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  • 7/23/2019 Jaulin Carmen Fernando de los Ros

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    Cuaderno de intertextualidad n 9: Jauln, Carmen (2000): Fernando de los Ros, un hombre responsable ysensible a su tiempo. ISBN 84-611-1732-8

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    FERNANDO DE LOS ROS,

    UN HOMBRE RESPONSABLE Y SENSIBLE A SU TIEMPO

    (Dedicado al profesor don JAVIER VARELA TORTAJADA por su conocimiento y saber docente)

    Carmen Jauln Plana

    Relacin de contenidos:1. Introduccin

    2. Perspectiva histrica de la crisis de Espaa3. La lucidez de una generacin de intelectuales fundamentada en la crisis de la idea de

    Espaa4. Caractersticas de la vida de Fernando de los Ros

    5. Elementos estructurantes de su obra.6. La Edad de Oro en Educacin (1931-33): La Escuela de la Repblica. La Reforma

    Universitaria. La ley de Congregaciones. Las Misiones Pedaggicas

    Propuesta de Trabajo: Paradojas de un tiempo y un pas; o de las personas queinvierten y arriesgan su vida por compromiso poltico haciendo frente al rgimen

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    feudal? La dificultad de crear un sistema educativo que erradicase el analfabetismo

    espaol del siglo XIX provoc una movilizacin social sin precedentes, en las primeras

    dcadas del siglo XX, culminando con la Edad de Oro de la Educacin, en la Segunda

    Repblica. Pero con el golpe de Estado de Franco, muchos hombres, mujeres, familias,instituciones y proyectos vitales sucumbieron en el intento. Fernando de los Ros,

    coherente y lcido con la poca que le toca vivir, responde no slo participando de

    manera directa como ministro de educacin; sino legndonos, una obra que sigue

    fundamentando las bases polticas y pedaggicas actuales, para despertar inters

    investigador por un espacio y por un tiempo que todava tiene que dar muchas

    explicaciones.

    1) INTRODUCCIN O LAS RAZONES QUE DAN LUGAR A ESTE TRABAJO

    La primera razn es considerar que, en Espaa, la Segunda Repblica no fue un

    fracaso1. Entre los hechos que avalan esta tesis, sealar dos: la larga resistencia social de

    tres aos asediada por el golpe de Estado del general Franco, que se alargara con largos

    encarcelamientos y exilios; y el legado poltico, social, literario y humano de enorme

    riqueza intelectual. No hay que olvidar que es la herencia de personas que hicieron

    frente de forma decidida a la ancestral imposicin de de perpetuar el caciquismo y la

    oligarqua del Antiguo Rgimen.

    En segundo lugar, resaltar el papel que la educacin tiene en la poltica de la Segunda

    Repblica. No slo hace frente a los problemas que haba esclerotizado el sistema

    1 Ver opinin de Santos Juli en Extraordinario I Revista de Occidente: 50 Aniversario de la SegundaRepblica Espaola. Pgina 196 y siguientes.

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    educativo durante el siglo XIX, sino que adems ofrece, por fin, la posibilidad de sentar

    las bases para erradicar el analfabetismo.

    En tercer lugar, destacar que el inters por la figura de Fernando de los Ros, no es

    solamente por el papel que desempe dentro del Ministerio de Instruccin Pblica, tan

    valioso o ms fue el que realiz Marcelino Domingo y en menos tiempo; ni tampoco

    por la aportacin intelectual al socialismo, tan importante o ms fue la de Besteiro que

    adems tuvo de soportar en la espalda el peso de un partido socialista en crisis

    continuada. Para Aristteles el conocimiento sensible era el esencial para la polis,

    porque sin l no tenan sentido ningn otro razonamiento. La obra de Fernando de los

    Ros responde a la de un hombre que entiende con sensibilidad el momento que vive.

    Una sensibilidad no exenta de radicalismo: el tiempo poltico lo exiga; una sensibilidad

    social cargada de coherencia individual: Paradojas de un tiempo y un espacio; no, de la

    persona.

    Si se observa la obra de Fernando de los Ros con detalle 2 y se huye del sesgo seductor3

    que pueda tener hoy la tarea de recuperacin del socialismo, su erasmismo, su

    socialismo humanista, o su pasin por la poltica es una bsqueda incesante de los

    principios liberales fundamentales de igualdad y de libertad4

    , herencia gineriana delhumanismo pedaggico histrico, clave para fundamentar su socialismo humanista. De

    ese germen van a surgir tres crisis de muy diferente calado: una asumida en su

    erasmismo, la religiosa; otra de responsabilidad, impulsada por los acontecimientos

    polticos que le toca vivir, asociados a su toma de postura por el socialismo, la crisis

    poltica; y la tercera de carcter intelectual, consecuente del compromiso de transmisin

    de saberes de la Institucin Libre de Enseanza (ILE), la crisis gineriana. Las crisis de

    Fernando de los Ros responden a tres lneas de pensamiento (religioso, socialista, einstitucionista) que le requieren esfuerzo permanente y coste personal.

    A) De entre los cientos de tendencias, lneas de pensamiento o ramas filosficas que

    tiene al cristianismo como fundamento, De los Ros elige el erasmismo, como actitud

    vital. Las razones pueden ser de lo ms variado: necesidad de acudir al mito del

    2 Obra de Fernando de los Ros (2000) recopilada por Teresa Rodrguez de Lecea para la editorialAnthropos. Fundacin Caja Madrid3

    Virgilio Zapatero en Fernando de los Ros, biografa intelectual presenta una figura carismtica.4 Principios fundamentales para el objeto de estudio en investigaciones posteriores: conforman parte delmnimo irreductible, en palabras de Lwestein en Teora de la Constitucin. Editorial Ariel.

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    progreso, debilidad por la iluminacin, influencia del krausismo, necesidad de romper

    con lo establecido, radicalismo mstico, indagar de forma continuada en la idea

    filosfica del hombre, bsqueda de la universalizacin, quijotismo, o ligar

    crticamente la religin con su peculiar concepto pedaggico de darse a los dems otener una misin en la vida. Este concepto hay que vincularlo a su perspectiva del

    socialismo, pero bajo el principio de responsabilidad neokantiana de ruptura del ser; del

    ser y del no ser5.

    B) El tiempo de los socialistas en la Segunda Repblica estuvo lleno de desaciertos

    desde su incorporacin al concierto republicano-socialista; sin embargo, la respuesta

    de Besteiro y De los Ros es de indudable valor intelectual. De hecho, ante la crisis

    irremediable que se cierne sobre el pas en 1934, ambos desaparecen de la escena

    poltica y del protagonismo del partido y del poder. El sentido humanista del

    socialismo, lo escribe en 1926, una fecha clave no slo porque haca ms de diez aos

    que Giner haba muerto y hay ya un distanciamiento en el tiempo que le permite superar

    el humanismo institucionista; sino, porque lo escribe en plena dictadura de Primo de

    Rivera con todo el peso de la oposicin al rgimen establecido. Elas Daz seala la

    importancia de observar esa obra con el explicable proceso de radicalizacin sufrido

    en los aos de la Repblica por el socialismo espaol personificado en Largo Caballero.

    La pregunta de contexto que subyace del socialismo de De los Ros es Si en Granada,

    en 1919, no hubiera estado establecido tan vigorosamente el caciquismo de La Chica,

    como muestra representativa de las oligarquas reinantes, Fernando de los Ros se

    hubiera afiliado al Partido Socialista?

    C) La Historia poltica del siglo XIX demuestra una absoluta y amarga incapacidad por

    legislar el tema de la Educacin. Se da un paso hacia adelante con el informeQuintana de 1812, de clara influencia francesa, o el Reglamento General de

    Instruccin Pblica de 1821; y cinco hacia detrs, como el reaccionario Plan Calomarde

    de 1824. Jovellanos publica en 1809 las Bases para la formacin de un plan de

    Instruccin Pblica, donde se establecen los principios del humanismo pedaggico que

    definen parte de su pensamiento poltico y as poner erradicar en una sociedad

    estamental uno de los problemas crnicos: el analfabetismo. En 1876, Francisco Giner

    5 Punto clave de la esencia del socialismo humanista que propone De los Ros para Elas Daz, en Elsentido humanista del socialismo de Fernando de los Ros. Ed. Castalia. Pgina 22.

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    de los Ros pondra en marcha la Institucin Libre de Enseanza como un proyecto que

    respondiera al humanismo pedaggico de influencias krauso-positivistas que

    cuestionaran los fundamentos del sistema educativo y poltico existente. Desde

    Jovellanos a Giner de los Ros6

    hay una autntica necesidad por proponer unaEducacin Pblica Nacional que contenga los principios fundamentales, mnimo

    irreductible7, del liberalismo. Sin embargo, en el pensamiento poltico de ambos se da

    una paradoja difcil de asumir: ambos creen en los principios de Igualdad y Libertad en

    la Educacin como el motor esencial para la evolucin de la sociedad, adems son

    perseguidos y desterrados por los reaccionarios que quieren perpetuar el Antiguo

    Rgimen y la tradicin; y aun as, ninguno de los dos cree en la capacidad de accin

    del pueblo: Jovellanos, bajo el signo del eclecticismo intelectual, estara en contra de laformacin de Juntas despus del levantamiento popular de 1808 y Giner adems de

    hartarse enseguida de la Constitucin de 1869, no cree en el sufragio universal. Cmo

    se puede educar a un pueblo en la Igualdad y Libertad y no creer en su capacidad de

    accin, o en su capacidad de revolucin? Fueron responsables los intelectuales

    espaoles del siglo XIX y XX de que no hubiera revoluciones burguesas, como en el

    resto de pases europeos? En qu medida?

    La anterior pregunta no hace ms que incidir en el tpico de la falta de una revolucin

    liberal al estilo de la de otros pases europeos; o quiz sea consecuencia de la beatera

    idealista que Ortega denuncia en la conviccin de que la escuela no tiene por qu

    asumir la responsabilidad histrica de crear al pas. En todo caso ser acompaada de

    su religin, de su poltica, de su economa, etc 8.

    Fernando de los Ros, resuelve la anterior cuestin con el principio de monismo social,

    basado en la distincin entre conciencia inmediata, mediata o reflexiva

    9

    . Esta reflexinva acompaada de absoluto silencio en torno al principio de sufragio universal en

    6 La lnea de pensamiento de ilustrados-doceaistas- krausistas, etc la comenta Javier Varela en LaNovela de Espaa Ed. Taurus. Pgina 267 desde la perspectiva de Amrico Castro por los grupos deintelectuales de herencia erasmista.La lnea de pensamiento ilustrados-Institucin Libre de Enseanza, sirve a Manuel Puelles Benitez aplantearse en sus notas a la cuarta edicin, el origen de Educacin e ideologa en la Espaacontempornea. Editorial. Tecnos. Pgina 137 Siguiendo a Lwenstein quien plantea la necesidad, en 1960, de continuar las exigencias delconstitucionalismo de 1789, Toms y Valiente recoge como concepto mnimo de Constitucin enConstitucin: Escritos de introduccin histrica. Ed. Marcial Pons Pgina 34.8

    Misin de la Universidad en Revista de Occidente, tomo IV. Pgina 3169 Filosofa del Derecho en don Francisco Giner y su relacin con el pensamiento contemporneo. Obrascompletas. Tomo III

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    todos los escritos que tienen como referencia la obra de Francisco Giner, y fueron

    muchos. Ese silencio conforma la crisis gineriana.

    Los hechos histricos que rodearon a Jovellanos y Giner de los Ros fueron

    especialmente duros y difciles. An as, sirven para explicar el dilogo de cambios,

    persistencias y resistencias10 ms profundas y menos apreciables, que explican las

    peculiaridades de la evolucin del estado liberal del S. XIX, en Espaa; as como los

    obstculos que tuvieron que vencerse para hacer frente al nico plan de nuestra historia

    constitucional, que no ofrece ambigedades en torno a la Igualdad y Libertad en

    Educacin: el Plan de Educacin de la Segunda Repblica.

    2) PERSPECTIVA HISTRICA DE LA CRISIS DE ESPAA A FINALES DEL S.

    XIX-PRINCIPIOS DE SIGLO XX

    Los antecedentes estn en la Revolucin de Septiembre de 1868 consiguiendo dispersar

    instituciones y fuerzas polticas que ya haban acabado su ciclo vital; pero sin canalizar

    las nuevas fuerzas, al contrario, la violencia y los desordenes generaran el uso de la

    represin. Castelar, a los pocos meses de su promulgacin, ya denunciaba las

    esperanzas frustradas: No se ha respetado ni la propiedad, ni la seguridad, ni la libertad

    de imprenta, ni la inviolabilidad parlamentaria, ni las garantas primordiales, ni los

    derechos a la vida. No hay que olvidar que fracasaran las instituciones polticas, no las

    econmicas para asegurar la futura permanencia de la monarqua, las medidas de

    librecambismo comercial se terminaron imponiendo, aunque con dificultades, a los

    ministros conservadores de Isabel II. La facilidad con la que se restituye la monarqua

    alfonsina en 1874, vino de la eficaz represin de Martnez Campos, avalada por unslido apoyo de la aristocracia financiera, periodstica madrilea y alta burguesa

    industrial catalana, sin olvidar el patrocinio de la Iglesia, para la que la Revolucin era

    perseguidora de la fe y enemiga del espritu conservador. La Revolucin terminara

    cansando a todos, incluidos los intelectuales. Con ella entrara Francisco Giner en la

    indiferencia poltica: La revolucin ha afirmado los principios en la legislacin y

    violado esos principios en la prctica; ha proclamado la libertad y ha ejercido la tirana;

    10 Trminos que utilizan Bahamonde y Martnez en la Historia de Espaa. S. XX. Ed. Ctedra.

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    ha abominado de todas las vetustas iniquidades y slo de ellas se alimenta 11. De nada

    sirve pensar que hubiera pasado si la revolucin hubiera sentado fundamentos slidos,

    como en Francia. De hecho, tensiones parecidas se produjeron en la Espaa de 1931. El

    fracaso del germen revolucionario iba a ser uno de los desencadenantes de la decadenciaque rodea a la Restauracin, as como de las peculiaridades que caracterizan el

    pensamiento poltico que surge en torno a la crisis, por lo que sera conveniente estudiar

    qu detonantes van a conformar esas crisis.

    Cnovas va a ser el artfice de una poca. Como maestro provinciano pero gran

    trabajador, llega a un Madrid desidioso dispuesto a aportar su capital intelectual, pero

    desde su particular visin histrica, su vinculacin a un crculo cerrado como el Ateneo

    y lleno de desconfianza hacia el pensamiento terico-poltico. Con todo ese bagaje

    intenta personificar en Alfonso XII la reconciliacin de las dos posturas enfrentadas en

    revoluciones, pronunciamientos y cambios constitucionales a lo largo del siglo XIX.

    Aunque su aportacin supone un contrapunto en la dinmica de inercia poltica, la

    tensin era tan tremenda que el intento de contemporizar a ultraconservadores con

    liberales les llevara a innumerables errores, de los que interesa especialmente el de la

    represin educativa. Orovio, Ministro de Fomento, promueve reprimir la libertad de

    ctedra de los profesores universitarios, instndoles a abrazar la religin y la monarqua.

    Que decir tiene que esto era una vuelta innecesaria a la caverna ancestral del conflicto

    fe-ciencia, y de paso, un grave deterioro de la imagen de la monarqua. En el fondo

    estaba la eterna y desnuda cuestin religiosa: haba que engancharse a una monarqua

    catlica que simbolizara la grandeza de Espaa como fuere. A la par y contra viento y

    marea, la obra educadora krausista y quienes la fundaron iba a tener cada da ms fuerza

    e influencia en el pensamiento intelectual de la poca, frente a la Unin Catlica de

    Alejandro Pidal y Mon y de Marcelino Menndez y Pelayo y sus pasiones ultra-catlicas

    La amenaza ms inmediata a la Monarqua no vino de la mano de los intelectuales, sino

    de las tensiones existentes en las facciones internas de los partidos polticos. La

    corrupcin que degeneraba el turnismo poltico viciara la estructura de unos partidos

    que estaban al servicio de la oligarqua existente, sacrificando los intereses del pas en la

    11 Los entrecomillados del prrafo estn entresacados del texto de Raymond Carr (1976) en Espaa1808-1975. Ed. Ariel. Pgina 331 a 499.

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    conveniencia de sus aparatos polticos. Con ello no slo se retrasa una organizacin

    moderna de partidos polticos negando la posibilidad de un proceso gradual de

    educacin poltica, sino que gracias al caciquismo la monarqua "democrtica", o por lo

    menos "constitucional" se haba convertido en "oligrquica". Caracterizada por unfeudalismo complaciente, jerarquizado desde Madrid, pero proyectado a los municipios

    con el objetivo primario de aplastar cualquier tipo de oposicin independiente que

    impidiese el turnismo poltico. Prcticas ilcitas en la vida diaria de la administracin

    local que hacan imposible el desarrollo electoral: pucherazos, resurreccin de muertos

    en las votaciones, sobornos e intimaciones. Ni siquiera una ley electoral moderna como

    la de Maura de 1907 pudo hacer frente. El origen de ese caciquismo lo encontramos en

    la decadencia del siglo S. XVII y su empeo por la conservacin de las clientelasurbanas mediante transacciones de caridad y favoritismos. Esto deriv en unas

    administraciones ineficaces y un sistema judicial de influencias. Esa incapacidad de

    reformar el abuso crnico haca imposible tener un sistema de funcionarios que

    gestionara lo interno como un sistema de defensa que pudiera hacer frente al

    desastre de 1898. La destruccin de la imagen de Espaa convirti la derrota naval

    con los EEUU y las prdidas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en ruina moral, ya

    minada con la depresin econmica de los aos noventa y los vaivenes polticos.

    La Restauracin comenzara su andadura con buenos augurios econmicos: demanda de

    hierro y buena cosecha de vinos. Pero con la crisis cubana llegara tambin la recesin

    agudizada. Se recurre al capital extranjero para intentar reactivarla, con los

    consiguientes desequilibrios. La fiebre del oro mal gestionada ahora se convertira en

    pura y dura recesin: no se pagan salarios, ni cobran dividendos; y el desempleo se

    generaliza. La marca de la poca va a ser el retorno al proteccionismo, en 1906 se

    posean las barreras ms elevadas de Europa. Los disidentes de tales medidas las veancomo obstculos que adems de generar costes innecesarios, desarrollaban una

    economa autrquica y aislacionista. La Balanza comercial se mantendra gracias al

    ahorro de los emigrantes. Todo para mantener la peseta: la devaluacin era mucha

    humillacin. Como las empresas se vean obligadas a recurrir a la financiacin de sus

    operaciones, el sistema degener importantes rditos prestatarios, rayando en la usura

    de las instituciones bancarias. Las que a su vez fomentaran la concentracin de capital

    industrial y financiero en las empresas rentables que producan materias primas para laindustria, como el carbn, el hierro o la electricidad. Como estas empresas iban a ser las

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    nicas que generaban beneficios, son las nicas que reciban apoyos de la Hacienda

    Pblica con lo que el desarrollo de los oligopolios ya estaba asegurado. Respecto a

    Europa, aunque la diferencia cultural cada vez era menor, la brecha econmica era

    importante y adems deba pasar por la modificacin de las actividades tradicionales enagricultura e industria; por evitar el proteccionismo; y por autoabastecerse de recursos

    sin necesidad de capital extranjero.

    Frente a la poltica de asentamiento de tierras, que nunca se lleg a realizarse porque

    necesitaba un rgano poltico con amplios poderes econmicos y de decisin para hacer

    una recolonizacin en condiciones con el apoyo de la inversin en regado; estuvo la

    exigencia revolucionaria de reparto de tierras, que responda ms a un intento de

    propaganda socialista y anarquista que a una reivindicacin estudiada, ya que la mayor

    parte de los grandes latifundios eran pastos pobres o tierras de secano. Si sirvi para

    alimentar el miedo de los catlicos que vean como se cerna la insurreccin en el

    campo para acrecentar ms el crculo de pobreza: no haba mercado, ni capital, ni

    plataforma financiera.

    Entre el comienzo de siglo y el ao 1930 la poblacin aumenta de 18 a 24 millones de

    personas. Ese exceso de poblacin rural envi el excedente humano, en primer lugar, ala emigracin, sobretodo de los minifundios gallegos hacia Argentina y Brasil

    principalmente; luego, la emigracin seguira hacia las grandes ciudades espaolas y la

    consiguiente desestructuracin del entorno rural. Esto plante dos tensiones: la de los

    terratenientes con los campesinos en el campo, y la de los obreros con los patronos en

    las ciudades. Para hacer frente a las tensiones, bien hubiera podido distribuirse la renta o

    aumentar la inversin pblica con el consiguiente problema de financiacin. No se hizo

    ninguna de las dos cosas con lo que la decadencia econmica se hizo crnica.

    La Repblica estuvo apoyada por profesionales del mundo de la medicina, del

    periodismo, sobretodo profesores universitarios; sin embargo, son reticentes los

    financieros y empresarios industriales aunque estos iban perdiendo su conservadurismo

    tradicional. Los intelectuales estaban muy divididos en sus propias contiendas,

    disparndose dardos dialcticos como simboliza el ataque de Enrique Suer como

    republicanos masones, aventureros ignorantes dirigido a los hombres de la Institucin

    Libre de Enseanza: ojos puestos en el ideal, y las manos en la panera. El ejrcito,

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    ajeno a la intelectualidad, estaba apoyado por el sentir nacional de una clase media que

    rechazaba el conflicto social por principio.

    Ese conflicto tiene una divergente procedencia: por un lado, los anarquistas que tenan

    una clara inspiracin religiosa buscaban la libertad y la armona perfecta y para ello

    haba que construir la aldea de Rousseau porque en la compleja sociedad industrial era

    imposible. Este mensaje sobretodo cala entre el campesinado andaluz, nihilista por

    principio y enemigo del esfuerzo de sindicacin como de las viciadas organizaciones

    polticas sindicales. Por otro lado, el movimiento socialista est inspirado en los

    marxistas franceses, representado por Iglesias, Mesa o De Guesde. La poca flexibilidad

    ideolgica de Pablo Iglesias para captar adeptos vendra compensada por la capacidad

    de organizacin del dirigente. La UGT tardara en expansionarse y su principal fuerza

    movilizadora la tendra en Madrid, cuna de la autoritaria Castilla. Las primeras huelgas

    importantes seran en 1890 en la zona industrial minera vizcana, formndose ah la

    primera sociedad de resistencia; pasando a ser la elite del norte y apoyada por los

    reformistas sociales de la Universidad de Oviedo.

    La primera experiencia electoral socialista fue dbil: era un movimiento que se

    enfrentaba decididamente a las instituciones caciquiles; y el partido socialista era unaorganizacin excesivamente rgida. El aumento de la influencia del socialismo

    coincidira con la crisis de 1909 y la alianza republicana para as poder combatir a

    Maura. Como consecuencia de ello, Iglesias obtendra un escao en el Parlamento, y al

    socialismo se acercaran representantes del mundo intelectual, como Prez Galds o

    Araquistain, burgueses regeneracionistas como Alba o Camb; catedrticos como

    Besteiro (ms reformista social que marxista revolucionario); y como contrapunto,

    Largo Caballero que crea fundamentalmente que era un partido al servicio delproletariado por lo que desconfiara de la intelectualidad, acercndose as a la esencia

    revolucionaria en la UGT. Toda esta movilizacin no consigue recoger la esencia del

    movimiento ni la unidad de la izquierda. El socialismo, adems de hacer frente a las

    crisis internas tena que solucionar las presiones de la III Internacional (1919) y sus

    respectivos congresos en los que se pediran a los partidos de los diferentes pases su

    adhesin a la causa bolchevique, su radicalizacin y conversin en partidos

    comunistas. Las consecuencias inmediatas en el PSOE fue la escisin en 1921 de un

    sector crtico que formara, ayudado por anarquistas, el Partido Comunista. En 1924, el

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    socialismo espaol empezaba a resquebrajarse, a pesar de los esfuerzos y de las

    instrucciones de Pablo Iglesias.

    Una de las razones que explican el ascenso de dictadores como Primo de Rivera o

    Franco al poder, fue la falta de unidad de la izquierda y las desavenencias entre

    anarquistas y socialistas-ugetistas. Dos maneras de entender la realidad: para la UGT,

    los anarquistas eran unos sentimentales-inmaduros; para los anarquistas, la

    organizacin interfera en poder llevar a cabo la revolucin", a lo nico que se poda

    aspirar con ella era a alianzas tan difciles de entender como la de Largo Caballero con

    Primo de Rivera. Sin embargo, y desde perspectivas muy diferentes los dos

    movimientos, socialistas y anarquistas, desempearan una importante labor en la

    educacin del proletariado. Pero mientras los anarquistas reivindicaron de manera

    permanente el principio de libertad; a Largo Caballero y los solicitas les preocupaban

    ms las necesidades cotidianas: la sociedad de seguros, la sociedad de entierros, la

    organizacin de cooperativas, etc.

    La violencia generada en 1890 contrarresta la revolucin con la religin. As, en torno a

    los beati possidentes se formaran tres movimientos: el republicanismo reformista, la

    democracia cristiana y el movimiento cooperativo, al calor de la Rerum Novarum de1891. Y en relacin con este movimiento, la necesidad de reforma social se materializa

    en la creacin del Instituto Nacional de Previsin y el Instituto de Reformas Sociales

    para dar cobertura al arbitraje laboral, a los seguros sociales, laborales, etc.; y de la

    mano de especialistas como Moret, lo que garantizara el xito de su misin, como as lo

    demuestra su larga duracin, a pesar de los cambios que se operaron en ellas. Ninguno

    de los tres movimientos tendra representacin en 1923, con la Dictadura de Primo de

    Rivera. Sin embargo, el peso de la religin iba a seguir siendo importante y en relacincon lo ms sensible, con la educacin. La re-catolizacin iba a cerner el control de la

    enseanza secundaria a travs de las rdenes religiosas y la reconquista del trabajador

    hacia la Iglesia. No obstante el clericalismo fue muy diferente en lo extenso de la

    geografa espaola: frente al fervor navarro, al del Pas Vasco o al castellano, estaba el

    anticlericalismo cataln o valenciano. Mientras el tosco dogmatismo religioso se

    enfrentaba a republicanos, a anarquistas de las Escuelas Modernas catalanas o a

    intelectuales de la Institucin Libre de Enseanza, de manera hostil y desalmada.

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    La cuestin de la libertad iba a quedar de manifiesto con la creacin de la Institucin

    Libre de Enseanza respondiendo a las ideas krausistas de Sanz del Ro y a un intento

    de no sucumbir a la barbarie del desastre, por parte de unos profesores universitarios,

    que al apartarles a la fuerza, de sus ctedras12

    deciden llevar a cabo, voluntariamente, unproyecto educativo, regenerador y rupturista; un compromiso de interrelacionar la

    libertad como ideal tico y la ciencia como canal positivista; pero sobretodo el

    institucionismo estara avalado por la fuerza, la energa y la lucidez de del pensamiento

    como Francisco Giner de los Ros, Manuel Bartolom Cosso; Jos Castillejo, o Alberto

    Jimnez Fraud, entre otros. Tenan en comn la exquisita sensibilidad, el fuerte carcter

    y la necesidad de tener en las manos un proyecto pedaggico que les apartase de la

    vulgar conmocin poltica. En aquellos primeros momentos, la transcendencia en elproyecto educativo oficial fue mnima, exista el freno de la Iglesia, la desconfianza del

    poder poltico, sumado a la descalificacin continua de las mentes ms

    ultraconservadoras. La ILE abra las puertas el 29 de octubre de 1876, ya se haban

    aprobado los Estatutos en agosto de ese ao. En principio se presentaba como una

    comunidad de profesores y alumnos. No hay acuerdo entre estudiosos del modelo que

    pretenda seguir, aunque quizs el que ms se le aproxime sea la Universidad Libre de

    Bruselas. Estuvo permanente acosada por los poderes fcticos tradicionales por lo que

    termin siendo un centro privado, donde haba dos tipos de estudios: los propios para

    cursar bachillerato libre, acudir a examen en centros oficiales y conseguir los ttulos

    acadmicos; y las disciplinas de valor cultural, bien conferencias aisladas o cclicas,

    bien cursos breves o largos sobre cuestiones concretas. Nunca se lleg a materializar el

    proyecto universitario planificado.

    Los principios que la iban a inspirar la ILE eran gratuidad, obligatoriedad y laicismo.

    Pero tal actividad, fecunda y con las mejores expectativas pronto tendra sus sombras:los cursos no tenan validez acadmica y las aportaciones econmicas por derechos de

    matrcula no eran suficientes, por lo que la renuncia de profesores y la baja de alumnos

    eran demasiado frecuentes. El objetivo de los esfuerzos era preservar la libertad de

    enseanza y el respeto a la conciencia del profesor frente a la coaccin y el control del

    12 Se denomina Primera cuestin universitaria a la crisis surgida por la orden de 1864, dictada porAlcal Galiano, Ministro de Fomento, por la que el profesorado tena como obligacin la defensa de la fe

    catlica, la fidelidad a la reina y la obediencia a la Constitucin. Sucesos famosos que daran lugar a laNoche de San Daniel. Con la Segunda cuestin universitaria, en 1875, se encarcelaran y desterraran aSalmeron Giner y Azcarate y se les apartara de sus ctedras. Ese es el motor que da origen a la ILE.

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    Estado. El institucionismo que se propone trata de integrar una elite de hombres

    capaces en la sociedad, que adems tambin fueran a ostentar el poder sera cuestin

    aadida.

    La Institucin responde a la proyeccin liberal, democrtica y parlamentaria de la

    poca. Esa definicin era tolerable, lo que s incomodara era el mtodo: Cmo el

    sistema poltico poda permitir a un grupo de hombres aislados que imprimiesen un

    mtodo propio? Y el mtodo, que por otro lado era muy poco novedoso, se basaba

    simplemente en despertar en el alumno la curiosidad y la intuicin por procedimientos

    socrticos de comprensin, atentaba a los pilares bsicos de la educacin tradicional.

    Solicitaba la libertad en la ciencia, la tolerancia, la educacin como proceso gradual y

    total, la coeducacin, el intercambio con los pases europeos, la secularizacin de la

    vida y la enseanza neutral, etc, Condiciones que serviran de revulsivo a la sociedad de

    aquellos momentos. Destacar la funcin y la importancia de sus instituciones asociadas

    como la Junta para Ampliacin de Estudios, El Museo Pedaggico Nacional, LaResidencia de Estudiantes o el Instituto-escuela; as como proyectos que iban a definir

    su capacidad de accin, como la Instruccin popular, la preocupacin por la enseanza

    de la mujer o el desarrollo de los Congresos Pedaggicos. Todo un entramado

    institucional que desarrollaran los seguidores de Giner hasta 1936.

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    sus coetneos: ir del refugio a la fortaleza para poder llenarse de energa en los

    recovecos intimistas y as proyectarla, constructivamente en la idea de Espaa. Pero

    tambin es el monasterio de Carlos III y Carlos IV, por lo que representaba la crisis de

    la Ilustracin. El Monasterio era el instrumento que les servira para asumir la propiacircunstancia, o para mentalizarse de que la degeneracin poltica del momento, era la

    herencia de un pas que les exigira grandes esfuerzos. 14

    La liga de Educacin poltica iba a ser otro smbolo catalizador de las aspiraciones del

    momento. Se funda en 1914. Para darla a conocer Ortega dara su famosa conferencia,

    Vieja y nueva poltica y para materializar el proyecto se fundara, en ese ao, la revista

    Espaa. Tena la ventaja de no ser un partido, y as se separaba de la servidumbre de la

    organizacin. Doctrinalmente intenta racionalizar el socialismo con el liberalismo, pero

    dentro de la irracionalidad de ampliar esa relacin con lo nacional. Por lo contrario, si

    parta de un hecho contundentemente claro: la incapacidad de la Restauracin para

    llevar a cabo los designios del pas. La crisis del siglo XIX haba creado una panorama

    poltico de apariencias donde la legislacin y el orden eran una falacia; haba

    organizado la corrupcin como estructura poltica; y sobre todo, la incompetencia se

    haba generalizado como sistema. Frente a la vieja poltica estaban los esfuerzos

    vitalistas de una nueva poltica que transformara la realidad.

    Los objetivos de la Liga de la Educacin Poltica, muy mermados con las tensiones

    colaterales que genera la Primera Guerra mundial, se iban a ensombrecer y contradecir

    con el elitismo propagador, muy generalizado, especialmente por parte Ortega y Gasset:

    la poltica solo puede dejarse en manos del ejercicio pedaggico de una minora; y de

    Azaa, solicitando la "inteligencia" para evadir el conflicto. Ese elitismo va a tener

    costes demasiado elevados: el encorsetamiento prepotente y dogmtico, que con el pasodel tiempo radicalizara a Ortega y Gasset, o defenestrara a Azaa hacia el

    aislacionismo. Ese elitismo va a crear a su alrededor dificultades aadidas e

    innecesarias, tanto en el desarrollo del pensamiento, como de la prctica poltica, con

    el paso del tiempo se convierte en su propia trampa, porque no deja de ser otra vuelta de

    14 Para ver de forma extensa el valor simblico o metafrico de Toledo, el Monasterio de El Escorial, yotros elementos: Javier Varela enLa novela de Espaa. Ed. Taurus. De la pgina 177 a la 197.

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    tuerca a los efectos negativos de la manida regeneracin. Fernando de los Ros tampoco

    se escapa, creando ad hoc el trmino de aristarqua15.

    De la conciencia de los hechos que conciernen a la Primera Guerra Mundial surgira la

    necesidad de la idea de Europa. Intelectualmente entender las causas y consecuencias de

    aquella guerra les lanzaba importantes desafos intelectuales: la guerra era el emblema

    de la violencia en su sentido ms demoledor y crudo, pero tambin ofreca el contraste

    de haber producido los mayores esfuerzos por la paz hasta la fecha; la guerra se firma

    con un humillante Tratado de Versalles hacia los alemanes, pero tambin intenta que, en

    palabras de Lloyd George, la paz deba basarse en el restablecimiento de la santidad de

    los tratados, en la seguridad de un acuerdo territorial basado en el derecho a la

    autodeterminacin o al consentimiento de los gobernados, y en la creacin de una

    organizacin internacional capaz de limitar la carrera de armamentos y disminuir el

    peligro de la guerra", aquel proyecto se materializa en la creacin de la Sociedad de

    Naciones; la Guerra haba destruido las bases del equilibrio internacional, pero tambin

    haba dado lugar a la creacin de dos grandes potencias que la flanqueaban, EEUU y la

    URSS, cuyos resultados no eran previsibles, ni pronosticable el alcance de las

    consecuencias revolucionarias en las proclamas de Lenin o del manifiesto de los 14

    puntos de Wilson. El balance de muertos fue desolador que unido a las enormes

    prdidas econmicas hicieron la ruina del viejo continente. La miseria fue un envite en

    la nueva construccin de Europa que exigira el desafo de pertenecer a la velocidad de

    los pases desarrollados y su apuesta por el crecimiento veloz de la industria, mientras

    los no-desarrollados se anquilosaban en los viejos problemas de poblacin o territorio.

    El desarrollo del nuevo Estado moderno en Europa llevaba aparejada la revolucin

    cientfico-tcnica. El balance moral e intelectual es muy contradictorio: la guerra

    provoca una duda profunda sobre el sistema de valores occidentales: desprecio a la vidahumana al sufrimiento de combatientes que se enfrentaban al espectculo de ver como

    se formaban grandes fortunas de nuevos ricos a su costa; se sentan juguetes en el

    srdido mundo de los intereses bajo la invocacin de los grandes principios. Los valores

    intelectuales iban a quedar monopolizados en una reaccin contra el racionalismo,

    derivando en un esteticismo a ultranza y en acciones revolucionarias. Aunque no todo

    fue destruccin, surgiran movimientos artsticos sin los que no se puede entender el

    15 El sentido humanista del socialismo. El socialismo y los valores aristrquicos. Vol. II. Pgina 320.

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    siglo XX, como el futurismo, el dadasmo o el surrealismo, entre otros muchos. En

    resumen, una compleja paz despus de una guerra que haba transformado el mundo.

    Durante la Primera Guerra coincidiran hechos sociales y econmicos en el interior de

    Espaa que serviran de detonante para que el sistema poltico de la Restauracin

    reforzara el poder ejecutivo hacia la Dictadura de Primo de Rivera. Hechos como la

    creacin de Juntas Militares de Defensa, la Asamblea de Parlamentarios en Barcelona o

    la huelga general de agosto haran caer en picado una monarqua obsoleta y anacrnica.

    Las hostilidades venan avaladas por la crisis social que se produce ante el

    enriquecimiento de la clase industrial, sobretodo catalana y vasca, convirtindose en el

    almacn del material de los beligerantes. Las reacciones del gobierno de Eduardo Dato

    no se hacen esperar, quien enmascarando la situacin se iba a precipitar declarando el

    pas como neutral.

    La clase intelectual espaola estaba muy dividida: estaba la postura germanfila,

    reaccionarios ultraconservadores, partidarios del autoritarismo imperialista, al amparo

    del Ejrcito y la Iglesia; y la de los aliadfilos, mentes liberales, con gusto por la

    tolerancia y las libertades, a las que se les suman los liberales, la clase obrera, las clases

    medias profesionales liberales, las burguesas catalana y vasca y una minora del clero ydel ejrcito ilustrado. Las posturas tenan su origen en la reaccin a: los primeros,

    reaccin ancestro-tradicional a Francia y a toda su cultural liberal; los segundos,

    reaccin contra el germanismo beligerante. El hecho de que Eugenio DOrs considerara

    como guerra civil el conflicto entre Francia y Alemania significaba dos cosas de gran

    inters: por un lado, proyectaba el viejo sentimiento irreconciliable de las dos

    Espaas, hacia una Europa dividida; pero por otro, se asuma la idea de Europa como

    propia. La pugna entre localismo y universalismo estaba sobre el tapetedialctico, la clase intelectual se decantaba por la unidad europea como necesidad, o eso

    es lo que se deduce de los puntos que recogera el manifiesto de la Unidad Moral de

    Europa. Sin embargo no fue tan clara la postura de la neutralidad, nadie vea la situacin

    del pas como para tomar parte del enfrentamiento blico, el fantasma del aislacionismo

    apareca subyacente en el fondo de la cuestin.

    As como la generacin del 98 comenzaba su singladura con el repudio a sus

    antecesores (la del 68 ubicada en el krausismo); la del 14 iba a venerar a sus mayores (la

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    primera generacin de la ILE) para su prolfico desarrollo intelectual: bien desde

    posiciones de empalago, como la admiracin del Fernando de los Ros, luego se

    desdecira, hacia Unamuno; bien, desde posturas no exentas de crueldad como la de

    Ortega hacia la dispersin de Baroja. Hay una aparente diferencia entre las dosgeneraciones, mucho ms esttica que de fondo: mientras que la nueva generacin

    intenta dirigirse a lo conceptual, son ms importantes las cosas y las ideas que los

    hombres; la del 98, se recrea en el lirismo literario de la subjetividad. Lo que s

    comparten ambas generaciones es el sentimiento hacia el "problema de Espaa", pero

    desde posturas diferentes: los del 98, con sus ms variados estilos literarios y

    diferencias de pensamiento, se van a caracterizar por su irreverencia, iconoclastia,

    rebelda, son ms agitadores de conciencias que transformadores sociales; mientras quela joven generacin est inmersa en el ejercicio del desarrollo intelectual y poltico. Con

    la nueva generacin hay un problema aadido: la diversidad Cmo a personas de la

    talla de Ortega y Gasset, Juan Ramn Jimnez, Ramn Gmez de la Serna, Julin

    Besteiro, Pablo Picasso, Americo Castro, Manuel de Falla, etc. se les puede incluir en

    una misma generacin de pensamiento? Lo que obliga a revisar la utilidad del concepto

    de generacin; o se prescinde de su artificio, porque no solo no aporta nada, sino que

    difumina el objeto de estudio: La crisis que arrastra Espaa desde el ltimo tercio del

    siglo XIX pone de relieve el resurgir de un movimiento intelectual en las primeras

    dcadas del siglo XX sin precedentes en nuestro pas,

    Ortega y Gasset quiere romper con el pasado pero desde la atalaya de precisin que

    requiere el intelectual-cientfico. Desde sus comienzos, en 1914 en que publicara

    Meditaciones del Quijote, sus posiciones son contundentes, no exentas de radicalismo, y

    esa razn obliga a entenderle ms desde la evolucin de ideas, que de los los virages

    personales, teniendo en cuenta que la vertiginosa precipitacin de hechos polticos ysociales que acontecen en nuestro pas durante las primeras cuatro dcadas del siglo

    XX. Por lo tanto, en esos primeros anlisis filosficos, en los que fundara la Liga de la

    Educacin Poltica, vamos a encontrar a un Ortega preocupado los viejos problemas

    polticos del pas la Restauracin y los partidos polticos estaban muertos-; tendra fe

    en la poltica y sobre todo en la necesidad del ejercicio pedaggico-poltico, y a poder

    ser a cargo de una minora. El socialismo era el mejor de los males, aunque le da

    desconfianza la organizacin que lo sustenta. Por otro lado estn las ventajas delliberalismo, sin embargo, la frmula socialismo-liberalismo, en Espaa era inaplicable,

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    as recure a la idea de nacionalizacin, y ms concretamente a la nocin de vitalidad

    nacional para vertebrar Espaa. Llegando a proponer la creacin del Partido Liberal

    Socialista. La relacin de socialismo y educacin fue una trabazn muy meditada para

    aquellos momentos; e influida por dos de sus mejores maestros, Iglesias y Giner de losRos.

    Todos estos principios hay que contextualizarlos en la necesidad de

    internacionalizacin, los que serviran de base para fundar dos revistas que iban a

    recoger el pensamiento de la poca: Espaa (1914) y El Sol (1917), Ortega era el

    inspirador intelectual, e iban a canalizar el germen ideolgico liberal de la Segunda

    Repblica. Con el paso del tiempo, las relaciones con el socialismo se iran enfriando,

    se hacan incompatibles con la necesidad de valorar sus propias circunstancias, de no

    engaarse, no escaparse. No conviene confundir Ideologa con Filosofa porque lo

    esencial era la complicidad del yo y las cosas. Por lo tanto ese primer objetivismo de

    raz neokantiana evoluciona hacia un perspectivismo, cada vida es un punto de vista

    sobre el Universo. As en 1916 fundaEl Espectador, impregnado de vanguardismo, en

    el drstico intento de separarse sustancialmente de la poltica. Ahora ya no buscaba

    lectores fciles que se dejaran seducir por la lrica de Meditaciones del Quijote, ahora

    pretenda lectores fros capaces de entender lasLiteraturas europeas de vanguardia o

    La deshumanizacin del arte. As encontramos a un Ortega que va a refugiarse en la

    cultura y en la filosofa porque tienen la esencia de lo que busca, y con ese fin se crea la

    Revista de Occidente y pone en marcha la Escuela de Madrid, dos importantsimos

    proyectos que tiene que abandonar con la llegada de la Guerra Civil. Esto hecho

    traumtico le obligara a producir una de las obras ms mticas, Ideas y creencias,

    obligndole a abandonar el circunstancialismo y el perspectivismo, acercndose a un

    raciohistoricismo con implicaciones antropolgicas: el hombre es novelista de smismo...el hombre es un drama....El hombre no encuentra cosas, sino que las pone....

    Para l la vida se haba convertido en un faciendum y no en unfactum, donde ser libre

    es carecer de identidad: el hombre no tiene naturaleza, tiene historia. De ah la necesaria

    diferencia entre ideas y creencias, por las primeras se puede luchar y morir; pero las

    segundas nos abandonan y no podemos dejarnos llevar por el vaco, hay que ocuparlo

    con otras nuevas ideas. Para l la dialctica ideas-creencias va a definir la evolucin

    de la civilizacin. Premisa que le sirve para asumir de forma vitalista las circunstanciashistricas que le tocaron vivir.

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    Azaa fue o la inevitable autoridad del intelectual en la poltica. La bsqueda de la

    precisin y de la tcnica en la poltica, bajo la influencia de Maurice Barrs, le llevara a

    la necesidad de acudir a una minora, la Inteligencia, como propuesta paradigmtica.

    Para l la poltica va a ser el movimiento defensivo de la Inteligencia. Su obra es elresultado de la sensata conexin de sensibilidad y razn, no en vano senta verdadera

    admiracin por Ruben Daro y Ramn y Cajal. A Ortega le unira los comienzos lricos

    cuando la filosofa era simbologa potica para construir en comn un proyecto

    pedaggico-poltico, la Liga de Educacin Poltica. Pero Manuel Azaa nunca

    abandonaba ni una idea, ni un proyecto en el que creyese, por lo que le acompa

    siempre su esencia: vincular la poltica a la educacin. Cuando abrazaba un propsito,

    como le naca en el recoveco ms profundo, intimista y solitario de su fuero interno, lohaca para siempre. As que con esa solemnidad determinista llegara al gobierno de la

    Segunda Repblica en 1931; o fundara una de las revistas ms interesantes y menos

    pretenciosa del momento, La Pluma (1920): o gestionara la secretara del Ateneo

    (1913). Por donde pasara, quedaran las huellas de su pensamiento, de su trabajo y de su

    energa. Fue radical su enfrentamiento a la dictadura de Primo de Rivera, calificndola

    de vaco absoluto o de apostolado de la barbarie. Terminara apartndose del

    Partido Reformista de Melquiades Alvarez y de parte de la intelectualidad, como de

    Ortega. La ideologa que iba a presidir su pensamiento estaba asentada en tres principios

    bsicos: el institucionismo de Giner de los Ros, un liberalismo radical e intransigente y

    un nacionalismo apasionado y patritico. Con ellos, iba a forjar la idea suprema de

    Estado: "concepcin ms alta del espritu humano en el orden poltico, es nuestro gua y

    nuestro rector y la entidad moral,...". El crea que slo la Repblica podra crear el

    marco jurdico adecuado, por lo que era necesaria la Revolucin poltica: expulsar la

    dinasta monrquica y restaurar las libertades pblicas, con ello se desmantelaban los

    frreos principios de oligarqua y caciquismo tan arraigados en el alma espaola y tan

    intrnsecamente adheridos a la Iglesia y al Ejrcito. Naturalmente el razonamiento

    tocaba el origen de la crisis ancestral que haba llevado al Desastre, pero en ese intento

    de dar soluciones para siempre, y una vez ms regeneradoras, se queda solo: el sueo de

    la racionalizacin poltica se haba convertido en su propio fantasma. La realidad de la

    poltica espaola le obligara a enfrentarse a un ejrcito conspirador y al rearme

    ideolgico de una derecha conservadora y fascista.

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    El novecentismo, o resurgir de la reaccin contra el casticismo, nace como voluntad de

    sacudirse la vieja y rancia caspa localista, y respirar aires cosmopolitas en el esfuerzo de

    interpretar lo internacional como propio. La crisis de final de siglo les iba a empujar a

    radicalizarse ms en el modernista sentido de la libertad individual. Esa libertadindividual va a estar amenazada por dos tendencias de apremio: el socialismo y la

    necesidad de comercializacin como resultas de la modernizacin. Poder conjugar esas

    tendencias era una ecuacin difcil de resolver, y todo un estmulo para el desarrollo

    intelectual de la poca, del que cada uno escap como pudo. Los novecentistas optan

    por desarrollar una exquisita sensibilidad artstica; necesitan reafirmarse en su oposicin

    radical al positivismo, en el escepticismo de la accin poltica o en los valores

    espirituales. Para ellos la crisis del siglo XIX es bajar a los infiernos. En esasensibilidad vital novecentista vamos a encontrar a Ramn Prez de Ayala, quien vivira

    el drama de Espaa de forma intensa y frustrante como lgrimas de Boabdil.

    La de Prez de Ayala es una obra dividida en dos partes, la novela y el ensayo,

    coincidiendo con los dos estilos de manifestacin literaria, dos tipos de sensibilidad: la

    literaria y la poltica. La primera la desarrollara hasta 1926 con novelas tan importantes

    como A.M.D.G., Tinieblas en las cumbres, La pata de la raposa o Troteras y

    lanzaderas, entre otras muchas A partir de esa fecha deja de publicar novelas en una

    crisis personal como premonicin a la poltica que le esperaba de la guerra civil y

    exilio. Seguira escribiendo ensayos desde su condicin de embajador de la Segunda

    Repblica; o desde su defenestracin en Argentina, o desde su exilio-interno en el gris

    ABC. Siguiendo el concienzudo anlisis que hace Andrs Amors en La novela

    intelectual de Ramn Prez de Ayala16, sigue tres principios esenciales: la necesidad de

    recurrir al perspectivismo como paisaje de su irona permanente (lo cmico y lo

    dramtico dependen de cmo se mire17), como trasfondo de su lcida tragicomediapersonal; la sensibilidad social por los problemas en los que sucumben las clases ms

    deprimidas; y el sincretismo del principio erasmista que le lleva a una oposicin

    anticlerical ante la hipocresa catlica con una formacin que le conduce a encontrar en

    la educacin la frmula para regenerar cvicamente el pas. Ramn Prez de Ayala es un

    hombre que responde a la triste experiencia del creador artstico que se ve envuelto en

    16

    Es un magnfico trabajo donde no slo estudia las claves de la obra literaria de Prez de Ayala, sino dela poca: La novela intelectual de Ramn Prz de Ayala. Ed. Gredos S. A.17 Esto le va a unir al esperpento de Valle Incln o al existencialismo de Unamuno

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    los acontecimientos de un pas al que ama, y toma conciencia renegando de las

    cualidades y principios que le han llevado al arte. Adems de una magnfica obra nos ha

    legado una pregunta: Por qu dej de escribir novelas?

    Federico de Ons 18 es otro intelectual que asume como propio el peso de la historia,

    confundiendo su pensamiento con su tarea diaria, tanto desde la ctedra de la

    Universidad de Salamanca en 1916, como desde la importante labor que desarrolla

    como Director del Instituto Hispnico en Nueva york en 1920, o desde la Columbia

    University, donde se jubilara. Todo su trabajo estara dirigido por dos premisas bsicas:

    el europesmo y el hispanismo.

    Salvador de Madariaga es una excepcional figura representando la conjuncin del saberhumanista y cientfico. Convencido hasta la ltima entraa de la conveniencia de

    proyectar el internacionalismo en nuestro pas. Sus ensayos y novelas son de extrema

    lucidez. Tras la corresponsala para "The Times" en la Primera Guerra Mundial y su

    embajada en Washington, se incorporara en la vida poltica como diputado por La

    Corua y vicepresidente del Congreso en el gobierno de la Segunda Repblica. Se

    escapa de la Guerra Civil y vuelve a Oxford, donde va a desarrollar una ingente labor

    por la europeizacin. Su maravilloso libro De la angustia de la libertad recoge tresprincipios bsicos: un liberalismo exacerbado; la necesidad de federalismo como base

    tanto para un proyecto espaol, como europeo; y sobretodo la defensa de la libertad y

    condena al totalitarismo. De esto ltimo hay que destacar su preocupacin por la lucha

    antifranquista, el inters que le produca la historia iberoamericana y que estudi

    ampliamente.

    Ramn de Basterra intent gestionar la difcil qumica del clasicismo de Roma con la

    ilustracin americanicista, como proyecto intelectual, fruto de su experiencia como

    diplomtico. Sus expectativas eran llegar a la raz de Espaa a travs de los conceptos

    de patria y raza pero desde perspectivas amplias, progresistas, abiertas, y dentro de la

    necesidad de internacionalizacin: Un precursor de la moderna idea de "globalizacin".

    Ramn Gmez de la Serna fue la necesidad de responder al caos a travs de las

    vanguardias. La necesidad de recurrir al humor y al absurdo para escaparse de la

    18 Una escueta fotografa apuntando los rasgos esenciales del personaje la encontramos en La Novela deEspaa de Javier Varela. Ed. Taurus Pgina 108

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    realidad fue el recurso de su prolfica, dispersa y creativa obra: demasiados gneros,

    exuberante desorden. Todo bajo su personal sello de atrevida frivolidad, la que esconda

    una personalidad con angustiosas y complejas crisis personales. Defiende tan

    radicalmente que la vida no se puede tomar en serio, con su particular culto al disparate,que cae en el nihilismo aunque no lo pretenda. De acuerdo con su teora, la greguera

    es una metfora a la que se aade el humor, una situacin ingeniosa y explosiva de las

    relaciones que existen de las cosas. Con el paso del tiempo, y en su madurez vamos a

    encontrar que el refugio del arte no es ms que una escusa para desahogar su angustia

    vital, por lo que no conviene olvidar que su vanguardismo surge de una reaccin contra

    el racionalismo, o el ridculo positivismo moralista. Su actividad personal se

    desarrollara entre la revista Prometeo, las tertulias del caf Pombo, y las frecuentesvisitas al Rastro dominguero. En su ltima novela, Piso bajo, y en su ltima pgina y

    greguera, se mirara en el espejo de la vida como intuyendo su triste final: "Su vida

    haba sido atrevida, pero siempre entre Dios y la muerte, dndose cuenta de que el

    hombre est entre parntesis de muertos".

    El socialismo espaol tuvo un desarrollo intelectual propio con el apoyo de figuras

    como Fernando de los Ros, Julin Besteiro, Luis Araquistn, Manuel Nuez de Arenas,

    Andrs Ovejero y Maury, Leopoldo E. Palacios, Adolfo lvarez Buylla, Francisco

    Bernis, Ramn Carande, Leopoldo Alas, etc. La famosa sentencia de Ortega y Gasset,

    "O se hace literatura, o se hace precisin, o se calla uno" colocara una frontera entre los

    intelectuales socialistas y el resto. Tanto Azaa, como Ortega, pretendieron hacer

    precisin, aunque a ste ltimo se le escurrieran las metforas; Prez de Ayala o Gmez

    de la Serna hicieron, por encima de todo y en su rigurosa expresin, literatura; y los

    socialistas no hicieron precisin, ni literatura, ni vieron la necesidad de callarse. Aunque

    lo genuino de estos intelectuales es que se proyectaron desde la tica en el socialismo,intentando aportar lo mejor de s mismos al servicio del proyecto de un partido que

    terminara por desesperanzarles. En 1909, el pas estaba pasando por una situacin

    trgica, cuyo detonante iba a ser la Semana Trgica en Barcelona, por lo que se hace

    necesario un pacto entre la izquierda capaz de aunar esfuerzos regeneradores, y bajo esa

    apariencia se crea la coalicin republicano-socialista con importantes cuestiones de

    fondo: la democratizacin del Sistema Poltico, el rechazo visceral a Maura, a lo que

    representaba la Restauracin. El apoyo al partido socialista que necesitaba fortalecerseparlamentariamente, al igual que el intento de cohesin republicana amparando a tres

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    partidos, La Unin Republicana, El partido Federal y el Partido Progresista. Los

    comienzos de la coalicin para el partido socialista son positivos: en 1910 Pablo Iglesias

    logra tener un escao en el Parlamento y al partido se acercaran los intelectuales. Pero

    el partido sufrira importantes modulaciones y crisis hasta la Guerra Civil19

    , tantoAraquistain, como Besteiro o Fernando de los Ros terminaran apartados del PSOE

    porque no participan del radicalismo que representa Largo Caballero. En 1919, ante la

    Tercera Internacional que se celebraba en Mosc, el PSOE manda a dos representantes,

    Fernando de los Ros y Daniel Anguiano para elaborar dos dictamentes a favor y en

    contra, respectivamente de la pertenencia a la organizacin. Naturalmente la cuestin

    de fondo era si se estaba de acuerdo con la revolucin bolchevique de 1917. Se vot en

    un Congreso extraordinario, los resultados marcaron dos claras facciones por lo que elpartido se escindira y dara lugar a la separacin de treinta delegados que fundaran el

    Partido Comunista.

    Julin Besteiro aporta al socialismo una actividad permanente: primero, en su tarea

    poltica municipal; a la vez que, introducira los grandes temas: la campaa activa

    contra la Guerra de Marruecos, o la huelga general de 1917. En 1925, al morir Pablo

    Iglesias, asume la presidencia de del PSOE. No compartira el radicalismo bolchevique

    con lo que comienza por el ascenso de la angustiosa crisis de ideas que le llevara a

    abrazar la Repblica y dejar de lado la fundamentacin socialista. Fue clave su

    presidencia en las Cortes de 1931 a 1933. Su actividad como catedrtico de Psicofsica

    va a generar una obra extensa de la que el dialogo Kant-Marx va a desarrollar su

    itinerario intelectual. Su ideologa parte del kraupositivismo heredado en la Institucin

    Libre de Enseanza y deriva hacia un socialismo que fusiona con el saber cientfico.

    Cree que la obligacin, el reto, y el futuro del socialismo es conciliar las contradicciones

    internas que ha generado el desarrollo capitalista. Con este proyecto, no slo seacercara a Kautsky, sino que le sirve de mecanismo para escapar del irracionalismo

    refugindose en el revisionismo de la dialctica hegeliana. Sus grandes preocupaciones

    giraban en torno a la amenaza de la dictadura del proletariado y del nazismo. Contra

    estos grandes males la solucin era un socialismo democrtico, liberal, abierto al

    humanismo.

    19 Ver estudio completo de la crisis en el captulo Con la Dictadura de Los socialistas en la polticaespaola: 1879-1982 de Santos Juli en Ed. Taurus. Pg. 137 y siguientes.

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    Luis de Araquistn llev al socialismo su perspectiva de intelectual del periodismo,

    actividad que le acompaara siempre y le obligara continuamente a viajar. Supo

    entender perfectamente los cambios y vaivenes de la poca que le toca vivir como se

    desprende de su obra fundamental: Espaa en el crisol, en la que se abogaba por unpartido socialista y humanista que supiera aunar espaolidad con humanidad. En 1933,

    tras un profundo cambio, a travs de la revistaLeviatn se acerca a la radicalizacin

    bolchevique. Era el signo de los tiempos, con la amenaza del fascismo en la puerta la

    radicalizacin ere la escapada de la de la gente ms sensible.

    La labor del Centro de Estudios Histricos ha sido una de las obras ms importantes

    que la intelectualidad ha podido aportar a la sociedad espaola. Y no poda ser menos:

    la aprueba Romanones, bajo los principios de Castillejo y la Junta para la Ampliacin

    de Estudios y en el buenhacer de Menedez Pidal auspiciando a Ortega y Gasset,

    Eduardo Hinojosa, Rafael Altamira, Gmez Moreno, Miguel Asn, Julin Ribera o Elas

    Tormo. Dejando de lado la cuestin filosfica e ideolgica del centro, que hara este

    relato demasiado extenso, lo importante es que a travs del denodado trabajo de las

    personas que se proyectaron en l y del rigor cientfico, se pudieron crear bases slidas

    acadmicas, como elManual de Pronunciacin espaola de Toms Navarro Toms, la

    Introduccin a la lingstica romnica de Meyer-Lbke, Los orgenes del espaol de

    Menndez Pidal;El elemento germnico en el Derecho espaol de Eduardo Hinojosa",

    los importantes estudios medievalistas de Sanchez Albornoz de los que creara los

    famosos Cuadernos de Historia de Espaa, etc. En el Centro estudiaran hombres

    como Galo Snchez, Jos Mara Ramos Loscertales, Benito Snchez Alonso, Ramn

    Carande, Manuel Torres y Lpez, Enrique Dez-Canedo, Ballestero Beretta, Garca

    Villada, todos tendran en comn una obra intelectual de enorme transcendencia. El

    centro fue testigo de la evolucin, contradiccin de ideas, y debates ideolgicos entreOrtega y Amrico Castro o entre aquel y Menndez Pidal20.

    Dentro de la llamada Escuela de Madrid, surge un proyecto filosfico, en torno a

    Ortega, con un importante empuje en 1932, con el nombramiento de Garca Morente

    como decano de la Facultad de Filosofa y Letras. A la Escuela estaran unida la

    filosofa de Jos Gaos, Xavier Zubiri, Garca Morente o posteriormente Julin Maras,

    20 Un magnfico estudio del significado y entresijos del Centro lo encontramos en el cap. VI: Latradicin y el paisaje:.... de La Novela de Espaa. Javier Varela. Ed. Taurus. Pgina 229 y siguientes.

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    entre otros. En principio era un intento pedaggico ortegiano, totalmente informal, que

    con el paso del tiempo se iba a institucionalizar en la Facultad de Filosofa y Letras de

    Madrid, y despus en el resto de provincias, bajo la proteccin de Marcelino Domingo o

    Fernando de los Ros como ministros de Instruccin Pblica en la Segunda Repblica.Es un proyecto que se vincula a otro tipo de movimientos intelectuales; bien de la

    prensa, colaboraciones con elEl Imparcial, El Sol, Crisol, Luz, o desde la direccin de

    revistas como El espectador, Espaa o Revista de Occidente;bien desde la creacin de

    fundaciones de todo tipo, polticas, sociales, culturales, etc. Todo un entramado

    revolucionario, en la pretensin de incorporar la Filosofa Espaola a la Historia de la

    Filosofa, y a medida de una personalidad arrolladora como la de Ortega. La guerra civil

    no solamente destruy el proyecto sino que se encargara de enterrar el futuro demuchos de los intelectuales que personificaron la labor.

    Una poca en que se escribe para una minora tambin es propicia para la poesa. A

    finales del siglo XIX un grupo de escritores jvenes que se llaman a s mismos

    modernistas iniciaban una enrgica cruzada de reforma potica, influenciados por un

    romanticismo europeo que se aplacara enseguida, ya que terminaran admitiendo el

    cruel y absurdo destino de la vida humana. Poetas llenos de color como Salvador

    Rueda, Ruben Daro, Villaespesa , Juan Ramn Jimnez o Manuel Machado iban a

    dejar paso a una poesa de ms talento y envergadura como la de Antonio Machado, sin

    llegar a dudas, el poeta ms ledo de todos los tiempos en nuestro pas. Sus mejores

    poemas los escribira cuando tena entre veinte y treinta aos pero, con un alma abatida

    de viejo, por un pesimismo que se iba a fraguar como crnico y sobre todo por una

    mirada puesta en un reloj inexorable que marcaba la pauta de la tragedia de asumir lo

    que le rodeaba. A pesar del valor descriptivo de sus imgenes poticas, de la aguda

    intencin que proyectaba, o de las emociones de su introspeccin, Machado siempretena la impresin de que no estaba logrando nada. Despus de la muerte de Leonor,

    reconocera que sus facultades poticas estaban exhaustas: "Se ha dormido la voz de mi

    garganta". Cuando se proclama la Repblica se adhiere al movimiento con proyectos

    culturales y educativos en medio de una delicada salud. Para Juan Ramn Jimnez la

    poesa era un vehculo para buscar la salvacin personal. De los adolescentes poemas

    naturistas, de los que se avergonzara, pasa a preocuparse hasta tal extremo por la

    tcnica y la perfeccin que se encierra en un conceptualismo potico que le iba aencerrar en la mstica. La poesa de Unamuno nacera del influjo de poetas como

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    Dante, Milton, Leopardi, Tennyson o Carducci, por lo que se hace enemigo de la

    sensualidad o de las imgenes en la poesa, escribe versos speros y toscos pero que

    traducen la misma emocin que las mejores de sus obras. La poesa se iba a incorporar

    con todo su sentimiento, pero tambin con toda su tcnica en poetas como Guilln,Lorca, Alberti, Salinas, Cernuda y Aleixandre. La meloda, el ritmo, la armona de la

    palabra iba a llegar a puntos en el que otro tipo de gnero no tena acceso. Poetas que

    escogen el barroquismo de Luis de Gngora como talismn, con l la realidad se puede

    convertir en poesa, con l se puede apartar a un lado la vulgaridad de la vida y aspirar

    a encontrar la "belleza". El poeta de la "leyenda" es Federico Garca Lorca, y

    seguramente eso oculta el poder de su poesa o la fuerza del drama de su teatro. Bajo la

    opinin generalizada de que es una "leyenda poltica", por haber permanecido en laResidencia de Estudiantes o por llevar el teatro de la Barraca al ms recndito lugar de

    la geografa espaola en la Segunda Repblica, o por morir en una de las ms negras

    pginas de la crueldad de la Guerra Civil; creemos, que est la personalidad de un artista

    singular. Es capaz de aunar el profundo sentimiento trgico de Andaluca con el

    cosmopolitismo neoyorkino; de trabar el ms simple y espontaneo de los versos, como

    si fuera un adolescente, con el ms riguroso soneto desde la tcnica del maduro y

    resuelto poeta. De sus primeras composiciones, Libro de poemas, Poema de cante

    jondo, Primeras canciones y Canciones, se desprende una melancola literaria que iba a

    dejar paso a una vigorosa fuerza popular y bulliciosa metfora. Jams hace una

    concesin al sentimentalismo de "lo andaluz", por el contrario intenta inspirarse en la

    tragedia que ese sentimiento encierra, de ah su familiaridad y cercana con la muerte y

    sus resabores. Ese inters de acercarse a la ingenua cancin tradicional infantil denota el

    alma creativa de una persona adulta muy compleja.. Con Romancero gitano, llegara la

    madurez que se identifica con sus propias palabras: "Si es verdad que soy poeta por la

    gracia de Dios -o del demonio- tambin lo soy por la gracia de la tcnica y el esfuerzo y

    de darme cuenta en absoluto de lo que es un poema". El surrealismo con el que se

    identifica Poeta en Nueva York, si bien tiene la influencia del arte francs, encierra la

    incapacidad de entender el horror que le produce la sociedad neyorquina violenta,

    annima y disgregada, sin una mitologa o sueo colectivo que la unifique. De sus

    intrusiones juveniles en el teatro y de la necesidad de entender el arte en algo

    "intranscendente" pasara a responsabilizarse del teatro de la Repblica fundando "La

    Barraca", una compaa de aficionados y subvencionada por el Ministerio de

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    Instruccin Pblica. La experiencia le calara hondo y le arrancara declaraciones

    polticas en las que se manifiesta sensible a las preocupaciones sociales, pero esto no

    nos tiene que confundir con la esencia de su arte. Obras de teatro como Doa Rosita, la

    soltera o el lenguaje de las flores, Bodas de sangre, Yerma o La casa de Bernarda Alba,son la expresin de alguien que quiere penetrar en la esencia del drama hasta su ms

    escondida alma y que si hay pretensin de reforma, en todo caso es la del teatro, mucho

    antes que la social. No se puede utilizar a Garca Lorca como smbolo de una poca

    porque se pierde la esencia del poeta y su grandiosidad. En 1926, en una conferencia

    que da sobre elRomancero hace la siguiente afirmacin: nadie sabe lo que pasa, ni aun

    yo, porque el misterio potico es tambin misterio para el poeta que lo comunica, pero

    que muchas veces lo ignora.

    La figura de don Luis Gngora y Argote constituy para los intelectuales de la poca un

    referente mtico intelectual, tomando como fetiches sus poemas para develar

    conocimiento potico. Qu les ofreca el Barroco? Quiz un paralelismo con la poca

    que les acechaba? En cualquier caso, la visin decadente del momento poltico encierra

    un violento pesimismo por la naturaleza humana, y Gngora fue el espejo histrico en el

    que se reflejaron. No eligieron a Lope de Vega, autor de ms de 470 comedias, creador

    del teatro castellano, y el mejor representante del casticismo y de los valores castro-

    tradicionales. Tampoco escogieron a Quevedo y tambin refleja los antagonismos del

    Barroco, el escritor ms inteligente del siglo con su bella prosa, la hondura de sus

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    meditaciones, con ese Buscn crnica viva del siglo XVII; que decir tiene la otra cara

    quevediana estaba llena de sinsabores: antisemita, patriotero, antifeminista y

    reaccionario. Por qu Gngora? Las respuestas son impredecibles, por ejemplo,

    Gngora era lo snob, pero tambin lo complejo21

    . Cuando Rubn Daro regresa deParis, trae en la maleta a Verlaine y Mallarm,22 y convierte el simbolismo en debate de

    tertulia; precisaban un autor maldita con carga metafrica y quin mejor que Gngora?

    Dmaso Alonso en su denodado estudio sobre el poeta se deja llevar por la conmocin

    subterrnea del cordobs, destacando la minuciosidad casi matemtica por la mtrica;

    la imagen fontica, la lupa que pone en el hiprbaton o en la hiprbole, los

    trenzamientos metafricos, los trueques de atributos; un entramado para estudiar lamonstruosidad y la belleza y para explicar ms la sensibilidad artstica que lleva

    Dmaso Alonso en su interior y el entusiasmo que ese anlisis le proporciona, que la

    potica de Gngora. En la introduccin, dice Dmaso que Menndez Pelayo nunca ley

    a Gngora cuando le execr de nihilismo potico. Hay que destacar que el nihilismo

    no es la execracin de nada, en todo caso parte de la sublimacin del arte. Gngora es

    nihilista23 muchas veces porque necesita escaparse desaforadamente de una realidad que

    le constrie, como le sucede a Dmaso

    24

    y a tantos otros. Gngora hace de su vida unacontradiccin; y de la contradiccin, el arte que va a caracterizar tanto la crisis del

    Barroco, como la de todos los tiempos. El testigo de Gngora lo va a recoger como

    21 Dmaso Alonso estudioso como nadie de la Poesa espaola y de Gngora recoge minuciosamente todala dificultad potica de Gngora en Monstruosidad y belleza en el Polifemo de Gngora de Poesaespaola de Ed. Gredos. Pg. De la 315 a la 392.22 Ver en Antologa dela generacin del 27. Comentada por Victor Garca de la Concha: De Mallarma Gngora: el trayecto de la poesa pura Pag: 57 a 63. Coleccin Austral.23 Ver la seleccin de poemas que el matrimonio Altolaguirre hace en 1943 en MjicoAires de miEspaa. Ediciones Caballo Griego para la Poesa,24

    Hijos de la ira, lo escribe en 1944. Es el libro de pomeas-bandera de toda una poca: los ecos delsurrealismo, el verso violento sincopado, los dilogos con Dios, ...forman parte de otra manera deescaparse, el existencialismo de Dmaso.

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    nadie Buuel, y seguramente sin pretenderlo. El genial calandino inciden las claves de

    la poca: su origen en un familia de caciques del Bajo Aragn, el paso por la Residencia

    de estudiantes, su amistad con Lorca y Dal, la habilidad y destreza de la tcnica

    cinematogrfica puesta al servicio del refugio surrealista, su colaboracin en la guerracivil, su exilio, ida y vuelta, Pars-Mjico; su vuelta irnica a la Espaa-democrtica

    ...y todo bajo la perspectiva, en plano picado, de dos ojos cclopes: Dios y Franco.

    4. CARACTERSTICAS DE LA VIDA DE FERNANDO DE LOS ROS.

    En 1879, como en cualquier lugar de Espaa, haba dos Rondas, provincia de Granada:la del color y la de la miseria. Fernando de los Ros nace en la primera, pero debido a

    una profunda raz religiosa que obliga a pisar fuerte, firme y pronto, tomara conciencia

    a corta edad de la otra Ronda y de la mano de su madre, una vasca de fondo catlico y

    formas duras. De ese origen, del que nunca renegara, iban a forjarse las tres constantes

    de su carcter y de su pensamiento: la religin, la educacin y el servicio a los dems.

    Hay un martilleante principio en la obra de Fernando de los Ros y es lo que l define

    como efecto del factum y del fieri. El citado principio funciona como estructura de

    conocimiento que a le ha ayudado a salir del abismo, en el que ha estado muchas veces.

    Los primeros escarceos intelectuales vendran condicionados por la ansiedad y el

    desafecto de un internado religioso en Crdoba. Ante las dificultades econmicas de la

    familia, su madre enviudara muy joven, tiene que emigrar a Madrid. Fernando de los

    Ros se enfrentara a la dura capital del reino con una delicadsima salud, que le iba a

    acompaar durante muchos aos de su vida. Un Madrid que le obligaba a compaginar

    los estudios de Derecho con el trabajo en Tabacalera, pero tambin un Madrid que lebrindara la posibilidad de contactar con su lejano "to Paco" como as gustaba llamar a

    Francisco Giner de los Ros. ste le ofrecera el contrapunto intelectual a tanto lastre

    decadente y regenerador sufrido por las consecuencias de las crisis de 1898. De la

    bocanada de aire fresco gineriano vendra la necesidad de salir al exterior: primero, a

    Europa, luego a Amrica. De los viajes europeos habra que destacar el inters que le

    despert la cultura inglesa o la educacin francesa y, sobre todo, Alemania. En este

    ltimo pas se le abriran perspectivas intelectuales nuevas con las que ligar susprofundas convicciones, y por las que merecera la pena saltar las dificultades de un

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    hosco idioma; o los problemas econmicos que atravesara para poder sobrevivir. Esa

    necesidad integral de saber es el resultado de entender la formacin como un continuo

    aprendizaje, donde los hechos",factum, son importantes porque es lo que queda, pero es

    mucho ms placentero vivir apasionadamente el proceso, elfieri.

    La presencia de Francisco Giner de los Ros va a ser decisiva en la vida del sobrino, de

    cuantos le conocieron, y de toda una poca: Besteiro, Nartn Navarro Flores, Pedregal y

    Snchez , Hernndez Pacheco, Luis Bello, Santiago Alba, Bernaldo de Quirs, Manuel

    y Antonio Machado, Antonio Flores de Lemus, Barns, Castillejo, Zulueta, lvaro de

    Albornoz entre otros muchos. Jvenes estudiantes, profesores recientes o doctorandos

    alrededor del "maestro" y sus respuestas. No slo estaba en el fondo la bsqueda de la

    tica poltica que diera explicaciones al crtico momento que estaban viviendo; les una

    algo ms profundo a aquel grupo de hombres, era la comunin esttica que despertaba

    el halo mstico de Giner. Su estilo y manera de ser transcenda y cautivaba: aquella

    austeridad contemplativa mezclada con la riqueza de experiencias que provenan de la

    Institucin Libre de Enseanza. Dos eran las bazas del maestro para encandilar en

    aquel momento a aquellos jvenes vidos de conocimiento y experiencias: primero, el

    ejercicio socrtico que utilizaba para comunicar y despertarles inters, estimularles y

    llamarles la atencin; y segundo, las races krauso-positivistas que lo explicaban todo.

    Se sentan atrados por aquel catedrtico de Filosofa del Derecho que hizo frente en las

    dos "cuestiones universitarias" nada menos que al poder de la Iglesia y de la Monarqua

    de Cnovas en aras de una educacin que intentara interrelacionar dos elementos

    claves: la libertad como ideal tico y la necesidades de la ciencia como consecuencia

    inmediata. De ah que el krausismo quedara superado enseguida por un positivismo

    latente. Se sentan privilegiados de participar de las ideas de alguien que preconizaba

    desde haca veinte aos que el problema de Espaa era "pedaggico" y por fin se leestaba dando la razn. Se sentan protagonistas de un proyecto humanista que les abra

    los ojos a la idea de Europa.

    Todos los bigrafos coinciden en que la influencia de Giner en Fernando de los Ros es

    muy intensa. Luis Jimnez de Asa, en 1951, le describira como la obra espiritual de

    don Francisco. Si bien es cierto que la influencia de Giner le iba a imprimir carcter;

    hay en las obras de ambos y en la vida que lleva cada uno diferencias tan abismales; que

    considerar a don Fernando parte de la obra de don Francisco, lo nico que hace es

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    reducir expectativas en el campo de estudio, y no slo de dos personas diversas, sino de

    dos pocas histricas, aunque cercanas en el tiempo, lejanas ideolgicamente: el

    agotamiento del bipartidismo poltico tradicional, la dictadura de Primo de Rivera, la

    defuncin de la Monarqua, y un drstico golpe de Estado que llevara al pas a unaGuerra Civil y a una largusima dictadura.

    En todo este proceso el tener acceso a la Institucin Libre de Enseanza les iba a brindar

    a todos implicados en el proyecto la oportunidad de conocer de cerca que el sueo de

    Giner, junto con Moret, Salmern, Costa, Azcarate, Cosso, Castillejo, o Jimend Fraud

    entre otros, no slo iba a convertirse en una realidad necesaria, sino que cada da que

    pasaba los institucionistas iban a tener ms poder y ms influencia en el mundo poltico

    y cultural como en los Ateneos, Sociedades de Amigos del Pas, Fomento de Artes,

    Crculos econmicos, etc. A la vez que sus proyectos o iniciativas iban a ser de gran

    transcendencia en su revolucin pedaggica, a travs de la Junta para la Ampliacin de

    Estudios, El Museo Pedaggico Nacional, La Residencia de Estudiantes o el Instituto-

    escuela. Ese elitismo que se les prejuzgaba desde fuera no les llegaba, ellos estaban por

    la accin de la Institucin, y por el calor que les acercaba a las clases ms marginadas a

    travs de la instruccin popular o de la enseanza de la mujer. El proyecto de la ILE iba

    a estar presente en la mentalidad de muchos de aquellos jvenes: se haban

    concienciado que el futuro poda ser de ellos porque los sueos con tenacidad y

    voluntad se podan convertir en realidad y de hecho muchos de aquellos fueron figuras

    claves en la poltica, en la cultura y en el mundo intelectual de las siguientes dcadas.

    Sin embargo, iban a asistir al ocaso de la institucin. La ILE no pudo cerrar el antiguo

    debate histrico sobre la reforma de la educacin nacional, desde haca ms de sesenta

    aos. Desgraciadamente, el golpe de estado de 1936 reabrira otro debate que los

    envolvera a todos, y muy lejos de don Francisco Giner de los Ros.

    Gloria Giner fue un tren al que le cost acceder. Don Hermenegildo Ros, con buen

    criterio, no vea a su hija con el de los nervios. Sin embargo hoy no hablaramos del

    mismo hombre sin ella. Hay que destacar de esa relacin, por las cartas que se

    dirigieron durante muchos aos, que aunque eran muy diferentes exista la complicidad

    intelectual necesaria para aguantar lo que tuvieron que aguantar, sobretodo ella: las

    humillaciones y aislamiento de la burguesa caciquil de Granada; la soledad ante la

    ausencia de un marido dispuesto a viajar continuamente en el cumplimiento de la

  • 7/23/2019 Jaulin Carmen Fernando de los Ros

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    Cuaderno de intertextualidad n 9: Jauln, Carmen (2000): Fernando de los Ros, un hombre responsable ysensible a su tiempo. ISBN 84-611-1732-8

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    misin que el destino le proporcionaba, mientras ella como nica misin en la vida tena

    el cuidado de sus mayores y de la "nena"; las crticas constantes a la labor desarrollada

    como ministro en la 2 Repblica fueron devastadoras y difciles de llevar; y como no,

    el infortunio del exilio, que les llevo a la muerte.

    Fernando de los Ros, al igual que Giner, intent mantenerse, en un principio, al

    margen de lo que era la representacin poltica, aunque la poltica estuviera subyacente

    en la evolucin del pensamiento intelectual de ambos. Sin embargo, la circunstancial

    oportunidad de decir lo que pensaban y de buscar el momento, el auditorio, la forma

    ms adecuada era tambin una caracterstica que iba a definir, sobretodo la trayectoria

    de la primera poca poltica de Fernando de los Ros. Se estrena en la ctedra de

    Derecho Poltico en 1910, apoyando desde Granada a Pablo Iglesias y sus graves

    amenazas a Maura, a quien le llega a decir en el Parlamento que si insista en acceder al

    poder habra que llegar incluso al atentado personal". El joven catedrtico argumentaba

    su defensa bajo su particular Filosofa de Derecho Jurdico: la actitud revolucionaria

    quedaba justificada por la arbitrariedad de los gobiernos en la historia poltica deEspaa.

    El poso poltico empieza a germinar en el nuevo diario El Sol, de su amigo Ortega, en

    una seccin de "Derecho y Legislacin". All empezara a prestigiarse Fernando de los

    Ros como intelectual. Sin embargo, los hechos que sucedan en Granada no se podan

    pasar por alto. Su tarjeta de presentacin en la ciudad granadina fue una conferencia,La

    virtud en la poltica que prepar concienzudamente. La iba a impartir en el Liceo de

    Granada ante un auditorio representativo del poder oligrquico de la ciudad. El

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    escenario era el ms apropiado para dejar claras las distancias: La verdadera religin

    perteneca al mundo de los sentimient