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Introducción al Nuevo Testamento Helmut Koster Ediciones Sígueme Salamanca (1988) PROLOGO La idea de escribir una «Introducción al Nuevo Testamento» en forma de historia del cristianismo primitivo, enmarcada en su contexto contemporáneo e incluyendo una panorámica de la historia política, cultural y religiosa del período helenístico y del Imperio romano, procede del predecesor de este libro, a Eínführung in das Neue Testament de R. Knopf (edición revisada por H. Lietz-mann y H. Weinel en la serie «Sammlung Tópelmann», hoy sustituida por los «De Gruyter Lehrbücher»). Por ello la Introducción que ahora presentamos no aspira a ser un volumen introductorio en el sentido técnico del término, ni tampoco una «Historia de la literatura cristiana primitiva», títulos que tratan eruditamente las cuestiones de fecha de composición, integridad y estructura literaria de cada uno de los escritos del Nuevo Testamento. Ciertamente, tales cuestiones entran de lleno en la obra presente, pero se abordan dentro del contexto de una reconstrucción del desarrollo histórico de la cristiandad primitiva. Mi intención primaria es presentar al lector la historia de las iglesias cristianas primitivas, puesto que, en mi opinión, el estudiante del Nuevo Testamento debe intentar desde el principio comprender los escritos de este período primitivo dentro de su contexto histórico determinado. Es obvio que este intento de reconstruir la historia del cristianismo primitivo obliga a abandonar el marco rígido de las «Introducciones» tradicionales. Por ello no limito la investigación a los veintisiete escritos canónicos, sino que trato también unos sesenta escritos de la literatura cristiana primitiva, generados en los primeros 150 años de la historia del cristianismo, con independencia de que se nos hayan conservado por entero o sólo fragmentariamente. Como testigos de esa historia cristiana primitiva esos libros no canónicos poseen el mismo valor que el Nuevo Testamento. Pero la presentación histórica de este material

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PROLOGO

Introduccin al Nuevo Testamento

Helmut Koster

Ediciones Sgueme

Salamanca (1988)

PROLOGO

La idea de escribir una Introduccin al Nuevo Testamento en forma de historia del cristianismo primitivo, enmarcada en su contexto contemporneo e incluyendo una panormica de la historia poltica, cultural y religiosa del perodo helenstico y del Imperio romano, procede del predecesor de este libro, a Enfhrung in das Neue Testament de R. Knopf (edicin revisada por H. Lietz-mann y H. Weinel en la serie Sammlung Tpelmann, hoy sustituida por los De Gruyter Lehrbcher). Por ello la Introduccin que ahora presentamos no aspira a ser un volumen introductorio en el sentido tcnico del trmino, ni tampoco una Historia de la literatura cristiana primitiva, ttulos que tratan eruditamente las cuestiones de fecha de composicin, integridad y estructura literaria de cada uno de los escritos del Nuevo Testamento. Ciertamente, tales cuestiones entran de lleno en la obra presente, pero se abordan dentro del contexto de una reconstruccin del desarrollo histrico de la cristiandad primitiva. Mi intencin primaria es presentar al lector la historia de las iglesias cristianas primitivas, puesto que, en mi opinin, el estudiante del Nuevo Testamento debe intentar desde el principio comprender los escritos de este perodo primitivo dentro de su contexto histrico determinado.

Es obvio que este intento de reconstruir la historia del cristianismo primitivo obliga a abandonar el marco rgido de las Introducciones tradicionales. Por ello no limito la investigacin a los veintisiete escritos cannicos, sino que trato tambin unos sesenta escritos de la literatura cristiana primitiva, generados en los primeros 150 aos de la historia del cristianismo, con independencia de que se nos hayan conservado por entero o slo fragmentariamente. Como testigos de esa historia cristiana primitiva esos libros no cannicos poseen el mismo valor que el Nuevo Testamento. Pero la presentacin histrica de este material requiere tener ideas claras sobre la autora, fecha, lugar de composicin de cada uno de estos escritos; en otras palabras, debemos tener presente en cada caso los resultados de la investigacin histrico-crtica.

A este propsito me he esforzado por presentar los problemas al tomar alguna decisin en torno a esas cuestiones. Si tal problemtica es difcil en relacin a algunas partes del NT, es ms difcil respecto a la literatura no cannica: tradicionalmente el debate entre los estudiosos se ha concentrado en la literatura cannica mientras que otros escritos fuera del canon han recibido una atencin ms escasa. Adems algunos de los que pertenecen a este ltimo grupo han sido descubiertos recientemente y su evaluacin crtica ha comenzado en nuestra poca. A pesar de todo es mucho mejor hacer avanzar la investigacin y con ella nuestro conocimiento por medio de la reconstruccin hipottica que ignorar por completo un material nuevo y aparentemente problemtico.

Teniendo en cuenta la situacin presente de los estudios neo-testamentarios, podra resultar errneo suscitar en los estudiantes de la historia cristiana primitiva la expectativa de unos resultados totalmente seguros. El mismo Nuevo Testamento nos proporciona las pruebas de que la historia de las comunidades cristianas primitivas es un proceso complejo, lleno de puntos controvertidos sobre los que hay que tomar arduas decisiones. Comprender tal proceso exige un buen juicio crtico, a la vez que la elaboracin de nuevas lneas a travs de la historia del cristianismo primitivo. El reciente descubrimiento de ms escritos antiguos no slo exige una nueva orientacin bsica de nuestros puntos de vista, sino que permite al estudioso apreciar con mayor nitidez las profundidades y riquezas de este perodo formativo, especialmente si se contempla en el contexto de la historia general de la cultura en la que naci el cristianismo.

La finalidad de este libro no me permite basar toda su estructura en los resultados de mi investigacin personal. En muchos temas de mi panormica del mundo helenstico romano, los especialistas podrn tener mejores juicios y perspectivas. No slo me siento deudor de las obras publicadas por muchos especialistas, sino tambin, y en gran medida, de mis alumnos de la Universidad de Harvard que han enriquecido este libro en sus varios estudios de escritura y correccin por medio de sus sugerencias y crticas. Debo mucho igualmente a mis colegas de quienes he aprendido muchas cosas en seminarios y discusiones durante las dos ltimas dcadas.

Quiero expresar aqu un agradecimiento especial a diversos colegas y amigos: a K. Baltzer de la Universidad de Munich; a Fr. M. Cross; D. Georgi, G. MacRae; K. Stendahl; J. Strugnell y Z. Stewart, todos de la Universidad de Harvard.

La traduccin castellana que hoy ofrecemos se basa en la edicin alemana de mi obra (De Gruyter 1981), pero ha sido revisada teniendo presente en todo momento mi propia versin inglesa de 1982 (Fortress Press-De Gruyter). De acuerdo con esta ltima se ha corregido el texto donde era necesario y se ha aadido un nuevo captulo (6.3 d). Se han corregido, adems, algunos errores grandes y pequeos. A este respecto me siento deudor especialmente a la resea que E. Plmacher public en el Gt-tingische Gelehrte Anzeigen 233(1981)l-22y a las amplias notas que amablemente me ha hecho llegar.

He reelaborado la bibliografa citando en primer lugar ediciones y traducciones de los textos de modo que los estudiantes se sientan animados a continuar su lectura con materiales primarios. He aadido tambin algunos ttulos en ingls, ms accesibles para la mayora del pblico. A este respecto agradezco a mi colega A. Henrichs de la Universidad de Harvard sus sugerencias para una revisin de la bibliografa. Esta no pretende ser exhaustiva, sino que est pensada para indicar el material que, en mi opinin, es ms valioso y reciente y que incita a un estudio en mayor profundidad. De todos modos he incluido siempre los clsicos ms importantes, que continan siendo guas bsicos de la investigacin contempornea. Para ms amplias referencias el estudioso debe dirigirse a los diccionarios y obras de consulta apropiados como The Interpreters Dictionary of the Bible (especialmente su suplemento recin publicado), el Reallexikon fr Antike una Christentum, Der Kleine Pauly, Die Religin in Geschichte und Gegen-wart, y The Oxford Classical Dictionary (las referencias especficas a estas obras no aparecen en la bibliografa).

La presente obra no habra podido concluirse en un tiempo razonable sin la paciencia y el inters de mi mujer e hijos. Numerosas personas me han ayudado en los diferentes estadios de composicin de esta obra: Ph. H. Sellew (labor de edicin; bibliografa), J. C. Guest (edicin, lectura de pruebas), G. A. Bisbee (mapas), P. Chance (mecanografiado), R. Olson (bibliografa). Les quedo muy agradecido por su eficiente e infatigable asistencia. Raramente disfruta un autor de una ayuda tan competente y compenetrada en la produccin de un libro como la que he recibido de mis amigos Ch. Matejovsky y R. W. Funk de Polebridge Press en Missoula (Montana). Su dedicacin, cuidado, experiencia y consejo han acompaado cada momento de la realizacin de este libro.

nter Nationes, una Institucin de la Repblica Federal de Alemania ha contribuido con una notable aportacin a disminuir los gastos de la versin inglesa. Gracias por su generosa ayuda.

Este libro est dedicado a la memoria de mi maestro Rudol Bultmann. Hace ms de treinta aos me anim a prestar una mayor atencin a los escritos extra-cannicos del cristianismo primitivo. Su inquebrantable insistencia en la utilizacin sensata de los mtodos histrico-crticos y su nfasis en las investigaciones de la literatura cristiana primitiva dentro del marco de estudio de las religiones han de permanecer como compromisos bsicos del estudio del Nuevo Testamento.

Universidad de Harvard Cambridge, Massachussets

Helmut Koester

I.- HISTORIA, CULTURA Y RELIGION DE LA POCA HELENISTICA

Las conquistas de Alejandro Magno condujeron a la formacin de un nuevo orden poltico y econmico de grandes dimensiones que fue primeramente controlado por los reyes helensticos y despus por Roma. A estos territorios perteneca no solamente todo el mundo mediterrneo sino tambin formaban parte de l, y en el este, los pases entre Mesopotamia y la India, y por el norte, las regiones de lo que actualmente son Francia, Inglaterra, Alemania occidental ms los pases alpinos y del Danubio.El cristianismo se desarroll como parte de la cultura de este nuevo mundo, en el que, durante el perodo helenstico, haban tenido lugar importantes procesos de interpenetracin y amalgama de diversos elementos culturales y religiosos. A la formacin de estos procesos contribuyeron muchos elementos de diferente origen, pero en filosofa, arte, literatura, ciencia y religin los resultados se vieron determinados primordialmente por el elemento griego.La lengua griega lleg a ser el idioma internacional imperante y, en comparacin con ella, otros idiomas tambin internacionales, como el arameo y el latn, quedaron relegados a una posicin secundaria. Pero este proceso, llamado comnmente helenizacin, no se llev a cabo sin dificultades.La causa de tales conflictos fue la tensin entre tradiciones, instituciones e intereses particulares de una sociedad pluralista frente a un proceso orientado hacia una economa, cultura y religin universales. Los intereses particulares surgieron, por una parte, de las diferentes y aejas tradiciones de variadas naciones y grupos tnicos que, no pudiendo sustraerse del todo al proceso de helenizacin, reclamaban que la nueva cultura universal entonces naciente atendiera a sus contribuciones particulares. Pero, por otro lado, fueron de ms importancia las tensiones surgidas por los intereses particulares de las ciudades, ya que como protagonistas principales del proceso hacia una cultura universal, se haban emancipado, en gran parte, de sus peculiaridades locales y tnicas, convirtindose en el centro de la vida econmica, cultural y religiosa. Precisamente aqu se mezcl la naciente problemtica moral y religiosa con otras cuestiones de tipo poltico y econmico. Tambin fueron esas ciudades helensticas importantes el mbito en el que se form el cristianismo primitivo y comenz a desarrollar su potencial de nueva religin universal. Una introduccin al Nuevo Testamento de talante histrico debe por ello comenzar considerando la poca helenstica para dejar en claro los condicionamientos que tuvieron una importancia especial respecto al origen y expansin del cristianismo primitivo.

1: PANORAMA HISTRICO

1. Grecia y el mundo Mediterrneo Oriental antes de Alejandroa) La helenizacin hasta el siglo IV antes de CristoA partir del s.x a. C. se haban establecido emigrantes jnicos y clicos en la costa occidental de Asia Menor, fundando all toda una serie de ciudades (Esmirna, feso, Priene, Mos, Mileto y otras muchas). Estas villas vivieron su mayor esplendor en los siglos VII y VI, bajo la dominacin de los reyes lidios, participando, adems, de una manera decisiva en la fundacin de nuevas ciudades griegas en otros pases mediterrneos. Mileto era en su poca la urbe griega ms importante, sobre todo desde el punto de vista cultural. Los griegos de Jonia se mostraban abiertos a las influencias orientales y, a la vez, contribuyeron tambin por su parte, de forma considerable, a la helenizacin de Asia menor durante la poca prehelenstica.A partir del s. VIII a. C, surgieron colonias griegas incluso ms al interior de la zona estrictamente costera del Egeo y de la Propntide. Citaremos nicamente algunas ciudades importantes: en la costa del Mar Negro, Snope, Trapezunte, Panticapea; en Sicilia e Italia meridional, Siracusa, Tarento y Naples; al sur de las Gallas, Massilia (Marsella) y Nicea (Niza); en el norte de frica, Cirene y Naucratis, nicas ciudades griegas en el Egipto de este perodo arcaico. La mayora de estas ciudades fueron fundadas como apoiktai, es decir, a travs de la emigracin de una parte de la poblacin de la metrpoli. Por este motivo se generaban estrechas relaciones polticas y econmicas entre la colonia y la metrpoli, que se mantuvieron durante siglos enteros. Las consecuencias de la fundacin de estas ciudades eran primariamente de ndole econmica. Abran al comercio griego nuevos mercados y servan como centro para las importaciones de materias primas y de cereales hacia la Hlade. De estas relaciones fue surgiendo progresivamente un intercambio de orden espiritual, cultural y religioso, claramente visible en la historia y en el desarrollo de la religin y cultura griegas.En los siglos inmediatamente anteriores a Alejandro, estas ciudades llegaron a independizarse en muchos aspectos de la madre patria, proceso al que contribuy la evolucin poltica. La dominacin de los reyes lidios en Asia Menor fue sustituida por la soberana de los persas, de carcter ms represivo. Muchas ciudades nuevas se hicieron independientes en lo econmico y comenzaron a elaborar ellas mismas las materias primas que, hasta entonces, se exportaban a la metrpoli, donde las ciudades filiales compraban, a su vez, sus productos manufacturados. Este proceso comenz en el s. V en las colonias del sur de Italia y de Sicilia, y continu en el siglo siguiente en el este, lo que contribuy de manera decisiva a la crisis econmica de Grecia del s. IV a. C.b) El mundo Mediterrneo oriental antes de AlejandroEl mundo mediterrneo oriental era en aquella poca, desde el punto de vista poltico, econmico y cultural, el escenario de tensiones entre griegos y persas. Estos ltimos consiguieron someter en pocos aos a Siria, Egipto y Asia Menor incluyendo las ciudades griegas (ya que fracas la rebelin jnica de los aos 500-494), pero no tuvieron xito sin embargo en sus intentos de conquistar tambin Grecia. La victoria de los griegos contra los persas marc una impronta decisiva en la conciencia griega de entonces, encontrando un eco mltiple en la literatura tanto en la poesa como en los escritos polticos y cientficos, y dando lugar, adems, a una reconsideracin de las diferencias fundamentales entre el este y el oeste, que sera de gran trascendencia para la historia posterior. Los griegos haban resistido la avalancha de la gran potencia del este. La conciencia de la superioridad de la educacin y de la instruccin escolar griegas, as como de la cultura y de los mismos dioses griegos, influy desde entonces profundamente, no slo en la mentalidad helnica sino tambin en otros pueblos, incluso ms tarde entre los romanos, a pesar de que para entonces ya se haban convertido en los dueos de Grecia.

Grecia y Persia eran pases por completo diferentes. Por una parte estaba la Hlade, disgregada polticamente y en la cual coexistan Estados democrticos, oligrquicos y aristocrticos. A su lado haba diversos reinos (entre los cuales Macedonia haba de hacerse con la hegemona) que coexistan entre variopintas y alternantes relaciones, raramente cordiales, la mayora de las veces hostiles. Por otra parte, el imperio persa posea un gobierno centralizado presidido por el Gran Rey, que mantena, por medio del poder militar, la soberana sobre unos territorios que conservaban su autonoma cultural y religiosa como satrapas persas. Grecia, profundamente dividida, no se encontraba polticamente en condiciones de reorganizarse, para convertirse en un Estado unitario. A pesar de todo, las diferentes ciudades-estado, que en muchos aspectos no se diferenciaban gran cosa, adquirieron un poder econmico considerable y ejercieron una influencia cultural que rebas ampliamente sus fronteras. El imperio persa continu siendo, incluso despus de renunciar a la idea de conquistar tambin Grecia, la nica gran potencia del Mediterrneo oriental los conflictos entre las potencias del Mediterrneo occidental, Roma, Siracusa y Cartago, apenas se haban iniciado en aquella poca, aunque su podero careca de una dinmica econmica, cultural y religiosa de envergadura.

c) GreciaLa situacin empeor a ojos vista en los decenios siguientes, cuando a finales del s. V finaliz trgicamente la edad de oro de la Grecia clsica durante el perodo de Fereles y comenzaron las revueltas de la guerra del Peloponeso, que dur 30 aos. La desmembracin poltica iba en aumento y no haba manera de terminar con las guerras entre los mismos griegos. Los intentos de constituir Estados federales para reemplazar la hegemona de las grandes ciudades Esparta y Atenas no tuvieron xito a la larga. La supremaca de Macedonia supuso por fin, en la segunda mitad del s. IV, una solucin a corto plazo; pero muy pronto sobrevendran nuevos disturbios en los cuales las potencias extranjeras, es decir, los soberanos helensticos y ms tarde Roma, no quedaran libres de culpa.

Tambin empeor la situacin econmica. Es verdad que continu el proceso de industrializacin iniciado en el siglo anterior. Las empresas manufactureras multiplicaron la produccin masiva de bienes de consumo incrementando an ms el trabajo de los esclavos e intentaron as satisfacer la demanda de armas y material blico que iba en aumento debido a las continuas guerras. Se intensific la construccin naval y se perfeccion el sistema bancario, pero no tuvo lugar una ampliacin proporcional de los mercados griegos. Las excavaciones arqueolgicas han demostrado que Siria, Egipto y las colonias griegas del Ponto y del Mediterrneo occidental sustituyeron muchos artculos adquiridos hasta entonces en Grecia por otros de propia produccin. En las ciudades griegas retrocedi visiblemente la actividad constructora. Los proyectos de grandes monumentos se detuvieron y, a veces, no se concluyeron hasta la poca de Alejandro o incluso hasta la poca romana.

Como consecuencia de todo ello sobrevino un empobrecimiento de la poblacin de Grecia. La falta de terrenos aprovechables agrcolamente o la carencia de minerales y bosques era cada vez ms notoria y no se poda cubrir a base de importaciones, ya que las exportaciones de vino, aceite de oliva y cermica no resultaban suficientes. Los artculos de lujo importados, tales como el oro, las especias, los perfumes y el incienso (para los servicios religiosos) eran slo patrimonio de la clase social acomodada, que se reduca cada vez ms. La poblacin total, sin embargo, iba en aumento. Esto agudizaba la contraposicin entre ricos y pobres y agravaba la situacin de paro. Una gran parte de la clase media se desplaz hacia el proletariado. Los destierros y las confiscaciones de bienes, como consecuencia de los disturbios polticos, debilitaron, sobre todo, a la clase alta de la poblacin. La desaparicin de la capa de ciudadanos que hasta entonces haba llevado el peso de las ciudades-estado, trajo consigo que los ejrcitos compuestos por ciudadanos fuesen sustituidos por mercenarios reclutados entre las capas ms bajas de la poblacin, por el sistema de contratacin. Los ejrcitos mercenarios griegos solan prestar servicios en el extranjero, incluso en la poca anterior a Alejandro.

d) El imperio persaLa parte oriental del imperio persa era fundamentalmente agrcola. Este era el caso de la zona central de Persia y Media, donde junto a la clase social de las pequeos agricultores independientes, haba tambin grandes terratenientes dedicados a la ganadera y a la cra de caballos. En estas regiones se reclutaban los guerreros del ejrcito persa, mientras que los funcionarios de la administracin procedan de los grandes terratenientes del pas. Tambin eran ricas agrcolamente las satrapas situadas ms al este de Bactriana y de Sogdia. Al norte, en el mar Caspio y en el lago Aral, vivan tribus nmadas que tambin pertenecan al grupo tnico iran.

La situacin era completamente distinta en la frontera occidental del imperio, en la antiqusima y civilizada Babilonia. Sus grandes ciudades (Babilonia, Ur) continuaban ciertamente en pie, pero decayeron visiblemente a partir de la destruccin de los grandes templos babilnicos por parte de Jerjes (482 a. C). Los templos, con su sistema sacerdotal aristocrtico, seguan gozando de una relativa independencia econmica y preocupndose por el mantenimiento del derecho tradicional y perfeccionando los clculos astronmicos que vivieron un momento de esplendor. A pesar de todo, perdieron una gran parte de la influencia que ejercan sobre el pueblo debido principalmente a que numerosos inmigrantes fijaban su residencia en Babilonia (en especial persas, medos y judos). La avanzada agricultura de la zona meridional del pas de los dos ros, Mesopotamia, continu siendo una importante fuente de riqueza para este territorio densamente poblado, salpicado de numerosos pueblos y aldeas. Pero el mayor beneficio de esta riqueza ibaa parar al fisco persa y a los grandes bancos privados.

Asira, por el contrario, el pas limtrofe por el noroeste, estuvo escasamente poblado a partir de la cada del imperio asirlo de finales del s. VI. Asur era an un asentamiento habitado, pero Nnive yaca en ruinas. El territorio entre el ufrates y el Tigris medio era una estepa desrtica. Siria, sin embargo, entre el ufrates y el Mediterrneo, posea gran cantidad de habitantes de variada procedencia tnica y constitua uno de los focos principales del imperio persa. En su interior se ubicaban diversos centros de variadas relaciones comerciales como eran las ciudades caravaneras de Damasco, Alepo y Palmira, y en la costa siro-palestina se hallaban las grandes y pujantes ciudades comerciales de los fenicios, que como expertos prestaban su flota de guerra a los persas. Sus ciudades principales eran Tiro, Sidn y Biblos. Hasta el levantamiento de Sidn, la poca persa fue para Siria un perodo de paz y de bienestar relativamente grande, del que tambin se benefici el sometido Estado judo centrado en el templo de Jerusaln, que haba sido reorganizado por los persas (v. despus 5-la).

Asia Menor continu siendo un pas poblado por muchos pueblos de estructuras econmicas y sociales completamente dispares. Junto a las primitivas tribus de las montaas, vivan tambin all los descendientes de pueblos que en otros tiempos haban fundado y dominado grandes imperios, como los hititas, los frigios y los lidios, y otros ms, inmigrantes de la zona del Mediterrneo (carios y licios). En las ciudades costeras del Egeo y del Mar Negro, habitaban fundamentalmente griegos. La parte occidental de Asia Menor, as como la costa norte y sur estaba completamente orientada hacia Grecia y participaba considerablemente de la cultura, del comercio, de las manufacturas y de la industria del Mediterrneo. La parte central y el este contaban con diversos modelos de economa agraria (como eran las aldeas campesinas dependientes de los templos o las haciendas administradas por la nobleza persa), adems del comercio de las caravanas.

Egipto, heredero de una de las ms viejas culturas de la humanidad, era y continu siendo un pas con un gobierno centralista y con una economa dirigida igualmente de modo centralizado. Los persas no cambiaron esas estructuras, de forma que Egipto que en el ao 405 a. C. haba llegado a ser independiente despus de ms de 100 aos de dominio persa pudo conectar inmediatamente con las viejas tradiciones administrativas. En este ltimo perodo de libertad dentro de la historia del antiguo Egipto, el pas gozaba de un gran bienestar, hasta que, poco antes de la conquista de Alejandro, volvi a caer de nuevo, aunque por poco tiempo, bajo la dominacin aquemnida (343 a. C).

El imperio persa se hallaba organizado bsicamente en un gobierno central con administraciones regionales (satrapas), apoyadas por tropas regulares estacionadas en las plazas principales (se trataba en su mayora de ejrcitos mercenarios entre los que haba griegos y judos; es clebre, gracias a descubrimientos papirceos, la colonia juda que surgi dentro de este sistema en Elefantina, en el Alto Egipto). Pero los persas no hicieron ningn intento de imponer su cultura a los pases por ellos dominados, ni tampoco se les ocurri asociar a estos pueblos con la casa soberana, por medio de lazos religiosos, pues no haba una religin oficial ni tampoco exista el culto al soberano. Los monarcas persas impulsaron la economa y el comercio, aunque no a base de una poltica econmica eficaz, sino ms bien a travs del mantenimiento de la paz y de la seguridad. La acumulacin de gigantescos tesoros de oro y plata por parte del fisco persa se demostr, cada vez ms, como generador de efectos negativos. No existi una poltica monetaria, aunque la economa de trueque se fue sustituyendo poco a poco por otra monetaria.

A pesar de todo, hubo al menos un aspecto en el que los persas crearon un vnculo de unidad de consecuencias duraderas. Convirtieron el llamado arameo imperial, que se hablaba en muchos pueblos de origen semita, en el idioma de la administracin y del comercio. Todava en tiempos de Jess el arameo occidental, que proceda de aqul, era la lengua hablada comnmente en Palestina. Del arameo oriental se fueron formando, entre otros, el siraco y el mandeo.

2. Alejandro Magno

a) Presupuestos para la conquista del esteEn Macedonia se haba establecido un pueblo estrechamente emparentado con los griegos, cuya lengua perteneca tambin a la familia helnica. Pero los macedonios no se consideraban a s mismos como griegos y en muchos aspectos se diferenciaban efectivamente de ellos de manera notoria. La geografa misma macedonia tiene un carcter bastante distinto, pues se trata de una gran llanura costera muy frtil, en lugar del accidentado paisaje montaoso y de los estrechos valles del resto de Grecia. Los grandes ros Axios y Aliacmn que desembocan en el Egeo, suponen una apertura, por lo menos parcial, a sus valles respectivos, de manera que el efecto de aislamiento que producen los macizos montaosos no aparece tan marcado como en el resto de Grecia. En cambio, Macedonia no tena ningn buen puerto natural ni ciudad comercial alguna orientada hacia el mar.

Macedonia representaba tambin una realidad poltica y social muy diferente al sistema griego de las ciudades-estado, pues. era un territorio habitado fundamentalmente por campesinos, que carecan de la conciencia poltica de pequeo estado propia de los ciudadanos de la polis. Era por otro lado un reino de tipo militar, no sometido al conflicto permanente entre la democracia y la tirana. Posea adems un ejrcito popular en lugar de uno formado por ciudadanos y completado a base de mercenarios. Por otra parte Macedonia era un espacio econmico autctono, a diferencia del sistema urbano de la Hlade dependiente siempre del mercado exterior.

Ya en los siglos V y IV a. C, Macedonia haba comenzado a participar en el desarrollo cultural de Grecia. Los reyes macedonios anteriores a Alejandro estimularon este proceso de una manera completamente consciente. No es ninguna casualidad que Eurpides pasara sus ltimos aos en la corte de Pela, ni que Aristteles fuera el preceptor del joven Alejandro. Sin embargo, la expansin del podero macedonio y la implantacin de su supremaca en Grecia desde mediados del s. IV a. C., no fue simplemente un mero traspaso de poderes, sino que supuso al mismo tiempo un cambio de grandes consecuencias que genero una nueva estructuracin poltica. Aunque los macedonios teman conciencia de que se hacan cargo de la herencia griega y se responsabilizaban de la misin tpica del pueblo griego, tanto esta herencia como esta misin haban de aparecer con una perspectiva completamente nueva.

La victoria de Filipo contra Atenas y sus aliados en Queronea en el ao 338 -en que Atenas perdi definitivamente la supremaca en pro de Macedonia-, significa el comienzo de una nueva poca. Demstenes, el famoso orador ateniense y enemigo encarnizado de Filipo, se lamentaba con razn en su oracin fnebre en memoria de los cados en la guerra de que se haban acabado para siempre la libertad y el esplendor de Atenas. El nonagenario Iscrates reconoci igualmente los signos de los tiempos cuando escribi a Filipo: Cuando hayas sometido a los persas, ya no te quedar ms que llegar a ser un dios.

b) Las expediciones de conquista de AlejandroAlejandro naci en el ao 356 a. C. A partir del 343 fue educado, durante varios aos, por Aristteles, el ms importante filsofo de su tiempo. En el ao 336, el ejrcito le proclam rey de los macedonios, despus del asesinato de su padre Filipo II. La primera accin de Alejandro fue la conquista de Tracia, que haba comenzado ya su padre (3 36/5). En el 3 35 tuvo que aplastar un levantamiento griego, en el que result completamente destruida Tebas que haba capitaneado la rebelin. En el mismo ao pas Alejandro con sus tropas a Asia Menor, liber en una expedicin triunfal las ciudades griegas de Jonia y derrot en el 334, en Grnico, al ejrcito persa estacionado en la zona.

La primera gran victoria de Alejandro contra el gran rey persa Daro III tuvo lugar en el 333, cerca de Iso, en el paso de Asia Menor a Siria. A ello sucedi la ocupacin, casi sin resistencia, de Siria, Fenicia, Samara y Jerusaln, retrasada nicamente por el largo asedio de Tiro. De un modo igualmente pacfico sucedieron las cosas en Egipto, donde Alejandro fue coronado como faran y recibido en el tempo de Amn en Siwa, como hijo de Zeus-Amn. En Egipto fund la ciudad de Alejandra, que haba de convertirse en un smbolo de toda una poca cultural. En el ao 331, la definitiva victoria de Alejandro contra Daro en Gaugamela, al este del Tigris superior, le abri las puertas de las regiones centrales de Persia. Mas la conquista del noreste del imperio persa, incluida Bactriana, supusieron para el ejrcito macedonio luchas encarnizadas que se prolongaron durante mucho tiempo. Finalmente en el 327, Alejandro consigui llegar hasta la India, pero antes de atravesar el Ganges, su mismo ejrcito le oblig a volverse. Los historiadores han evaluado de diversas maneras la importancia poltica de estas expediciones, as como la travesa de su flota hasta el Golfo Prsico a travs del Hidaspes, el Indo y el mar Arbigo. De todos modos tales incursiones eran al mismo tiempo viajes de descubrimientos que suministraron a la ciencia griega y a la fantasa literaria nuevos incentivos, que continuaron influyendo durante los siglos siguientes.

Despus de volver al territorio propiamente persa, Alejandro intent una nueva ordenacin del gigantesco imperio conquistado. Los historiadores modernos coinciden en que Alejandro no encontr la solucin a este problema, tanto por su difcil personalidad como por los obstculos que surgieron de la misma situacin creada por sus conquistas. Las causas que se suelen citar son la ausencia de metas polticas en Alejandro, as como su falta de moderacin, sus crecientes veleidades, el distanciamiento simultneo de la aristocracia persa y de sus consejeros y generales griegos, y tambin su poltica equivocada y nada realista sobre la fusin de los pueblos greco-macedonio y persa.

En los ltimos aos de Alejandro tuvieron lugar los inicios de una adoracin divina al soberano, pero no todo lo que afirman las tradiciones sobre este tema es digno de confianza desde el punto de vista histrico. S es cierto que Alejandro, en el ao 3 24, pidi a los griegos que veneraran como un hroe a su difunto amigo Hefestin, y que los embajadores griegos aparecan delante de Alejandro coronados de guirnaldas como corresponda hacerlo ante un dios. Ambos gestos presuponen la adoracin divina del soberano viviente. En contra de lo que antes se pensaba, se opina generalmente que no se trata de una idea oriental introducida en el mundo griego, sino ms bien de una continuacin del pensamiento griego sobre la presencia de la divinidad en las personalidades extraordinarias. Las concepciones egipcias influyeron tambin en el proceso de atribuir un carcter divino a las monarquas (cf. 1.5 a-d).

Alejandro muri inesperadamente en el ao 323, atacado por unas fiebres, cuando todava no haba cumplido 33 aos. Esto ocurra en Babilonia, que haba de ser ms adelante la capital del imperio.

c) La situacin a la muerte de AlejandroAlejandro, al morir, dej un imperio libre de amenazas exteriores, y controlado por un fuerte poder militar, pero con una estructura interior todava por hacer. Haba fundado una serie de nuevas ciudades griegas, que eran en principio colonias militares administrativas, pero que fueron creciendo posteriormente hasta llegar a alcanzar considerable importancia econmica y cultural. No exista una nueva organizacin de todo el imperio. Se adopt simplemente la administracin persa y se nombr a macedonios para desempear las funciones de strapas y de supervisores de las finanzas (ms adelante se nombraron persas para las regiones del este). En la administracin predominaban los puntos de vista militares, lo que se haca evidente en el hecho de que el gobierno de las antiguas provincias persas estaba encomendado preferentemente a generales. Pero stos eran personajes sin la menor intencin de subordinar sus ambiciones personales al bien comn de un imperio universal, nuevo y unido.

Al principio surgieron problemas motivados por el efecto psicolgico de la noticia de la muerte de Alejandro. Grecia se levant apenas lleg la nueva de su fallecimiento, por lo cual el gobernador de Macedonia, Antpatro (un antiguo general y ministro de su padre Filipo II), se vio envuelto en una incmoda guerra. Esto demuestra claramente que Grecia, desde el punto de vista poltico, ni quera ni estaba en condiciones de hacerse responsable de la situacin creada en el este por Alejandro. Aunque a travs de la emigracin a las ciudades recin fundadas en lo que antes fuera soberana persa, un nmero incontable de griegos contribuy decisivamente a que los nuevos reinos que iban surgiendo fuesen helensticos, sin embargo los viejos Estados griegos jams hicieron causa propia con los asuntos de estos nuevos territorios.

El que Alejandro no hubiera dejado ningn descendiente tuvo, en esta situacin, consecuencias desastrosas. Aunque su esposa, la princesa Roxana de Bactria, dio a Alejandro, despus de su muerte, un hijo postumo, ste no fue desde el primer momento ms que un juguete de las intrigas polticas. Es verdad que Alejandro tena otro hermano ms joven Filipo Arrideo, pero no estaba preparado para asumir las funciones del difunto. A esto se aada que el ejrcito, cuya lealtad a la casa real macedonia no era incondicional, estaba dispuesto a seguir al caudillo ms influyente. Por otra parte era natural que no se pudiera esperar ningn tipo de lealtad para con la casa real extranjera por parte de los auxiliares persas puestos al lado de los gobernadores macedonios.

3. La lucha de los Dldocos y la formacin de sus IMPERIOS

a) El desarrollo de los acontecimientos hasta la muerte de AntpatroLas guerras que llevaron a cabo entre s los descendientes de Alejandro (Didocos) han sido tratadas muchas veces en otros lugares con ms detalles y profundidad de lo que sera posible dentro de esta obra. Debemos, sin embargo, repetir aqu lo esencial porque as se harn ms patentes las diversas fuerzas y tensiones que influyeron en los siglos siguientes, tanto en la estructuracin como en el desmoronamiento de los imperios helensticos.

La decisin sobre quin deba suceder a Alejandro recay primeramente sobre la asamblea del ejrcito macedonio de Babilonia, ciudad que por el momento haba tomado las funciones de capital del imperio. Se vio claramente entonces que el centro de gravedad de los acontecimientos polticos no volvera ya a localizarse en la patria greco-macedonia. Prdicas, que desde la muerte del amigo de Alejandro, Hefestin, haba asumido la funcin de quiliarca (comandante en jefe de la guardia real), fue confirmado en este mismo puesto y continu como regente de la parte asitica del imperio. Cratero, el ms experto de los generales de Alejandro, retornaba precisamente a Macedonia con los veteranos del ejrcito a la muerte del Emperador. Fue nombrado entonces defensor de los intereses reales (es decir, deba cargar con la responsabilidad del inepto hermano de Alejandro, Filipo Arrideo y del hijo de aquel todava no nacido), por lo que era, en calidad de tal, comandante en jefe del ejrcito. Mientras Antpatro, que gozaba de un gran prestigio, era confirmado como estratega de Macedonia, se lleg a un acuerdo sobre una nueva divisin de las principales satrapas: a Antgono Monftalmo (el tuerto), un antiguo general de Alejandro, se le encomend la Gran Frigia, Panfilia y Licia (o sea la parte central y meridional de Asia Menor); otro veterano militar, Lismaco, tom a su cargo Tracia; el griego Eumenes de Cardia, que haba descollado por su competencia como administrador, fue nombrado strapa de Capadocia; a Ptolomeo, hijo de Lagos (el Lagida) que perteneca a la generacin de Alejandro y haba formado parte de su guardia personal adquiriendo gran fama como militar se le encomend Egipto. Ptolomeo fue el nico de estos primeros strapas que consigui mantenerse en su satrapa, lo cual no slo se debi a su prudencia y astucia, sino tambin a la aislada posicin geogrfica del pas que le haba tocado en suerte. Ptolomeo, adems, desde el principio se haba desentendido de la idea de reconstruir la unidad del imperio y slo atenda a sus propios intereses como soberano de una parte separada del imperio. Por el contrario, el inters primordial de los otros didocos era la restauracin de la unidad del imperio bajo su propia direccin, si bien sus motivaciones no siempre eran de ndole egosta. Sin embargo, en los decenios siguientes la idea de la unin del imperio pas cada vez ms a un segundo plano mientras ganaba terreno continuamente el propsito de consolidar reinos separados, independientes y claramente definidos. Pero exista otra razn para las continuas batallas entre los Didocos: se demostr que era indispensable para los reinos helensticos mantener una conexin directa con Grecia y retener el control, por motivos tanto econmicos como idealistas, por lo menos de una buena parte de las antiguas regiones helnicas. De este modo surgieron inevitablemente permanentes conflictos con las antiguas ciudades-estado griegas cuyas ansias de libertad se vean repetidamente frustradas.

Al principio, Prdicas ocup la posicin ms ventajosa y pretendi apoyado por Eumenes restaurar bajo su mando la unidad del imperio con Babilonia como capital. Pero pronto sucumbi ante una coalicin de los otros strapas dirigida contra l, encontrando la muerte en la batalla. En el ao 321 a. C. Antpatro se constituy como regente del imperio en su lugar, con lo que se alcanz un equilibrio provisional. Seleuco, que haba tomado parte en la coalicin contra Prdicas, qued como strapa de Babilonia. Antgono Monftalmo pretendi ampliar su influencia en Asia, pero se le opuso Eumenes y sobre todo Seleuco. Cuando Antpatro muri en el 319, se rompi el equilibrio al que se haba llegado slo dos aos antes.

b) Los acontecimientos hasta la batalla de IpsosAntes de su muerte, Antpatro haba designado como su sucesor al famoso general Polipercn. A este nombramiento se opuso Casandro, el hijo de Antpatro, quien se sinti preterido. Fue apoyado por Eurdice, una nieta de Filipo II que entre tanto se haba casado con Arrideo, el hermano de Alejandro. Pero sobre todo fue el poderoso Antgono Monftalmo el que se ali con Casandro, mientras que el regente del imperio, Polipercn, nombrado legalmente pero inepto para el rango, era reconocido nicamente por Eumenes. En el trascurso de la guerra desencadenada por estos enfrentamientos, Polipercn fue desterrado, y Eumenes, que haba apoyado la unidad del imperio de una manera altruista, result derrotado y muerto mientras que Arrideo y Eurdice perecieron envenenados por Olimpia, la madre de Alejandro, que haba regresado del exilio. Seleuco huy a Egipto donde estaba Ptolomeo, ya que se senta amenazado por Antgono, que era entonces el dominador absoluto de Asia, mientras Casandro consegua asentar su dominio sobre Grecia y Macedonia. En el ao 311 se estableci la paz provisionalmente, que Casandro sell haciendo matar tanto al hijo de Alejandro, menor de edad y considerado oficialmente como rey, como a su madre Roxana, quienes se encontraban bajo su custodia.

Con ello pareca conjurado el peligro de que resucitasen las viejas pretensiones dinsticas y se cre un equilibrio entre los reinos helensticos rivales, que constituan unidades econmicas completamente autctonas. Asia Menor y Siria formaban, bajo el dominio de Antgono, el imperio ms poderoso y el de ms peso dentro del comercio mundial. Egipto, del que segn las pocas formaba tambin parte Siria meridional y la Cirenaica, continu fortaleciendo su posicin. Seleuco volvi a Babilonia el ao 312 y someti a todo el este iran, pero en la India se top con la resistencia del rey Sandrocoto (Tschandragupta), con el que finalmente lleg a un acuerdo.

En el oeste, Lismaco gobernaba dentro de una paz relativa. Casandro de Macedonia era, al mismo tiempo, el soberano de Grecia. Pero el equilibrio de poderes qued finalmente roto, debido a los ambiciosos planes de Antgono, que intent restaurar, por ltima vez, la unidad del imperio de Alejandro Magno. Un posible acuerdo, de todos modos, habra durado poco tiempo por otra razn: los dos grandes imperios, el de Egipto y el persa-babilnico, se encontraban al margen de la tradicin cultural griega.

La guerra estall de nuevo cuando Demetrio Poliorcetes (el Conquistador de ciudades), hijo y corregente de Antgono Monftalmo, se adue de Atenas gracias a un golpe de mano. De este modo concluy en la capital de tica el ltimo perodo de renovacin cultural autnoma, que haba tenido lugar durante el decenio de la regencia del peripattico Demetrio de Flero, quien se vio obligado a huir al Egipto de Ptolomeo (307 a. C). Poco tiempo despus, Demetrio venci en Salamina de Chipre a la flota de Ptolomeo, logrando as la supremaca martima en el Mediterrneo oriental, que pudo mantenerse hasta un decenio despus de la cada de su padre. Envalentonado con los triunfos de su hijo, Antgono intent conseguir para s mismo y para su descendiente el ttulo de rey, poniendo as en evidencia sus pretensiones de liderar la renovada unidad del imperio. La consecuencia fue que Seleuco, Ptolomeo, Lismaco y Casandro adoptaron tambin el ttulo de rey institucionalizando, de esta manera, los particularismos.

En el ao 305-304, Demetrio siti Rodas. Pero a pesar de utilizar los ms modernos artefactos para llevar a cabo el asedio, no consigui conquistar esta ciudad, ligada a Ptolomeo por un tratado de amistad (a partir de entonces aument, cada vez ms, la importancia de este enclave, convirtindose en un gran centro cultural y econmico). Entre tanto se consolidaba la coalicin de los otros reinos de los Didocos contra Antgono. En la batalla de Ipsos en Frigia perdi ste, casi octogenario, su imperio y su vida. Con ello fracasaba el ltimo intento de restaurar la unidad del imperio de Alejandro Magno.

c) La consolidacin de los reinos helensticosEn aquellos momentos pas a primer plano la que haba de ser la segunda causa de los conflictos entre los Didocos. Ni el imperio de Seleuco, al que se haba aadido Siria, ni el Egipto de Ptolomeo tenan parte alguna en la soberana del viejo territorio griego. Lismaco, rey de Tracia, haba aadido Asia Menor a su reino, y el monarca macedonio Casandro tena las manos Ubres en Grecia. Ahora bien, el control sobre Grecia era importante para el resto de los reinos helensticos; su administracin y ejrcitos necesitaban nuevos contingentes de hombres de la madre patria, y sus economas se hallaban estrechamente relacionadas con las ciudades griegas, en especial sus exportaciones. Por si fuera poco, el dominio sobre las ciudades griegas posea un alto valor simblico. Sin embargo, el primero que pretendi la soberana de Grecia no fue ni el selucida ni el ptolomeo. Fue Demetrio Poliorcetes, el hijo de Antgono, que despus de la muerte de su padre dominara como rey del mar sobre el Mediterrneo oriental, el que aspir a ejercer una influencia decisiva en Grecia, para lo que necesitaba primero hacerse con Macedonia. Conquist Atenas una vez ms, ciudad donde haba recibido anteriormente honores divinos: haban sido los atenienses los primeros en adorar a l y a su padre como dioses salvadores. Luego, grandes porciones de Grecia central, Tesalia y Macedonia pasaron a sus manos. En el ao 298 a. C. muri Casandro. De su obra como rey macedonio da todava testimonio la ciudad de Tesalnica, fundada por l y denominada as con el nombre de su mujer. Sin embargo Lismaco, aliado con el joven rey de Epiro, Pirro, conocido ms tarde por su victoria prrica sobre los romanos, no acept estas conquistas. Finalmente Demetrio, que era el ms emprendedor de todos los Didocos, despus de una campaa en Asia Menor, coronada al principio por el xito, fue hecho prisionero por Seleuco (268 a. C), muriendo tres aos ms tarde en cautividad. Egipto se asegur entonces su acceso a Grecia constituyndose en heredero de Demetrio en el dominio sobre el mar, y extendiendo su soberana por las islas del Egeo. Ms tarde, tras la cada de Lismaco, ampli sus dominios sobre algunas zonas costeras de Asia Menor.

Seleuco, por el contrario, slo pudo conseguir una parte de poder sobre Grecia al precio de un enfrentamiento con Lismaco. Este personaje era un administrador modlico y un general victorioso (sobre todo en su lucha contra los brbaros del norte), y haba construido un imperio floreciente a ambos lados de los estrechos que conducen al Mar Negro. El conflicto se origin por una disputa familiar: Lismaco haba hecho ejecutar a su hijo Agatocles; entonces sus partidarios buscaron proteccin en Seleuco, quien derrot a Lismaco en la batalla de Ciropedin, en Magnesia, a orillas del ro Meandro (281 a. C). Lismaco muri en esta contienda. A continuacin Seleuco se hizo proclamar rey de Macedonia y prepar la conquista de este pas y de Grecia. Es posible que reviviera aqu, por ltima vez, la idea de la unidad del imperio de Alejandro. Pero en el mismo ao en que pas a Europa, ue asesinado por Ptolomeo Cerauno, hijo mayor del lagida Ptolomeo. De esta manera encontr su fin el ltimo de los Diadocos ya que Ptolomeo haba muerto dos aos antes. As pues, tanto el imperio selucida como los ptolomeos consiguieron restaurar los importantsimos lazos de unin con el rea cultural griega. Pero la situacin de Grecia y de Macedonia permaneci durante largo tiempo insegura y confusa.

4. Los DIVERSOS REINOS Y ESTADOS DEL MUNDO HELENSTICO HASTA LA CONQUISTA ROMANA

a) Grecia y MacedoniaDesde el punto de vista cultural y econmico la primera mitad del s. III a. C. representa el mximo esplendor de la poca helenstica. Fue una poca propicia para los hijos de los Didocos, todos los cuales eran soberanos importantes: en Egipto reinaba Ptolomeo II; en Siria, Antoco I, y en Grecia y en Macedonia gobern ms tarde Antgono Gnatas. Sim embargo, la Hlade como tal particip poco de la fortuna general de este perodo. Antes de la mitad de este siglo, la invasin de los celtas dio lugar en Grecia y Asia Menor a disturbios y guerras importantes. Prescindiendo de las intervenciones transitorias de Pirro en Italia del sur y en Sicilia (280-275 a. C), la evolucin poltica del oriente helenstico, incluida Grecia, transcurri sin una conciencia clara de la existencia de Roma y del progresivo aumento de su poder. Por eso, la primera intromisin de Roma, al final de esta centuria, en los asuntos del este, produjo una conmocin de gran trascendencia. Macedonia y Grecia, mucho ms dbiles poltica y militarmente que los grandes reinos helensticos, fueron las primeras en sentirse sorprendidas por las intervenciones romanas, ponindose de manifiesto que no se encontraban verdaderamente a la altura de las circunstancias.

Ptolomeo Cerauno era soberano de Macedonia desde el asesinato de Seleuco, pero sucumbi en el ao 279 a. C. en lucha contra los celtas. Estos ltimos penetraron hasta Delfos y causaron grandes destrozos, pero se retiraron al llegar el invierno, invadiendo, a su vez, Asia Menor. El ataque celta dio lugar en Macedonia a una anarqua que se prolong durante varios aos y a un reforzamiento de la Liga Etolia de Grecia central (el pueblo montas de los etolios haba descollado de manera especial en la lucha contra los celtas). En Macedonia, Antgono Gnatas logr conservar una pequea parte de las posesiones de su padre Demetrio Poliorcetes. Consigui vencer a los celtas que se haban asentado en Tracia y, en la poca siguiente, logr extender su soberana sobre toda Macedonia y parte de Grecia. Se defendi tambin con xito de los ataques de Pirro del Epiro, quien muri en el ao 272 en una batalla callejera, y en la guerra cremnida puso coto a la soberana martima de los ptolomeos sobre el Egeo permitiendo as que Grecia tuviera libre acceso a las indispensables importaciones de grano. Antgono Gnatas no fue slo un soberano enrgico, sino adems un amante de la filosofa; haba sido discpulo de Zenn, el fundador de la Estoa. Reuni a diversos filsofos en su corte e intent plasmar en su actuacin poltica los principios de la filosofa. Durante su largo reinado consigui tambin consolidar la supremaca de Macedonia en Grecia. Sin embargo, en los ltimos aos de su gobierno muri el 239 a. C. sufri diversos contratiempos. Las aspiraciones de las grandes Ligas de estados griegos para conseguir la independencia eran cada vez ms patentes, apoyadas por Egipto; perdi la soberana macedonia sobre Eubeay Corinto y aument la piratera organizada de los etolios.

Macedonia

(Todas las fechas son a.. C.)

ReyesAcontecimientos

359-336Filipo II

336-323Alejandro Magno316Fundacin de Tesalnica

317-297Casandro Antignidas:

294-287Demetrio I Poliorcetes

283-239Antgono 11 Gnatas279Invasin de los Celtas

239-229Demetrio II222Victoria sobre Esparta

229-221Antgono III Dosn

221-179Filipo V220-217

215-205

197Guerra social

1 Guerra macednica

Derrota en Cinoscfalas, por

Roma

179-168Perseo171-1683. Guerra macednica

168-149Macedonia1 divididaen cuatro distritos

149Levantamiento de Andrisco

despus del 148Macedonia1, provincia romana

Antgono Dosn (229-221) fue el primero que consigui restaurar de alguna manera la paz. Esta pacificacin era naturalmente un tanto ambigua por una doble razn. Para alcanzar su meta, Dosn tuvo que atacar a Esparta, y al hacer esto puso fin a las reformas sociales comenzadas por el rey espartano Agis IV y continuadas por Cleomenes III, reformas que hubieran podido servir de modelo al resto de Grecia. Por otra parte, Antgono Dosn no estaba en condiciones de poner coto al problema de Roma y la amenaza de su creciente poder. Para ello hubiera precisado la ayuda de los dems estados helensticos, pues Macedonia era demasiado dbil para oponerse por s sola a Roma. Pero ni los ptolomeos ni los selucidas queran ni estaban en condiciones de prestar tal apoyo. La cuestin de las relaciones con Roma lleg a ser decisiva en la poca de Filipo V (221-179), sucesor de Dosn. La paz de Naupacto, que puso fin a la guerra de las Ligas o guerra social (Macedonia y los aqueos contra Esparta y los etolios, 220-217), fue la ltima paz concertada exclusivamente entre griegos. En la 1 guerra macednica (215-205) cuando los etolios y Pergamo se enfrentaban contra los macedonios, aliados con Anbal Grecia pudo an librarse de una intervencin militar directa de los romanos. Pero Rodas y Prgamo acudieron a Roma (201) cuando Filipo quiso apoderarse de las posesiones egipcias en el Egeo de acuerdo cqn el pacto de divisin de Egipto concertado con Antoco III. Roma, envalentonada por su victoria recin conseguida sobre Anbal, se decidi, por razones puramente imperialistas, a atacar militarmente. Un ejrcito romano, apoyado por los etolios, enemigos mortales de los macedonios, venci a Filipo en el ao 197 en Cinocfalas, en Tesalia. Filipo conserv Macedonia, pero tuvo que entregar su flota y pagar indemnizaciones de guerras, renunciando a todas sus dems posesiones. Los romanos completaron su obra humillando, por su parte, al rey espartano Nabis, que haba intentado continuar las reformas sociales de Clemenes. Finalmente abandonaron Grecia despus de haber robado y enviado a Italia numerosas obras de arte y de proclamar la libertad de los estados griegos.

Perseo, el hijo de Filipo (179-168 a. C.) intent romper el aislamiento poltico impuesto a su patria por Roma, entabl cordiales relaciones con Bitinia, Rodas y Siria y se preocup por los intereses macedonios en Grecia. Consigui ciertamente algn xito inicial, pero fracas debido a una alevosa treta de Roma que le ofreci su proteccin, mientras, al mismo tiempo, preparaba contra l una guerra de exterminio. Al final, en el ao 168 a. C. fue aniquilado en Pidna por Emilio Paulo, un romano helenfilo. Seguidamente Macedonia y sus aliados griegos fueron severamente castigados. El eplogo de la derrota lo constituy la humillacin impuesta a Rodas que, en esta ocasin, haba simpatizado con Perseo. No se produjo ciertamente una guerra, pero el senado se dej presionar por crculos econmicos romanos obligando a Rodas a renunciar a sus posesiones en el continente perjudicando gravemente su comercio (en beneficio de Dlos, que dependa ms estrechamente de Roma).

As comenz la soberana romana sobre Grecia, pero con ello no haba vuelto la paz y la tranquilidad a la Hlade. En el ao 149 a. C. un herrero llamado Andrisco, que se haca pasar por hijo de Perseo, organiz una rebelin. Despus de sofocar este levantamiento, los romanos convirtieron a Macedonia en provincia romana. En el ao 146, la Liga Aquea de Grecia declar la guerra a Esparta, aliada a la sazn con Roma. Una embajada romana fue gravemente ofendida en Corinto. Despus de la derrota de la Confederacin, los romanos arrasaron por completo Corinto. La ciudad permaneci en ruinas hasta que fue vuelta a fundar, como colonia romana, por Csar y poblada fundamentalmente por colonos itlicos. Grecia sufri indeciblemente en esta guerra, despus de la cual la mayor parte del pas fue adscrito a la provincia de Macedonia. Nuevas desgracias asolaron el pas con ocasin de las guerras de Mitrdates (88-83 a. C; f. infra 1.4b).

b) Asia MenorLas conquistas de Alejandro haban afectado nicamente a Asia Menor por el oeste y el sur. El norte y el este permanecieron al margen de los acontecimientos polticos helensticos. En cambio en la parte occidental de Asia Menor surgi la posibilidad de una evolucin poltica independiente; por una parte, debido a la destruccin del imperio de Lismaco situado a ambos lados de los estrechos que conducen al Mar Negro y, por otra, a causa de la disgregacin creciente del imperio selucida situado al este. Egipto dominaba desde haca mucho tiempo las costas de Caria, Licia y de Cilicia, en las que se encontraban algunas ciudades griegas (Efeso y Mileto), pero tambin aqu perdi, poco a poco, su influencia con lo que surgieron nuevos centros de poder. Prgamo lleg a ser en el s. Ill y II a. C, incluso desde el punto de vista cultural y econmico, el reino ms importante de Asia Menor. Filetero, hijo del macedonio talo (de ah la denominacin de Atlidas) haba sido nombrado por Lismaco gobernador de la ciudad de Prgamo, pero ms tarde abandon a su protector en los ltimos disturbios en que ste se vio envuelto y se puso de parte de Seleuco, hacindose independiente a la muerte de Lismaco (281 a. C). Gracias a esto, la acrpolis y la ciudad de Prgamo, que gozaban de una excelente situacin estratgica en el valle del Caico al noroeste de AsiaMenor, se convirtieron en la capital de un pequeo reino independiente. Eumenes I, que era al mismo tiempo sobrino, hijo adoptivo y sucesor de Filetero, derrot al selucida Antoco I en Sardes. A continuacin consolid la soberana prgama sobre todo el valle del Caico y extendi su reino hasta la costa (263-241 a. C.)

El apogeo de Prgamo, que haba de continuar durante ms de cien aos, tuvo lugar bajo el reinado de los tres sucesores de Eumenes. talo I Soter (241-197), primo de EurnenesI, adopt el ttulo de rey despus de una victoria sobre los celtas y domino durante cierto tiempo, sobre todo el sur de Asia Menor hasta las montaas del Tauro. Supo llegar a un buen entendimiento con los romanos y les prest su apoyo incluso contra Macedonia. talo se hizo famoso por su proteccin a las artes y las ciencias, as como por sus magnficos monumentos arquitectnicos. Su hijo y sucesor Eumenes II Soter (197-159) convirti, con ayuda romana, a Prgamo en una gran potencia y la dot de la organizacin propia de un gran reino. De las riquezas y del esplendor de su reinado dan testimonio los monumentos que consiguieron fama mundial, como su palacio, la biblioteca con ms de 200.000 volmenes, o el altar de Zeus, y tambin el prtico de Eumenes en Atenas. De esta manera los atlidas se convirtieron en los ms importantes mecenas del arte y de la ciencia griega en el s. II a. C. El soberano siguiente. talo II Filadelfo (159-138), era hermano de Eumenes y continu la poltica de su antecesor as como su actividad arquitectnica (el prtico de talo en Atenas). talo III Filometor (138-133), que fue el ltimo de los atlidas y muri prematuramente, leg testamentariamente su imperio al Senado romano. Ello dio lugar a la constitucin de la provincia romana de Asia.

Bitinia, territorio tracio al noroeste de Asia Menor, en la Propntide, a orillas del Mar Negro, consigui consolidar su independencia, incluso en tiempo de la conquista de Asia Menor por Alejandro. El principal soberano del s. IlI a. C. fue Nicomedes I, que fund Nicomedia en el ao 264. Se defendi con xito contra el selucida Antoco I y contra Antgono Gnatas de Macedonia, trayendo en su ayuda a tribus celtas, que haban de ser posteriormente el terror de amplias regiones de Asia Menor, incluso despus de su asentamiento forzoso en la regin central del subcontinente (Galacia). El sucesor de Nicomedes, Prusias I (230-182), fund la ciudad de Prusa. Anbal encontr en su corte su ltimo asilo, despus de haber fracasado en sus planes contra Roma en alianza con Antoco III de Siria. Anbal se suicid en Prusa (183), para escapar de la amenaza de extradicin a los romanos, en el pas en el que ms tarde el emperador romano Septimio Severo habra de dedicarle un imponente monumento. El suicidio de Anbal seala el comienzo de una creciente influencia romana en la zona. Roma se entrometi varias veces en la historia de Bitinia, hasta que en el ao 74 a. C, hered el pas, como haba ocurrido antes con Prgamo.

El reino del Ponto en la cosa del Mar Negro en Asia Menor fue gobernado por prncipes iranios helenizados. Dentro de su territorio se hallaban diversas ciudades griegas como Snope y Trapezunte. El primer soberano conocido de la poca helenstica fue Mitrdates II Ctistes (302-266). Al principio era vasallo de Lismaco, pero a partir del ao 281 asumi el ttulo de rey y declar su independencia, incluso frente a los selucidas. En el Ponto viva una abigarrada poblacin de griegos, iranes y otros viejos grupos tnicos de Asia Menor, que slo seran helenizados en los ltimos siglos. Las ciudades griegas permanecieron durante un largo perodo independientes, pero Snope fue conquistada por Farnaces I (185-170) y lleg a ser la capital bajo su sucesor Mitrdates IV. El esfuerzo de los reyes del Ponto por aparecer como iguales de los soberanos helensticos se demuestra, entre otras cosas, por sus sobrenombres griegos, a los cuales aadieron ms tarde ttulos honorficos romanos que ponan de manifiesto la influencia creciente de Roma incluso en esos parajes remotos: Mitrdates IV, Filopator Filadelfo (170-150), se hizo llamar despus amigo y aliado de los romanos, lo mismo que su hijo Mitrdates V Evergetes (150-120), que ayud a los romanos en la tercera guerra pnica. Hasta ese momento los romanos hicieron ver que no tenan nada en contra de una expansin del reino del Ponto, pero el conflicto con Roma fue inevitable a causa de las aspiraciones del ms dotado y ltimo rey del Ponto: Mitrdates VI Eupator Dionisio (120-63 a. C). Este iran helenizado intent erigirse en abogado de la tradicin griega en el este y constituir all una gran potencia helenstica que pudiera poner coto a la expansin romana. Pero tales deseos desembocaron en unas guerras que duraron varios decenios y en las cuales tanto Grecia como el Asia Menor griega haban de llevar la peor parte. Este salvador de los griegos someti en primer lugar a la Armenia Menor (al oeste del ufrates), y consigui hacerse dueo de todo el norte y del este de Asia Menor y de casi todo el territorio del Mar Negro. En la primera guerra con Roma, la cual se opona a una mayor expansin del reino del Ponto, Mitrdates fue saludado alborozadamente por muchos griegos como el nuevo Dionisio y lleg a conquistar en una expedicin triunfal toda Asia Menor y Grecia (86 a. C). Esta liberacin de los griegos fue acompaada del asesinato de 80.000 itlicos de Asia Menor por orden de Mitrdates (Vsperas de Asia Menor) y del saqueo de la isla de Dlos, aliada de Roma. La nueva libertad de los griegos fue de corta duracin. Sila derrot varias veces a Mitrdates de forma arroUadora y le oblig a devolver todas sus conquistas. Atenas, la primera ciudad de Grecia que se puso de parte de Mitrdates, fue arrasada y saqueada por Sila. Pero las guerras mi trida ticas continuaron hasta que, finalmente, Pompeyo consigui el sometimiento definitivo de esta ltima potencia helenstica, iniciando una reordenacin de Asia Menor segn el concepto de la pacificacin (63 a. C.).

Capadocia, el distrito ms oriental de la meseta anatlica, en el curso superior del ro Halis, haba sido incorporada a la soberana griega por Prdicas, el sucesor de Alejandro. Pero a finales del s. III se sublev cuando gobernaba Ariaramnes, hijo de ltimo strapa persa. El hijo de ste tom el ttulo de rey en el ao 225 a. C. Durante la poca siguiente, el pas, que siempre haba estado al rriargen de la influencia helenstica, fue unas veces completamente independiente, y otras sujeto al Ponto, hasta que tras la definitiva conquista romana de Asia Menor por Pompeyo se convirti en reino vasallo de Roma (y ms tarde, juntamente con Ponto, Paflagonia y Galacia, a partir del ao 72 d. C, en provincia romana bajo la administracin de un legado).

c) EgiptoEgipto era, desde el punto de vista geogrfico y econmico, ms homogneo que el resto de los reinos helensticos. Las guerras afectaban ms bien a las posesiones exteriores de Egipto en Siria, Asia Menor y en el Egeo, mientras que el pas propiamente dicho no se vea casi nunca amenazado. Esta seguridad fue la base de una gran prosperidad econmica e hizo posible el desarrollo de Alejandra hasta convertirse en centro neurlgico del arte y de la ciencia griegos durante la floreciente poca helenstica (cf. infra, 3.2b). Ptolomeo I Soter (Lagos, 323-284/2), primero strapa y luego rey, puso las bases para la reordenacin de Egipto. Organiz una administracin de tipo griego que inclua en ella parcialmente a los estamentos inferiores del aparato administrativo egipcio antes vigente. La intensificacin de la economa se debi en gran parte a la transicin hacia un sistema monetario que serva de base a todas las operaciones comerciales, pues hasta entonces en el comercio interior egipcio predominaba el trueque. Simultneamente, Egipto tom parte ms activa en el comercio del mundo mediterrneo. Ptolomeo I traslad la capital de Menfis a la recin fundada Alejandra. Egipto evit la marginacin geogrfica por medio de sus posesiones de Siria meridional, Chipre, la Cirenaica y otras ciudades, islas y territorios del sur y del oeste de Asia Menor (Mileto, feso, Caria, Licia, Samos, Lesbos, Tera y parte de Creta) y la proteccin que ejerca sobre la Liga de las islas del mar Egeo (federacin nesiota).

Bajo Ptolomeo II Filadelfo (28 3/2-246), el Egipto helenstico vivi la poca de su mayor esplendor. Durante su reinado comenz la larga serie de guerras sirias en las cuales luch, en contra de los selucidas, por la posesin del sur de Siria, de Palestina y las ciudades costeras fenicias. Egipto consigui, al principio, mantener sus posesiones. Durante este tiempo la influencia de su cultura y de su economa permaneci inquebrantable en los territorios habitados por el pueblo judo. Algunas expediciones militares a Arabia y Etiopa dieron lugar a alguna expansin territorial por el sur. Filadelfo fortaleci y mejor el sistema administrativo y econmico del pas, el control de los impuestos internos, la medicin y amojonamiento del territorio, los sistemas de riego y la planificacin central del cultivo de la tierra. En el ao 278, Filadelfo repudi a su mujer, Arsinoe I, y se cas con su hermana, Arsinoe II, la cual, a su vez, haba estado casada con Lismaco y despus con Ptolomeo Cerauno (v. antes 1. 3c). Este matrimonio fue considerado incestuoso por los griegos, pero estaba justificado segn las costumbres egipcias y aquemnidas. Arsinoe II fue la primera gran figura femenina de la poca helenstica que ejerci una influencia decisiva dentro de la poltica. Ptolomeo y Arsinoe fueron venerados ya durante su vida, como hermanos divinos. (cf. infra 1.5c).

Egipto

(Todas las fechasa. C.)

MonarcasAcontecimientos

322 Alejandro M. en Egipto

Fundacin de Alejandra

323-283/2 Ptolomeo I SoterCa. 300 Comienzos del Culto de

Sarapis

283/2-246 Ptolomeo II Filadelfo272-271 1. Guerra Siria

260-253 2 Guerra Siria

246-222/1 Ptolomeo III Evergetes246-241 3. Guerra Siria

222/1-204 Ptlomeo IV Filoptor 201-180 Ptolomeo V Eptanes219-217 4. Guerra Siria

195 Palestina bajo control

180-145 Ptolomeo VI Filomtorsirio 170-168 Antoco IV en Egipto

145-116 Ptolomeo VIII Everge-Expulsin de sabios grie-

tes 11gos

116-107 Ptolomeo IX Soter II

107-88 Ptolomeo X

88-80 Ptolomeo IX {supra)

80-51 Ptolomeo XI Aulets55 Guarnicin romana en

Egipto

51-30 Cleopatra VII48 Pompeyo asesinado en

Egipto

Csar en Egipto 30 Suicidio de Mateo Anto-

51-47 Ptolomeo Xm

nio en Egipto

Despus del 30 a. C: Egipto pasaa ser provincia romana

Bajo el sucesor de Filadelfo, Ptolomeo III Evergetes (246-s 222/1), alcanz el podero de Egipto su punto culminante. Evergetes era un hbil diplomtico que protegi el comercio con una poderosa flota y tuvo xito en la guerra contra Seleuco II de Siria. Penetr incluso hasta el ufrates, pero no pudo conservar sus nuevas conquistas sirias con excepcin de la ciudad portuaria de Seleucia en Antioqua. La situacin de Egipto empeor en los tiempos del siguiente rey, Ptolomeo IV Filoptor (221-204). Aunque la victoria sobre Antoco III de Siria en Rafia (217) constituy, por ltima vez, una prueba de la soberana de Egipto sobre Palestina, sin embargo en el sur del territorio del Nilo los reyes nubios consiguieron erigir un reino independiente (206-185). El comercio mediterrneo, vital para la economa de Egipto, se resinti considerablemente debido a la segunda guerra pnica y en el interior del pas se produjeron repetidas veces levantamientos de los egipcios nativos, que el gobierno no poda dominar. Despus de la muerte de Filoptor y durante el gobierno de los tutores de su hijo menor de edad, Ptolomeo V Epfanes, Antoco III de Siria y Filipo de Macedonia hicieron un tratado con objeto de repartirse Egipto. De acuerdo con este pacto, Antoco conquist el sur de Siria, incluyendo Palestina, que desde entonces pas a ser propiedad de los selucidas.

A lo largo del s. II a. C, Egipto fue sacudido por una serie de disturbios motivados por aspiraciones al trono en las que jugaron un papel considerable las esposas Cleopatra II y Cleopatra III, que eran hermanas. Como consecuencia, el imperio se desmembr mltiples veces, separndose elementos constitutivos del mismo como eran Egipto, Cirenaica y Chipre. Los intentos de reconquistar el sur de Siria no slo fracasaron sino que dieron lugar a que Antoco V Epfanes se decidiese a atacar Egipto; solamente la intervencin de Roma le oblig a retirarse. El proceso de helenizacin tambin sufri un retroceso en la segunda mitad del s. II. Ptolomeo VIII Evergetes III (desde el 170 hasta el 164 corregente de su hermano y desde el 145 hasta el 116 rey y segundo esposo de su hermana Cleopatra II), expuls de Alejandra a los artistas y hombres de ciencia. El resultado fue el traslado definitivo de los centros de la vida cultural a Prgamo y a Rodas. En la administracin ingresaron de manera creciente egipcios helenizados en lugar de la oligarqua macedonia. Desde el punto de vista de la poltica exterior, Egipto perdi su independencia y se convirti, cada vez ms, en un Estado satlite de Roma, aunque sta al principio slo interviniera ocasionalmente en los asuntos internos.

Finalmente, a partir de la vuelta del ltimo soberano, Ptolomeo XII, Neo Dionisio (denominado Aulets = el flautista; 80-5 8 y 5 5 -51 a. C), al que Roma en el ao 5 5 a. C. haba vuelto a reconocer sus derechos, tuvo lugar el establecimiento de una guarnicin en Egipto. Desde entonces los romanos consideraban, de hecho, a Egipto como un pas sobre el que podan disponer libremente. As se explica que Pompeyo, derrotado por Csar en Farsalia, se retirara a Egipto (48 a. C.), donde fue envenenado por instigacin de Ptolomeo XIII, hijo de Aulets. El ltimo Ptolomeo muri ahogado durante un ataque de los romanos a su campamento (47 a. C). Su hermana y esposa Cleopatra VII, la ltima descendiente de los lagidas, que fue amante de Csar y despus esposa de Marco Antonio, constitua todava la personificacin del legado de los soberanos helensticos de Egipto. Cuando fracasaron todos sus planes se suicid dejndose picar por una serpiente venenosa.

d) El imperio selucida y SiriaEl imperio selucida comprenda un rea inmensa que se extenda desde Bactriana, en el este, a Asia Menor, en el oeste. El dilema constante de los reyes selucidas consista en conjugar la seguridad y defensa de este vasto reino con la atencin a los problemas internos y al desarrollo econmico de sus provincias ms importantes: Siria y Mesopotamia. Las guerras con Egipto por la posesin del sur de Siria, de Palestina y de Fenicia constituyeron la nota dominante de todo el s. III. El dominio sobre estos territorios significaba el control de las principales ciudades comerciales y con ello tambin el de las rutas martimas del Mediterrneo.

Antoco I Soter (281-261, a partir de 291 corregente de su padre Seleuco) consigui derrotar a los celtas (275) obligndoles a asentarse en Galacia. Pero en la 1 guerra siria contra Egipto no tuvo xito (274-271) y en la guerra contra Prgamo fue derrotado, el ao 262 en Sardes, por Eumenes I. Antoco II (261-246, a partir del 266 corregente) consigui, alindose con Antgono Gnatas de Macedonia, reconquistar algunos territorios de Asia Menor en la 2 guerra siria (260-253). Pero bajo sus sucesores, Seleuco II Calnico (246-225) y Seleuco III Soter (225-223), el imperio selucida experiment una crisis que puso seriamente en peligro su integridad. La guerra de Laodicea (3. guerra siria, 264-241), surgida por conflictos sucesorios, trajo consigo la prdida de territorios de Asia Menor y de Siria, y fortaleci la independencia de los reinos de Asia Menor. El hermano de Seleuco II, Antoco Hierax, erigi en el sur de Asia Menor un reino independiente con capital en Sardes, pero fue derrotado varias veces por talo I de Prgamo y cay finalmente en la lucha contra los celtas en Tracia (266). El primo de Seleuco III consigui que Prgamo devolviera algunas posesiones selucidas en Asia Menor, pero posteriormente se declar independiente, hacindose rey en la capital Sardes.

Las dificultades surgidas con motivo de la subida al trono de Seleuco II provocaron, tambin en el este, acontecimientos de graves consecuencias. l strapa de Bactriana, Didoto, se independiz apoyado por las florecientes ciudades coloniales griegas y por la nobleza iran. Este reino griego independiende de Bactriana perdur durante varios siglos y hacia el ao 200 a. C. formaba un gran estado que ejerca su soberana sobre Sogdiana, parte del norte de la India y quiz tambin sobre algunos territorios del Turquestn chino. La influencia de la cultura griega sobrevivi (en el arte de acuar monedas y en la arquitectura) mucho tiempo despus del derrumbamiento del reino bactriano.

Siria

(Todas las fechas a. C.)

MonarcasAcontecimientos

312-281Seleuco I Nicator312Fundacin de Seleucia del Tigris

300Fundacin de Antioqua del Orontes

281-261Antoco I Soter275Derrota ante Prgamo

261-246Antoco II Thes

246-225Seleuco II Calnico240-226Reinado independiente de Antoco Hierax en Asia Menor

ca. 240Secesin de Bactriana. Fim-dacin del reino parto

223-187Antonio III el Grande212-205Anbasis de Antoco

195Conquista de Palestina

191/190Derrota ante Roma

187-175Seleuco IV Eupator

175-164Antoco IV Epfanes170/168Conquista de Egipto

168-164Revuelta de los Macabeos

164-139Antoco V; Demetrio I

Alejandro Ealas; Antoco IV140Independencia de Judea

139-129Antoco VII Sidetes

129-125Demetrio II

126-96Antoco VIII Gripo83-69Tigranes I de Armenia ocupa Siria

64Pompeyo hace de Siria una provincia romana

As como la evolucin de los acontecimientos en Bactriana no representaban ninguna amenaza inminente para el imperio selucida, la fundacin del imperio parto equivala, por el contrario, a la prdida de todo el este iran. Los parnis eran un pueblo ecuestre iranio del Asia central que consiguieron, poco despus del ao 250 a. C, conquistar la satrapa de Parta (al este del mar Caspio), construyendo as un imperio propio (y adoptando el nombre de partos). En su expansin posterior, no slo apelaron a su herencia iran (aquemnida), sino que asimilaron tambin elementos de tradicin griega. El griego era, juntamente con el arameo, la lengua del imperio y de la administracin. La situacin privilegiada de las ciudades griegas se mantuvo, en parte, bajo la soberana parta. Los partos se convirtieron en una amenaza permanente para el imperio selucida, precisamente por tratarse de una potencia helenstica. El primer rey parto claramente identificable desde el punto de vista histrico fue Tiridates I (hacia el 247-210), sucesor de Arsaces I, el fundador de la dinasta arscida. Tridates reforz la soberana parta en Parta y en Hircania (al sur del mar Caspio) y sigui adentrndose por el oeste, ya que la expansin por el este entraba en colisin con las fronteras del reino bactriano.

Hasta el reinado de Antoco III (el Grande, 223-187) no consigui el imperio selucida rehacerse de su situacin de debilidad. En primer lugar, Antoco se dirigi contra Egipto, pero tuvo, otra vez, que ceder sus posesiones del sur de Siria, as como Fenicia y Palestina, cuando fue derrotado en Rafia por Ptolomeo IV (4 guerra siria, 221-217). Entonces se volvi a Asia Menor donde derrot y ejecut a Aqueo (213), el rebelde virrey de Asia Menor. Ahora poda Antoco dirigirse contra el este con una gran expedicin militar (anbasis de Antoco). Armenia, Parta y Bactriana fueron derrotadas y tuvieron que reconocer la supremaca de los selucidas. De esta manera consigui restablecer, al menos temporalmente, el podero del imperio selucida sobre el este a bas de un sistema de Estados vasallos dependientes (212-205).

De acuerdo con el tratado de reparticin de Egipto, concertado con Filipo V de Macedonia, Antoco ocup el sur de Siria y Fenicia (200), tan pronto como se puso de manifiesto la debilidad del imperio egipcio, a la muerte de Ptolomeo IV. Una vez que Egipto le cedi todas sus posesiones de Siria, Asia Menor y Tracia, se dirigi hacia el oeste, se apoder de los estrechos hacia el Mar Negro, e inducido por una llamada de socorro de los etolios, pas a Grecia. Pero estas acciones suscitaron la intervencin de los romanos, quienes derrotaron a Antoco en las Termopilas, y vencieron a su flota por dos veces en el Egeo. Bajo el mando de los dos Escipiones, los romanos le persiguieron hasta Asia Menor. Antoco fue por fn derrotado definitivamente en Magnesia del Meandro. Se vio obligado entonces a abandonar toda Asia Menor hasta el Taurus (la mayor parte de este territorio le correspondi a Eumenes II de Prgamo), con lo que el reino selucida qued separado para siempre del oeste griego. En la paz de Apamea (188) los romanos impusieron a Antoco pesadas cargas econmicas, como consecuencia de las cuales el reino se vio envuelto en dificultades financieras gravsimas que influyeron de modo muy negativo en su estabilidad. Antoco fue muerto en el ao 187, durante el saqueo de un templo.

El hijo de Antoco, Seleuco IV Euptor (187-175) fue asesinado por su canciller. Su hermano, que haba vivido en Roma catorce aos como rehn, fue su sucesor con el nombre de Antoco IV Epfanes (175-164). En un nuevo conflicto con Egipto por la posesin del sur de Siria (6 guerra siria, 170-168) consigui en poco tiempo conquistar todo el pas, menos Alejandra. Debi volver a Siria enseguida (en esta poca tuvo lugar el saqueo del templo de Jerusaln), pero despus march de nuevo a Egipto. All tuvo lugar, en las afueras de Alejandra, aquella famosa escena en la cual el representante de Roma, Popilio Lenas, le transmiti un mensaje del Senado romano: dibuj con su bastn un crculo en torno al rey y le exigi que antes de abandonar el crculo respondiera a las exigencias de Roma, a saber: retornar inmediatamente a Siria y devolver las conquistas en Egipto. Antoco cedi. Muri pronto en una campaa por Armenia y Media.

La rebelin de los macabeos producida por el descontento contra la poltica de helenizacin forzada de Antoco Epfanes, debe considerarse dentro del contexto de la disolucin del imperio selucida en la que las intervenciones romanas desempearon un papel importante. El imperio selucida a partir de entonces no tuvo ms autoridad que la de cualquier otro pequeo Estado asitico. Ineludiblemente tal situacin tuvo como consecuencia el que los Estados vasallos hasta el momento pudiesen conseguir su independencia. Despus de la muerte de Antoco IV, el poder central se vio sacudido por permanentes luchas dinsticas. Ello no era ms que un sntoma ms del final del podero selucida.

El sur de Siria haba estado slo unos pocos decenios en manos de los selucidas. De la rebelin de los macabeos surgi el Estado asmoneo, que sobrevivi hasta la conquista de Siria por Pompeyo. En el territorio al este del Jordn, el viejo Estado rabe de los nabateos se organiz slidamente en torno a su capital Petra. Finalmente, en el ao 105 a. C, se convirti una parte de Nabatea en provincia romana.

Partia continu su expansin hacia el oeste a partir del 160 a. C. apoderndose de Media, Babilonia, y por el sur, el viejo ncleo territorial iran. Antoco Sidetes reaccion reconquistando, por poco tiempo, Media y Babilonia, pero su ejrcito fue totalmente desmantelado en el ao 129. Mientras tanto Armenia, gobernada por una rama lateral de la familia real parta, consigui hacerse independiente y se expandi hacia el sudoeste. Una parte de Capadocia qued, de manera provisional, en manos armenias. El ao 86 a. C. Tigranes I de Armenia conquist el resto que todava quedaba del imperio selucida, el cual, debilitado econmica y militarmente, no ofreci ninguna resistencia especial. La soberana de los armenios en Siria encontr su fin con la aparicin de los generales romanos Lculo (69 a. C.) y Pompeyo (64 a. C).

Estos Estados descendientes del imperio selucida, as como algunos pequeos dominios que en aquella poca consiguieron alcanzar una cierta independencia (como Adiabene y Comagene), estaban por completo helenizados y se consideraban a s mismos herederos de la tradicin griega, que combinaban con su propia herencia nacional. Repetidas veces se consideraron a s mismos como sucesores tanto de los aquemnidas como de los griegos. Los partos adoptaron, en parte, la administracin selucida y, helenizados como estaban, se presentaban como protectores y defensores de la cultura griega (el arscida Mitrdates I, 171 -138 a. C, llevaba, por ejemplo, los sobrenombres de Evergetes, Diceo [justo] y Filhleno). En realidad no fueron los Estados descendientes de los selucidas, sino las conquistas de Roma las que pusieron fin a la fuerza poltica del helenismo.

e) Sicilia e Italia meridionalLos griegos haban habitado Italia meridional y Sicilia desde haca siglos. Pero desde finales del s. rv a. C. los griegos experimentaron la presin creciente de los pueblos itlicos, detrs de los cuales estaba en ltimo trmino Roma y Cartago. El nico intento, en parte positivo, de unificar el mundo griego occidental, lo emprendi Agatocles. Este proceda de Termas, al oeste de Sicilia, donde naci hacia el ao 360. Ms tarde adquiri la ciudadana siracusana y en el ao 319/31 lleg a estratega y finalmente a soberano absoluto de la ciudad en el ao 317 316. Primeramente se dirigi contra Cartago en Sicilia misma, donde tuvo poco xito y ms tarde en frica, en una expedicin que por fin fracas. Con ello, sin embargo, logr unir al mundo griego siciliano. Despus de la paz con Cartago (360 a. C), adopt el ttulo de rey (siguiendo el ejemplo de los Didocos) y apoy, en los meses siguientes, a los griegos de Italia meridional en contra de los pueblos itlicos. Agatocles no pudo conseguir su meta final de fundar un gran reino helnico en Sicilia y en el sur de Italia, pues muri en el ao 289.

El ataque a Roma del rey Pirro del Epiro no contribuy a reforzar la posicin de los griegos de Italia meridional. Pirro, despus de una vida muy accidentada (estuvo como rehn de Demetrio Poliorcetes en la corte de Alejandra), se convirti en el ao 297 en rey de los Molosos y en dirigente supremo de la federacin epirtica (despus del final de Demetrio Poliorcetes lleg a ser proclamado rey de Macedonia por el ejrcito de aqul). En el ao 280 se apresur a ir a Italia, pues la ciudad griega de Tarento le pidi ayuda en la lucha contra los romanos, que se haban apoderado de Turios. Se concibi esta operacin como una campaa panhelnica, organizndose a base de mucha propaganda y de grandes medios. De hecho Pirro consigui vencer a los romanos en dos batallas en las que l mismo sufri grandes prdidas (victorias prricas). Penetr hasta los alrededores inmediatos de Roma, pas entonces a Sicilia y arroj a los cartagineses, casi totalmente, de la isla. Pero las dificultades con los griegos sicilianos, una ltima e indecisa batalla contra los romanos y, finalmente, las perspectivas de obtener el trono de Macedonia, incitaron a Pirro a abandonar Italia, en el ao 275, sin que su empresa hubiera tenido un xito duradero. Ciertamente, Pirro dej una herencia de otro tipo, pues la impresin que haba causado a los romanos qued en ellos profundamente grabada y les sirvi para formarse una imagen de los soberanos y reinos helensticos.

En los aos siguientes, los romanos se apropiaron con toda rapidez de toda la Italia meridional y parte de Sicilia. Siracusa permaneci con una cierta independencia durante el reinado de Rieron II (269/68-215), pero pronto qued reducida a una estrecha franja de la costa oriental y se vio obligada a pagar tributos. En la 1. guerra pnica (264-41), Roma conquist casi toda Sicilia, la cual se convirti en provincia romana en el ao 227. Siracusa volvio a experimentar, durante estos ltimos decenios de su independencia, un gran esplendor cultural. En los disturbios que siguieron a la muerte de Hiern, Roma atac por fin y conquist Siracusa, convirtindola en parte de la provincia de Sicilia. El carcter griego de Italia meridional desempe, desde entonces, un papel importante en la transmisin de la cultura griega a los romanos y contribuy decisivamente a la evolucin de la cultura romana.

5. Ideologa poltica y culto al soberano

a) fundamentos de la ideologa polticaLos reyes helensticos se presentaron como sucesores legtimos de los aquemnidas y los faraones (de los aquemnidas haban tomado los selucidas la diadema, el sello y el fuego sagrado). Pero su legitimidad no se basaba, segn la mentalidad griega, en esta conexin con las tradiciones persas o egipcias. La idea de la monarqua absoluta que se plasm como realidad con los monarcas helensticos, se fundamentaba ms bien en otras concepciones completamente distintas, a saber, la creencia griega en los derechos inherentes a toda personalidad individual sobresaliente. En Grecia, ya desde la antigedad, estas personalidades fueron veneradas como hroes despus de su muerte, y eran cantadas por los poetas como seres dotados con cualidades divinas. El pensamiento filosfico pensaba en el sabio, a quien tanto el carisma personal como su educacin le hacan apto para reinar. Para el sentir general, se trataba sencillamente del hombre mejor, a quien se estaba dispuesto a seguir como rey. Los filsofos haban enseado repetidas veces que el hombre mejor es, de suyo, un rey y que por tanto le corresponde un derecho divino. A esto se una, de acuerdo con las concepciones estoicas, la idea de que el reinado del soberano en la tierra se corresponda con el reino de Zeus en el cielo. Los filsofos de la poca helnica se haban esforzado en demostrar, adems, que la monarqua absoluta era la mejor forma de gobierno.

Los griegos, sin embargo, no consideraban que el Estado fuera propiedad del soberano. Pero por otra parte les resultaba lgico que los intereses del Estado prevalecieran sobre los particulares y que se sirviera con alma, cuerpo y posesiones al Estado. A este respecto hay que considerar que la idea y el concepto de Estado se expresaban en el pensamiento helnico de otra manera (en griego no haba ninguna palabra para estado, mas bien se hablaba de polis o de los asuntos comunes = to koinn). nicamente se poda hablar de una equiparacin del estado con el soberano cuando el pas era propiedad del rey. Esto ocurra de hecho en los imperios helensticos del oriente, pues el nuevo pas conquistado eran tierras ganadas con la espada, en las cuales el rey posea unos derechos ilimitados. Su voluntad era entonces ley. Los habitantes de los territorios conquistados no eran nada ms que sbditos. Muy distinta era la situacin de las ciudades griegas de estos territorios, puesto que sus ciudadanos disfrutaban ciertamente de derechos y privilegios especiales. Sin embargo, tampoco estas ciudades podan oponerse a la voluntad del rey. Incluso por su propio inters, tenan que procurar rendir al monarca los honores debidos, a travs de los cuales le reconocan como soberano absoluto.

En Macedonia las circunstancias eran diferentes. La realeza continu siendo, incluso en la poca helenstica, una monarqua popular mantenida por la fidelidad del pueblo. Por eso los macedonios mantuvieron, hasta el final, su fidelidad a los antignidas, una vez que stos fueron reconocidos en Macedonia como reyes. Por estas circunstancias en Macedonia ni siquiera se daban los presupuestos para un culto al soberano (nicamente otras ciudades de Grecia no pertenecientes a Macedonia tributaron a los reyes macedonios tales honores).

b) Origen y comienzos del culto al soberanoAlgunos investigadores han intentado atribuir el culto al soberano, dentro de la poca helenstica, a concepciones orientales. Ciertamente en Egipto, desde haca siglos, la divinidad del faran era la base indiscutible de la ideologa monrquica. Pero el faran como tal era siempre divino, mientras que la divinidad del soberano helnico se basa en su superioridad (A. D. Nock). La adoracin divina al soberano dentro del helenismo tampoco puede derivarse de las concepciones persas. Aunque entre los aquemnidas el ceremonial de la corte elevaba al monarca muy por encima de sus sbditos, los reyes persas no eran dioses. En general en el oriente, la idea del rey-dios haba desaparecido en esta poca desde haca tiempo.

Para explicar tales concepciones en el mbito griego se poda apelar al culto a los hroes. Sin embargo slo existira un parentesco indirecto, puesto que tal culto slo se tributaba a los muertos, no a un ser vivo. Tienen que haber sido otras concepciones las que pudieron dar lugar a la adoracin divina de los reyes. Ya en la poca de crisis de la polis griega, al final del s.V y principios del IV a. C, los filsofos propagaron la idea de que nicamente una personalidad singular especialmente dotada por la divinidad poda restaurar el orden, el bienestar y la paz. Platn, Jenofonte y Aristteles lo expresaron claramente aunque de diversas maneras. La educacin, el carisma y los dones de la divinidad estaban muy cerca entre s, segn esta concepcin. En este sentido, antes de Alejandro se haban tributado honores divinos a soberanos o a generales importantes, durante la vida de los mismos. En Siracusa se rendan honores divinos inicialmente al soberano muerto en los siglos v y IV y ms tarde tambin al soberano viviente, el cual era venerado como benefactor. El espartano Lisandro, vencedor de Atenas en la guerra del Peloponeso, recibi ya entonces honores propios de la divinidad, y Filipo II de Macedonia fue saludado por Iscrates como si fuera un dios.

El mismo Alejandro se interpretaba a s mismo como imitador de Heracles, su hroe modelo. No sabemos cundo ni cmo sufri esta transformacin de su conciencia individual. Al consultar al orculo de Amn en Egipto, los sacerdotes le saludaron delante del templo como a hijo del dios Re. Pero esto era para los egipcios algo lgico, puesto que Alejandro, para su mentalidad, era el faran legtimo y de esta manera, en virtud de su funcin, era hijo legtimo del dios. Qu fue lo que pas dentro del templo, es algo que escapa a nuestro conocimiento. Es posible que a partir de entonces Alejandro se hubiera considerado como hijo del dios Amn Re = Zeus. En todo caso, a partir de aquella poca, debido a este convencimiento, busc rodearse de actitudes y signos que reflejasen una adoracin divina hacia su persona (cf. supra 1. 2b). Durante su vida no se lleg a hacer de ello una institucin. Tampoco demuestra nada de esto el intento fallido de exigir en Bactriana, en el ao 327 a. C, la proscnesis, pues era un gesto de veneracin ya en uso