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INTRODUCCIÓN COMENTARIOS SOBRE LA FILOSOFÍA POLÍTICA § 1. CUATRO CUESTIONES EN TORNO A LA FILOSOFíA POLíTICA 1. Empezamos formulándonos varias preguntas genéricas en torno a la filosofía política. ¿Por qué podría interesarnos? ¿Qué motivos tene- mos para reflexionar sobre ella? ¿Qué esperamos obtener con ello, si es que esperamos algo? Con ese ánimo, repaso a continuación algunas cuestiones más concretas que podrían resultar útiles para nuestro pro- pósito. Preguntémonos primero lo siguiente: ¿ Cuál es el público de la filo- sofía política? ¿A quién va dirigida? Teniendo en cuenta que ese públi- co variará de una sociedad a otra, en función de la estructura social y de los problemas más acuciantes de cada una de ellas, ¿cuál es el públi- co de la filosofía política en una democracia constitucional? Empece- mos, pues, fijándonos en nuestro propio caso. Seguramente, en una democracia, la respuesta a la pregunta ante- rior es: todos los ciudadanos y ciudadanas en general, o la ciudadanía como ente corporativo compuesto por todos aquellos y aquellas que, con sus votos; ejercen la autoridad institucional suprema sobre todas las cuestiones políticas, aunque sea por medio de una enmienda cons- titucional, si resulta necesario. El hecho de que el público de la filoso- fía política en una sociedad democrática sea el conjunto de los ciuda- danos y las ciudadanas tiene una serie de importantes consecuencias. Significa, para empezar, que una filosofía política liberal que acep- te y defienda, obviamente, la idea de democracia constitucional no tie- ne por qué ser considerada una teoría, por así decirlo. Quienes escriben sobre esa doctrina no tienen por qué ser expertos en un tema específi- co, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, con el caso de las cien- cias. La filosofía política no tiene acceso especial a verdades funda-

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  • INTRODUCCIN

    COMENTARIOS SOBRE LA FILOSOFA POLTICA

    1. CUATRO CUESTIONES EN TORNO A LA FILOSOFA POLTICA

    1. Empezamos formulndonos varias preguntas genricas en torno a la filosofa poltica. Por qu podra interesarnos? Qu motivos tenemos para reflexionar sobre ella? Qu esperamos obtener con ello, si es que esperamos algo? Con ese nimo, repaso a continuacin algunas cuestiones ms concretas que podran resultar tiles para nuestro propsito.

    Preguntmonos primero lo siguiente: Cul es el pblico de la filosofa poltica? A quin va dirigida? Teniendo en cuenta que ese pblico variar de una sociedad a otra, en funcin de la estructura social y de los problemas ms acuciantes de cada una de ellas, cul es el pblico de la filosofa poltica en una democracia constitucional? Empecemos, pues, fijndonos en nuestro propio caso.

    Seguramente, en una democracia, la respuesta a la pregunta anterior es: todos los ciudadanos y ciudadanas en general, o la ciudadana como ente corporativo compuesto por todos aquellos y aquellas que, con sus votos; ejercen la autoridad institucional suprema sobre todas las cuestiones polticas, aunque sea por medio de una enmienda constitucional, si resulta necesario. El hecho de que el pblico de la filosofa poltica en una sociedad democrtica sea el conjunto de los ciudadanos y las ciudadanas tiene una serie de importantes consecuencias.

    Significa, para empezar, que una filosofa poltica liberal que acepte y defienda, obviamente, la idea de democracia constitucional no tiene por qu ser considerada una teora, por as decirlo. Quienes escriben sobre esa doctrina no tienen por qu ser expertos en un tema especfico, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, con el caso de las ciencias. La filosofa poltica no tiene acceso especial a verdades funda

  • 28 LECCIONES SOBRE LA HISTORIA DE LA FILOSOFA POLTICA

    mentales ni a ideas razonables sobre la justicia y el bien comn, ni a otras nociones bsicas. Su mrito --en la medida en que tenga alguno- radica en que, por medio del estudio y la reflexin, puede elaborar concepciones ms profundas e instructivas de ideas polticas bsicas que nos ayuden a clarificar nuestros juicios sobre las instituciones y las polticas de un rgimen democrtico.

    2. Una segunda cuestin es la siguiente: A la hora de dirigirse a ese pblico, con qu credenciales cuenta la filosofa poltica? Con qu derecho ~e atreve a reclamar una autoridad? Empleo aqu el trmino

    ..... . ....... , autoridad porque hay quien ha dicho que quienes escriben sobre temas de filosofa moral y poltica reivindican para s una cierta autoridad, al menos, implcitamente. Se ha dicho tambin que la filosofa poltica expresa un derecho a saber y que esa pretensin de conocimiento supone tambin una pretensin de mando. 1 Tal aseveracin es, en mi opinin, totalmente errnea. En una sociedad democrtica, cuando menos, la filosofa poltica carece de toda autoridad, si por sta entendemos tanto un cierto estatus legal y la posesin de un peso autoritativo sobre determinados asuntos polticos, como una autoridad sancionada por una costumbre y una prctica prolongadas y tratada como algo dotado de fuerza evidente.

    La filosofa poltica slo puede significar la tradicin de la filosofa poltica, y, en una democracia, esa tradicin es siempre el trabajo conjunto de unos autores y de sus lectores. Se trata de una labor conjunta porque s~n los autores y los lectores quienes, juntos, producen obras de filosofa poltica y las acaban apreciando con el tiempo, y siempre depende de los votantes que las ideas en ellas representadas terminen encarnadas en las instituciones bsicas o no.

    As pues, en democracia, los autores de obras de filosofa poltica no tienen mayor autoridad que cualquier otro ciudadano o ciudadana; tampoco deben reivindicarla. Asumo que esto es algo absolutamente obvio y no precisa de mayor comentario, aunque, en ocasiones, haya quien afirme lo contrario. Menciono el tema nicamente para disipar cualquier recelo al respecto.

    Por supuesto, alguien podra decir: la filosofa poltica tiene la esperanza de hacerse acreedora a la razn humana e, implcitamente, invo

    1. Vase la interesante resea que Michael Walzer hizo del libro The Conquest ofPofities: Liberal Philosophy in Demoeratie Times (Princeton, NJ, Princeton University Press, 1988), de Benjamn Barber, en el New York Review of Books del 2 de febrero de 1989, pg. 42.

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    ca su autoridad sobre ella. Esta razn no es otra cosa que el conjunto de las capacidades compartidas del pensamiento, el juicio y la inferencia racionales tal cual son ejercidas por toda persona plenamente normal que ya haya alcanzado la edad de razn (o, lo que es lo mismo, por todos los ciudadanos y ciudadanas adultos). Supongamos que estamos de acuerdo con esa idea y que decimos que la filosofa poltica apelq a esa autoridad. Lo que sucede es que todos los ciudadanos que se expresan de un modo razonable y serio a la hora de hablar con otras personas sobre cuestiones polticas -o sobre cualquier otro tipo de cuestin- invocan tambin dicha autoridad. Buscar lo .que ,.aqu hemos denominado autoridad de la razn humana implica que procuremos presentar nuestros puntos de vista y los motivos que los respaldan de manera razonable y lgica para que otras personas puedan juzgarlos inteligentemente. El afn por hacerse con las credenciales de la razn humana no distingue a la filosofa poltica de cualquier otra forma de anlisis o debate razonado sobre uno u otro tema. Todo pensamiento razonado y serio persigue dotarse de la autoridad de la razn humana.

    Puede que la filosofa poltica que, en una sociedad democrtica, se encuentra en textos que perduran y no dejan de estudiarse, se exprese, en realidad, a travs de enunciados inusualmente sistemticos y completos de doctrinas e ideas democrticas fundamentales. Puede que estos textos estn mejor argumentados y se presenten de forma ms perspicua que aquellos otros que no perduran. En este sentido, es posible que logren invocar mejor la autoridad de la razn humana. Pero sta es una autoridad de una clase muy especial. Porque que un texto de filosofa poltica tenga xito o no a la hora de realizar esa invocacin depende de un juicio colectivo que se va manifestando a lo lago del tiempo en la cultura general de una sociedad a medida que, uno por uno, los ciudadanos y las ciudadanas estiman que esos textos son merecedores de estudio y reflexin. En ese caso, no existe una autoridad en el sentido de un cargo ejecutivo, un tribunal o una asamblea legislativa autorizados a tener la ltima palabra (o, incluso, el dictamen probatorio definitivo). No corresponde a los rganos oficiales (ni a aquellos sancionados por la costumbre y la prctica prolongada) valorar la labor de la razn.

    No es sta una situacin peculiar. Lo mismo sucede en la comunidad que forman todos los cientficos o, por poner un ejemplo ms concreto, todos los fsicos. No hay un organismo institucional entre ellos que tenga la autoridad de declarar, por ejemplo, que la teora general de la ;relatividad es correcta o incorrecta. En ternas de justicia poltica

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    en democracia, el conjunto de la ciudadana es equiparable al de los fsicos en temas de fsica. Se trata de un hecho caracterstico del mundo democrtico moderno y se encuentra arraigado en las ideas de libertad e igualdad polticas caractersticas de ste.

    3. Una tercera cuestin es la siguiente: En qu punto y de qu modo se introduce la filosofa poltica en la poltica democrtica y afecta al resultado de sta? Cmo debera verse la filosofa poltica a s misma en ese sentido?

    Dos son, al menos, las perspectivas existentes a este respecto: para la perspectiva platnica, por ejemplo, la filoso.fa- poltica determina la verdad sobre la justicia y el bien comn. Apartir de ah, busca un agente poltico que haga realidad esa verdad en las instituciones, con independencia de si esa verdad ha sido libremente aceptada o, siquiera, entendida. Desde ese punto de vista, el conocimiento de la verdad del que hace gala la filosofa poltica la autoriza a conformar incluso, a controlar- el resultado de la poltica por medio de la persuasin y la fuerza, si es preciso. Fijmonos, si no, en el rey filsofo de Platn o en la vanguardia revolucionaria de Lenin. Segn esa percepcin, se entiende que la pretensin de verdad no acarrea solamente un derecho a conocer, sino tambin a controlar y a actuar polticamente.

    Hay otra perspectiva distinta (llammosla democrtica) que considera que la filosofa poltica forma parte de la cultura general de fondo de una sociedad democrtica, si bien, en algunos casos, ciertos textos clsicos se convierten en parte tambin de la cultura poltica pblica. Citados y aludidos a menudo, son un elemento ms del acervo o la sabidura pblica y constituyen un fondo de ideas polticas bsicas de la sociedad. Desde ese papel, es posible que la filosofa poltica contribuya a la cultura de la sociedad civil en la que se debaten y se estudian sus ideas bsicas y su historia, y, en determinados casos, puede llegar a introducirse tambin en el debate poltico pblico.

    Algunos autores, 2 descontentos con la forma y el estilo de buena parte de la actual filosofa poltica acadmica, opinan que sta trata de evitar y hacer innecesario el quehacer poltico cotidiano de la democracia (el gran juego de la poltica).3 La filosofa poltica acadmica, segn dicen estos autores, es, en realidad, platnica: se empea en suministrar verdades y principios bsicos con los que dar respuesta o solucin

    2. Por ejemplo, Benjamn Barber, tal como se mencionaba ms arriba. 3. The Great Game of Politics fue el ttulo de una columna del Baltimore Sun es

    crita por Frank R Kent durante las dcadas de 1920 y 1930.

  • 31 INTRODUCCIN

    a, cuando menos, las principales cuestiones polticas y, con ello, hacer innecesaria la activida