la llesinfecciÓy de lr1s semillas

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LA llESINFECCIÓY DE Lr1S SEMILLAS a) Objetivas que can ella se persiguen. ^s práctica muy generalizada en otros países, y que cada día, por fortuna, cuenta con snás adeptos en nuestra población agrícola, la desin- fección de semillas, especialmente cereales. Se pretende con ella destruir aquellos gérmenes---es- poras-de enfermedades criptagámicas que pue- dan ír adheridos a las cubíertas o tegumentos de los granas, y hasta, en algunos casos, invalidar los que existan en el interior de aquéllos. Realizando la adecuada desinfeceión cuidado- samente, se tiene la garantía de que la semilla empleada en la siembra no será portadora de las esporas de las temibles enfermedades. Pero esto no quiere decir, claro está, que el cultivo haya de verse en absaluto libre de ellas. Las prácticas de desinfección no pueden evitar los gérmenes que existen en el suelo, que caye- ron en él procedentes de espigas invadidas o que el viento transportó, a veces desde considerables distancias. Tales esporas pueden atacar a los gra- nos sanas, a los granos que acabaran de ser ob- jeto de desinfección, y la enfermedad presentarse luego en las plantas, es inevitable; pero desin-

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LA llESINFECCIÓY DE Lr1S SEMILLAS

a) Objetivas que can ella se persiguen.

^s práctica muy generalizada en otros países,y que cada día, por fortuna, cuenta con snásadeptos en nuestra población agrícola, la desin-fección de semillas, especialmente cereales. Sepretende con ella destruir aquellos gérmenes---es-poras-de enfermedades criptagámicas que pue-dan ír adheridos a las cubíertas o tegumentos delos granas, y hasta, en algunos casos, invalidarlos que existan en el interior de aquéllos.

Realizando la adecuada desinfeceión cuidado-samente, se tiene la garantía de que la semillaempleada en la siembra no será portadora de lasesporas de las temibles enfermedades.

Pero esto no quiere decir, claro está, que elcultivo haya de verse en absaluto libre de ellas.Las prácticas de desinfección no pueden evitarlos gérmenes que existen en el suelo, que caye-ron en él procedentes de espigas invadidas o queel viento transportó, a veces desde considerablesdistancias. Tales esporas pueden atacar a los gra-nos sanas, a los granos que acabaran de ser ob-jeto de desinfección, y la enfermedad presentarseluego en las plantas, es inevitable; pero desin-

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f•ectando las scmillas suj^rimimus la mauera n^ás};eneral ^Ic e^aencjerse cicrtas enfermeda^ies ^rip-togá^nicas yue sc ^cl^a^t ct ► cll^is, ^ run cirrtusproce^limientus dc yue luc^u habl^^rcnws, evitamustambién la ínvasión, por r^^ntacto, en cl terrenu.

Ll tratamientu ha de variar oblij;adamente, en-tres otros Tactores, Con la forma de ataque de la

Limpiadora "Helios" de triple tamizado y dobl^ a^pi-raci^ín, capaz de ^randes rendimientos.

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criptógama y la naturaleza de la semilla. Estaúltima circunstancia determinará, dentro de unmismo procedimiento, que varíe tanto la concen-tración del desinfectante-como el tiempo de con-tacto.

En la desinfección de los garbanzos, por ejem-plo, semilla delicada, de tejidos fácilmente pene-trables por la disolución que se emplee-con ma-nifiesto peligro, por tanto, de que el veneno, lasubstancia tóxica utilízada, llegue fácilmente alembrión, destruyendo la vitalidad de la semilia-,el tratamiento no puede ser el mismo, ni en inten-sidad ni en permanencia, que el recomendado parasemillas de alburnen lenta o difícilmente penetra-ble por el líquido.

Habrá, pues, que distinguir, que aconsejarsebien, que no realízar las desinfecciones "a tontasy a locas". Por otra parte, estas prácticas preven-tivas son, la mayoría de los casos, sencillas y eco-nómicas. A1 alcance, a un tiempo, de todas iasinteligencias y de todas las fortunas.

b) tlle^lios más práctacos y eficaces de realizarla desritfeccíón.

Ocupándonos en primer término del trigo, se-milla que por su excepcional importancia bienmerece esta preferencía, hay dos criptógamas queprincipalmente le atacan : la conocida vulgarmentecon el nombre de caries o tizón, Tillet^ia triti^cá-también puede ser debido el ataque a otra es-pecie muy afín, T. laevŭ, cuya exístencia no está

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confirmada en 13spaña-y la llamada "carbón des-nudo o volante", originada por el hongo Ustilayutriticti.

Los etectos de las caries, tizún o carbc'>n cu-bicrto del trigo, se manifiestan en la planta muytardíamente, siendo diiícil observar los indivi-duos invadidos antes del completo desarrollo dela espiga. I'ueden presumirse las espigas ataca-das por este mal, tan pronto se forman, porquesu color verde es más oscuro que en las sanas,tardando en amarillear más tiempo que aquéllas.La referida tonalidad es más o menos marcadasegún las variedades, y no resulta un dato claroy perceptible. Las plantas atacadas alcanzan me-nor desarrollo que las sanas, produciendo menosy más pequeñas espigas.

I.uego, cuando los granos alcanzan una consis-tencia pastosa, la separación es mucho más fácil;basta oprimirlos entre los dedos. Los enfermospor la caries aparecen llenos de una masa negray blanduzca. Esta, llegadas a la madurez las se-millas, se convierte en materia aceitosa y pulve-rulenta que ocupa por completo aquéllas y quetiene un aspecto y un olor-olor a la salazón tieareuyues-inconfundibles. .

La forma de los granos ayuda también a dis-tinguirlos. Los enfermos son, en general, máscortos y más abultados o globosos, con el surcopoco marcado y coloración más oscura.

La caries puede atacar a todas las espigas deuna planta o bien a un corto número de ellas,Y, para una espiga, puede afectar a todos los

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Máquina limpiadora de gran rendimiento.

1)iainta^ ^cparacione^ que realiza con eI gran^^ ;ue pa-:a pc^r la toh^a.

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^ranos o súlo a algunos, sin preferencia deter-^ninada respecto a situación o emplazamíento. Lainva^i^^n de los granos sanos se dcbc a granos in-vadidos o cariados. Estos se rompen fácilmentcdurante la trilla, dispersando su contenido cons-tituída por las esporas del hongo, que se adhie-ren fácilraente a las espigas sanas. Es indudableque muchas de dichas esporas, cuya camtidad esenorme, se desprenden más tarde de las semillasen donde cayéron en las operaciones del aventado,medición, ensacado, etc. ; pero no es menos cier-to que restan todavía muchas en las cubiertas delos granos sobre las que van al terreno---de nodesinfectar antes las semillas-Ilegado el mo-mento de sembrar.

En trigos invadidos por el carbón cubierto 0caries, sembrados sin tratamiento alguno, las es-poras de la parásita, al germinar, invaden las tier-nas plantitas del cereal, desarrollándose parale-lamente a éstas hasta producir en los nuevos gra-nos esporas que se difunden por el aire. ^

Como en este caso los gérmenes que producenla enfermedad se hallan en el exterior de la se-milla, sí medíante un tratamiento adecuado, qucsólo afecte a las cubiertas de aquéllas, se impidela germinación de tales esporas, se habrá evitadola enfermedad en la parte que de aquéllas deriva.La práctica más corriente de desinfeccíón, aunqueno la más recomendable, es el sulfatado de lassemillas, bien por aspersión o por inmersión, sién-do este último modo de proceder mucho más per-f ecto.

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Li sulfatado por aspersión consiste en ir echan-dv sucesivacnente pequeñas cantidades de grano,yue suelen manejarse con una pala, sobre una su-perficie iisa, de baldosin o cemento, rociándolomediante una escobílla que se sacude repetidasveces sobre aquél con la disolución de sulfatocolocada en vasija próxima. Luego la pala va re-moviendo el montón cada vez mayor que se for-ma, y cuando está toda el grano humedecido, seextiende y deja secar a la sombra. Algunas vecesse empolvorea también con cal. Este sulfatado poraspersión tiene, entre otros, el inconveniente dequedar con frecuencia parte de los granos sinmojar.

La inmersión, como su nombre indica, consisteen sumergir el grano en la disolución de sulfatocúprico preparado al efecto. Se echa la semillaen cestos o conachos forrados con harpillera fuertepara que los granos no se escapen, y se íntroducendichos recipientes en la vasija que contiene ladisolución, donde se tienen el tíempo que se es-tima adecuado. Luego se extienden y orean lomísmo que en el caso anterior. Hay dos métodospara la inmersión ; el llamado de Kuhn : inmer-sión en la disolución de sulfato, seguida de otraen lechada de cal, y el llamado de Linhart : in-mersión en la disolución de sulfato de cobre. Am-bvs, más o menos modificados en lo relativo altiempo y duración del tratamiento, son de acep-tables resultados en la lucha contra la caries, sien-do, a nuestro juiciv, preferible el primero porsu mayor aeción respecto a la parásita y menor

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inHuencia en el decrecimiento de] poder germi-natívo de las semillas. l;s, en cambio, más lentoy exige ma}^or cantidad de vasijas. Aimque elsulfatado d^ los granos ha sido ]o clásico y co-rriente hasta hace pocos años, hoy se j>refierenlos tratamic^ntus cn secv, que tirnen diferentesventajas de yue lucgo hablaremos.

El^ empleo en la desinfección de la formaiinaproduce, desde cl punto de vista fungicida-o deacción contra el hongo-, resultados ĉompletos,pero rebaja, a veces sensiblemente, el poder ger-minativo de las semilias, Dicho daño se hace sen-tír cuando se han dejado secar aquéllas lentamenteantes de la sícmbra o se hace ésta sobre tierrassecas y frías, donde tardan mucho en germinar.Si la sementera se realiza ínmedíatamente al tra-tamiento, en un suelo bíen provísto de humedad,el daño de las semillas desinfectadas es muy pe-queño. I_a desinfección con formalina está apenasextendida en nue5tro país, y realmente exístenprocedimientos más prácticos, por lo que no in-sistimos en éste.

El comercio ofrece productos tales como elGerwnisán, Us^ulum, Ceresaan, etc., objeto de in-tenso reclamo y de muy difundido empleo en elextranjero. 1)ichos preparados-compuestos or-gánicos de mercurio que no suelen originar per-juicios a las semillas-son recomendables, aunquecon los inconvenientes más o menos atenuadosde la desinfección en medios ]íquidos. Las co-rríentes modernas respecto a tratamientos previosde la semilla se inclinan por la desinfección en

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seco, rccurriéndose casi exclusivamente al uso decarbonato de cobre, a^mquc también se emplea^ puede emplearse con eficacia el acetato cúprico.

La desinfección del trigo por el earbonato decobre se reduce a mexclarlo en un recipiente bíencerrado y dotado de movimiento giratorio, conuna determinada cantídad de carbonato finamentepulvexizado, para conseguir que todo el granoquede totalmente cubierto por dicho polvo, queactúa como preventivo, impidiendo la infecciónpor el "micelio"', o aparato vegetativo del hongocausante de la enferrnedad.

E1 empleo del carbonato de cobre presenta di-ferentes ventajas : impide la infección por las es-poras que lleve el grano y]c previene de la quepueda derivar de esporas existentes en e] terreno ;permite realizar el tratamiento días y hasta mesesante de la siembra de las semillas, sin perjuiciopara éstas; evita el riesgo de decrecimiento desu poder ^erminativo y hasta parece ejercer unaacción estimulante en la germinación de las tra-taclas ; como el grano no se hincha, cual ocurreen los tratamientos liquidos, no es necesario re-^ular la sernbradora para compensar el aumentode volumen de las semillas mojadas por líquidosfungicidas. El empleo del carbonato de cobre setraduce en un aumento de cosecha con relacióna las producciones de semillas desinfectadas enmedios liquidos, y tiene asimismo la ventaja deproteger al grano de los ataques de los gorgojos.

Para ]a aplicación del carbonato de cobre pue-de bastar una barrica, a la que se aplica un eje

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yue permite su rotación sobre unos apoyos ho-rizontales, y en la yue se abre una lx>rtezuelaacondicionada para lograr un cierre hermétíco.•

Vista parcial de diversas máqninas empleadas en la lim-pia ^^ clasificacibn de semillas.

1?1 comercio ofrece aparatos metálicos en formadé tatnbor, de cilindro o c;bica, apoyados en esteúltimo caso horizontalmente sobre un eje quepase por una de sus cíiagonales, forma que faci-lita mucho el vaciado del grano. Y como los tiposcitados son de peyueños rendimientos-en el debarril, por ejemplo, no se puede llenar cada vezmás de un cuarto o un tercio de su volumen sise quiere obtener una buena mez.cla-, se hanideado otros rnodelos de trabajo contintto, accio-

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nac9os por un motor, capaees de más considera-hle ]abor.

Cualquiera que sea la máquina o recipiente erri-pleado, debe procurarse que no produzca en sumuvimiento rnucho polvo, pues el carbonato per-judica al operador, irritando sus ojos y mucosasnasales ; resulta, además, venenoso cuando se as-píra. Este es el principal ínconveniente de la des-infección en seco, pues aunque no se haga polvodurante la mezcla, es difícil que no se desprendadurante el 1lenado de los sacos.

Para evitar o atenuar estas molestias y peligrossi se trata de máquinas pequeñas, puede operarscal aire libre •para que éste arrastre el polvo pro-ducido. En máquinas de mayor rendimíento, sedisponen pantallas y un ventilador que logranla finalidad perseguida. También es de recomen-dar e] empleo de mascarillas o símplemente de unpañuelo mojado para proteger nariz y boca.

E] carbonato deberá tener una riqueza en co-bre del 5o al 6o por ioo, siendo tal su gradode pureza que atraviese un tamiz del número zoo(20o mallas por pulgada francesa) en la propor-ción de un 9$ a un g8 por ioo.

La cantidad de carbónato que se emplee serála necesaria para recubrir el grano, dependiendoesto en parte de la perfección de] aparato querealice la mezcla. Lo corriente es aconsejar de20o a 25o gramos de carbonato por quintal mé-trico de sem'illa. Cuando el carbonato está enexceso favoreĉe, como es natural, Ia formaciónde polvo, y sí, por el contrario, escasea, se cubren

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imperfecta,nentc los granos, en perjuicio de losefectos cíel prodtut^,.

Criptógamas causantes de infecciones ai^álogasen otros cereales : la Ustilaqo hnrdei, productoradel "carbón cubierto de cebada", y las Ustidagoavcn.ae y Ustilago lacvis, conocidas vulgarmentecon el nombre de "carbón de la avena", puedencombatirse al igual que la caries del trigo antescitada con los tratamientos de desinfección aque nos hemos referido; pero no ocurre Io mismocon otras especies causantes de ataques muy pa-recidos en sus efectos a los ya mencionados perocuya forma de invasión y, como consecuencia, Iosprocedimientos para luchar con ellas son distin-tos. Nos referimos, entre otras, a la criptógamaUstilago tritici, que origina el "carbón desnudo 0voiante" dei trigo, y a la Ustilago nuda, que pro-duce el "carbón desnudo o volante" de la cebada.

Las espigas atacadas por el Ustilago tritici to-man el aspecto de desformadas masas negruzcasque, desecadas, se convierten en un polvo como elliollín. Este se halla compuesto por numerosísi-mas esporas que, ai transportarse por et viento,insectos, u otros agentes, difunden la plaga.

Por coincidir la presencia de las espigas inva-didas Por la parásita con la plena floración deltriTo, ch-^has esporas caen fácilmente sobre lasflores delas espigas sanas y su aparato vegetativo--micelio -invade la flor o el grano de trigo enformación. Pero el crecimiento del hongo cesaprontn. permaneciendo dicho micelio dentro delgrano en forma latente y alcanzando éste el tama-

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rio, pe^o y formas normales, sin quc sc puedadistinguir de las setnillas sanas.

A1 hacer la siernbra e iniciarse la germinación,el hongo recomienza también su vida actíva y seilcsarrn)la al tiempo que la planta de trigo, sincíue sea factible distínguir los individuos sanos cíelos enfcrmos, ]o que sólo ocurre en el momentocle espigar unos y otros.

Lo cor•riente es la destrucción de toda la es-piga, reóucida a poco más que su raquis, pero enocasiunes el daño queda circunscrito a la parteinferi^r de aquélla.

Se comprende, por lo antes dicho sobre la foT-ma de invadir al trigo esta parásita, que los tra-tami:ntos de desinfección en medios líquidos o enseco a que para 1a caries nos hemos referido,no ^irvan en este caso, ya que el germen no sehalla en la superficie de los granos, sino dentro ;y si !a permanencia con la disolución fuera losuficientemente prolongada para llegar al interiorde la semilla, al destruir el micelio del hongo tam-bié^i invalidaría el embrión.

Por eso, al confundir frecuentemente ]os agri-cultores estas enfermedades-aunque tanto por elolor del polvillo parduzco en el caso de la caries,como por el color negro del carbón pueden dis-tinguirse unas de otras-se han encontrado, enmuchas casos, con el resultado negativo del sul-fatado.

Y es que esta práctica y las que antes hemoscitado no sirven para el carbón volante o des-nudo del trigo, como no sirven para el carbón

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desnudo de la cebada. La única manera de comba-tir al presente estas enfermedades es el tratamien-to por agua calicnte que se hace preceder de unainmersión de las semillas en agua a temperaturasuficiente para iniciar la germinación del hongo.La forma de proceder es como sigue :

a) Inmersión del trigo en agua a unos 25 gra-dos de temperatura durante un tietnpo de cuatroa seis horas.

b) Inmersión durante un mit^uto, en un bañoa temperatura inferior en tres o cuatro grados, aIa del baño caliente o verdadero tratamiento.

c) Inmersión , en agua caliente a temperaturacomprendida entre _co y 55 grados por espacio dediez minutos ; y

d) Escurrido y remojado del grano en aguafría, extendiéndolo después en capa de poca al-tura para que se enfríe y deseque.

Esta práctica de la desinfección por agua ca-liente disminuye siempre-en mayor o menor can-tidad, según la precisión con que se realiza-elpoder germinativo normal de las semillas, lo queexige las compensáciones consiguientes a1 calcu-lar su cantidad para la siembra.

Tratándose de pequeñas porciones de grano,puede realizarse la operación con cuatro cubas otoneles sobre las que se dispone, en el techo dela habitación, una polea que permita introducir oretirar los sacos portadores de la semilla. Cada re-cipiente se destinará a una de las fases del tra-tamiento y la elevación de temperatura para 1as

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fases b) y c) se consigue, generalmente, mediantela adición de agua hirviendo.

Ll cocnercío extranjero dispone de aparatos quepermiten efectuar este tratamiento con una mayorcomodidad, pero todavía no son aún lo suficiente-mente perfectos para realizar la operación con lasprecaucíones y exactitud debidas.

No hay que olvidar que la práctica es delicada,

Gorgojo de trigo-Cola^»dso gra^naricr-, muy aumtntado.

ya que la diferencia entre las temperaturas mor-tales para et micelio del hongo y para el embriónde la semilla es muy pequeña. Esta es, precisa-mente, la dificultad del tratamiento que, por hoy,no está al alcance del agricultor, quedando dentrode la esfera limitada de 1os Centros oficiales yentidades agrícolas. Las personas que deseen in-formes complementarios y precisos sobre los ex-tremos a que nos referimos someramente en estetrabajo, pueden y deben dirigirse a los Serviciosagrícolas del Estado, y muy especialmente a lasEstaciones de I'itopatología agrícola. La Central,situada en ta ?:^oncloa, Madrid, ha publicado no-tabilísimos folletos sobre las enfermedades ^de las

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semillas y los trataruientos adecuados para com-batirlas.

lle que es posible combatir y vencer deben per-suadirse plenamente los labradores. Los malesyue atacan a sus cultivos se deben a causas per-fectamente conocidas y los temidos daños se puc-den, en gran número de casos, evitar.

Así, por ejemplo, las enfermedades conocidasvulgarmente y confusamente por "carbón" o"ti-zón" a que en este artículo nos referimos, no sonimputables ni a un rocío, ni a los efectos de unanube-aunque la humedad, auxiliada por la tem-peratura, contribuya al desarrollo de las criptó-gamas-ni a ninguno de esos factores a quienes,Iigeramente, las atribuye el vulgo. Las originanespecies botánicas bien definidas, plantas inferio-res cuya evolución fué pacientemente sorpren-dida.

La ciencia tiene, cada día que pasa, mayoresy más eficaces medios para luchar con tales pla-gas.