la historia y el presente de la avenida de mayo
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LA HISTORIA Y EL PRESENTE DE LA AVENIDA DE MAYO
Ing. Olga Vicente
La Av. de Mayo se extiende desde Plaza de Mayo hasta la Plaza de los Dos
Congresos, se inauguró en 1894 y constituyó una importante y significativa
obra inspirada en la Gran Vía de Madrid, que con sus edificaciones testimonia
el planeamiento arquitectónico de los primeros treinta años del siglo XX. Bajo la
avenida se construyó en 1913 el primer tren subterráneo de América del Sur.
Constituye el Eje Cívico de la Ciudad de Buenos Aires que une la Casa de
Gobierno, sede del Poder Ejecutivo con el Congreso Nacional, sede del Poder
Legislativo.
Única avenida declarada Lugar Histórico Nacional, se caracteriza por su
singular valor de conjunto, tanto arquitectónico como simbólico, cultural e
histórico, siendo escenario de los hechos fundamentales de la historia de
nuestro país.
Fue el primer boulevard de la ciudad de Buenos Aires y nació como
consecuencia del espíritu progresista que existía en la Argentina de finales del
siglo pasado. Hasta mediados del siglo XIX, Buenos Aires no pasaba de ser
una gran aldea que había recibido algunas alteraciones puntuales producto de
situaciones políticas especiales: la creación del virreinato del Río de la Plata
(1776) y la presidencia de Bernardino Rivadavia (1826 - 1827)1.
Hacia la segunda mitad del siglo, presidentes como Domingo Faustino
Sarmiento marcaron una intención clara de dar una nueva imagen a la ciudad
que se iba perfilando como la capital de una pujante y gran nación. Sin duda,
había quedado impresionado de los magníficos trabajos de reformas
urbanísticos que desarrollaba París entre 1852 y 1870 bajo la supervisión del
Barón de Hausmann y empezó a considerar como modelos a los Campos
Elíseos de París, el Bois de Boulogne y el Paseo del Prado de Madrid.
1 La Avenida de Mayo (Parte 1 y 2) Eduardo Rodríguez Leirado - Revista Digital Al Margen
En la Paris de los siglos 17 y 18, los bulevares tenían la misión de hacer más
regular el sinuoso trazado medieval, por el contrario en Buenos Aires, la gran
avenida procuró romper la monotonía y uniformidad del trazado colonial2.
La Avenida se proyectó y construyó, como ya se hizo referencia, bajo la forma
de boulevard, es decir fue pensada como un paseo público, ancha, bordeada
de hoteles, confiterías, teatros y galerías, para que corra punto a punto de uno
a otro de los poderes del Estado, de la Casa Rosada al Congreso Nacional.
Tocó en suerte al primer intendente de la ciudad, don Torcuato de Alvear (1822
- 1890), revivir las teorías urbanística del Barón y hacia 1880 se inició la
apertura de una avenida que unían la tradicional Plaza de Mayo con la Plaza
de los Dos Congresos, con anchas veredas bordeadas de plátanos, con mesas
de café que invitaban a la pausa y edificios monumentales exquisitamente
trabajados. Sin duda, una avenida como muchas lecturas: una ciudad con
vocación de grandeza, la expresión de una Argentina pujante y la conexión
entre dos de los poderes de una gran República: el Ejecutivo y el Legislativo.
La apertura de la Avenida en el entramado urbano de la época, impulsada a
velocidad prodigiosa por el intendente Torcuato de Alvear y su urbanista Juan
Buschiazzo, obligó a demoler una parte del Cabildo, desalojó el Templo
Escocés de la calle Chacabuco, y provocó un cambio en la Casa Unzué de
Casares con el Tortoni incluido, que motivó la intervención de Alejandro
Christophersen quien diseñó una nueva fachada al edificio.
2 Tomado del artículo “Madre Avenida” de Mario Saburgo – Revista Digital Al Margen
Vista de la Plaza de Mayo
antes de la apertura de la Avenida
El proyecto no estuvo exento de discordias, violencia y especulaciones
situación que permaneció al inicio de las obras. Producto del ensanche que
incluía una distancia útil de 32 metros de ancho, se pensó en la expropiación
de los edificios que estaban en la antigua y angosta traza colonial para ser
reemplazados por otros "de época" y que serían vendidos para la financiación
de semejante proyecto. Llevó esto a una especulación inmobiliaria sin
parangón y que produjo situaciones escandalosas reflejadas en los diarios de
entonces.
Representó en su época un símbolo de la modernidad y fue abierta
oficialmente el 9 de Julio de 1894 por el Intendente Federico Pinedo. Fue el día
que una procesión de quinientas antorchas marcaron la inauguración de "La
Avenida", como se la comenzó a denominar. De allí en adelante miles de
arquitectos, albañiles y artesanos italianos, ingleses y franceses comenzaron a
perfilar lo que sería la primera gran fachada a nivel urbano de la ciudad de
Buenos Aires. Lo más interesante es, tal como afirma Diego Bigongiari en su
magnífica Guía de Buenos Aires, que la Avenida de Mayo fue "planeada por
argentinos que copiaban a los franceses, construida por italianos y habitada por
españoles". La Avenida de Mayo pasó a ser una especie de clon de la Gran
Vía madrileña y aún hoy en día puede sentirse el aire hispano en lo que queda
de sus restaurantes y bares.
Imagen de avenida de mayo en el año 1899
La arteria como se ve en la fotografía tenía doble sentido de circulación, sin
cordón o calzada de separación, con luminarias en forma de doble ménsula
localizadas sobre el eje central. Circulaban por ella bicicletas y carros a caballo
de acuerdo al estilo inglés imperante en la época.
La Plaza de Mayo, al momento de la inauguración se veía de esta manera
Plaza de Mayo y vista de la Avenida de mayo recientemente
inaugurada
El arranque de la avenida visto desde el borde de la plaza
de la calle bolívar
Hacia 1910, tiempo del centenario, la Avenida de Mayo se mostraba casi
completa con edificios que manifestaban la arquitectura del cambio de siglo,
obras de una generación de profesionales, en su mayoría de procedencia y
formación extranjera. En 1913 se inauguró la primera línea de subterráneo que
unía Plaza de Mayo con Plaza Miserere en el barrio de Balvanera.
Poco más de diez años fueron necesarios para que las diez cuadras
involucradas en el proyecto se cubrieran de lujosos hoteles, confiterías y cafés,
donde se congregaba la flor y nata de la intelectualidad "porteña". Lo mas
llamativo es que, el espacio asignado a las mesas en el exterior de estos
elegantes bares, se ubicaban sobre el borde de la vereda y con sus visitantes
mirando hacia los edificios y quedaba así un espacio entre el bar y las mesas
por donde desfilaban los transeúntes. En ese ámbito no faltaron la redacciones
de diarios como La Prensa, El Diario, El Argentino, El País, La Epoca y, mas
adelante en el tiempo, el diario Crítica que marcó una época y un estilo en el
periodismo argentino.
La avenida de mayo en postal 1
El 15 de abril de 1898, la Municipalidad autorizó a la Sociedad de Beneficencia
de la Capital, a organizar un Corso de Flores en la flamante Avenida de Mayo.
A partir de 1900 se autorizó el Corso en la Av. de Mayo desde la calle Bolívar
hasta Lorea. Por el paseo circulaban 4 filas de carruajes, 2 en un sentido y
otras 2 en el opuesto.
carnavales postal 2
Para los festejos, se instalaban arcos luminosos decorativos, que cruzaban las
Avenidas de Mayo y Rivadavia sobre el eje de las calzadas y se armaban
plataformas para los palcos con ornamentaciones desde los cuales se
presenciaban los desfiles de carrozas y murgas. Las fotografías corresponden
a 1925, año en el que se instalaron aproximadamente 100.000 lámparas en
artísticas guirnaldas, 4000 cartelones decorativos y 500 panderetas colgantes,
a lo ancho de la Avenida y 50 mascarones gigantes sobre los palcos centrales.
Los corsos en la Avenida de Mayo continuaron hasta 1970.
arcos luminosos decorativos y plataformas para los palcos
con ornamentaciones
Ornamentaciones en las plataformas de los palcos
Con el correr de los años los carruajes de la Ciudad fueron reemplazados por
los automóviles y la imagen de la avenida cambia como se aprecia en estas
fotografías.
avenida de mayo 1920
avenida de mayo 1925
El festejo del carnaval, los corsos de Av. De Mayo, con sus disfrazados, las
mascaritas, reflejó mucha más influencia del carnaval veneciano que del
brasileño. La murga como expresión musical del carnaval, se entronca con el
candombe (más propio del Uruguay pero con presencia aquí), la milonga y el
tango.
La Avenida alcanza su esplendor en las primeras décadas del Siglo XX y su
imagen se sigue reflejando en las postales de Buenos Aires.
postal 3
En los últimos años se han realizado importantes esfuerzos para rescatar la
Avenida de un avanzado proceso de deterioro y de olvido de su historia y
significación. En este sentido es importante mencionar el P.R.A.M. (Programa
de Revitalización de la Avenida de Mayo), producto del Tratado General de
Cooperación y Amistad entre los gobiernos de España y Argentina. Participaron
en este proyecto el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, la A.E.C.I. (Agencia
Española de Cooperación Internacional) y la Comisión Nacional del Quinto
Centenario de España y el trabajo realizado ha sido de carácter significativo en
la recuperación de la memoria histórica de la ciudad y su patrimonio. De
cualquier manera, aún queda mucho por hacer y es de esperar que las tareas
sigan adelante en el rumbo marcado por el P.R.A.M.
En el Plano que se muestra a continuación se señalan lugares significativos de
la Av. De Mayo3
1 - Sede del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ex-intendencia.
2 - Cabildo de la Ciudad de Buenos Aires
3 - Casa de la Cultura (Ex-edificio de La Prensa)
4 - Pasaje Roverano
5 - Restaurante Pedemonte
6 - Palacio Urquiza Anchorena
7 - Palacio Vera
8 - Café Tortoni
9 - Edificio donde vivió el poeta Baldomero Fernández Moreno
3 FUENTE: Mapa y referencias Guía Cultural Fervor de Buenos Aires Nro. 6 editada por el
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
10 - Hotel Castelar
11 - Teatro Avenida
12 - Hotel Chile
13 - Ex Hotel Majestic
14 - Edificio Ex Diario Crítica
15 - Edificio Palacio Barolo
16 - Edificio La Inmobiliaria
Edificios significativos
En el comienzo de "La Avenida" se ubica el Cabildo de Buenos Aires, al cual se
le demolieron tres arcadas del ala Norte para indicar la apertura del boulevard.
Imagen actual del Cabildo de Buenos Aires
En la esquina enfrentada al histórico Cabildo se levanta el magnífico edificio de
la Municipalidad de la Ciudad de Buenos, de estilo academicista francés,
diseñado por el arquitecto Giovanni M. Cagnoni a partir de 1891, construido
donde alguna vez el general San Martín tuvo terreno particulares donados a
raíz de sus victorias militares. Inaugurado en 1902, tuvo el privilegio de lucir
una cúpula con aguja más alta que la actual que fue demolida ya que se
dudaba de su estabilidad. Hoy por hoy es la sede del Gobierno Autónomo de la
Ciudad de Buenos Aires que elige en forma directa sus autoridades desde
1996.
palacio de gobierno de la ciudad de buenos aires
En la vereda de enfrente y entrando en el cauce de "La Avenida", a espaldas
de una ampliación hecha al Cabildo a fines de la década de los ´50, en el
presente siglo, aparecía un llamativo edificio de dos plantas que había sido
levantado en 1878 (o sea anterior a la avenida de Mayo); el Pasaje Roverano,
nombre dado por su propietario. La apertura de la avenida derivó en la
remodelación de este curioso pasaje por parte del arquitecto Gantner,
quedando terminada su nueva fachada y sus seis pisos hacia el año 1912. En
el proyecto quedaba un pasaje que unía la Avenida de Mayo con la actual
Hipólito Yrigoyen y una entrada especial a la estación Perú de la línea A de
subterráneos. Es muy llamativo el interior del pasaje el cual vale la pena ver, al
igual que la estación de subte que, merced a un trabajo del Museo de la
Ciudad, se ha reconstruido con la ambientación de época (1915), con los
vagones de madera con puertas manuales y que recorren toda la avenida de
Mayo en su longitud.
Cruzando a la vereda norte y a espaldas del palacio Municipal, se encuentre la
antigua sede del diario decano de la República Argentina, La Prensa, que
empezó a editarse hacia el año 1869 y trasladó su redacción a este edificio
hacia 1898, en el centro de Buenos Aires, en uno de los edificios de inspiración
parisina más bellos de la ciudad. Este también fue el año en el que Paz dejó la
dirección en manos de su hijo Ezequiel, que ya venía ejerciendo de
responsable de la edición.
Constituye un proyecto de los ingenieros Gainza y Agote, que obtienen su
graduación profesional en Francia, haciendo evidente sus fuentes dado su
estilo academicista francés. A tal punto que su estructura metálica fue
calculada por una firma francesa, el anteproyecto de fachada francesa es
realizado por artesanos franceses y su Salón de Actos es una copia exacta de
un salón de Versalles.
Al tope de la fachada de 55 metros, se remata con una estatua de bronce que
sostiene una antorcha y un escrito a modo de alegoría a la libertad de prensa.
Tenía entonces una sirena que se escuchó por primera vez en 1900, a la
muerte del Rey de Italia, Umberto I, volviendo a hacerlo en otros
acontecimientos como el fin de la Primera y Segunda Guerras Mundiales. El
tiempo, implacable, ha modificado considerablemente las calidades e
influencias de este medio, terminando por retirarse de esta sede y sumando el
edificio con actividades gubernamentales y culturales al contiguo Palacio
Municipal.
detalle de las puertas del edificio la prensa
A partir de este punto, la Avenida pasa a ser una sucesión de magníficos
edificios antiguos y otros, de mayor o menor calidad, modernas o pseudo -
modernas construcciones. Lamentablemente, solo unas cuatro o cinco cuadras
mantienen su estructura edilicia original y no de la manera más idónea en
cuanto a su funcionamiento o calidades funcionales.
El Restaurante Pedemonte, ubicado en Av. de Mayo 676, es uno de los
restaurantes más tradicionales de Buenos Aires. Fue fundado en 1890 en
Rivadavia al 600, pero funciona aquí desde 1964. Su decoración es original
desde su época inicial. Aquí, tenía su mesa reservada Lisandro de la Torre;
otros asiduos al lugar fueron: Leopoldo Lugones, Ruben Darío, Mitre, Carlos de
Alvear, Juarez Celman, Medrano y Alfonsín. En su interior, se destaca el
trabajo de carpintería en su decoración, la barra es de roble de Eslavonia y los
espejos biselados.
El Café Tortoni, en Av. de Mayo 826, localizado en un edificio cuya fachada,
como ya se mencionó, fue obra del Arq. Christophersen, cuenta en su interior
con cuadros, poemas, y bustos de representantes de la historia del tango, de la
plástica y la literatura porteña como: Juan de Dios Filiberto, Alfonsina Storni y
Benito Quinquela Martín (obras realizadas por el escultor argentino Luis
Perlotti) y de Julián Centeya (esc. Antonio Peyta).
café tortoni año 1910
entrada sobre avenida de mayo
Cruzando la Av. 9 de Julio, se destaca en esta primera cuadra la silueta del
magnífico Hotel Castelar. Originalmente conocido como Hotel Excelsior hasta
1959, cuando cambió su denominación, esta magnífica obra del arquitecto
Mario Palanti (1885-1968) es uno de los rincones más tradicionales de nuestra
ciudad. En su confitería, donde se respira un ambiente tradicional, funcionó en
la década del ´30 la peña Signo a la cual pertenecieron Federico García Lorca,
Oliverio Girondo, Norah Lange y Alfonsina Storni, entre otros.
En la vereda enfrentada a la del Hotel Castelar podemos apreciar un magnífico
catálogo de obras neoclásicas de principios de siglo, muchas de ellas
lamentablemente dañadas o destruidas por desastrosas intervenciones
constructivas. A la altura del 1147, encontramos un palacete que data de 1895
y construido por el arquitecto Merry a pedido de la señora Zemborain. En sus
salones funcionó la sede de la Unión Industrial Argentina.
Abundaron aquí también hoteles como el ex hotel París, de estilo francés y el
antiguo Metropole, quizás uno de los mejores que tuvo la ciudad en su
momento y llamado hoy Hotel Cecil, que fue construido en el año 1900 en base
a los planos del arquitecto Plou.
En ambas esquinas de la calle Salta (o Libertad, su continuación), encontramos
dos ejemplos de bares o restaurantes donde, sorprendentemente, se podrá
disfrutar de los placeres de la gastronomía española en Buenos Aires. Sus
salones sorprenderá por la continua referencia a la geografía, el arte y la
cultura hispana, y el inconfundible acento de sus dueños nos hará dudar
seriamente de la ciudad en donde nos encontramos.
En la siguiente cuadra, la correspondiente a la altura de 1200, nos
encontraremos con un cuadra de fachadas muy interesante y, por suerte,
medianamente conservadas, correspondientes al antiguo Cine Lara (1915) y al
Hotel Chile, una agradable obra del mejor estilo art-nouveau diseñada por el
arquitecto Dubois en 1915. Poseía este hotel una magnífica cúpula de madera
que lamentablemente se incendió en 1988, junto con su mansarda.
En la vereda de enfrente, se encuentra el reconstruido Teatro Avenida, catedral
musical y cultural de la colectividad española en Buenos Aires. La sala original
sufrió un incendio y hace unos pocos años, un grupo de empresarios españoles
inició su reconstrucción, recuperando así el antiguo brillo y lustre de aquellos
primeros años. En la actualidad en su sala se desarrollan diversas actuaciones,
no solo de la cultura hispana sino de la universal.
Lamentablemente, y casi contiguo a este edificio, se levanta una torre con
galería, de líneas modernas. Unos metros mas adelante, encontraremos las
abandonadas instalaciones de lo que fuera el periódico decano de la
colectividad española, el recordado Faro de España, cuyo fundador y director
fuera Braulio Diaz Sal.
Cruzando la calle Santiago del Estero (o su continuación, Talcahuano), a la
altura del 1300, nos encontraremos con una cuadra que sorprende en su
contraste por la belleza y preservación de sus antiguas torres, correspondiendo
hacer mención a dos magníficos edificios en la vereda norte: el ex Hotel
Majestic y la ex sede del diario Crítica.
El ex hotel Majestic, actual Sede de la AFIP, es un edificio en cuya fachada
podemos apreciar una muestra de diversos estilos, fruto de las varias
intervenciones realizadas. El proyecto original correspondió a los arquitectos
Collivadino y Benedetti, quienes terminaron su construcción hacia 1906.
Podemos encontrar en su frente elementos que nos remiten al academicismo,
al art-nouveau y al art-decó.
En el momento culminante del desarrollo edilicio de la Avenida de Mayo, hacia
1905, la "Caja Internacional Mutua de Pensiones" adquirió cuatro fracciones de
terreno para destinarlas a levantar su sede central. Inmediatamente organizó
un concurso de proyectos, que en su programa no sólo estipulaba necesidades
como ocho plantas, un subsuelo, -planta baja para oficinas de la entidad, los
tres primeros pisos para escritorios y los últimos para departamentos de renta-,
sino también la imagen requerida, y rasgos distintivos como un gran "sol
eléctrico", emblema de la institución, a ser colocado en sus cúpulas de esquina
o en el centro de las fachadas. La propuesta ganadora fue la presentada por
los arquitectos Federico Luis Collivadino e Ítalo Benedetti. Concluida la
construcción, el edificio no fue ocupado por la entidad sino alquilado al sr. José
Gil para la instalación de un establecimiento hotelero.
A partir del 5 de octubre de 1931 es adquirido por el Ministerio de Hacienda de
la Nación y el inmueble es destinado a alojar a la recién creada Dirección del
Impuesto a las Transacciones. El viejo y ecléctico edificio pasa a serlo
realmente más allá de sus estilos arquitectónicos conjugados: fue hotel con sus
implicancias románticas de principios de siglo, y casa natal de tres instituciones
nacionales de impuestos. Su destino debía continuar siendo original. A
principios de 1980 dará cobijo y ámbito natural a otra institución impositiva, en
este caso relacionada con la memoria y la cultura: el "Museo y Archivo
Histórico de la Dirección General Impositiva", hoy "Museo Histórico de la
Administración Federal de Ingresos Públicos". En el quinto piso y con diez
salas de exposición, es uno de los cuatro únicos museos del mundo que se
especializan en conservar e investigar los impuestos internos.
Vistas del interior del edificio de la Afip
Pegado a este edificio, nos encontraremos con la ex sede del diario Crítica,
proyecto de los arquitectos húngaros Gyorgy y András Kalnay, con ciertas
líneas de reminiscencias hacia el art-nouveau. Sin ninguna duda el diario
Crítica representó en todo sentido un aporte revolucionario en el mundo del
periodismo y la información en la Argentina. Sus salones albergaron todos los
servicios y dependencias necesarias para el medio, tal como las rotativas en
planta baja, restaurante, gimnasio, peluquería y su estación radiotelegráfica.
Contaba con un avanzado sistema de comunicaciones internas por medio de
tubos pneumáticos o cintas trasportadores y ya tenía un avanzado sistema de
instalaciones contra incendios. Su creador y director fue Natalio Botana, quien
en 1930, con el lamentable golpe de estado realizado por el general Uriburu
contra el presidente constitucional Hipólito Irigoyen, sufrió el exilio y la clausura
de su periódico. En sus páginas aparecieron con frecuencia las firmas de
escritores y periodistas como Roberto Arlt, Enrique González Tuñón, Jorge Luis
Borges, Ulyses Petit de Murat y Florencio Escardó. Al momento de su clausura
llegó a tener una tirada de más de 600.000 ejemplares por día.
En la vereda sur, encontraremos la inconfundible silueta del Palacio Barolo,
edificio del ya mencionado arquitecto Mario Palanti, quien lo proyectó en 1919 y
terminó hacia el año 1923. En su tiempo, el Barolo fue la construcción más alta
de la ciudad y objeto de muchas críticas por parte de colegas y artistas que
definieron su arquitectura como de estilo remordimiento italiano, gótico
románico, etc. Incluso llegó a temerse su caída cuando, en 1922, aparecieron
algunas fisuras en su cúpula, fisuras que por cierto siguen estando y no afectan
su sólida y atrevida estructura. Ella alberga un faro de 300.000 bujías,
habiéndose usado para algunos acontecimientos significativos, tal como el
resultado de la pelea Firpo - Dempsey, en 1923, cuando miles de porteños se
enteraron de las alternativas del combate frente a este torre.
En sus oficinas se encuentran hoy varios estudios de arquitectura, abogacía,
contaduría con una vista muy buena de la ciudad. Conserva en funcionamiento
sus once ascensores y su aspecto general es muy bueno, más allá de
necesitar un lavado del frente. Su planta baja es recorrida longitudinalmente
por un pasaje, que conecta la Avenida de Mayo con Hipólito Irigoyen, con
excelentes cabinas comerciales finamente decoradas y la bóveda que cubre la
totalidad del pasaje está ornamentada con citas en latín del mismo autor, cuya
vida ha sido realmente increíble.
Nacido en Milán en 1885, llegó a la Argentina junto con otro arquitecto italiano,
Gaetano Moretti (1860-1938), con quien colaboró en el proyecto y construcción
del Pabellón Italiano de la Exposición del Centenario de la Independencia. Sus
obras han sido de un aporte muy significativo para Buenos Aires: el ex Cine
Roca de la avenida Rivadavia al 3700 (1914); el edificio de rentes de la esquina
de Santa Fé y Callao (1920), el Banco Francés Italiano de la esquina de Perón
y San Martín, el hotel Castelar que ya mencionamos, el ex Comando de
Arsenales del Ejército (1921), hoy convertido en un lujoso edificio reconocido
como Palacio Alcorta, y varias casas y palacetes. A su vez, el Palacio Barolo
tiene uno gemelo en Montevideo, Uruguay, reconocido como el Palacio Salvo.
La prolífica y brillante vida profesional de Palanti se cortó abruptamente cuando
su relación con el fascismo y su admiración por Benito Mussolini, lo llevó a
realizar un descomunal monumento al régimen llamado la Mole Littoria, muy
apreciado por el Duce. Abandonó estas tierras en 1933, con rumbo a Italia y
dejando en Argentina toda su obra y creación mas significativa.
El final de la Avenida de Mayo se corresponde con un monumental edificio que
ocupa todo el tramo de la vereda sur y que se le denomina La Inmobiliaria. Es
un complejo de oficinas y viviendas de la ex Compañía de Seguros La
Inmobiliaria y construida por el arquitecto Broggi hacia el año 1910, en donde la
fusión y amalgama de estilismos eclécticos, sumado a elementos del art-
nouveau, una loggia de carácter italianizante y posturas neoclasicistas,
conforman una fachada muy rica aunque lamentablemente muy deteriorada.
Parece increíble que, en su estado y con el mantenimiento que tiene, las
magníficas estatuas de Venus y Apolo se mantengan en pié en tan atrevido
lugar, al igual que las cúpulas que rematan su fachada.
Enfrente, haciendo esquina con la Plaza de los Dos Congresos, y como
desembocadura de esta arteria, nos encontramos con un reciente edificio que,
si bien es otra inserción fuera del contexto urbanístico e histórico, tiene la virtud
de haber respetado ciertas líneas tales como la altura general, que determinó
un perfil arquitectónico, el uso de colores no estridentes y cierta composición
en la línea de fachada que hace imperceptible su presencia.
Finalmente la referencia a dos hitos de la Plaza de los Dos Congresos,
Kilómetro Cero, que es un monolito que indica el kilómetro cero de las rutas
nacionales argentinas. Y el Monumento a los Dos Congresos, en el punto
central de la Plaza, inaugurado el 9 de Julio de 1914. Es un homenaje a la
Asamblea de 1813 y al Congreso de 1816 (que el 9 de Julio declaró la
Independencia Nacional). Fue realizado por los belgas Jules Lagae y Eugene
D'Huique en bronce oscuro y piedra nancy. El estanque representa el Río de la
Plata y sus afluentes.
ROL DE LA AVENIDA EN EL SISTEMA DE TRANSPORTE
La Av. De Mayo forma parte del eje vial Rivadavia y en este sentido constituye
una arteria ancha, continua, que vincula el área central e histórica de la Ciudad
con los barrios del oeste de la Ciudad Autónoma y del Gran Buenos Aires. Su
continuidad, ancho y extensión le confieren las características propias de una
arteria de la red vial principal de Buenos Aires.
Sin embargo la Autopista 25 de Mayo y el Acceso Oeste, planificados a partir
de los años 60 en un contexto de desarrollo de una red de vías rápidas y de
Autopistas de la Ciudad y de la Región y cuya construcción se completó a
finales de los 90, captaron el tránsito regional y pasante de trayectos largos,
dejando para el eje Av. De Mayo – Rivadavia la circulación interbarrial, de corta
y mediana trayectoria y del transporte público de superficie.
En este sentido el corredor de transporte público localizado en este sector
urbano involucra el eje vial mencionado y el ferroviario constituido por la Línea
A de la red subterránea y la Ex Línea Sarmiento de los ferrocarriles de Trenes
de Buenos Aires. Este corredor es el más importante de la ciudad y concentra a
lo largo del territorio de la Ciudad un conjunto de 50 líneas de ómnibus que
realizan sobre este eje vial recorridos de diferente extensión, excepto la Línea
N° 86 que lo recorre en su totalidad.
Sobre este corredor se emplazan varios centros de transbordo de primer y
segundo nivel, estableciendo esta jerarquización en función de la magnitud de
los intercambios modales e intermodales que allí se realizan. Dentro de los
primeros debemos mencionar el de Plaza Miserere – Once y el de Liniers,
mientras que en la segunda categoría se tienen el de Primera junta y el de
Plaza Flores.
Al conferírsele un único sentido de circulación de este a oeste a la Av. De Mayo
y a la Av. Rivadavia hasta Primera Junta, se derivaron los recorridos en el
sentido oeste – este de las líneas de ómnibus a las calles paralelas más
próximas al eje vial en cuestión, que en su totalidad no poseen las
características geométricas necesarias para otorgarles aptitud para esta
funcionalidad. Esta situación provocó impactos urbanos importantes para la
población residente y para las actividades comerciales y de servicios que se
realizan en ellas.
La intensa fricción en el tránsito producida por la circulación de vehículos de
diferentes portes, todos compitiendo por un espacio vial escaso y los elevados
niveles de polución atmosférica y sonora que se generó, deterioraron
rápidamente la calidad ambiental de estas arterias.
Para el caso de la Av. De Mayo las calles comprendidas en este proceso son
Hipólito Irigoyen, Bartolomé Mitre y Alsina, todas ellas con edificios de interés
patrimonial y además, localizadas en el área de influencia del Eje Cívico.