jesús de nazaret, el mito y el sabio

Upload: alex-carrera-boggio

Post on 03-Jun-2018

217 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    1/128

    UnalecturadelEvangeliode

    Juandesdeunaespiritualidad

    laicaydesdeelsufsmo

    Mari Corb y Halil Brcena

    Jessde Nazaret,

    el mito

    y el sabio

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    2/128

    JESS DE NAZARET, EL MITO Y EL SABIO

    Una lectura del Evangelio de Juan

    desde una espiritualidad laica y desde el sufismo

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    3/128

    JESS DE NAZARET, EL MITO Y EL SABIO

    Una lectura del Evangelio de Juan

    desde una espiritualidad laica y desde el sufismo

    Texto: Mari Corb y Halil Brcena

    Biblioteca

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    4/128

    NDICE

    Prefacio ............................................................................................................9

    Introduccin. Mari Corb ................................. .................................... .......13

    A modo de introduccin. Halil Brcena ................................... ...................31

    Comentario del Evangelio de Juan .................................. ..............................37

    A modo de conclusin ..................................................................................241

    Bibliografa ..................................................................................................247

    Los autores ............................... .................................... .................................253

    Texto: Mari Corb y Halil Brcena

    Obra grfica contraportada: Pere Rius.

    Edita: Verloc

    Barcelona

    Telfono: 629.759.844

    www.verloc.com

    Coleccin:Biblioteca CETR

    Primera edicin: abril de 2010

    Diseo: Verloc. Gabinete Creativo Editorial

    Depsito legal:

    ISBN: 978-84-937737-2-4

    Impresin: Publidisa

    La reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier procedimiento,

    comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, quedan

    rigurosamente prohibidas sin la autorizacin escrita de los titulares del

    copyright y estarn sometidas a las sanciones establecidas por la ley.

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    5/128

    PREFACIO

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    6/128

    Nos proponemos una lectura del Evangelio de Juan desde las condicionesculturales de nuestros contemporneos, condicionados por las sociedades deconocimiento globalizadas.

    La metodologa de lectura se plantea desde una doble perspectiva:

    En primer lugar, desde las condiciones epistemolgicas impuestas por lassociedades de cambio o sociedades de conocimiento globalizadas, que nosllevan a un nuevo planteamiento de la espiritualidad. Planteamiento quecomporta el forzoso alejamiento de la epistemologa mtica, que fue elfundamento desde el que nuestros antepasados, y todava muchos cristianosactuales, vivieron y an viven la buena nueva del Evangelio de Juan. Estalectura tiene que partir de las condiciones de los ciudadanos de las sociedadesactuales que, en su mayora, ya no son creyentes ni tienen religin, pero quecontinan aspirando a una espiritualidad profunda.

    La segunda perspectiva es complementaria y en parte coincidente con laprimera: se trata de la lectura de un suf de la orden de Mawln Rm. Estasegunda perspectiva permite acercarse al mensaje de Jess tambin desde lasnuevas condiciones culturales y desde fuera de los cuadros de creenciascristianas, para buscar en Jess al gran maestro del espritu, al gran maestro dela cualidad humana profunda.

    En cuanto al procedimiento de exposicin que emplearemos a lo largo dellibro, empezaremos recordando el pasaje evanglico en cuestin y seguiremoscon un doble comentario: primero, el que corresponde a la primera de lasperspectivas enunciadas y, a continuacin, el que corresponde a la segunda destas.

    La publicacin se abre con un doble prlogo. Tanto las introduccionescomo los comentarios a cada pasaje evanglico irn precedidos por el nombredel comentarista: Mari, Halil.

    11

    Prefacio

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    7/128

    INTRODUCCINMari Corb

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    8/128

    Quisiera introducir la lectura con una declaracin clara de intenciones.Pretendo leer el Evangelio de Juan a la luz del conocimiento de la estructura delos mitos en los que Juan se expresa.

    Los mitos son creaciones humanas, sistemas de socializacin colectiva,programas para completar nuestra indeterminacin gentica como vivientesculturales, el software de los colectivos, modelados segn las formas desobrevivir de esos grupos humanos.

    Hay que distinguir claramente lo que es el mito de lo que es la revelacin.La revelacin, aunque viene expresada toda ella en mitos, smbolos y rituales,cuya estructura conocemos, no es sin embargo esos mitos, smbolos y rituales en

    los que se expresa.Teniendo esto en cuenta, cul es la revelacin de Jess de Nazaret,supuestos los mitos del mbito cultural judeo-helenista de la comunidad de

    Juan en la que vive y desde la que se expresa?En los distintos pasajes del Evangelio deberemos enfrentarnos con todas

    las dificultades que presenta esta nueva lectura.

    El porqu de esta publicaciny de la eleccin del Evangelio de Juan

    Para muchas personas, la mayora de nuestros ciudadanos y sobre todo lasgeneraciones ms jvenes, los evangelios estn bloqueados, estn cerrados. Estoes as porque la Biblia y los Evangelios han estado, y estn todava, bajo elcontrol de las doctrinas, creencias y dogmas de las autoridades eclesisticas.

    Conviene recordar que la iglesia catlica no pona las Escrituras en manosdel pueblo. Fue Lutero el primero que lo hizo. Y sin embargo, a pesar de lasublevacin de ste, la iglesia catlica continu sin traducirlas a las lenguasvernculas todava durante mucho tiempo.

    En la liturgia, hasta hace muy poco, todava se lea el evangelio a los fielesen latn y el sacerdote lo explicaba despus al pueblo. Traigo este hecho acolacin para que tengamos conciencia de que el texto evanglico ha estadoestrictamente controlado por la doctrina y sus garantes.

    En nuestra situacin cultural se da un claro rechazo de la religin porqueva ligada a sistemas de creencias y sumisiones. Al rechazar la religin, yconcretamente la iglesia, se rechazan las creencias que sta proclama o bien selas ignora. Asimismo, se bloquea tambin la lectura del Evangelio como textoespiritual valioso, debido a su estrecha vinculacin con la iglesia, las creencias ylas sumisiones.

    15

    Introduccin

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    9/128

    No objetaremos nada a quienes puedan vivir el Evangelio a la maneratradicional ni por descontado nos creeremos mejores que ellos. Pero la mayorade nuestra poblacin ya no puede leer y vivir el Evangelio de esa manera y no es

    justo que no pueda tener acceso a esta fuente de sabidura.No tiene tampoco sentido que en Occidente recuperemos la posibilidad de

    una espiritualidad sin religiones y sin creencias, pero que para ello tengamosque alimentarnos exclusivamente de tradiciones orientales o de la msticamusulmana. Una situacin as tiene algo de irreal.

    Vamos a ser capaces de leer y vivir en profundidad los grandes textos deotras tradiciones espirituales de la humanidad, sin religiones y sin creencias, yno vamos a poder sin embargo hacer lo mismo con nuestra propia tradicin

    porque somos incapaces de liberarnos del monopolio del pasado?Nuestro intento es atrevido pero los maestros espirituales dicen que elcamino interior slo se puede hacer con un gran atrevimiento. Empezando por

    Juan, cogemos el toro por los cuernos. Si tenemos algo de xito en ese empeo,los dems Evangelios sern ms fciles.

    Lo difcil es slo aprender a cambiar de actitud con respecto a losEvangelios: hemos de transitar de ver en ellos cosas que creer y que practicar, aver nicamente palabras que orientan la mente y el sentir, y consecuentementetambin la accin, hacia una dimensin de la realidad, de sta, no de otra, quees innombrable, que est ms all de todas nuestras posibles categorizaciones yrepresentaciones, pero que se puede expresar y apuntar.

    Las aproximaciones a la tradicin de Jess

    La primera aproximacin es intentar investigar al Jess histrico .

    Es decir, rastrear, en los escritos cannicos y no cannicos que hablan de l, alJess que realmente existi en las circunstancias de la Galilea, la Palestina y elImperio Romano de su tiempo.

    Los escritos que nos hablan de l no son la crnica de su vida, de sus actosy de sus palabras, sino el testimonio de sus seguidores desde su fe en l.Podramos decir que nos ha llegado la mitologizacin de Jess como expresinde la fe y de la creencia de sus discpulos. En esa mitologizacin se puederastrear algo del personaje real mitologizado, para comprender mejor sumitologizacin y el sentido de su mensaje.

    Pero qu entendemos por mitologizacin de Jess? Se trata de lainterpretacin de ese personaje, de un gran peso espiritual, desde las categoras

    y patrones mitolgicos de la sociedad juda primero y despus desde los judoshelenizados de ciudades helenas de las monarquas helensticas (Roma puede

    17

    La mayora de nuestros contemporneos no quieren saber nada de lareligin, pero a muchos les interesa la espiritualidad, el camino interior, ladimensin de profundidad de la vida humana o como se quiera expresar esapeculiar dimensin que cultivaban las religiones en tiempos pasados.

    Pero incluso a los que les interesa vivamente la espiritualidad les resultams fcil leer y meditar textos budistas, vedantas y sufes, a pesar de su lejanacultural, que leer los Evangelios. Esto es as porque para la lectura de esos otrostextos no hay prejuicios que acten en la mente y el sentir, mientras que en elcaso de los Evangelios, tan ligados como estn a un sistema de creencias, existengraves obstculos para leerlos y meditarlos como puros textos espirituales.

    Los Evangelios estn pues intrnsecamente ligados a la religin y sta es la

    manera de cultivar la espiritualidad de nuestros antepasados preindustriales.Nosotros ya no podemos cultivar esa modalidad de espiritualidad; tenemos quehacerlo de una forma ms acorde con nuestro tiempo; esto es, no religiosa y sincreencias.

    La tarea consiste en liberar a los Evangelios de la sumisin a la que hanestado sometidos. Ya no podemos leer los Evangelios como lo hicieron quienesnos precedieron porque nuestro pensar, sentir y nuestra organizacin comosociedad es distinta. Hemos de aprender a leerlos como textos puramenteespirituales, que se expresan con narraciones y smbolos que no pretendendescribir la realidad de la que hablan sino apuntarla, sugerirla.

    Los evangelistas nos transmitieron lo que comprendieron, sintieron yvivieron con relacin a Jess de Nazaret y nos lo transmitieron con la estructuramental, sensitiva y organizativa que tenan. Nosotros hemos de podercomprender su mensaje espiritual, pero no es necesario, ni posible, quepensemos, sintamos, nos organicemos y vivamos como ellos.

    Por qu hemos escogido el Evangelio de Juan, que es el ms difcil, el msdoctrinal, el ms helnico? Pues precisamente por esto y tambin porque es el que,quizs, junto con San Pablo, ha sido ms profundamente el fundamento de lainterpretacin de Jess de Nazaret por parte de toda la doctrina cristiana posterior.

    Este trabajo no tiene precedentes, puesto que la lectura del Evangelio deJuan, de esta manera tan explcitamente sin religin, sin creencias y como untexto puramente espiritual y simblico no se ha hecho antes. Existen sinembargo algunos apuntes en esta direccin, que han sido muy mal recibidospor las iglesias, no slo por la iglesia catlica.

    Para las iglesias, cada una a su manera, Evangelio, creencias y organizacinestn ligadas de una forma indisoluble. Por consiguiente, separar Evangelio decreencias es atacar la totalidad de su sistema. Nuestra intencin est lejosde atacar a nada ni a nadie, pues tan slo pretendemos abrir el Evangelio, comotexto espiritual, a los que no pueden tener religin ni creencias.

    16

    IntroduccinJess de Nazaret, el mito y el sabio

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    10/128

    El tercer acceso, y el ms importante desde un punto de vista

    espiritual, es comprender el mensaje de esas mitologizaciones y

    simbolizaciones. En este caso podramos decir que lo que nos importa es vivirel poema; esto es, comprender, sentir y vivir lo que los discpulos de Jess nostransmitieron con esas mitologizaciones parecidas a poemas. Queremoscomprenderlos, sentirlos, seguirlos y verificarlos, ya no desde una epistemologamtica, que da por real lo que dicen los mitos y narraciones sobre Jess, sino desdeuna epistemologa ya no mtica.

    Las narraciones sobre Jess, las mitologizaciones y simbolizaciones queconstruyeron sobre l, tenemos que leerlas y vivirlas ya no como descripciones dehechos y naturalezas reales, sino como smbolos, como narraciones-smbolo, como

    puro mensaje espiritual. Un mensaje espiritual que viene entroncado con Jessde Nazaret.Podramos llegar a afirmar que lo que nos interesa de un poema, para vivir

    y verificar la belleza, es el poema mismo y no su estructura o el hecho que loprovoc. Slo con esa actitud nos llega el mensaje del poeta. Hemos de teneruna actitud semejante con respecto a lo que nos llega de la tradicin de Jess enlas narraciones que nos lo transmiten.

    No son los datos que podemos rastrear del Jess histrico, ni la estructurade los mitos con los que se le interpret, sigui y vivi lo que nos interesa, sino loque sus discpulos nos transmitieron, a travs de su propia vivencia y con lospatrones culturales con los que la vivieron.

    No pretendemos desmitologizar, sino comprender, vivir y verificar elmensaje puramente espiritual de esas mitologizaciones, liberados, eso s, de lasservidumbres que la epistemologa mtica impona, y liberados de los sistemasde creencias que esa misma epistemologa arrastraba consigo.

    Esa lectura puramente simblica, libre de la epistemologa mtica y librede creencias, ser la perspectiva de nuestro acceso a los textos sobre Jess, losEvangelios, en concreto al Evangelio de Juan.

    Nos interesan los poemas y haremos referencia a cmo estn construidos slopara comprenderlos mejor. Algo semejante haremos con los escritos evanglicos.

    La nocin de epistemologa mtica

    Esta nocin es de una importancia capital para poder heredar adecuadamenteel legado de las grandes tradiciones religiosas y espirituales de la humanidad.

    Epistemologa mtica es simplemente la manera de pensar y sentir, y porconsiguiente de actuar y organizarse, que imponen los sistemas de programacinpropios de las sociedades preindustriales.

    19

    considerarse una modalidad de monarqua helenstica), con sus estructurasagrario-autoritarias, patriarcales.

    Investigar al Jess histrico es excavar en esas capas mitolgicas hastarastrear al personaje que fue recubierto con esas interpretaciones yvaloraciones. Los mitos, smbolos y rituales, y los sistemas de creencias que lesacompaan, propios de la sociedad israelita y de las ciudades helenistas, sonsistemas de socializacin equivalentes a una programacin colectiva; podemoscompararlos a un software.

    Investigar al Jess histrico es intentar acercarse al personaje, salindonosdel sistema de programacin (el software) desde el que estuvo interpretado,valorado y vivido, para verlo desde nuestra situacin, que ya no est sometida a

    esos parmetros culturales. Ese sera el camino de la desmitologizacin deJesucristo para llegar al Jess de Nazaret.

    Hay una segunda aproximacin: investigar y comprender la

    estructura de los mitos y smbolos desde los que es ledo, interpretado

    y vivido Jess de Nazaret. No basta con poder rastrear el proceso demitologizacin haciendo el recorrido inverso a la bsqueda del Jess histrico;hay que conocer, adems, la estructura de los mitos y smbolos con los que se lemitologiz. No es lo mismo la mitologizacin de los cristianos de tradicin

    juda, que la de los cristianos judos helenizados. Y no es lo mismo porque laestructura de unos mitos y otros es distinta.

    Tanto los cristianos de tradicin juda, como los de tradicin helena,interpretaron, desde sus respectivas mitologas, lo que decan de Jess. Y lohicieron pensando que hacan una descripcin fidedigna de la naturaleza de Jess,de sus dichos y de sus obras. As fue porque estaban sometidos, como todos losmiembros de las sociedades preindustriales, a la epistemologa mtica, que da porreal lo que dicen las narraciones sagradas, mitos, smbolos y rituales.

    Desde esta actitud se formul la interpretacin epistemolgica de los escritossobre Jess; desde esta misma actitud se realiz tambin su lectura espiritual.

    Necesitamos conocer la estructura de los mitos con los que se mitologiz aJess; en este caso no para desmitologizarlo, puesto que otros ya han hecho esetrabajo, sino para comprender mejor cmo se le interpret y cmo se vivi suseguimiento en un determinado contexto cultural que conocemos bastante bien.

    En este segundo acceso a la tradicin de Jess, no queremos desmitologizar,queremos conocer la estructura del mito con el que se le expres y vivi. Podramoscompararlo a cmo el estudio de la estructura de un poema no pretendedeshacerse de ste para l legar al hecho desnudo que lo provoc, sino comprender

    y sentir mejor el poema.

    18

    IntroduccinJess de Nazaret, el mito y el sabio

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    11/128

    La epistemologa que arrastran los mitos en las sociedades preindustriales,como prolongacin de la programacin gentica, comporta una interpretacintambin del lenguaje: lo que la lengua enuncia es como es la realidad.

    Con este tipo de epistemologa hemos vivido los humanos durante centenaresde miles de aos. Cuando apareci la ciencia como sistema alternativo deinterpretar la realidad, ya no mtico-simblico sino conceptual, y como sistemaalternativo de operar en ella, la ciencia tuvo que hacerse lugar afirmando que larealidad no era como la describan los mitos sino como la describa la ciencia. Conesta actitud la ciencia se mantuvo en la epistemologa mtica. Continu suponiendoque aquello que dicen nuestros discursos es capaz de describir la realidad.

    As hemos vivido hasta hace slo unas dcadas, hasta que han ocurrido

    cuatro acontecimientos prcticamente contemporneos: en primer lugar, lageneralizacin de la industrializacin y el barrido de las sociedadespreindustriales y sus sistemas de programacin; en segundo lugar, el desarrolloacelerado de las ciencias y las tcnicas y; en tercer lugar, la aparicin de lassociedades de conocimiento e innovacin. Finalmente, la globalizacin es elcuarto acontecimiento que ha acentuado los anteriores.

    Al quedarnos fuera de toda programacin mtico-simblica y tenernosque construir nosotros mismos, conscientemente, nuestros propios proyectos yprogramas colectivos, nos hemos visto forzados a reconocer que todos lossistemas mticos del pasado han sido construcciones nuestras. Eso nos hapermitido comprender que los sistemas mticos no pretendan describir larealidad sino modelarla adecuadamente de acuerdo con un sistema de vida. Porconsiguiente, las narraciones sagradas, los mitos y smbolos no pretendandescribir la realidad (aunque para funcionar como programa colectivo tuvieranque ser vividos as) sino que slo la modelaban.

    Simultneamente hemos tenido que reconocer que tambin las cienciasson construcciones lingsticas, aunque sofisticadas, y que, por tanto, tampocopueden tener la pretensin de describir la realidad, sino de modelarla paracomprenderla y operar en ella para poder vivir mejor.

    El resultado es que hemos tenido que abandonar la epistemologa mtica,que haba estado vigente durante centenares de miles de aos con los mitos ysmbolos, y que perdur en la primera ciencia, en las primeras sociedadesindustriales y en sus ideologas.

    Ahora sabemos que todo nos lo construimos nosotros mismos. Que fuimosconstructores de los mitos, y de las religiones que se apoyaron en ellos. Quesomos constructores de nuestras ciencias y tecnologas y tambin de nuestrospostulados y proyectos de vida.

    La desaparicin de la epistemologa mtica nos ha dejados desnudos frentea la inmensidad de lo que nos rodea y frente a lo que nosotros mismos somos.

    21

    Estas sociedades vivan durante largusimos perodos de tiempo haciendofundamentalmente lo mismo porque les aseguraba la supervivencia conve-nientemente. Por ello excluan rigurosamente los cambios importantes, puestoque stos podran suponer riesgos para a un sistema de vida que se habaverificado como eficaz durante milenios.

    El sistema de programacin de este tipo de sociedades tena lugar a travsde narraciones sagradas, mitos, smbolos y rituales. A travs de stos sesocializaba unas formas de pensar y sentir y todas sus consecuencias; losmismos mitos expresaban y conceban la dimensin absoluta de nuestraexperiencia de la realidad. Al hacerlo, sacralizaban la manera misma desocializarse, de programarse; es decir, sacralizaban los mitos, smbolos y rituales

    con los que se programaban y, con ello sacralizaban la exclusin del cambio.Los mitos y smbolos suplan la indeterminacin de la programacingentica de nuestra especie y para ello tenan que adoptar el carcterindiscutible e indudable que para todo viviente tiene su programa gentico.

    As, nuestra autoprogramacin cultural, por la cual nos hacamos animalesviables, tena que cumplir las condiciones bsicas de la programacin de todoanimal viviente: dejar indudablemente claro y establecido cul es nuestromundo de objetos, el valor que tienen para nosotros, cmo tenemos que actuarcon respecto a ellos y, supuesto que somos animales simbiticos, cmo debemosorganizarnos para actuar adecuadamente, cmo hay que organizar la familia yla crianza, en unas condiciones de vida determinadas, siempre preindustriales.

    Para todo viviente el mundo de objetos que su programa construye es paral la realidad misma. Para nosotros, los programas mtico-simblicos tenan quecumplir la misma funcin; decirnos cmo es la realidad y nosotros mismos,

    y cul debe ser nuestra actitud con el Absoluto. Este carcter intocable loproporcionaba la nocin mtica de legado sagrado de los antepasados, yrevelacin de los dioses.

    Esto es la epistemologa mtica: tomar como real lo que nos dicen nuestrossistemas de programacin, excluyendo toda duda y toda vacilacin; de locontrario no podra cumplir su funcin de programa, continuador ycomplementador de nuestro programa gentico incompleto, para hacer denosotros animales viables.

    As pues, los mitos y smbolos, como sistemas de socializacin y cohesincolectiva, como sistemas de interpretacin, valoracin, actuacin y organizacin,llevan concomitante un modo de interpretar y valorar la realidad que hemosllamado epistemologa mtica; es decir, toman como realidad lo que los mitos,smbolos, rituales y narraciones sagradas dicen. Y la epistemologa mtica valetanto con respecto a lo que los mitos dicen de la vida cotidiana, como respecto alo que dicen de la dimensin absoluta de nuestra experiencia de lo real.

    20

    IntroduccinJess de Nazaret, el mito y el sabio

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    12/128

    Las correcciones a la antropomorfizacin continan: es infinito, a pesar deser individuo, pero es invisible. Como es invisible en esta vida, hay que creer enl. Es eterno, es infinitamente justo y bueno. Es Padre que lo ama todo, pero es

    juez implacable.De l se afirma una cualidad y su contraria, para que no nos quedemos

    fijados en ninguna palabra.Es evidente que no estamos frente a una descripcin de una realidad sino

    frente a un smbolo, es decir, frente a una expresin que slo apunta a unadimensin de lo real, a la realidad de la realidad, a algo que est ms all denuestras categoras de individuo, sujeto, objeto, etc.

    Dios es un smbolo que nos habla para que comprendamos en que

    direccin apunta y hacia dnde debe dirigirse nuestra indagacin. Cuandohemos comprendido el smbolo Dios como lo que es, un smbolo, el smbolomismo se calla y se niega a s mismo. Lo que llamamos Dios no es Dios. Esatorpe y arcaica representacin; lo que es es sin imagen que le sea propia.

    Dios bien entendido no es Dios.

    Consideraciones generales sobre la estructurade los mitos

    Los Evangelios estn escritos en entornos de comunidades judas, ms omenos helenizadas. Los patrones culturales desde los que hablan, interpretan ysiguen a Jess de Nazaret son los propios de las sociedades agrario-autoritariasde las ciudades helenas y los propios de la tradicin cultural de Israel; esto es, lospatrones culturales ganaderos, conservados por los judos, con algunasalteraciones, a pesar del entorno cultural del Imperio y el de sus vecinos del este,del norte y del sur.

    Para leer los Evangelios hay que tener muy en cuenta estas estructurasmticas, que forman una especie de programa colectivo desde el cual sus discpulosinterpretan y viven el impacto espiritual que les dej Jess de Nazaret.

    Tuvieron que comprender y vivir a Jess desde las estructuras de sussistemas mtico-simblicos porque stos modelaban, inevitablemente, su pensar,su sentir, su percepcin de hechos y fenmenos, fueran stos los propios de lavida cotidiana o extraordinarios y espirituales, como su encuentro con Jess.

    Veamos sumariamente los ejes centrales de las estructuras de los mitos queinfluyeron en la interpretacin de Jess de Nazaret.

    La accin central de la cultura agrario-autoritaria era el sometimiento a unaautoridad establecida que garantizaba el orden, la defensa, la seguridad, el

    23

    Ahora ya slo podemos leer las tradiciones religiosas y espirituales delpasado como construcciones nuestras que apuntan, simbolizan, la dimensinabsoluta de la realidad, sin que podamos considerar a ninguna como un sueloslido donde pisar. Lo nico slido es Eso inconcebible e irrepresentable a loque aluden todas nuestras construcciones religiosas y espirituales. Sueloindudablemente slido, como puede verificarlo nuestra propia vivencia, perotremendamente sutil para un viviente.

    Ahora sabemos tambin que nuestras ciencias, al ser tambin construccionesnuestras, tampoco tienen una garanta externa a nosotros mismos.

    Estamos solos y desnudos frente a esta inmensidad y frente a nuestropropio misterio. Estamos exclusivamente en nuestras propias manos, sin

    ninguna garanta exterior a nuestra propia capacidad de calidad.Pero esta desoladora desnudez y fragilidad tiene una ventajaimponderable: porque estamos desnudos y conscientes de nuestra radicalfragilidad, estamos abiertos al mensaje de los sabios de todas las edades y detodas las tradiciones; nuestra pobreza nos ha liberado de toda fijacin. Ningunacreencia nos somete, ni religiosa ni laica, ninguna epistemologa nos dicta cmohemos de interpretar nuestro hablar de la dimensin absoluta de nuestraexperiencia de lo real y de nosotros mismos, ni nos dicta cmo hemos de pensar,sentir, actuar y organizarnos.

    Ahora somos conscientes de ser los constructores de nuestro destino; ahorasomos conscientes de nuestra radical flexibilidad como especie y, a la vez, de lafragilidad que va unida a esa completa flexibilidad. Ahora somos conscientementelibres de crear nuestros propios proyectos.

    Ojal sepamos heredar, de todos los sabios y hombres espirituales delpasado, la calidad que requerimos para reconocer y gestionar nuestradesnudez, nuestra radical flexibilidad y nuestra fragilidad!

    Breve reflexin sobre la nocin de Dios

    La lectura de los Evangelios exige un primer breve anlisis del smbolo quese encuentra en su misma base, la nocin de Dios.La nocin, el smbolo Dios,es una figura antropomorfa empleada para expresar lo que no se puede expresar.

    Se le piensa como un individuo, aunque sea como un super-individuo;se le piensa como persona que planea, decide, revela, premia y castiga, quedirige la historia. Crea con una palabra de autoridad, como los reyes hacen quesus mandatos se cumplan.

    Es Seor, pero no como cualquier otro seor de poder limitado, es un SeorTodopoderoso. sta es la primera correccin al antropomorfismo de la nocin.

    22

    IntroduccinJess de Nazaret, el mito y el sabio

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    13/128

    le fue mitologizando. Y esta mitologizacin de Jess no tiene una connotacinnegativa.

    Era obvio que se hiciera as, supuestos los sistemas de programacincolectiva de las sociedades agrario-autoritarias y ganaderas. Esosprocedimientos fueron tan aptos como otro cualquiera para transmitir elmensaje de Jess.

    En los ltimos tiempos, en los pases desarrollados, esos procedimientos deprogramacin colectiva han muerto, pero siguen vivos como modos deexpresin y significacin.

    Las estructuras mticas tienen una lgica interna de desarrollo. Losmundos mticos no aparecen maduros y desarrollados desde su nacimiento,

    sino que se van desarrollando a lo largo del tiempo. Ese desarrollo est siempreregido por su lgica interna, impuesta por la metfora central o paradigma, ypuede desplegarse de dos maneras: o por desarrollo interno sin impacto desdefuera, o provocado por impactos externos. Tanto en un caso como en otro, sudespliegue ser segn su lgica interna. En la mayora de los casos, losdesarrollos se producen por dinmica interna y por impacto externosimultneamente.

    La mitologa de Israel, tal como se puede reconocer en la Biblia, sedesarrolla por dinmica interna y por poderosos impactos externos. Losimpactos ms importantes procedieron de la mitologa irania, desde laconquista persa, y del helenismo, desde la conquista de Alejandro y despus deRoma. Tambin la Babilonia del exilio supuso un gran influjo.

    Vamos a intentar hacer algunos comentarios al Evangelio de Juan, el msheleno de todos, teniendo en cuenta esas categoras mticas estructurales de lainterpretacin, valoracin y seguimiento que hace Juan de Jess; teniendoexplcitamente en mente que la funcin programadora de esos patronesculturales ha muerto para nuestras sociedades, pero viven como sistemas deexpresin.

    En el Evangelio de Juan las estructuras propias de las ciudades helenastendrn ms peso que las estructuras hebreas. Quizs el lugar donde est msclara la mente helena del evangelista sea en el prlogo del evangelio. Juan uslas categoras mticas del judasmo helenizado para expresar la profundidad dela experiencia espiritual que tuvo frente a Jess y lo hizo para que otrospudieran comprenderla, vivirla y seguir a Jess como lo hizo l.

    En el Evangelio de Juan el eje de estructuracin mitolgica propio de lasmonarquas helnicas preponder sobre el eje de muerte/vida, que tambinest presente. En Pablo de Tarso preponder ms el de muerte/vida, elelemento agrario de la mitologa helenstica, sin duda influido por los cultosmistricos extendidos por todo el Imperio.

    25

    cultivo, el comercio, las comunicaciones etc. Esta accin central se converta enmetfora central, que funcionaba como patrn o paradigma de comprensin,valoracin y actuacin. Esta metfora central podra describirse comomandato/obediencia. Desde sta, funcionando como paradigma deinterpretacin, valoracin, organizacin y accin, se modelaba toda realidad,la de la vida cotidiana y la dimensin absoluta.

    El cultivo de la tierra, de la que bsicamente se viva, era la segunda accincentral y la segunda metfora central que funcionaba tambin como patrn decomprensin, valoracin y actuacin. Podra describirse como enterrar losgranos para que den fruto, es decir como muerte que conduce a la vida:muerte/vida. Tambin esa metfora central funcionaba como paradigma de

    pensar, del sentir, de la actuacin.Los judos, aunque no vivan preponderantemente de la ganadera, porfidelidad a la Biblia, continuaban teniendo como accin central de su vida, lalucha contra la muerte de sus ganados frente a otras tribus enemigas,enfermedades y depredadores. Esta accin central funcionaba como metforacentral, y ejerca como paradigma o patrn de comprensin, valoracin yactuacin. Puede describirse como la vida y la muerte se enfrentan. Estametfora central, que tambin funcion como paradigma, era muy diferentedel agrario, pero en el cristianismo se combin con los correspondientes a lassociedades agrario-autoritarias.

    Estas acciones centrales desde las que vivan, se convertan en metforascentrales o paradigmas desde donde se interpretaba, valoraba y organizabatoda la realidad: tanto la realidad que corresponda a la vida cotidiana, como laque corresponda a la realidad absoluta. Esto es coherente con nuestracondicin animal: aquello de lo que se vive se convierte en criterio de realidad yvalor. Esta es la ley general de todos los vivientes.

    A Jess se le interpret desde estas estructuras mticas. Al interpretarlo desdeah, se le mitologiz, siemprede acuerdo con las metforas centrales de esos mitos

    y de acuerdo con los desarrollos formales de esas metforas centrales o paradigmascuando se iban extendiendo a los diversos mbitos de la realidad de los pueblosde esas culturas. Esos desarrollos formales son los mitos, smbolos y rituales.

    Las sociedades que estructuraron su pensar, su sentir, su percibir, su actuary su organizacin desde esas estructuras mticas, que son necesariamenteestructuras de creencias, porque eran propias de sociedades estticas quedeban fijar y excluir el cambio, tuvieron que comprender, interpretar,representar y vivir el seguimiento de Jess desde esas mismas estructuras. Esofue la mitologizacin de Jess.

    No es que primero se tuviera el contacto con Jess y despus se lemitologizara, sino que a medida que se iba profundizando en su seguimiento se

    24

    IntroduccinJess de Nazaret, el mito y el sabio

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    14/128

    No basta con conocer la vida cotidiana, las condiciones sociales, polticas yreligiosas de la Galilea de Jess o de Jerusaln. Ni basta con conocer las formasen las que se expresaron y celebraron su fe los seguidores de Jess. Tampocobasta con rastrear la intencin con que fueron escritos los primeros textos quehablaron de l. Ni siquiera es suficiente rastrear lo que Jess mismo pudo pensar,porque tambin l estuvo sometido a los patrones mticos y a la epistemologamtica propia de todos los hombres de las sociedades preindustriales.

    Hay que conocer las estructuras colectivas de socializacin y progra-macin expresadas en los mitos y sacar las consecuencias de esos conocimientos.Esas estructuras colectivas, mentales, sensitivas, de organizacin y de accin,determinaron indefectiblemente, a favor o en contra, las formas de pensar,

    sentir y actuar de los individuos; incluso de los grandes personajes religiososcomo Jess o los que escribieron los textos sobre l.Hoy, en los pases desarrollados, estamos obligados y forzados a

    comprender e interpretar a Jess desde sociedades con otro tipo de patronesmentales, no preindustriales, no mticos, no patriarcales, no jerrquicos, nolocales; desde sociedades completamente industrializadas, de conocimiento ycambio continuo que, por ello, no pueden fijarse con creencias o proyectos devida bajados del cielo.

    Tenemos que aprender a vivirle desde una poca globalizada en la queconfluyen todas las grandes tradiciones religiosas y espirituales de la humanidad;un poca en la que ya no es legtimo poner una tradicin por encima de las otras;cuando ya conocemos la altsima calidad de todas y cada una de las grandestradiciones; cuando unos maestros del espritu nos ayudan a comprender lasutileza y profundidad de los otros maestros; cuando el mejor maestro paracomprender a Jess es Buda, o Mahoma, o los grandes rishis indios, y a la inversa.

    La lectura y comprensin de los grandes textos sagrados, en las nuevascondiciones culturales, tiene que ser a la vez crtica e ingenua. Hay que conocerlo mejor posible todos los condicionantes de las formas de representar y vivir al

    Jess de la tradicin; pero a la vez hay que ser capaces de leer los textos con totalingenuidad.

    Los textos sagrados son en s mismos revelacin. Se asemejan a lospoemas. Para comprender un poema es til la crtica literaria, conocer elcontexto y la intencin con que fue escrito el poema, la historia. Todo eso nosayudar a comprenderlo y experimentarlo en mayor profundidad; perodespus de adquirir todos esos conocimientos, habr que vivir directamente larevelacin de la belleza en el poema.

    Algo semejante ocurre con los textos sagrados. A esa segunda lectura, en laque uno se deja invadir por completo por la revelacin inmediata del texto

    27

    Consecuencias de la mitologizacin de Jess

    Las estructuras de socializacin y programacin colectivas con las que semitologiza a Jess no estn orientadas a describir la naturaleza de Jess, ni surelacin con Dios, ni su accin, ni siquiera lo que fueron sus palabras; sonestructuras mitolgicas con la que se modela toda la realidad y tambin todo loque se refiere a Jess.

    Las mitologas son estructuras colectivas de programacin que modelantodo lo que se da por real. Eso significa que nociones tan centrales, como Hijode Dios, Mesas, Seor, Redentor, Padre, no son descripcin de la naturaleza de

    Jess, ni de Dios, ni de su relacin con el Padre; son modelacin mitolgica de

    Jess y de todo lo que tiene que ver con l.Desde la epistemologa mtica se crea que los mitos y las palabrasdescriban inevitablemente lo que predicaban.

    Desde una epistemologa no mtica sabemos que los mitos y smbolos slomodelaban aquello a lo que se refieren, segn sus patrones generales deinterpretacin, valoracin y accin, dependientes de los modos preindustrialesde vida. Desde una epistemologa no mtica sabemos que todo el sistema designificacin mtico, simblico y ritual, slo significa aludiendo a aquello a loque se refiere, segn los patrones de su tiempo, pero sin la menor intencin, niposibilidad de describirlo tal como es.

    La persona de Jess, como los escritos que hablan de l, estuvo sometida,como todo en las sociedades preindustriales, a los patrones mticos de su tiempo.

    Conocemos las estructuras de los mitos desde los que modelaron toda larealidad los pueblos ganaderos (iranios, rabes, semitas); conocemos lasestructuras mticas desde las que modelaron la realidad los pueblos agrario-autoritarios (sumerios, babilonios, asirios, egipcios); conocemos las estructurasmentales de las polis griegas y de los imperios helensticos.1

    Las mitologas helensticas, al igual que la romana, tenan muy claramentedefinido el eje autoritario de la interpretacin, valoracin y organizacin de loreal, pero tenan el eje agrario menos concreto y definido que las grandesmitologas de Mesopotamia y de Egipto e incluso que las Centroamericanas;ese eje mitolgico, aunque ms difuso en dioses y diosas de la naturaleza y de lafertilidad, era operante. Ese estado difuso del eje mitolgico agrario fue una delas causas por las que se propagaron con tanta facilidad y extensin, en elhelenismo y, sobre todo en el imperio romano, el culto de los misterios, quesiempre fueron misterios de muerte y resurreccin. El cristianismo de Pablo sepresent tambin con esa estructura.

    26

    IntroduccinJess de Nazaret, el mito y el sabio

    1. Corb, M.:Anlisis epistemolgico de las formaciones axiolgicas humanas.Corb, M.:Hacia una espiritualidad laica.

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    15/128

    para poder llegar, en el texto mismo, al mensaje vlido tambin para nosotros,hombres sin mitos, sin creencias y sin religiones.

    Por consiguiente nuestro trabajo tendr que ser a la vez erudito, pero lojusto y necesario para poder llegar a la lectura ingenua del texto. Slo laapertura total, humilde y sin doblez al texto, prepara para recibir su revelacin:la sutiliza de su mensaje que no es ni formulaciones que deban creerse, nimtodos, ni proyectos de vida colectiva, ni sistemas ticos, ni marcos para viviruna vida con sentido, a menos que se entiende por sentido nicamente laorientacin a la adquisicin de la cualidad humana profunda.

    Deshacerse de la epistemologa mtica es comprender el programa, lamitologa desde la que se ley y vivi el seguimiento de Jess; pero no significa,

    en absoluto, abandonar esas mitologas. Deshacerse de la epistemologa mticano es desmitologizar.Como los poemas han de leerse y sentirse desde el lenguaje y mentalidad

    en que fueron escritos, as tambin los textos que son revelacin, forma de losutil, de lo que ni tiene forma en s ni la puede tener, tienen que leerse y vivirseen el lenguaje en que fueron escritos. Eso sutil y sin forma de que hablan lostextos siempre se manifiesta en formas, y lo hace de tal manera que el fondo y laforma son una unidad inseparable.

    Por consiguiente, y repitindonos, nuestro estudio de las estructurasmticas en que se expres Juan no pretende desmitificar su mensaje, desmitificarsu evangelio, desmitificar a Jess, sino liberarnos de la epistemologa mticapara deshacernos de la sumisin a formas que supone; y eso para podercomprender y someterse mejor a lo sutil que se dice en esas formas, pero que noes esas formas. Aquello de lo que nos habla Juan es lo Sutil, Innombrable, peronos lo dice con formas, que por lo que dicen, se hacen sagradas e intocables,como, en otro orden, las sinfonas de Mozart son intocables.

    Si todo lo que se dice de l son formas de nuestro pensar y sentir, segn elsoftware de una sociedad preindustrial determinada qu se dice, propiamentede l?

    Todas las formas con las que hablamos de esta realidad, la cotidiana, y dela otra, la sagrada o divina, son hijas de nuestros sistemas de programacin yson construcciones mentales y sensitivas nuestras. Ninguna de las formas queatribuimos a las realidades, sean las de nuestra vida cotidiana o sean las de lodivino, son en s mismas; estn en nuestra mente colectiva y en nuestra menteindividual.

    Dios, el Absoluto, Eso que es, el Vaco de todas nuestras construcciones, elPadre, o como quiera que llamemos a la dimensin absoluta de nuestra noticiamental y sensitiva de la realidad y a la dimensin absoluta de nuestro propioexistir, es slo nuestra modelacin. Eso absoluto que se nos revela es

    29

    sagrado, llamo lectura ingenua. Esa lectura ingenua no es simple ni fcil;requiere preparar y educar la mente y el sentir para poder acceder a ella.

    Los mensajes de los grandes textos, en concreto de los Evangelios, aunqueconcebidos desde los patrones de una cultura y, por tanto, construidos desde laprimera letra a la ltima, son universales e inmortales en su totalidad. Nadiepuede tener la exclusiva de su interpretacin, porque no es nica y polivalente.

    Lo que sabemos, construido por nuestros sistemas de modelacin, nosimpone desde una epistemologa no mtica que lo que dicen los mitos no puedeser credo, porque no puede ser tomado como una descripcin de la realidad ala que se refiere. Si todo lo que es formulacin en el Evangelio de Juan, esconstruccin humana, modelacin humana, de qu habla el Evangelio de

    Juan? De qu hablan todos los grandes textos religiosos de la humanidad? Dequ hablan las sociedades que ya no tienen esos sistemas mtico-simblicos demodelacin de la realidad?

    Esa dimensin sutil de la que habla el Evangelio de Juan slo nos laproporcionar la lectura ingenua de su texto. Lectura ingenua es no erudita,sino abierta, entregada, como se leen los poemas. La lectura ingenua de lostextos sagrados es la clave de la espiritualidad. La lectura erudita est al serviciode la lectura ingenua; para poderla profundizar, para comprenderla mejor, paralimpiarla de las adhesiones que la navegacin a travs de la historia le hacausado, para liberarla de la epistemologa mtica y ayudarla a entrar en lasutilidad en la que se encuentra el espritu.

    La lectura ingenua es ms sofisticada que la lectura erudita. No estamosapuntando a una lectura popular y sencillamente creyente. La lectura a la queme estoy refiriendo es ya sin creencias y sin religiones. Es volverse hacia el textocon toda la abertura de mente y corazn para entender y vivir el mensaje sinpalabras que se dice con mitos, smbolos y palabras de tiempos de nuestrosantepasados. Los textos sagrados hablan con palabras y moldes del tiempo enque fueron concebidos, pero hablan de forma que puedan entenderlos loshombres de todos los tiempos.

    Nuestro propsito, en este escrito, es hacer caer en la cuenta de lasestructuras mticas que modelan el Evangelio de Juan para poder deslindarmejor el vino de la copa que lo contiene. El vino es eterno y sin forma; la copamuri ya por completo en sus funciones de programacin colectiva. Lasestructuras mticas con las que Juan concibi y expres a Jess estnirremediablemente muertas; nadie podr volverlas a la vida. Pero la fuerza deesas expresiones para hablar del mensaje sutil, del espritu, de la profundacualidad humana, no est sometido al tiempo y a la muerte.

    Toda la cuestin est en liberarse de la epistemologa mtica con la que seleen los mitos, con los que Juan y su comunidad interpretaron y vivieron a Jess,

    28

    IntroduccinJess de Nazaret, el mito y el sabio

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    16/128

    A MODO DE INTRODUCCINHalil Brcena

    innombrable, inefable, no-imagen, vaco de todas las categoras que unospobres vivientes como nosotros le podamos aplicar.

    Los Grandes del Espritu, los Grandes Maestros de la vida interior, los quese vuelven traslcidos y muestran esa dimensin absoluta, sin sombra alguna des mismos, resultan tambin inefables, irrepresentables; el Absoluto se los tragasin que por ello dejen de ser hombres. Jess es as.

    Puesto que sabemos que todo lo que se enuncia en el evangelio de Juan esnuestra construccin, no lo que es Jess, qu debemos buscar en su Evangelio?

    No buscaremos formulaciones, sino eso a que apuntan las formulaciones;no buscaremos descripciones, sino lo que no se puede decir con ellas, pero a loque ellas se refieren. No buscaremos lo que objetivan los mitos y smbolos si no

    lo que se dice en ellos, que es inobjetivable. No buscaremos lo que se dice, sinola va del silencio a la que se apunta con el decir.Las narraciones del Evangelio de Juan son narraciones-smbolo, las

    expresiones son smbolos, todo ello son como lanzaderas que llevan a nuestramente y nuestro sentir al mbito del conocer silencioso, al mbito de la certezainformulable, pero inconmovible.

    Intentaremos ver con claridad las estructuras mticas para liberarnos de supoder de seduccin que nos arrastrara a la epistemologa mtica, ainterpretarlas como descripciones de la naturaleza de Jess y de todo lo quetiene que ver con l. Y lo haremos para poder recibir y vivir el enorme empujesimblico de esas estructuras mticas para trascender toda formulacin.

    30

    Jess de Nazaret, el mito y el sabio

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    17/128

    33

    A modo de introduccin

    El legado de Jess forma parte irremplazable del patrimonio espiritual dela humanidad, mxime en un mundo cada vez ms global, como el que nos hatocado en suerte vivir. Jess no es de nadie y es de todos, como el resto degrandes fundadores de religiones, maestros del espritu y sabios de las distintastradiciones de sabidura universales. Jess, pues, no es patrimonio exclusivo degrupo alguno, ni de nunguna confesin, sino que nos pertenece a todos. Unavieja tradicin suf reza as: El santo lo es para todo el mundo.

    Ms particularmente, Jess, el sabio y maestro de Nazaret, constituye unreferente ineludible tanto de la profetologa islmica esbozada en el Corn,como del sufismo, la dimensin mstica del islam, algo que no todo el mundo

    conoce por estos lares. Sin ir ms lejos, para Ibn Arab de Murcia (m. 1240), elms grande gnstico suf de todos los tiempos, Jess representa el sello de lasantidad universal.

    De todo ello arranca mi inters por Jess, que no es poco. As pues, no creoyo que deba aadir muchas razones ms que justifiquen mi participacin eneste volumen, junto a Mari Corb y a instancia suya. Pero, hay algo mstodava. Deca el citado Ibn Arab: Aqul cuya enfermedad es Jess, no se cura jams.Pues bien, quien esto escribe se reconoce en dichas palabras y en talenfermedad incurable. En ese sentido, el maestro judo de Nazaret es como elpersa Mawln Rm (m. 1273), maestro de derviches, a cuyo estudio he venidodedicando los ltimos aos de mi vida. Quien de verdad penetre en ambos,

    Jess y Rm, Rm y Jess, no podr salir de ellos jams.Mi aproximacin al Evangelio de Juan, un texto nada fcil, en el que

    aparece sintetizada la compleja cristologa del autor, no ha sido desde la dogmticaislmica, ni siquiera desde la teologa mstica suf, si bien aqu y all he hechomencin a ambas cuando lo he credo oportuno; sino desde el texto en s mismo.Que nadie se confunda ni se lleve a engao: no he pretendido aqu hacer unalectura comparatista del Evangelio, ni mucho menos enzarzarme o polemizarcon el autor desde las categoras religiosas islmicas. Tngase en cuenta que elislam posee si no una cristologa s unajesusologa. Nada de todo eso. Confieso muytranquilamente que,a diferencia de muchos otros, no siento el ms mnimo escozoren los ojos al leer la palabra Padre por otro lado, bellsima referida a Dios oHijo para designar a Jess. Al fin y al cabo, son slo smbolos y nada ms quesmbolos lo cual no es poco! y los smbolos estn para ser comprendidos en smismos, no para ser credos o para polemizar sobre ellos. La verdad es bella entodas sus formas. Los smbolos, y acudo aqu s a la terminologa suf, son unasuerte de puente (taabr) que nos permite traspasar nuestra mirada roma de larealidad, yendo de las apariencias a lo invisible visible. Esa es la funcin primordialdel smbolo y su relacin con lo oculto.

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    18/128

    reto para m fue inmenso, pero estimulante, al mismo tiempo. Hoy, puedo decirque ha sido mucho lo que he aprendido leyendo y releyendo el texto de Juansobre Jess, pero tambin escuchando al propio Mari Corb, en el transcursodel seminario.

    No, lo que he pretendido es seguir los pasos de la propuesta, por demsnica y pionera, de lectura estrictamente simblica de los textos sagrados queMari Corb ha venido pergeando en nuestro pas desde hace ya un buenpuado de aos. Aunque lo he hecho, no poda ser de otro modo, a mi manera.Y es que sera estpido y suicida despreciar el rico legado suf del tawl ohermenutica simblica de los textos. En ese sentido, los sufes han sido,histricamente, unos de nuestros ms valiosos predecesores, en lo que a lalectura simblica se refiere. Igualmente, han destacado los sufes por suecumenismo y apertura al otro. Pienso, por ejemplo, en el crculo de estudiosque el prncipe suf Dara Shikoh (m. 1659) constituy en la India mogol, consabios hindes, musulmanes, budistas, parsis y cristianos, del cual sali, entre

    otras obras, la traduccin al persa de los Upanishad. La diferencia estriba enque dichos sabios sufes eran sufes, s, pero tambin creyentes, mientras quenosotros, hoy, nos sentimos herederos de ellos, pero ya no somos creyentes,entre otras cosas, porque no podemos serlo.

    Hoy, no es suficiente con las propias fuentes para entender la extremacomplejidad del hombre y del mundo. No basta con una sola perspectiva yasea el islam, el cristianismo, el budismo, o lo que sea para comprender lamagnificencia de la existencia. Hoy, adems, que todo es de todos, encastillarseen lo propio ignorando el resto resulta una aberracin; es ir contra el devenir dela historia. Pero, leer los grandes textos sagrados de la humanidad, y elEvangelio de Juan lo es, ha de implicar siempre revivir sus palabras desdenuestro contexto histrico, esto es, desde nuestra forma de pensar y desdenuestro sentir. De otro modo, los traicionaramos. Los grandes textosespirituales y de sabidura se estn diciendo a cada instante. En ese sentido,poseen la autoridad de la aurora. Constituyen inagotables veneros deintuiciones espirituales atemporales dichas mediante smbolos; y stos, adiferencia de los dogmas, invitan siempre a renovadas y mltiplesreinterpretaciones. Los textos sugieren al lector un segundo (y hasta tercero ycuarto!) sentido de las cosas, por boca de sus personajes o a travs demetforas y smiles. Esa es la grandeza del lenguaje simblico. Mientras que ellenguaje comn es eso y nada ms, el lenguaje simblico es eso y muchascosas ms!

    El lenguaje de la espiritualidad es el simbolismo. Por consiguiente, espreciso hablar dicho lenguaje simblico a fin de comprender, en profundidad,de qu hablan las religiones y los grandes maestros de la espiritualidaduniversal, Jess, el sabio y maestro de Nazaret, en este caso.

    No me queda ya sino agradecer a Mari Corb la invitacin a participaren el seminario en el que durante un ao fuimos comentando al alimn elEvangelio de Juan. Ese fue el embrin de este libro. Ni que decir tiene que el

    3534

    Jess de Nazaret, el mito y el sabio A modo de introduccin

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    19/128

    COMENTARIO DEL EVANGELIO DE JUAN

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    20/128

    Algunas observaciones previas (Mari Corb)

    Comentaremos todos los captulos y versculos del evangelio de Juan paraenfrentarnos con todas las dificultades de interpretacin que presenta.

    Primero transcribiremos el apartado del texto de Juan y despus locomentaremos en la medida de nuestras posibilidades. Lo haremos desde laperspectiva de nuestros contemporneos que ya no tienen su mente y susensibilidad estructurada desde los mitos y smbolos desde los que se expresa

    Juan y que pertenecen a una cultura no mitolgica, sin creencias, ni religiones,

    aunque puedan tener opiniones acrticas que funcionen en ellos de la mismamanera que las antiguas creencias. Estas creencias del funcionamientocotidiano de nuestras sociedades de conocimiento no son sin embargoreveladas, ni intocables, sino todo lo contrario; son simplemente opiniones oafirmaciones acrticas, que se apoyan en su falta de crtica o en ignorancia, enpereza o en intereses que no se quieren tocar.

    En nuestros comentarios utilizaremos, en muchas ocasiones, lo aprendidode la sabidura de otras tradiciones religiosas y espirituales de la humanidad,especialmente lo aprendido de la tradicin vedanta-advaita de la tradicinhind, el budismo y el sufismo islmico.

    Jn. 1, 1-18

    Al principio era el Verbo,y el Verbo estaba en Dios,y el Verbo era Dios.l estaba al principio en Dios.Todas las cosas fueron hechas por l,y sin l no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.En l estaba la vida,y la vida era la luz de los hombres.La luz luce en las tinieblas,pero las tinieblas no la acogieron.Hubo un hombreenviado de Dios,de nombre Juan.Vino ste a dar testimonio de la luz,para testificar de ella

    39

    Comentario del Evangelio de JuanComentario del Evangelio de Juan

    1

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    21/128

    Al principio era el Verboy el Verbo estaba en Dios,y el Verbo era Dios.

    En un principio la Manifestacin estaba en el Inmanifestado y era elInmanifestado. La Manifestacin y el Inmanifestado no son dos y son Dios,supuesto el tesmo de estas culturas.

    A la Manifestacin se le llama Verbo, Palabra. Llamar as a la Manifestacinresulta muy adecuado. La Manifestacin es semejante a la Sabidura, a unapalabra que estaba en Dios y que era Dios. As lo interpret el judasmohelenizado.

    l estaba al principio en Dios.Todas las cosas fueron hechas por l,y sin l no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.

    Todas las cosas son la Manifestacin del Inmanifestado. Esta idea seexpresa dentro del patrn testa que generan las sociedades agrario-autoritarias. A Dios se le concibe como una individualidad y a suManifestacin tambin. Quienes se sienten individuos no pueden concebir a ladimensin absoluta de la existencia, Dios, ms que como una individualidad, ysu Verbo como otra individualidad, aunque no como dos dioses. Asimismo,ambos tienen que pensarse como diferentes de las criaturas porque a Dios se leinterpreta segn el patrn del Seoro. El Verbo est en el mismo nivel.

    Como al Seor del grupo social se le ha de interpretar como diferente ydistanciado de sus sbditos, as tambin se ha de concebir a Dios y su Verbocomo distinto de las criaturas. Y como el Seor da vida al pueblo con susmandatos, as Dios, por su Verbo, da vida a las cosas por su mandato.

    En l estaba la vida,y la vida era la luz de los hombres.La luz luce en las tinieblaspero las tinieblas no la acogieron.

    La Manifestacin de Dios se hace patente en Jess de Nazaret. En l est,en su plenitud, la manifestacin del Inmanifestado. El Verbo de Dios sumergea Jess de Nazaret en su grandeza y su misterio, sin que por ello deje de ser unhijo de nuestra estirpe. Con una atrevida metfora se afirma que el Verbo seencarna en Jess de Nazaret. Y esa metfora apunta a una realidad en Jessde Nazaret que puede ser verificada por sus seguidores.

    41

    y que todos creyeran por l.No era l la luz,sino que vino a dar testimonio de la luz.Era la luz verdaderaque, viniendo a este mundo,ilumina a todo hombre.Estaba en el mundoy por l fue hecho el mundo,pero el mundo no le conoci.Vino a los suyos,pero los suyos no le recibieron.

    Mas a cuantos le recibierondiles poder de venir a ser hijos de Dios,a aquellos que creen en su nombre;que no de la sangre,ni de la voluntad carnal,ni de la voluntad de varn,sino de Dios son nacidos.Y el Verbo se hizo carney habit entre nosotros,y hemos visto su gloria,gloria como de Unignito del Padre,lleno de gracia y de verdad.Juan da testimonio de l clamando:Este es de quien os dije:El que viene detrs de mha pasado delante de m,porque era primero que yo.Pues de su plenitud recibimos todos

    gracia sobre gracia.Porque la Ley fue dada por Moiss,la gracia y la verdad vino por JesucristoA Dios nadie le vio jams;Dios unignito, que est en el seno del Padre,se le ha dado a conocer.

    Mari Corb: Dada la importancia del prlogo de Juan, me veoforzado a comentarlo parte a parte, aunque sta no ser la manera habitual demi proceder.

    40

    Comentario del Evangelio de JuanJess de Nazaret, el mito y el sabio Jn. 1, 1-18 Jn. 1, 1-18

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    22/128

    La llegada del Verbo de Dios es anunciada por un heraldo que va delantede l. Ese heraldo cumple una misin divina: dar testimonio de la Luz. Es unheraldo digno de fe, un asceta del desierto y un profeta, para que por sutestimonio todos crean en la Luz que llega. Aunque es profeta, no es la Luz,porque no es la manifestacin plena y nica del nico. Aunque luz, no es laLuz. La figura de Juan es utilizada para poner de relieve la unicidad exclusiva dela misin de Jess: ser la Manifestacin del Padre, el Verbo de Dios.

    Era la luz verdaderaque, viniendo a este mundo,ilumina a todo hombre.

    Jess es la Luz verdadera, la Manifestacin plena y, como tal, nicavenida a este mundo. Este mundo es obra de Dios y como obra suya estambin su manifestacin; pero no es la Manifestacin, el Verbo, que estandoen el Padre viene a este mundo para iluminar a todo hombre. l es el nicoque ilumina a todo hombre. Toda Luz viene por l.

    Dios es el Seor y Padre nico y Jess el Verbo de Dios nico. Lascriaturas son, en virtud de su palabra autoritaria, signos de Dios que existencon el poder de Dios y desde el poder de Dios, pero diferentes de l. Son sumanifestacin, pero no su Manifestacin que corresponde nicamente y enexclusiva a Jess, porque slo l estaba en Dios en el principio y antes de todoprincipio.

    Los discpulos de Jess ven en l la Manifestacin plena de Dios, hasta elpunto de hacerlo la encarnacin del Verbo de Dios, de la Manifestacin plenade Dios, pero lo interpretan desde el patrn mtico autoritario.

    Puesto que lo interpretan desde los patrones mticos, lo leen desde laepistemologa mtica. El evangelista, aunque est utilizando smbolos, metforas,para hablar de lo Innombrable, tiene que tomar lo que dicen las estructurasmticas, que son estructuras simblicas, metforas, como descripciones de larealidad. As cree lo que dice: que el Absoluto es Dios y Padre, que Jess esla encarnacin exclusiva de su Verbo, de su Manifestacin y que, porconsiguiente, slo l es la Luz del mundo.

    Estaba en el mundoy por l fue hecho el mundo,pero el mundo no le conoci.Vino a los suyospero los suyos no le recibieron.

    43

    Ese Jess, Verbo de Dios, es la vida de todo lo que sale de Dios. Y alencarnarse la Manifestacin, el Verbo, Jess es Luz con rostro humano paralos hombres. Una Luz que luce en las tinieblas de nuestra pobre condicin dedepredadores despiadados. Sin embargo, las tinieblas no supieron reconocerle.

    Con estas pocas lneas el evangelista coloca a Jess como la manifestacinmisma de Dios y como tal, no otro de Dios. El texto podra leerse desde lamisma perspectiva que los Upanishad: todo es la Manifestacin del absoluto,de Brahman. La manifestacin primera de Brahman, Brahm, junto con sucreacin, Maya, no son otro que Brahman; no hay pues dualidad alguna.

    Sin embargo, en una sociedad como la helenstica, en la que los mismospatrones mticos que estructuran la sociedad son los mismos con los que se

    expresa el Absoluto y su relacin con l, no poda hacerse esta interpretacin.Dentro de los patrones propios de las sociedades autoritarias no todopuede ser, por igual, manifestacin de Dios. El gran Maestro del espritu es laManifestacin plena de Dios; las dems criaturas y los dems hombres sernmanifestacin de Dios a travs de l y por l.

    Sin esa idea exclusiva de la encarnacin del Verbo en Jess, el principioautoritario nico de las sociedades agrario-autoritarias poda ser daado. ElSeor del pueblo es nico y al pueblo la vida le llega gracias a los mandatos delSeor. Dios es el Seor Supremo y el seor poltico, o se identifica con l o essu elegido, pero siempre su representante nico.

    Como la vida a los pueblos no puede llegar ms que a travs desus Seores y Reyes, as la vida divina slo llega al pueblo a travs de Jess,el Verbo de Dios. Si Jess no fuera nico y exclusivo, como manifestacin plenade Dios, si l invitara a todos a ser como l, como hacen los Maestros delespritu hindes o budistas, el principio de autoridad saltara por los aires.Interpretando a Jess como se hizo, se afianz el principio de autoridad. As loentendieron los Emperadores romanos y fomentaron esa teologa y la utilizaron.

    Perohay que tener en cuenta que esta interpretacin de Jess, tan grandiosa,no fue hecha para adaptarlo a los intereses polticos. Sus discpulos lo concibieronas porque sus mentes y sus sentires estaban estructurados de esta manera.

    Hubo un hombreenviado de Dios,de nombre Juan.Vino ste a dar testimonio de la luzpara testificar de ellay que todos creyeran por l.No era l la luz,sino que vino a dar testimonio de la luz.

    42

    Comentario del Evangelio de JuanJess de Nazaret, el mito y el sabio Jn. 1, 1-18 Jn. 1, 1-18

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    23/128

    y los colectivos, no poda ser vivida de otra manera que unida a la creencia, esdecir, unida a la forma que le proporcionaba el mito. O dicho ms tcnicamente,la fe tena que ser vivida desde la epistemologa mtica que tomaba lo que dicenlas palabras como descripcin de la realidad. La fe en Jess era fe-creencia. Porello, reciban el poder de ser hijos de Dios, los que crean en su nombre.

    Los que creen en l no lo consiguen por su estirpe, ni por la voluntad desu ego, ni por voluntad de varn, sino por don de Dios. De Dios son nacidos,con un segundo nacimiento.

    La fe-creencia tiene lugar nicamente cuando se produce el toque delabsoluto, el don de ver y reconocer la Manifestacin en Jess, en el Maestrodel espritu, tal como lo enuncia la narracin mtica.

    Podramos decir que hay segundo nacimiento, cuando la Manifestacindel Maestro, del Verbo de Dios, nos da el poder de reconocerle y reconocernoscomo Verbo de Dios, como manifestacin suya, como hijos de Dios. Pero en elEvangelio de Juan siempre se afirma esto, guardando la exclusividad de Jess ylas distancias que marca el patrn mtico jerrquico entre Dios y las criaturas.

    Y el Verbo se hizo carney habit entre nosotros,y hemos visto su gloria,gloria como de Unignito del Padre,lleno de gracia y de verdad.

    La Manifestacin de Dios se hizo carne en Jess de Nazaret. En principio,esto podra afirmarse de todos los grandes Maestros espirituales de la humanidad.El Verbo de Dios se hace carne en ellos y, al hacerlo, habita entre nosotros y vemossu gloria. Gracias a los Maestros del espritu vemos al que es en rostrohumano, habitando entre nosotros y compartiendo todas nuestras pobrescondiciones de vida.

    La historia de las grandes tradiciones religiosas de la humanidad estllena de este tipo de testimonios, dichos con palabras semejantes a stas y conel mismo sentido.

    Pero Juan saca las consecuencias de su fe-creencia, de vivir la profundidadde su experiencia espiritual en su relacin con Jess desde el patrn mticoautoritario, desde su software, desde las categoras mentales y sensitivas queimprimen en los colectivos las estructuras mticas vigentes en las sociedadeshelenas.

    El Verbo que se hizo carne, que habit entre nosotros y vimos su gloria, esel Unignito del Padre; es la nica encarnacin, es la nica manifestacinplena, Dios de Dios. l es el nico lleno de gracia y de verdad; los dems slo

    45

    Las criaturas son manifestacin y, a pesar de serlo, no reconocieron a laManifestacin. Los hombres eran los suyos, pero no le recibieron.

    Podramos decir que, sobrepasando, en cierta medida, la dualidad deDios/criaturas que crea el paradigma mtico autoritario, el evangelista afirmaque comprende que el mundo y los hombres, como criaturas y manifestacindel Verbo de Dios, son, en cierta medida marcada por la jerarquizacin,manifestacin de Dios y por tanto, uno con su Verbo, su Manifestacin.

    A pesar de que el patrn mtico modela la interpretacin de Jess y porella le hace encarnacin nica del Verbo de Dios, el evangelista expresa elsentimiento de unidad de su profunda experiencia espiritual.

    Mas a cuantos le recibierondioles poder de venir a ser hijos de Dios,a aquellos que creen en su nombre;que no de la sangre,ni de la voluntad carnal,ni de la voluntad de varn,sino de Dios son nacidos.

    Cuantos reconocieron la Manifestacin de Dios comprendieron quetambin ellos eran manifestacin de Dios; y as fueron incorporados a la unidad.La Manifestacin del Verbo les dio el poder de reconocerse manifestacin y conese don les dio el poder reconocerse como hijos de Dios, pero salvando siempreel principio jerrquico propio del patrn mental de las sociedades agrario-autoritarias; salvando tambin por tanto el sentido de Hijo exclusivo de Diosde Jess.

    El poder lo recibieron quienes creyeron en su nombre, que es equivalentea decir quienes creyeron en su condicin de Luz del Padre, Verbo del Padre.

    Pero cul es el sentido del trmino creyeron en el texto?En primer lugar, significa que supieron verle hasta el punto de abrirse a l

    y entregarse confiadamente: esta sera la fe en Jess.En segundo lugar, viene a indicar que se adhirieron a la formulacin que la

    estructura mtica autoritaria daba a esa fe, a esa apertura a la manifestacin deDios, a ese toque del Absoluto; es decir, que creyeron que Jess de Nazaret erala Luz del mundo, la Manifestacin plena del Padre, el Verbo encarnadode Dios. Dicho en otros trminos: creer en Jess era tambin tomar los smboloscon los que se habla de l como descripciones, aunque inadecuadas, de lanaturaleza de Jess y de su relacin con el Padre y con nosotros.

    Debemos recordar que la fe, en la poca en la que las narraciones sagradas,los mitos, los smbolos y rituales estructuraban la mente y el sentir de las personas

    44

    Comentario del Evangelio de JuanJess de Nazaret, el mito y el sabio Jn. 1, 1-18 Jn. 1, 1-18

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    24/128

    A Dios nadie le vio jams;Dios unignito, que est en el seno del Padrese le ha dado a conocer.

    Si se concibe a Dios como tiene que hacerse desde el patrn mticoautoritario, nadie lo ha visto jams, porque Dios es otro que las criaturas,Seor y Creador. Si abandonamos el patrn mtico autoritario, como notenemos ms remedio que hacerlo en el nuevo tipo de sociedad, ni Dios es unaentidad, como las otras entidades, aunque suprema y fontal, ni Dios es Seorni Creador, ms que como metfora, porque no es otro de las criaturas, nilas criaturas son otras con respecto a Dios.

    La categora dos es propia de nuestra condicin de seres vivientes, queprecisa dualizar para poder satisfacer las necesidades en el medio. Si ladualidad es una categora de nuestra condicin animal, al Absoluto no lecorresponde esa categora. Y la realidad, nosotros incluidos, es no-dual. Portanto es correcta y adecuada la afirmacin de Nicols de Cusa cuando afirmaque ni Dios es otro de nosotros, ni nosotros somos otros de Dios.

    Si esto es as, si nos salimos de la lectura que hace la mitologa agrario-autoritaria, a Dios le ve todo el mundo, sea o no sea consciente de ello. Estaafirmacin es constante en la tradicin hind y en la budista e incluso en el Islam,cuando el Profeta Mahoma afirma que donde quiera que os giris slo veris lafaz de Al.

    Juan termina el prlogo a su evangelio con la afirmacin central de suteologa: Jess de Nazaret es la encarnacin nica del Verbo de Dios porque esel Unignito, preexistente en el seno del Padre. Por esa su condicin divina,slo l puede dar a conocer al Padre y lo da a conocer.

    Aqu estamos frente a la estructura exclusiva y exclusivista de toda formacinmitolgica. Los mitos, smbolos y rituales tienen como pretensin primaria, puespara eso fueron creados, completar la indeterminacin gentica de nuestroprograma como vivientes. Por tanto, tienen que presentarse de forma que excluyantoda duda y para ello se presentan como si tuvieran procedencia divina. Losmitos se presentan como un proyecto de vida colectiva, diseado e impuesto porDios, que incluye interpretacin, valoracin, actuacin y organizacin. Porconsiguiente es un proyecto exclusivo y excluyente de cualquier posible alternativa.

    Cuando esas estructuras programadoras mticas hablan de la dimensinAbsoluta de la realidad la expresan segn la funcin que deben cumplir en elgrupo humano. Por consiguiente, en todos los mitos, la representacin delAbsoluto, en nuestro caso de Dios, tendr que presentarse como unarepresentacin exclusiva y excluyente. La epistemologa mtica que siempre,

    47

    participan de l. l es nico, exclusivo, definitivo, el que trae la Luz queilumina a todo hombre.

    Es magnfica la forma de expresar la plena revelacin del Absoluto en unhombre y los trminos que emplea para expresar esa plena revelacin: gloria,gracia, verdad. Tambin la expresin Unignito del Padre es bella yadecuada, porque expresa la unidad absoluta que se experimenta frente alMaestro que es plena Manifestacin de Dios. El Padre y su Verbo son uno yquien recibe el don de ver esa unidad es incorporado a la unidad, porquereconoce en s mismo esa unidad.

    Sin embargo, en este bellsimo texto se expresa tambin la creencia, quees la conformacin propia del patrn mtico autoritario. Es una afirmacin

    explcita de la unicidad y exclusividad de Jess como nica encarnacin delVerbo de Dios; de ah su categora de Unignito del Padre.

    Juan da testimonio de l clamando:Este es de quien os dije:El que viene detrs de mha pasado delante de m,porque era primero que yo.Pues de su plenitud recibimos todosgracia sobre gracia.

    Juan el Bautista da testimonio de Jess proclamando que l es slo suprecursor. Alude a que el Verbo que se encarna en Jess de Nazaret es antes detodo principio. Y aade, para hacer explcita esta alusin, que de su plenitudrecibimos todos. Todo don y toda luz proceden slo de l. Y es un dadorgeneroso porque imparte gracia sobre gracia. Tambin aqu est operando elexclusivismo que se deriva del principio autoritario.

    Porque la Ley fue dada por Moiss,la gracia y la verdad vino por Jesucristo.

    Moiss fue grande y trajo de parte de Dios la Ley de vida, pero Juan consideraque Jess es mayor, porque por l es dada la gracia y la verdad. Moiss trajo la Leyde vida, mientras que Jess trae una verdad que es puro don, espritu y vida.Como si Juan dijera, volviendo a sobrepasar las estructuras mticas, que Moiss trajouna religin sagrada, compuesta de creencias y preceptos y que, en contraposicin,

    Jess trajo una verdad que es pura gracia. Es decir que Jess nos trajo un nivel devida que es enormemente sutil y desproporcionado para unos pobres vivientescomo nosotros y que, por tanto, slo puede ser don de gracia y de verdad.

    46

    Comentario del Evangelio de JuanJess de Nazaret, el mito y el sabio Jn. 1, 1-18 Jn. 1, 1-18

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    25/128

    Pero en la concepcin advaita vedanta no existe el principio mitolgicojerrquico y por tanto tampoco la necesidad de distanciar al Absoluto,Brahman, de las criaturas. Al no haber la distancia de la jerarqua, no haydualidad, ni hay, propiamente creacin.

    Supuesto sto, tambin se anula la distancia entre el Maestro espiritual yel discpulo. El Maestro, que ha despertado a su condicin de unidad conBrahman, muestra, desde fuera, lo que el discpulo ya es desde dentro, hastaque se despierte en l al Maestro interior, la conciencia de su unidad con elAbsoluto.

    Con esta concepcin del Absoluto y con esta concepcin de lo que somosy lo que es todo, no cabe la a firmacin de un Maestro nico, exclusivo y

    excluyente. Sin embargo, para cada hombre o grupo, su Maestro, es decir, elque le muestra de forma clara lo que es su naturaleza original, se conviertepara l en el revelador del Absoluto y en ese sentido revestido de una ciertaexclusividad aunque jams ser excluyente.

    Al contraponer esta doble lectura del prlogo del evangelio de Juan, noestamos ni afirmando, ni insinuando que una sea superior a la otra. Una, la de

    Juan, se expresa con un aparato mtico vigente en su sociedad y, por tanto,ligado a creencias y sometido a la epistemologa mtica; y la otra, la advaitavedanta, se expresa con conceptos, pero conscientes de que no describen laRealidad, sino que slo la apuntan. En este sentido, las tradiciones orientalesusan preferentemente sistemas conceptuales, tanto los hindes como losbudistas, pero a la manera de las smbolos, porque son conscientes en todomomento, -los sabios cuando menos-, de que con sus construccionesconceptuales no estn describiendo ni la Realidad Absoluta, ni suManifestacin, ni la relacin que hay entre una y la otra.

    Los autores vedantas y los budistas, al no utilizar para expresarse sistemasmtico-simblicos, programadores de las colectividades, no estn sometidos ala epistemologa mtica, ni a los sistemas de creencias que la epistemologamtica impone. Eso les permite ser ms conscientes de la distancia insalvableque hay entre lo Real y la representacin que nosotros, pobres vivientes, noshacemos de ello. Esta afirmacin no excluye que entre los grandes de lastradiciones espirituales mtico-simblicas no se de tambin esa conciencia, apesar y en contra de la epistemologa mtica vigente en sus sociedades.

    Ni la lectura de Jess de Juan, ni la que se puede hacer desde el vedantaadvaita dan en el clavo, puesto que las dos son intentos de expresar loinexpresable. Los dos son sistemas de construir representaciones, imgenes de loque es la no imagen, lo Inconcebible, el Vaco de toda posible representacin.

    Cada una de estas maneras de hablar de lo inexpresable tiene unascapacidades de sugerencia, de orientacin de nuestra indagacin con la mente

    49

    indefectiblemente, acompaa a las mitologas, se encarga de que las afirmacionesde los mitos, en este caso de Juan hablando de Jess desde la mitologa autoritaria,se interpreten como exclusivas y excluyentes.

    Las estructuras autoritarias desde las que habla Juan en el prlogo de suEvangelio modelan la realidad, modelan la interpretacin de Jess, no describensu naturaleza. Cuando ya no estamos sometidos a ese tipo de programacin,sino que somos conscientes que nos autoprogramamos nicamente con lospostulados de valor que nosotros mismos construimos y con los proyectos devida que, a partir de esos postulados seamos capaces de edificar, tenemos queapartarnos del tipo de programacin que rige la exposicin de Juan y, por tanto,de su sistema de creencias.

    Tenemos que distinguir en l, el vino de la copa; el impacto que hizo Jessde Nazaret en sus discpulos y que puede hacer en nosotros, de la forma deconcebirlo y vivirlo que ellos tuvieron que adoptar.

    Para Juan y su comunidad, Jess fue la manifestacin plena de ladimensin Absoluta de lo Real. Una manifestacin que cambi sus vidas. Elimpacto que Jess supuso para sus vidas lo expresaron segn el sistema depensar, sentir y actuar propio de la sociedad agrario-autoritaria en la quevivieron. La cultura de las sociedades helnicas y hebreas conform su pensar

    y su sentir. Desde ah hablaron y expresaron, como pudieron, la grandezadesmesurada, para su capacidad de decir, de Jess de Nazaret.

    Podemos hacer una lectura no mitolgica del prlogo de Juan usando elaparato conceptual (no descriptivo sino usado a modo de smbolos) del advaitavedanta hind.

    El Padre es Brahman, el Inmanifestado. El Hijo, el Verbo, es laManifestacin. La Manifestacin, Brahm y su creacin, Maya, es Brahmanmismo. No hay dualidad ninguna entre el Inmanifestado y la Manifestacin. Poreso la Manifestacin estaba en el Inmanifestado. El Manifestado da a conocer alInmanifestado. Y le llama Padre, porque la Manifestacin es de la mismanaturaleza que el Inmanifestado. (Aunque aqu el trmino naturaleza estaramal usado, porque no se le puede aplicar al Inmanifestado y, por consiguiente,tampoco se le podra aplicar, con rigor, a la Manifestacin).

    La Manifestacin es eso, manifestacin; pero manifestar al Innombrablehace que incluso la Manifestacin sea, en realidad, innombrable, cuando se lacomprende adecuadamente.

    El Padre es Innombrable, aunque usemos la metfora Padre paraexpresar que es la fuente de todo y que todo tiene, por tanto, la naturaleza dela fuente. La Manifestacin del que es el Absoluto, vaco de toda posibilidadde representacin, est invadida de la misma nube del no saber.

    48

    Comentario del Evangelio de JuanJess de Nazaret, el mito y el sabio Jn. 1, 1-18 Jn. 1, 1-18

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    26/128

    Y el verbo estaba en Dios; era Dios. Dicho de otro modo, el mundo anno manifestado vive subsumido en Dios, siendo el verbo, manifestacin divina,el principio que lo hace posible. Que Dios cree el mundo mediante la palabra,que lo pronuncie y sea, no es algo ajeno a la cosmogona islmica. La palabradivina se hace hombre, carne en el cristianismo, metafricamente hablando,en la figura de Jess, que es la concrecin humana de dicha palabra, mientrasque en el islam se inverba, segn la feliz expresin de Jacques Berque, es decir, sehace libro en el Corn. Sea como fuere, el uso del simbolismo del verbo comoagente creador constituye una imagen muy potente. Desde el punto de vistagramatical, el verbo es la palabra dominante de una proposicin. Indica lapersona y el nmero, as como el tiempo y el modo. En una oracin, el verbo

    constituye algo as como el espritu del atributo. En otras palabras, el verbo esel sujeto en movimiento. El verbo es la inteligencia que sale fuera de s misma,transformando el caos en orden. As, segn dicho esquema, Dios pronuncia lascosas que han de existir y stas son. Por consiguiente, nada existe sin unainteligencia que lo piense, lo cual equivale a decir que todo es una expresindivina o signo de Dios, como se recoge en el Corn.

    Igualmente, Jess es la palabra en movimiento de Dios, su despliegue,creativo y creador, en el mundo. Jess es no-otro de Dios, que en el lenguajetesta expresa la dimensin absoluta de la realidad. El maestro judo deNazaret es una manifestacin de Dios en tanto que ha quedado empapado ensu misterio y se ha hecho transparente a su luz. Como todo gran maestroespiritual, Jess es expresin humana de la realidad divina que se desborda enel mundo. En Jess, eptome de la sencillez amorosa, brilla una luz que no lepertenece y que es gua y calor para el resto de seres humanos que tienen en lno un modelo a imitar, algo imposible, sino un ejemplo a verificar y seguir. Sutestimonio hace patente que slo quien se vive a s mismo como nada es capazde ver la realidad como un todo.

    Jess es la evidencia de la vida, como evidente es la luz que ilumina lastinieblas. El maestro es pura luz que comunica vida. Como veremos, en elEvangelio, la luz, smbolo de la universalidad, se identificar con el maestro

    judo de Nazaret. En su caso, la vida que comunica es la que ha recibido delPadre, entraable forma metafrica de referirse a Dios, que lo atraviesa encanal. De hecho, toda la misin de Jess, descrita a lo largo y ancho del Evangelio,no ser sino comunicacin de vida. Todo en l es vida. Pero volvamos a laimagen de la luz. La luz es el resplandor (y el esplendor tambin) de la vida. Aspues, Jess es luz en un mundo humano ensombrecido por el egosmo, la injusticia

    y la ignorancia; y dicho cerco de sombras fue (y es) incapaz de reconocerlo. Esaes la suerte de todos los maestros que hablan desde ms all de los lmitesimpositivos del ego, desde el amor incondicional y el conocimiento silencioso: la

    51

    y con el corazn, que la otra no tiene. No se contradicen, si las leemos libresde la epistemologa mtica. Sin embargo, se contradicen frontalmente si lasleemos desde la epistemologa mtica. Si actuamos as, hacemos injusticia alas corrientes espirituales orientales porque, al no ser mticas, se salen de laepistemologa mtica.

    Tenemos que hacernos capaces de cambiar de registro cuando leamos ellegado de las tradiciones espirituales de la humanidad. Cuando leamos lastradiciones orientales tendremos que alejarnos de nuestra tendencia a leerlasdesde la epistemologa mtica, es decir, como si con sus sistemas conceptualesestuvieran pretendiendo describir la Realidad. Y cuando leamos las tradicionesque se expresan en cuerpos mtico-simblicos y rituales, tendremos que tener en

    cuenta que los sistemas mticos a travs de los cuales se expresan estn muertospara nosotros y que, por consiguiente, lo nico que queda vlido de ellos, paranuestra cultura ya no programada con mitos, smbolos y ritos, es su capacidadexpresiva, su capacidad simblica, metafrica, que apunta al Absolutoinconcebible.

    Halil Brcena: El arranque del Evangelio de Juan me trae a lamemoria al poeta y mstico suf persa Mawln Yall al-Dn Rm (1207-1273). Salvando todas las distancias salvables, que son muchas, los dieciochoprimeros versculos del prlogo de Juan guardan una cierta relacin deintencionalidad con el ney-nam de Rm, esto es, el prtico del Masnaw,su obra literaria y sapiencial cumbre. Al igual que el prlogo de Juan, consta elney-namde Rm de dieciocho versos de una notable densidad simblica. Deuna u otra forma, ambos textos introductorios, en los que se hallancondensados uno y otro libro respectivamente, aluden al principio de todo, elinstante justo antes de que el mundo fuese mundo. En el ney-nam, utiliza Rmel ney, la flauta derviche de caa, como smbolo del hombre exiliado en elmundo de las apariencias y la multiplicidad, que aora su verdadera patria deorigen y emprende el retorno al principio primordial, cuando era uno con lodivino, lo nico que es realmente real.

    De igual manera, arranca el evangelista en su prlogo con una mencinal principio de todo, antes incluso de que el tiempo hubiese echado a andar,vinculando su texto al relato bblico de la creacin del mundo: de los cielos yla tierra. Al principio era el verbo, afirma Juan, lo cual quiere decir que lapalabra divina, el logos, es preexistente a la creacin misma, algo ya manejadopor los antiguos griegos. En Herclito, por ejemplo, hallamos un logos,identificado al fuego, como principio rector del mundo. En resumen, Juansita la existencia del verbo antes de la creacin efectiva en s.

    50

    Comentario del Evangelio de JuanJess de Nazaret, el mito y el sabio Jn. 1, 1-18 Jn. 1, 1-18

  • 8/12/2019 Jess de nazaret, el mito y el sabio

    27/128

    trajo la ley, exterior al hombre, con todas sus creencias, ritos y preceptos, peroJess insufl la vida, realidad interior al hombre, algo que aparecer como unaconstante a lo largo de todo el Evangelio. De hecho, la ley religiosa mosaica,interpretada a su conveniencia por los rabinos, ser vista como contraria aldespliegue del universo espiritual de amor de Jess. Pero ms all de dichavoluntad polmica del prlogo, lo cierto, y eso es lo que hoy puede un lectorcontemporneo (incluso no creyente) extraer del texto, es que lo que Jessaport no fueron nuevas creencias ni ms leyes, tampoco formulacindoctrinal alguna, sino algo mucho ms sutil, y por ende esencial, ligado alamor y a la dinmica de la propia vida. En realidad, la nica instruccin quedar Jess a los suyos ser el amor de unos a otros. El Dios de Jess, al que

    entraable y metafricamente llama Padre, no es un Dios legislador que revelaleyes que guen la conducta del hombre, sino un Dios de amor que comunicavida. Hoy, en nuestras sociedades laicas, cuyos destinos no se rigen ya por leyesdivinas reveladas, no precisamos de ms (ni tampoco nuevas) legislacionesreligiosas a las que someter nuestros corazones y nuestras conciencias, sino deproyectos de cualidad humana que sean expresin viva de una espiritualidadprofunda fundada en la libertad interior, como la que proponen Jess o losmsticos sufes, por ejemplo, que abogan por trascender toda ley religiosa.

    Jn. 1, 19-34

    Este es el testimonio de Juan cuando los judos, desde Jerusaln, le enviaron sacerdotesy levitas para preguntarle: T, quin eres? El confes y no neg; confes: No soy yo elMesas. Le preguntaron: Entonces, qu? Eres Elas? El dijo: no soy. Eres elProfeta? y contest: No. Dijronle, pues: Quin eres?, para que podamos dar respuestaa los que nos han enviado. Qu dices de ti mismo?Yo soy la voz del que clama en el desierto:

    Enderezad el camino del Seor, se gn dijo el profeta Isaas.Los enviados eran fariseos, y le preguntaron, diciendo: Pues Por qu bautizas, si no eresel Mesas, ni Elas ni el Profeta? Juan les contesto diciendo:Yo bautizo en agua, pero en medio de vosotros est uno a quien vosotros no conocis, queviene en pos de m, a quien no soy digno de desatar la correa de la sandalia.Esto sucedi en Betania, al otro lado del Jordn donde Juan bautizaba.Al da siguiente vio venir a Jess y dijo:He aqu el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yodije: detrs de m viene uno que es antes de m, porque era primero que yo. Yo no leconoca; mas para que l fuese manifestado a Israel he v enido yo, y bautizo en agua.Y Juan dio testimonio diciendo: Yo he visto al Espritu descender del cielo como paloma

    53

    incomprensin y el rechazo. Al ver la luz, lo que se percibe es la vida, pero en elcaso de la mayora de los contemporneos de Jess no vieron la luz y, enconsecuencia, tampoco la vida tal y como se manifestaba en su persona y seexpresaba en sus obras. Presenta el evangelista, pues, dos esferas dialcticamentecontrapuestas: luz (vida) y tiniebla (muerte), o mejor an, la esfera de la vida plena(iluminada) y la de la muerte en vida (ensombrecida). No existe espacio para lascomponendas entre ambas esferas. Aceptar la luz que manifiesta Jess, pero queno le pertenece, implica acceder al mbito del amor del Padre y descubrir queuno es tambin expresin divina. As, creer en su nombre es ver su realidad,porque en el mbito semita en el que se desenvuelve el Jess judo el nombre esla realidad. A los que le acogieron, Jess, receptculo de la vida, les transmite la

    capacidad de transformarse, ellos tambin, en hijos de Dios, lo cual implica unnuevo nacimiento espiritual, que, en la doctrina hind, corresponde a los dosveces nacidos.

    Aceptar al maestro, pues, comporta reconocerse a s mismo partcipe dela luz (vida) del mundo. El maestro irrumpe en el cerco de las tinieblas de loshombres para hacerles ver realmente qu y quines son. Aceptarlo, en modoalguno significa someterse a l, fundamentalmente porque l no te necesitapara nada, sino reconocerlo como manifestacin del Padre. Su decir es undecir gratuito. El maestro no habla desde la voluntad de poder, sino porque elamor no puede callar.

    Todo eso, y no otra cosa, es creer en l. No obstante, aparece expresadoen un escenario patriarcal y autoritario que teir de arriba abajo, como nopodra ser de otra manera, todo el Evangelio de Juan. Se trata, en definitiva, deun mundo jerarquizado, no democrtico, en el que el verbo encarnado en

    Jess cumple una funcin de mediacin soteriolgica nica y exclusiva.Sin embargo, algo similar a lo dicho sobre Jess podra afirmarse de todo

    gran maestro espiritual. Sea expresado en las categoras culturales que sea ydescrito mediante unas u otras metforas, el maestro, todo gran maestroespiritual, para quien la vida es la luz, es una manifestacin divina que habitaen el mundo de los ho