la concepción de la educación según el pragmatismo postmoderno de r. rorty (22 pp)

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Invenio Universidad del Centro Educativo Latinoamericano [email protected] ISSN (Versión impresa): 0329-3475 ARGENTINA 2002 W. R. Daros LA CONCEPCIÓN DE LA EDUCACIÓN SEGÚN EL PRAGMATISMO POSMODERNO DE R. RORTY. SUGERENCIAS CRÍTICAS Invenio, noviembre, año/vol. 5, número 009 Universidad del Centro Educativo Latinoamericano Rosario, Argentina pp. 49-69 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México http://redalyc.uaemex.mx

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Page 1: La Concepción de La Educación Según El Pragmatismo Postmoderno de R. Rorty (22 Pp)

InvenioUniversidad del Centro Educativo [email protected] ISSN (Versión impresa): 0329-3475ARGENTINA

2002 W. R. Daros

LA CONCEPCIÓN DE LA EDUCACIÓN SEGÚN EL PRAGMATISMO POSMODERNO DE R. RORTY. SUGERENCIAS CRÍTICAS

Invenio, noviembre, año/vol. 5, número 009 Universidad del Centro Educativo Latinoamericano

Rosario, Argentina pp. 49-69

Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México

http://redalyc.uaemex.mx

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LA CONCEPCIÓN DE LA EDUCACIÓN SEGÚN ELPRAGMATISMO POSMODERNO DE R. RORTY

SUGERENCIAS CRÍTICAS

W. R. Daros*

RESUMEN: La Filosofía Posmoderna de R. Rorty posee sus presupuestos y sus consecuencias.Una de ellas implica una nueva interpretación del hecho educativo. Esta concepción supone unarelectura de lo que son el conocimiento, la persona y la sociedad humanas, regidas por el principiopragmático que sostiene que la única verdad de las afirmaciones se halla en la utilidad: lo útilreemplaza a lo correcto. La conciencia ha dejado de ser el rasgo central de la persona; ahorainteresa su actuar en la práctica sin esperar ayuda desde el más allá. La educación es pensada, por R.Rorty, en un contexto social donde es sencillamente irrelevante la cuestión de si la justificabilidadante la comunidad con la que nos identificamos tiene como consecuencia la verdad.

Rorty propone borrar deliberadamente la “distinción entre literatura y filosofía, defendiendo laidea de un `texto general´ inconsútil e indiferenciado”. Sobre ese texto hay que aplicar el método dela de construcción, entendido como una lectura de textos sin pretensión de lograr la verdad, sinocomo relectura. Aprender y enseñar implican adquirir la suficiente confianza para apoyarnos ennuestras creencias porque ellas son pragmáticamente útiles para obrar en el mundo, abandonandola búsqueda de las cosas en sí mismas (la verdad, la objetividad, lo absoluto). A la educación (enten-dida primero como socialización y luego como individualización) le es suficiente con captar larelativa estupidez de cada época. Finalmente se sugieren algunas críticas a esta posición.

SUMMARY: Education in the light of R. Rorty’s post-modern pragmatism.R. Rorty´s postmodern philosophy has its own bases and consequences. One of these consequences

implies a re-interpretation of the educational event. Thus, embedded in this new outlook, there is areappraisal of what human knowledge, the human person and society are under the ruling of apragmatic principle. This principle upholds the view that usefulness is the only truth embedded instatements. Truth is exchanged for a pragmatic way of thinking. Conscience is no longer the coretrait of any person. The practical way of getting things done is now of paramount importance,without expecting help from any transcendental being. According to R. Rorty, education becomesa social problem and truth is not a real problem and not even a logical justification is required.

The distinction between Literature and Philosophy is abolished and the idea of a general, whollyframed text is posed. The deconstruction method is then applied to the text, where the true interpre-tation is irrelevant.

Learning and teaching imply gaining self-confidence in our beliefs - as they are pragmatic, usefulto operate in the world - as well as gaining a deeper insight into the essence of things (truth,objectivity, and so on). Human beings are centerless networks of beliefs and desires, and theirvocabularies and opinions are determined by historical circumstances. The role of education, pri-marily as socialization and then as individualization, is to spot the degree of stupidity prevailing atthe time in history. Some criticisms to this view are included.

* W. R. Daros es Doctor en Filosofía por la Universidad Nacional de Rosario. Ha realizado estudios y trabajos de investigaciónen Italia. Actualmente se desempeña como Investigador Independiente del Conicet. Ha publicado numerosos artículos y librosen el ámbito de la Filosofía y la Educación.

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Itinerario1. Richard Rorty es hoy un representante dela filosofía pragmática dentro del climaposmoderno norteamericano1. De hecho, susideas y sus libros han tenido una amplia difu-sión, aunque no siempre se los expone correc-tamente o se hacen notar las limitaciones de latoma de posición filosófica que conllevan. Tra-taremos, pues, de proceder, metodológi-cametne, en dos grandes fases: la expositiva yla crítica.

Por lo que se refiere a la agenda de nues-tra exposición, es notorio que a la educación sela concibe como un proceso en desarrollo de loque es el hombre (en su esencia, o en su situa-ción de hecho; y de lo que, en consecuencia,debe ser el hombre). No podemos iniciar, pues,nuestra exposición sino a partir de la concep-ción del hombre, según Rorty, y -más particu-larmente- de lo que es el conocimiento huma-no. El conocimiento humano aparece, en efec-to, como el instrumento fundamental para creartodo otro instrumento y cambiar las condicio-nes de la vida humana. Por ello, si bien la edu-cación no se reduce al conocimiento, tiene unarelevancia particular en la concepción de la edu-cación y de la filosofía de la educación.

Pero el hombre no es humano aisladamen-te, sino que su vida se desarrolla condicionadapor el entorno social. Por esto, entonces, de-beremos considerar, aunque sea brevemente, laconcepción de la sociedad según el pensamien-to de R. Rorty.

Solo después de tener presente estas dosvariables podremos considerar qué sentido tie-ne la educación humana.

Breve descripción de la concepción de R.Rorty sobre el conocimiento.

a) ¿Explicar o describir?

2. Generalmente se suele admitir que expli-

car es explicitar una causa (un motivo, un fac-tor) para un efecto (para una consecuencia oderivación), de modo que éste resulta ser en-tonces inteligible por medio de aquella. Másapenas aceptado esto, surgen otros problemas:¿Quién explica a su vez a la causa? ¿Hay otracausa, hasta llegar a una última o hasta aban-donar la tarea, considerándola humanamenteimposible?

Por otro lado, en un mundo que parecetransitar sin certidumbre alguna, sin una causaúltima (o admitida como tal) para los efectos,solo parece ser adecuada la descripción quehace presente el mundo en palabras, como unapaleta en la que se suman festosos colorestelevisivos, presentándose como imagen, sintiempo para encontrarles un porqué y obteneruna comprensión2. En este contexto, las filoso-fías que buscan un punto último de explicación,aparecen como una descripción, para lograr, apartir de un sentido (sensible o intelectual), acla-rar un significado o una función.

3. Según Rorty, en la filosofía occidental,siempre ha estado supuesto un dualismo: porun lado, el sujeto con las ideas en su interior, ypor otro, la realidad con sus objetos. El cono-cimiento fue concebido entonces como una re-lación entre un sujeto y los objetos; pero estarelación de interiorización exacta de la imagenpodía fallar, de modo que la realidad podía noser reflejada en forma correcta, sinodistorsionada. Surgía así el problema del errory de la verdad de las ideas o conocimientos,según la representación fuese correcta o inco-rrecta. El conocimiento quedó entonces defini-do como una representación interna; y el co-nocimiento verdadero como la representacióninterna correcta, exacta precisa, fundada en elobjeto. El conocimiento verdadero fue enton-ces sinónimo de conocimiento objetivo. El co-nocimiento falso o erróneo era un conocimiento

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subjetivo, fundado solamente en las creenciasu opiniones del sujeto.

b) ¿Conocimientos o creencias?

4. Ante tal dualismo, Rorty tiene una actitudpragmática: el conocimiento es unaherramienta que está en función de los fines obeneficios que se proponen los hombres. Enconsecuencia, abandona, sin refutarla, laconcepción clásica del conocimiento (dualista:sujeto del conocimiento – objeto conocido) porser una concepción inútil que genera másproblemas que soluciones3.

Rorty no ve al conocimiento como unarelación entre un sujeto y un objeto, relaciónque tendría por finalidad representar, en elinterior, en forma exacta y fielmente lo que esun objeto exterior al sujeto. Siguiendo aDavidson, Rorty habla de creencias más bienque de conocimientos. Hablar de conocimientolleva casi implícita la cuestión de que éste seaverdadero o falso; lleva casi implícita unareferencia al objeto del pensamiento. Por elcontrario, hablar de creencias (aunque sesuponen que también son pensamientos) escentrar la atención en las personas que tienenpensamientos en cuanto son personas conpersuasiones sobre las cosas o acontecimientos.

Rorty admite que las creencias solopueden considerarse verdaderas o falsas encuanto son útiles y adecuadas a los propósitosque se desean lograr; “pero no representannada”. Por lo tanto, el problema de la verdadde las creencias no es un problema decorrespondencia con una realidad que sirve decriterio para la verdad de esas creencias.

c) ¿Realidad o utilidad?

5. Rorty, pues, prefiere hablar de creenciasmás bien que de conocimientos; per, además,

prefiere no hablar de “la realidad” de algo.Admitir que existe una realidad que es absolutarespecto de nuestras creencias, hace surgir“pensamientos relativistas”4. La noción de“realidad en sí”, la “cosa en sí misma” sinninguna descripción de la misma, es absurda:Es admitir algo que está allí pero para nadie yentonces ¿cómo se puede afirmar que está allío que es siempre de tal o cual maneraindependientemente de quien habla de ella?

Según el pragmatismo, las cosas soncomo se las usa de acuerdo a la descripciónque nos hacemos de ellas5. Admitir “la realidad”en general y en absoluto, es hablar de algo queno informa sobre nada ni explica nada. Por elcontrario, Rorty no se opone a admitir unrealismo no interesante: como aquello quecausa en los usuarios el surgimiento de unlenguaje y produce creencias, sin que éstas seanuna representación de ellas; o bien como algotrivial de sentido común, según el cual todaslas creencias verdaderas son verdaderas porqueson lo que son (esto es, solo creencias). Porotra parte, las verdades tautológicas (donde elpredicado afirma lo mismo que se contiene enel sujeto de la proposición: el ser es el ser)carecen de interés para el pragmatismo.

El pragmatista no niega la existencia dela realidad humana. Ésta es interpretada en lapráctica como un conjunto de creenciascausadas por otras creencias o cosas físicas. Elpragmatista no alberga ningún escepticismogeneralizado sobre otras mentes o culturas, osobre el mundo exterior; sino solo unescepticismo detallado sobre esta o aquellacreencia o grupo de creencias6.

Etnocentrismo: Entre el absolutismo y elrelativismo

6. Por el contrario, tan pronto como seacepta la manera de pensar el conocimiento

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como una relación entre un esquema(conceptos, palabras) y un contenido(realidades, objetos), nos encontraremosinnecesariamente enredados en la cuestión delrelativismo versus el absolutismo. Rorty noduda de que estamos en contacto con larealidad, porque ella causa numerosas creenciasnuestras; pero estas creencias no representanla realidad; ni la realidad tiene un sentido osignificado o inteligibilidad en sí misma.

Rorty estima que tampoco hay unaforma privilegiada de tener acceso a la realidadconocida, sea mediante una intuición segura,sea mediante una revelación, sea mediante unapercepción. Tampoco se da, por otra parte, unconocimiento verdadero o conocimientoconsciente pre-lingüístico7. Cuando alguienatribuye el conocimiento a un niño que no hablaaún, o a los animales, se lo atribuye desde unacomunidad que ya tiene conceptos, concienciay lenguaje.

7. “Sin duda, afirma Rorty, el relativismo serefuta a sí mismo”, pues no se puede afirmarabsolutamente que todo es relativo. Si todo esrelativo, por una parte, lo sería también elrelativismo, y por otra, habría algo absoluto: laafirmación de que todo es relativo. Y sinembargo, en la práctica actuamos siempre einevitablemente desde una perspectiva asumidaimplícita o explícitamente; tenemos que admitirque debemos “actuar a partir de las redes quesomos, de las comunidades con las que nosidentificamos actualmente”8. A esto le podemosllamar antropocentrismo o etnocentrismo.

En la práctica, todas las personas y lassociedades son etnocéntricas: ven bien ycomparten la vida con personas y sociedadescon cuyas creencias coinciden. Por ello, másbien que hablar de conocimiento (término queparece referir a cómo son las cosas conocidas),como lo hacían los clásicos griegos, debemos

hablar de creencias (de nuestras estimacionessobre lo que creemos conocer), como lo hacenlos empiristas y pragmatistas.

Yo diría que no hay verdad en el relativismo,pero sí en el etnocentrismo: no podemosjustificar nuestras creencias (en física, ética ocualquier otro ámbito) ante cualquiera, sino sóloante aquellos cuyas creencias coinciden con lasnuestras en cierta medida... Este es un problemapráctico sobre las limitaciones de laargumentación9.

Pragmatismo

8. Al pragmatista (del griego prágmata: losnegocios, las cosas útiles que se pueden hacer)le interesa el conocimiento en cuanto es útil paralos intereses de quien lo tiene; en cuanto se guíapor el valor de la utilidad, no en cuanto esverdadero.

El pragmatista no necesita la metadenominada “verdad”10. No tiene sentidopreguntarse: “¿Estamos describiendo las cosascomo realmente son?”. Todo lo que se necesitaes saber si alguna otra descripción “podría sermás útil para alguno de nuestros propósitos”11.

Volvernos pragmatistas es identificar el sentidode la vida con obtener lo que se desea, conimponer nuestra voluntad12.

Pero, por ello mismo, Rorty estima noser relativista, pues, según él, “el ̀ relativismo´es la concepción según la cual cualquier creenciasobre determinado tema, o quizás sobrecualesquiera temas, vale tanto como la quemás”13.

9. En realidad, lo que R. Rorty ha asumidocomo válido son las creencias. Más bien queconocimientos (lo que nos lleva al problema dela verdad o falsedad de los mismos), lo que se

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da son creencias, persuasiones más o menosfuertes, más o menos compartidas.

Rorty tiene también sus creencias. Ellastoman en consideración lo que él considera lo-gros de algunos escritores contemporáneos, yque pueden resumirse en el abandono de uncentro natural ahistórico en el ser humano: enotras palabras, la aceptación de una visióninmanentista de la vida humana14.

10. El hombre está totalmente en sus manos.Él es la medida de las cosas. Él pone los límites.Por ello, un hombre llama loco a quien no puedetomar en serio lo que él toma. “Y esto, a suvez, es determinado por la educación y pornuestra situación histórica (historicalsituation)”15.

En este contexto, no hay causas últimas,metafísicas. No cabe, en consecuencia unaexplicación filosófica como tradicionalmente sela ha considerado. Solo cabe describir lassituaciones, individuales o sociales, y losproblemas; pero no explicarlos; o a lo más,explicarlos en tanto y en cuanto es útil dar unaexplicación, siendo la utilidad práctica la razónúltima de la filosofía. Rorty, como losintelectuales del siglo XIX puede decir:

A nosotros nos basta con saber que vivimosen una era en que los seres humanos podemoshacer las cosas mucho mejor, en nuestrobeneficio. No necesitamos indagar detrás de estehecho histórico en busca de hechos no históricosacerca de lo que realmente somos16.

Conocimiento pragmático

11. Respecto de lo que sea el conocimiento,Rorty toma una posición definida y pragmáti-ca: no hay que buscar qué es el conocimientosino abandonar esa búsqueda y esepseudoproblema.

Rorty estima ser un continuador, en al-

gunos aspectos, de Wittgenstein, Heideggger yDewey, al menos en que estos autores están deacuerdo en “que hay que abandonar la nociónde conocimiento en cuanto representaciónexacta”, “descartar las nociones de ̀ fundamen-tos del conocimiento´ y de la filosofía”, y pres-cindir de la idea de la mente, que utilizaron encomún Descartes, Locke y Kant, situada en elespacio interior del hombre y dotada de ele-mentos y procesos que posibilitan el conoci-miento17. Abandonar esta idea de la mente hasido el objetivo expreso de la obra fundamentalde Rorty (El espejo de la naturaleza) y, en ge-neral, el objeto de toda su propuesta filosófica.

La concepción de R. Rorty sobre la filoso-fía.

12. No es tarea fácil definir la visión filosóficade R. Rorty. Él mismo se autodefine de muyvariadas maneras:a) Es cierto que se define pragmatista, que

admira al pragmatista John Dewey ydesearía ser su discípulo18.

b) Por otra parte, si bien no se dice serrelativista, convierte este concepto ensinónimo de antifundacionista oantidualista; y él se dice antidualista yantifundacionista19.

c) Rorty se denomina negativamente comoantiplatónico, antimetafísico y ateo. El“es” (metafísico, fuera de todo tiempo yespacio, indicador de la esencia de las co-sas) le resulta obscuro20. En consecuencia,define los entes, en cuanto se originan oestán en un tiempo y en un espacio (por loque es historicista) y no admite naturalezaen las cosas, o dignidad ni en Dios ni en laspersonas: para “los ateos sui generis comoyo” -afirma Rorty- esta dignidad (de laspersonas) consiste en operar en formaadaptativa desde dentro de nuestra tradi-

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ción21.d) Se dice nominalista, y asume ya un

nominalismo metodológico, ya unnominalismo psicológico, también llama-do idealista lingüístico22.

e) Se dice también conductista23; pero tambiénse dice a la vez antiesencialista, pluralistapragmático e interpreta-cionista24, pues alno haber esencias en las cosas, todo se re-duce a la interpretación que se hace de ellas.

f) Rorty se define, a regañadientes, comoposmoderno25.

g) No deja de llamarse también liberal refor-mista26.

h) Rorty también se autocalifica comoposnietzschiano y norteamericanoposdarwiniano27.

i) En un cierto aspecto, se considera escépti-co, pues afirma tener “una actitud escépti-ca hacia los problemas y los vocabulariosfilosóficos tradicionales”28.

j) Por otra parte, se denomina pospositivista,libre de la metodolatría29 y considera quelas formas científicas son solo formas úti-les o exitosas de decir las cosas, sin gozarpor ello de algún privilegio30.

k) Se dice, además, ironista, esto es, capaz deironizar e incapaz de tomarse en serio a símismo, a ninguna esencia real, ni a lo me-tafísico31.

l) Desde el punto de vista de su visión de lascosas, acepta un “marco naturalista, enrealidad materialista”32.

m) Se dice etnocéntrico, por lo que admite quecada grupo humano o etnia ve las cosasdesde su punto vista y desde su lenguaje33.

n) Se refiere, además, a sí mismo, como a unantiesencialista, coherentista, no idealis-ta34.

o) Rorty es un filósofo “abandónico”. En efec-to, abandona sin más “la esperanza deuniversalismo”, “el temor al relativismo”,

los argumentos y las refutaciones, lo co-rrecto por lo útil, la representación y el rea-lismo, las nociones últimas, el dualismoesquema-contenido, la visión de conjunto;abandona “el deseo de objetividad”, estoes, de entrar en contacto con lo no humano,con las cosas en sí mismas35. Abandona,además, la idea de que el hombre tienda ala felicidad36. Siguiendo a Nietzsche: “No-sotros -afirma Rorty- negamos que el hom-bre tienda a la felicidad, nosotros negamosque la virtud sea el camino hacia la felici-dad, nosotros negamos que existan accio-nes que hasta ahora se denominaron mo-rales, las `desinteresadas´, las `no-egoís-tas´”37.

p) Aunque en otros tiempos fue políticamentecomunista, hoy se define como “intelec-tual liberal norteamericano”38, que debeaceptar el hecho de partir de donde está,lo que significa, para él, que hay numero-sas perspectivas que simplemente no pue-de tomar en serio. Sin embargo, sigue sin-tiéndose, como Dewey, de la izquierda re-formista y anticomunista.

q) También se autodefine y se incluye entrelos “liberales humanistas decentes, repre-sentantes de la comunidad moral” a la quesus lectores y él mismo pertenecen, no porser más inteligentes que los matones con-tra los que lucha, sino simplemente másafortunado, por ser hijo de un tiempo y unlugar en que se defiende la democracia yse lucha contra los matones39.

r) Se llama a sí mismo “demócrata de izquier-da”, porque cree que la tecnología y lasinstituciones democráticas, con suerte, pue-den colaborar para aumentar la igualdad ydisminuir el sufrimiento40.

s) En fin, Rorty estima necesario admitir un“panrelacionismo”, sin nada de absoluto,lo que se parece mucho al relativismo41.

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13. Se puede advertir, pues, que no resultatarea sencilla calificar el pensamiento de R.Rorty. Si, no obstante, deseáramos buscar undenominador común a las calificaciones que élmismo se atribuye, podríamos afirmar que noshallamos frente a un filósofo inmanentista, don-de el hombre es el centro del interés, el cualtiene en sus manos su propia vida individual,cultural, social, moral: la visión del mundo y elmundo de los valores depende del hombre (en-tendido como un ser biológico-material, dota-do de lenguaje), y éste no debe buscar ningunasalvación o refugio en algo o alguien superioral hombre mismo.

Por otra parte, su visión de las cosas sehalla anclada en la utilidad, por lo que Rortyes, -como admirador y seguidor de J. Dewey-con razón y por un lado, un pragmático utilita-rista e historicista con cierto sentido moral ysocial, y aprecio por la libertad, por lo que as-pira a ser útil “para construir una comunidadde cooperación” de izquierda reformista perono marxista; y, por otro, un posmoderno pornegar a la filosofía toda fundamentación meta-física y ontológica; y, sin embargo, poseedorde un gran aprecio por la imaginación, porta-dor de un cierto idealismo leal a un país soñado(más que por un país en el que se despierta cadamañana)42.

En mi opinión, el resultado del pensamientogenuinamente original no es tanto refutar osubvertir nuestras creencias anteriores comoayudarnos a olvidarlas ofreciéndonos unsustituto de ellas. Considero que la refutaciónes signo de falta de originalidad43.

14. Pues bien, Rorty abandona los principiosde la filosofía clásica, ¿pero con qué criterio?¿A partir de qué nuevo principio para su filoso-fía? El principio asumido es el de la mayor omenor utilidad, principio de una filosofía prag-mática, esto es, según su significado

etimológico, apta para negocios, para lo facti-ble, para la práctica.

La razón que ofrece Rorty, con la quedesea justificar el abandono de los principiosfilosóficos anteriores, consiste en “que tenemosque resolver problemas diferentes de los quedejaron perplejos a nuestros predecesores”. Losproblemas antiguos carecen de interés y de uti-lidad para Rorty y para los filósofos que él es-tima. Esto, sin más, justifica su abandono.

Antiguamente se discutían lógicamentelos problemas, se los refutaba, si era necesariose recurría a sus orígenes históricos, pero sehacía patente la lógica contradicción de sus afir-maciones. Rorty asume otra actitud: lo que nointeresa porque no es útil, se abandona sin más.

Rorty estima, por otra parte, que esto eslo que todos los filósofos hicieron: Cada filó-sofo trató los problemas que para él eran útiles.El pragmatismo recontextualiza a sus predece-sores, apreciando los aspectos pragmáticos decada uno de ellos. Pero, frecuentemente, lo quefue útil para los predecesores, no lo es para lossucesores: “Nosotros tenemos diferentes obje-tivos, que serán mejor atendidos si empleamosun vocabulario diferente”44. Todo adquiere máso menos valor, según sea más o menos útil parael logro de los fines.

La concepción de R. Rorty sobre la socie-dad.

15. La sociedad es un producto del procederhumano. La visión filosófica de Rorty espragmática e historicista. Por ella afirma quenuestros problemas, nuestro sentido de laexistencia, nuestra filosofía solo se explicandentro de este nuestro mundo, en situacionesculturales de espacio y tiempo determinados.Desde un punto de vista tradicional, podríamosdecir que se trata de una filosofía inmanentista,mundana, naturalista, porque en este mundo se

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encuentran las causas de lo que somos.

Desde Hegel, los pensadores historicistas...han negado que exista una cosa tal como ‘lanaturaleza humana´ o ‘el nivel más profundodel yo´. Su estrategia ha sido la de insistir enque la socialización y, por lo tanto, la cir-cunstancia histórica, abarcan la totalidad: queno hay nada ‘debajo´ de la socialización o antesde la historia que sea definitorio de lo humano.Tales autores nos dicen que las preguntas como‘¿En qué consiste ser hombre?´ debieran sersustituidas por preguntas como ‘En qué consistevivir en una rica sociedad democrática del sigloXX?´... El giro historicista nos ha ayudado aliberarnos, gradual pero firmemente, de lateología y de la metafísica; de la tentación debuscar una huida del tiempo y del azar. Nos haayudado a reemplazar la Verdad por la Libertadcomo meta del pensamiento y del progresosocial45.

Ser historicista no es, para Rorty, algodespreciable, dado que todas las filosofías loson, aunque la mayoría de ellas no desean re-conocerlo y más bien, se ubican en un sitialcomo si el filósofo fuese un Dios, fuera de todotiempo y espacio, que ve y conoce las cosas talcual son, con absoluta verdad. A esto se le hadado en llamar “ver las cosas desde el Ojo deDios”, desde la trascendencia, desde la metafí-sica.

16. La sociedad es, en realidad, un conjuntode personas con creencias comunes: se es sociocuando se comparten creencias y se puedenhacer pactos tácitos o explícitos. Rorty no creeque alguien sea capaz de salir de su propiasociedad y de su propio lenguaje con el queexpresa su punto de vista. Las cuestionesmetafísicas “pueden adquirir un respetablesentido ironista socializándolas”, incorpo-rándolas a las contigencias y necesidadeshistóricas46.

En consecuencia, Rorty no cree que el

objeto del pensamiento filosófico -comoconsecuencia de él, el pensamiento sobre laeducación- consista en distanciarse de cualquiercomunidad dada y contemplarla desde un puntode vista más universal”47.

La concepción de R. Rorty sobre la educa-ción.

a) Pragmatismo: en la búsqueda de un futu-ro humano mejor

17. Rorty, al igual que Dewey, considera que“los seres humanos son hijos de su tiempo ylugar, sin ningún límite significativo, biológicoo metafísico, a su plasticidad”. La conciencia,como el gusto, es “igualmente producto delambiente cultural”. Ahora bien, la mayoría tomaesta concepción como un “relativismo cultural”,donde cualquier perspectiva moral es tan buenacomo cualquier otra. Mas Rorty ha tratado desostener que su visión de las cosas no es unrelativismo, y que su modo de ver las cosas “esmucho mejor que ninguna visión alternativa”.Estados Unidos, por ejemplo, “pese a sus viciosy atrocidades pasadas y presentes, y pese a sucontinua ansiedad por elegir tontos y truhanespara altos cargos, es un buen ejemplo del mejortipo de sociedad inventada hasta el momento”48.Para que no exista, pues, relativismo essuficiente, para Rorty, que no todo sea igual obueno como otra cosa. Rorty diría que no hayrelativismo donde existe una relativa escala devalores que permite diferenciarlos y hacerlospreferibles.

18. Por una parte, su actitud es pragmática,tras las huellas de J. Dewey, por lo que la únicaverdad de las afirmaciones se halla en la utili-dad: lo útil reemplaza a lo correcto49. Una ora-ción es verdadera cuando recibe el consensode la gente y sirve para resolver algún proble-

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ma, al adecuarse mejor a los fines que la gentepersigue. Una creencia es verdadera no porquerepresente exitosamente la realidad, sino porser una regla de acción que proporciona ven-tajas.

19. El pragmatismo se presenta como un nue-vo Humanismo, para una teoría de la educa-ción, dado que sustituye los problemas de larealidad, de la razón o de la naturaleza, por labúsqueda de un “futuro humano mejor” e in-tenta “aliviar y beneficiar la situación de loshombres”50. Indudablemente que estepragmatismo tiene algo de utópico al creer quela compasión puede ser la base para fundar unasociedad. Pero la utopía es en parte profecía yayuda a realizarla en libertad.

Por otra parte, si bien Rorty no deseaaplicar fácilmente a su filosofía el término“posmoderno”, pues se lo usa con cierta con-fusión para muy variados fines; sin embargo,su filosofía puede calificarse como posmoderna,en cuanto con ella Rorty no desea fundamen-tar una filosofía en ningún esencialismo, sinomás bien oponerse y abandonar, sin argumen-tar, la filosofía clásica51.

En concreto, no desea participar de lonegativo del pensamiento posmoderno que essu falta de compromiso con las instituciones so-ciales y de crítica hacia ellas. Pero, por otrolado, -según él- comparte el aspecto positivode la posmodernidad, esto es, el haber “soca-vado definitivamente el esencialismo filosófi-co”52.

La filosofía, según Rorty, no es una re-presentación del mundo, sino una descripciónpragmática del mismo, sin pretensión de ver-dad entendida como correspondencia entre esadescripción y la realidad. Rorty entiende la fi-losofía como edificación moral, educación,formación de cada uno y de los demás, lo cuallo logra estableciendo vínculos entre nuestra

cultura y la de los demás, elaborando nuevoslenguajes, saberes y metas53.

b) El “yo” no es dueño de su propia casa: essolo una red de creencias

20. La educación, en buena parte, ha consis-tido, tradicionalmente en formarnos como per-sonas, individuales y sociales.

Ahora bien, la persona humana es pensa-da por Rorty a partir del “yo”, pero no de un yosustancial; sino de un yo que no es más que elnexo flexible de creencias que cada uno teje yvuelve a retejer en medio de las contingenciasque le toca vivir. Como no hay un centro delcerebro, tampoco existe un centro o núcleo delyo o de la persona humana.

Al igual que las sinapsis neuronales están encontinua interacción entre sí, tejiendoconstantemente una configuración diferente dedescargas eléctricas, nuestras creencias y deseosestán en interacción continua, redistribuyendovalores de verdad entre enunciados. Al igual queel cerebro no es algo que ‘tiene´ estas sinapsis,sino que es simplemente la aglomeración deaquellas, el Yo no es algo que ‘tenga´ lascreencias y deseos, sino simplemente la red deestas creencias y deseos54.

Rorty comparte, con Freud y Davidson,la idea de que el yo no es dueño ni de su propiacasa. Por un lado, en la Modernidad, Copér-nico, Darwin, Freud, al hacer menos plausiblea Dios y a los ángeles, “han situado al ser hu-mano en la cima”. Pero, por otro lado, en laactualidad, la situación del hombre es cada vezmás humillante, pues “la humanidad es menosimportante de lo que habíamos pensado”55.

El ser de la persona ha quedado reducidoprimero -con el giro lingüístico de la filosofía-a las palabras. Luego, en la era de la imagen, lapersona es solo la autoimagen que logra esta-

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blecer.

21. En este contexto, la educación no es obrade filosófos o pensadores abstractos, sino delproceso social en cual cada individuo vive.

Rorty, en efecto, desconfía de la capaci-dad de los filósofos para generar teorías y prác-ticas de la educación. Estima, por el contrario,que son los poetas, los literatos, los periodis-tas, los etnólogos o antropólogos los que me-jor describen lo que es el ser humano, o sea,ese conjunto flexible de creencias que cada unotiene de sí mismo y el problema del sufrimien-to. Ser humano es, de hecho y en la práctica, -más allá de toda teoría- trabajar para aliviar elsufrimiento de los demás.

Se puede ser humano sin ser universalista, sincreer que es ‘racional’ interesarse por el sufri-miento de los demás o que exista una ‘humani-dad común’ que nos vincula con los demás. Unopuede desear aliviar el sufrimiento sin tener unarespuesta interesante cuando Sócrates le pre-gunta ¿por qué deseas esto?, también sin creerque este deseo es la cosa más profunda e im-portante de su vida56.

Ser posmoderno y pragmático significapoder prescindir de la búsqueda de los funda-mentos últimos para actuar (en la práctica, aunsin tener grandes respuestas teóricas) como serhumano aliviando el dolor innecesario.

c) ¿En qué consiste educar para una vidarazonable?

22. Rorty asume los conocimientos de sutiempo y estima que éstos, como resultado, hanlogrado borrar la imagen de una persona o deun yo con algo de fundamento racional o meta-físico.

Los antropólogos e historiadores de la cienciahan borrado la distinción ente una racionali-dad innata y los productos de la enculturación.

Filósofos como Heidegger y Gadamer nos hanpresentado consumadas concepcioneshistoricistas del ser humano. Otros filósofoscomo Quine y Davidson, han borrado la distin-ción entre verdades de razón permanentes y ver-dades de hecho temporales. El psicoanálisis haborrado la imagen del yo común a la metafísicagriega, la teología cristiana y el racionalismode la Ilustración: la imagen de un centro natu-ral ahistórico, el locus de la dignidad humana,rodeado de una periferia fortuita y accidental57.

Rorty distingue, en particular, tres con-ceptos de racionalidad: 1) Racionalidad enten-dida como habilidad para enfrentarse al me-dio adaptando las propias reacciones a los estí-mulos ambientales de formas más y más com-plejas y delicadas. 2) Racionalidad como uningrediente extra y añadido que los seres hu-manos tienen y los animales no. 3) Racionali-dad como sinónimo de tolerancia, como habi-lidad unida a la voluntad de alterar los pro-pios hábitos, de hacer de uno mismo una per-sona diferente; concebida como una inclinacióna discutir las cosas antes que a luchar, quemaro desterrar, siendo casi sinónimo de libertad.

Pues bien, Rorty, (siguiendo a Dewey yuniendo a Hegel con Darwin), rechaza el se-gundo concepto de racionalidad y la entiendecomo una combinación del primer y tercer con-cepto dado de racionalidad.

Estando así las cosas, las institucioneseducativas deberían promover la formación depersonas que lleven una vida razonable, quefuesen racionales en el sentido de que desarro-llan habilidades para enfrentarse con proble-mas del medio en el que viven, que son tole-rantes, capaces de cambiar, de vivir y dejar vi-vir, de discutir, de tener más confianza en lapersuasión que en la fuerza58.d) Educación por identificación, acorde a lassituaciones históricas y pragmáticas

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23. Platón se las arregló para convencer aOccidente de que el conocimiento de las ver-dades universales era tan importante como élpensaba que lo era y que la educación debíafundarse en esas verdades universales acercadel hombre y de la sociedad. Pero, según Rorty,hoy podemos dejar atrás el fundacionalismo. Porestas frecuentes propuestas de Rorty, parece-ría que su concepción de la educación está infun-dada, carente de valores universales. Mas sianalizamos sus textos, advertiremos que Rortysi bien abandona por un lado todo fundamen-to metafísico de la educación, por otro, no dejade proponer un concepto de educación acordea las situaciones históricas y pragmáticas59, lascuales se muestran como un cierto eje fundantede su propuesta.

Espero que podamos aprender a arreglárnos-las sin la convicción de que hay algo profundo -el alma humana, la naturaleza humana, la volun-tad divina, o el curso de la Historia- que proveaun sustento sólido para la elaboración de gran-des teorías...60

e) Liberalismo posmoderno: un ámbito parala tolerancia

24. Lo que se aprende, en buena parte, seaprende por identificación. Lo que la socie-dad, en cuanto agente de educación, debeproponer a sus ciudadanos es una “diversidadde identificaciones”. Una sociedad es más edu-cada que otra porque facilita el número decomunidades con las que las personas puedenidentificarse. A esto puede llamársele un au-mento en la civilización y en la vida moral.

“Solo podemos esperar crear una concep-ción más racional de la racionalidad desde den-tro de nuestra tradición”, creando una comuni-dad que acepte a los demás, como parte del“nosotros”.

Algunas sociedades son mónadas, uni-dades cerradas; otras, por el contrario, se abrena las demás. La cultura liberal burguesa, en laque vive la mayoría de las comunidades de Oc-cidente, se enorgullece de agregar constante-mente nuevos lazos de unión con las demás yampliar constantemente sus simpatías.

Es una forma de vida que constantemente ex-tiende pseudópodos y se adapta a lo que en-cuentra. Su sentido de la propia valía moral sefunda en su tolerancia de la diversidad. Entresus héroes a los que exalta figuran quienes hanextendido su capacidad de simpatía y toleran-cia62.

25. La sociedad liberal burguesa genera unproceso de educación por identificación y pro-pone el ideal de procedimientos en la justicia yla idea de igualdad humana. Esta idea de igual-dad humana es aún de carácter grupal y recien-te: no se basa en una naturaleza humana igualpara todos, sino en una decisión moral y socialde considerar a los demás como a nosotros mis-mos.

Vivimos cada vez más en un mundo“collage”, o “cambalache” donde viven sin máslógica -como pegadas una junto a otra- formasde vidas dispares, con diversas opciones, dife-rentes valores y preferencias, difícilmente com-patibles entre sí. Se trata de aceptar pragmática-mente una condición de hecho: el mundo socialde hecho se da de esta forma.

La ventaja del liberalismo posmoderno es quereconoce que al recomendar ese ideal no se estárecomendando una concepción filosófica, unaconcepción de la naturaleza humana o del sig-nificado de la vida humana, a los representantesde otras culturas. Todo lo que deberíamos ha-cer es señalar la ventaja práctica de las institu-ciones liberales para permitir la convivencia deindividuos y culturas sin entrometerse en su res-pectiva privacidad, sin entrometerse en las con-cepciones del bien de los demás63.

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26. Pero el proceso educativo si bien esidentificación social, implica también unesfuerzo personal de aceptación de lopragmático. Se necesita esfuerzo, en efecto,para controlar nuestros sentimientos cuando unapersona totalmente diferente se nos presenta ointroduce en nuestra comunidad.

La tolerancia no significa que debamosimitar a los demás, sino que debemos respetarloscon simpatía, dialogar, expresar opiniones (oregatear intercambiando ideas), aunque notengamos los mismos sentimientos, los mismospuntos de vista, los mismos valores. En estosfrecuentes casos, entra a funcionar la actitudirónica liberal, esto es, de tolerancia sabiendoque nada hay que sea absoluto.

Cuando esto sucede, lo que hay que hacer essonreír, hacer el mejor trato posible y, tras unesforzado regateo, retirarnos a nuestro club. Allínos sentiremos reconfortados por la compañíade nuestros partenaires morales64.

f) La cháchara sobre la lógica

27. El aprender no puede ser entendido, en-tonces, como un proceso empírico simple, quecomienza con la percepción y termina con laverificación de la misma conceptualizada. Elidealista buscará la verificación en la coheren-cia de los contenidos lógicos; el realista anclarála verdad en algo real más allá de las palabras yde los conceptos; pero el pragmatista asumirácomo verdaderas las creencias que relaciona-das entre sí resultan útiles, reemplazando lo co-rrecto por lo útil y práctico para lograr los fi-nes propuestos. El aprendizaje que se estimavalioso por sí mismo, por su metodología oforma de aprender, no tiene valor para los prag-máticos.

La cháchara sobre la ‘forma lógica´, el ‘aná-lisis de conceptos´ y las ‘verdades necesarias´han suscitado más problemas que los que han

resuelto65.

¿Por qué preferir una filosofía y unaprendizaje pragmáticos? No porque sea ver-dadero -responde Rorty-; sino porque da re-sultados: “Es verdadero porque da resultado”66.Los resultados son lo importante: ni siquiera elautocontrol (o la autonomía, perseguida fre-cuentemente como la única finalidad educativadigna de consideración) es importante en sí mis-mo si no da resultados67.

g) Dos tareas de la educación: socializar yindividualizar con ironía

28. El proceso de educación, aun siendo prag-mático, no puede prescindir de una finalidadmoral; pero esta finalidad es pragmática, pro-pia de “una cultura post-filosófica“ (donde laliteratura sucede a la filosofía), guiada por una“cierta práctica social concreta”68.

Rorty duda de la eficacia y “relevanciade la filosofía en la política”, por ello tambiénduda de la “relevancia de la filosofía de la edu-cación”. En el mejor de los casos, la filosofíaposee una valor terapéutico con el que se ayu-da a las personas adultas (no a los niños) a aban-donar las ideas anticuadas y convencionales yasumir otras. Por esto, cabe distinguir dos ta-reas en el proceso educativo:

Me parece que la educación pertenece a dosempresas bien definidas. La educación inferiores fundamentalmente una cuestión de sociali-zación, el tratar de inculcar un sentido de ciu-dadanía, y la educación superior consiste en sumayor parte en una cuestión de individuación,el tratar de despertar la imaginación del indivi-duo con la esperanza de que ésta será capaz derecrearse a sí misma. No estoy seguro de que lafilosofía logre hacer mucho por cualquiera deestas empresas69.

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No tenemos que aprender nada esencial,ni eterno ni trascendente más allá de la historia.Para ser humano, es suficiente con captar conironía la relativa estupidez de cada época.

Cada época tiene su propia gloria y su propiaestupidez. La labor del novelista es mantener-nos al corriente de ambas. Porque no existe nin-gún juez supremo, ni ninguna única descripcióncorrecta, porque no existe huida alguna a lo to-talmente otro, ésta es la tarea más importanteposible. Pero es una tarea que solo puede em-prender de pleno corazón alguien notranstornado por los sueños de un marcoahistórico en el que se despliega la historia hu-mana, una naturaleza humana universal...70

Para Rorty, el docente -de los niveles in-feriores de escolaridad- debe creer que la so-ciedad se funda en la verdad (en caso contrario“será mejor que busque otra profesión”) y debeser el vehículo de transmisión de lo que es so-cialmente admitido. El que es docente en losniveles superiores, por el contrario, se halla “enel santuario de la libertad académica” y las du-das sobre la sociedad se vuelven entonces cen-trales. En este caso, la tarea de la educación seorientará -según Rorty y reinter- pretando a sumodo a Dewey- hacia “la tarea de reemplazarun presente insatisfactorio por un futuro mássatisfactorio, sustituyendo así la certidumbre porla esperanza”71.

Sugerencias para una crítica a las concep-ciones de R. Rorty.

29. La toma de posición filosófica de R. Rortyposee aspectos paradójicos (la inutilidad de lasotras filosofía y la utilidad de la propia) y con-tradictorios (porque el valor de utilidad en laque se basa, tiene sentido medio y éste no valesin un fin que trasciende los medios).

Por un lado, Rorty abandona, sin discu-tir, las posiciones de los filósofos anteriores (laconcepción platónica, la concepciónrepresentacional del conocimiento, la validezde las esencias, la existencia de un yo sustan-cial, la existencia de Dios, etc..Pero por otrolado, él asume una posición pragmática,historicista, inmanentista, como la única buenafilosofía por ser ésta útil a sus deseos en estaépoca. Brevemente dicho, rechaza el valor delas otras filosofías, sin discutirlas desde sus pro-pios supuestos, y asume el valor de la utilidadcomo un valor supremo.

30. El valor de la utilidad es tan grande, paraun pragmatista posmoderno, que todo lo de-más queda sin valor si no es útil; pero esta po-sición por ser posmoderna, es asumida sin gran-des críticas, y sin preocupación por los funda-mentos. En el clima de la actitud irónica por élasumida, no toma en serio a ninguna filosofíaanterior si no es pragmática; tampoco toma enserio el deseo de fundamentar tradicionalmen-te exigido por la filosofía, menos aún le parecerelevante admitir algo así como una naturalezahumana que posea un “ser humano” que lleveínsita una finalidad y que ésta oriente todo elproceso educativo.

31. Rorty asume el tiempo en que vivimoscomo un hecho, no fácilmente cambiable me-diante filosofías de la educación. La educación,en consecuencia, se reduce a asimilar o imitarlos modelos que la sociedad le propone.

El eje del cambio social se halla en el sen-timiento: solo mediante imágenes, novelas, re-latos se puede conmover a los poderosos paraque no opriman tanto a los débiles.

32. En este contexto, se advierte en la filoso-fía de Rorty un cierto positivismo conservador,resignado ante las situaciones de hecho. Solo

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unos pocos (los que pueden comprar una cul-tura superior, universitaria) tendrán una prepa-ración para la crítica social. Los demás viviráncomo propios los modelos sociales que les agra-dan e imitan. En su propuesta, Rorty ve a lasociedad como “una mezcla de narcisismo pri-vado y de pragmatismo público”: cada uno bus-cando su propio bienestar mirando a lo suyo y,lo que importa en la vida social no son los valo-res (unos preferibles a otros según la naturale-za de las cosas), sino su funcionamiento prag-mático72. Con estos presupuestos, no hay con-diciones de posibilidad para lo que tradicional-mente llamábamos educación. Ésta, en efecto,se ubicaba en el desarrollo de la persona, don-de el sujeto -sin dejar de ser sujeto- aspiraba alograr la objetividad sobre lo que él era y sobrelo que son las cosas y acontecimiento; y dondela sociedad era considerada una comunidad conun bien común para todas las personas, y por lotanto, objetivo.

Si fuesen coherentes con el valor de utili-dad presentado por Rorty, podríamos afirmarque su filosofía resulta poco útil para un cris-tiano. Por una parte, la filosofía de Rorty pre-ocupada por la utilidad, olvida que ésta tienealgún sentido solo en el contexto de una finali-dad y las finalidades que propone Rorty son lasde cada uno, por lo que su filosofía no es másque un solipsismo (individual o como gruposocial privilegiado).

33. Para un cristiano, la finalidad de la vidahumana y el valor fundamental es Dios, y losmedios tienen sentido si a Él conducen.

Desde un punto de vista cristiano es cri-ticable el radical inmanentismo de la filosofíade Rorty: para él el mundo social se justifica ensí mismo, en su propia dinámica, impuesta porla libertad de cada individuo en la esfera indivi-dual y en la social.

El cristiano puede objetar a la posición

de Rorty el deseo de imponernos una vida sinmisterio y sin trascendencia, cerrada en el tiem-po y en la especie animal (¿acaso sólo somosanimales con lenguajes?). La concepción cris-tiana parte de una revelación con una visión porcierto más elevada.

34. Falta en el pensamiento de Rorty un mo-tivo racional para toda su aparente defensa delhumanismo. Según Rorty, trataremos de cam-biar la situación de los débiles, por la vía delsentimiento, pero sabiendo que ni siquiera so-mos personas, sino una red de deseos y creen-cias.

El hombre aparece como un ser situado,vacío de sí, dispuesto a asimilar el entorno yser ese conjunto de creencias que vive el entor-no, haciéndolo propio sin ser nada propio.

En este contexto, se han suprimido to-dos los supuestos para crear un concepto fuer-te de educación (entendida como la construc-ción de la persona que se perfecciona hasta al-canzar un sentido moral y trascendente para suvida, mientras se desarrolla en un ámbito socialy profesional propio.

35. En el contexto de la filosofía de Rorty elverdadero a priori se halla en concebir al co-nocimiento y a la educación como un “proce-so de reproducción social en el estadio alcan-zado en el momento histórico que vive el suje-to”73.

Cuando el conocimiento mismo pierde supretensión de objetividad y verdad, se convier-te en sola creencia: en la persuasión del sujeto,en subjetividad y, entonces, todos los valoresobjetivos caducan, pero con ello la misma per-sona humana se pierde, pues pierde todo puntode referencia que no sea ella misma y los de-seos que ella genera.

En realidad perdido el sentido del ser delas cosas, se pierde la objetividad y con ella el

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sujeto, los valores y el sentido de la educación,la cual que da reducida al amaestramiento se-ductor de las circunstancias históricas ysociopolíticas de turno.

Posiblemente, detrás de la propuestaposmoderna y pragmática estuvo alguna vez lapreocupación de escapar de la añagazas delpoder, del control y de la regulación del siste-ma social opresor de los marginados o débiles;pero el recurso utilizado (el pensamiento débil,la ausencia de búsqueda de fundamentos, lacarencia de finalidades) no ha sido eficaz ni prác-tico: la posmodernidad nos deja en el sistemacon el agravante de la ausencia de consuelo ycon una triste ironía por lo que pasa, sujeto enlas férreas manos de los poderosos, sin poderser cambiado.

36. El pensamiento posmoderno pragmáticosignifica la radicalización de la sospecha, inclu-so sobre los maestros de la sospechas (Marx,Nietzsche, Freud), hasta quedarse sin raíz al-guna. A la tendencia a explicar sistemáticamentelas cosas propone la validez del fragmento, delas situaciones sociales de hecho, el pluralismode los lenguajes, el pragmatismo contex-tual74.

Queda, entonces, poco marco para elcambio propuesto por personas con proyectoshumanos propios, sin poder recuperar el poderunificador de la razón. Somos presos de la iner-cia social; los acontecimientos nos atropellansin finalidad propia. La multiplicación y satura-ción de los intercambios hacen más densa la vidasocial, la cual queda a merced de los aconteci-mientos. El ser humano se pierde por saturaciónde comunicación que no le deja espacio paraun pensamiento propio, para la autodetermina-ción en la vida.

Mas ante la ausencia de la posibilidadmisma de la educación de la persona, generada

por la propuesta posmoderna, surge -como anteun argumento ab absurdum- con nuevas fuer-zas, la necesidad de repensar la validez de lossupuestos de la posmodernidad pragmática pro-puesta por R. Rorty. Si los supuestos de laposmodernidad pragmática nos dejan en el ab-surdo (de la ausencia del sujeto, de la verdad,de la objetividad, del cambio social, de la edu-cación, de fines, de proyectos personales conla inclusión de los otros, etc., cuando nos halla-mos “ante la liquidación más exhaustiva de lasraíces de lo sagrado”), será necesario cambiarlos puntos de partida75.

37. En fin, después de esta breve exposicióndel pensamiento de un filósofo que hoy tienemucho prestigio en los niveles académico, cabepreguntarnos: ¿Qué nos queda del concepto tra-dicional de educación?

Cabe prestar atención, ante todo, a lossupuestos o principios de la filosofía de Rorty.Él parte del supuesto de que este mundo es con-tingente, y es el único que existe. Por ello, notiene sentido oponerlo a otro mundo trascen-dente el cual sería el punto de sentido para nues-tro mundo actual. Dado que no hay sentido yun valor objetivo, en sí, fundado en un Ser (Dios,Naturaleza, Verdad, Objetividad), el único sen-tido es la utilidad de las cosas, de los aconteci-mientos y acciones humanos, utilidad, claro estápara los proyectos de cada uno (individual ysocialmente considerado). En resumen, el hom-bre es el creador de su propio proyecto de viday no debe dar cuenta a nadie más. Rorty ni si-quiera está de acuerdo con el empirismo (el cualcree -ingenuamente según Rorty- que el mun-do o la realidad es tal cual la vemos con nues-tros sentidos): “A mi parecer, afirma Rorty, noqueda nada valioso por salvar en el empirismo”.No hay una realidad ante la cual debemos res-ponder: solo hay creencias, útiles o inútiles, para

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nuestros propósitos.

En este contexto, quizás se podría afir-mar que, en la concepción de Rorty, aprendery educarnos es convertirnos en persona, sa-biendo que ser persona es ser poema, creación,tejido de contingencias, tramado de creenciassociales asumidas como proyecto de vida porcontagio social, donde la meta de la verdad esreemplazada por la libertad, los intereses, elconsenso y la esperanza; donde prima el deseosentimental y moral de suprimir el dolor inne-cesario en la sociedad; donde la vida se haceautónoma al poder explicarse a sí misma desdelos propios proyectos; donde se considera prag-máticamente a la “humanidad como la medidade todas las cosas”; donde lo humano (entendi-do etnocéntricamente: los similares a nosotros)señala un proyecto impreciso y no una esencia.

38. Mas sea que se acepte la concepción deRorty, sea que se la rechace, este autor no dejaindiferente: hace pensar y repensar la función yel sentido de la filosofía.

Rorty, tras la aparente ausencia defundamentación, se apoya en una creencia quele sirve de fundamento: lo útil reemplaza a locorrecto. La verdad en sí misma, al ser pocoútil, es reemplazada por los intereses. Unacreencia es verdadera no porque representeexitosamente la realidad, sino por ser una re-gla de acción que proporciona ventajas. Maspara que algo sea ventajoso o no, implica unaprevia visión (de lo que se desea o se estimaventajoso), lo cual encubre una teoría de lo vá-lido que no se discute y que sirve de fundamen-to como regla para las acciones.

Parece ser que no se puede ni siquiera“abandonar” la filosofía sin una filosofía que lojustifique. Siempre parece haber un punto de

partida que justifica las consecuencias, sin queél mismo pueda justificarse con las consecuencias sin una teoría acerca de las consecuenciasy de sus valores que trasciende las consecuen-cias. No se abandona teóricamente una teoríasin teoría. Esto contradice la afirmaciónconductista y pragmatista de que las ideas notienen contenido o representación sino que sonsolo conductas. Las ideas guían las conductaslas que, por esto mismo, son humanas. Decidir,por ejemplo, sustituir las certezas por las espe-ranzas, es ya una decisión ante todo teórica. Elrechazo del fundamento no se hace teóricamentesin fundamento (sea que se pretenda ubicarloen el hombre, en sus decisiones de abandonartoda teoría previa, o en la consideración de lasconsecuencias de sus acciones). Las protestascontra la verdad, la objetividad, el ser humanoen cuanto persona -presentadas como teoríasinútiles-, no parecen ser más que un camuflajepara encubrir decisiones de conveniencia (indi-vidual o social). Perdido o abandonado el inte-rés por la objetividad (tarea difícil pero dignadel ser humano), solo quedan los intereses. Lasolidaridad, tan deseada por Rorty, sólo es co-herente en su sistema si es útil. Ante tal conse-cuencia lógica, Rorty prefiere afirmar que nohay razones para fundamentar este deseo y estacreencia. El hombre, la educación, la sociedades, en el pragmatismo posmoderno, un conjun-to de creencias, de sentimientos, de absurdosante el dolor innecesario.

39. Educarnos se reduce a adquirir la sufi-ciente confianza para apoyarnos en nuestrascreencias, porque ellas son pragmáticamenteútiles para obrar en el mundo, abandonando labúsqueda de las cosas en sí mismo (la verdad,la objetividad, lo absoluto). Como dijimos, losresultados son lo importante: ni siquiera elautocontrol (o la autonomía, perseguida fre-cuentemente como la única finalidad educativa

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digna de consideración) es importante en símismo si no da resultados acordes a nuestrospropósitos individuales o sociales.

El pragmatismo aparece entonces comoun concepción que desestima los grandes valo-res -sobre todo de Trascendencia, de Objetivi-dad, de Verdad, de Justicia, de Altruismo, etc.que Occidente logró proponer con mucho es-fuerzo, para hacer más humana a la persona y ala sociedad. En su lugar, instala el único valorde la utilidad en un mundo contingente.

El pragmatismo al desacreditar la teo-ría de la verdad (como norma reguladora) y dela búsqueda de objetividad, inutiliza al proce-so educativo para toda crítica. La socializa-ción e individualización se convierten en instru-mentos para integrar -más o menos masiva y

drásticamente- a las personas al sistema vigen-te, conducidas por el sentimiento. Esto pareceindicar el límite teórico tanto de la filosofíapragmatista como de la posmoderna: no s tratade desacreditar a la razón (clásico distintivo delo humano y excelente instrumento para buscarla objetividad en los conocimientos y conduc-tas), sino de integrarla al sentimiento y a unavoluntad libre, en un horizonte capaz de criti-car los límites de las realizaciones humanas ehistóricas, precisamente porque el horizonteasumido las trasciende.El hombre no pareceplenamente humano si no llega a trascender todolo humano. Lo natural y humano, para ser tal,encierra en su núcleo algo que le da apertura ycapacidad de crítica, algo de transnatural o tras-cendente, que el pragmatismo se empeña enabandonar, convirtiéndose en una propuestainhumana.

NOTAS

1 Richard Rorty nació en 1931, en New York. Después de estudiar en Chicago, Rorty pasó a Yale (1955-1957) para doctorarseen filosofía. Ejerció la docencia en el Wellesley College (1958-1961) y en la Universidad de Princeton (1961-1982). Autorde numerosos libros, ha sido también profesor de Humanidades en la Universidad de Virginia, y de Literatura Comparadaen la Universidad de Stanford. Después de transitar un período en lo que podríamos llamar “El giro lingüístico”, Rorty eshoy un polémico escritor que se encuadra en la filosofía pragmática de Dewey con un enfoque posmoderno. El Autoragradece una beca, otorgada por la UAP, que hizo posible este artículo.

2 Cfr. MAFFESOLI, M. Elogio de la razón sensible. Barcelona, Paidós, 1997, p. 149. KLIMOVSKY, G. – HIDALGO, C. Lainexplicable sociedad. Cuestiones de epistemología de las ciencias sociales. Bs. As., A-Z Editora, 1998, p. 75-99.HABERMAS, J. Ciencia y técnica como “Ideología”. Madrid, Tecnos, 1992. OLIVÉ, L. Conocimiento, sociedad y rea-lidad. México, F.C.E., 1997. SARTORI, G. Homo Videns. La sociedad teledirigida. Madrid, Taurus, 1998. BOURDIEU,P. Sobre la televisión. Barcelona, Anagrama, 1997. RESCHER, n. Los límites de la ciencia. Madrid, Tecnos, 1994, p. 242-243.

3 RORTY, R. Philosophy and the Mirror of Nature. Princeton, Princenton University Press, 1979. RORTY, R. La filosofía y elespejo de la naturaleza. Madrid, Cátedra, 1983, p. 197. RORTY, R. Truth and Progress: Philosophical Papers III. Cam-bridge, Cambridge University Press, 1998. RORTY. R. Verdad y progreso. O. C., p. 188 nota 10. FOSTER, P. Pragma-tism, Relativism, and the Critique of Philosophy en Metaphilosophy, 1998, nº 29 (1-2), p. 58.78. HINGST, K. Perspektivismusund Pragmatismus. Wurzburg, Küningshausen, 1998.

4 DAVIDSON, D. The Myth of the Subjective en KRAUSZ, M. (Ed.) Relativism: Interpretation and Confrontation. NotreDame, Ind., University of Notre Dame Press, 1989, p. 165-166. RORTY, R. Objectivity, Relativism, and Truth. Philo-sophical papers. Volumen 1. Cambridge, Cambridge University Press, 1991. RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad.Escritos filosóficos 1. Barcelona, Paidós, 1996, p. 25. RORTY, R. Hoffnung Statt Erkenntniss: Eine Einführung in diePragmatische Philosophie. Viena, Passagen Verlag, 1994. RORTY, R. ¿Esperanza o conocimiento? Una introducción alpragmatismo. Bs. As., FCE, 1997, p. 26.

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5 RORTY. R. Verdad y progreso. O. C., p. 117, 118, 119, 100,

6 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. O. C., p. 136. Cfr. VADEN, H. Without God or His Doubles: Realism,Relativism, and Rorty. Leiden (New York), J. E, Brill, 1994. PUTMAN, H. Las mil caras del realismo. Barcelona, Paidós,1994. LÓPEZ FERNÁNDEZ, A. La tesis de la constitución de los objetos y las variantes del realismo y del idealismo enDiálogos, 1993, n. 61, p. 53-85.

7 RORTY, R. La filosofía y el espejo de la naturaleza. O. C., p. 171. Cfr. HALL, D. Richard Rorty: Prophet and Poet of theNew Pragmatism. Albany, State University of New York Press, 1994.

8 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. O. C., p. 273. Cfr. MOYA, C. Justificación, causalidad y acción intencionalen Theoria, 1998, nº 32, p. 349-365.

9 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. O. C., p. 52, 51. Cfr. RESCHER, N. La lotta dei sistemi. Fondamenti eimplicazioni della pluralità filosofica. Genova, Marietti, 1993.

10 RORTY, R. ¿Esperanza o conocimiento? Una introducción al pragmatismo. O. C., p. 35.

11 RORTY, R. Relativismo: El encontrar y el hacer. O. C., p. 307, 308. RORTY, R. Essays on Heidegger and others. Cam-bridge, Cambridge University Press, 1991. RORTY, R. Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos.Escritos filosóficos 2. Barcelona, Paidós, 1993, p. 20, 49. Cfr. ROSENTHAL, S. Speculative Pragmatism. Amherts,Mass., The University of Massachussets press, 1986.

12 RORTY, R. Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos. O. C., p. 52.

13 RORTY, R. Consequences of Pragmatism (Essays: 1972-1980). Minnesota, University of Minnesota Press, 1982. RORTY,R. Consecuencias del pragmatismo. Madrid, Tecnos, 1996, p. 248. BÁRCENA, F. El oficio de la ciudadanía. Introduccióna la educación política. Barcelona, Paidós, 1997, p. 61.

14 RORTY, R. Objectivity, Relativism and Truth. Philosophical Papers. Volume I. Cambridge, Cambridge University Press,1991, p. 176. RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. Escritos filosóficos 1. Barcelona, Paidós, 1996, p. 240.

15 RORTY, R. Objectivity, Relativism and Truth. Philosophical Papers. Volume I. O. C., p. 188.

16 RORTY, R. Human Rights, Rationality and Sentimentality en HURLEY, S. - SHUTE. St. (Comps.) On Human Rights: The1993 Oxford Amnesty Lectures. New York, Basic Books, 1993, p. 112- 134. RORTY, R. Derechos humanos, racionalidady sentimentalismo en ABRAHAM, T., BARDIOU, A., RORTY, R. Batallas éticas. Bs. As., Nueva Visión, 1997, p. 68.Cfr. PÉREZ DE TUDELA, J. El pragmatismo americano: Acción racional y reconstrucción del sentido. Madrid, Cincel,1998.

17 RORTY, R. La filosofía y el espejo de la naturaleza. O. C., p. 15. Cfr. TELL, E. La filosofía de Richard Rorty en Docencia,ciencia y tecnología, 1996, n. 11, p. 61-88. JUGO BELTRAN, C. La superación del fundamento y la desfundamentaciónde la solidaridad: el pragmatismo de Richard Rorty en Paideia Cristiana, 1996, n. 22, p. 43-48.

18 RORTY, R. Consequences of Pragmatism (Essays: 1972-1980). Minnesota, University of Minnesota Press, 1982. RORTY,R. Consecuencias del pragmatismo. Madrid, Tecnos, 1996, p. 34, nota 25. RORTY, R. Relativismo: El encontrar y elhacer en PALTI, J. Giro Lingüístico e historia intelectual. Bs.As., Universidad nacional de Quilmes, 1998p. 296. RORTY,R. Truth and Progress: Philosophical Papers III. Cambridge, Cambridge University Press, 1998. RORTY. R. Verdad yprogreso. Escritos Filosóficos, 3. Barcelona, Paidós, 2000, p.173.

19 RORTY, R. Relativismo: El encontrar y el hacer. O. C., p. 229, 296 y p. 315.

20 RORTY, R. Relativismo: El encontrar y el hacer. O, C., p. 296. RORTY, R. Consecuencias del pragmatismo. O. C., p. 38-39.

21 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. Escritos filosóficos 1. O. C., p. 273.

W. R. Daros

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22 RORTY, R. Essays on Heidegger and others. Cambridge, Cambridge University Press, 1991. RORTY, R. Ensayos sobreHeidegger y otros pensadores contemporáneos. Escritos filosóficos 2. Barcelona, Paidós, 1993, p. 178,179,180. RORTY,R. Relativismo: El encontrar y el hacer. O. C., p. 103, 67, 112, 117. RORTY. R. Verdad y progreso. O. C., p. 92, 309.

23 RORTY, R. Relativismo: El encontrar y el hacer. O. C., p. 154 , 38.

24 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. O. C., 143, 141. RORTY, R. Ensayos sobre Heidegger. O. C., p. 186.

25 RORTY, R. Ensayos sobre Heidegger. O. C., p. 22. RORTY, R. Pragmatismo y política. Barcelona, Paidós, 1998, p. 28.RORTY, R. Forjar nuestro país. El pensamiento de izquierdas en los Estados Unidos del siglo XX. Barcelona, Paidós,1999, p. 13. RORTY. R. Verdad y progreso.O. C., p. 253.

26 RORTY, R. Ensayos sobre Heidegger. O. C., p. 257.

27 RORTY, R. Relativismo: El encontrar y el hacer. O. C., p. 299.

28 RORTY, R. Relativismo: El encontrar y el hacer. O. C., p. 301.

29 RORTY, R. Relativismo: El encontrar y el hacer. O. C., p. 301.

30 RORTY, R. ¿Esperanza o conocimiento? Una introducción al pragmatismo. O. C. p. 96.

31 RORTY, R. Contingencia, ironía y solidaridad. O. C., p. 97, 91-92.

32 RORTY, R. Contingencia, ironía y solidaridad. O. C., p. 213, nota 7.

33 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. O. C., p. 42, 50 nota 11, 51.

34 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. O. C., p. 141.

35 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. O. C., p. 43, 47, 69, 141. Cfr. DARÓS, W. Racionalidad, ciencia y relativismo.Rosario, Apis, 1980.

36 RORTY, R. Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos. Escritos filosóficos 2. O. C., p. 172, 20, 18, 157,31, 180, 275.

37 NIETZSCHE, F. Briefwechsel. Kritische Gesamtausgabe. Berlin, Colli-Montinari, 1975, Vol. VIII/3, 23 (12), pp. 422-423.Cfr. CORNILL, J. El poder de la mentira. Nietzsche y la política de la transvaloración. Madrid, Tecnos, 1997, p. 204.

38 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. O. C., p. 49.

39 RORTY, R. Pragmatismo y política. Barcelona, Paidós, 1998, p. 40.

40 RORTY, R. Pragmatismo y política. O. C., p. 43.

41 RORTY, R. ¿Esperanza o conocimiento? O. C., p. 44.

42 RORTY, R. Forjar nuestro país. O. C., p. 13, 93, 48, 118.

43 RORTY, R. Essays on Heidegger and others. Cambridge, Cambridge University Press, 1991. RORTY, R. Ensayos sobreHeidegger y otros pensadores contemporáneos. Escritos filosóficos 2. Barcelona, Paidós, 1993, p. 171-172.

44 RORTY, R. Relativismo: el encontrar y el hacer. O. C., p. 303. Cfr. HALL, D. Richard Rorty: Prophet and Poet of the NewPragmatism. Albany, State University of New York Press, 1994.

45 RORTY, R. Contingency, irony and solidarity. New York, Cambridge University Press, 1989. RORTY, R. Contingencia,ironía y solidaridad. Barcelona, Paidós, 1991, p. 15.

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La concepción de la educación según el pragmatismo posmoderno de R. Rorty

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46 RORTY, R. Contingencia, ironía y solidaridad. O. C., p. 101 nota 4.

47 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. O. C., p. 51.

48 RORTY, R. Pragmatismo y política. Barcelona, Paidós, 1998, p. 41, 29.

49 RORTY, R. Essays on Heidegger and others. Cambridge, Cambridge University Press, 1991. RORTY, R. Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos. Escritos filosóficos 2. Barcelona, Paidós, 1993, p. 20, 16, 170.

50 RORTY, R. Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos. O.C., p. 49. Cfr. RORTY, R. Contingency, ironyand solidarity. New York, Cambridge University Press, 1989. RORTY, R. Contingencia, ironía y solidaridad. Barcelona,Paidós, 1991, p. 64, 93, 106, 132, 19. RORTY, R. Hoffnung Statt Erkenntniss: Eine Einführung in die PragmatischePhilosophie. Viena, Passagen Verlag, 1994. RORTY, R. ¿Esperanza o conocimiento? Una introducción al pragmatismo.Bs. As., FCE, 1997, p. 13. RORTY, R. Philosophy and Social Hope. Viking Penguin, 1999: Ethics without Principles, p.72- 92.

51 RORTY, R. Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos. O.C., p. 172, 15. RORTY, R. The linguistic Turn:Recent Essays in Philosophical Method. Chicago, The University Press of Chicago, 1967. RORTY, R. El giro lingüístico.Barcelona, Paidós, 1990, p. 96. Cfr. CAMP, A. Enseñar a argumentar en Comunicación, Lenguaje y Educación, 1995, n.25, p. 5-9. COLOM, A-MELICH, J. Después de la modernidad. Nuevas filosofías de la educación. Barcelona, Paidós,1994. DARÓS, W. El saber y el aprender posmoderno en CONCORDIA, Internationale Zeitschrift für Philosophie,Aachen, 1997, n. 31, p. 79-96.

52 RORTY, R. Los intelectuales ante el fin del socialismo en ABRAHAM, T., BARDIOU, A., RORTY, R. Batallas éticas. Bs.As., Nueva Visión, 1997, p. 86. DARÓS, W. R. El sujeto humano y la moral, en el clima light de la posmodernidad, segúnG. Vattimo en INVENIO, nº 2, 1998.

53 RORTY, R. Relativismo: El encontrar y el hacer en PALTI, J. Giro Lingüístico e historia intelectual. Bs. As., Universidadnacional de Quilmes, 1998, p. 296-297. Cfr. BÁRCENA, F. El oficio de la ciudadanía. Introducción a la educaciónpolítica. Barcelona, Paidós, 1997, p. 60. RESTAINO, F. Filosofia e post-filosofia in America: Rorty, Bernstein, MacIntyre. Milano, Franco Angeli, 1990.

54 RORTY, R. Objectivity, Relativism, and Truth. Philosophical papers. Volumen 1. Cambridge, Cambridge University Press,1991. RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. Escritos filosóficos 1. Barcelona, Paidós, 1996, p. 168. Cfr. SMITH,P. Discerning the Subject. Minneapolis, University of Minnessota Press, 1988.

55 RORTY, R. Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos. O.C., p. 201. Cfr. STOECKER, R. (Ed.) Reflect-ing Davidson. New York, Walter de Gruyter, 1993.

56 RORTY, R. Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos. O.C., p. 276. RORTY, R. Respuesta a SimonCritchley en MOUFFE, C. (Comp.) Desconstrucción y pragmatismo. Bs. As., Paidós, 1998, p. 89. Cfr. HOOK, S. Prag-matism and the Tragic Sense of Life. New York, Basic Books, 1984.

57 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. Escritos filosóficos 1. O. C., p. 240-241.

58 RORTY, R. Pragmatismo y política. Barcelona, Paidós, 1998, p. 81-83.

59 RORTY, R. Los intelectuales ante el fin del socialismo. O. C., p. 69.

60 RORTY, R. Los intelectuales ante el fin del socialismo. O. C., p. 85.

61 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. Escritos filosóficos 1. O. C., p. 273, 275-276. Cfr. SLEEPER, R. Thenecessity of Pragmatism. John Dewey’s Conception of Phylosophy. London, York University Press, 1986.

62 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. Escritos filosóficos 1. O. C., p. 276. Cfr. SCHNITMAN, D. Nuevos paradigmas,Cultura y Subjetividad. Madrid, Paidós, 1995.

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63 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. Escritos filosóficos 1. O. C., p. 283.

64 RORTY, R. Objetividad, relativismo y verdad. Escritos filosóficos 1. O. C., p. 283. Cfr. CACCIARI, M. Tolerancia e in-tolerancia. Diferencia e in-diferencia en Nombres en Revista de Filosofía, 1994, n. 4, p. 7-17.

65 RORTY, R. El giro lingüístico. O. C., p. 115. Cfr. NIELSEN, K. Atfer the Demise of Tradition: Rorty, Critical Theory, andthe Fate of Philosophy. Boulder, Westview Press, 1991. NILSEN, K. Scientism, Pragmatism, and the Fate of Philosophy

en Inquiry, 1986, nº 3, p. 277-304.

66 RORTY, R. Consecuencias del pragmatismo. O. C., p. 40. RORTY, R. Relativismo: El encontrar y el hacer. O. C., p. 302.

67 RORTY, R. Consecuencias del pragmatismo. O. C., p. 56. Cfr. DARÓS, W. R. ¿La negación de fines puede ser el fin de laeducación? en Revista de Filosofía. México, 1995, n. 83, p. 207-238.

68 RORTY, R. Consecuencias del pragmatismo. O. C., p. 56. Cfr. LIPOVETZKY, G. La era del vacío. Ensayos sobre elindividualismo contemporáneo. Barcelona, Anagrama, 1986.

69 Cfr. RORTY, R. The Dangers of Over Philosophication. Replay to Ancilla and Nicholson en Educational Theory, 1990, Vol.40, nº 1, p. 41. BALLESTEROS, J. La educación en Richard Rorty en Tópicos. Revista de Filosofía de Santa Fe, 1999, nº7, p. 25-41.

70 RORTY, R. Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos. O. C., p. 115. Cfr. MALACHOWSKY, A.Reading Rorty. Oxford, Basil Blackwell, 1990.

71 RORTY, R. ¿Esperanza o conocimiento? O. C., p. 21.

72 SÁNCHEZ DURÁ, N. Introducción en GEERTZ, C. Los usos de la diversidad. Barcelona, Paidós, 1996, p. 13.

73 MARDONES, J. Posmodernidad y cristianismo. El desafío del fragmento. Santander, Sal Terrae, 1998, p. 53,

74 Cfr. DAROS, W. La educación integral y la fragmentación posmoderna en Revista de Ciencias de la Educación, Madrid,1997, nº 171, p. 275-309.

75 Cfr. MARDONES, J. Posmodernidad y cristianismo. O. C., p. 81. CORTINA, A. Ética de la responsabilidad y la solidaridad.Salamanca, Sígueme, 1996, p. 135. LIPOVETSKY, G. La era del vacío. Ensayo sobre el individualismo contemporáneo.Barcelona, Anagrama, 1996, p. 105.

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