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Invocaciones a Dionysos en el culto Órfico

Preséntate, bienaventurado Dionysos, de denominaciones múltiples

(Himnos Órficos, “A Dionysos Basareo”)

Por Roberto Téllez

Propósito

l presente trabajo tiene como objetivo analizar las distintas invocaciones con

las que, en los Himnos Órficos, se le rinde culto a Dionysos, a fin de lograr

un acercamiento a éste del que, por su carácter mistérico y sus ambiguas

fuentes, apenas conocemos un esbozo de lo que fue y de lo que pretendía. Por ello

resultan de gran importancia los pormenores del culto que nos transmiten los Himnos

Homéricos, Eurípides con su tragedia Las Bacantes y Teócrito en el Idilio XVI. Si bien,

en algunas partes del presente trabajo, hago referencia a dichas obras, me limito, por

razón de espacio, a las denominaciones de Dionysos en los Himnos referidos. Omito,

por la misma razón, el análisis detallado de cada poema. A pesar de esta limitación

espero esclarecer, en un primer acercamiento, algunas líneas que determinan la

personalidad del Dios. Los Himnos Órficos de estudio se atribuyen a la colección de

Proclo (412-485), poeta alejandrino y filósofo neoplatónico, y los tomo de la edición y

traducción de Josefina Maynadé y María de Sellarés1. Así pues, en primer lugar, hago la

presentación del mito del origen de Dionysos considerando, principalmente, dos

fuentes escogidas no al azar, sino porque, por su extensión y datación, son los relatos

más antiguos: los Himnos Homéricos y Teócrito2. En segundo lugar, apoyándome en el

1 Himnos órficos. Edic. y trad. Josefina Maynadé y Ma. De sellarés. Barcelona, Los Pequeños Libros de

la Sabiduría, 2002, 156 pp. 2 La fecha de composición de los Himnos Homéricos se ubica entre los siglos VII y V a. de C. y Teócrito florece en el siglo III a. de C., pertenece al periodo helenístico

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sentido etimológico, analizo los epítetos que titulan cada poema a fin de determinar el

rango y el área de influencia del Dios. Finalmente hago una recapitulación de lo más

relevante de este último punto.

�acimiento de Dionysos

Dionysos fue hijo de Sémele, hija de Cadmo, una mujer mortal, y de Zeus, el rey de

los dioses. Este hecho lo coloca a la misma estatura de Heracles y de otros personajes

míticos que tienen un origen divino y mortal. Sabemos que Hera, la esposa de Zeus, por

los celos que sentía, se opuso al nacimiento de Dionysos, para lo cual persuadió a

Sémele para que pidiera a Zeus que se manifestara con toda su gloria, como prueba de

su esencia divina. El Dios se opuso a sus deseos, pero cediendo se presentó ante Sémele

con truenos, relámpagos y rayos, lo cual provocó la muerte súbita de la madre de

Dionysos. Zeus rescató de las cenizas el feto de su hijo y lo plantó en su muslo para

acabarlo de engendrar. Meses después nace Dionysos.

Otra versión sostiene la idea de que su madre fue Perséfone, reina del inframundo.

Hera, molesta, manda a los Titanes a matar a Dionysos, al cual descuartizan; interviene

Zeus y del niño sólo logra recuperar el corazón, que deposita en el vientre de Sémele

para recrearlo. Una versión ligeramente modificada decía que Zeus dio a comer el

corazón a Sémele para preñarla. De cualquiera de las variantes, el renacimiento es la

causa de adoración en el culto mistérico, pues su muerte y resurrección se convertirán

en sucesos de reverencia mística.

En torno al lugar de nacimiento de Dionysos, existen varias versiones: “…pues unos

dicen que en Drácano, otros que en la borrascosa Ícaro, otros, que en Naxos, y otros

que junto al Alfeo, el vorticoso río, a ti, divino vástago, Taurino, te parió Sémele…

Otros dicen que tú, Señor, naciste en Tebas…” (1,1-6)3. Teócrito también considera este

origen para el Dios: Salve a Dionysos, a quien Zeus Supremo tuvo en el nivoso Drácano

después de abrirse el muslo, salve a la hermosa Sémele…” (Idilio XXVI, 34-36)4,

ambos referentes confirman que el nacimiento se da lugar en el Monte Drácano en Cos.

Cuando Dionysos nació, Hermes, por orden de Zeus y para protegerlo de Hera,

confió su crianza a las Ninfas quienes cuidaron al niño en los barrancos de Nysa, de

3 Himnos homéricos. Trad. Alberto Bernabé Pajares. Madrid, Gredos, 2001, p. 8

4 Teócrito. Bucólicos griegos. Trad. Manuel García Tejeiro y Ma. Teresa Molinos Tejada. Madrid, Gredos, 1986, p. 232

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donde se hace derivar su nombre, Diwvnuso" Dios de Nysa. Se dice que en este lugar

Dionysos inventa el vino por el que fue venerado. Después, ya adulto, viajó por todo el

mundo, acompañado por su tutor, el sátiro Sileno, instaurando su culto5. De éste, el más

relevante, sin duda, es el establecido entre los órficos, del cual hacen referencia el grupo

de poemas atribuidos a la colección de Proclo. Los poemas: XXX, XLV, XLVI, XLVII,

XLVIII, L, LII y LIII, excepto el primero, agregan, respectivamente, un epíteto al

nombre del Dios, lo cual da un carácter específico a cada poema, liknito, pericioneo,

sabacio, lisio-leneo, trietérico, amfieto.

Los Himnos Órficos

De los himnos que componen esta obra, ocho están dedicados a Dionysos. El primero

de ellos contiene una plegaria donde el suplicante, al implorar una vida plena y sin

mancha, adjudica al dios una serie de atributos que se verán reflejados en los epítetos

que darán sentido a los títulos de los siete poemas restantes.

A DIONYSOS Invoco al divino Dionysos, por doquier aclamado,

inspiradora Deidad, que posees una doble envoltura, tus varios nombres y atributos.

¡Oh, primer nacido!, engendrado tres veces, rey dionisíaco, 5 Campestre, inefable, andrógino, oscuro,

bicorne, de yedra coronado, Euion puro, marcial, de aspecto de toro, traedor de la vid,

dotado del divino y prudente consejo, Hombre-Dios, adornado de pámpanos,

10 secretamente de Jove y de Perséfone nacido en inefables tálamos; bienaventurado nacido

al que con triples dádivas los hombres adoran. Daimon inmortal, escucha mi voz suplicante, otórgame el gozo de una plenitud sin mancha,

15 oye con benevolencia esta mística plegaria rodeado de tu corro de hermosas doncellas.

Ya este primer texto retoma el origen cretense que se le da a Dionysos, pues lo

considera nacido de Zeus, “secreta flor de Jove” (“A Dionysos Trietérico”), como

también se le invoca, y de Perséfone; sin embargo, en otras versiones, como ya se

señaló líneas arriba, la diosa sólo había recibido el encargo de proteger al dios del vino

5 Graves, Robert. Los mitos griegos. Trad. Esther Gómez. Madrid, Alianza, 2001, p. 135

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de los celos de Hera. En el poema a Dionysos Liknito resalta la acción de Perséfone en

ese cuidado:

8 Gran consejero de Zeus, por Perséfone criado, 9 naciste temido de todos los poderes divinos.

En otro poema encontramos un dato que nos aclara esta aparente confusión en

cuanto a la maternidad de Dionysos, pues resalta la doble maternidad, es decir, de

Sémele y de Perséfone:

1 Escucha, bienaventurado Dionysos, hijo de Zeus, Dios del vino, 2 nacido de dos madres, reverenciado y divino

(“A Dionysos Lisio-Leneo”)

Por el nacimiento de Dionysos, se le denomina “el nacido dos veces” o “el nacido

tres veces”, este hecho hace referencia a las ocasiones en que el dios renació. La

primera de Sémele, la segunda del muslo de Zeus y la tercera, después de que los

Titanes lo descuartizaron. El culto órfico ya lo identifica como el tres veces nacido con

los nombres de Dionysos-Fanes; Dionysos-Zagreo y Dionysos el resucitado:

4 ¡Oh, primer nacido!, engendrado tres veces, rey dionisíaco… (“A Dionysos”)

Como se mencionó, su madre Sémele muere fulminada por haberle pedido a Zeus

que se manifestara con todo su esplendor:

4 El tonante Dios en su divino muslo 5 te gestó, Dionysos divino. 6 Un estallido inmenso hizo estallar la envoltura que te ocultaba,…

(“A Dionysos Sabacio”)

3 Descendiente del Fuego, exaltado, soberano nisio, 4 tú eres el origen de todas las ceremonias, 5 Dionysos puro, de ígneo esplendor

(“A Dionysos Trietérico”)

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Cuando nace Dionysos, después del descuartizamiento del que fue víctima por

parte de los Titanes, es rescatado por Atenea y, ante la persistente amenaza, Zeus lo deja

al cuidado de las ninfas:

3 Alegre y florido, radiante capullo de las Ninfas 4 y de la bella Afrodita, diosa de los deleites

(“A Dionysos liknito”)

Ya adulto emprende su viaje fundacional, por lo que, en adelante se le conocerá

por sus distintos nombres y atributos; mediante éstos sabremos de la difusión de su

culto y de su influencia en los diversos pueblos en donde se le venerará.

1 Invoco al divino Dionysos, por doquier aclamado, 2 inspiradora Deidad, que posees una doble envoltura, 3 tus varios nombres y atributos.

(“A Dionysos”)

Dionysos el de distintos nombres

Como ya se mencionó, el texto órfico utiliza diferentes atributos en cada uno de los

poemas que le dedica a Dionysos: basareo, liknito, pericioneo, sabacio, lisio-leneo,

trietérico, amfieto. Veamos cada uno de ellos.

Dionysos basareo, se relaciona con el término bassareuv " (bassareus) , vestido

con piel de cabra que caracterizaba al dios por llevar esta prenda al hombro, vestimenta

que más tarde adoptaron sus sacerdotisas, bacantes y ménades. Hermes, para proteger a

Dyonisos, lo había transformado en cabra y así entregarlo a las ninfas Macris, Nisa,

Erato, Bromia y Bacque6. Se le evoca también como toro.

A DIONYSOS BASAREO

Preséntate, bienaventurado Dionysos, de denominaciones múltiples, de cara de toro engendrado del trueno, famoso

Dios Basareo de universal potencia, cuyas espadas y cuya sangre y sagrada furia encantan.

Tú que entre los éteres retozas, enajenado, Dios melómano, profundo,

6 Ibidem, p. 134

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inspirador entusiasta que el tirso empuñas. Venerado por los mismos Dioses, a ti, que en la inmensidad habitas,

hazte presente con venturosa disposición.

Dionysos liknito de liknivth" (likvites), que lleva o recibe la criba sagrada de los

primeros frutos. Este atributo afirma el carácter agrario de Dionysos. Sin embargo,

Walter F. Otto7, percibe un sentido distinto en el término al creer que se refiere “al que

está en la cuna”, evocando al Dionysos niño. Los dos sentidos se le asocian al Dios: el

harnero y la primitiva cuna.

A DIONYSOS LIKNITO

Dionysos Liknito, traedor del vino, a ti te invoco para que bendigas estas divinas ceremonias.

Alegre y florido, radiante capullo de las Ninfas y de la bella Afrodita, diosa de los deleites,

a tus locos saltos juntan ellas sus frenéticas danzas, bailando por los bosques con radiantes pies ligeros.

Gran consejero de Zeus, por Perséfone criado, naciste temido de todos los poderes divinos.

Ven, venturoso Dios, presta atención a las voces de tus suplicantes y aparece complaciente en estos ritos.

Dionysos pericioneo, éste término deriva de periv (en o sobre), y de kivwn (kion)

columna, término que evoca la imagen con la que representaban al Dios. Cabe destacar

que el orfismo que rendía culto a Dionysos se caracterizó por ser una religión sin culto

ni templos. No sería aventurado afirmar que la columna sea su representación fálica.

A DIONYSOS PERICIONEO

Dionysos Pericioneo, atiende esta plegaria. Exaltado, la morada que un tiempo confió Cadmo

a tu poder sin igual, las columnas parejas que la circundaban cuando relampagueantes truenos conmovían la sólida tierra y los impetuosos torrentes de fuego la cercaban doquiera,

tú las sostuviste, asiéndolas con ingente esfuerzo. Ven, poderoso Dionysos, muéstrate propicio a estas ceremonias

y bendice complaciente a los que te invocan.

Dionysos sabacio, de Sabavsizio " (Sabacios), Sabacio, nombre del dios frigio que

se introdujo a Atenas en el siglo V a.C. Los iniciados se untaban una capa de arcilla en 7 Otto, Walter F. Dioniso, mito y culto. Trad. Cristina García O. 3ª. ed. Madrid, Siruela, 2006, p.65

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el rostro. Esta característica se asoció con el hecho de que los Titanes se cubrieron de

yeso el rostro para engañar al niño Dionysos y posteriormente descuartizarlo. De esta

forma el dios frigio se sincretizo a Dionysos8.

A DIONYSOS SABACIO

Escúchame, Padre ilustre, famoso Daimon, vástago del gran Cronos, llamado Sabacio,

sobrenombre de Dionysos, el que trajo el vino. El tonante Dios en su divino muslo

te gestó, Dionysos divino. Un estallido inmenso hizo estallar la envoltura que te ocultaba,

y viniste al sacro Etmolo, lugar deleitoso donde mora la resplandeciente y hermosa Ippa.

Bienaventurado Dios de Frigia, el más augusto de todos; Ven y ayuda a tus iniciados cuando por ti claman.

Dionysos lisio-leneo, luvsio" (lisios), liberador, y de Lhvnaion (Lenaion) el Leneo,

templo del Dios, esto es, dios liberador. En las Bacantes, Eurípides resalta este aspecto

cuando un guardia informa a Penteo:

En cuanto a las bacantes que tú aprisionaste, las que has capturado y atado con

cadenas en la cárcel pública, ésas están fuera; libres brincan por los calveros

sagrados del monte invocando a Bromio como su dios. Por sí solas se les

soltaron las cadenas de los pies, y las llaves abrieron los cerrojos sin mano

humana que los tocara (441-448)9

El Himno homérico VII resalta el carácter de libre al que se le asocia, en donde

describe el intento de rapto de que fue objeto el Dios:

De pronto, unos hombres surgieron raudamente de una nave bien provista de

bancos, sobre la mar vinosa: unos piratas tirrenos. ¡Mal destino los guiaba! Al

verlo, intercambiaron señales con la cabeza. Al punto saltaron a tierra y, tras

apoderarse en seguida de él, lo instalaron en su nave, regocijados en su corazón.

Se figuraban, en efecto, que era un hijo de reyes vástagos de Zeus y querían

8 Guthrie, W.K.C., Orfeo y la religión griega. Trad. Juan Valmard. Madrid, Siruela, 2003, pp. 274-275 9 Eurípides. Las Bacantes en Tragedias. Trad. de Carlos García Gual). Madrid, Gredos, 2000. p. 290

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atarlo con terribles ligaduras. Pero las ataduras no conseguían retenerlo, y los

mimbres caían lejos de sus manos y pies… (7-14)10.

El sentido liberador no sólo estaba íntimamente ligado al sentido extático en que

entraban los iniciados, sino también a una aspiración social11, a una evasión, como una

característica de la renovación. Con el nombre de leneas se conocía también al coro de

seguidoras de Dionysos, de aquí que, incluso, se asocie ese nombre con las bacantes, las

ménades o las thyadas. Otra variante hace referencia al término lhnov" ( vendimia, lo

que hace del Dios el Señor de la vendimia.

A DIONYSOS LISIO-LENEO

Escucha, bienaventurado Dionysos, hijo de Zeus, Dios del vino, nacido de dos madres, reverenciado y divino, Euion Lisio, Dionysos de diversos nombres,

vástago de los Dioses, sagrado, oculto y celebrado, nutridor y fecundo, cuyo primordial cuidado es aumentar los frutos y evitar los desastres.

Magnánima, leneana potestad sonora, multiforme, sanador, flor santa,

en ti descansan los mortales de su labor lograda, delicioso encanto por todos los hombres anhelado.

Dios de la alegría, de hermosos cabellos, Euion, Bromio, Lisio, arrebatado de tus transportes, portador del tirso,

tu benévola potestad a favor de estos ritos inclina, favoreciendo a los hombres como cuando sobre los Dioses resplandeces.

Aparece a los iniciados que te suplican y con alegre porte tráenos abundantes frutos.

Dionysos trietérico, de trei'" (treis), tres; aijqhvr (aither), éter. Literalmente: Dios de

los tres éteres, se entiende de los tres planos del universo: el terrenal, del inframundo y

celeste; es decir, como hijo de mortal y por haber convivido con mortales para difundir

su culto, posteriormente al bajar al inframundo para rescatar a su madre y ascender al

Olimpo y morar al lado de su Padre Zeus.

A DIONYSOS TRIETÉRICO

Dionysos celebrado, frenético, bienaventurado y divino, con cuernos de toro, leneano que trajiste el vino;

Descendiente del Fuego, exaltado, soberano nisio,

10 Himnos homéricos. Op. cit., p. 174 11 García López, José. La religión griega. Madrid, Istmo, 1975, p. 131

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tú eres el origen de todas las ceremonias, Dionysos puro, de ígneo esplendor,

prudente, coronado, vagabundo de la noche, criado en el Monte Mero, potestad en todos conceptos misteriosa,

trino, inefable, secreta flor de Jove, ericapeo llamado el primogénito,

Padre de Dioses y sus descendientes celebrados, el que empuña el cetro, dirigente del coro,

cuyos pies danzantes comunican a las Erinias el ardiente frenesí cuando el triple collar ostentas de tu emblema,

omadio captador, brillante Amfieto. Amor que por los montes vagas vestido con piel de ciervo,

Adornado con los apolíneos rayos, a quien todos reverencian, Gran Dios anual de las uvas, de yedra coronado,

bienaventurada potestad, ven y responde al reclamo de tus iniciados, hazte presente y regocíjate, propicio en estos ritos.

Dionysos amfieto, de ajmfiethv" (amfietés), anual, cíclico, asociado al cultivo de los campos según Hesiodo que aconseja a Perses el tiempo y la forma en que debe recolectar los racimos, dones de Dionysos (609-614)12. Josefina Maynadé y María de Sellarés13 refieren el término Amfieto como nominativo de ajmfivpoli" (Amfípolis), ciudad de Macedoinia, me inclino más por el sentido cíclico agrario.

DIONYSOS AMFIETO

Dionysos subterráneo, escucha mi plegaria. Aparece y ampáranos con las ninfas de adorables cabellos,

Dionysos Amfieto, magnánimo Dios cíclico que, despierto, el santuario de Perséfone velas;

su hogar sagrado donde se ejecutan en paz, semiocultos, los ritos trienales y los fastos sagrados.

Bajo tu reiterado estímulo, formando gracioso corro, las doncellas te circundan cuando entonas tus místicos himnos

y con animadas danzas de exultante poder formáis un conjunto coreográfico al que se unen las cíclicas horas.

Ven, bienaventurado, fecundo, divino cornudo; Irradia beneficios sobre estos sagrados iniciados;

acepta el pío incienso, las plegarias, y haz que prosperen bajo tu tutela los santos frutos.

Conclusión

Muchos otros son los epítetos que se le dan a Dionysos entre los griegos: Atis,

Adonis, Zalmoxis, Baco, Osiris, Tammuz, pero los aquí considerados son los que dan

título a los poemas citados. Como Basareo, el culto órfico nos presenta la indumentaria 12 Hesiodo. Los trabajos y los días. Trad. Paola Vianello. 2ª. reimpr. México, UNAM, 207, p. 20 13 Maynadé, Josefina y María de Sellarés. “Introducción a los Himnos órficos”, en Himnos órficos. Op. cit., p. 104

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del Dios y de las Ménades practicantes del rito. Como liknito el carácter agrario

representado por el harnero o, si lo vemos con el otro sentido etimológico, el culto al

niño Dionysos en su cuna. El Dios pericioneo, por la asociación fálica a la columna,

confirma el aspecto orgiástico de sus fiestas. El atributo de sabacio, evoca, por un lado,

la introducción a Atenas (siglo V a. C.) del culto a un dios frigio que finalmente se

asimiló a Dionysos y, por otro lado, al tercer nacimiento del Dios después de su

descuartizamiento. Son varias características que vemos en el Dios lisio-leneo: el

sentido liberador y el ritual, a través del la actividad de sus seguidoras: las leneas; pero

también resalta, dada su variante etimológica, como Dios de la vendimia. El Dionysos

trietérico representa la coronación de un dios que tiene presencia en los tres planos del

universo en el mismo rango de Hermes. Finalmente, el atributo amfieto, es decir, el que

ordena los ciclos agrarios, lo que lo identifica como un Dios agrario, no de la ciudad.

Todos los epítetos identifican a Dionysos como un Dios de la tierra, popular, en el

sentido de que no tenía relación con las oligarquías lo que, por su carácter liberador, lo

convertía en un peligro social; de aquí el tema recurrente sobre la prohibición de su

culto.

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Bibliografía

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García López, José. La religión griega, Madrid, Istmo, 1975 375 pp.

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Guthrie, W.K.C. Orfeo y la religión griega. Trad. Juan Valmard. Madrid, Siruela, 2003,

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Hesiodo. Los trabajos y los días. Trad. Paola Vianello. 2ª. reimpr. México, UNAM. 398

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Himnos órficos. Edic. y trad. Josefina Maynadé y María de Sellarés. Barcelona, Los

Pequeños Libros de la Sabiduría, 2002, 156 pp.

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Maynadé, Josefina y María de Sellarés. “Introducción a los Himnos órficos”, en Himnos

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Madrid, Ciruela, 2003, 280 pp.

Teócrito. Bucólicos Griegos. Trad. Manuel García Tejeiro y Ma. Teresa Molinos

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