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JEAN PIAGET Constructivismo. Piaget es valorado como uno de los más originales y fecundos psicólogos del siglo XX. En su obra trata de averiguar cómo se construye el conocimiento y de explicar el desarrollo de la inteligencia humana. Su concepción constructivista se fundamenta en la interacción entre las ideas previas de las personas y su actividad transformadora del entorno, mediante el desarrollo de la actividad infantil y la formación de un juicio autónomo. Sus teorías han tenido mucho impacto en la educación escolar Las ideas. Piaget se caracterizaba como un epistemólogo, alguien dedicado al estudio de la formación de los conocimientos científicos. Durante su vida intentó indagar cómo se pronuncian nuevos conocimientos y también explicar el desarrollo de la inteligencia humana. En sus contribuciones teóricas tienen una incidencia enorme en la tarea educativa. Piaget nos ofrece una visión del ser humano como un organismo que, al actuar sobre el medio y modificarlo, se modifica también a sí mismo. Considera el desarrollo de la inteligencia y la formación de los conocimientos como un producto que se inicia en la actividad biológica de los seres humanos y

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JEAN PIAGET Constructivismo.

Piaget es valorado como uno de los más originales y fecundos psicólogos del siglo XX. En su obra trata de averiguar cómo se construye el conocimiento y de explicar el desarrollo de la inteligencia humana. Su concepción constructivista se fundamenta en la interacción entre las ideas previas de las personas y su actividad transformadora del entorno, mediante el desarrollo de la actividad infantil y la formación de un juicio autónomo. Sus teorías han tenido mucho impacto en la educación escolar

Las ideas.

Piaget se caracterizaba como un epistemólogo, alguien dedicado al estudio de la formación de los conocimientos científicos. Durante su vida intentó indagar cómo se pronuncian nuevos conocimientos

y también explicar el desarrollo de la inteligencia humana. En sus contribuciones teóricas tienen una incidencia enorme en la tarea educativa. Piaget nos ofrece una visión del ser humano como un organismo que, al actuar sobre el medio y modificarlo,

se modifica también a sí mismo. Considera el desarrollo de la inteligencia y la formación de los conocimientos como un producto que se inicia en la actividad biológica de los seres humanos y en su capacidad de adaptación al medio. También considera que el conocimiento se origina en la acción transformadora de la realidad, ya sea material o mentalmente. Para él, el conocimiento no es una copia de la realidad, es el resultado de la interacción entre la dotación inicial con la que nacen los seres humanos y su actividad transformadora del entorno, una posición que se ha denominado “constructivismo”. El conocimiento no es algo que se produzca sin razón, sino que, al tratarse de un proceso adaptativo, se produce

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como respuesta a una necesidad: el sujeto está tratando de realizar una acción o de encontrar una explicación para lo que sucede y halla una resistencia en la realidad. Para enfrentarse a ella necesita modificar sus conocimientos anteriores, pues de lo contrario no podrá resolver esa dificultad. Por ello el conocimiento es un proceso de creación, y no de repetición.

Enseñanza activa.

Surge en un momento que se estaban produciendo importantes cambios en el ámbito de la educación, finales del Siglo XIX. Se producía un rechazo a la escuela tradicional, frente a esta escuela, el movimiento pedagógico proponía una enseñanza más activa, que partiera de los intereses del alumno y que sirviera para la vida.

La formación del conocimiento no puede ser explicada únicamente por las influencias exteriores, sino que tiene que ser estudiada desde el interior del propio sujeto. El proceso de formación de los conocimientos tiene lugar en el interior del sujeto y es ahí donde tenemos que estudiarlo.

Una aportación fundamental de Piaget es haber mostrado cómo las transformaciones que el sujeto realiza sobre su medio son la fuente del progreso del conocimiento, que da lugar a la creación de sus instrumentos intelectuales y a sus representaciones de la realidad.

Piaget en España.

La obra de Piaget empezó a ser muy conocida en España a finales de los años veinte. Varios factores contribuyeron a ello, se vivía un gran interés hacia las cuestiones educativas y se pretendía conocer todo lo nuevo que se originaba allende nuestras fronteras. El instituto de Rousseau de Ginebra era un punto de referencia para los educadores avanzados. Los traductores de las primeras obras de Piaget fueron todos personas muy conocidas en el ámbito de la educación.

El franquismo puso especial interés en borrar toda huella del Instituto Rousseau. Los alumnos y seguidores de Piaget y de la escuela activa emigraron a Iberoamérica. Hasta los años sesenta no se volvió a traducir obras de Piaget y es ahí cuando volvió a tener influencia en la educación en España.

La Práctica.

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Piaget no concibe la inteligencia como un estado, sino como un proceso. En lo que siempre él insistió no fue en las edades de adquisición, sino en la secuencia, en el proceso mediante el cual se adquieren las nociones.

Las estructuras son sistemas de actuaciones que se construyen a partir de las anteriores, sin que sus características estén contenidas en los sistemas previos. Ocuparse únicamente de los estadios supone tomar una parte de la teoría como si fuera totalidad.

A raíz de los estudios sobre la equilibración, la contradicción y la abstracción, comenzó a comprenderse que el papel de la escuela consiste en mediar entre los conocimientos científicos y las herramientas intelectuales de los niños. Así, el conflicto cognitivo

se convirtió en el desvelo de los pedagogos. Si los conflictos se hallan en el origen de nuevas soluciones, y debemos colaborar para que nuestros alumnos reelaboren sus ideas como conocimiento científico y disciplinar,

nuestro papel es promover su aparición. En muchos casos esto llevó a creer que el aprendizaje se podía controlar “provocando el conflicto”, y se produjeron verdaderos bombardeos de situaciones problemáticas sobre los niños, por atribuir al conflicto un carácter mágico. Estas aplicaciones no han tenido en cuenta que los conflictos son algo que se desencadena cuando el sujeto toma conciencia de las contradicciones entre sus propias ideas y las “respuestas que ofrece la realidad”, o bien entre dos ideas no compatibles entre sí. Además, estamos olvidando que la elaboración de conocimientos supone tanto momentos de crisis que obligan a la reformulación de las ideas, como fases de relatividad estabilidad. Por ello, la intervención pedagógica debería ser indirecta, tendente a suscitar las transformaciones conceptuales produciendo modificaciones en la situación sobre la que trabaja el niño. Se puede decir que Piaget ha entrado de una manera muy amplia en el discurso pedagógico.

Un día en el aula.

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El método de investigación de Piaget – el método clínico- nos ofrece una pauta sobre cómo atender al pensamiento de los niños, reconociendo su originalidad y ayudándoles a explicar sus contradicciones.

Trabajar en el aula de un modo acorde con las ideas de Piaget supondría tener en cuenta los siguientes aspectos:

Favorecer la autonomía del niño. El trabajo en grupo permite la superación del

egocentrismo, y se encuentra en la base de la autonomía. La labor del maestro es colaborar en proporcionar las condiciones de dicho autogobierno.

En el trabajo en grupo, si es auténtico y no implica relaciones de subordinación, la contrastación de ideas favorece tanto a los sujetos menos avanzados como a los más adelantados.

El centro de la organización de las actividades pedagógicas es el niño.

Los niños no son una pizarra en blanco, sino sujetos activos con unos conocimientos previos sobre los cuales van a realizar nuevas construcciones.

Los conocimientos se van elaborando por aproximaciones sucesivas.

El error desempeña un importantísimo papel constructivo en los aprendizajes. Los niños no deben ser vistos como “una mala respuesta”, sino como una comprensión parcial y distorsionada qye puede promover la aparición de conflictos.

Los conflictos cognitivos son el motor del desarrollo y de los aprendizajes. Su aparición lleva a los sujetos a replantearse los problemas, construir nuevas hipótesis, buscar y contrastar datos.

Los conflictos desencadenan el proceso constructivo, pero por sí solos no los garantizan.

Existen diversos caminos para responder de modo adecuado a un problema. La educación debe tener en cuenta las diferencias individuales y la diversidad.

Descubrir conocimientos.

El papel del maestro debe ser el de un facilitador que ayuda a los niños a “descubrir” los conocimientos. Se trata de favorecer su reconstrucción por arte de los alumnos. El maestro debe

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plantear situaciones problemáticas para suscitar la actividad del niño. La intervención del maestro puede suscitar una intensa actividad en el niño. Conviene abandonar la creencia de que se puede controlar la adquisición del conocimiento, pues se trata de un proceso inconsciente y su toma de conciencia es sólo progresiva e incompleta. La intervención pedagógica debe ser indirecta, resulta casi imposible saber cuál es el momento exacto para hacer la pregunta que dispare la actividad constructiva. Lo interesante sería que las preguntas se las realizasen los propios niños.

Hoy, la vigencia de esta concepción psicológica y pedagógica radica en valorar los conocimientos previos y las herramientas intelectuales de que disponen nuestros niños y promover situaciones que les permitan contrastar sus propias ideas con las características de los fenómenos que deben aprender. Un niño activo, crítico, moral e intelectualmente autónomo, que coopera con los otros, es el ideal de la escuela piagetiana.

Jean Piaget hoy.

Las primeras obras de Piaget, aparecidas en los años veinte, atrajeron rápidamente la atención de psicólogos y educadores. Sin embargo, sus trabajos posteriores, más difíciles, pasaron casi desapercibidos hasta bien entrados los años cincuenta. En los sesenta, Piaget se convirtió en una figura indiscutible, no sólo en el terreno de la psicología infantil, sino también en el educativo. Desde hace unos años, ha empezado a caer en el olvido, o a pasar a un segundo plano.

Confundiendo la perspectiva psicológica y la pedagógica, se ha presentado a Piaget como un investigador que no tiene en cuenta la influencia de la cultura, y se ha dicho que su teoría no deja espacio a la intervención educativa, pues el sujeto de Piaget es un organismo solidario que sólo aprende en su relación con los objetos.

El “constructivismo educativo” es el fruto de una confusión entre dos puntos de vista, el de la influencia social y el de lo que sucede en el interior del sujeto, y en realidad, un cajón de sastre en el que se pretenden apilar de forma ecléctica ideas difíciles de combinar de un modo organizado.