la infravivienda en la diócesis de madrid

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Madrid, noviembre 2007 Avda. Pedro Díez 21 2º Oficina3 28019 MADRID www.edis-sa.com [email protected] EQUIPO DE INVESTIGACIÓN SOCIOLÓGICA

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Page 1: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La infravivienda en la diócesis de Madrid

Madrid, noviembre 2007

Avda. Pedro Díez 21 2º Oficina3 28019 MADRID

www.edis-sa.com [email protected]

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Agradecemos la inestimable y desinteresada colaboración para el desa-

rrollo de la primera fase de este estudio a las subdirecciones de las vica-

rías de Cáritas Madrid. Asimismo para el Trabajo de Campo hemos con-

tado con la colaboración de los trabajadores del Área Social del Instituto

de Realojo e Inserción Social de la Comunidad de Madrid y los trabajado-

res de Cáritas Madrid, sin cuya ayuda hubiera sido imposible la realiza-

ción de la presente investigación

Dirección y coordinación: Mercedes Ruiz Cubero Dirección adjunta: Raúl Flores Martos Análisis y Redacción: Raúl Flores Martos Enrique Gómez González Mercedes Ruiz Cubero Thomas Ubrich Trabajo de Campo cualitativo: Mercedes Ruiz Cubero Trabajo de Campo cuantitativo: Red de encuestadores de EDIS S.A bajo la

dirección de Mª del Prado Fernández Escuadro, y la coordinación de An-gel Luis Garcerán María

Proceso de Datos: María del Barco Canales Ana Mª Rubio Encina Raúl Ruiz Villafranca Thomas Ubrich Edición: Carmen Mayoral Rueda Mª Nieves Moral Montero

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Índice del estudio Introducción .........................................................................................................1 FASE I. Análisis y explotación de datos secundarios.............................................2 Metodología ....................................................................................................3 Identificación de los núcleos de infravivienda .............................................4 La infravivienda en la diócesis de Madrid ................................................... 10 1. Distribución por tipología...................................................................... 11 2. La infravivienda horizontal ................................................................... 13 3. La infravivienda vertical ....................................................................... 18 4. Infravivienda por Vicarías de la diócesis de Madrid.............................. 37 Conclusiones de la Fase I............................................................................. 42 Anexo de la Fase I ......................................................................................... 47 FASE II. Historias de vida ................................................................................ 86 Metodología ................................................................................................... 87 Historia 1. ........................................................................................................ 89 Historia 2....................................................................................................... 110 Historia 3....................................................................................................... 129 Conclusiones de la Fase II.......................................................................... 147 FASE III. Resultados de la encuesta .............................................................. 154 1. Metodología ............................................................................................ 155 1.1. Universo y muestra ............................................................................ 155 1.2. El trabajo de campo ........................................................................... 164 2. Datos sociodemográficos ...................................................................... 167 2.1. Descripción de los hogares................................................................ 169 2.2. Descripción de las personas entrevistadas ........................................ 178 3. Infravivienda ........................................................................................... 186 3.1. Descripción de infravivienda según las dimensiones de la exclusión residencial.......................................................................... 187 3.2. Infravivienda en la diócesis de Madrid ............................................... 198 4. Exclusión................................................................................................. 214 4.1. Índice de exclusión ............................................................................ 216 4.2. Itinerario y entorno de la exclusión..................................................... 233 5. Exclusión e infravivienda ....................................................................... 239 5.1. La exclusión en cada dimensión de infravivienda .............................. 241 5.2. Relación global entre exclusión e infravivienda.................................. 243 Conclusiones de la Fase III......................................................................... 249 Anexo: Cuestionario........................................................................................ 256 Bibliografía ....................................................................................................... 266

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Introducción

La presente investigación sobre la infravivienda en la diócesis de Madrid, promo-vida por Cáritas Madrid, persigue conocer la situación de la infravivienda y su relación con las situaciones de riesgo en exclusión social. En el conocer la infra-vivienda queremos introducirnos en el espacio físico de la vivienda y en el espa-cio de la vivienda que abarca el conjunto de personas que residen en ella. Es el espacio de convivencia familiar, vecinal, de socialización, en definitiva es un es-pacio que debería representar el ejercicio de nuestra ciudadanía.

Asimismo, el abordar la vivienda como tema de investigación nos sitúa, sobre todo, en la evolución del mercado de la vivienda en España en los últimos 20 años, con un comportamiento tan alcista como especulativo y excluyente. A esta situación se une la persistencia y constante emergencia de barrios degradados, y viviendas inadecuadas.

Con todo ello, queremos introducirnos en estos espacios de vulnerabilidad resi-dencial y social, y poder estudiar la relación existente. Para la consecución de este objetivo se realizará una primera fase de conceptualización de lo que consi-deraremos como infravivienda, que nos ayudará a realizar una localización, lo más actualizada posible de la ubicación geográfica de dicha infravivienda.

En una segunda etapa de la investigación nos introduciremos en hogares vulne-rables, es decir en situaciones de infravivienda, para poder establecer las dife-rentes relaciones del espacio residencial con la situación de vulnerabilidad social y/o exclusión.

Por último, y con la información obtenida en las dos etapas anteriores se realiza-rá una encuesta a hogares en situación de infravivienda con el fin de poder esta-blecer el escenario existente de infravivienda en la diócesis de Madrid.

Madrid - Noviembre de 2007

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

LA INFRAVIVIENDA ENLA DIÓCESIS DE MADRID

FASE I. ANÁLISIS Y EXPLOTACIÓN DE DATOS SECUNDARIOS

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

METODOLOGÍA

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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IDENTIFICACIÓN DE LOS NÚCLEOS DE INFRAVIVIENDA

La primera fase de la investigación ha pretendido alcanzar el objetivo de identifi-car los principales núcleos de infraviviendas de la diócesis de Madrid y las varia-bles que les caracterizan mediante la definición de tipologías de infraviviendas.

Para determinar aquellos núcleos considerados como infravivienda, se ha cons-truido un sistema integrado y relacionado de criterios que indiquen la pertenencia o no a una zona de infravivienda, entre otros: vivienda en una estructura tempo-ral o chabola, vivienda masificada, vivienda no apropiada según legislación esta-tal, vivienda de realojo provisional, etc.

Para la correcta identificación de los principales núcleos de infravivienda hemos seguido una metodología mixta en la que se han puesto en marcha diferentes procedimientos:

PROCEDIMIENTO A: hemos consultado datos secundarios sobre infravivienda en la Comunidad de Madrid, en los municipios, distritos y barrios de la diócesis de Madrid, así como en los distritos municipales de Madrid Capital. A través de fuentes estadísticas específicas sobre vivienda, se ha realizado una búsqueda atendiendo a la tipología de infravivienda. Dicha búsqueda estadística se ha rea-lizado a través de los ficheros oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y del Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid.

Nos hemos centrado especialmente en indicadores descriptivos de las viviendas familiares principales convencionales y de los edificios destinados a viviendas, también se ha prestado atención a variables del entorno donde se sitúan, pro-porcionados por el Censo Población y Vivienda del 2001 (resultados detallados definitivos del 17 de febrero del 2004): estado de la edificación e instalaciones básicas, problemas funcionales de inadecuación dimensional y de uso de las viviendas (hacinamiento y promiscuidad).

La determinación de la calidad de una situación residencial es el resultado tanto de las características propias de la vivienda como de su ubicación urbana. De-pende de la contaminación atmosférica y acústica del lugar, del paisaje, de los espacios libres, de los equipamientos culturales, hospitalarios y deportivos que la rodean, así como de las infraestructuras que facilitan la movilidad (metro, bus, cercanías…).

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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Concepto de infravivienda utilizado

Para abordar el concepto de infravivienda se pretendía contemplar otras situa-ciones y no sólo considerar una vivienda deteriorada o chabola, por lo tanto era necesario construir diferentes indicadores a través de los cuales pudiéramos definir qué se iba a considerar como infravivienda. Así, se ha establecido dicho concepto a través de diferentes indicadores que han revelado diferentes dimen-siones que nos han ayudado a entender la relación existente entre la situación de la vivienda con las situaciones de vulnerabilidad social y exclusión. Para estos indicadores lo que se ha utilizado son los cuatro componentes que conforman la exclusión residencial según Cortés (1995)1.

Existe una situación de exclusión residencial cuando las condiciones que articu-lan la construcción social de las necesidades de alojamiento no se cumplen de forma adecuada. Los criterios aplicados al análisis son: la habitabilidad, la ade-cuación, la estabilidad y la accesibilidad.

Habitabilidad: hay que entenderlo como el mínimo de calidad constructiva, equipamiento estructural y servicios que debe tener una vivienda para que se considere segura. Adecuación: nos indica que las características de la vivienda y el entorno tienen que estar en relación con las necesidades de las personas, permitiendo el uso normalizado y autónomo de las mismas. Estabilidad: supone la posibilidad de mantener el uso y disfrute de la vivienda, esta exclusión se materializaría en desahucio, expulsión etc. Accesibilidad: implica la posibilidad de disponer de una vivienda sin que este derecho suponga un quebranto excesivo de los recursos económicos que se disponen para vivir.

Definir las condiciones de infravivienda puede reducirse, en algún caso, a un sólo indicador como carecer de agua corriente, pero en general es necesario conocer diferentes indicadores para poder establecer si estamos ante una situa-ción de infravivienda y el tipo de infravivienda.

Indicadores de la vivienda, carencias de las características básicas de suminis-tros (agua corriente, salida de gas, sistema de ventilación…), también la estabili-dad residencial del hogar por el tipo de vivienda y/o régimen de tenencia (vivien-da ocupada, de integración social, desahucio…).

1 Cortés Alcalá, L.: La cuestión residencial. bases para una sociología del habitar, Madrid, Editorial Fundamentos, 1995.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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Indicadores según el estado del edificio (deficiente, malo o ruinoso), recogemos determinadas situaciones que afectan a la seguridad general de la edificación (grietas, edificio apuntalado, bajadas de lluvia en mal estado…). Indicadores sobre la adecuación de la vivienda, detectamos las situaciones de hacinamiento, de promiscuidad y el nivel de accesibilidad de la vivienda, por ejemplo un edificio de más de dos plantas que carezca de ascensor.

En cuanto a situaciones de hacinamiento se han utilizado las categorías del INE que contemplan dos niveles de superpoblación de la vivienda: un hacinamiento crítico, si la superficie media de la vivienda por persona es igual o menor a cinco metros cuadrados y, un hacinamiento moderado, si la superficie media de la vi-vienda por persona es comprendida entre cinco y diez metros cuadrados. Esta medida no comprende sótanos, desvanes, trasteros, buhardillas no habitables y terrazas abiertas o jardines.

El INE distingue también dos categorías de situación de promiscuidad: la densi-dad habitacional crítica y la densidad habitacional moderada; es decir se refiere a la relación que existe entre el número de habitaciones de una vivienda y el número de personas residentes.

Según nuestro concepto de infravivienda, la densidad habitacional moderada del INE (cuando la vivienda dispone entre media y una habitación por persona) no es un indicador determinante de exclusión residencial. Sólo consideraremos co-mo infravivienda, las viviendas que padecen de una densidad habitacional críti-ca, es decir, cuando la vivienda dispone de menos de media habitación por per-sona. Se excluye la cocina y baño en el cálculo del cociente de promiscuidad.

Respecto al nivel de accesibilidad de la vivienda, los datos del INE nos permiten identificar sólo las viviendas que carecen de ascensor, pero no cruzar esta varia-ble con el número de plantas del edificio. Por lo tanto, no hemos podido registrar el número de viviendas con problemas de inadecuación en cuanto a la accesibi-lidad de la vivienda; no obstante, este indicador está recogido en la encuesta de la FASE III.

Un entorno de infravivienda, no adecuado y deteriorado, recoge características acumuladas de deterioro e inadecuación: poca limpieza en las calles, malas co-municaciones de la zona, vandalismo o delincuencia registrada o percibida, rui-dos exteriores intempestivos, carencia de zonas verdes o jardines, contamina-ción.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

La variable “entorno”, si bien es necesaria para conocer con más detalle el esta-do de deterioro de un núcleo residencial, no es suficiente para poder caracterizar un núcleo residencial como núcleo de infravivienda. Por lo tanto, planteamos que el barrio y/o distrito municipal considerado debe acumular cuatro o más de los problemas del entorno de la vivienda además de otros indicadores directamente discriminatorios de infravivienda, por ejemplo la inadecuación o deterioro de la edificación.

Sin embargo, los datos extraídos de los ficheros del Censo no nos permiten decir si las viviendas registradas, que padecen estos problemas en su entorno, son infraviviendas. El INE no contempla el fenómeno de infravivienda con el mismo concepto, no interrelaciona las variables y conceptos para dar un indicador de infravivienda.

También se ha considerado infravivienda si además de presentar problemas de accesibilidad (impagos de recibos, de mensualidades hipotecarias…) había al-gún indicador de las otras tres dimensiones expuestas.

A continuación, a modo de resumen describimos en la siguiente tabla las varia-bles que hemos utilizado para cada una de estas cuatro dimensiones.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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Tabla 1. Las cuatro dimensiones de la exclusión residencial

HABITABILIDAD ACCESIBILIDAD ESTABILIDAD ADECUACIÓNSeguridad constructiva, estado de la edificación,

instalaciones básicas

Disposición del bien, uso normalizado, es-

fuerzo social y económico razonable

Seguridad y con-tinuidad en el uso

y disfrute

Posibilidades de uso, acce-sibilidad espacial y física,

independencia y autonomía de los residentes

Indicadores de vivienda Carecer de al menos una de estas características: � Agua corriente, � Ducha, � Electricidad, � Sistema de evacua-

ción de aguas resi-duales,

� Salida de gas, � Sistema de ventila-

ción en cocina y baño (ventanas y/o extrac-tores).

Indicadores según estado de la edificación

Estado deficiente: � Mal estado de las ba-

jadas de lluvia, � Mal estado de la

evacuación de aguas residuales,

� Filtraciones en los te-jados o cubiertas, Humedades en la parte baja del edifi-cio.

Estado malo: � Existencia de grietas

acusadas o abom-bamientos en facha-das,

� Hundimientos o falta de horizontalidad en techos o suelos

Estado ruinoso: � Se encuentra apunta-

lado,Se está tramitando la declaración oficial de ruina o existe declara-ción de ruina.

Principales dificultades encontradas a la hora de buscar un alojamien-to:� Irregularidad admi-

nistrativa� Ingresos insuficien-

tes � Falta nomina y/o

aval� Discriminación � Racismo � No hay alojamien-

tos disponibles, los alquileres son muy caros

� Viviendas en malas condiciones, zona poco deseable

Impagos de recibos (luz, agua, alquiler, hipoteca…),

Avisos continuos de cortes (luz, agua),

Tasa de endeudamien-to,

Recursos suficientes para pagar hipoteca o alquiler mensual.

Régimen de tenencia

Viviendas ocu-padas,

Viviendas con-cebidas para ser temporales (pre-fabricados),

Viviendas de Integración So-cial,

Proceso de de-sahucio,

Vivienda sub-arrendada por habitaciones.

Sobre la vivienda y/o el edificioHacinamiento: si la superfi-cie media de la vivienda por persona es igual o me-nor de 10m2.

Promiscuidad o densidad habitacional: existe promis-cuidad cuando hay más de dos personas por habita-ción, se excluye la cocina y baño. El cociente que nos indicaría si existe promis-cuidad sería nº de perso-nas/nº de habitaciones.

Carecer de ascensor en edificios superiores a 2 alturas.

Carencia de baño/retrete y/o baño comunitario.

Entorno no adecuado y deteriorado � Ruido exterior, � Suciedad calles y ac-

cesos al edificio, � Malas comunicaciones,� Barrios segregados, � Carencia equipamien-

tos públicos � Vandalismo y delin-

cuencia, � Deterioro prolongado o

crónico de espacios comunes (portal, acce-sos al edificio, patio…) y/o espacios públicos (plazas, jardines…),

� Pocas o escasas zo-nas verdes.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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Es el primer procedimiento que ha permitido establecer un marco general sobre infravivienda así como las claves para realizar el procedimiento B.

PROCEDIMIENTO B: se ha consultado a responsables de organismos compe-tentes en infravivienda. Para la localización del chabolismo horizontal (núcleos de chabolas y Barrios de Tipología Especial) hemos utilizado datos proporciona-dos por el Instituto de Realojo e Inserción Social de la Comunidad de Madrid y de la Empresa Municipal de la Vivienda.También se ha contado de los conocimientos científicos de Luís Cortés Alcalá, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, especialista en exclusión residencial y de los procesos de exclusión social relacionados.

PROCEDIMIENTO C: se ha consultado a la red de trabajadores y colaboradores de Cáritas Madrid a través de la movilización de las vicarías de la diócesis de Madrid.

La identificación y posterior mapificación de los principales núcleos de infravi-vienda, ha permitido una correcta y ajustada distribución de los puntos de mues-treo para la realización de la encuesta correspondiente a la Fase III del presente estudio. Es decir, la selección definitiva de los puntos de muestreo, para la reali-zación de las encuestas, se ha realizado teniendo en cuenta el listado de los principales núcleos de infravivienda registrados.

La metodología, por tanto, ha estado enriquecida por tres procedimientos alter-nativos y complementarios que permitieron un ajuste óptimo a los objetivos per-seguidos.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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LA INFRAVIVIENDAEN LA DIÓCESIS DE MADRID

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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1. DISTRIBUCIÓN POR TIPOLOGÍA

El chabolismo vertical es un fenómeno correspondiente al conjunto de viviendas antiguas en algunos barrios periféricos y, en los cascos antiguos que tienen muy deterioradas sus condiciones de habitabilidad. Identificamos la infravivienda vertical según los siguientes tipos de viviendas o alojamientos:

o Instalaciones provisionales, prefabricadas. o Edificio o casa en proceso de derribo. o Alojamiento no concebido como vivienda, pero se está usando como tal

(almacenes, locales, infraestructuras improvisadas móviles o desmonta-bles).

o Vivienda convencional en edificio de varias alturas. o Casa baja unifamiliar de arquitectura obsoleta de zonas rurales, suburba-

nas (periféricas) y/o zonas centrales consolidadas. o Corralas y/o vivienda alrededor de un corral (patio central).

Además de un deplorable estado de conservación, estas viviendas suelen tener tamaños muy pequeños y carecen de las instalaciones necesarias y servicios más elementales (agua corriente, saneamiento, electricidad…) para poder vivir cubriendo las exigencias sociales mínimas. Los niveles de hacinamiento suelen ser muy elevados, al coincidir tamaños muy reducidos con gran número de per-sonas. Suelen estar habitadas por inmigrantes, personas mayores o todo tipo de hogares vulnerables socialmente y económicamente que no pueden acceder a un tipo de alojamiento normalizado.

El chabolismo horizontal

Los barracones, cobertizos y chabolas dispersas o poblados consolidados, sin agua ni luz, son situaciones de alojamiento presentes sobre todo en distritos mu-nicipales de Madrid Capital. Esta infravivienda horizontal se identifica a través de dos tipologías de construcción y asentamiento: Poblado de realojo y núcleo de chabolas.

o Los Poblados de realojo o también llamados Barrios de Tipología Especialque con el tiempo han acabado convirtiéndose en asentamientos margi-nales. Son barrios de 80 o más viviendas construidas en un entorno ais-lado, alejado, mal comunicado, difícilmente accesible y sin los servicios básicos. Es un sistema creado para acceder a la vivienda durante la es-pera de realojo.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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Aunque tiene factores positivos, como es la permanencia de los lazos fa-miliares y culturales, puede generar a la larga, si no se consigue realojar en el tiempo esperado, guetos de marginación y, dificultar evoluciones positivas de la población en el ámbito laboral, educativo y relacional.

o Los núcleos chabolistas. Hay que entenderlos como conjunto de chabo-las, levantadas por las propias familias que las van a ocupar, en terrenos generalmente abandonados no urbanizables, es decir, sin instalaciones normalizadas de luz y agua corriente, y/o próximo a Barrios de Tipología Especial, alejados de la ciudad, sin servicios públicos ni red de transporte público y con población intermitente. Suelen estar habitados por minorías étnicas, sobre todo gitanos.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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2. LA INFRAVIVIENDA HORIZONTAL

Según el último censo realizado por el Instituto de Realojo e Inserción Social, a 31 de diciembre de 2006, y los datos recogidos por las subdirecciones de vicarí-as de la diócesis de Madrid, existe un total de 1.234 chabolas en toda la Comu-nidad de Madrid.

Tabla 2.1. Número y localización de chabolas en Madrid Capital y Comunidad de Madrid.

Localización Nº chabolas

Madrid capital 1.102

Madrid región 132

Total Comunidad Madrid 1.234 Total Diócesis Madrid 1.124

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del IRIS a diciembre de 2006

Del total de la Comunidad de Madrid, 1.124 chabolas se encuentran en la dióce-sis de Madrid, y 1.102 chabolas identificadas en distritos municipales del munici-pio de Madrid.

Conviene señalar que existen 158 viviendas de tipología especial2 repartidas en tres distritos municipales de Madrid municipio que hay que sumar al dato de chabolas registradas; se encuentran en los distritos de Latina, Villaverde y Vicál-varo. En los municipios de la diócesis de Madrid se ha identificado un total de 1.282 infraviviendas de tipo horizontal, incluyendo las viviendas de tipología es-pecial.

2 Las Viviendas de Tipología Especial son viviendas en barrios construidos en un entorno aisla-do, alejado, mal comunicado, difícilmente accesible y sin los servicios básicos. Son gestionadas por un arrendador público, como el Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA) o la Empresa Muni-cipal de la Vivienda, a espera de poder realojar las familias afectadas en vivienda públicas normali-zadas.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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2.1. Núcleos de infravivienda y población residente con la que interviene el IRIS en la diócesis de Madrid

El IRIS realiza el seguimiento social de las familias residentes en núcleos chabo-listas y Barrios de Tipología Especial del municipio de Madrid a la espera de re-alojo, son distribuidas de la siguiente manera.

Tabla 2.1.1. Población con la que interviene el IRIS por distrito y núcleo cha-bolista.

Distrito municipal Denominación de los núcleos

Nº de familias residentes Nº de personas

Villa de Vallecas Barranquillas 37 128

Trigales 17 61 Puente de Vallecas

Santa Catalina 167 651

Salobral 253 859 Villaverde

Ventorro 90 260

Total 5 564 1.959

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del IRIS a diciembre de 2006

El IRIS interviene en cinco núcleos de chabolas repartidos en tres distritos muni-cipales de Madrid Capital, en los cuales viven 564 familias que representan 1.959 personas residentes en chabolas.

Tabla 2.1.2. Población con la que interviene el IRIS según los Barrios de Tipología Especial.

Distrito municipal

Denominación del barrio

Nº viv. Tipologíaespecial

Nº familias insta-ladas en anexos,

chabolas Nº

FamiliasNº

Personas

Latina Mimbreras 68 133 183 651 Villaverde Plata y Castañar 8 3 11 39 Vicálvaro Cañaveral 82 128 202 701 Total 3 158 264 396 1.391

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del IRIS a diciembre de 2006

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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Son tres los Barrios de Tipología Especial en toda la diócesis de Madrid. Además de las 158 viviendas de tipología especial, viven 264 familias instaladas en anexos chabolistas próximos a los barrios; en total viven 396 familias en este entorno de infravivienda, es decir 1.391 personas con las cuales interviene el IRIS. Destacan en número de personas y viviendas de tipología especial, princi-palmente, los barrios de Mimbreras en el distrito de Latina y Cañaveral en el dis-trito de Vicálvaro, respectivamente de 68 y 82 viviendas, es decir que suman casi la totalidad de las personas viviendo en estas condiciones con 1.352 personas.

2.2. Otras chabolas de la diócesis de Madrid

El resto de los núcleos chabolistas y otras chabolas dispersas en el municipio de Madrid, censados por el IRIS, pero en los cuales no existe en la actualidad una intervención social continua, se encuentran distribuidos de la siguiente manera.

Tabla 2.2.1. Número de chabolas según los núcleos y distritos del municipio de Madrid.

Núcleo Distrito Nº chabolas Mimbreras Latina 132

Carolinas Usera 16

Santa Catalina 182

Trigales Puente de Vallecas

22

Los Olivos Hortaleza 24

El Salobral 424

VentorroVillaverde

73

Barranquillas Villa de Vallecas 21

Cañaveral Vicálvaro 148

Total 7 1.042

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del IRIS a diciembre de 2006 y vicarías de la

diócesis de Madrid.

Contabilizamos nueve núcleos chabolistas distribuidos en siete distritos del mu-nicipio de Madrid, es decir 1.042 chabolas que se suman a las registradas ante-riormente. El Salobral, en el distrito Villaverde, es el poblado chabolista más ex-tendido de todo el municipio con 424 chabolas.

Tabla 2.2.2. Localización y número de chabolas dispersas (<15 chabolas/zona) por distrito en Madrid municipio.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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Localización Distrito Nº chabolas

Almudena Centro 8

Pitis Fuencarral-El Pardo 3

C/Chirimoya 4

C/Aguacate/Antonia Rodrí-guez Sacristán

Carabanchel 13

Estación Santa Catalina Puente de Vallecas 4

Plata y Castañar 6

Ribera del Manzanares Villaverde

7

Cañada Real Galiana3 5

Camino de Barranquillas 11

La Gavia 8

Avda. Rosales

Villa de Vallecas

3

Sanchinarro Hortaleza 4

Casa Cuartel San Fermín Usera 1

TOTAL 8 77

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del IRIS a diciembre de 2006 y vicarías de la

diócesis de Madrid.

En ocho distritos municipales de Madrid municipio se han identificado 77 chabo-las dispersas que no llegan a formar un poblado consolidado de chabolas. Con-sideramos núcleo de chabolas la zona con 15 chabolas o más.

Tabla 2.2.3. Localización y número de chabolas dispersas (<15 chabolas/zona) en resto de municipios de la diócesis de Madrid.

Localización Municipio Nº chabolas Vía Ferrocarril El Escorial 1 Caño Gordo S. Sebastián de los Reyes 4

TOTAL 2 5

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del IRIS a diciembre de 2006 y vicarías de la diócesis de Madrid.

3 “Chabolas dispersas”, es un concepto utilizado por el IRIS que se refiere a una zona que alberga menos de 15 chabolas, por lo tanto que no llegan a formar un núcleo chabolista. En el caso de la Cañada Real Galiana, son datos proporcionados por el IRIS, pero que no son el resultado de un censo exhaustivo. En la actualidad, ni el IRIS ni la Empresa Municipal de la Vivienda intervienen en esta zona marginada de infravivienda y por lo tanto no hemos obtenido datos oficiales al respecto.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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En el resto de los municipios de la diócesis de Madrid se han registrado cinco chabolas dispersas, en los municipios de El Escorial y San Sebastián de los Re-yes.

2.3. La infravivienda horizontal en las vicarías de la diócesis de Madrid

En este apartado, consideramos las vicarías de la diócesis de Madrid según la distribución porcentual del chabolismo horizontal, es decir la proporción de cha-bolas y viviendas de tipología especial que se han encontrado en cada vicaría respecto al total de la diócesis de Madrid.

Tabla 2.3.1. Distribución porcentual del chabolismo horizontal (chabolas y vivien-das de tipología especial) según las vicarías de la diócesis de Madrid.

Vicaría Nº chabolas Nº viviendas tipología especial

% del total Chabolismo horizontal

1 30 - 2,4

2 - - - 3 148 82 17,9 4 234 - 18,3 5 546 8 43,26 149 68 16,9 7 9 - 0,7 8 8 - 0,6

Total 1.124 158 100,0

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del IRIS a diciembre de 2006 y vicarías de la

diócesis de Madrid

La vicaría 5 representa el 43% del total de la infravivienda horizontal de la dióce-sis de Madrid. El principal núcleo chabolista registrado está localizado en esta vicaría, el poblado El Salobral con 424 chabolas. La siguiente en importancia es la vicaría 4 con más del 18% del total de la infravivienda horizontal registrada en todo el territorio, en la cual destaca principalmente el poblado Santa Catalina, “El Mirador del Ave”, con 182 chabolas. La vicaría 3 representa también casi el 18% del total del chabolismo de la diócesis de Madrid con 148 chabolas y 82 vivien-das de tipología especial registradas. Por último, las vicarías 7 y 8 son las que menos chabolismo horizontal concentra con 9 y 8 chabolas respectivamente, es decir el 1% del total de la diócesis de Madrid.

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3. LA INFRAVIVIENDA VERTICAL

Según el último Censo Población y Vivienda realizado por el INE en 2001, en la diócesis de Madrid existen 128.549 hogares cuya condición residencial precaria es considerada como infravivienda. A continuación presentamos los resultados de identificación de los tipos de infra-viviendas según los diferentes conceptos expuestos en la introducción. En primer lugar, hemos tomado en cuenta los edificios en el territorio de la diócesis de Ma-drid según su estado general de conservación e instalaciones básicas.

3.1. Estado de la edificación e instalaciones en la diócesis de Madrid

Teniendo en cuenta que el municipio de Madrid representa el 85% del parque total de viviendas de la diócesis de Madrid, con el fin de establecer un panorama completo del estado de la edificación en la diócesis de Madrid, consideramos los indicadores descriptivos de las viviendas familiares principales convencionales y de los edificios destinados principalmente a viviendas, proporcionado por el cen-so población y vivienda 20014.

Según la nomenclatura del Instituto Nacional de Estadísticas la infravivienda es la variable generada con la información de estado de la edificación e instalacio-nes básicas del edificio.

Los edificios en estado ruinoso, se considera que se encuentran en este estado cuando están apuntalados o existe declaración oficial de ruina o se está trami-tando dicha declaración.

Los edificios en estado malo, es decir que padecen problemas estructurales gra-ves como la existencia de grietas o abombamientos en alguna de sus fachadas, hundimientos o falta de horizontalidad en techos o suelos, también se aprecia que ha cedido la sustentación del edificio. (ej. Inclinación sospechosa de la esca-lera).

Los edificios en estado deficiente o padeciendo problemas estructurales mode-rados; el edificio presenta las siguientes circunstancias y la duración de estas circunstancias cuando es superior a un año: mal estado de las bajadas de lluvia,

4 Resultados detallados definitivos del 17 de febrero de 2004 de dicho censo.

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mal estado de la evacuación de aguas residuales, humedades en la parte baja del edificio o filtraciones en los tejados o cubiertas…

El cuarto tipo de infravivienda según el estado de conservación del edificio toma en cuenta los problemas de instalaciones. Esta variable no contempla la carencia de instalaciones sino su deterioro y/o mal funcionamiento.

Tabla 3.1.1. Número de viviendas según estado del edificio en la Comunidad de Madrid, en la diócesis de Madrid y Madrid Capital.

Total viviendas Ruina Malo Deficiente Problemas

Instalaciones

Total Comunidad de Madrid 1.873.671 10.570 26.704 98.780 48.611 Total Diócesis de Madrid 1.286.550 7.186 22.521 74.854 32.189 Total Madrid capital 1.080.306 6.382 20.829 67.687 28.158

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

Según la tabla, 136.750 viviendas de la diócesis de Madrid son infraviviendas por el estado de la edificación e instalaciones (estas viviendas incluyen las vi-viendas vacías y/o desocupadas5), es decir, el 74% de las infraviviendas de la Comunidad de Madrid. El 90% de la diócesis de Madrid se concentra en Madrid municipio con 123.056 viviendas afectadas.

5

El fenómeno de infravivienda no sólo afecta directamente a las personas que viven en tales con-diciones residenciales, también afecta a la demanda de alojamiento en alquiler: muchas viviendas consideradas infraviviendas no son aptas para formar parte del potencial de oferta del mercado de viviendas. A su vez, no todos los propietarios que dejan vacías sus casas son especuladores, muchos son personas vulnerables que no pueden mantener la casa en buen estado y/o no tienen los recursos económicos suficientes para pagar las obras de rehabilitación. Las políticas públicas de rehabilitación y erradicación de la infravivienda deberían fomentar esa dinamización del parque inmobiliario obsoleto y reintroducir al mercado estas viviendas, pero siempre por un precio asequi-ble.

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�� Edificios en estado de ruina

En la totalidad de la Comunidad de Madrid 10.570 viviendas están en edificios en estado de ruina. En la diócesis de Madrid se estima que existen 7.186 vivien-das, es decir el 68% de las viviendas en ruina de la Comunidad de Madrid.

Mapa 3.1.1. Edificios de la Comunidad de Madrid destinados principalmente a vi-viendas según el estado del edificio: Ruinoso

Fuente: NOMECALLES que es la difusión del Sistema de Información Territorial del Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid.

Según la nomenclatura del Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid, la mayor concentración de edificios en ruina es cuando un municipio supera los 12 edificios. Destacamos que la mayoría de los municipios de la diócesis de Ma-drid presentan esta concentración de edificios. Los principales municipios vienen distribuidos en la siguiente tabla.

Tabla 3.1.2. Distribución de los principales municipios con mayor concentración de viviendas en edificios en estado de ruina.

Total viviendas Ruina

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID Alcobendas 27.670 101 Pozuelo de Alarcón 19.838 129 Rozas de Madrid (Las) 19.944 166 Madrid Capital 1.080.306 6.382 TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 10.570 TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 7.186

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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En la diócesis de Madrid, los municipios donde más se concentran estas vivien-das son el municipio de Madrid con 6.382, Las Rozas de Madrid con 166, Pozue-lo de Alarcón con 129 y Alconbendas con 101 viviendas. Esto quiere decir que el 90% de las viviendas en estado de ruina de la diócesis de Madrid se sitúan en el municipio de Madrid, principalmente en dos distritos municipales, como podemos observar a continuación.

Tabla 3.1.3. Distritos municipales con mayor concentración de viviendas en edifi-cios en estado de ruina, con sus barrios más afectados, en el municipio de Madrid.

Total viviendas Ruina

DISTRITOS MUNICIPALES DE MADRID CAPITAL Distrito de Arganzuela 51.954 953 Acacias (Las) 13.439 295

Chopera (La) 8.152 335 Distrito de Puente de Vallecas 81.021 783 San Diego 13.895 176 Palomeras Bajas 14.068 340

TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 6.382 TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 7.186

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

El distrito de Arganzuela es el que mayor número de viviendas en edificios en estado ruinoso concentra con 953 viviendas, las cuales están situadas en su mayoría en los barrios de La Chopera y de Las Acacias con 335 y 295 respecti-vamente.

Por su parte, el distrito de Puente de Vallecas se ha identificado 783 viviendas en esta situación, concentradas en el barrio de Palomeras Bajas con 340 vivien-das.

�� Edificios en estado malo con problemas estructurales graves

En la diócesis de Madrid 22.521 viviendas padecen problemas estructurales gra-ves sobre un total de 26.704 viviendas en toda la Comunidad de Madrid; esto representa un 84% de las viviendas. Los municipios más relevantes son munici-pio de Madrid (20.829) y San Lorenzo de El Escorial (268).

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Mapa 3.1.2. Edificios de la Comunidad de Madrid destinados principalmente a vi-viendas según el estado del edificio: Malo.

Fuente: NOMECALLES que es la difusión del Sistema de Información Territorial del Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid.

La nomenclatura empleada por el Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid considera una escala comprendida entre un número de edificios inferior a 25 edificios por municipio y superior a 1000 edificios en estado malo de conser-vación. En la siguiente tabla, destacamos los principales municipios de la dióce-sis de Madrid con mayor concentración de edificios en estado malo.

Tabla 3.1.4. Municipios de la diócesis de Madrid con mayor concentración de vi-viendas en edificios en estado malo.

Total viviendas Malo

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID San Lorenzo de El Escorial 4.566 268 Pozuelo de Alarcón 19.838 325 Madrid Capital 1.080.306 20.829

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 26.704 TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 22.521

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

El único municipio de la diócesis de Madrid donde se concentran más de 1.000 edificios en estado malo es el municipio de Madrid con 20.829 viviendas en edifi-cios en esta situación. Seguidamente encontramos las mayores concentraciones en los municipios de Pozuelo de Alarcón con 325 viviendas y San Lorenzo de El Escorial con 268 viviendas con problemas estructurales graves.

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Las viviendas situadas en edificios con problemas estructurales graves en el municipio de Madrid representan el 92% de estas viviendas en toda la diócesis de Madrid, de las cuales la mayoría se concentra en tres distritos municipales; como podemos observar en la tabla 3.1.5.

Tabla 3.1.5. Distritos municipales con mayor concentración de viviendas en edifi-cios en estado malo, con sus barrios más afectados, en el municipio de Madrid.

Total viviendas Malo

BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES DE MADRID CAPITAL Distrito Centro 56.424 5.105 Embajadores 18.991 2.389 Universidad 13.312 1.157 Distrito de Arganzuela 51.954 2.615 Chopera (La) 8.152 944 Palos de Moguer 10.359 636 Distrito de Puente de Vallecas 81.021 2.485 San Diego 13.895 828 Palomeras Bajas 14.068 673

TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 20.829 TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 22.521

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

El distrito Centro, que es el que mayor concentración de edificios con problemas estructurales graves se han registrado, con 5.105 viviendas; se han identificado principalmente en los barrios de Embajadores y Universidad con 2.389 y 1.157 viviendas, respectivamente.

El distrito de Arganzuela que cuenta 2.615 viviendas en esta situación, concen-tradas en el barrio de La Chopera con 944 viviendas y Palos de Moguer con 636 viviendas.

Asimismo, el distrito de Puente de Vallecas donde se han encontrado 2.485 vi-viendas distribuidas principalmente, en los barrios de San Diego con 828 vivien-das y Palomeras Bajas con 673 viviendas.

�� Edificios en estado deficiente con problemas estructurales moderados

En la diócesis de Madrid, 74.854 viviendas presentan problemas estructurales moderados, es decir, el 76% de las viviendas censadas en la Comunidad de Ma-drid. Madrid capital (67.687), Alcobendas (1.442), San Sebastián de los Reyes

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(623) y Colmenar Viejo (583) son los municipios que más edificios con estas ca-racterísticas concentran.

Mapa 3.1.3. Edificios de la Comunidad de Madrid destinados principalmente a vi-viendas según el estado del edificio: Deficiente.

Fuente: NOMECALLES que es la difusión del Sistema de Información Territorial del Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid.

El Sistema de Información Territorial del Instituto de Estadística de de la Comu-nidad de Madrid contempla mayor concentración de edificios en estado deficien-te, es decir los municipios donde se concentran más de 500 edificios en esta situación. En la diócesis de Madrid los municipios de Madrid municipio, Colmenar Viejo y Rascafría superan esta concentración de edificios.

Tabla 3.1.6. Municipios de la diócesis de Madrid con mayor concentración de vi-viendas en edificios en estado deficiente.

Total viviendas Deficiente

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID Madrid 1.080.306 67.687 Alcobendas 27.670 1.442 Pozuelo de Alarcón 19.838 760 San Sebastián de los Reyes 19.551 623 TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 98.780 TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 74.854

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

Por otra parte, los municipios de la diócesis de Madrid con mayor concentración de viviendas en edificios con problemas estructurales moderados son el munici-pio de Madrid con 67.687, Alcobendas con 1.442, Pozuelo de Alarcón con 760 y

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San Sebastián de los Reyes con 623 viviendas. El 90% de las viviendas de la diócesis de Madrid en esta situación se encuentran en Madrid municipio, y se distribuyen de la siguiente manera.

Tabla 3.1.7. Distritos municipales con mayor concentración de viviendas en edifi-cios en estado deficiente, con sus barrios más afectados, en Madrid municipio.

Total viviendas Deficiente

BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES MADRID CAPITAL

Distrito Centro 56.424 10.816

Embajadores 18.991 5.513

Distrito de Puente de Vallecas 81.021 8.589

San Diego 13.895 2.369

TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 67.687

TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 74.854

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

En el municipio de Madrid se han identificado las mayores concentraciones de estas viviendas en dos distritos municipales; en el distrito Centro se encuentran 10.816 viviendas, sólo en el barrio de Embajadores existen 5.513 viviendas. En el distrito de Puente de Vallecas se han registrado 8.589 viviendas, principalmen-te en el barrio de San Diego con 2.369 viviendas.

�� Problemas de instalaciones en los edificios

En este apartado hemos identificado los edificios y viviendas que padecen pro-blemas en sus instalaciones básicas, de tal manera que afectan a las condicio-nes de habitabilidad de la población residente. Si hablamos de la diócesis de Madrid se han encontrado 32.189 viviendas, es decir el 66% de todas las vivien-das con problemas de instalaciones de la Comunidad de Madrid (48.611 vivien-das).

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Tabla 3.1.8. Municipios de la diócesis de Madrid con mayor concentración de vi-viendas en edificios con problemas de instalaciones.

Total viviendas

Problemas Instalaciones

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID

Madrid 1.080.306 28.158

Alcobendas 27.670 629

San Sebastián de los Reyes 19.551 420

TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 48.611

TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 32.189

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

En la diócesis de Madrid, tres municipios presentan una importante concentra-ción de edificios con problemas en sus instalaciones: el municipio de Madrid que representa el 87% de las viviendas en edificios con problemas de instalaciones de toda la diócesis de Madrid, es decir 28.158 viviendas, en Alcobendas donde existen 629 viviendas y en San Sebastián de los Reyes con 420 viviendas.

Tabla 3.1.9. Distritos municipales con mayor concentración de viviendas en edifi-cios por problemas de instalaciones, con sus barrios más afectados, en Madrid municipio.

Total viviendas

Problemas Instalaciones

BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES MADRID CAPITAL Distrito Centro 56.424 2.905 Embajadores 18.991 883 Universidad 13.312 848 Distrito de Carabanchel 78.811 2.643 San Isidro 13.570 408 Vista Alegre 16.433 582 Distrito de Puente de Vallecas 81.021 2.619 San Diego 13.895 639 Numancia 16.225 559

TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 28.158 TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 32.189

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

El distrito Centro es el distrito municipal donde más edificios padecen problemas de instalaciones, con 2.905 viviendas distribuidas principalmente en los barrios de Embajadores y Universidad con 883 y 848 viviendas respectivamente. Tam-

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bién en el distrito de Carabanchel con 2.643 viviendas, de las cuales 582 vivien-das se sitúan en el barrio de Vista Alegre y 408 viviendas en el barrio de San Isidro. Por último, en el distrito de Puente de Vallecas se ha identificado 2.619 viviendas en esta situación, principalmente localizadas en los barrios de San Diego con 639 viviendas y Numancia con 559 viviendas.

3.2. Carencias de instalaciones básicas en la diócesis de Madrid

En este capitulo, nos referimos a las instalaciones básicas de los edificios y vi-viendas en municipios de la diócesis de Madrid, cuya carencia es también un indicador de infravivienda. Se trata, por un lado, de los equipamientos de sumi-nistro del agua corriente y evacuación de las aguas residuales, y por otro, de la falta de servicios en la vivienda.

Tabla 3.2.1. Municipios de la diócesis de Madrid con mayor concentración de vi-viendas en edificios con carencia de instalaciones básicas.

Total viviendas

No tiene Agua co-

rriente

No tiene evacuación

aguas residuales Falta de

servicios

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID Rozas de Madrid (Las) 19.944 83 91 61

San Sebastián de los Reyes 19.551 73 29 169

Pozuelo de Alarcón 19.838 128 191 74

Municipio de Madrid 1.080.306 1.260 1.567 12.493

TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 3.756 4.698 18.477

TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 1.713 2.363 13.691

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

Por un lado, los edificios sin agua corriente y/o sin instalaciones de evacuación de aguas residuales se concentran, principalmente, en municipios rurales y de la sierra. Se identifican mayoritariamente en Sierra Norte, en Sierra del Guadarra-ma y en la Cuenca del Jarama. Sin embargo, las mayores concentraciones se encuentran en cuatro municipios del área metropolitana de Madrid; Las Rozas de Madrid, San Sebastián de los Reyes, Pozuelo de Alarcón y especialmente Ma-drid municipio.

En el municipio de Madrid existen 2.827 viviendas en edificios sin agua corriente y/o sin instalación de evacuación de aguas residuales, es decir, el 69% de las viviendas en estas situaciones se encuentran en la diócesis de Madrid (4.076 viviendas).

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La falta de servicio o aseo dentro de la vivienda le afecta a 13.691 viviendas en el territorio de la diócesis de Madrid, es decir el 74% de las viviendas afectadas en la Comunidad de Madrid. La mayor concentración se identifica en Madrid mu-nicipio con 12.493 viviendas, corresponde al 91% de estas viviendas en la dió-cesis de Madrid.

Tabla 3.2.2. Distribución de los distritos municipales con mayor concentración de viviendas en edificios sin suministros de agua corriente ni evacuación de aguas residuales, con sus barrios más afectados, en Madrid municipio.

Total viviendas

No tiene Agua

corriente

No tiene evacuación

aguasresiduales

BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES DE MADRID CAPITAL

Distrito de Fuencarral-El Pardo 68.082 220 275

Mirasierra 7.792 92 121

El Goloso6 196 93 89

Distrito de Puente de Vallecas 81.021 242 186

San Diego 13.895 48 53

Palomeras Bajas 14.068 139 71

TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 1.260 1.567

TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 1.713 2.363

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

El distrito municipal de Fuencarral-El Pardo concentra 220 viviendas que carecen de agua corriente y 275 viviendas sin sistema de evacuación de aguas residua-les. Destacan el número de viviendas con estas carencias del barrio de Mirasie-rra donde se encuentran 92 viviendas sin agua corriente y 121 viviendas sin eva-cuación de aguas usadas.

El distrito de Puente de Vallecas, al igual que el distrito anterior, alberga una alta proporción de las antiguas y obsoletas casas bajas, auto-construidas por los pro- 6

Cabe recordar que estamos manejando datos censales del 2001, últimos ficheros oficiales del

INE. Algunos distritos y barrios se han beneficiado desde entonces o se siguen beneficiando de

políticas de mejora y remodelación urbanística, que muchas veces los han transformado profun-

damente: mejora de la habitabilidad básica y del estado general de conservación, modernización y

alza del nivel de equipamiento del parque de viviendas, etc.

Por ejemplo, el perfil residencial del barrio El Goloso en el distrito de Fuencarral-El Pardo ha debi-

do modificarse profundamente; en 2001 contaba un total de 196 viviendas, de las cuales 93 no

tenían agua corriente y 89 no tenían sistema de evacuación de aguas residuales. Desde esta fecha

se ha construido el PAU de Montecarmelo en la zona, con lo cual, el número de viviendas ha debi-

do aumentar significativamente, y a su vez, el nivel de equipamiento residencial que responderá

ahora a las normas vigentes.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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tagonistas de los procesos de emigración campo-ciudad después de la guerra;suelen carecer de los suministros básicos de agua potable y aguas residuales. En todo el distrito 242 viviendas no tienen agua corriente y 186 no tiene sistema de alcantarillado, también destaca el barrio de Palomeras Bajas con 139 y 71 viviendas respectivamente.

Tabla 3.2.3. Distritos municipales con mayor concentración de viviendas en edifi-cios que no tienen servicio, con sus barrios más afectados, Madrid municipio.

Total viviendas

Falta de servicio

BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES DE MADRID CAPITAL Distrito Centro 56.424 2.086

Embajadores 18.991 950

Universidad 13.312 416

Distrito de Puente de Vallecas 81.021 1.361

San Diego 13.895 467

Numancia 16.225 304

TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 12.493

TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 13.691

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

En el distrito Centro del municipio de Madrid se han encontrado 2.086 viviendas sin servicio o aseo, distribuidas en su mayoría en los barrios de Embajadores y Universidad, con 950 y 416 viviendas respectivamente. En esta misma situación permanecen 1.361 viviendas en esta situación permanecen en el distrito de Puente de Vallecas, principalmente en el barrio de San Diego con 467 viviendas y el barrio de Numancia con 304 viviendas.

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3.3. Infravivienda según la adecuación dimensional, de uso y acceso

En este apartado, a partir de indicadores sobre la adecuación de la vivienda, detectamos situaciones de hacinamiento y de promiscuidad. El hacinamiento se remite a una cuestión de superficie disponible por cada habitante de una vivien-da, y el concepto de promiscuidad se refiere al número de habitaciones por per-sona que habite en la vivienda correspondiente.

� Situaciones de hacinamiento

Como ya hemos expuesto en la introducción, examinamos dos tipos de situacio-nes de sobrepoblación residencial; se tomará para este apartado la que utiliza el INE. El hacinamiento crítico, cuando la superficie útil media por habitante es me-nor o igual a cinco metros cuadrados, y el hacinamiento moderado, cuando la superficie útil media por habitante es entre cinco y diez metros cuadrados.

El 90% de las viviendas en situación de hacinamiento crítico y, el 83% de las viviendas en situación de hacinamiento moderado de la Comunidad de Madrid se encuentran en municipios de la diócesis de Madrid, los principales están re-cogidos en la siguiente tabla.

Tabla 3.3.1. Municipios de la diócesis de Madrid con mayor concentración de vi-viendas en situaciones de hacinamiento.

Total viviendas

Hacinamiento crítico

Hacinamiento moderado

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID

Madrid capital 1.080.306 4.213 26.240

Alcobendas 27.670 45 515

Collado Villalba 15.033 26 242

San Sebastián de los Reyes 19.551 21 258

TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 4.998 34.638

TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 4.479 28.676

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

A través de estos datos obtenemos que el 94% de las viviendas en situación de hacinamiento crítico de la diócesis de Madrid se encuentran en el municipio de Madrid con 4.213 viviendas, asimismo el 92% de las viviendas en situación de hacinamiento moderado están localizadas en Madrid municipio, con 26.240 vi-viendas.

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Tabla 3.3.2. Distritos municipales con mayor concentración de viviendas en situa-ciones de hacinamiento, con sus barrios más afectados, de Madrid municipio.

Total viviendas

Hacinamiento crítico

Hacinamiento moderado

BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES DE MADRID CAPITAL Distrito Centro 56.424 621 2.465 Embajadores 18.991 329 1.123 Universidad 13.312 131 539 Distrito de Puente de Vallecas 81.021 414 2.757 San Diego 13.895 175 900 Numancia 16.225 125 672 Distrito de Tetuán 54.242 481 1.933 Bellas Vistas 10.458 126 446 Valdeacederas 8.216 101 382 Berruguete 8.040 87 391 TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 4.213 26.240 TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 4.479 28.676

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

El distrito Centro presenta la mayor concentración de esta situación con 621 vi-viendas afectadas, principalmente en los barrios de Embajadores con 329 vi-viendas y Universidad con 131.

El distrito de Tetuán cuenta con 481 viviendas en condición de hacinamiento crítico, esencialmente en los barrios de Bellas Vistas y Valdeaceradas con 126 y 101 viviendas en esta situación respectivamente.

En cuanto al distrito de Puente de Vallecas, observamos que existen 2.757 vi-viendas en situación de hacinamiento moderado, en particular 900 viviendas en el barrio de San Diego.

�� Situaciones de promiscuidad

Cuando se trata de situaciones de promiscuidad residencial, el Instituto Nacional de Estadísticas se refiere a la densidad habitacional de una vivienda, es decir a la relación que existe entre el número de habitaciones de una vivienda y el nú-mero de personas residentes. El Censo considera dos niveles de promiscuidad, sin embargo, en este estudio sólo se ha utilizado la categoría “densidad habita-cional crítica” como variable de infravivienda, es decir cuando la vivienda dispone de menos de media habitación por persona; dicho de otra manera, existe situa-ción de promiscuidad cuando más de dos personas conviven en la misma habi-tación. Por lo tanto, la densidad habitacional moderada, cuando la vivienda dis-pone entre media y una habitación por persona, no se recogerá como indicador de exclusión residencial.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 3.3.3. Municipios de la diócesis de Madrid con mayor concentración de vi-viendas en situación de promiscuidad.

Total viviendas

Densidad Crítica

MUNICPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID

Alcobendas 27.670 905 Rozas de Madrid (Las) 19.944 660 San Sebastián de los Reyes 19.551 559 Madrid capital 1.080.306 43.139

TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 60.068

TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 48.388

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

En la diócesis de Madrid, 48.388 viviendas muestran una densidad habitacional crítica. El municipio de Madrid representa el 89% de las viviendas en esta situa-ción residencial.

El municipio de Alcobendas concentra también una gran proporción de vivien-das, cuya población residente padece una situación de promiscuidad con 905 viviendas en situación crítica.

En Madrid municipio, la mayor concentración de viviendas que padecen situación de promiscuidad se encuentran en el distrito Centro con 5.675 viviendas. Y des-tacan, con mayor número de viviendas en esta situación, los barrios de Embaja-dores con 2.076 y Universidad con 1.142.

El distrito de Puente de Vallecas concentra 3.558 viviendas con una densidad habitacional crítica, principalmente, los barrios de San Diego y Numancia con 1.007 y 718 viviendas respectivamente.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 3.3.4. Distritos municipales con mayor concentración de viviendas en situa-ción de promiscuidad, con sus barrios más afectados, de Madrid municipio.

Total viviendas

Densidad Crítica

BARRIOS/DISTRITOS DEL MUNICIPIO DE MADRID

Distrito Centro 56.424 5.675

Embajadores 18.991 2.076

Universidad 13.312 1.412

Distrito de Puente de Vallecas 81.021 3.558

San Diego 13.895 1.007

Numancia 16.225 718

Distrito de Salamanca 55.055 2.131

Goya 11.948 438

Guindalera 15.169 542

TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 43.139

TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 48.388

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

Destacamos también, en menor proporción pero no menos significativa, el distri-to de Salamanca con 2.131 viviendas que padecen una situación de promiscui-dad, principalmente, los barrios de Guindalera con 542 viviendas y Goya con 438 viviendas.

3.4. Sobre el entorno de la vivienda

Como ya hemos explicado, un entorno de infravivienda, no adecuado y deterio-rado, recoge características acumuladas de deterioro e inadecuación: poca lim-pieza en las calles, malas comunicaciones de la zona, vandalismo o delincuencia registrada, ruidos exteriores intempestivos, carencia de zonas verdes o jardines. Recordamos que la cuestión del entorno se articula con la dimensión “adecua-ción” de la vivienda en cuanto al espacio físico residencial y urbano que rodea a la vivienda.

No obstante, sólo con los datos extraídos de los ficheros oficiales del INE no podemos decir cuántas viviendas acumulan cuatro o más de estas situaciones; indicador que sí se recogerá en la encuesta realizada en la Fase III.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Esta variable, si bien es necesaria para conocer con más detalle el estado de deterioro de un núcleo residencial, no es suficiente para poder caracterizar un núcleo residencial como núcleo de infravivienda. Por lo tanto, planteamos que el barrio y/o distrito considerado debe acumular cuatro o más de los problemas del entorno de la vivienda además de otros indicadores directamente discriminato-rios de infravivienda, por ejemplo la inadecuación o deterioro de la edificación.

Las viviendas de la diócesis de Madrid que padecen problemas de ruidos exte-riores son 469.981 viviendas, es decir el 69% de las viviendas que sufren este problema en la Comunidad de Madrid. Los principales municipios de la diócesis de Madrid que tienen este problema son el municipio de Madrid con 418.607 viviendas afectadas, Alcobendas con 9.978 y San Sebastián de los Reyes con 7.521 viviendas.

La falta de limpieza en las calles afecta al entorno de 529.737 viviendas en toda la diócesis de Madrid, corresponden al 68% de las viviendas que padecen este problema en toda la Comunidad de Madrid. Destacan los municipios siguientes: Madrid Capital que más viviendas con problemas de limpieza en su entorno con-centra con 467.291 viviendas, San Sebastián de los Reyes con 8.264 viviendas y Alcobendas con 6.600 viviendas.

Tabla 3.4.1. Municipios de la diócesis de Madrid con mayor concentración de vi-viendas con problemas en su entorno.

Total viviendas

Ruidos exteriores

Poca limpieza en las calles

Malas comuni-caciones

Pocaszonasverdes

Delincuencia

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID Alcobendas 27.670 9.978 6.600 5.371 3.972 5.879 Collado Villalba 15.033 3.938 4.622 2.572 4.721 5.160 San Sebastián de los Reyes 19.551 7.521 8.264 4.556 9.026 3.207 Madrid Capital 1.080.306 418.607 467.291 157.818 346.958 450.624 TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 677.667 784.358 324.453 584.722 663.762 TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 469.981 529.737 201.829 395.462 493.223

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

En la diócesis de Madrid, 201.829 viviendas están situadas en un entorno perju-dicado por malas comunicaciones, es decir el 62% de las viviendas con este problemas en la Comunidad de Madrid. Los municipios que más viviendas aisla-das, cuya población no se beneficia de una movilidad urbana satisfactoria son, especialmente, Madrid Capital con 157.818 viviendas, y Alcobendas con 5.371 viviendas.

En todo el territorio de la diócesis de Madrid se han identificado 395.462 vivien-das cuyo entorno urbano carece de zonas verdes o jardines, corresponden al

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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68% de las viviendas con escasez de zonas verdes en toda la Comunidad de Madrid. Esa escasez se ha encontrado, principalmente, en los municipios de Madrid con 346.958 viviendas, San Sebastián de los Reyes con 9.026 viviendas y Collado Villalba con 4.721 viviendas.

Problemas de delincuencia y/o vandalismo se han registrado en el entorno de 493.223 viviendas de la diócesis de Madrid, es decir, el 74% de la viviendas con este problema en la Comunidad de Madrid. Las principales concentraciones se han identificado en los municipios de Madrid con 450.624 viviendas, Alcobendas con 5.879 viviendas y Collado Villalba con 5.160 viviendas afectadas.

�� Madrid, barrio por barrio…

Como es perceptible a través de su tamaño, su densidad residencial y su carác-ter metropolitano, el municipio de Madrid concentra las principales situaciones de vulnerabilidad y precariedad residencial, tanto a nivel de vivienda como de su entorno social y urbano; se han identificado las mayores concentraciones de viviendas afectadas por dichos problemas principalmente en determinados distri-tos municipales y barrios como podemos observar a continuación. En primer lugar, se puede observar los distritos de la capital que sufren proble-mas de ruidos exteriores; los distritos de Carabanchel y Puente de Vallecas destacan con 31.966 y 30.787 viviendas respectivamente. En Carabanchel hemos identificado, principalmente, los barrios de San Isidro con 5.808 y Vista Alegre 6.826 viviendas afectadas por los ruidos exteriores. En Puente de Valle-cas, los barrios de San Diego y Numancia son los que más viviendas afectadas concentran con 6.350 y 5.855 viviendas respectivamente.

En cuanto a los problemas de limpieza en torno a las viviendas del municipio de Madrid, se ha identificado en los distritos y barrios siguientes: el distrito de Carabanchel con 38.279 viviendas cuyo entorno padece falta de limpieza llama-tiva, en particular los barrios de San Isidro con 7.169 viviendas y Vista Alegre con 6.914 viviendas, asimismo el distrito de Latina con 36.664 viviendas distri-buidas esencialmente entre los barrios de Aluche con 9.291 viviendas y Puerta del Ángel con 8.931 viviendas.

Los problemas de comunicaciones afectan principalmente a los vecinos de dos distritos periféricos de la almendra de Madrid. Se ha identificado mayor con-centración el distrito de Ciudad Lineal con 19.365 viviendas, y destaca el barrio de Ventas con 7.287 viviendas; también el distrito de Villaverde con 18.652 vi-viendas, especialmente el barrio de San Andrés donde 3.262 viviendas están situadas en áreas urbanas mal comunicadas.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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Tabla 3.4.2. Distritos municipales con mayor concentración de viviendas con pro-blemas en su entorno, con sus barrios más afectados, en Madrid municipio.

Total viviendas

Ruidos exteriores

Poca limpie-za en las

callesMalas

comunicaciones Pocas zonas

verdes Delincuencia

BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES MADRID CAPITAL

Distrito Centro 56.424 26.530 31.192 2.097 34.685 37.409

Embajadores 18.991 8.251 12.237 716 14.005 14.485

Universidad 13.312 6.378 7.423 391 8.621 8.864

Distrito de Latina 89.177 30.706 36.664 11.233 14.891 38.281

Puerta del Ángel 16.572 6.779 8.931 1.610 5.439 9.449

Aluche 26.341 8.598 9.291 2.524 2.593 11.389

Distrito de Carabanchel 78.811 31.966 38.279 14.453 30.264 38.275

San Isidro 13.570 5.808 7.169 2.411 4.536 8.227

Vista Alegre 16.433 6.826 6.914 1.199 8.128 7.289

Distrito de Puente de Vallecas 81.021 30.787 43.977 12.109 25.176 44.362

San Diego 13.895 6.350 8.967 2.301 8.201 7.943

Numancia 16.225 5.855 8.109 2.888 6.551 7.259

Distrito de Ciudad Lineal 81.190 31.665 34.879 19.365 23.457 33.191

Ventas 19.430 7.940 9.197 7.287 6.118 8.023

Distrito de Villaverde 44.504 19.355 23.825 18.652 19.045 28.924

San Andrés 14.296 6.256 7.493 3.262 7.023 10.374

TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 418.607 467.291 157.818 346.958 450.624

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

A través del censo se identifican 34.685 viviendas en el distrito Centro con falta de espacios verdes en su entorno residencial. Los barrios más pobres en estos espacios son Embajadores con 14.005 viviendas y Universidad con 8.261 vivien-das. Igualmente el distrito de Carabanchel cuenta 30.264 viviendas que carecen de zonas verdes en su proximidad, especialmente el barrio de Vista Alegre con 8.128 viviendas en esta situación.

Finalmente, se consideran los problemas de delincuencia y/o vandalismo en el entorno de las viviendas. El distrito de Puente de Vallecas con 44.362 viviendas es el que más concentración de viviendas afectadas por estos problemas se ha identificado, principalmente en los barrios de San Diego y Numancia con 7.943 y 7.259 viviendas respectivamente. En segundo lugar, destaca el distrito de Latina con 38.281 viviendas distribuidas en su mayoría entre Puerta de Ángel con 9.449 y Aluche con 11.389 viviendas.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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4. INFRAVIVIENDA POR VICARÍAS DE LA DIÓCESIS DE MADRID7

A continuación presentamos los principales núcleos de infraviviendas distribuidos por vicarías correspondientes a la diócesis de Madrid. Existen ocho vicarías que dividen el territorio de la diócesis de Madrid, están compuestas por municipios y/o barrios de los distritos municipales de Madrid municipio.

4.1. Infravivienda según estado de la edificación e instalaciones

Consideramos las vicarías donde se han encontrado más viviendas afectadas por el estado de degradación más o menos avanzado de la edificación y/o de las instalaciones y por lo tanto consideradas infraviviendas.

Tabla 4.1. Número de infraviviendas y porcentaje según el estado de la edificación y vicarías de la diócesis de Madrid.

Vicarías Total viviendas Ruina

Malo,Prob.

Estruc.Graves

Deficiente, Prob. Es-

truc. Mode-rados

Problemas Instalaciones

Total infravivien-

das

%infravivienda

estado edificación

VICARÍA 1 182.253 684 1.755 7.449 3.082 12.970 7,1 VICARÍA 2 171.700 557 1.105 6.133 4.589 12.384 7,2 VICARÍA 3 109.331 983 3.923 10.119 3.051 18.076 16,5 VICARÍA 4 129.687 908 3.103 11.250 3.655 18.916 14,6 VICARÍA 5 137.805 1.452 4.368 11.600 3.794 21.214 15,4 VICARÍA 6 167.988 431 1.745 9.653 4.646 16.475 9,8 VICARÍA 7 235.240 940 3.773 9.029 5.737 19.479 8,3 VICARÍA 8 152.546 1.231 2.749 9.621 3.635 17.236 11,3

TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 10.570 26.704 98.780 48.611 184.665 9,9 TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 7.186 22.521 74.854 32.189 136.750 10,6 TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 6.382 20.829 67.687 28.158 123.056 11,4

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

La diócesis de Madrid concentra 136.750 infraviviendas por el estado de su edi-ficación y/o de sus instalaciones, esto corresponde al 74% de todas las infravi-viendas de la Comunidad de Madrid que cuenta 184.665 infraviviendas. Por su parte el municipio de Madrid representa el 90% de la infravivienda identificada en la diócesis de Madrid con 123.056 infraviviendas.

La vicaría 3 con 18.076, la vicaría 4 con 18.916 y la vicaría 5 con 21.214 infravi-viendas concentran las mayores proporciones de infraviviendas según el estado de la edificación y de las instalaciones, en torno al 17% y el 15% del total de sus viviendas, en mencionadas vicarías. 7 Las tablas completas, por vicarías según las variables de infravivienda, elaboradas por EDIS a partir de los ficheros oficiales del INE, se encontrarán en los anexos de la Fase I.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Cabe señalar, que estas tres vicarías concentran una proporción de infravivien-das estructurales superior al porcentaje de infraviviendas del parque total de vi-viendas en toda la Comunidad de Madrid, la diócesis de Madrid y el municipio de Madrid.

4.2. Infraviviendas por carencias de instalaciones básicas

Las carencias de instalaciones básicas, como son el agua corriente, el sistema de evacuación de aguas residuales o el servicio, son las más graves que puede padecer una vivienda. La distribución porcentual de las infraviviendas por vicarí-as, según estas carencias de instalaciones, muestra valores pequeños porque el rango considerado es más bien grande, asimismo los datos en números absolu-tos son significativos y dan cuenta de una situación de infravivienda extrema. Por lo tanto, conservamos los decimales en la explotación de los datos porque nos están indicando importantes matices de comparación.

Tabla 4.2. Vicarías de la diócesis de Madrid según el número total de viviendas sin las instalaciones básicas y distribución porcentual de estas infraviviendas según el total de las viviendas por vicarías.

Vicarías Total vi-viendas

No tiene Agua

corriente

No tiene evacuación aguas resi-

duales

Falta de servi-cios

Total infravi-viendas

% infravi-viendas ca-rencia insta-

laciones

VICARÍA 1 182.253 158 163 1.230 1.551 0,9 VICARÍA 2 171.700 175 205 1.503 1.883 1,1 VICARÍA 3 109.331 113 128 1.996 2.237 2,0 VICARÍA 4 129.687 316 294 1.882 2.492 1,9 VICARÍA 5 137.805 71 162 1.512 1.745 1,3 VICARÍA 6 167.988 248 207 1.311 1.766 1,1 VICARÍA 7 235.240 343 729 2.323 3.395 1,4 VICARÍA 8 152.546 289 475 1.934 2.698 1,8

TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 3.756 4.698 18.477 26.931 1,4 TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 1.713 2.363 13.691 17.767 1,4 TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 1.260 1.567 12.493 15.320 1,4

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

Los municipios de la diócesis de Madrid concentran 17.767 viviendas considera-das infraviviendas por carecer de instalaciones básicas, es decir el 66% de estas viviendas en la Comunidad de Madrid (26.931 viviendas). Madrid municipio re-presenta el 86% de estas infraviviendas de la diócesis de Madrid con 15.320.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Las vicarías 3, 4 y 8 son las que más viviendas con carencia de suministros de agua y/o aseo se han encontrado, con un porcentaje de su parque residencial del 2%, proporción superior al peso de estas infraviviendas en el parque total de la diócesis de Madrid del 1,4%.

4.3. Infravivienda según la adecuación dimensional, de uso y acceso

Como ya se explicó anteriormente, tratamos de identificar las situaciones de hacinamiento y de promiscuidad, distribuidas en este apartado por vicarías de la diócesis de Madrid. De igual manera que en el apartado anterior, el rango de infravivienda es tal, que hemos conservado los decimales de los porcentajes de infraviviendas por vicaría por el matiz analítico que proporciona.

� Situaciones de hacinamiento

En la diócesis de Madrid se han identificado 33.155 viviendas que están en si-tuación de hacinamiento, es decir, el 2,6% de la totalidad de su parque de vi-viendas. Madrid municipio representa el 92% de estas viviendas de toda la dió-cesis de Madrid con 30.453 viviendas.

Tabla 4.3. Vicarías de la diócesis de Madrid según el número de viviendas en situa-ción de hacinamiento y porcentaje de estas infraviviendas distribuida por vicarías.

Vicarías Total vi-viendas

Hacinamiento crítico

Hacinamiento moderado

Total hacin.

%infraviviendas

total vivien-das

VICARÍA 1 182.253 286 2.552 2.838 1,6 VICARÍA 2 171.700 481 4.144 4.625 2,7 VICARÍA 3 109.331 578 2.942 3.520 3,2 VICARÍA 4 129.687 578 3.585 4.163 3,2 VICARÍA 5 137.805 660 3.591 4.251 3,1 VICARÍA 6 167.988 555 4.109 4.664 2,8 VICARÍA 7 235.240 659 4.163 4.822 2,0 VICARÍA 8 152.546 682 3.590 4.272 2,8

TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 4.998 34.638 39.636 2,1 TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 4.479 28.676 33.155 2,6 TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 4.213 26.240 30.453 2,8

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

Las vicarías 3, 4 y 5 son las que más viviendas superpobladas concentran, con una proporción superior al 3% del total del parque de viviendas de cada vicaría, es decir, que concentran 578, 578 y 660 viviendas en esta situación respectiva-

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

mente. Esta proporción es incluso superior a la del municipio de Madrid que tiene una concentración del 2,8% de sus viviendas en situación de hacinamiento, más alta que la de la diócesis de Madrid o de la Comunidad de Madrid con el 2,6% y 2,1% respectivamente.

� Situaciones de promiscuidad

Como ya hemos expuesto, no se tomará en cuenta la variable “densidad mode-rada” porque no informa sobre una situación de infravivienda.

Así, los municipios de la diócesis de Madrid cuentan con 48.388 viviendas cuya densidad habitacional perjudica la calidad residencial de sus residentes, es decir el 3,8% de todas las viviendas censadas. El municipio de Madrid representa el 89% de estas viviendas de la diócesis de Madrid.

Tabla 4.4. Vicarías de la diócesis de Madrid según las viviendas en situación de promiscuidad y distribución porcentual de las infraviviendas.

Vicarías Total vi-viendas

Densidad Crítica

% infravi-viendas total

viviendas

VICARÍA 1 182.253 5.228 2,9 VICARÍA 2 171.700 6.094 3,5 VICARÍA 3 109.331 5.256 4,8 VICARÍA 4 129.687 5.083 3,9 VICARÍA 5 137.805 5.613 4,1 VICARÍA 6 167.988 5.797 3,5 VICARÍA 7 235.240 9.142 3,9 VICARÍA 8 152.546 6.175 4,0

TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 60.068 3,2 TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 48.388 3,8 TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 43.139 4,0

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

La vicaría 3 es la que mayor proporción de viviendas en situación de promiscui-dad concentra respecto al total de las viviendas de la vicaría con el 4,8%; mien-tras que Madrid municipio concentra el 4% de infraviviendas por situación de promiscuidad respecto al total de su parque de viviendas.

También destacan las vicarías 5 y 8 donde las viviendas con una densidad habi-tacional crítica representan el 4% del total de sus viviendas con 5.613 y 6.175 respectivamente.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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4.4. Entorno deteriorado y/o inadecuado de la vivienda

En este capitulo presentamos la distribución de las viviendas que sufren proble-mas en su entorno urbano más próximo por vicarías de la diócesis de Madrid. Como ya se expuso en la introducción y en el epígrafe 3.4., las variables sobre problemas del entorno de la vivienda no son apropiadas para identificar infravi-viendas, asimismo, los datos del INE no nos permiten determinar cuántas vivien-das padecen cuatro o más de estos problemas. Sin embargo, estos datos pue-den utilizarse como orientaciones para afinar la definición de una situación de infravivienda y establecer un marco situacional al respecto.

Tabla 4.5. Vicarías de la diócesis de Madrid según problemas del entorno de las viviendas.

Vicarías Total viviendas

Ruidos exteriores

Pocalimpieza

en las calles

Malascomunicaciones

Pocaszonasverdes

Delincuencia

VICARÍA 1 182.253 67.371 61.864 38.598 50.080 42.887VICARÍA 2 171.700 64.526 72.283 24.385 56.782 61.495VICARÍA 3 109.331 39.391 47.032 8.086 36.124 46.912VICARÍA 4 129.687 50.660 62.312 16.543 41.708 64.382VICARÍA 5 137.805 59.840 73.519 35.210 49.214 80.774VICARÍA 6 167.988 62.672 74.943 25.686 45.155 76.556VICARÍA 7 235.240 73.481 81.948 33.803 67.867 68.737VICARÍA 8 152.546 52.040 55.836 19.518 48.532 51.480

COMUNIDAD MADRID 1.873.671 677.667 784.358 324.453 584.722 663.762DIÓCESIS MADRID 1.286.550 469.981 529.737 201.829 395.462 493.223MADRID CAPITAL 1.080.306 418.607 467.291 157.818 346.958 450.624

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

La vicaría 5 es la que más problemas en el entorno de sus viviendas concentra con una media del 43% de sus viviendas, cuando en toda la diócesis de Madrid sólo el 33% de las viviendas tiene problemas.

El 59% de las viviendas de esta vicaría padece problemas de delincuencia en su entorno, el 53% padece de poca limpieza en las calles; por último, el 43% de las viviendas sufre de ruidos exteriores destacables.

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CONCLUSIONES DE LA FASE I

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Infravivienda en los municipios de la diócesis de Madrid

En la diócesis de Madrid existen 128.549 hogares8 cuya condición residencial precaria es considerada como infravivienda.

�� Infravivienda según el estado de la edificación en la diócesis de Madrid

Según la explotación estadística realizada 136.750 viviendas (incluyen las vi-viendas desocupadas) de la diócesis de Madrid son infraviviendas por el estado del edificio y de sus instalaciones. Es decir, el 74% de las infraviviendas de la Comunidad de Madrid. Esto quiere decir que el 90% se concentra en Madrid municipio (123.056). De las cuales:

oo 7.186 viviendas se encuentran en ruina en los municipios de la diócesis de Madrid, es decir el 68% de las viviendas en estado de ruina de toda la Comunidad de Madrid. El 89% de las viviendas en estado de ruina de la diócesis de Madrid se concentran en Madrid municipio, es decir 6.382 vi-viendas.

oo 22.521 viviendas de la diócesis padecen problemas estructurales graves: 84% de las viviendas con tales problemas en toda la Comunidad de Ma-drid. El 92% de las viviendas con problemas estructurales graves de la diócesis de Madrid se sitúan en Madrid municipio con 20.829 viviendas.

oo 74.854 viviendas presentan problemas estructurales moderados, el 90% concentrado en Madrid municipio.

oo 32.189 edificios de la diócesis de Madrid padecen problemas en sus ins-talaciones y suministros. El 87% de las viviendas registradas en la dióce-sis de Madrid con problemas de instalaciones se encuentran en el muni-cipio de Madrid.

oo En el municipio de Madrid, el número medio de viviendas con problemas de instalaciones por distrito es de 1.316 viviendas. Destacamos que in-cluso el distrito Salamanca está por encima de la media con 1.330 vivien-das.

8 Se considera hogar al conjunto de personas que residen habitualmente en la misma vivienda o espacio de convivencia y comparten gastos y recursos. El hogar se diferencia de la familia en cuanto a que el hogar puede ser unipersonal mientras que se habla de familia sólo a partir de dos miembros; asimismo, los miembros de un hogar no tienen necesariamente que estar emparenta-dos.

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oo Las vicarías 3, 4 y 5 tienen el 17% y 15% respectivamente del total de su parque de viviendas en estado de infravivienda.

�� Infravivienda según las instalaciones de los edificios

oo Los edificios sin agua corriente y/o sin instalaciones de evacuación de aguas residuales se concentran en tres municipios: Las Rozas de Madrid, San Sebastián de los Reyes y especialmente Madrid municipio.

oo El municipio de Madrid concentra 2.827 viviendas en edificios sin agua corriente y/o instalación de evacuación de aguas residuales, es decir el 69% de las viviendas en estas situaciones de la diócesis de Madrid (4.076 viviendas). Destaca el distrito de Fuencarral-El Pardo, con 220 viviendas que no tienen agua corriente y 275 sin sistema de alcantarilla, identifica-das principalmente en el barrio de Mirasierra con 92 y 121 viviendas res-pectivamente.

oo La falta de servicio o aseo dentro de la vivienda corresponde a 13.691 vi-viendas en la diócesis de Madrid, es decir el 74% de las viviendas afecta-das en la Comunidad de Madrid. La mayor concentración se identifica en Madrid municipio con 12.493 viviendas.

oo En el distrito Centro se han encontrado 2.086 viviendas sin servicio o aseo, distribuidas en su mayoría en los barrios de Embajadores y Univer-sidad, con 950 y 416 viviendas respectivamente. Permanecen en esta si-tuación 1.361 viviendas en el distrito de Puente de Vallecas, principalmen-te en el barrio de San Diego con 467 viviendas.

oo Las vicarías 3, 4 y 8 tienen más del 2% del total de sus viviendas afecta-das por esta carencia.

�� Infravivienda según la adecuación dimensional, de uso y acceso

oo En la diócesis de Madrid, 48.388 viviendas muestran una densidad críti-ca, es decir menos de media habitación por persona. El municipio de Ma-drid representa el 89% de estas viviendas. La mayor concentración se encuentra en el distrito Centro con 5.675 viviendas. Y destacan, con ma-yor número de viviendas en esta situación, los barrios de Embajadores con 2.076 y Universidad con 1.142.

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oo El 5% del parque residencial de la vicaría 3 se encuentra en situación de promiscuidad crítica, mientras que en Madrid municipio sólo el 4% pade-ce de esta situación.

oo El 90% de las viviendas en situación de hacinamiento crítico9 de la Co-munidad de Madrid se encuentran en municipios de la diócesis de Ma-drid. El 94% se encuentran en el municipio de Madrid (4.213 viviendas). El distrito Centro presenta la mayor concentración de viviendas en esta situación con 621, principalmente en los barrios de Embajadores (329) y Universidad (131).

oo El 83% de las viviendas en situación de hacinamiento moderado de la Comunidad de Madrid están localizadas en la diócesis de Madrid. El 92% de las viviendas se encuentran en el municipio de Madrid (26.240 vivien-das).

oo Las vicarías 3, 4 y 5 tienen más del 3% del total de sus viviendas en al-guna situación de hacinamiento.

�� Entorno de las viviendas

Un entorno de infravivienda, no adecuado y deteriorado, recoge características acumuladas de deterioro e inadecuación: poca limpieza en las calles, malas co-municaciones de la zona, vandalismo o delincuencia registrada, ruidos exteriores intempestivos, carencia de zonas verdes o jardines.

Sin embargo, sólo con los datos extraídos de los ficheros oficiales del INE no podemos dar un dato de infravivienda, sino un número de viviendas en entorno de infravivienda; indicador que sí se recogerá en la encuesta realizada en la Fa-se III.

Destaca la proporción de viviendas que padecen problemas en su entorno urba-no, con el 43% del total de las viviendas de la vicaría 5, mientras que sólo el 33% de todas las viviendas de la diócesis de Madrid tienen estos problemas.

9 Hacinamiento crítico: superficie útil media por habitante es menor o igual a cinco metros cuadra-dos.Hacinamiento moderado: superficie útil media por habitante es entre cinco y diez metros cuadra-dos.

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�� Chabolismo en la diócesis de Madrid

Para la obtención de los datos de chabolismo horizontal se ha utilizado como fuente el Instituto de Realojo e Inserción Social (IRIS) de la Comunidad de Ma-drid a diciembre de 2006, y los datos recogidos por las diferentes vicarías de la diócesis de Madrid.

ooo Existe un total de 1.234 chabolas en toda la Comunidad de Madrid.

ooo Del total de la Comunidad de Madrid, 1.124 chabolas se encuentran en la diócesis de Madrid.

ooo Conviene señalar que existen 158 viviendas de tipología especial que hay que sumar al dato de chabolas registradas. Por lo tanto, se han identifi-cado un total de 1.282 infraviviendas de tipo horizontal, incluyendo las vi-viendas de tipología especial.

ooo Por último, conviene destacar que existen 1.102 chabolas en los distritos municipales del municipio de Madrid.

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Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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ANEXOS DE LA FASE I1 1 La organización territorial de la diócesis de Madrid contiene algunas diferencias terminológicas y de interpretación con la organización territorial oficial, que es la usada por el Instituto Nacional de Estadística. La diócesis de Madrid incluye algunos pueblos que en realidad son entidades de población que pertenecen a otros municipios superiores. Es el caso de las siguientes entidades de población: en la vicaría 1 Aoslos, Cincovillas, El Cuadrón, Gandullas, Mangirón, Oteruelo del Valle, Paredes de Buitrago, Serrada de la Fuente, Cotos de Monterrey y El Esparta. En la vicaría 7, Cerceda, Los Negrales, Mataelpino, Peralejo, La Navata, Robledondo y Las Matas. Por tanto, en el presente capítulo se ha trabajado con la totalidad de los municipios y entidades de población que componen todas y cada una de las vicarías.

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Infravivienda vertical en la diócesis de Madrid

1. Estado de la edificación e instalaciones por vicarías de la diócesis de Madrid

Tabla 1.1. VICARÍA 1 según el estado de la edificación e instalaciones

Estado edificación

Total viviendas Ruina Malo, Prob.

Estruc. Graves

Deficiente, Prob. Estruc. Moderados

Problemas Instalaciones

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID Acebeda (La) 25 0 1 2 3Alameda del Valle 76 0 1 7 6Alcobendas 27.670 101 56 1.442 629Atazar (El) 41 0 0 1 7Berrueco (El) 167 1 3 6 22Berzosa del Lozoya 69 0 1 0 5Braojos 66 1 0 2 9Buitrago del Lozoya 509 2 3 60 11Cabanillas de la Sierra 202 0 2 13 8Cabrera (La) 635 0 4 45 23Canencia 192 0 0 4 45Cervera de Buitrago 55 0 1 1 14Garganta de los Montes 140 1 6 11 11Gargantilla del Lozoya y Pinilla de Buitrago 123 2 3 14 10Gascones 47 0 1 0 5Hiruela (La) 42 1 2 5 0Horcajo de la Sierra 69 0 0 6 15Horcajuelo de la Sierra 54 0 0 8 1Lozoya 183 0 2 10 17Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias 295 4 6 15 23Madarcos 11 0 0 1 0Molar (El) 1.440 1 2 38 97Montejo de la Sierra 114 0 1 8 3Navarredonda y San Mamés 53 0 2 6 8Pedrezuela 625 0 2 21 6Pinilla del Valle 69 0 0 8 5Piñuecar 78 0 3 15 2Prádena del Rincón 48 0 2 6 2Puebla de la Sierra 49 1 0 3 6Rascafría 619 5 15 263 10Redueña 67 0 0 0 5Robledillo de la Jara 47 0 0 3 1Robregordo 39 0 0 2 2San Agustín del Guadalix 2.052 28 4 236 20San Sebastián de los Reyes 19.551 65 140 623 420Serna del Monte (La) 45 3 0 3 4Somosierra 50 0 1 2 3Vellón (El) 433 6 0 6 31Venturada 343 0 1 0 5Villavieja del Lozoya 76 4 0 2 2

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

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./…

./… Tabla 1.1.

Estado edificación

Total viviendas Ruina Malo, Prob.

Estruc. Graves

Deficiente, Prob. Estruc. Moderados

Problemas Instalaciones

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID Distrito de Chamartín El Viso 5.035 0 13 120 53 Prosperidad 14.197 28 22 529 203 Ciudad Jardín 6.874 43 12 383 112 Hispanoamérica 10.676 27 25 151 104 Nueva España 7.435 6 27 173 44 Castilla 5.581 0 1 55 42

Distrito Ciudad Lineal San Juan de Bautista 4.343 0 0 64 35 Colina 2.154 13 1 169 35 Atalaya 494 0 0 1 5 Costillares 7.050 0 58 47 55

Distrito de Hortaleza Palomas 1.403 8 0 46 6 Piovera 3.811 40 29 40 15 Canillas 15.011 56 147 508 186 Pinar del Rey 20.636 71 917 1.614 408 Apóstol Santiago 5.722 59 131 134 86 Valdefuentes 2.898 40 24 84 24

Distritos de Barajas Alameda de Osuna 6.019 1 30 79 18 Aeropuerto 667 1 7 17 34 Casco Histórico de Barajas 2.487 37 24 230 76 Timón 2.221 25 6 73 29 Corralejos 1.070 3 16 34 16TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 10.570 26.704 98.780 48.611TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 7.186 22.521 74.854 32.189TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 6.382 20.829 67.687 28.158TOTAL VICARÍA 1 182.253 684 1.755 7.449 3.082

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 1.2. VICARÍA 2 según el estado de la edificación e instalaciones

Estado edificación

Total viviendas Ruina Malo, Prob. Estruc. Graves

Deficiente, Prob. Estruc. Moderados

Problemas Instalaciones

BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES MADRID CAPITAL Distrito de Salamanca Recoletos 5.457 13 22 26 121 Goya 11.948 56 9 318 392 Fuente del Berro 8.328 1 91 296 181 Guindalera 15.169 49 189 347 294 Lista 8.304 41 217 266 187 Castellana 5.849 28 18 70 155

Distrito de Ciudad Lineal Ventas 19.430 55 118 1.487 561 Pueblo Nuevo 22.030 79 142 578 670 Quintana 9.818 22 169 518 240 Concepción 8.447 0 10 128 244 San Pascual 7.424 13 1 132 71

Distrito de San Blas Simancas 8.112 1 2 254 409 Hellín 3.883 0 0 298 111 Amposta 3.497 0 0 32 213 Arcos 8.456 54 23 419 309 Rosas 8.966 67 76 197 57 Rejas 2.151 5 0 212 44 Canillejas 10.305 71 17 402 297 El Salvador 4.126 2 1 153 33TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 10.570 26.704 98.780 48.611TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 7.186 22.521 74.854 32.189TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 6.382 20.829 67.687 28.158TOTAL VICARÍA 2 171.700 557 1.105 6.133 4.589

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 1.3. VICARÍA 3 según el estado de la edificación e instalaciones

Estado edificación

Total viviendas Ruina Malo, Prob. Estruc. Graves

Deficiente, Prob. Estruc. Moderados

Problemas Instalaciones

BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES MADRID CAPITAL Distrito Centro Palacio 9.881 75 684 1.834 382 Embajadores 18.991 355 2.389 5.513 883 Cortes 4.468 84 295 823 257 Sol 3.065 31 276 533 126

Distrito Retiro Ibiza 9.030 0 66 704 234 Jerónimos 2.619 0 9 135 40 Niño Jesús 5.216 0 61 9 51

Distrito de Moratalaz Pavones 3.299 6 0 0 74 Horcajo 1.591 43 43 55 13 Marroquina 10.838 35 51 58 90 Media Legua 7.250 334 1 94 76 Fontarrón 7.093 8 0 16 156 Vinateros 7.311 0 1 0 146

Distrito de Vicalvaro Casco Histórico de Vicalvaro 11.846 11 47 278 284 Ambroz 6.833 1 0 67 239TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 10.570 26.704 98.780 48.611TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 7.186 22.521 74.854 32.189TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 6.382 20.829 67.687 28.158TOTAL VICARÍA 3 109.331 983 3.923 10.119 3.051

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 1.4. VICARÍA 4 según el estado de la edificación e instalaciones

Estado edificación

Total viviendas Ruina Malo, Prob. Estruc. Graves

Deficiente, Prob. Estruc. Moderados

Problemas Instalaciones

BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES MADRID CAPITAL Distrito de Arganzuela

Atocha 452 0 31 95 33

Distrito Retiro Pacifico 13.819 14 26 1.210 282 Adelfas 5.819 19 140 273 73 Estrella 8.342 2 47 69 57

Distrito de Puente de Vallecas Entrevías 12.569 28 203 1.420 474 San Diego 13.895 176 828 2.369 639 Palomeras Bajas 14.068 340 673 1.541 300 Palomeras Sureste 13.940 23 101 271 405 Portazgo 10.324 104 219 1.437 242 Numancia 16.225 112 461 1.551 559

Distrito de Villa de Vallecas Casco Histórico de Vallecas 11.634 51 234 753 505 Santa Eugenia 8.600 39 140 261 86TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 10.570 26.704 98.780 48.611TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 7.186 22.521 74.854 32.189TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 6.382 20.829 67.687 28.158TOTAL VICARÍA 4 129.687 908 3.103 11.250 3.655

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 1.5. VICARÍA 5 según el estado de la edificación e instalaciones

Estado edificación

Total viviendas Ruina Malo, Prob. Estruc. Graves

Deficiente, Prob. Estruc. Moderados

Problemas Instalaciones

BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES MADRID CAPITAL Distrito de Arganzuela

Imperial 8.348 70 229 396 154 Acacias (Las) 13.439 295 274 956 212 Chopera (La) 8.152 335 944 1.286 117 Legazpi 2.660 63 96 339 14 Delicias (Las) 8.544 53 405 831 209 Palos de Moguer 10.359 137 636 2.176 284

Distrito de Usera Orcasitas 6.949 6 0 0 107 Orcasur 3.549 21 13 16 116 San Fermín 5.624 33 8 503 165 Almendrales 6.239 24 27 190 243 Moscardó 9.380 84 51 925 312 Zofío 4.766 5 3 141 169 Pradolongo 5.292 12 87 450 232

Distrito de Villaverde San Andrés 14.296 15 472 971 500 San Cristóbal 5.046 157 952 1.321 210 Butarque 2.421 56 78 38 153 Los Rosales 11.212 31 68 596 343 Los Ángeles 11.529 55 25 465 254TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 10.570 26.704 98.780 48.611TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 7.186 22.521 74.854 32.189TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 6.382 20.829 67.687 28.158TOTAL VICARÍA 5 137.805 1.452 4.368 11.600 3.794

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 1.6. VICARÍA 6 según el estado de la edificación e instalaciones

Estado edificación

Total viviendas Ruina Malo, Prob. Estruc. Graves

Deficiente, Prob. Estruc. Moderados

Problemas Instalaciones

BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES DE MADRID CAPITAL Distrito de Latina Los Cármenes 5.548 40 75 255 134 Puerta del Ángel 16.572 44 490 1.077 475 Lucero 13.456 4 358 1.381 232 Aluche 26.341 91 54 868 594 Campamento 6.783 21 43 243 162 Cuatro Vientos 216 7 5 43 1 Las Águilas 20.261 67 213 851 405

Distrito de Carabanchel Comillas 9.090 3 23 455 213 Opañel 11.832 24 79 858 325 San Isidro 13.570 43 191 997 408 Vista Alegre 16.433 54 118 810 582 Puerta Bonita 10.959 14 42 1.012 404 Buenavista 8.200 8 14 197 288 Abrantes 8.727 11 40 606 423TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 10.570 26.704 98.780 48.611TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 7.186 22.521 74.854 32.189TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 6.382 20.829 67.687 28.158TOTAL VICARÍA 6 167.988 431 1.745 9.653 4.646

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 1.7. VICARÍA 7 según el estado de la edificación e instalaciones

Estado edificación

Total viviendas Ruina Malo, Prob. Estruc. Graves

Deficiente, Prob. Estruc. Moderados

Problemas Instalaciones

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID Alpedrete 3.048 3 8 42 60Becerril de la Sierra 1.314 9 5 19 27Cercedilla 1.922 1 1 17 35Collado Mediano 1.653 4 10 9 35Collado Villalba 15.033 24 236 432 282Colmenarejo 1.758 21 40 34 22Escorial (El) 3.732 8 7 47 106Fresnedilla de la Oliva 326 0 7 79 8Galapagar 8.286 18 177 339 146Guadarrama 3.637 2 14 108 146Hoyo de Manzanares 2.155 6 5 21 47Majadahonda 15.087 50 59 249 89Molinos (Los) 1.223 1 8 33 26Moralzarzal 2.342 14 8 66 45Navacerrada 748 0 0 1 11Navalagamella 454 1 14 18 12Pozuelo de Alarcón 19.838 129 325 760 280Robledo de Chavela 909 1 2 20 70Rozas de Madrid (Las) 19.944 166 120 223 203San Lorenzo de El Escorial 4.566 29 268 366 107Santa María de la Alameda 346 0 2 12 11Torrelodones 4.553 12 4 49 29Valdemaqueda 233 0 0 7 14Valdemorillo 2.467 3 10 45 87Villanueva del Pardillo 2.085 3 5 14 46Zarzalejo 467 3 6 73 26

./…

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

./…Tabla 1.7.

Estado edificación

Total viviendas Ruina Malo, Prob. Estruc. Graves

Deficiente, Prob. Estruc. Moderados

Problemas Instalaciones

BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES MADRID CAPITAL Distrito Centro Justicia 6.707 24 304 706 409 Universidad 13.312 89 1.157 1.407 848

Distrito de Chamberí Gaztambide 9.981 0 65 319 246 Arapiles 10.762 0 190 521 321 Trafalgar 10.578 59 98 422 563 Almagro 6.938 71 15 218 200 Ríos Rosas 10.849 0 168 411 343 Vallehermoso 7.712 12 55 114 136

Distrito de Fuencarral-El Pardo El Pardo 1.427 4 5 33 46

Distrito de Moncloa-Aravaca Casa de Campo 4.934 17 29 18 67 Argüelles 9.589 1 37 757 204 Ciudad Universitaria 5.459 97 15 285 49 Valdezarza 11.752 9 103 513 251 Valdemarín 558 12 11 21 10 El Plantío 600 8 14 23 11 Aravaca 5.956 29 166 178 63TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 10.570 26.704 98.780 48.611TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 7.186 22.521 74.854 32.189TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 6.382 20.829 67.687 28.158TOTAL VICARÍA 7 235.240 940 3.773 9.029 5.737

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 1.8. VIACARÍA 8 según el estado de la edificación e instalaciones

Estado edificación

Total viviendas Ruina Malo, Prob. Estruc. Graves

Deficiente, Prob. Estruc. Moderados

Problemas Instalaciones

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS MADRID Boalo (El) 1.424 3 6 18 44Bustarviejo 585 1 8 38 18Colmenar Viejo 11.046 32 45 583 273Guadalix de la Sierra 1.232 2 3 55 28Manzanares el Real 1.715 1 0 24 43Miraflores de la Sierra 1.387 4 0 7 58Navalafuente 227 0 3 0 15Soto del Real 2.258 4 7 21 50Tres Cantos 11.566 22 3 408 22Valdemanco 209 1 11 32 14BARRIOS/DISTRITOS MUNICIPALES MADRID CAPITAL Distrito de Tetuán Bellas Vistas 10.458 207 643 1.258 318 Cuatro Caminos 13.199 105 354 1.441 289 Castillejos 7.739 15 62 353 133 Almenara 6.590 88 515 608 163 Valdeacederas 8.216 146 287 1.362 350 Berruguete 8.040 148 337 1.246 270

Distrito de Fuencarral-El Pardo Fuentelarreina 1.055 14 40 0 11 Peña Grande 15.071 79 48 607 219 El Pilar 18.735 45 3 571 733

La Paz 11.886 2 1 133 63 Valverde 11.920 35 271 482 376 Mirasierra 7.792 277 21 363 129 El Goloso 196 0 81 11 16TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 10.570 26.704 98.780 48.611TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 7.186 22.521 74.854 32.189TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 6.382 20.829 67.687 28.158TOTAL VICARÍA 8 152.546 1.231 2.749 9.621 3.635

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

2. Carencia de instalaciones básicas por vicarías de la diócesis de Madrid

Tabla 2.1. VICARÍA 1 según las viviendas con carencia de instalaciones básicas

Total viviendas No tiene Agua corriente

No tiene evacuación

aguasresiduales

Falta de servicios

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID Acebeda (La) 25 0 0 1Alameda del Valle 76 2 3 0Alcobendas 27.670 21 27 176Atazar (El) 41 0 0 0Berrueco (El) 167 1 3 1Berzosa del Lozoya 69 0 0 0Braojos 66 0 2 2Buitrago del Lozoya 509 0 0 4Cabanillas de la Sierra 202 0 2 2Cabrera (La) 635 1 1 9Canencia 192 0 3 0Cervera de Buitrago 55 0 0 0Garganta de los Montes 140 3 3 2Gargantilla del Lozoya y Pinilla de Buitrago 123 0 0 2Gascones 47 2 2 1Hiruela (La) 42 0 0 0Horcajo de la Sierra 69 0 0 3Horcajuelo de la Sierra 54 0 0 2Lozoya 183 2 1 2Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias 295 0 0 7Madarcos 11 0 0 0Molar (El) 1.440 2 2 23Montejo de la Sierra 114 0 0 2Navarredonda y San Mamés 53 1 1 0Pedrezuela 625 0 0 5Pinilla del Valle 69 0 0 1Piñuecar 78 4 3 1Prádena del Rincón 48 0 0 0Puebla de la Sierra 49 0 0 1Rascafría 619 0 0 3Redueña 67 0 0 0Robledillo de la Jara 47 0 1 0Robregordo 39 1 1 0San Agustín del Guadalix 2.052 1 1 13San Sebastián de los Reyes 19.551 73 29 169Serna del Monte (La) 45 0 0 1Somosierra 50 0 1 2Vellón (El) 433 0 6 2Venturada 343 0 1 12Villavieja del Lozoya 76 0 1 19

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

./…Tabla 2.1.

Total viviendas No tiene Agua corriente

No tiene evacuación

aguasresiduales

Falta de servicios

BARRIOS MADRID CAPITAL Distrito de Chamartín El Viso 5.035 0 5 27 Prosperidad 14.197 0 0 103 Ciudad Jardín 6.874 0 1 61 Hispanoamérica 10.676 0 2 41 Nueva España 7.435 0 0 27 Castilla 5.581 0 0 19

Distrito de Ciudad Lineal San Juan Bautista 4.343 0 0 16 Colina 2.154 0 8 25 Atalaya 494 0 0 0 Costillares 7.050 0 0 36

Distrito de Hortaleza Palomas 1.403 0 1 5 Piovera 3.811 1 2 12 Canillas 15.011 3 8 121 Pinar del Rey 20.636 18 14 155 Apóstol Santiago 5.722 13 7 39 Valdefuentes 2.898 3 6 11

Distrito de Barajas Alameda de Osuna 6.019 0 0 13 Aeropuerto 667 0 0 6 Casco Histórico de Barajas 2.487 3 13 27 Timón 2.221 1 1 8 Corralejos 1.070 2 1 10TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 3.756 4.698 18.477TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 1.713 2.363 13.691TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 1.260 1.567 12.493TOTAL VICARÍA 1 182.253 158 163 1.230

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 2.2. VICARÍA 2 según las viviendas con carencia de instalaciones básicas

Total viviendas No tiene Agua corriente

No tiene evacuación

aguasresiduales

Falta de servicios

BARRIOS MADRID CAPITAL Distrito de Salamanca

Recoletos 5.457 0 0 50 Goya 11.948 0 0 130 Fuente del Berro 8.328 0 1 67 Guindalera 15.169 0 28 127 Lista 8.304 0 0 61 Castellana 5.849 0 0 67

Distrito de Ciudad Lineal Ventas 19.430 36 36 173 Pueblo Nuevo 22.030 3 3 160 Quintana 9.818 1 1 65 Concepción 8.447 0 0 53 San Pascual 7.424 0 0 34

Distrito de San Blas Simancas 8.112 73 74 120 Hellín 3.883 0 0 39 Amposta 3.497 23 28 47 Arcos 8.456 19 19 86 Rosas 8.966 19 14 37 Rejas 2.151 1 1 25 Canillejas 10.305 0 0 144 El Salvador 4.126 0 0 18TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 3.756 4.698 18.477TOTAL DIOCESIS DE MADRID 1.286.550 1.713 2.363 13.691TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 1.260 1.567 12.493TOTAL VICARÍA 2 171.700 175 205 1.503

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 2.3. VICARÍA 3 según las viviendas con carencia de instalaciones básicas

Total viviendas No tiene Agua corriente

No tiene evacuación

aguasresiduales

Falta de servicios

BARRIOS DE MADRID CAPITAL Distrito Centro Palacio 9.881 0 0 304 Embajadores 18.991 0 26 950 Cortes 4.468 0 0 150 Sol 3.065 0 4 95

Distrito Retiro Ibiza 9.030 0 0 81 Jerónimos 2.619 0 0 22 Niño Jesús 5.216 0 0 17

Distrito de Moratalaz Pavones 3.299 0 0 24 Horcajo 1.591 34 26 3 Marroquina 10.838 14 1 40 Media Legua 7.250 1 1 40 Fontarrón 7.093 0 0 39 Vinateros 7.311 34 34 45

Distrito de Vicalvaro Casco Histórico de Vicalvaro 11.846 30 36 140 Ambroz 6.833 0 0 46TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 3.756 4.698 18.477TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 1.713 2.363 13.691TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 1.260 1.567 12.493TOTAL VICARÍA 3 109.331 113 128 1.996

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 2.4. VICARÍA 4 según las viviendas con carencia de instalaciones básicas

Total viviendas No tiene Agua corriente

No tiene evacuación

aguasresiduales

Falta de servicios

BARRIOS DE MADRID CAPITAL Distrito de Arganzuela

Atocha 452 2 2 22

Distrito Retiro Pacifico 13.819 0 0 101 Adelfas 5.819 0 1 50 Estrella 8.342 3 1 23

Distrito de Puente de Vallecas Entrevías 12.569 19 39 189 San Diego 13.895 48 53 467 Palomeras Bajas 14.068 139 71 146 Palomeras Sureste 13.940 2 2 159 Portazgo 10.324 16 4 96 Numancia 16.225 18 17 304

Distrito de Villa de Vallecas Casco Histórico de Vallecas 11.634 69 103 262 Santa Eugenia 8.600 0 1 63TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 3.756 4.698 18.477TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 1.713 2.363 13.691TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 1.260 1.567 12.493TOTAL VICARÍA 4 129.687 316 294 1.882

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 2.5. VICARÍA 5 según las viviendas con carencia de instalaciones básicas

Total viviendas No tiene Agua corriente

No tiene evacuación

aguasresiduales

Falta de servicios

BARRIOS DE MADRID CAPITAL Distrito de Arganzuela

Imperial 8.348 5 5 82 Acacias (Las) 13.439 0 0 132 Chopera (La) 8.152 0 0 99 Legazpi 2.660 1 0 14 Delicias (Las) 8.544 0 0 108 Palos de Moguer 10.359 1 12 172

Distrito de Usera Orcasitas 6.949 7 7 37 Orcasur 3.549 0 0 49 San Fermín 5.624 2 3 61 Almendrales 6.239 0 8 75 Moscardó 9.380 1 2 104 Zofío 4.766 0 7 38 Pradolongo 5.292 0 0 89

Distrito de Villaverde San Andrés 14.296 11 12 158 San Cristóbal 5.046 0 9 77 Butarque 2.421 32 78 70 Los Rosales 11.212 1 9 61 Los Ángeles 11.529 10 10 86TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 3.756 4.698 18.477TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 1.713 2.363 13.691TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 1.260 1.567 12.493TOTAL VICARÍA 5 137.805 71 162 1.512

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 2.6. VICARÍA 6 según las viviendas con carencia de instalaciones básicas

Total viviendas No tiene Agua corriente

No tiene evacuación

aguasresiduales

Falta de servicios

BARRIOS DE MADRID CAPITAL Distrito de Latina

Los Cármenes 5.548 1 29 41 Puerta del Ángel 16.572 6 7 171 Lucero 13.456 2 1 74 Aluche 26.341 54 66 162 Campamento 6.783 3 10 39 Cuatro Vientos 216 0 0 1 Las Águilas 20.261 120 25 139

Distrito de Carabanchel Comillas 9.090 0 0 84 Opañel 11.832 14 14 109 San Isidro 13.570 7 13 149 Vista Alegre 16.433 1 1 131 Puerta Bonita 10.959 11 11 91 Buenavista 8.200 1 2 59 Abrantes 8.727 28 28 61TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 3.756 4.698 18.477TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 1.713 2.363 13.691TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 1.260 1.567 12.493TOTAL VICARÍA 6 167.988 248 207 1.311

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 2.7. VICARÍA 7 según las viviendas con carencia de instalaciones básicas

Total viviendas No tiene Agua corriente

No tiene evacuación

aguasresiduales

Falta de servicios

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID Alpedrete 3.048 4 17 20Becerril de la Sierra 1.314 0 1 12Cercedilla 1.922 1 16 3Collado Mediano 1.653 1 2 9Collado Villalba 15.033 5 20 98Colmenarejo 1.758 0 4 6Escorial (El) 3.732 12 24 17Fresnedilla de la Oliva 326 0 0 6Galapagar 8.286 9 61 51Guadarrama 3.637 1 82 10Hoyo de Manzanares 2.155 7 18 8Majadahonda 15.087 39 40 49Molinos (Los) 1.223 2 7 1Moralzarzal 2.342 0 0 18Navacerrada 748 0 1 4Navalagamella 454 0 0 8Pozuelo de Alarcón 19.838 128 191 74Robledo de Chavela 909 1 6 16Rozas de Madrid (Las) 19.944 83 91 61San Lorenzo de El Escorial 4.566 9 22 31Santa María de la Alameda 346 4 1 3Torrelodones 4.553 1 4 13Valdemaqueda 233 0 0 15Valdemorillo 2.467 2 19 6Villanueva del Pardillo 2.085 0 4 1Zarzalejo 467 5 5 5

./…

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EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

./…Tabla 2.7.

Total viviendas No tiene Agua corriente

No tiene evacuación

aguasresiduales

Falta de servicios

BARRIOS DE MADRID CAPITAL Distrito centro Justicia 6.707 2 3 171 Universidad 13.312 5 7 416

Distrito de Chamberí Gaztambide 9.981 0 0 96 Arapiles 10.762 0 0 140 Trafalgar 10.578 2 2 270 Almagro 6.938 0 0 96 Rios Rosas 10.849 0 0 161 Vallehermoso 7.712 1 0 58

Distrito de Fuencarral-El Pardo El Pardo 1.427 0 22 12 Distrito de Moncloa-Aravaca Casa de Campo 4.934 1 1 40 Argüelles 9.589 0 0 112 Ciudad Universitaria 5.459 10 16 37 Valdezarza 11.752 8 10 136 Valdemarín 558 0 4 1 El Plantío 600 0 2 6 Aravaca 5.956 0 26 26TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 3.756 4.698 18.477TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 1.713 2.363 13.691TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 1.260 1.567 12.493TOTAL VICARÍA 7 235.240 343 729 2.323

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 2.8. VICARÍA 8 según las viviendas con carencia de instalaciones básicas

Total viviendas No tiene Agua corriente

No tiene evacuación

aguasresiduales

Falta de servicios

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID Boalo (El) 1.424 3 10 8Bustarviejo 585 0 0 8Colmenar Viejo 11.046 4 10 88Guadalix de la Sierra 1.232 1 2 12Manzanares el Real 1.715 0 5 9Miraflores de la Sierra 1.387 9 20 5Navalafuente 227 0 0 1Soto del Real 2.258 0 10 28Tres Cantos 11.566 3 1 20Valdemanco 209 5 8 6

BARRIOS DE MADRID CAPITAL Distrito de Tetuán Bellas Vistas 10.458 1 12 195 Cuatro Caminos 13.199 2 0 238 Castillejos 7.739 13 13 75 Almenara 6.590 13 87 107 Valdeacederas 8.216 14 43 309 Berruguete 8.040 1 1 215

Distrito de Fuencarral-El Pardo Fuentelarreina 1.055 2 3 9 Peña Grande 15.071 14 14 155 El Pilar 18.735 9 7 188 La Paz 11.886 0 0 32 Valverde 11.920 10 19 122 Mirasierra 7.792 92 121 90 El Goloso 196 93 89 14TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 3.756 4.698 18.477TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 1.713 2.363 13.691TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 1.260 1.567 12.493TOTAL VICARÍA 8 152.546 289 475 1.934

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

3. Infravivienda según la adecuación dimensional, de uso y acceso: situaciones de hacinamiento y promiscuidad1

Tabla 3.1. VICARÍA 1 según adecuación dimensional de las viviendas

PROMISCUIDAD HACINAMIENTO Total viviendas

Densidad Crítica Hacinamiento crítico

Hacinamiento moderado

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID Acebeda (La) 25 1 0 2Alameda del Valle 76 1 0 0Alcobendas 27.670 905 45 515Atazar (El) 41 0 0 0Berrueco (El) 167 3 0 2Berzosa del Lozoya 69 0 0 0Braojos 66 1 0 1Buitrago del Lozoya 509 11 2 11Cabanillas de la Sierra 202 0 0 1Cabrera (La) 635 21 2 5Canencia 192 0 1 1Cervera de Buitrago 55 1 0 0Garganta de los Montes 140 0 0 1Gargantilla del Lozoya y Pinilla de Buitrago 123 1 0 2Gascones 47 1 0 0Hiruela (La) 42 0 0 0Horcajo de la Sierra 69 0 0 0Horcajuelo de la Sierra 54 1 0 0Lozoya 183 1 0 2Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias 295 6 0 5Madarcos 11 0 0 0Molar (El) 1.440 33 0 11Montejo de la Sierra 114 3 0 3Navarredonda y San Mamés 53 1 0 1Pedrezuela 625 12 1 4Pinilla del Valle 69 1 0 0Piñuecar 78 3 0 1Prádena del Rincón 48 0 0 0Puebla de la Sierra 49 5 0 1Rascafría 619 9 1 2Redueña 67 2 0 0Robledillo de la Jara 47 2 0 0Robregordo 39 0 0 0San Agustín del Guadalix 2.052 63 2 21San Sebastián de los Reyes 19.551 559 21 258Serna del Monte (La) 45 2 0 0Somosierra 50 0 0 0Vellón (El) 433 5 0 5Venturada 343 4 0 0Villavieja del Lozoya 76 2 0 0

./… 1 Recordamos que según el concepto de infravivienda utilizado, sólo se considera la densidad habitacional crítica como indicador de exclusión residencial.

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./…Tabla 3.1.

PROMISCUIDAD HACINAMIENTO Total viviendas

Densidad Crítica Hacinamiento crítico

Hacinamiento moderado

BARRIOS MADRID CAPITAL Distrito de Chamartín

El Viso 5.035 164 7 68 Prosperidad 14.197 478 24 199 Ciudad Jardín 6.874 308 33 142 Hispanoamérica 10.676 259 3 98 Nueva España 7.435 282 9 69 Castilla 5.581 189 6 48 Distrito de Ciudad lineal San Juan Bautista 4.343 91 4 24 Colina 2.154 53 1 18 Atalaya 494 20 2 2 Costilleras 7.050 11 4 42

Distrito de Hortaleza Palomas 1.403 14 1 4 Piovera 3.811 98 5 16 Canillas 15.011 412 31 184 Pinar del Rey 20.636 737 47 508 Apóstol Santiago 5.722 111 7 55 Valdefuentes 2.898 86 8 34

Distrito de Barajas Alameda de Osuna 6.019 34 2 14 Aeropuerto 667 28 2 26 Casco Histórico de Barajas 2.487 115 8 83 Timón 2.221 57 5 45 Corralejos 1.070 21 2 18

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 60.068 4.998 34.638TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 48.388 4.479 28.676TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 43.139 4.213 26.240TOTAL VICARÍA 1 182.253 5.228 286 2.552

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 3.2. VICARÍA 2 según adecuación dimensional de las viviendas

PROSMISCUIDAD HACINAMIENTO Total

viviendas Densidad Crítica Hacinamiento crítico

Hacinamiento moderado

BARRIOS MADRID CAPITAL Distrito de Salamanca

Recoletos 5.457 226 9 80 Goya 11.948 438 28 252 Fuente del Berro 8.328 376 22 206 Guindalera 15.169 542 38 267 Lista 8.304 298 16 174 Castellana 5.849 251 24 88

Distrito de Ciudad Lineal Ventas 19.430 685 68 456 Pueblo Nuevo 22.030 860 90 563 Quintana 9.818 361 40 243 Concepción 8.447 349 35 207 San Pascual 7.424 232 6 107

Ciudad de San Blas Simancas 8.112 324 32 484 Hellín 3.883 106 5 138 Amposta 3.497 222 9 235 Arcos 8.456 288 18 336 Rosas 8.966 118 6 45 Rejas 2.151 37 3 21 Canillejas 10.305 314 25 215 El Salvador 4.126 67 7 27

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 60.068 4.998 34.638TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 48.388 4.479 28.676TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 43.139 4.213 26.240TOTAL VICARÍA 2 171.700 6.094 481 4.144

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 3.3. VICARÍA 3 según adecuación dimensional de las viviendas

PROMISCUIDAD HACINAMIENTO Total

viviendas Densidad Crítica Hacinamiento crítico

Hacinamiento moderado

BARRIOS MADRID CAPITAL

Distrito Centro Palacio 9.881 810 49 333 Embajadores 18.991 2.076 329 1.123 Cortes 4.468 383 32 142 Sol 3.065 345 34 115

Disitrito Retiro Ibiza 9.030 289 31 180 Jerónimos 2.619 50 3 29 Niño Jesús 5.216 88 7 42

Distrito Moratalaz Pavones 3.299 81 5 38 Horcajo 1.591 31 2 9 Marroquina 10.838 159 7 96 Media Legua 7.250 120 9 111 Fontarrón 7.093 100 6 108 Vinateros 7.311 111 19 112

Distrito Vicalvaro Casco Histórico de Vicalvaro 11.846 418 27 217 Ambroz 6.833 195 18 287

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 60.068 4.998 34.638TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 48.388 4.479 28.676TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 43.139 4.213 26.240TOTAL VICARÍA 3 109.331 5.256 578 2.942

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 3.4. VICARÍA 4 según adecuación dimensional de las viviendas

PROMISCUIDAD HACINAMIENTO Total viviendas

Densidad Crítica Hacinamiento crítico

Hacinamiento moderado

BARRIOS MADRID CAPITAL Distrito Arganzuela

Atocha 452 27 1 17

Distrito Retiro Pacifico 13.819 503 43 266 Adelfas 5.819 207 13 69 Estrella 8.342 139 10 48

Distrito Puente de Vallecas Entrevías 12.569 505 32 255 San Diego 13.895 1.007 175 900 Palomeras Bajas 14.068 517 34 336 Palomeras Sureste 13.940 397 20 258 Portazgo 10.324 414 28 336 Numancia 16.225 718 125 672

Distrito Villa de Vallecas Casco Histórico de Vallecas 11.634 531 93 378 Santa Eugenia 8.600 118 4 50

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 60.068 4.998 34.638TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 48.388 4.479 28.676TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 43.139 4.213 26.240TOTAL VICARÍA 4 129.687 5.083 578 3.585

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 3.5. VICARÍA 5 según adecuación dimensional de las viviendas

PROMISCUIDAD HACINAMIENTO Total viviendas

Densidad Crítica Hacinamiento crítico

Hacinamiento moderado

BARRIOS MADRID CAPITAL Distrito de Arganzuela Imperial 8.348 271 19 142 Acacias (Las) 13.439 500 49 232 Chopera (La) 8.152 349 59 271 Legazpi 2.660 71 8 27 Delicias (Las) 8.544 474 77 294 Palos de Moguer 10.359 684 112 401

Distrito de Usera Orcasitas 6.949 106 8 41 Orcasur 3.549 154 11 55 San Fermín 5.624 231 22 146 Almendrales 6.239 320 26 216 Moscardó 9.380 350 45 232 Zofío 4.766 197 25 156 Pradolongo 5.292 288 50 209

Distrito de Villaverde San Andrés 14.296 619 43 353 San Cristóbal 5.046 219 19 219 Butarque 2.421 163 32 111 Los Rosales 11.212 392 34 308 Los Ángeles 11.529 225 21 178

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 60.068 4.998 34.638TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 48.388 4.479 28.676TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 43.139 4.213 26.240TOTAL VICARÍA 5 137.805 5.613 660 3.591

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 3.6. VICARÍA 6 según adecuación dimensional de las viviendas

PROMISCUIDAD HACINAMIENTO Total

viviendas Densidad Crítica Hacinamiento crítico

Hacinamiento moderado

BARRIOS MADRID CAPITAL Distrito de Latina Los Cármenes 5.548 161 14 141 Puerta del Ángel 16.572 664 101 568 Lucero 13.456 368 40 278 Aluche 26.341 716 59 456 Campamento 6.783 198 22 167 Cuatro Vientos 216 80 10 54 Las Águilas 20.261 453 28 319

Distrito de Carabanchel Comillas 9.090 376 38 267 Opañel 11.832 467 43 267 San Isidro 13.570 663 60 398 Vista Alegre 16.433 583 53 397 Puerta Bonita 10.959 470 36 332 Buenavista 8.200 312 21 251 Abrantes 8.727 286 30 214

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 60.068 4.998 34.638TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 48.388 4.479 28.676TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 43.139 4.213 26.240TOTAL VICARÍA 6 167.988 5.797 555 4.109

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 3.7. VICARÍA 7 según adecuación dimensional de las viviendas PROMISCUIDAD HACINAMIENTO

Total viviendas Densidad Crítica Hacinamiento

críticoHacinamiento

moderado MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS DE MADRID Alpedrete 3.048 44 0 27Becerril de la Sierra 1.314 44 2 17Cercedilla 1.922 36 7 27Collado Mediano 1.653 35 3 22Collado Villalba 15.033 449 26 242Colmenarejo 1.758 45 2 34Escorial (El) 3.732 71 6 51Fresnedilla de la Oliva 326 12 5 16Galapagar 8.286 275 15 98Guadarrama 3.637 42 4 36Hoyo de Manzanares 2.155 30 2 17Majadahonda 15.087 499 18 169Molinos (Los) 1.223 17 1 14Moralzarzal 2.342 38 2 22Navacerrada 748 10 0 7Navalagamella 454 11 3 7Pozuelo de Alarcón 19.838 402 31 194Robledo de Chavela 909 20 0 17Rozas de Madrid (Las) 19.944 660 20 172San Lorenzo de El Escorial 4.566 112 2 56Santa María de la Alameda 346 2 0 2Torrelodones 4.553 114 5 49Valdemaqueda 233 3 0 4Valdemorillo 2.467 61 3 32Villanueva del Pardillo 2.085 62 7 22Zarzalejo 467 8 1 5BARRIOS MADRID CAPITAL Distrito Centro Justicia 6.707 649 46 213 Universidad 13.312 1.412 131 539

Distrito de Chamberí Gaztambide 9.981 485 46 221 Arapiles 10.762 480 41 259 Trafalgar 10.578 580 57 309 Almagro 6.938 341 29 142 Rios Rosas 10.849 501 38 280 Vallehermoso 7.712 288 13 107 Distrito de Fuencarral-El Pardo El Pardo 1.427 26 0 26 Distrito de Moncloa-Aravaca Casa de Campo 4.934 110 5 60 Argüelles 9.589 406 25 173 Ciudad Universitaria 5.459 143 18 67 Valdezarza 11.752 415 24 311 Valdemarín 558 23 4 8 El Plantío 600 21 1 13 Aravaca 5.956 160 16 76TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 60.068 4.998 34.638TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 48.388 4.479 28.676TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 43.139 4.213 26.240TOTAL VICARÍA 7 235.240 9.142 659 4.163

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 3.8. VICARÍA 8 según adecuación dimensional de las viviendas

PROMISCUIDAD HACINAMIENTO Total viviendas

Densidad Crítica Hacinamiento crítico

Hacinamiento moderado

MUNICIPIOS DE LA DIÓCESIS MADRID Boalo (El) 1.424 25 0 13Bustarviejo 585 8 0 8Colmenar Viejo 11.046 188 17 110Guadalix de la Sierra 1.232 46 3 21Manzanares el Real 1.715 32 0 23Miraflores de la Sierra 1.387 31 0 15Navalafuente 227 3 1 2Soto del Real 2.258 30 0 12Tres Cantos 11.566 121 5 16Valdemanco 209 3 0 2

BARRIOS MADRID CAPITAL Distrito de Tetuán Bellas Vistas 10.458 690 126 446 Cuatro Caminos 13.199 714 98 363 Castillejos 7.739 401 34 147 Almenara 6.590 330 35 204 Valdeacederas 8.216 640 101 382 Berruguete 8.040 597 87 391

Distrito de Fuencarral-El Pardo Fuentelarreina 1.055 20 1 6 Peña Grande 15.071 490 46 259 El Pilar 18.735 1.083 66 713 La Paz 11.886 120 7 47 Valverde 11.920 408 43 340 Mirasierra 7.792 170 8 48 El Goloso 196 25 4 22

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 60.068 4.998 34.638TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 48.388 4.479 28.676TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 43.139 4.213 26.240TOTAL VICARÍA 8 152.546 6.175 682 3.590

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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4. Problemas en el entorno de las viviendas por vicarías de la diócesis de Madrid

Tabla 4.1. VICARÍA 1 según problemas del entorno de las viviendas

Total viviendas

Ruidos exteriores

Pocalimpieza en las calles

Malascomuni-caciones

Pocas zonas verdes Delincuencia

MUNICIPIOS DIÓCESIS MADRID Acebeda (La) 25 0 1 6 5 1Alameda del Valle 76 6 11 22 13 5Alcobendas 27.670 9.978 6.600 5.371 3.972 5.879Atazar (El) 41 7 12 17 13 5Berrueco (El) 167 34 72 74 45 41Berzosa del Lozoya 69 7 4 28 10 9Braojos 66 3 7 15 10 20Buitrago del Lozoya 509 84 142 72 83 63Cabanillas de la Sierra 202 17 103 105 102 28Cabrera (La) 635 132 353 209 293 197Canencia 192 3 28 81 12 5Cervera de Buitrago 55 6 11 7 15 6Garganta de los Montes 140 1 25 72 6 13Gargantilla del Lozoya y Pinilla de Buitrago 123 9 15 23 7 4Gascones 47 3 7 12 7 11Hiruela (La) 42 0 6 16 5 1Horcajo de la Sierra 69 2 10 24 2 4Horcajuelo de la Sierra 54 5 5 13 3 11Lozoya 183 20 39 96 16 19Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias 295 50 72 51 49 121Madarcos 11 0 1 4 2 2Molar (El) 1.440 443 532 314 563 291Montejo de la Sierra 114 18 19 32 8 14Navarredonda y San Mamés 53 2 6 15 1 0Pedrezuela 625 119 73 238 91 69Pinilla del Valle 69 8 14 31 6 5Piñuecar 78 6 11 9 13 29Prádena del Rincón 48 1 4 5 1 8Puebla de la Sierra 49 2 1 12 0 0Rascafría 619 80 97 214 91 87Redueña 67 5 6 32 6 5Robledillo de la Jara 47 2 1 18 6 13Robregordo 39 4 7 9 10 4San Agustín del Guadalix 2.052 533 424 575 330 426San Sebastián de los Reyes 19.551 7.521 8.264 4.556 9.026 3.207Serna del Monte (La) 45 7 3 8 3 15Somosierra 50 5 10 18 12 4Vellón (El) 433 42 75 111 116 95Venturada 343 47 128 211 63 67Villavieja del Lozoya 76 3 19 28 21 29

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EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

./… Tabla 4.1.

Total viviendas

Ruidos exteriores

Pocalimpieza en las calles

Malascomuni-caciones

Pocas zonas verdes Delincuencia

BARRIOS MUNICIPIO MADRID Distrito de Chamartín

El Viso 5.035 1.936 1.859 128 1.905 1.385 Prosperidad 14.197 5.969 6.197 485 6.839 3.417 Ciudad Jardín 6.874 2.638 3.150 109 1.975 1.843 Hispanoamérica 10.676 3.975 3.447 449 2.402 2.333 Nueva España 7.435 2.508 2.330 301 1.804 1.744 Castilla 5.581 2.778 1.655 834 2.292 1.386

Distrito de Ciudad Lineal San Juan Bautista 4.343 1.712 1.236 1.031 737 1.346 Colina 2.154 871 777 186 508 581 Atalaya 494 195 149 167 80 169 Costillares 7.050 2.682 2.123 4.355 1.388 2.088

Distrito de Hortaleza Palomas 1.403 372 531 492 180 374 Piovera 3.811 933 784 1.071 256 631 Canillas 15.011 4.303 5.462 1.622 3.134 3.124 Pinar del Rey 20.636 7.494 8.038 3.707 6.266 5.612 Apóstol Santiago 5.722 1.212 1.975 2.889 893 1.950 Valdefuentes 2.898 962 1.267 1.926 1.048 908

Distrito de Barajas Alameda de Osuna 6.019 3.573 1.516 3.985 445 1.610 Aeropuerto 667 379 249 362 315 109 Casco Histórico de Barajas 2.487 1.673 917 589 1.634 627 Timón 2.221 1.416 597 630 788 511 Corralejos 1.070 575 387 526 154 326

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 677.667 784.358 324.453 584.722 663.762TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 469.981 529.737 201.829 395.462 493.223TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 418.607 467.291 157.818 346.958 450.624TOTAL VICARÍA 1 182.253 67.371 61.864 38.598 50.080 42.887

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 4.2. VICARÍA 2 según problemas del entorno de las viviendas

Total viviendas

Ruidos exteriores

Pocalimpieza en las calles

Malascomuni-caciones

Pocas zonas verdes Delincuencia

BARRIOS MUNICIPIO MADRID Distrito de Salamanca

Recoletos 5.457 2.251 1.815 63 1.284 1.582 Goya 11.948 4.479 3.999 136 4.492 2.267 Fuente del Berro 8.328 3.125 3.497 175 1.385 2.186 Guindalera 15.169 5.747 5.320 480 5.624 3.020 Lista 8.304 3.072 2.776 80 3.575 1.615 Castellana 5.849 2.211 1.909 176 3.384 1.482

Distrito de Ciudad Lineal Ventas 19.430 7.940 9.197 7.287 6.118 8.023 Pueblo Nuevo 22.030 8.300 9.972 4.058 7.752 11.141 Quintana 9.818 3.956 4.631 444 3.108 4.386 Concepción 8.447 3.561 3.368 569 1.605 3.052 San Pascual 7.424 2.448 3.426 1.268 2.161 2.405

Distrito de San Blas Simancas 8.112 3.071 3.845 493 2.952 3.891 Hellín 3.883 1.037 2.323 237 1.109 1.863 Amposta 3.497 1.240 2.271 198 1.012 2.219 Arcos 8.456 2.802 4.799 1.905 3.873 3.849 Rosas 8.966 3.253 2.897 3.471 1.684 2.572 Rejas 2.151 813 697 1.101 637 595 Canillejas 10.305 4.133 4.455 1.482 4.495 4.211 El Salvador 4.126 1.087 1.086 762 532 1.136

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 677.667 784.358 324.453 584.722 663.762TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 469.981 529.737 201.829 395.462 493.223TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 418.607 467.291 157.818 346.958 450.624TOTAL VICARÍA 2 171.700 64.526 72.283 24.385 56.782 61.495

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 4.3. VICARÍA 3 según problemas del entorno de las viviendas

Total viviendas

Ruidos exteriores

Pocalimpieza en las calles

Malascomuni-caciones

Pocas zonas verdes Delincuencia

BARRIOS MUNICIPIO MADRID

Distrito Centro Palacio 9.881 4.239 4.209 564 3.594 4.420 Embajadores 18.991 8.251 12.237 716 14.005 14.485 Cortes 4.468 2.353 2.362 155 2.099 2.925 Sol 3.065 1.697 1.371 69 2.098 2.295

Distrito Retiro Ibiza 9.030 2.957 2.806 117 701 1.764 Jerónimos 2.619 994 711 140 281 959 Niño Jesús 5.216 1.811 1.324 194 508 1.334

Distrito de Moratalaz Pavones 3.299 836 1.373 498 336 1.179 Horcajo 1.591 574 502 663 408 473 Marroquina 10.838 2.993 3.322 1.729 1.388 2.956 Media Legua 7.250 2.871 2.932 233 1.535 2.701 Fontarrón 7.093 1.763 2.934 378 1.027 1.929 Vinateros 7.311 1.419 2.642 123 833 1.845

Distrito de Vicalvaro Casco Histórico de Vicalvaro 11.846 4.125 5.456 2.094 4.734 5.218 Ambroz 6.833 2.508 2.851 413 2.577 2.429

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 677.667 784.358 324.453 584.722 663.762TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 469.981 529.737 201.829 395.462 493.223TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 418.607 467.291 157.818 346.958 450.624TOTAL VICARÍA 3 109.331 39.391 47.032 8.086 36.124 46.912

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 4.4. VICARÍA 4 según problemas del entorno de las viviendas

Total viviendas

Ruidos exteriores

Pocalimpieza en las calles

Malascomuni-caciones

Pocas zonas verdes Delincuencia

BARRIOS MUNICIPIO MADRID Distrito de Arganzuela

Atocha 452 215 258 61 158 327

Distrito Retiro Pacifico 13.819 5.251 5.122 267 4.442 3.626 Adelfas 5.819 2.897 2.616 131 3.426 2.504 Estrella 8.342 3.877 2.293 544 1.040 3.177

Distrito de Puente de Vallecas Entrevías 12.569 4.334 7.246 2.079 2.867 7.751 San Diego 13.895 6.350 8.967 2.301 8.201 7.943 Palomeras Bajas 14.068 5.274 6.653 3.004 2.891 7.829 Palomeras Sureste 13.940 5.070 7.615 989 1.905 7.895 Portazgo 10.324 3.904 5.387 848 2.761 5.685 Numancia 16.225 5.855 8.109 2.888 6.551 7.259

Distrito de Villa de Vallecas Casco Histórico de Vallecas 11.634 4.743 5.260 826 6.198 6.027 Santa Eugenia 8.600 2.890 2.786 2.605 1.268 4.359

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 677.667 784.358 324.453 584.722 663.762TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 469.981 529.737 201.829 395.462 493.223TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 418.607 467.291 157.818 346.958 450.624TOTAL VICARÍA 4 129.687 50.660 62.312 16.543 41.708 64.382

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 4.5. VICARÍA 5 según problemas del entorno de las viviendas

Total viviendas

Ruidos exteriores

Pocalimpieza en las calles

Malascomuni-caciones

Pocas zonas verdes Delincuencia

BARRIOS MUNICIPIO MADRID Distrito de Arganzuela

Imperial 8.348 3.224 4.080 1.866 2.305 2.724 Acacias (Las) 13.439 5.656 6.460 1.823 3.219 5.415 Chopera (La) 8.152 3.493 4.594 531 2.213 4.234 Legazpi 2.660 1.283 1.336 1.148 648 1.498 Delicias (Las) 8.544 3.994 4.923 728 3.624 4.694 Palos de Moguer 10.359 4.990 6.534 474 5.530 5.930

Distrito de Usera Orcasitas 6.949 2.516 3.368 1.882 937 4.688 Orcasur 3.549 1.764 1.966 908 1.610 2.729 San Fermín 5.624 2.550 3.496 3.326 2.689 4.215 Almendrales 6.239 2.905 3.527 683 2.403 4.229 Moscardó 9.380 4.249 4.826 1.073 3.233 5.675 Zofío 4.766 1.520 1.811 1.043 364 2.165 Pradolongo 5.292 2.341 2.773 1.073 1.394 3.654

Distrito de Villaverde San Andrés 14.296 6.256 7.493 3.262 7.023 10.374 San Cristóbal 5.046 2.574 3.503 2.772 1.981 3.803 Butarque 2.421 1.432 1.690 1.165 1.731 1.710 Los Rosales 11.212 4.933 5.943 5.456 4.515 7.116 Los Ángeles 11.529 4.160 5.196 5.997 3.795 5.921

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 677.667 784.358 324.453 584.722 663.762TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 469.981 529.737 201.829 395.462 493.223TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 418.607 467.291 157.818 346.958 450.624TOTAL VICARÍA 5 137.805 59.840 73.519 35.210 49.214 80.774

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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La infravivienda en la diócesis de Madrid Fase I: Análisis y explotación de datos secundarios

EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 4.6. VICARÍA 6 según problemas del entorno de las viviendas

Total viviendas

Ruidos exteriores

Pocalimpieza en las calles

Malascomuni-caciones

Pocas zonas verdes Delincuencia

BARRIOS MUNICIPIO MADRID Distrito de Latina

Los Cármenes 5.548 2.078 2.939 1.342 1.129 2.917 Puerta del Ángel 16.572 6.779 8.931 1.610 5.439 9.449 Lucero 13.456 5.109 5.264 1.209 1.686 6.307 Aluche 26.341 8.598 9.291 2.524 2.593 11.389 Campamento 6.783 2.465 2.955 1.832 1.467 2.543 Cuatro Vientos 216 45 168 156 156 34 Las Águilas 20.261 5.632 7.116 2.560 2.421 5.642

Distrito de Carabanchel Comillas 9.090 4.251 4.517 1.988 2.180 4.936 Opañel 11.832 5.143 6.271 635 4.669 6.014 San Isidro 13.570 5.808 7.169 2.411 4.536 8.227 Vista Alegre 16.433 6.826 6.914 1.199 8.128 7.289 Puerta Bonita 10.959 3.902 5.172 2.612 5.393 4.472 Buenavista 8.200 2.754 3.630 4.864 3.581 2.898 Abrantes 8.727 3.282 4.606 744 1.777 4.439

TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 677.667 784.358 324.453 584.722 663.762TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 469.981 529.737 201.829 395.462 493.223TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 418.607 467.291 157.818 346.958 450.624TOTAL VICARÍA 6 167.988 62.672 74.943 25.686 45.155 76.556

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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EQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 4.7. VICARÍA 7 según problemas del entorno de las viviendas

Total viviendas

Ruidos exteriores

Pocalimpieza

en las calles

Malascomunicaciones

Pocaszonasverdes

Delincuencia

MUNICIPIO DIÓCESIS MADRIDAlpedrete 3.048 674 1.188 749 597 838Becerril de la Sierra 1.314 171 375 393 257 205Cercedilla 1.922 317 979 309 523 164Collado Mediano 1.653 221 431 440 271 213Collado Villalba 15.033 3.938 4.622 2.572 4.721 5.160Colmenarejo 1.758 285 447 366 441 548Escorial (El) 3.732 778 1083 877 573 651Fresnedillas de la Oliva 326 63 105 201 72 137Galapagar 8.286 1.639 3363 1.510 3.233 3366Guadarrama 3.637 696 862 627 816 713Hoyo de Manzanares 2.155 253 504 631 259 237Majadahonda 15.087 3.731 4573 2.117 2.015 3057Molinos (Los) 1.223 154 422 150 216 114Moralzarzal 2.342 424 901 292 630 512Navacerrada 748 93 150 150 88 45Navalagamella 454 48 117 126 79 48Pozuelo de Alarcón 19.838 4.255 4.971 5.579 3.521 3.244Robledo de Chavela 909 129 309 272 264 67Rozas de Madrid (Las) 19.944 4.378 5311 3.758 3.726 3405San Lorenzo de El Escorial 4.566 986 1.512 756 1.052 634Santa María de la Alameda 346 27 131 191 76 34Torrelodones 4.553 932 1.902 1.711 1.031 1.068Valdemaqueda 233 28 63 26 42 7Valdemorillo 2.467 462 1.064 1.285 782 664Villanueva del Pardillo 2.085 517 831 755 505 310Zarzalejo 467 73 264 286 156 155BARRIOS MUNICIPIO MADRID Distrito Centro

Justicia 6.707 3.612 3.590 202 4.268 4.420 Universidad 13.312 6.378 7.423 391 8.621 8.864Distrito de Chamberí

Gaztambide 9.981 5.167 4.143 150 3.071 5.705 Arapiles 10.762 4.481 3.987 223 4.303 3.448 Trafalgar 10.578 5.093 5.085 181 6.128 3.753 Almagro 6.938 2.915 2.642 99 4.052 1.777 Rios Rosas 10.849 4.580 4.250 149 6.080 2.272 Vallehermoso 7.712 3.460 2.477 212 1.820 1.832

Distrito de Fuencarral- El Pardo El Pardo 1.427 166 423 498 138 83 Distrito de Moncloa-Aravaca Casa de Campo 4.934 2.035 1.102 1.554 174 1.176 Argüelles 9.589 3.571 2.711 520 497 3.117 Ciudad Universitaria 5.459 1.904 1.723 847 601 1.346 Valdezarza 11.752 2.992 3.807 1.060 803 3.710 Valdemarín 558 136 180 148 51 102 El Plantío 600 185 188 129 91 183 Aravaca 5.956 1.534 1.737 1.311 1.223 1.353TOTAL COMUNIDAD DE MADRID 1.873.671 677.667 784.358 324.453 584.722 663.762TOTAL DIÓCESIS DE MADRID 1.286.550 469.981 529.737 201.829 395.462 493.223TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 418.607 467.291 157.818 346.958 450.624TOTAL VICARÍA 7 235.240 73.481 81.948 33.803 67.867 68.737

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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Tabla 4.8. VICARÍA 8 según problemas del entorno de las viviendas

Total viviendas Ruidos exteriores

Pocalimpieza en las calles

Malascomuni-caciones

Pocas zonas verdes Delincuencia

MUNICIPIOS DIÓCESIS MADRID

Boalo (El) 1.424 250 482 480 582 258Bustarviejo 585 117 232 106 139 46Colmenar Viejo 11.046 2.960 3.643 1.401 3.902 2.159Guadalix de la Sierra 1.232 200 494 478 745 154Manzanares el Real 1.715 338 676 541 389 202Miraflores de la Sierra 1.387 122 343 169 295 59Navalafuente 227 31 70 72 48 26Soto del Real 2.258 332 538 616 405 377Tres Cantos 11.566 2.494 2200 1.191 950 2879Valdemanco 209 43 70 74 66 30

BARRIOS MUNICIPIO MADRID Distrito de Tetuán

Bellas Vistas 10.458 4.163 4.842 344 5.220 4.762 Cuatro Caminos 13.199 6.003 5.408 458 5.903 5.628 Castillejos 7.739 3.326 2.674 142 3.970 2.904 Almenara 6.590 2.696 2.956 977 3.251 3.208 Valdeacederas 8.216 3.425 4.064 1.592 4.059 3.401 Berruguete 8.040 3.209 3.700 588 3.510 3.830

Distrito de Fuencarral-El Pardo Fuentelarreina 1.055 317 205 356 101 159 Peña Grande 15.071 4.520 5.166 1.841 4.695 4.243 El Pilar 18.735 6.977 6.350 813 3.287 6.067 La Paz 11.886 4.555 3.570 1.823 1.045 3.174 Valverde 11.920 4.057 5.681 2.265 4.697 4.768 Mirasierra 7.792 1.792 2.339 3.078 1.166 3.059 El Goloso 196 113 133 113 107 87

TOTAL COMUNIDAD MADRID 1.873.671 677.667 784.358 324.453 584.722 663.762TOTAL DIÓCESIS MADRID 1.286.550 469.981 529.737 201.829 395.462 493.223TOTAL MADRID CAPITAL 1.080.306 418.607 467.291 157.818 346.958 450.624TOTAL VICARÍA 8 152.546 52.040 55.836 19.518 48.532 51.480

Fuente: Elaboración EDIS, S.A. a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas 2001. Resultados definitivos INE. 2004.

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La Infravivienda en la Diócesis de Madrid Fase II. Historias de vida

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LA INFRAVIVIENDA EN LA DIÓCESIS DE MADRID

FASE II. HISTORIAS DE VIDA

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Fase II. Historias de vida

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METODOLOGÍA

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Fase II. Historias de vida

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Fase II. CUALITATIVA. Historias de vida En esta fase se ha utilizado una metodología cualitativa para poder profundizar en la influencia de las condiciones de vivienda en la situación de vulnerabilidad en que se encuentra la población objeto de estudio. Dentro de la metodología cualitativa se ha utilizado la historia de vida como herramienta que nos ha permitido analizar la trayectoria e itinerario de las perso-nas que habitan en infraviviendas, así como la influencia del hábitat en su situa-ción de riesgo y/o vulnerabilidad. Las historias de vida son relatos que se producen con la intención de elaborar y transmitir una memoria, personal y/o colectiva, que hace referencia a las formas de vida de una comunidad, en nuestro caso personas y/o familias, en un período concreto. Cada historia de vida se ha realizado a través de entrevistas de carácter biográ-fico. Lo que nos ha permitido tener relatos de los diferentes recorridos vitales de las personas entrevistadas. De esta manera, se han realizado 3 historias de vida, con el siguiente perfil.

�� Mujer inmigrante que vive en situación de hacinamiento y promiscui-dad. Municipio de Madrid.

����� Mujer que habita en una vivienda de integración social. Municipio de Madrid.

��� Mujer mayor cuya vivienda necesita ser adaptada y rehabilitada. Muni-cipio de Madrid.

Cada uno de los tres perfiles anunciados anteriormente ha aportado la informa-ción de diferentes itinerarios de la vulnerabilidad residencial y, por lo tanto, so-cial. Además de haber estudiado dichos itinerarios mediante el análisis de con-tenido, a través de dichos relatos hemos obtenido la información suficiente para introducir los matices de carácter cualitativo necesarios en el cuestionario que compone la Fase III. En cada una de las historias se ha podido observar el papel de la situación resi-dencial en el proceso de la vulnerabilidad y/o exclusión social. De esta manera, cada una de las historias analizadas ha mostrado cómo su situación de vulnera-bilidad residencial acentúa su vulnerabilidad y estado de precariedad social.

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La Infravivienda en la Diócesis de Madrid Fase II. Historias de vida

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Historia 1

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Fase II. Historias de vida

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Propietaria en situación de hacinamiento y promiscuidad La persona que nos ha narrado su vida es una mujer inmigrante oriunda de Boli-via que lleva nueve años viviendo en España. Es propietaria de su casa en un barrio obrero del distrito Usera de Madrid por la cual está pagando desde casi un año mil doscientos veinticinco euros de hipoteca mensual, más los gastos adjun-tados, con tan sólo una nómina de seiscientos euros.

“- Con el dinero, estoy agobiada, que con un sueldo tan bajo no llego al

mes, alquilar más cosas, es que no me da.”

Esta situación le ha llevado a alquilar la casa por habitaciones con el fin de com-partir los gastos. Convive con tres de sus hijos con otra familia inmigrante con dos bebes y un señor mayor solo que es español. Su hija mayor vive en otra casa de alquiler. En su origen el piso era de dos habitaciones pero ahora se han convertidos en tres, distribuidas alrededor de un saloncito improvisado, sirviendo más bien de espacio de transición entre las diferentes habitaciones cada una cerrada con su propia llave: es la táctica que los residentes usan para intentar recrear un espa-cio de intimidad dentro de la casa sobreocupada, sin embargo genera un am-biente de desconfianza general. Por otra parte, la cocina y el baño son utilizados por todos los inquilinos de la casa. En total son nueve personas que tienen que convivir en esta casa en situación de hacinamiento y promiscuidad; es decir, que cada persona residente dispone de menos de diez metros cuadrados de espa-cio; además las dos familias con niños conviven cada una en una habitación. Víctima de su propio candor, al haberse dejado llevar por una confianza quizás desmesurada, sin una visión muy racional de sus posibilidades económicas re-ales; ya que en principio, el proyecto de esta mujer fue la compra de la casa en-tre dos, con una compatriota y sus cuatro hijos. Comprar les pareció entonces la solución más adecuada a sus situaciones económicas de madres solas con hijos, ante un escaso mercado de alquiler y con precios inasequibles. Decidieron ser avales la una de la otra, pero al final el piso quedó a nombre de la otra per-sona que decidió no comprar, la entrevistada se quedó sola frente al pago de las mensualidades. En la actualidad intenta arreglar la situación con el cambio de escrituras.

“- La gente a veces te convences y a veces nosotras somos tan fáciles de

convencer, pues de hacernos convencer. Y pues me he metido en este

follón y ahora mismo estoy ahogada de trampas y ya...”

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Fase II. Historias de vida

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“- Espero que no, me dijo, de ser de que después de las fiestas vas a te-

ner que irte al abogada porque necesito mil cuatrocientos euros para las

escrituras y todo, porque yo estaría dispuesta a venderlo, pero ahora he

visto en la tele que los pisos han bajado y yo saldría perdiendo dinero

ahora.”

Hoy en día tiene que afrontar sola los gastos, los impagos y las deudas inmobi-liarias con unos recursos económicos insuficientes. Por lo tanto, su única solu-ción residencial ha sido compartir una vivienda con sus hijos y con desconoci-dos, y hacinarse en una habitación única. Al mismo tiempo su estancia en el piso es muy inestable por las deudas que tiene. Su situación de vivienda es un círculo vicioso: actualmente está viviendo “amon-tonada” con sus hijos en un espacio reducido, con el único consuelo de habitar en una vivienda de su propiedad; sin embargo su régimen de propiedad le procu-ra inestabilidad por el nivel de endeudamiento que padece y los gastos que no puede cubrir; una solución sería vender su propiedad pero la coyuntura del mer-cado inmobiliario no es favorable, con lo cual significaría perder la mayor parte de su aportación, cosa insuperable para la frágil economía familiar; para comple-tar esta situación, una madre sola con hijos con escasos recursos económicos no podría acceder a una vivienda digna en el marco de un mercado de la vivien-da excluyente de las capas sociales más desfavorecidas. La precariedad de su situación residencial actual toma más relevancia aún cuando la comparamos a su situación anterior y a la trayectoria que le ha llevado hasta entonces.

“- Antes vivía un poco más tranquila y holgada, aunque pagando un alqui-

ler, que pagaba quinientos cuarenta de un piso de dos habitaciones pero

tenía una terraza que los niños podían salir a la terraza y todo.”

Expresa gran parte de su inquietud respeto a su condición de alojamiento. Por un lado, lamenta la falta de recursos económicos que no le permite asegurar la estabilidad de su situación presente, por otro lado pone de manifiesto las conse-cuencias nefastas que el escaso espacio de convivencia de la vivienda tiene para los niños.

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Ser inmigrante, un factor de riesgo residencial El conjunto de su recorrido residencial no ha sido fácil, sucesivamente se ha ido complicando o mejorando según los sucesos vitales por los cuales ha tenido que pasar. De hecho, su situación actual es producto de una trayectoria larga y es-cabrosa, muchas veces fruto de giros importantes en su recorrido vital, recorrido migratorio, separación matrimonial, mudanzas forzosas… Para gran parte de los inmigrantes, el recorrido residencial no es una trayectoria dinámica marcada por la adquisición de una casa en propiedad. El logro del re-corrido residencial es el acceso a la propiedad, el acceso a una vivienda social o por lo menos a un alquiler normalizado, factores de mejora de las condiciones de alojamiento y seguridad residencial.

En las estrategias residenciales de los inmigrantes, el acceso a la propiedad es escaso pero no es inexistente, no obstante, las condiciones son difíciles porque se hace mediante un gran esfuerzo económico, muchas veces por encima de sus posibilidades reales, cuestión que lleva a un endeudamiento importante de los compradores; asimismo la compra de una vivienda suele realizarse en una copropiedad degradada o alquilando habitaciones con las consecuencias negati-vas para la convivencia, de riesgo social y/o de vulnerabilidad que conocemos. En gran parte, su capital social de partida ha determinado su vulnerabilidad pre-sente: el “capital” debe entenderse desde la idea de que el hombre es producto de su realidad, del ambiente en que se desarrolla y toma conciencia de sí para

sí. Tomamos prestado el concepto de Bourdieu de capital como “la suma de los recursos, reales o virtuales, acumulados en un individuo o grupo en virtud de poseer una red duradera de relaciones, más o menos institucionalizadas de co-nocimiento y reconocimiento mutuo”. Dicho de otra manera, consiste en el back-

ground que tiene una persona en su posesión para afrontar la realidad social pasada y presente, y por supuesto para su futuro. Por un lado, coaccionada por un cierto determinismo sociocultural, ha reproduci-do rasgos de vulnerabilidad; por otro lado, en algunas etapas de su recorrido vital se han añadido factores de su condición de inmigrante que han podido debi-litar parte de sus capacidades iniciales a su llegada a España en particular. A pesar de tener una situación administrativa regularizada, su estatus de inmi-grante económico estigmatiza su capital inicial en España y sus recursos socia-les de partida a la hora de consolidar su situación social, económica y por su-puesto residencial. En principio, su condición de inmigrante ha representado un factor importante de riesgo social y residencial. Como veremos más adelante, en

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la descripción de sus primeros pasos en España, su estatus de inmigrante ha sido un factor de vulnerabilidad que le ha llevado a estar continuamente al borde de la exclusión. Ahora es residente legal en España y los papeles de su naciona-lización se están tramitando, sin embargo en este intervalo de tiempo sufre de la inestabilidad jurídica derivada de esa situación administrativa de espera que con-lleva inseguridad personal, coste económico y en el caso de esta persona tam-bién es fuente de intriga.

“- Si, ya está tramitado para la nacionalidad, ya debía hacerlo pero como

no he hecho, porque siempre me fallan, no sé si soy tonta, como dice mi

hija, mando un dinero allá a los abogados para que me manden los pape-

les, pues me mandan después de tres meses, se me ha caducado, en-

tonces tengo que esperar de nuevo, así, pero tengo ya la 4ª tarjeta, en-

tonces no tengo esa suerte, si Dios me va a permitir, pienso irme al año,

si voy pagando poco a poco, para hacer mis papeles y aprovecho para mi

hijo, para poder hacerle la nacionalidad, para tener así un poco más de

derechos…”

Muchos factores de riesgo social son intrínsecos a la condición de inmigrante económico recién llegado; éstos se identifican a la hora de conseguir un trabajo regularizado o no declarado, en los sueldos percibidos y en segundo lugar ante la oferta de alojamiento. Aclarar su situación económica y laboral es una condi-ción previa a la integración social de una persona inmigrante, que le permitirá en segundo lugar, estabilizarse y desarrollarse como un ciudadano de primer orden. El siguiente paso, con el fin de potenciar su integración social futura, es la vi-vienda, encontrar un alojamiento adecuado y digno; considerando la vivienda como espacio de convivencia y de emancipación social y personal. De Bolivia a España, origen de una espiral de vulnerabilidad Se casó por primera vez en Bolivia a los diez y ocho años, con este primer mari-do tuvo dos niños: una hija que tiene ahora veinte años y un hijo de diez y seis. A los veintitrés años se quedó viuda, su marido murió en un accidente de tráfico; a partir de allí tuvo que seguir sola con los niños gestionando un pequeño nego-cio propio que no le daba para mucho. Fue una primera ruptura clave en su vida, puesto que además de la brutalidad de la pérdida afectiva que sufrió, tuvo que enfrentarse de golpe a nuevas dificultades y gestiones para las cuales no tenía experiencia. Ese suceso mórbido representa también el punto de partida de su emancipación laboral, porque “sólo él podía traer dinero a la casa”, ella no podía trabajar porque su marido no le dejaba; en Bolivia su rol de mujer se resumía a un rol de ama de casa bajo la autoridad del marido.

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Culturalmente en Bolivia, dentro del núcleo familiar, las funciones del cuidador y del educador de los niños están asignadas a la mujer, mientras que el referente en materia de autoridad y capacidad de decisión es asunto del varón.

“- Allí son machistas, si tengo una hija que tengo que estar al lado de mi

hija, que atenderle a él y de esa manera he dejado todo, no pude hacer

ya nada.”

Es decir, que cuando el marido fallece o está ausente, la mujer se queda aban-donada con escasos recursos para afrontar determinadas situaciones básicas de la vida. A pesar de mostrar cierta valentía y capacidades para volver a empezar todo desde el principio, “las cosas empezaron a empeorarse…” para la protago-nista. No sabía gestionar económicamente sus ingresos y gastos por no haberlo hecho nunca hasta entonces. El negocio no vendía y empezó a endeudarse mientras los niños empezaron a tener necesidades cada vez mayores. La educación de sus hijos era prioritaria en el reparto del poco dinero que disponía entonces. Su mayor vulnerabilidad se presenta, cuando principiante en la gestión de su familia y de la educación de sus dos hijos huérfanos de padre, su vida da un nuevo giro. A su situación económica precaria se juntó ser víctima de una viola-ción seguramente por parte de una persona de su entorno familiar o social más cercano. Allí decide trasladarse a Argentina abatida por la vergüenza de este último suceso. Su marco cultural y social boliviano no le permitía afrontar la mi-rada y la inquisición familiar; al final se siente culpable y huye al país vecino, dejando a sus dos hijos mayores en casa de su madre. Allí busca trabajo pero rápidamente se da cuenta de que está embarazada, co-mo consecuencia del maltrato que ha sufrido. No puede trabajar por su estado y tiene que volver en breve a Bolivia a esperar que nazca el niño.

“- He regresado de Bolivia a Argentina, cuando tuve al chiquito de tres

mesecitos regresé a mi madre a dejarle el pequeño y vine para aquí…”

La entrevistada encuentra nuevamente un hombre con quién se casa; proyectan conjuntamente migrar hacia donde encontrarían más oportunidades de futuro: Argentina fue la primera opción escogida por la cercanía geográfica y cultural. Pero sólo debía consistir en una primera etapa de un recorrido más aventurero, en principio el objetivo migratorio era Estados Unidos o Francia: países percibi-dos como símbolos de éxito personal, social y económico. Sin embargo, las ba-rreras administrativas, lingüísticas y culturales les mandaron hacia España, país

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de acogida de muchos de sus compatriotas que ya han intentado encontrar una vida mejor. La presencia de este último hijo ilegítimo, no querido y no esperado por ningún miembro de la familia, genera muchos conflictos con sus hijos mayores. En un primer momento, ella misma rechaza a este hijo por la carga simbólica que con-lleva la violación y que todavía no había superado. Por su parte, los hijos mayo-res no han recibido suficiente explicación de lo ocurrido, dado que se trata de un acontecimiento vergonzoso para toda la familia y debía ser callado y escondido. Es sólo después de varios años que decide hacer el viaje de vuelta de España a Bolivia para traerlo con ella en la nueva vida que lleva con sus hijos mayores en Madrid. Aquello será una fuente suplementaria de resentimiento para los mayores que lo vivieron entonces como una nueva ruptura en su equilibrio psicológico y emocio-nal, incluso en su rutina inestable de convivencia con la madre. Después de todos los choques soportados, desde la muerte del padre biológico y el nacimiento de este hijo no deseado, aparece una nueva figura paterna en sus vidas y también en la vida afectiva ya muy dañada de la entrevistada. Se volvió a casar en Bolivia con este hombre con el cual iba a abandonar su país de origen y a tener un hijo que nació en España. Estos sucesos pasados e incluso los más recientes van a dejar determinadas huellas en los recorridos personales de los hijos mayores así como en las rela-ciones con la madre. Primero la muerte brutal de un padre que apenas conocie-ron: la hija tenía entonces cinco años y el hijo seis meses. Luego el sentimiento de abandono de su madre y la aparición de un tercer hermano sin presencia de ningún padre. Pero más allá de estos sucesos, la posible falta de comunicación y de explicación que terminó, seguramente, de asentar resentimientos claros en las relaciones entre madre e hijos. Además de no haber sabido compartir su do-lor con sus hijos no parece disponer de los recursos personales suficientes para llevar bien la educación de sus hijos. Por ser madre sola, sin presencia masculi-na, no considera tener la legitimidad adecuada para ejercer cierta autoridad so-bre sus hijos. En su marco cultural – que tiene lógicamente muy interiorizado – el referente de la familia es el varón, el protector del núcleo familiar, el que ostenta la autoridad en la educación de los niños y en todo el hogar. Sin embargo, a lo largo de su vida y de sus hijos, el varón o aquí el padre ha sido más bien fuente de inestabi-lidad, ruptura y desequilibrio afectivo, también por su ausencia. Se percibe toda-vía fuerte necesidad de su presencia cuando a pesar de todo vive mejor sin él.

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Llegada a España marcada por la separación matrimonial A raíz del relato de los malos tratos nos enteramos de manera más detallada del rol predeterminado que desempeña ante su entorno social, primero como mujer luego como esposa. Cuando vinieron juntos de Bolivia, todavía estaban casados. Aunque había sido ya víctima de malos tratos en Bolivia por parte del marido puesto que no se había separado aún.

“- Pero ya he pedido orden de alejamiento porque ya me maltrataba mu-

cho y ya he pedido eso y aún así seguía viniendo porque con la excusa

de que yo estaba embarazada...”

Sufrió de acosos repetidos del marido que la perseguía en su trabajo, estaba embarazada de seis meses cuando los últimos acontecimientos violentos ocu-rrieron a la vista de todo el vecindario. Consiguieron ayudarla a escaparse, lla-maron a la policía que detuvo al marido por cuarta vez, con lo cual ya le dejaron arrestado. La entrevistada y el marido eran fieles de la Iglesia Evangélica, juntos acudían a esta iglesia; eso suponía tanto respetar determinadas normas y códigos de higiene de vida como responder de sus acciones ante la comunidad de perte-nencia. Estaba prohibido fumar, beber y los dictámenes de los superiores debían seguirse como mandamientos divinos. El marido, no respetaba todas las reglas y tal y como lo hacía en otros ámbitos de la convivencia intentaba imponer a su mujer su forma de vida; pero allí no le dejaba mandar, lo rechazaba firmemente, porque para ella, nada es más importante que su fe. La entrevistada es una mu-jer culturalmente dócil ante su marido, pero tiene principios espirituales bien asentados que representan hoy en día su herramienta más sólida ante los obs-táculos. La desobediencia ante la autoridad del marido suponía un desfase en el equili-brio habitual de la pareja y en la repartición de los roles; esa ofensa solía desen-cadenarse en reacciones violentas y sobraba para ser motivo de malos tratos. Aquello, sólo es una ilustración de la tensión soportada diariamente por la prota-gonista que nos cuenta su historia y que la llevó a denunciar finalmente al mari-do. En este caso, pertenecer a esa comunidad religiosa no le proporcionará ni ayuda ni apoyo, por lo menos de parte de sus representantes jerárquicos. Al contrario se va a encontrar con la incomprensión del pastor de su iglesia, a pesar de ser

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un referente primordial después del marido; tiene la autoridad moral de influir en el propio juicio de la entrevistada, en su capacidad de decisión ya poco asegura-da. Éste la culpabiliza por haber mandado al marido a la cárcel, sólo contempla la realidad del varón como si hubiera sido traicionado por su mujer. Algo parecido ocurre con el abogado de oficio que en vez de apoyar a su defen-dida en la experiencia traumática del juicio, le hace dudar también de la validez de la denuncia. Únicamente las vecinas del barrio han firmado la denuncia co-ntra el marido y representan un apoyo psicológico contundente. Por su parte, la entrevistada considera no haber tomado ninguna decisión, dice haber dejado la justicia actuar, la justicia divina que ya le castigará por esos sucesos.

“- El que va a juzgarle es Dios, que salga pero que nunca más, que firme

un papel que nunca va a venirme a molestar.”

No obstante, sí se benefició de la asesoría de una abogada especializada en malos tratos que le ayudó durante el juicio a la hora de exigir sus derechos, en particular con la custodia del hijo y otros detalles administrativos específicos que sólo una persona preparada podía pensar solicitar. De manera general, desta-camos la escasez de matiz en el juicio de la sociedad ante los sucesos de malos tratos. Por un lado, la sociedad le remite lo mal que lo ha hecho como madre, supuestamente por no haber sabido reaccionar precozmente ante los malos tra-tos y proteger a sus hijos de esa situación traumática, del otro lado, como mujer por condenar a su marido. La relación conflictiva con su hijo mayor El hijo mayor era espectador de los acontecimientos de maltrato pero no ha lle-gado nunca a entender toda la complejidad de lo que suponían para su madre. Al contrario, su reacción de hoy es culpar a su madre por haber tenido que asistir a estos sucesos por parte de la persona que había ejercido el papel de padre; le hace pagar esta situación a través de un comportamiento conflictivo en la convi-vencia familiar y hacia el exterior. Además de rasgos conflictivos característicos de lo que llamamos comúnmente la “crisis de adolescencia”, pero que suelen atenuarse con los años con la ayuda de un entorno educativo propicio, el hijo mayor causa de sus problemas a su madre en la gestión de su educación que ya tiene complicada. En respuesta, la entrevistada acudió a la asistencia social y psicológica del colegio para que la orientaran en su educación; ante su rechazo de los estudios, le propusieron que hiciera una formación profesional por la cual ya sólo le queda un año de curso;

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luego podrá trabajar de electricista y participar, en la medida de lo posible, en la economía familiar con sus aportaciones. La ausencia de los diferentes padres que han pasado sucesivamente por la fami-lia le otorga naturalmente el rol de referente y poseedor de la autoridad familiar; además el aspecto económico viene a reforzar su figura paterna dentro del hogar. Pero acompaña esa responsabilidad con un resentimiento profundo hacia su madre, cuestión que influye en la convivencia del núcleo, ahora es él quien quita toda autoridad a la madre. Sin embargo, a pesar de padecer estos comportamientos conflictivos y de no saber cómo actuar al respecto, la entrevistada parece tomarlo como algo bastan-te normal. Como se ha expuesto anteriormente, el núcleo familiar, tal y como lo concibe culturalmente la protagonista, depende por su equilibrio, de un vinculo masculino personificado, en este caso, por el único varón presente. Se cree el hombre de la casa, reproduce el esquema cultural machista de los hombres que han pasado por su vida. Por ejemplo, no quiere que su madre ten-ga nuevas relaciones, al menos amorosas; vigila a su madre y también a su hermana. Se siente responsable de ellas, en particular a raíz de los sucesos de malos tratos que ambas han sufrido: su hermana también vivió problemas de este tipo con su novio. Un recorrido residencial escabroso, espejo de un proceso migratorio Ha pasado por muchos sitios desde que ha llegado a España, su recorrido mi-gratorio no se ha acabado al pasar la frontera española. Ha tenido que recurrir a diferentes estrategias individuales ante una oferta residencial inadecuada; lo hizo para reducir el esfuerzo económico que representa el alojamiento, especialmente en los primeros pasos de un proceso migratorio inacabado. Al llegar en 1998, se fue a vivir a casa de un familiar en Pradolongo, bajo los consejos del consulado boliviano. Aparentemente, este municipio alberga a una gran comunidad boliviana, y por lo tanto representaba una fuente importante de redes sociales de apoyo. Allí conoció a una decena de compatriotas, pero no le pudieron ofrecer ayuda en cuanto al alojamiento. Encontró mayoritariamente a peruanos y ecuatorianos asentados anteriormente en el municipio, pero tampoco alquilaban habitaciones. Al comienzo de su llegada al país de acogida, un inmigrante se dirige automáti-camente hacia sus compatriotas que representan una red natural de apoyo, ello

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responde a una estrategia de defensa frente a las dificultades que representan las primeras adaptaciones. Estas estrategias son diversas, la protagonista de esta historia ha experimentado unas cuantas con más o menos provisionalidad o inestabilidad jurídica, más o menos precariedad laboral y económica según las etapas superadas de su reco-rrido: compartió alquiler con muchas personas y núcleos familiares, habitó en casa de un empleador, ha alquilado habitaciones de su propia casa… Los inmigrantes que llevan más tiempo en el país de acogida, que han consoli-dado, relativamente, su situación económica, representan muchas veces una oferta residencial informal para los recién llegados. Hacen de arrendador, alqui-lan habitaciones en pisos compartidos cuando el mercado formal de vivienda es inadecuado al tipo de demanda. Los inmigrantes no tienen siempre una situación judicial y administrativa regularizada, muchas veces no tienen recursos económi-cos suficientes y un estatus laboral precario, cuestiones que reducen sus posibi-lidades para acceder a una vivienda normalizada. De manera general, tuvo durante sus primeros tiempos en España bastantes problemas para encontrar un alojamiento digno y un trabajo estable; antes de instalarse definitivamente en Madrid, trabajó en servicios a domicilio en Cádiz donde vivía en casa de su empleador. Por lo tanto, durante esta temporada de inestabilidad laboral y residencial no pudo traer a sus hijos de Bolivia

“- Es que he llegado a Madrid y de ahí pues... no me he podido, un año

nos hemos movido juntos, no conseguíamos trabajo, nos hemos ido a

Cádiz, hemos trabajado como un año y de Cádiz me ha tirado nuevamen-

te. Los dos, porque eran 16 habitaciones, tres salones grandes y una co-

cina y un patio, que los dos no podíamos acabar la limpieza nunca, en-

tonces un año he aguantado porque justamente ha habido una regulari-

zación ese año, me he ido a sacar papeles…”

Aquí vemos de manera clara de qué manera la inestabilidad económica afecta directamente la estabilidad residencial de una persona y las consecuencias que tiene en el desarrollo social y personal de esta persona, inmigrante recién llega-do por añadidura. En el año 2000 decidió traer primero a su hija mientras vivía todavía en una habi-tación alquilada. Fueron momentos muy difíciles en términos de convivencia, compartían piso con desconocidos que tenían hábitos de vida muy distintos, par-ticularmente difíciles de hacer corresponder con las necesidades de tranquilidad y de sueño de una joven adolescente.

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“- Se emborrachaban los viernes en el piso, no te dejaban dormir, amane-

cía y pues por favor, quiero dormir, pues es mi casa y puedo hacer lo que

quiera. Lo pasaba fatal, creo que ninguno de los que viven aquí se queja-

rán de mi de esa manera, pero es que lo pasé fatal, si esa casa tiene pro-

blemas, prefería como una gitana, perdona que te diga, coger mis cosas y

buscarme otra casa, pero en esa casa tenían otras manías también, de

que me robaban, comían mis cosas, otra vuelta a otra casa, es que lo he

pasado fatal.”

Conflicto con la hija Hay que destacar también los problemas relacionales que tuvo con la hija, cuan-do convivía con ella en un piso compartido, antes de la llegada del hijo mayor. Estos conflictos nacieron a raíz de la actitud rebelde de la hija que con quince años no quiso seguir su escolaridad. Para la entrevistada, no cabía duda, o es-tudiaba o empezaba a trabajar, porque no podía permitirse pagar la matricula del colegio concertado sin que acudiera a las clases. Las discusiones se endurecie-ron cuando interfirió una prima paterna que ofreció a la hija ir a vivir a su casa en Vallecas. A partir de allí fue una acumulación de amenazas, discusiones y de-nuncias que derivaron en un juicio.

“- Directamente la llamé a ella y le dije, te voy a hacer una denuncia por

llevarte a mi hija. Ellos más bien me habían hecho la denuncia por malos

tratos. He tenido un juicio grande con ella, la chica, o sea, la prima esa

porque le convenía quedarse con mi hija para que le cuidase los hijos y a

la vez no estudiaba. Y así ha sido.”

La prima luchó para quedarse con la hija, entonces menor de edad, porque le ayudaba a cuidar a sus hijos; además la utilizó para que siguiera con la denuncia adelante…

“- Ha hecho ir tres veces al juzgado. Y yo llorando a mi hija, porqué haces

esto con tu mamá, que nada, que no me voy a tu casa, al final me enca-

priché, ella con abogada gratuita, yo 300 euros que me he gastado en

cada juzgado que iba, pues para al final pues ha desistido ella misma.

Dice, ya no voy más, pero seguía con la chica viviendo, porque la chica le

gustaba beber sábado y domingo, yo preocupada, he apelado ahí, he di-

cho que si no quiere estar conmigo que se va a la Comunidad de Madrid,

porque es menor de edad, ahí ha estado con psicólogo otra vez, que no

quiero que mi hija esté con esas personas ni salga con esa influencia, de

esa manera, pues servicios sociales me ha dicho que si le vas a mandar a

la juez , a la CAM , déjala, que aquí a los 18 años ya son mayor de edad

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y le falta pocos años, digo bueno, qué voy a hacer, la he dejado, pero una

rabia, ya cuando llegó mi otro hijo que me traje, empezó con la hermana,

le llegó a traerla, la llamaba a la hermana, que venía la chica con el her-

mano, salían juntos, ha empezado a llevarse bien los dos. La chica no te-

nía ganas de regresar, le gustaba la libertad, ha dejado el cole que ha de-

jado todo, que no era feliz porque su madre tenía todo, pues tenía que

pedir permiso para tomarse un vaso de leche, pero no le daba la mujer

esta.”

Estos acontecimientos no sólo supusieron grandes heridas afectivas para la pro-tagonista también complicaciones financieras por el pago de los juicios. Sin em-bargo, cabe señalar de manera positiva las habilidades que ha mostrado para llevar a cabo, por un lado el contencioso jurídico y, por otro, el conflicto familiar poco después de la separación. Puesto que estos conflictos perjudicaron grave-mente la salud de la hija que sufrió anemia y anorexia; buscó ayuda en servicios sociales y consiguió apoyo psicológico, donde, sin embargo nunca acudió su hija. Otra vez ha mostrado tener grandes recursos personales y fuerza de volun-tad para intentar solucionar sus problemas, siempre con el objetivo de conseguir el mayor bienestar para sus hijos. De cualquier modo, hay que esperar la venida del hermano mayor para que “el orden vuelva en el hogar”; como enunciamos más arriba el hermano actúa como catalizador de los conflictos, por eso controla las libertades de su hermana. A partir de este momento la relación mejoró, aunque la hija no quería volver a vivir con su madre; porque había empezado a emanciparse y a trabajar, iba y venía a casa de su madre. Hoy en día su hija trabaja de camarera y cuando puede ayu-da económicamente a su madre o bien es su madre que la ayuda cuando no puede pagar el alquiler de su habitación: igual que su madre, la hija no tiene conciencia del concepto de ahorro y administra su economía sin pensar en el futuro, sin prestar atención al gasto diario. Convivencia con los hijos mayores Volviendo al momento en el que la entrevistada trajo a su hijo mayor de Bolivia a España, la situación residencial mejoró relativamente, encontró un piso donde vivió dos años con su hija y su hijo mayor; tenía el contrato a su nombre, lo que suponía más seguridad, pero también más complicaciones de diversa naturale-za. En éste, era la arrendataria de la casa: tres habitaciones, una para su hija, una para su hijo y la última subarrendada para cubrir los gastos. Más tarde deci-dió meter a otro inquilino más, es cuando aparecieron problemas mayores ade-más de las complicaciones debidas a una convivencia forzosa. A sus importan-

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tes problemas de dinero se sumaron problemas de salud, de diabetes, que dura-ron hasta el nacimiento del cuarto hijo. A partir de ahí es cuando decidió avalar a su amiga y compró la casa en la cual está viviendo actualmente. Desde el comienzo de esta etapa residencial ha ido acumulando nuevos problemas y disgustos que están formando nuevas condi-ciones de vulnerabilidad. Otra vez su exceso de confianza en el otro le ha lleva-do a sufrir experiencias tramposas. Precariedad económica y laboral, el trabajo como penitencia… Está pluriempleada pero no consigue ganar un sueldo suficiente: trabaja horas extras en una parroquia haciendo la limpieza y en un Centro de día geriátrico el resto del tiempo. Su vida laboral es muy acaparadora y no le deja descansar, especialmente por lo difícil que resultan ser sus tareas con las personas mayo-res. Además no ha sabido desarrollar las herramientas adecuadas para expulsar toda la carga nerviosa y emocional que acumula a lo largo de una jornada de trabajo. Se esfuerza mucho por lo que hace y habla de su trabajo con orgullo que ha conseguido mediante esfuerzos personales importantes dado su capital educativo. En Bolivia terminó el colegio pero tuvo que dejar los estudios a los diez y nueve porque estaba embarazada de su primera hija. Al nacer la niña, empezó estudios de contabilidad, pero después de un semestre su marido le impidió seguir para quedarse en casa con la niña. Su situación laboral y económica es precaria y no le permite responder a sus necesidades básicas, por lo cual precisa de instituciones de ayuda social para cubrirlas. Está altamente endeudada por los gastos de la hipoteca y está alquilando las habitaciones de la casa sin haber, previamente, fijado el pago de los gastos en-tre todos los inquilinos, dado que tiene que hacerse cargo de todo el manteni-miento de la casa. De un lado, tiene claras dificultades económicas casi insolu-bles y, del otro, no tiene un concepto racional de cómo administrar la economía familiar. La fragilidad de su gestión económica está reforzada por una cuestión de calendario, cobra su salario y paga la mensualidad de la hipoteca en fechas distanciadas. Por otra parte, la nómina de la amiga con quién compró inicialmen-te el piso está domiciliada en una cuenta que está a nombre de las dos, como consecuencia puede sacar dinero sin que la entrevistada pueda tener un control absoluto en los movimientos que se realizan. Por último, los inquilinos de la casa no tienen un estatus oficial, por lo tanto, cabe la posibilidad de impagos de alqui-

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leres sin recursos legales en mano de la arrendataria; de hecho, recuerda haber sufrido varios engaños con otras personas cuando era ella la inquilina, trapicheo en la cuenta bancaria, además de violencias físicas. La mejora de su situación económica parece ser la condición sine qua non de salida de su condición de vulnerabilidad, por lo menos es lo que le permitiría re-crear las condiciones materiales básicas de una vida más segura. A pesar de tener conocimientos sobre sus derechos, oportunidades existentes y capacidades, en cuanto a la búsqueda de empleo o saber rodearse de las ayu-das adecuadas, existen límites ajenos a su determinación que le impiden mejorar su situación. A pesar de su fuerza de voluntad para trabajar más duro, se enfren-ta a sus obligaciones del hogar que no podría delegar por cuestión económica en particular; no puede dejar solos a los niños pequeños cuando sale del cole-gio, lo que le impide trabajar por las tardes o los fines de semana, mientras que representaría la aportación necesaria para terminar el mes sin acumular más deudas.

“- Ahora que tengo el horario de una hora por la mañana de, a partir de

las nueve a tres y como yo dejo a las ocho, para estar ocho y media en mi

trabajo, me han subido a sesenta y seis, y eso nadie me ayuda, esto ten-

go que pagarlo yo, porque el Ayuntamiento, es de la Comunidad la guar-

dería…”

“- Estoy buscando trabajo en la tarde si me sale otra cosa, pues…”

Es un círculo vicioso, porque si tuviera dinero suficiente pagaría una persona que cuide de sus hijos y trabajaría más.

“- No me importaría pagar 150 ó 200 de cuidar la tarde de este y ya saca-

ría un poquito y ya estaría más desahogada. Por eso ayer mismo me metí

en Internet, ahí, que me conocen y pues a, para mandar curriculums, a

ver si me llaman o algo, porque en las residencias he metido y el proble-

ma de residencias es sábado, domingos y festivos, esos días hay gente

que no quiere trabajar tampoco, a los hermanos les dejo, a este sí la chi-

ca no trabaja, viene a quedarse con él. Al chico, también le dejo, pero es

que ya hay que tener cuidado con él, ahora pasado el tiempo a este le

quiere más que al otro, pero he notado de que es muy bruto.”

Además de todo esto, es víctima de abusos y engaños por parte de su emplea-dor que no le paga todas las horas extras que trabaja. Otra vez es víctima de su devoción sin restricción hacia los demás, a dar de si misma sin tomar la distancia adecuada para protegerse de los avatares que le reserva la vida: engaños,

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trampas, discriminaciones, racismo… sobre todo, da la sensación de no apren-der nada de estos sucesos.

“- Porque a mi me gusta trabajar, pero que me lo paguen, porque no soy

tonta y sé cuánto es mi sueldo y cuántas horas tengo apuntadas, las ex-

tras y las veinte horas que he hecho no me han pagado ni un céntimo y

sigo arrastrando, la próxima voy a la oficina y entonces como es tan lejos,

en Bilbao, pues claro, a veces no voy si de tres, cuatro meses, llevo esto,

que tengo que ir a pedir guantes, los mandan a domicilio las nóminas y ya

me planto, pues ya no trabajo más las extras, hasta que no me paguen.

Que las extras las pagan a 6,75 la hora y fíjate que son sábado y domin-

go, es más agobio, personas que no se movilizan, que tienes que alzar-

los, bañarles, darles de comer, es un trabajo más duro todavía, he dicho

que no voy a hacerlo más, ya me cansé de ser tonta, les dije, como so-

mos mil y algo en la empresa y todas, si una no quiere, otra lo hace, así

nos van encajando. Otras nos anotamos mal y luego tiramos el papelito o

nos olvidamos de ese día que hemos trabajado, entonces pasan de ello,

pues ya como yo soy de otra manera, que me apunto, aunque sea en un

papelito, fecha hora y día, y me lo guardo y cuando al otro mes cobro y

hago una comparación y no veo horas extras, digo, aquí me falta porque

he hecho tantas horas y tendría que tener tanto y de esa manera, pues

con los 600 euros.”

Es originaria de un país que padece de una pobreza que se denomina integrada, es un tipo de pobreza que remite más bien a la cuestión social de la pobreza que a la de la exclusión social como se trasluce en su situación española. La pobreza integrada tiene dos características principales: es un tipo de pobreza que se reproduce de generación en generación, sin casi otra posibilidad de futu-ro. Los afectados tienen entonces recursos para afrontarla y sus efectos se amortiguan en parte gracias a la familia (definición amplia de familia que abarca no sólo a las personas que viven bajo el mismo techo, sino también la red de parentesco ampliada). En Bolivia, nuestra protagonista evolucionaba en un con-texto mayoritariamente pobre, donde se articulaban otros recursos sociales para responder a sus necesidades: un modelo de regulación familiar llamado sistema de solidaridad familiar. Su recorrido migratorio se caracteriza también por ese desplazamiento en la es-cala de las tipologías de pobreza: ha cambiado de estatus en el seno del núcleo familiar, de miembro secundario ha pasado a ser protagonista y responsable de todo. Además, al llegar a España, se ha encontrado con una cultura del riesgo, empapada de un principio de precaución omnipresente, es decir, que ante una realidad social cada vez más compleja, la ausencia de certidumbres lleva a

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adoptar medidas efectivas para prevenir riesgos de perjuicios; al contrario, la forma de vida y gestión familiar de la entrevistada responde más bien a una cul-tura del dinero presentista, es decir, que no conceptualiza las necesidades del futuro a medio o largo plazo. Por ejemplo, se observa la falta de percepción del concepto de ahorro, ya que, entre otros ejemplos cuando manda aportaciones a su madre en Bolivia no lo considera como el resultado de un ahorro. Además de indudables capacidades para encontrar trabajo o diversas ayudas sociales, aprovecha sus fuertes habilidades sociales que le permiten manejarse en esa realidad social; pero tiene quizás menores habilidades intelectuales que pueden, en determinados momentos, reforzar su trayectoria de vulnerabilidad que podría llevarla hasta la exclusión sin la red de ayuda de la cual se beneficia. El estatus social de la entrevistada en España se coloca en el marco de una po-breza más bien descalificadora; esto se traduce en la angustia que tiene frente al riesgo de exclusión, en cuanto a una escasa participación productiva, una vida social debilitada y, en general, una marginalización respecto a los demás traba-jadores, consumidores, y de manera global, a los demás ciudadanos. En España, como en la configuración de todos los estados europeos, la ciuda-danía está ligada a la nacionalidad, lo que contiene implícitamente los procesos de asimilación. Recién llegada a España, por su condición de inmigrante, la so-ciedad le negaba muchos derechos que ha ido recuperando cuando su situación administrativa-legal se ha normalizado. Su situación se ha regularizado, pero su posición social arrastra todavía muchos estigmas que alimentan su situación de vulnerabilidad y, retroactivamente su estatus en la sociedad de acogida, que aplica restricciones sociales y políticas a una parte de la sociedad de por sí en condiciones de partida desfavorables. En la actualidad, casi en posesión de la nacionalidad española pertenece a la categoría de los excluidos interiores, que por diversas causas no pueden acceder al estatus pleno de ciudadanía: pertene-ce a una especie de subclase compuesta por los más vulnerables (parados, gru-pos étnicos marginados pobres e inmigrantes)1. Su vida es un balance continuo entre la exclusión y la inclusión, estar fuera o estar dentro de la normalidad social. Esta situación se ilustra a través de su ines-tabilidad residencial y social. Dificultades para integrarse socialmente, en primer

1 "La ciudadanía, o es un proyecto universal, o es una penosa cobertura del privilegio [...]. En reali-

dad, nunca estará completa sino cuando exista como ciudadanía mundial. La exclusión es enemi-ga de la ciudadanía". (Jean-François Tribillon CNRS/AITEC). Palabras con un gran contenido utópico, pero no por ello menos deseable si la política y la economía recuperan la verdadera esen-cia de su significado, el cual no es otro que construir una sociedad justa.

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lugar en la sociedad española, sociedad de acogida, luego en la ciudad de Ma-drid escenario de su (re)construcción personal y social. Evaluar el nivel de su integración social pide que se planteen dos ideas: de un lado, la percepción que tiene la persona entrevistada de sí misma respecto al resto de la sociedad, ¿se siente ella seleccionable por la sociedad de acogida? De otro lado, si al examinar su realidad social podemos considerarla como que ha sido seleccionada por la sociedad normalizada. En realidad, acumula desventajas y habilidades sociales que alimentan un feed-back constante entre el alcance de una vida normalizada y la exclusión cuyo eje es la vivienda. Está inmersa en una espiral de vulnerabilidad, tanto residencial como social, emocional y afectiva., de la que es consciente.

“- Estoy en un precipicio, si caigo, caigo en el fondo.”

Tiene habilidades personales que ha aprovechado para lograr, relativamente, su integración en la sociedad española. Además de haberse beneficiado de una regularización administrativa, muestra señales de integración en su entorno di-recto. Tiene confianza en las Instituciones como aparato de apoyo social, no sólo por ser su único recurso, sino también por el crédito que le asigna su capacidad de amparo frente a su vulnerabilidad para aliviar su situación de precariedad. Ha superado las primeras etapas de su recorrido migratorio, cuando su única fuente de apoyo social lo encontraba, en principio, en su red social informal de compa-triotas. El hijo mayor también parece haberse adaptado bien a su nuevo entorno social; tiene amigos de diferentes nacionalidades, españoles, bolivianos, etc. El único temor para su madre es que se haya integrado en el barrio mediante bandas delictivas. Su concepto de familia Por último, el círculo familiar es para la protagonista de este relato el último re-ducto al cual se agarra porque lo demás escapa a su control, o por lo menos no le ve salida hasta ahora. Estar sola con sus hijos, con escasos recursos económicos y apoyo afectivo a su alrededor, se convierte más bien en un indicador de fragilidad: las dificultades que presentan las cuestiones prácticas y funcionales de la vida cotidiana, pue-den verse agravadas al no tener el apoyo cercano que implica la convivencia más o menos extendida.

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Su concepto de familia es determinante para entender sus mecanismos de de-fensa frente a las dificultades que la arrastran. Dentro del núcleo familiar, ella juega un papel más bien difuso; por un lado el modelo cultural y educacional que ha interiorizado le lleva a tener una autoestima baja como madre, en su relación con sus dos hijos mayores en particular. A raíz de los conflictos que ha sufrido con su hija y luego con su hijo mayor, se percibe cierta desubicación en su papel de madre. Se enfrenta constantemente a la contradicción, al estar dividida entre el senti-miento de rechazo de su situación matrimonial pasada y la satisfacción de haber conseguido su emancipación como persona, a pesar de no tener un concepto claro de sí para sí; conciencia de tener una identidad y un rol propio en la socie-dad sin la presencia del marido. Sus apoyos: red institucional, informal y espiritual La red de apoyo y ayuda social de la entrevistada se ha formado gracias a sus recursos personales y capacidad de lucha para conseguir mejorar las condicio-nes de vida de sus hijos. Puede apoyarse relativamente sobre su red de amistades y, en cierta medida, sobre su núcleo familiar; puede contar sobre una amiga ecuatoriana que la ayu-da con la casa, porque es propietaria desde hace cuatro años y está más estable económicamente; tiene además otros amigos, antiguos inquilinos que vienen a visitarla incluso le prestan puntualmente dinero. Personalmente la única herramienta que tiene es su capacidad de resignación

ante las adversidades, le ayuda como lo hace la religión y su fe en Dios; muchas veces se refiere a la justicia divina que apoya su capacidad de resignación. Piensa que su destino como el de sus parientes está en manos de Dios, lo que le proporciona fuerza de voluntad para seguir adelante y le ayuda a superar las dificultades de la vida. Su espiritualidad no reviste un carácter dogmático ni se apoya en una Iglesia en particular. Se materializa más bien en su forma de abordar la vida y a través de sus relaciones sociales, de tal manera que se realiza personalmente mediante la expresión de su generosidad y la posibilidad de ayudar a su prójimo.

“- Dios todavía no me ha matado, yo sigo todavía viviendo y peleando pa-

ra adelante. Que si Dios ayuda voy a salir para adelante…”

“- No, no es que voy a rezar, es que me gusta compartir con ellos, estar

con ellos, hablar, pero hay personas que cuando son muy católicas discu-

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ten, nosotros somos protestantes para ellos, pues los evangélicos y lo

único que les digo, es que como si me dices, eres negra y yo blanca, pe-

ro todos tenemos un Dios y yo no digo pues sigo siendo la misma y voy a

seguir... la misma persona, si tengo a mi alcance, de colaborar y el resto

como el caso de ellos, que hace nueve meses que han llegado, tienen

dos niños, no tienen papeles, entonces pues yo siempre digo a la chica, si

yo tengo vamos a compartir y si yo no tengo pues no y así.”

Esa espiritualidad le concede la virtud de querer siempre ayudar a los más des-favorecidos incluso a los desconocidos; de hecho, su relación con la Iglesia, indi-ferentemente evangélica o católica, no es tanto por creencia a ciegas en la insti-tución sino un medio y un espacio para poder compartir, estar, hablar con los demás…

“- No, porque para mi, yo pues por más que lea Biblia y todo, para mi no

hay más que un sólo Dios, pues sea católica, siempre ha sido mi meta,

que todos tenemos un sólo Dios, como decir, mi forma de pensar, es decir

de que por más que seamos, te llames tú, por decirte Nancy, él Josua y

yo Irma, que ellos son católicos y tienen su forma de ser y nosotros tene-

mos de otra manera, pero seguimos llevando, no hablaremos de la Biblia

porque la católica no lee la Biblia, pues hay pasajes que sí lo tienen pero

yo por qué tengo que decir esta iglesia es así, también tengo amigas, que

yo tengo de todo, que yo nunca he dicho jamás, que si eres católica no

puedes estar conmigo, siempre he dicho que vengan a casa, a estar un

tiempo, si veo en la calle, a gente que son de mi país y no les conozco, sé

que son de mi país que veo el pasaporte y todo, que E. siempre me dice,

no seas tonta, que los meto en mi casa, que duerman en el sillón, porque

les he encontrado en la calle que no tienen dónde ir, les dejo que se que-

den una semana para acomodarse de trabajo de interna para que puedan

desenvolverse y siempre me dice, pero hasta cuándo, no vas a aprender,

es que no somos todos iguales, Irma. Ya lo sé pero yo confío en ellos,

aunque pues esto del tiempo, pues confío y hasta ahora no me ha pasado

nada…”

Sin embargo, esa generosidad se basa sobre todo en un exceso de confianza que en su recorrido le ha perjudicado muchas veces, tanto a través de engaños, trampas como robos y violencias. Finalmente, es en las personas de Cáritas con las que tiene realmente total confianza, con quien puede hablar y desahogarse de sus problemas.

“- Siempre les encargo, les digo a todos, a mis hijos, si algún día me pasa

algo lo 1º que tienen que hacer es llamar a A. y a E. y a G. para que ellos

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les puedan ayudar, no sé, pueden pasarme muchas cosas, a este paso

que tengo, digo, me tengo que prevenir, les digo, esto van a hacer…”

Cáritas interviene para orientarla en la gestión de sus problemas económicos y le proporciona soluciones para mejorar su situación laboral, les conoció mediante la parroquia; por su parte le ha ofrecido un empleo, le da leche para los niños y otras ayudas materiales puntuales.

“- A mi me ayuda Cáritas, mucho me está ayudando, tengo una tempora-

da que he estado, cuando hacía el curso teórico y práctico tenía un poco

más de sueldo, 900 podía llegar.”

Cáritas la dirigió hacia otras fuentes de ayuda social, le ha acompañado en la construcción de su red formal de ayuda, por ejemplo, la educadora de Servicios Sociales que le ayuda a enfocar la educación de los hijos, otros servicios de la Comunidad de Madrid que le facilitan asistencias económicas para poder cubrir los gastos del hogar, etc. Percepción de futuro Bajo los consejos de su red formal de apoyo aborda el futuro a partir de los si-guientes proyectos, a través los cuales recibe ayuda para conseguir arreglarlos según orden de prioridad: cambiar las escrituras de la casa con el fin de regulari-zar su situación residencial y poder vender la casa cuánto antes, solución más razonada vista su situación económica actual, siempre hasta que consiga mayor sueldo y no tenga deudas. Por otra parte, sanear su situación actual pasa tam-bién por recuperarse emocionalmente y recomponerse personalmente de su pasado de malos tratos para hacer borrón y cuenta nueva. Su sueño, cuando se jubile, es volver a Bolivia donde se imagina poder estar apacible con sus hijos y sobre todo cerca de su madre; a lo largo de su relato, la recuerda con mucha nostalgia y cierta culpabilidad, por haberla dejado sola. Asimismo, como persona inmigrante, sea cual sea su grado de integración en la sociedad de acogida, sufre las consecuencias del desarraigo con su lugar de origen. Sin embargo, vista su situación de vulnerabilidad actual, su futuro a me-dio-largo plazo se centra, probablemente, en intentar superar su problema resi-dencial, económico, etc., aquí en España.

“- Yo sigo adelante… a ver cuánto tiempo lo soporto…”

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HISTORIA 2

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Vivir en una vivienda de integración social La protagonista de esta historia es una mujer española que reside en una Vi-vienda de Integración Social (VIS). Acudió a ella hace un año a través de la in-tervención de los Servicios Sociales del Ayuntamiento a raíz de su separación matrimonial. Si la pobreza es el primer factor individual que afecta la capacidad del hogar a acceder en una vivienda digna, no es el único como lo comprobaremos a través de la lectura de esta experiencia. Su participación en el programa VIS pone de relieve el hecho de que acumule una difícil situación económica con otras situa-ciones, algunas son causa directa de su precariedad económica; factores perso-nales y también externos de vulnerabilidad que dibujan su escenario de vulnera-bilidad social muy focalizado en su problema de vivienda. Los factores de vulnerabilidad son a su vez múltiples; en este caso, se suman frenos a su realización personal y social, tal y como su vulnerabilidad social liga-da a su salud mental, relacionada a su vez, con una ruptura conyugal violenta y no resuelta, la cual ha ocasionado su inestabilidad residencial y desequilibrio económico. Cuando la vulnerabilidad se suma a la pobreza económica, no se puede intervenir sólo desde una acción sobre la vivienda, sino también en lo so-cial, lo educativo y lo sanitario, tal y como lo trata de hacer el programa de Vi-vienda de Integración Social gestionado por los servicios de Cáritas Madrid. El programa VIS Las VIS son un proyecto de Cáritas de Madrid de apoyo a la integración social, dirigido a familias. Dicho de otra manera, se trata de un programa de apoyo so-cial con alojamiento a las familias.

“- La única vía que teníamos porque no había otra, porque claro, si había

ayudas de alquiler, mientras que salía esto pero que no... pero no había

nada, es que la única esperanza era esto, porque era imposible, tampoco,

o sea.” La iniciativa se desarrolla en colaboración con los servicios sociales municipales y utiliza los recursos normalizados existentes en el entorno de su ubicación: es-cuelas infantiles, colegios, centros de salud, escuelas de padres, etc. Además, incluye la realización de distintas actividades de grupo, de acuerdo con las ca-racterísticas de las familias en cada momento. En este caso antes de vivir en la VIS, los hijos estaban ya en un colegio concer-tado en el barrio de Casa de Campo con lo cual no quería cambiarlos de entor-

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no, sobre todo para no afectar al equilibrio de la niña, como se verá en el epígra-fe correspondiente. De todos modos, valora la ayuda y el apoyo esencial que le ofrece el colegio para la educación de los hijos.

“- Al cambiar de casa y tal pero no les he cambiado de colegio, entonces

pues viendo toda la situación y como ella responda, no he visto conve-

niente y de hecho no la veo preparada para cambiarla, esté donde esté,

los seguiré llevando al mismo colegio hasta que vea que ella, pues en

principio de momento, entonces pues el pequeñajo es ya complicado.”

Además su madre vive cerca, en Aluche y le resulta cómodo cuando tiene que recogerles después de clase. Más adelante hablaremos también con más dete-nimiento de la relación que mantiene con su madre en el marco general de su red afectiva y de apoyo. El objetivo principal de las viviendas de integración social es el de facilitar un lugar adecuado para la atención a familias en dificultades, carentes de vivienda y con hijos menores que, además de alojamiento, precisan apoyo social. Es un recurso de intervención que recoge la vivienda como espacio adecuado de con-vivencia para recuperar y reconstruir socialmente a las personas que carecen de herramientas psicosociales. Las VIS tienen diferentes tamaños, están adaptadas a las necesidades de cada familia y la estancia media prevista es de seis a doce meses, aunque en algunos casos se puede prolongar hasta los dos años. Las familias beneficiarias de estas viviendas realizan una aportación económica en concepto de alquiler y gastos de suministros; de esta forma se consigue una implicación y compromiso en el proceso de integración del cabeza de familia.

“- Pagamos un fijo mensualmente que son ciento treinta y cuatro y luego

agua fría pues que son cinco euros, pues luego calefacción, electricidad y

agua caliente (…) el de agua fría es el único fijo y el alquiler, el resto son

según consumo (…). Ahora, por ejemplo pues no hacemos gasto casi pe-

ro en invierno se nota muchísimo…”

“- Claro, hemos bajado algo y luego ya se queda casi en nada, no llega-

mos ni a ciento ochenta euros (…) ni a ciento sesenta, ciento sesenta y

uno andamos por ahí, sobre estas fechas bajamos de gastos bastante y

puedo ir más holgada.”

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De momento, la entrevistada puede contemplar su situación residencial positi-vamente, visto que se beneficia de cierta estabilidad en su vivienda puesto que representa un gasto razonable y de acuerdo a sus recursos económicos (coste social y económico). El problema reside en la siguiente etapa, ya ha cumplido un año y sólo le queda uno más, después tendrá que buscar un alojamiento por sus propios medios pecuniarios y recursos personales.

“- Muy bien pero son dos años lo que puedes estar y dada la situación, yo

tampoco puedo ahorrar. Entonces, pues es un problema de lo que me

encuentro, que no puedes ahorrar para en el momento de la salida, bue-

no, a lo mejor puedo ahorrar para una entrada, pero una entrada de alqui-

ler, claro.”

“- Porque a venta no puedo acceder, alquiler con este sueldo tampoco

podría realmente...”

“- Si, pero luego... la hecatombe sigue viniendo, porque con los ocho cien-

tos euros que estoy ganando y los pisos están sobre seiscientos el míni-

mo que no sé, lo de los seiscientos ya casi setecientos, pues me quedarí-

an cien euros, no podría hacerlo.”

Sus medios pecuniarios no le permiten acceder a una vivienda normalizada del mercado formal de alquiler o de venta, por lo tanto su aportación mensual resi-dual la prepara progresivamente al compromiso que representa la gestión pre-supuestaria futura del hogar. Esta vivienda es el espacio que le debe servir para desarrollar suficientes herramientas para ser capaz de afrontar las dificultades que le reserva una vida independiente. En la actualidad, se beneficia de una cierta estabilidad, pero con fecha de caducidad, a corto plazo, que no le permite ahorrar y prepararse para el futuro, por lo menos económicamente. El programa de integración social desde la vivienda promueve la normalización de la vida familiar, la prepara para el momento de la transición a otra vivienda y le enseña, paso a paso, un modo apropiado de administración de la economía familiar. Sin embargo, no abarca todos los aspectos de su situación de vulnerabi-lidad, la integralidad de la intervención pasa por un trabajo conjunto de las distin-tas entidades sociales para fomentar también la autoestima, las relaciones fami-liares, la inserción laboral, educativa y social de la unidad familiar. La casa es de una habitación donde duermen los niños cada uno en una cama y la entrevistada duerme en un sofá cama en el salón. Así se encuentran muy con-fortables nos dice, “independientes”, acordándose de las condiciones extremas

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de convivencia que han sufrido antes de encontrar esta última casa. En la casa anterior dormían los tres juntos.

“- Pues fue horrible todos ahí, pues llegar aquí y decir no, vosotros aquí y

yo ahí, claro, la mayor, pues claro, me ha costado mucho... en ese tema.

Y luego pues espero en un futuro que no tengan que dormir en la misma

habitación.”

“- Ni siquiera me preocupa eso, llega un momento en que como llego tan

cansada, ya te digo, pues vamos, tampoco es necesario con el ritmo que

llevamos de vida, pero si con ellos más que nada para que no sean de-

pendientes a la hora de dormir, cojan hábitos independientes y no se mo-

lesten, no molestar al otro, si uno tiene que estudiar, más que nada por

ese motivo, en beneficio de ellos, pero bueno, que tampoco creo que

haya problemas por dormir en la misma habitación, pero que considero

que tienen más beneficios.”

Comparte mucha angustia cuando trata la cuestión del alojamiento. Está vivien-do al día y con muy poco margen de proyección en su futuro residencial que no tiene aún mucha salida. Tampoco retrocede mucho en su vida pasada porque muchas cosas no le parecen confesables; de manera casi general elude las pre-guntas que intiman o solamente soliciten algún tipo de introspección: en términos de alojamiento y sobre todo emocionalmente respecto a sus relaciones familiares y con su ex marido, como veremos cuando tratemos dicha relación. El obstáculo de su situación laboral Uno de los ejes principales de su vulnerabilidad está en la calidad de su situa-ción laboral actual y en los obstáculos a los cuales se enfrenta a la hora de en-contrar una solución de mejora. A través de esta variable material encontraremos el punto neurálgico de sus dificultades que influyó y sigue causando lastres en su recorrido vital. Está encerrada en una espiral de precariedad de la cual tiene que liberarse para poder mejorar su situación personal como madre y, sobre todo, como mujer fren-te a su responsabilidad familiar. Trabaja ocho horas pero no gana el dinero que le permitiría cubrir todos los gastos y acceder a una vivienda normalizada; no obstante no consigue un trabajo con mayor sueldo que sea también compatible con sus obligaciones del cuidado de sus hijos. Lleva un año y medio buscando una situación laboral más estable y fructuosa.

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Actualmente tiene dos empleos, es decir dos medias jornadas, pero que resultan ser insuficientes para cobrar un sueldo digno. Por la mañana, trabaja en servicio doméstico, trabajo que realiza sin protección social y por la tarde tiene una no-mina por cuatro horas de trabajo en el sector de la hostelería, que ha encontrado mediante una agencia de empleo del ayuntamiento.

“- La que aporto soy yo a mi y a los niños y a mantener como puedo, es

complicado porque encontrar algo de mañana compatible con ellos es

como misión imposible, pues dos empleos, uno de media jornada y otro

de media jornada, pues que no te ayuda porque ahora la situación tam-

poco, en cuanto a sueldos no han subido mucho, creo que se han mante-

nido desde que yo dejé de trabajar hasta la fecha, pues no han subido

en absoluto y la vida sube y mantenerlo pues peor todavía.”

“- Los sueldos son demasiado bajos, de seiscientos euros, que vamos,

que casi me quedo como estoy, al menos.”

“- Sí ni aún así llego y puedo vivir porque estoy en este piso, puedo llegar

a los gastos, aunque a la comida llegue en parte, ya no cubro tanto con

mi madre, sino que ella me ayuda a mi, pero intento quitarla el máximo

posible, pero si no sería imposible, para nada.”

A los gastos de la casa, a pesar de ser escasos, se suman cien euros de colegio por los dos niños. Antes de tener los dos empleos a la vez no podía cubrir ni los gastos más básicos como la comida diaria de sus hijos. Afortunadamente, se ha beneficiado de la ayuda de su madre hasta hace dos meses que ha encontrado el segundo empleo. Antes de conseguir este empleo tuvo que pasar por un curso de cuatro meses de hostelería impartido por el INEM. Esta temporada le permitió ganar en habili-dad y seguridad en sí misma después de años sin trabajar cuando estaba casa-da.

“- Y antes conseguí otro, pero como llevaba tanto tiempo, tenía como

miedo después de tanto tiempo, digo, no me acuerdo de nada y decidí

coger lo primero que fuera para coger soltura y si iba mejor, pero no fue

bien pero cogí soltura, me dio más fuerza y ya me metí aquí.”

Su falta de experiencia laboral le generó mucha angustia, obstáculo que fue su-perando progresivamente; esa falta de confianza se ha ido formando durante mucho tiempo en su recorrido vital durante la convivencia con su ex marido

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cuando estaba apartada del mundo laboral y en un proceso de aislamiento en el que se ha visto involucrada. Recorrido residencial a raíz de la separación Se ha separado de su marido hace dos años, desde entonces padece con sus hijos una situación residencial más bien inestable, fruto de un desequilibrio emo-cional y de la precariedad de su situación laboral y económica para mantenerse. Antes de la actual casa estuvo viviendo con sus hijos en un piso pero que tuvie-ron que dejar al año porque estaba en proceso de desahucio. Ella y sus hijos convivieron malamente con una familia ecuatoriana con tres ni-ños durante dos meses. No eran condiciones adecuadas de convivencia, sino más bien conflictiva entre dos familias con niños a cargo que no se conocían a

priori; además la otra familia es la que tenía el contrato a su nombre, lo que pro-vocó situaciones de inestabilidad e inseguridad importantes para la familia. Además de las dificultades para compaginar dos formas de vida opuestas en términos de horarios y costumbres socioculturales, se enfrentaron también a cuestiones de usos de la casa que incidieron en los gastos compartidos; que no supieron repartir equitativamente, cosa tampoco fácil en un contexto de convi-vencia no elegida y arbitraria.

“- Me dijeron a los quince días que me fuera, que me daban quince días

para buscar otra cosa, estar cállate, pero era verdad, pero me obsesioné

porque no había otra salida, es que nos vemos en la calle, claro, entonces

pues realmente no, es que ellos con sus hijos, tienen otras costumbres,

son más nocturnos y fue horrible.”

“- Luego me dijeron que no hacía falta que me fuera, ya me quedé más

tranquila y luego pues empezaron los problemas con los gastos, pues a lo

mejor noventa de gas, gastos muy elevados de la factura y ahí ya mal y

cuando salió lo del piso dijeron que les tenía que pagar por adelantado y

claro pues ... era bastante caro y les dije que no, porque una semana an-

tes de contarles, pues dijeron que no, porque el coche pues que si lo po-

día, pues para el metro y ahí pues muy descentrados, era otra forma de

vida, aparte, pues muy horrible, mucho grito, muy nocturno y... horrible.”

Su angustia ante el futuro residencial de su familia está potenciada por el miedo a tener que volver a vivir una experiencia tal, así compartir piso es una posibili-dad que rechaza firmemente.

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“- No, no me atrevería, porque ha sido negativo, vamos, en parte, y a mi

sola no me importa, porque no tengo problemas, pues pero he llegado a

estar en pisos, pues a las ocho me iba y no volvía a aparecer hasta las

nueve, pues estudiando, trabajando, pero con niños no veo que sea lo

adecuado. Porque son muchas cosas a las que se exponen y aparte ma-

dre soltera, todavía menos, pues desconocidos para compartir, pero bue-

no, no me arriesgo, es que prefiero casi irme a casa de mi madre que es-

tar encerrada, que mi hermano vino a por las cosas, encerrada, con un

miedo atroz, porque cuatro tíos sudamericanos ahí fuera diciendo que no

me iba a llevar el coche, pues esto con estas cosas que dices, me tiran

por ahí y no, no vuelvo a pasar por esto y pues la ropa, la comida, pues,

mi madre me ayudaba y (los niños gritan mucho) y se han aprovechado

de ti, sabiendo que tienes problemas, ¿sabes?... pues no, no lo haría,

vamos, todo lo contrario, apoyarse, pero no... a mi no.”

Es después de esta experiencia conflictiva cuando llegó a ponerse en contacto con la trabajadora social que les orientó hacia el programa VIS y en su búsqueda de empleo. Además de lo enunciado anteriormente sufre aún las heridas del maltrato recibi-do en su infancia que se han ido acumulando a las heridas del maltrato recibido por su ex marido. Son su bagaje de vulnerabilidad que debilitan sus capacidades para afrontar su situación actual. Esta vulnerabilidad viene reforzada por el desequilibrio emocional que sufren también los hijos, en particular la hija, después de la separación con el padre. Recordamos que es la ruptura conyugal lo que ha llevado a la entrevistada a tener que cambiar de casa con las dificultades que acabamos de comentar. La situación residencial que padece, en este momento, es el reflejo de lo que no puede afrontar y que repercute en la seguridad de toda la familia. Salud mental del núcleo familiar Como lo formulamos anteriormente su hija ha sufrido, especialmente, la separa-ción de sus padres y todavía tiene secuelas por la situación traumática vivida durante años. Junto con la hija acuden a terapias de apoyo de salud mental; confía en la recuperación emocional y superación de su hija, la siente fuerte y confía en la red de apoyo con la cual está siempre conectada: colegio, trabajado-ra social, Comisión de malos tratos, Cáritas… La madre decide dejar de acudir a la terapia porque quiere salir de esta situación sola, no quiere verse obligada a confiar en nadie más. Por lo tanto, su situación

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emocional como mujer parece esconderse detrás de su rol de madre. Se pone ella misma al margen y todo lo concentra en la educación de los hijos, pero siempre a través del filtro de la angustia de la posible presencia en día de visita del ex marido. Asimismo su trabajo es un reto por el cual ha luchado mucho, es lo que le han prohibido realizar durante la convivencia con su ex marido, ahora le dedica mu-cha energía para autoafirmarse, quizás también como para olvidarse de todo. Después de su jornada laboral y después de las tareas del hogar no es capaz de dedicarse tiempo ni para el ocio ni para nada personal, fuera del cuidado de los hijos. Toda su devoción está dirigida a los demás y a asuntos ajenos a su bien-estar personal, en nombre de su independencia más bien sinónimo de encierro afectivo más allá de sus hijos.

“- Fui y de hecho seguimos yendo, vamos a la comisión para investiga-

ción de los malos tratos, yo estuve recibiendo terapia y A. sigue, antes es-

taba individual y ahora está en grupo y sí recibí, ahí fue en el proceso de

baja autoestima, ahí sentándote las bases de a salir tú un poquito, pues

estamos en proceso…”

“- Yo fui la que decidí dejar la terapia, aparte que me encontraba mejor,

aparte porque estar dependiendo de una persona para salir adelante, qui-

se desligarme y probar cómo me iba sola, a pesar de que tengo apoyo

aun cuando tengo problemas, principalmente con ellos, pues me indican

también.”

Los malos tratos, una brecha abierta El maltrato del cual ha sido víctima sigue persiguiéndola en la actualidad y no le permite reconstruirse como persona, mujer y madre. Se detecta en la forma que tiene de relatar los sucesos, sobre todo de eludir o no saber contestar a determi-nadas preguntas durante la entrevista. No está preparada para contar su expe-riencia, de hecho da la sensación de no querer hablar mucho. Pero hasta donde consigue relatar y detallar su historia lo que más nos revela su situación son sus silencios y el no nombrar nunca, ya sea su padre o su ex marido, los que no quiere que existan; se refiere a ellos como “esa persona”. Les despoja del nom-bre afectivo y rol de padre, marido y ex marido. Simbólicamente su vida ha empezado a partir de la separación, ha marcado el principio de su emancipación social a través de su independencia laboral y afec-tiva. A su vez, este largo periodo de su vida le resulta muy difícil superar, puesto

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que tanto administrativamente como psíquicamente sigue presente y forma parte de su cotidianeidad ya que sigue en proceso judicial. La reconstrucción de un espacio apacible de convivencia con sus hijos se com-plica mientras visiten al padre. La niña está todavía en proceso de recuperación y no se sabe la repercusión que esta relación periódica puede tener sobre ella y el hijo pequeño. Teme la irresponsabilidad del ex marido, de su incapacidad a jugar su rol de padre, transmitir la afección adecuada, ni siquiera a responder de las necesidades económicas de sus hijos; el padre no aporta nada de dinero que podría ayudar a la educación de los hijos. Si la situación legal no se arregla, la situación general no podrá mejorar. El apoyo legal se lo ofrece una abogada par-ticular que le procuró una antigua profesora suya del colegio que también paga sus honorarios.

“- Pero tampoco podíamos hacer nada porque no había ni sentencias,

estaba todo en proceso.”

“- La sentencia de embargo (…) de la pensión alimenticia y a fecha de

hoy no ha habido embargo, tengo una sentencia pero no tengo nada, en-

tonces el denunciar otra vez, no voy a conseguir nada, si lo anterior no lo

he conseguido, no consigo lo de ahora, entonces estamos a ver si consi-

go estos 3 meses para poder denunciar, que ahora.”

Este escenario le inestabiliza aún más, ya que se siente engañada por un siste-ma judicial que no responde a sus prerrogativas como víctima, madre maltratada con dos niños a su cargo. Está perjudicada por los dos lados: su ex marido sigue presente en su vida por tener derecho de visitas y, a pesar de tener la obligación de pagar una pensión alimenticia no lo hace. Asimismo, salió del juicio más afec-tada que antes víctima de maltrato institucional: por la actitud del propio juez que la juzgó en su papel de madre y de mujer en vez de tratar de comprender su estado mental y emocional de persona maltratada. El tema de malos tratos no pesó nada en el balance de la sentencia, a pesar de haber puesto denuncias al respecto. Al contrario, el juicio acentuó su sentimiento de culpabilidad, ya in-herente a su condición de vulnerabilidad, como mujer víctima de malos tratos.

“- Sí, también la solicitó, pues como el tema de malos tratos no salió na-

da, de hecho fue más en mi contra, muy raro, pues vamos a hacer como

sea a ver, pues con otra persona, pues mejor, entonces pues... Si, lo que

pasa es que no salieron bien... no sé porqué. Porque hubo parte de lesio-

nes y todo.”

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“- Hubo partes de lesiones y no entiendo porqué, tanto, pues... con la rea-

lidad, son propagandas que se hacen pero no se llevan a cabo realmente,

están los policías que sí te digo que están totalmente concienciados, son

la mayor ayuda en el momento, pero sin embargo en el tema de juzgados

no están preparados, pues porque en la comisión lo han dicho, ni los jue-

ces, ni peritajes psicológicos, ni los asistentes sociales que están ahí, no

estén preparados realmente, pues a la orden del día y que dictaminen

sobre unos menores sin estar fundamentados en eso. Es tremendo, por-

que los palos, porque vamos, que entonces claro, que a lo mejor, pues

encontrarte con cosas así, que dices, es que no has escuchado nada, salí

rota totalmente, no me esperaba esto, que por lo menos que te escucha-

ran, pero bueno, son cosas que como que, no concuerdan, lo que sale en

la televisión con lo que es la realidad.”

La sentencia final del juicio declaró “separación conflictiva” y nada respecto a los malos tratos sufridos. Esto supone importantes complicaciones en el proceso de normalización post separación y de superación del trauma sufrido por la familia. Ahora el padre tiene cuarenta y cinco días de vacaciones con los hijos que irán a vivir esta temporada en su casa.

“- Son cuarenta y cinco seguidos y me preocupa bastante, más que nada,

aparte de que si puede hacer algo, el temor de qué será de ellos, de hábi-

tos, costumbres, todo, porque el padre pues ahí quizás son cosas norma-

les, pero es que este, es son horarios, alimentación, actitudes normales,

pues tirar cosas en el suelo y muchas cosas que no son habituales, pues

todo esto... a raíz de que me he separado, que sepan poner una mesa,

sentarse en la mesa, todo eso... pero bueno, pues no se comía verdura,

nada más que carne y pasta y fritos y ahora pues más o menos, pues me-

terle verdura, fruta... tremendo. Que ya si que eso, que es todo, ando

cansada y que te sobrepasa, eso son los problemas que más tengo.”

“- Una vivienda de alquiler, y él alegó en el juicio que no pasaba la pen-

sión porque estaba acondicionando la vivienda para la custodia de sus

hijos, pero es mentira, se aprovecha de eso, no tiene la cama del niño, la

de la niña está rota y ahora están todos durmiendo en la misma cama, ni

tan siquiera cocina para ellos, les hacen pizzas y hamburguesas, vienen

con diarrea, ahora están los dos con gastroenteritis, pues claro, no sé,

pues les da coca cola y todo eso, yo ya paso, digo, pues mira, en el juz-

gado y tal, considero normal que lleven chucherías, pero vamos, es que

ya... los fines de semana, es que no... si ahora pues ya está, muchas ve-

ces tengo que decir estáis conmigo, pues no, ahora estáis conmigo, les

cuesta todavía, hacerme a ello, por eso, pues aquí tener las trabajadoras

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sociales, las amigas, hablar (habla el niño muy alto) para guiarte un po-

quito.”

El hecho de que en la sentencia no figure la referencia a los malos tratos la ex-pone a la posible presencia de su ex marido, con el peso de los sucesos sufri-dos. Cada vez que sucede el mínimo acontecimiento, por ejemplo las lágrimas de su hija por miedo a tener que dormir una noche donde su padre, se manifies-ta como una regresión para la hija o para ella. Está obligada a una superación acelerada, pero sin poseer todavía las herramientas adecuadas. Asimismo, el hecho de que públicamente no haya sido considerada mujer maltratada, le impi-de superar sus culpas. Esta historia nos introduce una realidad más compleja sobre del tratamiento de los malos tratos en España ya que parece que este tema todavía no se com-prende por una gran parte de la sociedad, ni de los defensores y ni de los garan-tes de su cohesión. La entrevistada siente que nadie le ha escuchado realmente, lamenta que todos hayan podido comprobar sus lesiones y que nadie la apoyase hoy en día, en un juicio que debía marcar el punto de no retorno hacia los trau-mas que ha sufrido. La sentencia hubiera debido servirle de trampolín para crear las bases de su reconstrucción identitaria y afectiva, o simplemente rehacer su vida. Sin embargo, salió rota de esta experiencia y a pesar de esporádicos apo-yos institucionales, considera haber afrontado sola esa situación. Se siente marginada a raíz del maltrato que ha tardado muchos años en asumir como tal y no termina de superarlo por falta de herramientas personales y tam-bién por rechazar buena parte del apoyo social ofrecido. Sólo confía en algunas entidades, la Comisión de malos tratos y su antigua profesora, eso sí despojan-do todo el afecto a la ayuda que le aportan. Una infancia clave En general, parece una persona que se ha cerrado a nivel emocional y afectivo lo que provoca este aislamiento social que le imposibilita potenciar herramientas apropiadas para seguir adelante. Antes ha sufrido un aislamiento social no que-rido, ahora es su mecanismo de defensa ante el daño emocional. Dice rechazar ahora cualquier tipo de relaciones que pidan comprometerse emocionalmente, no por ser incapaz de llevar a bien relaciones sociales sino porque se siente de-fraudada con las relaciones humanas. Consecuentemente, si no pone afecto en las relaciones que tiene cómo puede esperar recibir ayuda a través de esa rela-ción.

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Al final está sola y no quiere más, lo transmite a través del deseo de hacer todo sola sin asistencia de nadie. Por una parte, querer esa autonomía podría inter-pretarse como algo positivo, sobre todo, después de un matrimonio encarcela-dor, pero la expresión de esa necesidad esconde otra realidad más parecida a un repliegue y desarraigo del mundo de los “otros”; los mismos que, a diferencia de ella, pueden acceder a una vivienda digna y mantener a una familia. Su estado emocional actual tiene sus raíces en su infancia, con su padre sufrió malos tratos, luego a lo largo de su convivencia con el marido, años antes de tener conciencia de ser víctima de malos tratos y por último con la separación que dejará otras huellas más. El único lazo familiar que mantiene fuerte todavía es el que tiene con su madre; como lo hemos comentado más arriba, su madre le ayuda bastante en el cuida-do de los niños y para determinadas carestías del día a día, además de ser un apoyo afectivo sólido. En principio la madre podría representar una fuente de seguridad en caso de aprieto económico y residencial extremo; sin embargo re-chaza contundentemente plantearse esa posibilidad porque vive con el miedo presente del día que su padre volverá a aparecer en su vida: rechaza la idea de que sus hijos puedan tener trato con su padre. Tal y como son sus relaciones familiares contaminadas por la figura paternal, su único recurso es acudir a las ayudas del Ayuntamiento para madres solteras y contar con ella misma.

“- Estuve ya un tiempo viviendo con ella, pero mi padre es otra persona

igual que mi ex marido entonces es imposible y dado que ella no da el

paso...”

Con catorce años se fue a vivir sola, una temporada vivió en casa de unos tíos, luego en pisos compartidos durante todo el periodo de su carrera. Tuvo que huir de su padre y al irse de casa es cuando empezó, probablemente, a cortar pro-gresivamente la relación con sus hermanos. Primero estudió administrativo porque es lo que se le ocurrió entonces, muy jo-ven y sola frente a su propia fortuna tenía entonces pocas herramientas para evaluar lo que necesitaba en el futuro: prescindía de una formación para poder ganarse la vida. Más tarde, creyó que se había equivocado de vía y se cambió al sector de hostelería en el cual trabajó algunos años antes de conocer a su mari-do.

“- Decidí cambiar de sector e hice un curso de hostelería. Pues que tiene

más actividad y que iba más con mi persona y a partir de ahí estupendo,

muy bien. Pues empezar y tres años y medio y estuve aproximadamente

y conocí a esta persona y me quedé embarazada, pues...”

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La convivencia marital, pérdida de los lazos afectivos Con el marido han vivido siete años de alquiler en el barrio de Colonia Jardín. Durante el tiempo de la convivencia su situación económica y social no era favo-rable; tuvo que dejar de trabajar contra su voluntad bajo la presión del marido que, literalmente, le prohibía tener algún tipo de actividad laboral.

“- Yo quería trabajar porque no quería depender de una persona, a mi me

dolía como madre pero bueno y para levantar una familia porque ya cos-

taba por aquel entonces... pues trabajando los dos, comprar una casa y

conseguir una estabilidad, pero no. Y pues eso... la decisión fue por parte

de él, porque yo no quería, iba por buen camino, me lo decían los jefes y

veía que en ese sector tenía salida, quería conseguir cosas también, per-

sonal, pues pero. Dijo que no y ahí se quedó. Y ya está. Hasta la separa-

ción, que lo intenté durante toda la convivencia, ponerme a trabajar, pero

era negación total. Así que pues fue un parón de siete años.”

Confiesa parcialmente el infierno por el cual pasó durante estos años de convi-vencia; más que una confidencia o un ejercicio de desahogo, se repite un discur-so así misma para afrontar la situación. No llega a entender cómo después del maltrato sufrido por su padre, no ha detectado la situación de maltrato sufrido por el ex marido; se culpa por no haber aprendido de su experiencia pasada y por tanto evitado a sus hijos estos sucesos. De la misma forma, esa relativa toma de conciencia llegó tardíamente al cabo de siete años durante los cuales perdió las habilidades sociales que había débil-mente adquirido y las demás herramientas que no ha podido adquirir por haber sido apartada de toda una serie de responsabilidades básicas. El ex marido le impidió desarrollarse personalmente, aislándola de todo entorno social; así acen-tuó el estado de vulnerabilidad y la baja autoestima acumulada desde la expe-riencia de maltrato con su padre. Volviendo a entrar en una espiral de acoso que le hará perder de nuevo el equilibrio personal precario que había conseguido a través de buenas expectativas profesionales, en particular. El empeoramiento de la convivencia coincidió con el nacimiento de la niña y sólo cuando fue al colegio, el contacto con las otras madres le ayudó a darse cuenta que no quería lo que estaba ocurriendo, que se estaba reproduciendo los sufri-mientos vividos con el padre.

“- Es que yo pensaba que no iba a caer por el tema de mi padre, no le das

importancia al principio y luego ya piensas, puede mejorar, quién sabe,

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como son como noche y día, como dos personas en una, sabes, que son

dos en una y a raíz del nacimiento de la niña fue ahí cuando empezó más

y fue degenerando cada vez más, y ahí ya fue como que al último año, a

raíz de que entró la niña en el colegio que empecé a tener contacto con

las madres de fuera y tal, pues fui recuperando, en cierta manera y quizás

me diera cuenta de que realmente no le quería, que no iba a cambiar y

que no quería que pasaran ellos lo mismo que yo había pasado de pe-

queña y en un arrebato la última vez fue decir, pues ahora o nunca, por-

que retomar otra vez, había separaciones, pero como que, no sé cómo

puede ser, es verdad, pues en el juzgado, en cierta manera soy de carác-

ter fuerte y no entiendo cómo se me consiguió aplacar. Encima con la ex-

periencia, es que no lo entiendo. Es que me lo achaco, digo, a ver, tengo

que pensar, es que si, de verdad, dices, si he tenido experiencia de esto y

sabes como es...”

“- De hecho al final me fui abriendo y conseguí hablarlo con dos mujeres

del colegio, dos mamás y a partir de ahí empiezas a tener contacto con

personas externas a su círculo también... y que era mi circulillo, aunque le

molestaba, pues fue como, sin ellas decir nada, sólo escuchar.”

Otra vez, esa reflexividad parece salir de un especialista, explicando casi maqui-nalmente, con conceptos sugeridos, sin quedar claro que los llegue a entender del todo. Su discurso se esconde detrás de palabras técnicas ausentes de emo-tividad y experiencia personal, sin que tengamos la sensación de que exista concienciación previa: no ha encontrado las herramientas cognitivas que le ayu-den a comprender todo lo vivido y sus sentimientos actuales.

“- Es como que vuelves a buscar a tu padre en la misma persona, pero no

lo entiendo tampoco, lo gracioso quizás, es que son todos iguales, es el

mismo patrón, porque hablas en la Comisión y es que son los mismos, es

lo mismo, todos, y no darte cuenta, es lo que te preocupa. Yo he tenido

un referente claro, pero claro, no sabía que todos son iguales, pero bue-

no, que buscaba el patrón y además él lo notaba, decía algo pasa, le pro-

vocaba más ira, porque el carácter suyo era ya que como que te daba

igual y aun así pues...”

La clave para salir de este abismo reside entonces en la comunicación hacia el exterior, pero es justamente el “fuera” que no consigue alcanzar. Durante los años que duró su matrimonio su círculo social era casi exclusivamente él y su familia política que recuerda también como “gente sin apego”.

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Hoy ha perdido la mayoría de su red social porque la mayoría eran amigos de su ex marido; todo el periodo del maltrato fue apartada del mundo ajeno al núcleo familiar restringido, lo que ha ido desgastando sus relaciones sociales y afectivas anteriores a la convivencia; también se estropeó mucho su relación con sus hermanos que, a pesar de los problemas que tengan con ella, la siguen ayudan-do en momentos de verdadera necesidad aunque ya no tengan intercambios filiales afectivos. Un estado emocional en “la cuerda floja” De manera general, ve literalmente imposible reorganizarse emocionalmente, recuperar lazos sociales y generarse amigas/os. No quiere tener contacto con nadie ni tomar el riesgo de relacionarse con alguien, tampoco se plantea dejar a sus niños porque considera que sería como relegar sus responsabilidades. Además, después de su jornada de trabajo y de los cuidados básicos y necesa-rios de sus hijos, prefiere dedicarles el poco tiempo libre que le queda. Sigue teniendo falta de confianza en los demás por tanto no se arriesga emocio-nalmente; a raíz del juicio que terminó mal no tiene ya confianza en un sistema y personas que no están preparados para estos problemas. Como lo expresa a continuación, el dispositivo VIS de Cáritas es la oportunidad de dirigir, construir su vida a través de la estabilidad generada por el espacio de intimidad de la vi-vienda y la protección aportada por la atención psicosocial.

“- Salvo estas dos personas amigas, horrible, dije, no me arriesgo a con-

tactar con nadie, es que me da pavor tener contacto con la gente, a nivel

personal, vamos, ya ni hablo de pareja, de amigos, eh... en general, que

no. Que tuve problemas que hasta que llegó este piso de servicios socia-

les, amigos que nos quisieron robar, que vino la policía y todo, que dices,

pues es que no puedes ser tan en la vida, que igual que estés sola, no,

no, ya no quiero conocer a nadie, tampoco tengo tiempo la verdad, pero

no quiero llevarme luego sofocones, y me llevo muy bien y no tengo pro-

blemas de relacionarme, con los compañeros y hablamos y tal, pero no,

ellos allí y yo en mi casa, me dicen, te vienes, no, que podría a lo mejor

decir, quédate con los niños pero es que no, es como relegar mis respon-

sabilidades y yo me siento como mal también, entonces prefiero estar con

ellos, el poco tiempo que podemos estar, que estar con otra persona. Si

puedo conjuntarlo, pues otras madres con niños de las compañeros del

colegio y si tengo un día libre, quedamos un poquito. Hablamos.”

“- Se te ha descolocado todo, te sientes como... muchas veces digo es

como volver a empezar a ser una adolescente, con un trabajo en las

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mismas condiciones, relacionarte, igual, pues bueno, es que a mi edad...

vale, pase lo del trabajo pero relacionarme como que…”

Relaciones familiares restringidas A pesar de un desarraigo importante con su familia, a raíz de los problemas de convivencia con su ex marido, está recuperando, aunque siempre con distancia la relación con sus hermanos. Con su madre no tiene ningún problema, alguien con quien puede contar, pero no parece ser su principal confidente, al menos respecto a estos problemas; se confió primero a su hermana que le dio el con-tacto de su antigua profesora que ya les ayudó, cuando tuvieron problemas con el padre. La profesora es un pilar en la red de ayuda de la entrevistada, es ella la que además de proporcionarle una abogada para el juicio, la dirigió hacia Cáritas y a la trabajadora social de su zona para que le ayudara en todo lo que pudiera necesitar. Es un apoyo central que la orienta en su recorrido desde la separación y frente a su situación de precariedad económica y residencial. Toda esa red le está ayudando en todos los aspectos de su vulnerabilidad y a raíz del programa VIS que sirve de referente y punto de encuentro del trabajo social. Es una intervención integral que actúa sucesivamente en las condiciones materiales de vida de la familia y ofrece, por otra parte, las herramientas para afrontar la alteridad de su realidad social. No puede contar con una red familiar en decadencia, ya no tiene ningún contacto con los abuelos paternos de los ni-ños y sólo goza de manera regular de la ayuda de su madre, pero dice no querer molestarla más, dado que dentro de poco el padre volverá; su hermano que vive muy lejos sólo puede quedarse con los niños muy de vez en cuando.

“- Estoy sola y no tengo nadie a quien recurrir.”

Una vez a la semana los niños se quedan con una vecina que encontró a través de la profesora; esta vecina ha vivido una situación parecida a la experiencia de la protagonista de la historia con quién puede compartir algunos de sus proble-mas. Por lo general, aborda su vida cotidiana con el principio de afrontar las co-sas por sí misma.

Le sobrepasan la mayoría de los obstáculos que tiene por delante; si la cuestión del trabajo no le ha costado demasiado, por tener bastante confianza en su ca-pacidad y aptitudes para realizar una actividad que le gusta, sí está muy preocu-pada con el tema de su sueldo, del alquiler, etc. Tiene miedo de no ser capaz de sacar a adelante a su familia, tiene conciencia de estar al borde de un precipicio, con un pié en la exclusión con la marca tem-

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poral del fin del programa VIS. De momento, puede valorar positivamente cómo influye la vivienda en su desarrollo social como entorno educativo de los niños, sin embargo, la vivienda es una angustia permanente en su valoración del futuro. Asimismo la cuestión residencial es una especie de tapadera para no tener que afrontar de frente sus lastres personales, para borrarse como persona de la rea-lidad de su núcleo familiar: detrás del trabajo, de los niños, de todo…

“- Pues dices es como despertar de una burbuja, sales y te encuentras

con este panorama.”

“- Que me da mucha rabia no poder acceder a ese tipo de vida que siem-

pre has buscado, más que nada pues los niños no lo llevan mal porque

están apartados de lo que es ese problema pero llegará un momento en

que pues, espero haberlo conseguido antes de que ellos tengan conoci-

miento de que esto sucede. Para que no se sientan como fuera.”

Las educadoras tratan también de ayudarla con su futuro residencial; le propor-cionan la información y los recursos necesarios para solicitar una vivienda social del IVIMA (Instituto de la Vivienda de Madrid). Sus esperanzas de futuro se limi-tan, por culpa de una realidad social de la cual se siente marginada: el “sueño de

otra gente”: Sólo puede contar con las instituciones públicas, tal y como el IVI-MA; sin embargo la misma ayuda se ve reducida a su habilidad personal a solici-tarla. Su actitud oscila entre una especie de vergüenza por ser una persona asistida y el orgullo de conseguir rechazarla a veces, respondiendo así a la necesidad de ser autónoma en la gestión de su vida y la de sus hijos.

“- Solicité pero se me acaba el plazo, solicité tres veces por la trabajadora

social, pero durante todo el año no he recibido ninguna llamada y yo pues

digo como no me llamaban digo, voy a solicitar otra vez, más que nada

por la situación, para que no se me agote el tiempo de estar aquí aunque

tan siquiera he podido hablar con la trabajadora social pero bueno, enton-

ces a partir de ahí, pues vamos, ahora me toca recabar otra vez toda la

documentación y volverla a presentar y esperar que la trabajadora social

decida ponerse en contacto conmigo y pues a los cinco meses fui, volví a

solicitar, luego otra vez y así.”

“- Este año con el otro trabajo, aunque los niños los llevo a la guardería,

que tampoco es que el colegio me salga tan barato, pero ya te digo que

hago un esfuerzo por mantener eso y no moverlos, que luego más ade-

lante, sale una vivienda...”

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Su situación económica actual le genera mucha angustia, porque a pesar de trabajar una jornada completa, no alcanza un salario suficiente para mantener dignamente a sus hijos sin acudir a una asistencia social; tampoco consigue aho-rrar dinero con el fin de prever con seguridad la transición a una vivienda norma-lizada. Por lo tanto, tiene un gran sentimiento de impotencia frente a su situa-ción, mientras que parte de lo que necesitaría, para curar sus heridas afectivas, está en el alcance de cierta autonomía en la gestión del núcleo familiar. Asimismo, nos apunta que no necesitaría mucho más que lo que tiene ya para salir adelante, no está endeudada ni tiene créditos pendientes, sólo pide un sala-rio decente, “mil euros” y una pensión regular del padre como para poder ofrecer una habitación a cada uno de sus hijos. Para ella, le da igual tener su propia habitación, llega a su casa agotada de una jornada laboral y se mete directa-mente en la cama…

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HISTORIA 3

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La protagonista de esta historia es una persona mayor de ochenta y cuatro años de edad, oriunda de Villamanta, vecina del barrio de Salamanca de Madrid des-de el año 1951, fecha de entrada en la casa donde vive sola en la actualidad. Con veinte años se traslada a Madrid capital, convive en un piso con su abuela y tía materna. Después de sus estudios de peluquería, se instala en su casa actual en régimen de alquiler donde coloca su salón de peluquería. Al pasar los años decide comprar la casa a través de un crédito hipotecario. Lo pagó año tras año hasta tenerlo en su propiedad con gran esfuerzo económico, no ha sido un reco-rrido fácil. En la actualidad, el estado general de la casa es deficiente, no responde a las normas básicas estándares, por lo tanto necesita la puesta a punto urgente de sus instalaciones y suministros. A la vez que la situación económica de la entre-vistada decaía el estado de la vivienda se degradaba, ahora tiene que acudir a Cáritas para rehabilitarla.

“La casa está toda hecha polvo…”

Por un lado, las salas húmedas, el baño y la cocina, están en malas condiciones y podrían suponer algún tipo de peligro para la persona que los usa; el equipa-miento es obsoleto y no adecuado a las capacidades físicas de una persona ma-yor que sufre problemas de movilidad; por ello la necesidad de adaptación de la bañera. El piso padece también problemas con las tuberías de gas que afectan la provisión de agua caliente. Por otro lado, todo el sistema eléctrico es vetusto y debe ser renovado; ha vivido, hasta hace muy poco con una potencia eléctrica de ciento veinticinco vatios que normalizaron recientemente, pero que sigue de-fectuosa, seguramente por la antigüedad de las instalaciones de todo el edificio o de una chapuza por parte de los instaladores. El edificio es de construcción antigua aunque de calidad aceptable por ser una edificación representativa/típica de esta zona señorial. La accesibilidad al edificio y a las viviendas es adecuada porque tiene ascensor; a pesar de sus dificultades de movilidad, la entrevistada vive en la primera planta, por lo que esto no es un obstáculo para salir a la calle. Lo que destaca en términos de habitabilidad es el interior de la vivienda que durante estas décadas no ha sido ni arreglado ni man-tenido por causa de escasos recursos económicos. La señora pertenece a la generación que ha protagonizado los procesos de emi-gración campo-ciudad después de la guerra. Vino muy joven de su pueblo de origen del suroeste de la Comunidad de Madrid acompañada de algunos miem-

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bros de la familia mientras que sus padres y sus hermanos se quedaron allí. Su familia en origen estaba compuesta por sus padres y doce hermanos. El hermano mayor murió a los dieciocho años, poco antes de terminar la guerra; es su primer gran dolor afectivo aunque lo cuente más como un hecho histórico que una pérdida personal. No le dejará tanta secuela emocional como el falle-cimiento de la hermana mayor y de la madre. Al morir su padre, su madre deja también el pueblo de origen y pasa a convivir con la protagonista de la historia; a partir de esta época se crea entre madre e hija una unión muy fuerte que iremos contando a lo largo de esta historia. La entrevistada acude a una academia donde se forma en la profesión de pelu-quera, que realizará en su domicilio hasta los setenta años de edad. En lo que en su momento fue el salón de la casa, lo convierte en su salón de peluquería para recibir a la clientela. Los principios fueron muy difíciles ya que contaba con poca clientela, y con el objetivo de ampliarla cobraba por sus servicios precios módicos. Posteriormente, una de sus hermanas vino a vivir con ella y la ayudaba en su negocio que fue creciendo. Durante este tiempo continúa trabajando mu-cho pero sin tener aprietos económicos. Hoy en día, a pesar de no ejercer, la habitación ha guardado su aspecto laboral, tal y como una imagen cristalizada del pasado; no tiene un espacio de estancia con sofá o sillón para descansar confortablemente sentada o recibir visitas, sino que la mitad de la habitación está ocupada por las sillas de peluquería, el lugar donde antes había secadores y un lavabo. Es como si el sitio se hubiera fijado en el pasado, en los tiempos que recuerda con mucha nostalgia y amargura, cuando su casa era el centro de encuentro familiar, de reuniones y celebracio-nes.

Esta casa representa más que un simple refugio, es el espacio de identificación de toda una familia, en particular para la entrevistada, para quien ha sido el lugar clave de su desarrollo social y personal; a través del ejercicio de su profesión, también por haber cuidado a su madre enferma allí durante muchos años. Todos estos años, la casa estaba llena de movimientos de gente y, por lo tanto se con-servaba en buen estado, sin embargo su aspecto actual refleja un descuido cau-sa principal de la ausencia de convivencia. �� Estrategia residencial y situación económica La señora es soltera, por lo tanto y como lo enunciamos anteriormente, vive sola en el piso. La hermana con quién convivía se ha marchado de la casa para ca-

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sarse después del fallecimiento de la madre; se quedaron las dos hermanas has-ta entonces para cuidar de la madre enferma. La entrevistada ha permanecido allí porque la casa era suya y de todas las maneras no podría acceder a otra vivienda con la escasa pensión que cobra. La inaccesibilidad y falta de adapta-ción del mercado de vivienda, junto a una situación económica precaria imponen cierto arresto domiciliario de la entrevistada. Su pensión de jubilación es mínima con cuatrocientos euros mensuales que no le permiten cubrir más que sus gas-tos alimentarios básicos. Asimismo, su precariedad residencial se acentúa por no ser oficialmente propie-taria de su casa, sino que es su sobrino quien sigue pagando todavía los gastos de la comunidad de vecinos. Después de un acontecimiento engañoso por parte de una pareja de amigos que quiso ayudar siendo su avalista, tuvo que poner la casa a subasta para poder cubrir una importante deuda bancaria. Es cuando su sobrino compró la casa familiar a su nombre y le ha permitido seguir viviendo en ella.

“- (…) Les hacía falta no sé cuanto dinero, unos millones, pues el banco,

total que iban a pedir un préstamo y necesitaban, pero tenían todo tan

agotado, las amistades que recurrieron a mi y me pidieron la escritura de

la casa y yo tan ingenua se lo di y fui al banco con ellos, yo no pude leer

nada porque entonces no veía, pues ellos pues firmé como que era la que

avalaba, claro, con las escrituras de la casa y cuando pasó eso que no

pagaban, pues me mandaban a casa y yo le decía, la llamaba y me decía

no te preocupes que ya, pues claro... y Eduardo va a ir al banco y arreglar

y no pagaban y se fueron de Madrid a Málaga, ya no tenía señas ni nada,

sólo el teléfono que luego ya no y al final pues como no pagaban y yo no

podía hacer frente, no lo podía pagar...”

Para comprender la trayectoria de una persona, es necesario tomar en cuenta y evaluar las interacciones que se ejercen entre esa persona y sus parientes a lo largo de su vida. Este enfoque articula, por lo tanto las trayectorias individuales, la red familiar y amical además del entorno social. En general, las personas recién jubiladas no se preocupan mucho de su situa-ción en la medida en que siguen viviendo en la vivienda que han adquirido cuan-do estaban en actividad laboral. El problema empieza a revelarse cuando alcan-za una edad avanzada y necesitan recurrir a servicios de ayuda, e iniciar obras de mantenimiento y adaptación para poder quedarse en la vivienda o elegir vivir en un centro de día o medico-social.

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En muchas ocasiones, podemos observar que cuanto más mayor es una perso-na, menos está dispuesta a cambiar de domicilio. Esto ilustra la escasa propen-sión a dejar la casa adquirida cuando eran adultos1. Si son propietarios y su es-tado es bueno no quieren en absoluto dejar su casa, pues se sienten a gusto e incluso después de la marcha de los familiares cuando las relaciones sociales trabadas en el barrio representan la única red de apoyo. La decisión de ingresar en un centro de día o una residencia aparece como una pesadumbre, habitada por la angustia de perder en calidad de vida o de ser tra-tado malamente. Esa decisión afecta más a las personas mayores con incapaci-dades físicas, financieras, psíquicas y sociales que no le permiten seguir vivien-do en la casa familiar. Las personas mayores propietarias sin segunda vivienda y de alquiler suelen tener una movilidad residencial más bien reducida; cuando son dependientes, muchas veces, tienen que dejar su vivienda para dirigirse hacia una vivienda adaptada o instituciones. También pueden dejar su vivienda para cohabitar con miembros de su familia o quedarse en la casa y convivir con algún pariente. Sin embargo, en el caso de esta mujer, la posibilidad de movilidad residencial se enfrenta a varios obstáculos individuales de la persona y también coyunturales, tal y como iremos viendo. Las personas jubiladas que cobran escasas pensiones y no tienen otra fuente de ingresos como la pensión del cónyuge por ejemplo, no tienen tampoco posibili-dad de mejora de su situación económica en el tiempo, por lo tanto no se plan-tean un cambio residencial que no podrían asumir. A pesar de estar acostumbrada a tener una vida más bien austera y saber adap-tarse a lo que tiene, contempla su situación económica como un lastre que le impide mejorar su día a día y no la protege de los accidentes de la vida.

“Si tuviera dinero pues sería todo distinto, dicen que el dinero no eso, pe-

ro el dinero ayuda, no hace la felicidad pero ayuda, porque tanto tienes,

tanto vales. Es así. Y tienes dinero pues mira, llamaría a alguien que me

ayudara, me atendiera, pero como no puedo, gracias la que me viene que

no me cuesta nada, es de esto, de la Comunidad.”

Cuando disponen de otro recurso residencial, como una segunda vivienda en el pueblo natal pueden decidir trasladarse a ella, pero aquello depende también de determinados factores a la hora de elegir esa opción: ponen en la balanza la

1 Una ilustración de esta permanencia en el domicilio originario, muy ligado al nivel de recursos económicos, es la proporción de hogares mayores en los barrios degradados abandonados por las capas sociales más favorecidas.

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existencia de lazos afectivos, amistosos y/o familiares, en el entorno de esta ca-sa y el estado de su convivencia residencial de partida; ser viudo/a o solitario/a pesa bastante en la decisión de no mudarse de su casa. Teniendo en cuenta que el hábitat o el entorno de la vivienda influyen en la calidad residencial gene-ral. En la decisión de cambiar de vivienda interviene el estado de la oferta de vivien-da a precio accesible; el contexto inmobiliario privado es inadaptado a la deman-da más desfavorecida y la oferta social es casi inexistente, con lo cual su estra-tegia residencial responde a este balance. Por último, como ya hemos expuesto, el piso representa para ella un recordatorio afectivo central en su equilibrio personal, forma integralmente parte del capital emocional que ha ido acumulando durante los años de convivencia familiar. La noción de entorno que integra no sólo a los miembros de la familia, sino también el conjunto de las personas con las cuales la persona ha cohabitado y las que han desempañado un papel clave en su vida. �� Soledad Vivir sola se puede defender como una opción personal de la entrevistada, al menos a través de un celibato relativamente deseado, como motivo central de tener que dedicarse completamente a la familia y especialmente a su madre. “- ¿Y cómo no se casaron antes, usted con su novio?

No me casé por las circunstancias de la vida, yo qué sé... la vida era de

otra manera que ahora, sabes... y no me casé (…) no nos casamos, esta-

ba mi madre, mi sobrina, que estábamos todas, cuando cayó enfermo,

pendientes de él, porque ese murió aquí, en mi casa, lo cuidamos todas,

mi madre, mi hermana, mi sobrina, bueno, pues el hombre ya, pues bue-

na persona conmigo, me quería mucho, lo que sentía no habernos casa-

do, pero cuando te pongas bien nos casamos, le decía yo, pero nada,

hija, ya se murió. Después, no es por nada porque qué te voy a decir, pe-

ro mucho más joven he tenido de pretendientes, pues he salido a la calle

y me han piropeado como no te puedes imaginar, pero no sé, que no, que

no sé, que estaba muy apegada a los míos, a mis hermanos, que salía-

mos mucho, en la terraza que hay ahí, en Goya, en verano nos sentába-

mos, yo con mis hermanas, pues cuando mi madre ya lo necesitó que ya

no la podíamos dejar sola ni nada, pues ya nada, porque mi hermana te-

nía novio pero yo no tenía novio y entonces lo normal es que se fuera

ella, aparte de que a mi me gustaba, yo le hacía todo a mi madre, la lava-

ba, le hacía todo. Y así fue nuestra vida.”

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La viudedad de un único amor le dejó un vacío emocional que sólo rellenará con la relación maternal. De esta manera abandona su vida sentimental y se vuelca con la relación familiar. Familia centrada en su madre, tanto que durante años ha sido y/o es su único recurso afectivo de convivencia. Consecuentemente, esa opción de soledad puede considerarse más bien como el resultado de una educación que le inculcó principios muy estrictos de convi-vencia familiar. Como mujer se ha visto designada a desempeñar determinados roles de cuidado y atención a los miembros más débiles del núcleo familiar. Pri-mero, cuando se traslada a Madrid se instala con la abuela porque está sola, y luego se involucra íntegramente al lecho de su madre.

“Pues mi madre ha estado aquí conmigo y ha muerto aquí conmigo…”

La figura de la madre parece esencial para entender su concepción de familia, en particular la intensa relación que existe entre madre e hija recoge en sí toda la esencia de este concepto de familia. La entrevistada ha vivido para y por su madre; y ha sufrido y sufre consecuencias de ese aislamiento social. Ahora, su soledad está llena de estas huellas, además de los lastres físicos que la afectan y determinan su dependencia cotidiana. Tal vez, a tal patrón introducido en las relaciones familiares se añade la figura materna que ha podido interferir en las vidas de sus hijas; la hermana ha debido esperar treinta años para casarse con el novio, a los setenta años de edad, seguramente por algún obstáculo que ha debido disponer la madre.

“…Mi hermana vivía aquí y después ya de morirse mi madre pues me di-

ce, ella muchas veces cuando hablamos, le digo, me has dejado sola y

dice, no que no me casé antes por no dejarte con mamá, pero no, no se

casó porque no, pero bueno, él venía aquí a casa y todo pero vamos, vivir

juntos no y vivíamos las tres…”

Hoy en día su situación de soledad, al menos la percepción de ésta, le genera cierta angustia; a ese sentimiento de soledad se suma el de abandono, en parti-cular a raíz de que la hermana se ha casado una vez liberada de la influencia afectiva maternal. Después de años de convivencia con un círculo afectivo cercano se encuentra brutalmente sola en la casa familiar. Del mismo modo, esa época estaba marca-da por una alta actividad diaria, hoy su vida cotidiana se ha reducido, principal-mente, a actividades básicas de subsistencia por causa de su desánimo y/o de-presión y sobre todo su salud física. De mucha actividad y mucho movimiento de

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gente a su alrededor, se ha encontrado repentinamente sola y sin cargo de na-die. Su soledad se caracteriza, por lo tanto por un cambio de rol dentro de la familia y personalmente: de cuidadora con una posición fuerte y reconocida en la familia, se ha convertido en persona cuidada, pero teniendo la sensación de no estar atendida a la altura de lo que se merece por los servicios rendidos a su familia a lo largo de estos años.

“Yo me merecía más, con todos, he dado muchos pocos, porque no he

podido decir toma tú, pero he hecho mucho por todos, todos... tienen que

agradecerme…”

La soledad coge fuerza con el casamiento de su hermana que parece haber sido un hecho inesperado para la entrevistada. Se rompe el círculo natural de convi-vencia, en otros términos es el hogar que se disloca, y con ello, su papel desig-nado en la familia. Desde el fallecimiento de la madre toma conciencia, aunque sin remordimiento, de haber sacrificado su vida al cuidado de su madre. Pierde su unión afectiva más importante, lo que pone de manifiesto su escasa red de amistades con proximidad de su casa; no puede visitar a sus amigas re-gularmente porque viven lejos y le cuesta mucho desplazarse. Su vida solitaria es, por lo tanto una señal de inestabilidad y alto riesgo social: vive mal tener que vivir sola, cuestión que afecta a su salud mental y emocional, hasta llevarla a un estado de relativa depresión. Está confinada en una espiral de soledad: como lo explicaremos más adelante, su salud física influye en su salud mental, la cual opera negativamente sobre sus capacidades físicas, consecuentemente su relación con el mundo social se redu-ce drásticamente lo que a su vez influye en su estado mental, etc. Además esta espiral está reforzada por la vejez, a su vez la soledad agrava su envejecimiento; la monotonía de su vida cotidiana, por no tener metas presentes ni futuras de socialización, todo ello la sumerge en su soledad y la desacostum-bra de la interacción social: salir de casa llega a ser cada vez más angustioso, esta situación la podría llevar hasta un aislamiento total en su reducto residen-cial. En la actualidad, podemos decir que padece una situación de aislamiento social parcial, por no participar ni pertenecer a ningún círculo social ajeno a la familia. Su vida cotidiana está regulada por las visitas médicas que son también las po-cas veces que sale de casa; pasa la mayoría del día mirando la televisión, única ocupación que tiene, causa también de su estado de salud, en particular su vista que no le permite entretenerse con sus aficiones como coser o leer.

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“Como estoy tan sola, estoy sola, porque yo la televisión es la única dis-

tracción que tengo, coser no puedo coser, porque lo otro no, no puedo

leer, por decirte leo una revista de eso, pero cojo un libro y no puedo...

pues entonces la tele es lo único que tengo de distracción. Así que me

paso las horas sentadas, la tarde viendo la televisión. Digo, si, pregun-

tarme lo que queráis que de eso sé un rato, claro, de un lado a otro, con

los cotilleos, unas cosas y otras... pues las películas, pero de todas for-

mas es un aburrimiento.”

También recibe regulares visitas de miembros de su familia, pero tiene sobre todo relaciones telefónicas diarias con la gente que está pendiente de ella, en particular la hermana que se ha casado. En general, no podemos decir que su situación de soledad tenga como origen la ausencia de red de apoyo, pero más bien es la percepción que tiene la entrevis-tada de su vida actual a raíz de las pérdidas de convivencia que ha sufrido. Puede contar con la ayuda de varios miembros de su familia en caso de apuro o necesidad, tiene incluso uno de sus hermanos que vive en el edificio. Su círculo familiar representa un apoyo material y económico contundente: su sobrino le paga gastos de la comunidad de vecinos, su sobrina le acompaña a los médicos y al hospital, su hermana le ayuda con el pago de la sociedad médica. Pero, lo que la protagonista de esta historia parece echar en falta es alguien con quien pasar un buen rato, divertirse jugando a las cartas con sus amigas, que desafor-tunadamente no viven cerca. Además, es posible que no se sienta comprendida a raíz de su percepción de relativo abandono afectivo por parte de la familia; según sus hábitos culturales, una persona mayor no debe vivir sola, alguien de la familia hubiera debido acogerla o quedarse con ella en la casa, tal y como lo ha hecho ella.

“Claro, mi hermana me dice, la que vive que ha estado conmigo más, di-

ce, eres una vaga, porque puedes coger un autobús, pero tú sabes el tra-

bajo que me cuesta ahora, es que estoy como acobardada, como me en-

cuentro que tengo poca agilidad, vamos, que el otro día fui al Covadonga,

sabes donde es, a misa, porque me gusta mucho ir a misa y eso y ahora

pues la oigo aquí, y la de San Isidro, pues la pongo y eso, y para venir

casi vine llorando, porque me tenía que parar y sentarme en un banco del

dolor, es que vamos, de verdad me corta muchísimo, dice, coges el auto-

bús, digo sí, cojo el autobús y tengo que ir hasta ahí y luego volver de su

casa, digo, no me merece la pena, porque me cuesta mucho trabajo el

salir, arreglarme, yo qué sé, estoy acobardada. Claro, tengo que com-

prarme las cosas aquí a la vuelta voy y es donde compro.”

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�� Su religiosidad Acudir a la iglesia es un refugio en su soledad, el rezo le ayuda a afrontar las pérdidas afectivas que ha sufrido como el fallecimiento de sus seres queridos. Lafe le proporciona fortaleza y tranquilidad emocional, que la entrevistada encuen-tra asistiendo a misa y oración. En principio, la Iglesia representa un entorno de relaciones sociales a través de la vida parroquial, pero en este caso sólo acude a rezar.

“- Y en la iglesia conoce gente

No, porque yo oigo la misa y me vengo para mi casa y ya. No conozco

gente, no.

- Cosas que se hacen, a veces en las parroquias

Eso es lo que me dice Irene, que me va a llevar y me va a presentar, di-

go, cuando me encuentre un poco mejor voy a ir para conocer, que dice

que hay muy buen ambiente y las señoras juegan ahí a las cartas, pues

eso es una cosa que me venía bien, para tener un motivo, pero se junta

eso, las pocas ganas que tengo y pues que entiendes, que no sé...

- Con el párroco tiene relación

No, no tengo así relación, yo no

- Es más ir a escuchar misa

Sí, escuchar misa y nada más.”

Su religiosidad es alta aunque parezca disociarla del hecho estricto de acudir a la Iglesia para escuchar misa o confesarse. Antes iba a misa con regularidad, pero después de la muerte de su madre y con el empeoramiento de su estado de salud empezó a verla en la televisión. Durante el tiempo de la convivencia con su madre, tenían costumbre acudir juntas a una parroquia en la cual mante-nían buena relación con el párroco, el mismo que dio la misa a su madre el día de su funeral. Acudir a la parroquia parece estar relacionado con la compañía de su madre y cuando ésta falta y a su vez el párroco, su religiosidad se desvincula de la parroquia para restringirse a la esfera privada. �� La solidaridad familiar es un mecanismo de reciprocidad Cáritas trabaja con ella en abrirle su red social de convivencia y de ocio; intenta hacerle acudir al círculo de mayores para aprovechar la red de personas que como ella, están solos y necesitan compañía. De momento, es muy reacia a es-

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tos recursos, encerrada en su cotidiano solitario, convenciéndose de que no ne-cesita a nadie para nada que pueda hacer en teoría miembros de su familia. Para la entrevistada la familia es la principal proveedora de servicios de cuidado y dado el carácter afectivo que se le atribuye a las relaciones familiares, el cui-dado queda vinculado a la afectividad. No se establece diferencia entre un cui-dado afectivo, como preocuparse, estar pendiente y un cuidado más funcional como realizar tareas domésticas.

“…A mí la familia me ha tirado mucho siempre, estaba mi madre, mis

hermanos, para mí siempre ha sido la familia…”

Por lo tanto, exige esencialmente a las mujeres de la familia desempeñar ese rol de asistencia a sus necesidades principalmente afectivas, también materiales pero que se suelen considerar como de la responsabilidad del varón; es impor-tante recordar que durante los años que trabajaba, atendía las necesidades de buena parte de la familia con su sueldo de peluquera. Este concepto de familia es alimentado por el tipo de educación que ha recibido como ya lo hemos enunciado a través de la relación hija-madre. En su concep-ción de relación familiar no se plantea la necesidad de solicitar ayuda, por lo tan-to no se dirige directamente a la familia, sino que está a la espera de la propia iniciativa familiar; sin embargo, padece en silencio que ahora todos tengan vida propia con responsabilidades familiares ajenas a su persona o viven lejos y que no puedan estar tan pendientes como ella. Todo ello se refleja a través de la ayuda proporcionada, por un lado por la sobri-na y del otro por el sobrino. La sobrina le ayuda mucho con los temas médicos, sin embargo ella parece insatisfecha del grado de asistencia que recibe, porque a pesar de su esfuerzo no está del todo dedicada a su cargo, al menos en com-paración con la devoción que ella ha tenido en el pasado con todos. A los ojos de la entrevistada su sobrina no cumple exactamente con su rol familiar de mujer y no respeta completamente el mecanismo de reciprocidad solidaria: por ejem-plo, la acogió en su casa durante unos días después de una hospitalización, pe-ro en el fondo, le reprocha no haberle ofrecido más. Del mismo modo, recrimina indirectamente, expresa resentimiento acerca del casamiento de la hermana de tal manera que le ha dejado sola en la casa.

“Si mi hermana no se hubiera casado estaríamos aquí las dos juntas, co-

mo yo pensaba y ella también, ella no estaba muy metida en el casarse

pero claro, pues está encantada, porque está muy feliz con él, son mu-

chos años, se querían mucho, se llevaban muy bien, no tienen hijos, él es

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buenísimo con ella y está encantada, y yo me alegro, pero a mi me ha

hecho polvo... me alegro por ella, pero me he quedado sola...”

Respecto al sobrino que la ayuda económicamente desde el episodio de la su-basta de la casa, la señora parece mucho más agradecida, porque él está cum-pliendo con el rol correcto, está a la altura de lo que se puede esperar social-mente de un varón. De todas formas, tiene un mayor nivel de confianza en el apoyo proporcionado por los varones que por las mujeres de la familia, que ya no actúan como se es-pera de ellas, a través de una devoción sin restricción. Está en la queja constan-te, dice todos sus males pero ya no la cree nadie, su sobrina por ejemplo, a pe-sar de ayudarla mucho, no entra en el juego de sus quejas de salud. Se mueve constantemente en un doble discurso, por un parte causa de su sole-dad necesita repetirse continuamente que tiene mucho amor a su alrededor. Por otra parte, también reitera que tiene red de apoyo y cierto afecto, pero sin em-bargo lo percibe insuficiente por su concepto de familia. Además, su leve depre-sión alimenta un proceso de victimización y baja estima en cuanto a la sensación de no tener una posición hegemónica en la familia, después de haber sido un eje central para su equilibrio. Destacamos, en cierto modo la paradoja de su situación de soledad. Para ella ser mujer supone ser fuerte y capaz de afrontar todas las adversidades, tanto en el plan psicológico como físico, punto de partida que no le permite pedir ayuda francamente y directamente. Su rol social pasado de mujer cuidadora no le per-mite enseñar su estado de debilidad o vulnerabilidad. No obstante, aprovecha el espacio de la entrevista para compartir sus males y quejas, de tal modo lo hace día tras día con su familia, desde que se ha instalado en esa comunicación ba-sada en la queja; se esconde detrás de sus males físicos que escoge como vin-culo de relación con su red afectiva. El peso de su estatus dentro del núcleo fa-miliar le impide beneficiarse de las miradas compasivas de sus parientes, que ha sostenido toda la vida. A su vez, en cierta manera se complace en la soledad, porque necesita seguir una rutina diaria en su entorno residencial protector, pa-radójicamente no se imagina dejar su casa para vivir en casa de algún familiar.

“Lo llevo muy mal esto de no poderme... no sé... que le pido a Dios que

me deje vivir hasta que yo me pueda valer por mí misma, en cuanto que

tenga que depender de alguien, la verdad es que no...”

“Mi sobrina. La que se ha quedado ahí conmigo y luego me llevó a su ca-

sa tres días, pero yo sola sino me las he ido arreglando, sola. Porque de

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La infravivienda en la Diócesis de Madrid

Fase II. Historias de vida

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todas formas, no sé cómo decirte, pues no sé, no es que sea, estás en tu

casa, haces cuando quieres te acuestas, cuando quieres te levantas,

cuando quieres comes, no eso. Cuando estás en casa de alguien tienes

que adaptarte a los demás y además, te digo una cosa, yo soy muy sen-

sible, entonces digo, para irme a vivir con cualquiera de mi familia, cual-

quier gesto, cualquier cosa, esta sobrina que te digo, tiene una manera de

ser, es buenísima, tiene un corazón porque ha tenido en su casa a la

suegra, no, al suegro, que cayó con como se llama eso Alhzeimer y la tía

que llevaba, que era soltera, por parte de su marido, eh, la ha tenido casi

veinte años, porque la quisieron llevar, son tres hermanos y la quisieron

llevar a una residencia y no lo consintió mi sobrina, dijo que no lo consen-

tía y luego encima de la tía el suegro que murió antes, pero estuvo unos

cuantos años peleando con los dos, una chica joven, tenía una mujer que

iba, una asistenta, pero lo demás todo lo hacía ella, darlos de comer, to-

do, ya te digo que ha pasado.”

“Pero es de una forma de ser que yo no sé si lo hace por darte ánimos

con eso o será, porque a mi no me da ánimos con eso, me llama, ¿qué tal

estás? Uy, pues mal, bueno, pero eso es del tiempo, tía, pues a mi tam-

bién me duele la pierna, porque está operada de la columna, ella, será el

tiempo, pues vale, es que tú te estudias mucho, tía, es que estás siempre

pendiente... digo, vamos, será, que si yo no tengo a nadie, no es cuando

tienes una pareja o alguien, que parece que es un desahogo decir, pues

oye me duele esto o lo otro, pero si estoy sola, pues...”

�� Ayuda y asistencia Sólo recibe ayuda a domicilio a través del Ayuntamiento, una vez a la semana para ordenar y limpiar superficialmente las cosas básicas de la casa. No es más que un pequeño sustituto de ayuda que no cubre suficientemente las necesida-des del hogar de la entrevistada; la casa necesitaría un mantenimiento de fondo, un saneamiento de las paredes… además su grado de dependencia y sus nece-sidades diarias supondrían una asistencia más continua. Por ejemplo, lamenta que esta persona no baje a hacerle pequeñas compras los días que viene; dice que no está estipulado en sus condiciones laborales. La entrevistada no controla la provisión ni la gestión de esa ayuda proporcionada de forma puramente asis-tencial por la Institución; es un aspecto muy negativo de la ayuda social percibi-do por la entrevistada que ya en sí sufre por tener que depender de otra persona ajena a su entorno social. También tiene instalada la teleasistencia que considera como un recurso infor-mal de asistencia porque le procura una sensación de seguridad y tranquilidad

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respecto a la ayuda potencial que le puede proporcionar, pero sin invadir su es-pacio de intimidad.

“- Y en la casa ¿le ayuda alguien a limpiar?

Mira, ahora viene una chiquita porque tengo como yo digo lo del botón

- Teleasistencia

Si, para lo de si me pongo mala y eso, pero no te creas... y me arreglaron

lo de la chiquita, que viene una chica los viernes de doce a dos, para

ayudar, para hacerme eso, pero mira, yo soy así de tonta en ese sentido,

porque resulta que me vino una que era encantadora, me hacía todo rá-

pido y deprisa y tal, pero no sé porqué la cambiaron, porque creo que las

cambian, a no sé donde y ella dice, esperanza, cuánto lo siento y tal y yo

también lo siento, pues eso, ya ha venido otra chica que lleva dos meses,

pero es más joven y mira... el viernes llega, mira la casa como está, que

está todo muy viejo porque todo está muy dejado, pues digo ya, para cua-

tro días que me quedan. el otro día, el último viernes viene y dice, pues si

vieras como friega el suelo, con el mocho, yo que lo sé hacer y que lo he

hecho, pues no quiero ni mirar, digo, como está todo tan mal, si me lo

arreglan, digo, mira, el cuarto de baño y la cocina, le pasa por encima,

enseguida termina, llega a lo mejor a las doce y algo y bueno, se pone,

porque habla mucho, habla mucho de las comidas y alimentación y tal, es

una chica que tiene treinta y tres años, yo no la digo nada, estoy sentada

ahí y a la una y veinte ya había terminado, digo, ya has terminado, digo,

se sentó ahí y digo, porqué no me haces un favor, porqué no me vas a los

chinos, que están ahí mismo los chinos, porque pongo todos los días una

vela, ya ves todo lo que tengo ahí, pero bueno , eso son manías mías que

ya cuando me arreglen esto lo tendré que quitar.”

Si embargo, tiene una visión negativa, según los mismos principios de su madre, respecto a los centros de día o residencias. Se resiste a solicitar este tipo de ayuda hasta no llegar a una situación extrema, además lo percibiría como un abandono por parte de su familia. Sin embargo, al contrario que su madre, la entrevistada no se beneficia de un cuidado permanente de su familia, lo que le produce este resentimiento ante la soledad que padece.

“No sé qué decirte cariño, por contar, 84 años mira si dan de sí para co-

sas, madre mía, de todo he pasado hija... de todo, mi hermana y mi cu-

ñado me dicen, sobre todo, que a gustito en una residencia, para estar

solo yo en una residencia... pero no me... en eso me parezco a mi madre,

cuando llevaban a las madres que contaban en la peluquería que habían

llevado a sus madres a una residencia mi madre decía, anda, qué sinver-

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güenzas, llevar a la madre a la residencia, así se la quitan del medio y yo

como mi madre, no, estarán muy bien, porque deben estar bien, les

hacen todo, pero es muy triste, de estar en tu casa, haces lo que quieres,

si quiero me acuesto, si quiero me levanto pues estar sola y no tienes a

quien quejarte, pero eso no sé... mi final será ese, cuando no me pueda

valer, pero mientras que pueda, pues tengo fuerzas para poderme yo.”

�� Salud mental y salud física Uno de los inconvenientes de vivir sola es el sentimiento de soledad que puede llevar al abatimiento moral y que es percibido como una causa de leve depre-sión. Vive la vida solitaria como un vacío dejado por las personas que ya no es-tán. La soledad tiene que ver con la ausencia habitual de una persona con quien hablar y que pueda ser un apoyo en momentos de preocupación o de abatimien-to. Por tanto, se relaciona con la necesidad de hablar con alguien, de tener com-pañía y, por último, con el aburrimiento. El hecho de no tener a alguien con quien hablar puede llevar al aburrimiento, pero en casos más graves lleva a sentimien-tos como la tristeza, la angustia y el sentimiento de vacío. Cuando el sentimiento de soledad se expresa en estos términos es cuando más claramente se asocia a la depresión. El estado de depresión está relacionado también con su estado general de sa-lud, preocupación inherente a las personas mayores como realidad objetiva co-tidiana que se suma a problemas subjetivos de salud. La entrevistada sufre mu-chas molestias y problemas más o menos importantes de salud física, además de otros que ha somatizado a partir de tener su salud mental debilitada. Su estado de salud está relacionado con las limitaciones que padece para des-envolverse en actividades diarias de la vida; de ese modo se mide el riesgo so-cial de la entrevistada a través de la dificultad para acudir a actividades cotidia-nas más básicas, en otros términos ser más o menos dependiente. Los problemas de salud limitan la movilidad de la persona, por tanto tiene dos consecuencias principales: su autonomía está reducida y tiene dificultades a la hora de establecer o mantener relaciones sociales. Estos obstáculos tienen im-portantes implicaciones en su salud mental y limitan su universo social a su es-pacio residencial, cuestión que hace imprescindible la adecuación de la casa. La casa es casi el único reducto de socialización de esta persona, donde puede recibir invitados a falta de salir a relacionarse.

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�� La problemática residencial Valoramos a través de este relato biográfico la percepción de una persona ma-yor sobre su estilo de vida a nivel material, afectivo y relacional. Por un lado, aparece que el deseo de independencia es causa de un cierto aislamiento resi-dencial cuyo desarrollo ha sido animado por factores de circunstancias. Hemos visto que este aislamiento no es sinónimo de ruptura con la relación familiar y/o social, sino más bien una red de solidaridad ejerce a su alrededor, centrado esencialmente en las mujeres de la familia y el sobrino, además de la ayuda for-mal de Cáritas. Asimismo, se enfrenta a los lastres inherentes a su situación de aislamiento como son sus dificultades económicas, problemas de salud, gestión de las tareas domésticas, etc. Su estado deficiente de salud físico y mental influ-ye en su capacidad de participación social y por lo tanto genera dependencia. Como ya hemos explicado, tomamos la vivienda como espacio que abarca las diferentes dimensiones del ser social, por tanto se entiende que la vivienda es una necesidad social de primer orden, de manera que, quien no puede mante-nerse en ella o tiene problemas para acceder, tiene problemas para la inclusión en la sociedad en la que vive, incluso para su supervivencia en caso de un per-sona mayor con una salud vulnerable. La exclusión social forma parte de esos factores de exclusión que son a la vez causa y efecto de dicha exclusión o situa-ción de riesgo. Ya hemos visto que la vivienda es un elemento clave en la vida de cada perso-na. Su importancia crece con el paso del tiempo, en la medida en que se empie-za a perder autonomía y la ayuda exterior se hace necesaria. Hasta este mo-mento la problemática residencial de las personas mayores es bastante similar a la que experimentan otras personas de edad diferente. Sin embargo, cuando el envejecimiento empieza a alterar las necesidades cotidianas, la vivienda puede convertirse en un elemento que agrave los problemas e impida su solución. In-cluso por sí misma puede convertirse en el principal handicap para que pueda mantenerse el mismo nivel de calidad de vida disfrutado hasta este momento. Más allá de la necesidad primaría de tener un techo, la casa conlleva aspectos fundamentales para el equilibrio emocional de la persona mayor, ya que ha cris-talizado muchos de sus recuerdos en las paredes entre las que ha vivido toda la vida. Es necesario diferenciar dos ejes que nos ofrecen las claves de su vulnerabilidad residencial. Uno, la especial fragilidad e inestabilidad económica que ha padeci-do a raíz de un suceso tramposo con la vivienda, ya que si no fuera por la ayuda del sobrino que compró la casa cuando estuvo subastada, hoy en día estaría en la calle o en una residencia contra su voluntad o bien en casa de algún familiar

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con las consecuencias negativas que hubiera podido suponer en la convivencia familiar.

“Ya, ya... yo teníamos unos amigos, un matrimonio muy amigos que viví-

an en la sierra de Madrid y resulta que una amistad muy buena porque

pues yo qué sé que con la cuñada y me hicieron la faena, ellos hace poco

vinieron aquí y me invitaron a comer aquí cerca, pues digo, si, es el her-

mano de esta niña que me hizo la faena. Estaba yo muy mal entonces de

los ojos, llevaba lentillas y no veía apenas y la verdad, confié en ellos, y

no se lo dije a ninguno de mi familia porque si se lo digo a un sobrino que

luego se ha muerto que ese sabía y me hubiera dicho algo pero como no

dije nada, no se lo dije ni a mi hermana, la que estaba conmigo. Y me lia-

ron de una manera, el matrimonio que porque tenían una finca en Ante-

quera y tenía agua potable y lo iban a urbanizar y les hacía falta no sé

cuanto dinero, unos millones, pues el banco, total que iban a pedir un

préstamo y necesitaban, pero tenían todo tan agotado, las amistades que

recurrieron a mi y me pidieron la escritura de la casa y yo tan ingenua se

lo di y fui al banco con ellos, yo no pude leer nada porque entonces no

veía, pues ellos pues firmé como que era la que avalaba, claro, con las

escrituras de la casa y cuando pasó eso que no pagaban, pues me man-

daban a casa y yo le decía, la llamaba y me decía no te preocupes que

ya, pues claro... y Eduardo va a ir al banco y arreglar y no pagaban y se

fueron de Madrid a Málaga, ya no tenía señas ni nada, solo el teléfono

que luego ya no y al final pues como no pagaban y yo no podía hacer

frente, no lo podía pagar...

- Eso ¿cuándo ha sido más o menos?

Hace ya, pues no sé qué años hará, no te puedo decir, pero 8 ó 10 años.”

El incidente se arregló y la situación residencial de la señora retomó relativa normalidad aunque ahora la casa no le pertenezca sino a su sobrino que le paga también los gastos de la comunidad. El otro eje es el que hace que sea muy vulnerable económicamente, a pesar de haber trabajado hasta los setenta años, aproximadamente, pero sólo ha cotizado el equivalente de una pensión de jubilación mínima. Sin el apoyo ni las ayudas económicas familiares, de la hermana o del sobrino y sin la intervención de la Fundación Constructora Benéfica de Cáritas, la entrevistada no podría paliar las situaciones de deterioro tanto de su propia salud y mantenimiento personal como de la casa, ya que tiene problemas de equipamiento básico que la hacen inade-cuada para vivir.

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Fase II. Historias de vida

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El recurrir a las ayudas familiares es por tanto fundamental en todo momento, especialmente en el momento del fallecimiento de la madre, que en el caso que nos interesa, la madre ha sido su principal compañía, en cuanto al apoyo afecti-vo y emocional que le proporcionaba y a pesar de haber sido una importante carga doméstica. Esta situación provoca la necesidad de realizar cambios o adaptaciones en aspectos esenciales de la vida cotidiana y cuando se empieza a producir problemas físicos y psicológicos que afectan a la autonomía de la per-sona; sin embargo a pesar de todo, la familia intenta mantenerla en su casa que es su principal lugar de referencia. Igualmente destacamos que una de las con-diciones esenciales para el seguimiento social de esta mujer debe ser el equili-brio residencial. Por tanto, está a la espera de las obras de rehabilitación y adap-tación. En la actualidad, su única solución residencial es la ayuda proporcionada por Cáritas y el programa de la Fundación Constructora Benéfica con la reforma de su casa que le permitirá permanecer en casa en condiciones más propicias de vida, mediante la adaptación de instalaciones que hasta ahora representan ba-rreras en su día a día. Esa obra es importante en cuanto a que representa segu-ridad y cierta estabilidad; le da una posibilidad suplementaria a la hora de decidir si quiere permanecer o no en su vivienda, sobre todo ante la opción extrema de acudir a una residencia, evolución residencial padecida y no deseada.

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Fase II: Conclusiones

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CONCLUSIONES DE LA FASE II

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Fase II: Conclusiones

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En cada una de las historias se ha podido observar el papel de la situación resi-dencial en el proceso de la vulnerabilidad y/o exclusión social. De esta manera, cada una de las historias analizadas ha mostrado cómo su situación de vulnera-bilidad residencial acentúa su estado de precariedad social. A través de la primera historia observamos que el recorrido residencial de una persona inmigrante es reflejo de su proceso migratorio. La protagonista se bene-ficia, en principio, de una estabilidad residencial de tenencia por ser propietaria de su casa. Sin embargo, esa cuestión se ve descompensada por una situación administrativa de partida desventajosa, que se suma a una precariedad econó-mica y laboral, que le ha llevado a vivir en situación de hacinamiento y promis-cuidad. Para comenzar, ser inmigrante ha sido su principal factor de riesgo resi-dencial y, se ha reforzado según los problemas que ha sufrido a lo largo de su recorrido vital y migratorio, ambos al origen de esa espiral de vulnerabilidad. Destacamos el rol destructor de sus experiencias maritales a raíz de los malos tratos sufridos, rupturas afectivas que influyeron en su estado anímico y en las relaciones de convivencia con sus hijos. Ante esta situación, además de benefi-ciarse de una red institucional de apoyo, su herramienta personal ante las adver-sidades es la fuerza que saca de su espiritualidad, la fe que le proporciona tran-quilidad emocional a través del desarrollo de cierto fatalismo. La segunda historia nos ha informado sobre la realidad social de una mujer sola con hijos a su cargo, que reside en una vivienda de integración social. En la ac-tualidad, puede contemplar su situación residencial positivamente por la estabili-dad que se beneficia, pero ya nos señala la angustia que le produce la perspec-tiva de la transición a una vivienda normalizada, por tener una situación laboral y económica muy precaria. Sin embargo, podría apoyarse en su trabajo que es, para ella, fuente de orgullo, le genera autoestima y seguridad personal. Por lo tanto, la apuesta principal de esta persona es conseguir ahorrar el dinero sufi-ciente para poder ser autónoma y acceder a una vida normalizada. También es víctima de vulnerabilidad emocional que es el resultado de sucesivos malos tra-tos sufridos por parte de su padre y de su ex marido, los cuales no ha superado todavía y, que frenan el proceso de recomposición, que a su vez, le debería permitir alcanzar su inclusión social como madre y mujer. La historia tres relata la situación residencial de una persona mayor, propietaria de su casa, cuyos recursos económicos no le permiten mantener su vivienda en buen estado ni realizar las obras de adaptación que necesita para su adecua-ción; por tanto, las obras de rehabilitación se llevarán a cabo a través un pro-grama de Cáritas. Esta experiencia es también el relato de la soledad de una persona mayor que ha perdido sus principales lazos afectivos al mismo tiempo que perdió sus compañeros de convivencia, es decir, su madre y una de sus

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Fase II: Conclusiones

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hermanas. Señalamos el papel de la religión en cuanto acudir a la iglesia es un refugio en su soledad y el rezo le ayuda a afrontar las rupturas afectivas que ha sufrido como el fallecimiento de sus seres queridos. Destaca sobre todo la vi-vienda que es un lugar cargado de historia familiar y recuerdos afectivos, la per-manencia en ella es consecuentemente clave en la construcción de un individuo como ser social y para el mantenimiento de la salud física y mental de la entre-vistada. La problemática residencial de esta persona mayor se centra en la ges-tión de su cotidianeidad que hace, especialmente, necesaria el mantenimiento de sus vinculaciones personales con el espacio privado, en particular, si ha sido su lugar de convivencia de toda la vida, además si su vulnerabilidad económica no le permite disponer de otro recurso residencial. La exclusión social es un fenómeno multidimensional, por tanto, estos factores de vulnerabilidad no se pueden ver aisladamente ya que están interrelacionados. Una de nuestras primeras conclusiones parte de nuestra hipótesis general de partida, es que la situación residencial es la base de una forma de vida, con más o menos bienestar, que incide en los factores de vulnerabilidad y la alteración de uno de estos factores incidiría a su vez en todos los demás, afectando a toda su situación. Se ha detectado una espiral de vulnerabilidad social cuyo eje central es la vi-vienda, ya que nos hemos propuesto tomar la vivienda como espacio que abarca las diferentes dimensiones del ser social; la vivienda es una necesidad social de primer orden, de manera que, quien no puede acceder a una vivienda adecuada o tiene problemas para mantenerse en ella, tiene problemas para la inclusión en la sociedad en la que vive. La exclusión social forma parte de esos factores de exclusión que son a la vez causa y efecto de dicha exclusión y/o situación de riesgo. La infravivienda vertical, en oposición al chabolismo horizontal, es más bien un fenómeno invisible. Si una concentración de edificios en estado malo se puede constatar a primera vista, las situaciones extremas de convivencia y/o conflicti-vas no se pueden ver desde la calle. Por otra parte, las viviendas más degrada-das suelen situarse en barrios antiguos que acumulan el deterioro de su entorno físico, social y económico; han sido progresivamente despoblados de sus capas más favorecidas económicamente, por lo tanto, barrios que con el paso del tiem-po han sido estigmatizados a través de su población percibida como socialmente marginada. Sin embargo, las tres historias nos enseñan realidades de exclusión distintas que se identifican en todo tipo de zonas urbanas, detrás de diferentes perfiles.

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Fase II: Conclusiones

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A través de estos relatos biográficos, se ha revelado una acumulación de obstá-culos sociales y propios de los recorridos vitales de las personas entrevistadas. Las dificultades de acceso y/o permanencia en la vivienda de tipo coyuntural a los cuales han podido acoplarse y obstáculos inherentes a las personas entrevis-tadas. Precariedad laboral y económica Destacamos factores de vulnerabilidad, relacionados a la situación laboral y económica de las protagonistas de estas historias, que les debilitan ante el ac-ceso al mercado de la vivienda y, después en cuanto a su estabilidad residen-cial. Todas tienen escasos recursos económicos que sólo les permiten cubrir los gastos básicos de subsistencia, por lo cual precisan de las ayudas de institucio-nes sociales y/o familiares o parientes para cubrirlas. Cabe señalar que en los casos de las entrevistadas ocupadas, los sueldos son muy bajos a pesar de tra-bajar jornadas completas. Esta cuestión, además de ilustrar la precariedad del mercado laboral español, es también de género. Por un lado, las mujeres acce-den principalmente a determinados perfiles laborales y en general se ven apar-tadas de otros sectores reservados a los varones; por otra parte, padecen dis-criminación salarial, en cuanto perciben retribución más bajas por realizar traba-jos de igual valor. El punto de partida de esa situación de vulnerabilidad se encuentra en la preca-riedad de la economía del hogar que dificulta la gestión del día a día y reduce al máximo su capacidad de prever el mañana o vivir sin prestar atención al gasto diario. Asimismo, los escasos recursos económicos no les permiten ahorrar para esperar mejorar su situación social y, por supuesto, residencial. La situación laboral y económica de estas personas es un factor determinante en la posibilidad de mejora del conjunto de su situación social y por tanto residen-cial: conseguir estabilidad, seguridad y beneficiarse de buenas condiciones de habitabilidad, en adecuación con sus necesidades tanto de espacio de conviven-cia como de intimidad. Por lo tanto, es una preocupación central en sus vidas, una inseguridad que les genera mucha angustia, puesto que estas dificultades no parecen tener una resolución directa; todo ello tiene su origen en una acumu-lación de lastres tanto personales, - handicaps, estigmas y/o escaso capital so-cial - como externos, por ejemplo desde la precariedad del mercado laboral y/o de la vivienda.

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Fase II: Conclusiones

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Mercado de la vivienda excluyente de los más desfavorecidos, una oferta inadaptada. La inadaptación de la oferta de vivienda es también una cuestión central en la situación de riesgo de las personas vulnerables. La escasa oferta de vivienda social y pública nos orienta para analizar la dificultad de los hogares más desfa-vorecidos a la hora de poder esperar mejorar su situación residencial. A esa es-casez se añade un mercado privado de vivienda poco asequible, a lo cual se añade una escasa oferta de vivienda en alquiler, opción elegida por ejemplo por las familias inmigrantes en los primeros pasos de su recorrido migratorio, los recién llegados a espera de estabilización y mejora de su situación laboral. En muchas ocasiones, es una opción residencial elegida por los hogares que, al no tener recursos financieros suficientes o una situación laboral estable, no pueden acceder a la propiedad. Generalmente no existe, desde el mercado privado, una oferta adaptada a los hogares más vulnerables, que desempeñaría un rol integrador en vez de exclu-

yente, o una oferta pública contundente, es decir, una oferta real cuantitativa-mente que responda a la amplitud de la demanda potencial. La cuestión de la vivienda de los más desfavorecidos no se beneficia aún de una política específica, no existe un mercado digno receptor de estas familias. No obstante, en este panorama de exclusión desde el mercado, destacan progra-mas gestionados por organismos de ayudas sociales, como Cáritas Madrid en acuerdo con las administraciones públicas, que tratan de responder a la deman-da más vulnerable, proporcionándoles el apoyo social que necesiten para inten-tar arreglar su situación. El programa de Vivienda de Integración Social (VIS) ofrece a las familias, una solución residencial temporal, para permitirles su recomposición social y econó-mica. Por lo tanto, la vivienda es una herramienta de acompañamiento social, en cuanto que la vivienda es pues un espacio a través del cual establecemos nues-tras referencias sociales. Espacio en el que se construye nuestra identidad, el lugar de la familia y la socialización, lugar de la actividad y relación social y tam-bién es el espacio desde el que nos relacionamos con nuestro mundo exterior a través de continuos intercambios de bienes y servicios. En consecuencia, este proceso es más bien una etapa residencial en el recorrido de una familia al bor-de de la exclusión, puesto que la estabilidad que representa lleva fecha de caducidad; esa temporalidad conlleva una inseguridad que se refuerza por la carencia de solución residencial normalizada, social o privada, receptora de estas familias hacia una trayectoria residencial ascendente. Mientras la VIS deberían ser una mejora, su eficiencia se ve reducida por un sector residencial

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Fase II: Conclusiones

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mejora, su eficiencia se ve reducida por un sector residencial convencional más bien excluyente. Ante la escasez de esta oferta de soluciones residenciales formales y/o según el estatus administrativo de la persona considerada, destacan las estrategias indi-viduales de búsqueda y acceso a la vivienda, como tantas estrategias de super-vivencia: compartir piso con otras personas y/o familias, compartir gastos del alquiler, alquilar habitaciones del piso para el pago de las mensualidades de la hipoteca… decisiones muchas veces percibidas como situaciones de conviven-cia forzosa, que pueden afectar la salud física y mental de los residentes, tam-bién dañar las relaciones familiares o llevar a conflictos violentos en contextos críticos de hacinamiento y/o promiscuidad. Trayectoria residencial, eje de una espiral de vulnerabilidad Los itinerarios de las entrevistadas nos ofrecen claves de su situación de vulne-rabilidad social. Las entrevistadas de las dos primeras historias no han experi-mentado recorridos residenciales lineales, sino más bien altibajos emocionales que implican que se hayan quedado en una franja al borde de la exclusión. A pesar de haberse beneficiado puntualmente de ciertas mejoras, en cuanto al régimen de tenencia o calidad habitacional, estas mejoras están siempre des-compensadas por otro factor de exclusión que les impide salir de su situación de vulnerabilidad. Por lo tanto, sus trayectorias residenciales no son ascendentes. Una trayectoria residencial “positiva” supondría una mejora duradera de la situa-ción, en cuanto la persona pueda recuperar fluidez en su recorrido, reactivar un proyecto residencial o garantizar su permanencia en una vivienda adaptada a sus necesidades. Esto puede ser impulsado por una buena o “mejor” situación económica y/o personal, afectiva y emocionalmente saneada, que permitiría en-contrar las herramientas para subir al “escalón” superior, que en la actualidad es insuperable, tanto por la acumulación de dificultades materiales como lastres físicos, psíquicos y/o familiares que pueden frenar su progresión en la inclusión y el bienestar. En definitiva, en cada una de estas historias se ha podido observar la vivienda como un factor de integración social; es decir, que para las personas más vulne-rables, como son las tres entrevistadas, cada una a su manera, la vivienda es un pilar imprescindible para su equilibrio vital, en cuanto a estabilidad familiar, desa-rrollo personal y social; pero, también hemos visto que esa espiral de vulnerabili-dad es reforzada por una variedad de factores de riesgo, de tipo elemental que hacen necesario otro tipo de ayuda y apoyo social. Por lo tanto, en temas de exclusión si bien la vivienda es una herramienta central de intervención no puede

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Fase II: Conclusiones

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

ser suficiente, sino que se debería partir prioritariamente de la cuestión de la vulnerabilidad social, es decir del sujeto como para definir el abanico de sus ne-cesidades sociales. Intervenir sobre la vivienda en cuanto a su accesibilidad y/o habitabilidad parece imprescindible para garantizar la inclusión a corto plazo, sin embargo, centrarse en la persona permite abordar toda la complejidad de una situación de exclusión, sin limitarse a perfiles sociales unitarios inexistentes en el estudio de la infravivienda, a su vez construyendo condiciones duraderas y re-producibles de integración social.

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid

Fase III: Resultados de la Encuesta

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LA INFRAVIVIENDA EN LA DIÓCESIS DE MADRID

FASE III. RESULTADOS DE

LA ENCUESTA

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

1. METODOLOGÍA

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

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1.1. Universo y muestra 1.1.1. Identificación del universo Se ha planteado realizar una encuesta a los hogares de la diócesis de Madrid que se encuentran en situaciones de infravivienda. Las entrevistas se han hecho personalmente y de manera presencial en los domicilios y a uno sólo indi-viduo (mujer o varón) por domicilio. A la persona que se realizaba la encues-ta, se le ha formulado una serie de preguntas de identificación (14 variables) de tipo sociodemográfico. Por lo tanto, el universo al que se dirige la encuesta lo componen el conjunto de hogares que se encuentran en situaciones de infravivienda. En primer lugar, nos hemos apoyado sobre la investigación de la Empresa Municipal de la Vivienda de Madrid, “Exclusión residencial” dirigida por Luís Cortés Alcalá que nos ha permitido realizar una estimación previa del universo de investigación, según la cual la tasa de infravivienda media de los hogares madrileños ronda el 10%, es decir 127.000 hogares. En segundo lugar, la explotación de datos secundarios realizada a partir de los ficheros oficiales del INE, Censo de Población y Vivienda 2001, nos ha permitido ajustar esta aproximación, por lo tanto, el universo de la investigación es 128.549 hogares que se encuentran en situaciones de infra-vivienda en la diócesis de Madrid. 1.1.2. Muestra teórica diseñada y muestra realizada Se ha planteado un diseño de la muestra probabilística y polietápica con un tamaño muestral proporcional para el conjunto de hogares en situaciones de infravivienda, estratificada mediante un sistema de afijación proporcional en la etapa del muestreo según vicaría y mediante afijación estratégica en la etapa del muestreo según tipo de viviendas. Las variables que se han tenido en cuenta para la estratificación eran: tipo de vivienda y vicaría. El tamaño de la muestra era de 415 hogares que se encuentran en situaciones de infravivienda, a través de una encuesta domiciliaria, realizando sólo una entrevista por domicilio. Con esta muestra, se ha estimado un margen de error del ± 4,8%. En un primer momento, se han recogido siete tipos de viviendas consideradas como infraviviendas. Al diseñar proporcionalmente la distribución muestral, a partir de la explotación de los datos secundarios de la Fase I, han destacado tres tipos de vivienda que representan el 90% del universo de infravivienda de la dió-cesis de Madrid, es decir del conjunto de los hogares que se encuentran en si-tuaciones de infravivienda: las chabolas, las viviendas de varias alturas y las

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casas bajas; estos tres tipos de vivienda se han construido mediante la siguiente agrupación:

�� El grupo “Chabola” reúne las instalaciones provisionales y prefabricadas, los alojamientos no concebidos como vivienda (almacenes, locales…) y las chabolas, barracones y cobertizos.

�� El grupo “Vivienda de varias alturas” agrupa los edificios o casas en pro-

ceso de derribo, las corralas y las viviendas convencionales en edificios de varias alturas.

�� En el grupo “Casa baja” entran las casas bajas, unifamiliares y de arqui-tectura obsoleta.

Las casas bajas y las chabolas, cobertizos, etc. sólo representan una proporción reducida del conjunto de las infraviviendas de la diócesis de Madrid, por tanto, se ha dispersado la muestra con el fin de que hubiera representación de todos los tipos de infravivienda. En las siguientes tablas se puede ver la distribución de la muestra teórica dise-ñada antes de lanzar el trabajo de campo y la muestra finalmente realizada. Tabla 1.1.1. Distribución de la muestra teórica

TIPO DE VIVIENDA VICARÍA Chabolas Viviendas

varias alturas Casas bajas TOTAL

VICARÍA 1 2 27 0 29

VICARÍA 2 0 41 0 41

VICARÍA 3 7 66 1 74

VICARÍA 4 7 58 3 68

VICARÍA 5 6 64 0 70

VICARÍA 6 4 31 1 36

VICARÍA 7 1 32 1 34

VICARÍA 8 3 51 9 63

TOTAL 30 370 15 415

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Tabla 1.1.2. Distribución de la muestra realizada. Vicarías según tipo de vivienda.

TIPO DE VIVIENDA

VICARÍAS Chabolas Viviendas varias alturas

Casas ba-jas

Muestra realizada

VICARÍA 1 0 26 3 29

VICARÍA 2 0 42 0 42

VICARÍA 3 11 63 0 74

VICARÍA 4 10 55 4 69

VICARÍA 5 7 63 0 70

VICARÍA 6 5 30 0 35

VICARÍA 7 0 34 0 34

VICARÍA 8 0 50 12 62

Nº cuest./tipo vivienda 33 363 19 415

Como podíamos deducir desde las propias características del objeto de investi-gación, en cuanto la infravivienda, y en particular el chabolismo horizontal, es una realidad muy versátil, se han producido desviaciones entre la muestra teóri-ca planteada antes del trabajo de campo, y la muestra finalmente realizada. Concretamente, esta desviación se puede explicar por algunas incidencias en el trabajo de campo debidas, principalmente, a cambios notables en el universo de los núcleos chabolistas de la diócesis de Madrid. La intervención urbanística so-bre los poblados chabolistas y los realojos conexos siguen activos en la actuali-dad, por lo tanto el último censo a 31 de diciembre de 2006 proporcionado por el IRIS, resultaba desfasado a penas unos meses más tarde. Consecuentemente hemos tenido que ajustar la muestra con el fin de respetar la proporción de infra-vivienda por vicaría. 1.1.3. Explotación estadística El informe de resultados que se presenta en los siguientes capítulos se funda-menta sobre una explotación estadística básica de las 415 entrevistas realiza-

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das: frecuencias, porcentajes y cruces bivariados de las principales variables independientes. A este respecto hay que explicar que los datos globales para el conjunto de los hogares que se encuentran en situaciones de infravivienda cuentan con la sufi-ciente fiabilidad como para poder tomarlos en cuenta, dado que son datos con un margen de error del +4,8. Por otra parte, se ha realizado en todos los capítulos de este informe, una des-agregación de la información en función de tres tipos de infraviviendas según las vicarías de la diócesis de Madrid. El objetivo es el de proporcionar a Cáritas Ma-drid información según criterios geográficos y características de infraviviendas de la diócesis de Madrid, puesto que entendemos que pueda ser de utilidad para las diferentes vicarías. Los tipos de infravivienda que se han desagregado son las siguientes:

�� Chabolas: 33 entrevistados � Viviendas en altura: 363 entrevistados � Casas bajas: 19 entrevistados

Al igual que los datos correspondientes a cruces de dos variables, los datos desagregados por estos tipos de infraviviendas marcan tendencias de lo que pueda estar ocurriendo en cada vicaría. En ningún caso son concluyentes pues-to que las bases muestrales son bajas, como por ejemplo en casas bajas. 1.1.4. Construcción de indicador e índice En primer lugar, se ha construido un indicador de infravivienda según las varia-bles constitutivas de las cuatro dimensiones que conforman la exclusión residen-cial: habitabilidad, adecuación, accesibilidad y estabilidad. De manera anexa, en la siguiente tabla describimos las variables que hemos utilizado para cada una de estas cuatro dimensiones.

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Tabla 1.1.3. Las cuatro dimensiones de la exclusión residencial

HABITABILIDAD ACCESIBILIDAD ESTABILIDAD ADECUACIÓN

Seguridad constructiva, estado de la edificación,

instalaciones básicas

Disposición del bien, uso normalizado, es-

fuerzo social y económico razonable

Seguridad y con-tinuidad en el uso

y disfrute

Posibilidades de uso, acce-sibilidad espacial y física,

independencia y autonomía de los residentes

Indicadores de vivienda Carecer de al menos una de estas características: • Agua corriente, • Ducha, • Electricidad, • Sistema de evacua-

ción de aguas resi-duales,

• Salida de gas, • Sistema de ventila-

ción en cocina y baño (ventanas y/o extrac-tores).

Indicadores según estado de la edificación Estado deficiente: • Mal estado de las ba-

jadas de lluvia, • Mal estado de la

evacuación de aguas residuales,

• Filtraciones en los te-jados o cubiertas, Humedades en la parte baja del edifi-cio.

Estado malo: • Existencia de grietas

acusadas o abom-bamientos en facha-das,

• Hundimientos o falta de horizontalidad en techos o suelos

Estado ruinoso: • Se encuentra apunta-

lado, • Se está tramitando la

declaración oficial de ruina o existe decla-ración de ruina.

Principales dificultades encontradas a la hora de buscar un alojamien-to: • Irregularidad admi-

nistrativa • Ingresos insuficien-

tes • Falta nomina y/o

aval • Discriminación • Racismo • No hay alojamien-

tos disponibles, los alquileres son muy caros

• Viviendas en malas condiciones, zona poco deseable

Impagos de recibos (luz, agua, alquiler, hipoteca…), Avisos continuos de cortes (luz, agua), Tasa de endeudamien-to, Recursos suficientes para pagar hipoteca o alquiler mensual.

Régimen de tenencia Viviendas ocu-padas, Viviendas con-cebidas para ser temporales (pre-fabricados), Viviendas de Integración So-cial, Proceso de de-sahucio, Vivienda sub-arrendada por habitaciones.

Sobre la vivienda y/o el edificio Hacinamiento: si la superfi-cie media de la vivienda por persona es igual o me-nor de 10m2.

Promiscuidad o densidad habitacional: existe promis-cuidad cuando hay más de dos personas por habita-ción, se excluye la cocina y baño. El cociente que nos indicaría si existe promis-cuidad sería nº de perso-nas/nº de habitaciones.

Carecer de ascensor en edificios superiores a 2 alturas. Carencia de baño/retrete y/o baño comunitario.

Entorno no adecuado y deteriorado (4 ó más) • Ruido exterior, • Suciedad calles y ac-

cesos al edificio, • Malas comunicaciones, • Barrios segregados, • Carencia equipamien-

tos públicos • Vandalismo y delin-

cuencia, • Deterioro prolongado o

crónico de espacios comunes (portal, acce-sos al edificio, patio…) y/o espacios públicos (plazas, jardines…),

• Pocas o escasas zo-nas verdes.

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A cada variable corresponde una puntuación entre 0 y 4 puntos; 4 puntos repre-senta una situación de infravivienda. Para hallar el indicador de infravivienda se ha establecido una puntuación común a todas las dimensiones, para identificar en un primer momento a la no infravivienda para cada una de las dimensiones (de 0 a 3 puntos). Con el resto de las puntuaciones tratamos de clasificar la gra-vedad de la infravivienda. Para ello, hemos estandarizado las escalas de las cuatro dimensiones a una que oscila entre 0 y 100, de tal forma que los cortes que discriminan las distintas tipologías son comunes a cada una de las dimen-siones. En la siguiente tabla mostramos las puntuaciones de corte que diferen-cian los siguientes tipos de viviendas: Intensidad y escala de infraviviendas según tipos de infravivienda

No Infravivienda Infravivienda Infravivienda Grave

Infravivienda en Emergencia

ESTABILIDAD (escala de 0 a 5) De 0 a 3 4 5 --

HABITABILIDAD (escala de 0 a 49) De 0 a 3 De 4 a 18 De 19 a 37 De 38 a 49

ACCESIBILIDAD (escala de 0 a 15) De 0 a 3 De 4 a 7 De 8 a 12 De 13 a 15

ADECUACIÓN (escala de 0 a 37) De 0 a 3 De 4 a 14 De 15 a 28 De 29 a 37

INTENSIDAD (sumatorio, escala de 0 a 106)

De 0 a 3 De 4 a 37 De 38 a 80 De 81 a 106

ESCALA ESTÁNDAR Infravivienda (de 0 a 100)

-- De 0 a 33 De 34 a 75 De 76 a 100

Del mismo modo, como se puede observar en la tabla anterior, se ha elaborado una nueva variable que mide la intensidad de la gravedad de la infravivienda, para ello hemos sumado las distintas puntuaciones obtenidas en los hogares entrevistados de cada una de las dimensiones de infravivienda.

Como se observa, el sumatorio de estas cuatro dimensiones proporciona una nueva escala de amplitud de 0 a 106. La metodología que se ha utilizado para identificar la intensidad de gravedad de la infravivienda, es muy similar a la reali-zada para conocer los tipos de infravivienda según dimensiones. De esta mane-ra, consideramos que no son infraviviendas los que han obtenido puntuaciones inferiores a 4, reflejando la intensidad según las proporcionalidades otorgadas a los tipos de infravivienda en cada una de las dimensiones, sobre escala estándar

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de 0 a 100. La siguiente tabla muestra la equivalencia entre la nueva escala de intensidad con amplitud de 0 a 106 con una escala estándar de 0 a 100, a partir de la cual distinguimos dos tipos de intensidad de gravedad de la infravivienda. En segundo lugar, se ha diseñado un índice de exclusión que nos ha permitido determinar el nivel de integración social del hogar entrevistado: está en inclusión, en situación de vulnerabilidad o en pie a la exclusión social. Nos hemos apoyado en diferentes variables descriptivas de la realidad social del hogar encuestado; es decir, de un lado su situación laboral y económica, los factores personales y culturales con el fin de valorar el nivel de estigmatización social padecida, las relaciones sociales y de convivencia que se beneficia y finalmente los sucesosvitales y el apoyo social que respalda o no a la persona entrevistada. La escala del índice considerado está comprendida entre 0 y 25 puntos; la máxima puntuación registrada es de 16 puntos, con lo cual la distribución es la siguiente.

�� De 0 a 3 el hogar está en la inclusión, �� De 4 a 8 está e la vulnerabilidad, �� De 9 a 16 está en la exclusión.

Por último, hemos cruzado el indicador de infravivienda con el índice de exclu-sión con el fin de responder al objetivo fundamental de esta investigación, que era conocer la situación de la infravivienda y/o viviendas vulnerables y su rela-ción con las situaciones de riesgo de exclusión social en la diócesis de Madrid.

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1.1.5. Ficha técnica

Universo: El universo de la investigación es el conjunto de hogares de la diócesis de Madrid que se encuentran en situación de infravivienda.

Ámbito de la investigación: El ámbito de la investigación es todo el territorio de la diócesis de Madrid.

Muestra: Se han realizado un total de 415 entrevistas. La muestra es probabilística y polietápica con un tamaño muestral proporcional para el conjunto de hogares en situaciones de infravivienda, estratificada mediante un sistema de afijación proporcional en la etapa del muestreo según vicaría y median-te afijación estratégica en la etapa del muestreo según tipo de viviendas.

Margen de error: El margen de error para el conjunto es del ± 4,8%, con un nivel de confian-za del 95,5% y para p = q = 0,5.

Trabajo de Campo: El trabajo de campo se ha desarrollado entre mayo y junio de 2007. El trabajo de campo ha sido realizado por 11 entrevistadores de EDIS, S.A., con experiencia en estudios similares.

Método de recogida de la información: Los cuestionarios se han cumplimentado acudiendo a las viviendas, perso-nalmente y a un sólo individuo (mujer o varón) por domicilio. Los encuesta-dores han utilizado una hoja de respuesta en la que se anotaban los códi-gos de las respuestas emitidas por las personas entrevistadas.

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1.2. El trabajo de campo El trabajo de campo constituye una fase fundamental, pues la correcta realiza-ción bajo unos criterios técnicos previamente definidos permite la obtención de unos resultados válidos de cara a la consecución de los objetivos previstos en la investigación. En las páginas siguientes, se exponen los aspectos primordialesque han definido el trabajo de campo. 1.2.1. Instrumentos utilizados Para el correcto desarrollo del trabajo de campo de la encuesta se han utilizado los siguientes instrumentos o herramientas:

� Protocolo para la realización de las encuestas: Es el manual básico en el que se contienen todas las normas principales a seguir para un correcto desarrollo del trabajo de campo. Este instrumento sirve de base para la formación de los entrevistadores y transmite de forma sintética y sistema-tizada los elementos claves para la realización de las entrevistas.

� Cuestionario: Se trata de un cuestionario estructurado y precodificado.

� Hoja de respuesta: Los encuestadores han utilizado una hoja de respues-ta en la que se anotaban los códigos de las respuestas emitidas por las personas entrevistadas. Mediante este procedimiento, se garantiza una correcta cumplimentación del cuestionario, facilita los controles de calidad a través de depuraciones manuales, y resulta muy versátil a la hora de grabar la información recogida.

1.2.2. Desarrollo de la encuesta La recogida de información se ha llevado a cabo mediante entrevistas realizadas personalmente y de manera presencial, entre los meses de mayo y junio de 2007. Para la realización del trabajo de campo se han organizado y desarrollado las tareas atendiendo al siguiente plan de trabajo:

�� Elaboración y preparación de material. �� Selección y formación de los agentes entrevistadores. �� Administración del cuestionario. �� Resultados del trabajo de campo. �� Supervisión. Controles de calidad.

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� Elaboración y preparación del material: La investigación realizada ha requerido la elaboración y manejo de un número importante de materiales necesarios para la realización del trabajo de campo y para la supervisión del mismo. En concreto, el siguiente:

�� Protocolo para la realización de las entrevistas. �� Acreditaciones. �� Cuestionario a seguir para la realización de las entrevistas. �� Hoja de respuestas para la anotación y posterior grabación de las

respuestas de los entrevistados.

� Selección y formación de los agentes entrevistadores: Este trabajo se realizó con un equipo de once entrevistadores. Todo este personal fue di-rigido desde las oficinas de EDIS, S.A., por la responsable de campo de la empresa. Las reuniones formativas que se han llevado a cabo, se hansustentado fundamentalmente en el Protocolo de recogida de información que se ha elaborado ad hoc para la investigación. Los contenidos transmi-tidos en éstas se basaban en los siguientes aspectos:

�� Descripción genérica del desarrollo de una entrevista. �� Descripción concreta de la entrevista “La infravivienda en la dióce-

sis de Madrid”. �� Realización de las entrevistas. Cuestionario a administrar. � Descripción de la muestra.

� Administración del cuestionario: Los cuestionarios se han cumplimen-

tado acudiendo a las viviendas.

� Resultados del trabajo de campo: Se han realizado 415 entrevistas a personas que se encuentran en situación de infravivienda en la diócesis de Madrid, con una duración media por entrevista de 30 minutos. El se-guimiento se ha llevado desde el centro coordinador que cada semana ac-tualizaba la información del trabajo de campo, tomando las decisiones oportunas ante cualquier incidencia.

� Supervisión y controles de calidad: Con el objetivo de garantizar unos

niveles óptimos de calidad de realización del trabajo de campo, se ha pro-cedido a un exhaustivo trabajo de supervisión que garantizase la calidad de la información recogida. Independientemente de las labores de inspec-ción que haya puesto en práctica la dirección técnica del estudio, desde EDIS se ha llevado a cabo la labor de supervisión, desde las siguientes vertientes:

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�� Verificación de la correcta realización del muestreo y de la correcta aplicación de los cuestionarios en su integridad, para lo que se rea-lizó una revisión manual, uno a uno, de todos y cada uno de los cuestionarios cumplimentados.

�� Verificación de la validez de la información recogida y grabada.

Previamente a la explotación y análisis estadístico, se procedió al proceso de detección de inconsistencias, evitando así la inclusión de información errónea.

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2. DATOS SOCIODEMOGRÁFICOS

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Comenzamos el análisis de los resultados procedentes de la encuesta aproxi-mándonos a la caracterización de los hogares que conforman el universo deinfravivienda en la diócesis de Madrid y de sus componentes. Para ello, recurri-mos al análisis de variables sociodemográficas que, por un lado, caracterizan aestos hogares y, por otro, dibujan el perfil de las personas que han respondido alas entrevistas de EDIS S.A. Sin duda, este primer análisis nos aportará una primera información de valorpara empezar a conocer la realidad que envuelve al fenómeno de la infravivien-da y conocer los obstáculos de base que las personas que sufren esta realidadencuentran para poder, siquiera, comenzar el camino hacia una vida normaliza-da o menos vulnerable de la que padecen. El tamaño de la muestra (415 hogares), es el apropiado para la consecución delos objetivos de la investigación, ya que permite un análisis fiable y estadística-mente representativo del conjunto de los hogares en infravivienda de la diócesisde Madrid. De hecho, el tamaño muestral seleccionado asegura un margen deerror inferior al ± 4,8%. Sin embargo el tamaño muestral seleccionado no permiteuna desagregación exhaustiva de los datos según las principales variables des-criptivas (Tipo de vivienda, Vicaría, etc.). A pesar de esto, algunas de las defe-rencias obtenidas en los datos y el interés de los resultados recomiendan reali-zar algunos cruces de variables (relacionar la información de interés con las va-riables descriptivas) que posibiliten detectar las tendencias más significativas enla realidad de la infravivienda en la diócesis de Madrid. Este segundo capítulo, por tanto, queda estructurado del siguiente modo:

�� 2.1. Descripción de los hogares �� 2.2. Descripción de las personas entrevistadas

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2.1. Descripción de los hogares Para describir a los hogares en infravivienda, recurrimos a variables como el tipode vivienda, la localización (según vicarías), el número de núcleos que convivenen el hogar y el número de niños pequeños que en ellos residen.

�� Tipología de vivienda La distribución de los hogares que habitan en infravivienda, según el tipo de vi-vienda que se trate es la que mostramos a continuación. Tabla 2.1.1. Distribución de los hogares en infravivienda, por tipología de vivienda

Tipo de vivienda % 1. Chabola, barracón, cobertizo2. Instalaciones provisionales, prefabricadas 3. Edificio o casa en proceso de derribo 4. Alojamiento no concebido como vivienda, pero usado como tal 5. Vivienda convencional en edificio de varias alturas 6. Casa baja unifamiliar de arquitectura obsoleta 7. Corrala y/o vivienda alrededor de un patio central

8,0 0,7 0,7 0,7

80,0 6,0 3,9

Total 100,0 Podemos agrupar estos resultados en los siguientes tipos de vivienda:

� Chabolas (ítems 1, 2 y 4) � Viviendas en altura (ítems 3, 5 y 7) � Casas bajas (ítem 6)

El siguiente gráfico refleja los resultados según esta agrupación.

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Gráfico 2.1.1. Distribución de los hogares en infravivienda, por tipología de vi-vienda

Como vemos, las viviendas en edificios de varias alturas representan la mayorparte de la infravivienda y este es, por tanto, el tipo de infravivienda más habitualen la diócesis de Madrid; más de ocho de cada diez hogares en infraviviendaresiden en este tipo de viviendas de la diócesis de Madrid. Del resto, destacan las chabolas, barracones o cobertizos (8,0%) y las casa ba-jas unifamiliares de arquitectura obsoleta en zonas rurales, suburbanas (periféri-cas) y/o zonas centrales consolidadas (6,0%) sobre las viviendas provisionales(1,4%) como las que se encuentran en proceso de derribo o casas prefabricadasprovisionales.

�� Localización Para ver mejor la distribución de la infravivienda en la diócesis de Madrid hemosagrupado las diferentes vicarías en cuatro zonas; las vicarías 1, 2 y 8 forman lazona Norte, la vicaría 3 el Este, las vicarías 4, 5 y 6 la zona Sur y, la vicaría 7 elOeste.

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Gráfico 2.1.2. Distribución de los hogares en infravivienda por las distintas vicarías

Las vicarías Sur y Norte son las que soportan mayores proporciones de hogaresen infravivienda, muy por encima de la vicaría Este y, sobre todo, de la vicaríaOeste que apenas acoge un 8,2% de este fenómeno en la diócesis de Madrid. Si atendemos a la importancia de cada tipo de infravivienda en cada vicaría, ob-tenemos los siguientes resultados:

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Gráfico 2.1.3. Distribución de los hogares por las distintas tipologías de infravi-vienda en cada vicaría

La infravivienda en viviendas en altura es la dominante en todas las vicarías,hasta tal punto de que esta tipología representa la única forma de infraviviendaen la vicaría Oeste, precisamente, la que menor proporción de infraviviendasoporta en la diócesis de Madrid. Por el contrario, las vicarías Sur, no sólo son laque, como hemos visto, acogen a una mayor proporción de este fenómeno sinoque, además, son las que mayores índices presentan de infravivienda en chabo-las y, junto a las vicarías Norte, en la que se localizan la tipología de casas ba-jas. Destaca también, por su parte, la alta proporción de chabolas entre la infra-vivienda localizada en las vicarías Este.

�� Formas de convivencia y núcleos familiares Aunque la mayor parte de los entrevistados aseguran que comparten el hogar con su pareja (el 56,8%) y/o con sus hijos (el 53,4%), también detectamos por-centajes bastante significativos de entrevistados que conviven con otras perso-nas más o menos cercanas: hermanos (9,7%), otros familiares (8,5%) y amigos(9,7%). Incluso, un 5,3% de los entrevistados confirman que comparten la vi-vienda con personas desconocidas.

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Tabla 2.1.2. ¿Con quién vive actualmente?

¿Con quién vive? % Solo/a 11,8% Pareja 56,8% Hijos 53,4% Padres 10,6% Hermanos/as 9,7% Abuelos 0,7% Otros familiares 8,5% Amigos/as 9,4% Desconocidos/as 5,3% Total 165,9%

Teniendo en cuenta que algo más de una de cada diez personas (el 11,8%) vi-ven solas, cada persona que responde a la encuesta y vive con otras personas,señala una media de 1,75 respuestas. Podemos profundizar más en esta realidad atendiendo al número de núcleosfamiliares que comparten una misma vivienda. Gráfico 2.1.4. Distribución de los hogares en infravivienda, según el número denúcleos familiares que comparten una misma vivienda

Como vemos, la mayor parte de las infraviviendas de la diócesis de Madrid sonocupadas por un solo núcleo familiar, aunque un 21,8% son compartidas pormás de un núcleo familiar; incluso, el 7,0% de estas viviendas están ocupadaspor tres o más núcleos familiares.

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Al relacionar esta variable con el tipo de vivienda, obtenemos los siguientes re-sultados significativos. Tabla 2.1.3. Distribución de los hogares según el número de núcleos familiares encada tipología de infravivienda

Nº de núcleos familiares Uno Dos Tres y más

Total

Chabolas Viviendas en alturaCasas bajas

92,3 76,2 84,0

5,1 16,3

8,0

2,6 7,4 8,0

100,0 100,0 100,0

Total general 78,2 14,8 7,0 100,0 Las viviendas en altura son, con diferencia con respecto a chabolas y casas ba-jas, las que soportan una mayor proporción de infraviviendas habitadas por másde un núcleo familiar (el 23,7%). Por su parte, en el 7,7% de las chabolas –posiblemente el tipo de infraviviendamás deteriorada- vive más de un núcleo familiar.

�� Tamaño del hogar Un paso más en este análisis sobre la composición de los hogares es el de co-nocer su tamaño en cuanto al número de miembros. En la siguiente tabla pre-sentamos la distribución de los hogares de la diócesis de Madrid en infraviviendasegún esta variable. Tabla 2.1.4. Distribución de los hogares según el número de miembros que lo com-ponen. Número medio de miembros por hogar

Número de miembros % Uno Dos Tres - cuatro Cinco - seis Siete y más

11,8 19,8 42,3 18,0

8,0 Total Nº medio

100,0 3,61

miembros/hogar

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La mayor parte de los hogares (el 42,3%) está compuesto por tres o cuatromiembros. Por debajo de esta cifra se sitúa el 31,6% de los hogares, de los cua-les, como ya hemos visto, el 11,8% acoge a personas que viven solas. En cam-bio, algo más de una cuarta parte de los hogares en infravivienda de la diócesisde Madrid (el 26,0%) son hogares numerosos con cinco o más miembros. Estos datos arrojan una media de 3,61 miembros por cada hogar, encontrandolas siguientes desviaciones a este dato según la vicaría y el tipo de vivienda. Tabla 2.1.5. Número medio de miembros por hogar, según vicaría y tipo de vivien-da

Nº medio de miembrospor hogar

Vicaría Norte Este Sur Oeste

3,30 3,61 3,91 3,26

Tipo de vivienda Chabola Vivienda en altura Casas bajas

4,13 3,55 3,56

Media general 3,61 Los resultados demuestran una mayor dimensión del hogar entre aquellos locali-zados en las vicarías Sur (3,91), mientras que en las vicarías Oeste y Norte sereduce esta dimensión media (3,26 y 3,30, respectivamente). En cuanto al tipo de vivienda, detectamos hogares de mayor tamaño medio entrelas chabolas (4,13), situándose ligeramente por debajo de la media generalaquellos hogares que ocupan viviendas en altura (3,55) o casas bajas (3,61).

�� La presencia de niños en infravivienda El último aspecto de este primer apartado lo dedicamos a detectar hasta dóndealcanza la presencia de niños en infraviviendas, uno de los colectivos de mayorvulnerabilidad presente y, sin duda, el de mayor amenaza de futuro. Para ello, estudiaremos la proporción de hogares con hijos, el número de ellos yanalizaremos su distribución por edades.

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Pues bien, según los datos de la encuesta, el 68,4% de las personas entrevista-das dicen tener hijos, distribuyéndose éstos del siguiente modo:

� el 21,4% tiene un hijo; � el 33,3%, dos hijos; � el 26,7% tiene tres; y, � el restante 18,6% tiene cuatro o más hijos.

La distribución por edades de estos hijos es la que refleja la siguiente tabla. Tabla 2.1.6. Distribución por estrato de edad de los hijos de personas que habitan en infraviviendas

Estrato de edad

% sobre el total de personas residente

de hogares Hasta 1 año Entre 2 y 6 años Entre 7 y 16 años 17 y más

8,8 27,1 21,8 42,3

Total 100,0 El 35,9% de los hijos de estas personas que viven en infraviviendas tienen eda-des inferiores a los 7 años; además, otro 21,8% tiene hijos que no alcanzan los 17 años. El resto (la mayor parte con un 42,3%) tiene hijos con edades igual o superiores a los 17 años. Resulta interesante comprobar, además, las proporciones de hijos que residen con sus padres en este tipo de viviendas.

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Tabla 2.1.7. Porcentajes de hijos que viven en la infravivienda, según el número de hijos de las personas residentes en infraviviendas

Nº de hijos Nº de hijos que viven en casa

Uno Dos Tres Cuatro o más

Total general

Ninguno Uno Dos Tres Cuatro y más

23,3 76,7

-- -- --

27,6 16,0 56,4

-- --

23,7 18,4 11,8 46,1

--

15,1 26,4 13,2 17,0 28,3

23,2 31,2 24,2 15,4

6,0 Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

Comprobamos que el 23,2% de estas personas no viven con sus hijos en la in-fravivienda. Por otra parte, el 76,7% de las personas en infravivienda que tienen un hijo, éste reside con sus padres; el 56,4% de los que tienen dos hijos tienen a ambos viviendo con ellos; este porcentaje baja hasta el 46,1% para el caso de los que tienen tres hijos, mientras que el 28,3% de los que tienen cuatro o más hijos tienen al menos a cuatro hijos viviendo con ellos en la infravivienda. A partir de todos estos datos podemos deducir que algo más de la mitad (el 52,7%) del total de los hijos de personas residentes en infraviviendas, viven con sus padres.

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2.2. Descripción de las personas entrevistadas Seguidamente pasamos a definir el perfil de las personas que respondieron a laencuesta, analizando las variables de sexo, edad, origen étnico, estado civil,estatus administrativo, nacionalidad y nivel de estudios. Hay que advertir queeste análisis no se ajusta al de la población residente en infraviviendas, ya quelas personas que responden son sólo un segmento aleatorio de esa población,en absoluto representativo de la misma. No obstante, en el resto del informehablamos de hogares, que sí son representativos del total de hogares de la dió-cesis de Madrid.

�� Sexo, edad y estado civil La mayor parte de las personas que respondieron a la encuesta son mujeres, taly como reflejan los datos del siguiente gráfico. Gráfico 2.2.1. Distribución por sexo de las personas que responden a la encuesta

Por otra parte, la media de edad de estas personas se sitúa en 43,42 años, sinencontrar diferencias significativas entre los hombres (43,31 años de media) ylas mujeres (43,48) que responden a la encuesta. En concreto, su distribuciónpor los distintos estratos de edad definidos es la siguiente.

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Gráfico 2.2.2. Distribución por estrato de edad de las personas que responden a la encuesta

Como vemos, casi seis de cada diez entrevistados (el 59,1%) tienen menos de 45 años, mientras que los más mayores, pertenecientes al estrato de 65 y más años suponen la proporción más baja de entrevistados (el 15,7%). En cuanto al estado civil, la tabla 2.2.8. arroja los siguientes resultados. Tabla 2.2.1. Distribución de los entrevistados, según estado civil

Estado civil % Soltero/a Casado/a Viudo/a Separado/a – divorciado/a Otras uniones

30,6 45,3

9,2 11,1

3,9 Total 100,0

Casi la mitad están casados o viven en otro tipo de unión (el 49,2%); los solteros representan tres de cada diez entrevistados, mientras que un 11,1% son sepa-rados o divorciados y un 9,2% son viudos.

24,2%

34,9%

25,2%

15,7%

0%

10%

20%

30%

40%

De 16 a 29 años De 30 a 44 años De 45 a 64 años De 65 y más

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�� Nivel formativo y ocupación El grado de formación alcanzado por una persona supone un referente para, apriori, conocer las posibilidades de desarrollo social de esa persona. Por otraparte, se sabe que las carencias culturales y formativas se asocian en buenamedida con las situaciones de mayor desventaja y vulnerabilidad. En las siguien-tes líneas podremos comprobar esta asociación, estudiando el nivel formativo delas personas residentes en infravivienda de la diócesis de Madrid, que respon-den a nuestra encuesta. Tabla 2.2.2. Distribución de los entrevistados, según su nivel de estudios

Nivel de estudios % Analfabetos absolutos (no saben leer ni escribir) Analfabetos funcionales (leen y escriben, sin completar ningún nivel) Educación primaria o equivalente Educación secundaria o equivalente Bachillerato, FP o equivalentes Título universitario

6,1 21,5 29,8 12,6 19,9 10,2

Total 100,0 Como vemos, existen altos porcentajes de entrevistados con graves carenciasformativas, de manera que el 27,6% de estas personas son analfabetas, bienabsolutas, bien funcionales. Del resto de personas que no son analfabetas, lamayor parte (tres de cada diez sobre el total), tienen un nivel básico formativo deEducación Primaria. El problema del analfabetismo parece que tiene mayor incidencia entre las per-sonas que habitan chabolas, ya que el 71,8% de las personas entrevistadas eneste tipo de infravivienda son analfabetas: el 20,5% son analfabetas absolutas yel 51,3%, funcionales. Asimismo, detectamos mayores niveles de analfabetismo entre las personas queresponden a la encuesta que habitan en las vicarías Este (el 33,8%) y Sur (el33,7%), siendo claramente superior el analfabetismo absoluto en aquella (el15,5%). En cuanto a la ocupación, y en la misma línea de lo recién analizado, compro-bamos cómo proporciones significativas de las personas entrevistadas se venafectadas por situaciones desfavorables también en esta variable.

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Tabla 2.2.3. Distribución de los entrevistados, según su ocupación principal

Ocupación principal % Trabajador por cuenta ajena fijo Trabajador por cuenta ajena eventual o temporal Trabajador por cuenta propia Parado que ha trabajado antes y busca trabajo Parado que busca su primer empleo Trabajos esporádicos (economía sumergida) Estudiante Labores del hogar Jubilados y/o pensionistas

35,6 8,3 4,9 8,3 1,2 3,4 3,2

20,7 14,4

Total 100,0 De los datos de esta tabla deducimos que el 61,7% de los entrevistados son población activa (personas actualmente en disposición de trabajar, lo hagan o no), mientras que el 38,3% restante es población inactiva. Considerando únicamente a los activos, podemos obtener los siguientes datos significativos sobre la situación laboral de este segmento de población residente en infravivienda:

� El 17,0% de los trabajadores se encuentran en situaciones inestables de empleo eventual o temporal.

� La tasa de desempleo se sitúa en el 15,9%. � Además, detectamos a un 5,5% de los activos que realizan trabajos es-

porádicos, dentro de la economía sumergida, en lo que podemos deno-minar tasa de subempleo.

Resulta bastante significativo comprobar estas tasas en los diferentes tipos de vivienda y en las diferentes vicarías.

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Tabla 2.2.4. Tasas de actividad, paro y subempleo, según tipo de vivienda y vicaría

Tasas

Actividad Paro Subempleo Paro y

subempleo Vicaría

NorteEste Sur Oeste

59,9%56,5% 63,4% 70,6%

21,5%20,5% 11,7%

4,2%

3,8%2,6% 9,0% 0,0%

25,3%23,1% 20,7%

4,2% Tipo de vivienda

Chabola Vivienda en altura Casas bajas

34,2% 63,4% 80,0%

23,1% 14,1% 25,0%

23,1%

4,1% 10,0%

46,2% 18,2% 35,0%

Tasas generales 61,7% 15,9% 5,5% 21,4% Por vicarías, observamos en la vicaría Oeste una más alta tasa de actividad (el70,6%) y más baja tasa de paro (4,2%), mientras que no detectamos en estesegmento de entrevistados, personas en la economía sumergida. En cambio, en las vicarías Norte y Este encontramos las tasas de actividad másbajas y las de paro más elevadas (21,5% y 20,5%, respectivamente), mientrasque son las vicarías Sur donde encontramos la tasa de subempleo más elevada(9,0%). En cuanto a la tipología de infravivienda, en las chabolas se producen las tasasmás altas de paro y subempleo, y las más bajas de actividad. Además, entre lapoblación inactiva de este tipo de viviendas destacan las altas proporciones depersonas encargadas de las labores del hogar, con respecto a jubila-dos/pensionistas y estudiantes (proporción de cuatro a uno).

�� Origen étnico, nacionalidad y estatus administrativo La mayor parte de las personas entrevistadas son españolas, aunque cerca deuna cuarta parte (el 23,6%) son extranjeras. En el siguiente gráfico mostramos laprocedencia de estas personas.

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Gráfico 2.2.3. Distribución de los entrevistados según su procedencia

Con estos datos, obtenemos, naturalmente, una mayoría de personas de nacio-nalidad española (el 75,4%), siendo el resto de nacionalidades de muy diversaprocedencia:

� Ecuatoriana, 6,7% � Marroquí, 2,9% � Boliviana, 2,4% � Dominicana, 1,9% � Colombiana, 1,9% � Peruana, 1,4% � Rumana, 1,2% � Búlgara, 0,2% � Argentina, 0,2% � Otra nacionalidad, 5,5%.

Además, destacamos que el 22,5% de las personas que respondieron a la en-cuesta son de etnia gitana; la mayor parte de estas personas residen en las vica-rías Sur (el 59,1% de ellas) y Este (el 31,2%), detectando muy escasa propor-ción en la vicaría Oeste (sólo un 1,1%). Además, y aunque los que habitan vi-viendas en altura son mayoría, destaca el alto porcentaje de estas personas re-side en chabolas (el 29,0%). Por último, al analizar el estatus administrativo de las personas entrevistadas deorigen extranjero, residentes en infraviviendas de la diócesis de Madrid, los da-tos de la encuesta indican que el 10,2% de estas personas no tienen regulariza-da su situación; esto supone el 2,4% de las personas entrevistadas.

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�� Estabilidad en la estancia Finalmente, concluimos este análisis de acercamiento al perfil de la población eninfravivienda a partir de las características sociodemográficas de las personasentrevistadas, analizando el tiempo de residencia de estas personas en los ám-bitos autonómicos, municipal y local (barrio). Para ello, les preguntamos por losaños que hacía desde que se instalaron en cada uno de estos tres ámbitos. Losresultados generales obtenidos arrojan los siguientes datos: Gráfico 2.2.4. Media de años residiendo en diferentes ámbitos

A partir de estos datos, podemos afirmar que, en general, la población residenteen infravivienda en la diócesis de Madrid parece bastante asentada en el entornode residencia actual, con medias en torno a los 20 años en lo que se refiere albarrio en que residen, y ligeramente superiores a los 30 años en lo que concier-ne a la Comunidad y al municipio, de tal manera que parece que los cambiosentre municipios son más bien esporádicos y aquellos que residen en un munici-pio permanecen en él. Existen diferencias significativas que merecen ser comentadas a este respecto alconsiderar las distintas tipologías de viviendas.

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Tabla 2.2.5. Media de años residiendo en distintos ámbitos, según la tipología de vivienda

Media de años residiendo en… Tipo de vivienda … la CAM … el municipio actual … el barrio actual Chabola Viviendas en altura Casas bajas

32,79 30,92 29,00

32,00 30,14 26,28

15,21 20,80 21,60

Media general 30,97 30,08 20,33 Según los datos de esta tabla deducimos que las personas entrevistadas resi-dentes en viviendas en altura y en casas bajas son las que parecen más asenta-das en sus barrios actuales, mientras que los residentes en chabolas son los que menos tiempo llevan viviendo en el barrio actual, aunque la media de años no sea especialmente baja. Podemos decir que estas personas llevan mucho tiem-po instalados en el municipio actual, pero no tanto en el barrio en el que se en-cuentran actualmente.

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3. INFRAVIVIENDA

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3.1. Descripción de infravivienda según las dimensiones de la exclu-sión residencial

Para abordar el concepto de infravivienda se pretendía contemplar otras situa-ciones y no sólo considerar una vivienda deteriorada o chabola, por lo tanto eranecesario construir diferentes indicadores a través de los cuales pudiéramosdefinir qué se iba a considerar como infravivienda. Así, se ha establecido dichoconcepto a través de diferentes indicadores que han revelado diferentes dimen-siones que nos han ayudado a construir un indicador de infravivienda. Para estedispositivo lo que se ha utilizado son los cuatro componentes que conforman laexclusión residencial según Cortés1. Existe una situación de exclusión residencial cuando las condiciones que articu-lan la construcción social de las necesidades de alojamiento no se cumplen deforma adecuada. Los criterios aplicados al análisis son: la habitabilidad, la ade-cuación, la estabilidad y la accesibilidad. HABITABILIDAD Hay que entender el indicador de habitabilidad como el mínimo de calidad yseguridad constructiva, equipamiento estructural, instalaciones y servicios bási-cos que debe tener un edificio y/o una vivienda para que se considere segurapara sus residentes. Por un lado, se han contemplado las instalaciones básicas que debe tener lapropia vivienda para que podamos considerarla digna; la carencia de al menosuna de estas características elementales es suficiente para considerarla infravi-vienda por cuestión de habitabilidad. Carecer de agua corriente, electricidad,ducha, sistema de aguas residuales, salida de gas y también de un sistema deventilación en la cocina y el baño, tal y como ventanas o extractores son indica-dores manifiestos de infravivienda. Por otro lado, se han tomado en cuenta diferentes circunstancias descriptivas delestado del edificio o de la construcción. Según los indicadores considerados in-dican un estado de degradación más o menos avanzado de la edificación:

� Los edificios en estado deficiente, es decir que padecen problemas es-tructurales moderados, como el mal estado de las bajadas de lluvia, de la evacuación de aguas residuales, existencia de filtraciones en los teja-dos…

1 Cortés Alcalá, L.: La cuestión residencial. Bases para una sociología del habitar, Madrid, Editorial Fundamentos, 1995.

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�� Los edificios en estado malo, es decir que se encuentran con problemas

estructurales graves como la existencia de grietas o abombamientos enalguna de sus fachadas, hundimientos o falta de horizontalidad en techoso suelos, también se aprecia que ha cedido la sustentación del edificio.(ej. Inclinación sospechosa de la escalera).

�� En último lugar, los edificios en estado ruinoso son los que pueden estar

apuntalados o por los cuales existe declaración de ruina o se está trami-tando dicha declaración.

ADECUACIÓN El indicador de adecuación nos indica si las características de la vivienda y suentorno próximo están ajustados a las necesidades individuales y sociales de laspersonas, que les permiten su uso y disfrute normalizado y autónomo. Por tanto,una vivienda es adecuada sólo si los residentes se benefician de accesibilidadespacial y física. Sobre la vivienda se consideran dos indicadores claves; la existencia de situa-ciones de hacinamiento, es decir, si la superficie útil media de la vivienda porpersona es igual o menor de 10m2 y situaciones de promiscuidad que conside-ra el cociente, número de personas entre el número de habitaciones de la vi-vienda (cuando la vivienda dispone de menos de media habitación por persona). Asimismo, consideramos que una vivienda es inadecuada si, cuando se sitúa enun edificio de más de dos alturas, carece de ascensor. También, recogemos lasviviendas que no tienen baño/retrete y/o cuyos residentes tienen que compartirbaño comunitario. Finalmente, una vivienda es adecuada cuando está dotada delmobiliario básico como armarios, aparatos electrodomésticos elementales… De la misma forma, valoramos la adecuación de una vivienda según su entornodirecto, tanto residencial como urbano. Por tanto, un entorno de infravivienda,no adecuado y deteriorado, recoge características acumuladas de deterioro einadecuación: poca limpieza en las calles, malas comunicaciones de la zona,vandalismo o delincuencia registrada o percibida, ruidos exteriores intempesti-vos, carencia de zonas verdes o jardines, contaminación. En el concepto de in-fravivienda que utilizamos, existe un hábitat de infravivienda cuando acumulacuatro o más de estas circunstancias.

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ESTABILIDAD La estabilidad residencial supone la posibilidad de mantener en el tiempo el uso y disfrute de la vivienda. Por tanto, es necesario cumplir con los requisitos de acceso normalizado que garantizan continuidad en las condiciones de alojamien-to. El régimen de tenencia de la vivienda es primordial tanto como el tipo de vi-vienda; la inestabilidad residencial y/o exclusión se materializaría en desahucio, expulsión, contrato temporal de arrendamiento, subarriendo, etc. ACCESIBILIDAD Por último, la accesibilidad implica la posibilidad de disponer de una vivienda sin que este derecho suponga un esfuerzo excesivo en la economía del hogar, es decir que respete la escala de recursos económicos que se disponen para vivir. Quizás la posibilidad de acceder a una vivienda sea la dimensión principal; un mercado excluyente, una oferta que no responde a la demanda, obstáculos legales, discriminaciones, racismo o condiciones externas a una persona que no le permiten beneficiarse de su derecho a un techo, son circunstancias que difi-cultan la eficiencia de la integración residencial de un hogar. Definir las condiciones de infravivienda puede reducirse, en algún caso, a un sólo indicador como carecer de agua corriente, pero en general es necesario conocer la situación de la vivienda para poder establecer si estamos ante una situación de infravivienda y el tipo de infravivienda. En el análisis, ciertos tipos de vivienda se han considerado a priori inhabitables por faltar al menos de una de las características descritas anteriormente, tanto a nivel del estado de conservación de la edificación y solución constructiva como de su equipamiento; nos referimos a las chabolas, barracones, cobertizos, vi-viendas en derribo o los alojamientos no concebidos como vivienda (almacenes, locales, infraestructuras improvisadas móviles o desmontables). Para los demás tipos de vivienda recogidos en el estudio - viviendas en edificio de varias alturas, casas bajas, corralas - se ha recogido la información con la persona entrevista-da. Definir y describir un fenómeno de exclusión residencial, es decir una situación de infravivienda, pide que consideremos los ámbitos y manifestaciones de dicha exclusión. Cabe considerar el sistema de provisión, en su relación directa con el uso que se puede hacer de la vivienda. Ambos se manifiestan en diferentes ámbitos de ex-clusión residencial; el sistema de provisión determina la accesibilidad a un alo-jamiento y, la cuestión del uso remite a las otras tres dimensiones enunciadas

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anteriormente: estabilidad, adecuación y habitabilidad. El no cumplimiento de estos requisitos de inclusión pueden recoger diferentes manifestaciones, tam-bién estrechamente relacionadas retroalimentándose constantemente. Por un lado, la falta de accesibilidad residencial puede materializarse por una expulsión, irregularidades de estancia en la vivienda, un esfuerzo económico desproporcionado pudiendo llevar al alza el endeudamiento del hogar, por último puede alcanzar situaciones extremas como vivir en infravivienda o no tener te-cho. Por otro, los problemas de uso pueden manifestarse por dificultades de in-adecuación de la vivienda, cuyas ilustraciones más críticas son el hacinamiento y la promiscuidad, que a su vez pueden llevar al chabolismo tanto horizontal co-mo vertical en zonas urbanas consolidadas. Construcción de un indicador de infravivienda Recopilamos ahora las principales características del concepto de infravivienda descrito y les aplicamos los datos obtenidos en la fase de encuesta, diseñando un indicador de infravivienda que nos permita conocer la situación de gravedad de las infraviviendas identificadas en las ocho vicarías de la diócesis de Madrid. Repasamos las cuatro dimensiones anteriormente enunciadas, a cada variable que compone cada dimensión de la exclusión residencial le hemos adjudicado una puntuación correspondiente al nivel de vulnerabilidad que representa; de tal manera, hemos evaluado el grado de precariedad residencial del hogar entrevis-tado. Con esta contabilización hemos destacado cuatro estados de precariedad residencial que constituyen el indicador de infravivienda. Cada dimensión de infravivienda (adecuación, accesibilidad, habitabilidad y es-tabilidad) viene determinada por una escala de amplitud distinta en cada una de ellas. No obstante, se ha establecido una puntuación común a todas las dimen-siones, para identificar en un primer momento a la no infravivienda para cada una de las dimensiones (de 0 a 3 puntos). Con el resto de las puntuaciones tra-tamos de clasificar la gravedad de la infravivienda. Para ello, hemos estandari-zado las escalas de las cuatro dimensiones a una que oscila entre 0 y 100, de tal forma que los cortes que discriminan las distintas tipologías son comunes a cada una de las dimensiones. En la siguiente tabla mostramos las puntuaciones de corte que diferencian los siguientes tipos de viviendas:

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Escalas según tipos de infravivienda

No Infravi-vienda

Infravivien-da

Infravivien-da Grave

Infravivien-da en

Emergencia ESTABILIDAD (escala de 0 a 5) De 0 a 3 4 5 --

HABITABILIDAD (escala de 0 a 49) De 0 a 3 De 4 a 18 De 19 a 37 De 38 a 49

ACCESIBILIDAD (escala de 0 a 15) De 0 a 3 De 4 a 7 De 8 a 12 De 13 a 15

ADECUACIÓN (escala de 0 a 37) De 0 a 3 De 4 a 14 De 15 a 28 De 29 a 37

ESCALA ESTÁNDAR Infravivienda (de 0 a 100) -- De 0 a 33 De 34 a 75 De 76 a 100

En este apartado distribuimos el número de infraviviendas según la división es-tablecida en el indicador de infravivienda ya expuesto, por cada una de las cua-tro dimensiones de exclusión residencial.

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Gráfico 3.1.1. Distribución porcentual de los tipos de infravivienda por cadauna de las dimensiones de exclusión residencial.

Como se puede observar en el gráfico, las infraviviendas por problemas de ade-cuación y habitabilidad predominan sobre las demás dimensiones de exclusiónresidencial. El primer tipo de infravivienda, de menor gravedad, representa el54% de las infraviviendas identificadas por problemas de adecuación y el 30%por cuestiones de habitabilidad. Por otra parte, destacan las infraviviendas graves y en emergencia que se con-centran principalmente en habitabilidad, con el 58% y 91% respectivamente, deltotal de las infraviviendas de la diócesis de Madrid. Asimismo, planteamos el hecho de que en las dimensiones de estabilidad y ac-cesibilidad es muy difícil que haya muchas infraviviendas graves y/o en emer-gencia, porque en caso contrario, nos enfrentaríamos a casos de extrema preca-riedad ante la vivienda incluso personas sin hogar que no pertenecen a los obje-tivos de la presente investigación. 3.1.1. La infravivienda por habitabilidad en las vicarías de la diócesis deMadrid Obtenemos que sobre el total de las infraviviendas de la diócesis de Madrid, el56% es infravivienda con problemas de habitabilidad. En el siguiente gráfico,distribuimos la infravivienda según el tipo de gravedad por zonas agrupadas devicarías de la diócesis de Madrid.

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Gráfico 3.1.2. Distribución porcentual de infravivienda por habitabilidad

según vicarías por zonas. Además, las vicarías de la zona Sur son las que mayor número de infraviviendasconcentran con el 36% de la infravivienda, asimismo concentra el 65% de la in-fravivienda grave y el 90% de la infravivienda en emergencia. En esta zona seencuentra el 49% de todas las infraviviendas por habitabilidad de la diócesis deMadrid. También destacan las vicarías de la zona Norte donde se han encontrado el38% de la infravivienda, seguido de las vicarías de la zona Este por concentrar el17% de la infravivienda en estado grave y el 10% de la infravivienda en emer-gencia. 3.1.2. La infravivienda por estabilidad en las vicarías de la diócesis de Ma-drid Se ha detectado que el 12% de los hogares en situación de infravivienda pade-cen problemas de estabilidad, de los cuales prevalece la situación de infravivien-da sobre la infravivienda grave y la infravivienda en emergencia; recordamos queen caso contrario estaríamos ante otro tipo de problemática como los hogaressin techo.

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Gráfico 3.1.3. Porcentaje de infravivienda por estabilidad según vicaríaspor zonas.

Siguiendo con la agrupación de las vicarías, destacan las vicarías de la zona Sur de la diócesis de Madrid que predominan sobre el resto, con la mayor concen-tración de infravivienda con el 75%. La infravivienda grave se distribuye igual-mente entre las vicarías de la zona Norte, Este y Sur, sin embargo, cabe señalarque en la vicaría de la zona Oeste no se ha registrado ninguna infravivienda porproblema de estabilidad residencial. 3.1.3. La infravivienda por accesibilidad en las vicarías de la diócesis deMadrid La infravivienda con problemas de accesibilidad representa el 8% de los hogaresde la diócesis de Madrid. En el siguiente gráfico observamos la distribución de la infravivienda por dicha dimensión según la agrupación de las vicarías por zonas.

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Page 198: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Gráfico 3.1.4. Distribución porcentual de infravivienda por accesibilidadsegún vicarías por zonas.

En las vicarías de la zona Sur es donde más infravivienda se ha localizado conel 57% del total identificado en la diócesis de Madrid. Según nuestro indicadorson todas infravivienda, igual que por la estabilidad, encontrar infraviviendasgraves o en emergencia por accesibilidad nos llevaría a estudiar situaciones deexclusión residencial extrema, dicho de otra manera, a hogares sin ningún tipode recursos para acceder a una vivienda. 3.1.4. La infravivienda por adecuación en las vicarías de la diócesis de Ma-drid De toda la infravivienda de la diócesis de Madrid, el 75% muestra problemas deadecuación, de la cuales el 85% es de tipo infravivienda y el 14% es infravivien-da grave.

195

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La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Gráfico 3.1.5. Porcentaje de infravivienda por adecuación según vicaríaspor zonas.

Las vicarías de las zonas Sur y Norte con el 42% y el 34% respectivamente sonlas que más infraviviendas concentran. Según la gravedad de la infraviviendanos encontramos con que la zona Sur es la zona con más infravivienda gravecon el 86% de toda la infravivienda en estado grave, asimismo es donde se sitúatoda la infravivienda en emergencia por problemas de adecuación. A modo de resumen, tratamos ahora las cuatro dimensiones que conforman laexclusión residencial de manera conjunta, ya que se han considerado anterior-mente de manera individual. En la siguiente tabla, presentamos dichas dimen-siones según la situación de gravedad de la infravivienda según vicarías por zo-nas de la diócesis de Madrid.

196

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 3.1.1. Distribución porcentual de infravivienda según vicarías por zonas y las dimensiones de la exclusión residencial.

Tal y como nos muestra la tabla 3.1.1., las vicarías de la zona Sur son las que concentran mayor proporción de infravivienda, indistintamente de la dimensión de exclusión residencial escogida. Como ya hemos visto, según el indicador de habitabilidad, las vicarías de la zona Sur son las que más infraviviendas concentran. Según la situación de gravedad de la infravivienda obtenemos que el 36% de la infravivienda, el 65% de la infra-vivienda grave y el 90% de la infravivienda en estado de emergencia de toda la infravivienda por problemas de habitabilidad de la diócesis de Madrid se sitúan en esta zona. De la misma manera, las vicarías de la zona Sur concentran la mayoría de toda la infravivienda grave y de la infravivienda en emergencia. Por adecuación, en-contramos el 86% de la infravivienda grave y toda la infravivienda en emergen-cia. En cambio, en las vicarías de la zona Norte y Oeste no existe infravivienda en situación de emergencia y, sólo se encuentra infravivienda grave por habitabili-dad con un 15% y un 3% respectivamente.

Infr.Infr.

Grave Emerg. Infr.

Infr.

Grave Emerg. Infr.

Infr.

Grave Emerg. Infr.

Infr.

Grave Emerg.

V.

zona

Norte

38,3 15,3 - 34,3 - - 17,1 - - 4,1 33,3 -

V.

zona

Este

13,1 16,9 10,0 19,2 13,9 - 8,6 - - 20,9 33,3 -

V.

zona

Sur

36,3 64,6 90,0 41,5 86,0 100,0 57,2 - - 75,0 33,3 -

V.

zona

Oeste

12,3 3,1 - 4,9 - - 17,1 - - - - -

TOTAL 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100

HABITABILIDAD ADECUACIÓN ACCESIBILIDAD ESTABILIDAD

197

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La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

3.2. Infravivienda en la diócesis de Madrid Una vez detallada la metodología que define qué es lo que se considera comoinfravivienda y qué no, así como su intensidad, vamos a profundizar en esta rea-lidad dibujando los distintos escenarios que presenta la infravivienda en la dióce-sis de Madrid, siempre a partir de cada una de las cuatro dimensiones utilizadas:habitabilidad, accesibilidad, adecuación y estabilidad. Así, comenzaremos con un análisis de la proporción de viviendas afectadas porcada uno de los distintos indicadores incluidos en el cuestionario -lo cual nosdará una primera idea de la situación actual y nos aportará una aproximación alos escenarios existentes-, para posteriormente profundizar en los distintos nive-les de gravedad, tratando de percibir las diferencias entre unos y otros grados deinfravivienda y su distribución por vicarías y tipologías de viviendas. Impacto de los indicadores de cada dimensión Comenzando con el impacto de cada uno de los indicadores contemplados, enprimer lugar consideramos aquellos relacionados con la habitabilidad. Gráfico 3.2.1. Porcentaje de viviendas afectadas por cada uno de los distintos indi-cadores de habitabilidad

198

Page 202: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Los datos de este gráfico reflejan cómo porcentajes considerables de hogares encuentran problemas graves de estructura, carencias de servicios básicos y otras circunstancias graves del edificio en su vivienda. Así, los problemas más comunes parecen caracterizarse por lo siguiente: en tor-no al 35-40% tienen problemas de humedades y grietas; entre el 25 y el 30% se encuentran con que las bajadas de lluvia están en mal estado, con grietas o abombamientos en las fachadas, o con falta de aislamiento en los edificios; además, entre el 20 y el 25% de estos hogares ven cómo en su vivienda no exis-te sistema de ventilación en el baño, no tienen salida de gas, o el sistema de evacuación de aguas residuales se encuentra en mal estado. Además, habría que señalar también que un 10% de estas viviendas se encuen-tran en declaración oficial de ruina o en trámite de declaración. Para profundizar más en este tema, seguidamente comprobamos la medida en que cada uno de estos aspectos afecta en los distintos tipos de infravivienda. Tabla 3.2.1. Porcentaje de viviendas afectadas por cada indicador de habitabilidad, sobre el total de viviendas en cada tipología

Tipología de vivienda

Chabolas Viviendas en altura

Casas bajas

Total

general Servicios básicos

Sin salida de gas Sin electricidad Sin agua corriente Sin sistema de aguas residuales Sin sistema de ventilación en la cocina Sin sistema de ventilación en el baño

33,3

5,6 39,5 56,4 33,3 56,4

21,1

2,8 4,8 7,4 9,7

19,1

28,0

0,0 4,0

16,0 8,0

40,0

22,7

2,9 8,0

12,6 11,8 23,9

Problemas de estructura Existencia de humedades Grietas que afectan a la estructura Falta de aislamiento Otros problemas de estructura

76,9 79,5 71,8

--

31,4 27,4 16,8

3,1

84,0 68,0 70,8

4,2

38,9 34,8 25,1

2,9 Circunstancias

Mal estado de las bajadas de lluvia Mal estado de la evacuación de aguas residuales Humedades en la parte baja del edificio Filtraciones en tejados o cubiertas Grietas o abombamientos en la fachada Hundimientos en techos o suelos Edificio apuntalado Declaración oficial de ruina (o en trámite) Otras circunstancias

87,2 94,9 87,2 92,3 89,7 87,2 84,6 79,5 86,5

21,1 11,7 29,9 23,4 19,9

8,8 3,1 2,6 9,1

52,0 48,0 88,0 56,0 60,0 28,0

8,0 8,0

12,0

29,2 21,7 38,8 31,9 28,9 17,3 11,1 10,1 16,3

199

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Sin duda, el tipo de vivienda más afectado por la existencia de problemas de habitabilidad es, claramente, el de las chabolas. Del resto, las viviendas en altu-ra, sin escapar a esta problemática y teniendo en cuenta su importancia en la realidad de este fenómeno por el peso específico que representan en el conjunto de infraviviendas en la diócesis, sí parecen las menos afectadas por esta dimen-sión, mientras que la mayor parte de las casas bajas se encuentran con proble-mas de estructura y otras circunstancias graves en el edificio, principalmente. Veamos ahora qué sucede con los indicadores de accesibilidad. Antes de analizar el porcentaje de viviendas que se ven afectadas por cada uno de los indicadores de accesibilidad considerados, estudiamos la vía por la que estos hogares accedieron a la vivienda que actualmente ocupan. Tabla 3.2.2. Vías de acceso a la vivienda actual

Vía de acceso % Familiares Red de amigos Anuncio particular en prensa, Internet… Agencia inmobiliaria Sorteo municipal o comunitario Mediante realojo Otro

35,0 16,0 20,7 10,1

3,1 12,3

2,8 Total 100,0

Los contactos personales parecen las formas de acceso utilizadas por una ma-yor proporción de los hogares residentes en infravivienda, pues algo más de la mitad (el 51,0%) han accedido mediante esta vía (a través de familiares o ami-gos). Los anuncios y la prensa representan el 30,8%, mientras que uno de cada ocho de estos hogares (el 12,3%) ha accedido a través de realojo. Las diferencias son significativas si atendemos a la tipología de vivienda Tabla 3.2.3. Vías de acceso a la vivienda actual, según tipo de vivienda

Tipología de vivienda Vías de acceso

Chabolas Viviendas en altura

Casas bajas

Total

Familiares Red de amigos Anuncio particular en prensa, Internet… Agencia inmobiliaria Sorteo municipal o comunitario Mediante realojo Otro

82,1 2,6 5,1 0,0 0,0

10,3 0,0

27,8 18,0 23,4 10,8

3,7 13,2

3,1

47,8 13,0 13,0 17,4

0,0 4,3 4,3

35,0 16,0 20,7 10,1

3,1 12,3

2,8 Total 100,0 100,0 100,0 100,0

200

Page 204: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

2,2%

2,2%

22,6%

19,7%

19,7%

7,3%

6,6%

4,4%

2,2%

1,7%

1,4%

1,7%

1,4%

Para pagar la hipoteca

Para pagar el alquiler

Ingresos insuficientes

Falta de nómina y/o aval

Falta de alojamiento por la carestía de los alquileres

Discriminación

Por las malas condiciones de las viviendas o su zona

Racismo

Irregularidad administrativa

Más del 70%

Entre el 60 y el 70%

Más del 70%

Entre el 60 y el 70%

AUSENCIA DE RECURSOS

DIFICULTADES PARA ENCON-TRAR ALOJAMIENTO

TASAS DE ENDEUDAMIENTO DE HOGARES HIPOTECADOS

TASAS DE ENDEUDAMIENTO DE HOGARES EN ALQUILER

En efecto, el acceso a chabolas se produce, en la gran mayoría de los casos, a través de contactos familiares. También el realojo es un modo de acceso relati-vamente común a este grupo de viviendas (principalmente en lo referente a alo-jamientos provisionales), aunque los es más a las viviendas en altura; si tene-mos en cuenta el amplio volumen que esta tipología de vivienda supone sobre el total de la infravivienda en la diócesis de Madrid, podemos asegurar que el realo-jo es una vía mayoritariamente de acceso a viviendas en altura. Además, tam-bién debemos destacar que el acceso más habitual a viviendas en altura se pro-duce a través de familiares y de anuncios particulares, además de ser el único tipo de vivienda al que se accede a través de sorteo municipal o comunitario. En cuanto a las casas bajas, casi la mitad accede a través de familiares, destacan-do también el porcentaje de hogares que accedieron a este tipo de vivienda a través de agencias inmobiliarias. En el siguiente gráfico mostramos la realidad referente a los hogares en infravi-vienda afectados por los distintos indicadores de accesibilidad. Gráfico 3.2.2. Porcentaje de viviendas afectadas por cada uno de los distintos indi-cadores de accesibilidad

201

Page 205: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Los problemas económicos representan el problema más común de acceso para estos hogares. Pese a tratarse de infravivienda, no son pocos los hogares con recursos insuficientes (el 22,6%), que no encuentran un aval o que los alquileres les resultan muy costosos (en ambos casos, el 19,7%). Por otra parte, si aten-demos a la ausencia de recursos para hacer frente a la hipoteca o al alquiler mensual, en principio los porcentajes parecen bajos, pero si consideramos úni-camente a los hogares hipotecados o alquilados, los porcentajes de hogares con dificultades para hacer frente a estos pagos se incrementan hasta el 15,5% de los primeros y el 6,5% de los segundos. Del mismo modo, si atendemos a las tasas de endeudamiento, los porcentajes de hogares con un endeudamiento superior al 60% se sitúan en el 22,4% para el caso de los hogares hipotecados y en el 9,4%, para el de los alquilados. Pero no sólo la perspectiva económica incide en la dificultad de acceso a una vivienda de estos hogares; también encontramos porcentajes no muy elevados, pero significativos, de hogares con dificultades de acceso por otros problemas asociados a la exclusión social, como son el racismo (4,4%), la discriminación (el 7,3%), la irregularidad administrativa (el 2,2%) o las malas condiciones de la vi-vienda y su ubicación en zonas deprimidas (el 6,6%). A continuación vemos la incidencia de cada uno de estos indicadores en los dis-tintos tipos de infravivienda. Tabla 3.2.4. Porcentaje de viviendas afectadas por cada indicador de acce-sibilidad, sobre el total de viviendas en cada tipología

Tipología de vivienda

Chabolas Viviendas en altura

Casas bajas

Total

general Ausencia de recursos

Para pagar la hipoteca Para pagar el alquiler

-- --

13,2

6,3

40,0 11,1

2,2 2,2

Dificultades para encontrar alojamiento Irregularidad administrativa Ingresos insuficientes Falta de nómina o aval Discriminación Racismo Alquileres muy costosos Viviendas en malas condiciones y zonas

0,0

45,5 0,0

18,2 9,1

27,3 0,0

1,7

19,0 20,7

6,9 3,4

19,8 7,8

10,0 40,0 30,0

0,0 10,0 10,0

0,0

2,2

22,6 19,7

7,3 4,4

19,7 6,6

Tasas de endeudamiento De hogares hipotecados De hogares en alquiler

-- --

3,1 3,1

8,0 8,0

3,1 3,1

Los problemas referentes a hipotecas y alquileres se centran exclusivamente en viviendas en altura y casas bajas, con mayor incidencia en estas últimas.

202

Page 206: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

1,831,74

1,67

1,45

0,79

1,00

0,0

0,2

0,4

0,6

0,8

1,0

1,2

1,4

1,6

1,8

2,0

Chabolas Viviendas en altura Casas bajas

Nº medio de dificultades sobre el total de hogares en cada tipo de vivienda con, al menos, unadificultad de accesoNº medio de dificultades sobre el total de hogares en cada tipo de vivienda

Respecto a otro tipo de dificultades de acceso, los resultados de la encuestamuestran que el 52,6% de los hogares no encontraron este tipo de problemas,con diferencias significativas según el tipo de vivienda. Así, no encontraron estosotros problemas de accesibilidad:

�� el 54,3% de los que habitan viviendas en altura; �� el 45,5% de los que viven en chabolas; y �� el 40% de los residentes en casas bajas.

Por tanto, los que habitan en chabolas son los que en mayor medida se enfren-taron a otros problemas de accesibilidad, tal y como demuestran los datos de latabla 3.2.3., en que se perciben problemas económicos, pero también, más queen hogares de otros tipos de vivienda, problemas de racismo y discriminación.Por el contrario, los problemas económicos en el acceso son más frecuentes en los hogares que habitan viviendas en altura y casas bajas. Por último, también encontramos un diferente número medio de dificultades paraencontrar alojamiento en los distintos tipos de vivienda, tal y como podemos ob-servar a continuación. Gráfico 3.2.3. Número medio de dificultades para encontrar alojamiento,según tipología de vivienda

203

Page 207: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

50,0%23,1%

21,2%19,8%

11,6%9,2%

7,0%2,9%

53,5%48,8%48,3%

46,6%46,0%

37,8%35,3%34,7%

29,6%26,3%

27,0%14,5%

10,6%9,0%

7,7%7,6%

Sin ascensor en viviendas de alturaNo disponen de espacio de intimidad

HacinamientoFalta de disponibilidad en cualquier momento del día

No dispone de mobiliario básicoPromiscuidad

No dispone de bañoBaño compartido por más de una vivienda

Poca limpieza en las calles y el acceso al edif icioExcesivamente ruidoso

Deterioro prolongado de espacios comunesMuy poco dotado de parques y jardines

Excesivamente pobladoPresencia de tráfico de drogas

Muy poco iluminado por la nocheEstado general ruinoso

InseguroTransporte público insuficiente

Asociación de vecinosEquipamiento cultural y/o de ocio

Centros públicos y socialesComercios

Servicios sanitariosColegios, centros educativos

CAR

ENC

IA D

E SE

RVI

CIO

S Y

EQUI

PAM

IENT

OS

BÁSI

COS

DELA

VIV

IEN

DA

COND

ICIO

NES

DEL

ENTO

RNO

CARE

NCIA

DE

EQUI

PAM

IENT

OS

ENEL

ENT

ORN

OEn efecto, lo hogares en chabolas son los que padecen un mayor número medio de dificultades para encontrar alojamiento. Por su parte, los que residen en vi-viendas en altura y mencionan algún tipo de problema de acceso, presentan un mayor número medio de dificultades, que los residentes en casas bajas que se-ñalan algún tipo de dificultad para acceder a la vivienda. Continuamos con el análisis de impacto de los indicadores, centrándonos ahora en la dimensión de adecuación de las viviendas. En el siguiente gráfico mos-tramos los resultados obtenidos en estos indicadores. Gráfico 3.2.4. Porcentaje de viviendas afectadas por cada uno de los distin-tos indicadores de adecuación * Porcentaje sobre el total de hogares residentes en viviendas situadas a partir de un piso 2º.

*

204

Page 208: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Los datos de este gráfico demuestran que los hogares en infravivienda sufren especialmente las malas condiciones del entorno, afectándoles especialmente aspectos como la suciedad de las calles, los ruidos, el deterioro de los espacios comunes, la falta de parques y jardines o el exceso de población. Tal vez, estas malas condiciones del entorno sean los aspectos menos graves, pero las altas proporciones de afectados hacen que estos problemas adquieran bastante rele-vancia. Por otra parte, el equipamiento del entorno también presenta deficiencias en muchos casos, de tal manera que la ausencia de servicios fundamentales como los centros educativos y sanitarios afecta a casi el 8% de los hogares residentes en infraviviendas. En cuanto a los servicios y equipamientos básicos de la vivienda, comprobamos que entre el 20 y el 25% de estos hogares se enfrentan a situaciones muy gra-ves como la falta de intimidad, no poder disponer de la vivienda en cualquier momento del día o al hacinamiento. Además, un 7% no dispone de baño y otro 2,9% se ve obligado a compartirlo con otras viviendas. Por su parte, la mitad de los hogares residentes en viviendas en altura situadas a partir de un segundo piso, no disponen de ascensor. Al cruzar estos indicadores de adecuación por la tipología de vivienda, obtene-mos los siguientes resultados.

205

Page 209: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de Madrid

Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 3.2.5. Porcentaje de viviendas afectadas por cada indicador de ade-cuación, sobre el total de viviendas en cada tipología

Tipología de vivienda

Chabolas Viviendas en altura

Casas bajas

Total

general Carencia de servicios y equipamientos

No dispone de baño Baño compartido por más de una vivienda Sin ascensor en viviendas de altura No disponen de espacio de intimidad Falta de disponibilidad en cualquier momento Hacinamiento Promiscuidad No dispone de mobiliario básico

38,5 35,7

-- 53,8 43,6 48,7 35,9 26,3

2,8

75,0 50,0 19,7 17,7 16,2

5,7 10,2

16,0 25,0

-- 24,0 12,0 48,0 16,0

8,3

7,0 2,9

50,0 23,1 19,8 21,2

9,2 11,6

Condiciones del entorno Excesivamente ruidoso Excesivamente poblado Estado general ruinoso Poca limpieza en calles y acceso al edificio Transporte público insuficiente Inseguro Muy poco dotado de parques y jardines Muy poco iluminado por la noche Deterioro prolongado de espacios comunes Presencia de tráfico de drogas

82,1 74,4 89,7 94,9 74,4 56,4 92,3 89,7 94,9 47,1

48,0 43,9 27,3 48,4 20,3 26,2 40,3 28,0 42,8 36,4

8,0

32,0 52,0 60,0 34,8 36,0 64,0 52,0 52,0 43,5

48,8 46,0 34,7 53,5 26,3 29,6 46,6 35,3 48,3 37,8

Carencia de equipamiento en el entorno Colegios, centros educativos Centros públicos y sociales Servicios sanitarios Equipamiento cultural y/o de ocio Comercios Asociación de vecinos

50,0 65,8 45,9 73,7 64,1 82,1

2,4 4,1 3,5 7,5 2,6

16,3

13,0 15,0

8,7 20,0 12,0 81,0

7,6

10,6 7,7

14,5 9,0

27,0 Como resulta lógico, los mayores problemas de adecuación, tanto en lo referente a las condiciones y equipamiento del entorno, como a los servicios y equipa-mientos de la propia vivienda, se concentran en las chabolas. Sin embargo, esto no implica que en los demás tipos de vivienda considerados se escape a esta problemática. En este sentido, no debemos olvidar la importancia que las vivien-das en altura representan sobre el conjunto de la vivienda, de manera que al hablar de las proporciones en este tipo de vivienda que padecen los distintos problemas considerados, hablamos de cantidades significativas de viviendas afectadas por todos estos problemas de adecuación. Por último, estudiamos la situación en lo referente a la dimensión de estabili-dad, considerando para ello indicadores referentes al régimen de tenencia de la vivienda.

206

Page 210: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de Madrid

Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

14,9%

11,3%

9,9%

3,1%

2,4%

1,7%

En propiedad, pagándola aún

Vivienda alquilada por habitaciones

En régimen especial (tutelada, deintegración social…)

Vivienda cedida, sin contrato

Vivienda ocupada

Subarriendo

RÉG

IMEN

DE

TENE

NCIA

DE

LA V

IVIE

NDA

Gráfico 3.2.5. Porcentaje de viviendas afectadas por cada uno de los distin-tos indicadores de estabilidad En general, estos hogares tienen sus viviendas en propiedad (el 35,6%), o en alquiler con contrato de arrendamiento normalizado (el 32,3%). Sin embargo, se producen algunas situaciones especialmente delicadas, como son las viviendas ocupadas o cedidas, el subarriendo, las viviendas en régimen especial, o las al-quiladas por habitaciones, que afectan a proporciones desiguales de hogares, pero en todo caso situaciones reales de gravedad. Los datos obtenidos a este respecto en los distintos tipos de vivienda son los que arroja la siguiente tabla. Tabla 3.2.6. Porcentaje de viviendas afectadas por cada indicador de esta-bilidad, sobre el total de viviendas en cada tipología

Tipología de vivienda

Chabolas Viviendas en altura

Casas bajas

Total

general Régimen de tenencia de la vivienda En propiedad, pagándola aún Subarriendo En régimen especial (tutelada, de integración social…) Vivienda cedida, sin contrato Vivienda ocupada Vivienda alquilada por habitaciones

0,0 0,0 5,1 2,6 2,6 0,0

16,2

2,0 10,8

3,4 1,7

13,2

20,0

0,0 4,0 0,0

12,0 4,2

14,9

1,7 9,9 3,1 2,4

11,3

207

Page 211: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Parece que los problemas de estabilidad están especialmente relacionados conlas viviendas en altura; especialmente, algunas situaciones delicadas como elrégimen especial de vivienda tutelada o de integración social y el alquiler de habitaciones en una misma vivienda. También parece que este tipo de viviendassoportan la totalidad de las situaciones de subarriendo y la cesión sin contrato.En cuanto a las casas bajas, sobresale el alto porcentaje de viviendas ocupadas. En lo que respecta a la situación más normalizada de vivienda en propiedad,pagándola aún, se presenta esta situación con más frecuencia en las viviendasde casas bajas, que en las viviendas en altura.

Indicadores de infravivienda A continuación vamos a estudiar la medida en que cada una de las cuatro di-mensiones contempladas en este estudio intervienen en la realidad de la infravi-vienda en la diócesis de Madrid. Realizaremos este análisis estudiando el por-centaje de hogares considerados como infravivienda en cada dimensión, asícomo la intensidad media también en cada una de esas cuatro dimensiones detrabajo. Gráfico 3.2.6. Porcentajes de hogares afectados por infravivienda en cadadimensión

Existen dos dimensiones que hacen que el concepto de infravivienda afecte a unmayor número de hogares: la adecuación (tres de cada cuatro hogares consul-tados residen en infravivienda por problemas relacionados con esta dimensión) yla habitabilidad (casi el 56% de los hogares consultados).

208

Page 212: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de Madrid

Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Por su parte, los porcentajes de hogares considerados como infravivienda por las dimensiones de estabilidad (uno de cada ocho hogares consultados) y, sobre todo, accesibilidad (el 8,4%) son inferiores. Si atendemos al grado de gravedad de infravivienda en cada dimensión (a partir de los parámetros metodológicos expuestos al comienzo del capítulo), obtene-mos la siguiente distribución de hogares en infravivienda por cada dimensión Tabla 3.2.7. Grados de gravedad de la infravivienda en cada dimensión

Dimensión Grado de gravedad Estabili-

dad Habitabi-

lidad Accesibi-

lidad Adecua-

ción

Infravi-vienda general

Infravivienda Infravivienda grave Infravivienda en emergencia

11,6 0,7

--

35,2 15,7

4,8

8,4 -- --

63,9 10,4

0,5

86,6 13,4

-- Total infravivienda 12,3 55,7 8,4 74,7 100,0

La consideración general de infravivienda, que engloba a las cuatro dimensio-nes, determina que del conjunto de hogares en infravivienda de la diócesis de Madrid, el 13,4% se encuentran en situación de infravivienda grave, sin detectar hogares en situación de infravivienda de emergencia. Sin embargo, en las dimensiones de habitabilidad y adecuación sí encontramos hogares que se encuentren en situación de infravivienda de emergencia (el 4,8% y el 0,5%, respectivamente), además de ser las dimensiones que en mayor pro-porción soportan la existencia de hogares en infravivienda grave. Según el tipo de vivienda, las proporciones de hogares en infravivienda en cada dimensión varían considerablemente, tal y como reflejan los resultados que mos-tramos a continuación. Tabla 3.2.8. Porcentaje de hogares en infravivienda en cada dimensión, so-bre el total de hogares en cada tipo de vivienda

Tipo de vivienda Dimensión

Chabola Vivienda en

altura Casa baja

Total

general Adecuación Accesibilidad Habitabilidad Estabilidad

100,0 5,1

94,9 7,7

71,5 8,3

48,4 12,5

80,0 16,0 96,0 16,0

74,7 8,4

55,7 12,3

209

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid

Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

El chabolismo como infravivienda viene definido por las dimensiones de adecua-ción y habitabilidad, siendo la tipología que en menor medida se ve afectada por las dimensiones de accesibilidad y estabilidad. La vivienda en altura, por su parte, y debido a la influencia de sus resultados en el total general por ser el tipo de infravivienda mayoritario, se ve afectada por las cuatro dimensiones de modo muy similar a los resultados obtenidos para el con-junto de la infravivienda. En cuanto a las casas bajas, también las cuatro dimen-siones consideradas inciden en su definición de infravivienda, principalmente por habitabilidad y estabilidad, aunque con porcentajes significativos de hogares en infravivienda por las dificultades de accesibilidad y estabilidad. La situación en las distintas vicarías es la que reflejan los datos de la siguiente tabla. Tabla 3.2.9. Porcentaje de hogares en infravivienda en cada dimensión, so-bre el total de hogares en cada vicaría

Vicaría Dimensión Norte Este Sur Oeste

Total general

Adecuación Accesibilidad Habitabilidad Estabilidad

68,4 4,5

49,6 2,3

79,2 4,2

44,4 15,3

84,7 11,4 64,2 21,0

38,2 17,6 58,8

0,0

74,7 8,4

55,7 12,3

Los hogares en infravivienda de la vicaría Oeste parecen ser los menos afecta-dos por las distintas dimensiones, aunque son los que en mayor medida son considerados como infravivienda por problemas relacionados con la accesibili-dad y, junto a la vicaría Sur, por problemas de habitabilidad. Precisamente, son los hogares de la vicaría sur los que en mayor porcentaje son considerados co-mo infravivienda por cada una de las cuatro dimensiones consideradas, mientras que en la vicaría Este destaca el porcentaje de hogares considerados como in-fravivienda por la dimensión de estabilidad. A continuación, y retomando el dato del grado general de infravivienda obtenido a partir de los resultados de cada dimensión, podemos diferenciar la situación a este respecto según las variables de tipología de vivienda y vicaría.

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid

Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

46,5%

45,5%

7,5% 0,5%

Una dimensión Dos dimensionesTres dimensiones Cuatro dimensiones

Tabla 3.2.10. Porcentaje de hogares en infravivienda e infravivienda grave, según tipo de vivienda y vicaría

Grado general de infravivienda Infravivienda Infravivienda

grave Tipología de vivienda

Chabola Vivienda en altura Casa baja

23,1 94,1 88,0

76,9

5,9 12,0

Vicaría Norte Este Sur Oeste

100,0

88,2 74,1

100,0

0,0

11,8 25,9

0,0 Total general 86,6 13,4

Según los datos de esta tabla, el tipo de infravivienda más grave se relaciona con las chabolas, mientras que las vicarías Este y, especialmente, Sur son las que soportan, proporcionalmente, un tipo de infravivienda más grave. Finalmente, y con el objeto de resumir en pocos datos y breves líneas los resul-tados comentados hasta ahora en este segundo apartado del tercer capítulo del informe, podemos ofrecer los datos referentes a los hogares afectados por un número distinto de dimensiones. El siguiente gráfico resulta bastante esclarece-dor. Gráfico 3.2.7. Porcentaje de hogares definidos como infravivienda por su pertenencia a distintas dimensiones

211

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid

Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Como vemos, algo más de nueve de cada diez hogares son considerados de infravivienda por verse afectados por una (el 46,5%) o dos (el 45,5%) de las di-mensiones contempladas; un 7,5% de estos hogares se ve afectado por tres di-mensiones, mientras que un escaso 0,5% es considerado como infravivienda por presentar problemas en cada una de las cuatro dimensiones consideradas. Sin duda, este último 8% de hogares son los que se encuentran en la situación más grave. Si atendemos a las variables de tipología de vivienda y vicaría, obtenemos los siguientes resultados. Tabla 3.2.11. Porcentaje de hogares definidos como infravivienda por su pertenencia a distintas dimensiones, según tipología de vivienda y vicaría

Nº de dimensiones que afectan Una Dos Tres Cuatro

Tipología de vivienda Chabola Vivienda en altura Casa baja

5,1

53,9 16,0

82,1 39,9 60,0

12,8

5,6 24,0

0,0 0,6 0,0

Vicaría Norte Este Sur Oeste

63,3 52,9 28,2 69,0

35,0 42,6 57,1 27,6

1,7 4,4

13,5 3,4

0,0 0,0 1,2 0,0

Total general 46,5 45,5 7,5 0,5 En la línea de lo analizado anteriormente, las chabolas (en cuanto a la tipología de vivienda) y las vicarías Sur y Este, son las que presentan una infravivienda de mayor complejidad en su problemática multidimensional. Estos datos resultan aún más claros si los convertimos en valores medios, a par-tir de la siguiente escala de valores entre 1 y 4:

Nº de dimensiones que afectan Valor Una Dos Tres Cuatro

1 2 3 4

212

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid

Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 3.2.12. Número medio de dimensiones que afectan, según tipología de vivienda y vicaría

Nº medio de dimensiones

Tipología de vivienda Chabola Vivienda en altura Casa baja

2,08 1,53 2,08

Vicaría Norte Este Sur Oeste

1,38 1,51 1,88 1,34

Total general 1,62 Por tanto, y analizando esta realidad desde otra perspectiva, las viviendas en altura “disfrutan” de una situación más ventajosa que el resto de infraviviendas consideradas. Pero la infravivienda que menos afectada se encuentra por esta problemática es la localizada en las vicarías Norte y Oeste.

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4. EXCLUSIÓN

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EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Sin duda alguna, el fenómeno de la infravivienda se encuentra estrechamenteligado al de la exclusión. De hecho, casi podemos decir que la situación de infra-vivienda garantiza, si no una situación clara de exclusión, sí al menos posicionesdesventajosas y desfavorables cercanas a esa situación de marginación. Conse-cuentemente, en esta investigación sobre la realidad de la infravivienda en ladiócesis de Madrid, no podemos dejar de estudiar las situaciones de exclusión,tratando de abordarlas desde diversas perspectivas: personal, cultural, social,económica… De modo análogo al método empleado para definir los distintos grados de gra-vedad de la infravivienda en el capítulo anterior, estableceremos a continuacióníndices que nos permitan segmentar a los hogares residentes en infraviviendasegún su relación con la exclusión, delimitando los siguientes estratos: inclusión,vulnerabilidad y exclusión. Todo esto nos aportará una imagen más real y más cercana de situación por laque atraviesan los hogares y las personas que ocupan este tipo de viviendas enla diócesis de Madrid. Además, estudiaremos el entorno que rodea a las situaciones de exclusión através de aspectos como las relaciones sociales y de convivencia, la discrimina-ción o el rechazo, así como el itinerario seguido hacia la exclusión mediante elanálisis de sucesos vitales o malos tratos. Así pues, la estructura de este cuarto capítulo sobre exclusión queda compuestapor los siguientes apartados:

�� 4.1. Índice de exclusión �� 4.2. Itinerario y entorno de la exclusión

4.2.1. Itinerario de la inclusión a la exclusión social 4.2.2. Incidencia de los malos tratos 4.2.3. Situación de convivencia relaciones sociales 4.2.4. Apoyo social

215

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4.1. Índices de exclusión Dedicamos este apartado, en primer lugar, a describir el método aplicado paradeterminar la situación o no de exclusión en los hogares residentes en infravi-viendas en la diócesis de Madrid, para posteriormente mostrar las proporcionesde hogares o personas afectados por cada uno de los indicadores de exclusiónconsiderados, tal y como ya hicimos en el análisis anterior sobre infravivienda.Concluiremos el apartado con un análisis de la realidad de la exclusión entreestos hogares, diferenciando entre los segmentos ya mencionados: inclusión,vulnerabilidad y exclusión.

�� Indicadores y valor de cada indicador Para establecer los índices de exclusión, se han seleccionado una serie de indi-cadores referentes a situaciones graves en diversos ámbitos, otorgando un valorentre 1 y 4 a cada uno de ellos, en función de su gravedad y su relación con laexclusión. En el siguiente cuadro enumeramos los indicadores contemplados y el valorasignado a cada uno de ellos.

216

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Cuadro 4.1.1. Indicadores de exclusión

Indicador Formación

Analfabeto absoluto Analfabeto funcional

Ocupación

Trabajador por cuenta ajena eventual Desempleado Desempleado buscando el primer empleo Trabajos esporádicos no regularizados

Factores personales

Estado subjetivo de salud, malo o muy malo Discapacidad invalidante Discapacidad no invalidante Enfermedad crónica invalidante Enfermedad crónica no invalidante Malas relaciones familiares No tener familia

Factores sociales y de discriminación

Dificultades para comunicarse en castellano Discriminación subjetiva por los problemas de comunicación Discriminación subjetiva social Discriminación para encontrar trabajo Discriminación para acceder a una vivienda Discriminación en el entorno (barrio) Discriminación en la comunidad de vecinos

Sucesos vitales

Si padece o ha padecido 2 o 3 de las siguientes situaciones Si padece o ha padecido 4 o más de las siguientes situaciones

Muerte o abandono de los padres en la infancia o adolescencia Separación duradera de su pareja y/o hijos Muerte, separación o divorcio del cónyuge o pareja Padecer alguna enfermedad o discapacidad grave Problemas económicos familiares importantes Violencia sexual Ingreso y tutela en instituciones para menores Ingreso en prisión o en correccional Abandono o fuga del lugar de residencia Otro tipo de suceso vital de gravedad

Apoyo social

Sin apoyo de algún familiar, conocido o amigo para diversos asuntos (comprensión, problemas legales, administrativos…)

Tasa de pobreza

Precariedad social Pobreza moderada Pobreza grave Extrema pobreza

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Una vez enumerados y valorados estos indicadores, se establece un rango degravedad para cada hogar/persona consultado entre 0 (ninguna exclusión) y 25(exclusión extrema), con los siguientes estratos definidos: Inclusión Valor entre 0 y 3 Vulnerabilidad Valor entre 4 y 8 Exclusión Valor entre 9 y 25 Sin embargo, antes de analizar la realidad sobre la exclusión en los hogaresresidentes en infraviviendas mediante esta segmentación, comprobaremos laproporción de hogares y/o personas afectados por cada uno de los indicadorescontemplados para definir los distintos rangos de inclusión – exclusión.

�� Porcentaje de personas/hogares afectados por cada indicador Comenzando con los aspectos de formación y ocupación, en el siguiente gráfi-co recogemos los resultados procedentes de la encuesta. Gráfico 4.1.1. Tasas de analfabetismo absoluto y funcional entre los entrevistadosy porcentaje de los que se encuentran en situaciones ocupacionales de riesgo

La tasa de analfabetismo (absoluto más funcional, el 27,6%) es el factor queafecta a una mayor proporción de entrevistados. En algunos grupos de perso-nas, esta tasa llega a porcentajes elevadísimos, representando un riesgo eviden-te de exclusión de todo el colectivo, tal y como reflejamos a continuación:

3,4%

1,2%

8,3%

8,3%

21,5%

6,1%

0% 5% 10% 15% 20% 25%

Trabajos esporádicos no regularizados

Parados que buscan el primer empleo

Desempleados

Trabajadores eventuales

Analfabetismo funcional

Analfabetismo absoluto

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 4.1.1. Grupos de personas con tasas más elevadas de analfabetismo (abso-luto más funcional)

Grupos Tasa total de

analfabetismo Residentes en chabolas Personas de etnia gitana Personas de 65 y más años Residentes en vicaría Este Residentes en vicarías Sur De nacionalidad española Mujeres

78,7 60,2 57,5 33,8 33,7 32,7 29,7

En cuanto a las situaciones ocupacionales de riesgo, podemos retomar los datos referentes a las tasas de paro, subempleo y trabajo eventual, analizados en el capítulo segundo sobre la situación sociodemográfica de estas personas, de manera que podamos comprobar qué segmentos de entrevistados son los más afectados por estas situaciones. Tabla 4.1.2. Grupos de personas con tasas más elevadas de paro, subempleo y trabajo eventual

Tasas Grupos Desempleo Subempleo Trabajo eventual Mujeres Jóvenes de 16 a 29 años Extranjeros Personas de etnia gitana Vicarías Norte Vicaría Este Vicarías Sur Residentes en chabolas Residentes en casas bajas

-- 23,5

-- 21,4 21,5 20,5

-- 23,1 25,0

-- -- --

21,4 -- --

9,0 23,1 10,0

23,3 22,9 30,9

-- -- -- -- --

30,8 Tasa total 15,9 5,5 17,0

Estos datos reflejan que los colectivos más sensibles al trabajo eventual son las mujeres y los jóvenes, pero especialmente los extranjeros y residentes en casas bajas. En lo que respecta al paro, las tasas más altas se dan, de nuevo, entre los más jóvenes, junto a las personas de etnia gitana, los residentes en las vicarías Norte y Este, así como entre los que habitan chabolas y casas bajas. Y, por su parte, los que soportan mayores tasas de subempleo son las personas de etnia gitana y los que residen en chabolas, aunque también los que viven en casas bajas y en las vicarías Sur.

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EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

En lo que respecta a los factores personales, observamos a continuación los porcentajes de personas entrevistadas afectadas por estos indicadores. Gráfico 4.1.2. Porcentaje de entrevistados afectados por factores personales

El estado de salud subjetivo malo o muy malo afecta en mayor medida, natural-mente, a las personas entrevistadas de edades más avanzadas, superiores a los 65 años (el 22,2%), aunque también entre aquellos que residen en las vicarías Sur (el 15,5%). Asimismo, las distintas formas de discapacidad y de enfermeda-des crónicas (especialmente las no invalidantes), también afectan a proporcio-nes más elevadas de personas de 65 y más años. En cuanto a los problemas familiares en lo referente a las malas relaciones o a la no existencia de familia, los porcentajes detectados en los distintos grupos de personas entrevistadas no presentan resultados especialmente significativos que se desvíen de los datos generales obtenidos. Los siguientes indicadores que consideramos son los incluidos en los factores sociales y de discriminación, y las proporciones de afectados en cada uno de ellos son las que mostramos en el siguiente gráfico.

2,4%

2,9%

2,9%

0,7%

0,7%

1,7%

2,9%

1,5%

8,5%

0% 1% 2% 3% 4% 5% 6% 7% 8% 9% 10%

No tener familia

Muy malas relaciones familiares

Enfermedad crónica no invalidante

Enfermedad crónica invalidante para trabajar

Enfermedad crónica invalidante para todo

Discapacidad no invalidante

Discapacidad invalidante para trabajar

Discapacidad invalidante para todo

Estado subjetivo de salud malo o muy malo

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EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Gráfico 4.1.3. Porcentaje de entrevistados afectados por factores sociales y dediscriminación

* Porcentaje sobre el total de los que el castellano no es su lengua materna. ** Porcentaje sobre el total de los que dicen sentirse discriminados por problemas con el dominio

del castellano. Como vemos, un 11,5% de las personas cuya lengua materna no es el castella-no (el 2,6% del total de personas entrevistadas), asegura tener dificultades para expresarse en nuestro idioma. Además, de todos estos que dicen tener esteproblema, más de la mitad (el 54,5%), se siente discriminado por esta razón. Por otra parte, y ya sobre el total de entrevistados, un 11,6% afirma sentirse dis-criminado por la sociedad. Los grupos que en mayor medida dicen sentir estadiscriminación son los siguientes: Tabla 4.1.3. Grupos de personas que, en mayor proporción, dicen sentirse discri-minados por la sociedad

Grupos % Los residentes en chabolas Personas de etnia gitana Jóvenes de 16 a 29 años Extranjeros Residentes en las vicarías Sur

38,5 25,8 20,0 18,4 16,5

Total general 11,6

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La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Además, con la intención de profundizar en esta discriminación, preguntamos aeste 11,6% de personas que decían sentirse discriminadas, que nos indicaran encuáles de las distintas situaciones (trabajo, acceso a una vivienda, entorno ycomunidad de vecinos) se habían sentido discriminados:

� un mayoritario 82,2% lo ha padecido en el trabajo; � casi la mitad (un 46,7%), a la hora de buscar vivienda; � un 37,8% se siente discriminado en el entorno del barrio; � un 13,3%, por su comunidad de vecinos.

Según estos datos, cada persona que dice sentirse discriminada por la sociedad,sufre esta discriminación en una media de 1,80 ámbitos distintos, de los cuatrocontemplados. Los grupos que se sienten discriminados en un mayor número de ámbitos sonlos siguientes: Gráfico 4.1.4. Grupos de entrevistados que presentan un mayor número medio deámbitos en que se sienten discriminados

Resulta interesante comprobar cómo las personas que dicen sentirse discrimi-nadas en la vicaría Oeste (recordemos, la menos afectada por el fenómenos dela infravivienda en la diócesis de Madrid) son las que se sienten discriminadasen un mayor número de ámbitos. Aunque los datos no sean científicamente re-presentativos por la escasa base muestral de personas que responden a estapregunta en esta vicaría, sí parece detectarse un mayor sentimiento de discrimi-

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La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

nación con respecto a la media general, en los ámbitos del barrio y de los veci-nos. Pasamos ahora a comprobar la medida en que estas personas entrevistadas seven afectadas por distintos sucesos vitales de gravedad. En la siguiente tablareproducimos los resultados obtenidos en la encuesta. Gráfico 4.1.5. Porcentaje de personas que padecen o han padecido algunos suce-sos vitales de gravedad

Según estos datos, los problemas económicos familiares son los que afectan amayores proporciones de entrevistados, aunque también a porcentajes muy sig-nificativos de afectados por rupturas familiares traumáticas, como la pérdida delos padres en la infancia o adolescencia, o las separaciones y pérdidas de pare-jas, cónyuges o hijos. Algunos sucesos más impactantes como la violencia sexual, el ingreso en prisióno la tutela en instituciones para menores, aunque afectan a proporciones meno-res, son aspectos que se detectan en la realidad vital de este colectivo de perso-nas residentes en infravivienda en la diócesis de Madrid. Como para nuestro análisis consideramos factor de exclusión a aquellos que sehayan visto o se vean en la actualidad afectados por al menos dos de estas si-tuaciones de gravedad, a continuación reflejamos la proporción de personasentrevistadas que se encuentran en riesgo de exclusión por este motivo.

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EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 4.1.4. Distribución de las personas entrevistadas, según el número de situa-ciones por las que se ven o se han visto afectadas

Nº de situaciones % Ninguna o una Dos – tres Cuatro o más

69,9 24,6

5,5 Total 100,0

Aproximadamente, uno de cada cuatro entrevistados se ha visto afectado por dos o tres situaciones diferentes de las contempladas, mientras que un 5,5% ha pasado por cuatro o más de estas situaciones. Los grupos de entrevistados que en mayor medida se han visto afectados por dos o más de estas situaciones, son los siguientes: Tabla 4.1.5. Porcentaje de personas afectadas por dos o más de las situaciones referentes a los sucesos vitales

Nº de situaciones padecidas Grupos Dos – tres Cuatro o más

% total

Residentes en casas bajas Residentes en chabolas Personas de 65 y más años Personas de nacionalidad extranjera Personas de etnia gitana Residentes en las vicarías Sur

32,0 38,5 32,3 30,6 34,4 29,5

12,0 5,1 7,7 8,2 2,2 6,8

44,0 43,6 40,0 38,8 36,6 36,4

Total general 24,6 5,5 30,1 Estos grupos, por tanto, son los que se enfrentan a sucesos vitales más graves que afectan a una situación de mayor riesgo de exclusión. El siguiente paso en este análisis es el de detectar la incidencia de la carencia de apoyo social en estas personas residentes en infravivienda, atendiendo al grado de ayuda que encuentran ante determinadas situaciones.

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EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Tabla 4.1.6. Distribución de los entrevistados, según la frecuencia con que dispo-nen de ayuda en las situaciones descritas

Tipo de apoyo

Siempre o casi

siempre

Algunas veces

Nunca o casi nunca

Total

Familiar o de amigos en caso de apuro o necesidad Vecino en caso de apuro o necesidad Alguien con quien hablar cuando lo necesite Alguien ante problemas legales, administrativos… Alguien que le lleve al médico cuando lo necesite Alguien con quien divertirse Alguien que comprenda sus problemas Alguien con quien opinar, discutir…

80,4 62,4 79,9 66,0 81,6 82,8 78,7 78,9

10,7 17,0 13,8 16,0

9,4 9,9

12,6 12,3

9,0 20,6

6,3 18,0

8,9 7,3 8,7 8,8

100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

Se considera que no tienen apoyo social en cada una de las situaciones descri-tas, aquellos que mencionan que nunca o casi nunca disponen de apoyo para esa situación concreta. Así, las situaciones que aportan mayores carencias de apoyo social son las de acudir a personas del vecindario en casos de apuro o necesidad, así como la de la ayuda ante problemas legales o administrativos. El resto de situaciones afectan a proporciones similares de entrevistados, entre el 6,3% y el 9,0%. Para determinar el grupo de personas que se encuentran en situación de caren-cia de apoyo social, en primer lugar se otorgó un valor a cada posibilidad de res-puesta, en los siguientes términos:

Posibilidad de respuesta Valor Nunca Casi nunca Algunas veces Casi siempre Siempre

1 2 3 4 5

Así, se obtiene un valor para cada caso entre los valores 8, equivalente a nulo apoyo social, y 40, equivalente a apoyo social absoluto. Este intervalo de valo-res, a su vez, se divide en cinco estratos de igual valor, de manera que todos los casos situados por debajo de los dos valores inferiores (similares a las situacio-nes de apoyo nunca o casi nunca) sean considerados como de carencia de apo-yo social.

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Pues bien, aplicando este método, los resultados aportan un 11,8% de entrevis-tados que se encuentran en situación de carencia de apoyo social. Los grupos que en mayor medida se encuentran con estas carencias son los siguientes: Tabla 4.1.7. Grupos de personas que, en mayor proporción, se encuentran en si-tuación de carencia de apoyo social

Grupos % Los residentes en casas bajas Personas de 45 a 64 años Personas de etnia gitana Extranjeros Residentes en la vicaría Oeste Los residentes en chabolas

28,0 17,8 17,2 16,7 15,6 15,4

Total general 11,8 Estos serían, por tanto, aquellos grupos de entrevistados con mayores carencias de apoyo social. El último factor definido que contiene indicadores que determinan el grado de exclusión en este segmento de personas residentes en infraviviendas, es el de la pobreza (medida en términos económicos) y sus diferentes grados. A continuación explicamos la metodología empleada para definir el concepto de pobreza en esta investigación, así como sus diferentes grados. En primer lugar, hemos sumado los ingresos totales del hogar por todos los con-ceptos. Debemos tener en cuenta que resulta difícil obtener una información exacta de estos ingresos a través del método de encuesta debido a motivos co-mo el olvido de ingresos esporádicos o secundarios, el desconocimiento exacto de ingresos de otro miembro del hogar distinto del que contesta a la encuesta e, incluso, la ocultación de cantidades por parte de la persona entrevistada. Sin embargo, en estratos sociales bajos como es el caso actual la diferencia entre los ingresos declarados y los reales, es menor que la existente entre estratos sociales más elevados y acomodados. Posteriormente, hemos relacionado estos ingresos totales del hogar con el nú-mero de miembros que lo componen. Y en este hecho hemos tenido en cuenta que la convivencia de varias personas bajo un mismo techo da lugar a economí-as de escala, de manera que los gastos fijos del hogar no se multiplican por el número de miembros que lo componen, sino que se reparten entre ellos. Así, un hogar de dos miembros no necesita el doble de ingresos que un hogar uniperso-

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EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

nal para alcanzar el mismo nivel de vida. Para compensar este hecho, hemos aplicado una escala de equivalencias en los siguientes términos:

Miembro del hogar Valor de la escala Persona consultada Otros miembros del hogar

1,00 0,40

Por lo general, los estudios de pobreza realizados en España, así como los índi-ces de pobreza que realiza Eurostat a través del Panel de Hogares de la Unión

Europea, aportan un valor de la escala diferente para cada miembro del hogar, según se trate de personas mayores de 14 años (valor 0,5), o menores de esa edad (0,3). En nuestra investigación, al desconocer la edad de cada uno de los componentes del hogar, hemos incluido un valor medio fijo de 0,4 para cada uno del resto de miembros que lo componen. Así, al aplicar este valor en nuestra investigación, obtenemos unos ingresos mensuales medios para cada persona del hogar residente en infravivienda en la diócesis de Madrid. El siguiente paso consiste en aplicar un método de medición de la pobreza obje-tivo. Para ello, acudimos a Eurostat, que establece el umbral de la pobreza en unos ingresos medios inferiores al 60% de la mediana de la Renta Disponible per cápita del Estado miembro en que viva (en nuestro caso, naturalmente, Es-paña). Hemos realizado una estimación de la Renta Disponible per cápita a partir de la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE, realizada en el momento de tiempo más cercano al de realización de nuestra encuesta, estimando esta can-tidad en 660,41 euros mensuales. Pues bien, aquellos hogares que dispongan de unos ingresos mensuales medios inferiores al 60% de esa cantidad, serán considerados como que se encuentran en situación de pobreza. Los distintos niveles de pobreza se estiman a partir del siguiente baremo, establecido a partir de las cuartas partes de los 660,41 euros estimados.

Nivel de pobreza Ingresos medios por persona y mes Precariedad social Pobreza moderada Pobreza grave Extrema pobreza

Entre 660,41 y 495,31 � Entre 495,30 y 330,21 � Entre 330,20 y 165,11 �

Menos de 165,11 �

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Y según los datos obtenidos de la encuesta, resulta que un 2,4% de los hogaresse sitúan por encima del umbral establecido, escapando así de la situación depobreza. Gráfico 4.1.6. Distribución de los hogares según los distintos niveles de pobreza

Como vemos, a medida que se incrementa la gravedad de la pobreza, aumentade manera extraordinaria el porcentaje de hogares en esas peores situaciones,de tal manera que del conjunto de hogares residentes en infravivienda, la mayorparte de ellos (más de seis de cada diez) sufre la pobreza más extrema, conunos ingresos medios disponibles por persona y mes de 165 euros, que difícil-mente pueden alcanzar a satisfacer las necesidades más básicas del ser huma-no. Existen diferencias significativas en la distribución de estos hogares por los dis-tintos niveles de pobreza en las distintas vicarías, así como en los distintos tiposde vivienda.

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Tabla 4.1.8. Distribución de los hogares de cada vicaría por los distintos niveles de pobreza

Nivel de pobreza Vicaría No

pobreza Precariedad

social Pobreza

moderada Pobreza

grave Extrema pobreza

Total

Norte Este Sur Oeste

2,3 2,8 1,7 5,3

1,5 6,9 5,1 8,8

11,3 1,4

12,5 20,6

21,1 16,7 17,0 26,5

63,9 72,2 63,6 38,2

100,0 100,0 100,0 100,0

Total 2,4 4,6 10,8 19,0 63,1 100,0 Los hogares en infravivienda de la vicaría Oeste son los menos afectados por este fenómeno de la pobreza y es allí donde detectamos los menores porcenta-jes de hogares en extrema pobreza (en todo caso, bastante elevados) y los ma-yores de hogares que escapan a la pobreza (igualmente, bastante bajos). En cambio, la situación más desfavorable se produce entre los hogares de la vicaría Este, donde casi tres de cada cuatro hogares en infravivienda viven en niveles de extrema pobreza. En cuanto a la situación en los distintos tipos de vivienda, sucede lo siguiente: Tabla 4.1.9. Distribución de los hogares de cada tipo de vivienda por los distintos niveles de pobreza

Nivel de pobreza Tipo de vivienda

No pobreza

Precariedad social

Pobreza moderada

Pobreza grave

Extrema pobreza

Total

Chabola En altura Casa baja

2,6 2,6 0,0

2,6 4,6 8,0

0,0 12,3

8,0

7,7 20,2 20,0

87,2 60,4 64,0

100,0 100,0 100,0

Total 2,4 4,6 10,8 19,0 63,1 100,0 Según estos datos, los hogares residentes en chabolas son los más afectados por la pobreza económica, instalados casi nueve de cada diez en un nivel de pobreza extrema. Una última característica que conviene resaltar de este fenómeno es la asocia-ción de la mayor gravedad de la pobreza económica con una mayor dimensión del hogar.

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Tabla 4.1.10. Número medio de miembros en el hogar, según niveles de pobreza

Nivel de pobreza Nº medio de miembros

en el hogar No pobreza Precariedad social Pobreza moderada Pobreza grave Extrema pobreza

1,20 2,32 2,82 2,72 4,20

Total 3,61 Como vemos, los hogares que escapan a la pobreza son los de menor dimen-sión, con apenas una media de 1,20 miembros. En cambio, en los hogares que no superan el umbral de la pobreza, el número medio de miembros se incremen-ta desde la precariedad social hasta la pobreza moderada y grave, para dispa-rarse hasta los más de 4 miembros de media en aquellos hogares que padecen una situación de pobreza extrema.

� Análisis del índice de exclusión Después de comprobar la incidencia de cada indicador incluido para determinar los distintos estratos de exclusión, y tras detallar en el primer epígrafe de este apartado el método empleado para definirlos, abordamos ahora el análisis de esta realidad, comenzando por comprobar la distribución de personas por cada uno de los segmentos o estratos definidos. Tabla 4.1.11. Distribución de las personas residentes en infravivienda por cada segmento de exclusión

Segmento % Inclusión Vulnerabilidad Exclusión

52,5 39,7

7,8 Total 100,0

Este indicador posiciona a algo más de la mitad de los entrevistados en situación de inclusión, mientras que el restante 47,4% estaría al margen de ese estrato, la mayor parte de ellos en situación de vulnerabilidad. En la siguiente tabla mostramos los valores alcanzados en cada segmento, se-gún las distintas variables de clasificación.

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Tabla 4.1.12. Situación de inclusión – exclusión, según distintas variables de clasi-ficación

Segmento Inclusión Vulnerabilidad Exclusión

Total

Vicarías NorteEste Sur Oeste

60,938,9 48,9 67,6

31,654,243,229,4

7,56,9 8,0 2,9

100,0100,0 100,0 100,0

Tipo de viviendaChabola En altura Casa baja

28,2 55,6 48,0

51,339,632,0

20,5

4,8 20,0

100,0 100,0 100,0

Nivel de pobreza No pobreza Precariedad Moderada GraveExtrema

80,0 94,7 75,6 50,6 45,0

20,05,3

20,045,645,4

0,0 0,0 4,4 3,8 9,5

100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

Nacionalidad Española Extranjera

53,0 51,0

40,639,2

6,4 9,8

100,0 100,0

Nivel de estudios Analfabetos Primarios Secundarios y más

28,9 54,5 66,5

56,138,231,3

14,9

7,3 2,3

100,0 100,0 100,0

EtniaNo gitano Gitano

56,7 38,7

38,048,4

5,3

12,9

100,0 100,0

Total general 52,5 39,7 7,8 100,0 Los datos de esta tabla reflejan claramente aquellos segmentos de personasentrevistadas residentes en infraviviendas con mayores problemas de exclusión.

�� Las personas residentes en las vicarías Este y Sur son las que acogen a mayores proporciones de personas por debajo del nivel mínimo de inclu-sión.

�� Asimismo, siete de cada diez de las residentes en chabolas se encuen-

tran en vulnerabilidad (el 51,3%) o en exclusión (el 20,5%). También un alto porcentaje de las que residen en casas bajas (el 20%) se ven esta úl-tima situación.

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�� Por su parte, a medida que se incrementa la gravedad de la pobreza,también aumenta la proporción de personas en situación de vulnerabili-dad y exclusión.

�� Parece también que, entre los extranjeros, son más altas las proporciones

de personas en situación de vulnerabilidad y exclusión, que entre los es-pañoles.

�� En cuanto al nivel de estudios alcanzado, observamos cómo las situacio-

nes de exclusión y vulnerabilidad son más acusadas a medida que elgrado formativo completado es más bajo, hasta alcanzar en los analfabe-tos los mayores índices de exclusión, situándose sólo por encima de losque viven en chabolas, de las variables analizadas.

�� Por último, también detectamos cómo entre los gitanos se producen ma-

yores proporciones de personas en vulnerabilidad y en exclusión.

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4.2. Itinerario y entorno de la exclusión 4.2.1. Itinerario de la inclusión a la exclusión social Para entender lo que es el itinerario de la inclusión a la exclusión social, convie-ne detenernos a explicar algunas cuestiones sobre la exclusión. El término “ex-clusión” comenzó a utilizarse en la década de los 70 para referirse a la situación de las personas no cubiertas por la Seguridad Social, entre las que se encontra-ban personas con minusvalías físicas o mentales; víctimas de abusos, malos tratos, toxicómanos y toxicómanas, delincuentes, miembros de familias monopa-rentales, etc. Hasta finales de los setenta se hablaba de integración social en referencia a los elementos que permiten la cohesión entre los miembros de una determinada sociedad. La integración consiste en la articulación de las partes en una sociedad, donde cada uno tiene un sitio independiente. El concepto de exclusión amplía el de pobreza, al no considerar únicamente la dimensión económica del problema, sino también la pérdida del vínculo social. Este concepto expresa una manera de estar en la sociedad, que no viene defini-da por lo que la persona es (identidad) sino por lo que carece, por lo que ha per-dido, o nunca ha tenido. Así la situación de vulnerabilidad o exclusión tiende a ser definida por la negación del nivel de vida y los derechos sociales propios de la sociedad de pertenencia o acogida; quizá la exclusión refleja la pérdida o au-sencia de la condición de ciudadanía. Tanto inclusión como exclusión expresan un modo de relación entre la persona y la sociedad. En el primer caso, es una relación de igualdad en el acceso y disfru-te a los derechos sociales que permiten una reducción de los riesgos y de la in-seguridad de la realidad social. Por su parte, el término de exclusión pone de manifiesto la relación de desigualdad entre el sujeto y el resto de la sociedad, derivada de la carencia, o no acceso, a determinados derechos sociales, particu-larmente los relacionados con la protección de riesgos, que empujan a la perso-na a vivir al día en el margen de la sociedad. La exclusión social subraya una situación de vulnerabilidad que ha llevado a una persona u hogar a instalarse de manera más o menos permanente en la preca-riedad. Se trata de personas que gravitan en la franja de la vulnerabilidad sin tener una posición estable en la que consolidarse social y/o personalmente. De-ntro de ese itinerario nos vamos a centrar en algunos lastres que puede padecer una persona, sucesos vitales en momentos determinados del recorrido del hogar o que siguen vigentes y, que dificultan o imposibilitan por completo salir y/o me-jorar su situación; pueden caracterizarse por la fragilización de las relaciones sociales y laborales que puede llevar a una situación de inestabilidad personal y

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social generalizada. Nos interesaba en particular la cuestión de los malos tratoscomo problema grave que puede destabilizar a la persona que lo sufre y al con-junto del núcleo de convivencia de un hogar, hasta encerrar estas personas enuna cierta irreversibilidad de su situación de vulnerabilidad. 4.2.2. Incidencia de los malos tratos Aunque esta problemática no pertenecía al objetivo de la investigación y con losresultados obtenidos no podemos establecer un escenario al respecto, sí nosinteresaba el papel de los malos tratos para aproximarnos al itinerario de exclu-sión, por el estigma que supone, derivado de muchos problemas tal y como lapérdida de la red social de apoyo, precariedad económica y laboral, dificultad deacceso a la vivienda, deterioro de la salud… Por tanto, preguntamos si, en algu-na ocasión de su vida y/o en la actualidad, han pasado por episodios de maltratotanto físico como psíquicos y por parte de quién. A continuación, presentamoslos datos obtenidos como tendencias de la vulnerabilización del recorrido de es-tas personas y hogares correspondientes. Nos encontramos con un 8% de personas que han sufrido malos tratos algunavez en su vida y/o en la actualidad, destacamos que de estas personas el 70%son mujeres, es decir más del doble de los varones maltratados. Por otra parte, en el siguiente gráfico, observamos la distribución de quién haejercido estos malos tratos, tanto en la actualidad como en situaciones pasadas. Gráfico 4.2.1. Distribución porcentual de quién ha ejercido malos tratos.

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Así comprobamos que principalmente, los malos tratos proceden de personas del entorno familiar y más concretamente, se señala a los maridos o parejas co-mo las personas que mayoritariamente ejercen malos tratos con el 33%. Junto con maridos o parejas nos encontramos que otra de las personas del entorno más cercano es el padre con un 23% de los casos. Finalmente, nos fijamos en las personas que han vivido o siguen viviendo episo-dios de maltrato en la relación con su situación de vulnerabilidad o exclusión so-cial; donde señalamos que el 56% de estas personas está en una situación de vulnerabilidad y el 15% en situación de exclusión. 4.2.3. Situación de convivencia y relaciones sociales Estudiamos en esta ocasión, las relaciones sociales con el fin de medir la calidad de las mismas desde la propia percepción de los hogares que se encuentran en situación de infravivienda de la diócesis de Madrid. De la misma manera, trata-mos la cuestión del entorno que nos ha parecido esencial para acercarnos al contexto de los hogares en estado de precariedad social y residencial. Entendemos por entorno, el espacio urbano y social de convivencia de los hoga-res de la diócesis de Madrid; cuando no es adecuado y deteriorado, recoge ca-racterísticas acumuladas de deterioro e inadecuación: poca limpieza en las calles, malas comunicaciones de la zona, vandalismo o delincuencia registrada o percibi-da, ruidos exteriores intempestivos, carencia de zonas verdes o jardines, conta-minación. Por lo tanto, queremos poner de manifiesto cómo un hábitat deteriorado y/o conflictivo puede desplegar condiciones de vulnerabilidad en el conjunto de su realidad social y en su situación de convivencia. Comenzamos el tratamiento de esta problemática preguntando si existen tensio-nes o conflictos en la comunidad de vecinos de los hogares en situación de fragi-lidad social y cuáles son los puntos de partida de los mismos. Las vicarías de la zona Sur son las que más conflictos entre vecinos presentan, ya que ello afecta al 64% de los hogares de la diócesis de Madrid.

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Gráfico 4.2.2. ¿Cuáles son los puntos de partida de estos conflictos? Casi un tercio de los hogares que viven en condiciones de infravivienda, pade-cen tensiones y/o conflictos con sus vecinos del edificio. El gráfico 4.2.2. muestracuales son los puntos de partida de estos conflictos. El 29% declara que estosconflictos son generados por falta de respeto y un 28% por problemas de ruidos.La mayoría de estos resultados se sitúan en las vicarías de la zona Sur de ladiócesis de Madrid con el 70% de los casos. Por otra parte, hemos valorado la percepción de los hogares en cuanto a susensación de rechazo por parte de algún colectivo de vecinos del barrio dondeviven, donde obtenemos que el 88% de los hogares que perciben cierto rechazoson españoles. Si nos fijamos en la edad, observamos que el 46% de estoshogares se sitúa en la franja de 16 a 29 años de edad. 4.2.4. Apoyo social Como ya lo hemos explicado en el capitulo 4.1. con la descripción del índice deexclusión, el apoyo social es un indicador muy útil en el estudio de hogares ensituación de riesgo de exclusión social. El apoyo social es definido por la presen-cia o ausencia relativa de recursos sociales, apoyo psicológico, afectivo y/o ma-terial provenientes de otras personas o entidades. En otros términos, correspon-de en la información que permite a las personas creer que se preocupan de ellosy les quieren, son valorados y que tienen una posición en la sociedad y/o en suámbito cercano, con utilidad social y reconocimiento percibido. Conceptualizar el apoyo social es esencial en cuanto a que aborda el nivel deinclusión social. Por una parte, no se refiere a la calidad de las relaciones sino alas características de la red social de una persona (número de personas con

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quien puede contar, número de contactos, interacciones sociales, amistades...). No obstante, en la investigación que nos ocupa, nos detenemos tanto en la per-cepción de necesidad de ayuda social como en el tipo de servicios a los cuales acuden los hogares, que contribuye a paliar, en cierto modo, la gravedad de la realidad que padecen los más vulnerables. Desde este punto de vista se atiende a la calidad de las relaciones, aunque éstas no sean muy numerosas, contribu-yen a satisfacer las necesidades de: socialización, cubren las necesidades de afecto, proporcionan un sentimiento de identidad y pertenencia, etc. Por último, valoramos el apoyo social como ayuda percibida, es decir la percepción de que en caso de necesidad existe alguien o una entidad a quien pedir apoyo. En primer lugar, preguntamos a los hogares en situación de precariedad resi-dencial de la diócesis de Madrid si han acudido en algún momento de su vida a algún tipo de asociación, centro de ayuda social o servicios sociales. Así nos encontramos un tercio de ellos (el 33%) que acude a este tipo de servicios. En relación con la situación de vulnerabilidad y/o exclusión social, cabe destacar que el 51% está en situación de vulnerabilidad y el 18% en exclusión. En cam-bio, sobresale el 67% con que no ha acudido nunca a este tipo de servicios, en su mayoría, porque declara no haberlo necesitado. No obstante, nos fijamos que el 32% de ellos se encuentra en situación de vulnerabilidad social. En segundo lugar, a partir de la tabla siguiente podemos examinar el uso actual de los servicios de ayuda social y el tipo de ayuda frecuentado por los hogares más desfavorecidos. Nos centramos en esta cuestión aunque haya que tener en cuenta que hablamos sólo del 33% de personas que acuden a centros de ayu-das sociales en la actualidad. Sin embargo, cabe poner de manifiesto que el 63% sigue utilizando en la actualidad este tipo de recursos. Tabla 4.2.1. Porcentaje de hogares que acude a diferentes servicios en la actualidad según índice de exclusión ÍNDICE DE EXCLUSIÓN

INCLUSIÓN VULNERABI-

LIDAD EXCLUSIÓN TOTAL

Servicios sociales del Ayunta-miento o Comunidad de Madrid 17,4 32,5 15,1 65,1

Centros de Cáritas 4,6 10,4 4,6 19,7 Centros de la Cruz Roja u otra ONG's 3,4 2,3 3,4 9,3

Atención al inmigrante - 1,1 1,1 2,3 Asistencia psicológica 2,3 - - 2,3 Otros - 1,1 - 1,1 TOTAL 27,9 47,6 24,4 100,0

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Como vemos en la tabla anterior, el 48% de la población que acude en la actua-lidad a estos tipos de servicios, se encuentra en situación de vulnerabilidad; se reparte principalmente entre el 33% que acude a servicios sociales del Ayunta-miento o de la Comunidad de Madrid y el 10% que se beneficia del apoyo de Centros de Cáritas. Asimismo, un 24% de los hogares que sigue utilizando estos recursos actual-mente se encuentra en situación de exclusión, es decir, un 15% que acude a servicios sociales y un 5% a Centros de apoyo de Cáritas. Globalmente, en la actualidad el 65% de los que acuden a estos tipos de servi-cios se dirigen a las instituciones públicas del Ayuntamiento o de la Comunidad de Madrid y, destaca que el 20% se beneficia de la ayuda de centros de Cáritas. Por último, casi la mitad de los hogares que ha dejado de acudir a estos servi-cios es porque no solucionaron sus problemas. Si consideramos la situación de vulnerabilidad y/o de exclusión se puede señalar que el 50% está en condición de vulnerabilidad según el índice de exclusión utilizado.

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5. EXCLUSIÓN E INFRAVIVIENDA

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Después de haber analizado por separado en los dos capítulos previos de esteinforme las realidades de la infravivienda y de la exclusión, en este último capítu-lo de análisis vamos a estudiar la relación existente entre estos dos fenómenosen la diócesis de Madrid. Para ello, relacionaremos en primer lugar los indicadores de infravivienda encada una de las cuatro dimensiones definidas con el índice de exclusión, paraposteriormente acudir al índice de infravivienda global y relacionarlo nuevamentecon el de exclusión. Pretendemos, así, a través de unos pocos indicadores representativos de la rea-lidad estudiada, ofrecer una visión resumida y clara de la situación en que seencuentran los hogares que habitan en infravivienda de la diócesis de Madrid.Asimismo, y a partir de los datos obtenidos, podremos realizar estimacionesaproximadas de los hogares y personas posicionados en cada situación de larelación infravivienda – exclusión. Así, la estructura de este capítulo queda definida de la siguiente manera.

�� 5.1. La exclusión en cada dimensión de infravivienda �� 5.2. Relación global entre exclusión e infravivienda

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5.1. La exclusión en cada dimensión de infravivienda Comenzando por las cuatro dimensiones contempladas, los datos resultantes al relacionarlas con el índice de exclusión obtenido son los que refleja la siguiente tabla: Tabla 5.1.1. Distribución de los hogares por los tres segmentos del trayecto inclu-sión – exclusión, según su pertenencia a infravivienda por cada una de las cuatro dimensiones consideradas

Segmentos del trayecto inclusión – exclusión Dimensión de infra-vivienda Inclusión Vulnerabilidad Exclusión

Total

Estabilidad 27,5 62,7 9,8 100,0 Accesibilidad 51,4 40,0 8,6 100,0 Adecuación 53,5 38,1 8,4 100,0 Habitabilidad 48,1 42,4 9,5 100,0

Las personas afectadas por residir en infravivienda definida en las dimensiones de adecuación y accesibilidad son las que en menor proporción se encuentran fuera de la situación de inclusión. Más de la mitad de estas personas (el 53,5% de las que residen en infravivienda definida por la dimensión de adecuación, y el 51,4% de las que residen en infravivienda definida por la dimensión de accesibi-lidad) escapan a las situaciones de exclusión o vulnerabilidad. Por el contrario, casi tres de cada cuatro entrevistados que se encuentran en infravivienda definida por la dimensión de estabilidad (el 72,5%), se encuentran al margen de la situación de inclusión. Por otra parte, y como reflejan los datos de la tabla anterior, el porcentaje de personas en situación de exclusión es muy similar en cada una de las cuatro dimensiones, por lo que podemos deducir que la situación de infravivienda pro-ducida por las distintas dimensiones estudiadas, determina en mayor medida el riesgo de exclusión (es decir, situación de vulnerabilidad), que la propia exclu-sión en sí. Si, además, establecemos un valor medio del trayecto inclusión – exclusión a partir de una escala de valores entre 1 y 3 (cuanto más cercano a 1 sea ese va-lor medio, menor gravedad de exclusión y, por el contrario, cuento más cercano sea al valor 3, mayor gravedad), según los siguientes términos:

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1. Inclusión, 2. Vulnerabilidad y 3. Exclusión. podemos definir con un solo dato el grado de gravedad medio en ese trayecto delos hogares en infravivienda en cada dimensión, tal y como reflejamos en el si-guiente gráfico: Gráfico 5.1.1. Grado medio de gravedad en el trayecto inclusión – exclu-sión, según la infravivienda definida en cada dimensión

Teniendo en cuenta que el universo estimado de hogares en infravivienda en la diócesis de Madrid es de 128.550 –tal y como hemos mencionado en la primerafase de investigación-, podemos ahora realizar una aproximación al número dehogares afectados por la exclusión y distribuirlos por las distintas dimensionescontempladas. En el siguiente cuadro mostramos esta estimación. Tabla 5.1.2. Estimación del número de hogares en infravivienda por cada dimen-sión y, dentro de ellos, estimación de los que se encuentran en situación de vulne-rabilidad y exclusión

Número estimado de hogares En infravivienda En inclusión En vulnerabilidad En exclusión Por estabilidad Por habitabilidad Por accesibilidad Por adecuación

16.900 76.700 11.600

103.000

10.600 32.500

4.600 39.200

1.700 7.300 1.000 8.600

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Como ya sabemos, la dimensión de adecuación es la que determina un mayor número de hogares en infravivienda, aunque su menor grado medio de gravedad en el trayecto inclusión – exclusión, hace que el número de hogares definidos como infravivienda por esta dimensión en situación de vulnerabilidad y exclusión, no sea tan elevado como, a priori, pudiera parecer. Lo contrario, en cambio, su-cede con la dimensión de la estabilidad, que determina un bajo número de hoga-res en infravivienda pero que hace estos hogares tengan altas probabilidades de, si no situarse en exclusión, sí al menos encontrarse en situaciones de riesgo (vulnerabilidad). 5.2. Relación global entre exclusión e infravivienda Tras analizar la relación entre exclusión y la infravivienda segmentada por di-mensiones, concluimos este capítulo con el análisis de la relación entre exclu-sión e infravivienda en general. Desarrollaremos este análisis comenzando por lo más concreto, para terminar con lo más general, con la idea de concluir con un resultado compilatorio final que aporte una perspectiva generalista de la relación entre infravivienda y exclu-sión.

� Análisis según el número de dimensiones que determinan la condición de infravivienda

En primer lugar, por tanto, estudiamos el índice de exclusión según los hogares afectados por distintas dimensiones. Para ello, se ha creado un indicador glo-bal de infravivienda donde obtenemos el número de infraviviendas afectadas por cada una de las diferentes dimensiones, es decir cuántas están afectadas por una de las dimensiones, por dos, tres o cuatro. Tabla 5.2.1. Distribución de los hogares por los tres segmentos del trayecto inclusión – exclusión, según el indicador global de infravivienda

Segmentos del trayecto inclusión – exclusión Indicador global de infravivienda

Inclusión Vulnerabilidad Exclusión

Total

Una Dos Tres – cuatro*

61,1 45,5 41,9

35,6 42,0 45,2

3,3 12,5 12,9

100,0 100,0 100,0

* La escasa base muestral de los hogares considerados como infravivienda por pertenecer a las cuatro dimensiones consideradas, hace que agrupemos a estos hogares con los definidos como infravivienda por pertenecer a tres dimensiones. Los datos de esta tabla demuestran que los hogares definidos como infravivien-da por una sola dimensión escapan en su mayoría (seis de cada diez) a las si-tuaciones de vulnerabilidad y exclusión.

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De hecho, podemos afirmar que, en la medida en que estos hogares considera-dos como infravivienda, lo son por pertenecer a un mayor número de dimensio-nes, se incrementan las probabilidades de que se encuentren en situaciones de exclusión o de riesgo. Atendiendo ahora al grado medio de gravedad de exclusión, obtenemos los si-guientes resultados. Gráfico 5.2.1. Grado medio de gravedad en el trayecto inclusión – exclusión, según el indicador global.

En consonancia con los datos anteriores de la tabla 5.2.1., recién comentados, lagravedad de la situación de exclusión es más elevada en los hogares afectadospor un mayor número de dimensiones. Seguidamente ofrecemos las estimaciones de hogares en estos términos. Tabla 5.2.2. Estimación del número de hogares en infravivienda según el indicadorglobal de infravivienda y, dentro de ellos, estimación de los que se encuentran ensituación de vulnerabilidad y exclusión

Número estimado de hogares Indicador global de infravivienda En inclusión En vulnerabilidad En exclusión Por una Por dos Por tres - cuatro

59.800 58.450 10.300

21.600 24.900

4.700

2.900 7.000 1.100

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Los hogares afectados por tres o cuatro dimensiones son unos 10.000, aunquesu situación de especial gravedad hace que encontremos cantidades significati-vas de hogares en vulnerabilidad y exclusión. Por su parte, los hogares afectados por una y dos dimensiones representan unacantidad bastante parecida, aunque la mayor gravedad de aquellos que sonconsiderados infravivienda en dos dimensiones distintas hace que, entre ellos,haya bastante más en situación de exclusión.

� Análisis según la intensidad de gravedad de la infravivienda. Podemos avanzar ahora, estudiando la relación en la intensidad de gravedad dela infravivienda con el índice de exclusión para analizar lo que representa lassituaciones más graves de infravivienda y su relación con el proceso de inclu-sión-exclusión. Se ha elaborado una variable que mide la intensidad de la gravedad de la infra-vivienda, para ello hemos sumado las distintas puntuaciones obtenidas en loshogares entrevistados de cada una de las dimensiones de infravivienda. Recor-damos que las escalas otorgadas para cada una de ellas varían según la dimen-sión que se trate:

�� Estabilidad escala 0-5 �� Habitabilidad escala 0-49 �� Accesibilidad escala 0-15 � Adecuación escala 0-37

Como se observa, el sumatorio de estas cuatro dimensiones proporciona unanueva escala de amplitud de 0 a 106. La metodología que se ha utilizado paraidentificar la intensidad de gravedad de la infravivienda, es muy similar a la reali-zada para conocer los tipos de infravivienda según dimensiones. De esta mane-ra, consideramos que no son infraviviendas los que han obtenido puntuacionesinferiores a 4, reflejando la intensidad según las proporcionalidades otorgadas alos tipos de infravivienda en cada una de las dimensiones, sobre escala estándarde 0 a 100. La siguiente tabla muestra la equivalencia entre la nueva escala de intensidad con amplitud de 0 a 106 con una escala estándar de 0 a 100, a partirde la cual distinguimos dos tipos de intensidad de gravedad de la infravivienda.

245

Page 249: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

No Infravi-vienda Infravivienda Infravivienda

Grave

Infravivienda en Emergen-

cia INTENSIDAD (sumatorio, escala de 0 a 106) De 0 a 3 De 4 a 37 De 38 a 80 De 81 a 106

ESCALA ESTÁNDAR Infravivienda (de 0 a 100) -- De 0 a 33 De 34 a 75 De 76 a 100

Tabla 5.2.3. Distribución de los hogares por los tres segmentos del trayectoinclusión – exclusión, según el tipo de infravivienda

Segmentos del trayecto inclusión – exclusión Tipo de infravivienda Inclusión Vulnerabilidad Exclusión

Total

Intensidad de gravedad alta Intensidad de gravedad muy alta

56,1 28,8

37,6 53,8

6,3 17,3

100,0 100,0

Los resultados de esta tabla, en la línea de lo visto en el epígrafe anterior, de-muestran que las situaciones más graves de infravivienda conllevan un mayorriesgo de exclusión; de hecho, menos de tres de cada diez hogares con intensi-dad de gravedad muy alta consiguen posicionarse en situación de inclusión, pro-porción que llega hasta casi seis de cada diez (dos veces más) en el caso de loshogares en infravivienda de gravedad alta. El grado medio de gravedad de exclusión a este respecto es el que refleja elsiguiente gráfico. Gráfico 5.2.2. Grado medio de gravedad en el trayecto inclusión – exclu-sión, la intensidad de gravedad de la infravivienda.

246

Page 250: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

En la línea de lo comentado, las diferencias son significativas y la situación de exclusión es claramente más acusada entre los hogares que habitan en infravi-vienda con una intensidad muy alta. Sin embargo, el número de hogares en estas situaciones de intensidad muy alta es relativamente reducido, tal y como reflejan las siguientes estimaciones. Tabla 5.2.4. Estimación del número de hogares en infravivienda según la intensi-dad de gravedad y, dentro de ellos, estimación de los que se encuentran en situa-ción de vulnerabilidad y exclusión

Número estimado de hogares Intensidad de gravedad de la infravivienda En inclusión En vulnerabilidad En exclusión

Intensidad gravedad alta Intensidad gravedad muy alta

111.300 17.250

41.900 9.300

7.000 3.000

Los datos son claros y la proporción de hogares en una y otra intensidad se re-duce significativamente al considerar, dentro de cada uno de ellas, los que se encuentran en vulnerabilidad y, especialmente, en exclusión.

� Análisis de infravivienda en general Llegados al final del análisis, recordamos a continuación la proporción de hoga-res en infravivienda posicionados en cada uno de los tres estratos, para estable-cer al grado medio de gravedad del conjunto de hogares en infravivienda de la diócesis de Madrid y estimar cuántos de estos hogares se encuentran en situa-ciones de vulnerabilidad y exclusión.

247

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La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Gráfico 5.2.3. Distribución de los hogares en infravivienda por los tres seg-mentos del trayecto inclusión exclusión

Estos resultados aportan los siguientes datos finales:

�� El grado medio de gravedad de exclusión de los hogares en infraviviendade la diócesis de Madrid se sitúa en 1,55 puntos, equivalente a una situa-ción de vulnerabilidad leve.

�� De los 128.550 hogares estimados en infravivienda, se estima que se en-

cuentran en situación de vulnerabilidad, en torno a los 51.200 y, en situa-ción de exclusión, unos 10.000 aproximadamente.

248

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La Infravivienda en la diócesis de Madrid Fase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

CONCLUSIONES

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La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

Capítulo 2. Datos sociodemográficos

�� La mayor parte de la infravivienda en la diócesis de Madrid está constitui-da por viviendas en altura (el 80%). Las chabolas representan un 8% delos hogares residentes en infravivienda y las casas bajas, un 6%. Otrasformas de infravivienda menos comunes son las corralas, instalacionesprovisionales, edificios en proceso de derribo o alojamientos no concebi-dos como viviendas, pero usados como tal.

�� La infravivienda se localiza principalmente en las vicarías Sur (el 42% de

los hogares en infravivienda de la diócesis de Madrid) y Norte (el 32%),muy por encima de la vicaría Este (17%) y, sobre todo, de la vicaría Oes-te, que apenas acoge un 8% de este fenómeno en la diócesis de Madrid.

�� Más de dos de cada diez hogares residentes en infraviviendas (el 21%)

comparten la vivienda con más de un núcleo familiar siendo más comúneste hecho en las viviendas en altura, que en casas bajas y, sobre todo,chabolas.

�� Cada hogar en infravivienda presenta una dimensión media de 3,61

miembros, siendo este dato mucho más elevado en chabolas (una mediade 4,13 personas en cada hogar de este tipo), que en viviendas en altura y casas bajas (3,55 y 3,56, respectivamente).

�� Las personas entrevistadas se caracterizan por ser, principalmente, muje-

res (el 61%), con una media de edad de 43,42 años y con mayoría de sol-teros (31%) y casados (45%).

�� Además, presentan una tasa de analfabetismo del 28% (el 6% absoluto yel 22%, analfabetismo funcional). El problema del analfabetismo pareceque tiene mayor incidencia entre las personas que habitan chabolas (el 72% de las personas entrevistadas en este tipo de infravivienda son anal-fabetas: el 21% son analfabetas absolutas y el 51%, funcionales) y entrelas personas que responden a la encuesta que habitan en las vicarías Es-te (el 34%) y Sur (el 34%), siendo claramente superior el analfabetismoabsoluto en aquella (el 15%).

�� Por otro lado, el 62% de los entrevistados son población activa (personas

actualmente en disposición de trabajar, lo hagan o no), obteniendo en laschabolas una tasa de actividad muy baja (el 34%).

250

Page 254: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

�� La tasa de desempleo se sitúa en el 16%, a lo que habría que añadir el6% de los activos que realizan trabajos esporádicos, dentro de la econo-mía sumergida, en lo que podemos denominar tasa de subempleo.

�� Casi uno de cada cuatro entrevistados (el 24%) son de origen extranjero,

de muy diversa procedencia. Además, el 22% de las personas que res-pondieron a la encuesta son de etnia gitana; la mayor parte de estas per-sonas residentes en las vicarías Sur (el 59% de ellas) y Este (el 31%), de-tectando muy escasa proporción en la vicaría Oeste (sólo un 1%).

�� Por último, cabe destacar que el 10% de las personas entrevistadas de

origen extranjero no tienen regularizada su situación, lo que supone el 2%de las personas entrevistadas.

Capítulo 3. Infravivienda

� Los problemas de habitabilidad de las infraviviendas afectan a porcenta-jes considerables de hogares que encuentran problemas graves de es-tructura, carencias de servicios básicos y otras circunstancias graves del edificio en su vivienda. Así, los problemas más comunes parecen caracte-rizarse por lo siguiente: en torno al 35-40% tienen problemas de humeda-des y grietas; entre el 25 y el 30% se encuentran con que las bajadas delluvia están en mal estado, con grietas o abombamientos en las fachadas,o con falta de aislamiento en los edificios; además, entre el 20 y el 25%de estos hogares ven cómo en su vivienda no existe sistema de ventila-ción en el baño, no tienen salida de gas, o el sistema de evacuación deaguas residuales se encuentra en mal estado. Además, habría que seña-lar también que un 10% de estas viviendas se encuentran en declaraciónoficial de ruina o en trámite de declaración.

�� Los problemas económicos representan el problema de accesibilidad

más frecuente para estos hogares. Pese a tratarse de infravivienda, noson pocos los hogares con recursos insuficientes (el 23%), que no en-cuentran un aval o que los alquileres les resultan muy costosos (en am-bos casos, el 20%). Por otra parte, si atendemos a la ausencia de recur-sos para hacer frente a la hipoteca o al alquiler mensual, en principio losporcentajes parecen bajos, pero si consideramos únicamente a los hoga-res hipotecados o alquilados, los porcentajes de hogares con dificultadespara hacer frente a estos pagos se incrementan hasta el 15% de los pri-meros y el 7% de los segundos. Del mismo modo, si atendemos a las ta-sas de endeudamiento, los porcentajes de hogares con un endeudamien-

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La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

to superior al 60% se sitúan en el 22% para el caso de los hogares hipo-tecados y en el 9%, para el de los alquilados. Pero no sólo la perspectiva económica incide en la dificultad de acceso a una vivienda de estos hoga-res; también encontramos porcentajes no muy elevados, pero significati-vos, de hogares con dificultades de acceso por otros problemas asocia-dos a la exclusión social, como son el racismo (4%), la discriminación (el7%), la irregularidad administrativa (el 2%) o las malas condiciones de la vivienda y su ubicación en zonas deprimidas (el 7%).

�� En cuanto a la adecuación, los hogares en infravivienda sufren espe-

cialmente las malas condiciones del entorno, afectándoles especialmenteaspectos como la suciedad de las calles, los ruidos, el deterioro de losespacios comunes, la falta de parques y jardines o el exceso de pobla-ción. Tal vez, estas malas condiciones del entorno sean los aspectos me-nos graves, pero las altas proporciones de afectados hacen que estosproblemas adquieran bastante relevancia. Además, el equipamiento delentorno también presenta deficiencias en muchos casos, de tal maneraque la ausencia de servicios fundamentales como los centros educativosy sanitarios afecta a casi el 8% de los hogares residentes en infravivien-das. Respecto a los servicios y equipamientos básicos de la vivienda, en-tre el 20 y el 25% de estos hogares se enfrentan a situaciones muy gra-ves como la falta de intimidad, no poder disponer de la vivienda en cual-quier momento del día o al hacinamiento. Además, un 7% no dispone de baño y otro 2,9% se ve obligado a compartirlo con otras viviendas. Por suparte, la mitad de los hogares residentes en viviendas en altura situadas apartir de un segundo piso, no disponen de ascensor.

�� Por lo que respecta a la estabilidad, en general, estos hogares tienen

sus viviendas en propiedad (el 35,6%), o en alquiler con contrato de arrendamiento normalizado (el 32,3%). Sin embargo, se producen algu-nas situaciones especialmente delicadas, como son las viviendas ocupa-das (2,4%) o cedidas (3,1%), el subarriendo (1,7%), las viviendas tutela-das en régimen especial (9,9%), o las alquiladas por habitaciones(11,3%), que afectan a proporciones desiguales de hogares, pero en todo caso situaciones reales de gravedad.

�� Las dimensiones de adecuación (tres de cada cuatro, el 74,7% de los

hogares consultados, residen en infravivienda por problemas relaciona-dos con esta dimensión) y habitabilidad (casi el 56% de los hogares con-sultados) son las que en mayor medida afectan a la infravivienda. Encambio, las proporciones de hogares considerados como infravivienda

252

Page 256: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

por las dimensiones de estabilidad (el 12,3%) y, sobre todo, accesibilidad(el 8,4%) son inferiores.

� Las chabolas y la infravivienda de las vicarías Sur y Este, son las que

presentan una mayor complejidad en su problemática multidimensional.Por el contrario, las viviendas en altura “disfrutan” de una situación másventajosa que el resto de infraviviendas consideradas, aunque la infravi-vienda que menos afectada se encuentra por esta problemática es la lo-calizada en las vicarías Norte y Oeste.

�� Como vemos, algo más de nueve de cada diez hogares son considerados

infravivienda por verse afectados por una (el 46%) o dos (el 45%) de lasdimensiones contempladas; un 7% de estos hogares se ve afectado portres dimensiones, mientras que un escaso 1% es considerado como in-fravivienda por presentar problemas en cada una de las cuatro dimensio-nes consideradas. Sin duda, este último 8% de hogares son los que se encuentran en la situación más delicada.

Capítulo 4. Exclusión

� Como ya hemos mencionado, la tasa de analfabetismo (absoluto másfuncional, el 28%) es el factor que afecta a una mayor proporción de en-trevistados. En algunos grupos de personas, esta tasa llega a porcentajeselevadísimos, representando un riesgo evidente de exclusión de todo elcolectivo.

�� Los colectivos más sensibles al trabajo eventual son las mujeres y los jó-

venes, pero especialmente los extranjeros y residentes en casas bajas.En lo que respecta al paro, las tasas más altas se dan, de nuevo, entrelos más jóvenes, junto a las personas de etnia gitana, los residentes enlas vicarías Norte y Este, así como entre los que habitan chabolas y ca-sas bajas. Y, por su parte, los que soportan mayores tasas de subempleoson las personas de etnia gitana y los que residen en chabolas, aunque también los que viven en casas bajas y en la vicaría Sur.

�� El estado de salud subjetivo malo o muy malo afecta a un 9% de los en-

trevistados aunque en mayor medida, naturalmente, a las personas en-trevistadas de edades más avanzadas, superiores a los 65 años (el 22%).La variable edad, como resulta lógico es el factor más determinante res-pecto a las distintas formas de discapacidad y de enfermedades crónicas(especialmente las no invalidantes).

253

Page 257: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

�� El 12% de las personas cuya lengua materna no es el castellano (el 3% de los entrevistados), asegura tener dificultades para expresarse en nues-tro idioma; además, de todos estos que dicen tener este problema, másde la mitad (el 55%), se siente discriminado por esta razón.

�� Por otra parte, el 12% de los entrevistados asegura sentirse discriminado

por la sociedad, señalando estas personas una media de 1,8 ámbitos de discriminación diferentes. Dentro de estos ámbitos de discriminación, elmás común es el trabajo (lo señala el 82% de estas personas), ademásdel acceso a una vivienda (47%), en el barrio o entorno (38%) y en el ve-cindario (13%).

� Algunos sucesos vitales graves, como los problemas económicos familia-

res, afectan a altas proporciones de entrevistados (35%), aunque también otros problemas relacionados con rupturas familiares traumáticas, comola pérdida de los padres en la infancia o adolescencia, o las separacionesy pérdidas de parejas, cónyuges o hijos (entre el 13 y el 18%).

�� Otros sucesos más impactantes como la violencia sexual, el ingreso en

prisión o la tutela en instituciones para menores, aunque afectan a pro-porciones menores, son aspectos que se detectan en la realidad vital de este colectivo de personas residentes en infravivienda en la diócesis de Madrid y que, sin duda, pueden alcanzar cierta incidencia en su procesode exclusión.

�� En cuanto a las carencias de apoyo social, las situaciones más habituales

son las de acudir a personas del vecindario en casos de apuro o necesi-dad (21%), así como la de la ayuda ante problemas legales o administra-tivos (18%). El resto de situaciones consideradas en esta investigación(comprensión, compañía, etc.) afectan a proporciones similares de entre-vistados, entre el 6% y el 9%.

�� Del total de hogares en infravivienda de la diócesis de Madrid, el 97% vi-

ven en situación de pobreza, medida en términos exclusivamente econó-micos. Asimismo, a medida que se incrementa la gravedad de la pobreza,aumenta de manera extraordinaria el porcentaje de hogares: un 4,6% seencuentra en precariedad social; un 11%, en pobreza moderada; un 19%,en pobreza grave y un 63% vive en niveles de extrema pobreza, lo quesupone subsistir con unos ingresos medios disponibles por persona ymes de 165 euros, que difícilmente pueden alcanzar a satisfacer las ne-cesidades más básicas del ser humano.

254

Page 258: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de MadridFase III: Resultados de la Encuesta

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

�� Finalmente, el indicador de exclusión señala que un 40% de los hogaresen infravivienda se encuentran en situación de vulnerabilidad, además deun 8% que viven en situación de exclusión.

Capítulo 5. Exclusión e infravivienda

�� Las personas afectadas por residir en infravivienda definida en las dimen-siones de adecuación y accesibilidad son las que en menor proporción seencuentran fuera de la situación de inclusión. Más de la mitad de estaspersonas (el 53% de las que residen en infravivienda definida por la di-mensión de adecuación, y el 51% de las que residen en infravivienda de-finida por la dimensión de accesibilidad) escapan a las situaciones de ex-clusión o vulnerabilidad. Por el contrario, casi tres de cada cuatro entre-vistados que se encuentran en infravivienda definida por la dimensión deestabilidad (el 72%), se encuentran al margen de la situación de inclusión.Este porcentaje es del 52% para el caso de la habitabilidad.

� Los hogares definidos como infravivienda por una sola dimensión esca-

pan en su mayoría (seis de cada diez) a las situaciones de vulnerabilidady exclusión. En cambio, el 55% de los hogares afectados por dos dimen-siones y el 58% de los afectados por tres o por las cuatro dimensiones, seencuentran en situaciones de vulnerabilidad o exclusión. Sin duda, pode-mos afirmar que, en la medida en que los hogares considerados como in-fravivienda, lo son por pertenecer a un mayor número de dimensiones, se incrementan las probabilidades de que se encuentren en situaciones de exclusión o de vulnerabilidad.

�� Las situaciones de infravivienda de mayor intensidad de gravedad conlle-

van un mayor riesgo de exclusión, de manera que menos de tres de cadadiez hogares en infravivienda de intensidad de gravedad muy alta (el29%), consiguen posicionarse en situación de inclusión, proporción que prácticamente se dobla (el 56%) al considerar a los hogares residentes en infravivienda de intensidad de gravedad alta.

�� El grado medio de gravedad de exclusión (escala de valores entre 1 y 3)

del conjunto de los hogares en infravivienda de la diócesis de Madrid sesitúa en 1,55 puntos, lo que equivale a una situación de vulnerabilidad le-ve. Además, podemos estimar que de los 128.549 hogares en infravivien-da que suponen nuestro universo de estudio, se encuentran en situaciónde vulnerabilidad, en torno a los 51.200 y, en situación de exclusión, unos10.000 aproximadamente.

255

Page 259: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de Madrid

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

ANEXO:

CUESTIONARIO

256

Page 260: La infravivienda en la diócesis de Madrid

E-596. Mayo 2007

1

LA INFRAVIVIENDA EN LA DIÓCESIS DE MADRID

Cuestionario

Presentación – Saludo: Buenos días/tardes. Estamos realizando un estudio sobre la situación de la vivienda en la

Comunidad de Madrid. El objeto de este estudio es estrictamente científico, y su colaboración es de gran interés.

Sus respuestas serán tratadas de forma estadística y totalmente anónima.

Nº de Cuestionario _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ [__][__][__]

A. Tipo de Vivienda _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _[__]

1. Chabola, barracón, cobertizo…

2. Instalaciones provisionales, prefabricadas.

3. Edificio o casa en proceso de derribo.

4. Alojamiento no concebido como vivienda, pero se está usando como tal (almacenes, loca-

les, infraestructuras improvisadas móviles o desmontables).

5. Vivienda convencional en edificio de varias alturas.

6. Casa baja unifamiliar de arquitectura obsoleta de zonas rurales, suburbanas (periféricas)

y/o zonas centrales consolidadas.

7. Corralas y/o vivienda alrededor de un corral (patio central).

B. Vicaría _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ [__]

1. Vicaría 1 Norte

2. Vicaría 2 Nordeste

3. Vicaría 3 Este

4. Vicaría 4 Sureste

5. Vicaría 5 Sur

6. Vicaría 6 Suroeste

7. Vicaría 7 Oeste

8. Vicaría 8 Noroeste

I. DATOS DE IDENTIFICACIÓN

1. En primer lugar ¿qué edad tiene?

años de edad

Las preguntas 2a. y 2b. RELLENAR DIREC-

TAMENTE POR EL ENTREVISTADOR

2a. Sexo

1. Varón

2. Mujer

2b. ¿Cuál es el origen étnico del entrevistado?

1. No gitano

2. Gitano/a

3. ¿Cuál es su estado civil?

1. Soltero/a

2. Casado/a

3. Viudo/a

4. Separado/a – Divorciado/a

5. Otras uniones

4. ¿Con quién vive actualmente? [RM]

1. Solo/a

2. Pareja

3. Hijos

4. Padres

5. Hermanos/as

6. Abuelos

7. Otros familiares

8. Amigos/as

9. Desconocidos/as

5. ¿Cuántos núcleos familiares conviven en la

casa?

1. Un núcleo familiar

2. Dos núcleos familiares

3. Tres núcleos familiares o más

257

Page 261: La infravivienda en la diócesis de Madrid

E-596. Mayo 2007

2

6. ¿Es usted natural de? ¿De dónde es?

1. Comunidad de Madrid

2. Español de otra Comunidad Autónoma

3. Extranjero con permiso de residencia

4. Extranjero en trámite de permiso de resi-

dencia

5. Extranjero sin permiso de residencia

7. Nacionalidad

01. Española

02. Ecuatoriana

03. Rumana

04. Colombiana

05. Marroquí

06. Peruano

07.Boliviano

08. Chino

09.Dominicano

10.Búlgaro

11.Argentino

12.Otra. Especificar: _____________

La P.8 se hará SOLO a extranjeros, códigos 3,

4 y 5 en la P.6.

8. ¿Cuánto tiempo lleva viviendo en España?

años

(Menos de un año codificar con 01).

9. ¿Cuál es el máximo nivel de estudios que

tiene usted terminados?

1. No sabe leer o escribir

2. Sabe leer o escribir pero no ha completado

ningún nivel de estudios

3 Educación primaria o equivalente

4. Educación secundaria o equivalente

5. Bachiller Superior, BUP, FPII o títulos

equivalentes pre-universitarios

6. Titulo universitario

10. ¿Usted tiene hijos?

1. No [pasar a P.14]

2. Sí

Las preguntas 11, 12 y 13 se harán SOLO a los

que tienen hijos, código 2 en la P.10.

11. ¿Cuántos hijos tiene?

1. Uno

2. Dos

3. Tres

4. Cuatro o más

12. ¿Cuántos años tiene su hijo más pequeño?

años

(1 año o menos de 1 año = 01)

13. ¿Cuántos de sus hijos viven en la casa?

hijos

(NS/NC = 99)

A TODOS

14. ¿Cuántas personas viven en la casa habi-

tualmente? (incluyendo al propio entrevis-

tado)

personas

II. LA INFRAVIVIENDA

HABITABILIDAD

Las preguntas 15a. y 15b.: Rellenar directamente

por el entrevistador a partir de la observación de

lo que está viendo, pues la entrevista debe hacer-

se en el hogar.

15a. Si se trata de una vivienda en altura, ano-

tar el nº de planta de la vivienda:

(Si es casa baja o chabola anotar 00).

SOLO si ha contestado a P.15a.

15b. ¿El edificio tiene ascensor?

1. No

2. Sí

Preguntar de nuevo al entrevistado

16-19.¿Cuál de los siguientes suministros bási-

cos tiene la casa?

16. Salida de gas

17. Electricidad

18. Agua corriente

19. Sistema de aguas residuales (sanea-

miento)

[RT]

1. No

2. Sí

20. ¿Tiene la cocina sistema de ventilación

compuesto por ventana o extractor?

1. No

2. Sí

21. ¿Tiene el baño sistema de ventilación com-

puesto por ventana o extractor?

1. No

2. Sí

258

Page 262: La infravivienda en la diócesis de Madrid

E-596. Mayo 2007

3

22-25.¿Tiene usted problemas en la estructura

de la casa?

22. Humedades (constantes o recurrentes)

23. Grietas que afectan a la estructura

24. Falta de aislamiento

25. Otro problema, precisar: ___________

[RT]

1. No

2. Sí

26-34. ¿Ha detectado usted en el edificio algu-

nas de las siguientes circunstancias?

(Si es chabola contestar SÍ en todas)

26. Mal estado de las bajadas de lluvia.

27. Mal estado de la evacuación de aguas

residuales.

28. Humedades en la parte baja del edifi-

cio.

29. Filtraciones en los tejados o cubiertas.

30. Existencia de grietas acusadas o abom-

bamientos en alguna de sus fachadas.

31. Hundimientos, falta de horizontalidad

en techos, suelos, o se aprecia que ha

cedido la sustentación del edificio.

32. Se encuentra apuntalado.

33. Se está tramitando la declaración ofi-

cial de ruina o existe declaración oficial

de ruina.

34. Otra, precisar: _____________.

[RT]

1. No

2. Sí

ADECUACIÓN

35. ¿Cuántas habitaciones tiene la casa?

(Excluyendo cocina y baño)

habitaciones

36. ¿Cuántos m2 tiene la casa?

m2

37. ¿Tiene baño/retrete dentro de casa?

1. No

2. Sí [pasar a P.39]

La P.38a. se hará SOLO a los que hayan con-

testado NO, código 1 en la P.37.

38a. ¿Comparten baño comunitario?

1. No [pasar a P.39]

2. Sí

38b. ¿Cuántas viviendas tienen acceso al baño

comunitario?

viviendas

39. A su juicio, ¿la casa está dotada del mobi-

liario básico? (armarios, estanterías, neve-

ra…)

1. No

2. Sí

40-49. De las siguientes afirmaciones usted

debe contestar si está de acuerdo o no:

40. Mi barrio es excesivamente ruidoso.

41. El barrio está excesivamente poblado.

42. El estado general del barrio es ruinoso.

43. El barrio tiene muy poca limpieza en

sus calles y acceso al edificio.

44. El transporte público de mi barrio es

totalmente insuficiente.

45. Cuando paseo por mi barrio tengo mie-

do de ser atracado.

46. El barrio está muy poco dotado de par-

ques y jardines.

47. Por la noche el barrio está muy poco

iluminado.

48. El barrio o los espacios comunes sufren

muchos deterioros prolongados o cróni-

cos.

49. El tráfico de drogas es un problema

muy grave en el barrio.

[RT]

1. No

2. Sí

50-55. Ahora, de los siguientes equipamientos

de su barrio dígame lo que opina:

50. Colegios, centros escolares

51. Centros públicos y sociales (Seguridad

Social, Hacienda…)

52. Servicios sanitarios

53. Equipamiento cultural y/o de ocio

54. Comercios

55. Asociación de vecinos

[RT]

1. El equipamiento es satisfactorio

2. Existe el equipamiento pero es insufi-

ciente

3. No existe el equipamiento

259

Page 263: La infravivienda en la diócesis de Madrid

E-596. Mayo 2007

4

ESTABILIDAD

56. ¿Cuál es el régimen de tenencia de su vi-

vienda?

1. En propiedad, pagada

2. En propiedad pagándola aún (letras, hi-

poteca)

3. En propiedad, por herencia o donación

4. En alquiler, con contrato de arrendamien-

to normalizado (actualizable)

5. En alquiler, de renta antigua

6. Subarriendo

7. En Régimen especial (vivienda tutelada,

Vivienda de Integración Social…)

8. No tiene contrato, es cedida

9. No tiene contrato, es ocupada

La P.57 se hará SOLO a los que hayan contes-

tado que viven de alquiler o subarriendo, códi-

gos 4, 5 y 6 en P.56.

57. ¿El propietario/arrendador vive en la ca-

sa?

1. No

2. Sí

A TODOS

58. ¿La casa está alquilada por habitaciones?

1. No

2. Sí

59. ¿Por qué vía encontró usted esta casa?

1. Familiares

2. Red de amigos

3. Anuncio particular (prensa, Internet…)

4. Agencia inmobiliaria

5. Sorteo municipal o comunitario

6. Mediante realojo

7. Otro, precisar: _____________

III. EXCLUSIÓN

Pasamos ahora a otras preguntas sobre su

situación laboral y económica.

SITUACIÓN LABORAL Y ECONÓMICA

60. ¿Cuál es su situación laboral ahora?

1. Trabajador por cuenta ajena / Asalariado

(Fijo)

2. Trabajador por cuenta ajena / Asalariado

(Eventual o temporal)

3. Trabajador por cuenta propia / Autónomo

o empresario

4. Parado ha trabajado antes y busca trabajo

5. Parado busca primer empleo

6. Trabajos esporádicos (chapuzas)

7. Estudiante

8. Labores del hogar

9. Jubilados y/o pensionistas

61-63. ¿Podría decirme a cuánto ascienden

aproximadamente sus ingresos por el tra-

bajo realizado a lo largo de un mes?

61. Ingresos fijos euros

62. Residuales euros

63. No declarados euros

(NS/NC = 9999)

64-66. ¿Cuáles son los ingresos en un mes de

todas las personas de su hogar (miembros

de su familia con los que convive)?

64. Ingresos fijos euros

65. Residuales euros

66. No declarados euros

(NS/NC = 9999)

67. ¿Percibe, usted o algún miembro de su

hogar, algún tipo de pensión? ¿De qué ti-

po? [RM]

1. No recibe ninguna [pasar a P.69]

2. Sí, la jubilación

3. Orfandad

4. Invalidez-incapacidad

5. Pensiones no contributivas

6. Aportaciones económicas por hijos con

minusvalía

7. Otra, precisar: _____________

260

Page 264: La infravivienda en la diócesis de Madrid

E-596. Mayo 2007

5

La P.68 se hará SOLO a los hayan contestado

códigos 2 a 7 en P.67.

68. En caso de recibir pensión ¿a cuánto as-

cienden mensualmente todas las pensio-

nes?

euros

(NS/NC = 9999)

69. ¿Percibe algún tipo de prestación económi-

ca? [RM]

01. No recibe ninguna [pasar a P.71]

02. Prestación por desempleo

03. Subsidio de desempleo

04. Prestación IMI o Renta Mínima de Inser-

ción

05. Prestación por separación matrimonial.

06. Beca estatal de estudio

07. Ayudas al alquiler

08. Ayuda económica de algún familiar

09. Ayuda económica o en especie de Cáritas

10. Ayuda económica o en especie de Cruz

Roja u otra ONGs

La P.70 se hará SOLO a los que hayan contes-

tado, códigos 2 a 10 en P.69.

70. En caso de recibir prestación económica,

¿a cuánto ascienden mensualmente todas

las prestaciones?

euros

(NS/NC = 9999)

ACCESIBILIDAD

Las preguntas 71 y 72 se harán SOLO a los que

hayan contestado que habitan una vivienda en

propiedad y pagando aún la hipoteca, código 2

en P.56.

71. ¿Usted tiene recursos suficientes para pa-

gar las mensualidades de su hipoteca?

1. No

2. Sí

72. ¿Usted podría decirme cuánto paga de

hipoteca?

euros

(NS/NC = 9999)

Las preguntas 73 y 74 se harán SOLO a los que

hayan contestado que viven de alquiler o sub-

arriendo, códigos 4, 5 y 6 en P.56.

73. ¿Usted tiene recursos para pagar el alqui-

ler?

1. No

2. Sí

74. ¿Usted podría decirme cuánto paga de

alquiler mensual?

euros

(NS/NC = 9999)

A TODOS

75. ¿Está pagando usted algún préstamo? (Ex-

cluyendo préstamos hipotecarios) [RM]

1. No tiene préstamo [pasar a P.77]

2. Crédito de consumo de banco

3. Crédito de consumo comercial (Cofi-

dis…)

4. Deuda con algún familiar/amigos

5. Otro, precisar: _____________

76. ¿A cuánto asciende mensualmente estos

préstamos

euros

(NS/NC = 9999)

Las preguntas 77 y 78 se harán SOLO a extran-

jeros, códigos 3, 4 y 5 en la P.6.

77. ¿Envía usted parte de sus ingresos a fami-

liares de origen?

1. No [pasar a P.79]

2. Sí

78. Si es el caso ¿a cuánto asciende esta apor-

tación?

euros

(NS/NC = 9999)

Cambiamos de nuevo de tema para hablar de

su trayectoria personal

FACTORES PERSONALES Y TRAYECTORIA

RESIDENCIAL

79. ¿Cómo diría que es su estado de salud?

1. Muy mal. Muy enfermo

2. Mal. Enfermo

3. Regular (achaques)

4. Bien o muy bien

261

Page 265: La infravivienda en la diócesis de Madrid

E-596. Mayo 2007

6

80. ¿Padece alguna discapacidad o enferme-

dad crónica?

1. No

2. Sí. Discapacidad invalidante para todo

3. Sí. Discapacidad invalidante para el tra-

bajo

4. Sí. Discapacidad no invalidante

5. Sí. Enfermedad crónica invalidante para

todo

6. Sí. Enfermedad crónica invalidante para

el trabajo

7. Sí. Enfermedad crónica no invalidante

81-83. ¿Cuánto tiempo lleva usted viviendo

en…?

81. Comunidad de Madrid

años

82. Municipio de Madrid

años

83. Barrio de Madrid

años

(Aquellos que lleven menos de un año se les ano-

tará 01).

84. ¿Cuántos años lleva viviendo en esta casa?

años.

(Aquellos que lleven viviendo menos de un año se

les anotará 01).

Las preguntas 85, 86, 87 y 88 se harán SOLO a

los que lleven viviendo 5 años o menos.

85. ¿Cuáles son los lugares por los que ha pa-

sado antes de llegar a esta casa? [RM]

1. Pensión

2. Habitación subarrendada

3. Piso compartido

4. Centro acogida/ piso tutelado

5. Familiares/amigos

6. Otro, precisar: _____________

7. Ninguno

86. ¿Cuál es la razón principal por la que se ha

cambiado de casa, esta última vez?

1. Desahucio

2. No podía cubrir los gastos

3. Insalubridad

4. La casa se hacía pequeña

5. Movilidad laboral (ha cambiado de traba-

jo, ha cambiado de ciudad)

6. Ruptura matrimonial/familial

7. Emancipación

8. Para juntarme con mi familia

9. No podía pagar la hipoteca

87. ¿Cuáles han sido las principales dificulta-

des que ha encontrado a la hora de buscar

un alojamiento? [RM]

1. No ha tenido problemas

2. Irregularidad administrativa

3. Ingresos insuficientes

4. Falta nomina y/o aval

5. Discriminación

6. Racismo

7. No hay alojamientos disponibles, los al-

quileres son muy caros

8. Viviendas en malas condiciones, zona

poco deseable

88. ¿Por qué motivo principal decidió asentar-

se en este municipio y/o barrio?

1. Porque tenía amigos/familiares

2. Porque me ofrecieron un empleo en el

municipio

3. Porque tiene una oferta de vivienda en

alquiler asequible

4. Otros, Especificar: _____________

A TODOS

SUCESOS VITALES

89-98. A continuación exponemos una serie de

situaciones. ¿Podría, por favor, indicarnos

si ha pasado por cada una de ellas en algún

momento de su vida?

89. Muerte o abandono de los padres en la

infancia, adolescencia o juventud.

90. Separación duradera de su pareja e

hijos.

91. Muerte, separación o divorcio del cón-

yuge o pareja.

92. Padecer alguna enfermedad y/o

discapacidad grave.

93. Problemas económicos familiares

importantes.

94. Violencia sexual.

95. Ingreso y tutela en instituciones para

menores.

96. Ingreso en prisión o en correccional.

97. Abandono o fuga del lugar/país en que

vivía.

98. Otros sucesos, precisar: ___________.

[RT]

1. No

2. Sí

262

Page 266: La infravivienda en la diócesis de Madrid

E-596. Mayo 2007

7

99. En alguna ocasión ¿ha sido usted víctima

de malos tratos psíquicos (amenazas, des-

precios, insultos…)?

1. No, nunca

2. Sí, pero no ahora

3. Sí, en la actualidad

100. Y ¿de malos tratos físicos?

1. No, nunca

2. Sí, pero no ahora

3. Sí, en la actualidad

La P.101 se hará SOLO a los que hayan con-

testado SÍ, códigos 2 y 3 en las preguntas 99

y/o 100.

101. ¿Por parte de quién? [RM: Entrevistador:

Anotar un máximo de 4 respuestas]

1. Mi marido compañero, novio, pareja

2. Mi padre

3. Mi madre

4. Algún hijo o hija

5. Otros familiares

6. Algún superior o compañero de trabajo

7. Otras, precisar: _____________

Volvemos a cambiar de tema, a continuación

vamos a hablar de su entorno.

RELACIONES SOCIALES Y CONVIVENCIA

A TODOS

102. ¿Tiene usted en su casa un espacio de

intimidad?

1. No

2. Sí

103. ¿Puede usted disponer del espacio de su

casa/habitación en cualquier momento del

día?

1. No

2. Sí

104. ¿Cómo son las relaciones con su familia,

sus parientes?

1. Muy buenas

2. Buenas

3. Malas

4. Muy malas

5. No existen

6. No tengo familia [pasar a 105c.]

105. ¿Cuánto tiempo lleva sin ver a…?

105a. Su familia directa

semanas

105b. Parientes

semanas

105c. Conocidos o amigos

semanas

106a. Sus vecinos del edificio son:

1. En su mayoría compatriotas

2. En su mayoría extranjeros de otras na-

cionalidades

3. Tanto compatriotas como extranjeros de

otras nacionalidades

4. Mayoritariamente españoles

5. Hay la misma proporción de españoles y

extranjeros

106b. Sus vecinos del barrio son:

1. En su mayoría extranjeros del mismo

origen

2. En su mayoría extranjeros de diversas

nacionalidades

3. Mayoritariamente españoles, vecinos de

toda la vida

4. Mayoritariamente vecinos nuevos espa-

ñoles

5. Hay la misma proporción de españoles y

extranjeros

A TODOS

107a. ¿Existen tensiones o conflictos en la co-

munidad de vecinos?

1. No [pasar a P.108a.]

2. Sí

107b. ¿Podría decirme cuáles son los puntos

de partida de estos conflictos? [RM]

1. Problemas de limpieza

2. Ruidos

3. Mal uso de los espacios comunes

4. Racismo/conflicto generacional

5. Horarios distintos

6. Falta de respeto

7. Otro, precisar: _____________

A TODOS

108a. ¿Se siente rechazado por parte de algún

colectivo de vecinos que vive en el barrio?

1. No [pasar a P.109]

2. Sí

263

Page 267: La infravivienda en la diócesis de Madrid

E-596. Mayo 2007

8

108b. ¿Por parte de quién?

APOYO SOCIAL

A TODOS

109-116. ¿Con qué frecuencia dispone usted de

cada uno de los siguientes tipos de apoyo

cuando lo necesita? Elija según los siguien-

tes criterios:

[RT]

1. Nunca

2. Pocas veces

3. Algunas veces

4. La mayoría de las veces

5. Siempre

109. Algún amigo, familiar o parientes con el

que está seguro de poder contar en caso

de apuro o necesidad.

110. Alguna persona del edificio o del vecin-

dario que le puede ayudar en caso de

apuro o necesidad.

111. Alguien con quien pueda contar cuando

necesite hablar.

112. Alguien cuando tiene algún problema

legal, administrativo… que le ayude a

entender una situación.

113. Alguien que le lleve al médico cuando lo

necesite.

114. Alguien con quien pasar un buen rato,

divertirse

115. Alguien que comprenda sus problemas

116. Alguien con quien compartir opiniones,

hábitos culturales…

117. En algún momento de su vida ¿ha acudi-

do a algún tipo de asociación, centro de

ayuda social o servicios sociales?

1. No nunca [pasar a P.120]

2. Sí, en alguna ocasión [pasar a P.118]

118. En la actualidad, ¿acude usted a este tipo

de servicios?

1. No en la actualidad [pasar a 119]

2. Sí a servicios sociales del

Ayuntamiento y/o de

la Comunidad Autónoma

de Madrid

3. Centros de Cáritas

4. Centros de la Cruz Roja u

otras ONGs.

5. Sí de atención al inmigrante

(CEAR, CASI,…).

6. Sí de asistencia psicológica

7. Sí a otros, precisar: _______

La P.119 se hará SOLO a los que hayan con-

testado “No en la actualidad”, código 1 en

P.118.

119. ¿Por qué ha dejado de acudir a estos ser-

vicios?

1. Por qué ya no existen

2. Porque no solucionaron mis problemas

3. Porque no confío en ellos

4. Porque he cambiado de lugar de residen-

cia

5. Otro, precisar: _____________

La P.120 se hará SOLO a los que hayan con-

testado “No nunca”, código 1 P.117.

120. ¿Por qué no ha acudido nunca a este tipo

de servicios?

1. No, porque no se me ocurrió solicitarla

2. No, porque no sabía que existía esa posi-

bilidad, no sabía dónde acudir/ a quién

preguntar

3. No, porque no lo necesitaba

4. Otro, precisar: _____________

FACTORES CULTURALES

SOLO A EXTRANJEROS

121. ¿Tiene usted dificultad para comunicarse

en castellano?

1. No [pasar a P.123]

2. Sí

Pasar

a

P.121

La P.118 se hará SOLO a los que hayan contes-

tado SÍ, código 2 en P.117.

264

Page 268: La infravivienda en la diócesis de Madrid

E-596. Mayo 2007

9

122. ¿Cree que sus dificultades para comuni-

carse le produce problemas de discrimina-

ción?

1. No

2. Sí

A TODOS

123. ¿Se siente discriminado/a por la socie-

dad?

1. No [pasar a P.125]

2. Sí

124. ¿En qué ocasión? [RM]

1. Para encontrar trabajo

2. Para encontrar una vivienda

3. En el barrio

4. Con la comunidad de vecinos

La P.125 RELLENAR DIRECTAMENTE POR

EL ENTREVISTADOR

125. ¿Tiene el entrevistado, problemas de or-

den lingüístico, para hacer la entrevista?

1. No

2. Sí

DATOS DE LA ENTREVISTA

C. Día de la entrevista

D. Mes de la entrevista

Hora Min.

E. Hora de la entrevista

F. Duración (en minutos)

ENTREVISTADOR

Código equipo

Código entrevistador

Datos de la persona entrevistada (para Supervisión)

Nombre y apellidos: __________________________

Dirección: __________________________________

Tfno: ______________

DATOS DE LA ENTREVISTA

C. Día de la entrevista

D. Mes de la entrevista

Hora Min.

E. Hora de la entrevista

F. Duración (en minutos)

ENTREVISTADOR

Código equipo

Código entrevistador

Datos de la persona entrevistada (para a Supervrr isión)

Nombre y apaa ellidos: ____ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___

Dirección: ____ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___

Tfnff o: ____ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___

265

Page 269: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de Madrid

EEQUIPO DEINVESTIGACIÓNSOCIOLÓGICA

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Page 270: La infravivienda en la diócesis de Madrid

La Infravivienda en la diócesis de Madrid

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