johann hauser - blog simbólica

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  • 7/24/2019 Johann Hauser - Blog Simblica

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    JOHANN HAUSER: LA PREGUNTA INCESANTE

    El arte apunta a cuestiones que no pueden ser dichas de otra manera. O mejor, en eldesarrollo honesto de sus resultados, de su produccin, el arte responde de una manera que

    slo puede ser dicha tal y como ha sido ejecutada. As que es lo que es, un artefacto-hidra

    compuesto por lo material plstico/escrito/alzado figurado; lo simblico, aquello que se

    desplaza en el movimiento entre la produccin y la percepcin; y lo que no representa, lo que

    no est, como indecible. Poco sabemos en la mayora de ocasiones sobre eso tan fascinante

    que es la pregunta, pero sabemos de la angustia que produce o del extrao placer

    inclasificable- de encontrarnos con su respuesta. Hay un arte para ser consumido y un arte

    para ser producido. El arte es indivisible de un cuerpo que se encuentra en medio de con la

    nada.

    Johann Hauser (1926-1996) nace en Bratislava. No sabemos nada de su vida excepto suorfandad, hasta que es ingresado en el manicomio de Gugging de Viena a finales de los aos 40

    y posteriormente vinculado a la Casa del Artista (Haus der Knstler), espacio artstico

    construido a partir de una iniciativa del psiquiatra Leo Navratil, que investigaba la relacin

    entre diagnstico y creacin artstica. All, en la casa, se vive como residente en una condicin

    diferenciada del resto de los pacientes de la institucin. De all saldrn grandes artistas

    outsider del siglo XX a partir de la mirada de Dubuffet y la posibilidad de emerger en el

    paradigma artstico contemporneo.

    Hauser no sabr nunca leer y escribir; l dibuja, sobre todo al anochecer. Y desde el lugar que

    encuentra en la Casa del Artista, comienza a emerger la nueva forma de su particular discurso.

    Y no sabemos cules son concretamente las preguntas, pero podemos aventurarnos en los

    trazos de aquello que ha decidido mostrar, donde es evidente que hay un centro en la Mujer,

    su sexualidad, su cuerpo. Cuerpos densos, voluminosos que presentan sus oquedades y sus

    armas. Hay mujeres convertidas en hbridos de guerra, hay una batalla constante y el alivio del

    hechicero que invoca a los espritus, sus fantasmas, abiertos de par en par como una invitacin

    tan temible como luminosa, un museo de lo posible que se encuentra en ese punto que no se

    puede decir. En ocasiones Hauser rasga el papel, tal es el impulso. La cera se desparrama,

    invade el marco seguro del papel creando una escena que detiene la cuestin y la presenta

    como algo que no puede conformarse, que no cesa.

    Su psiquiatra anota que los periodos de sintomatologa manaca responden a produccionesms efusivas y figurativas, mientras que en los depresivos la predominancia es geomtrica,

    ms abstracta. Al final la conjuracin es la misma, es una suerte de tejer en el tiempo que

    permite preguntar por el espacio que ocupa el otro, atender a la necesidad de fijar toda la

    energa en la creacin desde su particular emanacin del caos. Lo particular, hecho rostro. Lo

    indecible, hecho auge. Hauser produjo y se march.

    Hoy, tenemos la suerte de seguir preguntndonos mientras observamos una preciosa parcela

    de realidad indita que nos interroga sobre nuestra propia concepcin del cuerpo, el poder, lo

    sexual, lo que se tiene y todo aquello que siempre se perdi.