la glosolalia libro ¿un nuevo pentecostes?

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1 CAPITULO 1 Un Moderno "Reavivamiento Carismático UNO de los fenómenos más misteriosos y más discutidos, y que a la vez más han sacu- dido en los últimos años las filas de las iglesias del mundo evangélico, es el de la así llamada glosolalia. Este vocablo se com- pone de dos palabras griegas que quieren decir sencillamente "hablar en lenguas". Breve historia Sabido es que desde comienzos de nues- tro siglo se fue esbozando, primero en los Estados Unidos, y luego en toda Latinoamérica y Europa, una nueva corriente religiosa lla- mada "pentecostal". Esta se ha concretado en una serie de diversas iglesias evangélicas que, aunque sustentan las mismas doctrinas básicas profesadas por las otras congregacio- nes tradicionales, se diferencian de ellas por un común denominador: la creencia de que el centro mismo de la experiencia cristiana consiste en "hablar en lenguas". Además, que este fenómeno 1) debe ocurrir indispensable- mente en todo cristiano; 2) como evidencia de la recepción del Espíritu Santo; 3) y que es la señal obligada e inicial de la conversión. El "hablar en lenguas" sobreviene, por lo general, en un ambiente de frenesí colec- tivo, en que un dirigente religioso va enfer- vorizando a la congregación hasta que una per- sona, o varias al mismo tiempo, después de la

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Este pequeño libro analiza de una forma clara y sencilla el discutido tema de hablar en lenguas. Historica, psicologica y Biblicamente

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    CAPITULO 1

    Un Moderno "Reavivamiento Carismtico

    UNO de los fenmenos ms misteriosos y ms discutidos, y que a la vez ms han sacu-dido en los ltimos aos las filas de las iglesias del mundo evanglico, es el de la as llamada glosolalia. Este vocablo se com-pone de dos palabras griegas que quieren decir sencillamente "hablar en lenguas".

    Breve historia Sabido es que desde comienzos de nues-

    tro siglo se fue esbozando, primero en los Estados Unidos, y luego en toda Latinoamrica y Europa, una nueva corriente religiosa lla-mada "pentecostal". Esta se ha concretado en una serie de diversas iglesias evanglicas que, aunque sustentan las mismas doctrinas bsicas profesadas por las otras congregacio-nes tradicionales, se diferencian de ellas por un comn denominador: la creencia de que el centro mismo de la experiencia cristiana consiste en "hablar en lenguas". Adems, que este fenmeno 1) debe ocurrir indispensable-mente en todo cristiano; 2) como evidencia de la recepcin del Espritu Santo; 3) y que es la seal obligada e inicial de la conversin.

    El "hablar en lenguas" sobreviene, por lo general, en un ambiente de frenes colec-tivo, en que un dirigente religioso va enfer-vorizando a la congregacin hasta que una per-sona, o varias al mismo tiempo, despus de la

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    imposicin de las manos o sin ella, prorrumpen en exclamaciones y sonidos en "lenguas" des-conocidas de manera simultnea, a veces con gestos y movimientos sobre los cuales la vo-luntad no tiene dominio.

    Si bien sta ha sido la prctica ruti-naria y casi semanal en todas las iglesias denominadas genricamente pentecostales, las comunidades evanglicas ms conservadoras ha-ban considerado hasta hace poco tiempo esta actividad como inconveniente o impropia. Sin embargo, en forma casi repentina, el movi-miento contemporneo surgi en las filas de la Iglesia Episcopal, cuando el Rev. Dennis J. Bernett, rector de la Iglesia de San Mar-cos, situada en Van Nuys, cerca de Los nge-les, Estados Unidos, relat a su congregacin su propia experiencia pentecostal. Esto, que ocurra en 1960, hizo que la junta directiva de su iglesia solicitara su renuncia. El hecho se difundi rpidamente por todo el pas.

    "Reavivamiento carismtico" No slo los episcopales, sino tambin

    los luteranos han sentido esa influencia en su seno. En un determinado momento, en el sur de California, se inform que unos dos mil episcopales hablaban en lenguas, y en la Pri-mera Iglesia Presbiteriana de Hollywood, la mayor del pas, 600 miembros participaban tambin de esa actividad. Adems, prctica-mente todas las iglesias evanglicas mayores han sido afectadas por este as llamado "reavivamiento carismtico".1

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    Esto ha estado ocurriendo tanto entre los laicos como entre los ministros. El Dr. Howard M. Erwin relata que mientras un clrigo de la Iglesia Bautista de

    Nueva Jersey impona las manos sobre su cabeza y realizaba una oracin durante una convencin de pastores "algo semejante a flechas de relmpago" le corri por la mdula espinal. "Sin entender lo que ocurra narra el Dr. Erwin repar que al levantarme por la maana estaba empapado en sudor. No saba yo entonces que aquello era el calor del Espritu Santo. Al salir de debajo de la ducha y mien-tras me rodeaba con una toalla, o palabras que se precipitaban en mi espritu. Pens que mi subconsciente estaba regurgitando lo que yo haba estado oyendo en ese lugar. Pero entonces tuve la visin de una cinta de indi-cador automtico en que pude leer la expresin 'sa-da-mali' ". Al pronunciar esos sonidos, su boca enunci otros, y continu formulando una oracin compuesta de palabras que no co-rres pon-den a ningn idioma conocido. "Poco tiempo despus sigue refiriendo elev las manos y continu alabando a Dios en estos vocablos que l me haba dado, y mi lengua cobr alas".2 Compulsiones similares han sido la experiencia de veintenas de pastores de diversas iglesias.

    El surgimiento de esta nueva corriente en las filas de las iglesias ms aristocrti-cas de los Estados Unidos ha producido verda-dera alarma en las esferas dirigentes de las mismas. Algunos hasta lo han calificado como

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    "una obra del diablo". El Dr. Guillermo Cul-berton, presidente del Instituto Bblico Moody, de Chicago, amonest a todo el cuerpo estudiantil de esa institucin, una de las escuelas fundamentalistas ms antiguas de los EE. UU., en contra de orar en lenguas. En California, el muy discutido y ahora extinto obispo Santiago A. Pike prohibi, en sus das, hablar en lenguas, y pronunci una casi exco-munin sobre quienes lo hicieran en su dice-sis. El obispo dijo que la glosolalia era "peligrosa para la unidad y la paz de la igle-sia", y "una amenaza para la sana doctrina". Adems, la calific de "hereja en embrin". Y el obispo Francisco Eric Bioy de Los nge-les, despus de la renuncia del padre Bernett, escribi una carta pastoral en que prohiba la actividad de hablar en lenguas bajo los auspicios de la iglesia.3

    Aunque en los ltimos aos parece haber decrecido la frecuencia de los casos de glo-solalia entre las iglesias conservadoras y aristocrticas, el movimiento sigue su curso, aunque en forma ms velada y menos espectacu-lar. Adems existe un serio conflicto, ya planteado, que origina una gran polmica. Por una parte, la divergencia se manifiesta entre las iglesias pentecostales y las "fundamenta-listas"; y por la otra en el seno de estas ltimas, entre el sector mayoritario, opuesto a la manifestacin del don de lenguas, y el minoritario pero creciente, que simpatiza con esa actividad y la prctica.

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    Es natural que frente a una discusin de esta naturaleza, ninguna persona intere-sada en los problemas religiosos pueda quedar completamente al margen de la misma o revelar apata para conocer los pro y contra de cada una de las posiciones.

    La psiquiatra y la psicologa Aun desde el punto de vista humano y

    cientfico, la controversia reviste un inte-rs apasionante. Siendo que toda manifesta-cin de glosolalia comporta una invasin de la conciencia por elementos que provienen del plano del inconsciente, es un asunto que tiene que ver con la vida afectiva y espiritual del individuo.

    Debido a que se trata de un fenmeno psquico, es indudable que la psiquiatra y la psicologa pueden realizar algn aporte valioso y pueden ofrecer los frutos de expe-riencias realizadas por algunos de sus ms destacados representantes. A esto nos referi-remos ms tarde.

    Por otra parte, debido a que es una ac-tividad de tipo religioso, debe ser encarada desde el punto .de vista teolgico, tanto en el plano terico como en el prctico. En tal sentido, ser necesario consultar lo que al respecto ensea el nico libro que es autori-dad en materia de fe y doctrina, la Biblia, las Sagradas Escrituras, investigando a la vez los resultados prcticos del ejercicio del don de lenguas en la vida de quienes lo

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    practican, para averiguar si es autntico o no.

    Manifestacin ortodoxa y pseudo don de lenguas

    Aunque la psicologa y la psiquiatra estn en condiciones de asesorarnos en el breve examen que iniciamos de esta cuestin, ser la Biblia la que tendr la palabra final, la que dar el veredicto definitivo, resol-viendo el problema de manera especfica.

    Baste decir por ahora que segn las Es-crituras existe un don de lenguas verdadero, que est clasificado entre los dones del Es-pritu Santo en las enseanzas del apstol San Pablo, quien escribi: "No quiero, herma-nos, que ignoris acerca de los dones espiri-tuales. . . Hay diversidad de dones, pero el Espritu es el mismo. . . A cada uno le es dada la manifestacin del Espritu para pro-vecho. Porque a ste es dada por el Espritu palabra de sabidura; a otro, palabra de cien-cia segn el mismo Espritu; a otro, fe por el mismo Espritu; y a otro, dones de sanida-des por el mismo Espritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profeca; a otro, discerni-miento de espritus; a otro, diversos gneros de lenguas; y a otro, interpretacin de len-guas".4

    Y cerca del fin del captulo, el apstol vuelve a hacer una lista de los dones del Espritu Santo, entre los cuales ubica en l-timo lugar el don de lenguas. "A unos puso Dios en la iglesia dice l, primeramente

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    apstoles, luego profetas, lo tercero maes-tros, luego los que hacen milagros, despus los que sanan, los que ayudan, los que admi-nistran, los que tienen don de lenguas.5

    Ahora bien, como el don de lenguas es un fenmeno que pertenece al mbito de lo sobrenatural, porque es algo que excede la capacidad ordinaria del individuo que lo ejerce, se presta a que resulte falsificado, sea en forma deliberada o espontnea.

    Y esto podra ocurrir aun salvando la sinceridad de la persona. Podra aparecer en la vida de alguien algo que se asemeje al don de lenguas, pero que resulte completamente espurio en su origen y en su naturaleza. Esa imitacin puede ser otra de orden patolgico, ora producida por un poder extrahumano que, en un momento determinado, utilice el incons-ciente y lo gobierne.

    De ah la advertencia del apstol San Juan: "Amados, no creis a todo espritu, sino probad los espritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido, por el mundo".6

    Tan injusto y peligroso resultara aceptar toda manifestacin del "don de len-guas" como autntica, como sera rechazar todo caso considerndolo espurio e ilegtimo. En los prximos captulos analizaremos la en-seanza de la Biblia sobre este important-simo tema.

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    1. Christianity Today, 13 de septiembre, 1903. 2. Saturday Evening Post, de Filadelfia, EE. UU., 23 de mayo, 1964. 3. Ibid. San Francisco Examiner, 7 de mayo, 1963. 4. 1 Corintios 12:1-10. 5. Id., Vers. 28. 6. 1 S. Juan 4:1.

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    CAPITULO 2

    La Glosolalia y la Biblia

    GRITOS exaltados de variada tonalidad se sobreponan al ruido normal del trnsito nocturno en una calle trajinada. Eran cerca de las diez de la noche cuando, con otros dos compaeros, habamos salido a hacer una cami-nata antes de entregarnos al descanso.

    Aquellas voces humanas parecan prove-nir de alguien que estuviera predicando al aire libre. No se vea ningn grupo de perso-nas que localizara a algn entusiasta diser-tante. Pero al observar en la direccin de la cual provenan los sonidos, advertimos, al otro lado de la ancha avenida, a un hombre que haca derroche de entusiasmo y que acom-paaba sus enfticas frases con movidos ade-manes.

    Cruzamos la calle para observarlo. En vano buscamos siquiera una sola persona que pudiera estar escuchando su prdica. Ni si-quiera haba transentes. Despus de un ins-tante advertimos la presencia de dos jvenes que estaban a .un lado con algunos folletos en las manos, y adivinando que fueran compa-eros del "predicador", entablamos con ellos una conversacin. Bien pronto sta desemboc en el interesante tema de la glosolalia.

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    El orador tambin dio por terminada su alocucin y se uni a nuestro grupo, tomando activa participacin.

    Ante una serie de preguntas que les di-rigimos, respecto a lo que la Biblia ensea sobre el don de lenguas, la manera de hablar de nuestros interlocutores comenz a subir de tono, a cobrar mayor colorido y velocidad, y a moverse en una atmsfera de emocionalismo. Por ltimo, uno de ellos, en el pice de su exaltado entusiasmo, comenz a proferir soni-dos ininteligibles que, segn explic, eran una demostracin de glosolalia. Nos confes que no entenda lo que deca.

    Despus de despedirnos del grupo, se-guimos comentando entre nosotros cuan alejado pareca todo aquello de la manifestacin real del don de lenguas.

    Un don autntico del Espritu En nuestro captulo anterior, despus

    de historiar un poco el movimiento pentecos-tal de nuestro siglo, y de referirnos a las manifestaciones contemporneas de glosolalia aparecidas en diversas iglesias, finalizamos diciendo que existe un don de lenguas verda-dero, que el apstol San Pablo clasifica entre los diversos dones del Espritu,1 los cuales son otorgados con el propsito de edificar a la iglesia de Cristo.2

    El fin bsico del don de lenguas o fa-cultad sobrenatural impartida por el Espritu Santo para hablar un idioma que una persona desconoce es el de habilitar al individuo y

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    a la iglesia a cumplir con la misin de pre-dicar el Evangelio a "toda nacin, tribu, len-gua y pueblo".3

    Un da memorable en los anales de la iglesia apostlica primitiva, el de Pentecos-ts, mientras 120 discpulos de Cristo esta-ban reunidos en un aposento alto de Jerusa-ln,4 esperando y orando, Dios derram sobre ellos el Espritu y les concedi el don de lenguas. As lo relata el libro de los Hechos: "De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba. . . y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentndose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espritu Santo, y co-menzaron a hablar en otras lenguas, segn el Espritu les daba que hablasen.

    "Moraban entonces en Jerusaln judos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se junt la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oa hablar en su propia lengua. Y estaban atnitos y maravillados, diciendo: Mirad, no son galileos todos estos que hablan? Cmo, pues, les omos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?"5

    Es interesante advertir que haba una razn especfica por la cual aquellas perso-nas recibieron la facultad de hablar en idio-mas que hasta entonces les eran desconocidos. Haba en Jerusaln, asistiendo a la fiesta, una gran multitud de judos de la dispora, nacidos y criados en el extranjero, que casi haban perdido el uso de su propio idioma.

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    Pero ahora, hablando los discpulos en las diversas lenguas de la gente all congregada, expresaban, "bajo la influencia del Espritu. . . , palabras de arrepentimiento y confesin" que "mezclaban con cantos de alabanza por el perdn de los pecados. Se oan palabras de agradecimiento y profeca".6

    Como resultado admirable de aquella ma-ravillosa jornada en la tarea de los apsto-les, "se aadieron aquel da como tres mil personas" a la iglesia incipiente.7

    El libro de los Hechos de los Apstoles menciona otras dos ocasiones en que el don de lenguas se manifest en la iglesia. La primera fue cuando, despus de una visin especial, se le pidi a San Pedro que instruyera a Cor-nelio el piadoso centurin romano de Ces-rea y a sus acompaantes. Mientras San Pedro todava estaba anuncindoles el Evangelio de Cristo, descendi sobre esos gentiles el Es-pritu y se manifest este don especial, pues "los oan que hablaban en lenguas, y que mag-nificaban a Dios".8

    El otro pasaje bblico pertinente ex-plica que "habindoles impuesto Pablo las ma-nos" a unos conversos de feso, "vino sobre ellos el Espritu Santo; y hablaban en len-guas, y profetizaban".9 Es decir que, como consecuencia de la recepcin del Espritu, se manifestaron dos dones: el de lenguas y el de profeca.

    Doctrina heterodoxa?

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    En la presentacin de estos temas no nos mueve ningn afn de controversia con grupo religioso alguno, pues todos los cris-tianos sinceros nos inspiran profundo respeto y admiracin. Pero siendo que la sinceridad no libra necesariamente del error, y siendo que este tema de la glosolalia es tan debatido en estos das dentro de la iglesia, a pedido especfico de numerosas personas, deseamos presentar algunos aspectos de la doctrina distintiva del movimiento pentecostal.

    La primera enseanza heterodoxa de esa doctrina que no halla fundamento alguno en las Escrituras, es la distincin que pretende hacerse entre el hablar en lenguas como don del Espritu Santo, y el hablar en lenguas como seal evidente de la recepcin del mismo.

    No existe un solo pasaje de la Biblia que respalde esta diferenciacin. Hay slo cuatro referencias al don de lenguas en toda la Palabra de Dios: tres en los Hechos10 y una en 1 Corintios.11 Pero en ninguno de esos pasajes se indica que el hablar en lenguas era slo una seal y que en ese caso no era un don del Espritu.

    De hecho, en las cuatro oportunidades, la manifestacin de esta actividad aparece a la vez como: 1) un don o capacidad impartida por el Espritu Santo; 2) una seal de la presencia del Espritu en la vida de la per-sona; 3) con el propsito de: a) evangelizar; b) testificar acerca de Dios o alabar su nom-bre, lo cual es otra manera de evangelizar.

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    Fuera del caso del da de Pentecosts, donde el propsito de evangelizar se halla explcitamente declarado, y donde el don ac-tu tambin como seal de la autenticidad del mensaje, en el caso de Hechos 10 el de San Pedro y Cornelio el relato dice que "los oan que hablaban en lenguas y que magnificaban a Dios" (vers. 46) , lo cual es testificar.

    En Hechos 19 que refiere la actividad de San Pablo en Efeso se afirma que "hablaban en lenguas y profetizaban" (vers. 6), es de-cir, enseaban o transmitan el mensaje de Dios. Y en 1 Corintios 12-14, pasaje en el cual se basan algunos para destacar el aspecto del hablar en lenguas como seal, es de notar que Pablo est dando instrucciones sobre los dones del Espritu (cap. 12:1-31), y aprove-cha entonces para hablar en particular de uno de esos dones, del cual se haba hecho abuso, y que era mal empleado por la iglesia de Co-rinto. Esto lo hace en el captulo 14, despus de referirse en el 13 a la mayor excelencia del amor.

    El segundo aspecto heterodoxo de la en-seanza bsica del movimiento pentecostal es la afirmacin de que el hablar en lenguas, entendido como seal, constituye una expe-riencia por la cual deben pasar todos los cristianos necesariamente, y que es la evi-dencia inicial indispensable de la recepcin del Espritu.

    No existe fundamento bblico

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    Esta doctrina no se ensea en ningn pasaje de la Biblia.

    Ms todava. Es contraria a lo que se desprende lgicamente de todo el relato sa-grado. No existe ninguna prueba de que el don de lenguas fuera una experiencia universal en la iglesia primitiva. "El hecho de que no era practicado universalmente por los creyentes en la iglesia primitiva afirma S. Lewis John-son (h) resulta evidente por las pocas veces que ocurri en el perodo de los Hechos, as como a juzgar por las declaraciones de las epstolas (vase P Corintios 12:30; Hebreos 2:3, 4) ".12

    Por otra parte, en ninguna de las oca-siones memorables en que se registra la con-versin y el bautismo de miles de personas, se menciona ni por asomo que los mismos ha-blaron en lenguas.

    El relato histrico del notable libro de los Hechos establece que, adems de los tres mil cristianos convertidos el da de Pen-tecosts,13 "el Seor aada cada da a la iglesia los que haban de ser salvos".14 Algo ms adelante se dice: "Muchos de los que ha-ban odo la palabra creyeron; y el nmero de los varones era como cinco mil".15 Se insiste luego en que "el nmero de los discpulos se multiplicaba grandemente en Jerusaln".16

    Pero en ninguna de esas oportunidades se dice una sola palabra de que los nuevos conversos hablaron en lenguas como evidencia de la recepcin del Espritu. Sin embargo, segn la narracin bblica, en aquellos das

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    "todos fueron llenos del Espritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios".17 No hay duda de este hecho indiscutible: los primeros cristianos estaban llenos del Esp-ritu, a juzgar por el fruto extraordinario de sus labores. Pero nada se dice de que hablaran en lenguas.

    Por otra parte, hay una serie de desta-cados hombres de Dios cuyas actividades evan-glicas y misioneras atestiguan que haban recibido el bautismo del Espritu divino. Pero tampoco hallamos un solo versculo que establezca que hablaron en lenguas. Entre ellos podemos ubicar a Timoteo, Bernab, San-tiago, Esteban, Felipe, Lidia, Dorcas, y de-cenas de otros. Slo unos pocos fueron elegi-dos por Dios, en ocasiones especiales, para hablar en lenguas.

    Todo esto constituye una prueba evi-dente de que: 1) el hablar en lenguas es un don del Espritu al mismo tiempo que una seal cuyo propsito es habilitar a quien lo recibe a testificar para Dios; 2) no puede ni debe esperarse que todo cristiano pase por esa ex-periencia.

    Pero en los prximos captulos veremos pruebas bblicas aun ms contundentes en este sentido. A la vez documentaremos el hecho de que no son los dones del Espritu en general, o uno de ellos en particular el de lenguas, la evidencia necesaria de que la experiencia cristiana ha alcanzado cierto grado de madu-rez y de que el Espritu de Dios llena nuestra vida. En cambio es el fruto del Espritu,

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    manifestado particularmente en forma de amor, lo que resulta la seal inconfundible de nues-tra filiacin divina.

    1. 1 Corintios 12:1-11. 2. Efesios 4:11-13. 3. Apocalipsis 14:6. 4. Hechos 1:15. 5. Hechos 2:1-8. 6. E. G. White, Los hechos de los apsto-les, pg.31. 7. Hechos 2:14. 8. Id. 10:1-48. 9. Id. 19:6. 10. Id. 2:1-12; 19:6; 10:45-47. 11. 1 Corintios, Caps. 12-14. 12. S. Lewis Johnson (h), en Biblioteca Sa-cra, de octubre de 1963. 13. Hechos 2:41, 42. 14. Id. 2:41. 15. Id. 4:4. 16. Id. 6:7. 17. Id. 4:31.

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    CAPITULO 3

    El Fruto del Espritu Como Seal

    ACABABAMOS de instalarnos en una nueva casa, y nos proponamos plantar en el patio algunos rboles y entre ellos dos naranjos de la variedad que da fruta sin semilla. Al con-versar con el dueo de un vivero cercano, le explicamos lo que queramos comprar. Nos llev a un sector del jardn y, sealando unos arbolitos, dijo:

    Esta es la clase que Ud. busca, seor. Pero por alguna razn nos entr la sos-

    pecha. Pese a no ser expertos en la materia, algo nos dijo que podra no tratarse del tipo que habamos planeado.

    Est Ud. seguro de que estos arboli-tos dan naranjas sin semilla?

    Absolutamente replic el comerciante. Por fortuna, uno de los rboles tena

    dos naranjas. Sealndolo, le dijimos: Si Ud. nos permite, vamos a cortar una

    de estas naranjas, slo para cerciorarnos de que no se trata de un error.

    Como el hombre accediera, aunque con alguna reserva, cortamos una de las frutas, la partimos, y para nuestra sorpresa tena semillas. El vendedor qued abochornado, e ide una disculpa.

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    La prueba terminante de la naturaleza del rbol es el fruto. Esa evidencia silencia todo argumento.

    Por sus frutos los conoceris Eso es precisamente lo que Jess ense

    cuando dijo en el Sermn de la Montaa: "Por sus frutos los conoceris. Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? As, todo buen rbol da buenos frutos, pero el rbol malo da frutos malos. . . As que, por sus frutos los conoceris".1

    En ninguna parte de las Escrituras se indica que es indispensable poseer un don de-finido del Espritu Santo el de ser apstol, el de ser profeta, el de ensear, el de hacer milagros, el de sanidad, el don de lenguas-como evidencia de que uno ha sido bautizado por el Espritu. Lo que s se ensea es que quien dice ser cristiano debe andar como Cristo anduvo,2 es decir, revelar por los fru-tos que se manifiestan en su vida y en su conducta cotidiana que el Espritu de Dios est obrando en l. Cules son esos frutos? He aqu la hermosa lista, que presenta el apstol San Pablo: "El fruto del Espritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bon-dad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. . . Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos".3

    Cmo explica Ud. este fenmeno? le preguntbamos no hace mucho al pastor de una congregacin que cree que el hablar en lenguas

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    es la seal necesaria de la recepcin del Espritu Santo. Acabbamos de asistir a un culto religioso en su iglesia, y la conversa-cin amigable con el ministro se haba exten-dido por ms de una hora. Cmo explica Ud. el contrasentido de que personas que "hablan en lenguas" continuamos preguntndole y aseveran haber recibido el Espritu, sigan viviendo la misma vida viciosa y perdida que siempre llevaron, sigan mintiendo, embriagn-dose, siendo deshonestos, malos obreros o ma-los padres?

    Es porque ellos no permiten que el Es-pritu Santo gobierne su vida replic el pas-tor, admitiendo que en muchos casos eso es precisamente lo que ocurre.

    Evidencia indispensable Si es as contestamos, sa es la me-

    jor seal de que las tales personas no han recibido el Espritu Santo, pese a la glo-solalia. El Espritu no puede impartir dones sin que antes se manifiesten los frutos, y stos constituyen la evidencia indispensable de la presencia y la obra del Espritu en la vida. Si no se ven los frutos debidos, sta es la mejor demostracin de que el injerto admirable del Espritu y el poder de Dios no se ha realizado en el rbol del corazn.

    Ahora bien, de entre los frutos del Es-pritu mencionados por San Pablo, el primero y ms importante de todos es el amor. Este es de tanta trascendencia en la vida cristiana,

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    que San Juan afirma: "El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor".4

    El amor es el padre, el generador de todos los dems frutos, y es lo primero que se manifiesta en la vida del hombre conver-tido, como una demostracin de que el Espritu de Dios est en l. Podr el converso equivo-carse, podr caer en errores y debilidades con las cuales ha nacido o que ha cultivado por largo tiempo. Sin embargo, cada vez que cae, se levanta de nuevo, movido por el amor a Dios y a sus semejantes, para pedir perdn a Dios y al prjimo, corregir su mal proceder, y marchar de nuevo por la senda que va hacia adelante y hacia arriba, y que tiene como meta la perfeccin.

    Claro est que los dones del Espritu capacidades o facultades especiales concedi-das por el mismo son muy deseables. Por eso San Pablo dice: "Procurad, pues, los dones mejores".5

    De paso, notaremos que la palabra "me-jores", aplicada a dones del Espritu, indica que existe una clasificacin definida de los mismos en orden de importancia, y resulta de inters advertir que en la lista hecha por el apstol, en que establece el orden jerrquico de los mismos, el don del apostolado y el de profeca figuran a la cabeza, y el don de lenguas y el de interpretacin de lenguas son los ltimos. En la enumeracin que aparece en la Epstola a los Efesios, el don de lenguas ni siquiera est mencionado.

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    No depende de la voluntad Decamos, pues, que el anhelar la pose-

    sin de algn don del Espritu es deseable. Sin embargo, dicha posesin no depende de la voluntad o el deseo del individuo, sino de la determinacin de Dios y de su Espritu. As lo explica el apstol al decir: "Todas estas cosas [la concesin de dones] las hace uno y el mismo Espritu, repartiendo a cada uno en particular como l quiere".6 Probablemente todos reciben algn don, aunque quiz nadie reciba todos los dones juntos.

    Pero con toda seguridad muchos no reci-ben el don de lenguas, as como muchos no reciben el don de ser profetas, o maestros, o el don de sanidad. Para ensear esto, San Pablo pregunta: "Son todos apstoles? son todos profetas? todos maestros? hacen todos milagros? tienen todos dones de sanidad? hablan todos lenguas? interpretan todos?"7 La respuesta evidente es no.

    Es claro, pues, que no todos reciben el don de hablar en lenguas, as como no todos pueden ser profetas o realizar sanidades.

    As como resultara un contrasentido, lgica y bblicamente, esperar que todos sean profetas, es igual o mayor contrasentido pues el don de lenguas es el menor esperar que manifiesten por la glosolalia que poseen el Espritu. Lo que s necesitan mostrar son los frutos. Con lo cual queda demostrado que es contrario a la enseanza bblica pretender que todo cristiano hable en lenguas, y que el

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    hacerlo sea una seal del bautismo del Esp-ritu.

    "Un camino ms excelente" Esa es la razn por la cual, hablando

    por inspiracin divina, San Pablo, despus de decir: "Procurad, pues, los dones mejores", completa su pensamiento declarando: "Mas yo os muestro un camino an ms excelente. Si yo hablase lenguas humanas y anglicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que re-suena, o cmbalo que retie".8 Y sigue dedi-cando todo el maravilloso captulo 13 de 1 Corintios al tema excelso del amor.

    De manera que los frutos del Espritu, y particularmente ste que es el generador de todos los dems, el amor, constituyen "un ca-mino ms excelente" que cualquier don, y re-velan que el poder divino, a travs del Esp-ritu Santo, est trabajando en la vida y ase-mejndola a Cristo.

    Cuando el apstol de los gentiles re-sume las instrucciones ms importantes desti-nadas a los nuevos conversos, en los captulos 5 y 6 de su epstola a los Efesios, no dice una sola palabra acerca de hablar en lenguas, pero se explaya en el cambio de vida que debe verse en cada uno, "porque dice l el fruto del Espritu es en toda bondad, justicia y verdad".9

    En nuestro prximo captulo entraremos en algunos de los aspectos aparentemente ms misteriosos e intrincados de este importante tema, en base a 1 Corintios 14.

  • 24

    San Pablo describe las caractersticas sublimes del amor el "camino ms excelente" para todo cristiano. Dice: "El amor es su-frido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta".10

    Esta no es slo la mejor definicin de amor que alguna vez se haya escrito, sino a la vez la ms acertada descripcin de un cris-tiano. Qu desafo a que cada uno de nosotros posea estas cualidades abriendo el corazn y rogando a Dios que enve liberalmente su Es-pritu, el cual produce esos frutos tan mara-villosos!

    He aqu, para terminar, un notable con-traste que presenta la Escritura: "El amor nunca deja de ser; pero las profecas se aca-barn, y cesarn las lenguas, y la ciencia acabar".11

    Quiera Dios otorgar a cada cual este fruto supremo y eterno el amor que enriquece la vida, la hace ms profunda y la llena de significado.

  • 25

    1. S. Mateo 7:16-20 2. 1 S. Juan 2:6. 3. Calatas 5:22-24. 4. 1 S. Juan 4:8. 5. 1 Corintios 12:31. 6. Id. 12:11.

    7. Id. 12:29, 30. 8. Id. 12:31; 13:1. 9. Efesios 5:9. 10. 1 Corintios 13:4-7. 11. Id. 13:8.

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    CAPITULO 4

    Una Glosolalia Misteriosa?

    ALGUNOS han interpretado que el hablar en lenguas que menciona el apstol San Pablo en 1 Corintios 14 se refiere a una glosolalia especial y misteriosa que se produce en estado de xtasis con el propsito de alabar a Dios, y afirman que sta es la clase que se observa hoy en da en las congregaciones modernas.

    En efecto, hay tres versculos que con-viene transcribir, aunque el lector intere-sado necesitar leer toda la enseanza del apstol que se extiende a travs de todo el captulo 14. He aqu los tres pasajes:

    Vers. 2: "El que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espritu habla mis-terios".

    Vers. 4: "El que habla en lengua ex-traa, a s mismo se edifica".

    Vers. 22: "Las lenguas son por seal, no a los creyentes, sino a los incrdulos".

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    Caractersticas del don de lenguas En el captulo segundo de esta obra es-

    tablecimos que el don de lenguas en las Es-crituras responde a las siguientes caracte-rsticas:

    1) Es una capacidad impartida por el Espritu Santo.

    2) Lo mismo que ocurre con los dems dones, no todos lo reciben, as como no todos son profetas o maestros. De hecho, una gran cantidad de autnticos cristianos, hijos de Dios, hombres y mujeres consagrados y llenos del Espritu, nunca hablan en lenguas.

    3) A pesar de ello, cuando alguien manifiesta el don de hablar en lenguas, y ese don es autntico (a esto nos referiremos ms tarde), ello es una seal de la presencia del Espritu en la vida.

    4) Sin embargo, por lo mismo que el hablar en lenguas es una experiencia que re-ciben slo algunos, en tanto que muchos cris-tianos realmente convertidos nunca participan de ella, es antibblica la enseanza de que la glosolalia es la seal indispensable y obligada de que se ha recibido el Espritu. En cambio, los frutos del Espritu en la vida, o sea una conducta transformada, son s la evidencia necesaria del bautismo del Espritu Santo.

    5) Dos son los propsitos con los cuales el Espritu otorga ese don: a) testi-ficar acerca de Dios o evangelizar (cosa que ocurri el da de Pentecosts); b) alabar al Seor o comulgar con l (Hech. 10:46 y 1 Cor.

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    14). En ambos casos, la manifestacin del ver-dadero don de lenguas es una prueba de auten-ticidad.

    Antes de llegar a una conclusin defi-nida con respecto a la glosolalia moderna, para ver si cumple con las especificaciones bblicas, convendr que analicemos algunos otros hechos fundamentales que surgen de la consideracin de los captulos 12 al 14 de la 1 Epstola a los Corintios.

    La Iglesia de Corinto y el don de len-guas

    En primer trmino, como marco histrico indispensable, recordemos que la iglesia de Corinto, a la cual Pablo dirige su carta, se hallaba en una condicin espiritual muy baja, con una serie de problemas de verdadera gra-vedad. Era una iglesia cosmopolita, mundana-lizada, establecida en un centro de paganismo y de vicio. Slo en el templo de Afrodita o Venus haba mil vestales, o sacerdotisas prostitutas que practicaban ritos licencio-sos. En la epstola se mencionan una serie de pecados y debilidades que el apstol quiere corregir.

    Entre los males de la iglesia de Corinto figuraban las manifestaciones de un falso don de lenguas, un don de lenguas heterodoxo, con-trario a las enseanzas bblicas.

    Aquella congregacin se gloriaba de la posesin del don de lenguas, pero tena con-ceptos tan equvocos y prcticas tan erradas y contrarias al mtodo correcto y divino, que

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    el apstol se ve en la necesidad de incluir, en la serie de amonestaciones y consejos, tres captulos (12 al 14) consagrados a instruir a los hermanos acerca del tema, y a corregir los errores en que haban cado.

    El captulo 12 lo dedica a enunciar y clasificar la importancia de los dones. En l se destacan los siguientes puntos:

    Consideraciones de San Pablo acerca del ejercicio del don de lenguas

    1) Es el Espritu el que otorga los dones, y por lo tanto la recepcin de un don particular no depende de la voluntad del in-dividuo (vers. 11).

    2) La diversidad de los dones, re-glada por el Espritu Santo, tiene como pro-psitos la salud espiritual, la armona cooperativa y la unidad funcional del cuerpo de la iglesia (vers. 1-28) .

    3) No todos pueden tener el don de lenguas (vers. 29, 30).

    4) El don de lenguas es de entre to-dos el de menor jerarqua (vers. 8-10; 29-31).

    El ltimo versculo del captulo 12 y todo el captulo 13 se consagran a mostrar que hay "un camino an ms excelente" que los dones, y ste es el de lograr en la vida el fruto del Espritu: por antonomasia, el amor.

    Del captulo 14, un captulo controver-tido y tan mal empleado por algunos, surgen los siguientes hechos:

    1) El don de profeca es superior al don de lenguas (vers. 1-5). Hay un esfuerzo

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    consistente del apstol para rebajar la im-portancia de esta ltima actividad, de la cual tanto se jactaba la iglesia de Corinto.

    2) Si quien ha de hablar en lenguas va a usar un idioma desconocido o extrao, debe interpretarlo l, o pedir que alguien que tenga el don de interpretacin lo haga. En caso contrario, debe callar (vers. 6-19, 27, 28).

    3) El apstol amonesta a los corin-tios a suspender el espectculo lastimoso de una iglesia en que muchos hablan, a veces simultneamente, y en lenguaje extrao, sin que haya nadie que interprete. Les muestra que esto produce confusin y ridculo, des-acredita la verdad y el Evangelio, y desvirta una de las funciones del don de lenguas debi-damente usado, la de ser una seal para los incrdulos, o sea una marca de la autenticidad divina (vers. 20-26).

    4) El hablar en lenguas en la igle-sia, adems de la interpretacin, debe obser-var estas otras dos reglas: a) Deben hablar slo dos o tres personas, y no mayor cantidad, b) Deben hablar por turno, y no simultnea-mente.

    Es de notar que, por lo comn, en la glosolalia de estos das practicada por los grupos llamados pentecostales, a pesar de la evidente sinceridad de quienes intervienen en ella, las tres normas resultan violadas: 1) las ms de las veces no se interpreta; 2) hablan muchas personas; 3) muy a menudo si-multneamente.

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    Por esta razn, el consejo final de Pa-blo en este captulo es el siguiente: "Dios no es Dios de confusin sino de paz. . . Hgase todo decentemente y con orden" (vers. 33-40).

    Ahora bien, la tarea de evaluar la glo-solalia de nuestros das es de primera impor-tancia hoy, as como lo fue en lo pasado. Adems de la necesidad que tenemos de saber si alguien habla o no "por el Espritu", de-bemos cerciorarnos de cul es el espritu que lo hace hablar.

    Ha de recordarse que Satans, enemigo de la verdad y padre de toda mentira, est siempre interesado en falsificar toda autn-tica actividad espiritual o enseanza divina.

    Por ese motivo las Escrituras nos ad-vierten acerca de la necesidad de probar los espritus. Dice, en efecto, el apstol San Juan: "Amados, no creis a todo espritu, sino probad los espritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo" (1 S. Juan 4:1).

    La iglesia de Corinto estaba rodeada de paganismo, y algunas de esas prcticas la ha-ban influido profundamente. Las religiones paganas estaban saturadas de espiritismo, en su forma primitiva (magia, adivinacin, orculos, etc.).

    En el culto griego, la actividad de los orculos era muy corriente. A ellos concurra la gente, y aun los grandes personajes, para recibir consejo y para que se les revelara el

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    porvenir. En esos orculos, una sibila o sa-cerdotisa, que ejerca una funcin similar a las mdiums modernas, entraba en trance y emi-ta una serie de sonidos incoherentes e inin-teligibles. A partir de ellos, el sacerdote interpretaba aquel hablar en lengua descono-cida, realizado en forma de xtasis o sub-conscientemente, y ofreca al consultante el consejo o la prediccin requerida.

    Probablemente los miembros corintios deseaban probar que las manifestaciones de esta forma de hablar en estado de xtasis o de modo misterioso e ininteligible, poda re-producirse en la iglesia cristiana, y su en-tusiasmo los llev a la imitacin de aquellas escenas paganas en las que los malos espritus tomaban posesin de la persona sumergida en estado de trance.

    Debido, pues, a la prctica existente en las religiones paganas de hablar en forma exttica e incoherente, bajo posesin demo-naca y ello corresponde al estado de trance espiritista moderno o al estado de autohipno-sis era y es hoy muy fcil caer sinceramente en una falsificacin del don de lenguas, en cualquiera de sus manifestaciones.

    Una doble prueba de autenticidad De ah la amonestacin de las Escritu-

    ras ya mencionada de probar los espritus. De qu manera pueden probarse? La Pa-

    labra de Dios establece, entre otras, dos pruebas infalibles, a las cuales debe respon-der cualquier actividad en un ciento por

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    ciento para que pueda considerarse ortodoxa y de origen divino. Helas aqu:

    1) "A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido" (Isaas 8:20) . La "ley y el tes-timonio" representan genricamente la Palabra de Dios, que contiene su voluntad revelada. Todo lo que en la doctrina o en la prctica ofrezca divergencias con lo que ensea la Bi-blia, la gran piedra de toque, debe descar-tarse como de origen espurio.

    2) "Guardaos de los falsos profetas. . . Por sus frutos los conoceris" (S. Mateo 7:15, 16).

    Cmo aparece el movimiento de la glo-solalia de este siglo ante las claras ense-anzas y especificaciones de la Palabra de Dios? Cules son los frutos que se observan en la vida individual de una gran parte de los que aseveran hablar en lenguas por medio del Espritu Santo? Y cules son esos frutos en la vida colectiva de las organizaciones que propician esa actividad? Esto es lo que veremos en nuestro prximo captulo.

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    CAPITULO 5

    La Glosolalia Moderna a la Luz de las Pruebas Bblicas

    LA NUESTRA es una poca de contrastes y paradojas. En la hora de las mayores confe-rencias de paz se han reido las ms mortfe-ras guerras de la historia. En la hora de mayor progreso tecnolgico e industrial, el hambre azota endmicamente al 50% de la po-blacin mundial. En la hora de la mayor ilu-minacin cientfica reina la mxima confusin espiritual y religiosa. No en vano el profeta Isaas predijo este fenmeno con las inspira-das palabras del captulo 60 de su libro: "He aqu que tinieblas cubrirn la tierra, y os-curidad las naciones".1

    En efecto, una multitud de concepciones filosficas y doctrinas religiosas, algunas de ellas enseadas hasta bajo el nombre de cristianismo, se hallan tan distanciadas de la verdad como la oscuridad lo est de la luz. Es que el plan estudiado del enemigo ha sido desde el comienzo confundir las mentes de los

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    seres humanos e inducirlos al error y al en-gao. Pero si esto fue cierto en todos los tiempos, lo es mucho ms ahora cuando el dia-blo sabe que tiene poco tiempo.2

    As se explica por qu, desde mediados del siglo pasado, junto con un florecimiento extraordinario de la ciencia y un aumento sin precedentes de los conocimientos humanos lo cual tambin estaba profetizado3 han surgido una cantidad de movimientos filosficos y re-ligiosos que cumplen la profeca y esparcen tinieblas espirituales en el siglo de las lu-ces cientficas.

    Ahora bien, la estrategia del "padre de mentira"4 consiste en hacer que todo sistema errneo est compuesto en su mayor parte de verdad. De otra manera no podra engaar a muchos. Esta es la razn por la cual se impone a nuestra conciencia de cristianos la necesi-dad de extremar las precauciones en el estudio y el anlisis de lo que hoy se nos presenta como verdades cristianas, aplicando con toda honestidad y rigor las dos grandes pruebas de la revelacin, para descubrir el error en to-das sus formas: 1) "A la ley y al testimo-nio",5 es decir, a la Palabra inspirada de Dios, la Biblia, como norma suprema; y 2) "Por sus frutos los conoceris".6

    Cmo aparece el movimiento de la glo-solalia, en sus diferentes manifestaciones de este siglo, ante las pruebas bblicas?

    Profesamos un alto respeto y aprecio a todo cristiano, cualquiera sea su iglesia, y rendimos particular tributo a la sinceridad

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    de cada cual. Pero la sinceridad no pone al hombre a cubierto del error ni es criterio para la verdad. Por ello, si al hacer nuestro anlisis, expresramos alguna divergencia con las ideas de alguien, lo haremos de manera completamente objetiva, slo en base a las explcitas declaraciones de la Biblia y sin el menor nimo de herir ni desmerecer a nadie.

    "A la ley y al testimonio"

    I. Del punto de vista doctrinal, la posicin de que el hablar en lenguas es la eviden-cia inicial necesaria de la recepcin del Espritu, no resiste el anlisis de la enseanza bblica. 1. Como ya lo demostramos oportunamente,

    no podr hallarse en las Escrituras ninguna declaracin que indique que todo cristiano debe necesariamente ha-blar en lenguas para revelar que posee el Espritu Santo.

    2. Pablo explica que no todos hablan en lenguas.9

    3. El Espritu es el que concede este don a quien l quiere.10

    4. Acerca de miles de cristianos llenos del Espritu nunca se dice que recibie-ron el don de lenguas.

    II. La glosolalia, como se la prctica hoy da, contraviene las siguientes reglas espec-ficas dadas por el apstol Pablo: 1. Que hable uno solo a la vez, y no ms

    de dos o tres en una misma reunin.11

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    2. Debe hacerse que alguien interprete todo mensaje, o de otra suerte debe guardarse silencio.12

    3. No debe darse al hablar en lenguas una importancia que no tiene. Hoy en da, sin embargo, se convierte a esta acti-vidad en la experiencia suprema de la vida cristiana, olvidando lo que el apstol ensea: a) Que el don de lenguas es el ltimo

    en jerarqua.13 b) Que el don de profeca es ms impor-

    tante.14 c) Que conviene procurar los mejores

    dones.15 d) Pero que sobre todo deben buscarse

    los frutos, y entre ellos el mayor: el amor.16

    "Por sus frutos": los frutos en el campo espiritual

    Esta segunda prueba es bien objetiva y fcil de aplicar. Los frutos, y no los dones, o algn don en particular, son la demostracin evidente de una conversin genuina y de la presencia del Espritu en la vida. Por otra parte, la pretensin de tener un don del Es-pritu cuando la vida revela ausencia de los frutos, es decir, de una conversin sincera, no slo resulta un contrasentido, sino que trasunta una condicin de engao propio.

    El seor Morton T. Kelsey, ministro pro-testante y psicoterapeuta, que dirige una

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    clnica pastoral, ha escrito un libro intere-sante y con buena documentacin titulado Ton-gue Speaking (El hablar en lenguas), en el cual estudia en forma exhaustiva y ms bien favorable la glosolalia. Sin embargo, con criterio objetivo enumera en la parte final del mismo algunos de los resultados negativos de esta actividad en las iglesias donde se practica, incluso en la suya propia. Tiene un significado especial esta presentacin, en boca de un ministro que manifiesta real entu-siasmo por la glosolalia, y que formula sus reflexiones a raz de su propia observacin personal.

    Pretensin de tener el Espritu sin los frutos

    Por ejemplo, se refiere el Sr. Kelsey a "los excesos morales de los primeros das del movimiento pentecostal,

    34 tan lamentados por sus escritores ms preceptivos. . . Es igualmente vlido criti-car a los que hablan en lenguas que parecen religiosos slo desde afuera, en tanto que en sus casas sus esposas e hijos son tiraniza-dos".17 Este es un fenmeno muy frecuente, y evidencia el carcter espurio de la glosola-lia.

    Produce confusin "Cuando ella [la glosolalia] sigue re-

    firiendo el mismo autor se desata en el culto regular de una iglesia en que no se la espera, interrumpe la devocin de los que all estn

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    y estorba su culto. Cuando se desata de manera incontrolada en cualquier grupo, puede resul-tar en un completo desbarajuste y confusin. Para el que no la entiende o aprecia, esta explosin de lenguas aparece como una jeri-gonza completamente sin sentido. O resulta incongruente, o testifica del hecho de que una personalidad humana racional est poseda por alguna fuerza psquica o csmica descono-cida".18

    Acarrea divisionismo "El sucesor de Dennis Bernett (que re-

    nunci como rector cuando su parroquia epis-copal se dividi ante la aprobacin de su actividad de hablar en lenguas) tuvo razn para-publicar una reciente declaracin, en la carta parroquial que cada semana despachaba a los miembros de la Iglesia de San Marcos, Van Nuys, California: 'La prctica de hablar en lenguas (glosolalia) produce divisionismo, que a menudo induce a pretensiones exageradas de poder'. El obispo Pike tambin seala el mismo peligro. La Alianza Cristiana y Misio-nera puede testificar de la misma verdad. El hablar en lenguas bien puede causar divisin entre cristianos. De hecho, ha habido tiempos en que yo habra estado feliz de que no hu-biera un grupo tal en mi propia iglesia".19

    Induce al orgullo y al ensalzamiento Los individuos que pasan por la expe-

    riencia de la glosolalia tienden a enorgulle-cerse y ensalzarse a s mismos, y a considerar

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    inferiores a quienes no la han tenido. "Ellos llegan a inflarse por esa experiencia, y pro-ceden a juzgar a todos los dems que no han hablado en lenguas como inferiores del punto de vista religioso, y tratan por ende de for-zarlos a sentir lo mismo. Este es un desastre espiritual. Precisamente contra esta actitud San Pablo escribi tres captulos de su pri-mera carta a los Corintios: 12, 13, 14. En ellos el apstol amonesta a los corintios a no presumir que todo individuo puede recibir todos los dones del Espritu".

    Se refiere luego el autor al caso fre-cuente de quienes pretenden recibir de Dios mensajes en base a los cuales afirman: " 'Dios me dijo esto con respecto a Ud. . .' o 'Dios desea que Ud. haga esto. . .' y stas son, normalmente comenta l, las mismas personas que reciben mensajes para todos los dems ex-cepto para s mismas".20

    Puede esta clase de glosolalia proce-der de Dios?

    Engaa e induce a una falsa seguridad Hace que las personas se conformen con

    su estado carnal, pensando que ya son salvas y santas, cuando todava no han vencido sus peores vicios, debilidades y pecados. Esta experiencia engaosa induce al individuo a no emprender la marcha por la senda angosta, la guerra contra el pecado y el yo. Le hace bajar la guardia, y lo gua a entregarse incauta-mente en manos del enemigo.

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    Desplaza a Cristo como centro de la vida

    El mismo estudioso observador sigue ma-nifestando: "Si la experiencia [de la glo-solalia] es considerada como el centro de la vida cristiana [y lo es], entonces Cristo, a quien ninguna otra experiencia puede superar, es desplazado como centro, y la integridad cristiana se pierde".21

    El resumen de los argumentos y pruebas de la Biblia y de la experiencia basta para convencernos de cmo el enemigo ha introdu-cido en las iglesias cristianas del siglo XX un torpe remedo del autntico don de lenguas bblico. Esta actividad est perjudicando de veras a miles de hombres y mujeres sinceros, pero que han sido desviados de la verdad. Todo el resto de su teologa puede ser ortodoxo, pero basta un error bsico para impedir el logro de una autntica experiencia con Cristo.

    Si la forma moderna del "hablar en len-guas" se halla reida con las Escrituras, no slo en los fundamentos de su posicin doc-trinal, sino tambin en los frutos que produce en las vidas, es evidente que Dios no puede ser el origen de esas manifestaciones psqui-cas comnmente conocidas como glosolalia. En el captulo prximo haremos algunas conside-raciones sobre los frutos de esa experiencia en el campo psquico.

    Agradezcamos a Dios por el firme funda-mento que nos ha dado, para una poca de erro-res y equvocos espirituales, y aferrmonos a

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    su Palabra como la norma suprema de la verdad y la gua suficiente para nuestra salvacin.

    1. Isaias 60:2. 2. Apocalipsis 12:12. 3. Daniel 12:4 4. S. Juan 8:44. 5. Isaias 8:20. 6. S. Mateo 7:20. 9. 1 Corintios 12:29,30. 10. Id. 12:11. 11. Id. 14:27. 12. Id. 14:27-28. 13. Id.12:7-10. 14. Id. 14:1-4. 15. Id. 12:31. 16. Id. 12:31; 13:1. 17. Morton T. Kelsey, Tongue Speaking, pg. 225. 18. Id., pg. 222 19. Id., pg. 223 20. Id., pg. 223, 224. 21. Id., pg. 225.

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    CAPITULO 6

    La Glosolalia Desde el Punto de Vista Psquico ALGUNOS han sugerido la posibilidad de que la glosolalia sea en muchos casos el resultado de una anormalidad psquica. La proporcin creciente de personas que acusan sntomas de trastornos psquicos constituye un rasgo alarmante de nuestro tiempo. Los problemas externos e internos del alma repercuten gra-vemente sobre el equilibrio emocional de mi-llones de seres humanos, que ven su salud mental y psquica quebrantada. Tiene la glosolalia moderna alguna relacin con esta clase de problemas? El tema ha sido objeto de estudio por parte de telogos, psi-quiatras, analistas y psiclogos, que han he-cho interesantes aportes en esta materia.

    Cul es el origen de la glosolalia espuria? Siendo que en los captulos anteriores demos-tramos ampliamente que el hablar en lenguas que se practica en este siglo se halla en desacuerdo con las enseanzas de la Palabra de Dios, norma suprema en temas espirituales y religiosos; y siendo que ese desacuerdo

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    existe no slo desde el punto de vista de la doctrina misma sino tambin del de la prctica y de los frutos, la pregunta del prrafo an-terior resulta lgica. Si no es el Espritu Santo el que produce los fenmenos de la glo-solalia, tal como la vemos hoy, cul es el origen de los mismos? Ya a fines del siglo pasado, el filsofo nor-teamericano William James, despus de obser-var un caso definido, se refiri a l en los siguientes trminos: "En los primeros aos de la dcada de 1870 fui invitado a ver a una mujer que vena del campo a Boston con la esperanza de hallar en esa ciudad algunos hom-bres eruditos (pie pudieran determinar el idioma en que sus labios eran irresistible-mente impelidos a hablar. No puedo recordar ahora el relato que hizo de la manera en que este fenmeno se haba originado en ella, pero era algo muy extrao escucharla. Cuando ella lo permita, sus rganos vocales articulaban slabas sin sentido con la mayor volubilidad y animacin, y sin aparente fatiga, y luego se detena a voluntad". Fue en 1906 cuando un grupo de protestantes de color, a los cuales se unieron ms tarde una cantidad de blancos, comenzaron a hablar en lenguas en cierto rincn de los Estados Unidos. "Entonces llegaron pastores de todo el pas y se llevaron de vuelta las noticias y tambin la experiencia en una reaccin en cadena que ha producido iglesias pentecosta-les por doquiera, las cuales han congregado a cerca de dos millones de miembros en cincuenta

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    aos. . . En muchos de los casos que ocurrie-ron en este primer reavivamiento del siglo XX, se manifestaba una descarga emocional, con llantos, gemidos y temblores".2 Hace apenas dos aos, cuando estos fenmenos estaban en su apogeo en una serie de iglesias evanglicas 40 tradicionales y aristocrticas de Norte-amrica, el Sr. Morton T. Kelsey que ya men-cionamos en el captulo anterior escribi su interesante libro sobre este tema tan deba-tido. Este autor se halla particularmente bien si-tuado para poder hacer una evaluacin obje-tiva, desapasionada y cientfica de la expe-riencia. Por ser pastor evanglico, observ de manera directa cmo se manifestaba el fe-nmeno en varias de las iglesias que han es-tado a su cargo. Por otra parte, a travs de todo el libro revela una actitud positiva y de simpata hacia el hablar en lenguas. En adicin a su carcter de ministro, es un psi-clogo y psicoterapeuta inquieto y estudioso, y atiende una clnica psicoterpica en su pa-rroquia. En el captulo anterior transcribimos algunas de sus observaciones sobre los frutos negati-vos del pentecostalismo observados por l en el terreno espiritual. Ellos tienen un va-lor particular por tratarse de alguien favo-rablemente dispuesto hacia la glosolalia. Aqu nos referiremos a sus apreciaciones del punto de vista psquico.

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    Si la glosolalia no es un autntico fenmeno religioso de origen divino, es menester estu-diarlo bajo otro aspecto. "El mtodo ms comn de explicar las lenguas dice el Sr. Kelsey consiste en relacionar el fenmeno con ciertas otras experiencias extticas conocidas en el mundo antiguo que se repiten en los tiempos modernos. Se sos-tiene que es comparable al frenes exttico ms o menos comn en los pueblos primitivos. . . En esas expresiones primitivas existe un hablar exttico, gemidos, quejidos, danzas, lamentos, que liberan frustraciones reprimi-das".3

    Posible origen Clarence Craig afirma al describir la glo-solalia: "Se profieren en estado de xtasis palabras y sonidos que no tienen relacin o significado alguno para los hombres. El fen-meno es bien conocido para los estudiosos de la psicologa de los tipos de religin primi-tiva y emocional. Tales explosiones se cono-can en las religiones mixtas helensticas. . . Los papiros mgicos muestran frmulas que contenan un embrollo de exclamaciones in-coherentes. Y ha habido formas seculares de lenguas". Al comentar esta descripcin, el Sr. Kelsey declara que ella representa un punto de vista ampliamente sostenido con res-pecto a la experiencia de las "lenguas".4 Ms tarde se refiere al carcter subcons-ciente de esa actividad. "A fin de tener la

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    experiencia de la glosolalia uno debe va-ciarse de s mismo y abandonar el control consciente, entregndose a la experiencia". De esta suerte, sta se hace "automtica, y uno no tiene mayor dominio consciente de las palabras que llegan a sus labios que el que la persona que suea tiene de las imgenes que acuden a l. . . Es un tipo de sonambu-lismo mientras uno est despierto, un sonam-bulismo de las cuerdas vocales mientras uno est todava consciente".5 En tal caso sera un tipo de estado hipntico. Tambin el psiclogo Jung se refiri a las lenguas en una obra impresa en 1902, la pri-mera que public, y que es en realidad su tesis doctoral, titulada Sobre la psicologa y patologa de los as llamados fenmenos ocultos. El clasifica el fenmeno como un tipo de sonambulismo. El proceso del hipnotismo y de la sugestin es otro marco en el cual se ha colocado a las lenguas. "La idea de una persona que es con-ducida a esa experiencia bajo el dominio po-deroso de la sugestin colectiva, o como el paciente cuyo ego se coloca bajo el control del hipnotizador, parece tener una relacin obvia con la glosolalia. En el estado hipn-tico el paciente tiene facultades de memoria de las cuales no tena noticia, y puede rea-lizar hazaas normalmente imposibles; tambin existe un contacto similar con el incons-ciente, tanto en el hablar en lenguas como en los estados de sugestin. Un ltimo rtulo

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    psicolgico coloca las lenguas en el pensa-miento moderno como un fenmeno de autosuges-tin"." Explorando otra posibilidad, y a raz de su observacin, nuestro autor tambin cree que "el hablar en lenguas bien puede ser el desa-rrollo de un estado de neurosis. La histeria y las lenguas, ambas surgen incuestionable-mente en el rea de la psiquis denominada inconsciente". Y finaliza esta observacin afirmando: "He observado a un hombre cuya neu-rosis pareca estar relacionada con las len-guas".7 Esto tambin lo hemos visto nosotros.

    Peligros Guando en 1962 se iban multiplicando los casos de glosolalia en una serie de iglesias no pentecostales, y la controversia se hallaba en su apogeo, se realiz una importante reunin de psiquiatras, analistas y clrigos en la Iglesia de Santo Toms, de Nueva York, para dar un estudio detenido a estas manifes-taciones, y una buena parte de aquellos estu-diosos expresaron sus dudas sobre el valor y la utilidad de esa actividad, "porque no vean cmo una experiencia que no se entenda siem-pre, poda ser asimilada y tener un efecto positivo en el desarrollo consciente del in-dividuo".8 La conclusin a la cual llega Kelsey es sta: "No hay duda de que la glosolalia es peli-grosa. . . Jess y Pablo sealaron que existen fuerzas espirituales malignas, as como las

  • 49

    hay buenas, y que las primeras son peligro-sas".9 Efectivamente, Pablo se refiri a las "huestes espirituales de maldad",19 que no son otra cosa que los demonios o ngeles ca-dos, secuaces de Satans. Estos seres, siendo enemigos de la verdad, tratan de falsificar toda experiencia autntica para desviar y se-ducir a los seres humanos. Por eso el Seor Jess, una de cuyas obras consisti en liberar a los endemoniados, amonest contra los fal-sos profetas y las manifestaciones religiosas espurias, y por eso tambin San Juan reitera la advertencia de probar los espritus.11 "El ex obispo Pike, al vincular el hablar en lenguas en sus formas ms extremas' con la esquizofrenia, y solicitar la vigilancia psi-quitrica en relacin con esta prctica, no fue sino el ltimo en sugerir que el hablar en lenguas era, o una posible seal de ines-tabilidad psicolgica o de anormalidad, o, a lo menos, nada ms que un mecanismo psicol-gico sin significado. Se conocen casos des-afortunados de individuos que han hablado en lenguas y han resultado tan abrumados por la experiencia, que nunca ms volvieron a adqui-rir el equilibrio psicolgico".12 No ocu-rrir con esto lo mismo que con el hipnotismo? Una autoridad afirma que una persona que se ha sometido al hipnotismo no vuelve a ser nunca "tan fuerte y confiable".13

    Fuerzas demonacas? Aun prescindiendo de las claras advertencias bblicas, algunos investigadores y psiclogos

  • 50

    han atribuido las formas de glosolalia mo-derna a la intervencin de fuerzas demona-cas. "Dos psiclogos dice Kelsey, Teodoro Flournoy y William James, han escrito acerca de fenmenos espiritualistas en que algo com-parable a lenguas era parte de la experiencia. Ya nos hemos referido a varios ejemplos en que se afirma que la habilidad de hablar en otras lenguas fue otorgada por fuerzas demo-nacas ms bien que por el Espritu Santo. Len Christiani, un sacerdote catlico romano cuya obra ya citamos, da dos ejemplos deta-llados y documentados, de nuestro propio si-glo, de posesin demonaca en que estaba pre-sente la glosolalia".14 Por otra parte, hay casos de mdiums espiri-tistas que en estado de trance han hablado y escrito en los idiomas ms extraos y desco-nocidos para ellos, capacidad que les fue con-ferida en estado inconsciente por los poderes demonacos que los dominaban. "Otra identificacin muy clara y muy intere-sante del hablar en lenguas con agentes demo-nacos dice, por fin, el psiclogo Kelsey, se halla en el libro de Alma White, Demons in Tongues (Demonios en lenguas) . La Sra. Alma White, uno de los dirigentes de la iglesia denominada La Columna de Fuego, tiene buenas razones para albergar ese punto de vista. Su esposo la abandone') mientras ella procuraba la experiencia de las lenguas. Ella considera que la experiencia, en la mayor parte de las asambleas pentecostales, es perjudicial y de inspiracin demonaca. Sus frutos son malos.

  • 51

    La teora bsica aqu, es que el deseo volun-tario de anular el ego individual y el estado consciente del individuo, abre la personali-dad a la intrusin de potencias espirituales externas, y que son los poderes malos ms bien que los buenos los que estn listos para hacer la- invasin y asumir el control".15

    Una plataforma segura No cabe duda de que cuando la persona humana, creada con conciencia y responsabilidad, a la imagen de Dios, de alguna manera renuncia a esos atributos que lo asemejan al Creador, y permite que sus pies se deslicen de la segura plataforma de la verdad, tal como se halla en la Palabra de Dios, se coloca en el campo enemigo, y entrega la ciudadela del alma sin defensa alguna para que sea invadida y avasa-llada por las fuerzas del mal. Pero nadie necesita errar en esta materia. La Biblia nos proporciona clara y explcita ins-truccin, y nos advierte de los peligros su-tiles de que est erizado el camino a la sal-vacin. Sea cada cual sabio y prudente, y eche mano de este inagotable tesoro que es la Pa-labra de Dios. Y a la luz de esta lmpara maravillosa, sus pies andarn seguros por la senda de la verdad.

  • 52

    CAPITULO 7

    Un Marco Indispensable para el Au-tntico Don de Lenguas NO SERIA propio terminar esta breve revisin del interesante tema de la glosolalia sin vol-ver a la fuente bsica de la verdad. Debemos considerar, con la Biblia en la mano, otra pauta muy importante adicional a las que vi-mos en captulos anteriores, para descubrir cundo una manifestacin del don de lenguas es autntica y cundo es falsa. La Palabra de Dios predice un notable derra-mamiento del Espritu Santo en estos ltimos das de la historia humana, similar al que hubo en el tiempo de Pentecosts (Hechos 2:17-19; Joel 2:28-32). Junto con el Espritu Santo, y como resultado de su presencia, es de esperar que tambin se manifestarn los dones del Espritu de manera ms notable. Pero el enemigo de toda verdad se esforzar por confundir y desviar a los hombres presentando una falsificacin. Naturalmente que para que esa imitacin re-sulte eficaz, ella ha de ser muy parecida a

  • 53

    lo autntico, o de otra manera no atraera a muchos. Esta es la razn por la cual conviene extremar las precauciones, y utilizar todos los recaudos posibles a fin de no caer en el engao. Para cada don del Espritu hay una falsifica-cin. Tambin hay una para el don de lenguas. En primer trmino ya lo dijimos en un cap-tulo previo, antes de los dones del Espritu, forzosamente vienen los frutos. Siendo algo ms especficos, aadiremos que el Espritu se derrama sobre un cristiano maduro, sobre un hijo de Dios cuya experiencia espiritual es floreciente, y no sobre alguien que est desanimado, o que est por apostatar o apar-tarse de la verdad. En los relatos que la Biblia nos da del de-rramamiento del Espritu Santo, notamos que este hecho slo benefici a cristianos plena-mente convertidos. Sin embargo, en las mani-festaciones contemporneas del supuesto don de lenguas que se aceptan como evidencia del derramamiento del Espritu, muchsimas veces reciben ese "don" personas desanimadas, o sin una fe slidamente establecida, o convertidos slo a medias. Cuando el Espritu llena el corazn, en primer lugar convence de pecado (S. Juan 16:8) y transforma la vida (S. Juan 3:3). El bautismo del Espritu Santo y el don de lenguas no pueden ser simultneos con una vida de pecado, una experiencia cristiana descuidada o una situacin de incertidumbre y desaliento espi-ritual.

  • 54

    Por otra parte, en 1 Corintios 12, donde el apstol explica lo referente a los dones, se establece que stos hacen su aparicin dentro de un marco definido, especfico, que consti-tuye su ambiente natural, y no en un ambiente adverso. Cul es ese marco? La iglesia de Dios. El versculo 28 dice: "A unos puso Dios en la iglesia, primeramente apstoles, luego prote-tas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, despus los que sanan, los que ayu-dan, los que administran, los que tienen don de lenguas". El don de lenguas se manifiesta en el seno de la iglesia de Dios. Pero cuando uno habla de la iglesia de Dios, inmediatamente se plantea una pregunta vital: De entre todas las que se llaman cristianas, de qu iglesia se trata? Cul es la autn-tica iglesia de Dios? Es evidente que la verdad es una sola, y por lo tanto, aunque haya muchos hijos sinceros de Dios dispersos en todas las diferentes iglesias, iglesia verdadera, como tal, debe haber una sola. Y cul es la iglesia verdadera? Debe ser, sencillamente la que siga y practique toda la verdad, la que se adhiera en un todo a lo que la Palabra de Dios ensea, la que est com-pletamente de acuerdo con la nica norma de la verdad, que es la Sagrada Escritura. Vivimos en una hora de reavivamiento y de manifestaciones colectivas de religiosidad. El emocionalismo, los "milagros", los fenme-nos de xtasis, no pueden nunca ser una prueba

  • 55

    de origen divino, porque Satans hara surgir falsos profetas (S. Mateo 24:11), y produci-ra milagros engaosos (2 Tesalonicenses 2:9, 10). Una regla adicional muy importante, pues, para definir si una manifestacin cualquiera proviene autnticamente de Dios y es produ-cida por el Espritu Santo y no por otro es-pritu, es que aparezca en el marco de la iglesia verdadera y se halle en el concierto de las otras verdades de la Biblia. En las profecas se describe a la iglesia autntica di-Dios como una mujer pura, una esposa casta (Apocalipsis. 12:1; 21:9). En cambio a las iglesias falsas se las representa como rameras, mujeres impuras, y se las en-globa bajo el nombre genrico y simblico de Babilonia, sinnimo de confusin (Apocalipsis 17:1-5). En otras palabras, a la vez que existe una autntica iglesia de Cristo en la tierra, que tiene toda la verdad, la Biblia predice que habra otras iglesias desviadas que, al re-chazar abiertamente la verdad, formaran en los das finales la "gran Babilonia", centro de error y confusin. Este hecho hace an ms necesario tomar en cuenta todas las advertencias bblicas rela-tivas a los engaos de que los hombres podran ser vctima, sobre todo en los das finales. Ahora bien, el derramamiento especial del Es-pritu Santo y la manifestacin de los dones espirituales han de realizarse en el marco de la verdad y no en el marco del error. Han de

  • 56

    acontecer en el seno de la iglesia de Dios y no en el seno de Babilonia. Esto hace necesario repasar sucintamente las caractersticas principales de la verdadera iglesia de Dios. He aqu una

    Enunciacin sinttica de verdades bblicas fundamentales

    1. La inspiracin de las Sagradas Escritu-

    ras, es fundamento de nuestra seguridad en

    materia religiosa, y convierte ese maravi-

    lloso libro en la norma suprema de nuestra fe

    y la pauta de nuestra vida. Ella es completa

    en s misma, y no necesita ningn aditamento,

    porque cuando San Pablo dice que "toda Escri-

    tura es inspirada divinamente", agrega tam-

    bin que es "til para ensear, para redar-

    gir, para corregir, para instituir en justi-

    cia, para que el hombre de Dios sea perfecto,

    enteramente instruido para toda buena obra"

    (2 Timoteo 3:16, 17).

    2. Las tres Personas que componen la Divi-

    nidad son el Padre, el Hijo y el Espritu

    Santo. Cada una de ellas es divina, y es una

    persona en s, pero las tres constituyen una

    unidad perfecta que no encuentra smil alguno

    en la tierra, de manera que piensan, planean

    y actan en absoluta y perfecta consonancia

    (S. Mateo 28:19; S. Juan 17:21, 22; 16:7, 13,

    14) . El misterio de su cabal unidad, armona

    e interdependencia, dentro de su individuali-

    dad como personas, nunca ser abarcado en esta

  • 57

    tierra por la mente finita del hombre, como

    un vaso no puede contener la mar. 3. Dios es el Creador de todo cuanto existe

    (Gnesis 1). He aqu algunas de sus notables

    caractersticas:

    a) Tiene vida en s, porque es el autor

    de la vida. S. Juan 5:26.

    b) Es un Dios personal, y al mismo tiempo es omnipresente. Salmo 139:7-

    12.

    c) Aunque est en todas partes, el

    Creador est por encima y es dife-

    rente de la criatura, y por lo tanto

    la Biblia rechaza el error pan-

    testa de hacer de los seres y las

    cosas parte de Dios. Romanos 1:21-

    23.

    d) Es todopoderoso. S. Mateo 19:26.

    e) Dios es amor, y por esto dio por el

    hombre lo mejor que tena, a su pro-pio Hijo Jesucristo. 1 S. Juan 4:8,

    9; S. Juan 3:16.

    f) Es justo, y a la vez lleno de mise-

    ricordia y bondad. Salmo 129:4;

    Nehemas 9:31.

    4. Jesucristo es el Hijo de Dios, el per-sonaje central de las Escrituras, y la nica

    y gran esperanza del hombre:

    a) Es tan divino y eterno como Dios

    mismo. 1 S. Juan 5:20; S. Juan 1:1-

    3.

  • 58

    b) Tiene vida en s mismo como el Pa-

    dre. S. Juan 10:28; 5:26. c) Es el creador de todo cuanto

    existe, junto con el Padre. Hebreos

    1:2; S. Juan 1:1-3.

    d) Se hizo hombre, y vivi sometido a

    todas las pruebas y tentaciones de

    la humanidad. Filipenses 2:6, 7; Hebreos 2:14, 16-18.

    e) Pese a ello, mantuvo un carcter

    perfecto: nunca pec. Hebreos 4:15.

    f) Ofreci voluntariamente su vida por

    la salvacin de los hombres. Isaas

    53; 1 S. Pedro 2:24; Hebreos 9:14.

    g) Por su vida perfecta y su sacrifi-

    cio expiatorio lleg a ser nuestro

    nico Salvador. S. Juan 3:16. He-

    chos 4:12.

    h) Es por ello nuestro Pontfice. He-

    breos 8:1-6. i) Es nuestro nico intercesor ante

    Dios, nuestro nico Abogado ante el

    Padre. P Timoteo 2:5; 1 S. Juan

    2:1.

  • 59

    5. El Espritu Santo es la tercera Per-

    sona de la Divinidad. a) Es enviado por Dios como represen-

    tante del Padre y del Hijo. S. Juan

    16:7; 14:26.

    b) Gracias a su mediacin, Dios puede

    morar en el corazn humano entrando

    en una relacin personal con el hombre. Salmo 51:11; Romanos 8:9;

    1 Corintios 2:11, 12.

    c) Es quien convence al hombre de que

    ha pecado. S. Juan 16:8.

    d) Es el poder que opera el nuevo na-

    cimiento. S. Juan 3:5-8; Tito 3:5.

    e) Nos gua a toda verdad; es el nico

    Maestro infalible. S. Juan 16:13;

    S. Mateo 10:19, 20; S. Juan 14:26.

    f) Se produjo un derramamiento espe-

    cial del Espritu en la poca apos-

    tlica. Hechos 2. g) De la misma suerte habr una conce-

    sin abundante del mismo poder en

    estos das finales de la historia.

    Joel 2:28-32.

    h) l es quien impartir poder para

    finalizar la tarea evangelizadora en el mundo. Hechos 1:8: Zacaras

    4:6.

    6. El hombre, creado por Dios, cay en el

    pecado y redimido por Cristo.

  • 60

    a) El hombre fue creado a la imagen

    divina. Gnesis 1:26, 27. b) Dios se propona que viviera feliz

    en el Edn. Gnesis 2:8-10.

    c) Mediante la institucin del hogar,

    deba fructificar y multiplicarse

    para llenar la tierra de seres di-

    chosos. Gnesis 1:27, 28; 2:24. d) Pero el pecado atrajo sobre los

    hombres la debilidad moral y la

    muerte. Romanos 3:23; 5:12; 6:23.

    e) Aunque el hombre es impotente,

    Cristo le ofrece el triunfo sobre

    el mal. Jeremas 13: 23; Romanos

    7:14-25; 1 Corintios 15:57.

    f) El sacrificio vicario de Cristo

    salva del pecado y otorga poder

    para vivir una vida nueva. 1 S. Pe-

    dro 2:24.

    7. La justificacin del hombre se produce por la fe en Cristo. Las obras que se hacen

    con el fin deliberado de ganar la salvacin

    no tienen poder ni mrito alguno, porque la

    manera exclusiva en que podemos ser justifi-

    cados o convertidos en justos es por gra-

    cia, es decir, por el favor o regalo inmere-cido que Dios nos otorga, con la condicin

    de que ejerzamos fe en Jess y lo aceptemos

    como nuestro Salvador personal. Glatas

    2:16; Romanos 3:20; Efesios 2:8, 9; Romanos

    3:24.

  • 61

    8. La conversin y la santificacin si-

    guen a la justificacin. La justificacin, que entraa el derecho a la salvacin, se

    logra por la fe. Pero el hombre necesita

    luego una preparacin para el cielo. Esta

    comienza con el nuevo nacimiento (S. Juan

    3:1-8), que determina un cambio en la con-

    ducta y actuacin del hombre (Efesios 4:22-32). Luego se va operando un perfecciona-

    miento del carcter o santificacin (1 Tesa-

    lonicenses 4:3).

    9. La oracin es el medio para comuni-

    carse con Dios. Esta constituye el dilogo

    directo con la Divinidad, ante quien el

    cristiano puede abrir su corazn y expre-

    sarle en forma espontnea sus necesidades y

    aspiraciones.

    a) Cristo ense a orar y anima al

    hombre a hacerlo. S. Mateo 6:6-13;

    7:7-12; Santiago 5:16. b) En oracin se confiesa a Dios el

    pecado y se recibe perdn. Salmo

    51; 32:5, 1 S. Juan 1:9.

    c) La oracin se usa para expresar

    gratitud a Dios por sus bondades y

    pedirle poder para triunfar. Salmo 34:1; S. Mateo 6:13.

    d) Por la oracin el cristiano le con-

    fa a Dios sus problemas y recibe

    orientacin y auxilio. Salmo 37:5.

  • 62

    10. La ley de Dios, o Declogo, es

    norma eterna de justicia. a) Abarca los supremos principios de

    conducta y la suma del deber hu-

    mano. Eclesiasts 12:13.

    b) Es eterna e inmutable, porque es el

    reflejo del carcter de Dios. S.

    Mateo 5:17-19. c) Es santa, justa y buena. Romanos

    7:12.

    d) Ser el cdigo en base al cual se

    har el juicio. Santiago 2:10-12.

    e) Seala el pecado y conduce a Jess.

    Romanos 7:7; Santiago 1:22-25; G-

    latas 3:24.

    f) Es la norma para la vida cristiana,

    y Cristo nos capacita para cum-

    plirla escribindola en nuestro co-

    razn. Hebreos 8:10.

    La teologa popular ha intentado alte-

    rar la ley de Dios. Esa alteracin se pro-

    dujo suprimiendo en los catecismos comunes

    el segundo mandamiento que comienza di-

    ciendo: "No te hars imagen, ni ninguna se-mejanza de cosa que est arriba en el cielo,

    ni abajo en la tierra, ni en las aguas de-

    bajo de la tierra; no te inclinars a ellas

    ni las honrars. . ." (xodo 20:4, 5).

    11. La observancia del verdadero da

    de reposo, enseado en las Escrituras, es

  • 63

    violada generalmente por un gran sector de

    la cristiandad, pues en lugar de observarse el sptimo da de la semana, o sbado, se

    festeja el primero, o domingo. Este cambio

    fue tambin instituido en el cristianismo

    popular, que as intent la segunda altera-

    cin de la eterna ley divina.

    Siendo que la ley es eterna e inmutable,

    tanto que no poda modificarse siquiera un

    tilde o una jota de la misma, el cambio de

    un mandamiento entero constituye una adulte-

    racin perniciosa y grave. Esta gravedad se acrecienta por el hecho de que, en el mismo

    mandamiento, escrito por el dedo de Dios, el

    Seor se dign explicar las razones concre-

    tas por las cuales el descanso deba efec-

    tuarse el sptimo da, o sbado, y no en

    ningn otro.

    a) El sbado es el monumento recorda-

    tivo de la creacin de Dios. xodo

    20:11.

    b) Durante los 40 aos de peregrina-

    cin del pueblo hebreo por el de-

    sierto, Dios realizaba un doble mi-

    lagro para hacer posible la fiel

    observancia del sbado. xodo 16.

    c) El ejemplo de Cristo en la obser-

    vancia del sbado lo confirma como da sagrado. S. Juan 15:10; S. Lu-

    cas 4:16-21.

  • 64

    d) Fue observado por los apstoles.

    Hechos 17:2; 18:1-4. e) En todas las pocas hubo cristianos

    fieles que lo observaron, aunque

    fueran minora, sin sumarse a la

    apostasa general.

    f) En 1844 se form una iglesia que

    resucit est perdida institucin bblica la observancia del sbado

    como verdadero da de reposo, que

    lleg a llamarse Iglesia Adventista

    del Sptimo Da.

    g) La fidelidad a los mandamientos de

    Dios inclusive el cuarto ser la

    caracterstica del verdadero pueblo

    de Dios del ltimo tiempo. Apoca-

    lipsis 14:12.

    h) En la tierra nueva, los redimidos

    irn cada sbado a adorar a Dios

    observando ese da. Isaas 66:22, 23.

    i) De all la promesa que Dios hace de

    darles parte en su eterno reino a

    los que no pisoteen el sbado, sino

    que lo respeten y observen. Isaas

    58:13, 14. 12. Dios establece el deber religioso de

    cuidar la salud.

    a) Todo lo que favorece la buena salud

    se conforma al plan de Dios. 3 S.

    Juan 2.

  • 65

    b) Segn la Biblia, el cuerpo es tem-

    plo de Dios. 1 Corintios 3:16, 17; 6:19, 20.

    c) Por lo tanto, todo lo que perjudi-

    que la salud, mancilla ese templo e

    impide la presencia de Dios en l.

    d) Por ello, la religin de la Biblia

    elimina de los hbitos del hijo de Dios el uso del alcohol, el tabaco,

    los estupefacientes, y todo ali-

    mento malsano, e impone a la vez la

    moderacin en las cosas buenas.

    e) Siendo que las leyes de la salud

    son tan sagradas como la ley moral

    de Dios, el llevar una vida higi-

    nica, pura y exenta de vicios es

    parte integrante de la autntica

    religin de Cristo.

    13. Es inminente la segunda venida

    de Jess. Es sta una de las enseanzas que ms veces se menciona en las Escrituras.

    a) Este suceso ha sido la esperanza

    milenaria de los patriarcas y pro-

    fetas de la antigedad. S. Judas

    14; Job 19:25-27; Isaas 40:10; 25:

    8, 9; Daniel 2:44. b) Es la gran esperanza de los apsto-

    les. Tito 2:12, 13; 2 S. Pedro 3:9-

    12; Apocalipsis 1:7.

    c) El mismo Seor Jess prometi vol-

    ver. S. Juan 14:1-3.

  • 66

    d) Toda una multitud de profecas

    anuncian la inminencia de este su-ceso. S. Mateo 24; S. Lucas 21; Da-

    niel 2:44; 7:13, 14.

    e) Ocurrir en forma literal, visible,

    y gloriosa. Hechos 1:10, 11; S. Ma-

    teo 24:24-27; Apocalipsis 1:7.

    f) Necesitamos una preparacin espiri-tual para ese fausto aconteci-

    miento. S. Lucas 21:34-36.

    14. El estado inconsciente de los

    muertos y la imposibilidad de que se comuni-

    quen con los vivos, son temas claramente es-

    tablecidos en la Biblia, y constituyen un

    elemento importante en el armonioso conjunto

    de verdades bblicas. Eclesiasts 9:5, 6;

    Salmo 146:4.

    a) La resurreccin de los justos se

    realiza en ocasin del regreso de

    Cristo. 1 Tesalonicenses 4:16, 17. b) La resurreccin de los impos ocu-

    rre mil aos ms tarde, para que

    sean juzgados y destruidos para

    siempre. Apocalipsis 20:5; Mala-

    quas 4:1.

    c) Los que hayan muerto en Jess resu-citarn con cuerpos incorruptibles

    e inmortales cuando vuelva Cristo,

    y los hijos de Dios fieles que es-

    tn vivos sern transformados sin

  • 67

    ver la muerte. 1 Corintios 15:51-

    55; 1 Tesalonicenses 4:15-17. 15. La Santa Cena o Eucarista es un

    rito sagrado meramente conmemorativo. El pan

    y el vino son meros smbolos del cuerpo y la

    sangre de Cristo, y no sufren ninguna trans-

    formacin, pues Jess fue sacrificado una

    sola vez (1 S. Pedro 3:18; Hebreos 9:28). 16. El bautismo por inmersin repre-

    senta el nuevo nacimiento. Este santo rito

    de la iglesia, portal de entrada del cris-

    tiano en la confraternidad de los hermanos,

    representa la sepultura del hombre viejo en

    la tumba lquida, y la resurreccin del hom-

    bre nuevo para andar en novedad de vida (Ro-

    manos 6:3-6). Cristo fue bautizado por in-

    mersin (S. Mateo 3:13-17), y as se prac-

    tic siempre esta ceremonia en la era apos-

    tlica; y as debe continuar efectundose

    para no desvirtuar su hermoso simbolismo.

    Existe, entre las iglesias actuales, alguna que siga con fidelidad todas stas y las dems verdades bblicas? S. Es la Iglesia Adven-tista del Sptimo Da, a la cual el autor se honra en pertenecer. Es interesante descubrir que, en adicin a todas estas doctrinas bsicas de la Biblia, y con el propsito de hacer an ms fcil dis-tinguir la iglesia autntica en una poca es-pecial de la historia humana, Dios nos dio en su Palabra lo que sigue:

    Cinco marcas identificadoras adicionales

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    La profeca del Apocalipsis referente a las siete iglesias (captulos 2 y 3), describe siete perodos definidos de la iglesia cris-tiana, que van desde los das del apstol San Juan hasta la segunda venida de Cristo. Al hacer un estudio cuidadoso y comparado de la Biblia, se llega a la conclusin cierta de que estamos viviendo en el sptimo perodo, que corresponde a la ltima fase de la iglesia de Dios en la tierra. En este perodo histrico, que sera el l-timo, la iglesia cristiana tendra una serie de rasgos adicionales que serviran para identificarla de Babilonia, en una hora espe-cial en que la obra maestra de falsificacin del enemigo alcanzara su grado culminante:

    1. Guarda los mandamientos de Dios. En la visin que observaba el vidente de Pat-mos, donde se describe la persecucin de que la iglesia [la mujer] sera objeto por parte de Satans [el dragn], aparece el siguiente episodio: "Entonces el dragn [Satans, vers. 9] Se llen de ira contra la mujer [la iglesia]; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los man-damientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo" (Apocalipsis 12:17). "El resto de la descendencia" de la iglesia, es decir el grupo de hijos de Dios que vivi-ran en los ltimos das de la historia, ten-dran este rasgo saliente: guardaran los mandamientos de Dios. Todos ellos, y no slo

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    nueve. El cuarto mandamiento, que ordena ob-servar el sptimo da de la semana, es hoy universalmente violado por casi todas las iglesias cristianas. El sbado, monumento conmemorativo de la obra creadora de Dios y regeneradora de su Espritu, seal de santi-ficacin, ha sido reemplazado por el domingo, una institucin de origen pagano sin ninguna sancin bblica. Tan importante es este rasgo en el tiempo del fin un tiempo que se caracterizara por ser una poca de apostasa, que el apstol vuelve a mencionarlo: "Aqu est la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jess" (Apocalipsis 14:12) . La Iglesia Adventista del Sptimo Da, como su nombre lo indica, observa el sbado o sp-timo da de la semana como da santo consa-grado por el Seor.

    2. Tiene la fe de Jess. En el versculo ya citado (14:12) dice que "los santos", los hijos de Dios que vivieran en los ltimos das de la historia, "guardan. . . la fe de Jess". No slo la fe en Jess, sino tambin la fe de Jess, la misma fe que Jess tena. Jess es el tema central de la Biblia, el fundamento de la iglesia, la piedra angular de su edificio espiritual. Jess es el secreto de una vida espiritual victoriosa, la llave para lograr la justificacin, la santifica-cin y la salvacin final. Jess y su doctrina, Jess y su fe, Jess y su vida, es el centro mismo de la enseanza

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    de la Iglesia Adventista del Sptimo Da. Todo sermn que se predica en ella, todo libro religioso que se publica bajo sus auspicios, tratan de tener a Cristo como su esencia b-sica.

    3. Predica el Evangelio en todo el mundo: es una iglesia mundial.

    Cuando San Juan describe a la iglesia de Dios en su obra final dice: "Vi volar por en medio del cielo a otro ngel, que tena el Evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nacin, tribu, lengua y pueblo" (Apocalipsis 14:6). Ese "ngel" (en griego "mensajero"), representa a la iglesia de los ltimos das cuya actividad evangelizadora est simbolizada por un raudo vuelo. El Evan-gelio sera predicado a toda criatura humana. La Iglesia Adventista posee el ms poderoso programa misionero mundial entre todas las iglesias evanglicas. Predica el Evangelio en 1.068 idiomas y dialectos en el 98 por ciento de los pases del mundo. Su obra ha sido es-tablecida hasta en las islas lejanas y peque-as del Pacfico Sur y en las zonas ms pri-mitivas del frica con sus densos millones.

    4. Predica el mensaje del juicio. Cul sera el mensaje de ese ngel de Apoca-lipsis 14 (la iglesia de Cristo) que surca los cielos con gran celeridad? Helo aqu: ". . . diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha lle-gado" (vers. 7) .

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    De qu juicio se trata? Pues nada menos que del juicio que Dios har de todos los morta-les, el juicio investigador, el juicio del cual habla San Pablo en Hechos 17:31, el jui-cio, en fin, al cual se refiere el profeta Daniel en el captulo 7 (vers. 9, 10) de su libro. Ese juicio comenzara en las cortes del cielo en el ao 1844, segn se deduce del estudio comparado de varios pasajes de las Escritu-ras. La Iglesia Adventista ha hecho de la presen-tacin del juicio investigador de Dios uno de los aspectos importantes de su predicacin.

    5. Se organizara en 1844. El versculo 7 del captulo 14 establece que la iglesia proclamara este mensaje: "Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado". En otras palabras, ese mensaje debera comenzar a darse cuando lle-gara la hora del juicio, o sea en 1844, y no antes ni despus. Segn esto, la ltima iglesia de Dios, deba organizarse como movimiento en torno a esa fecha. Eso es precisamente lo que aconteci. Si bien la Iglesia Adventista se estableci oficialmente en 1863, el movimiento como tal comenz a nuclearse a partir de 1844, fecha en la cual una gran cantidad de cristianos, procedentes de diversas iglesias, ya conven-cidos de que la segunda venida de Cristo es-taba cercana, descubrieron que el juicio co-menzaba precisamente ese ao.

    "Salid de ella, pueblo mo"

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    El apstol San Juan, a quien el Seor Jess mismo transmiti las visiones del Apocalip-sis, despus de describir, por una parte, a la mujer casta, o sea la iglesia pura de Dios, y por la otra a Babilonia, la mujer ramera, que abarca la gran masa de iglesias apstatas, toma nota de un ruego ferviente hecho por un ngel de Dios: "O otra voz del cielo, que deca: Salid de ella, pueblo mo" (est hablando de Babilonia con sus errores, engaos y confusin reli-giosa). (Apocalipsis 18:4.) No hay duda de que grandes cantidades de cris-tianos sinceros, que militan hoy en las ms diversas iglesias, son verdaderos hijos de Dios, anhelosos de hacer la voluntad del Se-or. El los reconoce como sus hijos. Los ama tiernamente, as como ama a todos los seres humanos y quiere su salvacin. A los tales, Cristo les dice: Salid de Babilonia, pueblo mo. La verdad ha llegado hasta vosotros. Debe haber un solo redil, y un solo pastor. Od la voz de vuestro Pastor, mi propia voz. Venid al redil. Este mundo est observando las escenas fina-les de su historia. Pronto ser testigo de sucesos tremendos que