kant en bicicleta

10
KANT EN BICICLETA René Chargoy Guajardo Pedalear es un ejercicio para las mentes domésticas, uno puede hacerlo mientras escanea el paisaje con un gusto crítico, mirón y hasta creativo. Con manubrio en mano y cambio de velocidades podemos darnos el lujo de pensar que lo que está frente a nosotros es la realidad y no una idea de la realidad. Conducir una bicicleta en el espacio y en el tiempo nos mantiene en una tercera dimensión, aunque ya estemos instalados mentalmente en una quinta con vista al Olimpo. ¿Yo bicicletero pienso el objeto y éste toma posesión en el espacio para ocupar un lugar, o desde mi lenguaje construyo la percepción del mismo? ¿Son mis sentidos confiables para percibir lo que está afuera de mí? ¿Por qué mi bicicleta no es igual para todos, a pesar de que nadie la confunde con un armadillo boliviano? Según Kant, quien nunca se transportó en bicicleta, luego de uno de sus rutinarios paseos a pie desde su residencia a la universidad Albertina de Königsberg, dijo que aunque el conocimiento empieza con la experiencia no todo en nuestro conocimiento procede de la experiencia; "algo" interviene que es independiente de ella. Eso

Upload: rene-chargoy-guajardo

Post on 23-Dec-2015

1 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Relato sobre el juicio apriori y la manera en que conocemos el mundo.

TRANSCRIPT

Page 1: Kant en Bicicleta

KANT EN BICICLETA

René Chargoy Guajardo

Pedalear es un ejercicio para las mentes domésticas, uno puede hacerlo mientras

escanea el paisaje con un gusto crítico, mirón y hasta creativo. Con manubrio en

mano y cambio de velocidades podemos darnos el lujo de pensar que lo que está

frente a nosotros es la realidad y no una idea de la realidad. Conducir una

bicicleta en el espacio y en el tiempo nos mantiene en una tercera dimensión,

aunque ya estemos instalados mentalmente en una quinta con vista al Olimpo.

¿Yo bicicletero pienso el objeto y éste toma posesión en el espacio para ocupar

un lugar, o desde mi lenguaje construyo la percepción del mismo? ¿Son mis

sentidos confiables para percibir lo que está afuera de mí? ¿Por qué mi bicicleta

no es igual para todos, a pesar de que nadie la confunde con un armadillo

boliviano?

Según Kant, quien nunca se transportó en bicicleta, luego de uno de sus

rutinarios paseos a pie desde su residencia a la universidad Albertina de

Königsberg, dijo que aunque el conocimiento empieza con la experiencia no todo

en nuestro conocimiento procede de la experiencia; "algo" interviene que es

independiente de ella. Eso mismo lo publicó años después en su obra Crítica de la

razón pura, un texto complejo y árido pero que hizo rodar por el suelo viejas ideas

acerca de cómo conocemos los humanos, sea que arrojemos en las pruebas

positivo- ignorante o sea que demos negativo- dudoso.

Sigo en la calle, también en un sentido literal. Ahora doy una vuelta a la manzana

y sobre dos ruedas cada una inflada con cuarentas libras de aire, no dejo de

rumiar tal idea del precursor de la Ilustración, periodo en que se supone

comenzamos a superar la minoría de edad y nos atrevemos a pensar por nosotros

mismos. ¿Será que entrado el siglo XXI nos alcanzó la involución?

Page 2: Kant en Bicicleta

Contengo un poco la respiración antes de dar por sentado que no todo en el

proceso cognoscitivo procede de la experiencia. De hecho intervienen ciertos

elementos que son a priori (independientes de la experiencia), los cuales son

aportados por el sujeto cognoscente, es decir, mi yo bicicletero, y que organiza los

datos recibidos de la experiencia. Esto habla de que hay algo innato. Y si me

apuran diría, por supuesto que entresacado de Kant, que todo conocimiento parte

de la experiencia, pero no se reduce a ésta. Aquí me acordé de Hume. Bueno,

para ser sinceros, de lo poco que he leído acerca de su filosofía, por cierto, no

más que las lecturas que tengo en mi haber hasta ahora del oriundo de

Königsberg.

Espero la luz verde del semáforo sobre la avenida más que transitada y a la

altura de un concurrido café veracruzano, caigo no del artefacto vehicular sino en

cuenta de que conocer no es simplemente recibir datos a través de la experiencia,

lo que implica ordenar, organizar esos datos mediante ciertos elementos que Kant

llama formas a priori o condiciones trascendentales, y que son atribuibles al sujeto

cognoscente, no obligadamente bicicletero, aunque convendría que lo fuera, antes

que energúmeno automovilista, salvaje microbusero o vulnerable peatón.

Pedaleando sobre una realidad superficial me voy adentrando más y más en ¿mis

pensamientos?, tanto así que sin culpa inauguro sentido contrario. En esa

posición dialéctica me digo, a riesgo de repetirme, que las formas a priori o puras

o trascendentales no proceden de la experiencia, son innatas. Sin ellas no

podríamos tener experiencia de nada. Por tanto, cuando recibimos datos de la

experiencia esos datos ya nos vienen configurados, ordenados, organizados por

esas formas a priori. Lo que según puedo interpretar, a pesar de los múltiples

distractores que hay a mi paso, que el conocimiento es una mezcla entre lo que

nos dan los sentidos y lo que nos ofrece nuestra estructura de entendimiento.

Page 3: Kant en Bicicleta

Estoy a punto de dar un giro a la izquierda, sin llegar a ser ni la sombra del giro

copernicano del que presume Kant, al revelarnos que los objetos no son

realidades independientes de nosotros, ni responden a la actividad pasiva del

sujeto que sólo los mira y se da por enterado que ahí están, ocupando un lugar en

el tiempo y en el espacio, suponiendo que a la mañana siguiente mantendrán la

mala costumbre de permanecer incólumes e indiferentes a nuestra presencia.

Con esas ideas rondando en mi cabeza no reparé en malabaristas de esquina ni

en agentes de tránsito aplicando mordida de manera civilizada. Yo en lo mío. Es

mediodía y procuro sintetizar lo que no son chismes ni rumores, sino reflexión

sesuda y vigorosa. Cada palabra que me alcanza se encarga de reafirmar que

para conocer no partimos del objeto. Es el sujeto cognoscente el que le da forma

al objeto. El espacio y el tiempo los pone el sujeto. Es éste quien constituye el

mundo que conoce. Es como el artista que modela la realidad.

Acelero y a pesar de que voy en línea recta mi mente dispone otras coordenadas.

De qué sirve echarle la culpa a las miles de horas frente al televisor por no

permitirme ni siquiera intuir que la realidad que percibimos a través de los

sentidos ya está "viciada", estructurada por el sujeto. Por eso, la "realidad en sí

misma" (lo que Kant llama noumeno) es incognoscible. Sólo podemos conocer la

realidad estructurada por las formas a priori.

No sé si lo habré leído directamente de las obras de Kant, o fue la interpretación

de un autor sobre las idas del filósofo alemán, o bien se trató del comentario de

un profesor de filosofía sobre las ideas de un autor que a su vez habla de Kant, o

en último de los casos me lo pirateé de internet, haiga sido como haiga sido lo

que rescato es que el conocimiento humano es un proceso que se desarrolla en

tres niveles, sensibilidad, entendimiento y razón, y las formas a priori que

intervienen son diferentes en cada uno de ellos.

Page 4: Kant en Bicicleta

Lo que es un hecho es que nunca conoceremos lo que las cosas son en sí, la

esencia de las mismas, pero eso no fue motivo de desvelo para Immanuel Kant,

quien le puso más alma, corazón y vida, además de su consabida genialidad

intelectual, a responder la pregunta de cómo conocemos lo que conocemos. Y

eso a partir de hallarse insatisfecho con las posturas del racionalismo, que

defendían la posibilidad de un conocimiento universal y necesario contando tan

sólo con la razón.

Para Kant esta aventura llevaba a los filósofos racionalistas al dogmatismo y al

desprecio de la experiencia. Tampoco le daba buena espina el empirismo inglés,

pues hacía de la experiencia el origen y límite de todos nuestros conocimientos,

de tal manera que era incapaz de justificar el valor universal y necesario de las

leyes científicas, cayendo con esto en el escepticismo. Bueno, ni la ciencia de

Newton lo convencía del todo, aun cuando a diferencia del racionalismo y del

empirismo, obtenía un tipo de conocimiento que, partiendo de la experiencia

llegaba a verdades universales y necesarias.

No se crean que esto último lo recordé de una cuadra a otra. Habrán sido por lo

menos veinte minutos de camino. No todo puede salir tan fluido, además hay que

estar a las vivas por si le echan a uno el carro encima. Y estos conductores rara

vez tienen juicio. Por cierto hablando de juicios me detengo en los que Kant nos

aportó más de dos siglos atrás para responder a las preguntas: ¿qué tipos de

juicios utiliza la ciencia?, y ¿cuáles son las condiciones que los hacen posibles, lo

que nos ayuda a entender cómo funciona la razón humana para que dichos juicios

se den?

Él dice que los juicios sintéticos requieren el recurso de la experiencia para su

comprobación. Son aquellos cuyo predicado (B) no está contenido en la noción de

sujeto (A). Así, por ejemplo, si yo digo mi bicicleta es negra con blanco, el

predicado negra con blanco no se deduce directamente del significado del sujeto

bicicleta. La característica esencial de este tipo de juicios es que su comprobación

Page 5: Kant en Bicicleta

requiere el recurso de la experiencia. Además, los juicios sintéticos, a diferencia

de los analíticos, sí amplían y aumentan nuestros conocimientos.

A esta propiedad de los juicios sintéticos de ampliar nuestros conocimientos Kant

la denominó extensión. Tales juicios sintéticos son particulares y contingentes,

esto significa que son a posteriori. Los juicios analíticos son particulares y

contingentes, como en el caso de que yo dijera con o sin intencionalidad

dramática: “mi bici se quedó sin frenos”, independientemente de que al mundo le

valgan sombrilla los desperfectos de mi medio de transporte. Estas nimiedades

para los no afectados, como en otras similares, representan juicios a posteriori, lo

que no implica necesariamente que sean a post mortem.

Los otros tipos de juicio son los analíticos, aquellos cuyo predicado (B) está

incluido en la noción de sujeto (A). Siguiendo con la misma tónica vehicular no

contaminante, por ejemplo, al señalar que toda llanta de bicicleta es un círculo

euclídeo y por lo mismo es redonda, en la noción de círculo euclídeo ya incluyo

la cualidad, el predicado, de ser redonda. Estos juicios son explicativos, es decir,

explican lo que ya está implícito en la noción misma de sujeto. Por este motivo, los

juicios analíticos no amplían nuestros conocimientos ni nos permiten averiguar

nuevas verdades, aunque nos den chance de seguir rodando a nuestras anchas.

Hasta el momento nadie conocido se ha cruzado en mi camino. Hago un alto junto

a un puesto de periódicos y a vuelo de pájaro leo las primeras planas de algunos

diarios. Nada nuevo, las mismas “balas noticias”. A los protagonistas de esta

narco guerra lo que menos les interesa en su violentada existencia es conocer

cómo conocen. Kant no toca a su puerta y si lo hiciera no le abren por lo

desconfiados que son, o porque se topan de buenas a primeras con una espectral

presencia.

Continúo mi ruta. No es que vaya inspirado pero preferible a sólo mirar el suelo o

los cambios de luces, es articular ideas lejos de la muchedumbre compacta o, si

los baches no me detienen antes, especular, portando unas gafas para el sol, en

contrapartida a permanecer inerte frente al sufrimiento citadino. Retomo el tema

Page 6: Kant en Bicicleta

sin dejar de pedalear, sólo que ahora a una menor velocidad. Recuerdo que el

muy mentado y riguroso Kant, afirma que sólo conocemos la cosa tal como nos

“aparece”, esto es: bajo las formas a priori de espacio y tiempo. Eso nos dice que

es el objeto el que tiene que adaptarse a las facultades del conocimiento del

sujeto, y no a la inversa. A este nuevo planteamiento de la filosofía, Kant le da el

nombre de idealismo transcendental. Ello supone que no conocemos las cosas tal

como son en sí mismas (noúmeno), sino tan sólo los fenómenos.

Espacio y tiempo son “intuiciones puras”, lo que significa que no tienen existencia

real. No son una cualidad o propiedad de las cosas que percibimos, sino tan sólo

el modo como nosotros las vemos. El espacio y el tiempo según Kant son como

“coordenadas vacías” en las cuales se ordenan nuestras impresiones sensibles,

tales como los colores y los sonidos. Justo aquí un automovilista de cabellos

negros con puntas ligeramente coloreadas de rubio, toca repetidamente el claxon

para que le ceda el paso. El mundo al revés.

Desaparecido ya de mi vista el cabrón sin direccionales, regreso a mis

pensamientos espaciales y me sigo de frente. El espacio es la forma que nos

permite estructurar y ordenar todas nuestras impresiones procedentes del sentido

externo. Gracias a éste percibimos objetos como externos a nosotros y formando

parte del espacio.

Son casi las dos de la tarde. El calor es intenso y la filosofía un arduo esfuerzo en

busca de la alegría del saber. Pedalear es buen ejercicio en cualquier tiempo, y

tiempo es la forma que nos permite estructurar nuestras impresiones internas. Dirá

Kant que por el sentido interno tenemos experiencia de nosotros mismos y de

nuestros estados de ánimo. Todos nuestros estados psíquicos –vivencias,

imaginaciones, recuerdos... – se perciben en un tiempo, seguidos unos de otros.

Page 7: Kant en Bicicleta

Según Kant, el fenómeno es el resultado de la unión de materia y forma. Síntesis

de una materia de sensación ofrecida por el objeto (lo que intuimos), organizada a

partir del espacio y del tiempo (aquello a partir de lo cual intuimos). Intuyo que he

llegado a mi destino. Bajo de la bicicleta y la aseguro a un poste de luz mediante

una gruesa cadena. Entro a la librería y compro Kant para principiantes, antes lo

hojeo y me encuentro con la siguiente cita: Aunque el conocimiento empieza con

la experiencia no todo en nuestro conocimiento procede de la experiencia. Es la

misma con la que empecé mi ida. Ya de regreso a casa y con ritmo trepidante en

el pedaleo asumo que todo lo que he hecho hasta ahora es construir mi realidad, y

si no ¿para qué la bicicleta?

Bibliografía módica a la vez que exuberante en ideas:

Kant, Immanuel. Crítica de la razón pura. Editorial Porrúa. Sepan Cuantos. No.

203, México, 2005.

Hume, David. Tratado de la naturaleza humana. Ensayo para introducir el método

del razonamiento humano en los asuntos morales. Editorial Porrúa. Sepan

Cuantos. No. 326, México, 2005.