semanario subsidio para pentecostes

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CelebracionesLiturgia cristianaPentecostes

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  • VIGILIA DE PENTECOSTS2015

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B2

    1. SABIDURA

    Iniciamos hoy un ciclo de catequesis sobre los dones del Espritu Santo. Vosotros sabis que el Espritu Santo constituye el alma, la savia vital de la Iglesia y de cada cristiano: es el Amor de Dios que hace de nuestro corazn su morada y entra en comunin con nosotros. El Espritu Santo est siempre con nosotros, siempre est en nosotros, en nuestro corazn.

    El Espritu mismo es el don de Dios por excelencia (cf. Jn 4, 10), es un regalo de Dios, y, a su vez, comunica diversos dones espirituales a quien lo acoge. La Iglesia enumera siete, nmero que simblicamente significa plenitud, totalidad; son los que se aprenden cuando uno se prepara al sacramento de la Confirmacin y que invocamos en la antigua oracin llamada Secuencia del Espritu Santo. Los dones del Espritu Santo son: sabidura, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.

    El primer don del Espritu Santo, segn esta lista, es, por lo tanto, la sabidura. Pero no se trata sencillamente de la sabidura humana, que es fruto del conocimiento y de la experiencia. En la Biblia se cuenta que Salomn, en el momento de su coronacin como rey de Israel, haba pedido el don de la sabidura (cf. 1 Re 3, 9). Y la sabidura es

    precisamente esto: es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios. Es sencillamente esto: es ver el mundo, ver las situaciones, las ocasiones, los problemas, todo, con los ojos de Dios. Esta es la sabidura. Algunas veces vemos las cosas segn nuestro gusto o segn la situacin de nuestro corazn, con amor o con odio, con envidia... No, esto no es el ojo de Dios. La sabidura es lo que obra el Espritu Santo en nosotros a fin de que veamos todas las cosas con los ojos de Dios. Este es el don de la sabidura.

    Y obviamente esto deriva de la intimidad con Dios, de la relacin ntima que nosotros tenemos con Dios, de la relacin de hijos con el Padre. Y el Espritu Santo, cuando tenemos esta relacin, nos da el don de la sabidura. Cuando estamos en comunin con el Seor, el Espritu Santo es como si transfigurara nuestro corazn y le hiciera percibir todo su calor y su predileccin.

    El Espritu Santo, entonces, hace sabio al cristiano. Esto, sin embargo, no en el sentido de que tiene una respuesta para cada cosa, que lo sabe todo, sino en el sentido de que sabe de Dios, sabe cmo acta Dios, conoce cundo una cosa es de Dios y cundo no es de Dios; tiene esta sabidura que Dios da a nuestro corazn. El corazn del hombre sabio en este sentido tiene el gusto

    y el sabor de Dios. Y cun importante es que en nuestras comunidades haya cristianos as! Todo en ellos habla de Dios y se convierte en un signo hermoso y vivo de su presencia y de su amor. Y esto es algo que no podemos improvisar, que no podemos conseguir por nosotros mismos: es un don que Dios da a quienes son dciles al Espritu Santo. Dentro de nosotros, en nuestro corazn, tenemos al Espritu Santo; podemos escucharlo, podemos no escucharlo. Si escuchamos al Espritu Santo, l nos ensea esta senda de la sabidura, nos regala la sabidura que consiste en ver con los ojos de Dios, escuchar con los odos de Dios, amar con el corazn de Dios, juzgar las cosas con el juicio de Dios. Esta es la sabidura que nos regala el Espritu Santo, y todos nosotros podemos poseerla. Solo tenemos que pedirla al Espritu Santo.

    Pensad en una mam, en su casa, con los nios, que cuando uno hace una cosa el otro maquina otra, y la pobre mam va de una parte a otra, con los problemas de los nios. Y cuando las madres se cansan y gritan a los nios, eso es sabidura? Gritar a los nios os pregunto es sabidura? Qu decs vosotros: es sabidura o no? No! En cambio, cuando la mam toma al nio y le rie dulcemente y le dice: Esto no se hace, por esto..., y le explica con mucha

    Catequesis Los siete Dones DeL espritu santopapa franCisCo

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B 3

    paciencia, esto es sabidura de Dios? S! Es lo que nos da el Espritu Santo en la vida. Luego, en el matrimonio, por ejemplo, los dos esposos el esposo y la esposa rien, y luego no se miran o, si se miran, se miran con la cara torcida: esto es sabidura de Dios? No! En cambio, si dice: Bah, pas la tormenta, hagamos las paces, y recomienzan a ir hacia adelante en paz: esto es sabidura? [la gente: S!] He aqu, este es el don de la sabidura. Que venga a casa, que venga con los nios, que venga con todos nosotros.

    Y esto no se aprende: esto es un regalo del Espritu Santo. Por ello, debemos pedir al Seor que nos d el Espritu Santo y que nos d el don de la sabidura, de esa sabidura de Dios que nos ensea a mirar con los ojos de Dios, a sentir con el corazn de Dios, a hablar con las palabras de Dios. Y as, con esta sabidura, sigamos adelante, construyamos la familia, construyamos la Iglesia, y todos nos santificamos. Pidamos hoy la gracia de la sabidura. Y pidmosla a la Virgen, que es la Sede de la sabidura, de este don: que Ella nos alcance esta gracia. Gracias!

    2. ENTENDIMIENTO

    Despus de reflexionar sobre la sabidura, como el primero de los siete dones del Espritu Santo, hoy quiero centrar la atencin en el segundo don, es decir, el entendimiento. No se trata aqu de la inteligencia humana, de la capacidad intelectual de la que podemos estar ms o menos dotados. Es, en cambio, una gracia que solo el Espritu Santo puede infundir y que suscita en el cristiano la capacidad de ir ms all del aspecto externo de la realidad y escrutar las profundidades del pensamiento de Dios y de su designio de salvacin.

    El apstol Pablo, dirigindose a la comunidad de Corinto, describe bien los efectos de este don es decir, lo que hace el don de entendimiento en nosotros, y Pablo dice esto: Ni el ojo vio, ni el odo oy, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman. Y Dios nos lo ha revelado por el Espritu (1 Co 2, 9-10). Esto, obviamente, no significa que un cristiano pueda comprender cada cosa y tener un conocimiento pleno de los designios de Dios: todo esto permanece en la espera de manifestarse en toda su transparencia cuando nos encontremos ante Dios y seamos de verdad una cosa sola con l. Sin embargo, como sugiere la palabra misma, el entendimiento permite intus legere, es decir, leer dentro: este don nos hace comprender las cosas como las comprende Dios, con el entendimiento de Dios. Porque uno puede

    entender una situacin con la inteligencia humana, con prudencia, y est bien. Pero comprender una situacin en profundidad, como la entiende Dios, es el efecto de este don. Y Jess quiso enviarnos al Espritu Santo para que nosotros tengamos este don, para que todos nosotros podamos comprender las cosas como las comprende Dios, con la inteligencia de Dios. Es un hermoso regalo que el Seor nos ha hecho a todos nosotros. Es el don con el cual el Espritu Santo nos introduce en la intimidad con Dios y nos hace partcipes del designio de amor que l tiene con nosotros.

    Est claro entonces que el don de entendimiento est estrechamente relacionado con la fe. Cuando el Espritu Santo habita en nuestro corazn e ilumina nuestra mente, nos hace crecer da a da en la comprensin de lo que el Seor ha dicho y ha realizado. Jess mismo dijo a sus discpulos: yo os enviar al Espritu Santo y l os har comprender todo lo que yo os he enseado. Comprender las enseanzas de Jess, comprender su Palabra, comprender el Evangelio, comprender la Palabra de Dios. Uno puede leer el Evangelio y entender algo, pero si leemos el Evangelio con este don del Espritu Santo podemos comprender la profundidad de las palabras de Dios. Y este es un gran don, un gran don que todos nosotros debemos pedir y pedir juntos: Danos, Seor, el don de entendimiento.

    Hay un episodio del Evangelio

    Y la sabidura es precisamente esto:

    es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B4

    de Lucas que expresa muy bien la profundidad y la fuerza de este don. Tras asistir a la muerte en cruz y a la sepultura de Jess, dos de sus discpulos, desilusionados y acongojados, se marcharon de Jerusaln y regresaron a su pueblo de nombre Emas. Mientras iban de camino, Jess resucitado se acerc y comenz a hablar con ellos, pero sus ojos, velados por la tristeza y la desesperacin, no fueron capaces de reconocerlo. Jess caminaba con ellos, pero ellos estaban tan tristes, tan desesperados, que no lo reconocieron. Sin embargo, cuando el Seor les explic las Escrituras para que comprendieran que l deba sufrir y morir para luego resucitar, sus mentes se abrieron y en sus corazones se volvi a encender la esperanza (cf.Lc 24, 13-27). Esto es lo que hace el Espritu Santo con nosotros: nos abre la mente, nos abre para comprender mejor, para entender mejor las cosas de Dios, las cosas humanas, las situaciones, todas las cosas. Es importante el don de entendimiento para nuestra vida cristiana. Pidmoslo al Seor, que nos d, que nos d a todos nosotros este don para comprender, como comprende l, las cosas que suceden y para comprender, sobre todo, la Palabra de Dios en el Evangelio. Gracias.

    3. CONSEJO

    Hemos escuchado en la lectura del pasaje del libro de los Salmos que dice: El Seor me aconseja, hasta de noche me instruye internamente (cf. Sal 16, 7). Y este es otro don del Espritu Santo: el don de consejo. Sabemos cun importante es, en los momentos ms delicados, poder contar con las sugerencias de personas sabias y que nos quieren. Ahora, a travs del don de consejo, es Dios mismo, con su Espritu, quien ilumina nuestro corazn, de tal forma que nos hace comprender el modo justo de hablar y de comportarse; y el camino a seguir. Pero cmo acta este don en nosotros?

    En el momento en el que lo acogemos y lo albergamos en nuestro corazn, el Espritu Santo comienza inmediatamente a hacernos sensibles a su voz y a orientar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones segn el corazn de Dios. Al mismo tiempo, nos conduce cada vez ms a dirigir nuestra mirada interior hacia Jess, como modelo de nuestro modo de actuar y de relacionarnos con Dios Padre y con los hermanos. El consejo, pues, es el don con el cual el Espritu Santo capacita a nuestra conciencia para hacer una opcin concreta en comunin con Dios, segn la lgica de Jess y de su Evangelio. De este modo, el Espritu nos hace crecer interiormente, nos hace crecer positivamente, nos hace crecer en la comunidad y nos ayuda a

    no caer en manos del egosmo y del propio modo de ver las cosas. As el Espritu nos ayuda a crecer y tambin a vivir en comunidad. La condicin esencial para conservar este don es la oracin. Volvemos siempre al mismo tema: la oracin! Es muy importante la oracin. Rezar con las oraciones que todos sabemos desde que ramos nios, pero tambin rezar con nuestras palabras. Decir al Seor: Seor, aydame, aconsjame, qu debo hacer ahora?. Y con la oracin hacemos espacio, a fin de que el Espritu venga y nos ayude en ese momento, nos aconseje sobre lo que todos debemos hacer. La oracin! Jams olvidar la oracin. Jams! Nadie, nadie, se da cuenta cuando rezamos en el autobs, por la calle: rezamos en silencio con el corazn. Aprovechamos esos momentos para rezar, orar para que el Espritu nos d el don de consejo.

    En la intimidad con Dios y en la escucha de su Palabra, poco a poco, dejamos a un lado nuestra lgica personal, impuesta la mayora de las veces por nuestras cerrazones, nuestros prejuicios y nuestras ambiciones, y aprendemos, en cambio, a preguntar al Seor: cul es tu deseo?, cul es tu voluntad?, qu te gusta a ti? De este modo madura en nosotros una sintona profunda, casi connatural en el Espritu y se experimenta cun verdaderas son las palabras de Jess que nos presenta el Evangelio de Mateo: No os preocupis de lo que vais a decir o de cmo lo

    Cuando el Espritu Santo habita en nuestro corazn e ilumina nuestra mente, nos hace crecer da a da en la comprensin de lo

    que el Seor ha dicho y ha realizado

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B 5

    diris: en aquel momento se os sugerir lo que tenis que decir, porque no seris vosotros los que hablis, sino que el Espritu de vuestro Padre hablar por vosotros (Mt 10, 19-20). Es el Espritu quien nos aconseja, pero nosotros debemos dejar espacio al Espritu, para que nos pueda aconsejar. Y dejar espacio es rezar, rezar para que l venga y nos ayude siempre.

    Como todos los dems dones del Espritu, tambin el de consejo constituye un tesoro para toda la comunidad cristiana. El Seor no nos habla solo en la intimidad del corazn, nos habla s, pero no solo all, sino que nos habla tambin a travs de la voz y el testimonio de los hermanos. Es verdaderamente un don grande poder encontrar hombres y mujeres de fe que, sobre todo en los momentos ms complicados e importantes de nuestra vida, nos ayudan a iluminar nuestro corazn y a reconocer la voluntad del Seor.

    Recuerdo una vez en el santuario de Lujn, yo estaba en el confesonario, delante del cual haba una larga fila. Haba tambin un muchacho todo moderno, con los aretes, los tatuajes, todas estas cosas... Y vino para decirme lo que le suceda. Era un problema grande, difcil. Y me dijo: yo le he contado todo esto a mi mam, y mi mam me ha dicho: dirgete a la Virgen y ella te dir lo que debes hacer. He aqu a una mujer que tena el don de consejo. No saba cmo salir del problema del hijo, pero indic el camino justo: dirgete

    a la Virgen y ella te dir. Esto es el don de consejo. Esa mujer humilde, sencilla, dio a su hijo el consejo ms verdadero. En efecto, este muchacho me dijo: he mirado a la Virgen y he sentido que tengo que hacer esto, esto y esto... Yo no tuve que hablar, ya lo haban dicho todo su mam y el muchacho mismo. Esto es el don de consejo. Vosotras, mams, que tenis este don, pedidlo para vuestros hijos: el don de aconsejar a los hijos es un don de Dios.

    Queridos amigos, el Salmo 16, que hemos escuchado, nos invita a rezar con estas palabras: Bendecir al Seor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Seor, con l a mi derecha no vacilar (vv. 7-8). Que el Espritu infunda siempre en nuestro corazn esta certeza y nos colme de su consolacin y de su paz. Pedid siempre el don de consejo.

    En el momento en el que lo acogemos y lo albergamos en nuestro

    corazn, el Espritu Santo comienza inmediatamente a hacernos sensibles

    a su voz y a orientar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos

    y nuestras intenciones segn el corazn de Dios.

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B6

    4. FORTALEZA

    En las catequesis precedentes hemos reflexionado sobre los tres primeros dones del Espritu Santo: sabidura, inteligencia y consejo. Hoy pensemos en lo que hace el Seor: l viene siempre a sostenernos en nuestra debilidad y esto lo hace con un don especial: el don de fortaleza.

    Hay una parbola, relatada por Jess, que nos ayuda a captar la importancia de este don. Un sembrador sali a sembrar; sin embargo, no toda la semilla que esparci dio fruto. Lo que cay al borde del camino se lo comieron los pjaros; lo que cay en terreno pedregoso o entre abrojos brot, pero inmediatamente lo abras el sol o lo ahogaron las espinas. Solo lo que cay en terreno bueno creci y dio fruto (cf. Mc 4, 3-9; Mt 13, 3-9; Lc 8, 4-8). Como Jess mismo explica a sus discpulos, este sembrador representa al Padre, que esparce abundantemente la semilla de su Palabra. La semilla, sin embargo, se encuentra a menudo con la aridez de nuestro corazn, e incluso cuando es acogida corre el riesgo de permanecer estril. Con el don de fortaleza, en cambio, el Espritu Santo libera el terreno de nuestro corazn, lo libera de la tibieza, de las incertidumbres y de todos los temores que pueden frenarlo, de modo que la Palabra del Seor se ponga en prctica, de manera autntica y gozosa. Es una gran ayuda este don de fortaleza, nos da fuerza y nos libera tambin de muchos impedimentos.

    Hay tambin momentos difciles y situaciones extremas en las que el don de fortaleza se manifiesta de modo extraordinario, ejemplar. Es el caso de quienes deben afrontar experiencias particularmente duras y dolorosas, que revolucionan su vida y la de sus seres queridos. La Iglesia resplandece por el testimonio de numerosos hermanos y hermanas que no dudaron en entregar la propia vida, con tal de permanecer fieles al Seor y a su Evangelio. Tambin hoy no faltan cristianos que en muchas partes del mundo siguen celebrando y testimoniando su fe, con profunda conviccin y serenidad, y resisten incluso cuando saben que ello puede comportar un precio muy alto. Tambin nosotros, todos nosotros, conocemos gente que ha vivido situaciones difciles, numerosos dolores. Pero, pensemos en esos hombres, en esas mujeres que tienen una vida difcil, que luchan por sacar adelante la familia, educar a los hijos: hacen todo esto porque est el espritu de fortaleza que les ayuda. Cuntos hombres y mujeres nosotros no conocemos sus nombres que honran a nuestro pueblo, honran a nuestra Iglesia, porque son fuertes: fuertes al llevar adelante su vida, su familia, su trabajo, su fe. Estos hermanos y hermanas nuestros son santos, santos en la cotidianidad, santos ocultos en medio de nosotros: tienen el don de fortaleza para llevar adelante su deber de personas, de padres, de madres, de hermanos, de hermanas, de ciudadanos. Son muchos!

    Demos gracias al Seor por estos cristianos que viven una santidad oculta: es el Espritu Santo que tienen dentro quien les conduce. Y nos har bien pensar en esta gente: si ellos hacen todo esto, si ellos pueden hacerlo, por qu yo no? Y nos har bien tambin pedir al Seor que nos d el don de fortaleza.

    No hay que pensar que el don de fortaleza es necesario solo en algunas ocasiones o situaciones especiales. Este don debe constituir la nota de fondo de nuestro ser cristianos, en el ritmo ordinario de nuestra vida cotidiana. Como he dicho, todos los das de la vida cotidiana debemos ser fuertes, necesitamos esta fortaleza para llevar adelante nuestra vida, nuestra familia, nuestra fe. El apstol Pablo dijo una frase que nos har bien escuchar: Todo lo puedo en Aquel que me conforta (Flp 4, 13). Cuando afrontamos la vida ordinaria, cuando llegan las dificultades, recordemos esto: Todo lo puedo en Aquel que me da la fuerza. El Seor da la fuerza, siempre, no permite que nos falte. El Seor no nos prueba ms de lo que nosotros podemos tolerar. l est siempre con nosotros. Todo lo puedo en Aquel que me conforta.

    Queridos amigos, a veces podemos ser tentados de dejarnos llevar por la pereza o, peor an, por el desaliento, sobre todo ante las fatigas y las pruebas de la vida. En estos casos, no nos desanimemos, invoquemos al Espritu Santo,

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B 7

    para que con el don de fortaleza dirija nuestro corazn y comunique nueva fuerza y entusiasmo a nuestra vida y a nuestro seguimiento de Jess.

    5. CIENCIA

    Hoy quisiera poner de relieve otro don del Espritu Santo: el don de ciencia. Cuando se habla de ciencia, el pensamiento se dirige inmediatamente a la capacidad del hombre de conocer cada vez mejor la realidad que lo rodea y descubrir las leyes que rigen la naturaleza y el universo. La ciencia que viene del Espritu Santo, sin embargo, no se limita al conocimiento humano: es un don especial, que nos lleva a captar, a travs de la creacin, la grandeza y el amor de Dios y su relacin profunda con cada creatura.

    Cuando nuestros ojos son iluminados por el Espritu, se abren a la contemplacin de Dios, en la belleza de la naturaleza y la grandiosidad del cosmos, y nos llevan a descubrir cmo cada cosa nos habla de l y de su amor. Todo esto suscita en nosotros gran estupor y un profundo sentido de gratitud. Es la sensacin que experimentamos tambin cuando admiramos una obra de arte o cualquier maravilla que es fruto del ingenio y de la creatividad del hombre: ante todo esto el Espritu nos conduce a alabar al Seor desde lo profundo de nuestro corazn y a reconocer, en todo lo que tenemos y somos, un don inestimable de Dios y un signo de su infinito amor por nosotros.

    En el primer captulo del Gnesis, precisamente al inicio de toda la Biblia, se pone de relieve que Dios se complace

    de su creacin, subrayando repetidamente la belleza y la bondad de cada cosa. Al trmino de cada jornada, est escrito: Y vio Dios que era bueno (1, 12.18.21.25): si Dios ve que la creacin es una cosa buena, es algo hermoso, tambin nosotros debemos asumir esta actitud y ver que la creacin es algo bueno y hermoso. He aqu el don de ciencia que nos hace ver esta belleza; por lo tanto, alabemos a Dios, dmosle gracias por habernos dado tanta belleza. Y cuando Dios termin de crear al hombre no dijo vio que era bueno, sino que dijo que era muy bueno (v. 31). A los ojos de Dios nosotros somos la cosa ms hermosa, ms grande, ms buena de la creacin: incluso los ngeles estn por debajo de nosotros, somos ms que los ngeles, como hemos escuchado en el libro de los Salmos. El Seor nos quiere mucho. Debemos darle gracias por esto. El don de ciencia nos pone en profunda sintona con el Creador y nos hace participar en la limpidez de su mirada y de su juicio. Y en esta perspectiva logramos ver en el hombre y en la mujer el vrtice de la creacin, como realizacin de un designio de amor que est impreso en cada uno de nosotros y que hace que nos reconozcamos como hermanos y hermanas.

    Todo esto es motivo de serenidad y de paz, y hace del cristiano un testigo gozoso de Dios, siguiendo las huellas de san Francisco de Ass y de muchos santos que supieron alabar y cantar su amor a

    Con el don de fortaleza, en

    cambio, el Espritu Santo libera el

    terreno de nuestro corazn, lo libera de la tibieza, de

    las incertidumbres y de todos los

    temores que pueden frenarlo, de modo que la Palabra del Seor se ponga en

    prctica

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B8

    travs de la contemplacin de la creacin. Al mismo tiempo, el don de ciencia nos ayuda a no caer en algunas actitudes excesivas o equivocadas. La primera la constituye el riesgo de considerarnos dueos de la creacin. La creacin no es una propiedad, de la cual podemos disponer a nuestro gusto; ni, mucho menos, es una propiedad solo de algunos, de pocos: la creacin es un don, es un don maravilloso que Dios nos ha dado para que cuidemos de l y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con gran respeto y gratitud. La segunda actitud errnea est representada por la tentacin de detenernos en las creaturas, como si estas pudiesen dar respuesta a todas nuestras expectativas. Con el don de ciencia, el Espritu nos ayuda a no caer en este error.

    Pero quisiera volver a la primera va equivocada: disponer de la creacin en lugar de custodiarla. Debemos custodiar la creacin porque es un don que el Seor nos ha dado, es el regalo de Dios a nosotros; nosotros somos custodios de la creacin. Cuando explotamos la creacin, destruimos el signo del amor de Dios. Destruir la creacin es decir a Dios: no me gusta. Y esto no es bueno: he aqu el pecado.

    El cuidado de la creacin es precisamente la custodia del don de Dios y es decir a Dios: Gracias, yo soy el custodio de la creacin para hacerla progresar, jams para destruir tu don. Esta debe ser nuestra actitud respecto a la creacin:

    custodiarla, porque si nosotros destruimos la creacin, la creacin nos destruir. No olvidis esto. Una vez estaba en el campo y escuch un dicho de una persona sencilla, a la que le gustaban mucho las flores y las cuidaba. Me dijo: Debemos cuidar estas cosas hermosas que Dios nos ha dado; la creacin es para nosotros a fin de que la aprovechemos bien; no explotarla, sino custodiarla, porque Dios perdona siempre, nosotros los hombres perdonamos algunas veces, pero la creacin no perdona nunca, y si t no la cuidas ella te destruir.

    Esto debe hacernos pensar y debe hacernos pedir al Espritu Santo el don de ciencia para comprender bien que la creacin es el regalo ms hermoso de Dios. l hizo muchas cosas buenas para la cosa mejor que es la persona humana.

    6. PIEDAD

    Hoy queremos detenernos en un don del Espritu Santo que muchas veces se entiende mal o se considera de manera superficial, y, en cambio, toca el corazn de nuestra identidad y nuestra vida cristiana: se trata del don de piedad.

    Es necesario aclarar inmediatamente que este don no se identifica con el tener compasin de alguien, tener piedad del prjimo, sino que indica nuestra pertenencia a Dios y nuestro vnculo profundo con l, un vnculo que da sentido a toda nuestra vida y que nos mantiene firmes, en comunin con l, incluso en los momentos ms difciles y tormentosos.

    Este vnculo con el Seor no se debe entender como un deber o una imposicin. Es un vnculo que viene desde dentro. Se trata de una relacin vivida con el corazn: es nuestra amistad con Dios, que nos dona Jess, una amistad que cambia nuestra vida y nos llena de entusiasmo, de alegra. Por ello, ante todo, el don de piedad suscita en nosotros la gratitud y la alabanza. Es esto, en efecto, el motivo y el sentido ms autntico de nuestro culto y de nuestra adoracin. Cuando el Espritu Santo nos hace percibir la presencia del Seor y todo su amor por nosotros, nos caldea el corazn y nos mueve casi naturalmente a la oracin y a la celebracin. Piedad, por lo tanto, es sinnimo de autntico espritu religioso, de confianza filial con Dios, de esa capacidad

    He aqu el don de ciencia que

    nos hace ver esta belleza; por lo tanto,

    alabemos a Dios, dmosle gracias

    por habernos dado tanta belleza.

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B 9

    de dirigirnos a l con amor y sencillez, que es propia de las personas humildes de corazn.

    Si el don de piedad nos hace crecer en la relacin y en la comunin con Dios y nos lleva a vivir como hijos suyos, al mismo tiempo nos ayuda a volcar este amor tambin en los dems y a reconocerlos como hermanos. Y entonces s que seremos movidos por sentimientos de piedad no de pietismo! respecto a quien est a nuestro lado y de aquellos que encontramos cada da. Por qu digo no de pietismo? Porque algunos piensan que tener piedad es cerrar los ojos, poner cara de estampa, aparentar ser como un santo. En piamonts decimos: hacer la mugna quacia. Esto no es el don de piedad. El don de piedad significa ser verdaderamente capaces de gozar con quien experimenta alegra, llorar con quien llora, estar cerca de quien est solo o angustiado, corregir a quien est en el error, consolar a quien est afligido, acoger y socorrer a quien pasa necesidad. Hay una relacin muy estrecha entre el don de piedad y la mansedumbre. El don de piedad que nos da el Espritu Santo nos hace apacibles, nos hace serenos, pacientes, en paz con Dios, al servicio de los dems con mansedumbre.

    Queridos amigos, en la Carta a los Romanos el apstol Pablo afirma: Cuantos se dejan llevar por el Espritu de Dios, esos son hijos de Dios. Pues no habis recibido un espritu

    de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habis recibido un Espritu de hijos de adopcin, en el que clamamos: Abba, Padre! (Rm 8, 14-15). Pidamos al Seor que el don de su Espritu venza nuestro temor, nuestras inseguridades, tambin nuestro espritu inquieto, impaciente, y nos convierta en testigos gozosos de Dios y de su amor, adorando al Seor en verdad y tambin en el servicio al prjimo con mansedumbre y con la sonrisa que siempre nos da el Espritu Santo en la alegra. Que el Espritu Santo nos d a todos este don de piedad.

    7. TEMOR DE DIOS

    El don del temor de Dios, del cual hablamos hoy, concluye la serie de los siete dones del Espritu Santo. No significa tener miedo de Dios: sabemos bien que Dios es Padre, y que nos ama y quiere nuestra salvacin, y siempre perdona, siempre; por lo cual no hay motivo para tener miedo de l. El temor de Dios, en cambio, es el don del Espritu que nos recuerda cun pequeos somos ante Dios y su amor, y que nuestro bien est en abandonarnos con humildad, con respeto y confianza en sus manos. Esto es el temor de Dios: el abandono en la bondad de nuestro Padre que nos quiere mucho.

    Cuando el Espritu Santo entra en nuestro corazn, nos infunde consuelo y paz, y nos lleva a sentirnos tal como somos, es decir, pequeos, con esa actitud tan recomendada por Jess en el Evangelio de quien pone todas sus preocupaciones y sus expectativas en Dios y se siente envuelto y sostenido por su calor y su proteccin, precisamente como un nio con su pap. Esto hace el Espritu Santo en nuestro corazn: nos hace sentir como nios en los brazos de nuestro pap. En este sentido, entonces, comprendemos bien cmo el temor de Dios adquiere en nosotros la forma de la docilidad, del reconocimiento y de la alabanza, llenando nuestro corazn de esperanza. Muchas veces, en efecto, no logramos captar el designio de Dios, y nos damos cuenta de que no somos

    Si el don de piedad nos hace crecer en la relacin y en la

    comunin con Dios y nos lleva a vivir como hijos suyos, al mismo tiempo

    nos ayuda a volcar este amor tambin en los dems y a

    reconocerlos como hermanos..

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B10

    capaces de asegurarnos por nosotros mismos la felicidad y la vida eterna. Sin embargo, es precisamente en la experiencia de nuestros lmites y de nuestra pobreza donde el Espritu nos conforta y nos hace percibir que la nica cosa importante es dejarnos conducir por Jess a los brazos de su Padre.

    He aqu por qu tenemos tanta necesidad de este don del Espritu Santo. El temor de Dios nos hace tomar conciencia de que todo viene de la gracia y que nuestra verdadera fuerza est nicamente en seguir al Seor Jess y en dejar que el Padre pueda derramar sobre nosotros su bondad y su misericordia. Abrir el corazn, para que la bondad y la misericordia de Dios vengan a nosotros. Esto hace el Espritu Santo con el don del temor de Dios: abre los corazones. Corazn abierto a fin de que el perdn, la misericordia, la bondad, la caricia del Padre vengan a nosotros, porque nosotros somos hijos infinitamente amados.

    Cuando estamos invadidos por el temor de Dios, entonces estamos predispuestos a seguir al Seor con humildad, docilidad y obediencia. Esto, sin embargo, no con actitud resignada y pasiva, incluso quejumbrosa, sino con el estupor y la alegra de un hijo que se ve servido y amado por el Padre. El temor de Dios, por lo tanto, no hace de nosotros cristianos tmidos, sumisos, sino que genera en nosotros valenta y fuerza. Es un don que hace de nosotros cristianos

    convencidos, entusiastas, que no permanecen sometidos al Seor por miedo, sino porque son movidos y conquistados por su amor. Ser conquistados por el amor de Dios. Y esto es algo hermoso. Dejarnos conquistar por este amor de pap, que nos quiere mucho, nos ama con todo su corazn.

    Pero, atencin, porque el don de Dios, el don del temor de Dios es tambin una alarma ante la pertinacia en el pecado. Cuando una persona vive en el mal, cuando blasfema contra Dios, cuando explota a los dems, cuando los tiraniza, cuando vive solo para el dinero, para la vanidad, o el poder, o el orgullo, entonces el santo temor de Dios nos pone en alerta: atencin! Con todo este poder, con todo este dinero, con todo tu orgullo, con toda tu vanidad, no sers feliz. Nadie puede llevar consigo al ms all ni el dinero, ni el poder, ni la vanidad, ni el orgullo. Nada! Solo podemos llevar el amor que Dios Padre nos da, las caricias de Dios, aceptadas y recibidas por nosotros con amor. Y podemos llevar lo que hemos hecho por los dems. Atencin en no poner la esperanza en el dinero, en el orgullo, en el poder, en la vanidad, porque todo esto no puede prometernos nada bueno. Pienso, por ejemplo, en las personas que tienen responsabilidad sobre otros y se dejan corromper. Pensis que una persona corrupta ser feliz en el ms all? No, todo el fruto de su corrupcin corrompi su corazn y ser difcil ir al Seor. Pienso en

    quienes viven de la trata de personas y del trabajo esclavo. Pensis que esta gente que trafica personas, que explota a las personas con el trabajo esclavo tiene en el corazn el amor de Dios? No, no tienen temor de Dios y no son felices. No lo son. Pienso en quienes fabrican armas para fomentar las guerras; pero pensad qu oficio es este. Estoy seguro de que si hago ahora la pregunta: cuntos de vosotros sois fabricantes de armas? Ninguno, ninguno. Estos fabricantes de armas no vienen a escuchar la Palabra de Dios. Estos fabrican la muerte, son mercaderes de muerte y producen mercanca de muerte. Que el temor de Dios les haga comprender que un da todo acaba y que debern rendir cuentas a Dios.

    Queridos amigos, el Salmo 34 nos hace rezar as: El afligido invoc al Seor, l lo escuch y lo salv de sus angustias. El ngel del Seor acampa en torno a quienes lo temen y los protege (vv. 7-8). Pidamos al Seor la gracia de unir nuestra voz a la de los pobres, para acoger el don del temor de Dios y poder reconocernos, juntamente con ellos, revestidos de la misericordia y del amor de Dios, que es nuestro Padre, nuestro pap. Que as sea.

    Cuando estamos invadidos por el temor

    de Dios, entonces estamos predispuestos a seguir al Seor con humildad, docilidad y

    obediencia.

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B 11

    Comentario Inicial:

    Esta solemnidad de Pentecosts es la oportunidad de sentir en nuestras vidas el fuego del Espritu Divino que nos anima a unirnos como cristianos en busca de la salvacin. Celebremos con fe esta Eucarista y avivemos en nosotros la llama del fuego del Espritu que nos impulsa a ser misioneros de Cristo.

    Comentario a las lecturas:Dejemos que, igual a como lo hizo el Espritu Santo el da de Pentecosts, la Palabra irrumpa en nuestra vida y as seamos capaces de anunciar lo que por l hemos recibido.

    Oracin de fieles

    Presidente:Hermanos, el Seor nos ha mandado su Santo Espritu para que nos acompae y gue siempre en cada una de nuestras luchas. Por eso pidmosle con fe:

    R/ Espritu Santo, ilumnanos.

    Por la Iglesia y la unin de los cristianos, para que superando toda barrera y todo obstculo, difunda siempre por el mundo entero el mensaje de amor de Jess. Oremos.

    Por los gobernantes del

    mundo y quienes tienen en sus manos el futuro de las naciones, para que guiados por ti busquen siempre con sus polticas la equidad y la justicia. Oremos.

    Por todos los que sufren, para que en sus vidas siempre sientan tu compaa que alienta y anima a todo aquel que a ti se acoge. Oremos.

    Por los llamados a la vida sacerdotal y religiosa, para que con la fuerza del Espritu respondan siempre al Seor con entrega y generosidad. Oremos.

    Por todos nosotros ac reunidos, para que recibamos y vivamos a plenitud los dones que nos concedes y los pongamos al servicio de los ms necesitados. Oremos.

    Presidente:Te pedimos que nos atiendas Espritu Santo de amor y que nos socorras en todas nuestras necesidades y luchas. Por Jesucristo Nuestro Seor.

    Comentario Final:Al terminar la Eucarista, somos enviados, al igual que los discpulos, a anunciar lo que Dios ha hecho en nosotros. Que la fuerza del Espritu Santo nos anime en nuestra misin cotidiana.

    CoMentarios para La CeLeBraCinpenteCosts 2015

    Equipo PALIA Seminario Conciliar.

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B12

    Comentario exegtico

    Nos encontramos en el contexto de la fiesta juda de las tiendas o de las chozas. Es una de las tres fiestas ms importantes para los judos. Se celebra entre los meses de septiembre y octubre. En esta fiesta se ofrecan las primicias de los frutos, sobre todo de las aceitunas y las vendimias (recoleccin de las uvas para el vino). Podemos imaginar una especie de feria donde la gente podra abastecerse de alimentos para el perodo del invierno. Durante los siete das que duraba la fiesta, la gente viva en tiendas o chozas para recordar la peregrinacin que vivi el pueblo de Israel luego de la esclavitud en Egipto.Aclarado este punto pasemos al Evangelio. Nos dice el Evangelio que Jess ha subido tambin para esta fiesta a escondidas (Cfr Jn 7,10). Podemos imaginar la peregrinacin hasta Jerusaln, el cansancio, el sudor, la necesidad de agua durante la peregrinacin y la estada en la ciudad santa. Todos han sentido sed en algn momento de su peregrinacin. Y es all donde aparece Jess, de pie en el templo afirmando que todo aquel que tenga sed venga a l y beba (Jn 7,37).

    El contexto de esta afirmacin aparece en medio de muchas

    contradicciones: Jess no quera ir a Jerusaln pero al final decide ir (Cfr Jn 7,1-14), luego aparece enseando en el templo y la gente no lo entiende (Cfr Jn 7, 25-30), algunos queran meterlo en la crcel pero no lo hacen, otros afirmarn que realmente es el profeta (Cfr Jn 7,40). Jess se encuentra en un contexto de contradicciones, a tal punto que el Evangelio llega a afirmar que la gente estaba dividida a causa de l (Jn 7,43).

    Y para acabar de enredar este asunto, Jess afirma que quien tenga sed y venga a l, de sus entraas brotarn ros de agua viva. (Cfr Jn 7, 37-38). Este era el mayor disparate: De los sedientos que acudan a l, brotarn ros de agua viva. Los santos Padres de la Iglesia nunca pudieron ponerse de acuerdo sobre quien se refera Jess con la expresin: De sus entraas brotarn ros de agua viva (Jn 7, 38b). Algunos Padres decan que Jess haca referencia a s mismo en el rbol de la cruz, al ser traspasado por la lanza del soldado (Cfr. Jn 19,34), mientras que otros Padres afirman Jess hablaba de los creyentes que recibieran el Espritu Santo, en referencia a Jn 4, 14: Porque el agua que les dar se convertir en ellos manantial que brota dando vida eterna.

    Pero en realidad, las dos posiciones no son erradas. La fuente del agua viva para los cristianos es Jess. Y a partir de Jess los cristianos nos podemos convertir en manantiales de agua viva para nuestros hermanos peregrinos que estn sedientos, al igual que ellos pueden ser manantiales de Jess para nosotros.Una palabrita en referencia a Pentecosts. Es conocido que para el Evangelista san Juan en la cruz acontece Pentecosts. De hecho en el Evangelio de hoy se afirma que El Espritu todava no haba sido dado, porque Jess an no haba sido glorificado (Jn 7,39). En su glorificacin, es decir en su cruz Jess entreg su Espritu (Jn 19, 30). Esto nos recuerda la afirmacin de los santos Padres de la Iglesia: El Espritu Santo slo se entrega a quien se entrega totalmente a Dios.

    Podemos entonces convertirnos en manantiales de agua viva slo a condicin de creer en Jess y al entregarnos como l en la cruz. Es convertirnos en canales de la gracia. Una imagen que nos puede servir son las represas. Ellas sirven para transmitir agua y energa slo a condicin de no cerrar los diques, de dejar correr en agua en ellos. Si dejamos pasar el Espritu Santo por nuestra vida, El podr liberar las fuerzas

    estuDio De La paLaBraViGiLia De penteCosts

    Pbro. Juan David Quintero MolinaVicario parroquial Parroquia Santa Ana Manrique

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B 13

    creativas que l ha puesto en cada uno de nosotros para llegar calmar la sed del corazn humano y divino.San Juan de la cruz nos dice que en la noche oscura, slo la sed nos alumbra para llegar a la fuente. En la noche de pentecosts dejmonos iluminar por la sed que pone el Espritu para encontrar la verdadera fuente de nuestras vidas que es Cristo.

    Ambiente litrgico.Las oraciones del misal propuestas para esta Vigilia de Pentecosts insisten en la necesidad de llegar a ser pueblo de Dios. Para ser pueblo de Dios no basta con estar juntos, es necesario caminar.

    Hoy tambin somos un pueblo que peregrina, un pueblo que necesita aprender a establecer lazos de amistad, que necesita saciar su sed. Hay un viejo dicho que dice: Solos podemos llegar ms rpido, juntos podemos llegar ms lejos. Tambin sabemos que sin agua no podemos llegar muy lejos, y un peligro actual que ronda nuestra gente es el individualismo. Hoy la gente quiere buscar a Dios sola, no en comunidad.

    La culminacin de los 50 das de la Pascua, debe llevarnos a una renovacin como pueblo. Vivamos en este ambiente comunitario la liturgia de este da, como pueblo congregado por el Espritu Santo, no encerrados en nuestras capacidades, sino abiertos a la diferencia.Que interesante vivir la Vigilia

    de Pentecosts que realizamos en nuestras parroquias, como una manifestacin de la unidad eclesial, no encomendando la celebracin slo a un pequeo grupo o a un slo movimiento de Iglesia sino integrndonos todos. La celebracin de preparacin para pentecosts a nivel arquidiocesano es un gesto claro de esto.

    Pistas para la homila

    El Papa Francisco insiste mucho en las imgenes para la homila. Podramos preguntarnos con qu tipo de agua queremos calmar nuestra sed: Ser el agua contaminada del dinero fcil, de la autosuficiencia? O tal vez el agua envenenada del odio y del rencor? O realmente ser el agua viva de Jess que refresca, que me hace sentir nuevo?

    Insistamos sobre la sed que existe hoy de Dios. Muchos quiere conocer a Jess, pero nosotros en lugar de acercarlos a l, cerramos el manantial de agua viva encerrndolos en nuestros prejuicios, en nuestros criterios. Hay que preguntarnos Cmo puede ser hoy la parroquia, el colegio, nuestro ministerio ser un manantial de vida?

    Nuestra ciudad necesita mucho de la reconciliacin, la Vigilia de Pentecosts es una oportunidad de ir hacia los alejados, de insistir en no encerrarnos en nosotros mismos. Una imagen que

    podemos utilizar es el agua estancada, la cual se pudre y genera todo tipo de corrupcin. Una parroquia encerrada en s misma se corrompe.

    La fiesta de pentecosts nos lleva a no tener miedo de las diferencias, la diferencia en lugar de empobrecernos nos enriquece. Si tenemos esta conviccin podremos vivir esta semana de oracin por los cristianos, como una posibilidad de vivir un testimonio de reconciliacin para un mundo dividido.

    En la noche de pentecosts

    dejmonos iluminar por la sed que pone el Espritu

    para encontrar la verdadera fuente de nuestras vidas que

    es Cristo.

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B14

    LUCERNARIO

    Se escogen siete personas, representantes de los grupos parroquiales, que irn encendiendo cada uno de los cirios en la medida que el Presidente de la Asamblea lo va indicando al entregarle la Luz del Cirio Pascual.Se propone el siguiente esquema, que se puede adaptar a la realidad de cada parroquia.Canto de entrada (ven Espritu, Enva Seor tu Espritu, oh Seor enva tu Espritu, etc.)

    El Comentador:El tiempo de Pascua que hemos celebrado durante cincuenta das concluye con la conmemoracin festiva de la efusin del Espritu Santo sobre los Apstoles, con l los discpulos de Jess recibieron la fuerza que los impuls a dar los primeros pasos de la Iglesia, iniciando as su misin en el mundo: evangelizar en toda lengua a todo pueblo y nacin.Es la Hora de que cada uno manifieste que hemos recibido una vocacin que parte del llamado al servicio a los dems, aportando alegra a la construccin de la comunidad.Por eso celebrar pentecosts, es entender que estamos en una escuela de fe que nos renueva en la esperanza, anuncio gozoso de la verdad que nos hace familia de Dios, fiesta de la comunidad

    soLeMne ViGiLia De penteCostsarquiDiCesis De MeDeLLn, en La uniDaD DeL espritu santo

    enriquecida con los dones y carismas del Espritu Santo, cuya primera y gloriosa efusin lanz a la Iglesia a una misin que nunca acaba, y que nos hace a todos discpulos.Ahora encenderemos las luces que nos hablan de los siete dones del Espritu Santo y que estarn representados en los distintos miembros de la comunidad parroquial, haremos especial nfasis en la unidad de la Iglesia, cimentada en Cristo y llevada a cabo por el Espritu en cada comunidad particular, como una imagen viva de la Iglesia:

    LOS DONES DEL ESPRITU SANTO

    DON DE SABIDURA

    Dos personas del grupo de los Proclamadores de la Palabra, reciben del celebrante la luz que es tomada del cirio pascual, posteriormente el celebrante har la siguiente oracin: El Celebrante:Dios de amor, reciban tu luz los Hijos, que acogiendo la formacin de sus padres puedan fortalecer su camino de fe. Con ellos te decimos: reglanos la Sabidura, haz que aprendamos a saborear los secretos de tu amor y a vivir en santidad.Todos responden: DANOS SEOR LA SABIDURA.Luego los dos Proclamadores

    de la Palabra pasan a encender el cirio marcado con el don de Sabidura mientras se hace un canto.

    DON DE CONSEJO

    Dos personas del grupo de Catequistas, reciben del celebrante la luz que es tomada del cirio pascual, posteriormente el celebrante har la siguiente oracin: El Celebrante:Dios de amor, reciban tu luz los Padres, que con su ejemplo den testimonio en su familia de los prodigios de tu amor. Danos, Dios de amor, el don del Consejo, as acompaaremos a nuestros Padres de familia para que se dejen conducir por el camino de la santidad.Todos responden: DANOS SEOR EL CONSEJO.La dos personas del grupo de Catequistas pasan a encender el cirio marcado con el don de Consejo mientras se hace un canto.

    DON DE CIENCIA

    Dos personas del grupo del grupo de Parejas reciben del celebrante la luz que es tomada del cirio pascual, posteriormente el celebrante har la siguiente oracin:El Celebrante:Dios de amor, reciban tu luz nuestras madres, valerosas mensajeras de tu evangelio,

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B 15

    formadoras de la fe. Con ellas te decimos: Danos, Dios de amor, el don de la Ciencia, para que ilustrados en los valores de la fe verdadera, sepamos guardar en el corazn tus enseanzas que superan todo saber.Todos responden: DANOS SEOR LA CIENCIA.Las dos personas del grupo de Parejas pasan a encender el cirio marcado con el don de Ciencia mientras se hace un canto.

    DON DE FORTALEZA

    Dos personas del grupo de Jvenes reciben del celebrante la luz que es tomada del cirio pascual, posteriormente el celebrante har la siguiente oracin:El Celebrante:Dios fiel, reciban tu luz las religiosas que llevan tu consuelo y la alegra de ser testigos de tu presencia. Con ellas te decimos: Danos, Dios de amor, la Fortaleza que de ti procede, para caminar por tus sendas, para vivir en tu amor, fortalecidos por tu gracia, capaces de dar aliento y paz a los que sufren.Todos responden: DANOS SEOR LA FORTALEZA.Las dos personas del grupo de los Jvenes pasan a encender el cirio marcado con el don de Fortaleza mientras se hace un canto.

    DON DE ENTENDIMIENTODos personas del grupo de la Pastoral de la Salud reciben del celebrante la luz que es tomada del cirio pascual,

    posteriormente el celebrante har la siguiente oracin:El Celebrante:Dios de la vida, Reciban tu luz los novios, para que con la ayuda del Espritu disciernan el camino que los conduzca a la felicidad. Con ellos te decimos: Danos, Dios de amor, el don del Entendimiento, que nuestra inteligencia, iluminada por el esplendor de la verdad, construya la vida y transforme el mundo con tu amor.Todos responden: DANOS SEOR EL ENTENDIMIENTO.Las dos personas del grupo de la Pastoral de la Salud pasan a encender el cirio marcado con el don de Entendimiento mientras se hace un canto.

    DON DE PIEDAD

    Dos personas de los grupos de oracin y mariano reciben del celebrante la luz que es tomada del cirio pascual, posteriormente el celebrante har la siguiente oracin:El Celebrante:Dios Santo, reciba tu luz los abuelos, quienes han desgastado su vida por construir la verdadera familia, basado en los valores cristianos. Dentro de su hogar son ejemplo de constancia y perseverancia en el buen obrar. Sean llenos de Piedad y amor profundo, ayudando a la consolidacin de su familia en el amor de Dios. Danos la capacidad de entenderlos, acogerlos y hacerles sentir que sus vidas son un tesoro en la sociedad.Todos responden: DANOS SEOR LA PIEDAD.Las dos personas de los grupos

    de oracin y mariano pasan a encender el cirio marcado con el don de Piedad mientras se hace un canto.

    DON DE TEMOR DE DIOS

    Dos personas de los grupos de Servidores del Altar y Ministros extraordinarios de la Comunin reciben del celebrante la luz que es tomada del cirio pascual, posteriormente el celebrante har la siguiente oracin:El Celebrante:Dios fiel, recibimos la luz los sacerdotes de esta familia santa. Somos por vocacin los llamados a animar y acompaar el camino de fe de tu pueblo. Hoy te decimos: Danos, Dios de amor, la gracia de tu Santo Temor, el propsito de nunca ofenderte, la voluntad de seguir tus mandamientos, el firme deseo de ser fieles a tu voluntad.Todos responden: DANOS SEOR TU SANTO TEMOR.Las dos personas de los grupos de Servidores del Altar y Ministros extraordinarios de la Comunin pasan a encender el cirio marcado con el don de Temor de Dios mientras se hace un canto.Culminado el lucernario, se prosigue con la celebracin de la Eucarista.

    CELEBRACIN DE LA EUCARISTA

    Comentario inicial:Hoy nosotros, unidos en la misma esperanza, ofrecemos esta eucarista para pedir una

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B16

    vez ms la efusin del Espritu Santo, para acoger sus dones y sus frutos, para suplicar su presencia en cada una de nuestras vidas. Pedimos de manera especial al Seor que enve los siete dones de su Santo Espritu sobre las familias y sobre los consagrados a la vida religiosa.

    Por eso, pongmonos en la presencia del Seor, invoquemos su gracia y su amor pidiendo los dones del Espritu, de modo que, ilumine y acompae nuestra vida. El Celebrante:En el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo.R. Amn.El Celebrante:La gracia y la paz de nuestro Seor Jesucristo, el amor del Padre y la comunin del Espritu Santo estn con Ustedes.R. Y con tu Espritu.Iniciemos nuestra celebracin pidiendo la gracia del perdn.

    T que elevado a la diestra del Padre nos has donado el Espritu Santo. Seor, ten piedad.

    T que con fuerza de la Cruz atraes a todos hacia a ti. Cristo, ten piedad.

    T que resucitaste de entre los muertos para abrirnos las puertas del cielo. Seor, ten piedad.

    El Celebrante:Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.R. Amn.

    LITURGIA DE LA PALABRA

    Comentario a la liturgia de la PalabraVamos a acoger la Palabra que el Espritu Divino imprimi en el alma de los profetas, del salmista y del Apstol. Pidamos que abra nuestro corazn a este don maravilloso y nos d, la capacidad de comprender con el alma lo que Dios nos quiere revelar.

    Se trae procesionalmente a la sede el libro de las Lecturas y se entrega al que preside, quien a su vez lo entrega a los que van a proclamar las lecturas indicadas para la misa de la vigilia y que son seguidas con las oraciones que el Misal Romano propone y que se indican a continuacin.

    PRIMERA LECTURA

    Se proclama la Lectura con su salmoLectura del libro del Gnesis 11,1-9.Toda la tierra hablaba la misma lengua con las mismas palabras. Al emigrar (el hombre) de oriente, encontraron una llanura en el pas de Sanar y se establecieron all. Y se dijeron unos a otros: Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos.Emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrn en vez de cemento. Y dijeron: Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra. El Seor baj a ver

    la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres; y se dijo: Son un solo pueblo con una sola lengua. Si esto no es ms que el comienzo de su actividad, nada de lo que decidan hacer les resultar imposible. Voy a bajar y a confundir su lengua, de modo que uno no entienda la lengua del prjimo. El Seor los dispers por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad. Por eso se llama Babel, porque all confundi el Seor la lengua de toda la tierra, y desde all los dispers por la superficie de la tierra.Palabra de Dios.

    Salmo Responsorial (Salmo 112)R. Alabado sea el nombre de DiosAlabad, siervos del Seor,Alabad el nombre del Seor.Bendito sea el nombre del Seor,Ahora y por siempreDe la salida del sol hasta su ocaso,Alabado sea el nombre del Seor.El Seor se eleva sobre todos los pueblos,Su gloria sobre los cielos.

    Quin como el Seor, Dios nuestro,Que se eleva en su tronoY se abaja para mirarAl cielo y a la tierra?

    Levanta del polvo al desvalido,Alza de la basura al pobre,Para sentarlo con los prncipes,Los prncipes de su pueblo;

    A la estril le da un puesto en

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B 17

    la casa, Como madre feliz de hijos.

    El Celebrante:

    Oremos.Dios de amor, que en esta noche nos concedes acoger tu Espritu de amor, haz que la Iglesia extendida de uno a otro confn de la tierra, sea en medio del mundo dividido por odios y discordias, instrumento de tu paz y vnculo de amor para todos los pueblos.Por nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.R. Amn.

    SEGUNDA LECTURA

    Se proclama la Lectura con su salmoLectura de la profeca de Joel 3, 1-5.As dice el Seor:

    Derramar mi Espritu sobre toda carne: profetizarn vuestros hijos e hijas, vuestros ancianos soarn sueos, vuestros jvenes vern visiones.Tambin sobre mis siervos y siervas derramar mi Espritu aquel da.Har prodigios en cielo y tierra: sangre, fuego, columnas de humo. El sol se entenebrecer, la luna se pondr como sangre, antes de que llegue el da el Seor, grande y terrible.Cuantos invoquen el nombre del Seor se salvarn. Porque en el monte de Sin y en Jerusaln quedar un resto;

    como lo ha prometido el Seor a los supervivientes que l llam.

    Palabra de Dios.

    Salmo Responsorial: (Salmo 146)R. Alabad al Seor, que la msica es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.El Seor reconstruye Jerusaln,Rene a los deportados de Israel;l sana los corazones destrozados,Venda sus heridas.

    Cuenta el nmero de las estrellas,A cada una la llama por su nombre.Nuestro Seor es grande y poderoso,Su sabidura no tiene medida.El Seor sostiene a los humildes,Humilla hasta el polvo a los malvados.

    Entonad la accin de gracias al Seor,Tocad la ctara para nuestro Dios,Que cubre el cielo de nubes,Preparando la lluvia para la tierra;

    Que hace brotar hierba en los montes,Para los que sirven al hombre;Que da su alimento al ganadoY a las cras de cuervo que graznan.

    No aprecia el vigor de los caballos,No estima los msculos del

    hombre:El Seor aprecia a sus fieles,Que confan en su misericordia.

    El Celebrante:

    Oremos.Dios de la vida que nos regalas en esta noche El Espritu de amor, concede a la IglesiaEl don de profetizar, de ser en el mundoSeal de esperanza, para que toda carneEscuche y acoja la Palabra de vidaQue nos revelaste en tu Hijo Jesucristo,El mismo que contigo vive y reinaEn la unidad del Espritu Santo y es Dios,Por los siglos de los siglos.R. Amn.

    HIMNO DEL GLORIA

    El Celebrante:

    Ahora, con la Iglesia, iluminada por el Espritu, proclamemos la gloria de la Trinidad.Gloria a Dios en el cielo

    ORACIN COLECTA

    Oremos.Oh Dios que por el misterio de Pentecosts santificas a tu Iglesia extendida por todas las naciones; derrama los dones de tu Espritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazn de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicacin evanglica, por nuestro Seor

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B18

    Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.R. Amn.Y se prosigue con las dos lecturas y el salmo del da de Pentecosts y los dems elementos de la liturgia.

    TERCERA LECTURA

    Lectura del libro de los Hechos de los apstoles 2, 1-11Al llegar el da de Pentecosts, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, reson en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartan, posndose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espritu le sugera.Se encontraban entonces en Jerusaln judos devotos de todas las naciones de la tierra. Al or el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oa hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban:-No son galileos todos esos que estn hablando? Entonces, cmo es que cada uno los olmos hablar en nuestra lengua nativa?Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de

    Roma, otros judos o proslitos; tambin hay cretenses y rabes; y cada uno los omos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.Palabra de Dios.

    Salmo Responsorial (Salmo 103)R. Enva tu Espritu, Seor, y repuebla la faz de la tierra.Bendice, alma ma, al Seor:Dios mo, qu grande eres!Cuntas Son tus obras, Seor;La tierra est llena de tus criaturas.

    Les retiras el aliento,Y expiran y vuelven a ser polvo; envas tu aliento, y los creas,Y repueblas la faz de la tierra.

    Gloria a Dios para siempre,Goce el Seor con sus obras.Que le sea agradable mi poema,Y yo me alegrar con el Seor.

    CUARTA LECTURA

    Lectura de la primera carta del apstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13Hermanos:Nadie puede decir: Jess es Seor, si no es bajo la accin del Espritu Santo.Hay diversidad de dones, pero un mismo Espritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Seor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta elEspritu para el bien comn. Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los

    miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, as es tambin Cristo.Todos nosotros, judos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espritu.Palabra de Dios.

    SECUENCIA

    Ven, Espritu divino,manda tu luz desde el cielo.Padre amoroso del pobre;don, en tus dones esplndido;luz que penetra las almas;fuente del mayor consuelo.

    Ven, dulce husped del alma,descanso de nuestro esfuerzo,tregua en el duro trabajo,brisa en las horas de fuego,gozo que enjuga las lgrimasy reconforta en los duelos.

    Entra hasta el fondo del alma,divina luz, y enriqucenos.Mira el vaco del hombre,si t le faltas por dentro;mira el poder del pecado,cuando no envas tu aliento.

    Riega la tierra en sequa,sana el corazn enfermo,lava las manchas, infundecalor de vida en el hielo,doma el espritu indmito,gua al que tuerce el sendero.

    Reparte tus siete dones,segn la fe de tus siervos;por tu bondad y tu gracia,dale al esfuerzo su mrito;salva al que busca salvarsey danos tu gozo eterno.

    Aleluya

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B 19

    Ven, Espritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor.

    EVANGELIO

    Lectura del santo evangelio segn San Juan 20, 19-23Al anochecer de aquel da, el da primero de la semana, estaban los discpulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judos. Y en esto entr Jess, se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.

    Y, diciendo esto, les ense las manos y el costado. Y los discpulos se llenaron de alegra al ver al Seor.

    Jess repiti: Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, as tambin os envo yo. Y, dicho esto, exhal su aliento sobre ellos y les dijo: Recibid el Espritu Santo; a quienes les perdonis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengis, les quedan retenidos.

    Palabra del Seor.

    HOMILIA (Orientaciones)

    1. Hacer nfasis en la persona y misin del Espritu Santo.

    2. til invitar a todos, que se abran a la Luz del Espritu de Dios para que obre como fuerza evangelizadora en la comunidad parroquial.

    3. Conviene que cada uno

    invoque el Espritu Santo para que venga a guiarnos y orientarnos en la tarea de mantenernos unidos a la Iglesia.

    Despus de la homila:RENOVACIN DE LA GRACIADEL BAUTISMO Y LA CONFIRMACINEl Celebrante:

    En el da gozoso de Pentecosts, traemos a la memoria las maravillas que el Espritu Divino realiz al inicio de la evangelizacin, renovemos nuestra fe y reavivemos la gracia recibida en los sacramentos del Bautismo y la Confirmacin.Renunciis al pecado Para vivir en la libertad de los hijos de Dios?ASAMBLEA: S, renuncio

    El Celebrante:

    Renunciis a todas las seducciones del mal Para que el pecado no nos esclavice?ASAMBLEA: S, renuncio

    El Celebrante:

    Renunciis a Satans, autor y fuente de pecado?ASAMBLEA: S, renuncioHagamos ahora nuestra profesin de fe:Todos:Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Seor, Jesucristo, Hijo nico de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,

    engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvacin baj del cielo, y por obra del Espritu Santo se encarn de Mara, la Virgen y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeci y fue sepultado, y resucit al tercer da, segn las Escrituras, y subi al cielo, y est sentado a la derecha del Padre, y de nuevo vendr con gloria a juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendr fin.

    Creo en el Espritu Santo, Seor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoracin y gloria y que habl por los profetas. Creo en la Iglesia que es una, santa, catlica y apostlica, confieso que hay un solo bautismo para el perdn de los pecados, Espero la resurreccin de los muertos y la vida del mundo futuro.

    Amn.

    COMPROMISOS

    El Celebrante

    Una vez hemos profesado nuestra fe, Quieren seguir siendo fieles a la gracia recibida en el Bautismo y la Confirmacin?R. S, quiero.

    El Celebrante:

    Quieren seguir anunciando

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B20

    con la vida la presencia renovadora del Espritu Santo en sus hogares y la sociedad?R. S, quiero.

    El Celebrante:

    Quieren vivir la alegra de la fe en comunin con toda la Iglesia, con el Papa, nuestros Obispos y con cuantos anuncian el Reino de la paz y de la verdad?R. S, quiero.El Celebrante:

    Quieren dejarse iluminar y guiar por la luz y la fuerza del Espritu Divino para participar en la fe y la esperanza de promover la familia como don de Dios?R. S, quiero.

    ASPERCIN CON EL AGUA BENDITA

    El Comentador:

    Ahora, con la aspersin del agua recordaremos nuestro bautismo, sintamos la alegra de ser hijos de Dios y renovemos nuestro compromiso de ser miembros de la Iglesia.

    ORACIN DE LOS FIELES

    El Celebrante:

    Reunidos para celebrar la plenitud de la revelacin del amor de Dios, en este da gozoso de Pentecosts presentamos nuestras necesidades y, llenos de confianza, cantamos:Oh, Seor, escucha y ten piedad.

    Por la Iglesia, para que unida al Papa Francisco en la caridad, sea constructora de paz en medio del mundo, Roguemos al Seor.

    Por nuestro Arzobispo Ricardo Tobn y los Obispos Auxiliares, para que imitando la mansedumbre y la bondad del Pastor de los pastores, hagan crecer en la esperanza a cuantos les han sido encomendados, Roguemos al Seor

    Por los sacerdotes, diconos y religiosos, para que, enriquecidos con la Prudencia, sigan sirviendo al Pueblo de Dios que se les ha confiado. Roguemos al Seor

    Por los que gobiernan las naciones para que movidos por la paciencia, sean servidores de la unidad y defensores de la familia. Roguemos al Seor

    Por las familias, para que trabajen unidas en el gozo de la fe y alienten a todos a vivir en el amor de Dios, Roguemos al Seor.

    Por nuestra comunidad Parroquial N., para que enriquecida con los dones del Espritu, d frutos de gracia y sea mensajera de esperanza y de vida, Roguemos al Seor.

    El Celebrante:

    Acoge, Seor, nuestras splicas confiadas y concdenos la alegra de servirte con limpio

    corazn, t que vives y reinas por los siglos de los siglos.

    R. Amn

    La Eucarista prosigue con todos los elementos de la liturgia de la vigilia de Pentecosts: oraciones, prefacio. Se recomienda la Plegaria eucarstica III.

    ORACIN DE ENVO

    Luego de la oracin post comunin, se har la siguiente oracin de envo.

    Oremos:

    Dios fiel, camino, verdad y vida, luz del mundo,Te rogamos bendigas con tu graciael corazn de estos hermanos nuestrosque viven unidos en la fe en medio de nuestra comunidad parroquialy que hoy continan como tus discpulos el da de Pentecosts.Haz que pastores y rebao como humildes obreros en Tu via,trabajen juntos con entusiasmo y ardor apostlico,que iluminados por el Evangelio de tu Hijo,y fortalecidos con tu Espritu,siembren en el corazn de este pueblo tuyola semilla de la fe, cosechen frutosde caridad, de unidad y reaviven la esperanza de todos.

    Te lo pedimos por los mritos de tu Hijo y

  • Edicin Especial - Pentecosts - Ciclo B 21

    Seor Nuestro Jesucristo,que contigo vive y reina enla unidad del Espritu Santo,y es Dios por los siglos de los siglos.Amn