jornadas culturales villistas. 2005-2010

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Memoria de cinco años de la fiesta más celebrada de Parral, Chihuahua. Espectáculos, Cabalgata Villista, conferencias, ilustrados con vistosas fotografías.

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Jornadas Culturales Villistas

MEMORIA

2005-2010

Gobierno del Estado de Chihuahua

Lic. José Reyes Baeza TerrazasGobernador Constitucional del Estado de Chihuahua

Lic. Guadalupe Chacón MonárrezSecretaria de Educación y Cultura

Antrop. Jorge Carrera RoblesDirector del Instituto Chihuahuense de la Cultura

Sergio José Fernández SilvaJefe de la Oficina de Teatros y Museos de Sitio

Derechos reservados© 2010 Instituto Chihuahuense de la Cultura© 2010 De las fotografías: sus autores© 2010 De los textos: sus autores

Agradecemos al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes su apoyo para la publicación de este libro.

Jornadas Culturales Villistas / Memoria 2005-2010

ISBN: 978-607-7788-35-5

Instituto Chihuahuense de la CulturaAve. Universidad y División del Norte s/nCol. Altavista, C.P. 31200Teléfonos: (614) 413 17 92, 413 6249,413 62 52 y 413 63 04Chihuahua, Chihuahua, México

Producción Editorial

Luis Carlos Salcido: Diseño gráficoHéctor Jaramillo: Edición de fotografía

Editado y producido en Chihuahua, México

Impreso en Hong Kong / Printed in Hong Kong

Breve historia de las Jornadas Culturales VillistasJesús Vargas Valdez 7

Jornadas Culturales Villistas, una jornada particular: 1995Sergio Fernández Silva 9

Las Jornadas Culturales VillistasJorge Carrera Robles 17

Desfiles 21

Verbena 29

Danza 35

Música, canto y poesía 41

Teatro 47

Talleres 53

Exposiciones, conferencias y presentaciones de libros 57

Cabalgata 63

Escenificaciones: muerte, velatorio y sepelio 69

Organización 79

Agradecimientos 81

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Breve historia de las Jornadas Culturales Villistas*

Jesús Vargas Valdez

Durante muchos años se organizaron en Parral eventos para recordar a Francisco Villa. El licen-ciado José Socorro Salcido y otros ciudadanos convocaban a la sociedad cada 20 de julio y acudían renombrados villistas como Nicolás Fernández, don Casimiro Rodríguez, junto con veteranos de la región de Parral. Sin embargo la sociedad se quedaba al margen: sólo participaban unas cuantas decenas de vecinos.

Se debe considerar como antecedente directo de las Jornadas Villistas a la celebración del evento de las Jornadas Agrarias Villistas realizadas el 20 de julio de 1992 en el pueblo de Canutillo. El ac-tual proyecto se presentó en 1993 a los gobiernos de Durango y Chihuahua, con el nombre inicial de Jornadas Villistas. Consistió en organizar actividades artísticas y culturales entre los dos estados, desde San Juan del Río a Parral. La idea central fue rescatar al villismo como generador de procesos culturales y ligarlo con las tradiciones y los oficios populares que se han conservado a través de los años, no sólo en Parral, sino en toda la región del norte de Durango y sur de Chihuahua, oficios como la talabartería, la vaquería, la minería, la elaboración de artesanías, de dulces y postres. Desde entonces se insistió en que no se trataba sólo de exaltar la figura del caudillo sino también de resca-tar las expresiones, el quehacer de una colectividad que se identificó como villista.

La idea de varios profesores y alumnos del CONALEP fue fundamental para lo que llegaría a ser el evento central en la celebración de las Jornadas, pues ellos, por su propia iniciativa, prepararon para el desfile del 20 de noviembre de 1993 la dramatización de la muerte de Villa. Cuando se hicieron las primeras reuniones para proponer el proyecto al Instituto Chihuahuense de la Cultura y a la presidencia municipal de Parral, ellos acudieron y desde el principio se fijó que serían los encargados de dramatizar el asesinato del caudillo.

Las Jornadas Culturales Villistas se celebraron por primera vez en 1994. Esa y la segunda edición se apegaron a la idea original. Sin embargo, desde 1996 y durante algunos años se perdió mucho el rumbo: se revolvió la feria patronal con las Jornadas y estas se organizaron únicamente en Parral, desentendiéndose de la función que se le había dado a esta ciudad como eje, como pivote regional. A partir de 2005 el Instituto Chihuahuense de la Cultura rescató la idea original de que las Jornadas se organizaran regionalmente; gracias a ello podemos constatar en la actualidad la participación de trece municipios.

Debemos considerar que la disposición de una colectividad a participar en eventos relacionados con un hecho histórico no es cosa de ocurrencias o de ideas geniales: la gente hace suya una cele-bración y participa con decisión y entusiasmo porque es una expresión de sus propios sentimientos, de sus creencias y convicciones. Las Jornadas Culturales Villistas se han convertido en el mejor medio para que las generaciones actuales tomen posición en torno a una serie de hechos históricos que en el pasado se habían valorado de manera diferente.

* Extracto de la entrevista hecha al historiador Jesús Vargas para el periódico El Correo del Norte, en julio de 2008

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Jornadas Culturales Villistas, una jornada particular: 1995Sergio Fernández Silva

En julio de 1923 Francisco Villa muere asesinado por sus enemigos, como lo canta el corrido, pero las Jornadas que aquí les habré de contar nacen y viven hoy en Hidalgo del Parral y en la región sur de nuestro estado: Jornadas Culturales Villistas 1995.

Villa cabalga de nuevo

La idea de que Villa volviera a cabalgar condujo a planear y organizar una representación, a ma-nera de desfile popular, que reviviera momentos culminantes de los sucesos protagonizados por el Centauro del Norte. Después de varios años de dar vuelta a esta idea, en la que influyó de manera decisiva Jesús Vargas, la mecha se prendió: empezó hace tres años con el desfile de los muchachos del CONALEP y bastó con que el pueblo viera al personaje del General entrar triunfante en la ciudad para que encendiera. Al año siguiente, jornaleros de varios municipios se unieron a esta causa, que ahora es de todos.

Ya llegó, ya está aquí, Pancho Villa con su gente...

Año de 1995. Seis municipios chihuahuenses nos preparamos para la campaña: Parral, Allende, Coronado, Santa Bárbara, Matamoros y San Francisco del Oro. El estado de Durango no se que-dó atrás: La Coyotada, San Juan del Río, Canutillo –que ya nos apoyaban desde el año pasado–, Ocampo, Cuencamé, La Loma, Lerdo, Gómez Palacio y Mapimí. Como siempre, o como casi siempre, nos faltaron los refuerzos del centro, pero así nos la echamos.

Julio 15Para empezar la Jornada nos fuimos a La Coyotada, donde los Arango vivieron y parieron a un General. Allí comenzó la bola: el General y su escolta representados por los muchachos del CONALEP eran seguidos por Adelitas, que representaban a los municipios. Doscientos cincuenta hombres a caballo acompañaban la Cabalgata: salieron de San Juan del Río y siguieron por la cañada hasta llegar a La Coyotada, a donde iba llegando la columna encabezada por la Banda de Guerra del Cuerpo de Rurales de Durango que entonaba la marcha dragona. Allí nos juntamos todos: Durango, Chihuahua y sus municipios, representados por las autoridades de Educación y Cultura de los dos estados y por otras personalidades que apoyan nuestra causa, hermanados por la tradición y por esta expresión cultural. En el encuentro vimos cómo se afirmaban nuestras raíces, cada vez más profundas y cada vez más a flor de piel.

De allí, como en la guerrilla, nos dispersamos según el plan trazado: nosotros, a Canutillo, a la hacienda del General; los demás, para el estado de Durango y la región lagunera.

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Julio 16En Canutillo lo primero que vimos al llegar fue a Gerardo portando su metralleta al pie del cam-panario de la iglesia. Allí comenzó la pelotera: reinauguramos el Museo de la Hacienda. Ahora sí que luce el mural del General. Y así, con el sol del mediodía, le seguimos con los Dichos y corridos del grupo Los Sierra, muchachos que supieron prender a la gente con sus cantares y narraciones, extractos de la obra La madrugada del jornalero Tovar. Los Dorados valientes de esta Jornada por Chihuahua no pasaban de noventa, pero con eso mantuvieron el frente. El grupo de SEECH, con su espectáculo Villa cabalgando, integrado por diecinueve Adelitas y Dorados que cantan corridos y escenifican pasajes de la Revolución, mostró a la chavalada la situación que vivía la patria por el año 23. Todos reímos con el Tlacuache. ¡Qué personaje! Los más, probablemente, reconocimos a nuestros ancestros en él... La respuesta del público nos animaba a seguir, a pesar de lo duro de la Jornada. Ese mismo día le pelamos para Matamoros. Allí nos recibió la gente de don Teo Corral, el presidente municipal. Eran las tres de la tarde y no había un alma en el pueblo. Todo estaba desierto, pero en cuanto tiramos el primer cohete salieron los jornaleros del municipio a recibir la Cabalgata. Desfilamos por las calles de la ciudad acompañados por la música de corridos. Toma-mos la plaza principal junto a la iglesia y allí presenciamos el despliegue del arte en todas sus ex-presiones: la danza, el canto, la reflexión poética, la pintura, la música. La gente estaba contenta. De aquí, ya anocheciendo, nos fuimos cansados pero animosos a dormir a Parral.

Julio 17Temprano en la mañanita nos fuimos a Valle de Allende. La maestra Silvia Esther Villanueva y su gente tenían todo bien preparado; los ayudaba el olor a nuez y a tierra mojada. Todos los jornale-ros prepararon un gran desfile para la cabalgata montando carros alegóricos con niños vestidos de revolucionarios representando escenas de la Revolución. Allí tomamos también la plaza principal y presentamos nuestro espectáculo con los Dorados del Taller de Danza Folklórica Juvenil de Bellas Artes UACH, extensión Parral, dirigido por Francisco Alemán. Antes de tomar la plaza, la cabalgata se detuvo a inaugurar la exposición fotográfica itinerante Villa cabalgando, auspiciada por el Instituto Superior de Arquitectura y Diseño, A.C. y Museos Comunitarios. La Jornada continuó durante el día con espectáculos del intercambio cultural entre Chihuahua y Durango: La Escuela de Música Mexicana, el artista Luis Domínguez y el grupo de teatro Espacio Vacío. Agotados y contentos, Do-rados y jornaleros terminamos la Jornada con una lunada y baile popular en el balneario.

Julio 18Lo agreste de la geografía y el clima de nuestro estado nunca fueron impedimentos para que la Jor-nada Cultural Villista llegara a Coronado. El calor y el desierto no se notaron junto al recibimiento que dio a la Cabalgata la calurosa multitud encabezada por la profesora Josefa Rentería, presi-denta municipal, y por los jornaleros de Coronado. Aquí también la plaza cayó rendida bajo los

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acordes y representaciones de nuestros Dorados y de la gente de Durango. Temprano iniciamos el regreso a Parral, pues el camino era largo y teníamos que preparar la entrada a Santa Bárbara.

Julio 19A Santa Bárbara llegamos temprano. La ciudad estaba quietecita pero cuando la gente escuchó la cohetería y los cascos de los caballos, salió a recibirnos, comandada por el profesor René Gómez Esparza, presidente municipal. También aquí llegó la exposición fotográfica itinerante, el espec-táculo Villa cabalgando de SEECH, el ballet folklórico de Bellas Artes de Parral, los Dichos y corridos de Los Sierra, para integrarse a ocho días de festejos con sus fiestas santabarbarinas que forman parte de las Jornadas Culturales Villistas. De aquí la bola le siguió para San Francisco del Oro. Eran las tres de la tarde y siete caballos esperaban al general Villa a la entrada de la ciudad, que bullía de animación. La gente esperaba la Cabalgata, ansiosa de presenciar su entrada al pueblo. Muchos portaban con orgullo su traje de revolucionarios, preparados para desfilar acompañando al General con carros alegóricos y regocijo popular. Entramos al pueblo desfilando por sus calles pletóricas de gente que aplaudía el paso de la columna. Cuando llegamos a la plaza Ignacio Za-ragoza comenzó el refuego. Los jornaleros del Oro disfrutaron del espectáculo artístico con gran entusiasmo, participando en todas las actividades. Aquí los jornaleros villistas con su corazón de oro tienen bien claro de qué se trata todo esto. El profesor Arturo Huerta Lozano y Juanita Váz-quez sostuvieron la plaza como los mejores. Ya tarde y con nubes de tormenta dejamos el Oro para ir a descansar a Parral, nuestra sede.

Julio 20La Cabalgata Villista estaba a punto de entrar en la ciudad de Parral. Gran nerviosismo se sen-tía entre los jornaleros parralenses: los caballos no habían llegado. Aunque se nos rajó parte de la caballada, los jornaleros decidieron que el General entrara a pie a la toma de Parral. Nada parecía haber cambiado y todo era, una vez más, renovado: ayer como hoy la gente presenciaba asombrada la llegada de la Cabalgata Villista. La columna avanzaba por la calle Independencia. De repente, casi sin llamar la atención, una anciana se integró al cortejo: se identificó como Gua-dalupe Villa, hija del General. Desde el día en que se enteró de estas jornadas se ha trasladado de Delicias a Parral para formar parte de ellas. Después de recorrer las principales calles de la ciudad con aplausos y gritos de ¡Viva Villa! la Cabalgata llegó hasta las calles de Juárez y Gabino Barrera. El lugar del magnicidio.

Doroteo Arango maldito que te han de matar mañana…

Cientos de personas aguardan la representación que revivirá los momentos en que Francisco Villa cae abatido bajo el fuego de sus enemigos. A lo lejos, por la calle Juárez, vemos venir el Ford de la

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época en el que vienen el General y su escolta. Al llegar a la esquina de la calle Gabino Barrera se escuchan disparos, hay confusión, el automóvil se estrella y sus ocupantes yacen en la calle. Francisco Villa ha muerto. Cinco jinetes salen a galope camino al río. La muchedumbre queda desconcertada. En la cara de los niños la eterna pregunta: ¿por qué? Y en los adultos, omniscientes del hecho, la sorpresa de verlo. La gente no se retira, quiere saber más, entender más. Por la noche, en el antiguo hotel Hidalgo, en la habitación de la esquina que da el frente a la pla-za Guillermo Baca, se representó el velorio del General. Desde temprano una larga fila de gente esperaba su turno para entrar al recinto. A las siete de la tarde se hizo la primera guardia de ho-nor integrada por Adalberto Gutiérrez Meléndez, presidente municipal de Hidalgo del Parral, el coronel de infantería Fernando Medinilla Mediana del 76º Batallón de Infantería, el historiador Javier Guerrero, de la Dirección de Educación, Cultura y Deporte del Estado de Durango, y el antropólogo Jorge Carrera Robles, director del Instituto Chihuahuense de la Cultura. Después el pueblo desfiló ante el féretro que contenía la mascarilla mortuoria del General, en aquella habi-tación decorada con los implementos originales que hace siete décadas sirvieron de escenario a la desgracia. En el vestíbulo Los Cardencheros de Sapioriz, trío duranguense, interpretaban a capela música cardenche de amor y desamor, de nostalgia y exaltación por la tierra. El pueblo siguió desfilando en el recuerdo hasta entrada la media noche.

Pero ¡ay! que triste cantan esas avecillas…

Julio 21Temprano, muy temprano, por la ciudad transitaba gente con indumentaria revolucionaria. Al-gunos parroquianos se sorprendieron al ver marchar por la calles de la ciudad a tantas personas vestidas con uniformes color caqui. Que vienen desde Guadalajara, dicen, y que vienen a la representación del sepelio del General. La columna a paso militar se dirigió al hotel Hidalgo: montó guardia en la puerta de entrada y se turnó para hacer guardia de honor ante el féretro del General. El pueblo seguía desfilando, quería ver otra vez, por última vez, el rostro del caudillo. Expectación en la cara de los niños. Un luego te explico en la cara de los adultos. A las once de la mañana el cortejo estaba prepa-rado. Del interior del hotel los de caqui sacaron el ataúd y lo depositaron en la carroza de Funera-les Cárdenas. Lupita Villa presidió el cortejo. Era seguida por las Adelitas, por los presidentes de varios municipios, las autoridades de la cultura, la delegación de la familia Hernández que viene cada año desde Chiapas, y por el pueblo parralense. Juntos recorrimos el mismo camino que en aquella ocasión, hasta llegar al panteón civil. En el trayecto muchos salían a presenciar el cortejo desde las banquetas, balcones y azoteas. Los ¡Viva Villa! se escuchaban y la gente respondía: ¡Viva! La música de corrido nos acompañaba todo el camino. Solo era interrumpida por Boni, el Villa parralense por todos conocido, que al toque de Diana despedía a su General, a nuestro General,

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mientras que otro clarín no menos lastimero del contingente de Guadalajara hacía eco a su despe-dida. En la plaza la columna se detuvo. Los de caqui sacaron el ataúd de la carroza, cubriéndolo con los colores patrios del emblema distintivo de la Federación Nacional Francisco Villa. En andas lo transportaron el resto del camino al camposanto.

Allá en Parral descansa Villa…

El ataúd es depositado sobre la tumba. Las insignias de los integrantes del cortejo, sostenidas por sus militantes, rodean la escena. Honores a la bandera y el Himno Nacional. Discursos de Jorge Carrera Robles y Adalberto Gutiérrez integran el programa del acto solemne. Ya para terminar, la voz de Eulalio Hernández Gutiérrez, proveniente de Tuxtla, Chiapas, que desde hace 25 años conmemora este día visitando la tumba del General, pide hablar para decir algo que trae en el pecho: la emoción lo embarga y prende su grabadora para dejarnos escuchar una melodía que expresa sus ideales y sentimientos. Al toque de Diana finaliza la representación. Las autoridades se retiran para rendirle un homenaje a Varelita, último de los veteranos revolucionarios de este poblado quien recientemente falleciera. La gente se retira como hojas secas que dispersa el vendaval.

6Ya la polvareda que la bola levantó con estas Jornadas se está aclarando. Ahora es tiempo de dar respuesta a los niños del recuerdo que vivieron. En todas las casas y centros de reunión no se habla de otra cosa: Jornadas Culturales Villistas ´95. Una semana de fiesta y tradición. Parral vivió un ambiente cultural espontáneo que difícilmente se repite en otras partes de nuestra república. El museo de objetos de la época, exposición temporal organizada por la CANACO local, atrajo trece mil visitantes. Muy sorprendente la muestra que albergó el Palacio Stallforth luciendo su orgullosa arquitectura de principios de siglo, marco digno para exponer colecciones de muebles y objetos que familias parralenses amablemente ofrecieron para esta ocasión, así como la silla de montar y la pistola de plata de Francisco Villa, objetos que agenciara el estado de Durango con el Museo de la Charrería en México.

En este mismo recinto, el público participaba del ciclo de conferencias alusivas al villismo que his-toriadores como Edelmiro Ponce de León y Jesús Vargas sustentaron. La obra de teatro Tambores de guerra, escrita y dirigida por Fernando Chávez Amaya, que escenifica el juicio de Felipe Ánge-les, artillero de Francisco Villa, completaba el programa. En la calle: el teatro del pueblo. Desde temprano, grupos musicales, ballet folklórico y cantantes animaban a la gente. Por la noche: baile popular en la plaza principal, muestra gastronómica, juegos mecánicos. El domingo: charreada y beisbol. El turismo nacional y extranjero fue notorio. La reactivación económica fue reconstitu-yente. El bullicio popular lo formábamos todos.

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Cuando me avisan que ya se va el tren…

Las Jornadas Culturales Villistas terminan, pero ya estamos organizando las siguientes. Cada vez somos más y con más ánimos. Desde aquí y entre la bola, como dicen los titulares, agradecemos a todos los que las hicieron posibles, porque al fin y al cabo jornaleros somos y en el camino an-damos.

2010

Han pasado quince años desde aquella Jornada de 1995 que se diluyó en el tiempo pero no en la memoria de los villistas contemporáneos. Todos recordamos la entrada de los desfiles encabezados por la escolta villista, la cohetería y el ambiente de fiesta que durante algunos días se enseñoreaba en la plaza principal de cada pueblo. Sólo fue cuestión de hacer una nueva convocatoria para que las Jornadas volvieran a organizarse. A los municipios veteranos, los de las primeras Jornadas, se les han unido Satevó, Zaragoza, López, Jiménez, Balleza, El Tule y Huejotitán, además de los eventos de eco en Ciudad Juárez y Chihuahua capital. La mecha sigue encendida. La polvareda nunca se dispersó.

Ahora, mejor armadas en lo que a presupuesto y logística se refiere, las Jornadas Culturales Villis-tas cubren trece municipios del sureste del estado de Chihuahua. Un mil ciento veinte kilómetros de territorio villista recuperados a base de eventos artísticos y académicos: teatro, danza, música, exposiciones, ciclos de cine y conferencias, presentaciones de libros, recuperación de edificios his-tóricos, concursos de ensayo y corridos revolucionarios, cabalgatas, talleres, hacen una verdadera revolución, no solo levantando polvareda momentánea, sino dejando huella y generando a su vez eventos artísticos y académicos locales: libros, discos, obra gráfica, intercambio de ideas, unas a favor, otras en contra, pero que forman parte de este enorme foro de debate y exposición sobre la controversial figura del general Francisco Villa.

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En el plano administrativo, el programa cuenta con un plan estratégico documentado de su his-toria y justificación, concepción artística y filosófica, presupuestos, logística de su operación, eva-luación y administración, que le permite concursar en la consecución de apoyos económicos para su continuidad. La organización de las Jornadas Culturales Villistas significa un gran esfuerzo y movilización de personal administrativo, técnico y artístico por trece municipios del sureste del estado. La logística organizativa y el contenido de su programación inician en los primeros meses del año, cuando se recorre el territorio para obtener la anuencia y consenso de los presidentes que realizarán lo correspondiente del programa en su municipio; preparar las diferentes producciones artísticas y académicas, así como la logística de transporte, hospedaje, alimentación, adecuación de espacios, pauta publicitaria, presupuesto y capacitación del personal operativo. En su organi-zación se vinculan el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, diferentes oficinas del Instituto Chihuahuense de la Cultura, dependencias del Gobierno del Estado y de gobiernos municipales.

Y qué decir de la parte artística. Gracias al profesionalismo, solidaridad y compañerismo de gru-pos, compañías y artistas independientes, cantantes, bailarines, músicos, directores, diseñadores, iluminadores, sonidistas, conferencistas, pintores, escritores, escenógrafos, Juanes y Soldaderas, se logra una programación de gran calidad. Su responsabilidad en el desarrollo del programa es una constante que los profesionaliza.

Mi agradecimiento a todos ellos porque forman una pequeña tropa que, silenciosamente, allá tras bambalinas, acá sobre el escenario, opera la producción de este gran programa durante quince días en territorio villista. Es fácil tomar las ciudades con semejante truppé, con un público dispues-to a participar y entregarse a la celebración de un mito que está en sus raíces y en su imaginario colectivo, una sociedad que revalora su patrimonio cultural y se enorgullece de él.

En los pueblos la gente espera ya las Jornadas Culturales Villistas, valora su presencia, y la región proyecta su actividad a la producción de eventos artísticos, artesanía y rutas de turismo cultural. En el plano nacional el programa se difunde y reconoce como modelo de desarrollo cultural re-gional. Las barreras se han abatido y la asistencia de visitantes, investigadores y artistas nacionales e internacionales es cada vez mayor. El campo es fértil. La semilla está sembrada. La continuidad para su fortalecimiento es responsabilidad de todos.

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Las Jornadas Culturales Villistas

Jorge Carrera Robles

Parral, Chih. 21 de julio 2005La gente se arremolinaba en torno al féretro vacío de una tumba, para muchos, igual de vacía. Es el panteón municipal y hasta ese lugar, como ochenta y dos años atrás, llegaron a despedir al general Francisco Villa muchas personas. Ahora se trata de la dramatización del cortejo fúnebre de lo que en su tiempo significó el último aliento del movimiento villista, apagado por la mano del poder que, como sucede en los crímenes de Estado, suele permanecer en la oscuridad del anoni-mato.

Un día antes se llevó a cabo el simulacro del asesinato del General y su escolta ante miles de miradas que vienen desde lejos, que llegan en busca del mito para alimentar la esperanza y las utopías que luego apuntalan la forja del hombre nuevo y la mujer de compromiso, en una so-ciedad que parece acostumbrarse al desaliento.

Por la tarde, también el hotel Hidalgo, el mismo que albergó al Centauro del Norte, luego de que le llenaron el cuerpo de plomo, fue testigo de guardias de honor, de rezos y deseos de estar ahí, del enorme deseo de formar parte de esa historia.

En efecto, la escena es conmovedora y dramática; huele a dolor, a impotencia, con sentimiento popular y un alto sentido de identidad. En más de un rostro se lee con profunda convicción: “Soy villista y qué chingaos”.

6Son pocos los programas culturales que perduran al correr de los años y logran vencer lo sinuo-so del camino: los avatares del presupuesto, los vaivenes de la burocracia y las administraciones gubernamentales. La vocación social mantiene vigentes las enseñanzas y valores apropiados en un proceso comunitario de honda raíz identitaria.

Tal es el caso de las Jornadas Culturales Villistas, una fascinante propuesta de promoción y anima-ción basada en la recuperación de la memoria histórica y tradiciones populares que nos llena de experiencias enriquecedoras justo en los momentos en que nuestro país se dispone a conmemorar el Centenario del inicio de la Revolución Mexicana.

Lo cierto es que, no obstante las dificultades, la utopía original de Jesús Vargas, Adalberto Gutié-rrez y otros promotores del proyecto, sobre la cual sigue gravitando el programa cultural a más de quince años de su creación, se posiciona con la solidez suficiente para reafirmar su vigencia, capa-cidad de convocatoria, influencia regional y como detonante de turismo y empresas culturales.

6Matamoros, Chih. 12 de julio 2006Justo cuando se disponía a partir la comitiva del desfile que inauguraría la decimotercera edición de las Jornadas Villistas, estalló en el cielo acalorado del tradicional pueblo de Matamoros el pri-mer cohete de la tarde. Los caballos, al igual que los niños, resintieron el tronido. Eran bonitas bestias que la gente de campo suele mostrar con orgullo a los visitantes.

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Se habían dado cita la mayoría de los presidentes municipales de la región. A decir verdad, el villismo estaba muy por encima de diferencias partidistas, ideológicas y de gobiernos.

El calor no cesaba, pero el caminar de la columna formada por niños abanderados con los escudos de los municipios participantes, por los jóvenes de la banda de guerra y escolta y, en general, por todos los que asumen la pertenencia villista, animó a las familias a salir a saludar, a unirse al grupo y asistir a la plaza donde comenzarían formalmente las Jornadas Culturales Villistas.

No faltaron los discursos y la arenga para mantener viva la memoria del villismo. Luego la danza folklórica y el canto hicieron de la suyas. En la plaza se vendían paletas, elotes, gorditas y, por supuesto, los infaltables taquitos. Aquella verbena ratificaba que el éxito de la edición anterior no había sido mera casualidad; que la voluntad, desechada años atrás por gobiernos que no supieron leer la esencia de una tradición emergente, aprendió a esperar con paciencia, siempre dispuesta a sumarse al grito popular: “Viva Villa, cabrones”.

6En 1995, bajo la coordinación de Sergio Fernández, las Jornadas Culturales Villistas adquirieron cobertura regional y fortalecieron su carácter cultural. Así, por primera vez en el estado, los mu-nicipios de San Francisco del Oro, Santa Bárbara, Allende, Matamoros, Coronado y, desde luego, Parral, se hermanaron, por así decirlo, en un objetivo común: recuperar y difundir lo más valioso de la herencia villista.

Aquella iniciativa fue cortada de tajo, tal vez por la incomodidad que generaba, o quizás porque los discursos fueron mayores que el compromiso tácito que nos exige la defensa y promoción del patrimonio intangible que cala hondo, ese que rebasa teorizaciones académicas y sí, por el contra-rio, se apropia desde los espacios simbólicos cotidianos de comunidades y pueblos.

Pero la llama nunca se apagó. Supo aguardar mejores momentos, no obstante que el concepto original de las Jornadas se diluía en ambientes ferieros en la ciudad de Parral. Fue lamentable el abandono, y más deplorable la confusión generada para las nuevas generaciones. Al General se le asesinaba cada 20 de julio en el marco de un programa ganado al mercadeo y escándalo, donde las ideas y esencias importaban poco. Palabras más, palabras menos, el emblema de Villa era mero pretexto para la atracción de visitantes, en una ciudad que no atinaba a construir una propuesta coherente de turismo cultural.

Así transcurrieron diez años. Bastó un solo llamado para que, de nueva cuenta, renaciera el senti-miento y se retomara la tradición truncada desde el año de 1995.

6Trayecto de Coronado a Parral, 19 de julio 2009La jornada concluyó a eso de las diez de la noche. Los grupos artísticos ya mostraban el cansancio de nueve días de presentaciones. Aquella caravana cultural, por así llamarla, estaba por cerrar su

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circuito al día siguiente en Parral luego de presentarse en todos los municipios participantes com-partiendo música, danza y poesía, teatro, exposiciones, charlas y talleres.

En una camioneta que transporta a uno de los grupos artísticos participantes en las Jornadas Culturales Villistas desde 2005, entre kilómetro y kilómetro, se habla de la experiencia de este año. Que, en efecto, la crisis y la inseguridad no son ajenas a la región; la gente, sin decirlo abier-tamente, evidencia desánimo y temor. No es para menos: semanas atrás en varios municipios de esta parte del estado se suscitaron hechos lamentables relacionados con el crimen organizado que lastiman el bienestar y tranquilidad de las familias.

Justo a la llegada del entronque de la carretera Jiménez-Parral, y con la luz lejana de los relám-pagos, no faltó quien comentara la sabrosura de la cena que con tanto empeño prepararon para el final del evento. Desde que se llegaba a la vieja casona de gruesas paredes de adobe se olía a comida chihuahuense: asado de puerco, arroz, frijolitos y tortillas bien calentitas, de maíz y de trigo, según el gusto de cada quién.

Ese lugar que concentraba olores inolvidables, también representaba el otro pago que merecen los artistas. Entre risas, degustación y diálogos se deja sentir ese remanso necesario de donde abreva el cantante, el poeta, el músico, el danzante y el narrador… el artista, para decirlo en términos abarcativos. Ese remanso que se vuelve reconocimiento sincero de la gente del campo y que, en minutos, se transforma en uno de los valores esenciales de nuestros pueblos: la mesa donde se come y donde se construye comunidad.

Cerca de la media noche se arriba al hotel, en el mero centro de Parral. Con el aire húmedo de la tormenta que pasó y la algarabía de los últimos noctámbulos que se niegan a dormir, los ar-tistas se dirigen a sus habitaciones. La tarea se había cumplido: el arte, como en días anteriores, logró fundirse a la tradición y la convivencia.

6Después de cinco años es importante hacer un alto en el camino. La experiencia acumulada por las Jornadas Culturales Villistas es sinónimo de simiente para las conmemoraciones del Cente-nario de la Revolución. Su estrategia operativa merece ser valorada por el impacto social que logra, partiendo por reconocer que se cuenta con un presupuesto modesto que se enriquece con el compromiso de instituciones, grupos y personas.

En estos momentos de apremio para el bienestar y seguridad de las familias chihuahuenses, el villismo constituye un referente de resistencia, lucha y participación. Desde luego, el villismo no se reduce a Francisco Villa. El villismo es mucho más que eso. Como movimiento social representa una propuesta emblemática por su carga histórica y alto contenido simbólico. Una propuesta inspiradora para las nuevas generaciones.

Visto así, la vigencia y continuidad de las Jornadas Culturales Villistas es un asunto de política pública.

La Jornada en cada municipio inicia con un desfile que representa la entrada de Villa a los pueblos. A su llegada, se oye el coheterío, el ruido de los caballos. Los niños mag-nifican el suceso: es la forma en que se introducen en la leyenda. El sonido de la banda de música rompe el silencio de un lugar que durante todo el año es tranquilo; lo saca de su cotidianidad. En el desfile cada comunidad incorpora a sus hombres de a caballo. A veces vienen jinetes de lejos, como en Coronado, que recibe apoyo de gente que cabalga por tres o cuatro horas desde comunidades tan lejanas como El Potrero para participar en el festejo. Esto sucede prácticamente en todos los municipios. Los jinetes son acom-pañados por mujeres, las Adelitas de a caballo, las reinas de la belleza regional nom-bradas por el pueblo para engalanar el evento, que llegan en compañía del presidente municipal y los miembros del cabildo. Además de los jinetes, desfilan los carros alegóricos ela-borados por la población, producto también de los talleres que se realizan ese día durante la mañana. La fundación Tres Siglos, Tres Fiestas ha participado con diferentes carros alegóricos; el más reciente, un trenecito, recuerdo de la Má-quina 501, que campanea y echa humo. El primer desfile se hace en Matamoros, porque Matamo-ros fue la entrada natural de las tropas villistas. Ahí se inauguran las Jornadas. El desfile es una estrategia para anunciar, para conglomerar a la población. Es recibido al grito de ¡Viva Villa! so-bre todo por niños y por adultos, y no es que en los pueblos no haya jóvenes: ellos en ese momento se encuentran dentro de sus casas, arreglándose con sus mejores galas para la verbena vespertina que el desfile anuncia.

Desfiles

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Verbena

Una vez recibidas las tropas villistas, inicia la verbena popular. Un escenario en el centro de la plaza principal del pueblo recibe a los grupos artísticos. Todo tipo de gente se conglomera y participa en los eventos, apoyados siempre por la buena dis-posición de las presidencias municipales. A las Jornadas Culturales Villistas no les interesan las figuras comerciales: los espectáculos presentados tienden a la revalo-ración de la cultura, de las manifestaciones artísticas y de las producciones locales. Hay una integración de la gente, que participa con venta de comida, flores, globos, aguas frescas. Las Jornadas han servido como incentivo para que las personas ini-cien su pequeño negocio de envasados, de dul-cería, vinos y artesanía regional. En este sentido Valle de Allende es, después de Parral, la pobla-ción más grande de la región que ha podido de-sarrollar una conciencia turística, capitalizando su patrimonio cultural y arquitectónico, cosa que no sucede en otras comunidades menos privile-giadas porque se encuentran geográficamente inaccesibles o porque su arquitectura tradicio-nal ha desaparecido. La efervescencia turística es notoria durante la verbena, aún en los muni-cipios lejanos. Su programación artística se inte-gra por presentaciones de música, danza, teatro, cine, exposiciones, presentaciones de libros y conferencias, todas ellas relacionadas con el tema del villismo. La charrería, el jaripeo, y otras actividades del hombre de campo se hacen presentes en el llamado campamento villista en donde el público dis-fruta de estos espectáculos acompañados de música en torno a una gran fogata.

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En este evento popular no puede faltar la danza folklórica, en donde la polka y el ritmo norteño se hacen presentes animando al público que las considera como sus favoritas, aunque se dan también otras manifestaciones, como las coreografías “ca-trinas” de la época porfirista. Del folklore no sólo se presentan polkas y otros ritmos del baile norteño, sino también piezas de la coreografía nacional: Veracruz, Oaxaca, Jalisco. La mayoría de los eventos dancísticos son llevados desde Chihuahua, pero algunos son producidos en el mismo municipio, como parte de su contribución a las Jornadas. Durante varios años consecutivos ha partici-pado el grupo de danza folklórica Awinalli, que ofrece un espectáculo singular: intercala, entre las diferentes danzas, cuadros dramáticos sobre acontecimientos memorables de la saga revolucionaria, desde escenas costumbristas hasta alegorías de la lucha armada.

Danza

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La música de la gente de campo es la norteña. Con sus acordes se compusieron, hace cien años, los corridos, las crónicas cantadas de la Revolución. El grupo Poemas, co-rridos y sotol montó un espectáculo multidisciplinario donde confluyen la música, la poesía y el teatro en torno al tema revolucionario. Sus montajes, siempre novedosos y sorprendentes, en los que confluyen importantes artistas de la capital del estado, han recorrido con éxito los municipios a lo largo de varias Jornadas. Uno de sus espectá-culos sobresalientes es Una flor para Francisco Villa en donde la poesía de Nelly Cam-pobello es el deleite de los espectadores. Además de este evento netamente villista, se presenta música de otros géneros, siempre con la constante de la calidad artística, como el concierto Adelita rock, que reunió a doce grupos compuestos por mujeres que tocaron rock en la plaza y que, aunque sus temas no fueron villistas, el proyecto se hizo inspirándose en la bravura y la presencia de la mujer en el panora-ma de la lucha revolucionaria. Se pretendió difun-dir en estas zonas apartadas lo más representativo del quehacer artístico chihuahuense. Tal es el caso de la Orquesta Sinfónica Juvenil bajo la dirección del maestro Modesto Gaytán, así como otro tipo de orquestaciones, grupos corales, canción cardenche y música popular mexicana.

Música, canto y poesía

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Año con año, el teatro se hace presente en las Jornadas Villistas. Por las mañanas, des-pués de los talleres, se ofrece para los niños una obra infantil con tema villista. Es el caso de El eco de Francisco Villa y de Pancho Villa y los niños de la bola. Por las tardes, teatro histórico para todo público; distintos grupos teatrales fueron convocados para su producción. El último dorado es una adaptación de la novela del mismo nombre de Juan Holguín Rodríguez, adaptación teatral realizada por Gabriela Velázquez y puesta en es-cena por los integrantes del Taller de Teatro Los Dorados de Matamoros. Esta obra se presentó en el teatro Mariano Matamoros de esa localidad el mismo año de su reinau-guración y fue de gira por diferentes municipios. El trabajo de las Jornadas incentiva a las administraciones municipales para que participen con proyectos para conseguir recursos destinados a recuperar espacios arquitectónicos e históricos a través de programas como el PAICE, que apoya a la infraestructura cultural de los estados. El mismo caso se repite con el antiguo cine Alcázar, hoy convertido en tea-tro en Valle de Allende. Santa Bárbara y San Francisco del Oro también participan en este programa para recuperar los espacios de antiguos cines y convertirlos en teatros. A otros municipios que no cuentan con recintos teatrales, se les capacita para que adecuen sus salones de actos o de fies-tas y sea posible una representación teatral. Además de las actividades organizadas por Gobierno del Estado se unen otras existentes ya desde antes, como es el teatro de calle en donde se representa la hazaña heroica de Elisa Griensen, y el estupendo monólogo de Pedro de Alvarado en el edificio que fuera su palacio. Más de cuarenta obras de teatro temático e infantil se han representado en los municipios que integran el corredor villista.

Teatro

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Elisa Griensen y sus alumnos expulsan a los miembros de la Expedición Punitiva que, desde los Estados Unidos, buscaba a Villa para apresarlo. Esta obra y la del monólogo de Pedro de Alvarado (p.4) ya se presentaban en Parral como iniciativas de otras instituciones. Actualmente se adhieren generosamente a la programación.

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Teatro de Matamoros, que la Presidencia Municipal restauró con el apoyo del PAICE, motivada por el entusiasmo de contar con un recinto para acoger los eventos escénicos de las Jornadas Culturales Villistas. Fue inaugurado por la Orquesta Sinfónica Juvenil de Chihuahua, bajo la dirección del maestro Modesto Gaytán. La primera obra teatral exhibida fue El último Dorado, basada en el libro de Juan Holguín Rodríguez, escritor oriundo de esa población.

Talleres

Rescatar, revalorizar y difundir los valores del patrimonio histórico relacionados con el villismo es una de las principales intenciones de las Jornadas en la región, e inculcarlos, primeramente, a las nuevas generaciones. Los talleres infantiles estimulan la vocación artística y promueven el sentido de compañerismo en los niños de estas comunidades que rara vez reciben atención en materias más allá del currículo académico escolar. Se llegan a juntar de cincuenta a cien niños por poblado. Y esto viene del espíritu mismo del pensamiento villista: Villa hizo de su hacienda de Canutillo un centro cultural, donde ofrecía educación en letras, artes y ciencias a niños y adultos, pero sobre todo a los niños, por quienes el caudillo sentía una es-pecial preocupación. Gran parte de las comitivas que vienen de otros estados y que las vemos desfilando con pancartas de fervor villista están formadas por aque-llos niños, hoy adultos, y por sus descendientes, que fueron cobijados en la hacienda de Canutillo y en mu-chos otros pequeños centros educativos que Villa sem-bró en Durango y en Chihuahua, y que hoy vienen, en señal de agradecimiento, a unirse a la celebración. Los talleres infantiles de ninguna manera van a resolver directamente las enormes necesidades de atención a la niñez, pero sí sirven como un estímulo que se puede quedar en cada poblado y que de esta manera revive y fortalece la herencia ideológica del líder revolucionario.

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Exposiciones, conferencias y presentaciones de libros

Con el espíritu de difusión, rescate y revaloración se organiza para las Jornadas un amplio abanico de eventos culturales, no sólo artísticos, sino también académicos, di-rigidos a distintos sectores de la población, desde el público infantil hasta audiencias especializadas: presentaciones de libros, ciclos de cine y de conferencias, exhibiciones de pintura y fotografía. Se convocó a un concurso de corridos villistas y ensayo histó-rico. También se apoyó el documental de The History Channel, de Paco Ignacio Taibo II, en donde participó el historiador Jesús Vargas, así como el programa El olvido está llena de memoria, con interesantes entrevistas a los so-brevivientes de la gesta revolucionaria. Se han llevado a todos los municipios exposiciones pictóricas y de foto-grafía, en diversos formatos, desde obras de caballete hasta mantas de grandes dimensiones, realizadas por artistas capitalinos y regionales. Al respecto, se busca siempre equilibrar la difusión del quehacer cultural na-cional e internacional con el quehacer local. En todos los casos, los municipios apoyan a las Jornadas con eventos producidos por ellos y generosamente los incluyen en la programación de las Jornadas, y redoblan personal para las visitas guiadas en el Museo de Villa, en los pa-seos turísticos por el panteón municipal y en el famoso trenecito urbano PyOjito de la ciudad de Parral.

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De inquierda a derecha y de arriba abajo:

Entrada a Ojinaga Raúl Mendoza

Los hacendados Filiberto García

Chihuahua antiguo René Becerra

La tranquila vida en Parral Ana Rosa Martínez

El ataque a Columbus Patricia Márquez

Villa el Carnicero Isaac Yapor

La familia de Doña Micaela Patricia Márquez

Los buitres José Pedro Gaytán

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De inquierda a derecha y de arriba abajo:

¿Dónde quedó la cabeza de Villa? Filiberto García

Los rurales Delia Soto

La tranquila vida en Durango Daniel Ramírez

Francisco Villa Rodolfo Mariscal

La muerte de Villa María de Jesús Celaya

Villa en la gran silla Isaac Yapor

La tranquila vida en Chihuahua (1900) René Becerra

La familia feliz César Luján

El nacimiento de Doroteo Arango José Pedro Gaytán

La Cabalgata Villista, como los desfiles, representa también el recorrido de las tropas villistas por estas tierras norteñas y su entrada a las poblaciones. Más de tres mil jine-tes provenientes de toda la república y de Estados Unidos se dan cita para participar en este evento. Debido a su intensa convocatoria se decidió que fuera la Cabalgata la que representara la entrada de Villa a Hidalgo del Parral, epicentro de las Jornadas. La Cabalgata arranca desde Ciudad Juárez el 5 de julio, pasa por la ciudad de Chihuahua el día 12 y hace su entrada triunfal a Parral el día 19. Esta Cabalgata nace de la iniciativa de don José Socorro Salcido, villista de corazón. En 1995, cuando se hicieron las primeras Jorna-das Villistas en seis municipios, recibía a organi-zadores y artistas en su hotel, un hotel de mucha tradición en Parral. Se fascinaba con la Jornada y la seguía por los pueblos. Un buen día expuso su idea. Convocó a los jinetes del estado a unirse a esta ardua tarea y, hoy por hoy, quince años des-pués, la Cabalgata Villista es uno de los eventos más atractivos, porque involucra no sólo a Parral y sus municipios cercanos, sino a todas las ciuda-des del estado de Chihuahua y a prácticamente todos los estados de la república y el sur de Es-tados Unidos. Resulta impresionante el paso de tres mil jinetes por las estrechas calles de Parral, que vienen a recordarnos las escenas revolucionarias de hace un siglo cuando el ejército villista, con tantos o más jinetes que los de ahora, era recibido con júbilo por el pueblo.

Cabalgata

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Las Jornadas Culturales Villistas llegan a su clímax con la representación de la trilogía dra-mática del hecho doloroso de la muerte, velatorio y entierro del general Francisco Villa. Cuan-do Villa muere, muchos de sus allegados no asistieron a las honras fúnebres advertidos de que fuertes represalias los amenazaban. Pero desde el año siguiente se juntaron para recordarlo y hacer votos de lealtad a sus ideales. La mañana del 20 de julio inicia con las ofrendas de honor en el monumento al general Francisco Villa. De ahí, la escolta villista, junto con todas las asociaciones de correligionarios, se dirige al lugar donde cayó el caudillo. La primera re-presentación de la muerte de Villa se hizo por iniciativa de alumnos del CONALEP, para luego ser integrada al programa de las Jornadas. Es el mito de Pancho Villa hecho realidad a través de una dramatización. Tres representaciones del asesinato se hacen para poder albergar a los casi diez mil espectadores. Ese día Villa es trasladado al segundo piso del antiguo hotel Hidalgo, que se adapta con objetos de la época para escenificar el velatorio. Se hacen guar-dias de honor ante la caja con la mascarilla del General. Al día siguiente desfila la carroza. El cortejo termina en el panteón de Dolores donde estuvo su tumba. Ahí las Jornadas se clausuran oficialmente. Desde aquel trágico 20 de julio de 1923, a la fecha, asis-ten asociaciones de seguidores de Veracruz, Yucatán, Chiapas, a participar en los homenajes. De Delicias, año con año, doña Guadalupe Villa, hija del General, visita la ciudad de Parral. Concurren también congre-gaciones de nietos y de aquellos hijos “adoptivos” que Villa albergó en su Hacienda, la Confederación Nacio-nal Villista, los Veteranos, Hijos, Nietos y Viudas de la Revolución. De Chihuahua y Durango capital se adhie-re también una impresionante delegación de casi cua-trocientos motociclistas choppers, los centauros con-temporáneos inspirados por aquella fotografía de Villa junto a una Harley-Davidson. En el evento hay rapso-das que cantan y lamentan los hechos; una persona considerada por los parralenses como la materia de Villa, sintiéndose poseída por el espíritu del caudillo, hace curaciones a largas filas de correligionarios. La ceremonia se convierte en un catalizador de las más diversas expresiones populares... Revivir el dolor, la muerte del cabecilla regional cuya imagen es de nivel internacional, tiene como objetivo el rescate y fortalecimiento del hé-roe, de la figura legendaria arraigada en el corazón del pueblo.

Escenificaciones: muerte, velatorio y sepelio

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A la izquierda doña Lupita Villa, hija del General.

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A la izquierda, la tumba oficial. A la derecha, la fosa número 10 donde se presume descansan los verdaderos restos de Villa, cambiados de lugar por sus seguidores para evitar el saqueo.

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Diversas manifestaciones populares surgen alrededor del sepelio. Una mujer, considerada por sus correligionarios como la materia de Villa, hace curaciones con veladoras del General.

Organización

La conmemoración de la muerte del general Francisco Villa ha producido desde siem-pre, natural y espontáneamente, eventos artísticos populares que ahora han sido orde-nados y dotados de objetivos tendientes a la valoración, conocimiento, conservación, rescate y difusión del patrimonio histórico cultural, propiciando acciones y eventos que permitan la recuperación de espacios históricos. De esta manera se busca fortalecer la identidad y la afirmación de la idea de pertenencia común, promover la actividad turís-tica y económica de la región, y propiciar la reflexión sobre la trascendencia de la gesta revolucionaria de 1910. El Instituto Chihuahuense de la Cultura ha construido una pro-gramación que pretende recuperar esa memoria histórica reivindicando la época del vi-llismo, extendiendo su influencia a los municipios circunvecinos de Parral, como lo son Matamoros, Santa Bárbara, San Francisco del Oro, Allende, Coronado, Zaragoza, Sate-vó, Balleza, López, El Tule, Huejotitán y Jiménez. En 1994 las Jornadas iniciaron con el formato que hoy conocemos. Para la organización de este programa participaron el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, Gobierno del Estado de Chihuahua a tra-vés del Instituto Chihuahuense de la Cultura y de la Secretaría de Desarrollo Comercial y Turístico, ade-más de la asociación civil Tres Siglos Tres Fiestas y los gobiernos municipales. Hoy por hoy este progra-ma se ha convertido en uno de los momentos más relevantes para la vida cívica de la región, porque se genera una reactivación de los valores comunitarios como la solidaridad, la voluntad creadora, la dignidad, alrededor de una figura histórica y mítica que los aglutina: la figura del general Francisco Villa.

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Agradecimientos

El Instituto Chihuahuense de la Cultura agradece el entusiasmo y la vocación de servicio de todas aquellas personas e instituciones que participaron en las distintas etapas del proceso para llevar, siempre, a feliz término cada una de las seis Jornadas Culturales Villistas que con este libro recordamos. A los miembros del personal administrativo de las diferentes oficinas del ICHICULT y dependencias de Gobierno del Estado quienes, aparte de sus actividades normales, desempeñaron las más inusitadas tareas actuando como organizadores, coordinadores, negociadores, conciliadores, redactores, informadores, tramoyistas, decoradores, antes, durante y después de cada Jornada, solucionando, con profesionalismos y sentido humano, el impredecible e inacabable caudal de problemas que surgen ante la movilización de tantas personas e instituciones; a diseñadores, pintores y fotógrafos que le dieron identidad visual a las Jornadas; a periodistas e investigadores que documentaron y reorientaron con su registro, difusión, análisis y crítica, el sentido del proyecto; a las administraciones municipales de los trece municipios involucrados, por su participación incondicional, rompiendo barreras partidistas y haciendo milagros con los recursos, a veces precarios, con los que han contado; a todos quienes participaron directamente frente al público, como individuos y como grupos, en los distintos eventos artísticos y culturales que ofrecieron las Jornadas Culturales Villistas a lo largo de estos años.

TeaTro: (2005) La zorra burlona. Directora: Marilena Mugurasa Tiu Jelea. Compañía de Teatro Arlequín; Muera Villa. De Juan Tovar. Director: Gustavo García. Asociación Coahuilense de Teatristas A.C; Canción de Cuchillo Parado. Autor y Director: Manuel Talavera Trejo. Compañía de Teatro Universitario UACH; La madrugada. De Juan Tovar. Director: Gerardo Campillo Llano. Grupo de Teatro del Instituto de Cultura de Durango; Una flor para Francisco Villa. Directora: Laura Lee. (2006) Huyamos, marqués huyamos. De Jorge Goldenberg. Director: David Alcalá. Compañía de Danza y Teatro Esparadrapo; El último Dorado. De Juan Holguín Rodríguez. Dirección: Gabriela Velázquez. Compañía de Teatro Los Dorados de Matamoros; Adela. Dirección y autoría de María Sánchez y Marissa Chávez. Compañía Eka Teatro; Entre Villa y una mujer desnuda. De Sabina Berman.

Dirección: César González. Compañía Rasec; Líbranos del mal. Autor y Director: Manuel Talavera Trejo. Compañía de Teatro Universitario UACH; Pancho Villa y los Niños de la Bola. De Antonio Zúñiga. Director: Rodolfo Guerrero, Compañía Alborde Teatro; Una flor para Francisco Villa. Directora: Laura Lee. (2007) El eco de Francisco Villa. Autor y Director: David Alcalá C. Compañía de Teatro y Danza Esparadrapo; (2008) Las historias de don Rodolfo. Autor y Director: David Alcalá C. Compañía de Teatro y Danza Esparadrapo; Yo solo sé que tú te vas, yo sólo sé que me quedo. De Tomás Urtusástegui. Director: Ramón Morales; El país de los sin ceros... Directora: Evelyn Velázquez. Compañía de Teatro Universitario UACH Parral; Niñas de la guerra. De Bertha Hiriart. Directora: Gabriela Velázquez. Grupo de Teatristas Independientes de Parral. (2009) Trampa en la ruta de Horcasitas (El asesinato de Abraham González). Autor y Director: Manuel Talavera Trejo. Compañía de Teatro Universitario UACH; Tomóchic. De Humberto Robles. Director: Luis Heraclio Sierra. Compañía de Teatro Universitario UACH; La Madrugada. De Juan Tovar. Compañía de Teatristas Independientes de Parral. Director: Ramón Morales; Tomóchic. De Humberto Robles. Director: Luis Heraclio Sierra. Compañía de Teatro Universitario UACH; Tomóchic. De Joaquín Cossío. Director: Mario Humberto Chávez Chávez. Compañía de Teatro Universitario UACH.

Danza: (2005) Compañía de Danza Folklórica Awinali. Directora: Irene Cárdenas; Compañía de Danza Folklórica Rarajípame, CBTIS 122. Director: Víctor Barriga. (2007) Ballet Folklórico Awinali. Directora: Irene Cárdenas; Ballet Folklórico Nawézari, CBTIS 158. Director: César Orta. (2008) Compañía de Danza Folklórica Awinali. Directora: Irene Cárdenas; Compañía de Danza Folklórica Rarajípame, CBTIS 122. Director: Víctor Barriga. (2009) Grupo de Danza Folklórica Awinali. Directora: Irene Cárdenas; Ballet Folklórico Nawézari, CBTIS 158. Director: Víctor Orta.

Música:(2005) Poemas corridos y sotol. Corridos y poemas revolucionarios. Directora: Laura Lee. Idea Original de Jesús Vargas; Voces al viento. Música latinoamericana. Director: Víctor Armendáriz. (2006) Voces al viento. Director: Víctor Armendáriz; Poemas, corridos y sotol. Música revolucionaria. Directora: Laura Lee. Idea original de Jesús Vargas; Tambo Machay. Música de la revolución. Director: Luis Efrén S. Shaffino; Orquesta Sinfónica Juvenil de Cuauhtémoc, Chihuahua. Director: Manuel III. (2007) Corridos

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revolucionarios. Director: Faustino Villalobos. Maestros de las Misiones Culturales de SEECH; Voces al viento. Música juvenil. Director: Víctor Armendáriz; Poemas, corridos y sotol. Música tradicional chihuahuense. Directora: Laura Lee; Orquesta Sinfónica Juvenil de Chihuahua, SEC. Director: Modesto Gaytán. (2008) La nueva banda. Música de trova. Director: David Martínez; Poemas, corridos y sotol. Canto a Chihuahua y algo más. Directora: Laura Lee; Corridos revolucionarios. Director: Faustino Villalobos. Maestros de las Misiones Culturales de SEECH; Basaseáchic. De Eliud Solís Moreno. Director: Lupino Caballero; Adelita Rock. (2009) Homenaje a los Montañeses del Álamo. Grupo Beanda. Director: Faustino Villalobos; Poemas, corridos y sotol. Herencia. Directora: Laura Lee; La nueva banda. Música juvenil. Director: David Martínez; Carmen Cardenal; Cessna.

MulTiDisciplinario: (2005) Vámonos con Pancho Villa. Directora: Ofelia Contreras. Compañía de Teatro y Danza de SEECH; Adelita. Belleza regional. (2006-2009) Adelita. Belleza regional.

arTes plásTicas: (2006) Exposición fotográfica Pancho Villa, la construcción del mito, de Miguel Ángel Berumen; exposición fotográfica La Charrería en México, de Ernesto Icaza. (2007) Exposición fotográfica Villa con nosotros, de Héctor Jaramillo. (2008) Exposición de esculturas ecuestres, de Vinicio Chaparro; exposición pictórica colectiva Francisco Villa para el mundo, de varios autores. (2009) Exposición pictórica colectiva Protagonistas de la Revolución en el estado de Chihuahua.

ciclos De cine: (2007) La revolución no ha terminado, de Francesco Taboada. (2008) La Cucaracha. Director: Ismael Rodríguez; Pancho Villa y la Valentina. Director: Ismael Rodríguez; Cuando ¡Viva Villa! es la muerte. Director: Ismael Rodríguez; Longitud de Guerra. Director: Gonzalo Martínez; El principio. Director: Gonzalo Martínez; Pancho Villa. Director: Bruce Beresford, con Antonio Banderas; El rostro oculto de Villa. Director: Roberto Bolado Muñoz; Pancho Villa aquí y allá. Producción: The History Channel.

conferencias: (2005) La División del Norte, una máquina de ganar batallas. Por Esbarado Carreño, Everardo Ramírez y José De la O Holguín. (2006) El caso de la fosa No. 10 del panteón Dolores, un acercamiento antropológico y arqueológico. Por Moisés Alejandro Villa Zamora y Yessín Antillón Erives. (2008)

Concurso de Corrido Revolucionario; Villa en Familia. Por el arquitecto Francisco Villa Barriga. (2009) Vida y hazañas del Centauro del Norte. Por Edelmiro Ponce de León; El olvido está lleno de memoria. Presentación de historias de vida de adultos mayores. Colectivo.

libros: (2005) Pancho Villa en Canutillo. Autor: José De la O Holguín. (2006) Pancho Villa, la construcción del mito. Autor: Miguel Ángel Berumen. (2007) La División del Norte. Autor: Pedro Agustín Salmerón Sanjinés. (2008) Columbus. Autor: Ignacio Solares.

Talleres: (2005) El rostro de Villa. (2006) El rostro de Villa. (2007) El caballo de mi general Francisco Villa; Taller juvenil Dibujando a los villistas. (2008) Sombrero villista. Talleristas de la Oficina para el Desarrollo Educativo del ICHICULT. (2009) La máquina de vapor. Talleristas de la Oficina para el Desarrollo Educativo del ICHICULT.

CRÉDITOS A LAS FOTOGRAFÍAS

Víctor Cano / Sergio Fernández / Héctor Jaramillo / Enrique Licano / Luis I. Alejandro Olace Moreno / Raúl Ramírez Kigra / Arturo Rodríguez Torija DE IZQUIERDA A DERECHA Y DE ARRIBA ABAJO, POR PÁGINA:

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FOTOMONTAJE PORTADA: HJ CONTRAPORTADA: ART

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Jornadas Culturales VillistasMemoria 2005-2010se terminó de imprimir en julio de 2010con un tiraje de 1 000 ejemplares.

Se utilizó en interiores papel New Age Blanc de 157 g. Diseño y cuidado de la impresión:

Luis Carlos Salcido y Héctor [email protected](614) 425 0533 • (614) 196 1021Chihuahua, Chihuahua, México.

Impreso en Hong Kong • Printed in Hong Kong