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INTRODUCCIÓN

El presente capítulo se haya conformado por un grupo de trabajos, donde figuran historias de casos, relatos y/o vivencias de agricultores, técnicos, investigadores y profesores que de una u otra forma se han mantenido vinculados al accionar del PIAL desde sus propios inicios o se fueron incorporando paulatinamente con el transcurso del tiempo; todas de singular relevancia e interés como ejemplos del esfuerzo realizado y los resultados alcanzados en favor del fortalecimiento de la Innovación Agropecuaria Local y de manera particular en el manejo de la diversidad.

Se ha tenido a bien mostrar solo algunas historias, relatos o vivencias de las múltiples que sin dudas existen entre todos aquellos que han hecho realidad el objetivo del PIAL en las 10 provincias y en los 45 municipios, en los que a diario, gracias al trabajo cooperado de productores y técnicos, surgen experiencias cada vez más novedosas, de fácil visualización en el ambiente general de las fincas campesinas.

En el ordenamiento de este capítulo se ha tomado en cuenta la existencia de determinados elementos comunes entre sí. En primer orden se presentan las experiencias en el manejo de la diversidad de una representación de agricultores fundadores del Fitomejoramiento Participativo, devenido posteriormente en lo que es hoy el PIAL, seguidamente se exponen, de igual modo, sólo algunos ejemplos de casos de productores que por diversas razones se incorporan ya con el PIAL en plena marcha.

Por el incuestionable rol desempeñado, no sólo en cada una de las acciones del PIAL, sino en el propio desarrollo agropecuario local y su empeño y dedicación para con el resguardo de la diversidad al nivel de fincas, se presentan igualmente ejemplos de casos de mujeres campesinas, acompañantes unas de sus esposos en el manejo de sus fincas, en tanto otras con un muy

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meritorio desempeño como directivas, ejemplos por su trabajo diario.

Más adelante se dedica un espacio a ejemplificar el trabajo realizado en torno al acercamiento e incorporación de niños y jóvenes al conocimiento e importancia del manejo de la biodiversidad a nivel local, como una forma más de contribuir a afianzar en unos y fomentar en otros el interés y motivación en la búsqueda de soluciones alternativas a situaciones específicas de la fincas.

A continuación se presentan, a modo de ejemplo, tres estudios de caso en los que se refleja, en primer lugar, lo que según su autor pudiera ser considerado un intento de sistematización de experiencias, adquiridas después de seis años de trabajo continuo e interactivo con directivos y productores del municipio Santa Cruz del Norte, en la provincia Mayabeque, encaminado este a la consecución de los principales objetivos del PIAL, en el que se demuestra el cambio de actitud que puede lograrse cuando se parte de la integración participativa de cada uno de los diversos actores involucrados en los procesos productivos. Se evidencia, por otro lado, el marcado interés y capacidad que tienen los agricultores para mantener y diseminar en muy corto período de tiempo diversas especies y variedades de cultivos, de una manera individual y colectiva, manteniendo aquellas con mayor adaptación a las condiciones específicas de sus fincas, entre otros elementos de interés.

Seguidamente se presenta “Ocho kilómetros”, un trabajo periodístico realizado en Las Caobas, comunidad rural próxima a la cabecera municipal de Gibara. Una interesante vivencia que refleja “en medio de un relieve cársico, intransigente con lo humano, cruel hasta con los animales” —al decir de su autora— su estrecho vínculo con el fascinante trabajo que asumen los hombres y las mujeres del PIAL en Las Caobas en términos de manejo de la diversidad agrícola y de la conservación de sus producciones.

Por su parte, la tercera de las experiencias citadas, “La Cadena agroalimentaria avícola administrada como negocio de cada patio, que funciona en una comunidad del nororiente cubano”, muestra como de una manera armónica, productores, técnicos y directivos se unen en un ya consolidado movimiento comunitario surgido en 1996, producto de la disminución de la

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producción avícola especializada en Cuba, lo cual motivó la crianza urbana y semiurbana en diferentes comunidades del país.

En la referida experiencia se evidencia la posible y por demás necesaria interacción de elementos agropecuarios a favor del desarrollo de iniciativas locales sostenibles. En tal sentido, la experiencia que se recoge en este libro, muestra como, a partir de la existencia de una amplia diversidad de cultivos, es posible la formulación de piensos balanceados elaborados con materias primas de producción local —“con tenores de nutrientes adecuados y adaptados a la categoría y propósito productivo de que se trate”— y el propio desarrollo de tecnologías para la producción de alimentos no convencionales destinados al consumo animal y su utilización, por sólo citar un ejemplo.

Como cierre del presente capítulo, se presenta la entrevista realizada al Dr. C. Humberto Ríos Labrada por la periodista Sayonara Tamayo Arjona del Telecentro Gibaravisión, titulada “Agroecología en Cuba, un aliciente para las sonrisas”, en la cual se conjugan tan sólo en seis cuartillas, la percepción del entrevistado acerca de variados temas de interés en relación con la producción de alimentos en los campos cubanos, sobre la base del empleo de los principios de una agricultura ecológica alternativa en plena armonía y no en contra del medio ambiente, al decir del Dr. C. Humberto Ríos, “es la alternativa genuina, socioeconómica y política más importante que tenemos los cubanos y las cubanas para incrementar incluso nuestra autonomía”. Sin dudas, las experiencias del PIAL a lo largo de más de diez años de trabajo sistemático básicamente con el campesinado cubano no escapan del presente trabajo.

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ENFOQUE DESDE LOS ACTORES LOCALES

Historias de casos de fundadores del PIAL en el manejo de la diversidad

Los hermanos Aldaz Cruz y la Biodiversidad

Rodobaldo Ortiz Pérez

Investigador-INCA, miembro equipo trabajo PIAL

Originales del municipio La Palma, Pinar del Río, Andrés, Plácida y Basilia Aldaz Cruz, son amantes de la biodiversidad.

Los reyes de la biodiversidad en Pinar resguardan la colección de trabajo de frijoles más grande que se tenga conocimiento en finca alguna en Cuba, ascendente a 220 variedades, 26 de ellas procedentes de colectas locales realizadas por ellos mismos y 196 foráneas, procedentes principalmente del banco central del PIAL, conservado en instalaciones del INCA. Cuentan además con una amplia colección de yuca, integrada por 54 clones, 6 de ellos procedentes de colectas locales, y 48 procedentes de donaciones realizadas al PIAL por el INIVIT; 17 variedades de arroz, 5 de colectas locales y 15 variedades de tomate se suman a la muy amplia diversidad manejada, conformada en su conjunto por un total de 19 especies alimenticias, cada una con una importante representación varietal.

Ellos accedieron a responder algunas preguntas.

¿Cómo y cuándo se iniciaron en la reproducción y mantenimiento de la biodiversidad?

Andrés: A mí siempre me ha gustado sembrar y mantener cosas nuevas o raras, pero esta afición la incorporé realmente

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a mi sangre cuando dimos los primeros pasos en el proyecto de Fitomejoramiento Participativo en el 2001.

Humberto Ríos nos invitó a participar en San José de las Lajas, en la provincia Habana, en una feria de frijol de siembras tardías, donde habían variedades destruidas por la roya del frijol, que se presenta en siembras de enero, pero increíblemente vimos muchas variedades que tenían resistencia y bajo aquellas condiciones de sequía estaban llenas de vainas y tenían buen rendimiento. Allí descubrí la importancia de la biodiversidad para controlar o disminuir el efecto de las enfermedades y cómo podíamos disminuir al máximo los químicos que tanto daño nos hacen a nosotros y al ambiente.

Basilia: Nosotras nos incorporamos paulatinamente a las actividades del proyecto y vimos algo nuevo en la participación y diseño de las actividades, lo que nos favoreció las relaciones con otros productores y técnicos. Al empezar mi hermano a sembrar la diversidad, nos unimos a él en la producción de las semillas y en todo el complicado trabajo de secado, beneficio y almacenaje de las semillas. Con respecto a mí, todo el conjunto de actividades en que he participado, talleres, viajes y otros, me ha significado mucho, contribuyendo a elevar mi autoestima. Me siento una mujer más plena, que realizo aportes por los que recibo el reconocimiento de la comunidad.

Plácida: El manejo de la diversidad y la participación en diferentes encuentros nos han hecho rejuvenecer y sentirnos más plenas y reconocidas. Hemos intercambiado experiencias con otros grupos campesinos y con visitantes que pasan por la casa y la finca; es como un despertar en otro mundo. He hecho trabajos relacionados con el manejo de la biodiversidad con los niños y eso realmente es un sueño, ver como ellos manifiestan su interés en este sentido. Hoy soy otra mujer, más satisfecha y con más reconocimiento en mi comunidad.

¿Por qué mantienen y reproducen la biodiversidad? y ¿Cómo la ejecutan?

Andrés: Mira, cuando uno inicia un trabajo en equipo como el nuestro, aquí en La Palma, crea compromisos que después se vuelven obligaciones o hábitos. Tener esa amplia diversidad ha aumentado las relaciones con otros productores, de muchos lugares me llegan personas solicitándome un poco de semilla

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de variedades y yo le dono algunas variedades que pienso les serán útiles, según donde me digan que la van a sembrar. Además, la evaluación de muchas variedades nos posibilita tener más herramientas. Sé cuales son para siembras tempranas o tardías, también conozco cuales resisten la sequía, cuales son más sabrosas. Me paso un tiempo probando y veo las de mejor calidad. Cada día me gusta más ver cosas nuevas y realmente he ampliado por años la diversidad de muchas especies. En el frijol como tal creo que estamos en primer lugar por el alto número de variedades que mantenemos.

Plácida: Ya llevamos varios años reproduciendo y beneficiando la alta diversidad de frijoles que resguardamos. Siempre tratamos de sembrar esa diversidad en época óptima, resguardándola de eventos naturales como los huracanes que en varias ocasiones han pasado por aquí y no hemos perdido ninguna variedad. Todas las semillas las guardamos en frascos plásticos de refrescos usados, después de secar cada variedad de manera independiente. Este sistema de almacenar las semillas en frascos herméticos ha sido de gran utilidad.

Basilia: Siempre sembramos en un área o en varias parcelas toda la diversidad, hacemos un croquis con la clave de las variedades que tenemos y vamos poco a poco cosechando según la madurez, amarrando las matas de cada variedad en mancuerna y las ponemos a que terminen su secado para después trillarlas.

¿Qué estímulos les gustaría obtener?

Mira, Rodobaldo, —dice Andrés— de los estímulos que me han dado, el reconocimiento es lo más importante. Cada vez que viene un visitante, cubano o extranjero a mi finca me siento reconocido. Cada vez que un dirigente del municipio me envía a alguien para que le done semillas de diversas variedades y evalúo con el interesado cuáles debo darle, eso me estimula. Presentar, en ocasiones, mis experiencias en Cuba y en el extranjero, eso me estimula. Ahora tú me trajiste casi 500 envases de 1 litro que son herméticos para guardar la diversidad, eso me estimula.

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Experiencia vivida en la visita a agricultores conservadores y diseminadores de diversidad vegetal en la provincia de Pinar del Río

Marguerite Misteli Schmid

Asesora COSUDE

La Finca de Agustín y María

La finca, objeto de mi relato, es la conocida como la Finca de Agustín y María, perteneciente a la familia integrada por el productor Agustín Pimentel Navarro, María Valido Valido y su hijo Rolivel Pimentel Valido.

Se encuentra ubicada en el sitio conocido como Puerto Escondido, perteneciente al municipio San Andrés, provincia de Pinar del Río. Cuenta con una superficie total de suelo de 6 ha. Se incorporan al proyecto de Fitomajoramiento participativo muy próximo a sus inicios en el año 2002.

La visita se realizó el día 5 de julio de 2010.

Historia y actividades importantes

Experimentación

Agustín Pimentel conformó en 2002 un grupo de experimentación con cuatro campesinos de Puerto Escondido, hoy, ocho años más tarde, participan 56 familias, para un total de más de 200 personas, entre mujeres, hombres, jóvenes y niños.

Las actividades más importantes realizadas por ellos pueden resumirse como sigue:

• Comenzaron con la evaluación de diferentes alternativas como piensos locales para los animales.

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• Introdujeron especies y variedades nuevas para la finca y el municipio en general, con destino a la formulación de piensos locales con alto contenido de proteína.

• Después tenían las semillas pero no sabían como conservarlas. El proyecto FP los apoyó, en este sentido, a través del intercambio de experiencias entre técnicos y productores de otros municipios y provincias, sobre temáticas vinculadas con la producción y conservación de semillas, entre otras.

• Además se impartieron cursos para comprender las necesidades en la alimentación de los animales.

• Hoy tienen en su finca 6 variedades de soya, 2 de sorgo, 25 de caupí, 6 de yuca y 4 de boniato, para la alimentación animal.

Diversidad y variedad: la base para dar buena comida a la familia

• Frijol: Hasta el año 2006 tenían que comprar semillas de frijol. Comenzaron a experimentar: seleccionaron las variedades introducidas de Centro América y del Caribe y las adoptaron. Hoy conservan 72 variedades de frijol, el mayor número de variedades de todas las fincas de San Andrés. Van a realizar una feria en noviembre con todas sus variedades. Su hijo Rolivel está en el 3º año de agronomía en la Facultad de Agronomía de la Montaña de la Universidad de Pinar del Río y trabaja en la evaluación de las variedades de frijol.

• Arroz: Tienen una variedad establecida y 3 en evaluaciones experimentales en campo.

• Hortaliza: María destacó que antes del Proyecto, en la zona se tenía como hortaliza solamente el tomate, la lechuga y la col. Hoy ella tiene 6 variedades de lechuga, 2 de rábanos, habichuela, quimbombó y pepinos y una de acelga, de remolacha y zahoria.

• Animales: Están cruzando puercos criollos con puercos de la raza Landraza (canadiense) para optimizar las ventajas de las dos razas e introdujeron y reproducen conejos.

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Género, jóvenes y niños

María comenzó a asociarse con el Proyecto Piloto de Género, incluido en el PIAL, en 2006. La participación en talleres, el apoyo del proyecto y de la familia cambió su perspectiva de vida. Ella trabaja con su esposo en la atención a los animales, en los cultivos y en la huerta.

Rolivel coordina un proyecto de jóvenes y niños que integra actividades de agricultura y también deportes como béisbol y fútbol. Quieren hacer competencias. El PIAL dio apoyo al primer taller celebrado, con la participación de 19 jóvenes, estudiantes y jóvenes que trabajan en la agricultura en el municipio.

La participación de todos, no importa el género o la edad, contribuye a la unión de la familia, su bienestar y la productividad de la finca aumenta varias veces.

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Los Medina, una familia integrada a la producción, beneficio y conservación de la diversidad

Rodobaldo Ortiz Pérez

Investigador-INCA, miembro equipo trabajo PIAL

En Los Morales, municipio San José de las Lajas, provincia Mayabeque, reside la familia de los Medina, todo un ejemplo de integración en el manejo de la finca en su conjunto y la diversidad vegetal de manera muy especial.

La pequeña finca “La Chivería”, Referencia Nacional, surgida de entre el aroma y el marabú gracias al tesón y esfuerzo de Jorge y Luisa, y la ayuda siempre estimulante de sus pequeños hijos Asael y Selena, para quienes la finca forma parte integrante de sus vidas, cuenta con una de las más amplias colecciones de especies mantenidas al nivel de fincas campesinas, ascendente a 46 especies vegetales para diversos usos. Regularmente mantienen bajo cultivo la totalidad de sus campos con alrededor de 278 cultivares, entre los que se encuentran 34 procedentes de colectas locales. Los grandes volúmenes de humus de lombriz, alcanzados de manera sistemática, satisfacen las necesidades nutritivas de la diversidad mantenida en la finca.

¿Cómo y cuándo se iniciaron en el mantenimiento y reproducción de la diversidad?

Luisa: Nos iniciamos con un estudiante que llegó a nosotros buscando una finca para hacer los estudios relacionados con su tesis de doctorado. Cuando nos incorporamos al proyecto de Fitomejoramiento fue que comenzamos a trabajar todo lo de la diversidad, más exactamente en el año 2005.

¿Quién fue el estudiante?

Jorge: Abadi Lores, un estudiante procedente de la provincia Guantánamo, que vino a la cooperativa en busca de un productor que le permitiera llevar a cabo sus estudios en la

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finca para hacer su doctorado. Algunos productores lo desecharon, no estuvieron de acuerdo en admitirlo, entonces él vino a nuestra casa, habló con nosotros y empezó a venir a la finca.

En un inicio, nosotros teníamos sólo dos variedades de frijoles, no teníamos rendimiento ni producción adecuados, aún cuando aplicábamos productos químicos, aquello no había quien lo aguantara. Fue entonces que Abadi me dijo: “Medina, yo voy a hablar en el INCA con los del proyecto de Fitomejoramiento Participativo y vamos a sembrar 48 variedades de frijoles”; y se me apareció aquí con esa cantidad de variedades. Las sembramos en parcelas muy pequeñas con sólo 200 granos.

Germinadas las semillas, comienza el crecimiento y vamos observando como unas variedades empezaron a madurar más temprano que las otras, de esas 48 variedades seleccionamos 16 que multiplicamos al año siguiente, manifestando buen comportamiento: unas variedades de sólo 70 días, otras con resistencia a la roya, otras a la sequía y otras variedades que continuamos sembrando para mantener la semilla, de las que entregamos a otros productores vecinos para que ellos la fueran sembrando dada la escasa superficie con que entonces contaba la finca. Finalmente mantuvimos 15 variedades con las más altas producciones. Posteriormente, por la misma vía del PIAL, incorporamos nuevas variedades hasta llegar a un total de 93 variedades de frijol común, que son las que actualmente mantenemos. De las mismas, las que no podemos sembrar se las damos a otros productores para que las siembren y así mantener activa la diversidad de frijol.

Luisa: El proyecto de Fitomejoramiento, actualmente PIAL es quien nos ha dado todas esas variedades que tenemos y todos los conocimientos que hemos adquirido y estamos adquiriendo y que, a la vez, transmitimos a otros productores.

¿Cuántas ferias han hecho aquí?

Luisa: Hemos hecho cinco ferias.

¿Todas de frijoles?

Luisa: No, hemos hecho cuatro ferias de frijoles, una de boniato y un taller de garbanzo, con la participación de productores e investigadores de otras provincias.

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¿Cuántos amigos han encontrado después que se vincularon al proyecto?

Luisa y Jorge: ¡Ooooh! Ya vamos como por un millón de amigos, igual que la canción de José Valladares titulada así, “Un millón de amigos”. Es muy lindo estar en este proyecto.

Medina: Pero nosotros no nos quedamos sólo con las variedades de frijoles, seguimos investigando y sembrando varios cultivos para llegar a ser una finca integral; así, tenemos la producción de soya para el aceite del consumo familiar y la torta restante para la alimentación animal; esa es una de las cosas de las que pienso que los productores debemos tener conocimiento. De igual modo, seleccionar las variedades, buscar siempre las más resistentes y adaptadas probándolas en los suelos que tenemos.

Luisa: Sí, porque no hacemos nada con sembrar un quintal sin saber si se nos va a adaptar bien al terreno.

Medina: Igual que con las variedades de garbanzos, muchos decían “miraaaaa ¡están locos sembrando garbanzo!” y hoy en día nosotros tenemos una producción enorme de garbanzo en la finca. La diversidad para nosotros ya es una reliquia, para nosotros es fundamental, es lo más grande que hay.

Luisa: Mantener la diversidad significa desarrollo, nosotros tenemos desarrollo, no es lo mismo tener una o dos variedades de frijoles o de garbanzos, que tener noventa. La gente nos dice “¿para qué tantas variedades?”, ¿para qué? pues porque ninguna es igual, unas gustan más, otras menos; unas se adaptan bien, otras no.

¿Las autoridades locales de la agricultura y otros organismos cuentan con ustedes, los visitan?

Medina: Sí, nos visitan representantes de muchos organismos y organizaciones del país, entre ellos del PCC, de la ANAP, del Gobierno y del MINAG. Adolfito Rodríguez, director del INIFAT y Jefe del grupo Nacional de la Agricultura Urbana nos visita mucho.

Nuestro trabajo de selección y conservación de semillas ya se ha extendido bastante. Nos hemos presentado en tres Forum.

¿Cuántas visitas de trabajo ha realizado a otras provincias?

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Medina: Nunca en la vida pensé visitar, en menos de un mes, desde Pinar del Río a Maisí y mucho menos tener la oportunidad de participar en eventos como el organizado por la Universidad de Guantánamo al cual fui especialmente invitado por diez días. Eso es una cosa grandiosa para nosotros. Allí me sucedió algo que me sorprendió, fuimos a unas lomas, a casa de unos campesinos y Abadi que iba con nosotros me dice "¿Medina, tú conoces esa variedad de soya?” El productor tenía un cordel sembrado de soya; entonces le preguntamos al productor y él nos dijo: “chico, esa soya la trajo un estudiante de un muchacho de allá de La Habana que dicen que tiene muchas variedades de frijoles y muchos cultivos en su finca y ese estudiante fue allá y él le dio un puñaíto como de 200 granos y el estudiante me los trajo el año pasado”. Entonces Abadi le dice: “chico ¿tu quisieras conocer al productor ese?”, dice el guajiro: “ese sería el orgullo más grande para mí” y Abadi le respondió: “bueno, te lo voy a presentar” y se viró para mí y nos presentó, resulta que era la soya de nuestra finca.

Y otra cosa muy grandiosa para nosotros fue cuando Carlos de la Fé me invitó a participar en la Feria del boniato celebrada en Santa Cruz del Norte. Allí tuve la oportunidad de conocer un grupo de productores de ese municipio, con los cuales inicié una muy estrecha relación de amistad y de colaboración. Bajo condiciones similares tuve la oportunidad de conocer a Jorge Bárcenas, excelente productor del municipio Batabanó, con quién establecí una muy profunda amistad y relación de mutua colaboración. Cosas así son muy bellas en la vida, hemos conformado una gran familia.

Luisa: Y todo eso gracias al proyecto, de verdad que tenemos mucho que agradecer. Campesinos como nosotros, que nunca tuvimos nada y ahora tenemos todo lo que necesitamos en sólo cinco años, la verdad es que hay que agradecerles muchísimo. Mira, nadie sabe la gran importancia que tienen las ferias, la unión de todos los campesinos, los guajiros como decimos todos, eso para mí es lo más bonito que hay. Yo fui a Villa Clara y hubo un momento en ese encuentro en que preguntaron quién quiere visitar la finca de Rubén Torres y yo enseguida levanté la mano, y me gustó mucho el intercambio que tuvimos con Rubén y su esposa.

¿Cuál es la experiencia que le transmitirían a alguien para mantener una semilla de alta calidad?

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Luisa: Yo le digo casi siempre a todo el mundo que para mantener una semilla con calidad, en buen estado, primero se empieza por el terreno, con una buena preparación de la tierra, tratando que la semilla no coja plaga, que esté en buenas condiciones, buena cosecha, buen secado y buena selección.

¿Cómo conservan las semillas?

Luisa: Primero le hacemos un buen secado y la conservamos en tanques, silos metálicos, pomos plásticos y ahí las tenemos hasta cuatro y seis años. Hemos hecho pruebas de germinación con semillas conservadas hasta tres años bajo estas condiciones. Tenemos pruebas de cinco años que no germinan, pero la semilla está en buen estado, lo mismo para el consumo animal que para las personas.

¿Qué estímulos les gustaría obtener o qué les gusta de lo que han obtenido?

Medina: El estímulo que hemos obtenido hasta ahora es el trabajo que comenzando con muy poco ya se ha extendido por todo el país. Para nosotros es un gran estímulo llegar a cualquier provincia y que los demás digan “mira los frijoles de Medina”, “yo quiero los frijoles de Medina”, eso para nosotros ha sido algo grandioso y además que hemos ido trabajando en base de tener producciones para el pueblo, que lo único que conocían era el frijol blanco y algún frijol negro, pero ya el pueblo está recibiendo distintas variedades de frijoles. Ahora mismo estamos enfrascados en la producción de garbanzo, como todos los productores que integran el proyecto, para que el pueblo tenga este grano en la mesa y como he dicho ya en dos entrevistas que me han hecho, nosotros hemos demostrado al pueblo de Cuba y en otros países que en Cuba sí se produce de todo, con amor y dedicación, hemos ido trabajando para eliminar el empleo de productos químicos, aplicando sólo abonos verdes, humus de lombriz y otras materias orgánicas.

La rotación de cultivos nos ha dado muy buenos resultados, estando en tiempo de lluvia tenemos entre 15 y 20 cultivos de distintas variedades en producción.

Otro estímulo que hemos tenido es que he viajado dos veces al extranjero, a Costa Rica y Nicaragua, y Luisa a Guatemala,

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pudiendo intercambiar con otros productores, conocer otras culturas que de otro modo no hubiese sido posible.

Luisa: El intercambio con los campesinos también ha sido muy provechoso y bueno para todos, eso es lo que desarrolla al campesino y nos da mucho conocimiento.

Medina: Otra cosa que nos satisface es ver a los propios campesinos que tenemos a nuestro alrededor que al principio no quisieron entrar en el proyecto y rechazaron todo lo que le dijimos, ahora, al ver el resultado que hemos tenido nosotros se han ido introduciendo poco a poco y ya van confiando más en nosotros.

Bueno, titanes de la diversidad, gracias por sus criterios, estos estarán en el libro sobre la diversidad y el PIAL.

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El fruto del sacrificio, esfuerzo, dedicación, amor y persistencia en el trabajo

Agustín Serrano Santiesteban, Orlando Chaveco Pérez y

Nénsida Permuy Abeleira. Investigadores UEICA, Holguín.

Tal vez, los vecinos del “Padrón”, en la zona limítrofe del municipio Gibara de Holguín y el vecino municipio de Menéndez en Las Tunas, tildaran de loco a Cándido Saturnino Sánchez Velázquez cuando, allá por el año 2000, comenzó a limpiar un área de alrededor de ocho hectáreas, en pleno cerro, llenas de marabú y otras plantas indeseables y de la cual tuvo que extraer incontables carretas de piedras para buscar la tierra escondida, que gracias a su esfuerzo y tenacidad, de improductiva en el pasado, hoy es un terreno fértil y productivo.

A Nine, apodo por el que lo conoce la mayoría de sus vecinos y amigos, siempre le había fascinado la agricultura, pero buena parte de su vida la había invertido en trabajar como obrero de “La Calera” perteneciente al Central Azucarero “Jesús Menéndez”.

Fue en una de sus tres misiones por el corazón de África, durante la década del 80, cuando se desempeñaba como jefe de una compañía de radiolocalización, en la que comenzó a llevar a la práctica su escondida fascinación. En esas tierras fomentó campos de plátano y piña, a la par que desarrollaba la cría de ovejos, patos, gallinas. Tal fue el trabajo realizado y los buenos resultados alcanzados en aquella contienda a miles de kilómetros de su país, que fueron objeto de una reseña periodística por la prensa cubana, en la revista Verde Olivo.

Si veinte años después la historia de Los tres mosqueteros siguió siendo interesante, más lo es la de este recio campesino del oriente cubano, quien diez años después de haber preparado “a sangre y fuego” su finca en aquella agreste zona, hoy nos muestra con orgullo los galardones que ha recibido en

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reconocimiento por sus resultados productivos, entre ellos el que acredita a su finca como Finca de Referencia Nacional.

Nine, en estos diez años de trabajo, ha tenido participación en proyectos de investigación que se desarrollan en el municipio, de ellos nos dice: “los proyectos están buscando soluciones a los problemas agropecuarios del país, eso es lo que se quiere, mejoras para la humanidad, proteger al medio ambiente, mejorar la salud, incrementar la alimentación para paliar el hambre en el planeta y disminuir el uso de químicos”. Considera que propician un intercambio muy beneficioso, ayudan con recursos, con conocimientos, con prácticas nuevas, se enriquece el saber de los campesinos y el de las personas que investigan, al unirse los dos saberes con un mismo objetivo.

Con la ayuda de proyectos como el de Fitomejoramiento Participativo, actualmente Programa de Innovación Agropecuaria Local, Nine ha podido incrementar sus conocimientos y prácticas en materia de biodiversidad. Con la jovialidad y locuacidad que lo caracterizan, nos relaciona los beneficios que le atribuye a la biodiversidad: “Para mí es algo muy importante, porque ayuda a multiplicar los terrenos, con el intercalamiento y la rotación un terreno rinde por varios; en el año hay diferentes épocas para la plantación y la cosecha, hay que aprovecharlas y son muchos los cultivos que podemos sembrar; da más opciones en todos los sentidos: mejoría económica, ayuda a proteger el medio ambiente y las producciones son más estables. Hay más opciones de solución a los problemas, usted va a la finca y en ella encuentra casi todo lo que necesita, y otra cosa, si hay más diversidad la resistencia a las plagas y enfermedades es mayor, y se puede utilizar plantas que sirven como repelentes de insectos dañinos”.

Los resultados alcanzados por este productor no son obra de la casualidad. “Mira, he logrado esto en mi finca, con mucho sacrificio, con esfuerzo, dedicación, amor y persistencia, el trabajo no ha sido solo mío, sino de la familia, en especial de mi esposa María y de mi nieto Alejandro, estos logros son frutos también del intercambio con otros productores, con especialistas en diferentes materias, con mucha capacitación”, y agrega la participación en proyectos y el conjunto de actividades que estos generan en la investigación participativa,

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en la extensión, en los días de campo, así como en eventos de ciencia y técnica de la agricultura y la ANAP, también con los profesionales, los grupos de agricultura urbana y cientos de técnicos, agricultores, directivos e investigadores que lo visitan cada año. Para tener una idea, en el 2009 recorrieron su finca más de dos mil personas. No quiere pasar por alto la cooperación de la ANAP y, en particular, del agroecológico de esta organización en el municipio, organizaciones como los CDR, la CTC, la FMC, el PCC, la UEICA, y, en especial, el grupo de granos de esta institución, el especialista de granos Evelio García, la extensionista municipal Zulema Rodríguez y Lázaro Santiesteban del grupo de hortalizas (todos de la UEICA).

Entre los estímulos recibidos por su eficiente labor agropecuaria, están varios certificados de participación en eventos de la agricultura, diplomas de la ANAP, el PCC, la agricultura en el municipio y la provincia. Posee la condición de Finca de Referencia Nacional y la Doble Corona, también añade que su labor ha sido reconocida en actos públicos por el día del medio ambiente, en la radio y la televisión municipal, provincial y nacional. Opina que ha existido estimulación moral y material, pero entiende que todavía hay desconocimiento sobre las categorías a las que puede aspirar un productor y los eventos en los que puede participar, cree que hace falta divulgar más sobre esos eventos y las posibilidades de ser reconocidos que tienen los productores en Cuba y fuera de Cuba, agrega que eso los estimularía más y les permitiría un intercambio más amplio.

Considera que “se debe dar seguimiento a la estimulación, a veces se reconoce el trabajo y el certificado no llega a tiempo, a veces se hacen promesas y después no se cumplen”, y eso tiene un efecto posterior negativo, aun cuando los productores no trabajen para ser estimulados o para recibir primas o diplomas.

Este campesino le concede una importancia capital a la capacitación. “Me ha llegado desde diferentes lugares, del grupo de granos de la UEICA, de los agroecológicos de la ANAP, de numerosos talleres de los proyectos y desde la propia aula de capacitación en mi finca, donde he aprendido mucho y he compartido mis experiencias”, y que mejor lugar que su propia finca para una escuela de agricultores, no existe

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en ninguna universidad tanta enseñanza ni aprendizaje como el que se puede lograr aquí, además ha recibido capacitación en medio ambiente, conservación del suelo, diversidad, agrotecnia de cultivos, entre otros. Capacitación que le ha servido para enriquecer sus conocimientos y prácticas, capacitar a otros e intercambiar y recibir nuevas experiencias, posibilidades de comunicación, de exponer criterios, de tener una enseñanza diaria, de perfeccionar el trabajo, de mejorar constantemente.

Al recorrer su finca usted entra en contacto con una diversidad de plantas y animales maravillosa, en sus poco más de ocho hectáreas, crecen 34 especies de frutales con 66 variedades, donde se destacan 7 variedades de mango y 6 de aguacate;, 8 especies de granos con 14 variedades, 7 de hortalizas con 12 variedades, 9 especies de condimentos, 6 de viandas con 18 variedades, 8 de animales, 50 de árboles, y más de 150 entre flores, plantas medicinales y plantas ornamentales. Tendrá la oportunidad también de identificar diversas tecnologías: de conservación de suelo, barreras, arropamiento de cultivos, lombricultura, producción de materia orgánica, y percatarse de que allí los químicos no se utilizan; conocerá de labios de sus protagonistas como salvaron cientos de cocoteros que fueron derribados por el viento y que enderezaron a fuerza de sacrificio y sujetaron a postes clavados en la tierra, y que hoy, casi dos años después del paso del ciclón Ike, nos brindan su fresca agua y agradable pulpa.

La equidad de género es un tema al que este productor ha tenido acceso en los últimos años y nos deja sus comentarios al respecto: “Es algo muy educativo, en Cuba existe igualdad, es un intercambio que no se puede perder. Aquí las decisiones, las tareas, el trabajo, lo decidimos entre los dos, nos complementamos en el trabajo y en la vida, las ideas siempre son compartidas en todo lo que se hace, no solo con mi esposa sino con el nieto, la decisión es colectiva y cada uno aporta su cuota de sacrifico y colabora. Dos o tres cerebros buscan más soluciones que uno, piensan y aportan más al trabajo. Es algo en lo que todavía debemos avanzar pero que tiene una contribución positiva.”

“Para mí, María es todo, sin ella nada, es mi mujer, mi mejor amiga, mi compañera, mi brazo derecho en todo; Alejandro, mi nieto, es el futuro, la posibilidad de enfrentar los problemas agrícolas con mayor sabiduría, con más conocimiento y

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convicción en lograr los resultados que necesita la patria y por qué no la humanidad”.

En opinión de Peter Rosset, representante de la organización Vía Campesina Internacional, la labor desarrollada por Nine constituye una experiencia que nutrirá a las organizaciones campesinas en los cinco continentes, un ejemplo para el mundo. Es una lástima que, a veces, a lo reconocido como un ejemplo para el mundo no se le dé todo el valor que merece en su propio contexto.

Nine y María están del lado de los que fundan y construyen, de los que convierten los obstáculos en retos, de los que salen a buscar las oportunidades, de los que están preparados para la buena suerte, de los que luchan siempre para alcanzar el éxito, de los que saben que la vergüenza es un arma infalible para vencer en cualquier tipo de batalla, para esos el camino a la tierra prometida es conocido, ellos pertenecen al grupo de hombres y mujeres que luchan toda la vida, y esos son los imprescindibles.

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Descubrimiento que salva. Libio, fructífera semilla del extensionismo en Banes, Holguín

Agustín Serrano Santiesteban, Orlando Chaveco Pérez,

Dalmarelis Rodríguez, Nénsida Permuy Abeleira

Investigadores UEICA, Holguín

“Si no fuera por Dalmarelis Rodríguez, no tendría los conocimientos y experiencias que tengo hoy, y de seguro no habría hecho las cosas que he hecho en estos años”. Con una sonrisa en los labios, así se expresa Libio Bernabé Linares Lechuga, campesino, extensionista por excelencia, quien fuera descubierto para bien de la agricultura por el ojo clínico de esta extensionista municipal en Banes.

Libio trae la agricultura por herencia, metida en el torrente sanguíneo, desde niño se incorporó a las tareas agrícolas y en sus más de 70 años de vida ha trabajado en casi todo lo que tiene que ver con la ella.

Libio es, para muchos, el máximo exponente de los líderes campesinos y comunitarios en el barrio de Río Seco, en el municipio de Banes, en Holguín, donde naciera un 11 de junio de 1938, y uno de los pilares fuertes con que cuenta el Programa de Innovación Agrícola Local y la agricultura en esta comunidad campesina para el trabajo de extensión, la investigación participativa y la introducción de logros de la ciencia y la técnica.

“Yo me vinculé con la ciencia y la técnica hace unos cuantos años en los foros, y fue en una discusión de un trabajo en un forum del municipio, donde Dalmarelis me captó. Desde ese día mi vida cambió y ya no he podido separarme de la extensión y la investigación en el campo. A partir de ahí, me vine a dar a cuenta de que había trabajado en el campo y que sin embargo no lo conocía, para mí el suelo era un mundo muerto, deshabitado, es increíble la ignorancia que albergaba en aquellos momentos”.

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Su vinculación al PIAL llega a través de la extensionista municipal, así como le han llegado de igual forma, talleres, intercambios de experiencias con otros productores, curso de superación, visitas de campo y oportunidades de participación en proyectos de Investigación-Desarrollo. Pero Libio, extensionista de pura cepa, no se conforma con participar en un proyecto o programa, sensibiliza, arrastra, motiva, involucra y compromete a otros campesinos, a la familia, en fin, a buena parte de la comunidad.

Para él, años atrás, un proyecto de investigación era algo misterioso, muy extraño, demasiado complicado. Después de varios años de trabajo e intercambio sistemático con investigadores, extensionistas, docentes y productores de su provincia, del país y del extranjero, Libio ha penetrado de lleno en el mundo de los proyectos. “En estos momentos estoy en la tarea de hacer cálculos para la preparación de dos proyectos: uno sobre los frutales y otros para la alimentación de los cerdos; la agricultura es un problema de seguridad nacional, pero no basta con decirlo, hay que apoyarlo con hechos y en eso estamos”.

Comenta que ha trabajado mucho en su ya larga vida y que ha ocupado varios cargos, incluido el de Delegado del Poder Popular de la circunscripción, pero reconoce que su vida está ligada a la extensión y a la investigación, sin eso no tendría significado alguno vivir. En estos momentos se desempeña como ideológico en su CCS y atiende todo lo relacionado con la ciencia y la técnica, nadie mejor que él para hacerlo. Del PIAL habla con mucho entusiasmo y convicción. “El PIAL está funcionando bien, se reconoce por los productores y la comunidad, son muchas las cosas positivas que hemos podido aprender con la participación en este proyecto” y relaciona como logros: la posibilidad de sacar un mejor provecho a la tierra que posee, a sus plantaciones, a sus animales, a su trabajo; comprender que el suelo no da lo que uno quiere sino lo que puede devolver según las atenciones y el manejo que le ofrezca el hombre; conocer las épocas y los marcos de siembra, la agrotecnia de los cultivos, las diferentes variedades y especies animales para sembrar y explotar respectivamente; participar en las ferias de diversidad con un espectro amplio de posibilidades para que los productores escojan sus semillas y experimenten en sus propias fincas, sacando al final sus

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propias conclusiones para sembrar y cosechar en el futuro; así como las amplias oportunidades de capacitación, de intercambio y de acceso a información técnica por diferentes vías.

Este guajiro investigador cuenta con alegría cómo se hizo acreedor de una micropropuesta de proyecto, que le otorgó financiamiento para la producción y experimentación en plátano y tomates en un taller donde estaban productores, investigadores y extensionistas.

Libio también ha hecho aportes al proyecto y aunque no le gusta hablar mucho de lo que hace, expresó que consideraba entre sus aportes: el entusiasmo por lo que hace; el deseo de enseñar y de aprender; los resultados alcanzados con algunas variedades como el maíz Gibara, variedad que muestra resistencia a la sequía, a la salinidad, a plagas y enfermedades, y otras ventajas, entre las que nos cuenta que es una variedad que seca con la planta verde. También están dentro de sus aportes: la aplicación y evaluación de tecnologías en cultivos como la yuca, el plátano y el tomate; el trabajo de siembra y evaluación de variedades de frijol biofortificadas; el desarrollo y organización de ferias de diversidad y su constante preocupación por hacer llegar a los demás productores sus conocimientos y experiencias, y facilitar la vía para llegar a otros.

Libio se considera un extensionista más, por su afán de estar trabajando y luchando a diario entre los productores, extensionistas e investigadores agropecuarios para introducir los logros de la ciencia y la técnica; por contribuir a rescatar las experiencias de los que han cultivado y trabajado la tierra durante años, luchando siempre por aprender más; porque estudia todos los días, y porque siempre está buscando un folleto, un plegable, un libro, una revista o una buena conversación con alguien, todo lo que le permita incrementar su horizonte cultural y apenas dibuja una nueva idea en su mente sale a hacerla realidad en el campo.

“No se puede pensar que el campesino no sabe, es cierto que a veces hacemos cosas y no sabemos por qué, pero la mayoría tiene un fundamento; yo creo que hay que conjugar y equilibrar el saber campesino con el avance y desarrollo de la ciencia y la técnica, siempre teniendo en cuenta las características de cada

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localidad, de cada finca. También es muy importante saber llegar a los campesinos tomando en cuenta su realidad social, económica y agrícola”.

En su trasiego de búsquedas e intercambio, Libio ha tenido la oportunidad de participar en talleres y actividades relacionadas con la equidad de género, materia esta que transmite todo el proceso del PIAL. Afirma Linares que la equidad es algo por lo que se debe luchar sostenidamente, máxime en un país como Cuba, donde las mujeres y hombres tienen la oportunidad de alcanzar un elevado nivel cultural, político y de participación activa en la sociedad. Considera que debe existir igualdad de oportunidades para dirigir, para tomar decisiones y manejar recursos, opina que tenemos una herencia machista que debemos arrancar de raíz de nuestras concepciones.

Este agricultor del oriente cubano que ha logrado diseminar en su familia el gen del interés por la agricultura, por la investigación y el conocimiento, afirma, con orgullo criollo, que en sus hijos está garantizado el relevo, pues comparten con él a diario los quehaceres de la finca y las inquietudes de aprendizaje y enseñanza, además, su esposa, aun con limitaciones de salud, se vincula a la conservación de frutas y vegetales, para aprovechar las épocas de altas producciones y garantizar alimento sano y nutritivo para momentos futuros de escasez.

Diversos son los saberes de este campesino por lo que quisimos tomar de ese amplio caudal algunos consejos para las nuevas generaciones de productores agropecuarios. “En mi opinión hay que estudiar el suelo y garantizar su adecuada protección, estar actualizado en las épocas de siembras, buscar experiencias de los que ya han trabajado con una variedad de plantas determinada o con una especie animal, que investiguen, que chequeen, que tomen notas del comportamiento de los cultivos y de los animales, que experimenten, que estudien mucho y siempre, y que intercambien con otros productores, con directivos, con investigadores, con extensionistas y muestren sin temor las cosas que hacen”.

Si a Einstein se le reconoce, entre otros grandes aportes, por haber descubierto postulados importantes como la Teoría de la Relatividad, a Dalmarelis, hay que felicitarla por el

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descubrimiento de Libio Bernabé Linares Lechuga, descubrimiento que fructifica a favor del desarrollo agropecuario de nuestro país, descubrimiento convertido en simiente del extensionismo y la investigación campesina en Banes, necesario pilar para fortalecer el desarrollo de nuestras producciones agropecuarias hacia un futuro de sostenibilidad y autoabastecimiento.

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Historias de casos de productores incorporados con el PIAL en marcha

Paso a paso hacia la Innovación Local

José Luis Batista Olivera, productor,

Comunidad San Apapucio, provincia Granma

Desde mi posición como campesino y luego de varios años de trabajo conjunto con instituciones como el Instituto Jorge Dimitrov, la Universidad de Granma, el Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA), la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF), la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), ACSUR Las Segovias y el proyecto de Castilla La Mancha, puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que todas estas organizaciones han sido como escuelas para mí. Entre otras acciones, he podido celebrar ferias de diversidad en mi finca, lo cual me ha permitido rescatar variedades de cultivos e incrementar mis producciones. Mí participación en cada uno de los proyectos anteriores ha hecho posible no sólo trasmitir los conocimientos que he acumulado gracias a lo que he heredado de mis padres sino que he aprendido mucho en el intercambio con otros productores e investigadores en eventos nacionales e internacionales, en Cuba y el extranjero, lo que de igual forma ha contribuido al incremento de mis producciones.

Esto ha sido muy importante para mi y mi familia, ya que hemos mejorado económicamente. Los ingresos de mi familia se han incrementado como consecuencia de las mejoras introducidas en la finca.

Durante varios años de trabajo he logrado acumular una valiosa experiencia en relación con el uso combinado de diversas alternativas agroecológicas y la diversificación de las

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producciones en la finca, lo que proporciona no sólo beneficios ecológicos sino también económicos. Entre otras alternativas, desarrollo la producción de compost a partir de los residuos de las cosechas para el empleo en mis terrenos, cuya mejora la he comenzado a realizar también con el cultivo de la Canavalia como abono verde.

Gracias a mi participación en el proyecto he introducido otras variantes desde el punto de vista ecológico como las técnicas de lombricultura, la que unida a las prácticas anteriores han posibilitado que podamos reciclar los residuos orgánicos y mejorar el suelo de la finca.

En relación con el manejo de la diversidad agrícola, he desarrollado varias ferias de variedades como por ejemplo del cultivo del frijol, que me posibilitó introducir en mi finca 20 variedades de frijoles vignas. Además, celebramos en la finca una feria de variedades de tomate en la que se expusieron 17 variedades para su selección por los campesinos convocados a participar. La más grande de todas las ferias celebrada en mi finca fue la del maíz en la cual se expusieron 74 variedades, cantidad de variedades nunca antes vista en la zona.

Finalmente, considero que en los campos cubanos existen potencialidades para producir con recursos locales. Es por eso que a través de este medio divulgo mis experiencias que son también las del resto de los productores y productoras de la comunidad San Apapucio donde día a día damos un pasito más de avance hacia la innovación local para responder al llamado del gobierno cubano de producir alimentos para nuestros hijos.

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Un digno ejemplo de voluntad creadora entre los campos orientales de Cuba

Agustín Serrano Santiesteban, Orlando Chaveco Pérez y

Nénsida Permuy Abeleira. Investigadores UEICA, Holguín

De seguro que los padres de Armando Ricardo Céspedes nunca imaginaron que aquel niño nacido en la barriada de Guanina, en el municipio de Mayarí, el 15 de marzo de 1961, en plena campaña de alfabetización y efervescencia revolucionaria, 49 años después sería un ejemplo a seguir no sólo en la provincia de Holguín, sino en otras partes del país por la experiencia alcanzada, la diversidad y sus resultados productivos.

Armando nos cuenta un poco sobre como llega a insertarse de lleno en los quehaceres agropecuarios: “Mi familia por tradición siempre estuvo vinculada al trabajo agrícola y ganadero, por lo que desde niño me vi envuelto en esos trajines de la agricultura y la ganadería, sin embargo no me quedé trabajando en la agricultura, trabajé por 27 años en el MININT como oficial administrativo y allí, en pleno periodo especial, me dieron la tarea de atender una empresa agropecuaria donde obtuve buenos resultados, es así que antes de jubilarme comencé a fomentar en la finca la crianza de cerdos y algo de ganadería, por lo que al llegar el momento de la jubilación ya tenía un adelanto, así comencé”.

Este campesino mayaricero tiene muchas cualidades y saberes diversos que han influido en el desarrollo productivo y científico técnico que mantiene en su finca. Es sin lugar a dudas una persona emprendedora, innovadora, es pailero y soldador, y con mucho orgullo confiesa que la mayoría de sus instrumentos de trabajo y las máquinas que emplea en la preparación del alimento para los animales los ha construido con sus propias manos. Pero también es un abanderado de la ciencia y la

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técnica, en sus dos caballerías de tierra utiliza pastos mejorados, producto de un experimento realizado de conjunto con investigadores y especialistas del Grupo de Alimento Animal de la UEICA, donde evaluó 28 tipos de plantas forrajeras de las cuales ahora explota sólo 18 que demostraron tener mejores rendimientos y resistencia a las condiciones adversas del clima en esa zona.

Con su sonrisa peculiar y la sencillez que lo caracteriza nos habla sobre el trabajo que realiza en su finca y de su relación con los proyectos de investigación, así como de su participación en los procesos investigativos. En estos momentos desarrolla la ceba de toros, tiene 390 toros de ceba y emplea con bastante eficiencia las tecnologías de manejo y alimentación animal vigentes en el país, lo cual agradece en buena medida a Nelson Rodríguez y Gabriel Oquendo, investigadores de la UEICA, que le han enseñado lo que nunca pensó aprender sobre la ganadería. Cuenta además con 26 vacas en ordeño, con una producción promedio cercana a los 5 litros diarios por vaca. Tiene 67 ovejos de la raza pelibuey, 22 chivos de la raza criolla, 70 patos, 9 ocas, 27 guanajos, 18 gallinas criollas, 100 gallinas de la raza campero y un convenio porcino de reproductores y pre ceba, además posee 7 caballos y en estos momentos su patio posee la condición de Referencia Nacional, otorgada por la dirección del Grupo Nacional de Agricultura Urbana y está propuesto para obtener la condición de Patio de Excelencia.

En la finca tienen en explotación un organopónico, donde se halla una amplia diversidad de cultivos, entre ellos: ají, pimiento, cebolla reproductora, ajo porro, zanahoria, lechuga y rábano, con rendimientos no muy altos pero no carecen de hortalizas. En materia de viandas poseen 4 variedades de plátano, el Burro, el tres cuarto macho, el Guineo y el Phia 18, también tiene en explotación 5 variedades de yuca que garantizan tener yuca todo el año.

Está casi anocheciendo en Guanina y Armando detiene la plática buscando en su memoria algún dato que le falte y de repente confiesa: “En estos momentos tengo 18 variedades de frutales que se sembraron todas utilizando materia orgánica y estoy trabajando duro para dejar lista una finca de frutales, las frutas son muy necesarias para la alimentación de la población y en especial para los niños; hace poco introduje 100 matas de

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Café Caturra para probar su comportamiento en mis tierras y, de ser positivos los resultados, entonces extenderlo más; tengo tres variedades de soya, vitales para la alimentación animal, que me garantizan soya todo el año; estoy explotando algunas colmenas que me dan miel para el autoconsumo y me ayudan en la polinización de la diversidad de cultivos con que cuento, esto favorece los rendimientos, principalmente en el cultivo de la calabaza”.

Mientras escuchábamos a Armando, nos dábamos perfecta cuenta que en su finca nada queda a merced de la casualidad, todo tiene una planeación y organización, se observa un manejo de la finca con enfoque sistémico, tomando en cuenta las interrelaciones entre los elementos esenciales. Agrega Armando: “Estoy aplicando la lombricultura y obtengo de 12 a 15 toneladas anuales de humus, con el cual contribuyo a la fertilización de los cultivos en explotación; ahora estoy preparando el camino para incorporarme al cultivo del arroz, tengo flores, plantas medicinales; para no cansarlo, en mi finca están representados todos los programas de la Agricultura Urbana”.

Se hace difícil explotar de forma eficiente tanta diversidad animal y vegetal en sus dos caballerías, pero Armando hace realidad la consigna conque nos recibe desde la vaquería: “Mientras haya obra que hacer el hombre entero no tiene derecho a reposar”. Nos explica que el Programa de Innovación Agropecuaria Local ha contribuido en buena medida a completar su interés por la biodiversidad y manejar de una mejor forma las plantas y animales que posee.

“Que cómo lo logro —expresa Armando— en primer lugar, como ya dije, utilizando la ciencia y la técnica; buscando soluciones y oportunidades por todas partes; sembrando lo necesario para la alimentación humana y de los animales, sembrando maíz, yuca, soya; trabajando mucho, investigando, experimentando; preparando piensos, sacharina; utilizando de forma eficaz los residuos de cosechas; demostrando que sÍ se puede, y, algo muy importante, con la participación de toda la familia”.

Los recuerdos fluyen a su mente y retrocede un poco en el tiempo. “Mi suegro era ganadero y existían en la zona necesidades tremendas de producir leche para los niños, los

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ancianos y personas con enfermedades, yo obtuve un crédito en el banco y me puse a producir leche, desde el año 1993, en pleno período especial. Hoy abastezco la tienda de leche —este ejemplo es sin dudas un antecedente fuerte para los planteamientos hechos por Raúl sobre la distribución de la leche en el país, durante el acto del 26 de julio en Camagüey— yo he ido incrementando poco a poco la producción ganadera; pero todo no ha sido fácil, he tenido momentos complejos, en ocasiones he tenido que hacer sacrificios considerables y vender objetos personales y de la familia para poder mantener el abastecimiento de leche”.

Este campesino de la CCS “Combate de Guanina” siente un orgullo especial al hablar de su familia. “Mis hijos se han incorporado al trabajo de la finca junto a mí desde edades tempranas, alrededor de los 7 u 8 años. Tengo un hijo que es militar, trabaja en la aviación en la Habana y cuando viene de vacaciones se va para el surco sin preguntar; otro de mis hijos es técnico veterinario y se encarga de atender la salud de toda la masa animal; otro atiende el porcino y el ganado mayor, el más pequeño que tiene 10 años, está en sexto grado, ya tiene formado un círculo de interés sobre la agricultura, y atiende los conejos. Mi esposa, es además de mi brazo derecho, como una administradora; ella tiene el control del rebaño y se encarga de atender la casa, entre otras tareas; pero cuando yo salgo se queda al frente de la finca, toma decisiones importantes, está entrenada perfectamente para dirigir la agricultura, tiene conocimientos y, sobre todo, prácticas”.

Los días de Armando también tienen 24 horas pero él se las arregla para mantener su finca, y, además, cumplir con sus tareas como miembro del Buró Municipal de la ANAP; responder como Vicepresidente de la CCS y ante los demás campesinos; desempeñarse como uno de los secretarios del Núcleo del Partido de jubilados de Guanina. Es el presidente del CDR y atiende la reserva estatal por la zona de defensa. Es una lástima que a través de la sangre no se pueda transmitir su vitalidad, su sentido de la responsabilidad y el compromiso con la sociedad, pues de ser así ya hubiera muchos Armando por la cantidad de personas que han recibido de sus arterias ese preciado líquido en sus 112 donaciones voluntarias de sangre.

Al referirse a la diversidad asevera “yo soy un asiduo seguidor de la ciencia y la técnica, si no se hace un uso adecuado de los

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adelantos no podemos avanzar. Para mí, la diversidad nos va a ayudar a minimizar la difícil situación que enfrentamos en varios sentidos; es un factor importante para contribuir a resolver las necesidades de alimentos de la población, para tener más opciones; cuando hay diversidad usted puede salir a buscar en la finca y siempre halla que comer, pero para lograrla hay que estar motivado, tiene que existir un grado de compromiso, de consagración”.

Finalmente nos enfatiza: “El mayor estímulo que tengo es la gran satisfacción de ver como he podido con mi contribución resolver problemas de primer orden en la comunidad; también la posibilidad de vender mis productos en diferentes lugares; ser en estos momentos Patio de Referencia Nacional y propuesto para Excelencia Nacional es también un buen estímulo porque se reconoce el trabajo y el esfuerzo”; se refiere además a varios programas de televisión donde se ha divulgado y elogiado el trabajo que realiza; a las visitas de directivos, especialistas, investigadores, que reconocen su trabajo y le dan sugerencias; un espacio especial y motivo de estímulo es el apoyo constante de la UEICA a través de los especialistas que le han enseñado a profundizar en la producción animal. Nunca antes había tenido un asesoramiento tan bueno, él tiene todo lo relacionado con esas tecnologías y lo considera como un estímulo, “que los especialistas se mantengan en constante intercambio conmigo y con mis producciones, que me den esa atención sistemática, es un estímulo que no quiero dejar de reconocer”.

A este productor vanguardia del oriente cubano, que agradece profundamente a Manuel Pausada de la cooperativa Revolución de Octubre y al cooperativista Luis Pérez por su sostenida colaboración en todo momento que los necesitó, le quedan algunas insatisfacciones, “yo creo que debe existir un mayor apoyo del Ministerio de la Agricultura, de las organizaciones políticas y de masas, mi finca se ha vuelto un centro obligado de referencia para los visitantes, pero debe existir un seguimiento, un acompañamiento sistemático a los productores, que no se limiten a las visitas de los distintos grupos o niveles y que se centre un poco más en las necesidades de algunos recursos mínimos, de conocimientos de prácticas, o en las inquietudes que puedan tener estos

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productores para ser más eficientes en su contribución a la sociedad”.

Ya al anochecer nos vamos de Guanina con varias lecciones aprendidas del quehacer de Armando Ricardo Céspedes y su familia. Estos son los productores que necesita la patria para avanzar hacia el futuro, para hacer realidad el concepto de revolución en la práctica, estos son los líderes que necesitamos, los que resuelven los problemas y comienzan a buscar otros, los audaces, los emprendedores, los que no se detienen ante las dificultades por grandes que sean, para ellos la realidad de un mundo mejor no es una utopía.

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Desde Banes un campesino que apuesta por la diversidad

Agustín Serrano Santiesteban, Nénsida Permuy Abeleira,

Orlando Chaveco Pérez y Dalmarelis Rodríguez.

Investigadores UEICA, Holguín

De seguro que cuarenta años atrás, cuando su infancia transcurría entre cultivos, árboles y animales de granja de diversas especies, al amparo de su abuelo materno Manuel y de su papá, el pequeño Luis Enrique Pupo González, no imaginó que en el futuro, aquella finca donde inventaba a diario sus sueños, se convertiría gracias a su esfuerzo y al de su familia, en un centro reconocido de diversidad y que se relacionaría con destacados investigadores y productores de Cuba y del mundo.

El afán por preservar y desarrollar la diversidad animal y vegetal le llegó como legado de su abuelo y, posteriormente, de su padre Maikel, como lo llaman en su casa. Decide regresar a la tierra de su infancia, con el firme propósito de mantener vivas las tradiciones de sus ancestros y sacar del estancamiento a la finca en la cual había nacido. Antes había laborado en las FAR, donde se graduó como Tecnólogo Militar. Durante esos años alternaba estas labores con el trabajo en el campo. Finalmente, no satisfecho con lo que hacía, decide dedicarse por completo a las tareas agropecuarias.

Son muchas las razones que esgrime este reconocido campesino de Cañadón, en el municipio de Banes, provincia de Holguín, para mantener y reproducir la diversidad, entre ellas destaca la disminución de la incidencia de plagas en los cultivos que causan daños diversos y afectan sus rendimientos; el incremento de la satisfacción de las necesidades alimentarias del hombre y los animales, con un mayor número de opciones y oportunidades de solución a los problemas; la contribución a una correcta regulación de los parámetros medio ambientales; el incremento de las fuentes de energía

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renovables; la protección y conservación de los suelos, así como mayores beneficios económicos, garantía de bienestar y espacios agradables para hombres y animales.

Mucho ha tenido que laborar Luis Enrique para lograr ser un paradigma en cuanto a diversidad se refiere, en sus casi 67 hectáreas de tierra, donde se alternan zonas bajas y pequeñas elevaciones, situadas en la costa norte de la provincia de Holguín. Mira hacia los campos con satisfacción y nos cuenta: “Hay que trabajar mucho y ser sistemático en las tareas para mantener la finca. Yo he trabajado bastante con los viveros, con técnicas de policultivo; he estudiado sobre el tema para buscar alternativas y opciones a favor de la diversidad, de forma objetiva; me he dedicado a la búsqueda de semillas, de nuevas variedades dentro y fuera del territorio, me he vinculado a proyectos de investigación y he intercambiado con investigadores, extensionistas y otros productores nacionales e internacionales; además, no he descuidado la superación a través de cursos y talleres, en materias de diversidad, producción de semillas, tecnologías alternativas, buenas prácticas, entre otros y he tenido un apoyo considerable de las organizaciones políticas y de masas, así como de las ONG vinculadas al sector agropecuario y forestal”.

Al interesarnos por la biodiversidad en la finca, nos sorprende tanta abundancia, pues en ella se han identificado 26 especies de frutales con 67 variedades; 8 de granos con 27 variedades; 14 de hortalizas con 48 variedades; 22 de condimentos y plantas medicinales; 7 de viandas con 24 variedades, 28 de flores y 6 especies de animales domésticos, incluida la crianza de cangrejos y más de 60 especies de árboles con diversos usos. La diversidad se extiende además a los distintos tipos de conservas, fabricación de vinos, tecnologías de conservación de los alimentos, tecnologías de uso y conservación del suelo, de producción de materia orgánica y producción de alimento animal, y tecnologías de manejo de los diferentes cultivos.

Al referirse a los estímulos y reconocimientos recibidos por su labor, considera que uno de los mayores estímulos está en los resultados productivos y en la calidad de la producción que logra con su esfuerzo. Relaciona entre los estímulos por su labor: los reconocimientos en la televisión, la radio y la prensa escrita; que se tome su finca como referencia en materia de diversidad para el intercambio con investigadores y

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productores; a estos le suma el haber sido seleccionado como presidente de un órgano de base de la ACPA, así como la atención sistemática que brinda a la extensionista del municipio, Dalmarelys Rodríguez, que lo ayudó en su inserción y vinculación a programas y proyectos que le han facilitado el acceso a tecnologías, conocimientos, eventos, semillas, nuevas variedades, entre otros.

Luis Enrique opina que no se labora pensando en estímulos o recompensas, pero entiende que se debe trabajar en este sentido, reconocer y divulgar el trabajo que realizan los productores, los logros que tienen y su contribución para resolver o satisfacer las necesidades del pueblo. Para él, se debe hacer un mayor esfuerzo para que la estimulación moral y material sea más sistemática, que se le dé el seguimiento que merece. Por su aporte a la alimentación del pueblo —tema de seguridad nacional desde hace algunos años— estima que se debe estimular por los resultados en la satisfacción de las necesidades alimentarias de la población y, finalmente, como algo vital valora la necesidad urgente de mejorar y facilitar las posibilidades y vías de comercialización, para que los campesinos puedan vender sus productos en moneda nacional y en divisa.

Destaca que es importante que los productores puedan abrirse camino y relacionarse con otros productores de Cuba y del mundo con situaciones y propuestas de soluciones muy diversas. Agrega que deben explotarse más las oportunidades para profundizar en el conocimiento de nuevas tecnologías de producción.

La familia tiene, sin lugar a dudas, un papel importante en el trabajo que desarrolla este productor destacado. Es digna de elogio la claridad que tiene Luis Enrique sobre el enfoque de sistema en su finca y el desarrollo del trabajo en equipo de toda la familia, de como todos se complementan para lograr el incremento y sostenibilidad de la diversidad. Para él es algo sumamente importante que toda la familia contribuya para que no queden eslabones sueltos en su sistema productivo; así, el padre atiende los animales, él y su hijo trabajan la tierra, la madre garantiza la conservación de excedentes de cosechas para su uso posterior, los niños colectan frutas, siembran, se vinculan a círculos de interés y participan en los intercambios y visitas.

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Luís Enrique ha logrado desarrollar un trabajo serio y sistemático de seguimiento al tema de la biodiversidad en su finca, lo cual le ha permitido mantener en alto la tradición de sus ancestros. Le ha servido de mucho lo aprendido en sus años de la infancia y adolescencia, cuando su abuelo y su padre lo introdujeron en este maravilloso mundo; lo fortaleció posteriormente el rigor de la disciplina militar que aún emplea en el perfeccionamiento de su labor, reforzada en la actualidad por su participación en proyectos como el FP y el Programa de Innovación Agropecuario Local, que han venido como anillo al dedo para complementar los intereses, inquietudes y visiones de este campesino que es un ejemplo a seguir, para demostrar que en la agricultura quedan muchas cosas buenas por hacer, que no dependen en gran medida de los recursos, sino de la voluntad, la inteligencia y la perseverancia de hombres y mujeres capaces. Las consignas que vimos en el portón de su finca no son una arenga falsa, sino una realidad demostrada y en constante desarrollo.

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La mujer rural como protagonista del desarrollo local sostenible

Zulima Cuesta Gómez

Comunidad: Las Caobas, Holguín

A pesar de que en nuestro país la mujer cuenta con los mismos derechos constitucionales que los hombres, en la vida familiar y comunitaria persiste la inequidad en el desenvolvimiento de los roles de género. La comunidad de Las Caobas no se encontraba ajena a esta problemática. Sin embargo, a través de las acciones desarrolladas como parte del programa del proyecto Fitomejoramiento Participativo y, posteriormente, del Programa de Innovación Agropecuaria Local, la mujer ha logrado de manera paulatina una verdadera y más activa participación en la vida socioeconómica y cultural de la comunidad, pudiendo exhibir hoy día, entre otros, los resultados siguientes:

• Participación mayor en la toma de decisiones en sentido general y de manera muy especial en el manejo de los recursos locales.

• Incremento sustancial en el número de mujeres (diez) asociadas a la CCS unido a la incorporación de tres mujeres al desempeño de cargos de dirección en la CCS, legitimando así su igual posición y responsabilidad ante las tareas de la comunidad.

• Participación en cursos, talleres, Forum de Ciencia y Técnica y otros eventos nacionales e internacionales que han permitido un mayor desarrollo de las capacidades humanas en las mujeres de la comunidad.

• Se logró por vez primera que las mujeres tuvieran la oportunidad y espacio adecuado para la venta directa a la población de algunos productos de su trabajo en las ferias agropecuarias.

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• 25 familias se han especializado en la conservación de alimentos, lo que representa una importante fuente de ingreso al núcleo familiar.

• De un modo similar al caso anterior, 8 mujeres de la comunidad han desarrollado sus habilidades en la confección de artículos de artesanía, lo que igualmente contribuye al sustento personal y de la familia en su conjunto.

• 7 huertos familiares con 14 mujeres produciendo hortalizas para consumo, frescas y en conservas durante todo el año. Ellas logran la selección, producción y conservación de semillas de 34 variedades de hortalizas.

• Se lleva a cabo un trabajo con las niñas y los niños de la comunidad encaminado a su formación como continuadores de la sostenibilidad del trabajo en el programa agroalimentario.

Quince mujeres de la comunidad se han asociado a cuatro órganos de base de ACPA, lo que ha redundado en un mayor desarrollo en la crianza de animales.

La experiencia del trabajo realizado, vista a través de sus resultados concretos, permite señalar, que con la participación de la mujer en el desarrollo de los procesos y por tanto en la toma de decisiones relacionadas con la vida socioeconómica de la comunidad, se pueden alcanzar resultados positivos y sostenibles dirigidos a la vez que se logra una mayor integración social y equidad de género.

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Mi aporte a la sostenibilidad alimentaria

Rosa Fuentes Cedeño

Ama de casa, Comunidad San Apapucio, provincia Granma

A través de los conocimientos y las capacitaciones que se han desarrollado en mi comunidad, San Apapucio, y las relaciones que hemos establecido con el Instituto de Investigaciones “Jorge Dimitrov”, la Universidad de Granma y la Empresa de Ganado Menor (EGAME), conjuntamente con la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), por todo lo aprendido decidí inclinarme hacia la crianza de conejos y aves, para buscar ser sostenible para mi familia y mi comunidad.

Hoy tengo un buen desarrollo en la crianza, trabajando con recursos locales, lo cual me ha permitido mejorar mi alimentación y la de mi familia. Por eso puedo decir que me encamino hacia la sostenibilidad.

Además de la crianza de conejos, atiendo el huerto familiar, en el cual producimos hortalizas que nos da alimentos para la familia y para vender a la comunidad.

Deseamos que esta experiencia sirva como un mensaje al resto de las comunidades, familias campesinas, y en especial, a las amas de casa para que busquen vías que les permitan obtener producciones en sus casas que logren como nosotros la sostenibilidad económica y alimentaría.

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Cuando la mujer sirve, la tierra sirve

Agustín Serrano Santiesteban, Orlando Chaveco Pérez y

Nénsida Permuy Abeleira. Investigadores UEICA, Holguín.

Cuando en septiembre del 2008 el huracán Ike cruzaba por todo el norte de las provincias orientales, en el poblado de Arroyo Seco, cercano a la ciudad cabecera del municipio Mayarí, en la provincia de Holguín, los techos de las casas, los cultivos y las palmas cedieron ante el embate de sus fuertes vientos, lo que no pudo doblegar el ciclón con su aguijón cruel fue la voluntad de una finquera, campesina que responde al nombre de Cristina Cutiño Chacón.

El padre de Cristina era muy conocido como criador de cerdos en Mayarí y fue uno de los productores vanguardias de esa especie en el municipio, su finca fue visitada por varios dirigentes de organizaciones políticas y de masas, entre ellos el líder campesino de los primeros años de la revolución, José “Pepe” Ramírez Cruz y el actual presidente de la ANAP Orlando Lugo Fonte. En aquellos años la tierra se explotaba para la crianza de cerdos y ganado vacuno solamente, así fue hasta el año 1993, después de la muerte de su padre se incorpora la actividad de cultivos varios y es en ese momento cuando su hija Cristina toma las riendas de la finca.

La cara sonriente de su esposo, sus hijos y su nieta demuestran que existe plena armonía familiar. Con la afabilidad y el desenfado que la caracterizan nos dice: “Yo soy la jefa de la finca, tomo las decisiones principales, pero con mi familia he formado una junta directiva, donde se discuten las propuestas de lo que se quiere o piensa hacer, después de analizado con ellos, entonces se decide lo que se siembra, lo que se cría, cómo, cuándo, dónde. En muchas ocasiones nos basamos en conocimientos técnicos que hemos ido adquiriendo y en otras probando, experimentando para ver cuáles son los resultados”.

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Además de su función directiva de la finca, Cristina atiende la casa, los animales con la ayuda de su nieta Yaimara mientras que sus hijos y su esposo se encargan de los trabajos más fuertes en las áreas de siembra y cría. Ellos reconocen haber compartido sus tareas y trabajan unidos en cualquier actividad cada vez que sea preciso, para garantizar la efectividad. “Aquí todo el mundo coopera y colabora, y, algo esencial, cada cual sabe lo que tiene que hacer y lo hace”, afirma Cristina, quien opina que si todos los campesinos se ponen para las cosas como dicen los cubanos y trabajan como hay que hacerlo, la agricultura puede resolver los problemas de la alimentación del pueblo.

De su participación en los proyectos y, en especial, en el Programa de Innovación Agropecuaria Local, nos relata: “Soy una campesina a la que le gusta cumplir, a los cumplidores siempre se acercan, y me dijeron de empezar a cultivar el Caupí, fue en una reunión de la CCS, primero fue Filigonio, el agroecológico del ANAP y después Noda, el extensionista del municipio, desde ese momento comencé a vincularme al Proyecto Agroecológico de la ANAP y más tarde al Programa de Innovación Agropecuaria Local de la UEICA”. Señala Cristina que Filigonio y Noda, son dos especialistas que han trabajado bastante en la zona y en el municipio.

Al recorrer su finca con poco más de tres hectáreas de extensión, conocimos que cultivan plátano burro, boniato, calabaza y frijol, de este último ha evaluado diversas variedades al igual que de frijol caupí, del común escogió dos variedades que se adaptan más a las condiciones de su finca y del caupí, eligió el carita negro 24, al reconocer que en esas condiciones la variedad era la más tolerante a la sequía, resistente a las plagas y enfermedades, y bueno para el paladar; pero también siembra maíz de la variedad criolla, que según José Bermúdez, su esposo, siempre rinde a pesar de las condiciones adversas, completan sus cultivos frutales como la guayaba, el mango y la papaya, esta última la están sembrando en todas las orillas de la finca, a un lado de la casa tiene viveros con posturas de limón y naranja agria para recuperar los devastados por el Ike, han sembrado además gandul y pasto estrella para la alimentación animal, así como el árbol del Nim, reconocido como insecticida natural, y mantiene cercada la finca con cardona, que en opinión de José es una

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cerca menos costosa que cualquier otra, pues solo hay que mantenerla en buen estado y además se puede utilizar en la fumigación de algunos cultivos.

En la producción animal tienen ovejos, puercos, gallinas, patos, guanajos, vacas y bueyes, y han estado experimentando en el cruzamiento de pollos criollos con camperos, buscando mejores rendimientos y comportamiento ante las condiciones del clima. En su alimentación utilizan pastos, residuos de cosecha, maíz, alguna vianda excedente y sardinas que aparecen en esta zona del municipio.

“A poco tiempo de pasar el Ike, entramos en contacto directo con la UEICAH, en la persona de Orlando Chaveco, investigador de granos, hubo un intercambio muy productivo con la familia, ahí comenzamos a experimentar con los frijoles, pero también recibimos un conjunto de ideas para mejorar nuestro trabajo en las tareas agropecuarias que veníamos desarrollando. Él nos habló de la importancia de la diversidad y de su uso en las fincas, del manejo del suelo, de la protección del medio ambiente y también nos trajo lo relacionado con la conservación de los alimentos”.

Cristina se siente muy motivada y entusiasta cuando se refiere a la conservación de alimentos, es esta una actividad donde a pesar de no tener todavía todos los detalles del uso de la tecnología, la está aplicando y considera que es una forma muy positiva de aprovechar los alimentos en los momentos de altas producciones para emplearlos luego cuando hagan falta. Cristina ha introducido esta idea en la comunidad y ya hay varias personas interesadas en el tema, y algunas ya conservan sus alimentos. Explica que estos alimentos conservados, en especial los jugos, tienen una alta demanda, es algo importante para las familias y para la comunidad y que no requiere de muchos recursos para hacerlo, señala que quisiera participar en talleres donde se pueda conocer a fondo lo relacionado con la conservación, e intercambiar con personas de otros municipios que ya tienen experiencia.

Al referirse al aporte de los proyectos y el intercambio con los especialistas destaca: “Sobre esto te puedo decir que en los últimos años no hemos tenido carencia de frijoles; hemos adquirido muchos conocimientos en materia agropecuaria y otras como la conservación, conocimientos que nos han

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servido de estimulación para continuar sembrando cultivos y criando animales después del ciclón; no podemos negar que hemos tenido una mejoría económica después de este intercambio con los especialistas del municipio y de la UEICA; con el intercambio de experiencias hemos logrado llenar espacios vacíos para mejorar nuestros conocimientos y prácticas. No hay dudas de que ahora tenemos una nueva concepción, una mentalidad diferente en el manejo de la finca, hemos cambiado nuestra forma de ver el desarrollo de nuestra finca; hemos incorporado nuevas tecnologías de cultivos, que antes no utilizábamos, ni conocíamos, así como integramos más lo relacionado con las épocas de siembra, distancia de siembras, uso de buenas semillas y manejo del suelo”.

Cristina hace un alto en su conversación, los recuerdos del pasado se agolpan en su memoria, su mirada se pierde más allá del horizonte. “Mira, nosotros siempre hemos sido una familia pobre, muy humilde, mi padre perdió tres hermanas por falta de atención médica, yo no sé cómo explicarte cuanto le debemos a la Revolución”. Agrega con emoción “estos son momentos difíciles, no son momentos para cobardes, para duda o incertidumbre, hay que luchar, hay que sembrar, hay que producir comida para el pueblo”.

Sobre los logros alcanzados hasta ahora y la recuperación después del ciclón, opina que se deben principalmente a “que hemos sido lo suficientemente receptivos a los consejos técnicos recibidos por los especialistas, a las sugerencias, a las propuestas de organizar el trabajo en la finca; a la rapidez con la que hemos trabajado para poner en práctica las ideas y sugerencias: no nos detuvimos, no nos dimos un minuto de tregua para llevar todo el conocimiento y las nuevas prácticas a la realidad, tratamos todo el tiempo de mantener la tierra lista, garantizando las semillas y sembramos apenas tenemos la primera oportunidad”. Reconoce también que fue crucial la participación en un taller de frijol donde aprendieron mucho, así como los libros recibidos sobre la producción de frijoles y sobre como conservar alimentos, los cuales han estudiado con mucha constancia y después aplican en la práctica de lo aprendido.

José es de los que confía en que si el hombre sirve, la tierra necesariamente tiene que servir, “yo me muero con eso, yo tiro la semilla y lucho para que rinda, y oiga, siempre recojo algo”.

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Esta familia mayaricera comandada por Cristina, perteneciente a la CCS “Niceto Pérez”, es de las que gusta enfrentar los retos que la vida le impone, de aquellas que siempre están aprendiendo algo, de las que siempre tienen un objetivo, una idea, un sueño, de las que no se dan por vencidas nunca, es una muestra de los humildes para quienes se hizo la revolución hace más de 50 años, personas capaces de luchar, convencer y vencer. Por eso no dudamos que dentro de pocos años con ese ejemplo de lucha que lleva en la sangre y que ha visto en sus padres, tíos y abuelos, Yaimara haga realidad su sueño infantil de ser bailarina.

El huracán Ike le dañó en buena medida la casa, principalmente en el techo, las instalaciones para la cría, el maíz, los plátanos burros, las palmas, los frutales, pero no pudo doblegar su entereza, su tesón, ese afán de seguir adelante a pesar de cualquier dificultad y segura de triunfar en cualquier empresa. No cabe otra opción que cambiar el género a aquella afirmación: “si la mujer sirve, entonces la tierra sirve”.

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Como el padre que educa a su hijo

Nardis Arias Escobar

Maestra de la Escuela Primaria “Pedro Pompa

Comunidad San Apapucio, provincia Granma

Hay una pequeña comunidad llamada San Apapucio en la cual vivo y a la que amo con todo lo que ella encierra, desde sus habitantes hasta sus montes. Por ello cada cosa que aquí sucede en beneficio de sus habitantes para mí es orgullo y satisfacción. Por esto puedo decir con gran alegría que hoy en día San Apapucio va cambiando gracias a que hace algún tiempo se inició una hermosa linda alianza entre el Instituto “Jorge Dimitrov” y la comunidad. Comenzamos con un proyecto sobre el cultivo del tabaco en la finca del productor José Luis Batista, luego se introdujeron nuevas variedades de frijol, después de maíz y así sucesivamente.

Hemos aprendido mucho, los compañeros de Instituto “Jorge Dimitrov” conjuntamente con los profesores de la Universidad de Granma y las otras instituciones como ACPA, ACTAF, ANAP, etcétera, nos han brindado su asesoría nos han dado sus conocimientos que nos sirven de mucho, y también nos han facilitado las semillas de las cuales carecíamos.

Había campesinos que hacía muchos años que no sembraban, debido, por una parte, a las inclemencias del clima, por otra parte la falta de semillas los había decepcionado, pero poco a poco hoy se sienten más motivados para volver a cultivar la tierra, y de hecho, ya lo están haciendo.

Ya hoy podemos ver hoy sembrados de tomate, maíz, pepino, plátano, sorgo, fruta bomba, aguacate, frijol canavalia y otros. Todo esto ha sido producto de las semillas que un día los investigadores del Instituto “Jorge Dimitrov” y del INCA nos entregaron en pequeñas cantidades. A estos investigadores ya los consideramos como de nuestras familias. Nos han enseñado como lograr mejores rendimientos, como mejorar los

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suelos usando la lombricultura de la cual se obtiene un maravilloso fertilizante que puede aportar muy buenos resultados al agricultor.

También hemos aprendido que al sembrar el frijol canavalia entre el plátano u otro cultivo, este fertiliza el suelo e impide que crezcan las malezas. Ya hay varios campesinos en nuestra comunidad que están sembrando este cultivo.

Hoy nuestros campos se ven diferentes, con diversos cultivos, y poco a poco se irán viendo mejor. Digo poco a poco porque debido a la carencia de equipos para el trabajo hay que turnarse para usar los arados o los bueyes y esto retrasa un poco el trabajo.

En estos momentos estamos enfrascados en la preparación de un huerto familiar a raíz de un curso que recibí en Pinar del Río sobre Innovación Local. Por las experiencias que pude adquirir con productores de la comunidad La Palma y de San Andrés, traje la idea, la he transmitido y otros campesinos también están preparando su propio huerto familiar para mejorar su canasta básica de alimentos, no sólo para su hogar sino también para todo el que lo necesite.

Puedo decir entonces que hoy hasta los niños se han insertado en las actividades de la comunidad, pues además de trabajar en el huerto de la Escuela Primaria, ayudan a sembrar árboles para la reforestación.

Tenemos mucho por hacer aún, pero con lo que se ha logrado hasta ahora pienso que el Director del Instituto “Jorge Dimitrov”, el coordinador del proyecto y los demás trabajadores de esa institución, de la Universidad de Granma y del resto de las instituciones que nos ayudan pueden sentirse como el padre que educa a su hijo y lo guía por el buen camino y un día recibe la satisfacción de verlo crecido y formado como él lo soñó.

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Niños y jóvenes en su acercamiento al manejo la diversidad

Mi comunidad, el proyecto y el futuro de los niños

Iris Gardy Reynaldo Rodríguez

Maestra de la Escuela Primaria Pedro Pompa

Comunidad San Apapucio, provincia Granma

En mi comunidad, llamada San Apapucio, muchos campesinos o pequeños agricultores están enfrascados en mejorar la calidad de su trabajo agrícola. Para ello están vinculados a un proyecto relacionado con el manejo adecuado de la Biodiversidad Agrícola, que lleva a cabo el Instituto de Investigaciones “Jorge Dimitrov” junto a otras instituciones de la provincia, a través del cual se ha podido mejorar la calidad de la producción en la comunidad y las técnicas de trabajo.

En este proyecto estamos todos integrados, tanto hombres como mujeres, y hemos visto que podemos hacer más si se nos facilitan los medios de producción. Con ello demostramos la igualdad de género ya que estamos todos trabajando por lograr un mismo objetivo, alcanzar un mayor desarrollo en la localidad y mejorar nuestra canasta básica.

Se han desarrollado diferentes talleres y ferias, en los cuales se ha contado con una masiva participación por parte de la comunidad y de los alumnos de la escuelita, quienes han puesto todo su empeño para que salgan bien.

Una de las iniciativas más atractivas ha sido el Círculo de Interés “Pequeños Innovadores”, en el cual los alumnos muestran su interés por la rama agrícola y muchos de ellos han manifestado que en un futuro estudiarán la carrera de Agronomía en la Universidad de Granma.

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Cuando yo sea grande quiero ser agrónomo

Daniel Hernández

Estudiante de secundaria

Comunidad “San Apapucio”, Granma

Me llamo Daniel Hernández, tengo 14 años y estudio en la Secundaria Básica “Evelio Saborit”, que está situada cerca de la Universidad de Granma. Soy sobrino de Nardis Arias, maestra de la Escuela “Pedro Pompa” de la comunidad San Apapucio. Ella me ha enseñado a trabajar la lombricultura, que aprendió en un curso recibido a través del proyecto PIAL. Yo me ocupo de alimentar las lombrices. Me gusta mucho el trabajo en la agricultura y ayudo cuando puedo a mi abuelo Mario Arias en su trabajo y a mi tío Wilber Arias, quien ahora ha sembrado plátano, maíz, ají chai y calabaza.

Estamos haciendo un huerto familiar en el que también quiero ayudar. Yo me encargaré de echar el abono de la lombricultura para que la tierra se fertilice y crezcan mejor las plantas. También puedo limpiar y sembrar.

Mi hermano y yo también ayudamos a mi abuelo con los animales y pastoreamos el ganado.

Cuando termine la secundaria quiero estudiar agronomía y poder entrar después a la Universidad de Granma. Así, en el futuro yo podré ayudar a mi abuelo y enseñarle lo que aprenda para que él tenga más producción. También podré enseñar a otros campesinos.

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Experiencias en el trabajo comunitario

Una experiencia en el fortalecimiento de la Innovación Agropecuaria Local en Cuba

Carlos F. de la Fé Montenegro

Investigador del INCA, miembro del equipo de trabajo del PIAL

Sobre la esencia del trabajo

En este trabajo se pretende resumir, de una manera lo más breve y sencilla posible, lo que pudiera ser considerado un intento de sistematización de experiencias adquiridas después de seis años de trabajo continuo e interactivo con directivos y productores del municipio Santa Cruz del Norte, provincia Mayabeque, encaminado a la consecución del objetivo general del Programa.

En su redacción se ha tratado de respetar, en lo posible, el orden cronológico en que fueron ejecutadas cada una de las acciones que se describen, las correspondientes reflexiones y lecciones aprendidas en cada instante vivido.

Para una más clara identificación del lector con el tema que se aborda, vale la pena hacer un breve aparte al concepto de innovación agropecuaria local. Según el diccionario enciclopédico ESPASA, el vocablo innovar significa: “introducir novedades, alterar las cosas” e innovación es considerada como “la introducción de alguna novedad en algo”. Visto así, pudiera considerarse la innovación agropecuaria al nivel de fincas como la acción mediante la cual el productor introduce prácticas o alternativas hasta entonces no empleadas en sus fincas, retoma otras o provoca alteraciones en el marco del manejo integral de la finca, dirigidas al aumento de la producción y la minimización de los costos y por tanto al aumento de la productividad y el bienestar familiar. De este

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modo, el concepto de Innovación Agropecuaria Local, abarca de manera integradora cada uno de los componentes del sistema productivo en el cual se desenvuelve el productor: el suelo, los cultivos, los animales y el propio productor y su familia como eje central del sistema.

Algunas características generales del municipio

El municipio Santa Cruz del Norte se halla ubicado al noreste de la provincia Mayabeque, limitando por su región este con la provincia Matanzas. Cuenta con una población total de 31 971 habitantes.

Entre las actividades fundamentales del municipio se hallan: la explotación petrolífera, producción de ron y refrescos, el turismo de playa, producción ganadera, producción agrícola, pesca, producción de energía eléctrica y la industria de la cerámica.

El relieve profundamente irregular que lo caracteriza, hace de este una zona dedicada eminentemente a la producción ganadera, con limitadas condiciones para un fuerte desarrollo agrícola, debido a la carencia de terrenos apropiados para tales fines, a lo que se le suman las escasas posibilidades de riego imperantes en la mayor parte de las fincas.

Si bien hasta finales de la década 1980-1990, la producción ganadera exhibía un desarrollo medianamente importante desde el punto de vista de la aplicación de los adelantos científico técnicos al alcance de los productores en ese entonces, hoy día y como resultado de la carencia de recursos en el país la producción ganadera muestra una significativa depresión.

Aun cuando las condiciones existentes para el desarrollo agrícola en muchos casos no son las más adecuadas, desde el punto de vista de las características de los suelos y la disponibilidad de regadío para las siembras, se puede apreciar la presencia de diversos cultivos en los campos, distinguiéndose: plátano, frijoles, yuca, maíz y calabaza entre otros, sustentadas sus producciones sobre la base de una muy reducida diversidad de variedades, lo que limita sus posibilidades para satisfacer las demandas de la población del municipio.

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¿Por qué Santa Cruz del Norte?

Santa Cruz del Norte constituye el municipio de más reciente incorporación al Programa de Innovación Agropecuaria Local en la provincia Mayabeque.

Las primeras acciones se iniciaron en agosto de 2007 obedeciendo a razones muy concretas, figurando entre las de mayor peso:

• Incidencia prácticamente nula de centros de investigación en el quehacer agropecuario del municipio.

• Existencia de una amplia masa de productores agropecuarios.

• Combinación al nivel de fincas campesinas de la producción agropecuaria de temáticas de interés para el programa PIAL.

• Condiciones de suelo y relieve notablemente diferentes a los restantes municipios de la provincia incluidos en el programa.

• Población asentada mayoritariamente en comunidades suburbanas.

• Distante ubicación de municipios con cierto desarrollo agrícola.

Cabildeo con decisores locales

A diferencia de la inmensa mayoría de los países del mundo, Cuba se caracteriza por contar con un fuerte sistema organizativo, que abarca cada una de las esferas de la sociedad. La rama agropecuaria no escapa a esta realidad.

Si bien en el sector agropecuario el productor o campesino es la persona más directamente vinculada al proceso productivo a través de su interactuar diario con sus cosechas y animales de crianza, ya sea en sus propios terrenos o como asalariados en unidades productivas estatales, existen otros actores, involucrados funcionalmente de un modo indirecto en el proceso productivo, identificados aquí como actores indirectos, a cargo de la conducción de la planificación, la estrategia y la política del Estado, en función de garantizar la seguridad

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alimentaria del país en sus diferentes niveles organizativos: nación, provincia y municipio.

Tenida en cuenta esta realidad, la primera acción realizada en la presente experiencia estuvo encaminada a lograr la identificación de los diversos actores locales con los objetivos del Programa de Innovación Agropecuaria Local, su reconocimiento y apoyo para la implementación del mismo en el municipio.

De la duda ante el desconocimiento al apoyo resuelto ante el convencimiento.

Si recapitulamos algunas de las características generales del municipio, podemos comprender bien la primera reacción de duda manifiesta en algunos acerca de lo interesante que pudiese resultar para el municipio la ejecución del proyecto. ¿Qué importancia pudiera tener para un municipio eminentemente ganadero, con escaso desarrollo agrícola, el tema de la producción de semillas? La respuesta no tardó.

Una vez concedido un espacio para el intercambio, se celebró en las instalaciones de la ANAP municipal el primer encuentro introductorio al programa PIAL, con la presencia de funcionarios del PCC, MINAGRI, presidentes y administrativos de las catorce Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) dirigidas por la ANAP y la Cooperativa de Producción Agropecuaria de la delegación municipal del MINAG.

Expuestas las experiencias alcanzadas durante la implementación del proyecto en otros municipios y provincias del país, sus objetivos y las acciones concretas previstas a desarrollar de conjunto con cada uno de los actores locales, se produjo en todos un cambio evidente. Quedaba claro entonces que para Santa Cruz del Norte, municipio eminentemente ganadero, con escasos suelos adecuados para la producción agrícola y distante de otros municipios con mayor desarrollo en la producción agrícola, se imponía la necesidad de fortalecer y diversificar las producciones en el sector agropecuario, en cuyo entorno una alternativa viable lo constituía la inyección de diversidad de especies y variedades, acompañada de procesos participativos de elevación del nivel de conocimientos de unos y otros.

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Surge así la propuesta realizada por Jesús Hernández Pérez y Yamilé Menéndez Salcedo, presidentes de las CCS “José Castellanos” y “Enelio Domínguez” respectivamente, para iniciar en estas las primeras acciones, con posibilidades de diseminación al resto del campesinado en el municipio.

Sobre la lógica para la entrada al quehacer directo de los productores

En Cuba existe un dicho popular muy antiguo que dice así: “Ver para creer”, hoy día empleado con frecuencia y con total exactitud por muchos, al referirnos a la reacción de los productores ante algo novedoso para su saber, traducido en este caso del modo siguiente: el productor primero ve y luego cree.

Si pensamos en nuestra vida diaria, en no pocos casos nos hemos enfrentado quizás sin darnos cuenta ante situaciones de duda, disipadas solo con la evidencia práctica de su realidad. Si consideramos que para un productor, la toma de una u otra decisión en su entorno generalmente involucra factores económicos más o menos trascendentales en sus vidas, el arraigo de este principio parece hallarse bien justificado.

Emparentado con este dicho y con cierto grado de veracidad, en reiteradas ocasiones hemos escuchado lo siguiente: “El productor cree más en lo que le dice otro productor que en lo que le dice un investigador”. Tal vez no sea ciento por ciento cierto, pero sí parece tener un sentido práctico, posiblemente producto del propio proceso empírico de construcción de conocimientos común para los productores.

Desde mi posición de investigador no pocas veces he pensado en que también se da a veces lo siguiente: “El investigador cree más en lo que le dice otro investigador que en lo que le dice un productor”. No es mi intención discutirlo, pero sí vale la pena pensar en ello.

Visto de este modo, lo que primero se imponía entonces era presentar evidencias prácticas ante la vista de los productores, que pudieran conducir a un acercamiento concreto a nuestras pretensiones, consistentes como ya he dicho en colaborar de manera directa con estos en la búsqueda de alternativas innovadoras con efecto positivo en sus fincas.

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La experiencia alcanzada durante más de doce años de trabajo con productores en otros sitios del país y el propio conocimiento de la realidad agrícola del municipio apuntaba a la diversificación de especies y variedades como una alternativa importante y de interés para los productores en su conjunto. Ahora se imponía la interrogante: ¿Cuál sería el sitio?

Un primer cambio de actitud. Del escepticismo a la credibilidad

Con la anuencia de los presidentes de las dos CCS inicialmente dispuestas, se imponía entonces un primer contacto con los cooperativistas. Debidamente planificados, se celebraron sendos encuentros con los productores de las CCS “José Castellanos” y “Enelio Domínguez”, fijando como momentos más propicios las propias asambleas de afiliados, establecidas en días fijos de cada mes. Más tarde la experiencia indicaría lo acertado del momento elegido y su utilidad para la implementación de las ideas del proyecto. Sobre este tema me referiré más adelante.

Con la presencia de prácticamente todos los afiliados, como primer punto en el orden de las asambleas tuvimos la oportunidad de presentar a los productores de una manera lo más breve y sencilla posible las ideas del proyecto, sus objetivos y posibles acciones a desarrollar de forma colaborativa con estos.

Si bien pudiera calificarse como de abstención la posición asumida por la mayoría, siempre hubo productores que, resueltos y muy espontáneamente, ofrecieron sus fincas como sitios para el inicio de las primeras actividades propuestas. Al respecto, merece destacar el caso del productor Guillermo Soto Pozo, de la CCS “José Castellanos”, quien ante la disyuntiva de en qué sitio sembrar la diversidad de frijoles, boniatos y garbanzos disponibles en ese momento, ofreció su finca para la siembra no de uno de estos, sino de los tres cultivos en su conjunto, lo que al decir del propio Guillermo, permitiría un ahorro de tiempo y recursos, con la visita a una sola finca todos podrían ver el comportamiento de los tres cultivos a la vez y ahí seleccionar los que crean mejores para sus fincas. De esta forma quedaba resuelto el dilema acerca del sitio de entrada.

Fue de este modo que contando con el esfuerzo del propio Guillermo y su familia, se sembraron las primeras parcelas

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demostrativas que incluían 40 nuevas variedades de frijol, 6 variedades de garbanzos —cultivo que luego de muchos años se pretendía retomar en el municipio— y 15 clones de boniato donados por el INIVIT, todos hasta entonces inexistentes en el municipio.

La disposición del productor no quedo ahí. Con posterioridad y hasta la fecha ha brindado sus terrenos como centro para la entrada al municipio de una amplia diversidad de variedades de otras especies, entre ellas cabe destacar la inyección por esta vía de 45 clones nuevos de yuca, 13 especies de hortalizas y una nueva variedad para pasto del ganado vacuno entre las más sobresalientes, el desarrollo actual de experiencias prácticas en la producción de semillas de cebolla de la variedad Caribe-71 como una solución a la carencia de semillas en el municipio y de manera general en el país.

Paralelamente, otros productores, entre los que vale destacar a Raúl Hernández, productor de la propia CCS “José Castellanos” comenzaban a incursionar con iguales propósitos —facilitar la introducción de nuevas variedades al municipio— en la siembra de 32 parcelas demostrativas de maíz, cultivo, si bien ampliamente sembrado por los productores, se sustentaba en una o dos variedades heredadas de generaciones anteriores, a saber del propio productor y de otros entrevistados. Más tarde, picados por el interés y la curiosidad acerca de los beneficios del empleo de la biofertilización, se propone y desarrollan interesantes estudios empleando el Ecomic (biofertilizante micorrizógeno) en el cultivo del ajo y maíz.

Otro productor, Eulalio Quintana (Yayito), aunque con gran disposición manifiesta en la asamblea de su CCS “Enelio Domínguez”, pero menos afortunado debido a las inclemencias del tiempo, no lograba hacer realidad la siembra de 16 nuevas variedades de tomate entregadas por el proyecto. Quedaba entonces pendiente su afán de mejorar sus cultivos y contribuir al desarrollo de los demás. Esto no se quedó así para Yayito, poco tiempo después, luego de recibir un mínimo de instrucciones y el correspondiente pie de cría (lombriz roja californiana), iniciaba la producción de su propio abono consistente en humus de lombriz, a lo que le sumaba la siembra de 20 nuevas variedades de frijoles, los que, a decir del mismo, se van comportando bien en sus terrenos.

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Hoy día, identificados con el ejemplo de Guillermo, Raúl, Yayito y otros, ya no pocos son los productores que a diario manifiestan un interés creciente por un cultivo, tecnología o nueva experiencia para llevar a sus fincas.

Las ferias de diversidad. Aristas de una experiencia

Las ferias de biodiversidad, como un espacio al cual son convocados los productores para que ante una amplia diversidad de variedades seleccionen aquellas a su criterio más adecuadas para la siembra en sus terrenos, han sido, de manera similar al resto de las experiencias conducidas en el marco del proyecto, una herramienta básica en el proceso de inyección de diversidad en las fincas.

Han sido varias las ferias celebradas contando con una amplia participación de productores, que han visto en las mismas una oportunidad antes ausente para acceder libremente a nuevas variedades de cultivos tradicionales en sus fincas como el boniato y la yuca, y otros poco conocidos en la zona.

Vistas en su integralidad, las ferias no solo han constituido un marco propicio para el acceso a la diversidad por parte de los productores, el intercambio ineludible de experiencias facilitado en el marco de las mismas entre productores, técnicos, investigadores y funcionarios locales, de manera libre y espontánea ha contribuido, sin dudas, al fortalecimiento efectivo del conocimiento de unos y otros. Es de este modo que cada uno de los participantes cuenta con la posibilidad de llevar consigo no solo nuevas semillas para sus terrenos, sino, además, nuevas experiencias, formas de organización y manejo de sus cosechas.

Como caso particular, la mujer campesina ha hallado en las ferias un espacio ideal de expresión de su doble rol, como productora y ama de casa. Como productora ha encontrado a través de las ferias un espacio para la exposición de sus propias experiencias, formando parte junto con los hombres de interesantes intercambios relacionados con el manejo de las fincas, como ama de casa ha contribuido con singulares propuestas culinarias, presentadas en concursos diseñados para tales fines, favoreciendo de este modo a la consolidación de las ferias como un festival de innovación agropecuaria local, donde hombres, mujeres, jóvenes y niños hallan un espacio para su participación.

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La invitación cursada a diferentes funcionarios locales y su activa participación en el desarrollo de las ferias ha devenido en una interesante experiencia a favor del establecimiento de un vínculo más directo y efectivo entre unos y otros para el fortalecimiento de la producción agrícola local.

El deber social de contribuir a la formación de las jóvenes generaciones no ha escapado de la mira de las ferias. En cada feria celebrada han estado presentes los niños y jóvenes, vinculándose a través de actividades específicas al desarrollo de las mismas como una alternativa más para lograr un mayor acercamiento de estos a las actividades que desarrollan sus padres y abuelos en sus fincas.

Un nuevo cambio de actitud. De la colaboración al empoderamiento

Tan solo ocho meses después de celebrada la primera feria de agrobiodiversidad (Feria del Boniato) en la CCS “José Castellanos” y tras sistemáticos encuentros de trabajo con el presidente de la CCS, miembros de la junta directiva y productores en general, se aprecia sin lugar a dudas un interesante cambio favorable en la actitud de la junta directiva de la cooperativa, expresado de manera particular en la persona de su presidente Jesús Hernández Pérez.

¿En qué consistió el cambio?

Las Ferias de Agrobiodiversidad, tan solo así enunciadas pudieran ser vistas como simples actividades sin una mayor complejidad en su organización y mucho menos en su desarrollo, pero es todo lo contrario. Para que estas cumplan con su cometido real (vincular factores económicos, sociales, ambientales y culturales) precisa de sus organizadores un fuerte y prolongado trabajo organizativo.

La primera feria celebrada en el municipio, para el cual resultaría una novedad en el trabajo con productores, fue desde sus inicios concebida, organizada y ejecutada por miembros del proyecto, contando además con una importante contribución en materia de recursos materiales, disponiendo, sin lugar a dudas, del apoyo de la junta directiva de la CCS y del propio productor dueño de la finca.

Reconocida su trascendental significación y contribución al desarrollo agrícola de la comunidad, su repercusión y colorido

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en el orden sociocultural, pronto fue asumida por la dirección de la propia CCS y de la ANAP como una actividad propia, hecho manifiesto en la activa participación de la junta de la CCS y sus afiliados como centro organizador de la primera Feria de la Yuca que, con características diferentes se celebrara meses después en noviembre de 2007, en la que el proyecto participaba como colaborador.

Como prueba del fuerte arraigo y significación atribuida a tal evento vale destacar el esmero y dedicación con que se logró la práctica terminación del local de la CCS para la celebración de la feria en este, así como el aseguramiento logístico alcanzado a partir de coordinaciones establecidas con diferentes organismos del Poder Popular, la Gastronomía, Centro de Televisión y Cultura Municipal entre otros, contribuyendo todo el trabajo realizado al colorido de la actividad, convertida en festividad campesina.

Algunas consideraciones sobre la estrategia y los resultados

Consecuentemente con la lógica planteada para la entrada al quehacer directo de los productores, la estrategia de trabajo seguida se ha basado siempre en los dos preceptos antes enunciados: ”Ver para creer” y “El productor cree más en lo que le dice otro productor que en lo que le dice un investigador”. Es así que el trabajo desarrollado para la implementación del proyecto se ha encaminado en las direcciones estratégicas siguientes, parcialmente enunciadas con anterioridad:

• Siembra o plantación de parcelas demostrativas de la mayor diversidad de variedades posibles en la finca de un productor o productores que, atendiendo a su entera voluntad, brindan sus terrenos y esfuerzos para que el resto de los productores pueda evaluar y seleccionar, acorde con sus propios criterios, las variedades que más se ajusten a sus necesidades e intereses específicos, a partir de su participación en una feria de diversidad.

• Fomento entre los productores del desarrollo de nuevas experiencias en sus fincas, en términos de nuevas variedades introducidas o tecnologías empleadas.

• Visitas de intercambio a fincas de productores de otras CCS en la provincia.

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• Devolución sistemática en las asambleas de nuevas experiencias adquiridas, realizadas por los propios productores.

La experimentación campesina cobra fuerza

Una muestra evidente de los resultados ya alcanzados es, sin lugar a dudas, el fortalecimiento de la experimentación campesina. Hoy día son varios los productores que unidos a Guillermo, Raúl y Yayito, han ido incorporando en sus fincas nuevas experiencias.

En tanto unos acogen con interés la evaluación de nuevas variedades de frijol, garbanzos, tomates u hortalizas, otros incorporan a su experiencia los resultados con productos biofertilizantes o plaguicidas orgánicos, tales son los casos de Orestes García (CCS “Enelio Domínguez”), quien muestra con orgullo sus nuevos campos de tomate con 20 nuevas variedades en estudio junto con la variedad que hasta entonces conservaba en su finca. De ellas y al decir del propio productor, por su comportamiento se van distinguiendo algunas de las que se propone obtener suficiente semilla para próximas siembras.

Jesús Quintana, Pusi como todos lo conocen en la CCS “José Castellanos”, exhibe en su finca 40 nuevas variedades de frijol y 5 de garbanzos, todas cuidadas con esmero para de entre ellas seleccionar las mejores. Para él, el efecto del biofetilizante Ecomic es un hecho real, ya lo ha evaluado con muy buenos resultados en siembras de maíz, responde ante una pregunta realizada.

Arsenio, productor fundador de la propia CCS, expresa su conformidad con el empleo de la cardona (Compuesto a base de cardón) sugerido para el control de enfermedades según experiencias recibidas de colegas de la provincia Holguín. Probado por este en sus siembras de frijol le ha resuelto el control de las enfermedades, afirma Arsenio.

Para el beneplácito de todos y con el incuestionable apoyo de los diferentes actores locales del municipio estas y nuevas experiencias se abrirán paso en el sector agropecuario santacruceño.

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Ocho kilómetros

Sayonara Tamayo Arjona

Periodista del Telecentro Gibaravisión

Cada día me convenzo más de que Las Caobas es un extraño sitio. Algo más de ocho kilómetros transitados por un difícil camino van regalando al visitante el adelanto de una isla en medio de un relieve cársico, intransigente con lo humano, cruel hasta con los animales y aparentemente pobre en amor, tal vez porque su hermosura exige ser descubierta, aun en lo más profundo de la geografía y el mapa humano que la habita.

La sequedad y el sol te acompañan en el recorrido mientras ves a la mujer sobre el caballo con su hijo pequeño entre las piernas. Comienzas a sospechar poco a poco que aquel es un sitio dejado atrás por muchos, mientras despiertas de vez en cuando de tu soliloquio para responder el saludo de quienes te ven probablemente por primera vez.

Ciertos tramos del camino se tornan una autopista donde unos vehículos que llaman “volanta” parecen eso mismo, volar. Algunas son tan ligeras que me recordaron a los griegos de la Ilíada y otras llevan en sí la carga de mucho sudor.

Retomas a la primera mujer de la historia, pero ahora te parece verla sobre otro caballo, con su hombre entre las piernas y amarrada a su cintura, como si temiera no tenerlo alguna vez. Comienzas a entusiasmarte porque cada tramo del camino te parece diferente. Empiezan a aparecer los plátanos, guineos y fongos, cuyos sembrados entonces no pudiste distinguir, porque no sabías hacerlo, y porque tampoco habías ido a tantos sitios parecidos a Las Caobas.

Al parecer, a la gente del PIAL, todas y todos en aquel lugar los conocen, y yo no demoré en sentirme parte del mismo equipo porque pocas veces en mi trabajo traté antes con tanto poder para conquistarme a favor de un proyecto.

Te desmontas del carro con expectativas y, sobre todo, con las imágenes de aquellas mujeres sobre caballos. ¿Sería aquello

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un adelanto de algo? Dejas de hacerte preguntas y respondes con el mismo gesto a las primeras sonrisas que recibiste de Las Caobas —y tú pensando que no te conocían. Allá no llegará el agua de acueducto, pero llega la señal de la televisión. No exageres, aquel extraño sitio está en Cuba.

Lo demás no me costará tanto trabajo porque ha sido como una historia construida a través del tiempo. Así que agradezco a quien me secunda en la memoria cuando trato de recordar algo tan lejano como mi primera llegada a Las Caobas, una comunidad rural próxima a la cabecera municipal de Gibara.

Confieso que la primera vez que fui al campo como parte de un equipo de televisión, confundí el tomate con una mala yerba y todavía me río sola cuando recuerdo a aquel campesino simulando su burla ante mi ridículo y diciéndome, con el tono de quien respeta y critica a la vez, “periodista, ¿usted no viene mucho por el campo, eh?”. Semejante papelazo me sumió en tremendo compromiso; no sólo el de conocer ese mundo con más profundidad, sino también el de escuchar a los guajiros, porque nadie sabe más de la tierra que ellos mismos. Desde entonces hasta acá, si tuviera que hacer un informito como los que tanto nos gustan a los cubanos y cubanas, pudiera decir que cerca del 20% de mis trabajos abordan de alguna manera la temática rural.

Cuando a muchos periodistas les hablan de agricultura parece que oyen lo peor que le pueda suceder a alguien, pero aquel viaje a Las Caobas fue un regalo para mí.

La primera sorpresa me la llevó Mayté en un maletín. Cuando vi salir de él tantos pomitos con un tejido finísimo adornando sus tapas, me sentí como Colón en Río de Mares. Comencé a mirarlos uno a uno y de pronto aluciné con que las zanahorias me guiñaban un ojo. Los vegetales parecían pequeñas mujercitas en vinagre y se fueron rodeando de botellas con pulpas de frutas diversas hasta llenar una mesa que completaba también la obra de otras mujeres. Todavía no sé si ellas también montan a caballo, pero se me revelaron interesantes, llenas de la sabiduría de los años y de energía suficiente para no parar de reír y hablar durante un buen rato.

Aquel era el primer capítulo de mi trabajo periodístico en una agricultura que no se parece mucho a la de los periódicos ni a la de la propia televisión. ¿Será que nos estamos perdiendo

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algo como medios de difusión? Estamos acostumbrados a leer y escuchar grandes cifras de superproducciones, a recibir los lamentos por las pérdidas causadas por los bajos insumos, y, sobre todo, a ver casi siempre poco y lo mismo en nuestros mercados y ferias. Seguimos alabando la comida envuelta en químicos, mientras los suelos lloran porque el sistema de la agricultura industrial jamás le sonríe. Es como si se llenaran del espíritu aborigen, cuyos rasgos y cultura murieron en Cuba a manos de quienes también les creían una enorme fuente de riquezas, pero de tanto apreciarlos, los mataron.

El maletín había quedado vacío y yo miraba de reojo pasar las volantas a través de las ventanas, mientras el grupo de mujeres reunidas en la casa de Mayté hablaba de nuevas variantes de conservas. Había llegado la sonrisa más amplia y constante que he conocido en Las Caobas. Comencé a comprender el tratamiento casi familiar que se destilaba entre ellas. Seguramente tendría algo que ver con las cuestiones de género, y ahora, con su líder allí, eran verdaderamente una potencia de la cual me enorgullecía, por supuesto, y sobre la que me cuestionaba otros asuntos. Me costaba trabajo entonces escapar del esquema agrícola de los medios… y de los informitos que tanto nos gustan. No pude evitar pensar en los números e indagué si las conservas eran para ellas y sus familias o las comercializaban. No entendí respuesta alguna hasta escuchar los objetivos del PIAL en su esencia. Inconforme con que semejantes valores se destinaran a las comunidades para autoabastecerse, y los residentes ocho kilómetros al este quedáramos fuera, les propuse buscar la manera de compartir sus frutos más allá del camino estrecho que me condujo hasta ellas.

Cuando vemos o leemos algo sobre mujeres campesinas nos parece estar en presencia de una rareza y eso demuestra nuestra incapacidad para reconocernos entre nosotros y nosotras mismas. ¿Será una cuestión de género o de estereotipos? Las mujeres que trabajan en el campo nos asombran porque estamos acostumbrados a verlas llevar la comida y el agua a sus hombres, a tenerlo todo listo en la casa para cuando ellos lleguen, a callar y callar…

La sonrisa de Zulima sería sólo un adelanto del fascinante trabajo que asumen las mujeres de PIAL en Las Caobas. Los viejos sombreros de yarey cubrían rostros que bañaba el

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mismo sudor que corría bajo las camisas y hasta los pantalones. Rostros que se me convirtieron de pronto en rostros muy bien cuidados, y sobre todo, con una sabiduría increíble que feminizaba mi nueva visión del trabajo en el campo.

Pasarían sólo horas desde que Chaveco me llevó por primera vez a Las Caobas y ya sentía que en los próximos meses iba a dedicar mucho tiempo de mi trabajo a la agricultura. Me llevé en mi viaje de regreso cuanta interrogante se me ocurrió y el término “participación” que tanto escuché de la gente del PIAL comenzaba a acercarme a una ilusión que ocupa a muchas mentes entre cubanos y cubanas.

Así como el proyecto trascendía las fronteras geográficas de Gibara, la televisión no podía privar a su público de tantas experiencias a las cuales, hasta entonces, les había sido esquiva la divulgación.

La Redonda es una comunidad que está en la conchinchina de Urbano Noris. Recuerdo que aquel fue un viaje tremendo, cuyo fin no alcancé a ver durante un buen rato. Pero cuando conocí aquella finca de la CCS “Reinerio Almaguer”, ya sólo pensaba en cuanta similitud tenían los hombres y las mujeres de allí con la gente que había conocido en Las Caobas.

En el taller sobre las conservas estaba hasta el pastor de la comunidad y recuerdo una de las mesas más coloridas que he visto en mi vida. Estas se parecían a los pomitos que vi llegar en el maletín de Mayté y las técnicas para conservar aquellas frutas y vegetales también habían sido similares, así que el PIAL y sus métodos para extender el conocimiento y la práctica, se me convirtió en una referencia de cuanto se puede lograr aprovechando los saberes populares.

Es cierto que allí no había visto ninguna mujer sobre caballos, pero al parecer —pensé en algún momento, y no dije nada— algo pasa con las mujeres cuando estos “guajiros machos” son tan diferentes a la mayoría de los que conocí antes de ir a Las Caobas. Es que no eran las superproducciones ni los números la esencia de aquel proyecto que comenzaba a conocer, sino que el propósito era cambiar mentalidades primero, en función de transformar luego las prácticas en busca de los mismos objetivos.

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Eso mismo percibí en Cañadón, otro “conchinsitio” de Banes, cuando conocí a Migdalia, un manantial de energía positiva que logró deslumbrarme con sus cangrejos enjaulados y la sabiduría para conservar alimentos que había heredado de sus abuelos asturianos.

No sé por qué, pero incluso cuando proyectos tan genuinos como el que estaba conociendo nos conmueven, se nos hace difícil relacionarlos con los tradicionales. Por eso el tema de la comercialización continuaba siendo un enigma para mí. El Día de la Mujer Rural quedaría satisfecha mi curiosidad cuando vi por primera vez a las mujeres de Las Caobas comercializando sus conservas y condimentos en la feria. El impacto fue tal y como lo había imaginado. Cuando hice algunas entrevistas que llenaron mi reportaje de elogios hacia la experiencia, encontré muchas respuestas a mis interrogantes sobre lo que distingue al PIAL en la agricultura cubana.

Otras respuestas, muchas más, me dio Humberto Ríos en una visita a nuestro canal tras haber recibido el Premio Goldman en abril de 2010. Con ese diálogo se completaba mi ciclo de acercamiento al proyecto y a su gente y, afortunadamente, mi relación había comenzado por los productores.

Ahora tengo la certeza de que algo nos estamos perdiendo todavía cuando hablamos de agricultura en los medios. Creer, por lo menos, que conozco la esencia del PIAL y algunas de sus experiencias en Holguín, no es más que una puerta para nuevas interrogantes, entre ellas: ¿por qué se nos hace tan difícil extender más las buenas prácticas de producir sin agroquímicos, de ser autosuficientes con los alimentos en las comunidades que tienen la posibilidad y las condiciones para serlo, de priorizar al ser humano y sus condiciones de vida en función de estimular el apego al campo?

De lo que sí estoy segura es que conocí el proyecto a tiempo, justo después de graduarme de periodismo en la Universidad de Oriente y antes de que la comodidad y los vicios de la profesión me llevaran a hacer un informito cada vez que hablara de agricultura en televisión. A aquellos primeros ocho kilómetros, que luego he recorrido varias veces, debo también la suerte de haber encontrado gente buena de verdad, la admiración que siento por ellos se me hace difícil sintetizarla en dos minutos de información. Por eso continuaré regresando,

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con cámara o sin ella, por aquel difícil camino que me abrió las puertas del PIAL.

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Cadena Agroalimentaria Avícola administrada como negocio de cada patio, que funciona en una comunidad del nororiente cubano

Nelson Rodríguez Peña y Agustín Serrano Santiesteban

Investigadores UEICA, Holguín.

Un poco de historia

La disminución de la producción avícola especializada en Cuba motivó el surgimiento de la crianza urbana y peri-urbana en diferentes comunidades. Velasco, poblado ubicado en el nororiente cubano, con una población de más de 21 000 habitantes, se encuentra rodeado por 24 382 hectáreas de tierra que se dedican a la actividad agrícola; explotándose solo el 21% en los cultivos de granos, viandas y hortalizas, el resto son áreas forestales y pecuarias, destacándose los granos por las favorables características climáticas y de suelo para su cultivo y, por la tradición de los productores, lo que hace de esta zona “El granero de Cuba”.

En 1996 comenzó un fuerte movimiento en la comunidad, cuando varias personas iniciaron la cría de aves, posteriormente, el 4 de septiembre de 1997, se constituyó un Órgano de Base (OB), “Avicultores de Velasco”, de la Sociedad Cubana de Productores Avícolas (SOCPA), adscripta a la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), primero de este tipo en el país, el cual agrupaba a criadores individuales a cargo de la coordinación y desarrollo de actividades (cursos de capacitación, talleres, ferias, visitas, intercambios, entrenamientos, otras gestiones técnicas, etc.) con personalidades e instituciones locales y de otros territorios.

El OB está compuesto por 22 miembros, 3 de ellos forman el aparato de coordinación, encabezado por su presidente. Entre sus objetivos principales se incluyen: aplicar y fortalecer Sistemas Locales de Producción Avícola; desarrollar métodos, tecnologías y procesos, a partir de la introducción y extensión

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de conocimientos en la comunidad, así como evaluar y divulgar los resultados sociales, económicos y productivos obtenidos.

Actualmente existen más de 150 criadores de aves diseminados en la localidad, que han hecho de la avicultura urbana una fuente de trabajo, alimentos e ingresos para la familia, con atractivos costos de inversión y gastos, enfocados siempre en la búsqueda de mejoras en la factibilidad de la crianza, la eficiencia productiva y la rentabilidad desde el punto de vista económico.

Eslabón a eslabón. ¿Cómo funciona?

En la comunidad se produce fundamentalmente carne de pollo y huevos de gallina, ambos renglones constituyen fuentes de proteína de alto valor biológico, de relativamente fácil adquisición y factible comercialización, lo que ha permitido el establecimiento de puntos de producción y venta en todos los barrios del poblado.

El huevo o la gallina, lo primero…

Los patios de reproducción facilitan los huevos fértiles a las incubadoras, estas venden una parte de los pollitos para reposición y el resto para la ceba y venta a la población junto a los huevos no aptos para incubar; todos los machos y algunos lotes de hembras se obtienen de los centros de reserva genética estatal, ubicados en la provincia Mayabeque, esto se cumple para las líneas y cruces pesados y semipesados, semirrústicos o puros.

Para la producción de huevos con las líneas semirrústicas ocurre algo similar a lo anterior, sin embargo, las gallinas ligeras de líneas comerciales se obtienen de los animales excedentes en las granjas estatales.

En la comunidad se logró un cruzamiento entre el macho de ceba y la hembra campero, denominado CECAM.

Lo descrito anteriormente, la obtención de animales de granjas estatales, ocurre de manera informal, sin contratos preestablecidos que garanticen la continuidad y total establecimiento de un sistema de producción avícola fiable y seguro. La cadena productiva en la comunidad se garantiza, estableciéndose relaciones comerciales (precios, fechas de entrega y recogida, etc.) entre los dueños de cada patio.

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Los criadores se unen para adquirir y, en muchos casos, procesar los alimentos, con lo que disminuyen el costo de elaboración. El mercado y la venta de las producciones está garantizada, por cuanto la demanda está por encima de la oferta que aun logran los criadores, lo que se realiza individualmente, en algunos casos agregando valor por concepto de elaboración, ahumados, etcétera.

Los piensos balanceados se elaboran con materias primas de producción local (con tenores de nutrientes adecuados y adaptados a la categoría y propósito productivo de que se trate), que se obtienen y/o compran a productores de cada uno de los renglones expuestos en la Tabla 1:

Tabla 1. Materias primas de producción local utilizadas en la elaboración de piensos balanceados

Maíz Hojas de leguminosas Palmiche

Sorgo Yuca, morera, etc. Maní: aceite, torta,

grano

Yuca: harina, fresca Pescado: harina y seco Sal común

Boniato: harina, fresco Harina de carne Cáscaras de huevos

Arroz, polvo, cabecilla, etc.

Plátanos y otras frutas Conchas marinas

Soya, grano Frijol Canavalia y otras

leguminosas Harina de huesos

Girasol, grano Frijoles: común, vignas,

etc. Rocas calizas

De entre los productos antes relacionados, el maíz, el sorgo, la harina de raíz de yuca, la harina de tubérculo de boniato, el aceite de maní y algún otro alimento energético muy especifico, ocupan entre el 60 y el 70%; la harina de pescado, la harina de carne, los frijoles, la harina de soya desgrasada, la harina de soya integral, el maní, el frijol canavalia u otras leguminosas cubren del 30 al 40%; las fuentes de vitaminas y minerales entre 5 y 10%; además, se agregan por algunos criadores, según la disponibilidad, otros ingredientes: polvo de arroz, palmiche, hojas de yuca o leguminosas, etc., en cantidades que no exceden nunca el 10%, lográndose piensos con tenores de nutrientes adecuados y adaptados a la categoría y propósito productivo de que se trate, cubriéndose los requerimientos con

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un análisis calculado para cada mezcla que se confecciona: para pollos, de ambos sexos, ubicados en piso y/o en jaula hasta el sacrificio. El pienso se elabora con los ingredientes disponibles, para 3 fases (de 1 a 21 días; de 22 a 35 días y más de 35 días) con tenores de 18-23% de PB y de 2900-3100 Kcal. de EM.

Los criadores de pollos controlan el consumo de alimentos, la mortalidad y los pesos en el momento de la venta, con lo que elaboran una ficha de cada una de las cebas y calculan los costos, teniendo en cuenta los rasgos del comportamiento de los pollos cebados.

Igualmente ocurre para la producción de huevos: el pienso es de producción local con niveles de PB entre 16-18% y de 2700-2900 Kcal. de EM más 2 g/gallina/día de alguna de las fuentes disponibles de calcio en horas de la tarde y en cada ciclo de postura se controla diariamente la mortalidad y la producción de huevos, y cada semana el consumo de alimentos, pudiéndose determinar el efecto económico, considerando además el costo de las materias primas que conforman los piensos.

Algunos resultados

Con el incremento sostenido del número de criadores en la comunidad, la producción de carne y de huevos, el número de gallinas ponedoras y la cantidad de pollos cebados han ido creciendo de forma casi lineal; así mismo se han mejorado los indicadores de eficiencia para los dos propósitos productivos, incluyendo el año 2008, en el que los embates del huracán Ike arrasaron con la infraestructura de producción avícola en la comunidad, la cual se encuentra en fase de recuperación actualmente.

Los resultados alcanzados han sido posibles, en gran medida, por el desarrollo de un programa de capacitación encaminado a prácticas agroecológicas que coordina el OB del poblado a partir de su fundación, impartiéndose cursos, con las temáticas siguientes:

• “Manejo del pollo de engorde y principales enfermedades que lo afectan”.

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• “Desarrollo de tecnologías para la producción de alimentos no convencionales destinados al consumo animal y su utilización”.

• “Alimentación, manejo y explotación de aves en medianas y pequeñas comunidades”.

• “Producción avícola sostenible en la comunidad”.

• “La cría y explotación de la gallina semirrústica cubana”.

• “Cálculo de raciones para aves, formulación con alimentos de producción local”.

El empleo de un diagnóstico ha permitido incluir formas de capacitación y participación, ajustadas a las necesidades de los productores y/o criadores: entrenamientos sobre producción de alimentos a partir de la yuca, su utilización y conservación, el boniato, el sorgo, vignas, algunas otras leguminosas u oleaginosas, fuentes de vitaminas y minerales, etc.; talleres participativos, de productor a productor; ferias de biodiversidad, (donde los productores de alimentos seleccionan semillas de alta calidad), de exposición y venta de alimentos y animales.

Los intercambios, conversatorios, visitas a productores en sus propias fincas y patios, con la participación de la familia, enriquecieron sus conocimientos generales acerca del manejo y explotación de las aves; convocándose a los Patios de Referencia y Fincas de Experimentación Campesina, para vincular la aplicación de los logros, la capacitación y la extensión de tecnologías, tales como:

• Utilización de harina de raíz de yuca y tubérculos de boniato en la ceba de pollos.

• Empleo de alimentos no convencionales de producción local en la fabricación de piensos para pollos de engorde y gallinas ponedoras.

• Diferentes materiales absorbentes como cama o vasija (cáscara de maní, tuza de maíz, vainas de frijol, viruta de madera, etc.)

• La medicina verde preventiva y curativa para las aves de corral.

• Crianza y explotación de la gallina semirrústica cubana.

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• Formulación de raciones no convencionales para la comunidad.

• Los piensos locales en las comunidades.

• Patios de reproducción avícolas.

• Las incubadoras de fabricación local y su funcionamiento.

La confección, emisión, venta y/o distribución en la comunidad de plegables sobre temas técnicos, folletos sobre Producción de Piensos Locales, la publicación de artículos técnicos y/o de corte popular, y el desarrollo de investigaciones en el área productiva, social, económica, etc., se coordinan y organizan a través del OB de la comunidad, lo que repercute positivamente en la adquisición de conocimientos, actitudes y prácticas, y ha contribuido a la conformación de una cultura sobre la crianza de las aves, así como las mejoras productivas experimentadas en la última década.

Conclusiones

• Los avicultores de Velasco están asociados y coordinan acciones de investigación, experimentación, capacitación, extensión, divulgación, compras y ventas, etc. para el mejor funcionamiento del sistema de innovación avícola que desarrollan.

• La producción de carne de pollos y huevos aumentó considerablemente en la comunidad en la última década, incrementándose también los consumos per cápita, lo que contribuye a mejorar la calidad de vida de la población.

• El OB constituye para los productores una escuela que ha permitido el desarrollo de conocimientos, actitudes y prácticas, la aplicación de la ciencia y la técnica con el uso de soluciones locales, y ha influido de forma positiva en los procesos de administración individuales y colectivos de los negocios, así como al fomento de redes que contribuyen a la eficiencia y sostenibilidad de sus producciones.

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Agroecología en Cuba, un aliciente para las sonrisas

Sayonara Tamayo Arjona

Periodista Telecentro Gibaravisión

En el año 1990 los esposos Richard y Rhoda Goldman, líderes cívicos y filántropos de San Francisco, establecieron el Premio Ambiental Goldman para honrar a los héroes populares de la ecología en las regiones de Asia, África, Europa, Islas y Naciones Isleñas, América del Norte, América del Sur y Centroamérica. El premio se entrega cada año en los Estados Unidos en conmemoración al día de la tierra. Uno de los seis galardonados del 2010 es el cubano Humberto Ríos, con una amplia trayectoria como investigador del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas.

Entre sus méritos se cuenta su labor como coordinador del Programa de Innovación Agrícola Local (PIAL), que involucra a cerca de cincuenta mil hombres y mujeres de ocho provincias del país. Ellos han logrado mejorar sus resultados productivos sin el empleo de fertilizantes químicos y a través de la experimentación para mejorar la calidad de las semillas y la variedad de los cultivos.

¿Cómo alguien con un aval tan extenso en el mundo académico se inserta en el tema de la agroecología?

Yo me inserto en el mundo de la agroecología a partir de que me involucro con una iniciativa que existía aquí en los años noventa que se llamaba ACAO, la Asociación Cubana de Agricultura Orgánica. Fue un grupo de gente de las universidades y de diferentes instituciones, que promovieron un poco en Cuba la transición de una agricultura convencional a una agricultura con bases agroecológicas. Yo me percaté de que ellos estaban tratando de hacer una agricultura agroecológica sobre la base genética de semillas que tenía la agricultura convencional. Entonces les dije: “¿Por qué no incorporamos otro concepto del fitomejoramiento participativo de semillas, donde los productores sean los héroes de este movimiento?”. Me apoyaron. Hicimos la primera feria de

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diversidad de maíz en el año 1999 con el apoyo de esa organización, ACAO, y ahí empezó todo.

Mi idea de incorporar a los productores como los verdaderos científicos de la semilla al participar en la selección, partió de mi tesis de doctorado, donde me di cuenta de que ahí era donde estaba la esencia. En la medida en que la diversidad de semillas estuviera en muchas manos y cada una de esas manos pudiera seleccionar lo que le interesaba para reproducir y diseñar su sistema productivo, ahí era donde estaba la esencia de todo.

Hay algunas personas que se refieren a la agroecología como una alternativa ante la crisis. ¿Cuán receptivo cree usted que ha sido el campesinado cubano ante esa práctica?

Existe una diversidad de criterios con respecto a los campesinos. Hay algunos que sí son vanguardias de este tipo de ideas de producir sin agroquímicos aprovechando las ventajas que dan las relaciones de los seres vivos, humanos y no humanos. Ellos realmente tienen la convicción de que es una manera muy eficiente de producir más alimento, con mayor calidad y más soberanía, o sea, menos dependencia externa. Hay otros que están en transición. Reconocen que es una parte importante, pero que todo no puede ser agroecológico, y hay otros que no quieren saber nada de la agroecología.

Ese es un fenómeno como todo proceso nuevo en la vida, en la historia, y se va a ir imponiendo en la medida en que las circunstancias lo vayan facilitando. Mi convicción muy particular es que no se trata sencillamente de una vía para escapar de la crisis que estamos viviendo. Para mí es la alternativa genuina, socioeconómica y política más importante, que tenemos los cubanos y las cubanas para incrementar, incluso, nuestra autonomía.

¿Cuánto cree que tiene que ver la soberanía alimentaria con la soberanía política?

Todo. No puede existir soberanía política si no hay soberanía alimentaria, aun cuando vayamos todos los días a la Plaza a decir que somos soberanos… yo no creo en eso.

¿Por qué cree que es tan difícil generalizar este tipo de experiencias de la agroecología, aun con resultados como los

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obtenidos por el PIAL, en una agricultura con un modelo industrial como la cubana?

La nuestra es una agricultura que está pensada en un sistema, como se describe en la literatura, top down, donde pocas cabezas piensan, algunas extienden y muchas adoptan, y eso no funciona. Yo creo que Cuba ha podido sobrevivir, incluso desarrollarnos, en momentos muy difíciles porque los que realmente están diseñando los mecanismos de supervivencia y desarrollo son las personas. En la medida en que ese sistema nuestro para dirigir la agricultura y la producción en Cuba pase más a manos de los productores, esas contradicciones y conflictos empezarán a mitigarse. Finalmente estamos hablando de una relación de poder, de un modelo de agricultura que prometió que iba a resolver el problema del hambre en el mundo y en los países, y nos han engañado, nos ha creado muchos más problemas de los que nos ha resuelto. La mayor parte de la estructura institucional que tenemos en Cuba, e incluso fuera de Cuba, responde al viejo modelo. Yo creo que el reto está en cómo irlo convirtiendo de manera moderada en nuevas relaciones institucionales, y sobre todo, que los protagonistas sean los que producen y los que consumimos.

¿Cómo cree que ha sido visto el PIAL desde la estructura administrativa de la agricultura industrial cubana?

Al principio como algo loco, como contestatario, incluso en el mundo académico y en el mundo político. Después éramos locos que teníamos algún poquito de razón. Ahora estamos en una fase en la que no sé si lleguemos a ser los héroes, pero yo considero que más que nosotros los héroes deben ser los agricultores. Es ver las relaciones entre científicos, productores, agricultores con otros espejuelos. Yo creo que la vida nos ha ido obligando a ponernos diferentes espejuelos porque finalmente la vida es más importante que cualquier capricho ¿no? El sol no se puede tapar con un dedo. El reto está en que las políticas que estamos construyendo de conjunto, con todos, y las futuras políticas que tengan que ver con el mundo agrícola, con el mundo rural, tengan en consideración esos principios. De eso se trata y son los próximos retos que va a tener el PIAL.

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Usted ha dicho en otros momentos que los campesinos deben convertirse en los verdaderos científicos de la tierra. ¿Cuáles cree que han sido los principales aprendizajes que han tenido de un programa como el de Innovación Agrícola Local?

Producir sin energía fósil. Producir mucho, mucho, mucho, con muy poco insumo. Yo creo que eso es un ejemplo no solo para Cuba, sino también para el mundo, porque los modelos predominantes no se pueden sostener. Es tan sencillo: es ofrecer alternativas a la gente, que la gente se convierta en verdaderos experimentadores y nosotros diseminar y favorecer ese proceso.

¿Cree que existe contradicción cuando las estructuras políticas de la agricultura piden a los campesinos experimentar y buscar soluciones ante las dificultades, como la adquisición de los paquetes tecnológicos, sin embargo, no propician la generalización de esas alternativas, como las del PIAL?

Hay personas que quieren cambiar, pero no saben cómo. Hay otras que saben cómo, pero eso les va a su relación de poder. Yo creo que lo más inteligente es buscar a las personas que quieren cambiar y no saben cómo, incorporarlas y empezar a hacer una masa crítica. También creo que los decisores sobre la agricultura y sus prioridades tienen que ser productores y consumidores. Se trata de que yo como científico tenga que rendirles cuentas a ellos de mi gestión con los recursos y los beneficios que se están generando, y no ellos rendirnos cuentas a nosotros.

¿Cuánto más cree que podría aportar al sistema agrícola cubano la extensión de experiencias como las obtenidas dentro del PIAL, a mucho más de cincuenta mil productores?

Eso es un reto. Ya trabajar con más de cincuenta mil productores significa que puede tener un impacto importante en lo que es la seguridad y soberanía alimentaria de cubanas y cubanos. Hay que seguir consolidando la referencia de lo nuevo porque cambiar la vida es muy difícil. Realmente nosotros queremos hacer un cambio pacífico, un cambio que vaya poco a poco, que respete los valores y las contribuciones que ha hecho la Revolución a nuestra sociedad, pero es muy importante estar conscientes de que sí necesitamos un cambio en nuestras relaciones institucionales, en nuestra manera de proceder, en nuestro sistema de decisiones. Porque así, esas

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decisiones se pudieran ir escalando un poquito más abajo para hacer más correspondiente nuestro discurso con nuestros hechos. Yo creo que ese es el próximo reto que tenemos todos porque el PIAL significa una red de personas que estamos pensando en garantizar nuestra comida en términos de cantidad y calidad. Cuando hablo del PIAL, no estoy hablando del grupito de personas que empezaron, sino de muchas personas que tienen esos intereses y a las que este programa, como muchos otros a los que estamos integrados, les quisieran dar oportunidades. En esencia, me parece que las decisiones en términos de innovación tienen que pasarse más a los productores, en armonía con los consumidores, mientras que nosotros, los científicos y decidores de política, más que mandar y decidir, lo que debemos hacer es facilitar las decisiones de la gente.

Partiendo de eso, ¿hasta qué punto cree que es posible transformar la agricultura cubana en una agricultura de pequeños productores?

Eso va a ser un poco más difícil y va a requerir un poco más de tiempo. En la medida en que la crisis energética y la crisis financiera a nivel global se agudicen, va a incidir de manera indirecta en este fenómeno. Las grandes escalas existen debido a los sistemas que subsidian esa gran escala, pero esos sistemas están entrando en crisis y desafortunadamente la gente cambia cuando tiene el agua en el cuello y está a punto de ahogarse. Eso pasó en Cuba. Nosotros cambiamos hacia una agricultura orgánica, no como un proceso aleatorio, sino porque en aquel momento no teníamos otra alternativa. Lo que quisiéramos compartir con el resto de cubanos y cubanas y el resto de las personas en el mundo que tienen que transformar por fuerza su agricultura, es que no hay que esperar a que el agua suba, porque mucha gente se va a ahogar.

¿Cuánto cree que se tiene en cuenta la opinión de los científicos en el sistema de la agricultura?

Hay diferentes científicos. Hay algunos positivistas y otros constructivistas. El positivista es el que dice “esto es lo que va a funcionar y yo busco los argumentos para apoyar tu discurso, esté bien o esté mal” y los constructivistas tratan de buscar evidencias de diferentes fuentes, formas de conocimiento y

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percepciones, hasta construir cuál es el consenso, hacia donde la gente siente que debe ir. Yo me apunto en ese.

¿Cree que la agroecología está lo suficientemente estimulada en el país como para convertirse en una práctica extendida?

En el discurso sí, en las inversiones no. ¿Qué se está invirtiendo en agroecología cuando lo comparas con otras ramas de la ciencia? Sería muy interesante pensar en una inversión para transitar de un modelo convencional de agricultura a un modelo agroecológico. Para eso se necesita inversión. Todavía no está claro porque quizás estamos aprendiendo cómo podemos hacer eficiente esa inversión. Se invierte en pesticidas, en agroquímicos, en transgénesis, se controlan los recursos de forma centralizada y sabemos las ventajas y desventajas de eso. Nuestra propuesta pertenece a un tipo de agricultura donde las decisiones están mucho más abajo, como dicen los principios de soberanía alimentaria en Cuba. A nosotros nos corresponde facilitar esas decisiones para que sean más inteligentes.

¿Usted cree que eso tiene que ver con el mejoramiento de la calidad de vida de las personas que viven en la zona rural?

Para el modelo de agricultura convencional el problema es la gente que vive en el mundo rural y para este nuevo modelo que estamos tratando de construir, la solución, son esas personas. Ahí es donde está la diferencia. Es la solución porque son ellos quienes tienen que decidir hacia dónde van y nosotros facilitar todo el cuerpo herramental y financiero.

El PIAL es un programa transversalizado por la equidad de género, ¿por qué ha dicho que las mujeres son las que pueden transformar el sistema de la agricultura en Cuba?

Porque las mujeres necesitan un espacio en las relaciones de poder importantes. En los lugares donde realmente se definen los intereses socioeconómicos, se puede ver que la equidad entre hombres y mujeres se rompe y siempre es a favor de los hombres. Nosotros no podemos decir que Cuba en este momento es un país equitativo en cuanto a las relaciones de género, teniendo en cuenta solamente la cantidad de mujeres que participan en esferas de dirección, porque hay muchos departamentos y esferas de nuestro país que no son atractivos ni para hombres ni para mujeres. Entonces esos son los

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espacios que fundamentalmente están cubriendo las mujeres. Ahora, en los espacios donde se deciden las cuestiones socioeconómicas importantes… es diferente. Lo que estamos tratando es de facilitar que las mujeres cubran esos espacios donde se generan decisiones que tienen que ver con la vida socioeconómica de la gente. Me parece que las mujeres son muy importantes porque ellas, a través de la crisis, fueron las que tejieron en mayor cantidad y con más calidad las relaciones sociales y por tanto tienen todos los mecanismos para alcanzar esa equidad. Eso significa que pueden jugar un papel fundamental en las decisiones sobre el camino de la agricultura en Cuba.

¿Qué nuevas ideas han venido a la mente de Humberto Ríos después de recibir un Premio como el Goldman?

Más que nuevas ideas, es un compromiso de seguir trabajando con todo este tejido que ha generado el PIAL. Es muy importante que los grupos de innovación y las diferentes instituciones que están trabajando con nosotros tengan ya una mayor conexión con los gobiernos locales y empiece a establecerse una política un poco más consciente, sobre la base de las miles de evidencias que ha generado este programa y entre todos decir “este va a ser el futuro de los próximos cuatro o cinco años de la agricultura cubana”, que tiene que ser cualitativa y cuantitativamente superior a lo que estamos viviendo. Yo creo en multiplicar la diversidad de cultivos, y sobre todo, la diversidad de las sonrisas.

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Decimario dedicado a la biodiversidad

Motivados por los indudables beneficios reportados por el manejo de una amplia diversidad de especies y variedades, agricultores y técnicos no tan jóvenes y una muy importante representación de la nueva generación pusieron su intelecto, elocuencia y originalidad en la creación de verdaderas obras representativas de la cultura campesina, traducidas en décimas interrelacionadas entre sí por la diversidad por un elemento motivador “la biodiversidad”. Por su singularidad y el indudable mensaje que cada una de ellas nos hace llegar se ha tenido a bien su presentación en el presente libro.

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DÉCIMAS DE AUTORES ADULTOS

La Biodiversidad al servicio de la Seguridad Alimentaria

Gilberto Cruz Rodríguez Miembro de la UNEAC

Guajiro, tú que has luchado La forma más acertada en una constante guerra de esa tarea dinámica para lograr que la tierra es la agricultura orgánica multiplique lo sembrado. correctamente aplicada. Cuantas veces te has quedado La rotación adecuada con el alma satisfecha de cultivos, el deseo cuando soñando la fecha diario y así lo creo sabes a su integridad a garantizar las vidas; que la biodiversidad usar pocos plaguicidas te entrega mejor cosecha. y un mínimo laboreo.

Si como bien puedes ver Con ideas consecuentes hay a nuestro malestar este proyecto transita menos tierra que sembrar pero también necesita y somos más a comer. esfuerzos de muchas gentes. Por eso es bueno tener En el mundo son urgentes técnicas más eficientes, los días de la humanidad, dar pasos inteligentes y su pronta realidad y con mayor calidad, el campesino comprende, brindarle a la humanidad porque el futuro depende alimentos suficientes. de la biodiversidad.

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Décimas en el Día Mundial de la Alimentación

Agustín Serrano Santiesteban

Director de la UEICA, Holguín

Hoy se le rinde homenaje Procuremos alimentos a la biodiversidad, para todos los humanos, se alienta la calidad que no descansen las manos; alimentaria. El paisaje tampoco los pensamientos. sueña con cambiar su traje. Que germinen otros vientos La meta será posible en bien de la humanidad si el hombre va indetenible y entre sudor y verdad con actitud positiva los labios del productor, y una vida sana, activa, canten un himno de amor no es lejana ni imposible. por la biodiversidad. Buena parte del planeta Mantener la integridad abarca la agricultura de plantas y de animales, y es una tarea dura los procesos naturales, del productor cada meta. es una necesidad. Ya no hace falta el profeta Luchar con tenacidad que vaticine los males, ante tantos plaguicidas, cuando plantas y animales ante manejos suicidas van directo al libro rojo del suelo y la plantación. y el ambiente es un despojo Poner mente y corazón de procesos naturales. puede salvar muchas vidas. Con prácticas sostenibles Que crezca la educación, se protege el medio ambiente. la técnica, el desarrollo Una lucha inteligente y se incremente el apoyo augura sueños posibles. para la investigación. Los bosques serán visibles, Que progrese la extensión los cultivos en porfía y el hombre desde el presente, buscarán la luz del día de una manera consistente, cuando no sean un problema: al futuro dé la mano un funesto ecosistema, y que cada ser humano ni la macabra sequía salvaguarde al medioambiente.

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Crezcan la forestación, Juntemos todas las manos las especies de cultivos, niños, ancianos, mujeres; que muera el germen nocivo los hombres, todos los seres de la contaminación. de este mundo ciudadanos. Crezca la transformación Para que nuevos veranos de humedades y desiertos. no sufran lo impredecible, que el hambre no cause muertos que el hombre, fuerza invencible y en el nuevo amanecer desde su pecho profundo, el hombre pueda aprender se haga luz para que un mundo de natura sus aciertos. mejor pueda ser posible.

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Rito a la prosperidad

Ángel Patterson Ochoa Director del BPA, Velasco, Holguín

Defiendo un sitio en el mar soy un hombre que medita

con la bondad infinita que el mundo debe fundar.

Por mí voy a comenzar, del amor, hago coraje para vencer el ultraje a la natura, en un rito,

rezo, mi voz es un grito feroz que salva el paisaje.

¿Dónde llega mientras vibre?

A los valles, a la ciencia, a la gran inteligencia

y así seguir siendo libre. En cada bosque, calibre,

razón, ley y voluntad. Ser trigo, prosperidad

y del entorno una meta porque la mejor receta

es la biodiversidad.

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Mensajera de la FAO

Miriam Peña Casa de la Cultura

Como imperio de campana La variedad de alimentos la FAO es una probeta que garantizan la vida que fecunda cada meta tiene una gran acogida hacia una vida más sana. porque salud es cimientos. El verde de la mañana, No fallarán los intentos un arrullo matinal, de proteger cordilleras, se levanta vertical océanos y praderas, al igual que un fino encaje papa, arroz, trigo, maíz, para adornar el paisaje que suelen ser de un país de belleza sin igual. fuentes vitales, primeras. Por el 16 de octubre De seis mil trescientas razas hablo de alimentación, de animales se calcula la FAO en su fundación que un gran por ciento se anula las esperanzas descubre si la imprevisión abrazas. En su aniversario cubre, Se extinguirían las masas segura, rinde tributo previstas y en el futuro a su papel absoluto vivir sería muy duro por la biodiversidad, si se elevan las carencias. sostén de la humanidad. Resolver las emergencias Un proyecto que disfruto. nos sacará del apuro. Más del cuarenta por ciento Acabar con la amenaza de superficie terrestre de la deforestación agrícola, que se adiestre o la contaminación nos ofrece alimento. es tarea de cada casa. Se garantiza el sustento Este llamado se abraza con plantas que sobrevivan a la biodiversidad a la sequía. Se archivan y llevar a la mitad resultados naturales. los hambrientos del planeta Logros gubernamentales de la FAO es una meta del esfuerzo se derivan. del pueblo necesidad.

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Es necesario el apoyo Proclamemos en el día de muchas instituciones, mundial de alimentación hagamos revoluciones, vencer la malnutrición cuerpo y luz del desarrollo. que daña a la mayoría En la floresta, el arroyo Luchemos con energía conserva el medio ambiente, hasta sensibilizar Es un ejemplo latente, a los pueblos. Pues cuidar logro de la educación. toda la fauna y la flora Inmediata solución es el paso sin demora del humano inteligente. para el futuro salvar.

Lágrima salvaje

Miroslava Dopasos

La savia fluye en sollozos

por el tronco malherido,

gime el árbol agredido

con sus clamores añosos,

y en los párpados leñosos

una lágrima salvaje

denuncia el cambio de traje

con su lúgubre lamento

y con tono amarillento

se ve llorando al paisaje.

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Sobre la piel de la tierra

Miroslava Dopasos

Cual una princesa pálida

en treno desnudo y breve,

añora a abril en la leve

altivez de su crisálida.

La mariposa, ya escuálida,

agoniza al ver el prado

con su horizonte enlutado;

abre sus alas y cierra

sobre la piel de la tierra

su arco iris lastimado.

S.O.S. ¡Humanos!

Miroslava Dopasos

Agoniza el esmeralda

bajo el ardid de artificios,

consumados en los vicios

que el hombre arroja a su espalda.

Quema el Rey, ya no respalda

el ozono con su escudo.

Se escucha en el mar un crudo

estertor de azul lamento

y va a perderse mi aliento

en el planeta desnudo.

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Por un planeta verde

Yunia Peña

Amigos de todas partes Un llamado estoy haciendo ¡A cuidar nuestro planeta

Por lo que está sucediendo!

Una esfera inmensa Suspendida en el espacio. ¡Ese es nuestro planeta!

Un hermoso palacio.

Es doloroso ver Los peces muertos flotando,

Porque todas las aguas Las están contaminando.

Evitemos que el petróleo

Sea lanzado al mar De una forma indiscriminada

E irracional.

Las fábricas arrojan En los ríos suciedades, Contaminando aguas Y también ciudades.

La tala de árboles Podemos evitar,

Así la madera el hombre La sabrá aprovechar.

Pensemos todos ahora

En el futuro, ¡Cómo podremos tener

Un planeta hermoso y seguro!

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De: Ana Rodríguez Sánchez

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Solicitamos un sastre

que confeccione el remiendo

para cuidar un tremendo

ecológico desastre.

Combatimos el arrastre

divulgando con buen tono.

Luchamos contra el encono

de una fuerza que se escapa

pues se ha dañado la capa

de un señor llamado Ozono.

Metamorfosis

La luna siempre fue espejo

del amor y del romance,

pero en virtud del avance

ya parece un cristal viejo.

Le queda solo un reflejo

para alumbrar a Julieta

y convertida en saeta

de la ciencia se acomoda,

y si la revisas toda

ya no es blanca sino prieta.

Globalización

Es deber del ser humano

cuidar la tierra en que mora,

reparar la destructora

obra del hombre tirano.

Crear con su propia mano

un movimiento mundial,

de conciencia general

contra los nocivos gases

y así fomentar las bases

de una cultura ambiental.

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Mi amigo el riachuelo

José R. Paneque Ferraz

Mi amigo el riachuelo ayer me contó su historia, de cuando corría sereno

por los cauces de la gloria.

Sus aguas eran limpias, puras, cristalinas,

llenas de hermosos peces y sus arenas finas.

Hoy el pequeño riachuelo

muy triste se está sintiendo, con aguas contaminadas

y muchos peces muriendo.

Con un poco de trabajo y otro poco de interés,

el problema del riachuelo tú lo puedes resolver.

No permitas que personas sin conciencia y persuasión

llenen las aguas del río de tal contaminación.

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DÉCIMAS DE AUTORES ADOLESCENTES

Búsqueda

Damara Marrero Morales Edad: 14 años

Secundaria Básica “Mártires del 24 de Mayo”

Busco el verde del paisaje Del cielo encuentro el azul

Algunas nubes de tul Dan al viento su ropaje.

Lleva el sol también su traje De fuego y en sus pestañas

Parece que tú te bañas para celebrar el día. la naturaleza es mía

y tuya, si no la dañas.

Reclamo

Danisleydis Vega Cruz Edad: 16 años

Instituto Preuniversitario “Edilberto Fonseca”

Voces de la humanidad hacen un reclamo al hombre

le den su valor al nombre de la biodiversidad

Pedir sensibilidad

por el verde del paisaje es darle vida a este viaje

a los campos a la flor para llevar el amor

como el mejor equipaje.