javier roiz - maimónides y la teoría política dialéctica

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    Maimnides y la teora

    poltica dialctica1

    Javier ROIZ

    RESUMEN

    Maimnides vea la poltica como el asunto de quin manda y quin obedece y decmo desmontar la corrupcin. Gran conocedor de Aristteles, desarrolla su pensa-miento poltico ms all de la tradicin griega. Vivir entre dos gigantes religiosos ypolticos le condujo a reflexionar sobre los conceptos de emet, la verdad, y sha-

    lom, la paz; y sobre la relacin entre las creencias religiosas y las cualidades mora-les que construyen la ciudad. La ciencia de la poltica se ocupa del gobierno, comen-zando por el de la propia vida del individuo. Como mdico y rabino tiene en cuenta elcuerpo y el alma, y replantea la relacin entre conocimiento y poder.

    PALABRAS CLAVE

    Gobierno, corrupcin, dialctica, retrica, mutakallim, conversin, cosmologa, cos-mogona, ciudad.

    ABSTRACT

    Maimonides understood politics to be a matter of who commands and who is to obeythese commands, and of how to get rid of corruption. He was thoroughly versed in

    Foro Interno

    2006, 6, 11-38 ISSN: 1578-4576

    1 Una versin abreviada de este trabajo se present al IV Seminario de Investigacin delDepartamento de Ciencia Poltica y de la Administracin II, de la Universidad Complutense deMadrid. Quisiera mostrar mi agradecimiento a Miquel Caminal y Carmen Lpez Alonso por los

    valiosos comentarios recibidos.

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    Aristotles teachings, but then took his political thinking well beyond the limits of theGreek philosophical tradition. Living between two religious and political giants led

    him to reflect on the concepts of emet, truth, and shalom, peace, and on therelationship between the religious beliefs and the moral qualities that build a city. Thescience of politics is concerned with government, and begins with the issue ofgoverning ones own individual life. As a doctor and rabbi, he took into account bothbody and soul while addressing in a new fashion the relationship between knowledgeand power.

    KEY WORDS

    Government, corruption, dialectics, rhetoric, mutakallim, conversion, cosmology, cos-mogony, city.

    Si buscas comprender la totalidad de lo que este Tratado con-tiene, de manera que nada se te escape, entonces debes enhebrar suscaptulos uno con el otro; y cuando ests leyendo un captulo dado,tu intencin no debe ser nicamente comprender la totalidad de esecaptulo, sino tambin entender cada palabra que surge en l y en el

    curso del texto, incluso si esa palabra no pertenece a la intencin delcaptulo2.

    En su Tratado sobre el arte de la lgica (Maqala fi Sinaat al-Mantiq),escrito en su juventud, Maimnides (1138-1204)3 mantena que la ciencia polti-ca se divida en cuatro partes.

    2 M. MAIMNIDES, Introduction to the First Part, The Guide of the Perplexed, obra en trespartes, traduccin y edicin de Shlomo Pines, con un ensayo introductorio de Leo Strauss, dosvolmenes, The University of Chicago Press, Chicago, 1963, parte I; vol. I, p. 15.

    3 Rabbenu Moshe ben Maimon, Rambam, nacido en Crdoba en 1138, mdico, rabino yfilsofo que, tras la persecucin almohade de 1148, hubo de emigrar con su familia en principioa otras ciudades de Hispaniae. En 1159 la familia pas a Fez donde residi hasta 1165. De all,de nuevo por razones de persecucin religiosa, se traslad a la tierra de Israel y a Egipto en dondese sabe que Maimnides se asent y trabaj durante muchos aos como mdico de la corte deSaladino (Salah al-Din). Se cree que muri en Egipto en 1204. El acrstico o sigla hebreaRaMBam significa para algunos Rosh medabrim bejol makom (el primero en hablar en todolugar). M. ORIAN, Maimnides. Vida, pensamiento y obra, traduccin de Zeev Zvi Rosenfeld,

    Riopiedras Ediciones/Instituto HaRav Kook, Barcelona, s/f, p. 15.

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    La primera era la del gobierno propio del individuo; la segunda, la delgobierno de la casa; la tercera, la del gobierno de la ciudad; y la cuarta era la delgobierno de la nacin (al-umma al-kabira) o de las naciones (al-umam)4.

    Maimnides hace aqu una gran aportacin al separarse de la tradicin aris-totlica de los filsofos andaluces entre los que se haba formado5. Esto es impor-tante, ya que con este posicionamiento se aleja de su respetado Al-Farabi, a quienmenciona con frecuencia y admiracin. Para Al-Farabi la filosofa poltica queda-ba segregada en dos clases: la tica preocupada por los hbitos morales de losque proceden las acciones bellas y la capacidad de adquirirlos y la ciencia pol-tica que comprende el conocimiento de aquellas cosas por las que los habitantesde las ciudades alcanzan las cosas bellas y la capacidad de adquirirlas y conser-

    varlas6. Esta separacin drstica entre los hbitos morales y las cosas pblicasconduca a una comprensin de la filosofa del gobierno o del rgimen poltico(al-fasafa al-siyasa) que entenda el objeto de dicha ciencia como algo externo alhombre y expuesto a la vista de todos. Una ciencia que, por su carcter marcada-mente visual, se inclina a entender el juicio como discernimiento:

    Puesto que la filosofa solamente se alcanza por la excelencia del discerni-miento y ste se adquiere por la capacidad de la mente para percibir lo correcto7.

    Maimnides, que haba seguido de cerca y con admiracin la tradicin aris-totlica, se separa aqu de ella y apunta a un tema que va a ser central en su obra,precisamente el que versa sobre qu es la poltica. Dado el alcance de tal diver-gencia, no es extrao que Leo Strauss (1899-1973) se sintiese inmediatamenteatrado por este gran maestro al que supo valorar como un extraordinario inno-vador8. Pero veamos qu significa esto.

    Un aspecto importante en este giro de Maimnides est en la importanciaque l otorga a la contingencia en la vida humana. Como muy inteligentementecomprendi Strauss al analizar la teora de Maimnides acerca de los milagros,

    4 J. L. KRAEMER, Maimonides on the Philosophic Sciences in his Treatise on the Art ofLogic, en J. L. KRAEMER (ed.), Perspectives on Maimonides. Philosophical and HistoricalStudies, The Littman Library of Jewish Civilization, London, 1996, p. 90.

    5 Esta escuela inclua a Ibn Bajja, Ibn Tufayl, Ibn Rushd (Averroes) y al-Bitruji. J. L.KRAEMER, Introduction, en Ibid., p. 6.

    6 AL-FARABI,El camino de la felicidad, Traduccin de R. Ramn Guerrero, Madrid, Trotta,2002, p. 68.

    7 Ibid, pp. 68-69.8 Indeed, Strausss own Jewish thought may be characterized as a return to Maimonides.

    K. HART GREEN (ed.), Editors Introduction, Leo Strauss as a Modern Jewish Thinker, State

    University of New York Press, Albany, N. Y., 1997, p. 6.

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    nuestro maestro asume la distincin entre lo duradero y lo transitorio, entre loque ocurre siempre y lo que ocurre raramente, como una distincin ontolgica-mente relevante9.

    La importancia de lo contingente frente a lo inherente, que diramos hoy enpalabras de Harry Eckstein10, radica en que el juicio se hace necesario para ela-borar esa parte de la vida en la que se suceden constantemente las emociones, losdeseos, los avatares de la interaccin humana; es decir esa vida incesante eimpredecible que la retrica clsica consideraba tema central en cualquier saberpoltico. Es tambin esa parte de la realidad que Niccol Machiavelli (1469-1527) trata bajo el nombre de Fortuna y que pertenece, en el mundo de la retri-ca, a la facultad del buen juicio.

    Maimnides se diferencia as de la tradicin europea, deudora del mundoclsico conservado por los filsofos andaluces, para la que el juicio ir siendoesquilmado de su contenido contingente y en donde el silogismo, la razn queconcatena causas y efectos, o el anlisis cientfico segn las reglas de la filoso-fa de la ciencia, van a darnos una especie de visin pasteurizada de la vida pbli-ca; un enfoque en el que la asepsia tcnica es producto de una cierta higieniza-cin del pensamiento. La consecuencia grave de todo ello es la tergiversacin dela idea de buen juicio en su sentido cotidiano y la sustitucin consiguiente de lafigura del juez por la del fiscal

    Si el juicio que entienden Immanuel Kant (1724-1804) y sus muchos segui-dores es ms bien capacidad de discernir11, entonces los jueces, maestros y juz-gadores de todo tipo con los que nos confrontamos en la vida pblica, nosotrosmismos como juzgadores de los dems, nos habremos convertido en verdaderosfiscales que no tienen nada que ver con la figura del juez que garantiza la tran-quilidad del ciudadano y su felicidad.

    Esta perversin de uno de los pilares de la poltica ha causado un desaso-siego muy profundo en el mundo moderno, acusado especialmente por su exa-cerbacin del problema en la poca romntica. Friedrich Nietzsche (1844-1900)

    se revolva enloquecido por la ruina del teatro y la poesa como consecuencia delo que l llamaba el suicidio de la tragedia musical griega12. Segn el alemn, el

    9 L. STRAUSS, Spinozas Critique of Religion, Schocken Books, New York, 1982, p. 187.10 H. ECKSTEIN, Theoretical approaches to explaining collective violence, en T. R. GURR

    (ed.),Handbook of Political Conflict, The Free Press, Nueva York, 1980, pp. 137ss.11 Una reciente traduccin de Kant al espaol acepta esto, a mi entender, adecuadamente: I.

    KANT, Crtica del discernimiento, edicin de R. R. Aramayo y S. Mas, Antonio Machado Libros,Madrid, 2003.

    12 F. NIETZSCHE, El drama musical griego, en F. NIETZSCHE,El pensamiento trgico de los

    griegos.Escritos pstumos 1870-71, edicin de V. Serrano, Biblioteca Nueva, Madrid, 2004, p. 149.

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    teatro, a partir de Sfocles, comienza a expulsar la msica del escenario y a sumiral coro en el silencio y las sombras, hundiendo al arte trgico en la superficiali-dad de lo mundano, en algo falto de trascendencia. El dilogo de Casandra conun corifeo nunca puede ser horizontal ni de igual a igual, como s lo ser el par-loteo de los personajes del teatro posterior. El texto y la trama de una obra que-darn a partir de aqu bien explicados y desentraados hasta el detalle, todo seexplica y argumenta mediante causas y efectos, motivos y resultas. Por esoNietzsche, en su exasperacin impotente y, quiz, por su limitacin en la com-prensin del problema, acusaba al ltigo del silogismo de haber corrompido laverdadera y nica tragedia, el drama musical, aquel teatro que presentaba la vidaen toda su riqueza y no como la suplantacin simiesca que haca de ella la pera

    contempornea suya13.

    MUTAKALLIMO FILSOFO

    Maimnides vivi en un mundo siglo doce en donde dos grandes poderesorganizadores de la poltica, cristianismo e islam, buscaban expandirse e impo-ner su religin a los que caan bajo su influencia. La conversin forzada a unareligin sola ser frecuente entre la poblacin y, en ocasiones, un requisito previopara contar con los derechos ms bsicos y poder vivir en un territorio. Se pen-saba que los conocimientos religiosos conducan a la implantacin de una ciertamoral, de un cdigo de normas y valores, que ayudara a los individuos a saberconducirse de una manera constructiva para el reino. Como consecuencia de ello,ir apareciendo en casi todos los mbitos la figura del apologista o, en el pode-roso mundo del Islam de la poca, del mutakallim14 o sabio interesado en elapoyo a las creencias que conforman la sociedad.

    13 La gran pera belcantista era para Nietzsche la caricatura del drama musical(algo) sur-

    gido directamente de la imitacin simiesca de la antigedad. Ibid., p. 78.14 Los mutaclimes (Mutacallimun) eran los ejercitantes del Kalam o teologa dialctica.

    Maimnides seala que los primeros mutaclimes ya surgieron entre los griegos que se convirtie-ron al cristianismo y ms tarde entre los telogos musulmanes que no conformaban sus premisasa la apariencia de lo que existe sino que se planteaban cmo deba ser ello para probar lo correctode lo que era una opinin particular, o para que al menos no la refutase. MAIMNIDES, The Guideof the Perplexed, vol. I, p. 178.

    Algunos comentaristas de Maimnides se plantean si el propio Rambam no fue quiz l mismoun telogo dialctico del judasmo. W. ZEV HARVEY, Why Maimonides was not a Mutakallim?, enKRAEMER (ed.), Perspectives on Maimonides, p. 105. Ver tambin KRAEMER, Introduction, en Ibid.,p. 4. La principal escuela del Kalam era la Mutzilite. L. EVAN GOODMAN (ed. y trad.), RAMBAM,

    Readings in the Philosophy of Moses Maimonides, The Viking Press, New York, 1976, p. 29.

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    Maimnides se ver por eso obligado con frecuencia a tomar distancias deesos apologistas a los que imputa violar la regla de Themistius15, ya que en vez debuscar adaptar sus ideas a lo que existe quieren configurar lo que existe a la medi-da de sus creencias. Es decir que el filsofo intenta sujetar la imaginacin al inte-lecto mientras que el mutakallim intenta atar la inteligencia a su imaginacin 16:

    Para resumir, debo decirte que el asunto es tal cual lo plante Themistius: quelo que existe no se conforma a las diferentes opiniones, sino ms bien las opinio-nes correctas son las que se conforman a lo que existe17.

    Lo interesante de esta distincin, precisamente en alguien tan respetuoso

    con la capacidad letrgica del individuo, radica en que Maimnides busca la pre-servacin del buen juicio. El buen juicio es la herramienta central para la cons-truccin de la tranquilidad y felicidad del reino. Si toda su obra maestra Mrhnebkm (La gua de perplejos) est dedicada a la reivindicacin de la metforay a la parfrasis de la visin proftica, en una palabra, de la letargia de la vidadel individuo, ahora en este captulo se esfuerza por marcar sus distancias con lainvasin de la imaginacin. La importancia del equilibrio entre vigilancia y letar-gia pasan as a primer trmino.

    LA TEORA COMO EDIFICACIN

    Maimnides parece reivindicar la proteccin del buen juicio frente a la tirana,sea sta pagana, atea o la misionera del mutakallim, que busca que la capacidad

    15 Themistius Euphades Paphlago (317-387), apodado ElElocuente, naci en Paphlagonia ypas casi toda su vida en Constantinopla donde muri en el 387. Fue rtor, filsofo y relevantefigura pblica en Constantinopla. An siendo pagano, lleg a ser consejero imperial de variosemperadores durante el siglo IV, senador y Praefectus Urbis el ao 355 con Constantino II. Orador

    notable, fue un pedagogo reputado que dirigi su propia escuela en Constantinopla durante los aos345 al 355. Es autor de influyentes parfrasis de algunos textos de Aristteles, que l conoca muybien, como la que hizo de De anima y que nos ha llegado en la traduccin de Guillermo deMoerbeke. Tambin se conserva la parfrasis del primer libro de laMetafsica. De sta ltima obrade Themistius slo se conserv la traduccin hebrea que sera traducida al latn en Venecia en 1558.Tambin es autor de varios panegricos de emperadores, siendo estos textos considerados de menorvalor. Fue muy admirado por el filsofo y estadista romano Boethius (Anicius Manlius SeveriusBoethius, (480?-524?).

    16 Los mutakallimun...se dejan guiar en muchos lugares por la imaginacin y la llaman inte-lectoesto es lo que hacen tambin quienes en nuestra comunidad les imitan y siguen sus proce-dimientos. MAIMNIDES, The Guide of the Perplexed, parte I, cap. 71 (I-71), p. 179.

    17

    Ibidem.

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    inteligente de observar y comprender la vida quede bien sujeta a las fantasas ylas opiniones parciales. Pero tambin reivindica proteccin frente a los abusosracionales que imponen la descreencia en la parte letrgica de la vida de los hom-bres. Este segundo error les aboca en muchos casos a la oscuridad y la confusin,cerrndoles el paso a la felicidad.

    Leo Strauss vio esto muy bien en el que podemos considerar su verdaderomaestro cuando, con razn, calific aLa gua de perplejos como un libro no filo-sfico, lejos de las matemticas, la economa, la tica, la fsica o la metafsica. ParaStrauss, Maimnides practica con la Gua un tipo de kalam18 ya que su inters esante todo defender la ley de Yaweh frente a las opiniones de los filsofos. No obs-tante debemos ser cuidadosos aqu ya que Strauss, siguiendo su mtodo de estudio,

    hace esa lectura exotrica de Maimnides pero nos deja tambin otra esotrica19.Por eso en otro lugar nos comenta tambin que la Gua ejerce una especie de

    encantamiento palabra curiosamente clave enEl Quijote del siglo diecisis cas-tellano y adems nos aade que en la lectura de este libro excepcional el avanceen la comprensin es un progreso en el ir quedando encantado por l20. Strauss,con una inteligencia admirable, comprende que para Maimnides el entendimien-to encantado es quiz la forma ms elevada de edificacin21. Finalmente llega a laconclusin de que la Gua no es un libro filosfico un libro escrito por filsofospara filsofossino un libro judo: un libro escrito por un judo para judos 22.

    Strauss, con su manera tan esotrica de escribir, nos est sugiriendo que laGua es un tipo de Kalam ilustrado? O solamente se trata de una apariencia aprimera vista que Strauss admite reconocer, esperando que el lector encuentrepor s mismo lo que hay detrs?

    RAZN Y TRANSGRESIN

    Maimnides se confronta con su admirado Aristteles y con los maestros anda-luses de su pas de origen para los que el mundo es algo eterno que no ha sidocreado por ningn ser superior, una idea que Maimnides rechaza para defenderprecisamente la ley revelada.

    18 Vide supra, nota n 13.19 Sobre este punto ver M. L. FRAZER, Esotericism Ancient and Modern, Political Theory,

    volumen 34, n 1 (febrero 2006), pp. 42ss. Debo esta cita a Vctor Alonso.20 L. STRAUSS, How to begin to study The guide of the Perplexed, en MAIMNIDES, The

    Guide of the Perplexed, p. xiv.21 Ibidem.22

    Strauss, How to begin to study The guide of the Perplexed, p. xiv.

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    En realidad, esto que puede parecer un choque de creencias ateas y religio-sas, no es tal. La creencia atea en la eternidad del universo convierte al mundoen un receptculo cerrado, una especie de gigantesco corral, slo apto para sercaptado por un individuo dotado de un ojo microscpico-telescpico, un hombrevigilante. Este punto condiciona una visin de la ciencia y del saber queMaimnides considera lamentablemente errnea. Porque, para l, mutila al serhumano en sus capacidades de entender y buscar la verdad y la felicidad:

    Emet, la verdad, designa las cualidades intelectuales, puesto que ellas sonverdaderas e invariablesmientras que shalom, la paz, designa las cualidadesmorales gracias a las cuales la paz reina en el mundo23.

    Rambam sintoniza mejor con la tradicin retrica clsica en la que los sue-os, la capacidad de ensoacin, la msica, la fantasa creativa y las visiones pro-fticas son aspectos esenciales del ser humano, como lo es tambin su aptitud parala programacin, la exactitud, la puntualidad o el anlisis de las causas. Al igualque lo har Giambattista Vico (1668-1744) en el siglo dieciocho hispnico,Maimnides se enfrenta a una polarizacin entre vigilancia y letargia que estmovida por fobias. Por eso, la Gua dedica numerosas pginas a valorar lo que lllama la profeca, una realidad que l va a explicar mediante el concepto de ema-

    nacin trmino que algunos atribuyen al neoplatnico Filn de Alejandra (circa20 aC-50 dC)24, tan anclado en la tradicin rabnica y que le sirve para defenderel funcionamiento de una inteligencia menos omnipotente y ms humana, muchoms capaz de entender y disfrutar de la realidad del mundo en el que estamos.

    Lejos de pensar que sus creencias religiosas, la Tora25 o los escritos de losprofetas nos separan de la comprensin del mundo, Maimnides cree por el con-trario que ellos nos protegen de la locura y de la fobia omnipotente, tanto delluntico como del racionalista mutakallim, que estn abocando a los jvenes

    judos de su poca a la perplejidad dolorosa. Para Rambam:

    El hombre es simplemente la ms noble de las cosas sometidas a generacin,esto es, entre las de este bajo mundo26.

    23 MAIMNIDES, Los ocho captulos, del Comentario a la Mishn (escritos como introduc-cin al Comentario a la Mishn de Abot), traduccin de Len Duvojne,Races. Revista Juda deCultura, n 60 (otoo 2004), p. 55.

    24 Filsofo judo helenizado y de gran influencia en el mundo cristiano de siglos posteriores.25 El Talmud Tora es la enseanza y estudio de la tradicin religiosa y normativa de la tradi-

    cin rabnica.26

    MAIMNIDES, The Guide of the Perplexed, III-12; vol. 2, p. 443 .

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    El hombre lo es porque posee precisamente todas esas capacidades paraentender su propia vida y la del mundo en el que vive. Pero para ello no debe des-poseerse de cualidades esenciales para el disfrute de su existencia y el ejerciciode su entendimiento. Hacindolo, corre el peligro de quedarse en un mundo ence-rrado en donde la materia impida entender lo que es la realidad:

    La materia es un resistente velo que impide captar lo que est separado de lamateria tal y como verdaderamente es27.

    Es evidente que Maimnides siempre tuvo cuidado de no incurrir en estoserrores que para l son estriles porque empujan a la irrealidad.

    Huye por tanto de las salidas angustiosas ante el misterio o la opacidad dela vida, que intentan zafarse del problema con estampidas hacia la certeza rpi-da. Por eso si en muchas ocasiones exige precisin, exactitud filolgica o rea-lismo en las observaciones y siempre veracidad, en otras reivindica laimportancia de la parbola proftica como instrumento para alcanzar la verdad.Y siempre lo hace con una gran sensibilidad pblica, ya que la parbola permi-te el acceso de muchos a la verdad sin necesidad de inundarles o convertirles,como ocurre por el contrario con harta frecuencia en la tradicin socrtica ocristiana recordemos por ejemplo el concepto cristiano de empata:

    As son las parbolas de los profetas (la paz sea con ellos!). Su significadoexterno contiene una sabidura que es til en muchos aspectos, entre los que se encuen-tra el bienestar de las sociedades humanas...Su contenido interno, por otra parte, entra-a un saber que es til para las creencias cuyo objeto es la autntica verdad28.

    Y alertando a su alumno de los peligros antes mencionados, le aconseja:

    En algunas de estas parbolas cada palabra tiene un sentido, mientras que en otrases la parbola en su conjunto la que indica todo el significado que se quiere expresar 29.

    EL DESGOBIERNO Y LA CONTINGENCIA

    La visin de Maimnides, el Sefard, como se le conoca y l se identificaba,implica un cambio radical en la ciencia poltica. Y, por supuesto, una recupera-cin extraordinaria de los intereses y capacidades de la teora poltica.

    27 Ibid., III-9; vol. 2, p. 436.28 MAIMNIDES, Introduction to the First Part, The Guide of the Perplexed, I; vol. 1, p. 12.29

    Ibidem.

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    La tradicin cristiana reformada, especialmente en su rama calvinista, lle-var a cabo en el siglo diecisis una purga muy severa de los contenidos retri-cos de la ciencia poltica. Es decir, expulsar violentamente fuera de la reflexinsobre lo pblico todo lo que signifique contingencia. Las emociones, las pasio-nes, los avatares de la vida pasan a ser devaluados como objeto de gran medita-cin y poco a poco se eliminarn del tablero de la ciencia. Slo se podrn vis-lumbrar a travs de la formulacin general, de la reflexin filosfica sobre abs-tracciones depuradas y de los conceptos universales tan tratados por los filso-fos. Poco a poco el calvinismo expulsar del mundo de lo pblico las menuden-cias cotidianas, que pasarn a ser recogidas por la novela, el teatro y las cienciasespecializadas en lo privado.

    El punto crucial lo encontramos en el extraordinario reformador calvinistaPierre de la Rame (Petrus Ramus)30, quien a lo largo de su notoria carrera comopensador religioso, educador y combatiente calvinista llegar a prohibir el teatroen la universidad31. Esta medida forma parte de una teora que pretende ir con-virtiendo la ciencia en un asunto exclusivamente dialctico y, a la vez, conde-nando la retrica a ser mero ornatus o incluso a acabar siendo simple ars fallen-di o estrategia de embaucadores.

    Con el trabajo de Ramus y sus seguidores, y su denuncia de manque demthode, el camino quedaba preparado para que surgiera una nueva idea de

    methodus o va, de una nueva manera de tratar los asuntos y realizar la investi-gacin de la realidad. Ahora a partir de Petrus Ramus y de Ren Descartes(1596-1650) la inventio retrica pasa a ser asunto exclusivo de la dialctica ya mostrarse como parte del diseo de la investigacin. Este diseo engloba el artede la planificacin, dentro del que se encuentran la elegancia de las definiciones,

    30 Pierre de la Rame o Petrus Ramus (1515-1572), maestro de retrica, humanista y mate-mtico francs.

    31 Fue en el Collge de Presles (Pars), donde entr como docente en 1544, a los 29 aos, y

    donde permanecer como profesor y director del mismo hasta su muerte en 1572, con 57 aos. P.SHARRAT, Nicolas Nacelius: Petri Rami Vita, editada con traduccin inglesa en HumanisticaLovaniensa, vol. 24 (1975), pp. 183, 185, 187 y 267ss. M. M AGNIEN, Dune mort lautre (1536-1572): la rhtorique reconsidere, en M. FUMAROLI, Histoire de la rhtorique dans lEuropemoderne, 1450-1950, Presses Universitaires de France, Paris, 1999, p. 380. Magnien toma estedato de W. J. ONG,Ramus: Method, and the Decay of Dialogue. From the art of discourse to theart of reason, Harvard University Press, Cambridge, Mass., 1983 (1 ed. de 1958), p. 208. Deboeste dato a Laura Adrin.

    Hamlet representa la opcin opuesta a esta medida pedaggica. Prince Hamletutiliza pre-cisamente el teatro como arte importante para sus pesquisas: the play s the thing wherein Ill catchthe conscience of the King. William SHAKESPEARE, Hamlet, Prince of Denmark, The Complete

    Works, edicin de Peter Alexander, Collins, London, 1951, Act 2, Scene 2, 600-601, p. 1046.

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    la exactitud conceptual y el ingenio de los planteamientos previos al desarrollodel trabajo indagador. El resto de la investigacin se sujeta al rigor cientfico, conla garanta de certeza en el caso de Descartes o la concatenacin de causas y efec-tos en el de Kant.

    A partir de aqu los contenidos de la letargia slo pueden asomarse almundo del pensamiento como nutrientes previos, algo desvados y siempre late-rales, del proceso del pensar; se abre el paso de este mundo a un pensamientovigilante que a partir de aqu reivindica mtodo, rigor y sistema. Todo un cami-no de correccin de los vicios del humanismo del sur de Europa con su manquede mthode que sealaba Petrus Ramus.

    Con esto el gobierno de los ciudadanos quedaba en buena parte bajo el con-

    trol de la ley moral y poltica, pero los problemas ltimos de su conduccin decara a la vida del creyente moderno, es decir del ciudadano de la repblica cris-tiana reformada Of a Christian Commonwealth32, slo se contemplabancomo algo sujeto a las reglas morales que inspiraba la comunidad de creyentes,cuya avanzada seran siempre sus santos laicos33.

    Cualquier desgobierno del ciudadano protestante quedaba expuesto a lavista de la asamblea religiosa de la repblica reformada. En el caso catlicosegua tambin estando bajo el criterio de los jueces nombrados por el poderlegalmente constituido; y, en su vertiente moral, el desgobierno que no se con-

    sideraba pblico quedaba regido por los eclesisticos como administradores deun complejo sistema de penas, castigos y recompensas espirituales tejido concuidado.

    De cara al individuo, el desgobierno de su vida apareca como algo despo-litizado. Un asunto entregado a la tica, a la moral, a los eclesisticos, a los mdi-cos y a los sanadores. Una modalidad de vida que va a perdurar hasta nuestrosdas.

    En el siglo veinte cada vez que un ciudadano sufra un problema de desgo-bierno de su cuerpo o de su alma se acudir a un especialista social en el snto-

    ma en cuestin. Si se trata de un endemoniado, se llamar al sacerdote; si se tratade una actitud rebelde violenta, a los educadores; si de algn trastorno de la per-sonalidad, al maestro, a los veteranos o incluso a mdicos alienistas; si de unvicio o adicin grave, se llamar a guas espirituales; si de un ataque de ansiedad,un insomnio pertinaz o miedos descontrolados, a un psiquiatra; si de una disfun-cin en la vida familiar o social, a los asistentes sociales. Toda una nube deexpertos disponibles para reparar el desgobierno.

    32 Este es precisamente el ttulo de la Tercera Parte delLeviathan de Thomas Hobbes.33

    M. WALZER, The Revolution of the Saints, Atheneum, New York, 1965.

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    En los casos de desgobierno escandaloso con dimensin pblica evidente,como el uso vejatorio del poder, la tirana, el robo de bienes pblicos, la traicina los mandatos del pueblo u otros, la solucin slo podr venir de las leyes vigen-tes, si es que los legisladores anteriores han podido prever el caso. Si no es as,el desgobierno queda al albur de otro desgobierno, sea ste ahora un levanta-miento, la lucha revanchista, la picaresca, la desobediencia de los sbditos oincluso la guerra civil.

    Naturalmente sta es una forma muy poco elaborada de encontrar solucina los problemas de desgobierno de las personas.

    LA DISTANCIA Y EL SECRETO

    En muchas ocasiones el secretismo de la poltica y la distancia entre los gober-nantes y los gobernados hacen que no sean visibles las acciones corruptas, de ahque la esperanza en atajar el mal quede slo en inculcar (inculcare) accin demarcar con algo que se frota con insistencia prcticas a los ciudadanos quedesde su fuero interno impidan a estos abusar de sus cargos, de meter la mano enla caja cuando nadie les ve, de imponer el capricho omnipotente sobre otros infe-lices o de utilizar la fuerza como forma de disfrutar con el sufrimiento ajeno.

    Esta pedagoga es impensable para Maimnides. Ya la tradicin retricaavisaba que no se poda hacer el trabajo sin contar con el alumno34. La ensean-za no era cuestin slo de preparacin y voluntad, sino tambin de buen juicio.En el aula el maestro quiere que la verdad que pretende ensear se haga veros-mil35; para ello es necesario el concurso del alumno36 y, desde luego, en medio deuna atmsfera de emociones y sensaciones contingentes. Adems las sesionesdidcticas no deben ser asamblearias ni asunto de un slo da, sino producidas enel transcurrir de los das y las noches en el que vigilancia y letargia37 son tenidasen cuenta.

    34 M. F. QUINTILIANO, Sobre la formacin del orador, en doce libros, trad. de Alfonso OrtegaCarmona, Universidad Pontificia de Salamanca, Salamanca, 1997.

    35 Quintiliano se hace eco de la dudas e incomprensiones sobre si la Retrica no tiene siem-pre la pretensin de decir la verdad, sino siempre lo verosmil, ibid., Libro II, Cap. XVII; a lo quecontestar en varias ocasiones con argumentos certeros que podramos resumir en uno definitivo:donde hay una causa injusta, all no est presente la retrica, ibid., Libro II, Cap. XVII, 31;(Tomo I, p. 287).

    36 La elocuencia no puede crecersi no existe concordancia entre quien trasmite y recibe.Ibid., Libro II, Cap. IX, 3; (Tomo I, p. 231).

    37

    De somno et vigilia, en palabras de Themistius.

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    Para la poltica moderna de inspiracin cristiana, sobre todo en el caso de larevolucin norteamericana, la manera de controlar el problema es la inspeccinpblica. Esto se institucionaliza con la separacin de poderes y su control mutuo.Pero tambin se cuenta con que la programacin moral de los ciudadanos en susiglesias les dote de un sistema de gobierno personal capaz de orientarles cuandose encuentren en la oscuridad de las acciones secretas o de prcticas llevadas acabo cuando nadie les ve. De ah la importancia del ciudadano como church-goer, o creyente que asiste a la iglesia.

    La versin atea anticristiana confa en una pedagoga de los valoresrevolucionarios y laicos. Destituida la autoridad de Dios, aparece la lgica cien-tfica como instrumento de encontrar un gobierno perfecto para cada uno de nos-

    otros. Un gobierno asentado en el estudio racional, meditado y positivo, de losdatos de la vida. La ideologa que ahora informa a los ciudadanos es as un pro-ducto no de la revelacin divina sino del trabajo del intelecto y de la razn huma-na. El esfuerzo emancipador del saber alcanza un sistema de valores y explica-ciones que nos satisfacen plenamente y nos preparan para ser verdaderos dueosde nuestras vidas, ya nunca ms sometidas a los tiranos.

    Admitida esta explicacin, la pregunta debida es: y a qu tiranos estnsometidos los ciudadanos corruptos?

    Las ideologas revolucionarias piensan que los corruptos son vctimas de la

    educacin de una sociedad viciada, erigida sobre la represin violenta de unossobre otros o simplemente sobre la tortura y la explotacin de unas elites pre-ponderantes sobre una poblacin sin poder.

    En todo caso se supone que una persona formada con los principios de laideologa, sea laica o religiosa, estara ya vacunada contra la corrupcin, fruto dela maldad moral o de la ignorancia maligna. La emancipacin de los seres vicia-dos que somos por causa de la cada del hombre ante un dios desobedecido, o porculpa de una sociedad con los ojos vendados por la opresin y las manipulacio-nes de los poderosos, abrira el camino a seres libres incorruptibles. Esta era al

    menos la propuesta de la revolucin romntica y de las ideologas emancipado-ras que de ella brotan.Claro que hoy, a la vista de los acontecimientos del siglo veinte con sus

    campos de concentracin alemanes, del Gulag, de las purgas maostas, las gue-rras civiles rojas y de la corrupcin de las iglesias, el modelo formativo ha que-dado puesto en duda38.

    38 Un buen resumen de todo este desgobierno se encuentra en: M. MANN, The Dark Side of

    Democracy. Explaining Ethnic Cleansening, Cambridge University Press, 2005,passim.

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    GOBIERNO DEL CUERPO Y DEL ALMA

    El ltimo reducto que hoy queda es la prctica del buen gobierno. Es lo que enla actualidad la mayora de los cientficos asimilaran a la democracia. Es sufi-ciente la democracia, con su garanta de una prctica limpia de los derechos delciudadano y con el entramado institucional dispuesto a evitar cualquier desvia-cin, para contener estas inclinaciones al desgobierno?

    Adems, los pases con democracias avanzadas son finalmente capaces deproducir ciudadanos que resistan la corrupcin? Se resisten los demcratas a laaceptacin de comisiones indebidas, a la defraudacin a la hacienda pblica, alas maquinaciones familistas, mafiosas o de promocin sucia de sus carreras? Elensanchamiento de los cauces democrticos desactiva la bacteria de las corrup-telas urbanas?

    Parece ser que no. Hoy es conviccin generalizada que el ser un apasiona-do defensor de la democracia, alguien incluso acreditado por la dedicacin per-sonal o el riesgo propio para defenderla, no impide que esa misma persona en unmomento dado promueva a sus amigos, amantes, parientes o cmplices; queabandone los criterios de equidad y excelencia; o que pase a buscar el medro per-sonal y gruesos beneficios pecuniarios utilizando su cargo para obtener un bienque no le correspondera si hubiese justicia.

    Quiz por eso la figura de Maimnides y la tradicin que significa sean tanimportantes para la recuperacin de una teora poltica perdida.

    Seguramente por ser mdico, Maimnides vea necesario cuidar tanto el cuer-po como el alma. Para l, sin un cuerpo sano era impensable lo dems. Hay que aten-der los cuerpos y las mentes de las personas para que puedan vivir pacficamente.

    Algo parecido, nos dir, ocurre con la poltica y la religin. La religin esms elevada, pero la poltica es anterior y bsica.

    Si el mundo ha sido creado por Yaweh, la nobleza de su origen le imponeal hombre la necesidad de respeto a sus semejantes, que tambin son creacin

    divina. De ah que no se pueda aceptar la humillacin, la magia o la violenciagratuita e invasora para resolver los problemas pblicos.

    El reconocimiento de Yaweh que reivindica Maimnides para la tradicinrabnica equivale a aceptar que no podemos acceder a la omnipotencia y de quesomos limitados. Yaweh es un locus de poder omnipotente situado en el ms all.La existencia de Yaweh significa pues la renuncia a la omnipotencia en el mundo.Idea muy distinta del planteamiento cristiano, como es evidente; pero tambin delanticristiano o ateo del abandono de dios o de la conviccin de que dios no existe,modos de pensar ambos muy extendidos en la tradicin occidental. Para

    Maimnides, estas ltimas ideas vienen a ser una recuperacin de la omnipotencia.

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    Ahora bien, ordenar nuestras vidas es una cuestin de cada cual o ha dehacerse a la vez que ordenamos las de los dems?

    ENEMISTAD Y ODIO

    Para lograr un gobierno ordenado hemos de atender la mente: la nuestra y la denuestros conciudadanos. Y eso incluye la atencin pblica a los hombres desdeel momento en que estamos sumergidos en la impotencia infantil39 hasta quealcanzamos la mayora de edad pblica. Todo nos lleva a esa necesidad de apren-der a gobernar y a ser gobernados. El llamado consuelo de las almas40 que men-

    ciona la tradicin medieval habla del contenido teraputico que tiene la sabidu-ra cuando nos permite entender por qu nos sentimos ansiosos y necesitados detantas cosas contradictorias.

    Hay que tener en cuenta que en las pocas en que carecemos de gobiernopropio, como la infancia, se sigue experimentando el mandato y el control sobrenuestras vidas. Los que hemos pasado la niez somos afortunados de haber sidocontrolados, mandados y atendidos mental y afectivamente hoy incluso losciudadanos estamos llenos de implantes y hasta se nos programa nuestro sistemainmunolgico con las vacunas. En este sentido todos somos supervivientes, yaque venimos de esa dependencia benigna que nos ha permitido llegar a adultos.Si esa relacin hubiera fracasado o simplemente no hubiera existido, habramosquedado por el camino. Al igual que nos va a ocurrir luego con la ley durantetoda la vida.

    Claro que puede darse el caso tambin de que la atencin al nio haya sidoescasa o inadecuada. O mala. Y eso habr dejado experiencias traumticas yheridas concluyentes sobre lo trascendental del gobierno de nuestras vidas. Un

    39 In-fantil no se refiere nicamente a la niez. El trmino proviene del verbo latinofari en su

    participio presente,fans-fantis, que significa decir. Y por supuesto se aplica a aquellos que no tie-nen capacidad de decir por s mismos. Puede decirse de un nio, de un infante de marina, de unaparte de la poblacin o de aspectos del mundo interno del ciudadano.

    40 Una obra muy importante para la teora poltica medieval fue Consolatio Philosophiae, deBOETHIUS (vide supra nota 13), noble romano no de origen sino por adopcin, y hombre culto quedominaba el griego y probablemente haba estudiado en Atenas o Alejandra. Neoplatnico, repre-sent la resistencia de la slida cultura griega y latina frente a la irrupcin de la cultura brbaraostrogtica. Fue cnsul en el ao 510 y result vctima, curiosamente, del desgarramiento y la trai-cin entre las dos partes del imperio, la griega y la latina, Bizancio y Roma. Bizancio favoreci lacada de Roma en manos ostrogodas y el emperador Teodorico no toler a un Boethius partidariode Bizancio. Boethius fue condenado a muerte y ejecutado hacia los aos 525-6. Su conocida obra

    aqu mencionada fue escrita en la crcel y durante el tiempo de espera de su ejecucin.

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    gobierno necesario para no volver a pasar hambre, miedo, terror, humillaciones,violencias, desdenes, abandonos, dolor o falta de vida. Curiosamente NiccolMachiavelli (1469-1527) ya aseguraba que los cuatro miedos esenciales en lavida de un hombre eran el aburrimiento lo que hoy se puede llamar depre-sin, el conflicto, la pobreza y la muerte41.

    Nuestro maestro sefard aclara por su parte que, para que se produzca unabuena poltica en donde se eviten los daos y se avance en el bienestar de loscuerpos, se hace preciso acabar con la enemistad y el odio (la enemistad no esslo la falta de amistad, de ah que Maimnides la asocie directamente al odio).Se trata de no caer en situaciones de guerra entre seres humanos. La polticaimplica la extincin de la guerra, o lo que es igual, el predominio del intelecto

    sobre los deseos:

    Porque cuando slo se siguen los deseoslas cuitas y las penas se multipli-can, y se multiplica la envidia, el odio y la lucha por despojar al otro de lo quetiene42.

    NECESIDAD Y OMNIPOTENCIA: MAIMNIDES Y EL ARISTOTELISMO

    Rambam coincide con Aristteles en que el hombre es un animal de polis43. Loes por naturaleza, desde que nace y por cmo nace. Pero, mientras Aristtelesatribuye la peculiaridad del ser humano al hecho de poseer el logos, el lengua-

    je con el que resolver sus problemas comunes, Maimnides lo atribuye a lamanera en que los hombres nacemos. Probablemente no est expresado de unamanera tan franca como yo lo har aqu, pero es coincidente en lo esencial. Lafilosofa juda de la que hablo atribuye a Yaweh el origen de la creacin delmundo, del hombre y desde luego la exclusividad de la omnipotencia. Eso sig-nifica que la omnipotencia de Yaweh es la manifestacin y aceptacin cons-ciente de nuestra limitacin.

    41 N. MACHIAVELLI, Letter to Francesco Vettori (26 de agosto de 1515), en: Machiavelli.The Chief Works and Others, trad. por A. Gilbert, Duke University Press, Durham, North Carolina,1965, vol. II, p. 929.

    42 MAIMNIDES, The Guide of the Perplexed, III-33, citado por A. RAVITZKY, The Days of theMessiah, en KRAEMER, Perspectives on Maimonides, p. 225.

    43 Samuel Ibn Tibbon, joven contemporneo de Maimnides y traductor de la Gua del rabe alhebreo, traduce la idea con la palabra bblica medinah que puede significar localidad o provincia peroque en algunos casos implica la idea de ente poltico. Para Maimnides lo poltico tiene entidad pro-pia bien diferenciada ya que es un dominio distinto de pensamiento y de accin. M. LORBERBAUM,

    Politics and the Limits of Law, Standford University Press, Standford, CA, 2001, p. 28.

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    El hombre nace impotente, en una posicin de poder cero, y depende de sufamilia o de quienes la sustituyan, para sobrevivir. Depende de su ciudad tam-bin. Lo compensa con fantasas y con una percepcin del mundo visto comouna coleccin de automatismos, de palancas y explosiones, de sensaciones muydrsticas y concretas que se resuelven de forma inmediata. Un mundo real en elque est en juego la vida o la muerte del beb ms tarde del infante, endonde la posibilidad del abandono es constante y hay un riesgo perpetuo demuerte o locura.

    En conjunto, y para ir recapitulando, todo esto nos conduce a las siguientesdeducciones bsicas en la visin de la poltica que Maimnides intenta preservar:

    (i) El hombre no es autosuficiente. La soberana del hombre es una ima-gen inadecuada.

    (ii) Ello implica que el primer problema del hombre es el de gobernarse as mismo y a los dems.

    (iii) Lo que caracteriza al hombre es su capacidad, y necesidad a la vez, degobierno. Su vida es un continuo avance hacia la solucin de su impo-tencia. Nunca querr volver a esa situacin de terror a ser abandonadoo de estar constantemente en el borde de la perdicin, de la locura, delabandono radical que le arroje a la intemperie.

    (iv) Para ello el ser humano necesita ser gobernado, es decir que alguien

    con poder le proteja y garantice que todo lo malo que teme no va apasar. La atencin que requiere es de cobijo, seguridad, afecto, nutri-cin, orden, presencia y re-presencias.

    (v) Otra solucin posible ser gobernar l mismo. Controlar muchos recur-sos y personas para asegurarse de que nunca aparecern esas sombras.Se trata de ser el primero, estar siempre en el cuadro de honor, ser vistopor los dems, ser querido, ser tenido en cuenta, estar en la lista, lograrlos mejores recursos, acumular dinero, descendencia, propiedades y ali-mentos. Sobre todo controlar a otros. Dominar a los dems.

    (vi) Cabe tambin transformar un deseo o una necesidad bsica en suopuesto, como puede ser cuidar al mundo, servir al mundo o entregar-se a los dems.

    (vii) El ser humano es por naturaleza poltico. Todos nacemos en una situa-cin de impotencia y jams perderemos esa necesidad de ser goberna-dos y gobernar. Mandar y obedecer es una capacidad nuestra que msbien puede llamarse necesidad de vida.

    A la vista de lo anterior, en los siglos trece y catorce algunas comunidadesjudas asimilaron Rambam a Aristteles e incluso le tacharon de impo. Haba

    desconfianza sobre su naturalizacin del saber. Hubo quienes le tacharon de

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    racionalista e incluso se le llegara a comparar en siglos posteriores con Tomsde Aquino, como si la Gua fuera el equivalente judo de la Summa Theologica.Otras lneas de trabajo en las comunidades judas de la Espaa medieval, comola encabezada por Nahamas (c. 1195-1270)44, Solomon ben Abraham Ibn Adret(1138-1204) y su Escuela de Barcelona, que llegara a su esplendor en los siglostrece y catorce con Nissim Reuben Gerondi (c.1310-1376)45, continuaron sobrelos pasos de Maimnides, aunque fuera en buena medida para modificar suvisin de la poltica.

    Sin embargo, y a pesar de esta apariencia, lo cierto es que el pensamiento ycomprensin de la vida de Maimnides se separan totalmente del aristotelismo.Es ms, sta es posiblemente su mayor contribucin a la teora poltica europea.

    MANDAR Y OBEDECER

    La necesidad de ser cuidado, atendido, dirigido y ordenado es sentida por todoslos hombres. Ya hemos visto que para Maimnides opuestamente aAristteles el hecho de tener un logos, un lenguaje muy avanzado, no es loesencial. Es importante como instrumento con el que entender lo que ocurre.Pero no lo tenemos todos, ni todo nuestro ser habla con ese logos. Existen seresmudos, partes de la ciudad que no hablan durante la vigilia.

    Como hemos visto anteriormente, en esta visin es esencial el papel deYaweh. No es la creencia en un dios sino el reconocimiento de la existenciade un poder omnipotente y creador del universo (Yaweh), lo que hace quetodos los dems poderes, por muy grandes que sean, estn en el mundo de lomedible; es decir que tengan lmites. El mundo de Yaweh se convierte deinmediato en un universo libre de omnipotencia, una atmsfera limpia demagia y apta para la poltica. El problema central de la vida es cmo elaborary ordenar en la prctica esa falta real de poder para preservarnos y vivir sinenloquecer.

    Naturalmente que el nio, al crecer, ir pudiendo controlar su vida, alimen-tarse, protegerse, atenderse mentalmente a s mismo, pero an as ya no olvidaresa llaga incurable de la impotencia radical de su origen: estar siempre al bordede la vida ms prometedora y de la muerte ms inmediata. Esa amenaza nunca

    44 Nahamanides y su discpulo Asher ben Yehiel (c 1250-1328), discpulo de Meir deRothenburg, fueron importantes introductores de la tradicin juda askenaz, francoalemana, enEspaa. LORBERBAUM, Politics and the Limits of Law, p. 106.

    45

    Ibid., pp. 3, 93-94.

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    desaparecer, pues una buena parte de la actividad del cerebro humano funcionasin sentido del tiempo ni del espacio, es decir, sin que rija en ella el principio deidentidad aristotlico. Un postulado, ste ltimo, claramente expresado en pala-bras del propio Aristteles:

    Las contradicciones no pueden predicarse simultneamente46.

    Hoy sabemos que, por el contrario, los sentimientos y emociones no cadu-can hasta la muerte de su portador. Sigmund Freud, Leo Strauss y, en las cienciasde la naturaleza, la fsica cuntica, entienden tambin que en buena parte de laactividad del cerebro no rige el principio de identidad.

    El aprendizaje poltico incluye cmo evitar estar en manos de la indigencia,del hambre, del fro, del miedo al abandono. Eso se puede lograr acumulando ali-mentos, dinero, controles, prestigios, popularidad, preeminencia, cario, sumi-siones. Todos los intentos de gobierno pasan por garantizar que no se vuelva acaer en esa situacin original de dependencia absoluta respecto de otros.

    Una dependencia que, por otra parte, ha dejado tambin buenos recuerdos:placeres, satisfacciones, proteccin y seguridad. Los cambios del gobierno pro-pio estn abiertos al dominio, la avaricia, la codicia, la necesidad de entrega; ytambin a la necesidad de afectos, de ser dominado, de ser protegido, reconoci-

    do o de ser respaldado y querido.El ser humano nunca resuelve del todo ese asunto porque est marcado y hanacido as. Para Maimnides, el asunto de gobernar y ser gobernado es inheren-te a la vida. La dominacin de una persona sobre otra es una necesidad natural47.

    En este sentido la tentacin de ser omnipotente es constante, de ah la incli-nacin a ignorar que somos mortales, que nuestra inteligencia es limitada, quenuestra salud es frgil y no aguanta ilimitadamente, que no podemos hacernoscargo de todo, que nuestros deseos no pueden convertirse automticamente enrealidad. Que hay que esperar para conseguir las cosas y que las cosas no siem-

    pre se consiguen.Todo esto se aprende con dificultad y no por eso se ceja en el empeo delograr una fortuna que nos garantice toda la vida, un poder cada vez mayor sobrelos dems, fama, prestigio, salud eterna, juventud inagotable. Todo el acopio de

    46 ARISTTELES, Metafsica, traduccin de Valentn Garca Yebra, segunda edicin, Gredos,Madrid, 1982, libro IV, 4, p. 179, 19-20.Y no ser que una misma cosa sea y no sea, sino por homo-nimia, ibid., libro IV, 4, p. 171, 19-20. Es imposible que uno admita que una cosa es y no es. Ibid.,IV, 4, p. 168, 21-22. No se puede afirmar que todo sea as y no as. Ibid., IV, 4, p. 171, 31-32.

    47

    LORBERBAUM, Politics and the Limits of Law, p. 30.

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    vida, atenciones, seguridades y poderes que lleguemos a poseer insiste en que lasnecesidades son cambiantes y, a veces, no tienen lmites:

    Ya que mientras todas las cosas necesarias son restringidas y limitadas, losuperfluo no tiene limites48.

    Quiz sea Niccol Machiavelli uno de los pocos tericos occidentales quehayan captado la importancia de esta variable para explicar la vida pblica:

    Con che versiCanter io del regno di FortunaE comme iniuriosa ed importunaSotto il suo seggio tutto il mondo aduna?E bench in alto sopra tutti segga,Comandi e regni impetuosamente,Questa da molti detta omnipotente,Perch qualunche in questa vita viene,O tardi o presto la sua forza sente49.

    LA CIUDAD EN ARISTTELES Y MAIMNIDES

    No creo que pueda entenderse el pensamiento de Maimnides desde la tradicinneoplatnica bizantina como algunos sugieren. Maimnides no entiende al ciu-dadano como portador de una ciudad interior que haya de sintonizar con la polis.Esta visin ateniense del asunto no es la que el maestro sefard propone. Para l,se tratara ms bien de la existencia de espacios pblicos internos50, de unfuerointerno que curiosamente la lengua espaola an conserva51.

    48 MAIMNIDES, The Guide of the Perplexed, (III-12), vol. 2, p. 445.49 ...Con qu versos

    cantar yo sobre el reino de Fortuna...Y cmo injuriosa e importuna... Bajo su trono todo el mundo rene?Y aunque arriba, encima de todos domine,Mande y reine impetuosamente,sta por muchos es reconocida como omnipotente,Porque cualquiera que en esta vida viene,O tarde o pronto su fuerza siente.N. MACHIAVELLI, Di Fortuna, Tutte le opere, edicin de Mario Martelli, Milano, Sansoni,

    1993, p. 976. Traduccin de Clment Godbarge.50 J. ROIZ,El experimento moderno, Trotta, Madrid, 1992, captulo 1.51

    Tambin se conserva en lengua francesa en expresiones como en son for intrieur.

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    La ciudad tampoco es concebida como esa ciudad medieval al modo ate-niense, inspirada en la idea de Aristteles de una serie de crculos concntricosel crculo como forma perfecta que nos inclina hacia la belleza y promueve elbien, y se construye en torno a la plaza, la plaza del castillo medievalcomoen el palacio de Knosos en la antigua Creta en donde la mirada de la guardiaprotege las transacciones mercantiles de los feriantes.

    Hay que tener en cuenta, por otro lado, que las ciudades medievales europeasno son todas producto de la evolucin de otras comunidades o aldeas anteriores,sino que muchas surgen como nuevas fundaciones; as, las hay que han sido esta-blecidas mediante una carta o un juramento cvico comunal que les da cohesin yreemplaza al vnculo religioso. Son ciudades en las que, en algunos casos, se plan-tear por primera vez la oportunidad de un republicanismo laico no pagano.

    Pues bien, la ciudad de Maimnides se constituye por su parte a partir deuna serie de patios y callejuelas en donde rige una ley porque es temida y res-petada. Se trata de un entendimiento de la ciudad muy diferente del clsico gre-colatino, desde luego del de Aristteles y Toms de Aquino, imbuido este ltimode una geometra que prima el control pblico visual; y en donde la esfera y elcrculo son tenidas como formas perfectas para la convivencia. Si la plaza pbli-ca es para los tomistas un elemento radiante de la ciudad, para los discpulos deMaimnides es posiblemente un lugar atemorizador.

    Para Rambam, como rabino, s es cierto que el individuo lleva dentro unespacio pblico, y por eso el gobierno propio es una cuestin importante para laciencia poltica. Pero hay que aclarar, antes de que se produzca el malentendido,que esta ciencia poltica no tiene por qu inmiscuirse en los espacios privados,sean stos externos o internos.

    Maimnides est indudablemente cerca de la tradicin retrica, para la quehaba tres formas de transmitir nuestra vida a los dems: la ejecutiva, la legislati-va y mediante el buen juicio. En el caso de la tradicin rabnica, en donde el pen-samiento queda siempre abierto a la trascendencia a travs de la profeca, el hom-

    bre recibe la emanacin de la inteligencia divina siempre a travs de sueos o devisiones ensoadas, es decir de la letargia. Este planteamiento religioso impide,generacin tras generacin, que la letargia sea excluida de la experiencia pblica.

    Y por eso mismo la tradicin juda la que Maimnides sintetiza y recogemagistralmente queda blindada de forma natural contra la tirana de la dialc-tica que, a partir de la derrota del humanismo cvico, se fue implantando frrea-mente en el pensamiento occidental.

    Es cierto que para Aristteles los sueos eran tambin una manera de pensar,y que para los habitantes de laspoleis griegas el mito y la tragedia aportaban ele-

    mentos que incorporaban la substancia trgica de la vida al inters comn. Pero el

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    predominio de la dialctica que se afianza en la Europa cristiana lo hace con elretroceso de la retrica republicana, cada vez ms acosada por el autoritarismo delejecutivo y probablemente por razones de comodidad en la gestin de la repblica.

    El humanismo republicano que brota en el sur de Europa a partir del siglotrece, y que se detecta en algunos reinos medievales o en ciudades italianas, nodespegar. Se ver sometido a la imposicin de la dialctica como nico instru-mento de pensar y organizar la ciudad, lo que afecta tambin a esos espacios

    pblicos internos.Moiss Maimnides era consciente de que para lograr la paz de nimo y la

    tranquilidad, para evadir el desasosiego, la perplejidad y la confusin dolorosa,se precisaba acceder a ese mundo interno y permitir que all tambin pudiera

    haber un gobierno digno orientado por la sabidura. Ello inclua la atencin a fac-tores muy concretos como la salud, la paz ntima, las convicciones bien ancladasy el gobierno, sin violencia ni mentira, de las emociones y los sentimientos.

    Claro que todo ello requiere de una ciencia mucho ms honda de la que nor-malmente se suele aplicar a la vida de las personas. Y tambin necesita de msconocimiento sobre las conexiones entre todos los foros, patios y callejones denuestra vida:

    La ley verdadera que, como ya hemos dejado claro es nica, a saber, la de

    Moiss nuestro maestro, ha venido para traernos las dos perfecciones (el bienestardel cuerpo y el de la razn in actu), es decir el bienestar de los pueblos en sus rela-ciones entre s, mediante la abolicin del dao recproco y mediante la adquisicinde un carcter noble y de excelencia52.

    En definitiva la ley pblica tiene mucho que ver con la perfeccin de lasvidas individuales y la implantacin de buenas prcticas; y resulta esencial parael buen gobierno de los foros nombrados.

    Las leyes de Yaweh, es decir, no sujetas a la omnipotencia humana, tienencomo objeto siempre abolir el dao recproco y urgir a una cualidad moral nobley de excelencia que conduzca a una buena relacin social53.

    Ciertamente esta visin participa de la idea aristotlica de que el hombre esnecesariamente pblico, pues necesita de los dems para alcanzar la satisfaccinde sus necesidades; y de que es tambin capaz de reflexin, pues su mxima per-feccin es llegar a ser racional en acto54. Ello implica que puede aspirar al cono-

    52 MAIMNIDES, The Guide of the Perplexed, III-27; vol. 2, p. 511.53 Ibid., III-28; vol. 2, p. 513.54

    Ibid., III-27; vol. 2, p. 511.

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    cimiento asequible a todo ser humano sobre el mundo. Ahora bien, paraMaimnides un hombre no podr pensar si est aquejado por el dolor o padecede hambre, sed, calor o fro. Este hombre no podr hacerse cargo de sus emo-ciones, forjarse sus ideas y alcanzar la perfeccin. Por ello se precisa de la leypara vivir da a da. Siempre ser una tarea humana cotidiana estar atento a labsqueda de la felicidad y de la vida perdurable.

    El gobierno de nuestra propia vida queda as ligado, por necesidad, algobierno en s de todo lo pblico. Por tanto, cualquier desgobierno en la vida delhombre tambin implica una afeccin pblica.

    Todo esto deja entrever inmediatamente un peligro. Si todo asunto degobierno de cada uno fuera una cuestin pblica, no estaramos al borde de una

    ciudad platnica totalitaria? No ser Maimnides un autor medieval neoplat-nico como lo fueron en su da Filn de Alejandra o Themistius?

    MAIMNIDES Y EL NEOPLATONISMO

    La respuesta es sencilla. Los asuntos de gobierno de cada uno no son de ndolepblica por principio y slo adquieren esta dimensin cuando entran en colisincon la Ley de Yaweh, entregada a Moiss y mantenida a travs de las ensean-zas orales. La objetividad de la tradicin juda separa radicalmente esta visin delproblema de los tratamientos dialcticos atenienses:

    En cuanto a mi propia creencia respecto a este principio fundamental, quierodecir la divina providenciano me apoyo en la conclusin a la que me lleva lademostracin, sino en lo que me ha parecido claramente como la intencin del librode Dios y los libros de los profetas55.

    Maimnides no acepta el objetivo de la filosofa griega de pasar de la cos-mogona a la cosmologa, ni de cambiar la teogona por la teologa. Es decir, le de-

    sagrada que ya no interese tanto a los filsofos preguntarse de dnde vienen lascosas? como cul es la naturaleza subyacente de todas las cosas? Giro por el cualAristteles consideraba precisamente a Tales de Mileto como el primer filsofo56.

    Si una persona es corrupta, lo es porque transgrede las leyes de Yaweh tal ycomo han sido conservadas y asumidas en la coleccin de Responsa rabnicas y

    55 Ibid., III-17; vol. 2, p. 471.56 L. EVAN GOODMAN (ed y trad.), Rambam. Readings in the Philosophy of Moses

    Maimonides, The Viking Press, New York, 1976, p. 16.

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    de enseanzas de los profetas recogidas, atesoradas y vividas cotidianamente. Nocabe pues la inspeccin de la conciencia de las personas desde el poder pblico,sino su sometimiento al buen juicio basado en estas prcticas y leyes, estableci-das en el mundo externo compartido por todos.

    Desde luego, tampoco permite segregar la tica o filtrar la moral de nues-tros actos para separar lo poltico, neutralizando la sociedad e higienizndola ensus afectos y sentimientos. La contingencia est en medio de lo pblico y slomediante el cultivo de esta tradicin sabia de enseanzas y leyes, y de la tradi-cin judicial elaborada da a da, se puede intentar dar curso a las necesidades delo poltico. Pero no se podr, o no tendr sentido, buscar la felicidad moral en elmundo si no se reconoce el reino de Yaweh.

    Maimnides se muestra respetuoso con los poderes establecidos: fue leal alIslam y trabaj para Saladino, pero no crey que la ciudad o el reino con el quese senta comunicado para lograr su felicidad fuera el del califa sun. l se sen-ta parte del pueblo judo, unido por la Ley de Moiss y por la proteccin deYaweh, locus de omnipotencia que garantizaba la limpieza del aire pblico y lasalvaguarda de una ciudadana limitada en el tiempo y en el espacio de sus vidas.

    El respeto a la ley, el trabajo continuado para mantener el buen gobierno denuestras vidas, no iba para l necesariamente ligado a una faccin poltica con-creta, ni siquiera a una lengua o a una nacin como tal, sino a la busca de la feli-

    cidad a travs de la contemplacin de la verdad y del entendimiento de nuestraslimitaciones y capacidades. Para ello era imprescindible contar con la emanacinde la profeca que, a travs de la letargia, nos habra permitido acceder a conoci-mientos necesarios para encontrar la verdad.

    Una emanacin que, al trabajar mediante parbolas que llegan por el sueoo visiones ensoadas, nos obliga a estar abiertos a esos pozos hondos de la mentey de la sensibilidad que se expresan con una ambigedad y ambivalencia que lreivindica como imprescindibles del pensar humano.

    Est a favor de la confusin mstica? Ciertamente, no. Maimnides inten-

    ta, como hemos visto, aclarar inteligentemente las dudas sobre los contenidos dela tradicin rabnica, de la exgesis de los escritos del pueblo judo, de la apor-tacin de sus sabios y profetas y, fundamentalmente, de la ley de Moiss entre-gada cara a cara por Yaweh.

    Para Maimnides no se trata de buscar la confusin. Al contrario, el esfuer-zo se encamina a instalar el conocimiento, el saber ordenado y bien experimen-tado en la prctica cotidiana. No olvidemos su condicin de mdico. Lo que noacepta es la conviccin fantasiosa de que se pueda llegar a conocer todo el uni-verso y saber todo sobre la realidad. En la prctica, muchas cosas an no pueden

    conocerse porque no tenemos los medios o los conocimientos. Es una trivialidad

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    errnea el pretender hablar de todo. Por eso sus libros dan buen ejemplo al indi-car al comienzo para quin estn escritos y, curiosamente, tambin para quin no.En ellos se nos avisa a veces sobre quines no deberan leerlos, bien porque yasepan ms de lo que el libro en cuestin ofrece o bien porque lo que se d en ellibro est muy por encima de su preparacin.

    DIALCTICA Y RETRICA

    En una actitud que sintoniza con la retrica griega, Maimnides no escribe silo-gsticamente, ni para todo el que quiera. l escribe para alguien en concreto al

    que conoce o con quien quiere establecer comunicacin. No ve posible escribirpara todos a la vez. Y no por incapacidad o deficiencia de nadie, sino porquesiempre hay que contar con el auditorio. Lo que se habla requiere del que escu-cha para que se convierta en dicere y no sea tan slo loquor, tal y como mante-na el rtor Marco Fabio Quintiliano (30dC-96)57. Ese abismo entre el hablar y eldecir que Maimnides y su tradicin igualmente conocan.

    Las facultades racionales y polticas estn ntimamente ligadas. La retricapoltica es entendida por Maimnides como una concertacin musical. Debe serel arte de explicar la funcin del razonamiento prctico. La razn y el arte pol-tico juntos deben hacer posible el gobierno de la conducta de los hombres. Nobasta tener conocimientos verdaderos, sino hacrselos verosmiles a los demspara que los acepten voluntariamente y sin violencia. El asunto es que los inte-gren en sus emociones y pasiones cotidianas. Por eso Maimnides mezcla cons-tantemente los aspectos racionales del ser humano con los sociopolticos58.

    As pues, la transformacin de un ciudadano no puede venir slo de campa-as de formacin, ni de planes educativos dictados por los poderes ejecutivos ylegislativos. Hay siempre una visin poltica cotidiana en la que todo eso se ven-tila mediante emociones, pasiones y ensueos muy intensos; un mundo en el quelos miedos alteran el conocimiento y en donde las necesidades son plsticas ycambiantes dependiendo de la contingencia. Las necesidades para Maimnides noson algo objetivo, del tipo de lo que hoy formularamos como: cuntas vacunashacen falta?, cuntos kilos de trigo para abastecer a esta poblacin?, cuntospuestos de trabajo? Eso es cierto que existe y se cuenta con ello. Son necesidades

    57 La rtorica est bene dicendi scientia. QUINTILIANO, Sobre la formacin del orador, LibroII, cap. XVI, 11, (Tomo I, p. 275). Retrica est bene dicendi scientia y el arte del oratorsummabene dicere. Ibid., Libro II, Cap. XIV, 5, (Tomo I, p. 256). Como Quintiliano resume: la Retricaexistir aun cuando el orador est en silencio. Ibid, Libro II, Cap. XVIII, 3 (Tomo I, p. 293).

    58

    LORBERBAUM, Politics and the Limits of Law, p. 20.

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    concretas del presente que hay que atender, pero tambin existen otras necesida-des ancestrales el trmino no es de Maimnides, aunque la idea s est en lque no se aplacan con la satisfaccin de su enunciado, sino que una vez saciadasse metamorfosean en otras colindantes y a menudo se agravan en su virulencia.

    El tratamiento de lo pblico no puede hacerse de esa manera ilustrada comolo hace el mutakallim. Una forma que va contra la retrica y que, en el fondo,resulta ser profundamente autoritaria, aunque sus emisores no lo perciban as.

    Aprendiendo de Maimnides, podramos decir que los planteamientos deanticorrupcin que hoy se airean recurren con frecuencia a trucos burdos paraafrontar el gobierno de la propia vida de sus intrpretes. Por un lado se aplicancontroles y castigos, pero mientras tanto se confunden jueces con fiscales,

    aumenta la impunidad de los poderosos y la doble ley una cosa es lo que sehace y otra lo que se dice y el engao estn presentes. Eso provoca desventu-ra en los ciudadanos, que ven a esos falsos profetas castrados59 en su capacidadimaginativa por una apuesta falsamente ilustrada y en donde la mutilacin de lopblico y la expulsin de la letargia de sus razonamientos les incapacitan paraencontrar salida a un tema tan hondamente poltico.

    El final de las atormentadas reflexiones de los textos moralistas e ideolgi-cos arribar por eso en la oscuridad del desnimo y la depresin; si es que no noslanzan las amenazas de los malos augurios. Presagios inquietantes que nos llegan

    de quienes precisamente estn metidos de hoz y coz en su propio desgobierno:hoy postulan ante su audiencia una cosa y ellos en la prctica diaria hacen otra.

    La importancia de Maimnides en la teora contempornea es muy profunday mayor de lo que se reconoce. Su estudio de la sabidura poltica parte de la con-viccin de que el mayor sufrimiento de los humanos es el producido por el vivir

    juntos, de ah que est en manos de la ciencia poltica curarlo. Para SigmundFreud , uno de sus discpulos ms cercanos probablemente sin l mismo saber-lo , las fuentes constantes e inagotables del dolor son tres: (i) nuestro cuerpo,con sus enfermedades y envejecimiento productores de dolor y angustia; (ii) el

    mundo externo, capaz de encarnizarse en nosotros con fuerzas destructorasomnipotentes e implacables; y (iii) las relaciones con otros seres humanos. Alo que aadir, para evitar dudas, que el sufrimiento que emana de esta ltimafuente quiz nos sea ms doloroso que cualquier otro60. Son stas afirmacionesque sonaban ya claramente en la voz del maestro Maimnides, El Sefard:

    59 Usa este trmino no en el sentido freudiano, sino en el sentido castellano de extraer a lascolmenas la miel que contienen.

    60 S. FREUD, El Malestar en la Cultura, Obras Completas, trad. de Luis Lpez Ballesteros,

    Biblioteca Nueva, Madrid, 1972, vol. VIII, p. 3025.

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    La segunda clase de males son aquellos que recprocamente se infligen loshumanos entre s, tales como la tirana que ejercen unos sobre otros. Estos males

    son ms numerosos que los de la primera clase (los producidos por la naturaleza delo sujeto a nacimiento y desaparicin, es decir, por estar dotado de materia)61.

    CONCLUSIN

    No es fcil entender el olvido tanto cristiano como ateo de una tradicin depensamiento tan rica y sugerente como la que representa Maimnides. Lo ciertoes que el antisemitismo europeo ha desterrado o ignorado una vertiente tericaque hoy debemos recuperar. Sobre todo en la Europa del sur, que es donde segest y en donde an se pueden percibir ecos de ella en sus culturas y en su arte.

    Desgraciadamente el fundamentalismo catlico ha cooperado en esto, ciegay acomplejadamente, con el luteranismo y sobre todo con el calvinismo polticoms moderno y agresivo. El resultado ha llevado a una evolucin de la demo-cracia occidental un tanto cuestionable. Los pensadores calvinistas JeanCalvin (1509-1564), Thodore de Bze62, Petrus Ramus, Thomas Hobbes (1588-1679), John Locke (1632-1704), Alexander Hamilton (1757-1804), Max Weber(1864-1920), Michel Foucault (1926-1984) han encontrado el camino ancho yexpedito para respaldar de una manera u otra una visin vigilante de la poltica

    que hoy conduce a muchos demcratas, y a buena parte de su politologa, al des-nimo y la perplejidad.

    La poltica de la sociedad vigilante se basa en un axioma que establece conrotundidad que el conocimiento es poder. Y de hecho el avance de knowledgetraducido por algunos alegremente como la ciencia se plantea en primerlugar como una limpieza de extraordinarias garantas, de asepsia contra el error,para a continuacin plantearse el saber como un trabajo predatorio de conquista.La recuperacin del mundo da paso a su apropiacin, o sencillamente al dominioy control de lo fsico y lo humano mediante, curiosamente, leyes!: del tomo, de

    los astros, de las reacciones qumicas, leyes de hierro de la sociologaUna verdadera marcha triunfal en tonalidad mayor que ya alarm en su

    momento al admirable Giambattista Vico y a la que llam sabiamente: barbariede la reflexin63.

    61 MAIMNIDES, The Guide of the Perplexed, III-12; vol. 2, p. 443. MAIMNIDES, Gua dePerplejos, ed. de David Gonzlez Maeso, Trotta, Madrid, tercera edicin, 2001, p. 392-393.

    62 Thodore de Bze (1519-1605) fue un notable humanista y telogo francs, discpulo ysucesor de Calvino en Ginebra.

    63

    G. VICO, Ciencia Nueva (1744), Madrid, Tecnos, 1995, p. 526 (par. 1106).

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    F I t

    Moiss Maimnides se yergue entre los grandes del pensamiento como unsabio maestro que, por haberlo padecido en su propia vida, aclar este error exante que comprende al conocimiento como equivalente del poder. Una mutacinvirulenta que, a la vista de lo que ha venido despus, result ser de gran alcance.Para Rambam no hay lugar para la equivocacin en este sentido:

    La nocin de conocimiento difiere en nosotros de la de poder y sta ltima dela de voluntad64.

    Probablemente tuviera mucho que ver en su postura el hecho de haber vivi-do siempre entre grandes poderes religiosos e ideolgicos que buscaban la con-

    versin de los dems. A l le toc vivir en la grieta dbil en la que chocaban losgrandes imperios de la poca, el cristianismo y el islam. Conoca y admiraba aAristteles, pero viva y escriba en rabe y trabajaba para Saladino en El Cairo.Por lo dems, no olvidemos que tuvo que huir por este motivo en varias ocasio-nes y que incluso fue obligado en Fez a convertirse al islam.

    64 MAIMNIDES, The Guide of the Perplexed, I-53, p. 120. GOODMAN,RAMBAM, Readings in

    the Philosophy of Moses Maimonides, p. 85.

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