la familia internacional--tolerancia religiosa y racial_hi

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P RINCIPIOS La Familia Internacional WWW . LAFAMILIA . ORG TOLERANCIA RELIGIOSA Y RACIAL La piedra angular de una sociedad pluralista E n una sociedad cada vez más multicultural y multirracial, en la que las fronteras nacionales se han desdibujado y las disputas étnicas se tornan más frecuentes, la necesidad de tratar con tolerancia y respeto a todos sus componentes, cualquiera que sea su raza, extracción étnica o creencia religiosa, es determinante para lograr la paz mundial. En la medida en que la comunidad global se moviliza cada vez más, no puede marginarse a los ciudadanos no nativos o pertenecientes a minorías, ni se los puede considerar ciudadanos de segunda categoría y, por ende, menos merecedores de los mismos derechos y aceptación. Como cristianos, consideramos que parte in- tegral de nuestra fe es tener una actitud de acepta- ción y tolerancia de todas las personas y ofrecerles un Evangelio que no haga distinciones basadas en la etnia, el color de la piel o la nacionalidad. Sostenemos que, en vista de la creciente complejidad de la sociedad moderna, la tolerancia religiosa y racial es imprescindible para la coexistencia pacífica de todos los pueblos. eodore Orlin, profesor de política, gobierno y justicia penal del Utica College, de la Universidad de Syracuse, y director del programa de defensa de los derechos humanos de dicha facultad, lo expresó con las siguientes palabras: Si el pluralismo —entendido como una característica de la sociedad por la cual numerosos grupos étnicos, religiosos o culturales conviven en una nación— es una de las bases de la democracia y los derechos humanos, cabe considerar esencial que los estados se comprome- tan a abstenerse de adoptar acciones que impidan la libre profesión de la fe o de las creencias religiosas. […] La protección del pluralismo religioso está supeditada al respeto de las garantías ST028–0401 constitucionales. Posiblemente son tan importantes las restricciones legales y las acciones del Estado como el com- promiso judicial para con el principio pluralista que protege efectivamente a las minorías religiosas. En aras de crear una sociedad tolerante y plu- ralista, pensamos que es fundamental oponerse a la discriminación racial y a los prejuicios religiosos en todas sus manifestaciones, y al mismo tiempo promover activamente la comprensión y el respeto de las opiniones ajenas. Dios ama a todas las razas L a Familia Internacional sostiene que la vida humana es sagrada y que debe respetarse la individualidad de cada persona, pues todos fuimos creados a imagen de Dios. Tenemos el convenci- miento de que el amor de Dios es la solución a todos los problemas que aquejan a la humanidad, aun en la compleja sociedad en que vivimos hoy en día. Consideramos que es nuestro deber cristiano amar al prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:39), independientemente de su nacionalidad o credo. La Biblia afirma que «Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que lo teme [lo reverencia] y hace justicia» 1 (Hechos 10:34,35). La convicción de que Dios ama a todo hombre y mujer y vela por ellos, nos mueve a prestar asistencia a gente de toda condición, sin distingos de raza, extracción étnica o creencia religiosa. Desde los inicios de nuestro movimiento, en 1968, nuestro fundador, David Brandt Berg —cono- cido también como el padre David (1919-1994)—, hizo hincapié en los principios de la diversidad y se esmeró para llevarlos a la práctica. La Familia ha atendido con mucha dedicación a personas de más de 150 países. Dado que nuestro movimiento 1 Todos los pasajes de las Escrituras que se citan corresponden a la versión Reina-Valera de la Biblia, salvo que se indique otra cosa.

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La Familia Internacional--www.lafamila.org

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P R I N C I P I O S

La Familia Internacional

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TOLERANCIA RELIGIOSA Y RACIALLa piedra angular de una sociedad pluralista

En una sociedad cada vez más multicultural y multirracial, en la que las fronteras nacionales

se han desdibujado y las disputas étnicas se tornan más frecuentes, la necesidad de tratar con tolerancia y respeto a todos sus componentes, cualquiera que sea su raza, extracción étnica o creencia religiosa, es determinante para lograr la paz mundial. En la medida en que la comunidad global se moviliza cada vez más, no puede marginarse a los ciudadanos no nativos o pertenecientes a minorías, ni se los puede considerar ciudadanos de segunda categoría y, por ende, menos merecedores de los mismos derechos y aceptación.

Como cristianos, consideramos que parte in-tegral de nuestra fe es tener una actitud de acepta-ción y tolerancia de todas las personas y ofrecerles un Evangelio que no haga distinciones basadas en la etnia, el color de la piel o la nacionalidad. Sostenemos que, en vista de la creciente complejidad de la sociedad moderna, la tolerancia religiosa y racial es imprescindible para la coexistencia pacífi ca de todos los pueblos.

Th eodore Orlin, profesor de política, gobierno y justicia penal del Utica College, de la Universidad de Syracuse, y director del programa de defensa de los derechos humanos de dicha facultad, lo expresó con las siguientes palabras:

Si el pluralismo —entendido como una característica de la sociedad por la cual numerosos grupos étnicos, religiosos o culturales conviven en una nación— es una de las bases de la democracia y los derechos humanos, cabe considerar esencial que los estados se comprome-tan a abstenerse de adoptar acciones que impidan la libre profesión de la fe o de las creencias religiosas. […] La protección del pluralismo religioso está supeditada al respeto de las garantías

ST028–0401

constitucionales. Posiblemente son tan importantes las restricciones legales y las acciones del Estado como el com-promiso judicial para con el principio pluralista que protege efectivamente a las minorías religiosas.

En aras de crear una sociedad tolerante y plu-ralista, pensamos que es fundamental oponerse a la discriminación racial y a los prejuicios religiosos en todas sus manifestaciones, y al mismo tiempo promover activamente la comprensión y el respeto de las opiniones ajenas.

Dios ama a todas las razas

La Familia Internacional sostiene que la vida humana es sagrada y que debe respetarse la

individualidad de cada persona, pues todos fuimos creados a imagen de Dios. Tenemos el convenci-miento de que el amor de Dios es la solución a todos los problemas que aquejan a la humanidad, aun en la compleja sociedad en que vivimos hoy en día. Consideramos que es nuestro deber cristiano amar al prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:39), independientemente de su nacionalidad o credo.

La Biblia afi rma que «Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que lo teme [lo reverencia] y hace justicia»1 (Hechos 10:34,35). La convicción de que Dios ama a todo hombre y mujer y vela por ellos, nos mueve a prestar asistencia a gente de toda condición, sin distingos de raza, extracción étnica o creencia religiosa.

Desde los inicios de nuestro movimiento, en 1968, nuestro fundador, David Brandt Berg —cono-cido también como el padre David (1919-1994)—, hizo hincapié en los principios de la diversidad y se esmeró para llevarlos a la práctica. La Familia ha atendido con mucha dedicación a personas de más de 150 países. Dado que nuestro movimiento

1 Todos los pasajes de las Escrituras que se citan corresponden a la versión Reina-Valera de la Biblia, salvo que se indique otra cosa.

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Gse compone de gente de más de 100 nacionalidades, nuestras comunidades son por norma multirra-ciales.

El sesgo antirreligioso de los medios de difusión

Al igual que muchas organizaciones religiosas y humanitarias, vemos con gran preocupación

que en lo que atañe a la fe y las cuestiones religio-sas gran parte de los medios de difusión ejercen una infl uencia negativa en la opinión pública. Prácticamente toda la información que recibimos sobre acontecimientos que se producen fuera de nuestro vecindario, lugar de trabajo o limitado círculo de amistades, nos llega vía la televisión, la radio, los periódicos y la Internet, lo cual confi ere a los medios de comunicación un enorme poder para formar el carácter ético y moral de la sociedad.

El sesgo antirreligioso de gran parte de las grandes cadenas de televisión, estudios cinema-tográfi cos y semanarios es clara demostración del desgaste que sufren los valores fundamentales a los que se adhieren los cristianos y los adeptos de muchas otras confesiones religiosas, valores que en nuestra opinión son la esperanza del mundo.

Marlin Maddoux, escritor, comentarista de radio y fundador de la USA Radio Network, des-cribe sucintamente la problemática desde su pers-pectiva:

No creo que muchos estadouniden-ses se hayan dado cuenta todavía del enorme poder de persuasión que tienen quienes emplean hábilmente la tele-visión. Tampoco entienden que ese poder se está utilizando sistemática-mente para socavar la fe de la población de nuestro país. [...] A los personajes impulsados por motivos religiosos se los suele presentar como neuróticos, para quienes la religión es una suerte de enfermedad. En muy contados casos se presenta a personajes que susciten simpatía y cuya vida se vea enriqueci-da por la oración o por la orientación pastoral. Millones de estadounidenses van a la iglesia los domingos o rezan en casa y, sin embargo, muy pocas veces se los ve haciéndolo en televisión (Speech).

La misma situación se da en muchos otros

© La Familia Internacional, 2004

países y es un asunto que genera mucha preocu-pación. A los futuros dirigentes del mundo —los niños— se los expone constantemente a la violencia, la discriminación y la intolerancia, mientras que a las personas de inclinación religiosa se las suele denigrar y sus valores morales son objeto de mofa. Este clima enrarecido que fomentan los medios ha producido un aumento de los incidentes de discriminación e intolerancia en los últimos años, al mismo tiempo que se priva a la juventud del mundo de una formación adecuada en cuanto a la inmensa validez de la tolerancia.

La violencia perpetrada en nombre de la religión, la raza o la etnia

Tratándose de una hermandad cristiana, la Familia es defensora de la no violencia2. Nos

oponemos a los actos de violencia perpetrados en nombre de la religión o de alguna malentendida supremacía racial o étnica. Sabiendo que Dios no juzga según las apariencias ni el origen étnico, nos adherimos al principio de que todos los hombres son criaturas de Dios y por ende se los debe tratar con respeto.

Aunque la Familia se opone a la violencia re-ligiosa, racial y étnica, reconocemos que en todo el mundo hay personas a quienes los sistemas po-líticos han defraudado, que sufren opresión y dis-criminación, que carecen de representación y han perdido toda esperanza de reconocimiento o ayuda. Algunas de ellas llegan a la trágica conclusión de que no hay otra forma de hacer respetar sus dere-chos humanos más elementales que recurrir a la violencia. Si bien condenamos categóricamente esos actos de violencia, también hacemos un llamado a individuos, organizaciones y gobiernos para que se opongan vigorosamente a la discriminación y a la intolerancia a fi n de remediar situaciones que deriven en violencia y terrorismo. Deploramos en los términos más categóricos a quienes siegan vidas inocentes con el objeto de imponer su programa sobre los demás. Esos actos de violencia son injus-tifi cables a los ojos de Dios.

Nuestra hermandad internacional deplora las violaciones a los derechos humanos propugnadas por regímenes y sectores que persiguen sus propios intereses e imponen sus normas y su ideología al prójimo. El padre David censuró la falta de vo-luntad de muchas confesiones tradicionales para defender los derechos de los pobres y los oprimidos, y condenó abiertamente el mal uso de la autoridad religiosa para esgrimir poder político que instituya

2 V. también la declaración de la Familia titulada Nuestra postura de rechazo de la violencia.

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guerras y devastaciones en perjuicio de países y mi-norías más pobres y más débiles. Su desaprobación del abuso de la autoridad religiosa provino de una profunda convicción de que Dios ama a todos los pueblos, y que todo ser humano merece respeto y tiene derecho a la justicia, cualquiera que sea su religión, raza u origen étnico.

Por un mundo mejor

Los integrantes de la Familia sostienen que Dios ama a todo hombre, mujer y niño, indepen-

dientemente de su raza, nacionalidad, cultura o credo. El apóstol Juan escribió: «De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16). Jesucristo dijo que Dios nos ha dado dos grandes principios por los que debemos regirnos: amar a Dios y amar al prójimo (Mateo 22:36-40). Rogamos a Dios que toda la humanidad siga esos principios de amor a fi n de alcanzar una paz justa para todos.

Somos una organización religiosa orientada hacia el trabajo social. En consecuencia, traducimos esos principios al terreno práctico tomando parte activa en labores humanitarias y de socorrismo. Solemos asistir a los necesitados en países asolados por la guerra y catástrofes naturales, y trabajamos en pro de los desplazados y desposeídos que van a parar a campamentos de refugiados de diversas latitudes. Les proporcionamos alimentos y ropa, les ofrecemos consuelo y les transmitimos esperanza en un futuro mejor. Así y todo, la obra más efi caz que

puede realizar un cristiano es comunicar el mensaje divino de amor y salvación, a fi n de transformar la sociedad corazón a corazón. Rogamos que al fi nal prevalezcan el amor de Dios y el amor al prójimo, sin discriminación por motivos de raza, color o credo.

El padre David escribió:

Poderosos imperios construidos a pun-ta de espada se desvanecieron con el mismo ímpetu con que aparecieron. En cambio, las divinas palabras de vida y amor permanecen para siempre, y no han dejado de ser fuente de gozo, paz, amor, vida y esperanza para miles de millones de personas, generación tras generación. Grandes conquistadores de la talla de Alejandro Magno, César, Gengis Kan y Napoleón han quedado relegados a la Historia. Sin embargo, las palabras, las ideas y las religiones de los fi lósofos y profetas de Dios son imperecederas. Trascienden fronteras. No saben de naciones, razas e imperios. No conocen límites de tiempo ni de espacio. No han podido ser reprimidas por los hombres, ni por la guerra, ni por el poder de las armas. Engloban a la humanidad entera, uniendo los pensamientos, corazones y espíritus de los hombres en la fe y el amor a Dios y al prójimo, para bien de todos (párr. 9, 12).

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Bibliografía

David Berg, Guerra entre dos mundos, mayo de 1975.Marlin Maddoux, Free Speech or Propaganda?—How the Media Distorts the Truth. Nelson, Nashville, 1990.Th eodore Orlin, Religious Pluralism and Freedom of Religion: Its Protection in Light of Church/State Relationships. Boletín 5.2

de la OIDDH (OSCE), 1997.

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La Familia Internacional —conocida anteriormente como Los Niños o Hijos de Dios— es una agrupación de comunidades cristianas repartidas por más de 100 países. Actualmente la conforman unos 8.500 integrantes plenamente dedicados y 7.000 asociados.

La Familia se ha trazado cuatro objetivos cardinales:1. Comunicar el vivifi cante mensaje de amor, esperanza y salvación contenido

en las Sagradas Escrituras y la alegría de conocer a Jesús como Salvador.2. Proporcionar a cada uno de nuestros hijos una educación cristiana en el

mejor ambiente posible.3. Crear y distribuir una amplia gama de productos para el desarrollo inte-

lectual, moral y espiritual de las personas.4. Prestar asistencia a los necesitados organizando representaciones dra-

máticas, conciertos y otros espectáculos con fi nes benéfi cos, colaborando como voluntarios en auxilio de los damnifi cados por catástrofes naturales, y buscando formas de consolar y proporcionar ayuda material a los menos favorecidos.

¿Qué es La Familia Internacional? Si tiene usted preguntas o comentarios, no vacile en comunicarse con nosotros:

La Familia InternacionalApdo. 6-818México D.F., CP 06600México E-mail: [email protected]

The Family InternationalPMB 1022020 Pennsylvania Ave. NWWashington, D.C. 20006-1846Estados UnidosTeléfonos: (1-800) 4-A-FAMILY [423 26 45] (1-202) 298 08 38E-mail: [email protected]

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