la bruja teodora rb

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Había una vez una bruja que se llamaba Teodora y vivía sola en el bosque de los árboles verdes. Tenía un aspecto sombrío con su nariz peluda con un lunar en la punta larga como una zanahoria y su boca pequeña siempre torcida de mal humor. Una tarde en que estaba de muy mal humor se sentó sobre una enorme piedra, cruzó sus piernas flacas de bruja una sobre otra, mientras con la mano izquierda apoyada en sus rodillas, sostenía su cabeza inclinada que parecía pesarle tanto como la piedra en que estaba sentada. La bruja estaba muy enfadada porque no tenía a nadie a quien embrujar. Teodora empezó a pensar qué podía hacer para conseguir que alguien pasara por allí pero no se le ocurrió nada de nada y su enfado fue en aumento. Se enfadó tanto que se puso a llorar algo muy raro tratándose de una bruja. El caso es que al cabo de un rato Teodora se calmó y fue a buscar su escoba voladora. - Mmmm, ya sé lo que haré. Voy a hacer burbujas con la receta que me dio mi Abuela Mirna. ¡Con ese hechizo seguro que consigo que vengan muchos niños hasta aquí!

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Page 1: La Bruja Teodora Rb

Había una vez una bruja que se llamaba Teodora y vivía sola en el bosque de los árboles

verdes. Tenía un aspecto sombrío con su nariz peluda con un lunar en la punta larga

como una zanahoria y su boca pequeña siempre torcida de mal humor.

Una tarde en que estaba de muy mal humor se sentó sobre una enorme piedra, cruzó sus

piernas flacas de bruja una sobre otra, mientras con la mano izquierda apoyada en sus

rodillas, sostenía su cabeza inclinada que parecía pesarle tanto como la piedra en que

estaba sentada.

La bruja estaba muy enfadada porque no tenía a nadie a quien embrujar. Teodora

empezó a pensar qué podía hacer para conseguir que alguien pasara por allí pero no se

le ocurrió nada de nada y su enfado fue en aumento. Se enfadó tanto que se puso a llorar

algo muy raro tratándose de una bruja.

El caso es que al cabo de un rato Teodora se calmó y fue a buscar su escoba voladora.

- Mmmm, ya sé lo que haré. Voy a hacer burbujas con la receta que me dio mi

Abuela Mirna. ¡Con ese hechizo seguro que consigo que vengan muchos niños hasta

aquí!

La receta era fácil y sólo se necesitaba un poquito de detergente y algo del agua. Así que

Teodora, decidida a preparar el brebaje mágico fue en busca de la caldera encantada y

siguió las indicaciones de la receta de su abuela la bruja Mirna.

- Mil gotitas de detergente... un vasito de agua... y ahora las palabras mágicas:

¡Colorín colorado este brebaje está terminado¡ ¡Colorín, colorete, este brebaje está de

rechupete!

Page 2: La Bruja Teodora Rb

El caldero comenzó a temblar y de él empezaron a salir cientos de burbujas enormes

empezaron a volar hasta llegar a la ciudad.

Los niños comenzaron a mirar desde las ventanas y las madres se pusieron a conversar

acerca de lo que estaría sucediendo en ese lugar.

Teodora se subió a la escoba y siguió a sus burbujas dando pirueteas. Quería estar

segura de que su hechizo funcionaba.

Los niños bajaron a la calle atraídos por aquellas burbujas pero cuando estaban muy

cerca de una de ellas, ésta los atrapaba, quedando dentro sin poder salir.

Todas las burbujas empezaron a elevarse por los aires y se juntaron hasta formar una

enorme burbuja en cuyo interior estaban atrapados todos los niños y niñas del pueblo.

- ¡Socorro! ¡Queremos salir! - gritaba un niño más mayor mientras golpeaba las paredes

de la burbuja.

- ¡Que alguien nos saque de aquí por favor! - sollozaba otra niña.

- ¡Bien! ¡Por fin lo he conseguido! - decía Teodora desde su escoba.

La bruja condujo a la gran burbuja hasta su casa en el bosque y una vez allí dijo de nuevo

las palabras mágicas para que esta reventara. Cuando los niños tocaron el suelo estaban

tan asustados de la bruja que ninguno se atrevió a decir nada o a moverse. Sólo se

escuchaba el llanto de alguno de los niños más pequeños.

- No, por favor. No quiero que llores no te hare nada malo - dijo Teodora

Page 3: La Bruja Teodora Rb

Siento haber utilizado mi magia para traerlos hasta aquí… quizá no haya sido la mejor

forma. Pero sabía que si preguntaba si querían venir conmigo a jugar no iba a venir nadie.

Y yo me siento muy sola. Sólo quiero amigos con los que jugar.

Teodora, la bruja de la escoba voladora. Los niños miraban a la bruja con los ojos y la

boca muy abierta. No se imaginaban que Teodora fuera una bruja buena aunque en

realidad nunca había hecho daño a nadie como para que pensaran lo contrario.

Al final, el más mayor dio un paso al frente y habló en nombre de todos.

- Teodora, si no hemos venido antes hasta aquí es porque pensábamos que nos harías

algo malo. Como eres una bruja…

- Ya lo sé. Es normal. Soy una bruja sí, pero lo soy porque mi madre y mi abuela también

lo eran. Vivo aquí sola porque todo el mundo se asusta cuando me ve por la calle y a mí

no me gusta asustar a los demás.

- Entonces si nos quedamos, ¿podremos jugar?

- ¡Claro que sí! Me sé muchísimos juegos. Verán como nos lo pasamos muy bien

Los niños y la bruja pasaron la tarde entre risas y juegos y Teodora logró ganarse la

confianza de los niños demostrándoles que no era la bruja mala que aparentaba ser.