Alprincipiopareceunpocoraroperoteacostumbrarás,comomepasóamí.

    —No volveré a venir —dijo Polly con decisión, pues su naturalezainocente se rebelabacontradichoespectáculoque,porelmomento, lehabíaproducidomás dolor que placer.No sabía lo fácil que era «acostumbrarse»,comoFanny, y le parecía adecuado que no se le ofreciera dicha tentación amenudo.Nopodíaexplicar loque sentía,pero sealegrócuando seacabóelespectáculoyyaestabanasalvoencasa,dondelaamableabuelalasesperabaparallevarlasadormirconfortablemente.

    —¿Te lo pasaste bien, querida? —le preguntó, observando las mejillassonrojadasdePollyylosojosdesorbitados.

    —Noquiero sermaleducada, perono—respondióPolly—.Enparte fueespléndido,perolamayorpartedeltiempodeseeescondermebajoelasiento.Alagentepareciógustarle,peroyonocreoquefueraadecuado.

    MientrasPollysedesahogabaeilustrabasuopiniónconundecididogolpe

  • delabotaqueseacababadequitar,Fannysepusoareírydijo,mientrasdabaunascuantaspiruetasporlahabitacióncomoMademoiselleThérése:

    —Pollyestabaconmocionada,abuela.Teníalosojosabiertoscomoplatos,la cara tan roja comomi fajín y, por unmomento, creí que iba a ponerse allorar. Parte del espectáculo era un poco raro, pero naturalmente que eraadecuado, sino nuestro grupo no hubiera asistido nunca.Oí como la señoraSmythePerkinsdecía:«Encantador,comoennuestroqueridoParís»,yellahavividoenelextranjero,asíque,porsupuesto,sabedequéhabla.

    —Medaigual.¡Séquenoeraadecuadoparalasniñasporque,sino,nomehubiera sentido tanavergonzada!—exclamó la tenazPolly,perpleja, aunquenoconvencida,nitansiquieraporlaseñoraSmythePerkins.

    —Creoque tienes razón, querida, perohas vivido en el campoynohasaprendido todavíaque lamodestiayanoestádemoda.—Yconunbesodebuenasnoches,laabueladejóquePollytuvieraunapesadillaenlaquebailabacondisfrazdeyóqueyenungranescenariodondeTomtocabaungrantamboren laorquestay todoelpúblico lucía losrostrosdesupadreydesumadre,mirándola con cara de pena, con los ojos como platos y los rostros tanenrojecidoscomoelfajíndeFanny.

    2

    Nuevasmodas

    —Estamañanavoyalaescuela,demodoquelevántateyvepreparándote—dijoFanny uno o dos días después al abandonar lamesa de un desayunotardío.

    —Estás muy guapa. ¿Qué tienes que hacer? —le preguntó Polly,siguiéndolahastaelvestíbulo.

    —Acicalarse durante media hora y ponerse postizos —contestó elirreverenteTom,cuyapreparaciónpara ira laescuelaconsistíaencalarse lagorra y atar unos cuantos libros voluminosos que tenían el aspecto de serempleados,enocasiones,comoarmasdedefensa.

    —¿Quésonpostizos?—inquirióPollymientrasFannymarchabaalfrentesindignarseacontestar.

    —El cabello de alguien colocado sobre la cabeza de quien no lecorresponde —contestó Tom mientras se marchaba, silbando con aire desublimeindiferenciaanteelestadodesu«rizadacabezota».

  • —¿Porquétienesquevestirtedeunmodotaneleganteparairalaescuela?—lepreguntóPollymientrasobservabacómoFansearreglabalosricitosdelflequilloyserecolocabalosdiversoslazosyfestonesdesuvestido.

    —Todaslaschicaslohacenyesloapropiado.Nuncasabesaquiénvasaencontrarte. Después de clase saldremos a pasear, así que me gustaría quellevaras tu mejor sombrero y tu mejor bolso—le contestó Fanny mientrastrataba de colocarse el sombrero en un ángulo que desafiaba las leyes de lagravedad.

    —Claro,sicreesqueestenoeslosuficientementebonito.Prefieroelotroporquellevaunapluma,peroestemeabrigamás,asíquelollevarécadadía.—Y Polly también se dirigió a su habitación a acicalarse, temiendo que suamigapudieraavergonzarsedesusencillovestido.

    —¿No tendrás frío en las manos con esos guantes tan finos?—le dijomientras caminabanpor la calle nevada, acompañadasdel gélidovientoquelescongelabaelrostro.

    —Sí, un frío espantoso, peromi manguito es tan grande que no piensoponérmelo. Mamá no quiere estrecharlo y el armiño lo reservo para lasmejoresocasiones—dijoFannyacariciandosuspequeñosguantes.

    —Supongoquemiardillagristambiénesdemasiadogrande,peroesmuyagradable y calentita, y tú también puedes calentarte las manos con ella siquieres—le dijoPolly, examinando sus nuevos guantes de lana con aire depocasatisfacciónpeseahaberlosconsideradomuyelegantes.

    —Talvezlohaga.VengaPolly,noseastímida.Solotevoyapresentaradoso treschicasyno tienesquepreocuparte lomásmínimoporel ancianoMonsieur,nileersinoteapetece.Estaremosenlaantesala,asíquesoloverásaunadocenayestarántanocupadasquenoteprestaránningunaatención.

    —Creoquenoleeré,solomesentaréamirar.Megustaobservaralagente.Aquítodoestannuevoytanraro.

    PeroPollysesintióysemostrómuytímidaalentrarenunaclasellenadeseñoritas,talycomoPollylasconsideraba,yaquetodasibanmuyarregladas,hablaban entre ellas y se giraron para examinar a la recién llegada con unamirada fría que parecía estar tan demoda como losmonóculos. AsintieronafablescuandoFannylapresentó,dijeronalgocorrectoylehicieronunhuecoen la mesa donde estaban sentadas esperando a Monsieur. Algunas de laschicasmásatrevidasestabanimitandolospasosdebailedelaDanzaGriega,otrasestabanconcentradasleyendounasnotitas,casitodascomíandulcesylasdoce al completo parloteaban como cotorras. En cuanto le administraronamablemente una cantidad de caramelos, Polly se sentó, observando yescuchando, sintiéndosemuy joveny pueblerina entre aquellas señoritas tan

  • elegantes.

    —Chicas, ¿sabéis que Carrie se ha ido al extranjero? Había tantashabladuríasquesupadrenopudosoportarloysellevóatodalafamilia.¿Noesgenial?—dijounavivarachadamiselaqueacababadeentrar.

    —Yocreoqueeramejorquese fueran.Mimamádicequesiyohubieraido a esa escuela, me habría sacado de allí de inmediato—respondió otrachicadándoseimportancia.

    —Carriesefugóconunprofesordemúsicaitalianoylahistoriaaparecióen los periódicos creando un gran revuelo —le explicó a Polly, un tantoturbada,lachicaconlaquehabíahabladoenprimerlugar.

    —¡Quéhorror!—exclamóPolly.

    —Pues yo creo que fue divertido. Ella solo tenía dieciséis años y él eramagnífico. Ella tienemucho dinero y todo elmundo hablaba de ello y alládondeibatodoelmundolamiraba,yasabes,yaellalegustaba.Perosupadreesuncascarrabias,asíqueloshaenviadoatodoslejos.Esunfastidioporqueeralachicamásdivertidaquehayaconocidojamás.

    PollynoteníanadaquedeciralaufanaseñoritaBelle,porloqueselimitóaobservar.

    —Me encanta leer sobre esas cosas pero resulta tan inconveniente queocurra justo aquí. Nos pone las cosas más difíciles a todas nosotras. Ojaláhubierasescuchado loquemedijomipapá.Meamenazóconhacerquemeacompañaraunadoncellaa laescuelacadadía,comohacenenNuevaYork,paraasegurarsedequellegobien.¿Oslopodéiscreer?

    —Eso es porque trascendió queCarrie solía falsificar sus justificacionesconlaletradesumadreparapoderirapasearconsuOrestescuandocreíanque estaba a salvo en la escuela. ¿A qué fue descarada?—exclamó Belle,comosimásbienadmiraraelapaño.

    —Creoquenoestámaldivertirseunpocoyquenohayningunanecesidaddeconvertirseenlacomidilladenadiesi,devezencuando,alguienseescapacomo Carrie. Los chicos hacen lo que quieren, y no entiendo por qué laschicastienenqueestartanresguardadas.¡Megustaríaverquiénseatreveríaavigilarmeyacompañarmeamí!—añadióotraatrevidajovencita.

    —Tendríaqueserunpolicíaparapoderhacereso,Trix,ounhombremuybajito con un sombreromuy alto—dijo Fanny astutamente, lo que provocóunarisageneralehizoqueBeatricemovieralacabezaconcoquetería.

    —Oh,¿hasleídoLanoviafantasma?¡Damuchomiedo!Todoelmundoloestápidiendoen labiblioteca, aunque lashayqueprefierenDespedazarunamariposa.¿Cuáltegustamás?—lepreguntóaPollyunachicapálidaenuno

  • delospocosrespirosqueseprodujeron.

    —No,noheleídoningunodelosdos.

    —Pues tienesquehacerlo.Adoro los librosdeGuyLivingston,y losdeYates.LosdeOuidameencantan,perosontanlargosquemeagotoantesdepoderterminarlos.

    —NohepodidoleernadamásqueunadelasnovelasdeMuhlbachdesdequellegué.Megustanporquecontienedetalleshistóricos—dijoPolly,felizdepoderaportaralgodesímismaalaconversación.

    —Esas están bien porque aprendes leyendo, pero a mí me gustan lasnovelasapasionadas,¿atino?

    APollylesalvólaaparicióndeMonsieur.Denoserasí,tendríaquehaberadmitido, mortificada, que no había leído ninguna de aquellas novelas.Monsieureraunancianofrancésdecabellosgrisesquellevabaacabosutareade maestro con el aire resignado de aquel que está acostumbrado a ser lavíctimadeunasniñasysusrisitas.Lasjovencitascotorreabandurantelaclase,hicieronunejercicioyleyeronalgodehistoriafrancesa.Sinembargo,nodabala impresión de que les importaramucho, aunqueMonsieur estabamás quedispuestoa explicar, yPolly se sonrojópor suamigacuando, alpreguntarlequéfamosofrancéshabíaluchadoennuestraRevolución,respondióLamartineenlugardeLafayette.

    Prontoseacabólahoradeclasey,despuésqueFanacabarasuleccióndemúsicaenotraaulamientrasPollyhacíadeoyente,llególahoradeldescanso.Las chicas más jóvenes paseaban de un lado a otro del patio, cogidas delbrazo, comiendo pan conmantequilla; otras se quedaron en clase leyendo ycotilleando, pero Belle, Trix y Fanny salieron a almorzar a una cercanaheladeríademodayPollylassiguiódócilmente,sinatreverseahaceralusiónalgunaalpandejengibrequelaabuelalehabíametidoenelbolsilloparaelalmuerzo. De este modo, las sencillas galletas de color marrón quedaronrelegadasalaoscuridadmientrasPollytratabadesatisfacersuapetitoconunheladoytresmostachones.

    Las chicas parecían estarmuy animadas, especialmente cuando aparecióuncaballerodepocaestaturaconunrostro tan jovenquePollyhabríadichoquesetratabadeunchicosinohubiesesidoporquellevabaunsombreroaltode caballero. Escoltada por este joven tan impresionante, Fanny dejó a susdesafortunadas amigas, quienes debían regresar a la escuela, y se fue acaminar, como se denominaba al hecho de pasear lentamente por las callesmásconcurridas.Pollycaminabadiscretamentedetrás,enunsegundoplano,divirtiéndosemirando su reflejo en los escaparates de las tiendas hasta queFanny,recordandosuspropiosmodales,aunenunmomentotaninteresante,la

  • llevó a una galería de arte y le pidió que se entretuvieramirando las obrasmientras descansaban.La obediente Polly se paseó por la sala varias veces,examinando, aparentemente, las pinturas con el interés de un especialista yprocurando no prestar atención al suave parloteo de la pareja sentada en elasiento circular. Aun así, no podía evitar preguntarse qué era lo que Fanencontraba tan absorbente en la historia de un alemán y por qué tenía queprometerdemaneratansolemnenoolvidarsedelconciertodeaquellatarde.

    Cuando por fin Fanny se levantó para marcharse, el rostro fatigado dePolly fue todo un reproche, así que se despidió rápidamente del bajitocaballeroy sedirigió a casa, diciéndole aPolly confidencialmente,mientrasapoyabaunamanosobresumanguito:

    —NodebesdecirniunapalabrasobreFrankMooreopapámecortarálacabeza.Noesquemegusteninadaporelestilo,además,aéllegustaTrix,loquepasaesquesehanpeleadoyélquieredarlecelosflirteandoconmigo.Yalehereprendidoporesoymehaprometidoqueharálaspacesconella.Iremostodos a los conciertos de la tarde y nos lo pasaremos de fábula, además sesuponequeTrixyBelleestaránallí,asíquetútranquila,todoirábien.

    —Metemoqueno—empezóPolly,quien,alnoestaracostumbradaalossecretos,selehacíamuydifícilguardaruno,aunquefueramuypequeño.

    —No te preocupes, niña. No es asunto tuyo, así que podemos ir ydivertirnos con la música y, si otros flirtean, no será culpa nuestra —lecontestóFannyconimpaciencia.

    —Claro que no, pero entonces, si a tu padre no le gusta que hagas eso,¿deberíasir?

    —Selohedichoamamáyaellanole importa.Papáseescandalizaportodo y la abuela tiembla con cada cosa que hago. Pero tú tendrás la bocacerrada,¿aquesí?

    —Sí, claro que sí, jamás me chivo. —Polly mantuvo su palabra,convencida de que Fan no pretendía engañar a su padre, pues se lo habíacontadotodoasumadre.

    —¿Conquiénirás?—lepreguntólaseñoraShawcuandoFannymencionóquehabíaconciertoaqueldíaantesdelastresdelatarde.

    —Solo con Polly. Le gusta la música y, como la semana pasada hubotormenta,nopudeir,yasabes—contestóFan,añadiendo,mientrassalíandecasa—:Perosinosencontramosconalguienporelcamino,nopodréevitarlo,¿verdad?

    —Puedesdecirqueno,¿verdad?

    —Peroesoesmuydesconsiderado.¡Madremía!Porejemplo,elhermano

  • deBelle,Gus,élsiempreva.¿Llevobienelpelo?¿Yelsombrero?

    AntesdequePollypudieradecirnada,elseñorGusselesuniócomositalcosayprontoPollysequedórezagadatrasellos,conelpresentimientodequelascosasnoiban«bien»,aunquenosabíacómoarreglarlo.Comolegustabamucholamúsica,seimaginaba,lamuyinocente,quetodoelmundoasistiríapor la misma razón, por eso encontró tan irritante que los jóvenes a sualrededor no dejaran de cuchichear. Belle y Trix estaban allí, vestidas deetiquetay,enlaspausasentrelasdiferentesmelodías,losseñoresFrankyGus,juntoaotros«atractivoscaballeros»,deleitabanalasseñoritasconinteresantesnoticias y cotilleos de la vida universitaria, a juzgar por la atención que lesprestaban ellas a sus elocuentes afirmaciones. Polly lo observaba todoaterrada. Aunque no era del todo ignorada en atención a su género,evidentemente,laconsiderabantansolo«unacositasilenciosa»,demodoque,como no la tenían por alguien con que hablar en sociedad, simplementeignoraban a la guapa chiquilla y se dedicaban a las jóvenes señoritas. PorsuerteparaPolly,seolvidódetodosellosgraciasaloqueestabadisfrutandoconlamúsica,lacualsentíamásqueentendía,asíqueallíestaba,sentadaconuna cara de felicidad tal que varios amantes de la música la mirabansonriéndole,porquesucorazóndabaunacálidabienvenidaa lamelodíaquelosinstrumentostransmitían.YahabíaanochecidocuandosalieronyPollysesintiórealmentealiviadacuandovioelcarruajequelesesperaba,puesnuncalehabíagustadohacerdevelayyahabíatenidosuficienteporundía.

    —Me alegro de que se hayan ido esos hombres. No me gustaba quehablaran cuando lo que yo quería era escuchar la música—comentó Pollymientrassealejaban.

    —¿Cuáltegustómás?—lepreguntóFannyconunciertotonodelánguidasuperioridad.

    —Elmás normalito, el que no hablabamucho.Me recogió elmanguitocuando se me cayó y se ocupó de mí entre el gentío. A los demás no lesimportéenabsoluto.

    —Imaginoquecreíanqueerasunaniñapequeña.

    —Mimadredicequeunauténticocaballeroes taneducadoconunaniñapequeña como con una mujer por eso el que mejor me cayó fue el señorSydney,porquefuemuyamableconmigo.

    —Qué niñamás observadora eres, Polly. Nunca hubiera pensado que tefijaríasendetallescomoese—ledijoFanny,quienempezabaaentenderqueenunaniñapequeñapodíahabermuchodemujer.

    —Estoyacostumbradaalosbuenosmodales,aunquevivaenelcampo—le contestó Polly un tanto azorada, pues no le gustaba que fueran

  • condescendientesconellas,nitansiquierasusamigos.

    —Laabueladiceque tumadrees todaunaseñoray túeresexactamenteigualqueella,asíquenoteenfadesconesospobreschicos,yameencargaréyodequesecomportenmejorlapróximavez.Tomnotienemodales,peronotequejasdeél—añadióFanriéndose.

    —Medalomismosilostieneono.Esunchicoyactúacomotalyconélpuedollevarmemuchomejorqueconcualquieradeesoshombres.

    Fanny ibaa reprenderaPollypordecir«esoshombres»deunmodo tandespectivo, pero ambas se sobresaltaron al oír un ahogado «¡ajá-ja-ja-já!»procedentedelasientodeenfrente.

    —¡Es Tom!—gritó Fanny, y en aquel instante apareció aquel chico tanincorregible, con el rostro enrojecido y aguantándose la risa. Tras sentarse,miróalaschicascomosisesintierasatisfechoconeléxitodesutravesurayesperaraquelefelicitaranporello—.¿Hasoídoalgodenuestraconversación?—lepreguntóFanny,preocupada.

    —¡Puesclaro!¡Cadapalabra!—exclamóTomvisiblementerebosante.

    —Polly,¿habíasvistoalgunavezaunsapo tan irritante?Ahorasupongoqueirásconlagranhistoriaapapá.

    —Talvezsí,talvezno.¡MenudorespingodioPollyalverme!Laoíchillaryacurrucarse.

    —Y también oíste cómo alabábamos tus modales, ¿no es cierto? —lepreguntóPollyconintención.

    —Sí,losconsiderabasadecuados,demodoquenovoyachivarmedeti—lecontestóTomconunainclinacióndecabezatranquilizadora.

    —Nohaynadaquecontar.

    —¿Quénohaynada?¿Quésuponéisqueosdiráelviejocuandosepaquesalísconesosdandis?Oshevisto.

    —¿Quéviejo?¿Dequéhabla?—preguntóPolly,tratandodeaparentarqueestabatanconfusacomorevelabansuspalabras.

    —¡Vengaya!Yasabesaquiénmerefiero,asíquenointentesengañarmecomohacelaabuela.

    —Tom,hagamosuntrato—exclamóFannyentusiasmada—.Nofueculpamía queGus y Frank estuvieran allí y no podía evitar queme dirigieran lapalabra. Lo hago lo mejor que puedo y papá no tiene por qué enfadarse,porquesiempremeportomuchomejorquealgunasde laschicas.¿Aquesí,Polly?

  • —¿Untrato?—observóTompensandoenclavedenegocios.

    —Sinodicesnadaynoarmasunescándalo,explicandoloquenoteníasderecho a escuchar (¡estuvomuymal que escucharas a escondidas, deberíassentirteavergonzado!), teayudaréaseguirdando la lataconelvelocípedoynodiréniunapalabraencontracuandomamáyabuelitalesupliquenapapáquenotelodejen.

    —¿Loharías?—YTomsedetuvoaconsiderarlaofertacontodoslosprosyloscontras.

    —Sí,yPollymeayudará,¿aquesí?

    —Preferiríanotenernadaqueverconeso,peronodiréniharénadaquepuedaperjudicarle.

    —¿Porquéno?—lepreguntóTomconcuriosidad.

    —Porquemepareceunengaño.

    —Bueno, papáno tienemotivopara ser tan quisquilloso—dijoFan conpetulancia.

    —DespuésdesaberlodeesaCarrieytodolodemás,nomesorprendequeseaquisquilloso.¿Porquénoselocuentasdebuenasaprimerasynolohacesmássinoquierequelohaga?—ledijoPollypersuasiva.

    —¿Túselocuentastodoatupadreyatumadre?

    —Sí,ymeahorramuchosproblemas.

    —¿Notedanmiedo?

    —Claroqueno.Avecesmecuesta explicarles las cosas,perome sientotanbiencuandolohehecho.

    —¡Vamos!—fueelbreveconsejodeTom.

    —¡Madremía!¡Quéjaleopornada!—dijoFannyapuntodellorardepurairritación.

    —No, nada no. Sabes que tienes prohibido salir tan amenudo con esostiposyporesoahoraestásenunaprieto.Novoyahacerningúntratoylovoyacontartodo—replicóTomconunrepentinoataquedefirmezamoral.

    —¿Ysi teprometoquenunca,nunca jamásvoyavolverahacerlo?—lepreguntóFannyingenuamente,yaquecuandoThomastomabalasriendas,suhermanaacababaaccediendomuyasupesar.

    —Lopensaréy,siteportasbien,talveznolohaga.Puedovigilartemejorquepapá,demodoquesilovuelvesaintentar,dependerádeusted,señorita—dijoTom,incapazderesistirsealplacerdetiranizarlaunpococuandoteníala

  • oportunidad.

    —No lo hará. No la molestes más y se portará bien contigo cuando temetasenlíos—lecontestóPollyaltiempoquerodeabaaFanconelbrazo.

    —Nuncalohagoy,silohiciera,nolepediríaayudaaunachica.

    —¿Por qué no? Yo te pediría ayuda si tuviera problemas —dijo Polly,confiada.

    —¿Sí? Bueno, te haría una prueba, como me llamo Tom Shaw. Venga,vamos. No te resbales, Polly. —Y el señor Thomas les ayudó con unaamabilidadpocohabitual,pueslehabíagustadoeltonodesuspalabras.Sentíaque había una persona que le apreciaba y aquella sensación tuvo un efectopositivo en sus modales y en su humor, los cuales, normalmente, seencontraban endurecidos y beligerantes a fuerza de toparse con desaires ycontrariedades.

    Aquella tarde, después del té, Fanny propuso que Polly les enseñara ahacercaramelodemelaza,yaqueeraeldía librede lacocineraynohabríamorosenlacosta.Conlaesperanzadeablandarasuatormentador,FaninvitóaTomaunirsealafiestayPollysuplicóqueMaudpudieraestartambiénconellosyparticipardeladiversión,asíqueloscuatrobajaronalagrancocina,armados con delantales, martillos, cucharas y sartenes, asumiendo Polly elcontroldelasunidades.TomestabaencargadoderomperlasnuecesyMauddesepararlascáscaras,yaqueelcarameloibaaserdeprimera.FanasistíaaPollyenlosfogones,asomandolacabezasobrelaolladondehervíalamelazahastaqueselequedólacararojacomounapeonía.

    —Ahora,vertedlasnueces—dijoalfinyTomvacióelplatoeneljarabeespumosomientraslosdemásasistíanalamisteriosacoccióndetanpreciadodulce—.Loverterésobrelasarténconmantequilla,¿veis?Y,alenfriarse,yapodemos comérnoslo —explicó Polly, ejemplificando lo que acababa decontar.

    —Pero…¡Estállenodecáscaras!—exclamóMaud,mirandoelinteriordelasartén.

    —¡Oh, rayos! Debo de haberlas puesto por equivocación y me habrécomido lasnuecessinpensar—dijoTom, tratandodeocultar lasatisfacciónquesentíapora travesuramientras laschicasmirabanlasarténconelrostrollenodedecepciónydesesperación.

    —Lohashechoapropósito.¡Ereshorrible!¡Novolveréapermitirquetediviertasconmigonuncamás!—legritoFanacalorada,tratandodealcanzarleyzarandearlemientrasestelaeludíaysereíaacarcajadas.

    Maud empezó a gimotear por el dulceperdidoyPolly, seria, removía lo

  • quesehabíaechadoaperder,quehabíaquedadohechoundesastre.Pero,derepente,dirigiósuatenciónalapeleaqueestabateniendolugarenelrincón,enlaqueFanny,olvidandoqueeraunaseñoritayqueteníadieciséisaños,lehabíaabofeteado,yTom,ofendidoporelinsulto,lahabíaobligadoasentarsesobre el capacho de carbón, donde la retenía con una mano mientras ledevolvía la bofetada con la otra. Los dos estaban muy enfadados y seinsultabanconcualquiertipodeagravioqueselespudieraocurrir,mientrassereprendíanelunoalotroysepeleaban,ofreciendounespectáculodelomásdeplorable.

    Polly no era una niñamodelo ni muchomenos, tenía sus momentos decóleracomotodosnosotros,perojamássepeleaba,chillabaoinsultabaasushermanos y hermanas de aquel modo tan terrible, así que le sorprendiósobremaneraverasueleganteamigapresadetalvirulencia.

    —¡Oh,no!¡Porfavor,no!¡Tom,leharásdaño!¡Déjaloestar,Fanny!¡Loscaramelos no importan, podemos hacer más! —gritaba Polly, tratando desepararlos y con el rostro tan afectado que no tardaron mucho en dejar depelear,avergonzados,ysedisculparonconellaporhaberpresenciadoaquellafuria.

    —Nomevasaechar,asíquedéjameenpaz,Fan—dijoTom,separándoseconungestoamenazadorde lacabeza,yañadiendo,enun tonodiferente—:Solo puse las cáscaras por diversión, Polly. Si pones a hervir otra olla,recogeréunbuenpuñadodenueces,¿deacuerdo?

    —Esmuchotrabajoymuyacaloradoyesunalástimamalgastarlascosas,pero lo volveré a intentar si tú quieres—le contestó Polly con un suspirocargadodepaciencia,yaqueteníalosbrazoscansadosyleardíalacara.

    —Notequeremosaquí,¡márchate!—ledijoMaud,agitandounacucharapegajosaensudirección.

    —Quietecita,llorica.Mevoyaquedaryvoyaayudar.¿Aquesí,Polly?

    —A los osos les gustan las cosas dulces, por eso supongo que quierescaramelos. ¿Dónde está lamelaza?Hemos usado toda la que quedaba en lajarra—dijoPolly,conciliadora,empezandodenuevo.

    —Abajo,enlabodega.Iréaporella.—Ycogiendolalámparaylajarra,Tommarchóacumplirconsudebercomounsanto.

    Encuantodesapareciólaluz,Fannycerrólapuerta,diciendocondesdén:

    —Ahoraestamosasalvodemástrucos.Dejadqueaporreelapuertayquellame,leestábienempleado.Cuandotengamoselcaramelohecho,dejaremossaliralmuypillo.

    —¿Cómolovamosahacersinmelaza?—preguntóPolly,creyendoqueasí

  • seacabaríaeltema.

    —Quedaunmontónenladespensa.Yno,nolevasadejarquesubahastaqueestépreparada.Tienequeaprenderquenomevoyadejarabatirporunpequeñajo como él. Prepara tu caramelo y dejémosle tranquilo o iré y se locontaréapapáyentoncesTomsíquerecibiráunabuenareprimenda.

    Pollycreyóquenoerajusto,peroMaudreclamabasucarameloy,aldarsecuenta de que no podría hacer nada por convencer aFan,Polly se dedicó acocinar hasta que las nueces estuvieron a salvo dentro de la sartén y estádispuesta en el jardín para que se enfriara.Unos cuantos golpes a la puertacerrada a cal y canto, unas cuantas amenazas de venganza por parte delprisionero,como,porejemplo,prenderfuegoalacasa,bebersetodoelvinoyrompertodoslostarrosdemermeladay,derepente,todoquedóencalma,detalmodoquelaschicasseolvidarondeél,emocionadascomoestabanconsuobra.

    —Esimposiblequeescapeaningúnsitioy,encuantohayamoscortadoelcaramelo, desatrancaremos la puerta y saldremos corriendo. Venga, trae unplato bonito para servirlo—dijo Fan cuandoPolly propuso ir amedias conTomantesdequeesteirrumpieraenlacocinadealgunamaneraysehicieracontodo.

    Cuando bajaron con el plato en el que servirían su dulce y abrieron lapuerta trasera, cuál fue su sorpresa al descubrir que había desaparecido lasartén,elcaramelo,todo,¡totalymisteriosamente!

    Todas se lamentaron cuando, tras buscar cuidadosamente, perdieron laesperanza,yaqueeraevidentequeloshadoshabíandecididoqueeltemadelcaramelonoibaaprosperaraquellanochetanpocopropicia.

    —Quizáslasarténcalientesehaderretidoysehahundidoenlanieve—dijoFanny,excavandoenelmontóndondelohabíandejado.

    —Supongoque aquellosviejosgatos sehabránhechoconello—sugirióMaud,demasiadohundidaacausadeaquelsegundogolpecomoparaponerseagimotearotravez.

    —Lapuerta no está atrancada y algúnmendigo lo habrá robado.Esperoqueleaproveche—añadióPollytrasregresardelaexpediciónensubusca.

    —SiTompudierasalir,creeríaquehasidoél,pero,comonoesunarata,nopuedepasarporlosagujeritosdelasventanas,asíquenopudoserél—dijoFannydesconsolada,puesyaempezabaacreerqueestadoblepérdidanoerasinouncastigopordejarsellevarporunafuriadescontrolada.

    —Abramoslapuertayconfesémoselo—propusoPolly.

    —Sereirádenosotras.No,laabriremosynosiremosalacamayquesalga

  • cuandoquiera.¡Alborotador!Sinonoshubieramolestadodeesemodo,noslohabríamospasadoengrande.

    Trasdesatrancarlapuerta,laschicasanunciaronalcautivoinvisiblequeyahabíanacabadoysemarcharondeprimidas.Amitaddecaminodel segundotramo de las escaleras, se detuvieron en seco, como si hubieran visto unfantasma,pues,mirándolasdesde labarandilla,vieron lacaradeTom,suciapero triunfante y, en cada mano, un tarro viejo lleno de caramelos quebalanceaba sobre sus cabezas, para desaparecer casi al instante con uncomentarioparasutormento:

    —¿Noosgustaríacomerosalguno?

    —¿Cómo ha logrado salir de allí?—exclamó Fanny, calmándose tras elarrebatoquecasihabíahechocaeralastresdelasescaleras.

    —¡Elagujeroparaelcarbón!—respondióunavozespectralprocedentedelaoscuridadqueseavecinabaenloalto.

    —¡Madremía!Debedehabersacado la tapa, salidoa lacalle, robadoelcaramelo y haberse colado por la ventana del cobertizomientras estábamosbuscandoelcaramelo.

    —Locogieronlosgatos,¿verdad?—semofabalavozenuntonoquehizoquePollysesentarayserierahastaquenopudomás.

    —SolodaleaMaudunpoco,estátandecepcionada.Fanyyoestamosyahartas, como lo estarás tú si te lo comes todo—legritóPolly cuando logrórecuperarelaliento.

    —Vetealacama,Maudie,ymiradebajodelaalmohadacuandollegues—fuelarespuestaoracularquelesllegócuandolapuertadeTomsecerrótrasunsolodejúbilodelasarténdehojalata.

    Las chicas se fueron a la cama agotadas, y Maud se quedó dormidaplácidamente, abrazada al envoltorio pegajoso, encontrado caramelos demelazadondenosedescubrenamenudo.Pollyestabamuycansadayprontocayó dormida, pero Fanny, que dormía con ella, se quedó despierta durantemástiempodelhabitual,pensandoensusproblemas,puesledolíalacabezaylafaltadesatisfacciónquevienedespuésdelairanoledejabadescansarconlatranquilidadconlaqueelrostrosonrosadoqueteníaasulado,conelgorrodedormirpuesto,ofrecíaunabonitaestampamientrasdescansabaasu lado.Apagaron la lámpara, pero Fanny vio una figura envuelta en unmanto grispasarporlapuerta,pararegresarenseguida,detenerseyecharunvistazo.

    —¿Quiénandaahí?—exclamótanaltoquehastadespertóaPolly.

    —Soloyo,querida—respondiólavozatenuadadelaabuela—.ElpobreTomtieneunterribledolordemuelasyhebajadoabuscarlealgodecreosota.

  • Medijoquenoosdijeranada,peronologroencontrarlabotellaynoquierodespertaramamá.

    —Está enmi armario.ElViejoTompagarápor su trucoestavez—dijoFannycontonosatisfecho.

    —Creía que ya había tomado demasiados caramelos—se rio Polly y sequedarondormidas,dejandoaTomcon lasdeliciasdeldolordemuelasy latiernacompasióndelaancianaabuela.

    3

    LosproblemasdePolly

    Pollynotardóendarsecuentadequehabíallegadoaunmundonuevo,unmundo donde los modales y las costumbres eran tan distintas del modosencillo en que se hacían las cosas en casa, que pronto se sintió como unaextrañaentierraextrañayamenudodeseónohabervenido.Enprimerlugar,noteníanadaquehacermásquegandulearycotillear,leernovelas,pasearporlas calles y vestirse. Pero tras una semana ya estabamás que harta de todoaquello,comocualquierpersonasanaqueintentaraalimentarseúnicamentedechucherías. A Fanny le gustaba porque estaba acostumbrada y nunca habíaconocido nadamejor, pero Polly sí que lo había vivido ymuchas veces sesentía como un pajarito en una jaula de oro. Aun así, estaba realmenteimpresionada con los lujos que la rodeaban, los disfrutaba y deseaba quefueransuyos,aunquesepreguntabaporquélosShawnoeranunafamiliamásfeliz. No era lo suficientemente sabia como para saber dónde radicaba elproblema, y tampoco intentaba decidir cuál de las dos vidas era la correcta,solosabíacuállegustabamásysuponíaqueaquelloeradebidoasusmaneras«anticuadas».

    LosamigosdeFannynoleinteresabanmucho.Másbienledabanunpocodemiedo, parecíanmuchomayores ymás sabios que ella, hasta los que enrealidaderandeunaedadinferioralasuya.Hablabandecosasdelasqueellano tenía ni idea y, cuandoFanny trataba de explicárselas, no las encontrabainteresantes.Ciertamente,algunoslaasombrabanyladesconcertabanalavez,así que las chicas la dejaron de lado, aunque cuando se encontraban, sesaludaban educadamente, a pesar deque creyeranque era demasiado«rara»como para pertenecer a su grupo. Así que se volcó en Maud en busca decompañía,pueslahermanapequeñaeraunacompañíaexcepcional,yPollylaqueríamuchísimo. Pero la señoritaMaud estaba demasiado absorta con suspropias cosas, puesto que ella también pertenecía a un «grupo», y estos

  • pequeños de cinco o seis años disponían de sus «musicales», sus fiestas,recepciones y paseos como susmayores, siendo el principal objetivode suspequeñasvidas,segúnparece,elimitarlastonteríasqueestabantandemoda,aunque deberían ser demasiado inocentes para entenderlas.Maud tenía unacajitacontarjetasdepresentaciónydevisitas,«comoMamáyFan»,sucajadedelicadosguantes,sucajónparalasjoyas,suspropiashorquillas,unfondodearmariotaneleganteypreciosocomoeldeunamuñecaparisina,ademásdeunadoncellafrancesaquelavestía.Alprincipio,PollynosellevababienconellaporqueMaudnoparecíaunaniñayamenudocorregíaaPollyenloqueasus conversaciones y a sus modales se refiere, aunque los de la pequeñamademoiselle distaban mucho de ser perfectos. De vez en cuando, cuandoMaud se sentíamalo sufríade«iguitabilidad»,pues sufríade los«nervios»comosumamá, se ibaconPollyparaque la«divigtiera»,porque,al ser tancalmaday tener tantapaciencia, lograba tranquilizara laeleganteypequeñaseñorita.Pollydisfrutabadeesosmomentosylecontabahistorias,jugabaconella o salían a caminar, lo que Maud quisiera, ganándose, poco a poco, elafectodelaniñaylibrandoalacasadelapequeñatiranaquelagobernaba.

    ProntoTomdejódeobservaraPollyy,alprincipio,dejódehacerlecasoyaque,ensuopinión,«laschicasnoeranparatanto»,aunque,teniendoencuentaeltipodechicaquemejorconocía,Pollynolecaíatanmal.Enocasionessepermitíatomarleunpocoelpelo,paravercómoreaccionaba,causandoaPollyun auténtico disgusto al no saber qué era lo próximo que este iba a hacer.Aparecía de pronto de detrás de las puertas, la asustaba como si fuera unfantasma cuando entraba en un lugar a oscuras, le agarraba los pies cuandosubíalasescaleras,lasorprendíaconagudossilbidosoleestirabadelpeloderepentecuandoselaencontrabaporlacalle.Y,cuandoestabansentadosalamesaparalacena,clavabalosojosenellaynolosapartabahastaconseguirreducirlaaunpatéticoestadodeaflicciónyconfusión.Pollysolíapedirlequedejarademolestarla,peroéllecontestabaquelohacíaporsupropiobien,queera demasiado tímida y que, como el resto de las chicas, necesitabaendurecerse en ese aspecto.Se reía de ella en su cara, se poníadepunta supelirrojamelenayselaquedabamirandohastaquesemarchabaconsternada.

    Aunasí,aPollylecaíabienTom,yaquenotardóendarsecuentadequeestaba descuidado, apartado y un tanto obligado a cuidar de sí mismo. Amenudo, sepreguntabaporqué sumadreno lomimabacomomimabaa laschicas,porquésupadreletratabacomosifueraunrebeldeyteníatanpocointerésensuúnicohijo.Fannyloconsiderabaunosoyseavergonzabadeél,peronunca tratódeenseñarlebuenosmodales,y tantoMaudcomoélvivíanjuntoscomoelperroyelgatoquenopertenecieranauna«familiafeliz».Laabuela era la única que se ponía de parte del pobre Tom y, enmás de unaocasión, Polly lo había descubierto realizando alguna tarea para la Señora,aunquesesentíamuyavergonzadocuandoeradescubierto.Deningúnmodo

  • erarespetuoso:lallamaba«laviejaseñora»yledecíaque«noqueríaqueleprestara atención», pero, cuando pasaba algo, siempre acudía a «la viejaseñora»yagradecía«laatenciónprestada».PorestarazónlecaíabienaPollyy quiso contarlomuchas veces, pero tenía la sensación de que no sería unabuenaidea,yaque,alalabarelcariñoquemostraba,recriminabalafaltadelmismoporpartedeotros,asíquesecallabaysededicabaareflexionar.

    LaabuelatambiénestabauntantodescuidadayquizásesafueralarazónporlaqueTomyellaerantanbuenosamigos.EllaeratodavíamásanticuadaquePolly,peroalagentenoparecíaimportarletanto,yaquesesuponíaquesuépocayahabíapasadoynadaseesperabadeellaexceptoquenoentorpecieraanadieyquefueraelegantementevestidacuandoapareciera«antelagente».Laabuelallevabaunavidatranquilaysolitariaensushabitaciones,rodeadademueblesantiguos,cuadros,librosyreliquiasdeunpasadoquenoimportabaanadiemásqueaella.Suhijolavisitabacadatarde,eramuyamableconellayprocurabaqueno le faltaranadaqueeldineropudieracomprar,peroeraunhombre muy ocupado, tan absorto en ganar dinero que no tenía tiempo dedisfrutar de lo que ya poseía. La Señora jamás se quejó, interfirió o hizosugerenciasalrespecto,perodeellaemanabaunaciertaquietud,ensusojospagados se adivinaba lamelancolía, como si quisiera algo que el dinero nopudiera comprar y, cuando los niños andaban cerca, procuraba no alejarsedemasiado,evidentemente,conlaesperanzadepodermimarlosyacariciarloscomo solo sabenhacer las abuelas. Polly podía sentirlo y, como ellamismaechabademenoslosmimosdecasa,semostrabasatisfechaalverelrostrodelaancianaseñorailuminarsecuandoentrabaenlahabitaciónsolitaria,dondepocosniñosacudían,exceptolosfantasmasdelospequeñoshijosehijasque,paraelcorazónmaternalquelosamaba,jamásdesaparecíanocrecían.APollylehubieragustadoquelosniñosfueranmásamablesconlaabuela,peroellanoeranadieparadecírselo,aunquelepreocupabamucho,asíquesolopodíaprocurarcompensarlosiendotanobedienteycariñosacomosisetrataradesupropiaabuela.

    OtradelascosasquepreocupabanaPollyeralafaltadeejercicio.Vestirseypasearadiarioporciertascallesduranteunahora,quedarsehablandoenlosportalesoirsentadaenunelegantecarruaje,noeraneltipodeejercicioquelegustaba hacer, pero Fan no practicaba otro. De hecho, se quedó tanconsternadaundíaquePollypropusounacarreraporlacalle,quesuamiganose atrevió a proponer algo semejante nunca más. En casa, Polly corría ycabalgaba, se deslizaba cuesta abajo y patinaba, saltaba a la cuerda yrastrillabaheno, trabajabaenel jardínyremabaenbarca,asíquenodeberíasorprendernosquequisierahaceralgomásmovidoqueunpaseodiarioconungrupodechicasatolondradascon susbotasde tacónaltoy susvestidosquehacíanavergonzaraPollycuandolaveíanensucompañía.Asíque,aveces,salíasola,cuandoFannyestabaabsortaensusnovelas,convisitasoconsus

  • sombreros, y se iba a caminar por el parque, por el lado menos de moda,dondellevabanajugaralosbebés,oseadentrabaenelmismoparaveraloschicos corretear, momento en que deseaba poder hacer lo mismo, como encasa.Nuncasealejabamuchoysiempreregresabasonrojadayalegre.

    Una tarde,antesdecenar, se sentía tancansadadenohacernadaqueseescapóa echaruna carrera.Había sidoundía aburrido,perohabía salido elsol, brillante tras las nubes. Hacía frío pero era un día tranquilo y Pollycorreteabaporlacalle,cubiertadesuavenieve,canturreandoparasímismayprocurando no añorarse de su hogar. Los chicos jugaban a deslizarse por lanievecontodassusfuerzasyella losmirabahastaquelasganasdeunirseaellossehizoirresistible.Enlacolina,algunasniñasestabanjugandoconsustrineos(eranniñasdeverdad,calentitasbajo lascapuchasy losabrigos,conlasbotasdegomaylosguantes)yPollynopudoresistirloyseacercóaellasapesardelmiedoporloquediríaFan.

    —Quierobajarperonomeatrevo,estanempinado—dijounadeaquellas«niñascomunes»,comoMaudlasllamaba.

    —Simeprestas tu trineoy te sientasenmi regazo,bajaremos juntas sinproblema—lecontestóPollyconuntonollenodeconfianza.

    Lasniñasse laquedaronmirando,parecequesedieronporsatisfechasyaceptaronsuoferta.Pollymiróaunladoyaotroconcautelaparacomprobarque no hubiera alguien que no estuviera pasado de moda que estuvieraobservando aquella acción tan reprobable, pero, al ver que se encontraba asalvodemiradasindiscretas,colocólacargayselanzócolinaabajo,sintiendola agradable emociónde la velocidad, quehacequedeslizarse en trineo seaunodelospasatiemposfavoritosdelamayorpartedelapoblacióninfantilcondosdedosdefrente.Unadetrásdeotra,sedeslizócolinaabajoconcadaunadelaspequeñas,paravolveraarrastrarlascolinaarribadenuevo,mientraslamirabancomosisetrataradeunángelconabrigogrisquehabíadescendidoparasupropiobeneficio.Pollyyaestabaapuntodeacabarconundelicioso«adelante»ellasolacuandooyóunsilbidofamiliardetrásdeellay,antesdeque pudiera bajarse, llegó Tom, tan asombrado como si se la hubieraencontradosubidaalomosdeunelefante.

    —¡Hola,Polly!¿QuédiráFandeti?—fuesusaludomáscordial.

    —Ni losénime importa.Deslizarseen trineonohacedañoanadie,megusta y voy a seguir haciéndolo, ahora que tengo la oportunidad, así que…¡Márchate!—YdeestemodolaindependientePollysemarchó,conlamelenaalvientoyconunaexpresióndeauténticafelicidad,quedeningúnmodoseveíamermadaporunanarizmuyroja.

    —¡Bien hecho, Polly!—Ymontando en su propio trineo, sin la menor

  • preocupaciónporsuscostillas,Tomsedeslizótrasellacasivolandohastaquela alcanzó, justo cuando Polly frenaba su «General Grant» en el ampliocaminoquehabíaalpiedelacolina.

    —¿Nosedaráncuentacuandolleguesacasa?—exclamóeljovenantesdecambiarsueleganteactitud.

    —Nosi túnodicesnada, aunquepor supuestoque lo contarás—añadióPolly,quedándosesentada,inmóvil,mientrassurostrocambiabalaexpresióndefelicidadporunadesincerapreocupación.

    —Puesentoncesnodirénada—lecontestóTomconlaperversidadnaturaldelosdesutribu.

    —Simepreguntan,se locontaré,porsupuesto.Sinopreguntan,nocreoquehaya nadamalo enmantener la boca cerrada.No lo habría hecho simimadrenohubieraqueridoquelohiciera,peronoquieropreocuparatumadrecontándoselo.¿Creesquehagomal?—lepreguntóPolly.

    —Creoquefueincreíblementedivertidoynopiensocontarnadasi túnoquieres.Venga,vamosotravez—dijoTomanimado.

    —Solounavezmás,lasniñassequiereniryestetrineoessuyo.

    —Dejaqueselolleven,puesnoesmuybueno,ytesubesalmío.Mazeppaesincreíble,yaloverás.

    AsíquePollysesentódelante,TomlogrócolocarsedetrásdealgúnmodomisteriosoyMazeppademostrómerecer los sincerosaunquepocoeleganteshalagosdesudueño.Ahorasíquesellevabanmásquebien,puesTomestabaensuambienteymostrabasumejorlado,comportándoseconeducación,delmodoenqueunchicocomoélpuedellegaracomportarsedelamaneramásnatural,mientrasquePollysehabíaolvidadodemostrarsetímidaydisfrutabaaquelmodode«fortalecerse»muchomásqueelotro.Sereíanyhablabanynopodíanparardedeslizarseentrineo«unavezmás»hastaquesepusoelsolylosrelojesdieronlahoradelacena.

    —Vamos a llegar tarde, será mejor que corramos —dijo Polly cuandollegaronalsenderotraslaúltimabajada.

    —Quédate quieta y te llevaré a casa en un periquete.—Y antes de quepudieradarsecuenta,Tomlallevótrotandoabuenritmo.

    —¡Fíjate que mejillas tan sonrosadas! Ya me gustaría que las tuyastuvieranelmismocolor,Fanny—dijoelseñorShawalveraPollyentrarenelsalóndespuésdeacicalarseelcabello.

    —Tienes lanariz tan rojacomo la salsadearándanos—lecontestóFan,incorporándoseen lagransilladondehabíapermanecidoacurrucadadurante

  • unaodoshoras,enfrascadaenElsecretodeLadyAudley.

    —Puessí—dijoPolly,entrecerrandounojoparaverlaofensivanariz—.Peronoimporta,melohepasadomuybien—añadió,balanceándoseuntantoenlasilla.

    —Noséquétienendedivertidasesascarrerasquetantotegustanconestefrío—dijoFannybostezandoyestremeciéndose.

    —Quizáslosupierassiloprobaras.—PollyseriomirandoaTom.

    —¿Fuistesola,querida?—lepreguntólaabuela,dandounaspalmaditasalasonrosadamejillaqueteníaasulado.

    —Sí,señora,peromeencontréaTomyvolvimosjuntosacasa.—LosojosdePollychispearoncuandolodijoyTomcasiseatragantóconlasopa.

    —¡Thomas, levántatede lamesa!—leordenóelseñorShawmientrassuincorregiblehijocarraspeabayjadeabatraslaservilleta.

    —Porfavor,noleeche,señor.Hesidoyoquienlehahechoreír—confesóPollyarrepentida.

    —¿Ycuáleslabroma?—preguntóFanny,despertándoseporfin.

    —No puedo cgeeg que le hayas hecho gueig cuando él siempre te estáhaciendollogag—observoMaud,queacababadeentrar.

    —¿Qué ha estado haciendo ahora, señor? —le exigió el señor ShawcuandovioapareceraTom,sonrojadoysolemne,desubreveoscuridad.

    —Nada,solodeslizamosconeltrineo—contestóconlavozronca,porquepapásiemprelesermoneabaydejabaquelaschicashicieranloquequisieran.

    —YPolly también, yo lavi. ¡YoyBlanchevolvíamos a casayvimos aTomyaellabajandolacolinaconeltrineo,yluegoéllallevóagastrashastaaquí!—exclamóMaudconlabocallena.

    —No es verdad. —Y Fanny dejó caer el tenedor con el rostroescandalizado.

    —Sí,ymegustómuchísimo—contestóPolly,nerviosaperodecidida.

    —¿Tevioalguien?—exclamóFanny.

    —SolounasniñasyTom.

    —HasidotremendamenteinadecuadoyTomdeberíahabértelodichositúnolosabías.Mesentirémortalmentemortificadasialgunademisamigastehavisto—añadióFan,muymolesta.

    —Vamos,noteenfades.Notienenadademaloy,siquiere,Pollypuedeir

  • en trineo, ¿no es así, abuela? —exclamó Tom, acudiendo galantemente alrescateyasegurándoseunpoderosoaliado.

    —Mimadremedejay,sinovoyconchicos,noséquémalpuedehaberenello—dijoPollyantesdequelaSeñorapudieracontestar.

    —Lagentehacemuchascosasenelcampoqueaquínosonadecuadas—empezólaseñoraShawentonodereproche.

    —Dejaquelachiquilla lohagasiquiereyquese lleveaMaudconella.Me gustaría que hubiera otra chica tan alegre en mi casa—interrumpió elseñorShawyaquellopusofinaladiscusión.

    —Gracias, señor —dijo Polly agradecida y asintió a Tom, quien letelegrafióun«muybien»yselanzóhaciasucenaconunapetitodignodeunlobezno.

    —¡Oh!¡Quépicara!EstásflirteandoconTom,¿aquesí?—susurróFannyasuamiga,comosiledivirtiera.

    —¡Qué!—YPollysemostrótansorprendidaeindignadaqueFannysintióvergüenza de sí misma y cambió de tema, diciéndole a su madre quenecesitabaunosguantesnuevos.

    Despuésdeaquello,Pollysequedómuycalladay,encuantoseacabó lacena,saliódelasalaparairsea«pensar»tranquilamentesobretodoaquello.Amitaddelaescalera,viocómoTomveníatrasellaeinmediatamentesesentóparaprotegerselospies.Élsepusoareíryledijo,mientrasseencaramabaenelpostedelabarandilla:

    —No te voy a agarrar, por mi honor. Solo quería decirte que si salesmañana,podríamospasárnoslobieneneltrineo.

    —No—dijoPolly—.Nopuedoir.

    —¿Porquéno?¿Estásenfadada?Nomehechivado.—YTomcontemplóatónitoelcambioquesehabíaproducidoenella.

    —No,mantuvistetupalabraymeapoyastecomounbuenchico.Tampocoestoyenfadada,peronovoyavolverahacerlo.Atumadrenolegustó.

    —Esanoeslarazón,losé.Asentistehaciamícuandodijoloquepensabaytúqueríasir.Venga,¿quéhapasado?

    —Notelovoyacontar,peronopiensoir—dijoPollycondeterminación.

    —Bueno,yyoquepensabaque teníasmáscabezaque lamayoríade laschicas,peroparecequeno,ynodaríanimediaporti.

    —Queamable—dijoPolly,queempezabaaestarmolesta.

  • —Bueno,esqueodioaloscobardes.

    —Nosoyunacobarde.

    —Síqueloeres.Ahoratedamiedoloquepuedanpensar,¿no?

    Polly sabía que así era y mantuvo la calma, aunque quería hablar, pero¿cómoibaahacerlo?

    —Ah,sabíaqueteecharíasatrás.—YTomsealejó,airado,loquelellegóaPollyalalma.

    —¡Quémal!Ahoraqueempezabaaseramableconmigoyquemeloibaapasarbien,sehaestropeadotodoporculpadelastonteríasdeFan.AlaseñoraShawnolegusta,yalaabuelatampoco,creo.SearmaráunrevuelosivoyyFannodejarádemolestarme,asíquelodejarécorreryharéqueTompiensequetengomiedo.¡Dios!Jamáshabíaconocidoagentetanridícula.

    Pollydiounportazoa lapuerta, sintiéndoseconganasde llorarde rabiaporque sudiversión sevieraestropeadaporuna idea tanabsurda,yaquedetodas las absurdidades de aquella época tan acelerada, la de los niños quejueganaenamorarseesunadelasmástontas.APollylehabíanenseñadoqueera algo muy serio y sagrado y, según sus creencias, resultaba mucho másinadecuado flirtear con un chico que ir en trineo con una docena. Se habíaquedadoasombradaeldíaantesaloíraMauddecirleasumadre:

    —Mamá,¿debotenerunnovio?Todaslasniñaslotienenymehandichoqueyodebería teneraFweddyLovell,peronomegusta tantocomoHawryFiske.

    —Oh,sí,yotendríaunamorcito,querida,estanbuenaidea—lecontestóla señoraShaw.Pocodespués,Maud anuncióque estaba comprometida con«Freddy,porqueHawrylahabíaabofeteado»cuandoselopropuso.

    En aquel momento, Polly se había reído junto al resto, pero después,cuando pensó en ello y se preguntó qué habría dicho su propiamadre si lapequeña Kitty hubiera preguntado esomismo, ya no lo encontró tan buenaidea ni tan divertido, sino ridículo y artificial.Así se sentía ahoramismoy,cuando se acabó la primera petulancia, resolvió dejar los trineos y todo lodemás antes de que pasara cualquier tontería con Tom, quien, gracias a sueducacióntannegligente,sabíatanpococomoellamismadelosencantosqueaquel nuevo divertimento tenía para los niños. Así que Polly trató deconsolarsesaltandoalacuerdaenelpatiotraseroyjugandoalpilla-pillaeneljardín, donde le enseñaba «sia-gim-na» como decía Maud, que tan bien lehacía.AvecesFannyacudíaylesenseñabaunnuevopasedebailey,másdeunavez,acababa jugandoconellas ruidosamente,ynose ledabanadamal.Sinembargo,TompasóaignoraraPollyydejóbienclaro,consusmodales

  • caballerosos,quedeellapensaba«quenovalíalapena».

    Otra de las cosas que preocupaban a Polly era su ropa, ya que, aunquenadiedecíanada,ellasabíaqueerademasiadonormaly,devezencuando,lehubieragustadoquesusmerinoscolorazulygrisfueranmáselegantes,sufajatuviera unos lazosmás grandes y las ondulaciones de sus vestidos tuvieranmás adornos.Suspiraba por unbrochey, por primera vez en su vida, pensóseriamenteenpeinarseconlosrizoshaciaarribayhacerseunpequeño«tupé».Sin embargo, dejó de demostrar su descontento ante estas cosas tras haberescrito a su madre para preguntarle si podía modificar su mejor vestido ydejarlocomoeldeFanny,yrecibirlasiguienterespuesta:

    «No, querida, el vestido ya está bien como está y ya es suficientementeadecuado,yaquelaantiguamodadelasencillezeslamejorparanosotras.NoquieroqueaprecienamiPollyporsusvestidos,sinoporellamisma,asíquellevalossencillosvestidosqueMadreconfeccionóparatiydejalospanniers.Hasta el más insignificante tiene algo de influencia en este gran mundo yquizásmipequeñapuedacontribuirconalgobuenoalmostraralosdemásqueuncorazóncontentoyunrostrofelizsonmejoresadornosqueloquecualquierParís puede ofrecer.Como quieres un broche, querida, te envío uno quemimadremediohaceaños.VeráselrostrodePadreaunladoyelmíoalotro,así, cuando haya algo que te preocupe, observa tu talismán y seguro quevolveráabrillarelsol».

    Por supuesto que volvió a brillar el sol, pues la mejor magia estabaencerradaenaquelpequeñobrocheantiguoquePollyllevababajosuvestidoyque besaba con ternura cada noche y cada mañana. El pensar que, aunquefuera alguien tan insignificante comoella, podía aportar algobueno, la hizoextremadamente cuidadosa tanto en sus actos como en sus palabras y, alsentirsetanansiosaportenerelcorazóncontentoyelrostrofeliz,seolvidódesuropayprovocóquealosdemáslespasaralomismo.Nolosabía,perolaantigua moda de la sencillez hizo que los vestidos que llevaba fueranhermososyquelagraciadelainconscienciaembellecieraalapequeñaconelencanto que convierte la niñez en lo más dulce para todos aquellos que laaprecian y reverencian de verdad.Una tentación a la que Polly ya se habíarendidoantesdequellegaralacartaydelaquesearrepintióprofundamentedespués.

    —Polly,megustaríaquemedejaras llamarteMarie ledijoFannyundíaque iban juntas de compras. —Puedes llamarme Mary si quieres, pero nodejaréquelepongasningunaieaminombre.EncasasoyPolly,ymegustaquemellamenasí,peroMariesuenaaafrancesadoytonto.

    —Puesyoescribominombreconie,comotodaslaschicas.

    —Ymenudo conjunto de Netties, Nellies, Hatties y Sallies hay. ¡Cómo

  • sería«Pollie»siseescribieraasí!

    —Bueno, no importa, no era eso lo que quería decir.Hay una cosa quenecesitas:lasbotasdecolorbronce—dijoFan,tratandodeimpresionarla.

    —¿Porquésinomehacenfalta?

    —Porque están de moda y no puedes ir bien vestida sin ellas. Voy acomprarmeunparytúdeberíasadquirirunas.

    —¿Nosonmuycaras?

    —Creoqueochoonuevedólares.Lasmíasyaestánpagadas,perono tepreocupessinotienessuficiente,puedoprestartedinero.

    —Tengo diez dólares para gastármelos en lo que quiera, pero queríacompraralgunosregalosparalosniños.—YPollysacóelmonedero,indecisa.

    —Ya les harás regalos. La abuela sabe hacer cosas muy bonitas. Esoserviráyasípodráscomprartetusbotas.

    —Bueno, lesecharéunvistazo—dijoPolly,entrandoen la tiendadetrásdeFanny,sintiéndoseeleganteyricacomprandodeunmodotanelegante.

    —¿Nosonencantadores?Tupiequedadivinoenesabota.Polly.Llévalosenmifiesta,bailaráscomounhada—susurróFan.

    Pollyobservóladelicadaybrillantebota,consupuntacurvada,elelegantetacón,eldelicadopie,pensóquelequedabarealmentebieny,trasunabrevepausa,dijoqueselosquedaba.Todofuedeperlashastaquellegóacasaysequedóasolas;fueentoncescuando,almirardentrodelmonedero,vioeldólarylalistadecosasqueteníaintencióndecomprarparaMadreylosniños.¡Quémalaimpresiónhacíaeldólarallísolo!Yquélargasehacíalalistacuandonohabíanadaconquecomprarlos.

    —NopuedofabricarunospatinesparaNed,niunpupitreparaWillyesaseran las cosas que tanta ilusión les hacía. El libro de Padre y el collar deMadresonimposiblesahora,yyosoytanegoístaquemegastotodoeldineroen mí misma. ¿Cómo he podido hacerlo?—Y Polly observaba las nuevasbotas con rencor, colocadas en la primera posición, como si estuvieranpreparadas para la fiesta—. Son preciosas, pero dudo que me hagan sentirbien, porque todo el rato estaré pensando en los regalos que he perdido—suspiróPolly,apartandodesuvistalasencantadorasbotas—.Lepreguntaréalaabuelaquépuedohacer,porquetengoquehaceralgoparacadauno,asíquetengoqueempezarahoramismoonoacabaré.—Ysedioprisa,felizdepoderolvidarsuremordimientoconeltrabajoduro.

    Laabuelaestuvodeacuerdoenlaurgenciadelasuntoyplaneóalgoparatodoelmundo,administrandolosmateriales,elgustoylahabilidaddelmodo

  • másencantador.Pollysesintiómuchomáscalmada,pero,mientrasempezabaatejerparasumadreunhermosopardecalcetinesblancosparadormir,atadoscon unos lazos de color rosa, reflexionó con calma sobre la tentación y, sialguien lehubierapreguntadoenaquelmomentoporquésuspiraba,comosialgolepesaraenlaconciencia,habríarespondido:«botasdecolorbronce».

    4

    Pequeñascosas

    —Lluevetantoquenopuedosalirytodoelmundoestátanenfadadoquenoquierenjugarconmigo—contestóMaudaPollycuandoestaselaencontrólamentándoseenlasescalerasylepreguntóporlacausadesuspenas.

    —Ya jugaré yo contigo, pero no grites. Despertarás a tumadre. ¿A quéquieresjugar?

    —Nolosé, todomeabugue.Todosmis juguetesestángotosy todasmismuñecas enfegmas salvoClaga—sequejabaMaud, zarandeando lamuñecadeParísdeunapierna,sosteniéndolabocaabajo,delmodomenosmaternal.

    —Voyavestirunamuñequitaparamihermanapequeña.¿Tegustaríavercómolohago?—lepreguntóPolly,tratandodepersuadirla,conlaesperanzadedistraeralaniñaquerefunfuñabayacabarasísutrabajoalavez.

    —Nodebería,porqueestarámásguapaquemiClaga.NopuedosacarlelaropayTomlasestropeójugandoconellacomosifueraunapelotaenelpatio.

    —¿Ynotegustaríasacarleesasropasydejarqueteenseñeahacerropanueva,paraquepuedasvestirydesvestiraClaracuantasvecesquieras?

    —Sí, me encantaría cortar.—Y la cara deMaud se iluminó, ya que ladestrucciónesunadelascaracterísticasmástempranasdelainfanciayrasgareraunodelospasatiemposfavoritosdeMaud.

    Así que, sentadas en el salón, ahora desierto, las niñas se dispusieron atrabajary,paracuandoFannylasencontró,MaudseestabariendoacarcajadasdelapobreClaraque,sinsusadornos,estabahaciendotodaclasedepiruetasdemanosdesujovialypequeñadueña.

    —Creíaquetedaríavergüenzajugarconmuñecas,Polly.Hacemuchoquenotoconiuna—dijoFanny,mirándolaconairedesuperioridad.

    —NomedavergüenzaporquehacefelizaMaudyamihermanaKittylegustará. Además, creo que coser es mejor que «disfrazarse» o leer novelastontas—dijoPollysindejardecoserconairedecidido.EllayFannyhabían

  • tenido una pequeña discusión porque Polly no había dejado que Fanny lapeinaracomoa«lasotraschicas»niquelehicieraagujerosenlasorejas.

    —Noteenfades,querida,perovenyhagamosalgo,hoymeaburromucho—dijo Fanny, ansiosa porque volvieran a ser amigas de nuevo, ya que sinPollyeraeldobledeaburrido.

    —Nopuedo,estoyocupada.

    —Siempre estás ocupada. No había conocido nunca a una chica así.¿Cómo te las ingenias para tener siempre algo que hacer? —le preguntóFanny, observando con interés la ropa demerino rojo con que Polly estabavistiendoalamuñeca.

    —Muchascosas,peroavecestambiénmegustaholgazaneartantocomoati,quedarmetumbadaenelsofáyleercuentosdehadasonopensarennada.¿Lepondríasundelantaldemuselinablancoodesedanegra?

    —Muselina, con bolsillos y lacitos azules. Te enseñaré cómo. Y,olvidándose de su desdén por las muñecas, Fanny se sentó junto a ellas yprontosequedótanabsortacomolasotrasdos.

    Despuésdeaquello,eldíagrisseiluminóyeltiempopasóagradablementeamedidaquelaslenguasylasagujasavanzaban.Laabuelasonrióalveraungrupotanhacendoso,ylesdijo:

    —Seguid cosiendo, queridas, las muñecas son buenas compañeras y lacostura una tarea que lamentablemente hoy en día se ha perdido. Haz laspuntadasmáscortas,Maud;hermososojales,Fan;cortaconcuidado,Polly,ynomalgastes la tela. Esforzaos y a lamejor costurera le daré un pedazo desaténblancoparaquelousecomosombrerodesumuñeca.

    Fannyfuelaquemejorlohizoyganóelpremio,puesPollydescuidósutrabajoalayudaraMaud.Peronoleimportódemasiado,pueselseñorShaw,alverlostresrostrostaniluminadossentadosalamesa,dijo:

    —SupongoquehoyPollyosharegaladolaluzdelsol.

    —No,señor,nohehechonada,deverdad,tansolohevestidoalamuñecadeMaud.

    YlaverdadesquePollynocreíaquehubierahechomucho,perosetratabadeunadeaquellaspequeñascosasquesiempreseesperaquesehaganenestemundo,dondeabundanlosdíasdelluvia,dondelosespíritusdesfallecenyeldebernosuele iracompañadodeplacer.Laspequeñascosascomoesasson,básicamente,elbuentrabajodelagentepequeña;unpensamientopequeñoyamable,unpequeñoactodegenerosidad,unapequeñapalabradeánimo,todoeso es tan dulce y agradable que no hay nadie que pueda evitar sentir subelleza y el afecto por quien lo da, independientemente de lo insignificante

  • quepuedaparecer.Lasmadressuelenhacerlomuchasveces,sinservistas,sinqueselesdélasgracias,perosesienteyserecuerdamuchotiempodespués,no se pierde jamás, pues esta es la sencillamagia que une los corazones ymantiene la felicidad en los hogares. Polly disfrutaba haciendo «pequeñascosas»queotrosnoveían,oqueestabandemasiadoocupadosparaconsiderar,y,al llevarlasacabosinesperarqueledieranlasgracias, traía la luzdelsolpara ella y para los demás.Había tanto amor en su hogar, que no tardó endarse cuenta de la falta del mismo en el hogar de Fanny y empezó apreguntarse por qué aquella gente no era amable y paciente entre ellos.Notrató de plantear la cuestión, perohizo cuanto estuvo en sumanopor amar,ayudar y contentar a cada uno de ellos, y la buena voluntad, el amablecorazón,lasencillezylosmodalesdenuestraPollyseganaronelcorazóndetodos, porque dichas virtudes, incluso en una niña pequeña, son queridas yanheladas.

    El señorShaweramuyamable conellaporque legustaban susmodalesmodestos y respetuosos, y Polly se sentía tan agradecida por sus múltiplesfavores que no tardó en olvidar el miedo y le mostró su afecto con unamultituddedetallesqueesteaprecióenormemente.Solíaacompañarleporelparque cuando se dirigía a su oficina por la mañana, hablando sin pararduranteeltrayectoydespidiéndosedeélconun«adiós»yunasonrisafrentealgranportal.Alprincipio,alseñorShawnoleimportabamucho,peroprontoempezó a echarla demenos si no le acompañaba, además de descubrir quealgofrescoyagradableparecíailuminarsudíasilohacíaatravésdelparqueinvernal,aquellafiguritavestidaconunabrigogris,derostrointeligenteyvozalegre,quedeslizabasumanitaenlasuyacontodaconfianza.Cuandollegabatardeacasa,legustabaverlacabecitaderizoscastañosquelemirabadesdelaventana, encontrarsecon suszapatillaspreparadas, elperiódicoen su sitioyunospiececitosdispuestosaayudarle.«OjaláFannysepareciesemásaella»,se decía a sí mismo mientras observaba a las niñas y estas pensaban queestaríacavilandosobrepolíticao sobreel estadodelmercadodevalores.ElpobreseñorShawhabíaestado tanpreocupadoenhacersericoquenohabíaencontradoel tiempoparaenseñarlesasushijosaquererle.Ahoraque teníamenos trabajo, y que sus hijas y su hijo se estaban haciendo mayores, escuandomásechabademenosaquellascosas.Deunmodoinconsciente,Pollyleestabamostrandoloqueerayelcariñodesushijosseleantojabatandulcequeyanopodíavivirsinello,peronosabíacómoganarselaconfianzadesushijos, pues estos siempre habían creído que estabamuy ocupado y que eraalguienindiferenteyausente.

    Una noche, cuando las niñas iban a acostarse, Polly dio un beso a laabuela,comosiempre,yFannyseriodeelladiciéndole:

    —¡Menudaniña!Somosmuymayoresparaesascosas.

  • —No creo que jamás seamos demasiado mayores para dar un beso anuestropadreoanuestramadre—fuesurápidaréplica.

    —Exacto,pequeñaPolly.—YelseñorShawleextendiólamanoconunamiradatanafablequeFannysequedómirándole,sorprendida,yluegoledijo,algotímida:Creíaquenolegustaba,padre.

    —Puessí,querida.—YelseñorShawletendiólaotramanoaFanny,quele dio un beso propio de una hija, olvidándose de todo a excepción de laternura del sentimiento que surgió en su corazón al retomar la costumbreinfantilparalaquenuncadebemosserdemasiadomayores.

    La señora Shaw era unamujer inválida, nerviosa y exigente que queríaalgocadacincominutos,demodoquePollydescubriómultituddepequeñascosasquehacerporella,ylashacíacontantaalegríaquealapobreseñoraleencantabatenercercaaaquellaniña,tansilenciosayservicial,quelaatendía,le leía, le hacía los recados o le alcanzaba los siete chales distintos que seponíaosequitabacontinuamente.

    Laabuelatambiénsealegrabadehaberencontradounasmanosyunospiesdispuestos a ayudarla, demodo que Polly pasómuchas horas felices en lasantiguashabitaciones,aprendiendotodaclasedehermosasartesyescuchandoagradables conversaciones, sin reparar en la luz que le había traído a lasolitariaanciana.

    Tom era la roca con la que Polly se topó durantemucho tiempo porquesiempre aparecía por sorpresa en un lugar nuevo y uno nunca sabía dóndeencontrarle.Laatormentabay,aunasí,ladivertía;undíaeraamabley,aldíasiguiente,unoso.Avecesella se imaginabaqueno ibaavolver a sermalootravez,pero losiguientequesabíadeélesquesehabíavueltoameterenlíosyque se alterabaante la ideade arrepentirsey reformarse.Pollydio sucasoporperdido,peroteníatalcostumbredeayudaracualquieraquetuvieraproblemasqueerabuenaconélsencillamenteporquenopodíaevitarlo.

    —¿Qué sucede? ¿Es muy difícil la lección? —le preguntó una tardecuando un gruñido le obligó a mirar por encima de la mesa, hacia dondeestabasentadoTom,refunfuñandosobreunmontóndelibrosdilapidados,conlasmanos entre el cabello, como si su cabeza corriera el peligro de echar avolarporeldescomunalesfuerzoqueestabahaciendo.

    —¡Difícil! Supongo. ¿Qué canastos me importan a mí los cartagineses?Regulusnoeramalo.¡Peroestoyhartodeél!—YTomledioungolpeasuManual de latínHarkness, lo que expresaba sus sentimientosmejor que laspalabras.

    —A mí me gusta el latín y solía hacerlo bien cuando lo estudiaba conJimmy.Quizáspuedaayudarteunpoco—dijoPollymientrasTomsepasaba

  • unamanoporelrostroacaloradoyserefrescabaconuncacahuete.

    —¿Tú?¡Andaya!Ellatíndelaschicasnoesparatantodetodosmodos—fuesuagradecidarespuesta.

    Sinembargo,Pollyyaestabaacostumbradaaély,sindesfallecer,echóunvistazoaladesastrosapáginaenmitaddelacualsehabíaquedadoTom.Loleyó tanbienqueel jovencitodejódemasticarparaquedarsemirándolaconasombroyrespetoy,cuandoterminó,ledijoconsuspicacia:

    —Eresmuypicara,Polly.Te lohas estudiado antesparapoderpresumirdelantedemí.Puesnomelocreo,noseñora.Vesdocepáginasmásadelanteyvuelveaintentarlo.

    Polly obedeció y lo hizo todavía mejor que antes. Alzó la cabeza y,riéndose,ledijo:

    —Heestudiadotodoellibro,Tom,asíquenomevasapillar.

    —A ver, ¿cómo es que sabes tanto? —preguntó Tom, francamenteimpresionado.

    —Estudié con Jimmy, y seguía su ritmo, ya que Padre nos dejaba estarjuntosentodasnuestraslecciones.¡Eratanagradable,yaprendítanrápido!

    —HáblamedeJimmy.Estuhermano,¿noesasí?

    —Sí,peromurió.Otrodíatehablarédeél.Ahoratienesqueestudiar,ytalvezpuedaayudarte—dijoPollyconunligerotemblorenloslabios.

    —Siestuvieraentulugar,nopensaríaeneso.—YTomabrióellibroconactitudgraveyprofesional,puessentíaquePollyhabíasacadolomejordeél,yleconveníaesforzarseparasalvaguardarelhonordesusexo.Sededicóalaleccióncontodasuvoluntad,yenpocotiempodejóatráslasdificultades,yaque Polly le ayudó aquí y allá, hasta topar con algunas reglas que debíanaprender. Polly las había olvidado, de modo que ambos se dedicaron aestudiarlas dememoria. Tom, con lasmanos en los bolsillos, se balanceabaadelanteyatrás, susurrandorápidamente,yPolly jugueteabaconelpequeñotirabuzón de su frente mientras miraba fijamente la pared, farfullandoesforzadamente.

    —¡Yaestá!—gritóTompocodespués.

    —¡Yaestá!—repitióPolly,y,acontinuación,escucharonalotromientrasrecitabahastaquelohicieronalaperfección.

    —Hasidomuydivertido—dijoTomalegremente,apartandodeenmedioalpobreHarknessyconlasensacióndequeelagradableentusiasmofrutodelcompañerismopodíainclusoconvertirlagramáticalatinaenapasionante.

  • —Ahora,señorita,pasemosalálgebra.Megustatantocomoodioellatín.

    PollyaceptólainvitaciónynotardóencomprenderqueTomlasuperabaen aquella materia. Aquel hecho restauró la ecuanimidad, pero él no seregocijó,nimuchomenos,sinoquelaayudóconunapacienciapaternalquehizoquelosojosdeellabrillarandealegríacontenidamientrasélleexplicabaeilustrabasobriamente,imitandodeunmodoinconscienteaDominieDeane,hastaqueaPollyleresultóimposibleseguirconteniendolarisa.

    —Podemos repetirlo cuando quieras —observó generosamente Tommientrasguardabaellibrodeálgebrabajoeldelatín.

    —Entonces vendré cada tarde. Me encantará hacerlo, ya que no heestudiadonadadesdeque llegué.Túintentarásquemegusteelálgeb