la entrevista en el proceso de investigación.pdf

17
La entrevista en el proceso de investigación. Por Adrián Mendivil 1.Lugares comunes. En la práctica periodística cotidiana, los términos entrevista e investigación suelen estar tan frecuentemente implicados, que casi no pueden pensarse aisladamente. Sin embargo, y a fuerza de ser rigurosos, puede sostenerse como verdadero tanto que el primer concepto esté comprendido por el segundo, como afirmar que no toda entrevista se halla al servicio de una investigación. En cada caso habrá que suponer un encuadre y una finalidad diferentes. Detectar esto conlleva cierto grado de dificultad para el público que, mayormente, suele estar expuesto a la última parte de ese largo proceso (de investigación). De lo que el sentido común no suele dudar es de la utilidad que prestan las entrevistas, formen o no parte del cuerpo de una investigación, cualquiera sea la envergadura de la última. Los medios masivos han potenciado la presencia de esta técnica, que en sus diversas modalidades o tipos, es exhibida como una herramienta valiosa y fundamental a la hora de atrapar nuevos conocimientos, entretener, ilustrar, homenajear, etc. El espacio que han conquistado desde que hicieron su aparición en la prensa escrita, se debe entre otras razones, a que una entrevista bien hecha, es un producto cuya comprensión y consumo suelen estar bastante garantizados a priori, cualquiera fuere el medio en el que se las presente. “La entrevista es un tipo de escrito muy digerible. Cuando están bien realizadas y se pregunta de forma adecuada a quien tiene algo que contar, el resultado suele ser excelente. En los mejores periódicos no se desperdicia espacio, para encuentros por motivos futiles o para aquellos en que los resultados obtenidos no han sido los esperados” (Cantavella, 1996; 12). Este privilegio no sólo se verifica en la prensa gráfica. La televisión dedica una importante cantidad de minutos semanales al género, y en la radio, sin temor a exagerar, en todas las producciones se incluye una entrevista, en cualesquiera de sus tipos. La frecuencia de la exposición ha servido además para que el público sobreentienda y comparta colectivamente algún un tipo de definición de esta modalidad de expresión. Algo similar ocurre con aquellas entrevistas utilizadas en la investigación social, aunque su “popularidad” pueda darse dentro de un público más restringido. Las ciencias antropológico-sociales a lo largo del siglo XX, fueron adquiriendo una influencia mayor en el pensamiento contemporáneo. Los métodos cualitativos a su vez, fueron ganando terreno en los estudios de las culturas y los grupos, frente

Upload: moranji

Post on 17-Feb-2015

110 views

Category:

Documents


4 download

TRANSCRIPT

Page 1: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

La entrevista en el proceso de investigación. Por Adrián Mendivil 1.Lugares comunes. En la práctica periodística cotidiana, los términos entrevista e investigación suelen estar tan frecuentemente implicados, que casi no pueden pensarse aisladamente. Sin embargo, y a fuerza de ser rigurosos, puede sostenerse como verdadero tanto que el primer concepto esté comprendido por el segundo, como afirmar que no toda entrevista se halla al servicio de una investigación. En cada caso habrá que suponer un encuadre y una finalidad diferentes. Detectar esto conlleva cierto grado de dificultad para el público que, mayormente, suele estar expuesto a la última parte de ese largo proceso (de investigación). De lo que el sentido común no suele dudar es de la utilidad que prestan las entrevistas, formen o no parte del cuerpo de una investigación, cualquiera sea la envergadura de la última. Los medios masivos han potenciado la presencia de esta técnica, que en sus diversas modalidades o tipos, es exhibida como una herramienta valiosa y fundamental a la hora de atrapar nuevos conocimientos, entretener, ilustrar, homenajear, etc. El espacio que han conquistado desde que hicieron su aparición en la prensa escrita, se debe entre otras razones, a que una entrevista bien hecha, es un producto cuya comprensión y consumo suelen estar bastante garantizados a priori, cualquiera fuere el medio en el que se las presente. “La entrevista es un tipo de escrito muy digerible. Cuando están bien realizadas y se pregunta de forma adecuada a quien tiene algo que contar, el resultado suele ser excelente. En los mejores periódicos no se desperdicia espacio, para encuentros por motivos futiles o para aquellos en que los resultados obtenidos no han sido los esperados” (Cantavella, 1996; 12). Este privilegio no sólo se verifica en la prensa gráfica. La televisión dedica una importante cantidad de minutos semanales al género, y en la radio, sin temor a exagerar, en todas las producciones se incluye una entrevista, en cualesquiera de sus tipos. La frecuencia de la exposición ha servido además para que el público sobreentienda y comparta colectivamente algún un tipo de definición de esta modalidad de expresión. Algo similar ocurre con aquellas entrevistas utilizadas en la investigación social, aunque su “popularidad” pueda darse dentro de un público más restringido. Las ciencias antropológico-sociales a lo largo del siglo XX, fueron adquiriendo una influencia mayor en el pensamiento contemporáneo. Los métodos cualitativos a su vez, fueron ganando terreno en los estudios de las culturas y los grupos, frente

Page 2: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

a otras técnicas de investigación social (muestreos, correlaciones, o el análisis y la interpretación de datos). En este contexto se tornaron muy útiles aquellas técnicas que permitieran una descripción espontánea y en primera persona, de las acciones, creencias y experiencias de esas culturas. Así, la historia de vida se constituyó en la técnica específica de la metodología cualitativa. Por otra parte, y pese a su origen académico, también han comenzado a “colarse” entre las rutinas periodísticas, y aunque entrevista e historia de vida no pueden asimilarse, de hecho, este contacto ha enriquecido e innovado el abordaje periodístico de la técnica. 2. La relación entrevista y conocimiento. Todos “sabemos” que es una entrevista. No hace falta haber asistido a una facultad de comunicación para poder afirmar que toda entrevista supone la conversación acordada entre dos o más personas; que gira sobre uno o varios temas cargados con algún interés social; y que ese todo, exhibido en tiempo presente, como mínimo, es el producto de una preparación previa por parte de uno de los intervinientes con miras a reutilizaciones posteriores, se trate del público o de los medios. En ocasiones la entrevista adopta la apariencia de un “gran preparado” (en donde el diálogo deja traslucir una especie de acuerdo que las partes respetan y parecen conocer demasiado); en otras, ese convenio queda suspendido o lesionado. Allí queda en exposición el hecho de que los participantes responden a la “lógica interna”, al funcionamiento “normal” de la entrevista, pero no significa necesariamente que aquéllos concuerden con los mismos objetivos e intenciones. Un ejemplo recurrente de lo anterior, lo constituyen los candidatos políticos que inmersos en la campaña electoral, aceptan de buen grado concurrir a las entrevistas solicitadas por los medios, a sabiendas de que habrá preguntas “incómodas”. Pese al “mal rato” que pueda proporcionarle la entrevista, es probable que el político, pueda alcanzar finalmente su objetivo: hace conocer sus propuestas a un público masivo. Estas y otras nociones, “obvias” y “previsibles” acerca de la entrevista, se configuran sin mayores propensiones en el habitante común. Cuando el objetivo es reflexionar acerca de qué y cómo nos permite conocer, la dimensión de ese concepto no es tan sencilla, porque la diferencia de grado entre lo que el sentido común entiende por entrevista y la pretensión de validez de los que intentan estudiarlo, es por lo menos, difusa. Esto ha generado un

Page 3: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

espejismo bastante frecuente en los análsisis: la entrevista, además del entrevistado, no requiere más que un instructivo preciso y una persona con “sentido común” para desarrollarse. ¿Resulta imposible revisar el ámbito de la entrevista? El problema requiere de una evaluación aunque sea breve, de la interacción entre la teoría, y la técnica. Después de todo, la representación conceptual de los objetos, es una elaboración intelectual, una interacción entre sujeto y objeto. ¿Por qué la entrevista quedaría ajena a esta preocupación específica del conocimiento? Lo primera consideración previa (a una definición) en la que se necesita reparar es que no hay objeto sin perspectiva. “Si decimos que todo conocimiento es conocimiento para un sujeto, admitimos entonces que en dicho sujeto el conocimiento se presenta bajo la forma de pensamiento, es decir, bajo una forma que en un sentido amplio podemos llamar teórica”. (Sabino, 1986; 22). A “secas”, el término entrevista remite a un mundo de ideas; de modo que los autores que escriben sobre el tema (y aunque lo nieguen de manera explícita), estuvieron obligados a buscar refugio en contextos teóricos o sistemas referenciales, para poder abordarlo, para darle dirección, para delimitarlo, para someter a discusión lo obvio y previsible. Se quiere señalar con lo anterior, que la entrevista será una realidad “aprehendible” en la medida en que poseamos un instrumental teórico para abordarla. Algunos periodistas nutren su reflexión desde lo que emerge de la recolección de opiniones y saberes acerca de la práctica de los profesionales. Hay entre éstos quienes realizan estudios de campo para recoger los testimonios y perspectivas que puedan hallarse aislados; o se apropian legítimamente de los conceptos sintetizados en simposios y reuniones. El estudio proporcionado por la bibliografía que ha comenzado a aparecer en cuanto al uso del término y los diferentes tipos y clases de entrevista en el campo periodístico y de la comunicación, reconoce en muchos casos aquél origen. La segunda advertencia se desprende de la anterior. Si siempre hay teoría en las perspectivas, no habrá una definición irreprochable de entrevista. Plantearse problemas del tipo que estamos tratando (definir qué se entiende por entrevista), supone una voluntad, una preocupación, una duda; supone como se dijo anteriormente, un sujeto concreto. A su vez, la entrevista, o lo que se conozca de ella será un producto social, para una cultura y en una época determinada.

Page 4: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

Si no se atiende este aspecto, no se comprende muy bien cómo la entrevista para algunos autores es una herramienta que recoge información pura, y para otros es la expresión de una relación social. En el esquema de investigación propuesto por la sociología desarrollada en los EE.UU. en el siglo XX, la entrevista era una técnica que permitía recoger datos acerca de “las percepciones de una persona, sus creencias, sentimientos, motivaciones, anticipaciones, o planes futuros” (Selltiz, 1971; 267). Así mientras los métodos de observación dentro del proceso de una investigación estaban orientados a la descripción y comprensión de la conducta presente del individuo, la entrevista y el cuestionario se reservaban para proporcionar información sobre la conducta pasada o privada de las personas. Selltiz advertía, sin embargo, que en la entrevista, la mayor parte de la fiabilidad descansaba en la información verbal del sujeto y que por esto el entrevistador estaba obligado a estimar su valor. “La información proporcionada por el sujeto puede ser tomada o no por su valor intrínseco; puede ser interpretada a la luz de otros conocimientos acerca del sujeto, o en términos de alguna teoría psicológica; pueden ser obtenidas inferencias sobre aspectos de su actuación que él mismo no ha aportado. El punto de partida, no obstante, es el informe del propio sujeto. Así, estos procedimientos ordinariamente pueden conseguir solamente el material que el sujeto quiere y puede aportar”. (El subrayado es nuestro) ( Selltiz, 1971; 268) Desde esta perspectiva, la preocupación del investigador al operar con esta técnica, está centrada en si el entrevistado dice o no la verdad; en asegurarse de que los dichos del entrevistado se aproximen lo más posible a la verdad. Alguien podría preguntar acerca de los parámetros para establecer, valor intrínseco de la información proporcionada; además, ¿residen esos patrones en el sentido que construye el sujeto que entrevistamos? Podría interrogarse acerca de qué otros materiales o que otras inferencias pueden desprenderse, de un uso de la entrevista más allá de lo que el sujeto quiere y puede aportar. Por último, si los dichos son medidos en función de la verdad, ese alguien estaría en todo su derecho de preguntarse ¿La verdad para quién?. La entrevista en este enfoque parece percibirse como una relación muy determinada por las preocupaciones iniciales del investigador, más que de la interacción resultante. Una relación en donde el entrevistador no se “contamina” con su entrevistado, y en donde éste tiene un papel relativizado que jugar. El supuesto metodológico descansa en el carácter fáctico, objetivo, y verificable del conocimiento; y en la confiabilidad y validez de los datos recogidos según parámetros de conducta más o menos

Page 5: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

estructurados, pero preestablecidos por el investigador. Con la “irrupción” de las corrientes constructivistas, se presta una mayor atención al lenguaje. Este aparece como “el” medio simbólico expresivo, algo que hace visible la subjetividad y posible la interacción de los sujetos. Dicho de un modo muy general, la sociedad deja de pensarse como un órgano con vida propia, para concebirse como una resultante de constantes procesos de intercambios simbólicos en situaciones sociales problemáticas. Las metodologías y las técnicas para el abordaje de la realidad social, pierden esa condición aséptica característica del encuadre positivista. Dentro de este contexto, la entrevista más que una herramienta para la recolección de datos, se percibe como un intercambio simbólico particular. “Dicho de otra forma, la entrevista es una relación imaginaria entre entrevistados y entrevistadores” (Saltalamacchia, 1998; 110). Esta relación social produce una información valiosa, debido a la interacción misma entre entrevistador y entrevistado, y no pese a ella, como se percibe en el enfoque anterior. “El entrevistador puede tratar de imaginar al entrevistado, no como un depósito de información fáctica, sino como un sujeto capaz de articular un pensamiento propio” (Saltalamacchia 1998; 110). Esto no significa desestimar las preocupaciones inherentes a la planificación de la investigación y por ende de la entrevista, como veremos más adelante. La última consideración está centrada en la necesidad de ser conscientes de que: si no hay técnicas neutrales que operen sobre su objeto, tampoco habrá preguntas ni registros neutrales. Algo de ello parece advertir Cantavella cuando se refiere a que el periodista no es una combinación de grabador y máquina fotográfica. “Todo periodista, selecciona siempre, y aunque no juzgue, sólo en el modo de enfocar llevar y desarrollar la entrevista, está interpretando lo sucedido (...), aún el más objetivo, es siempre un intérprete de la realidad” (Cantavella, 1996; 63). Las preocupaciones de corte “instrumental” derivadas de los encuadres teóricos positivistas, sobreviven en muchos manuales de entrevista. Los decálogos de uso de tal “instrumento” son con frecuencia, un cúmulo de sugerencias cuya aplicación en la mayoría de los casos, resulta prescindente del sujeto del diálogo, el medio y la situación. Como se ha intentado ejemplificar en los párrafos anteriores, el problema radica en ceder ante el espejismo de pensar en una cierta independencia entre teoría y técnica, o que esta última no guarda ninguna relación con los aspectos teóricos.

Page 6: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

De este modo se plantea una falsa dicotomía entre aspectos de formulación o teóricos (abstractos), y otros de carácter aplicativo, técnico, que no poseen dimensión teórica. En esta dirección parece marchar la siguiente aclaración: “Sin la pretensión de invocar un supuesto carácter científico para el género, pero convencido de que hay modos de hacer bien las cosas, y de que existe multitud de ejemplos en los que se alcanzan incluso alturas poéticas, develando el mundo a través del diálogo periodístico, este libro se consagra a examinar los problemas comunes y a reflexionar sobre las estrategias que se ponen en la entrevista”. (Halperín, 1995, 11). Con este planteamiento sólo bastaría una persona dotada de sentido común y un buen instructivo. Por el contrario, inserta en un proceso de conocimiento de la realidad, la entrevista concreta un conjunto de saberes teóricos; es una instancia de articulación entre teoría y técnica, donde cada una es la expresión de la otra. Lo que tratamos de subrayar es que, cuando se pretende operar con la entrevista sólo con la mirada “instrumental”, aquella incorpora de manera no explícita y de un modo no consciente, teorías que pueden llegar incluso en sus aspectos formales a ser contradictorios y que actúan de manera perjudicial en el interior de la entrevista. Esto significa que el profesional que no se interroga acerca de las preguntas que hará a su entrevistado, no estará en condiciones a la hora de analizar las respuestas obtenidas. En suma, será controlado por su técnica. “Dado que se puede preguntar cualquier cosa a cualquiera y que casi siempre alguien tiene buena voluntad responder cuando menos algo a cualquier pregunta, aún la más irreal, si quien interroga, carente de una teoría del cuestionario, no se plantea el problema del significado específico de sus preguntas, corre el peligro de encontrar con demasiada facilidad una garantía del realismo en la realidad de las respuestas que recibe”. (Bourdieu, 1986; 63). El énfasis puesto aquí en el aporte que esta técnica hace al conocimiento o a su divulgación, tiene relación con lo señalábamos al comienzo del artículo y con lo que también sostiene Leonor Arfuch, en cuanto a que “la entrevista es uno de los instrumentos por excelencia de la investigación periodística. De tipo testimonial o indagatorio, dirigida al testigo de hechos, al protagonista, al ciudadano, a voces autorizadas, a especialistas, tiene el mismo valor que en sus usos en ciencias sociales; reconstruir un acontecimiento, una historia, casos ejemplares, encontrar un orden y una verdad. En este sentido, los umbrales de una y otras formas no son tan nítidos”(Arfuch, 1995; ).

Page 7: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

3. Diálogo, proximidad e imaginación: pilares de una definición Dialogo, proximidad e imaginación, son los rasgos que en principio parecen contar con el consenso necesario entre los autores consultados, a la hora de estructurar el concepto de entrevista. “El diálogo periodístico es también la oportunidad de tener una fuente única a nuestra disposición, mejor dicho a disposición de la habilidad que tengamos para construir el vínculo que nos permita obtener del sujeto toda la información que buscamos, lo voluntario y también lo involuntario, incluso trabajando con sus medias palabras” (Halperín, 1995; 10). El vínculo entre periodista y entrevistado se construye a partir de un tipo de conversación. que: “funciona con las reglas del diálogo privado (proximidad intercambio, exposición discursiva con interrupciones, un tono marcado por la espontaneidad, presencia de lo personal y atmósfera de intimidad), pero está construida para el ámbito de lo público”. (Halperín, 1995; 13). Al tratar de responder ¿qué se entiende por entrevista? Cantavella afirma que en principio hay que deslindar todos aquellos procedimientos mediante los cuales los periodistas abordan a diferentes personajes con el objetivo de obtener información que luego emplearán en cualquier artículo o crónica, de los que se valen del “diálogo que se mantiene con una persona con el fin de publicar sus palabras más o menos literalmente” (Cantavella, 1996; 21). Más allá de las consideraciones prácticas de cómo obtener los elementos para una noticia, el colega español señala que “ la entrevista es la conversación entre el periodista y una o varias personas con fines informativos (importan sus conocimientos, opiniones o el develamiento de la personalidad) y que se transmite a los lectores como tal diálogo, en estilo directo e indirecto” (Cantavella, 1995; 26). Analizada dentro del contexto del proceso de investigación, el profesor Carlos Sabino, también hace hincapié en el diálogo como rasgo estructurante. “La entrevista desde un punto de vista general, es una forma específica de interacción social. El investigador se sitúa frente al investigado y le formula preguntas, a partir de cuyas respuestas habrán de surgir los datos de interés. Se establece así un diálogo, pero un diálogo peculiar, asimétrico, donde una de las partes busca recoger informaciones y la otra se nos presenta como fuente de esas informaciones” (Sabino, 1986; 139).

Page 8: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

La particularidad de este diálogo también es subrayada por Halperín cuando afirma que “la relación entre el periodista y su personaje no es entre pares; es asimétrica. Nuestro sujeto está en el centro de la escena –lo hemos elegido por ser un personaje público porque es un hombre clave en el tema que exploramos-, y nosotros a un costado, facilitando su contacto con los lectores y oyentes” (Halperín, 1995; 13). La voz del entrevistado es la que cuenta, pero por otra parte, ese personaje público está “a disposición “ del periodista para ser guiado, criticado o derivado a otros temas; esto expone otra faceta del carácter asimétrico de esa relación. . Pese a la singularidad que le aportan estos rasgos, la entrevista no se diferencia en mucho de “otras relaciones sociales en las que se produce información mediante la interacción de uno o más personas” (Saltalamachia, 1998; 109). Según este autor, la entrevista permite ser analizada como una relación social. Es preciso aclarar que este enfoque se halla dentro de perspectivas metodológicas cualitativas y que el autor considera adecuadas para el abordaje de la problemática social en general. No obstante, esta mirada implica comprender que la entrevista, más que diálogo y proximidad física (aún las mediadas por la tecnología) entre dos personas, es una relación imaginaria entre entrevistador y entrevistado. “Decir que la relación es imaginaria no cumple una función estilística. No se trata de presentar una metáfora con una prioritaria intensión estética; por el contrario, presentar las cosas de esa manera pretende enfatizar una idea que debe ser recordada durante toda la entrevista; ambos interlocutores se relacionan con la imagen que cada uno tiene del otro y no con un ser real; cada interlocutor imagina quién es y qué piensa aquél con quien está compartiendo la experiencia de la entrevista y es a esa imagen a la que le pregunta o a la que le responde. Tenerlo en cuenta es cardinal, pues las preguntas y respuestas serán diferentes cuando esas imágenes varíen, en el caso en que uno de los dos tenga una imagen del interlocutor la entrevista será una, y en el caso de que tenga otra imagen del mismo interlocutor, la entrevista será distinta”. (Saltalamachia, 1998; 110). Lo que advierte el autor, en definitiva, es que lo que actúa consciente o inconscientemente en esas imágenes, operarán de manera indefectible en todo el proceso de la entrevista modificando o reafirmando dichas imágenes (desde la selección del entrevistado, al contenido de las preguntas, a su formulación y a la edición de las respuestas), por lo que es necesario una vez más, precaverse ante la inminencia de este proceso. El entrevistador “debe estar consciente de ese flujo de representaciones y debe intentar que ellas vayan en el sentido que más ayude al espíritu de la entrevista que se está produciendo”.

Page 9: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

(Saltalamachia, 1998;110). Rosana Güber también reflexiona acerca del carácter comunicativo y productivo de la entrevista y de la importancia de las representaciones que entran en juego ( ella las denomina “repertorios”), al analizar las entrevistas efectuadas a dos militantes nacionalistas, dentro del contexto de una investigación sobre Malvinas. “Por ser éste uno de los primeros encuentros de mi investigación, desconocía y malconocía los repertorios de mis interlocutores (...) Esperé que mi presentación los hubiera convencido, y que pudiera combinar mi supuesta amplitud de antropóloga con mi información como ciudadana. Pensé que desde mi neutralidad, podría seguir y penetrar la lógica de sus discursos. Una relectura más detenida de la transcripción muestra que no fue así, y que el investigador puede verse arrastrado como participante, dentro de una entrevista. Mi presentación verbal y no-verbal contribuyó a delinear el contexto durante los 90 minutos. El análisis revela cómo los tres negociamos fronteras y posiciones, re-definimos la situación, y creamos nuevos objetivos en relación al tema de reunión: el sentido de Malvinas y el de la Nación” (Güber, 1994;31). El intercambio entre las dos personas físicas da como resultado un producto más complejo que lo que “a simple vista” transmite el entrevistado. “La entrevista periodística es un intercambio entre dos personas físicas y unas cuantas instituciones que condicionan subjetivamente la conversación. El entrevistado habla para el periodista, pero también esta pensando en su ambiente, en sus colegas, en el modo como juzgarán sus declaraciones la gente que influye en su actividad y en su vida y el público en general”. (Halperín, 1995; 14). 4. La investigación y la planificación de la entrevista. En el desarrollo de las diferentes etapas que exige una investigación de las que proponemos a nuestros alumnos, es altamente probable que se utilicen varias modalidades de entrevistas. Es más, la investigación podría exigir un tipo de entrevista por cada entrevistado. La mayoría de los autores arriesga una tipología soportada por algunos de estos criterios . El grado de planificación, y el ajuste a esa planificación, deriva en que las entrevistas puedan ser “estructuradas” o “no estructuradas”, con posibilidades intermedias. Las últimas son las de mayor presencia en nuestras investigaciones de cátedra. Brevemente señalaremos que en ambas modalidades existe un plan previo. Sólo que en las primeras, durante la entrevista, el

Page 10: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

plan se aplica rigurosamente, mientras que en las “no estructuradas ese plan admite modificaciones. Al describir los métodos y técnicas aplicadas para una investigación que se propuso analizar las transformaciones familiares, representaciones y valores en los tiempos de Menem, sus autores explican los criterios que estructuraron la toma de datos cuantitativos y cualitativos en Tucumán, Capital y Conurbano. “Las entrevistas que hicimos no fueron rígidas, haciendo las mismas preguntas cada vez. Fueron entrevistas antropológicas, es decir en forma de charla con el entrevistado” (Isla, Lacarrieu, Selby.1999; 35). Estos investigadores diseñaron un tipo de entrevista para cada contexto. Por ejemplo en Buenos Aires el modelo de entrevista estuvo referenciado por los temas y preguntas que se efectuaron en Tucumán. Preguntas y problemas que habían sido de interés para los autores como para los entrevistados. “Por ello la entrevista fue diseñada según diversos tópicos de importancia de acuerdo a nuestros objetivos, considerando una primera parte de indagación sobre datos duros de la familia (demográficos, ingresos, ocupacionales), y una segunda, donde concentramos la atención en los temas generales, ligados a: a)el funcionamiento y administración de fondos en la casa; b)las relaciones familiares, teniendo en cuenta las diferencias de género y generacionales y pivoteando en torno al concepto simbólico de respeto; c) vinculado al primer tema, las representaciones sociales acerca de la crisis; d) las visiones respecto de la economía política, considerando las atribuciones de sentido dados al modelo económico imperante, al lugar del menemismo en este contexto y sus relaciones con gobiernos anteriores, como valoraciones de la democracia y de los partidos políticos en general” (Isla, Lacarrieu, Helby. 1999; 36). Esta flexibilidad da algunas ventajas: permite explorar un universo poco conocido, da lugar a la aparición de lo imprevisto y estructura menos los procesos de asociación y memorización del entrevistado (ampliaremos este aspecto en el apartado Contenidos y sentidos de las preguntas). Como desventajas se suelen apuntar el excesivo tiempo de preparación que demandan, o la exigencia de un entrevistador muy atento que evite que la entrevista se dirija a caminos diferentes o inútiles a la investigación. Los resultados, (esto es extensivo a cualquier tipo de entrevista), dependerán del objetivo perseguido y del modo utilizado. Para otros autores, la elección y el uso están casi siempre determinados por el tipo de información que se busque en el entrevistado. Es el caso de este periodista que entiende que los tipos de entrevistas persiguen diferentes finalidades, tales como: “que (el entrevistado) haga una revelación inédita; formule una propia

Page 11: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

denuncia, muestre un ángulo desconocido para el personaje, profundice en algo que ha llamado la atención, exponerlo como testigo,”(Halperín, 1995). En este análisis de la entrevista dentro del proceso de investigación, incluimos las variantes en las que el grado de presencia personal es alto o relativamente alto (de personaje, divulgación, testimoniales, de declaraciones). Se pueden incorporar además las que en otros manuales son denominadas “de semblanza”, o “de personalidad”. Brevemente señalemos que una entrevista de personalidad apunta sobre todo a esa información acerca de la manera de ser y de pensar del individuo que tenemos adelante. “A través de nuestras preguntas manifestará su trayectoria, opciones presentes y anhelos más sentidos, a lo que intercalaremos la impresión subjetiva que nos produce: con la mezcla de ambas aportaciones el lector sacará sus propias conclusiones, y lo que se pretende es que cuando termine de leerla, se haya formado una opinión entera y fundamentada, sobre el entrevistado”(Cantavella, 1996; 38). Elegida la modalidad, afloran otras preocupaciones. Sólo brindaremos un detalle de las recomendaciones, porque es abundante la bibliografía sobre el particular. * la mayoría de los manuales aconseja tener pautas claras acerca de quién maneja la entrevista, pese a que por momentos el entrevistado tenga la posibilidad de conducirla, siempre a los fines de que su cooperación aumente; además, es útil y necesario que el entrevistador pueda comparar lo que espera escuchar y lo escuchado. para las entrevistas que manejamos, conviene una guía, donde

se boceten los temas; en el caso de las semiestructuradas, la redacción de alguna pregunta o preguntas importantes que puedan quedar omitidas en el transcurso del contacto con el entrevistado;

algunos autores que entienden que el boceto en el papel, torna menos espontánea a la conversación. Lo mismo ocurriría con el grabador;

comunicar la última finalidad de la entrevista o de la investigación, no siempre es aconsejable en el periodismo , ya que en ocasiones, esta franqueza desencadena el final del encuentro o aborta la cita;

conviene considerar si las respuestas entrañan algún riesgo para el entrevistado, dado su carácter confidencial, privado, etcétera.

Al hablar de una relación social, se mencionó la particularidad de que las imágenes son las que determinan este vínculo; esas imágenes se apoyan en el lenguaje, los gestos, la apariencia y en los prejuicios preexistentes. Prever la influencia que pueda tener nuestro vocabulario y construcción de las frases, pensando

Page 12: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

en la claridad, o en la naturalidad, son de oportuna ayuda. Las entrevistas medianamente estructuradas, suelen requerir el

auxilio de otras herramientas para la construcción de los datos, por ejemplo, la observación.

finalmente se recuerda la imposibilidad de llevar a cabo con éxito cualquier indagatoria, sin una exhaustiva documentación acerca del entrevistado.

Entre otros motivos para reflexionar acerca de la importancia de preparar la entrevista, en el contexto de la investigación, se encuentra el que muchas veces ella constituye la única forma de obtener la información buscada. No siempre los documentos están a disposición; la confiabilidad de los mismos está puesta en duda, o lo que ocurre con mayor frecuencia, el informante clave, sólo está dispuesto “unos minutos” y después de largos “pasilleos”. Este enfoque parte de la suposición de que no se está trabajando con fenómenos naturales; por ende, la experimentación libre con esta técnica es difícil que arroje un buen resultado para la investigación: el entrevistado nunca será el mismo. Es casi imposible que un entrevistado conceda otro momento de su agenda o nos vuelva a reproducir su respuesta en el mismo contexto, con la misma narración. Las recomendaciones de párrafos anteriores tienen una formulación bastante ideal. En realidad son pocos los criterios que pueden determinarse concretamente de antemano. Es necesario entonces una evaluación de dichos parámetros durante el desarrollo de la investigación. Antes de entrar en el contenido de las preguntas, señalemos la importancia que adquiere para una entrevista, la posesión de criterios adecuados para controlar la veracidad de la información. Es lo que algunos investigadores llaman la “consistencia interna” de la información recogida. En el empleo de entrevistas de personalidad, es bastante común que aparezcan las “distorsiones” en las respuestas del entrevistado. No obstante, es posible una comparación cruzada de los datos obtenidos para reforzar la exactitud de la información. “ Debe admitirse que no existe ninguna prueba interna que, sin otra ayuda, permita al analista (en nuestro caso periodista investigador), adaptar su material. Las únicas pruebas correctivas satisfactorias con las externas, tales como el grado de correspondencia con otras fuentes de información o con la conducta observada (...), Si no es posible corroborar determinados tipos de afirmación, debemos conformarnos con su plausibilidad intrínseca” (Madge, John, en Magrassi-Rocca, 1980; 18). 5. Contenidos y sentidos de las preguntas.

Page 13: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

Cuando se les plantea a los alumnos que es importante imaginar al entrevistado como sujeto, se cosecha un complejo de respuestas que encierran dosis de incredulidad y sorpresa por lo “obvio” de la propuesta. Sin embargo, en el apartado anterior, uno de los puntos señalados como claves en la preparación del reportaje, es que el entrevistado colabore activamente con el objetivo de la investigación. En las aulas todavía prevalece la convicción, que un buen cúmulo de preguntas puede con el entrevistado. La experiencia de nuestros alumnos en la producción de entrevistas, al menos, parece contradecir el sustento de dicha afirmación (porque) : el entrevistado, nunca es un informante pasivo. Una pequeña digresión en referencia a los códigos y sus representaciones. Hace algunos años, Selltiz y otros investigadores consideraban (desde la perspectiva empistemológica ya apuntada), a la entrevista como una “técnica de recogida de datos” y que el contenido de la pregunta constituía un aspecto sobresaliente de la misma.. Aunque no compartimos sus posiciones previas, rescatamos esa preocupación por detallar las áreas de la conducta humana que preocupan a los investigadores. Según Selltiz los entrevistados por lo general responden preguntas sobre cómo actúan, sienten, piensan o creen que es la realidad, hecho de por si demasiado complejo, como para ser explicado con sencillos interrogantes del tipo, “¿Que haría Usted si...?” Por qué cree que es...? ¿Qué significa para Usted tal...? ¿Puede indicarnos si conoce...? Establecían luego categorías rigurosas acerca de cómo redactar los interrogantes según apuntaran a hechos conocidos, creencias, sentimientos o normativas sociales representadas en el entrevistado. Si bien confiaban en la función que en general presta la entrevista, reparaban en la necesidad metodológica de reflexionar acerca de la generalidad con la que se formulan las preguntas y en los cuidados y dificultades que ocasionan en el entrevistado. La explicación ofrecida para esta particularidad es que aquél, pone en funcionamiento “mecanismos de defensa” ante cualquier pregunta, pero es indudable que también se activan dichas estrategias ante cuestionarios formulados de modo tan impreciso, por los investigadores. Si la pregunta remite a algún momento o aspecto desgradable de la experiencia personal del entrevistado, éste tal vez finga no recordar; o en ocasiones cuando lo que está en juego es su comportamiento frente a una escala de valores, suele “escapar” idealizando su propio “deber ser”, más que en evaluar su propia

Page 14: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

conducta. Cabe recordar que el entrevistado habla “en nombre” de varias instituciones sociales. Para estos autores, la respuesta a una pregunta sobre un hecho conocido se vuelve “ficción” en boca del entrevistado, porque no desea o no puede someter a su memoria a semejante esfuerzo de reconstruir un acontecimiento pasado. Tratándose además, de la utilización de una técnica dentro de una investigación cercana al campo de la investigación social, insistimos en recordar que el objeto de su estudio “no es una realidad estática, inmutable o repetible, sino hechos únicos, irrepetibles y en los que el principal protagonista es un hombre o mejor dicho un grupo de seres humanos, que actúan sienten y piensan en tanto que participan y pertenecen (en aceptación o rechazo) de su propia cultura a un determinado tipo de sociedad”. (Magrassi-Rocca. 1980;12). Los sujetos que por lo general son abordados en las investigaciones mediante esta técnica, manejan “códigos simbólicos, que reflejan valores, que se expresan en normas y que se manifiestan en pautas o formas de comportamiento en la satisfacción de sus necesidades (individuales y a la vez siempre sociales)”. (Magrassi-Rocca. 1980; 13). ¿Cuál es el tipo de preguntas que conviene hacer en una entrevista? Otra vez, existiría una respuesta por investigación y por entrevistado. Saltalamachia entiende que la tipificación de las preguntas deberá servir sobre todo para que el entrevistador pueda “anticipar mentalmente el momento en que habrá de probar su propia entrevista, y servirle de apoyo para que imagine situaciones de entrevista y sus posibles formas de encararlas” (Saltalamachia 1998; 117). Para este autor hay preguntas introductorias, de estimulación, de opinión, sobre hechos, focalizadoras y de aclaración. (Utilizaremos como ejemplo la batería de preguntas que se detallan a continuación, tal como fueron editadas y publicadas por el diario Página/12 en un reportaje exclusivo al ex presidente del Banco Central Mario Blejer).. 1. -¿Por qué sube el dólar? 2. -¿Pero ayer mejoró la situación en Brasil y Uruguay

mientras que en la Argentina el dólar siguió subiendo... 3. -¿Y si no hay acuerdo? 4. – El FMI presiona para que el Central deje de intervenir

en el mercado cambiario. ¿ Es posible cumplir sin que se dispare el dólar?

5. -¿Cree posible el mantenimiento de la flotación cambiaria o la Argentina se encamina hacia una dolarización o un tipo de cambio fijo?

6. -¿Por qué en su carta de renuncia mencionó la

Page 15: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

“debilidad” en la independencia del Banco Central? 7. -¿Qué pasó concretamente? 8. -¿Cómo quedará el sistema financiero? 9. -¿Piensa que el plan Bonos se encamina al fracaso. ¿Se

viene un canje compulsivo de los depósitos? 10. -¿A qué se dedicará ahora? 11. – Se lo mencionó como reemplazante de Lavagna,

¿aceptaría ser ministro de Economía? 12. –Alguna vez mencionó que no quería ser presidente del

Central de una hiperinflación. ¿Se va porque estamos al borde de ese proceso? ( Zlotnik, Claudio. Página/12. Edición del 25 de junio de 2002).

A modo de contexto, señalemos que el ex presidente del Banco central en sus respuestas salió al cruce en esa oportunidad de una versión que lo sindicaba como reemplazante del ministro de economía de la Nación. Además explicó sus diferencias con el ministro Roberto Lavagna. Pronosticó un acuerdo próximo en el tiempo con el Fondo Monetario Internacional, y estimó que el dólar se mantendría alto pero estable en un sistema financiero más reducido por el cierre de algunas entidades bancarias. Volviendo ahora a la clasificación, recordemos que Saltalamacchia, señalaba que las introductorias, tienen como propósito abrir el diálogo. Son abiertas, permiten que el entrevistado recurra a su voluntad para introducirse en el tema.(Ver pregunta 1 del ejemplo). Aunque es probable que el encuentro haya comenzado con otro tipo de conversación mucho más trivial y cotidiana. Las de estimulación, tratan de “concentrar al entrevistado sobre algo que ha sido dicho y que nos parece importante desarrollar”(Ver 2 y 3). Todos aquellos interrogantes que estimulan la formulación de pareceres actuales o pasados, son las de opinión (ver 4, 6 y 8). Mediante las preguntas sobre hechos, se propone al entrevistado un relato lo más caracterizado posible de su experiencia o conocimiento(Ver 5, 9 y 10). Las focalizadoras, son las que por lo general hacen “volver” al entrevistado cuando éste se aparta demasiado de nuestro interés (Podría ser considerada como focalizadora la pregunta 10). Finalmente, las de aclaración, se hacen cuando el que pregunta no ha entendido, o se desea corroborar lo antedicho (Ver 7, 11 y 12). Tan importante como el contenido requerido, es anticipar el sentido que podrían tener esas respuestas en el que las recibirá. En este contexto “sentido” será definido como el lugar que ocupan los hechos en la estructura de relevancias que organizan la percepción activa del sujeto entrevistado.

Page 16: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

Esa estructura es la que se sustenta en los valores y conocimientos que, suponemos, el interpelado comparte, en algunos casos, con casi todos sus contemporáneos y en otros, con sólo alguno de ellos, generalmente miembros de su grupo de pertenencia. Sin ellas no diferenciaría lo que le interesa o lo que repudia o admira. La reconstrucción de sentido es una posibilidad que tiene el investigador frente a una postura absolutamente desprevenida ante las respuestas del entrevistado. Además, como se señaló, “ el tiempo transcurrido entre los hechos relatados y el momento de la entrevista puede ser un obstáculo para reproducir ese sentido implícito en sus actuaciones e interpretaciones del mundo de años anteriores.” (Saltalamachia 1998; 123). Por un lado el olvido, y por la imposibilidad concreta del entrevistado de separar con claridad valores y conocimientos actuales de los que tuvo en un pasado, siempre existe el riesgo de tomar como actuales sus perspectivas pasadas, o viceversa. Al hablar de relación social y de imágenes, cabe esperar además que el entrevistado, caiga en la tentación de “adivinar” el deseo de su entrevistador, para “satisfacerlo”. En suma, lo que se trata de afirmar aquí, es que la mejor manera de “combatir” los rasgos subjetivos del entrevistador y del entrevistado en el proceso de la entrevista y de la investigación, no es ocultándolos; al contrario, al hacerlos conscientes es como el proceso de indagación se “protege” de los errores. Por último, hay que insistir en la idea de que si bien todo entrevistado interpretará sus hechos pasados y presentes acudiendo a sus valores y conocimientos, esto no debe ser vivido como invalidante, de dicho proceso. El entrevistado le narra al periodista o al científico acontecimientos por él vividos o conocidos, compartidos por sus contemporáneos, y atravesados por su interpretación. Precisamente, de lo que se trata, es de que la entrevista sirva para captar el sentido atribuido. 6 . Posibilidades Lo que se ha tratado de resumir, son un cúmulo de aportes e indicaciones que apuntan a repensar cada investigación, cada entrevista, para ir obteniendo un entrevistador atento y vigilante en cada paso del aprendizaje. Sin menoscabar el bagaje de la práctica profesional transmitida , hemos querido indagar en parte de la abundante experiencia que las ciencias sociales han recogido y sistematizado en el uso de estas técnicas. Con esto no pretendimos efectuar una trasposición mecánica o lineal de un campo de conocimiento a otro (de las ciencias sociales al periodismo), sino que el objetivo perseguido es el de enriquecer la reflexión en un espacio interdisciplinario, como lo es el de la

Page 17: La entrevista en el proceso de investigación.pdf

docencia. 7. Bibliografía. ARFUCH, Leonor. La entrevista una invención dialógica. Barcelona. Paidós, 1995. BOURDIEU, Pierre, CHAMBOREDON Jean Claude, PASSERON ,Jean Claude. El oficio de sociólogo. México. Editorial S.XXI. 1986. CANTAVELLA, Juan. Manual de la entrevista periodística. Barcelona, Ariel, 1996. GUBERN, Rosana. Nacionalismo reflexivo. La entrevista como objeto de análisis. Revista de investigaciones folklóricas. Vol. 9. Diciembre 1994: 30-41. HALPERIN, Jorge. La entrevista periodística. Barcelona. Paidós. 1995. ISLA, Alejandro, LACARRIEU, Mónica, SELBY, Henry. Parando la olla. Bs.As, Norma, 1999. MAGRASSI, Guillermo, ROCCA, M. La historia de vida. Bs.As. Centro Editor de América Latina, 1980. SABINO, Carlos. El proceso de investigación. Bs.As. Humanitas, 1993. SALTALAMACCHIA, Homero. La entrevista. Cuadernos de investigación. La Plata, Ediciones al margen. 1998.Pp. 112-140. SELLTIZ, JAHODA, DEUTSCH Y COOK. Métodos de investigación en las relaciones sociales. Madrid. Rialp, 1965.