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1 La desacralización de las relaciones personales duraderas en el movimiento de la nueva era y el circuito alternativo en Buenos Aires. María Julia Carozzi Universidad Católica Argentina Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas XXIII International Congress of the Latin American Studies Association Washington, DC September 6-8, 2001 Session REL 06: Friday 10:15-12:15 Wilson B Religion and Religious Change from a Latin American Perspective

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La desacralización de las relaciones personales duraderas en el movimiento de la nueva era y el

circuito alternativo en Buenos Aires.

María Julia Carozzi

Universidad Católica Argentina Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

XXIII International Congress of the Latin American Studies Association

Washington, DC September 6-8, 2001

Session REL 06: Friday 10:15-12:15 Wilson B Religion and Religious Change from a Latin American Perspective

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La desacralización de las relaciones personales duraderas en el movimiento de la nueva era y el circuito alternativo en Buenos Aires. María Julia Carozzi Universidad Católica Argentina Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas Este trabajo constituye el tardío epílogo de un libro que intentó establecer cómo tanto la

cultura del circuito terapéutico alternativo -mediante la organización de la interacción en sus

talleres y sesiones terapéuticas- como el discurso de los activistas del movimiento de la

nueva era, al que este circuito sirvió de base, transformaba la cultura de los habitantes de

clase media en Buenos Aires (Carozzi 2000). Aquí me voy a referir a una transformación

que no había abordado hasta el momento, aunque resume algunas a las que sí he hecho

referencia, que consiste en la desacralización, en el sentido de reducción de la legitimidad

absoluta, de las relaciones personales duraderas y cara a cara .

Me parece que este aspecto de desacralización de las relaciones personales duraderas es

una transformación bastante central para nuestra cultura porteña de clase media, justamente

porque los lazos personales duraderos tienen un alto grado de legitimidad en esta cultura. .

Recordemos en relación a ello que nuestra música ciudadana -el tango- hace un culto de las

relaciones estables, ya sea entre madre e hijos, entre vecinos del barrio, entre amigos de

toda la vida o entre amores eternos, al tiempo que condena como traición el no rendir el

debido respeto al mantenimiento de estas relaciones (Archetti 1999:148). Como muestra del

culto actual a este tipo de lazos, en medio de una profunda crisis económica los restoranes

de Buenos Aires volvieron a llenarse este año en la noche en que se festejó el día del amigo,

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al tiempo que las empresas de radiotaxis vieron sobrepasada su capacidad operativa,

capacidad que cotidianamente sufre una demanda insuficiente.

Por otro lado, parecería que muchos movimientos globales y transnacionales han sido re-

elaborados por los porteños en términos de lazos personales duraderos y cara a cara. La

mayoría de los templos de religiones afro-brasileñas, por ejemplo, un movimiento religioso

de reciente expansión entre las clases medias, se han formado alrededor de núcleos

integrados por personas unidas por lazos de parentesco, de amistad y de vecindad de larga

data -y estos criterios muchas veces coinciden en una sola relación. Entre los movimientos

no religiosos, por otra parte, el de los derechos humanos está en Buenos Aires

paradigmáticamente representado por madres, abuelas, hijos y familiares de las víctimas.

(Sondéreguer 1989, Jelin 1989).

Actualmente el mantenimiento de las relaciones familiares y amistosas es para muchos

miembros de las clases medias educadas la principal razón para no emigrar de un país donde

la relación entre nivel educativo e ingreso, es cada vez más borrosa. Al mismo tiempo, el

amiguismo y el nepotismo son algunas de las maneras centrales en que hemos transformado

localmente tanto el sistema democrático como el mercado de trabajo.

Quisiera mostrar entonces cómo la interacción dentro del circuito terapéutico alternativo y el

discurso de los activistas del movimiento de la nueva era en Buenos Aires , desacralizan esta

forma de sociabilidad, esta disposición porteña a establecer relaciones entre gente que: 1) se

conoce cara a cara, 2) en aspectos de sus vidas que van más allá de aquellos específicos que

los han puesto en relación y 3) que se prolongan en el tiempo más allá también de la

repetición de interacciones dirigidas a un mismo fin. Relaciones, en suma, donde lo

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importante no es el para qué o el por qué de la interacción sino el mantenimiento y la

prolongación de la relación misma.

El circuito terapéutico alternativo y el movimiento de la Nueva Era

El núcleo del “complejo alternativo” o “circuito alternativo”, está hoy constituído por

una red global de individuos, en su mayoría habitantes urbanos de occidente, con altos

grados de educación formal, que participan, generalmente de manera intercambiable, como

consultores y consultantes ; coordinadores y participantes de talleres (o workshops) ;

conferencistas y miembros de auditorios ; maestros y discípulos ; terapeutas y pacientes ;

difusores y lectores de una amplia variedad de disciplinas y técnicas nutricionales,

terapéuticas, psicoterapéuticas, del movimiento corporal, esotéricas , espirituales y místicas

orientales (York 1995) . Estas disciplinas han sido denominadas en su conjunto

sucesivamente como terapias “alternativas” y “complementarias”. El significado de la

denominación “terapias” no debe confundirse, sin embargo, con el que usualmente

otorgamos a este vocablo : a partir de su inclusión en una misma red junto con

“psicoterapeutas” y practicantes de medicinas tradicionales y alternativas, segmentos

importantes de astrólogos, tarotistas, maestros de yoga , tai-chi-chuan, meditación y

diversas variantes de disciplinas corporales y artísticas llaman “terapias” a sus disciplinas y

encuentran usos “terapéuticos” al cultivo de las mismas (Tavares 1999). Las organizaciones

que conforman esta red incluyen desde comunidades más o menos permanentes que ofrecen

servicios pagos abiertos al público ; a individuos que circulan por distintos centros

ofreciendo talleres o seminarios sin una base fija ; pasando por instituciones que ofrecen

talleres y entrenamiento en una disciplina , en ocasiones con sucursales o representantes en

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diversos países ; centros que reúnen coordinadores de talleres de diversas disciplinas y que

se asocian temporariamente a ellos ; coordinadores que ofrecen talleres en sus hogares o en

centros unipersonales ; escuelas que ofrecen entrenamiento profesional ; terapeutas que

ofrecen servicios personalizados en sus propios consultorios o como contratados en otros ;

fundaciones, editoriales de libros y revistas que difunden las aplicaciones prácticas, los

fundamentos teóricos y las consecuencias sociales que estas disciplinas comportan y

organizan encuentros y congresos ; y todas las combinaciones imaginables de estas

posibilidades .

Tanto quienes ofrecen cursos, talleres y seminarios como quienes usufructúan de ellos

circulan por centros, instituciones y comunidades como usuarios de los servicios de otras

disciplinas en un tránsito sólo limitado por sus posibilidades económicas y el tiempo que les

lleva su propia tarea profesional . Los más famosos de ellos circulan internacionalmente

ofreciendo servicios en todas las ciudades del mundo occidental. Como consecuencia de la

dirección que toma la distribución de bienes culturales y el prestigio relativo de los países

que lo conforman, los oferentes de los países centrales, particularmente los Estados Unidos,

tienen más oportunidades de abarcar un mercado mayor y geográficamente más amplio,

siendo a menudo precedidos en sus viajes por la difusión editorial de sus obras o la tarea

publicitaria local de quienes viajaron en el pasado para participar de sus talleres. Sin

embargo, también se produce la circulación de algunos coordinadores y conferencistas de

países periféricos por las áreas que rodean sus lugares de origen. Alrededor de este núcleo

organizacional se encuentra un amplio sector de usuarios más o menos ocasionales de los

productos culturales y los servicios terapéuticos que se ofrecen en el circuito. La amplitud

de este sector , que resulta costoso cuantificar, se ve ilustrada por el hecho de que es difícil

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encontrar un habitante urbano de clase media del mundo occidental que no haya consumido

al menos una vez alguno de estos productos y servicios, tal como ilustra el siguiente párrafo

de Michael York :

“En el apogeo de la contra-cultura de fines de los ’60s, aquellos de entre nosotros

que nos proclamábamos parte del movimiento hippie sabíamos muy bien -sobre todo

cuando nuestros padres venían de visita y la clásica salida familar se transformaba en

salida al restaurant- hasta qué punto era difícil encontrar un solo plato vegetariano. A

fin de la década del 90, éste ya no es el caso. Para tener una idea de la importancia de

este cambio, he contactado 82 de los 84 restaurants de Bath, preguntando si tenían

platos vegetarianos en su menú. Todos salvo dos los incluían [...] Este cambio de actitud

en relación a la alimentación y a la decisión del mercado de ir al reencuentro de este

segmento emergente de la sociedad revelan, tal vez mejor que cualquier otro aspecto, un

cambio de conciencia en la sociedad contemporánea. La difusión de los regímenes

vegetarianos y semivegetarianos debe relacionarse en buena medida con la contra-

cultura de los años ‘60 y sus sucesores, que son la Nueva Era y el neo-paganismo. Esto

no significa por supuesto que todos los vegetarianos adhieran a la Nueva Era, pero este

cambio de actitud constituye de todos modos, y en gran parte, una expresión local del

supermercado religioso mundial” (York 1999 : 176-177).

Como en la mayoría de los movimientos exitosos, la formación del núcleo de la red que

habría de servir de base de lanzamiento al movimiento de la Nueva Era precedió, en Estados

Unidos, al surgimiento del movimiento como propuesta explícita de transformación cultural.

En este sentido puede considerarse al circuito alternativo como la “red sumergida” (Melucci

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1989) que dio origen al movimiento.1 Los orígenes norteamericanos de esta red sumergida

pueden rastrearse hasta la californiana Esalen. Originalmente una comunidad orientalista y

contracultural, Esalen habría de resultar un laboratorio de combinación de prácticas, ideas y

disciplinas en que el ideal psicológico del hombre auto-realizado se vería asociado a la

atención al presente, la espiritualidad oriental, el éxtasis y las experiencias místicas, la

ampliación de la conciencia, el desarrollo de la sensibilidad, el movimiento corporal no

dirigido, la atención a las sensaciones, el contacto físico, la actualización de potencialidades,

la armonía con la naturaleza y la creencia en la energía universal. (Alexander 1992).

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Con la multiplicación de los centros herederos de Esalen por los Estados Unidos, parece

expandirse también la práctica de circular por distintos centros de crecimiento, workshops ,

grupos y terapias de disciplinas espirituales orientales, terapias alternativas, psicoterapias

humanísticas, movimiento expresivo y medicinas no tradicionales diversas en busca de la

ampliación de conciencia y la actualización del propio potencial. El concepto de Nueva Era

fue introducido en este circuito desde Inglaterra, donde desde la década del ’60 diversos

“grupos de luz” , el más conocido de los cuales es la comunidad Findhorn, trabajaban para el

advenimiento de este nuevo tiempo. Estas ideas fueron importadas a los Estados Unidos

por la Universal Foundation y las conferencias de su ejecutivo Anthony Brooke, que realizó

sus giras a fines de los ’60 y comienzos de los ’70. (Melton 1992a, 1992b) . El contacto con

el circuito alternativo también transformaría a la propia comunidad de Findhorn en

Inglaterra, ya que desde la incorporación a sus filas del americano David Spangler deja de

ser una comunidad cerrada para comenzar a ofrecer seminarios abiertos al público,

convirtiéndose así en otro centro de circulación para los viajeros del movimiento.

En Buenos Aires, ya antes de 1980 algunos practicantes de disciplinas alternativas,

especialmente psicólogos gestálticos y humanistas, se hallaban relacionados con centros del

circuito alternativo de los Estados Unidos pero relativamente aislados entre sí. Hacia ese

año, Miguel Grinberg, conectado a la red de la Nueva Era internacional, participante en

algunos de sus festivales y congresos y suscripto a sus publicaciones, comienza a

implementar esfuerzos por vincular a estos practicantes con otros cultores locales del

naturismo, la macrobiótica, la parapsicología, la astrología, el yoga, el tai-chi-chuan y la

expresión corporal heredera de la sensopercepción, en una misma red alternativa (Carozzi

1997). En sus palabras, se dedicaba a reunir gente que se dedicaba a :

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"la actividad pedagógica independiente, no formal, gente que enseñaba cosas,

mayormente en su casa, en grupos pequeños, sin diplomar a nadie de nada. Cosas que

iban desde las artes al trabajo corporal, la filosofía, métodos experimentales, de todo un

poco. Y esa idea de las prácticas pedagógicas nos empezó a acelerar enormemente...

Entonces, para cambiar figuritas de intuiciones convocamos a unas 60 personas, de

distintas áreas, música, poesía, filosofía, psicología, teatro, ecología, trabajo corporal ".

(Conferencia de Miguel Grinberg en Trenque Lauquen. 6 de diciembre de l98l)

En sus intentos de crear conexiones nacionales entre practicantes de disciplinas

alternativas e intensificar las relaciones internacionales fue seguido, a partir de 1982, por

Juan Carlos Kreimer. Ambos se valieron para ello de conferencias, reuniones informales y

seminarios de visitantes internacionales. A esto se agrega la creación de una Universidad

Abierta (la Multiversidad) en el caso de Grinberg y la organización de festivales nacionales y

locales de la Nueva Era, en el caso de Kreimer. Al mismo tiempo que crean conexiones ,

estos activistas difunden sus ideas acerca de la Nueva Era y la transformación colectiva

mediante revistas de venta en kioscos, primero Mutantia y luego Uno Mismo. Estas revistas

también reproducen conferencias y artículos de los impulsores del movimiento en Estados

Unidos: Marilyn Ferguson, Fritjof Capra, David Spangler, Theodore Roszak ; escritos de

"antecesores ilustres" como Gregory Bateson, Aldous Huxley, E.F. Schumacher ;

informaciones aparecidas en publicaciones norteamericanas como New Age, New Roots y

Utopian Eyes ; reportes de conferencias mundiales realizadas en Estados Unidos, Inglaterra

y Canadá y artículos de otros intelectuales locales de la Nueva Era como Luis Frejtman,

Eugenio Carutti, Norma Osnajanski y Marcela Mayol de Miguens. En estas publicaciones

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las ideas sobre la revolución de los corazones se asocian a la difusión -tanto en notas

periodísticas como mediante publicidades pagas- de las disciplinas incluídas en el circuito

alternativo.

De tal modo, los militantes locales de la Nueva Era, alientan las vinculaciones

nacionales entre quienes aislados entre sí estaban enlazados al circuito alternativo

internacional, difundiendo en el mismo medio las actividades de todos ellos, ligándolas a un

mismo fin -el advenimiento de una Nueva Era- y organizando festivales donde todos se

juntaban en un mismo espacio físico y participaban en las actividades coordinadas por todos

los otros. Promueven así el desarrollo de una red local, un capítulo nacional del circuito

alternativo, internacionalmente conectado. Las conexiones entre los integrantes de la red se

aseguran por la participación de todos en las actividades de muchos de los otros y la

posterior mutua y continua derivación de oyentes, pacientes y alumnos entre ellos (Amaral

1999). En esta mutua derivación reside una de las claves del mantenimiento y crecimiento

del circuito alternativo.

A partir de principios de la década del ‘90, el “circuito” porteño se ve transformado por

una creciente profesionalización, una revalorización de la ortodoxia disciplinaria y una

progresivo énfasis en los objetivos terapéuticos y las credenciales profesionales, en muchas

de las disciplinas que lo componen. Estos hechos parecen reflejar una tendencia

internacional del circuito alternativo, que ha sido observada tanto en Brasil como en

Inglaterra (Russo 1993 ; Tavares 1999 ; Bowman 1999). La revista Uno Mismo, que en

1990 vendía 20 000 ejemplares mensuales como “Revista para el Crecimiento Personal”

cambia dos años después su subtítulo por “Salud y Calidad de Vida” al tiempo que adopta

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como norma editorial no mencionar la expresión “Nueva Era”. También se registra una

progresiva diversificación de los servicios ofrecidos por cada centro. A los talleres y grupos

de aprendizaje se agregan servicios de capacitación profesional, técnica y docente,

asesoramiento y tratamiento. Al mismo tiempo, se multiplican las instituciones que otorgan

certificados -especialmente de “Master” - en distintas especializaciones, garantizados por

sedes norteamericanas. También a partir de ese momento, el discurso acerca de la

transformación colectiva se vuelve bastante menos frecuente, aunque el mismo resurgirá a

fines del año pre-eleccionario de 1998, contemporáneamente a una nueva ola de protestas

gremiales y estudiantiles .

Hacia 1994, en Buenos Aires, las disciplinas más populares incluídas en el circuito

alternativo comprendían : terapias con elementos naturales (gemoterapia, terapia floral,

aromaterapia, cromoterapia, hidroterapia, fangoterapia ; feng shui) ; sistemas de

alimentación natural (vegetariano, anna yoga, macrobiótica ) ; psicoterapias no

psicoanalíticas (terapia bioenergética, vegetoterapia, terapia reichiana, terapia jungiana,,

diversas psicoterapias corporales, psicodrama ; terapia del juego ; programación

neurolingüística ; ontología del lenguaje) ; disciplinas esotéricas (astrología, numerología,

grafología, tarot) ; técnicas del movimiento orientales, con influencia oriental o alternativas

a la gimnasia y la danza occidentales (eutonía ; tai chi chuan ; Feldenkrais ; yoga ; técnica

Alexander ; biodanza ) ; prácticas diagnósticas y de curación de origen oriental o de

medicinas alternativas a la oficial (homeopatía, acupuntura, moxibustión, digitopuntura,

shiatzu y do in ; corrección postural ;alineación postural global ;rolfing) ; técnicas de

meditación más o menos ortodoxamente inspiradas en el budismo, el yoga, el misticismo

cristiano ; prácticas inspiradas en los indígenas americanos ( sweat lodges y shamanismo) y

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adaptaciones de prácticas de las más diversas religiones (terapia angélica ; danzas de orixas ;

cursos en milagros ; magia pagana europea, etc.). También se ofrecían cursos, talleres y

seminarios en varias combinaciones de estas disciplinas (meditación con ángeles ; astrología

y flores de Bach ; astrología psicológica ; teatro místico) (Carozzi 1999).Posteriormente,

siguiendo las modas del circuito alternativo internacional, promovidas desde los Estados

Unidos y su industria editorial se incorporarían el feng-shui y el entrenamiento de la

inteligencia emocional.

Como en los Estados Unidos (Melton 1992a) las disciplinas parecen cumplir un ciclo de

aparición, difusión y reducción de popularidad dentro del circuito. Este ciclo responde al

hecho de que todos los profesionales del circuito toman talleres en las disciplinas nuevas que

se ponen sucesivamente de moda en él. Como excepciones, el yoga, la astrología y las

terapias florales parecen mantener una popularidad alta y relativamente estable dentro del

circuito porteño.

En relación al género de los participantes en el circuito se observa que si bien las mujeres

parecen ejercer profesionalmente las disciplinas incluídas en el circuito con una frecuencia

considerablemente mayor que los hombres, los hombres que lo hacen parecen tener más

probabilidades de llegar a dirigir un centro o institución. En esto, las instituciones que dictan

u ofrecen servicios en disciplinas de la Nueva Era no parecen diferenciarse del todo de las

del resto de la sociedad.

La mayor parte de los centros que ofrecían talleres, cursos y entrenamiento profesional

en las disciplinas del circuito alternativo en 1991 se ubicaban en los barrios acomodados o

céntricos de Recoleta, Palermo, Balvanera, San Nicolás, Belgrano, Colegiales, Villa Crespo

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y el área norte del Gran Buenos Aires. En 1994, estos centros parecen concentrarse en

Palermo, hecho que parece corresponder a la incorporación al circuito alternativo de un

buen número de psicólogos que ofrecían sus servicios en esta área geográfica y que se

incorporaron tardíamente al mismo. (Carozzi 1996)

En otra parte hemos intentado una descripción del marco interpretativo del movimiento

de la nueva era a partir de la observación de la clave transformadora que recorre y modifica

tanto las actividades del circuito alternativo como el discurso de los activistas del

movimiento. El marco que describimos fue el resultado de la observación de la iteración de

los mismos temas, los mismos subrayados y elisiones, que se repiten en los talleres, en las

sesiones terapéuticas, en los discursos acerca de la transformación personal, en los relatos

autobiográficos y en los discursos acerca de la transformación de la humanidad que en

forma oral o impresa se intercambian en el circuito. El marco del movimiento al que hemos

arribado, y que de modo alguno se pretende exhaustivo subraya :

n el valor positivo de la circulación permanente y el continuo establecimiento de

relaciones efímeras y cambiantes y el otorgamiento a las mismas de un rol central en la

transformación positiva, individual y colectiva. Tanto Amaral (1999), como Magnani

(1999) se han referido a estos aspectos en sus estudios de la Nueva Era en Brasil. La

contracara de esta valoración, la constituye el rechazo a la identificación y asociación

permanente con grupos, sociedades, e instituciones estables y duraderas, identificadas

como fuente de problemas individuales y colectivos.

n la valoración de la supresión de las jerarquías de poder establecidas, o su inversión,

como motores de la evolución individual y la transformación positiva de la

humanidad. Complementa a esta valoración la negación del poder para efectuar la

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transformación o impedirla a cualquier persona individual, grupo, categoría o

institución social dada.

n la afirmación de la autonomía individual y la supresión del ejercicio del poder y la

influencia sobre el accionar, las creencias y las decisiones ajenas, como condición de

la transformación positiva. Estudiando el movimiento de la Nueva Era en Inglaterra y

los Estados Unidos, Heelas (1996) se ha referido a este punto como la afirmación de

un locus interno de autoridad en el individuo.

n la existencia de un interior perfecto en el hombre, y el otorgamiento de un rol central a

la conciencia de este interior en la evolución individual y colectiva. El mismo Heelas

(1996) ha hecho extensa referencia a este aspecto de la Nueva Era. La postulación de

este interior perfecto se ve complementada por la de un exterior imperfecto, en

ocasiones localizado en la mente o en el ego, como fuente de los problemas

individuales y colectivos. Cabe señalar que los “problemas” de la humanidad -que

para los activistas del movimiento de la Nueva Era se originan en el “exterior”

contaminado del individuo- son los mismos que identifican otros movimientos

sociales post-sesentistas como la guerra, la polución y el hambre.

n la valoración de la naturaleza y el papel de la conexión del individuo con ella como

motor de la transformación individual y colectiva. Albanese (1990) ha profundizado

en el lugar de esta valoración en el movimiento de la nueva era, y en sus antecedentes

en los Estados Unidos.

En distintos ámbitos del movimiento y del circuito alternativo, se reviste a estos aspectos

de valor mediante distintos procedimientos : otorgándoles el rol de agentes en la sanación

(Albanese 1992), la evolución espiritual (Amaral 1999) o la superación de problemas

psicológicos, médicos, físicos, espirituales o sociales.

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El participar repetidamente de situaciones así enmarcadas, dentro del circuito

alternativo, permite aprender este marco interpretativo y aplicarlo a nuevas situaciones, y,

de hecho, esto es lo que muchos “buscadores espirituales” han hecho : después de participar

activamente de los talleres del circuito han aplicado la clave a nuevas situaciones. La

enseñanza del canto, la danza, la escritura, el teatro, la meditación, los rituales shamánicos,

los masajes, la astrología, la medicina, las sesiones psicoterapéuticas y terapéuticas, la

veterinaria, la alimentación, el yoga, el budismo, la medicina china, el tai-chi-chuan, la

gimnasia, la meditación, la plegaria, el turismo, el feminismo, la ecología y la decoración de

interiores, todas tienen su versión “nueva era”. La incorporación de las nuevas disciplinas al

circuito alternativo es a menudo el resultado de que quienes las “inventan” han circulado lo

suficiente dentro de él como para haber incorporado el marco interpretativo del movimiento

y emplearlo para transcribir en su clave nuevas situaciones.

La desacralización las relaciones duraderas en el circuito alternativo y el

movimiento de la Nueva Era

En lo que resta de este trabajo señalaremos, entonces, algunas de las prácticas,

discursivas o no, habituales dentro del circuito terapéutico alternativo y el movimiento de la

nueva era que tienden a desacralizar las relaciones prolongadas y significativas entre

personas.

Para comprender la forma en que esta desacralización se produce, debemos primero

aclarar que si bien la participación inicial en el circuito alternativo y el movimiento de la

nueva era, se ve, en distintos casos, motivada por la búsqueda de salud (Albanese 1992),

equilibrio mental y armonía emocional, evolución espiritual (Amaral 1999) o la superación

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de problemas psicológicos, médicos, físicos, espirituales o sociales, quienes han participado

por un tiempo prolongado generalmente creen que estas búsquedas son una sola. Los

participantes habituales tienden a sostener que salud corporal, equilibrio emocional y

evolución espiritual son aspectos de una única realidad y se hallan íntimamente relacionados

entre sí. Por lo tanto la inclusión sistemática de una práctica dada dentro del circuito

alternativo la torna, a los ojos de los participantes habituales, a un tiempo terapéutica,

psicoterapéutica y espiritual. Desde nuestra perspectiva, esta asociación de ciertas prácticas

a un tiempo con la salud, el equilibrio emocional y el desarrollo espiritual, les otorga

legitimidad absoluta, las sacraliza. En cambio, la exclusión sistemática y consistente de

ciertas formas de sociabilidad, habituales en otros ámbitos de la cultura, de los encuentros,

talleres, seminarios y terapias del circuito, les niega esta asociación con la salud, el

equilibrio emocional y el desarrollo espiritual quitándoles legitimidad y desacralizándolas.

a) Prácticas que desalientan las relaciones estables dentro del circuito alternativo

El primer grupo de prácticas que desalientan las relaciones duraderas en las situaciones

terapéuticas, pedagógicas y espirituales organizadas dentro del circuito alternativo es el de

aquellas que, justamente, constituyen la red alternativa en un circuito. Estas prácticas

incluyen, en primer lugar, el carácter de seminarios o talleres de corta duración impreso a

las actividades que se organizan. Esta corta duración desalienta las relaciones permanentes

entre compañeros de actividad y entre terapeutas o pedagogos -devenidos aquí en

coordinadores y facilitadores- y pacientes o alumnos.

A ello se suma el hábito de recomendar o mencionar en cualquier taller o sesión

terapéutica de cualquier disciplina, un sinnúmero de otras disciplinas incluídas en el circuito

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alternativo. Este hábito abre para cada uno de los participantes interesados un abanico de

posibilidades de futuros talleres y este abanico hace improbable que quienes participaron

juntos en un taller sigan luego el mismo recorrido dentro del circuito. Y si casualmente sus

caminos coinciden hasta un segundo taller allí se les abrirá otro conjunto amplio de

posibilidades y sus caminos terminarán bifurcándose.

Esta bifurcación de los caminos de quienes alguna vez fueron compañeros de ruta , si

bien está presente en el caso de otras religiones como la Umbanda o el Pentecostalismo, por

ejemplo, donde la gente suele irse de un templo para afiliarse a otro o abrir el propio, en el

caso del circuito alternativo y el movimiento de la Nueva Era, es, por una parte, mucho más

veloz - puede producirse en semanas cuando en el caso de otras religiones lleva meses o

años- y, por otro, está alentado desde los propios coordinadores, está por así decirlo

institucionalizado, mientras en las otras religiones mencionadas se ve desalentado por los

pastores y los pais y maes de santo.

Por otra parte, los órganos de difusión de las actividades de la red, reúnen en sus

páginas tanto notas como avisos de una multitud de centros que practican una multitud de

actividades diferenciadas. Esta diversidad dentro de una única publicación también facilita la

bifurcación de los caminos dentro de la red, informando sobre aquellas opciones todavía

desconocidas para quien participa en la misma y así desalentando las relaciones permanentes

entre compañeros de taller y entre estos y los organizadores.

Por su parte, la propia circulación de los terapeutas y coordinadores que desarrollan

actividades sucesivamente en diversos centros (a cambio de un porcentaje de sus

honorarios) dificulta las relaciones permanentes entre terapeutas y pacientes o pedagogos y

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discípulos. Así, por ejemplo, una profesora de danza contemporánea me contaba que había

dado con un digitopunturista, que yo sabía estaba integrado al circuito alternativo, en el

momento de una lesión muscular. El trabajo del digitopunturista fue muy satisfactorio para

ella ya que se recuperó rápidamente de la lesión. En la lesión siguiente, producida un año

después tuvo que rastrearlo por cuatro teléfonos diferentes hasta que dio con el lugar donde

ahora desarrollaba sus actividades. A los dos años tuvo otra lesión y ya no logró rastrearlo.

Decidió cambiar por un kinesiólogo universitario, que si bien a su juicio era menos eficiente,

por lo menos era localizable cuando lo necesitaba.

b) La cosmización, naturalización y sacralización del contacto efímero y la

demonización de las relaciones duraderas y estables.

Un segundo grupo de prácticas, esta vez discursivas, desalientan ya no práctica sino

ideológicamente las relaciones estables entre personas, sacralizando, mediante su

calificación como “sano” u óptimo y mediante su naturalización y cosmización, es decir su

atribución al cosmos y a la naturaleza, el hábito de circular permanentemente. Cuando

cosmizado o naturalizado el hábito de establecer permanentemente relaciones efímeras con

individuos y grupos siempre cambiantes se denomina “fluir”.

Tanto el universo como el cuerpo humano individual se describen a menudo como

constituídos por “energía que fluye”. El continuo circular entre grupos siempre efímeros y

cambiantes, que obviamente se opone a las relaciones permanentes y estables, se convierte ,

así, no en una mera práctica social sino en una cualidad del universo. Así, para poner un

ejemplo, una nota de la revista Uno Mismo, principal órgano de difusión del circuito

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alternativo y el movimiento de la Nueva Era desde fines de la década del 80 hasta la

actualidad decía :

“ Desde el más imperceptible microorganismo hasta la más remota galaxia [...]todo

fluye, confluye, influye y se destruye para dar paso a nuevas armonías e inéditas cruzas”

(“Afinar la Presencia”, revista Uno Mismo, 198, diciembre 1999 :6)

En el caso del cuerpo el fluir de la energía es a menudo presentado como causa y signo

de salud y equilibrio, en tanto los bloqueos, la detención de este flujo, son considerados

causa de enfermedad y desequilibrio. De tal modo la circulación permanente entre grupos

efímeros y cambiantes no se ve sólo cosmizada, atribuida al cosmos, sino también

naturalizada como una cualidad del cuerpo humano sano . En el curso de una entrevista,

una masoterapeuta del circuito porteño afirmaba :

“en el masaje se logra un contacto en donde la persona puede a veces reconstituirse

porque tiene partes que están perdidas, porque tiene bloqueos y con el masaje se logra un

fluir, y la persona puede encontrar un poco la totalidad, porque somos parte de un universo,

de la naturaleza, formamos parte de un todo, yo lo siento así"

Por otra parte, el “desapego” se enseña en muchos talleres como valor a alcanzar.

Desapegarse, es justamente desvincularse, distanciarse o desprenderse de relaciones y

lealtades duraderas. Desde el discurso producido en distintos contextos del circuito

alternativo se enseña a las personas a cortar con, más que a modificar, las “relaciones

insalubres” y a evitar la formación de asociaciones permanentes con otras personas. Así

escribía el astrólogo más famoso de la red porteña :

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“Y el gran cambio de conciencia en Acuario es de identidad : sos en tanto

participás, no en tanto pertenecés. Para muchos la pérdida de pertenencia genera

resistencia, neurosis, ataques de pánico. Pero como Tauro, desborda por acumulación,

así lo inexorable del cambio llega por congestión de masa crítica” (Eugenio Carutti, “El

impredecible Acuario”, Uno Mismo, 198, diciembre 1999 , p. 101).

La ausencia de identificación y lealtad con agrupaciones estables también se presenta

como solución para problemas colectivos, en el discurso de los activistas del movimiento de

la nueva era. Así un editorial de la revista Uno Mismo de 1989 afirmaba :

“Ante qué circunstancia nos ha puesto la coyuntura ; la oportunidad de que todos,

mayorías y minorías, trabajemos sobre el círculo viciado de la polarización... La

democracia permite revisar periódicamente la cañería que comunica promesas con

realizaciones : si éstas no satisfacen a las primeras, el elector retira el voto, inclusive

a su partido del alma. Cada dos años, cada uno puede decirle lo que piensa a sus

representantes. Ya no votamos más en automático. Acaso esta realimentación sea la

mejor manera de evitar los golpes [militares]”. (Editorial Uno Mismo . Junio 1989.

N.72 Vol 12. No 6).

Si el desapego se sacraliza, mediante su asociación a la salud y a la solución de

problemas colectivos, la formación de agrupaciones estables que implican lazos permanentes

y la lealtad a las mismas, se ve a menudo demonizada, particularmente en el discurso de los

activistas del movimiento de la nueva era. La ausencia de identificación con grupos estables

aparece en este discurso a menudo como causa de los problemas que afectan a la

humanidad, como ilustra la siguiente afirmación de Miguel Grinberg publicada en Mutantia :

21

“El ser humano se muestra tan accesible al hipnotismo de las consignas como al

contagio de las enfermedades infecciosas. El individuo no es un asesino, pero el grupo

sí lo es, y al identificarse con éste, el individuo deviene asesino a su vez. Tal es la

dialéctica infernal que se trasluce en la historia humana de guerras, persecusiones

y genocidios” (Miguel Grinberg. Una Revolución de los Corazones. Mutantia 6/3 : 15)

c) La sustitución de las relaciones entre personas por relaciones impersonales e

internas al sujeto..

El tercer grupo de prácticas en las situaciones organizadas dentro del circuito alternativo

que desalientan las relaciones personales es el de aquellas que corren el foco de atención de

la relación entre personas que pudiera tener un resultado positivo, hacia otro lado. Estas

prácticas contribuyen , por así decirlo, a hacer desaparecer la relación entre personas de la

vista cuando una interacción se produce dentro de un taller, seminario o sesión terapéutica

del circuito alternativo.

Algunas de ellas, corren el foco de atención de la relación entre pacientes y terapeutas o

entre el coordinador de un taller y el participante en el mismo, hacia la relación del

participante o el paciente con la naturaleza o el cosmos. La persona del terapeuta o el

coordinador desaparece aquí mediante su definición como “sólo un canal” de la energía

universal. La situación es redefinida de modo tal que el paciente o el participante en el taller

o en el seminario no se relaciona con el facilitador, coordinador o terapeuta, sino a través de

él con la energía despersonalizada del cosmos o la naturaleza. Así, cuando los terapeutas y

coordinadores del circuito alternativo relatan cómo se produjo su formación como tales, la

influencia que otras personas podrían haber ejercido en su adopción de prácticas y

22

creencias, en su propia sanación o en su selección de cursos y talleres, es consistentemente

eliminada de sus relatos. En estas narraciones las transformaciones sufridas en el pasado

aparecen producidas en ausencia de cualquier relación personal . Así decía una maestra de

meditación en el curso de una entrevista :

“Yo siento que los maestros son como flechas indicativas que te indican una

dirección. Entonces para mí siempre fueron esas flechas que te indicaban, no el fin. Por

eso nunca me quedé adherida a ninguna enseñanza ni a ningún maestro...”

Y una terapeuta floral también porteña explicaba de este modo los inicios de su

sanación de una larga depresión :

“ Empecé a entender que en esencia yo podía hacer cambios en mi vida que

favorecían mi recuperación como persona. Yo creo que, como decían mis maestros, las

flores [de Bach] hicieron su camino porque yo se los permití”

Como también muestra el último ejemplo, otras prácticas corren el foco de atención de la

relación entre personas hacia una relación interna, que se establece entre partes

constituyentes del mismo individuo. Aquí los coordinadores y terapeutas desaparecen de la

definición de la situación que se produce en la sesión terapéutica, el taller o el seminario

para ser reemplazados por un agente “sabio” y “sano” que, se dice, existe dentro del

paciente o del participante y con que éste puede relacionarse, ya sea su yo superior, su

maestro interior, su shaman interior, su energía interna, su centro o su cuerpo. Un

popular manual de Terapia Floral, por ejemplo, advierte a los futuros terapeutas :

23

“El propósito principal de la terapia de Bach es estimular el Yo Superior del otro

para que desee alcanzar su propia curación : “Cúrate a ti mismo !”

Y un libro de gran circulación entre coordinadores de talleres que involucran distintos

tipos de movimiento corporal afirma :

“Uno toca dentro de sí al aprendedor que hay dentro de uno y uno aprende” (Denise

Mc Cluggage, “El Esquiador Centrado”, Santiago de Chile, Cuatro Vientos, 1982, pág

130).

Estas transformaciones re-definen la situación, de modo que si el participante en un taller

o en un seminario del circuito alternativo experimenta mayor conocimiento o bienestar a

partir de esta participación, estos cambios no son el producto de una relación con el

terapeuta, el coordinador o los compañeros de grupo sino con algo dentro de sí o con algo

impersonal : el cosmos o la naturaleza.

Conclusiones

El presente trabajo estuvo destinado a mostrar como el circuito terapéutico alternativo y

del movimiento de la nueva era, procesan la cultura de los porteños educados en el sentido

de desacralizar las relaciones personales duraderas y significativas. Hemos visto un

conjunto de prácticas que impiden y desenfatizan estas relaciones dentro del propio circuito

y las desalientan fuera de él, al considerarlas fuente de situaciones problemáticas, insalubres

o desequilibrantes tanto individuales como colectivas. A la vez las relaciones efímeras, las

relaciones que el individuo establece consigo mismo y las relaciones con el cosmos y con la

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naturaleza se ven naturalizadas, cosmizadas y asociadas a la salud , al bienestar y al

desarrollo espiritual.

En un trabajo reciente Daniel Miguez (2000), colega dedicado al estudio del

pentecostalismo, ha sugerido que tanto éste como el movimiento de la Nueva Era, que tiene

su base en el circuito terapéutico alternativo, proporcionan un correlato religioso o

espiritual, en el primer caso para las clases populares, en el segundo para las clases medias

urbanas educadas, a los procesos de desanclaje propios de la sociedad occidental en la

modernidad tardía. El concepto de desanclaje o desarticulación es un concepto que usa

Anthony Giddens (2001) para caracterizar lo que el llama modernidad radical y otros llaman

pos-modernidad . Los procesos de desanclaje desenraizarían a las personas de sus relaciones

inmediatas con aquellos que comparten su mismo espacio y tiempo y los pondrían en

interacción con otros alejados espacio-temporalmente.

Esta perspectiva me parece interesante porque la Nueva Era y el circuito alternativo da,

como muchos autores han señalado, una importancia central a los encuentros cara a cara.

Los talleres grupales, las terapias que implican contacto corporal y masajes, los encuentros ,

son centrales dentro del circuito alternativo y el movimiento de la nueva era. ¿Es posible que

al mismo tiempo des-enraicen a los individuos de sus contactos sociales inmediatos ?. A la

luz de nuestro análisis parece que el tipo de desenraizamiento que el circuito alternativo

contribuye a legitimar, no se origina en las relaciones sociales simbólicamente mediatizadas,

sino en el carácter continuamente cambiante de los seres humanos con que se interactúa, en

la circulación permanente entre grupos siempre cambiantes y a través de circuitos

geográficamente muy extendidos. El contacto efímero, siempre con nuevos protagonistas y a

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través de las fronteras parece ser la clave del desanclaje dentro del circuito alternativo y el

movimiento de la nueva era, más que la mediatización de las relaciones que posibilitan los

sistemas simbólicos..

El desanclaje de la Nueva Era no parece basarse, entonces, en la supresión de las

relaciones cara a cara sino en la continua movilidad de las personas. Es un desanclaje que no

se corresponde con la expansión de la industria editorial, que tienen su correlato espiritual

en el protestantismo clásico, sino más bien con la expansión y abaratamiento del transporte

de personas. La masividad de la movilidad de personas en el mundo ha permitido ya no la

movilidad de ideas o sistemas de pensamiento sino también la movilidad de sistemas de

movimiento corporal y de contacto corporal, de tal modo el shiatzu, el tai-chi-chuan, el

yoga, el do-in, los sweat lodges, los rituales circulares de los indígenas norteamericanos, se

expanden a través de mundo occidental, desenraizándose de los lugares que les dieron

origen, perdiendo sus significados originales y adquiriendo significados contra-culturales

para los educados en el sistema occidental (Amaral 1999).

Este traslado geográfico parece permitir a los miembros del circuito terapéutico

alternativo estar a un tiempo continuamente encontrándose cara a cara y continuamente

desanclados. Y desanclados ya no porque establecen relaciones mediatizadas sino porque al

estar en continuo movimiento las relaciones cara a cara que establecen son siempre efímeras,

cambiantes y geográficamente móviles : son sus medios sociales inmediatos los que se ven

continuamente reemplazados.

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1 Melucci (1989), es quien ha introducido en los análisis de movimientos sociales, el

estudio de las redes sumergidas. Como mencionáramos, sus estudios han llamado la atención de los sociólogos al hecho de que los movimientos son, en general, precedidos por el establecimiento de redes que actúan como laboratorios de transformación social y cultural donde nuevas identidades, formas de relación , formas de acción y percepciones del mundo son ensayadas . Las redes sumergidas constituyen arenas en que los actores practican conscientemente los cambios que pretenden alcanzar, experimentan con nuevos códigos culturales y formas de vida. Así, el autor llama la atención a la relación entre lo que él designa como polos de latencia y visibilidad de la acción colectiva.