la devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

16
La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje, construyendo trayectorias en un dispositivo de formación docente Juan Camer, [email protected] Lic. Carlos Marano [email protected] Prof. Marisa Rodríguez[email protected] UNICEN Eje El cuerpo en la escena educativa La presente ponencia se inscribe en un dispositivo de intervención desde el cual se piensa e implementa la intervención educativa en la asignatura Dinámica de Grupos del Profesorado de Teatro. Es nuestro propósito comunicar una experiencia de trabajo y abonar a la reflexión sobre los dispositivos formadores que ponemos en juego en la formación docente, en vistas a la construcción de saberes y habilidades necesarios para la práctica educativa. En esta oportunidad hacemos foco en los sentidos que la “devolución”, en tanto intervención del coordinador, tiene y/o puede tener en la formación docente. Para ello, encuadraremos las intenciones que la misma tiene en el marco del dispositivo de la cátedra y pensando a la formación docente como una trayectoria. En segundo lugar, abordaremos los supuestos psicosociales que fundamentan una intencionalidad político pedagógica y que instalan a la “devolución” con determinados sentidos en un dispositivo de intervención. En tercer lugar, describiremos el dispositivo a los efectos de visibilizar el lugar que tiene la “devolución” en distintos momentos de la cursada y en distintas tareas. Como cuarto lugar y último apartado, presentamos las inquietudes y reflexiones que este tipo de intervención implica en la formación docente y, puntualmente en la formación de docentes de teatro, en el que el cuerpo y la palabra adquieren una impronta vivencial particular. Algunos de los planteos que nos interesan resaltar en este apartado problematizan los aportes de la crítica genética a este proceso, el lugar del coordinador y la lectura de la unidad de trabajo, los sentidos para sí y para el otro y la devolución y el proceso creativo, tanto pedagógico como teatral. Estas son algunas de las líneas de pensamiento que se inscriben en un proceso de sistematización y reflexión de un dispositivo de trabajo desde la voz de un equipo de trabajo.

Upload: others

Post on 07-Jul-2022

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje, construyendo

trayectorias en un dispositivo de formación docente

Juan Camer, [email protected]

Lic. Carlos Marano [email protected]

Prof. Marisa Rodrí[email protected]

UNICEN

Eje El cuerpo en la escena educativa

La presente ponencia se inscribe en un dispositivo de intervención desde el cual se

piensa e implementa la intervención educativa en la asignatura Dinámica de Grupos del

Profesorado de Teatro. Es nuestro propósito comunicar una experiencia de trabajo y abonar a

la reflexión sobre los dispositivos formadores que ponemos en juego en la formación docente,

en vistas a la construcción de saberes y habilidades necesarios para la práctica educativa.

En esta oportunidad hacemos foco en los sentidos que la “devolución”, en tanto

intervención del coordinador, tiene y/o puede tener en la formación docente. Para ello,

encuadraremos las intenciones que la misma tiene en el marco del dispositivo de la cátedra y

pensando a la formación docente como una trayectoria. En segundo lugar, abordaremos los

supuestos psicosociales que fundamentan una intencionalidad político pedagógica y que

instalan a la “devolución” con determinados sentidos en un dispositivo de intervención. En

tercer lugar, describiremos el dispositivo a los efectos de visibilizar el lugar que tiene la

“devolución” en distintos momentos de la cursada y en distintas tareas. Como cuarto lugar y

último apartado, presentamos las inquietudes y reflexiones que este tipo de intervención

implica en la formación docente y, puntualmente en la formación de docentes de teatro, en el

que el cuerpo y la palabra adquieren una impronta vivencial particular. Algunos de los

planteos que nos interesan resaltar en este apartado problematizan los aportes de la crítica

genética a este proceso, el lugar del coordinador y la lectura de la unidad de trabajo, los

sentidos para sí y para el otro y la devolución y el proceso creativo, tanto pedagógico como

teatral. Estas son algunas de las líneas de pensamiento que se inscriben en un proceso de

sistematización y reflexión de un dispositivo de trabajo desde la voz de un equipo de trabajo.

Page 2: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

El dispositivo y la disposición de trayectorias

La formación docente atraviesa un momento de grandes desafíos en un contexto de

mutaciones institucionales, donde los instituidos modernos ya no representan y sostienen las

prácticas pedagógicas. Transitamos un momento epocal e institucional en el que se hace más

necesario visibilizar las tramas y lógicas con las que operan los dispositivos formadores. En

este sentido, venimos sosteniendo (Marano: Rodríguez: 2013) la relevancia que adquiere

pensar la enseñanza en clave de dispositivo, dado que el mismo permite un posicionamiento

estratégico del docente, una lectura situacional y un campo de intervención con un mayor

registro de la complejidad de lo educativo. Siguiendo los desarrollos de Souto (1999), en

función de una intencionalidad pedagógica que es la de facilitar el aprendizaje, la enseñanza y

la formación, el dispositivo se constituye en un artificio que genera, “dispone” las

condiciones de posibilidad para presentarse como revelador, analizador, organizador técnico y

provocador.

El dispositivo es un fomentador, revelador de sentidos múltiples, de significados

explícitos e implícitos, de lo que proviene de lo subjetivo, de lo intersubjetivo, de modos de

relación entre los sujetos, de relaciones con el saber.

El dispositivo es un analizador, en tanto desarticula lo que es en apariencia uniforme,

desplegando otros significados posibles. Se requieren para ello de dos condiciones: 1) ofrecer

un espacio y un ambiente que permita el desarrollo de todos los participantes y no el de

algunos en detrimento de otros, y 2) asegurar una tarea de análisis.

Un dispositivo técnico, en su implementación, permite desplegar potencialidades

formativas, objetivar la experiencia propia para convertirla en objeto de estudio y rescatar

aspectos “invisibilizados” de la práctica para resignificarla. Asimismo, permite “poner en

acto” un ambiente facilitador y de continencia, un encuadre que crea condiciones de seguridad

psicológica para llevar adelante la tarea propuesta.

Esta visibilización del dispositivo se articula con otro concepto que es el de

trayectoria. Es importante poder considerar y disponer líneas de intervención en el cuál se

haga visible la formación docente en tanto trayecto formativo, como trayectoria que el sujeto

va desarrollando en diálogo con su producción subjetiva y atravesamientos sociales,

institucionales y grupales. Al decir de Nicastro y Greco (2009) la trayectoria es el camino, el

recorrido, lo transitado en un momento particular, un aquí y ahora en el que se ponen en

juego, se entretejen, cuestiones individuales y colectivas. En este sentido, la formación

pensada en clave de trayectoria no puede ser pensada y transmitida como una totalidad

Page 3: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

acabada que posee un mecanismo particular, al que hay que seguir de una misma manera,

todos por igual. Se trata de un estar siendo en el propio tránsito y ello deviene en un

posicionamiento ético político y metodológico. Pensar la formación como trayectoria necesita

de un dispositivo formador que facilite el registro y reflexión de un proceso vivencial, que

siempre es único y particular, pero que claramente tiene estrategias, determinadas

intencionalidades, que en la formación de docentes es necesario visibilizar, sistematizar y

narrar. Trayectoria y temporalidad nos plantean la necesidad de pensar un entendimiento

situacional. “Nos estamos refiriendo a la posibilidad de hacer un recorte en el espacio y el

tiempo actual, y a la vez contar con un proceso de historiar que nos permita entender ese

haber llegado hasta acá en el cual estamos focalizando.” (Nicastro; Greco; 2009: 25)

Otros devenires en las reflexiones de un equipo de trabajo

En trabajos anteriores hemos consignado que el recordar y el narrar van construyendo

nuevas líneas y estrategias de intervención en el quehacer del docente.

Continuamos en la profundización del diálogo entre el campo grupal y el teatral, con

el aporte de los ayudantes alumnos provenientes del campo teatral y la incorporación de

bibliografía específica en cada una de las unidades temáticas del programa de la asignatura.

Estas articulaciones, que se visualizan desde el equipo de trabajo de la cátedra, van

constituyendo condiciones de posibilidad para que los alumnos, al cursar la materia, también

puedan identificarlas y promover otras.

El desarrollo de la propuesta pedagógica implica que los estudiantes, en tanto

integrantes de un grupo, vayan pasando del lugar pasivo de estudiantes receptores, transitando

procesos vivenciales de constitución de distintos equipos de trabajo, hacia roles más ligados a

la función coordinadora, problematizando tanto la tarea docente como la del director teatral.

A medida que se desarrolla la cursada, desde las intervenciones del equipo docente de

la asignatura, se prepara la transición del pequeño grupo a la conformación de un equipo de

trabajo a ser consolidado durante el segundo semestre del año, en las tareas de registro,

observación y análisis posterior de los materiales relevados en otros ámbitos institucionales y

comunitarios. Estos materiales se constituyen en insumos para la confección de un informe de

trabajo sobre las tareas de campo, que supone el acompañamiento, la tutoría y supervisión

periódica del equipo docente, para despejar dudas, afinar el registro, revisar el grado de

Page 4: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

implicación de los/as observadores/as, y aportar en la construcción de hipótesis sobre los

fenómenos grupales observados.

Desde el dispositivo pedagógico propuesto por el equipo docente de la asignatura se

generan condiciones para que nuestros estudiantes puedan “hacer un salto cualitativo” en la

construcción y sostenimiento de equipos de trabajo en campo, que asumen distintas

características. Algunas de éstas, que ayudamos a construir, serían las siguientes: liderazgos

compartidos, responsabilidad individual y mutua entre los participantes, promoción de la

discusión sin restricciones para el abordaje y análisis de situaciones problemáticas,

estimulación de la construcción de pertenencia que favorece la integración (Fainstein; 1997).

Asimismo, cabe destacar en la construcción de dichos equipos, la relevancia de

generar un proceso de reflexión sobre los vínculos entre los estudiantes- integrantes del

equipo, que permita el intercambio y la puesta en común de diferentes puntos de vista,

orientando los procesos de comunicación al logro de acuerdos para otorgar un criterio de

operatividad a las distintas tareas que se conjugan durante el desarrollo del trabajo de campo.

“Significó un aprendizaje para nosotros como estudiantes, que nos permitía analizar

el rol de un coordinador de un grupo; el rol del docente – coordinador; el rol del

coordinador – director de un grupo de teatro; las particularidades de un grupo; las

singularidades presentes en un grupo; la institución que enmarca un determinado grupo; el

contexto socio – histórico y cultural.” (Nuria, alumna cursada 2013)

En esta trayectoria, la devolución se constituye en una línea de intervención, una

manera de decir y hacer con los alumnos en determinadas situaciones que registradas y

narradas, atravesadas por el cuerpo y la palabra, van tejiendo una trama de disposiciones, de

saberes y habilidades para pensar – se como docente en un aquí y ahora específico.

A partir de lo expresado en las líneas anteriores, podemos hacer referencia a la

construcción en el hacer y aprender colectivamente, de una comunidad de aprendizaje como

otra alternativa que se ha ido gestando en los dispositivos de formación planteados desde el

trabajo del equipo de cátedra.

Como refiere Torres (2004) es preciso identificar estas comunidades y evaluarlas para

construir un proyecto educativo y cultural; asimismo, es preciso repensar lo educativo como

algo amplio que no está tomado sólo por los procesos formativos en las instituciones

educativas, sino incorporando otros espacios no formales para el despliegue de los procesos

de aprendizaje.

Page 5: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

La comunidad de aprendizaje es entendida como un espacio en el cual todos los

actores y participantes son protagonistas. La misma promueve lazos sociales, participación y

pertenencia como una construcción compartida de saberes y de responsabilidades. La

construcción de esta comunidad de aprendizaje genera condiciones de posibilidad para

producir y provocar prácticas educativas liberadoras y transformadoras.

Dicho de otro modo, se puede definir a la “comunidad de aprendizaje como un

espacio y tiempo para la construcción colectiva de una identidad del grupo-clase. Esta

comunidad parte de la premisa que toda comunidad humana posee recursos, agentes,

instituciones y redes de aprendizaje operando. Por ello es preciso identificar, valorar,

desarrollar y articular dichos elementos, a fin de construir un proyecto educativo y cultural

que parta de las propias necesidades y posibilidades” (Bedia, Massa, Sena; 2011)

Desde el inicio de la cursada se van realizando distintas aproximaciones a los saberes

y habilidades requeridos al culminar la misma. De cada actividad/producción requerida se

realizan devoluciones en términos de aproximaciones a los saberes/habilidades promovidos.

Se insta a que cada integrante del grupo de cursada transite esas experiencias y, a partir de

compartir determinados marcos teóricos, pueda revisar, problematizar lo realizado para las

próximas acciones.

Otra variable que opera en esta trayectoria alude a las particularidades de los grupos

observados en la salida de campo. Como consigna, desde la cátedra se solicita un

acercamiento sistemático a espacios grupales en los cuales se interviene desde el campo

teatral. “Observamos a un grupo de teatro, siendo nosotras mismas estudiantes del

Profesorado de Teatro de la Facultad de Arte. Tuvimos que realizar un análisis de nuestras

propias visiones y experiencias teatrales para así poder lograr una distancia óptima con

respecto al grupo teatral que observábamos. Esto fue necesario para poder analizar distintas

formas de experimentar el teatro y, a la vez, ampliar nuestra propia mirada”. (Nuria,

estudiante cursada 2013)

En esta instancia cabe preguntarnos cuál es el sentido de las prácticas desde la

concepción de “comunidad de aprendizaje”. Podríamos decir que el conocimiento y la

experiencia práctica se encuentran en un diálogo continuo e intenso, sin límites definitivos y

acabados. Esto significa que aprendemos a través de lo que hacemos, de lo que vamos

viviendo y de aquello que ponemos en conversación, en un ida y vuelta entre todas/os los/as

que componen y comparten la comunidad de aprendizaje.

Page 6: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

Entonces, para que la práctica se transforme en conocimiento, es preciso construir un

espacio para la reflexión sobre lo hecho; es decir, la reflexión sobre las prácticas en terreno,

teniendo en cuenta que dichas prácticas están atravesadas por saberes válidos de los

estudiantes que las realizan. Esos saberes y habilidades se van construyendo, con idas y

vueltas, con líneas de pensamiento que se van sosteniendo en la construcción de un ECRO

compartido, al decir de Pichón Riviêre (1974). “Como unidad operacional, las ciencias del

hombre así reunidas aportan elementos para la construcción de un instrumento único al que

llamamos ECRO, esquema conceptual, referencial y operativo, orientado hacia el

aprendizaje a través de la tarea. Este conjunto estructural y genético nos permite la

comprensión horizontal (la totalidad comunitaria) y vertical (el individuo inserto en ella) de

una sociedad en permanente situación de cambio y de los problemas de adaptación del

individuo a su medio. Como instrumento es lo que permite planificar un manejo de las

relaciones con la naturaleza y sus contenidos en las que el sujeto se modifica a sí mismo y

modifica el mundo en un constante interjuego dialéctico”. (Pichón Riviêre; 2007: 150)

Por todo esto, recuperar, analizar, debatir y evaluar acerca de dichas prácticas nos

permite recrearlas y mejorarlas en su despliegue en distintos ámbitos.

Se trata entonces de reflexionar sobre la articulación entre la teoría-la práctica y la

vuelta a la teoría; revisar las posibilidades de diálogo entre el conocimiento de la vida

cotidiana, el conocimiento entendido como “escolar” y el conocimiento “científico”, cada uno

con sus lógicas y propuestas específicas.

Algunas de las premisas que se tiene en cuenta para construir una comunidad de

aprendizaje se podrían sintetizar en:

“Lo educativo” puede pensarse como una concepción más amplia que la

educación formal.

Su objetivo es el aprendizaje más que la educación.

Se valoriza el aprendizaje tanto intergeneracional como entre pares.

Se prioriza el esfuerzo conjunto y la búsqueda del respeto por lo diverso.

“Posicionados desde un paradigma de la complejidad, fue necesario para la

construcción del informe, dar lugar a las múltiples significaciones e interpretaciones que

pueden darse a la hora de analizar un grupo.” (Nuria, ayudante alumna 2014)

Page 7: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

A partir de una lectura en la que la clase se presenta como un espacio para la puesta en

juego de prácticas educativas, se hace necesario –siguiendo a Ana Fernández (1989)- pensar

lo grupal como campo de problemáticas. Este planteo de lo grupal implica concebirlo en sus

múltiples atravesamientos que configuran un espacio de producción histórica de subjetividad,

constituyendo un plus que se produce como algo de lo específico de la producción de ese

colectivo de personas.

Desde esa perspectiva de lo grupal se hace necesaria una posición del docente como

coordinador, aludiendo a sus diferentes posibilidades de intervención; el trabajo de lo

conceptual, el aporte de información, la utilización de distintas estrategias de enseñanza como

así mismo la lectura de la trama grupal, roles, interacciones, intercambios comunicacionales,

entre otras variables. En nuestro caso, Dinámica de Grupos toma como eje conceptual y

vivencial el psicodrama de la multiplicidad. Abordar las clases desde el psicodrama de la

multiplicidad implica un reconocimiento de su capacidad de producción en tanto dispositivo.

Aquellos tránsitos formativos que el dispositivo disponga se constituirán en

trayectorias formativas operativas o no, para que el estudiante del profesorado se piense y se

proyecte como docente, en la situación actual. Aquí, hacer foco en la experiencia pretende

visibilizar el lugar que la experimentación, el tránsito, la vivencia tienen en este proceso

formativo atravesados por el uso del psicodrama de la multiplicidad como dispositivo de

intervención. “El cuerpo del actor en el trabajo de “experimentación” es la mancha de Bacon.

(…). Pero todo este proceso requiere entrenamiento (imaginación, técnica) (…). Para

descubrir el “accidente” en la mancha de Bacon hay que haber arrojado muchos años de

“manchas”. Hablamos de oficios. De artesanías. De producciones”. (Pavlovsky, 2000: 250).

A lo largo de la cursada anual de la asignatura se van realizando distintas

aproximaciones al uso del psicodrama de la multiplicidad en situaciones áulicas, con el objeto

de generar tránsitos vivenciales y trabajar con escenas como posibilidad de abrir otros

sentidos, que muchas veces, en la repetición ritualista de la clase se cristalizan en un sentido y

se le otorga el rango de verdad.

Al cierre de la cursada utilizamos algún tipo de técnica que le permita al alumno

sistematizar su tránsito por el espacio:

“(…) la concepción de coordinador como alguien abierto, con el cual se puede

hablar, plantear inquietudes, un lugar donde nada está bien o mal, sino un lugar donde se

aprende a través del ensayo y el error” (Eugenia, cursada 2011)

“(…) por encontrarle una vuelta a lo teórico, que por el hecho de serlo no tiene por

qué ser transmitido de forma verticalista y aburrida”. (Nuria, cursada 2013)

Page 8: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

“Por supuesto que su objetivo es que aprendamos pero desde lo vivencial, desde

nuestra conexión con el grupo y con los distintos grupos que observamos”. (Franco, cursada

2014)

“Te acordaste de la clase en especial en al que te movilizaste tanto? Y pudiste

enfrentar tu miedo y por dentro poder decir. Sí, yo paso a esta escena de psicodrama, yo

puedo. (Camila, cursada 2013)

Estas lecturas las piensan como futuros docentes de teatros, directores de obra pero

siempre coordinadores, un aporte a sus vidas. “Pero estos verdaderos mapas de la producción

deseante intersubjetiva también revelan sus puntos de fuga, sus procesos de

desterritorialización y descentramiento; sus agenciamientos posibles, y también los no

posibles.” (Pavlovsky, C; 1991: 148)

Muchas veces, como docentes no desarrollamos un rol coordinador, nos limitamos a

hacer nuestra parte y a esperar del otro lo que suponemos debe hacer sin registrar las

potencialidades, las territorializaciones y desterritorializaciones que se van sucediendo.

Keselman, Pavlovsky y De Brasi describen su experiencia como un dejarse llevar por el

orden caótico y rizomático de las sesiones. Esto para la docencia se constituye en la

contradicción misma de su sentido fundador. Hoy lo consideramos la cuestión central, dejarse

llevar, dejarse afectar por la situación de clase y registrar las líneas de fuga desde donde poder

realizar una intervención operativa en el grupo, en la institución, en la sociedad. En este

sentido nos interesa rescatar otra expresión de los mismos autores cuando señalan que “La

historia puede explicar el porvenir. Pero no el devenir. El devenir estalla con sus nuevos

órdenes” (Keselman, Pavlovsky y De Brasi: 15). Tanto en la intervención psicodramática

como en la docencia se hace necesario ejercer una función coordinadora de las situaciones en

las cuales intervenimos.

“Un director (…). Su subjetividad no es la que él siente, sino la que es capaz de dejar

a su través. Todos los flujos e intensidades posibles. (…) Para desaparecer tranquilo tiene

que haber desarrollado un estilo. (…) Haber creado su propia singularidad”. (Keselman,

Pavlovsky y De Brasi: 31)

Aquí, Pavlovsky, Kesselman y Frydlewsky (2007) sostienen que qué mejor si somos

coordinadores, formándonos como coordinadores, trabajar, hacer visibles aquellos aspectos

que operan como escenas temidas en relación a nuestro rol profesional. Plantean “a

cualquiera de los que están leyendo estas líneas, si es coordinador de grupos o piensa serlo,

Page 9: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

se le ocurrirán ya, seguramente, momentos embarazosos o “terribles” por los que suele

pasar o teme que le vayan a pasar” (Pavlovsky, Kesselman y Frydlewsky; 2007:36)

En este sentido y recuperando las ideas de Pavlovsky- Kesselman (1991), es

importante que como coordinadores demos lugar a un movimiento pendular –entre un estar

molar y un estar molecular–, es necesario sostener una coordinación implicada y, al mismo

tiempo, descentrada de un lugar de saber-poder.

Las palabras que van construyendo el texto grupal se presentan como trazos, como

bocetos, como dibujos que se van plasmando en un proceso cartográfico. Desde la función de

la coordinación se da lugar a la fluidez de la gestación de formas, palabras, escenas, en

calidad de trazos o bocetos de una pintura. Para ello, quienes ocupen la función de la

coordinación tendrían que permitirse ser atravesados sin resistir, devenir cuerpo sin órganos,

cero intensidad del coordinador, máximo registro de conexiones. Construir un boceto supone

verse en el atravesamiento de las múltiples escenas que se van jugando en el devenir de lo

grupal.

Desde esta perspectiva, el “ser docente” atravesado desde una función coordinadora

implica una posición estratégica de registro, lectura, análisis e interpretación del acontecer

grupal, que produce una basculación (en términos de movimiento pendular) entre el estar

molar y molecular.1 Es obvio sugerir que ambos, molar y molecular, se entrecruzan

permanentemente en el quehacer del coordinador, pero es necesidad del coordinador saber

situarse alternativamente en ambos "estares".

En el “estar molar” se trata de una coordinación pendiente de los cortes desde los que

intervenir y ordenar las formas de expresión, los relatos de acuerdo a algún sentido posible.

En este estar, el coordinador deja ver su estilo, ordena el caos, interviene a través de distintos

recursos técnicos. En el estar molar hay hipótesis, marcos teóricos que funcionan como

sostén, hay cuerpos en movimiento y representación. Y allí siempre presente la devolución

como estrategia de intervención para operativizar la dinámica grupal.

En el “estar molecular” se trata de percibir las líneas argumentales que se van trazando

a partir del diálogo, de los relatos y las palabras de los participantes, de sus códigos

corporales, de sus ritmos, de sus gestos, de sus movimientos y velocidades. No se trata de

comprender este material sino de dejarse atravesar por estas líneas, tomándolas como bocetos

sin forma final, sin buscarles un sentido. Instalarse en este estar molecular implica un

1 Con respecto al estar molar, los autores sostienen a aquellas líneas de intervención del coordinador que puntualizan o

delimitan el acontecer grupal y, como estar molecular, a aquellas intervenciones del coordinador que permiten jugarse en el

sin sentido del acontecer grupal.

Page 10: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

coordinador sin rostro, anónimo que, sin embargo, ocupe el lugar de coordinación pero

descentrada del poder y del saber. Un coordinador que pueda registrar los intercambios

discursivos y vinculares que se producen en el grupo, las intensidades, desmarcándose de una

significación totalizadora, única o una interpretación cerrada.

Como un aporte para recuperar estas nociones desde los dispositivos grupales que se

implementan en la práctica, podemos remitir al dispositivo de la multiplicación dramática,

que se presenta como proceso de líneas argumentales en el estar molar y, a veces sólo como

líneas de fuga y cambios de ritmos en el estar molecular. Entonces, decimos que la

multiplicación dramática puede argumentar algo representativamente (en términos de escenas)

o sólo expresar ritmos maquínicos de diferentes intensidades, según los diferentes estares,

molar o molecular de la coordinación al decir de Pavlovsky- Kesselman (1991). A partir de

estos desarrollos, planteamos la tarea docente y la función coordinadora como aspectos

complementarios de nuestra posición de formadores, en tanto mediadores simbólicos, co-

pensadores, coordinadores que promueven, acompañan y potencian los devenires del proceso

grupal, y desde esta posición es necesario pensar la devolución.

La multiplicación dramática: un dispositivo grupal que potencia el despliegue de

múltiples sentidos.

En la escena inicial, tomada como una “obra abierta”, están inscriptas todas las

posibilidades; es una escena abierta en tanto puede ser mirada e interpretada de maneras

diferentes y provocar resonancias diversas sin dejar de ser ella misma, sin perder su

singularidad.

El pasaje por la experiencia de este dispositivo de trabajo, podría brindar a los

estudiantes, integrantes de un grupo de formación, la posibilidad de pensar y vivenciar que, en

una misma imagen, situación, escena, confluyen escenas diversas.

Desde el lugar de la coordinación, se trata de entrenar el pensamiento en escenas

(poder pensar en escenas; pensar el texto escrito y el texto dramático; pensar la sucesión y el

devenir). Se trata de transmitir y favorecer la construcción del pensamiento en escenas por

parte de los estudiantes, integrantes de un grupo de formación, e intervenir, desde la

coordinación, leyendo la multiplicidad y la diversidad de toda producción grupal. Esto es, la

plasticidad para pensar toda escena como una obra abierta; el desarrollo de la capacidad de

pensar y armar escenas: convertir situaciones en escenas. “Los movimientos remiten a

cambios y variaciones de un tiempo, por lo que pensar la escuela en escenas implica admitir

que nada de lo que en la escuela se genera está concluido, y que lo que constituye

Page 11: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

singularidad es la manera en que sus componentes entran en relación” (Duschatzky, S; 2010:

11)

La posibilidad de transitar por esta experiencia para los integrantes de un grupo

implica practicar el pensamiento en escenas y pensar la práctica para cuando se posicionen, a

futuro, en el lugar de la coordinación de grupos de aprendizaje o de un equipo de actores que

construyen la puesta en escena de una obra teatral.

En el caso de un grupo de formación, la coordinación se mueve en una línea que

bordea la comprensión y la puntuación, el sentido y el caos; la reiteración y la diversidad.

En este sentido, la función de la coordinación supone ser soporte de la creación grupal

buscando líneas de fuga, producciones de sentido, contagiándose de las intensidades del

devenir grupal donde coexisten las imágenes confusas y sin sentido, la heterogeneidad, la

diversidad, las contradicciones, etc.

Se trata, entonces, de pensar las prácticas desde una concepción estratégica, poniendo

en juego un dispositivo grupal que se presenta como generador de enlaces posibles de

articulaciones provisorias entre pensamientos, sentimientos, palabras, cuerpos, distintas

formas de implicación que se despliegan en las prácticas grupales.

La devolución ¿Verdades o sentidos abiertos?

En los siguientes párrafos intentaremos profundizar algunos aspectos que nos parecen

importantes para comprender qué es la “devolución” para nosotros y cómo se sucede la

misma en el devenir de nuestro dispositivo, haciendo foco principalmente en las trayectorias

formativas de coordinadores en procesos de creación y enseñanza-aprendizaje en teatro.

Jasiner (2008) en su libro Coordinando grupos señala que a Pichon Riviere le

interesaba principalmente la operatividad, esto es, que más allá de la “verdad” (las comillas

son nuestras), todas las intervenciones produjeran cambios. En esa línea, profundizar no sería

indagar en los fondos sino producir nuevas conexiones, nuevos enlaces en las superficies

donde laten las verdades del sujeto. El proceso de devolución, ya que consideramos que es un

proceso en sí y no un momento más dentro de otro proceso mayor que es la evaluación, es un

una intervención de este tipo. Se buscan cambios que colaboren en la búsqueda de mayor

operatividad en la tarea del alumno o grupo al que se le devuelve, y no instalar la “verdad” o

indicar restrictivamente lo “correcto” o “incorrecto”. Si pensamos la devolución en procesos

creativos o formativos teatrales podremos entender que el objetivo de la misma es la

multiplicación de los sentidos, y la visibilización de las posibilidades socio- históricas en esos

procesos creativos y no la síntesis de lo que el coordinador creyó válido o inválido en relación

Page 12: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

a las categorías que se exigen que sean indagadas. Cabe aclarar, que no consideramos la

devolución como una instancia que solo se sucede luego de la exposición de un trabajo

práctico sino como instancias que a lo largo de los encuentros se hacen necesarias para guiar

el proceso y devolver emergentes al grupo, tanto temáticos como dinámicos. Es un acontecer

que solo es operativo si se desarrolla progresivamente dentro del encuadre temporal.

La crítica genética aporta, en este sentido, un enfoque metodológico que nos permite

echar luz sobre la importancia del análisis de los procesos creativos para poder ampliar

nuestro conocimiento en relación a la obra y al creador en un determinado entramado socio-

histórico. Bonnin (2010) señala que la crítica genética comenzó a desarrollarse a mediados de

la década del 70’ para analizar los borradores y materiales pre-textuales de textos literarios, y

en los últimos diez años ha tenido un gran avance en cuanto al volumen y la diversidad de

objetos estudiados. En el quehacer teatral se estudian desde esta perspectiva no solo textos

dramáticos, sino también los procesos de creación de una puesta en escena. La propuesta en

este trabajo es contemplar, como en la crítica genética, los pre-textos, los borradores que

precedieron al texto final y que dan cuenta de un proceso creativo. Bourdieu (en Bonnin,

2010: ¿??) “sostiene básicamente, que el seguimiento a través de los borradores del trabajo

escriturario de un autor, más que reconstruir los textos posibles, debería permitir dar cuenta

de las acciones sociales posibles –y descartadas- y sus condiciones de posibilidad”. Las

tachaduras, omisiones de fragmentos, las imágenes creadoras, los objetos, los espacios y todo

el cúmulo de estímulos y materiales que participaron en la génesis creativa y que pudieron ser

registrados, adquieren gran valor en el estudio de la obra final. En la devolución sucede lo

mismo cuando se la concibe como vía de acceso a los trabajos del grupo, tanto prácticos como

teóricos.

¿En el proceso de devolución se transforma al alumno y al grupo o también el

coordinador vivencia el cambio producido? Deberían dejarse modificar ambos. A veces, la

inmutabilidad del coordinador en su trabajo o la aparente invariabilidad de sus conceptos es

una forma de no perder fuerza en la relación asimétrica docente- alumno (rigidez en el

encuadre). Pero es también Jasiner (2008) quien llama la atención acerca de esto y dice que el

coordinador tiene que hacer un trabajo “sobre sí mismo”. Al igual que el actor, según

Stanislavky (1983), tiene que hacer un trabajo previo sobre sí para poder encontrar la

organicidad que requieren las acciones físicas, el coordinador tiene que modificar- se con eso

que se le devuelve. Porque, como señalábamos, la devolución no es solo un momento pautado

en el que yo digo ahora voy a hacerte una devolución (si bien es necesario explicitarlo a veces

para que se visibilice la importancia de la misma), sino que durante los encuentros el grupo

Page 13: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

también le devuelve al coordinador mediante sus intervenciones verbales y corporales. En los

trabajos que se exponen también podemos considerar que muchas de las ausencias son

indicadores de emergentes temáticos que debemos re trabajar como coordinadores y no solo

una falta de compresión de lo que ya dimos.

Muchas veces el coordinador proyecta sobre algún alumno o sobre el grupo una serie

de objetos fantaseados inconscientes, y esto afecta los procesos de devolución. La cuestión a

elaborar es el impacto que tiene en las trayectorias formativas. Mazzotti (1981) se vale de la

premisa de EzrieI que afirma que cada miembro del grupo va a proyectar su objeto fantaseado

inconsciente en los otros y trata de hacerlo actuar de acuerdo a esto. Este es el rol esperado

que cada uno tiene con respecto al otro en el grupo. Si consideramos este planteamiento es

posible que seamos más operativos a la hora de hacer devoluciones y también nos permita

profundizar en el trabajo sobre nosotros mismos como coordinadores.

En este sentido y como acercamiento a esta concepción nos interesa resaltar algunas

cuestiones que pueden aportar a reelaborar el espacio de la devolución en los procesos de

enseñanza- aprendizaje, y creativos en general:

La devolución debe ser liberadora y multiplicadora de sentidos y

no restrictiva, contemplando siempre la concepción del quehacer artístico de

cada sujeto.

Se realiza en base a la relación grupo-tarea. Y no ha hipotéticos

modelos de verdad a seguir.

Se incentiva el diálogo de los sujetos con su proceso y su

producto creativo.

Se elabora en base a categorías precisas a indagar, que han sido

especificadas y trabajadas con anterioridad tanto teórica como prácticamente.

La devolución no es una explicación o fundamentación de la

evaluación; puede serlo pero es más que eso, al sucederse en varias instancias

y tener un desarrollo genético susceptible de ser observado.

A modo de cierre, abierto…

“Empezamos 14, terminamos el cuatrimestre 7 y no todos vienen sistemáticamente,

algo circuló por el faceboock pero no se pregunta, parece que no son cosas de las que se

Page 14: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

ocupa el coordinador…. Se mira para otro lado???? Alguien abre el tema???” (Integrante

de un Taller de Teatro – Docente formador de docentes, 2015)

El espacio y el tiempo quedan bloqueados por los dispositivos tradicionales de

formación. La intervención psicodramática genera la posibilidad de creación de pequeños

acontecimientos que crean nuevos agenciamientos y nuevos espacios tiempo. La realidad

educativa actual, la inmanencia de la regla y la pérdida de la hegemonía de la ley universal

reclama que los docentes nos constituyamos en coordinadores – directores de escenas, más

que nunca, afectados por las situaciones que atraviesan lo educativo, no desde una mera

catarsis sino de un genuino agenciamiento, una apropiación deseante. Haciendo referencia a

Deleuze, Pavlovsky plantea la necesidad de un pensamiento sostenido en la

desterritorialización e inapresabilidad de la marginalidad.

El desarrollo de la habilidad de “pensar en escenas” implica profundizar la

observación; aprender a observar la realidad como si fuera una sucesión de escenas; aprender

a penetrar en la cotidianeidad y convertir cualquier situación, en una serie de

imágenes/escenas: con sus aperturas, sus ritmos, sus códigos, sus relatos, sus desarrollos y sus

posibles desenlaces. Este dispositivo adquiere potencia para transformar cualquier situación

(una imagen, un recuerdo, una anécdota) en una escena y en una sucesión, a veces más

ordenada, otras más caótica, de escenas.

Este dispositivo invita a abordar en la realidad y el devenir que va conformando toda

persona, todo grupo, toda institución y convertirlo en una escena, rescatando su especificidad,

su propia organización y su relación con otras imágenes y escenas posibles. Se trata de

interiorizar una concepción dramática del espacio, del tiempo, de los cuerpos y sus

movimientos, de los discursos de los cuerpos, de sus relaciones con otros cuerpos y con el

entorno.

Pensamos a la experiencia como vivencia en estado de reflexión; por lo tanto, la

potencia del dispositivo radica en que se trata de comprender que en toda producción se narra

algo de la historia personal, grupal, institucional y social. La escena grupal expone múltiples

subjetividades, inscripciones, atravesamientos y sentidos.

¿Cómo ver los múltiples sentidos, las múltiples escenas y espacios que se crean entre

el autor, la obra, el público y los participantes que están en una escena? ¿Cómo aprender a

pensar en escenas? ¿Cómo construir herramientas para pensar y analizar la historia personal y

autobiográfica que atraviesa toda producción narrativa? ¿Cómo pensar y realizar las

devoluciones a un grupo de aprendizaje formándose como docentes de Teatro?

Page 15: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

En este sentido, Carolina Pavlovsky (2003) señala la necesidad de propiciar un

pensamiento en imágenes, no gramatical, no estructural… que rompe el sentido cerrado,

bloqueado de una historia individual, en este caso de un alumno en formación, pensándose en

su rol profesional. Cuestión para la cual hay que estar bien entrenado y de esto se trata este

proceso de formación, de un invite al entrenamiento…

Nuestra historia ligada a la formación docente ha constituido ciertas tradiciones en las

formas de pensar la docencia; no obstante, apostamos a que las prácticas educativas, en este

caso la formación de profesores, pueden constituirse como productoras de nuevas formas de

reflexión sobre el rol docente, en las cuales lo convivial, como aquella disposición a la

captación del otro, sea incorporado como una postura frente a la práctica educativa desde la

función coordinadora y que, al devolver al grupo, a cada integrante de ese grupo, en ese aquí

y ahora, la devolución sea una estrategia metodológica coherente con la posición político

epistemológica.

Bibliografía

Alliaud, A. (2002) “Los residentes vuelven a la escuela. Aportes desde la biografía

escolar”, en Davini, C. (Coord.)De aprendices a maestros. Enseñar y aprender a enseñar,

Papers, Buenos Aires.

Anijovich, R. y cols. (2009) Transitar la formación pedagógica. Dispositivos y

estrategias, Paidós, Buenos Aires.

Bedia, A.; Massa, C.; Sena, S. (2011) “De la prescripción a la reflexión: procesos de

aprendizaje y transformación social”, Congreso Iberoamericano de Extensión Universitaria,

Santa Fe, Nov. 2011.

Bonnin, J. (2010) “ La crítica genética: una mirada sobre lo contingente en el

discurso social”, en Página web del C.O.N.I.C.E.T. http://www.ceil-

conicet.gov.ar/2010/12/la-critica-genetica-una-mirada-sobre-lo-contingente-del-discurso-

social-juan-eduardo-bonnin/

Fernández, A. (2007) “Las multiplicaciones dramáticas: una intervención

rizomática” en Fernández, A. (2007) Las lógicas colectivas, Biblos, Buenos Aires.

Fernández, A. M. (1989) El campo grupal. Notas para una genealogía, Nueva

Visión, Buenos Aires.

Jasiner, G. (2008) Coordinando grupos, Lugar Editorial, Buenos Aires.

Page 16: La devolución en el proceso de enseñanza y aprendizaje

Kesselman, H.; Pavlovsky, E.; Fridlewsky, L. (1987) “La obra abierta de Umberto

Eco y la multiplicación dramática”, en Lo Grupal 5, Búsqueda, Buenos Aires.

Kononovich, B.; Saidón, O. (1991) La escena institucional, Lugar Editorial, Buenos

Aires.

Mazzotti, I. (1981) Unidad de trabajo, Ediciones Cinco, Buenos Aires.

Pavlovsky, C.; (2000) “Acerca del cuerpo sin órganos” en Revista Campo Grupal.,

Buenos Aires.

Pavlovsky, C.; (2003) “Líneas de fuga en el trabajo con Psicodrama” en Revista

Campo Grupal. Año 6, N° 48, Buenos Aires.

Pavlovsky, E., (2000) “Estética de la multiplicidad” en Lo grupal: devenires e

historias, Galerna, Buenos Aires.

Pavlovsky, E.; Kesselman, H. (1989) La multiplicación dramática, Búsqueda,

Buenos Aires.

Pavlovsky, E.; Kesselman, H. (1991) “Dos estares del coordinador”, en Lo Grupal 9,

Búsqueda, Buenos Aires.

Pavlovsky, E.; Kesselman, H. (1996) Espacios y creatividad, Búsqueda, Buenos

Aires.

Pichon Rivière, E. (2007) El proceso grupal. Del Psicoanálisis a la Psicología

Social, Nueva Visión, Buenos Aires.

Sanjurjo, L. y otros (2009) Los dispositivos para la formación en las prácticas

profesionales, Homo Sapiens, Rosario.

Souto, M. y otros (1999) Grupos y dispositivos de formación, Novedades Educativas

y Facultad de Filosofía y Letras, U.B.A, Buenos Aires.

Stanislavsky, C. (1983) El trabajo del actor sobre sí mismo, Editorial Quetzal.

TORRES, R. M. (2004). Comunidad de aprendizaje. Repensando lo educativo desde

el desarrollo local y desde el aprendizaje, Documento presentado en el Simposio

Internacional sobre Comunidades de aprendizaje, Barcelona. Forum 2004.