inspectoría san francisco javier - hijas de maría...

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Triduo de Don Bosco Encuentro N° 3 Inspectoría San Francisco Javier HMA ABB EN EL ENCUENTRO CON LOS DEMÁS… En oración En este día te doy gracias Padre Bueno, por dar- nos a Don Bosco, que como tu hijo Jesús, supo ser Buen Pastor, que supo y sabe aún hoy conducir- nos por la santidad, hacia Vos. Te pedimos en este día, por los jóvenes, especialmente aquellos que fueron el desvelo de Don Bosco, y también nuestro: los más pobres, los más abandonados, los que pa- decen, sufren o se enfrentan a todos riesgos: físicos, morales, espirituales… envianos a ellos con fuerza y ánimo renovados. Que no nos detengamos en ésta misión que nuestro papá Bosco nos han dejado en herencia. Te confiamos especialmente …. A María Auxiliadora, Madre y compañera de caminos le pedimos que interce- da por nosotros… Dios te Salve María... En la acción…. Nuestro Papa Francisco nos invita a poner en acción el llamado a la santidad, nosotros al estilo de Don Bosco, ¡queremos sumarnos a este estilo de vida en Amor! “Cuando el Señor nos invita a convertirnos en santos, no nos llama a cualquier cosa pesada, triste… ¡Todo lo contrario! Es la invitación a compartir su alegría, a vivir y a ofrecer con alegría todos los momentos de nuestra vida, haciéndola, al mismo tiempo, un don de amor por las personas que tenemos al lado. Si comprendemos esto, todo cambia adquiere un significado nuevo, bello, comenzando por las pequeñas cosas de todos los días. (…) Una señora va al mercado a comprar, encuentra a una vecina empiezan a hablar y comienza la char- la, pero si ella dice no quiero hablar mal de nadie, allí empieza el camino de la santi- dad. O si tu hijo quiere hablar contigo de sus historias, o de que está cansado de tra- bajar, ponte cómodo y escucha a tu hijo que te necesita: ese es otro paso a la santi- dad. Termina la jornada, estamos cansados todos, llega la hora de la oración: ese es otro paso hacia la santidad. Llega el domingo: vamos a Misa a comulgar, a veces una buena confesión que nos limpie un poco, otro paso a la santidad. Rezar a la Virgen que es tan buena, tan bella, rezo un Rosario: otro paso a la santidad. Tantos pasos pequeños hacia la santidad. O voy por la calle, veo a un pobre, me detengo, le pre- gunto, le doy algo, es otro paso hacia la santidad. Pequeñas cosas que son pequeños pasos hacia la santidad. Estos “pequeños pasos” nos convertirán “en personas mejores, libres del egoísmo y de la clausura en nosotros mismos, abiertos a los hermanos y a sus necesidades. Acojamos la santidad con alegría, sostengéamonos unos a otros para que el camino a la santidad no lo recorramos solos.”

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Triduo de Don Bosco

Encuentro N° 3

Inspectoría San Francisco Javier HMA ABB

EN EL ENCUENTRO CON LOS DEMÁS…

En oración

En este día te doy gracias Padre Bueno, por dar-nos a Don Bosco, que como tu hijo Jesús, supo ser Buen Pastor, que supo y sabe aún hoy conducir-nos por la santidad, hacia Vos.

Te pedimos en este día, por los jóvenes, especialmente aquellos que fueron el desvelo de Don Bosco, y también nuestro: los más pobres, los más abandonados, los que pa-decen, sufren o se enfrentan a todos riesgos: físicos, morales, espirituales… envianos a ellos con fuerza y ánimo renovados. Que no nos detengamos en ésta misión que nuestro papá Bosco nos han dejado en herencia.

Te confiamos especialmente ….

A María Auxiliadora, Madre y compañera de caminos le pedimos que interce-da por nosotros… Dios te Salve María...

En la acción…. Nuestro Papa Francisco nos invita a poner en acción el llamado a la santidad, nosotros al estilo de Don Bosco, ¡queremos sumarnos a este estilo de vida en Amor! “Cuando el Señor nos invita a convertirnos en santos, no nos llama a cualquier cosa pesada, triste… ¡Todo lo contrario! Es la invitación a compartir su alegría, a vivir y a ofrecer con alegría todos los momentos de nuestra vida, haciéndola, al mismo tiempo, un don de amor por las personas que tenemos al lado. Si comprendemos esto, todo cambia adquiere un significado nuevo, bello, comenzando por las pequeñas cosas de todos los días. (…) Una señora va al mercado a comprar, encuentra a una vecina empiezan a hablar y comienza la char-la, pero si ella dice no quiero hablar mal de nadie, allí empieza el camino de la santi-dad. O si tu hijo quiere hablar contigo de sus historias, o de que está cansado de tra-bajar, ponte cómodo y escucha a tu hijo que te necesita: ese es otro paso a la santi-dad. Termina la jornada, estamos cansados todos, llega la hora de la oración: ese es otro paso hacia la santidad. Llega el domingo: vamos a Misa a comulgar, a veces una buena confesión que nos limpie un poco, otro paso a la santidad. Rezar a la Virgen que es tan buena, tan bella, rezo un Rosario: otro paso a la santidad. Tantos pasos pequeños hacia la santidad. O voy por la calle, veo a un pobre, me detengo, le pre-gunto, le doy algo, es otro paso hacia la santidad. Pequeñas cosas que son pequeños pasos hacia la santidad. Estos “pequeños pasos” nos convertirán “en personas mejores, libres del egoísmo y de la clausura en nosotros mismos, abiertos a los hermanos y a sus necesidades. Acojamos la santidad con alegría, sostengéamonos unos a otros para que el camino a la santidad no lo recorramos solos.”

“NUESTRA SANTIDAD: ESTAR SIEMPRE ALEGRES”

¡Nosotros creemos en la santidad, y que es actual a todo tiempo!

Don Bosco nos conduce a Dios, y nos habla, desde los orígenes, de la santidad: un llamado de Dios a todos, ¡al alcance de todos!. Son muchos los modos en que Don Bosco expresaba y vivía la santidad en el carisma que Dios le había regalado, en su pensamiento y sentir, el oratorio era un “lugar santo”. Él mismo así lo expresa, desde la confianza divina en esta obra.. “esa institución que la Divina Providencia se dignó con-fiar a la Sociedad Salesiana” . Aquí, en este lugar, ¡es posible ser santos! Un lugar donde se experi-menta la verdadera alegría, porque allí quien manda es el amor. En este lugar santo, el oratorio, Domingo Savio, Miguel Magone, Francisco Besucco… y más acá en el tiempo, ¡tantos jóvenes han madurado su camino de santidad, y lo siguen transitando!

“Nosotros aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre muy alegres”

A quien debemos la frase, según nos narra Don Bosco, es a Domingo Savio. La desliza en un diálogo que tiene con otro oratoriano, Camilo Gavio. El contexto en que surge la frase, es porque los jóvenes estaban dialogando sobre la posibilidad de hacerse santo.

LEEMOS JUNTOS ÉSTE PASAJE del libro...

HACEMOS ORACIÓN desde LA PALABRA…

“Procuren que nadie devuelva mal por

mal. Por el contrario, esfuércense por hacer siempre el bien entre ustedes y

con todo el mundo. Estén siempre alegres.

Oren sin cesar. Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quie-

re de todos ustedes, en Cristo Jesús. No extingan la acción del Espíritu;

no desprecien las profecías; examínenlo todo y quédense con lo bueno.

Cuídense del mal en todas sus formas.”

1 Tes. 5,15-22

Te pido Señor me sostengas cuando la tristeza o la an-gustia ganan en el corazón... Te confío todo esto que me cuesta vivir según lo que vos me proponés…. Enviame tu Espíritu para que pueda discernir y quedar-me con lo bueno, especialmente sobre esto que vivo…. Te doy gracias por llamarme a la vivir en alegría la santi-dad, te pido que me ayudes con...

Domingo Savio resume en breves pero profundas palabras, la for-mación a la santidad, que sueña y busca Don Bosco: no es una propuesta abstracta, es concreta, real, tocante a los jóvenes, espe-cialmente a los más pobres y abandonados. En la mayoría de los casos, a jóvenes sin posibilidades de estudio o trabajo digno, sin familia, que habían caído en situaciones de riesgo (del tipo que fue-ran), Juan Bosco es el Buen Pastor para esas ovejitas, y a ellas lla-ma a vivir la santidad porque sabe del gran Amor de Dios por cada uno de sus hijos.

Cada movimiento que hace Don Bosco, hacia y para los jóvenes, es tendiente a su salvación. Su educación, sus escritos, buscan “iluminar la mente para formar el corazón”. La propuesta “fuerte” de Don Bosco, ese abre a los jóvenes y no sólo a ellos...a todos: “Es voluntad de Dios que todos seamos santos… es fácil hacerse santo… “

Estar alegres es fruto de estar alejados de todo lo que nos aleja de Dios, de la Vida en el Amor.

Estar alegres, cumplir con todas las tareas y cerca de los sacramen-tos, es “el programa” para vivir la santidad juvenil salesiana.

NOS ENCONTRAMOS… ◦ ¿Qué observa, qué “ve” Domingo Savio en Camilo, que lo con-

duce a animarlo, a dialogar con él? ◦ ¿Qué valores del oratorio saca a la luz Domingo, en éste diálo-

go y en su propia actitud? ¿Qué aspectos y valores del orato-rio –tu casa, tu comunidad, tu grupo…- son invitación para otros, son luz para los jóvenes?

◦ ¿Cómo definirías la alegría que se vive en “tu oratorio”, en “tu

ser oratoriano”? ¿Cómo “se concreta” -se hace vida- la invita-ción a la santidad en tu casa, en tu familia, en tu comunidad?

“Domingo era de los más animosos, y puede decirse que en estas conferencias lleva-ba la voz cantante. Podría citar aquí a varios compañeros de Domingo que toma-ban parte en ellas y que lo trataron a menudo, pero la prudencia aconseja no nom-brarlos, pues todavía viven. Solamente haré mención de dos, de Camilo Gavio, de Tortona, y de Juan Massaglia, de Marmorito. Gavio no vivió más que algunos me-ses entre nosotros, pero tan corto tiempo bastó para dejar santa memoria entre sus compañeros. Su luminosa piedad y sus disposiciones para la pintura y escultura habían movido al municipio de aquella ciudad a ayudarle, enviándolo a Turín para que siguiese los estudios de arte. Había Gavio sufrido una grave enfermedad en su casa, y cuando vino al Oratorio, ya sea por hallarse lejos del pueblo y de los suyos o ya por encontrarse en compañía de muchachos desconocidos, el caso es que se en-contraba arrinconado, observando cómo los demás se divertían, absorto en sus pen-samientos. Lo vio Savio y no tardó mucho en acercarse a él para consolarle. Mantu-vieron el siguiente diálogo: -¡Hola, amigo! Se ve que no conoces a nadie, ¿verdad? -Pues sí. Pero me divierto viendo ju-gar a los otros. -¿Cómo te llamas? -Camilo Gavio, de Tortona. -¿Cuántos años tienes? -Quince cumplidos. -¿Qué te pasa que estás tan triste? ¿Te encuentras enfermo? -Sí; he estado gravemente enfermo: un ataque de corazón me llevó al bor-de del sepulcro y aún no me he cura-do del todo. -Desearás curar, ¿verdad? -Hombre, estoy completamente resig-nado a la voluntad de Dios. Estas últimas palabras demostraban que Gavio era un joven de piedad nada común y constituyeron un verdadero consuelo: Para el corazón de Domingo. En conse-cuencia, reanudó el diálogo con toda confianza: -Quien desea hacer la voluntad de Dios desea hacerse santo. Entonces tú deseas ser santo, ¿verdad? -Sí, ésta es mi gran ilusión. -Muy bien; así aumentaremos el número de nuestros amigos y tomarás parte con nosotros en nuestros esfuerzos para hacernos santos. -Es algo muy hermoso; pero no sé qué he de hacer. -Te lo voy a decir en pocas palabras: que sepas que aquí nosotros hacemos consistir la santidad en estar muy alegres. Procuramos por encima de todo huir del pecado, como de un gran enemigo que nos roba la gracia de Dios y la paz del corazón. En segundo lugar, tratamos de cumplir exactamente nuestros deberes y frecuentar las prácticas de piedad. Empieza desde hoy a escribir como ayuda memoria, la frase: «Servir a Dios con alegría». Esta conversación fue como un bálsamo para las penas de Gavio, que experimentó un verdadero consuelo. Desde aquel día fue amigo íntimo de Domingo.”

Capítulo XVIII—Vida de Domingo Savio—Don Bosco