la comunidad nasa

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Revista Colombiana Revista Colombiana Revista Colombiana Revista Colombiana Revista Colombiana de Antropología de Antropología de Antropología de Antropología de Antropología Volumen 38, enero-diciembre 2002, pp. 105-130 LA POLÍTICA NASA Y EL CLIENTELISMO en el municipio de Páez, Cauca LUCÍA EUGENIA MENESES GRUPO DE ESTUDIOS SOCIALES COMPARATIVOS (GESC) UNIVERSIDAD DEL CAUCA [email protected] Resumen L A CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1991 HA REAFIRMADO EN LOS PAECES ALGUNAS FORMAS tradicionales de hacer política, pero produjo también cambios socioculturales en distintos ámbitos de la vida social. En el caso estudiado se resalta la manera como después de esta y a partir de las transferencias de recursos a los resguardos indígenas del municipio de Páez, empezaron a constituirse redes clientelistas que se fundamentaron en las posiciones de poder que empezaron a desempeñar algu- nos líderes en las organizaciones indígenas. Estas redes de clientela, sin embargo, no constituyen un sistema idéntico al que practican los partidos políticos tradicio- nales. En este caso se trata, quizá, de una variación o de un sistema particular que se compagina como una nueva forma del ejercicio de la política local. No obstante, el proyecto indígena Nasa subsiste todavía en la reivindicación de la identidad política étnica. PALABRAS CLAVE: constitución política, clientelismo, elites, control social, institu- ciones, orden, política, desarrollo, departamento de Cauca (Colombia). Abstract T HIS ARTICLE EXAMINES THE WAY OF DOING POLITICS IN THE INDIGENOUS MUNICIPALITY OF Paez since a new National Charter was formulated in 1991. Although this National Constitution enhanced the indigenous law in Colombia, some political effects star- ted to appear particularly from the transference of substantial funds for the indige- nous territories. Here, I analyse the emergency of patron-client relations which turn up after the law imposed by the Constitution attempted to support Nasa communi- ties in Paez municipality. Although there are similarities to the traditional patron- client relations developed by the so called traditional parties, liberales and conservadores, I believe there are differences which suggest to think in a different set of relations. However, the spirit of keeping a political identity still remains. KEY WORDS: Political Constitution, clientelismo, elites, politics, social control, ins- titutions, orden, development, Cauca (Colombia).

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R e v i s t a C o l o m b i a n aR e v i s t a C o l o m b i a n aR e v i s t a C o l o m b i a n aR e v i s t a C o l o m b i a n aR e v i s t a C o l o m b i a n a d e A n t r o p o l o g í a d e A n t r o p o l o g í a d e A n t r o p o l o g í a d e A n t r o p o l o g í a d e A n t r o p o l o g í a

Volumen 38, enero-diciembre 2002, pp. 105-130

LA POLÍTICA NASA Y EL CLIENTELISMO

en el municipio de Páez, Cauca

LUCÍA EUGENIA MENESES

GRUPO DE ESTUDIOS SOCIALES COMPARATIVOS (GESC)

UNIVERSIDAD DEL CAUCA

[email protected]

Resumen

L A CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1991 HA REAFIRMADO EN LOS PAECES ALGUNAS FORMAS

tradicionales de hacer política, pero produjo también cambios socioculturalesen distintos ámbitos de la vida social. En el caso estudiado se resalta la maneracomo después de esta y a partir de las transferencias de recursos a los resguardosindígenas del municipio de Páez, empezaron a constituirse redes clientelistas quese fundamentaron en las posiciones de poder que empezaron a desempeñar algu-nos líderes en las organizaciones indígenas. Estas redes de clientela, sin embargo,no constituyen un sistema idéntico al que practican los partidos políticos tradicio-nales. En este caso se trata, quizá, de una variación o de un sistema particular quese compagina como una nueva forma del ejercicio de la política local. No obstante,el proyecto indígena Nasa subsiste todavía en la reivindicación de la identidadpolítica étnica.

PALABRAS CLAVE: constitución política, clientelismo, elites, control social, institu-ciones, orden, política, desarrollo, departamento de Cauca (Colombia).

Abstract

T HIS ARTICLE EXAMINES THE WAY OF DOING POLITICS IN THE INDIGENOUS MUNICIPALITY OF

Paez since a new National Charter was formulated in 1991. Although this NationalConstitution enhanced the indigenous law in Colombia, some political effects star-ted to appear particularly from the transference of substantial funds for the indige-nous territories. Here, I analyse the emergency of patron-client relations which turnup after the law imposed by the Constitution attempted to support Nasa communi-ties in Paez municipality. Although there are similarities to the traditional patron-client relations developed by the so called traditional parties, liberales andconservadores, I believe there are differences which suggest to think in a differentset of relations. However, the spirit of keeping a political identity still remains.

KEY WORDS: Political Constitution, clientelismo, elites, politics, social control, ins-titutions, orden, development, Cauca (Colombia).

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INTRODUCCIÓN*

L A PARTICIPACIÓN DE LOS INDÍGENAS EN LA POLÍTICA NACIONAL SE HA

incrementado sustancialmente en las últimas décadas, cons-tituyéndose en un asunto que ha despertado la atención de

distintos estudiosos(as) de lo social (Laurent, 1998; Jackson, 1998).Los logros alcanzados por las luchas indígenas han estado apo-yados, además, por el clima de reivindicaciones identitarias enlos contextos regionales y, principalmente, por el ambiente le-gal y político que generó la constitución de 1991.

Cada vez son más las organizaciones y movimientos políticosindígenas en el país que a partir de la “instrumentalización de laidentidad (diferencia)” buscan obtener el reconocimiento de dere-chos particulares y la defensa de intereses colectivos (Gros, 1997:21), además de espacios políticos locales, regionales y nacionales.Sin embargo, el proceso de institucionalización de los movimien-tos sociales, así como su acceso a espacios de poder en los queciertos líderes tienen la oportunidad de decidir y planear, intentan-do cambiar o, por lo menos, afectar las estructuras políticas y losórganos de poder de la sociedad dominante son recientes.

En el municipio de Páez –departamento de Cauca– existeninstituciones como el cabildo, la Asociación de Cabildos y laalcaldía que potencialmente pueden controlar el comporta-miento social estableciendo pautas que se canalizan en unadirección determinada. Según Berger y Luckmann (1998: 76),desde un punto de vista teórico estas pautas ayudarían a man-tener espacios de poder. Pero, ¿es factible para los indígenasacceder realmente a espacios de poder que permitan afectarlas estructuras políticas hasta ahora dominantes? O, por el con-trario, ¿es posible pensar que en el esfuerzo por acceder a di-chas estructuras terminen repitiendo las formas políticas

dominantes? Estos interrogantes per-miten sugerir que en el campo de lopolítico no hay nada cierto y esta-ble, y que las condiciones y actoresque determinan esos espacios sonmoldeables y cambiantes. Como loseñala Escobar (1999: 150), en lugar demedir el éxito de los movimientos esnecesario indagar sobre la manera

* Agradezco a los evaluadores sugeri-dos por la Revista Colombiana de Antro-pología, quienes con sus comentariospermitieron re-escribir y dar nueva formaal texto. También a las personas que na-rraron su historia de vida y a aquellos deuna u otra forma animaron la escriturade estas experiencias. Muchas ideas aquíexpuestas fueron discutidas con otroscolegas y amigos, aun cuando lo plan-teado no es su responsabilidad.

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como sus discursos y prácticas transforman los discursos do-minantes y las prácticas excluyentes.

Los análisis sobre política indígena son variados (véase la bi-bliografía) y comprenden diversas perspectivas y disciplinas–sociología, antropología, política–; sin embargo, muchos se que-dan en análisis teóricos y son pocos los que describen y desarro-llan las ideas de las maneras particulares de hacer política y susignificado en el ámbito local. Este artículo se orienta en tal senti-do, al presentar las diversas formas de hacer política que se genera-ron en el territorio administrativo Páez1 a raíz de lainstitucionalización del movimiento político Nasa y del acceso alpoder por parte de sus líderes, resaltando los cambios y las persis-tencias sociales en la manera de hacer política, de acuerdo con elcontexto social y cultural2. En el caso analizado se resalta cómodespués de expedida la constitución política de 1991 y, específica-mente, a partir de las transferencias de recursos del estado centrala los resguardos indígenas del municipio de Páez, comenzaron aconstituirse redes clientelistas, basadas en las posiciones de poderque empezaron a desempeñar algunos líderes en las organizacio-nes indígenas. Estas redes de clientela, sin embargo, no constitu-yen un sistema idéntico al de los partidos políticos tradicionales;se trata, quizá, de una variación o de un sistema particular que secompagina como una nueva forma del ejercicio de la política local.No obstante, el proyecto indígena Nasa persiste en reivindicar laidentidad política étnica.

El artículo está dividido en otras seis sec-ciones. En la primera se presenta, a manerade introducción, el contexto social en que seenmarca el grupo indígena nasa del munici-pio de Páez y se describen las formas de ha-cer política antes de 1991. En la segunda seanaliza la participación de los nasa en la po-lítica y la institucionalización de su movi-miento. En la tercera se trata lo relacionadocon la constitución de 1991 y sus implicacio-nes y efectos políticos para la comunidad engeneral; luego se abordan al etnicidad, elclientelismo, el conflicto generacional y laselites como un reflejo de la forma de hacerpolítica en el municipio. A continuación sedescriben las formas políticas de planeación

1. Se llamará Páez al espaciopolítico y administrativo reco-nocido institucionalmente.Cuando me refiera a la pobla-ción indígena la llamaré nasa,y a la población negra o cam-pesina por su referente, segúnsea el caso.

2. En este trabajo no se tienenen cuenta otras organizacionespresentes en la zona, como losgrupos protestantes –Testigosde Jehová, Pentecostales, Alian-za Cristiana– y la iglesia católi-ca. Estas constituyen un aspectointeresante para investigacionesfuturas, pues si bien mantienenun orden ético y moral tambiénse fundan en redes de cliente-las y sistemas de relacionessociales.

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realizadas en los resguardos y el municipio, en relación con losplanes de desarrollo. Y, por último, se presentan algunas con-clusiones y comentarios en cuanto a la importancia de esta si-tuación para investigaciones antropológicas futuras.

LOS NASA, SU ESCENARIO Y CONTROL SOCIAL

L OS NASA OCUPAN LA MARGEN ORIENTAL DE LA CORDILLERA CENTRAL CO-lombiana, en el nororiente del departamento de Cauca. Orga-nizados en resguardos3 presididos por cabildos4, actualmente se

encuentran dispersos en los municipios de Inzá y Páez5, formandola zona llamada Tierradentro.Las leyes que controlan la vidasocial y política interna estándadas por el cabildo de cada res-guardo, y buscan, como entoda sociedad, conservar el or-den. Muchas de las que rigenlos cabildos indígenas son losprincipios culturales de JuanTama, figura mito en la tradi-ción nasa; algunos de estos seponen en práctica hoy, preser-vando su tradición. En estecaso, la política se fundamentay legitima en lo sagrado, lo quedetermina las acciones políti-cas, los valores éticos y mora-les y las representacionesideológicas y religiosas (RavisGiordani, 1975, citado por Jime-no, 1988: 265).

En los resguardos del mu-nicipio de Páez los conflictosinternos se resuelven en asam-bleas comunitarias, siguiendoel siguiente proceso: el cabil-do, mediante los comisarios decada vereda, cita a la comuni-

3. La información se recogió durante los ocho talle-res que se efectuaron para elaborar el plan de desa-rrollo 2001-2003 del municipio de Páez, que duraronentre dos y tres días en ocho zonas, así: zona oriente:corregimiento de Río Chiquito; zona sur: corregimientode Itaibe; zona sur-alta: resguardos de Cuetando,Ricaurte y Togoima; zona urbana: cabecera municipalde Belalcázar; zona centro: resguardos de Avirama ycomunidades negras; zona occidente: resguardos deMosoco y San José; zona alta: resguardos de Vitoncó,Chinas, Lame y Suin; zona alta-baja: resguardos deTóez, Wila y Tálaga. Aunque algunas consideracio-nes pueden ser compartidas, la mayoría de las notasse recogieron en el resguardo de Tálaga, debido a lamayor permanencia allí.

4. El cabildo indígena es la forma de organizaciónsocial y política, de origen colonial, y está presididopor un gobernador. El médico tradicional, que enmuchos casos es pasivo y cuya labor es poco visible,precede al gobernador como autoridad; la labor delgobernador, por el contrario, es activa y está en rela-ción con la comunidad y con el mundo exterior. En lacomunidad y fuera de ella se reconoce la labor querealiza el sabio o médico tradicional en la curación deenfermedades, la solución de problemas comunita-rios, además de su papel de consejero y ejemplo devida (véanse Portela, 1988, 1995; Quintero, 1994).

5. Sin embargo, hay registro de paeces en los depar-tamentos de Huila, Caquetá, Putumayo y Valle delCauca. La literatura sobre esos asentamientos espoca. Según referencias personales, han sido for-mados por desplazados de la violencia de los años1950 y, recientemente, por familias desplazadas por latragedia del río Páez, que no se acogieron a losplanes y programas de los reasentamientos.

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dad a una fecha y hora determinada, anunciando el objetivo de lareunión; en la asamblea se anuncian de nuevo los motivos, nom-brando las faltas de la persona acusada; en ese momento los acu-sadores pueden repetir la acusación; sin embargo, la comunidades la que, acogiéndose a las normas, establece las correcciones alas faltas más comunes, que en caso de hurto, por ejemplo, puedeser la devolución de lo robado.

El proceso normativo seguido en la solución de conflictos6 si-gue el orden siguiente: llamado de atención verbal o, en algunoscasos, escrito; encierro en el calabozo7; castigo en el cepo –incluyefuete–8; trabajo comunitario, primero en el resguardo y luego entodos los resguardos del municipio; y, finalmente, el destierro delresguardo. Las acciones descritas ratifican lo mencionado por San-tana: “El cabildo juega el rol de guardián de cierta disciplina socialy de normas éticas y de responsabilidades que son la base de lacohesión social del grupo comunitario”(1995: 118-119).

En términos teóricos, la autoridad, unconcepto que alude al poder, se definecomo: “La capacidad para influenciar elcomportamiento de otro y/o (sic) lograrinfluencia sobre el control de las accio-nes valoradas”; en este caso, el superior“tiene un derecho reconocido” (Smith,1979: 33-34). Entre los nasa este sentidode autoridad para convocar a la comu-nidad lo tiene el cabildo, encabezado porel gobernador, elegido por aquella.

Una forma de control social quegenera conflicto interno, del que muypocas personas hablan pero que escomún, es la brujería, en la que segúnHenman (1981: 91) el maleficio es cau-sado por envidia, celos o codicia, ge-neradas por las tensiones de vivir enuna sociedad pequeña e igualitaria, ycuyo desenlace es, primero, las enfer-medades y las desgracias y, finalmen-te, la muerte.

La acción de los brujos9 en contra

6. Este proceso varía de acuerdo con lascomunidades, pero se mantienen el cepo,el trabajo comunitario y el destierro(Gómez, 1989: 342).

7. En algunas casas de cabildo se hanconstruido pequeñas celdas en las quese encierran personas que han sido vistasy se alcanzan a detener cometiendo eldelito y cuya sanción se aplaza, o perso-nas en estado de embriaguez.

8. El látigo es la representación del rayoo el trueno, lo mismo que la vara dechonta. Estas últimas son de uso exclusi-vo de las autoridades del resguardo. Elrayo y el trueno “habita en las alturas ytiene la capacidad de castigar y matar”(Gómez y Ruiz, 1997: 51).

9. El brujo sabe de plantas y siente laseña como un médico tradicional bue-no; algunos indígenas aseguran, incluso,que ha avanzado más en sus poderesporque domina completamente las pro-piedades de las plantas bravas o peligro-sas. Trata el mal con las “señales deldiablo y todos los secretos de la hechi-cería”. En el tratamiento del mal puestopor los brujos los sabios o médicos tra-dicionales ponen sus conocimientos aprueba, “pero a pesar de que los indíge-nas acuden donde los brujos para hacermaldades estos no son respetados por la

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de las personas y los bienes materialesrepresenta un peligro para las familias,que acuden al cabildo en busca de so-luciones. Sin embargo, en esos casoseste10 se limita a escuchar a los acusa-dores y a detener a los acusados en elcalabozo. Como se dijo, la comunidaddecide los correctivos y el caso no seextiende a la justicia ordinaria.

A pesar de que en los resguardos sereconoce y es oficial la decisión y laautonomía del cabildo en la solución deconflictos, existen situaciones en las quelos grupos armados presentes en el te-rritorio –guerrilleros– participan en lamisma. Lo mismo ocurre en el caso delos conflictos particulares entre estosgrupos armados. En ocasiones, efectúansus actividades sin consultar con las au-

toridades indígenas. No obstante, en 2000, después de concer-tar, esos grupos reconocieron la autoridad y autonomía de lasautoridades nasa en la solución de los conflictos internos. Así,por ejemplo, en las fiestas de san Juan realizadas en el resguardode Tálaga en 2002, un integrante de un grupo armado, en estadode embriaguez, hizo tiros al aire; la guardia cívica11 lo encerróen el calabozo con la venia de su comandante, presente en lafiesta.

En otras oportunidades, la presencia de esos grupos armadosen situaciones de conflicto y desorden comunitarios está antesque las decisiones del cabildo; en estas condiciones su acciónse limita a mantener el orden, a detener a los implicados, inclu-so hasta llevarlos a la presencia del cabildo. Así, aun cuando esaautoridad no se reconoce como legítima, en la práctica la pre-sencia de esos grupos ayuda a mantener el orden en determina-das condiciones.

Según la ley 246 de coordinación, la justicia propia y la occi-dental intentan colaborar, en teoría, en la solución de problemasen las comunidades indígenas. En Tierradentro las actividades decoordinación consisten en que cada resguardo acuerda con la fis-calía del municipio los casos en los que actuará cada una; en elmunicipio de Páez aún no se trabaja en conjunto.

comunidad, ni se les tiene en cuen-ta en la toma de decisiones, ni en lasactividades socioculturales” (Henman,1981: 91-92). Otra diferencia entre elbrujo y el médico tradicional está enlo económico: el primero “necesaria-mente trabaja a cambio de dinero, nohace favores gratuitos a ninguna per-sona, siempre espera recompensa acambio de sus servicios” (44).

10. En este ejemplo la referencia espara el resguardo de Tálaga en el que,según la familia afectada, la acciónde un brujo mató a tres personas de lamisma y dejó loca a una niña.

11. La guardia cívica está compuestapor los mismos indígenas, armadoscon palos, y controla el orden en lacomunidad durante las fiestas y lasreuniones o en situaciones en las quehay indicios de inseguridad o de ame-nazas colectivas.

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En las relaciones externas los nasa actúan colectivamente alser representados por las asociaciones de cabildos y por los go-bernadores, de acuerdo con los valores políticos del grupo. Lasacciones políticas externas se sustentan en el símbolo de poderpolítico, que es la vara de chonta o vara de mando; la presenciade un indígena con una vara implica respeto y autoridad en cual-quier sitio (para una mejor descripción de la vara de chonta,véase Bedoya, 1990).

Estas formas de control social entre los paeces contrastancon los diferentes modos de interacción con otros grupos socia-les con los cuales se han relacionado históricamente y con losque definen políticamente sus formas de gobierno y control so-cial; aspectos que aun siendo fundamentales para su vida socialno están exentos de influencias y transformaciones.

EL MOVIMIENTO POLÍTICO INDÍGENA NASA,LOS PARTIDOS POLÍTICOS

Y SU INSTRUMENTALIZACIÓN

L A PARTICIPACIÓN DE LOS INDÍGENAS EN LA POLÍTICA NACIONAL NO HA

estado al margen del sistema político y de las redes de cliente-la de los partidos tradicionales –liberal y conservador–, que

se han repartido y utilizado los votos de aquellos para ganardiversos comicios electorales. Los mayores12 recuerdan la gue-rra entre liberales y conservadores en los años 1950, en la quemuchos debieron vivir fuera de sus ranchos –dejando la familiay las tierras para salvar sus vidas–, otros permanecieron comopresos políticos en las cárceles de Silvia y Popayán, y unos másfueron muertos en el peñón de Tálaga, sitio estratégico situadoen la entrada del cañón alto del río Páez y que durante la con-quista fue un lugar de lucha de los nasa,que ocupaban este territorio, en contra delos españoles.

Los políticos tradicionales codiciaron losvotos de los indígenas desde 1912, “cuandola ley colombiana autorizó el voto a quienessupieran leer y escribir y tuvieran propiedadraíz” (Bonilla, 1977: 35-36); al respecto sería interesante analizar enlos archivos la cantidad de indígenas considerados letrados en

12. Entrevistas a EufemiaPerdomo (85 años, indígenaPáez, que en la actualidad resi-de en Popayán) y a FranciscaLucumí (70 años, de ascenden-cia negra, residente en el depar-tamento de Huila).

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Colombia y el número de votantes durante esos años. De otrolado, hasta la promulgación de la constitución política de 1991, yde acuerdo con la ley 89 de 1890, los indígenas eran consideradosmenores de edad, por lo cual no podían ejercer su derecho alvoto. Sin embargo, en el resguardo de Tálaga se recuerda toda-vía cómo, durante las elecciones, el dedo índice se untaba detinta roja o azul. Algunas personas se apostaban a la entrada delos pueblos con remesa o con dinero y pagaban el voto, y a lasalida los votantes debían mostrar el dedo, según el color delpartido por el que habían sufragado; en ese entonces, los colo-res podían ocasionar conflictos familiares y comunitarios.

En una familia extensa de filiación liberal, por ejemplo, el abue-lo salía a votar con los hijos, las nueras y los nietos. “Se lucía eldedo índice con orgullo; si su candidato era el ganador se realiza-ban fiestas y había riñas y peleas” (Eufemia Perdomo, ama decasa, 85 años, 2001). Otra forma de conseguir los votos de los indí-genas, antes y en menor medida ahora, es la compra de los líderes,quienes deben convencer a los demás para que voten por un can-didato a cambio de recibir obras para la comunidad. Esta modali-dad se lleva a cabo desde inicios del siglo veinte, cuando se“consolidaron los partidos tradicionales”, especialmente el libe-ral (Bonilla, 1977), y sirve para ilustrar cómo la política tradicionalha estado cercana a la política nasa, sobre todo en Tálaga y en losresguardos de la zona norte del municipio.

A pesar de que en el departamento de Cauca los movimientosindígenas se hacían sentir desde décadas anteriores, el movimientopolítico indígena en Páez es relativamente reciente, pues sólo apartir de 1993 se organizaron para elegir sus candidatos a la admi-nistración del municipio de Páez, y entre 1992 y 1993 empezó eltrabajo que llevó a la alcaldía a un indígena. Lo anterior muestraque, como resultado de dos hechos, los cambios no se hicieronesperar y se acentuaron: la expedición de la carta política de 1991y la tragedia del río Páez13, eventos que afirmaron y transforma-ron el modo de entender la política en la región.

Ahora bien, a pesar de que en el Cau-ca el movimiento político tenía una tra-yectoria larga por el trabajo que habíaefectuado el Consejo Regional Indígenadel Cauca (Cric), en Páez el movimientoindígena no se consideraba parte de esaorganización, por la poca aceptación que

13. El análisis de las consecuenciaspolíticas del proceso de reubicación,pero sobre todo de la concepciónde la tragedia del río Páez y del de-sastre como oportunidad política, demodernización y desarrollo, consti-tuye materia para otro artículo.

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tenía en el municipio. La creencia de que los miembros del Criceran guerrilleros –comúnmente chusma–, distanciaba la activi-dad política en varios resguardos de Tierradentro, situación quese vio favorecida, en la mayoría de los casos, por el mal am-biente hecho por los padres católicos, quienes en su misión porlos caminos de la zona se encargaban de satanizar a los pocoslíderes que se atrevían a iniciar algún trabajo organizativo14.

Los indígenas dicen que “por la falta de experiencia se come-tieron muchos errores que aún no se terminan de pagar”; sinembargo, ese fue su primer intento de administrar el territorioindígena desde la alcaldía, administrada hasta entonces por lasdiversas corrientes del Partido Liberal. En este sentido, el sena-dor Jesús Enrique Piñacué, de la comunidad Páez, señala que:

La participación política de los indígenas ha estado en el limbo en lanueva construcción de la política; se inicia sin experiencia pero conlas ganas de comenzar un nuevo proceso. Los sinsabores de los triunfospolíticos aun se observan en las clases que participan del gobierno(Talleres Plan de Desarrollo, febrero, 2001).

En 1995 el Partido Liberal retomó el poder de la administra-ción del territorio municipal de Páez. Los indígenas mismos hi-cieron prácticas de corrupción administrativa comunes en añosanteriores, mediante el pago de votos y silencio con bultos decemento, remesas o unos metros de manguera. Uno de los casosmencionados tuvo que ver con un alcalde, investigado luegopor falsedad de documento y otros cargos.

Sahlins (1963) ha señalado que tal sentido de reciprocidad enla política se presenta también en otras sociedades y culturas,como las del Pacífico. Siguiendo su in-terpretación, la práctica conocida comopolitiquería, una característica de las re-laciones patrón-cliente, estaría siendoarticulada con el sentido de reciproci-dad en el contexto local (véase tambiénSchmidt, 1974; 1977).

A pesar de las dificultades, el movi-miento indígena en Páez adquirió nuevosímpetus, por lo que entre 1995 y 1996 sereunieron algunos líderes que habían ob-servado y vivido procesos en otros sitios,

14. En la actualidad, el Cric dirige laAsociación Indígena del Cauca (AIC),administradora del régimen subsidiadoen salud (ARS). La AIC ha sido un me-dio para divulgar un discurso políticode reconocimiento de los derechosen zonas y comunidades deTierradentro y otros grupos indígenas,como los de la costa pacíf icacaucana, en los que la actividad delCric se conocía pero no se seguía.En consecuencia, en un comienzo laAIC fue un medio para conseguir unfin político.

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e iniciaron el proceso de organización de los resguardos en la Aso-ciación de Cabildos del Municipio de Páez –Nasa Cha-Cha–, gestoradel movimiento y aliada de la Alianza Social Indígena. En 1996 seconformó la Asociación, que reúne los catorce cabildos del munici-pio y cumple con los trabajos de administración de los resguardos.

Su actividad electoral sólo se inició en 2000, cuando se nom-bró un candidato del movimiento a la alcaldía municipal para elperiodo 2001-2003, proceso que culminó en octubre de ese añocon la elección del mismo, así como de una mayoría indígena alconsejo –incluido el presidente–. Según los indígenas, la opor-tunidad de conseguir ese espacio era única en el municipio, pueslas experiencias políticas no le daban credibilidad a los partidostradicionales; a pesar de esto, la diferencia entre el elegido y elsegundo –candidato de esos partidos–, fue de 200 votos, lo cualindica que si los otros candidatos hubieran hecho una coaliciónlos indígenas no habrían podido elegir su alcalde. Esta es unaoportunidad para que los Nasa del municipio hagan conocer sumovimiento y puedan mantenerse en el mismo, lo que podráevaluarse al finalizar el mandato del alcalde.

En teoría, el movimiento, evalúa el trabajo y la gestión delmandatario local y de los funcionarios municipales. Para los in-dígenas, “esta nueva oportunidad en el poder será diferente”,debido a las evaluaciones mencionadas. Un líder señala que lavez anterior “se dejó solo al alcalde y por eso se cometierontantos errores”.

El programa de gobierno se denomina “En minga por el futu-ro de Páez”, y tiene tres ejes fundamentales: salud, saneamientobásico y educación. El alcalde, formado como médico con dine-ro de los cabildos indígenas, tiene la responsabilidad, acompa-ñado por el movimiento, de mantener el interés por el movimientopolítico en el municipio. Si bien este es reciente, los resultadoselectorales de 2000 lo convirtieron en nuevo actor político quepuede marcar el quehacer político allí. En este caso, la disyunti-va es “¿si ese nuevo actor se va a constituir alrededor de la puradefensa de los intereses étnicos y comunitarios o si va a inter-venir en el debate político en nombre de los intereses de todosid est de la nación?” (Gross, 1997: 31).

A pesar de estar habitado sobre todo por nasas, en Páez exis-ten grupos negros y campesinos, que apenas empiezan a movi-lizarse políticamente por la reivindicación de derechos étnicos.

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En los comicios electorales su unión su unión junto con los in-dígenas es visible, aun cuando cada grupo contaba con sus can-didatos propios. Sin embargo, en los discursos de reivindicacióny en la lucha por los derechos de los indígenas se los excluye15.

Según la opinión de algunos, el movimiento indígena –institu-cionalizado en la Asociación de Cabildos– debería dedicarse, an-tes que a conseguir votos, a reflexionar sobre las prácticas y losdiscursos político-identitarios, de desarrollo y modernización, ade-más de filtrar las actividades institucionales que pasan a los res-guardos, y a controlar y a ejercer la veeduría a los planes yprogramas de las instituciones estatales. Aun cuando no tiene elreconocimiento como partido político que exige la constituciónsí tiene control social y político sobre el resto de la población delmunicipio; así mismo, adelanta una serie de programas de acciónen los resguardos del municipio, que espera desarrollar articula-do al programa de desarrollo rural de Tierradentro16 (DRT), finan-ciado por la Unión Europea durante cinco años (2000-2005), elcual actuará en tres frentes: infraestructura social, producción ymedio ambiente, educación y capacitación comunitaria.

Es decir, el movimiento se ha institucionalizado, confirman-do la tesis de Gross, quien señala que “algunos funcionan comoOng´s (sic) con vocación de etnodesarrollo, con quien el Estado(sic) debe contar y trabajar” (1997: 46). Este es uno de los retosque debe enfrentar el movimientos indígena en relación con elcontexto político que se les presenta en la actualidad.

En este sentido, el movimiento indígena, los cabildos y laasociación de cabildos en conjunto con la alcaldía indígena hanestablecido estrategias para mantener el orden social y político,diferentes a las utilizadas hasta entonces, basadas en la manerade hacer política de los partidos tradicionales. De otro lado, y talcomo ocurre en otras regiones del país,los gobernadores que conforman la aso-ciación de cabildos se han reunido paraapoyar su alcalde, lo cual puede inter-pretarse como una consecuencia delnuevo marco legal de respeto por las au-toridades indígenas y la cultura localpropiciado por la constitución política,que ha servido también para fortalecerel orden interno en la sociedad Páez.

15. Así lo hacía sentir un estudiante dela Normal de Belalcázar al mencionarel escaso apoyo que recibían los noindígenas –negros y campesinos– paraacceder a la educación superior.

16. Dicho programa ha sido gestiona-do por los indígenas, ayudados máspor particulares que por fundaciones.Las actividades deben realizarse en losmunicipios de Inzá y Páez. El manejo deesos recursos constituye un reto paralos indígenas.

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En efecto, los líderes indígenas se muestran muy preocupa-dos por la organización administrativa y territorial, pues estápor verse si el estado central considera al municipio viable fi-nancieramente. El problema es que allí, como en muchos otrosmunicipios del país, la alcaldía se ha convertido en una bolsa deempleo, para maestros especialmente, y de cargos con los quesuelen pagarse los favores políticos de la clase dirigente, situa-ción que sumada al endeudamiento con el estado central tieneel municipio al borde de la quiebra. En caso de que el municipiocomo entidad administradora del territorio deje de operar, loslíderes han considerado la posiblidad de crear una entidad terri-torial indígena (ETI), aun cuando estas unidades, creadas por laconstitución, no han sido reglamentadas. Se necesitaría, enton-ces, el saneamiento de los predios no titulados como resguardosdentro del municipio17, y el pago de impuestos por parte de losindígenas, lo que permitiría mantener un consejo o entidad ad-ministradora, como la Asociación de Cabildos, la cual cumpliríacon las funciones18 estipuladas por la ley orgánica de ordena-miento territorial. Es decir que algunos consideran que la pre-ocupación por la viabilidad del municipio se resolvería con laadopción de la ley sobre ETI, que permitiría a la Asociación deCabildos tener más poder en la administración del territorio in-dígena así como del mestizo y el negro.

Aun cuando la mayoría del territorio está reglamentada portítulos de resguardo y administrada por los cabildos indígenas,la administración de la municipalidad es cada vez más difícilpor la falta de recursos que permitan satisfacer las necesidades

básicas de la población, lo cual no pare-ce tener solución a corto y mediano pla-zo debido a la crisis cada vez mayor porla que atraviesan las unidades adminis-trativas locales.

Considero que la creación de una ETItampoco permitirá superar la crisis, puespodrían acentuarse ciertas diferenciaspolíticas por la administración del terri-torio entre la Asociación de Cabildos, al-gunas asociaciones apenas nacientescomo la Asociación de Morenos, Mesti-zos y Campesinos de Páez (Acomome-cap) y personas críticas con cierto poder.

17. Existen dos corregimientos conpoblación negra, Itaibe (al sur) y RíoChiquito –al oriente–, zonas que nopagan impuestos pero que tampocoestán tituladas como propiedadescolectivas o privadas. De acuerdo conconversaciones sostenidas con algu-nos moradores del lugar, la mayorparte de los predios de Itaibe pertene-ce legalmente a la iglesia católica,uno de los mayores deudores deimpuestos del municipio.

18. Para una descripción mejor delas funciones de los llamados conse-jos territoriales de las ETI, véaseJackson (1998: 287-314.).

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Además, existen territorios que aun cuando pertenecen a la mu-nicipalidad, en la práctica, establecen relaciones culturales, eco-nómicas, políticas y sociales con el departamento de Huila–corregimientos de Río Chiquito e Itaibe–, por lo cual no po-drían formar parte de la ETI. En consecuencia, y para buscarsoluciones a la crisis del municipio, los líderes de Paéz deberíanestablecer relaciones con municipios vecinos como Inzá, Silviay Totoró, que están más cerca y con los que existen más relacio-nes sociales y económicas.

LA CONSTITUCIÓN DE 1991,EL CLIENTELISMO Y LA POLÍTICA NASA

L AS FORMAS EN QUE LOS GRUPOS HUMANOS SE RELACIONAN ENTRE SÍ Y

con los demás están mediadas por unas leyes de origen que,teóricamente, se convierten en derechos propios, los cuales

según el artículo 246 de la constitución política de Colombiadeben ser respetados y acatados en el territorio, siempre y cuan-do no vayan en contra de la constitución y las leyes.

Aunque la constitución de 1886 y las reformas constitucionalesposteriores no defendían la diversidad étnica y cultural en Co-lombia, la situación de los indígenas había empezado a cambiardesde los años 1960 (Correa, 1992: 71-101), tal como lo demuestranel reconocimiento hecho por el Ministerio de Salud a los conoci-mientos médicos tradicionales, la exoneración del servicio mili-tar para los indígenas y los derechos otorgados por el códigominero con respecto a los recursos del subsuelo (Jackson, 1998:290-291). Sin embargo, aun cuando la ley garantizaba estos dere-chos en la práctica nunca existieron.

Ahora bien, la carta de 1991 –un proyecto político nacional enel que los nasa participaron y por medio de la cual muchos líde-res accedieron a instancias estatales– reconoció derechos espe-ciales a los grupos indígenas, lo cual produjo una situación decambios políticos (para una mayor descripción sobre la consti-tución política de Colombia y los grupos étnicos, véanse Triana,1992: 103-113; Valencia y Poveda, 1992: 115-122). Uno de los princi-pales cambios establecidos por la constitución fue la transfe-rencia anual de dineros de la nación a los cabildos indígenas,que los han convertido en administradores de los recursos y a

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su gobernador en el representante legal de la comunidad conrespecto a los mismos. Si bien dichos recursos han permitidosatisfacer algunas necesidades básicas de las comunidades, en-tre los indígenas –y especialmente entre los líderes– han desper-tado el afán por administrarlos. Ello se refleja en las campañaspara elegir los gobernadores de los cabildos, que actualmenteno se diferencian mucho de las realizadas por los políticos delos partidos tradicionales para la elección de alcaldes.

Los líderes hacen promesas, que la mayoría de las ocasionesno corresponden a las expectativas de las comunidades: puentesdonde no hay río o, si es necesario, pavimentar el río. Es decir quelos paeces están haciendo política de forma similar a la de la po-litiquería tradicional y sus redes clientelistas, que rechazabanantes19. Así, los espacios de poder ganados por los indígenas sonproducto, algunas veces, de acciones politiqueras y clientelistasaprendidas en su interacción con los políticos tradicionales.

Pero en el caso de los nasa, al menos, es claro cómo las redesclientelistas emergieron después de 1991, con el acceso de los in-dígenas al manejo de sus propios recursos, pues desde antes al-gunos líderes hacían parte de las redes de los políticos tradicionales.

ETNICIDAD, CLIENTELISMO

Y CONFLICTO GENERACIONAL

E L CLIENTELISMO EN COLOMBIA HA SIDO ESTUDIADO, SOBRE TODO, DES-de una perspectiva que se centra en la acción de los partidostradicionales en comunidades rurales campesinas. Para el caso

de comunidades indígenas la bibliografía es poca, por lo cual elconcepto se tratará con ciertas precauciones.

El clientelismo está presente en las relaciones sociales de cual-quier naturaleza y no sólo en las de tipo político, y se asocia conel autoritarismo y el paternalismo. Es una relación asimétrica que

se apoya en la diferencia de poder entrelas partes, y es una constante en la políti-ca en Colombia que se configura en lasregiones. A pesar de lo anterior, no existeun sistema único de clientelas, sino va-riaciones locales que pueden ser rema-nentes o parte de redes más grandes.

19. Tocancipá (2000: 54), presenta unplanteamiento similar: “A pesar dehaberse introducido en Colombianuevos movimientos políticos congrupos de población joven, lo que seencuentra es una renovación del sis-tema político tradicional”.

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Scott, citado por Leal y Dávila (1994: 39) lo define como “unaforma de intercambio interpersonal ‘(...) que implica una larga amis-tad instrumental en la cual un individuo de más status socioeconó-mico (patrón) usa su propia influencia y recursos para proporcionarprotección y/o (sic) beneficios a una persona de menos status (clien-te); a su vez, este corresponde al patrón al ofrecerle apoyo y asis-tencia general, incluidos sus servicios personales’”.

En el municipio de Páez las redes clientelistas no se tejen sólocon los políticos tradicionales, sino que se han formado tambiénalrededor de los indígenas que tienen un papel determinado en laAsociación de Cabildos o puestos burocráticos en la alcaldía, elhospital y en el Programa Tierradentro de la Unión Europea. Es-tas redes enlazan relaciones de poder y decisión que determinanluego un conjunto de nuevas relaciones de dependencia alrede-dor de grupos de personas que ocupan esas posiciones privilegia-das. Es posible que estas redes de clientela locales se formen sobreestructuras regionales o nacionales, y aunque no se relacionendirectamente con los políticos tradicionales, es posible inferir quehaya un efecto de mimesis por parte de ciertos líderes que hanparticipado antes en la manera de hacer política de aquellos.

Así, por ejemplo, una persona A –patrón– con un puesto decierto rango –presidente, vicepresidente de asociación, funcio-nario de la alcaldía, el hospital o, incluso, gobernador de cabil-do– otorga puestos a B, C y D –clientes–. El puesto de B, C y D seconcede en la institución en la que A detenta poder o en otras,de acuerdo con su capacidad de gestión. Los cargos pueden sersimilares o más bajos según la posición que ocupe A en la es-tructura social y política de la institución. En la mayoría de loscasos, B, C y D son parientes consanguíneos –hermanos–, o afi-nes –cuñados– de A, o hijos de líderes de los resguardos quevotaron o le ayudaron a conseguir votos. Se sabe de un caso enel que el cliente B no tenía la capacitación ni las aptitudes nece-sarias para desarrollar la labor asignada. A pesar de esta limita-ción, el patrón insistió en la permanencia de B en su trabajo,resaltando su autoridad y poder de decisión.

Junto con las relaciones clientelistas se encuentran las de com-padrazgo, pues los patrones o líderes con más alto estatus son laspersonas ideales para ser padrinos en los diversos ritos católicos–bautismo, confirmación y matrimonios–. Según González (1994:268), estas relaciones pueden extenderse por generaciones, pues

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el clientelismo, como un sistema diádico de prestaciones y con-traprestaciones no formalizado jurídicamente, tiene la fuerza desu cumplimiento en el código de honor de patrones y clientes.En el municipio de Páez aún no se conocen casos de relacionesclientelistas en que Nasas paguen sus favores políticos con di-nero contante y sonante; sin embargo, esto no los hace invulne-rables al clientelismo ni los exime de verse comprometidos eneste tipo de sistemas en un futuro20.

Allí, la apropiación de los recursos públicos y comunitariosno se sanciona y constituye una práctica que se generaliza21.Laurent señala que las transferencias “no han preservado a lascomunidades de prácticas clientelistas y de robos” (1998: 95; véa-se también Zambrano, 1997: 4-5). La pugna por conseguir cargosen el cabildo es frecuente a final del año, cuando este se elige.Los jóvenes bachilleres o con algún otro tipo de estudio, y quese llaman estudiados, creen tener mayor capacidad para admi-nistrar los recursos y, por ende, para acceder a los cargos, en-frentándose muchas veces con los mayores, para quienes es más

importante conservar la tradición y laautoridad.

Otra fuente de conflicto la consti-tuyen los jóvenes que salen a realizarestudios superiores –universitarios ocursos especializados– con dineros delas transferencias, y que al finalizarlosno quieren regresar a la comunidad22,o que adquieren conocimientos que seenfrentan con las tradiciones comuni-tarias. Las profesiones con más de-manda son la medicina o el derecho, ycomo los puntajes obtenidos no alcan-zan para aspirar a dichas carreras enuniversidades públicas deben estudiaren instituciones privadas, más caras.En ese caso, la asamblea prefiere utili-zar los recursos en obras comunitariasque solucionen problemas básicos y nopara fines individuales.

Para algunos jóvenes como los for-mados en el Seminario Indígena Páez(SIP)23estudiar allí es “formarse como

20. Es de anotar que cada red de clien-tela implica un problema de escala. Esdecir, que su cobertura puede variar,partiendo desde la estructura familiar yexpandirse en el sistema de las relacio-nes sociales que la contiene.

21. Es común el comentario de que alterminar su mandato un gobernadormejore su casa y tenga moto o carro.

22. Uno de los requisitos para recibir lasayudas para estudio es que después determinar debe trabajarse en la comuni-dad para devolver los dineros invertidos.

23. El Seminario Indígena Páez (SIP) estáubicado en el resguardo de Tálaga, enla zona norte-baja del municipio, y anual-mente recibe cerca de cien alumnos in-dígenas de Tierradentro, que deseanrealizar la básica secundaria o formarsecomo sacerdotes. Fue creado en 1985 yes una institución del vicariato deTierradentro, que reproduce algunasformas culturales tradicionales como laagricultura, la música, las artesanías, yel cabildo, conformado por ocho jóve-nes entre 12 y 25 años.

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líderes cristianos que pueden desempeñar cargos diversos en elcabildo de sus comunidades de origen, o líderes de grupos organi-zados”; sin embargo, no desean ser gobernadores de sus resguar-dos, pues temen contar con poca experiencia para desempeñar elprincipal cargo en la comunidad.

Pero si bien los jóvenes se están formando para responder alos nuevos requerimientos sociales y políticos, las comunidadesse quejan de su poca participación en la vida comunitaria, yellos aducen las pocas oportunidades que se les brindan y lafalta de asignación de responsabilidades en el cabildo (Talleresplan de desarrollo, 2001-2003, municipio de Páez).

Muchos esperan que el cabildo, ahora que tiene dineros de lastransferencias, los envíe a estudiar a las capitales; sin embargo, ycomo se dijo, la mayoría no regresa y quienes vuelven tienen en-frentamientos o pasan a ocupar puestos en la administración mu-nicipal o en la asociación de cabildos. En este caso, el trabajo deliderazgo político y social es casi nulo, aun cuando han sido forma-dos en la escuela y el colegio en el orden social indígena. Estosjóvenes pasan a formar parte de las elites indígenas, muchas deellas dependientes de las redes clientelistas provenientes de la Aso-ciación de Cabildos o la administración municipal.

Las ciencias sociales han estudiado las elites en las socieda-des modernas –llamadas castas en el caso de los grupos triba-les–; no existe una que abarque todos los campos sino un sistemacomplejo de minorías especializadas vinculadas entre sí e in-corporadas al orden social de distintas maneras. En esas socie-dades las elites se definen como las minorías que se mantienenaparte del resto de la sociedad por su preeminencia en uno omás de los siguientes factores: autoridad, mérito o recompensa.Algunas tienen más peso social porque su actividad tiene mayorimportancia en la sociedad, y sus miembros se reclutan de dis-tintas formas, dependiendo de su función.

Según Keller (1979: 181), las elites pueden ser estratégicas, puesreclaman o tienen asignadas funciones e influencia sobre el con-junto de la sociedad; o fragmentarias, que tiene función en sub-sectores de esta. En algunas sociedades la dirección está a cargode elites estratégicas, pues ningún estrato social desempeña sololas funciones sociales clave; en su lugar, tales funciones y lasminorías que las cumplen son distintas y especializadas. Su jus-tificación está en el mérito y en las cualidades particulares.

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Cuando la sociedad es poco diferenciada las elites son pocasy su poder abarca todos los aspectos de la vida; y cuando ladiferencia social es grande son muchas y especializadas En elcaso del municipio de Páez, una sociedad muy poco diferencia-da, las elites son reducidas y tienen mayor poder de decisión.La formada por los líderes de la asociación de cabildos, la alcal-día, los dirigentes del hospital y del Programa Tierradentro de-termina la vida social y política nasa, pues controla el ingresode planes y programas a los resguardos, y a su alrededor estánlos jóvenes estudiados, quienes aun cuando están preparadospara asumir responsabilidades dependen de su patrón.

El ingreso a las elites y el trabajo dentro de ellas, muchasveces sin recibir recompensa, permite tener prestigio. Así, en elcaso del municipio de Páez algunos trabajos no tienen remune-ración económica pero sí otorgan estatus social al ser elegidospor los miembros de los cabildos del municipio. Este estatus semanifiesta por la importancia de hacer parte de un grupo depersonas que tienen poder y autoridad y un alto nivel de deci-sión. Pero cuando hay recompensas, según Keller (1979: 182), ellasdesempeñan un doble propósito en el reclutamiento de las mi-norías pues motivan a los individuos a asumir responsabilida-des, lo que estimula al mismo individuo, y conservan el prestigiodentro de ellas, lo que sirve como signo externo de rango.

Como se anotó, aunque los jóvenes se preparan para asumircargos en sus resguardos la mayoría de los estudiados terminanatrapados por las redes clientelistas que se están formando, mien-tras su participación local de acuerdo con esos conocimientoses casi nula. En otros casos no existe credibilidad en la capaci-dad de los estudiantes recién graduados y se prefiere contratarestudiantes de afuera –de Opción Colombia, por ejemplo–24. Asíque aun cuando en algunas instituciones educativas se reprodu-

ce la estructura del cabildo, enla vida cotidiana estos jóvenesencuentran limitaciones para re-producirla, al ser reclutados porlas redes clientelistas. Si bien losdineros de las transferenciasotorgados a los indígenas des-pués de 1991 han permitido laformación de redes de cliente-la, los han obligado también a

24. La Corporación Opción Colombia se creó en1991 como una iniciativa de estudiantes y docentesuniversitarios, preocupados por la distancia entrela universidad y la realidad del país. Está compuestapor un consejo interuniversitario nacional y un con-sejo directivo, que cuentan con cuatro unidades:administrativa y financiera, creativa y de comunica-ción, estudiantes y universidades, y gestión y pro-yectos. Los estudiantes trabajan un semestre en losmunicipios colombianos, donde adelantan traba-jos de acuerdo con su área de estudio (En http://www.opcioncolombia.org.co, septiembre de 2002).

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involucrarse dentro de una racionalidad administrativa y burocrá-tica en términos weberianos, lo que de por sí constituye un retodentro del proceso modernizador de la sociedad y la política.

POLÍTICA, ADMINISTRACIÓN Y DESARROLLO

C OMO LO SEÑALAMOS, DESDE 1991 LOS CABILDOS ADMINISTRAN LOS

recursos de transferencias desembolsados por el estado cen-tral. En algunos casos25, esta administración se entiende como

el gasto del dinero, sin tener en cuenta las necesidades de lacomunidad y sin llevar libros básicos de contabilidad, lo que creaproblemas; en otras oportunidades los cabildos contratan conta-dores y administradores con el fin de evitarlos. En todo caso, losproblemas políticos derivados de la administración de recursosde transferencias han llevado a los indígenas a reflexionar sobrelos cambios que se presentan, y las competencias que se requie-ren para su administración. Surgen entondes demandas por capa-citación en administración o contabilidad, como parte fundamentaldel proceso de modernización que están viviendo.

Los cabildos administran los dineros directamente, pero elmunicipio es la figura administrativa que los recibe y que avalasu inversión, mediante la aprobación de los planes de desarrollode los resguardos. Si bien la idea del desarrollo ha sido amplia-mente cuestionada en el ámbito académico (Escobar, 2000a;2000b; Ferguson, 1994; 1996), en este contexto aún representauna posibilidad de cambio para las sociedades indígenas, al tiem-po que, una condición a la cual hay que resistir desde el puntode vista cultural. Esta paradoja se ha resuelto parcialmente en lasociedad Páez mediante la formulación de los planes de vida,interpretación local de la idea del desarrollo.

En los municipios de la zona de Tie-rradentro –Inzá y Páez– y en algunos res-guardos se acogió como un requisito laley 156, de los planes de desarrollo; enPáez, se han elaborado durante dos ad-ministraciones, desde 1995, de la siguientemanera: la administración municipal re-coge la información y la institución con-tratante analiza y escribe el documento,

25. Se sabe de un resguardo en elque el cabildo gastó el dinero de unaño en muchas cosas que todavía nose han aclarado debidamente; al finaldel mandato, al entregar las cuentasal siguiente cabildo no había facturaso recibos de pago, por lo que susmiembros fueron acusados de ladro-nes, y el gobernador y el tesorero sa-lieron del resguardo sin ofrecerexplicación alguna.

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que luego envía desde la ciudad a la administración local y alconsejo municipal, para su aprobación.

Esos planes se convierten en documentos que reposan en unestante en la casa del cabildo o en la secretaría de planeación delmunicipio, y no se utilizan como documentos de referencia paralas actividades de evaluación y seguimiento a los programas degobierno o a la inversión de la nación y de los resguardos. Esdecir, la mayoría de los planes de desarrollo de los resguardos loshacen instituciones externas a la comunidad, y esta casi no seapropia de ellos, situación apenas comprensible debido a la cul-tura oral de los paeces.

La relación entre los planes de los resguardos y el plan muni-cipal no es evidente; los planes de inversión de los resguardosno tienen en cuenta los diagnósticos del municipio y viceversa.Además, en estas situaciones la administración municipal fun-ciona como un ente pasivo que avala las inversiones de las trans-ferencias, realizadas en teoría por medio de los planes dedesarrollo de los resguardos, sin seguir y evaluar dichas inver-siones en las comunidades locales. En el caso anterior, la ley esun requisito no un reconocimiento político; por tanto, su apli-cación más que una posibilidad es una obligación en la búsque-da de recursos económicos.

La administración 2001-2003, bajo la dirección de un alcaldeelegido por el movimiento indígena, intentó elaborar el plan dedesarrollo de otra manera, siguiendo la siguiente metodología:la información se recogió en talleres zonales; luego se analizó,redactó y escribió la parte del documento que le correspondía acada sección, y se articularon después; finalmente, se aprobó eldocumento final, con la ayuda de los asesores.

Este cambio en la administración de los recursos puede signi-ficar una mayor comprensión sobre las implicaciones de los pla-nes de desarrollo, hecho que puede ratificarse frente a los planesde inversión del municipio, que no se articulan o relacionan conlos planes de desarrollo previstos para el resguardo. Aunque lacomunidad local se reúne en asamblea para planear la ejecuciónde los dineros del año siguiente, su uso real lo definen el cabildoy, sobre todo, el gobernador entrante. En estas actividades, loscargos de gobernador y de tesorero tienen mayor importancia,lo más importante es que los individuos adquieren cierto rangoy estatus local. Una de las consecuencias de este aspecto es la

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interiorización del cargo; como señalan Berger y Luckmann (1998,98) “el individuo participa en un mundo social y al interiorizardichos roles ese mismo mundo cobra realidad para ellos subjeti-vamente”.

CONCLUSIÓN

L OS INDÍGENAS ESTÁN GANANDO, CADA VEZ MÁS, ESPACIOS DE PODER

local, regional y nacional, muchos de ellos pagados con lavida. La existencia de los cabildos locales y de las asociacio-

nes de cabildos, adscritas en muchos casos a organizaciones re-gionales y nacionales, es una manifestación y la base de estosespacios. Sin embargo, y a pesar de los logros políticos, socialesy culturales conseguidos, y de acuerdo con lo observado en elmunicipio de Páez, la política de los Nasa es mucho más prácti-ca –organizativa–, que ideológica –doctrinaria–, sin demeritarlas políticas e ideologías de recuperación cultural que adelantanmuchas fundaciones. Los grupos armados, los antropólogos, lasinstituciones e, incluso, la misma alcaldía, tienen discursos re-lacionados con la ecología y los derechos humanos, que pocasveces se convierten en actividades concretas.

La promulgación de la carta política de 1991 ha permitido en-contrar otros espacios de poder, que antes eran de crítica al es-tado, y se han convertido en la actualidad en espacios que lorepresentan en las localidades y las regiones, pero sobre todoque albergan elites y redes de clientela local, que al final con-forman la burguesía local cuyo centro de acción es la cabeceradel municipio. Una expresión de este cambio se da en el hechode vivir en Páez, y mientras los indígenas de los resguardos sa-len de ellos para vivir en la cabecera municipal los de la locali-dad van a Popayán, Cali, Neiva o La Plata (Huila).

En el municipio de Páez se encuentra un sistema clientelistaque se incorpora al movimiento indígena y que puede ser parte declientelas partidistas pero que, sobre todo, tiene que ver con lapromulgación de la carta política de 1991, que permitió manejarrecursos. ¿Será posible que los indígenas identifiquen estas accio-nes como tales y que quienes las promueven reciban sanciones?Si bien es cierto que para la obtención del poder pueden desa-rrollarse relaciones clientelistas, está por investigarse todavía si

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deben seguir persistiendo en el desarrollo de los programas o lamanera en que estos sistemas clientelistas se cruzan, pero, sobretodo, cómo se proyecta el estado en esos movimientos-institu-ciones y convierte a los líderes en sus representantes directos. Eléxito de esta política del estado implicaría, entonces, que los lí-deres que trabajan en esas instituciones comprendieran los obje-tivos que este se propone al llevarla a cabo. Todo esto permitesuponer que para la región Páez no existe un patrón común derelaciones clientelistas en cuanto al acceso al poder y la admi-nistración de recursos. Es posible, por el contrario, encontrar unconjunto de situaciones diversas que reflejan la especificidadlocal en el contexto de sus relaciones sociales.

Así, entonces, el afán de ser políticamente diferentes en susterritorios ha llevado a los indígenas a reproducir estructuras po-líticas de vieja data. Las preguntas son, ¿cómo sostenerse en elpoder cuando se asimilan las acciones políticas que tanto se re-chazan? ¿Con qué grupos se establecerán alianzas para fortalecerel movimiento político? ¿Con los negros, minoría étnica en elmunicipio, o con los mestizos colonos reindigenizados? (véaseRojas y Sevilla, 1994). Los indígenas enfrentan el reto de que laforma de hacer política no se convierta en un ciclo repetitivo, yen este momento tienen la oportunidad de demostrarlo.

La constitución política de 1991 ha sido la base legal funda-mental en la que se han enmarcado las nuevas formas de políticay orden y una oportunidad de organización y de reconocimientode derechos particulares. En el caso analizado, las esferas de lapráctica social y política en las que se reconocen como Nasa,incluyendo o excluyendo a otros de su grupo, enmascaran losdiscursos ideológicos de reivindicación identitaria, expuestos uopacados por otras instituciones y que se convierten en materiapara investigaciones futuras.

De otro lado, y comparado con épocas anteriores, el protago-nismo religioso y social de la iglesia católica es cada vez menoren relación con la acción de los grupos protestantes, que soncada vez más numerosos y diversos en los resguardos del muni-cipio. La acción de estos grupos sobre la cultura, la sociedad yla política nasa, pero sobre todo las redes de poder en las que seven envueltos para controlar estos grupos requiere descripcio-nes detalladas y estrategias metodológicas que permitan abor-dar las relaciones que se presentan.

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Las estrategias utilizadas por los nasa en sus resguardos paramantener el orden social y político y para revitalizar la cultura desu pueblo serán cada vez más complejas; lo mismo sucede con laestrategia para que el cambio social (¿modernidad?) no los lleve adejar de ser nasa, una premisa no proclamada pero subyacente enlas actividades políticas que desarrollan en diferentes escenarios.

BIBLIOGRAFÍA

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