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La Esposa

del Pastor

Misión Oriental No.3 Enero- Marzo 2012

La Esposa del

Pastor

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Contenido

Ten buen ánimo 3

Un mensaje de la directora

Carta a una Joven Esposa de Obrero 4

Para ti que comienzas en el ministerio

Perfiles 5

Conoce a Kátiova Álvarez

El Descanso 7

Para que vivas como Dios lo desea para ti

Variedades 9

Te proponemos un concurso en el que esperamos que participes, y una

deliciosa receta de cocina

La Esposa del Pastor 12

Una hermosa poesía

Misión Oriental Rey Pelayo No. 82 bajos esq. Reloj

Santiago de Cuba Teléfono 62 4374

Presidente: Pr. Jenaro Jiménez de Castro Romero Secretario-Tesorero: Pr. Eduardo Lorenzo Rodríguez

Directora SIEMA: Eugenia Romero Abad

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Ten buen ánimo Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová. Sal. 27: 14. “Tenga buen ánimo, hermana mía. Un poco más, y ya veremos a Jesús.” Estas palabras forman parte de un mensaje escrito por la hermana White a la esposa de un pastor. Ser esposa de pastor tiene sus encantos, pero también sus desafíos. No más llegas a un lugar y te conviertes en el centro de atención de todos en la iglesia y en el vecindario. Tus palabras son repetidas, tu conducta comentada y tu manera de vestir imitada por unos y criticada por otros. Y como no somos perfectas a menudo el solo hecho de ser el centro de atención nos desanima. Muchas cosas pueden atentar contra el buen ánimo tan necesario en la esposa del pastor: ser el centro de atención, los frecuentes traslados, a menudo ser incomprendida, entre otros factores estresantes. No basta saberlo, necesitamos estar en guardia para que nada malogre el buen ánimo. Hay un principio que debes conocer: las emociones siguen a los pensamientos. Esto significa que si nos espaciamos a mirar el lado negativo, las condiciones desfavorables, las miradas despectivas, o los comentarios desagradables, es lógico y natural que nos sintamos tristes y desanimadas. En cambio si ponemos nuestra mira en los encantos del ministerio, en las bendiciones que Dios nos concede día a día y elogiamos lo hermoso y bello del lugar donde nos toca trabajar, estaremos contraatacando al desánimo y la depresión y nuestro rostro podrá reflejar una sonrisa. La hermana White, quien también fue esposa de pastor, aconsejó a la hermana antes mencionada: “Anime su corazón en el Señor. Me regocijo en las brillantes perspectivas del futuro y lo mismo puede hacer usted. Tengamos buen ánimo, y alabemos al Señor por su misericordia hacia los hijos de los hombres. No mire hacia el lado sombrío de las cosas. Tenga fe en Dios. Somos propiedad de Cristo; recordemos que nos ama y que es nuestro ayudador y nuestro Dios.” (Carta 57, del 5 de febrero de 1905, dirigida a la esposa del pastor A. J. Breed). 45 Bendiciones, Tu amiga

Eugenia

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Carta a una Joven Esposa de

obrero

Por Yolanda A. Da Silva

Querida amiga:

Te vi hace algún tiempo cuando, radiante de felicidad, hacías las últimas compras

y dabas los retoques finales a tu hermoso traje de novia. Pensé en el día de tu

casamiento, en le belleza de la ceremonia, en tu alegría al realizar el más ansiado

deseo femenino y en la confianza con que enfrentas el futuro al lado del hombre

que elegiste, un joven obrero.

Hoy ya eres esposa, y lejos de los seres amados, de los mimos del hogar paterno,

de la madre que soluciona todos los problemas y de las despreocupadas horas

juveniles, comienzas a vivir una nueva vida de privilegios y responsabilidades que

le tocan a la esposa de un obrero. Y yo me pregunto si acaso todas las jóvenes

que se apasionan por esos denodados varones que eligen la carrera ministerial,

aman también el trabajo a que ellos han dedicado su vida. Sí, porque no es

suficiente amar al hombre. La tarea de salvar almas requiere el esfuerzo conjunto

del marido y la esposa que se aman, pero que aman igualmente y con intensidad

la obra que se les ha confiado a la cual se dedican con entusiasmo.

En la vida de un obrero consagrado hay alegría y lágrimas, y es el privilegio de la

esposa identificarse con él en las circunstancias favorables o adversas.

Muchas veces sucede que hay necesidad de reprimir un buen deseo, de renunciar

a un proyecto feliz, de abandonar un plan muy acariciado, para servir a la causa

del Evangelio. Y esto, algunas veces, nos produce contrariedad. Femeninas

como somos, deseosas de una atención y compañía constantes, planeando cada día

pequeñeces que llenan de júbilo un corazón de mujer, nos vemos en la necesidad

de quedar solas durante largos días, o aparentemente pasamos inadvertidas

cuando, absorbido por el trabajo de una serie de conferencias o ensimismado por

serios problemas de la iglesia, el esposo parece doblarse bajo el peso de la

tremenda responsabilidad pastoral. Y es precisamente en ese tiempo difícil

cuando entra en escena, cual ángel del bien, la esposa del ministro. Apartándose

de las emociones puramente afectivas, le corresponde ser, en palabras y actos, un

estímulo y un consuelo para el esposo en esas horas sombrías.

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Pida la esposa del obrero sabiduría y tacto a Dios para constituirse en una

bendición para la iglesia. Tenga su lengua sana y sus dedos ágiles. Sea discreta y

comprensiva. Posiblemente, cuando soltera, se haya acostumbrado a las

comodidades de la casa paterna y a los artefactos que facilitan las tareas del hogar,

y que de pronto, como joven esposa, se encuentra sin esas ventajas. Tal vez haya

coleccionado apetitosas recetas culinarias y planeado menús que no le sea posible

preparar por falta de ingredientes. O quién sabe si su esmerada cultura sufra un

desencanto, al tener que tratar con una congregación de nivel intelectual bien

inferior al suyo. O que sus maravillosas toallas y manteles de lino y otras prendas

tengan que permanecer guardadas a causa de la inclemencia del clima o para no

ofrecer un contraste chocante con la ropa humilde de los miembros de la iglesia.

Puede ser que se ansíe su presencia para organizar o suscitar entusiasmo en la

Sociedad de Dorcas, o para infundir nueva vida al departamento infantil de la

escuela sabática. Quizá tenga que hospedar durante algunos días a uno o más

hermanos, o bien el marido llegue inesperadamente con dos personas para

almorzar. Tal vez en algunas iglesias, hermanas poco consagradas y habladoras la

critiquen por su inexperiencia, por el traje, por la actitud. ¿Qué hacer frente a

todas estas situaciones embarazosas y desanimadoras?

La esposa de un obrero, que ama el trabajo del marido, se mantendrá serena y

animosa frente a cualquier circunstancia. Su celo por la causa de Dios y su amor

por el compañero no le permitirán amargarse o mostrarse quejosa y abatida,

aumentando el fardo que ya pesa sobre los hombros del pastor. Antes bien,

sobreponiéndose a los arduos problemas que le impone la vida, por la gracia de

Dios, podrá aliviar la carga de muchas vidas vacilantes. Y después, cuando pase

cada crisis, cuán dulce es disfrutar junto al esposo amante el gozo de la victoria

sobre las embestidas del enemigo común, y compartir las alegrías, las muchas y

grandiosas alegrías de la vida pastoral.

Sí, querida amiga, comprendes cuáles son los deberes de la esposa de un obrero y

estás dispuesta a desempeñarlos con cariño. Amas a tu esposo y consideras muy

honrosa tu posición. Y así lo es delante de Dios. Que él te conceda su gracia

para enfrentar los difíciles días venideros, y que los hijos de tu hogar vean en ti a

la mujer virtuosa, cuyo valor excede al de las perlas.

Tu amiga y hermana en Cristo,

Yolanda

Publicado en El Ministerio Adventista, Julio-Agosto de 1961

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Por: Yordangel Franco Navarro

Entre las montañas de Bayate, en esta pequeña comunidad serrana vive y trabaja

una joven cristiana, sirviendo junto a su esposo en la obra de Dios. Se le puede

ver pisando el fango entre montes y cafetales para visitar a los hermanos, o

ayudando en las actividades para los niños de la iglesia y del pueblecito,

aconsejando a adolescentes y jóvenes, dando su aporte en la Escuela Sabática,

dirigiendo la Sociedad de Jóvenes adventistas, predicando mensajes de la

Palabra de Dios a la congregación, y en cualquier otro frente de nuestra iglesia.

Kátiova Alvarez es una pequeña llama de energía que irradia a todos la luz de

su entusiasmo y bondad. Es un dínamo de creatividad siempre generando ideas.

En el barrio los vecinos humildes y necesitados también reciben la dulce

influencia de su ayuda, su hospitalidad, sus consejos. Su esposo la ama y aprecia

sus nobles cualidades. Al pensar en ella no puede evitar que venga a su mente la

mujer virtuosa de Proverbios 31. Ella es en verdad, su brazo derecho en el arduo

batallar del ministerio pastoral.

Katy, ¿naciste en un hogar cristiano?

-El hogar en que nací no tenía la luz del conocimiento evangélico, pero la

influencia de mi abuela paterna hizo despertar en mí el interés y el amor por las

cosas de Dios, a pesar de que ella no asistía a una iglesia. Me crié en el pueblo de

Alto Songo, provincia Santiago, y desde temprana edad asistí a la pequeña

iglesia católica de esta localidad. Ahí se inició mi sincero deseo de servir al

Señor. En esa congregación pude ayudar en obras de servicio a la comunidad, en

actividades con niños y adolescentes. Los jóvenes cristianos éramos muy activos

y entusiastas.

¿Cómo llegaste a conocer el mensaje adventista?

-Fue de una manera un poco traumática. En aquel entonces mi esposo, que era

mi novio, conoció el mensaje adventista y decidió ser bautizado dos meses antes

de iniciar su primera carrera universitaria. El Espíritu Santo tocó su corazón.

Pero desde hacía algún tiempo el asistía conmigo a la iglesia católica de Songo,

donde juntos habíamos sido bautizados. Rápidamente él trató de enseñarme el

mensaje adventista, pero carecía de suficiente conocimiento y tacto. A mí se me

hizo difícil captar y comprender las maravillosas verdades adventistas. Sufrí,

lloré, porque no entendía la necesidad de integrarme a otra iglesia. Mi esposo

también sufrió. Yo estudiaba en la Universidad de Holguín, y no tenía quien me

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diera los estudios bíblicos, pero gracias a la perseverancia, el buen testimonio de

mi esposo y lo comunicativo que fue conmigo, el Espíritu Santo fue haciendo su

obra en mí. Asistí a una semana de conferencias que impartió el pastor René

Leal en la iglesia de Fomento de la ciudad de Santiago. Ahí tomé la decisión de

ser bautizada. Gracias a la ayuda de este evangelista y del pastor Eduardo

Lorenzo y el obrero bíblico José Ramos se me dio esta oportunidad.

¿Qué carrera cursaste en la Universidad de Holguín?

-La carrera de Ingeniería Industrial, conocida en el mundo como Administración

de Empresas.

Cuando tu esposo sintió y respondió al llamado del ministerio pastoral, ¿cómo

resultó para ti decidir entre continuar ejerciendo tu profesión o dedicar el resto

de tu vida a ser ayuda idónea de tu esposo en la carrera ministerial?

No puedo decir que fue tan fácil. Me surgieron algunas interrogantes. Yo amaba

mi profesión, pero sentí que el llamado al ministerio no era solamente para mi

esposo sino también para mí. A pesar de no poder matricular en el Seminario,

asistí a conferencias como oyente, investigué sobre diversos temas bíblicos

apoyando a mi esposo y traté de obtener los conocimientos que me permitieran

ayudar en la obra de Dios. Hoy me siento feliz de servir a mi Señor y a mis

hermanos.

¿Ha sido un reto difícil para ti el inicio en la vida pastoral?

Para toda joven que inicia su vida ministerial es un gran reto. La lejanía de la

familia, las situaciones difíciles de la vivienda, el terreno, son factores que

influyen en que el inicio sea desafiante, pero con la ayuda de Dios me he

enfrentado a ellos con optimismo y amor. Le agradezco a mis hermanas de la fe,

Rut Herrera y Gertrudis Iñigo por sus sabios consejos. Les digo a las iniciantes

como yo que el privilegio más grande que puede tener una mujer en esta tierra es

el servicio humilde y abnegado en la causa de Dios al lado de su esposo.

Así es Katy, sencilla, comprensiva, alegre y generosa. Su dedicación y

responsabilidad en la causa de Cristo son admirables. También me siento feliz y

agradecido al Señor, porque yo soy su esposo.

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EL DESCANSO Compilación preparada por Cruz Castro

COMO REMEDIO

Muchos han enfermado por haber abusado de sus fuerzas. Sus energías exhaustas los obligan a dejar de trabajar, y son llevados al lecho del dolor. El descanso, la libertad de las preocupaciones, la luz, el aire puro, el agua pura y una dieta sobria, es todo lo que necesitan para establecerse. (2 MS 523:3)

Algunos enferman por exceso de trabajo. Para los tales, el descanso, la tranquilidad, y una dieta sobria son esenciales para la restauración de la salud. (MC 180:3)

LOS PELIGROS DEL EXCESO DE TRABAJO

No es prudente estar siempre bajo la tensión del trabajo y la excitación, aun cuando se ministre a las necesidades espirituales de los hombres; porque de esta manera se descuida la piedad personal, y las facultades de la mente, del alma y del cuerpo quedan recargadas. (OE258:2)

No trabaje nadie hasta el agotamiento, con lo cual se descalificará para esfuerzos futuros. No tratéis de hacer en un día el trabajo de dos días. Al fin se verá que los que trabajaron cuidadosa y prudentemente han hecho tanto como aquellos que gastaron de tal manera su fuerza física y mental que no les quedó reserva de la cual sacar en tiempo de necesidad. (OE 259:1)

LOS PELIGROS DE LOS ESTIMULANTES

El consumo continuo de estos excitantes de los nervios (el té y el café) provoca dolor de cabeza, insomnio, palpitaciones del corazón, indigestión, temblores y otros muchos males; porque esos excitantes consumen las fuerzas vitales. Los nervios cansados necesitan reposo y tranquilidad en vez de estímulo y recargo de trabajo. La naturaleza necesita tiempo para recuperar las agotadas energías. Cuando sus fuerzas son aguijoneadas por el uso de estimulantes uno puede realizar mayor tarea; pero cuando el organismo queda debilitado por aquel uso constante se hace más difícil despertar las energías hasta el punto deseado. (MC 251:2)

EL DESCANSO DE LA NOCHE

El descanso y la calma de la noche brindan a sus cuerpos cansados un sueño ininterrumpido… (CSS 52:2)

No se debería pasar por alto la importancia de la regularidad de las horas para comer y dormir. Puesto que la obra de reparar el cuerpo se efectúa durante las horas de descanso, es esencial, especialmente para los jóvenes, que el sueño sea metódico y abundante. (Ed 201:3)

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Al dar lugar a la formación de malos hábitos, quedándonos levantados hasta altas horas de la noche, satisfaciendo el apetito a expensas de la salud, echamos el cimiento de la debilidad… (MJ 233:2)

Deben dedicar mucho más atención a la conservación de la salud física; porque el vigor de la mente depende mayormente del vigor del cuerpo. Los debidos períodos de sueño y descanso, y una abundancia de ejercicio físico son esenciales para la salud del cuerpo y de la mente. El privar a la naturaleza de sus horas de descanso y recuperación, dejando a un hombre hacer el trabajo de cuatro, o de tres, o aun de dos, resultará en pérdida irreparable. (OE 437:0)

El sueño vale mucho más antes de la medianoche que después de ella. Dos horas de buen sueño antes de las doce de la noche valen más que cuatro horas después de la medianoche. (MR 7:224)

Pedro durmiendo el bendito y apacible sueño de la inocencia con perfecta confianza en Dios, gozaba del reposo completo que vigoriza y renueva, y que es el fruto de una buena conciencia. (HR 308:1)

Es necesario ejercer cuidado en lo que respecta a las horas destinadas al sueño y al trabajo. Debemos tener plazos de descanso, otros de recreación, y otros para la vida contemplativa… (HAd 448:4)

EL DESCANSO DEL SABADO

Dios vio que l sábado era esencial para el hombre, aun en el paraíso. Necesitaba dejar a un lado sus propios intereses y actividades durante un día de cada siete para poder contemplar más de lleno las obras de Dios y meditar en su poder y bondad. (PP 29:1)

EL DESCANSO DE LAS VACACIONES

Las compasivas palabras de Cristo se dirigen a sus obreros actuales tanto como a sus discípulos de entonces. “Venid vosotros aparte, … y reposad un poco”, dice aún a aquellos que están cansados y agobiados. (DG 392:2)

Los de cerebro cansado y de nervios deprimidos a consecuencia de un trabajo sedentario continuo, se verán muy beneficiados por una temporada en el campo, donde lleven una vida sencilla y libre de cuidados, cerca de la naturaleza. El vagar por los campos y bosques juntando flores y oyendo los cantos de las aves, resultará más eficaz para su restablecimiento que cualquier otra cosa. (MC 180-181)

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DIEZ MANDAMIENTOS PARA LAS ESPOSAS DE LOS MINISTROS

“Las casas y las riquezas las hereda el hombre de su padre, pero una esposa sensata es don del Eterno.” (Sabio Salomón)

El gran sabio nos ha dicho que la esposa sensata viene del Señor. La esposa del ministro debe ser una mujer sensata, pues ella ocupa un puesto importante en la obra de Dios. Cuando las juntas de las asociaciones llaman a los obreros, consideran no solamente al esposo sino a la esposa también.

Invariablemente ella recibe su porción de observaciones antes de hacerse un llamamiento definitivo.

Ya que desempeñamos una parte tan importante en el evangelio, queremos presentar ante Uds. “El Decálogo de la Esposa del Ministro”.

I

No tendrás otros intereses más importantes que los de tu esposo

II

No te harás una camarilla exclusiva en la iglesia, ni alguna cosa semejante

III

No tomarás el nombre de tu esposo en vano

IV

Recuerda tus asuntos familiares, para mantenerlos sagrados

V

Honra a tu esposo guardándote en el lugar que te corresponde para que tus días se alarguen en el ministerio

VI

No repetirás los chismes

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VII

No te harás una carga para los demás

VIII

No cultivarás gustos por cosas que están más allá del alcance del sueldo de tu esposo

IX

No serás descuidada en tu apariencia

X

No codiciarás en tu hermana laica ni en la esposa de otro ministro su casa, sus muebles, sus vestidos, ni cosa alguna de tu hermana

Receta de cocina

Ajíes rellenos con zanahoria

6-8 Ajíes preferiblemente grandes

Relleno

6-8 t Zanahorias ralladas

1 Cebolla picadita

1 c Orégano

Ajo molido

A los ajíes se les quita la tapa y las semillas, se rellenan, volviendo a ponérseles las tapas pegándose con una mezcla de agua y harina de castilla.

En un recipiente se hace un sofrito con aceite, cebolla picadita, sal, vinagre y puré de tomate, se le incorporan los pimientos y se agrega agua hasta la mitad de los ajíes. Se tapa y cocina a fuego lento hasta que estén blandos y se cuaje la salsa.

Se dice que por ética a ninguna mujer se le pregunta la edad, pero en la Biblia Dios tuvo a bien informar la edad de una dama. ¿A qué mujer me refiero y en qué cita bíblica lo puedo encontrar?

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La Esposa del Pastor

Autor Desconocido

En nuestra iglesia existe, alguien que, sin duda,

Más que nadie conoce la vida del pastor.

Con él ella ha llorado, sonreído, orado,

Es ésta la esposa del predicador.

Del ministro conoce las más pequeñas fallas

Y conoce también dónde está su poder.

Ella lo ha escuchado en vehementes palabras

En el triunfo mayor de su santo deber.

Ella ha visto su alma en terrible agonía,

En la dura batalla por el Salvador.

Con la mano en su mano, junto a él se arrodilla

Sabiendo que la anima un secreto valor.

Muchas historias se oyen acerca de profetas

Que por el mundo fueron la luz a predicar,

Y cambiaron en todo el curso de nuestra historia

Por exaltar la cruz en tierras de ultramar.

Sabed empero, con profunda certeza

Que, tras todos esos hombres había una mujer.

Si lloraba o reía, y oraba en su tristeza,

¡Siempre la esposa era de su amado pastor!