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PASTORES EN POTENCIA IGLESIA DE DIOS DE LA PROFECIA - PERÚ EL CULTO A DIOS PARTE 1 Y 2

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ES UN TEXTO sobre el tema de adorar a DIOS

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Page 1: EL CULTO  A DIOS

PASTORES EN POTENCIA

IGLESIA DE DIOS DE LA PROFECIA - PERÚ

EL CULTO A DIOS PARTE 1 Y 2

Page 2: EL CULTO  A DIOS

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EL CULTO A DIOS

(Primera parte)

El hablar y pensar de culto es enfocarnos, específicamente, en la expresión de fe a Dios, con actitud reverente y celebrativa que manifiesta cada miembro o creyente en la congregación siendo esto grupal o individualmente; haciendo uso de los diferentes medios litúrgicos por ejemplo: Cantos, lecturas, testimonios, música, oraciones, sermones, entre otros. Estas reuniones de adoración son vitales en la iglesia de Dios, expresan lo que la congregación cree, siente y hace como pueblo de Dios.

“He ahí en unas pocas palabras la gran paradoja que tenemos que sostener al acercarnos al tema del culto cristiano: Por una parte el culto es fundamental para nuestro servicio a Dios, para nuestra ortodoxia, para toda nuestra vida cristiana. Por otra, el culto como todo lo que el ser humano puede hacer, nunca es tan perfecto, tan bueno, tan apropiado, que sea en sí mismo y por sus méritos aceptable ante Dios. Como nuestra vida toda, el culto es todo lo que tenemos. Y lo que tenemos lo ponemos al servicio de Dios, con el ruego de que el Dios que tomó y aceptó nuestras vidas, tome también y acepte nuestro culto. ¡Así sea!” Dr. Justo Gonzales

EL VACÍO DE DIOS:

Dios creo a la humanidad para tener intimidad con él, esta relación fue dañada por el pecado, haciéndose notorio el vacío de Dios en lo más íntimo del ser humano; las huellas de Dios están en todo lo creado por él; y el vacío existente en el hombre solo podrá ser ocupado o llenado por su presencia, su llenura y dominio.

La humanidad sin dirección correcta hacia Dios buscara de alguna manera llenar el vacío de su ser pero sin éxito. Por lo mismo el hombre tiende a ser religioso entregándose a la idolatría o acudiendo en busca de otras experiencias para tratar de llenar ese vacío y satisfacer la sed de su ser.

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? Salmos 42:1-2

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No se puede ignorar que toda la humanidad necesita a Dios o confiar en algo, alguien. El Culto a Dios le permitirá al ser humano tener la oportunidad de poder establecer una relación con su auténtico creador; Poder reconocerlo, aceptarlo, adorarlo y servirlo. Todas las religiones están fundadas sobre creencias místicas y referencias extra bíblicas. Pero la experiencia del cristiano está fundamentada en la verdad de la Palabra de Dios y el Culto en la revelación de Dios en Cristo.

«Desde el principio el culto tiene el propósito de proveer al hombre del nexo vital imprescindible para recuperar su propia identidad sobrenatural. La ruptura traumática de la transgresión deja al hombre en una situación de precariedad tal, que desde entonces busca desesperadamente, ciego y palpando, la restauración de la relación con Dios por la vía religiosa.» Gomes Panete José Luis

El propósito y el objetivo principal del culto a Dios, es la adoración en espíritu y en verdad. Adoración al único que la merece, el Dios creador y sustentador de todas las cosas. Dicha adoración debe cumplir asimismo un doble propósito: exaltar a Dios y edificar a su Iglesia manteniendo la unidad en el bien estar espiritual de toda la hermandad (Hechos 2:43-47). Si la adoración es la vocación suprema del hombre, y el culto es el trabajo más noble al que el hombre puede aspirar, el culto se convierte en el canal más digno, para que tributemos a Dios la adoración que sólo Él se merece. Esa adoración, que es una necesidad inherente al ser humano, si no se satisface a través del culto a Dios, se satisfará a través de cualquier otro culto. Debido a esa necesidad, si el hombre no adora al Dios creador, acabará rindiendo culto a otra supuesta divinidad o cualquier elemento de la creación (Ro. 1:23-25).

LA ADORACIÓN EN ESPIRITU Y EN VERDAD

En la conversación que sostuvo el Señor Jesús con la Mujer Samaritana afloran algunos conceptos clave relacionados con la adoración o culto, los cuales no han sido expuestos adecuadamente en nuestros círculos evangélicos.

El siguiente es el segmento del diálogo en cuestión:

Le dijo la mujer:

Señor, veo que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar.

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Jesús le dijo:

Créeme, mujer, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. . . Pero la hora viene. . . cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre busca a tales que le adoren. Dios es espíritu; y es necesario que los que le adoran, le adoren en espíritu y en verdad. (Juan 4:19-24, Reina-Velera Actualizada)

¿A qué se refieren las palabras' "espíritu" y "verdad"? Aquí tenemos un interesante problema hermenéutico que se evidencia en el hecho de que en algunas versiones la primera palabra aparece escrita con mayúscula, así: "Espíritu", lo que hace que se refiera al Espíritu Santo.

Este problema no tiene por qué ser de difícil interpretación, si juzgamos hermenéuticamente que Jesús le habló a la mujer en términos que ella podía entender.

1. La adoración en espíritu

La adoración en espíritu es la proyección de nuestro espíritu hacia Dios, y tiene estas características implícitas:

a) No es una adoración relacionada con ningún lugar sagrado, sea Jerusalén, o el monte Gerizim que era el lugar sagrado de los samaritanos, o cualquier otro lugar en el mundo. Por tanto, ni siquiera está atada o limitada la adoración al local de una determinada iglesia.

b) No es una adoración relacionada con ningún ritual. Las palabras hebrea y griega que se traducen "adorar" , significan básicamente "postrarse", a la manera en que suelen adorar los musulmanes hasta el día de hoy: de rodillas y con la cara hacia el suelo.

Aunque este es el sentido original del verbo "adorar" (en el hebreo, hishtajavót y en griego: proskynein), la forma de adoración no se ha mantenido necesariamente como lo indica la etimología del verbo "adorar".

Del mismo modo, la "adoración en espíritu" no precisa de ninguna posición o postura. En ningún lugar se estipula que, debemos orar con los ojos cerrados y de rodillas. Lo adoración no es mejor o más eficaz si se hace de píe o con los manos en alto. Tampoco es conforme a la revolución de Dios si se lleva a cabo de manera quieta y queda o si se adora saltando o remolineando. Todas las formas de adoración son válidas desde el punto de vista visible o sensorial y desde el punto de vista dé las manifestaciones del culto, pero no constituyen por ello una adoración espiritual, ya que la adoración espiritual no está definida por nada físico.

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Nuestra adoración es espiritual solamente cuando Dios la acepta como tal, y nuestro espíritu penetra al santuario de su Espíritu Santo, en plena comunión.

2. La adoración en verdad

La adoración en verdad tampoco es avalada como tal por el ser humano o por ninguna institución humana, Quien la avala es Dios mismo, quien acepta o rechaza nuestra adoración según la verdad o autenticidad que la respalda.

Según este concepto, no depende de la pompa, de la perfección litúrgica ni de la música de alta fidelidad, sino del respaldo de nuestra vida vivida de acuerdo con la voluntad y la Palabra de Dios.

La verdad no es un concepto abstracto; es un concepto concreto y se define según la ley y el testimonio de las Sagradas Escrituran. Según ellos, tiene que ver preponderantemente con nuestras relaciones entre adoradores y con la sociedad en general, Así lo expresa el mismo Dios por boca del profeta Amós:

Quita de mí el bullicio de tus canciones, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos. Más bien, corra el derecho como agua, Y la justicia como arroyo permanente.

(Amós 5:23, 24, Reina-Vellera Actualizada)

El concepto de la adoración en espíritu y en verdad nos conduce a enfocar la interrelación homilética en la adoración en dos direcciones: la interrelación vertical y la interrelación horizontal, que examinaremos a continuación.

LA INTERRELACIÓN VERTICAL Y HORIZONTAL

Partiendo del sentido original de la palabra Homilética, queremos definirla como la disciplina que enfoca la interrelación de todo el pueblo que adora en un acto organizado de culto a Dios. Tradicionalmente, dicha interrelación ha sido enfocada solamente desde el ángulo de la exposición del sermón por parte del predicador y la captación y aprehensión del mismo por parte del público que le escucha.

Pero como veremos, la interrelación se lleva a cabo en más direcciones o sentidos, que resumimos en dos:

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1. La interrelación con Dios (interrelación vertical o "en espíritu")

2. La interrelación entre todos los adoradores (interrelación horizontal o "en verdad").

1. La interrelación vertical

Quien adora, como individuo, como miembro de la iglesia, se reúne con otros adoradores en un acto de culto público para elevar todos sus corazones a Dios, tanto en la alabanza como en la oración y en el encuentro con la Palabra de Dios (la exposición del mensaje bíblico).

El acto de adoración establece una interrelación vertical entre el hombre y Dios, a la manera del sacrificio ofrecido por Abel (Génesis 4:4), el cual es calificado como un acto efectivo, que logró su objetivo, La interrelación vertical se representa mediante la siguiente imagen:

Si un acto de culto público no se proyecta a Dios, ha perdido su razón de ser, Si nuestra alabanza no llega a Dios como una ofrenda de grato olor, en vano será toda la pompa, la música, el ritual y todo tipo de afanes, Ocurre algo semejante a lo que pasó con el sacrificio ofrecido por Caín, cuyo olor grato se disipó a poca altura y no alcanzó a llegar a Dios (Génesis 4:5). Esta pseudo interrelación vertical se ilustra mediante la siguiente imagen:

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Acerca del tipo de culto cuya interrelación vertical es nula y contraproducente dice el Señor en Amós 5:21-23, RVA:

Aborrezco, rechazo vuestras festividades, y no me huelen bien vuestras asambleas festivas. Aunque me ofrezcáis vuestros holocaustos y ofrendas vegetales, no los aceptaré, ni mirará vuestros sacrificios de paz de animales engordados. Quita de mí el bullicio de tus canciones, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos.

2) La interrelación horizontal

La interrelación horizontal, es decir, entre los adoradores, se lleva a cabo en el culto simultáneamente con la interrelación vertical, pero la interrelación horizontal constituye la condición fundamental para la interrelación vertical, como lo ha dicho nuestro Señor Jesús en el Sermón del Monte:

Por tanto, si has traído tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y v6, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y ofrece tu ofrenda.

(Mateo 5:23, 24, Reina-Valera Actualizada)

La interrelación horizontal se lleva a cabo en todas direcciones, entre el púlpito y la congregación y entre todos los ángulos de la congregación.

La principal interrelación horizontal ha de producirse entre el púlpito (y el predicador o los funcionarios de la iglesia a cargo de dirigir el culto) y la congregación, y viceversa. Pero también es importante la interrelación entre cada adorador en la congregación. Cuando la interrelación horizontal está bloqueada en alguna dirección el acto de culto es afectado, perdiendo efectividad y pudiendo echarse a perder.

Características de la adoración:

• La adoración es un deseo innato en el ser humano (Mt. 2:11)

• La adoración ha de estar centrada sólo en Cristo (Mt. 4:10)

• La adoración involucra a la totalidad de la persona (Ro. 12:1, 2)

• No hay un lugar específico de adoración (Jn.4:19-24)

• La adoración será el propósito principal de los redimidos en el cielo (Ap. 4)

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La adoración es el reconocimiento de nuestra propia realidad frente a la de Dios, y el propósito de ese reconocimiento, es el cambio, la búsqueda de la santidad. Si leemos que nadie se presentará delante de Jehová con las manos vacías, también debemos decir que nadie se despedirá de delante de Jehová con las manos vacías. Si el culto no trasforma la vida de la comunidad, no transforma nada. Dr. Juan Varela

Planeamiento del culto a Dios

No debe de sorprendernos cuando hablamos de planear el culto a Dios. Esto no es tecnicismo ni secularismo tomando el control en la iglesia del señor. El planeamiento del culto a Dios no asegura que de por sí suceda una verdadera o sincera adoración entre el adorador y Dios. El planeamiento le dará más que un orden anticipado; si está bien elaborado será un facilitador para tener una experiencia de adoración equilibrada. La planificación debe basarse en una filosofía elaborada de la adoración que involucre criterios específicos para planear guías efectivas para lograr que la adoración sea significativa.

“Adoración es la experiencia de una comunión consciente y teología es el intento de describir el significado de tal experiencia”. Franklin Segler

Eduardo Nelson, en su libro “Que mi pueblo adore”, menciona dos pasos:

El primer paso es definir los elementos clave que intervienen en el culto de adoración. El segundo paso es definir los resultados que se esperarían al intervenir dichos elementos.

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Paso No. 1

De acuerdo a Nelson los elementos clave en el culto pueden también ser considerados modos de adoración y están relacionados con el encuentro del que adora a Dios con su creador. Generalmente estos aspectos están interrelacionados y por ello son poco notorios por separado. Se debe recalcar que estos elementos son diferentes a los que comúnmente se manejan al planificar un “orden de culto” porque se refieren más bien a los sentimientos que los que adoran experimentan durante el culto.

El primer elemento se refiere a la adoración y alabanza. La adoración incluye la contemplación y veneración de Dios en sí mismo, por su parte la alabanza se orienta a las expresiones externas de la adoración a Dios por parte de los que lo adoran. Por lo tanto, la primera parte en todo orden de culto debe apelar a la presencia de Dios lo cual se evidencia en la adoración y alabanza del creyente. Las formas que para este fin se emplean son variadas, oración, música, lecturas, etc.

El segundo elemento es la introspección y confesión, reconociendo que la adoración inicia básicamente en el corazón antes que en el orden estructurado, por ello es necesario un tiempo para la reflexión. Lamentablemente no hemos dado a este aspecto la importancia debida, tenemos cierta “aversión” al silencio y a estar en quietud, dos cosas que son fundamentales a la hora de confesar nuestros pecados delante de Dios. Este proceso no tiene, un orden definido dentro del culto ya que a veces es a través de los cánticos o del propio sermón que el verdadero creyente siente el impulso a confesar sus pecados delante de Dios. Sin embargo no se debe olvidar que este proceso es fundamental dentro del culto de adoración

El tercer elemento es la celebración y acción de gracias, este elemento debe saturar el ambiente en el culto de adoración, no se refiere entonces a un punto a anotarse en un orden escrito sino más bien a una actitud que debe primar en el corazón de la celebración. Los medios a través de los cuales se celebra y agradece a Dios son muchos, la oración, cánticos de gracias, e incluso la confesión pública de nuestra fe son medios a través de los cuales celebramos a nuestro Dios.

El cuarto elemento se refiere a la petición e intercesión, este aspecto es fundamental en el desenvolvimiento del culto y es el punto más importante y representativo del papel sacerdotal del pastor al interceder por su pueblo delante de Dios. El tiempo de oración pastoral, debe ser cuidadosamente planificado y desarrollado. La oración pastoral es una parte fundamental del servicio y en muchos de los casos mal utilizados. El aspecto subjetivo muchas veces distorsiona el verdadero sentido de la oración pastoral, que bajo ningún punto de vista debe usarse para transmitir mensajes o exhortaciones, es una mediación entre Dios y su pueblo y por ello deben involucrarse las necesidades de la congregación

La proclamación es otro aspecto fundamental dentro del culto y en la mayoría de los casos se hace a través del sermón. El Señor se vale de los talentos del pastor para afirmar a su pueblo y proclamar las verdades de Dios. No se puede contemplar sustituto alguno a esta parte del culto.

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Finalmente la consagración y el compromiso conforman el último elemento. Este punto es muy importante y no se puede considerar a un culto exitoso a menos que exista esta actitud como resultante. A menudo este proceso se origina en la predicación y termina con el llamado pastoral.

Tomando en cuenta estos aspectos y comparándolos con la planificación típica de un culto de adoración es necesario reconocer que en la mayoría de los casos no se da a estos aspectos la importancia debida. Nelson dice: para que la adoración cumpla la función que debe en la vida del cristiano debe partir de los siguientes parámetros.

En primer lugar, en cuanto al propósito de la adoración:

La adoración debe orientarse a la relación de Dios con el ser humano y por ello debe honrar a Dios, ser Cristocéntrica y estar llena del Espíritu Santo. El enfoque entonces está en la palabra de Dios y su predicación.

“Ignorar al espíritu es ignorar a Dios. Apagar el fuego del Espíritu es rechazar el poder de Dios. El Espíritu de Dios o el Santo Espíritu es Dios al alcance, y el Espíritu de Dios o el Santo Espíritu es siempre Dios en acción” Henry Van Dusen

Adicionalmente la adoración debe estimular el compromiso personal con Cristo, aportar a la madurez y a la aplicación de los principios bíblicos en la vida cotidiana.

Y por último la adoración debe responder a las necesidades de las personas.

En segundo lugar, en lo que concierne al campo de la adoración:

La adoración debe ser una experiencia de todos en la reunión de los creyentes y personal en la búsqueda de la presencia de Dios.

La adoración debe incluir muchas formas que permitan sentir a Dios tales como oración, lectura bíblica, ayudas visuales, silencio, etc.

La adoración debe sacar provecho de las fechas especiales del calendario y toda oportunidad de impartir la fe.

La adoración debe abarcar la totalidad del ser humano, en sus emociones, intelecto y voluntad.

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La adoración debe afectar en las necesidades y experiencias de los diferentes grupos de edades.

En tercer lugar, en cuanto al método de la adoración:

La adoración debe incluir lo que es familiar en contenido, secuencia y presentación de tal forma de la participación no se convierta en rutinaria o pasiva.

La adoración debe ser variada en contenido, presentación, habla, música y escenario.

La adoración debe contener la cantidad de música y habla que sea necesario como para cambiar actitudes.

La adoración debe impulsar que los asistentes sean participantes activos y no observadores.

La adoración debe usar todos los talentos y dones de la congregación.

En cuarto lugar, en lo que respecta a la calidad de la adoración:

La base de la adoración debe ser la Biblia. La adoración debe ser reverente sin ser fría e impersonal. La adoración debe contener lo gozoso y lo solemne. La adoración debe permitir la espontaneidad y libertad balanceada con el orden

y la dignidad. La adoración debe generar calor y amistad entre los creyentes. La adoración debe contener fluidez, progresión y unidad.

En último lugar nos ofrece unas guías generales:

La adoración debe ser afirmativa, buscando siempre la presencia prometida de Dios y su amor.

La adoración debe desafiar a la iglesia a ser sensible a las necesidades de los demás.

La adoración debe llegar al plano personal, al dolor y fracaso, al gozo y la satisfacción, que experimentan los creyentes.

La adoración debe promover el crecimiento espiritual de los creyentes y al mismo tiempo mantenerse activa en el ganar a los perdidos.

La adoración debe usar lo bueno de lo tradicional y de lo contemporáneo. La adoración debe permitir la participación de todos los creyentes bajo la

dirección del líder.

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La adoración debe ser planificada por los líderes, quienes partiendo de su llamado y de una vida íntegra, deben usar los dones de la congregación y responder a sus necesidades.

Paso No. 2

En cuanto a lo que se debería esperar en un culto de adoración así como lo que se puede sentir en el acto de adorar. Dentro de este aspecto se mencionan 12 cualidades que los planeadores de cultos deberían esperar con gran expectativa.

a. La dirección del Espíritu Santo. Para que un culto de adoración sea una experiencia significativa debe ser dirigida por el Espíritu Santo.

b. Orden y decoro. El apóstol Pablo insistió en que la adoración debe ser en orden, decoro y paz. Actualmente podemos responder a la pregunta de qué es ordenado sometiendo la experiencia de adoración a dos pruebas: 1) ¿Da honor y glorifica a Dios? , y 2) ¿edifica a la iglesia?

c. Edificación. El apóstol Pablo en la primera carta a los corintios en el capítulo 14 en los versículos 5, 12 y 26 exhorta a la iglesia a que todo lo que se haga en el culto debe contribuir para la edificación.

d. Testigos. Los servicios de adoración deben testificar constantemente de la gracia de Dios, por lo tanto la adoración debe incluir tanto las emociones como la voluntad para que sea significativa.

e. Espontaneidad y libertad. Dentro del campo de la adoración es necesario un balance entre estos dos elementos.

f. Participación y compañerismo responsables. Todos son responsables de participar activamente en el culto de adoración por amor para edificación.

g. Reverencia y humildad. Más que una conducta, esto tiene que ver con una actitud del corazón sea cual fuere la forma externa en que se manifieste la reverencia.

h. Propósito y unidad. El culto debe girar alrededor de un tema unificador que lo determina el sermón. Los demás elementos deben ser preparados de acuerdo al tema central.

i. Acción, progreso y movimiento. Es de interés para el ejercicio de la adoración que existan estos tres elementos, puesto que se debe llevar a la gente desde donde están hacia donde deben estar.

j. Variedad y diferentes órdenes de culto. Todo lo rutinario y repetitivo causa aburrimiento. La variedad añade interés al culto.

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k. Calor. Para que la reunión sea significativa la adoración debe tener un sentimiento de calor. No debe buscar la satisfacción egoísta. Al término del culto se debería salir con sentimiento de edificación proveniente de dar la gloria solamente a Dios.

l. Llamamiento a una vida más elevada de ética, moral y vida santa. Sin esta cualidad la práctica de la adoración sería un fracaso. Debe haber coherencia en lo que decimos y lo que hacemos, por ejemplo no debemos conformarnos a cantar sobre el amor, debemos amar.

RECOMENDACIONES

1. La música es un elemento preponderante en el desarrollo de la vida de adoración pública del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento y de la iglesia en el Nuevo Testamento. De tal forma que no se puede ignorar ni despreciar el “poder” de la música en nuestra vida de adoración, tanto privada como pública, en la iglesia actual.

2. La adoración es la actividad más importante de la vida pre-cristiana y cristiana. La que da sentido y propósito a las demás. Una iglesia sin una vida profunda y significativa de adoración se convertirá en un simple grupo con prácticas religiosas.

3. La verdadera adoración libera al creyente del problema del subjetivismo, puesto que muchas veces se mal entiende la adoración al pensar que ésta debe traer consigo satisfacción personal para el adorador. El objetivo real de la adoración es Dios por lo tanto cualquier tipo de experiencia que haga sentir bien al adorador en la adoración es tan solo un resultado de la búsqueda de Dios como objetivo fundamental.

4. El conocimiento de la cultura, por parte de la iglesia, así como una adaptación correcta a la misma permitirá mejores prácticas de adoración.

5. Siendo la comunicación de ideas por medio del lenguaje, es uno de los aspectos más claros de influencia de la cultura sobre la adoración. Se debe realizar un estudio de la mejor utilización del lenguaje para que este sea un vehículo eficaz en la transmisión del mensaje del evangelio.

6. Es necesario planificar el culto puesto que la planificación involucra más que un orden anticipado, reconociendo al mismo tiempo que los programas no son una garantía en sí de que se dé la adoración, es decir el encuentro del que adora y Dios, pero que éste, si está bien elaborado será un facilitador para tener una experiencia de adoración equilibrada.

7. No se deben planificar los cultos con doble objetivo, es decir para convertidos y no convertidos, porque pierden efectividad, ya que o atienden a un sector efectivamente y a otro no, o a los dos parcialmente. Una ventaja de resaltar en esta recomendación es que se convierte en una constante forma de evangelizar a través de nuestros cultos aparte de los otros métodos que la iglesia tenga.

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8. De deben planificar el estilo de los cultos de acuerdo al contexto cultural al que se quiere alcanzar. No existe un estilo correcto de adoración. Esto es importante puesto que el hecho de tener cultos fuera del contexto cultural ha levantado una muralla entre la iglesia y la comunidad que quiere alcanzar. Sin embargo también existe el riesgo de que vuelva a pasar lo mismo, por lo tanto, en cuanto al estilo de adoración de un culto sólo debe haber una constante, el cambio.

EL CULTO A DIOS

(Parte dos)

RELACIÓN DE LA HOMILÉTICA CON LA TEOLOGÍA PRÁCTICA

Tratando de interrelaciones, consideremos la relación de la Homilética con la Teología Practica. La Teología Práctica es el sistema formado por los principios teológicos normativos de todos los aspectos de la conducta y de la vida de los creyentes, Dichos principios son extraídos de la Biblia mediante recursos hermenéuticos adecuados.

La Teología Práctica tiene como propósito enseñar la reverencia a Dios en todos los aspectos de nuestro comportamiento, La palabra reverencia es sinónimo de "temor de Dios", y éste a su vez consiste en tener presente a Dios en cada uno do nuestros actos. Las Escrituras nos enseña en Proverbios 9:10 RVA, que este tipo de temor es bueno y es el comienzo de la sabiduría:

"El comienzo de la sabiduría es el temor de Jehovah, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia."

Uno de los principios de la Teología Práctica es que Dios está presente en medio de su pueblo y su presencia está garantizada si se cumplen con reverencia ciertos requisitos de santidad y reverencia. El principio deriva del siguiente texto bíblico:

Ciertamente Jehovah tu Dios se pasea en medio de tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti. Por eso tu campamento deberá ser santo, de modo que él no vea en medio de ti alguna cosa indecente y se aparte de ti.

(Deuteronomio 23:14, Reina-Velera Actualizada)

Este principio que en su contexto de Deuteronomio se refiere a la higiene y a la profilaxis como asuntos estrechamente relacionados con el concepto de santidad, puedo también aplicarse al culto en la iglesia., Debemos estar conscientes de que Dios está presente

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en medio de su pueblo congregado, por lo cual no debe haber ni ocurrir ninguna cosa indecente que pueda ofender a su Majestad.

Veamos a continuación algunos detalles relacionados con el culto y que son enfocados simultáneamente por la Homilética y la Teología Práctica:

1. El desempeño del predicador

Un aspecto de la Teología Práctica es la Teología Pastoral, que desarrolla y aplica los principios teológicos que norman la vida y el desempeño de un pastor, tanto en su labor pastoral como en su labor homilética. La Homilética tiene una estrecha interrelación con la Teología Pastoral y enfoca de manera especial el desempaño del predicador como predicador, es decir, su interrelación con Dios que es la fuente del mensaje y con la congregación reunida para recibir el mensaje.

Siendo este el aspecto que predomina en la Homilética, lo desarrollaremos ampliamente a lo largo del presente curso, Por ahora solamente lo mencionamos.

2. El lugar del culto

Asimismo, tanto la Teología Práctica y Pastoral como la Homilética enfocan todo el entorno del culto, particularmente la iglesia o casa de Dios. La iglesia puede ser humilde y pobre, pero puede dar expresión a la gloria y realeza del Rey del universo, que al fin de cuentas la ha de hacer prosperar y levantarse de su estado presente.

Aun empezando en medio de un basural los creyentes deben esforzarse para que su Casa de Oración exprese su innata realeza. No es la voluntad de Dios que su pueblo permanezca en los nivelen más bajos de la sociedad, sino que prospere sin límites. Es nuestra desidia y nuestra falta de respeto a Dios lo que nos hace, a veces, preocuparnos más por las comodidades de nuestras propias casas que por la Casa de Dios, como acota el profeta Hageo:

¿Acaso es tiempo de que vosotros habitéis en vuestras casas enmaderadas mientras que esta casa (el Templo) está en ruinas? . . . Porque mi casa está en ruinas, mientras que cada uno de vosotros Se ocupa de su propia casa. (Hageo 1:4, 9, RVA)

A la verdad, los conceptos acerca do Dios y de su casa se han venido abajo, tan abajo que en la fachada de cierta iglesia pusieron un enorme letrero que decía:

SI ALGO NO TE SIRVE DASELO A DIOS.

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De esa manera esperaban recolectar muebles y diversos objetos de segunda mano o inservibles para su uso en la iglesia o para recolectar fondos, pero lo que lograron fue degradar a su Dios. Ante la vista de toda la ciudad.

No ocurra que también a nosotros nos tenga que jalar las orejas el profeta Hageo.

También refleja el concepto que tenemos de Dios el mantenimiento o cuidado que damos a su Casa. En cierta ciudad importante fui invitado a una iglesia evangélica que estaba edificada junto a un río, Yo necesité usar los servicios higiénicos, pero el diácono me dijo que no los había. ¡No había servicios higiénicos en la Casa de Dios!

Yo le pregunté cómo solucionaban las necesidades sanitarias, y me respondió:

¡Directamente al río!

El río corría de un profundo precipicio. En el sitio desde el cual hacían sus necesidades no había ni siquiera una tabla sobre la cual afirmarse, ni una penca de la cual agarrarse para no caer al fondo del precipicio, había el peligro latente de ir a parar uno mismo "¡directamente al río!",

A nadie, ni siquiera al pastor, le importaba que se produjera una desgracia en la Casa de Dios ni que las moscas revolotearan en el santuario. ¡Qué nota discordante con el texto que habla en la pared!:

UNO MAYOR QUE EL TEMPLO ESTA AQUÍ

3. La presentación personal de los adoradores

Otro aspecto exterior enfocado igualmente por la Teología Práctica y por la homilética tiene qué ver con la presentación personal de los dirigentes de la iglesia y de los miembros de la congregación, esta debe reflejar la decencia y dignidad que emanan de su concepto de Dios.

El creyente que es capaz de "renovar su entendimiento", ha de ser capaz también de renovar su presentación personal, porque ésta es la buena voluntad de Dios, No hay en las Escrituras ningún argumento a favor del continuismo y del estancamiento. La sencillez y la pobreza no estén reñidas con el aseo y la decencia, un creyente puede reflejar la gloria de Dios aun cuando tenga que vestir harapos.

4. La corrección del lenguaje

También la corrección del lenguaje debe reflejar la reverencia a Dios, La corrección, tanto del predicador como de todos los que forman la congregación, debe reflejar la reverencia al Señor de sus vidas.

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No solamente nos referimos al lenguaje hablado, sino también al escrito, También en estos aspectos el evangelio enfoca el progreso y la renovación de nuestro entendimiento, como esté escrito:

No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, de nodo que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2, Reina-Valora Actualizada)

El pueblo de Dios debe erguirse de las ataduras del analfabetismo, así como también de la modorra y del popurrí de lo trillado. La labor docente de la tarea pastoral debe enfocar y resolver estos problemas del fundamentalismo paralítico.

Así, por ejemplo, no hay pretexto para colgar en el templo textos bíblicos mal copiados, sin tomar en cuenta las mayúsculas, los acentos o la diferencia entre la "v" de vaca y la "b" de burro.

Es una abominación escribir la palabra "dios" con minúscula, cuando se refiere al único y verdadero Dios, al santo Dios de Israel.

Justamente, la mejor manera de aprender la ortografía es copiando bien y memorizando versículos de las Escrituras, Eso es más efectivo que aprenderse muchas reglas de memoria, aun en las congregaciones de gente de clase media y educada he visto abominaciones semejantes, ¡y no hay quien se atreva a corregirlas!

5. El uso y abuso del nombre de Dios

Pero de manera muy especial, tanto la congregación como el predicador, deben tomar en serio el peligro de profanar el nombre Dios.

El principio teológico relacionado con este particular tiene la forma de un riguroso mandamiento:

No tomarán en vano el nombre de Jehovah tu Dios, porque Jehovah no dará por inocente al que tome su nombre en vano.

(Éxodo 20:7, Reina-Velera Actualizada)

Los evangélicos siempre hemos tenido problemas hermenéuticos con respecto a este principio teológico, pues solamente lo hemos aplicado en ciertas áreas de la vida y no en todas, lo hemos aplicado en contextos judiciales o institucionales, con respecto a los Juramentos. Nos escandalizamos cuando alguien no evangélico dice: "iPorrr Dios," Sin embargo, en nuestras iglesias evangélicas proferimos peores atrocidades pues atropellamos aun el nombre revelado de Dios, de muchas maneras como éstas:

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a) Lo usamos como muletas en nuestras oraciones en público o en nuestros sermones.

b) Lo usamos como relleno cada vez que se nos acaban las ideas, y mientras echamos mano de alguna idea que vuela.

c) Lo repetimos en nuestras oraciones detrás de cada frase inconclusa, de manera que nuestra oración más parece una tomadura de pelo a Dios.

d) También lo usamos para probar el micrófono, allí cuando un inconversos diría: "Probando, probando, uno, dos, tres", en nuestras iglesias se dice: "; Gloria e Dios! ;Gloria a Dios ¡Gloria a Dios!".

e) Pero es peor aun cuando lo usamos en situaciones Inverosímiles, como simples interjecciones que no vienen al caso, como en estas palabras de cierto predicador que daba testimonio en la televisión: "¡En aquellos días yo me acostaba con la madre y con la hija! ¡Gloria a Dios!"

Está bien que alabemos y agradezcamos a Dios por habernos rescatado del pecado y de la horrible bajeza humana, pero en la presente ilustración el nombre de Dios ha sido usado como si se tratara de una simple interjección de horror.

También la expresión hebrea Halelú -Yah, que involucra parte del Tetragramatón Sagrado (YHVR) y que se traduce "Alabad a Jehovah", se ha convertido en nuestros labios en una simple interjección.

Pero la Palabra de Dios dice que Dios no dará por inocente a quien toma su nombre en vano y que hemos de dar cuenta de cada frase ociosa que sale de nuestra boca, como lo ha dicho el mismo Señor Jesús:

En el día del Juicio los hombres darán cuenta de toda palabra ociosa que hablen.

(Mateo 22:36, RVA)

Evidentemente, un creyente ocioso tendrá palabras ociosas, pero quien se prepara con reverencia para su participación en el culto y para su interrelación con Dios y con los demás adoradores tendrá un desenvolvimiento adecuado y será Justificado.

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RELACIÓN DE LA HOMILÉTICA CON LA HERMENÉUTICA

Ahora enfoquemos de manera especial el ministerio de la predicación, que siempre ha sido tratado como el único objetivo de la Homilética, gran parte de la labor del predicador, tanto en su estudio y en la preparación de su sermón, así como en la exposición del mismo, está estrechamente vinculada con la Hermenéutica Bíblica, la ciencia de la interpretación del Texto Sagrado.

Antes de pensar en la estructura del sermón el predicador debe entender a fondo el texto bíblico en el cual ha de basar su sermón, debe compenetrarse con el texto, sus ideas estructurales, sus divisiones naturales, etc., para luego invertir de sí mismo talento e iniciativa y hacer que dicho texto hable por intermedio de él a su audiencia.

La base hermenéutica de la labor del predicador se encuentra indicada en 2 Timoteo 2:15, RVA:

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad.

La aprobación a que se refiere este versículo es de la preparación previa a la exposición de la Palabra de Dios, y la naturaleza de dicha preparación está referida en la frase: "que traza bien la palabra de verdad".

Todo lo que involucraba originalmente la expresión que traza bien está explicado en la segunda parte de su formulación en griego, orthotomunta.

En términos generales podemos decir que 2 Timoteo 2:15 se refiere a la correcta interpretación y exposición de la Palabra de Dios y que la frase "que traza bien" involucra las fases de la labor hermenéutica, que son las siguientes:

1. La primera fase hermenéutica de la labor del predicador consiste en leer bien y entender correctamente el texto, atendiendo a los signos de puntuación, división de párrafos etc.

2. Luego viene la primera fase homilética que consiste en dividir y extraer la porción del texto que se propone exponer ante la congregación.

Si se lee un texto que incluye muchas otras ideas aparte de la idea central que se propone exponer, es muy probable que la audiencia no entienda el sermón y el predicador pierda su objetivo. El buen predicador debe definir con habilidad la extensión del texto a exponer y no incluir en la lectura bíblica más que dicho texto.

Generalmente, el que sabe de Homilética puede adivinar qué clase de sermón va a predicar un predicador por las dimensiones del pasaje que introduce la lectura bíblica, cuando la lectura no está bien delimitada, el sermón será, de veras, una omeleta o tortilla de huevos batidos en lugar de un sermón Homilético.

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3. A esto suceden el desarrollo estructural del sermón y su exposición ante la congregación, que constituyen la labor Homilética propiamente dicha.

Como se podrá ver, la interpretación de un texto (que tiene que ver con la hermenéutica) y su exposición (que atañe a la homilética) están estrechamente relacionadas e indicadas por la expresión "que traza bien la palabra de verdad", que se refiere al diseño de los lineamientos fundamentales de la exposición de un texto de las Escrituras.

EL DESEMPEÑO DE LOS ADORADORES EL EN CULTO

¿Significan exactamente lo mismo la "adoración en verdad" y la verdadera adoración? SI y no, SI, porque la adoración en verdad es la verdadera adoración. Y no, porque lo que nosotros definamos como verdadera adoración no necesariamente coincide con lo que es la adoración "en verdad", es Dios mismo quien la avale como tal.

Sin embargo, desde al punto de vista Homilético se hace necesario enfocar las características externas de la verdadera adoración. 'Estas características están dadas en la participación e interrelación de todos y cada uno de los que participan en el acto da adoración.

Las palabras de Jesús con respecto a la adoración en espíritu y en verdad han suscitado muchas posturas teológicas; una de las más recientes afirma que las palabras de Jesús aluden proféticamente a la restauración del culto instituido por David en el tabernáculo que levantó en Jerusalén y que ha empezado a cumplirse en América Central.

Como hemos dicho antes, sobre bases exegéticas auténticas podemos afirmar que Jesús estaba hablándole a la Samaritana en términos que ella sí podía entender, y que tal tipo de adoración contrastaba con la que ella conocía de los rituales samaritanos y judío, vinculados con los lugares santos del monte Gerizim y de Jerusalén respectivamente. Ninguno de dichos rituales conducía necesariamente a una verdadera espiritualidad, que es el requisito de acceso a un Dios que es Espíritu.

Para los editores de la Biblia Reina-Valera Actualizada, la expresión "espíritu y verdad" se refiere al espíritu y a la verdad humana que se interrelacionan en el acto de adoración con el "Espíritu de verdad" (Juan 14:17) Luego, la verdadera adoración es consciente de un hecho tan trascendental como esta interrelación vertical.

Sin embargo, en un acto de culto congregacional la interrelación vertical no ha de darse solamente con respecto a participación del sacerdote o el predicador, sino que involucra a toda persona que adora.

Siendo conscientes de que la Homilética ha de enfocar la participación de todo el pueblo que adora, hemos de referirnos ahora a la participación de todos sus componentes; la congregación como individuos y como grupo, el que da la bienvenida a los hermanos en la puerta del templo, el encargado de dirigir lo oración, el que lee el pasaje de las Escrituras, los

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encargados de recoger la ofrenda, el que dirige la alabanza, el que dirige el culto y de manera especial el predicador.

1) El desempeño de la congregación

En primer lugar hemos de enfocar la participación de la congregación en nuestros templos evangélicos los miembros de la congregación tienen la oportunidad de participar muy activamente y un entrenamiento Homilético para ellos es de trascendental importancia.

La convicción de la presencia de Dios en el templo no tiene por qué dejarnos inmóviles y acallar nuestra respiración, a la Casa de Jehovah acude gente alegre y liberada, el pueblo creyente se regocija en su Dios de modo que una instrucción homilética sería muy bienvenida y efectiva.

Es muy ilustrativa al respecto la anécdota acerca de la visita de cierto predicador argentino a una iglesia de Lima, después de haber subido al púlpito no dirigió a la congregación diciéndoles:

¡Buenos días! ¿Cómo están?

Y los hermanos respondieron:

¡Amén!

Volvió a preguntarles:

¿Cómo están?

Y volvieron a responder con más fuerza:

i Amén!

De inmediato levantó los brazos; y poniendo las manos sobre su cabeza la movió de un lado a otro. Luego se acercó más a la gente y les dijo:

Respóndanme solemnemente en coro: "¡buenos días!" Esta es la respuesta recíproca y correcta a un saludo.

Cuando ellos hicieron esto les dijo:

¿Por qué todos están "amén" y no "bien"? ¿Pueden decirme ahora cómo están?

Todos respondieron:

¡Buenos días! ¡Estamos bien!

Y él, dando un fuerte respiro dio inicio a la predicación.

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Dicho predicador habla dado una, buena lección de Homilética a esa gente que de otro modo hubiera continuado "amén" hasta el día de hoy él logró establecer desde el comienzo el importante factor de la interrelación mediante el recurso del diálogo, Pero aun sin tener que recurrir al diálogo hay muchas maneras de incentivar la interrelación de la congregación con el púlpito, de lo contrario, el culto se reduciría a un monólogo.

El aspecto central de la Homilética es capacitar al predicador a "trazar bien la palabra de verdad", pero también ha de capacitar a todos los que participan en el culto a captar correctamente la palabra predicada. Casualmente, el énfasis principal del presente curso está puesto en la capacitación de todos los miembros de la congregación, antes que en la capacitación exclusiva del predicador, La adecuada capacitación homilética hará que la Palabra predicada no les entre por una oreja y les salga por la otra, sino que les quede y que tenga en ellos el efecto requerido.

Tras la capacitación adecuada la gente adquirirá una positiva evaluación crítica del sermón, de su estructura homilética, de sus ilustraciones, de su apego al texto de las Escrituras y de su valor teológico.

Es muy importante que los expositores de las escrituras acostumbren a todos los creyentes que participan en el culto a tomar notas escritas del sermón, quizás ellos no estén todavía capacitados para captar todos los aspectos técnicos de un sermón, pero si dicho sermón tiene una estructura clara y comunicativa, seguramente que cualquiera que esté atento la podré captar. También podrán tomar nota de las ilustraciones que de algún modo apelan al creyente u otras cosas que le llamen la atención.

El propósito de las notas es ayudar a retener mejor lo que se emana en la iglesia. Cuando los expositores logren que la mayoría de la gente, sino todos, tomen notas, habrán logrado captar la atención y la receptividad de los participantes en el culto, Sólo esto es de por sí un grande logro.

El reto de los dirigentes de la iglesia en cuanto a la instrucción de la congregación es muy grande. Se debería a menudo organizar seminarios de Homilética diseñados especialmente para todos los miembros de la iglesia. Allí se les podría instruir de una manera más ilustrada acerca de cómo tomar notas mientras el predicador expone las Escrituras.

2) El desempeño del que ora en público

La persona indicada para orar en público debe ser avisada previamente de su participación nunca se debería sorprender a un hermano pidiéndole de improviso que ore en público.

Se cuenta la anécdota de un pastor, quien al terminar su sermón dominical sorprendió al hermano Gutiérrez pidiéndole que despidiera el culto con una palabra de oración el hermano

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Gutiérrez había dormido durante todo el sermón, y al ser despertado de sorpresa, empezó a orar:

¡Padre nuestro, te damos gracias por estos alimentos que has puesto delante de nosotros. .!

Aparte del factor previsión, tenemos a continuación unas pocas sugerencias que deben ser tomadas en cuenta por los encargados de la dirección del culto:

Quien ora en público no debiera ser alguien que balbucea en voz baja, orando como para escucharse a sí mismo, tampoco debe tener una voz tan tierna que solamente la escuche su mujer que está a su lado ello introduce murmullos y mucha incomodidad entre la gente que no entiende o no escucha lo que dice, y que no sabe cuándo decir "¡amén!"

Semejante efecto que afecta la intercomunicación sería que ore en público alguien que tiene una voz aguardientosa la persona escogida no debiera tener tos ni garraspera, la oración es un momento solemne cuando una persona se eleva junto con toda la congregación a la presencia de Dios.

Quien ora en público debe organizar previamente sus pensamientos y la estructura de su oración, sobre todo aquella que incluye las peticiones que él elevará a Dios a nombre de toda la congregación.

Es contraproducente a Dios y a la gente que dicha persone haga intercesión de manera casi impersonal "por la hermana que está sentada allá atrás", de la cual no ha tomado nota ni siquiera de su nombre.

Un modelo de oración bien estructurada tenemos en el Padrenuestro en Mateo 6:9-13. Quien ora debería observar las partes de dicha oración: la manera de empezar, la manera de terminar, y todo lo que viene de por medio.

Quien ora debe saber que el largo exagerado de la oración no refleja necesariamente exceso de piedad, sino complejo de superioridad, y la veces también complejo de inferioridad, en Mateo 6:7 dice: "Y al orar, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles que piensan que serán oídos por su palabrería."

Quien ora debo reconocer que Dios es un buen entendedor y que sabe de qué cosas tenemos necesidad antes que nosotros le pidamos (Mateo 6:8), de manera especial debe aprender a decir estrictamente lo necesario, como dice el refrán: "A buen entendedor, pocas palabras."

Finalmente, quien ora debe ser consiente que su oración es una especie de ofrenda de incienso que suba al cielo como un grato olor a Jehovah (Apocalipsis 5:8).

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En el Judaísmo se enseña que la oración ha remplazado al ofrecimiento de sacrificios en el templo, debemos ser conscientes de su importancia y velar por elevar con ella nuestros corazones a Dios, cono el sacrificio de Abel.

No ocurra que la dirección se convierta de vertical en horizontal y terminemos orando a nuestros compañeros de asiento en la iglesia o finalmente a nosotros mismos, cono ocurrió con la oración de Caín, que no logró su objetivo arriba en el cielo (Génesis 4:1-24).

3) El desempeño del que lee le Biblia en público

Es muy importante la participación de la persona que en escogida para hacerse cargo de la lectura de la Palabra de Dios en el culto, a continuación incluimos algunas pautas relativas a la interrelación de esta persona:

a) En primer lugar, si fuera posible, se debería hablar previamente con la persona elegida a fin de no tomarle por sorpresa ello le puede dar cierto tiempo como para buscar con exactitud el pasaje de las Escrituras y entrenarse en su lectura. Un error homilético de resultados trágicos en la hora del culto es empezar a leer el pasaje equivocado.

b) Quien lee las Escrituras debe anunciar con claridad dónde se halla el pasaje. Mientras In gente busca el pasaje, él no debe irrumpir a leer; antes debe esperar a que todos lo encuentren.

Es bueno anunciar la cita por segunda vez mientras la congregación busca en sus Biblias. A veces es necesario hacerlo una tercera vez por si habría algunos retrasados.

c) El lector debe practicar antes para poder leer en su Biblia, pero dirigiendo la mirada también hacia la congregación, sin perderse en la lectura. Esto produce un poderoso efecto psicológico.

Este tipo de entrenamiento pasan todas aquellas personas que transmiten las noticias en la televisión. Ellos no están diciendo las noticias de memoria; están leyéndolas, pero se han entrenado para poder leer bien y al mismo tiempo mirar al público a través de las cámaras. El objetivo es doble: la claridad y la coherencia en la lectura. Pero también se busca establecer y mantener la interrelación con el público televidente. Su entrenamiento les evita producir efectos contraproducentes, como el de "meter la pata" ante la mirada de miles y millones de espectadores. '

Si aquellos que leen las noticias de valor momentáneo toman tanto cuidado, ¡cuánto más un creyente que lee en el culto le Palabra eterna de Dios!

d) En último lugar nos referimos a un factor de gran importancia, para podarlo ampliar como conviene: Se requiere que quien lee el pasaje de las Escrituran sea una persona que sepa leer. Esto que decimos no está por demás, pues a la verdad existen doctores que no saben leer bien, por lo cual no son aptos para leer las Escrituras en el culto.

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Leer bien equivale a interpretar bien. Quien no lee bien, no entiende bien lo que lee, y menos comunica sentido a los que le escuchan.

A continuación daremos algunas instrucciones acerca de la lectura correcta. Hay que entrenarse en la lectura correcta aun para la lectura silenciosa y en privado

I) Pronunciación y acentuación correcta de las palabras.-

De manera espacial este particular revela el grado de cultura de quien lee y su roce social. Los creyentes deben entrenarse en este aspecto de la lectura. No debe ser motivo de vergüenza el consultar con otras personas cuando tenemos un caso de duda.

II) Entonación y lectura de los signos de puntuación.-

La lectura correcta debe tomar en cuenta las mayúsculas que indican el comienzo de una nueva oración, y debe tener presente las indicaciones de los signos de puntuación, de la manera siguiente:

Ante la presencia de una coma (,) se debe elevar ligeramente la entonación de la voz y se debe producir una pequeña pausa.

Ante la presencia de un punto y coma (;)se debe mantener la entonación de la voz y se debe producir una pausa ligeramente mayor que de la coma.

Ante la presencia de un punto (.) ya sea dentro del párrafo o al final del párrafo, se baja la entonación de la voz y se produce una pausa mayor.

Ante la presencia de dos puntos <:> que introducen una cita textual se produce una pausa similar a la que sigue a un punto, pero se mantiene la entonación de la voz creando cierto suspenso para introducir la cita que sigue

Ante la presencia de una sección de texto incluida entro signos de paréntesis ( ) o de guiones largos (-- --), que indican que dicha sección de texto es una cláusula, el lector debiera primero saltar la mirada por sobre el texto entre paréntesis para ver cómo continúa el texto después del cierre de paréntesis. Luego debe volver a leer el texto entre paréntesis con un

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volumen más bajo y reduciendo la velocidad de la lectura. Después del cierre de paréntesis se debe restaurar el volumen y la velocidad normal de la lectura. Ejemplo:

Rabí --que significa maestro-- ¿dónde moras?

Los signos de interrogación < ¿ ?> encierran una pregunta, y el lector debe dar a dicha porción de texto la entonación apropiada a una pregunta.

Los signos de admiración (¡!) encierran una exclamación o una expresión de asombro, y la manera de leer dicha expresión es levantando el volumen de la voz por encima del volumen normal del resto de la lectura.

Hay otros muchos signos de puntuación, como las comillas dobles (" "), que encierran citas, y las comillas simples (") que encierran citas que aparecen dentro de otras citas. Otro signo importante es el parlamento (--), que es una raya larga con la cual se introduce un segmento de diálogo y que usamos anteriormente al presentar el diálogo del predicador argentino con una congregación en Lima. Hay otros varios signos de puntuación, cuyo propósito es ayudarnos en la interpretación correcta del texto.

La Biblia Reina-Valera Actualizada (RVA) sirve como una excelente guía para la lectura correcta, ya que ha adoptado un sistema de puntuación coherente que es aplicado a lo largo de todo su texto. Una manera de practicar la lectura correcta es observar la manera cómo se usan todos los signos de puntuación en la RVA.

Hacer caso omiso de estos signos hace que lo que se lee pierda su sentido y se estropee la comunicación.

4) El desempeño de los qué reciben la ofrenda

Los que recogen la ofrenda deben ser indicados con anticipación, y se debe tener las canastillas o depósitos para la ofrenda listos en su lugar.

Los que recogen la ofrenda no están allí para clavarles la mirada a algunos hermanos y dejar de mirar a otros. Tampoco es piedad recoger la ofrenda con los ojos cerrados en actitud de oración. Quien recoge la ofrenda debo estar presente en el acto, es decir, debe participar despierto.

Quien recoge la ofrenda no tiene que abundar en sonrisas ni tampoco poner la cara adusta, pensando que por ello Ios hermanos van a poner más.

Tampoco deben acostumbrar mal a los hermanos, atendiendo en el acto a sus deseos de "recibir su vuelto" o de "cambiar dólares". Ello retrata o interrumpe el acto y rebaja su dignidad.

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5) el desempeño del director de la alabanza

Muchas veces las personas que dirigen la alabanza son otras, aparte de los directores del culto. Tanto los que cantan desde el púlpito, como los que conforman el coro, los conjuntos musicales que presentan "especiales" y las personas que dirigen la alabanza también deben tener una capacitación homilética.

Aparte de la capacitación práctica, existen muchos materiales diseñados y producidos para ellos, cono con las siguiente obras del doctor Cacillo McConnell, el mayor especialista en himnología en nuestro idioma: Historia del Himno en Castellano; Conozcamos nuestro Himnario; Comentario sobre los himnos que cantamos. Las introducciones de estos libros, incluyen pautas generales de instrucción homilética.

Quien dirige la alabanza debe anunciar con claridad el número de cada himno y dar tiempo para que la congregación encuentre dicho himno. Miento lo buscan, el buen director puede hablarles algo corto acerca del himno que se va a cantar. Sus palabras pueden acentuar el ambiente de adoración y de devoción. Las obras del doctor McConnell son de ayuda en este particular.

Quien dirige la alabanza debe coordinarla con la parte central del culto, que constituye la predicación de la Palabra de Dios. La elección de los himnos debe preparar el terreno a la proclamación de la Palabra. Para enfatizar ciertas ideas, puede seleccionar sólo algunas estrofas de un himno, Igualmente puede hacer que la congregación repita la entonación de alguna de ellas. Todo esto debe hacerse en interrelación homilética; no al azar ni por prurito de lucirse ante la mirada de algunas personas presentes.

¡No le robemos show a Dios!

6) el desempeño del director del culto

La omil tica también enfoca la participación de quien dirige el culto, que quizás es la persona más importante al lado del que se encarga de predicar la Palabra de Dios. Lamentablemente muy poca o ninguna importancia han dado los autores de textos sobre homilética a su desempeño.

Se recurre siempre al uso de los dones naturales de algunos hermanos que son llamados a dirigir el culto, sin perturbarse a veces por los excesos que pueden cometer desde el púlpito por falta de capacitación homilética.

Veamos a continuación ciertos excesos que se debe evitar desde el púlpito:

a) Entre las "cosas indecentes" que puede cometer el director del culto se encuentra la de instigar a los miembros de la congregación a actuar de una u otra manera, a capricho de él. El puede convertirse consciente o inconscientemente en manipulador de la congregación, haciéndoles pararse, sentarse, dar vueltas, remolinearse o saltar. Se puede confundir la noble tarea de la interrelación con la de la manipulación.

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Así por ejemplo, es contraproducente hacer ciertas preguntas al público, como ésta:

¿Cuántos de, ustedes han venido ahora para adorar a Dios? ; Levanten las manos todos los que han venido a adorar a Dios"

Los que no levantan sus manos, evidentemente no han acudido al templo para adorar a Dios, y-son mirados de reojo. Lo grave es que este tipo de preguntas se repiten una vez treta otra a lo largo del culto, cuando el director del culto en .realidad no precian de ninguna respuesta de parto de la congragación.

b) También se da el caso de que el director del culto dirige también la alabanza, si es que tiene buena voz y otros talentos más. La falta de entrenamiento homilético puedo llevarle a los excesos del lavado cerebral de la gente.

Se ha observado que la repetición, aun de algo bueno, puede convertirse en lavado cerebral. Un bello corito puede convertirse en lavado cerebral, sólo por ser repetido una y otra vez, a capricho del director del culto. Casualmente la misma es la naturaleza del rosario.

c) El que dirige el culto no tiene derecho a incomodar y avergonzar a alguna determinada persona en público, sorprendiéndolo con alguna petición insistente, so pretexto de confianza y familiaridad.

En cierta ocasión un misionero recién llegado de los Estados Unidos visitaba una iglesia en Lima. El hermano Mamaní, que dirigía el culto, le dio la bienvenida desde el púlpito, tratando de lucirse con su inglés tipo "cancha con mote". Luego insistió también que dicho misionero pasara adelante para dirigir algunas pocas palabras en español, idioma que él balbuceaba a duras penas.

El director del culto dijo a la congregación acerca del ilustre visitante:

Nuestro hermano Smith también está presente con nosotros. El domina el castellano. ¿Quisieran escucharle algunas cuantas palabritas?

Toda la congregación respondió al unísono:

--i síííííííííííííííí!

Entonces el director del culto lo invitó insistentemente a pasar adelante. El hermano Smith se resistía temeroso, en medio de la insistencia de todos los hermanos. Y el director de culto no cesó hasta hacer que el hermano Smith se levantara deI asiento y subiera al púlpito avergonzado y confundido: Una vez al lado del hermano Mamani se dirigió a la congregación y dijo:

--Queridos hermanas, i tiene muy buenas días!

Yo no querer subir aquí, porque no querer embarazar al hermana Mamaní.

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Ante sus palabras, la congregación prorrumpió en carcajada.

El había usado el verbo ingl s “embarrass”, que significa "poner en aprietos", y lo castellanizó como "embarazar". ; Eso es lo que ganó el hermano Mamaní, el director del culto, con su insistencia!

Aparte de estas observaciones negativas, muchas cosas positivas tienen que ser reconocidas en quienes dirigen el culto, porque son ellos los que pueden incentivar el factor de la interrelación en la adoración. Su participación debe ser objeto de más atención entre los autores de textos do Homilética y entre los maestros de Homilética en los institutos y seminarios bíblicos.

7) El desempeño del que predica la Palabra

Finalmente enfoquemos el comportamiento del predicador, en el púlpito. Los tratados de Homilética enfocan su persona casi de manera exclusiva, tanto en su vida privada como en su desempeño en el culto.

El predicador debe tener la convicción de que el mensaje que ha de predicar ha sido palabra de Dios para sí mismo en primer lugar y que es voluntad de Dios que lo comparta con todo la congregación.

El énfasis del predicador.-

I) El predicador debe tener presente que Sube al púlpito como alguien que va a presentar el mensaje de Dios. el énfasis de su predicación, por tanto, debe estar Inspirado en lo que dice el pasaje de las Escrituran en el cual basa su sermón.

II) De la misma manera, debo hablar de Dios como trinidad. Hay predicadores que parecen no creer en esta doctrina y solamente hablan de Jesús o solamente del Espíritu Santo. Ellos se dirigen en oración a Jesús y concluyen su oración también en el nombre de Jesús. Lo mismo hace otros con respecto al Espíritu Santo. Aunque ellos no lo sean, perecen ser propulsores de la herejía de Marción, que se refería a Jehovah como el dios malo y a Jesús, como el Dios bueno.

III) Más grave aún es el énfasis dado en los sermones de ciertos predicadores a la persona de Satanás. Cierto líder cristiano nos ha hecho observar que muchas veces en la predicación en las iglesias se habla más de Satanás que de Cristo, aunque se trate dada más que de proporciones y de énfasis exagerados, dichos predicadores deben ser advertidos de lo que hacen y de sus posibles consecuencias.

Lo mismo diremos de aquellos predicadores cuyo tema de predicación de por vida solamente gira alrededor del infierno y del lago de fuego. Es inquietante que en tantas congregaciones los hermanos tengan más interés en el fuego que consume las almas que en las delicias de habitar en las moradas eternas con el Señor Jesucristo. Ellos hacen eco de un énfasis dislocado de sus pastores y predicadores.

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La mirada del predicador.-

Particularmente es importante la mirada, aunque hay predicadores que parece que tienen la mirada desfocada. Los maestros de Homilética nos enseña que no debemos mirar ni al cielo si al suelo, sino a la gente, a sus ojos. En los primeros tiempos esto es algo difícil y se requiere de esfuerzo combinado con la convicción de que lo que dice es muy importante para ir adquiriendo soltura y proyectar en la gente interés y concentración. Aunque esto no es cosa fácil, el lograrlo es muy importante, salvo que el que sube al pálpito no tenga transparencia.

Otros predicadores, parece que estarían leyendo el sermón en la mano. Su mirada está centrada sobre ella de tal manera que no atinan a mirar a la gente. No debemos estar mirando a nuestra mano, aunque allí tengamos escrito el bosquejo de nuestro sermón.

La postura y ademanes del predicador.-

La postura y ademanes del predicador tienen estrecha vinculación con el mensaje a decir verdad, una postura que expresa dignidad y seguridad puedo constituir un poderoso accesorio psicológico por tanto, el enfocar ciertos defectos, con miras a corregirlos, es de mucho valor en la fase de formación homilética de los predicadores.

Ciertos ademanes involuntarios de los predicadores son horribles, como los siguientes:

I) Hay quienes se restriegan la nariz con el dedo mientras predican, o intentan sacar de allí algún bichito ¡Esto es muy contraproducente! Pudiera ser que peto sea una especie de tik nervioso, pero también podrir ser asunto de aseo. Parte de la preparación previa del predicador en limpiarse bien las fosas nasales.

II) Hay los que parecen amenazar a los oyentes con los puños, dando expresión errada a sus fuertes convicciones.

III) Hay los que intentan encabar las ideas con el dedo, tratando de sacarlas de dentro del cuello de la camisa.

IV) Hay los que estremecen al auditorio con ensordecedores gritos y tosen ruidosamente al final de cada párrafo.

V) Otros marean a los oyentes balanceando el cuerpo en forma de péndulo, de un lado a otra.

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VI) Hay los que se abalanzan sobre el auditorio inclinando el cuerpo hacia adelante, por encima del púlpito. Esto es aún más contraproducente si el predicador es panzón.

VII) Otros buscan ideas rascándose la oreja.

VIII) Otros Se quedan ap oya n do la cabeza sobre el brazo.

IX) Hay los que meten la mano en el bolsillo y tratan de calmar los nervios haciendo sonar las llaves o el diezmo.

XI) También hay los se apoyan con los puños ¡sobre las mismas Escrituras! Y hay los que rompen la Biblia a puñetazos para aumentar el énfasis.

XII) Finalmente, hay los que miran benévolamente a la congregación quedando inmóviles después de colocar las manos sobre las caderas, al estilo jarrón.

d) La mímica del predicador.-

También es importante que la mímica sea concorde con el sentido que se comunica. Por ejemplo, se cuenta de cierto predicador que estaba predicando acerca de la torre de Babel. El terminó expresando casi con emoción y risa:

¡Y la torre de Babel se derrumbó!

Pero más grave es que acompaña estas palabras levantando los brozas lo más alto posible, cuando lo adecuado con relación al tema hubiera sido bajar los brazos bruscamente haciendo con las manos un ademán que indique que algo se derrumba.

e) Maneras de expresarse en público.-

Aparte de las posturas extravagantes de algunos predicadores debemos también considerar la manera como hablan. Se cree tradicionalmente que Moisés era tartamudo, porque él mismo reconoce ser "torpe de lengua" (Éxodo 4:10, RVR; 1960). Quizás la referencia indica simplemente que él no poseía el don de la oratoria. Con todo, es muy interesante que Dios no hiciera el milagro de agilizar su lengua. Lo que hizo fue enviar con él a su hermano Aarón, diciéndolo: "El hablará por ti al pueblo y será para ti como boca" éxodo 4:10).

Las funcionas son múltiples y honrosas. No me Parece que son la voluntad de Dios que sea un tartamudo el que suba al púlpito a predicar, aunque en ciertas ocasiones éste sea usado por Dios de manera muy eficiente. Es verdad que algunos pueden sobreponerse a esta limitación como resultado de su Profunda convicción de su llamado a predicar, pero la mayoría no lo lograrán y tendrán que ceder el púlpito a otros.

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Dios quiere usar los talentos y dones que previamente nos ha dado, como indicación de que nos llama a una determinada función en el seno de su iglesia. Quien tiene el don y vocación de la predicación debe entrenarse para expresarse bien. Las clases de Homilética que se dan en los institutos y seminarios bíblicos tienen como objeto hacerle al estudiante consciente de sus defectos, a fin de que pueda superarlos.

Con todo, no serán superados estos defectos si no se superan al mismo tiempo los complejos de inferioridad y de superioridad.

El complejo de inferioridad hace creer al predicador que es menos de lo que realmente es.

El complejo de superioridad le hace creer que es más de lo que realmente es.

Después que un joven se ha graduado en el instituto o seminario es casi imposible que otros le llamen la atención de sus defectos, debido a dos razones: En primer lugar, nadie se atrevería a hacerlo. En segundo lugar, él no haría caso a nadie.

Si los defectos no se corrigen en las Clases de Homilética es muy probable que no se corrijan jamás en la vida y el ministerio. ¡He allí la importancia de un entrenamiento Homilético riguroso y sin misericordia, mientras uno es alumno! La dignidad de Dios está de por medio.

Los defectos homiléticos de los predicadores son muchos:

I) Hay los predicadores que torturan a la congregación con largos y aburridos sermones. Pero los sermones exageradamente largos están generalmente plagados de errores homiléticos, de arrogancia y hasta de prepotencia.

Tales predicadores ofrecen varias veces llegar por fin al término de su aburrida homilía, pues da lo mismo, pero no cumplen. Ellos siguen hablando sin fin. Las estadísticas revelan contundentemente que los predicadores que anuncian el final de su sermón, son en realidad unos mentirosos. No les crea ni se alegre de sus promesas.

II) Otros predicadores le hablan a la gente por encima de sus cabezas usando los términos teológicos que han aprendido en el seminario. No quieren darse cuenta que una cosa es el seminario y otra cosa en la iglesia. Los que tienen este defecto generalmente tienen un complejo de inferioridad.

La interrelación efectiva sólo se logra cuando el predicador deje de hablar a la gente por encima de sus cabezas.

III) Otro error es hablar a la gente por debajo de sus cabezas, lo cual estropea igualmente la interrelación homilética.

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Ciertos predicadores lo hablan a la gente como si fueran niños, dándoles las palabras a cuentagotas, divid iéndolas en sus sílabas, iy a veces de manera incorrecta!

Quizás el dividir las palabras en sus sílabas sea un instrumento valioso para dar énfasis cuando es usado en su sitio correcto, pero si se abusa de ello el resultado es muy con-tra-pro-de-ce-nte.

Los que abusan de este recurso del énfasis generalmente tienen un serio complejo de superioridad que tienen que superar en la vida.

f) El logro de la interrelación homilética.-

Hemos considerado anteriormente algunas cosas negativas que conviene poner sobre el tapete a fin de ayudar a los estudiantes que se preparan para servir a Dios desde el púlpito. Terminemos esta sección con un enfoque positivo: El objetivo de la predicación es lograr la interrelación homilética, tanto vertical como horizontal. Esto se conseguirá cuando el predicador haya logrado apelar a la totalidad del ser de los que escuchan. Esto abarca lo siguiente:

I) Apelación al Intelecto.-

El intelecto es el principal santuario del ser, y Dios lo quiere ocupar y llenar con su Espíritu Santo. La apelación al intelecto se logra solamente cuando el predicador se ha nutrido él mismo con la Palabra de Dios y por medio de la predicación ha logrado nutrir con ella a todos en la congregación. Un sermón flojo de contenido bíblico dejará a los oyentes desilusionados y desanimados.

II) Apelación a los sentimientos.-

E l b u e n p r e d i c a d o r l o g r a r á d e s p e r t a r e n s u s o y e n t e s s e n t i mientos de amor a Dios, amor a sus hermanos y familiares, iden tificación con la obra misionera y con la empresa de difusión de la Palabra de Dios. Al mismo tiempo inculcará ira santa contra el pecado y todo lo que estropea la interrelación con Dios y con su pueblo.

III) Apelación a la voluntad.-

Un sermón habrá alcanzado su objetivo solamente cuando los miembros de la congregación llegan a decir por sí solos: "Heme aquí, Señor. ¿Qué quieres que haga?" De lo contrario les sucede a muchos predicadores, que "apuntan a nada y logran dar en el blanco."

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Un enfoque a la totalidad del ser encontramos en al Shemá Israel credo judío en Deuteronomio 6:4, 5, que aparece citado en Mateo 22:39.

Una función doxológica

La iglesia desempeña una función doxológica en la sociedad, es decir, es una comunidad que adora. La iglesia es una comunidad de alabanza y adoración, un pueblo que ministra a Dios. Al igual que la iglesia de Tesalónica, el cuerpo de Cristo en cualquier lugar está compuesto por aquellos que “se convirtieron a Dios dejando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar del cielo a Jesús, su ijo a quien resucitó, que nos libra del castigo venidero” (1 Ts. 1:9, 10).

La iglesia tiene que ser una comunidad doxológica. No hay otra manera de ser la iglesia de Cristo en una sociedad pluralista y relativista. ¿Cómo puede la iglesia sobrevivir en un contexto pluralista y relativista como es la ciudad? La iglesia forma parte de la misma cultura de la ciudad y está en el mismo lugar, pero teológicamente es diferente. Su lealtad primera y última está puesta en Cristo su Señor. Como una comunidad de alabanza y adoración, la iglesia es el ámbito en el que las personas encuentran su verdadera libertad y dignidad, su verdadera igualdad en sumisión a Aquel que es el único Señor y el único digno de toda alabanza y adoración.

Además, la iglesia adora en obediencia al deseo divino. La adoración comunitaria es un mandato del Señor (Sal. 100:4, 5). Dios desea ser adorado por todos. Pero la iglesia también adora en cumplimiento a su deber primordial. Como enseñara W.T. Conner: “El primer negocio, pues, de la iglesia no es la evangelización, ni las misiones, ni la beneficencia; es la adoración.” La iglesia es fundamentalmente una congregación de personas que se han unido a Dios en una experiencia de la gracia salvadora de Cristo, fundidas en una unidad por el Espíritu Santo, y que adoran a Dios, y crecen en la comunión unas con otras en Cristo. Así, pues, la adoración es el primer deber de la iglesia, y debe ser llevada a cabo de tal manera que la sociedad como un todo tenga oportunidad de participar de ella.