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INFORMAR, FORMAR, TRANSFORMAR Decalogo de buenas prácticas para el Periodismo de Paz.

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INFORMAR, FORMAR, TRANSFORMARDecalogo de buenas prácticas para el Periodismo de Paz.

Guía realizada por:

GEUZ Gatazka Eraldatzeko Unibertsitate-Zentroa

Centro Universitario para la Transformación

de Conflictos

Edita

Departamento de Justicia y Administración Pública del Gobierno Vasco

Textos

Olatz Sagarduy BretónCarlos Romera AntónLucía Gorbeña Etxebarria

Diseño y maquetación

Iñigo Romera

Traducción

Lurdes Amundarain

© de los textos

Autores

© de esta edición

Departamento de Justicia y Administración Pública del Gobierno Vasco

Indice

INTRODUCCIÓN

PAZ POSITIVA Y DERECHOS HUMANOS

CULTURA DE PAZ Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN: NUEVO PARADIGMA DEL PERIODISMO DE PAZ

PROFESIONALES DEL PERIODISMO DE PAZ. ROLES Y FUNCIONES

EL ANÁLISIS DE LOS CONFLICTOS SOCIALES: CLAVES DE SU ESCALADA Y DESESCALADA

LAS CAUSAS PROFUNDAS DE LOS CONFLICTOS

DECÁLOGO DE BUENAS PRÁCTICAS EN EL PERIODISMO DE PAZ.

RECURSOS PARA SABER MÁS

4

6

7

10

12

15

17

23

I.

II.

III.

IV.

V.

VI.

4

Nuestra sociedad está saturada de información y de medios de comunicación: la televisión en el salón, la radio en el coche, el periódico en la cafetería, inter-net en casa y en el trabajo o la publicidad que llena

nuestros buzones son sólo algunos ejemplos de nuestra intensiva exposición diaria a los medios de comunicación.

Los medios de comunicación en nuestras vidas tienen un gran impacto en nuestra forma de ver y entender el mun-do y lo que en él ocurre. Sólo los acontecimientos más personales y locales se viven en primera persona, los demás, lo que sucede en otro punto de nuestra ciudad, a nivel regional, estatal e internacional, se viven, exclusivamente a través de los ojos de profesionales del periodismo.

En este sentido, los medios de comunicación juegan un papel decisivo en liderar la opinión pública y en nuestra percep-ción de la realidad. También así influyen en nuestra visión particular del conflicto y en la resolución de los conflictos sociales que afectan a grupos y comunidades, ya que los me-dios son la fuente de información primaria y, en ocasiones, exclusiva de los mismos.

Los conflictos, especialmente aquellos que causan cierta alarma social, son situaciones o acontecimientos que atraen la atención de quienes leen la prensa, ven televisión, escuchan la radio o navegan por internet. Cuanto más in-tenso es el conflicto, mayor es la audiencia y por eso, en ocasiones, los medios de comunicación no sólo cubren la no-ticia sino que magnifican el conflicto y contribuyen directa o indirectamente a su escalada.

Uno de los factores clave para que un evento se convierta en noticia es la negatividad, cuanto más negativo sea el evento, cuanto mayor y más escalado el conflicto, cuanto más violento, mayores probabilidades tiene de ser publicado o difundido. Lo negativo atrae porque genera una sensación falsa de seguridad a la persona lectora, telespectadora u oyente.

Sin embargo, otros aspectos relacionados con los conflic-tos, como la comprensión de sus causas profundas, el rol de todas las partes intervinientes, los aspectos comunes que tienen las personas o grupos en conflicto, los procesos e iniciativas de resolución pacífica de conflicto etc., no encuentran cobertura en los medios de comunicación, por lo que no se ofrece a la sociedad, a través de la información, una visión real e integral del conflicto.

Teniendo en cuenta la responsabilidad que tienen los me-dios de comunicación hacia la sociedad por su decisiva in-fluencia en la opinión pública, se visualiza la necesidad de ofrecer herramientas a aquellas personas, profesionales del periodismo, para que puedan apoyarse en guías como la presente en su tarea de informar sobre el conflicto desde una perspectiva de paz, enmarcando su trabajo dentro de la construcción de una cultura de paz.

La cultura de paz es definida por la ONU, en su resolución de la Asamblea General de 6 de octubre de 1999, como un con-junto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados en:

a) El respeto a la vida, el fin de la violencia, la promo-ción y la práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación.

b) El compromiso con el arreglo pacífico de los con-flictos.

c) La adhesión a los principios de libertad, justicia de-mocracia, tolerancia, solidaridad, cooperación, plu-ralismo, diversidad cultural, diálogo y entendimiento a todos los niveles de la sociedad.

Este documento pretende, como objetivo general, promover la construcción de una cultura de paz desde la práctica profesional del periodismo. Los objetivos específicos que persigue son entre otros: divulgar entre los medios de co-

Introducción

INFORMAR, FORMAR, TRANSFORMAR: DECALOGO DE BUENAS PRÁCTICAS PARA EL PERIODISMO DE PAZ

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municación y los/las profesionales de los mismos las bue-nas prácticas relacionadas con la promoción de una cultura de paz en la práctica del periodismo; hacer conscientes a los medios de comunicación y sus profesionales de su rol y responsabilidad a la hora de cubrir conflictos que crean alarma social; evitar la escalada de los conflictos que crean alarma social mediante un nuevo enfoque de cultura de paz; proporcionar herramientas para posibilitar cubrir los con-flictos sociales desde un enfoque preventivo y transforma-tivo.

Asimismo, esta guía pretende ofrecer una serie de pautas útiles para profesionales del periodismo, a la hora de abor-dar e informar sobre conflictos sociales de cualquier índole. Se pretende también definir el decálogo básico de buenas prácticas que contribuyan a la construcción de una cultura de paz desde la óptica del periodismo y la divulgación de la información.

Para ello, a través de seis apartados, se ofrecen tanto claves conceptuales como herramientas prácticas, en aras de facili-tar, desde una óptica de periodismo profesional, otra forma de abordar conflictos e informar sobre los mismos.

El primer apartado versa sobre la Paz Positiva y los Dere-chos Humanos, desde una aproximación a estas nociones y a la relación que la paz tiene con los mismos.

El segundo apartado trata sobre la cultura de paz y los me-dios de comunicación. Se dibuja el paradigma del periodismo de paz, que tiene como objetivo principal expandir el discur-so del conflicto para incluir resultados pacíficos y procesos, haciendo visible las perspectivas de paz.

El tercer apartado se orienta a ofrecer herramientas prác-ticas bajo la rúbrica de roles y funciones de las personas profesionales del periodismo de paz. Pretende visualizar las funciones a desempeñar por el /la profesional, que pretenda atender a este paradigma.

Los apartados cuarto y quinto intentan sintetizar las ideas más importantes de la teoría del conflicto, con el objetivo de ofrecer una comprensión más integral del mismo, sus carac-terísticas, sus causas, y consecuencias. Así, se exploran tanto las claves de la escalada y desescalada de los conflictos so-ciales, (apartado cuarto) como sus causas profundas.

El sexto y último apartado ofrece un decálogo de buenas prácticas para las personas profesionales de periodismo de paz, pretendiendo ser una herramienta útil, práctica y sencilla.

Finalmente, se incluye un listado de recursos para profundizar en este ámbito.

I.

6

La paz positiva es un fenómeno amplio y complejo, que se refiere no sólo a la ausencia de violencia (definida como paz negativa), sino también a la posibilidad de las personas de desarrollar sus potencialidades; a la

participación en la vida social, y al acceso a los derechos económicos, sociales y culturales, todos ellos necesarios para el desarrollo digno de las personas (paz positiva). Por tanto, no sólo es la ausencia de condiciones y circunstancias no deseadas, sino también la presencia de condiciones y cir-cunstancias deseadas.

La noción de paz ha ido evolucionando y engloba aspectos tales como el conflicto y su resolución, el progreso socio-económico necesario para el desarrollo de las personas y los Derechos Humanos. Así, hablamos de una verdadera paz cuando tenemos en cuenta todos los fenómenos relacio-nados con la violencia, como la pobreza, la falta de recur-sos materiales, el desarrollo de capacidades humanas, las desigualdades estructurales y el respeto a los Derechos Humanos. En síntesis, la paz hace referencia a tres grandes aspectos, como son:

Conflicto.

Desarrollo.

Derechos Humanos.

La paz exige igualdad y reciprocidad en todas las relaciones e interacciones, entendiéndose como la conjunción de Desarrollo, Derechos Humanos, Democracia y Desarme en conflictos armados. La ausencia de cualquiera de estos elementos, sería un factor de violencia.

En este contexto, existen cuatro tipos de violencia: la violen-cia directa, la pobreza, la represión/privación de Derechos Humanos y la negación de Derechos Humanos superiores.

Por todo ello, el concepto de paz positiva es necesariamente dinámico. Es un proceso que se va construyendo y que se

trasforma en la medida que varían sus condiciones.

La relación que hay entre paz y Derechos Humanos ha lle-vado a que en los últimos tiempos se hable del derecho humano a la paz. Derecho humano que se englobaría den-tro del derecho a la vida, entendido en sentido amplio. El cumplimento del derecho a la vida exige que las personas puedan vivir en una sociedad en paz.

Esta necesidad de plantear la paz como derecho humano se ve reflejada en la resolución 33/73 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobada el 15 de diciembre de 1978, que establece la Declaración sobre la Preparación de las Sociedades para vivir en Paz. En su artículo primero leemos que:

“toda nación y todo ser humano (...) tiene el derecho inmanente a vivir en paz. El respeto de ese derecho, así como de los demás derechos humanos, redunda en el interés común de toda la humanidad y es una condición indispensable para el adelanto de todas las naciones, grandes y pequeñas…”.

Más adelante, en 1984, la Declaración sobre el Derecho de los Pueblos a la Paz, de Naciones Unidas proclama en su artículo primero:

“los pueblos de la tierra tienen un derecho sagrado a la paz”

Por tanto, vemos que el Derecho Humano a la paz es una construcción ideológica extendida y consolidada a nivel su-pranacional. Este Derecho Humano nos sirve de punto de partida, de paradigma en el que enmarcar un periodismo y unos medios de comunicación que pueden ser abanderados de esta perspectiva de paz, constituyéndose así en difusores de una cada vez más necesaria y urgente cultura de paz.

Paz Positiva y Derechos Humanos

II.INFORMAR, FORMAR, TRANSFORMAR: DECALOGO DE BUENAS PRÁCTICAS PARA EL PERIODISMO DE PAZ

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La cultura de paz consiste en una serie de valores, ac-titudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos atacando sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la

negociación entre las personas, los grupos y las naciones, siempre respetando y acatando los Derechos Humanos.

Los diversos ámbitos de actuación de la cultura de paz son:

Promover una cultura de paz por medio de la educación.

Promover el desarrollo económico y social sostenible.

Promover el respeto de todos los derechos humanos.

Garantizar la igualdad entre mujeres y hombres.

Promover la participación democrática.

Promover la comprensión, la tolerancia y la solidaridad.

Apoyar la comunicación participativa y la libre circu-lación de información y conocimientos.

Promover la paz y la seguridad internacionales para una mejor claridad

La cultura de paz está recogida en la Resolución 53/243 del 6 de octubre de 1999, de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y determina que:

“el desarrollo pleno de una cultura de paz está integralmente vinculado a la posibilidad de que todas las personas a todos los niveles desarrollen actitudes para el diálogo, la negociación, la formación de con-senso y la solución pacífica de controversias”

Esta resolución señala como responsables de éste proceso de construcción, entre otros a los medios de comunicación. Cuando declara en su artículo 8 que:

“desempeñan una función clave en la promoción de una cultura de paz los padres, maestros, políticos, periodistas, órganos y grupos religiosos, intelec-

tuales, quienes realizan actividades científicas, filosóficas, creativas y artísticas, los trabajadores sani-tarios y de actividades humanitarias, los trabajadores sociales, quienes ejercen funciones directivas en diversos niveles, así como las organizaciones no gubernamentales”.

En su artículo 7 dice:

“El papel informativo y educativo de los medios de difusión contribuye a promover una cultura de paz”.

En este contexto nace un nuevo paradigma, el Periodismo de Paz. Éste modelo de periodismo trata no sólo de informar sobre la violencia, sino también de incluir un elemento fun-damental a la hora de abordar el conflicto: la paz.

El periodismo de paz pretende expandir el discurso del con-flicto, incluyendo, las causas y consecuencias, y también los resultados pacíficos y procesos, haciendo así visibles las perspectivas de paz. Así, el periodismo de paz informa no sólo sobre la confrontación, sino también sobre las causas del conflicto, las personas que lo sufren y la búsqueda de soluciones.

El término de periodismo de paz (peace journalism) fue acuñado por primera vez en 1961 por el politólogo noruego Johan Galtung, y surge como contraposición a un modelo de periodismo tan extendido como es el de guerra o violencia (war/violence journalism).

El periodismo de paz estaría orientado hacia la paz, la ver-dad, las personas y las soluciones. El enfoque se sitúa en el conflicto y en su transformación pacífica. Es un enfoque creativo, que incluye la paz. Por el contrario, el periodismo de guerra o de violencia está orientado hacia la guerra y la violencia, percibe el conflicto como una batalla, es propa-gandístico, polariza el conflicto, y se orienta hacia las élites y la victoria.

Cultura de Paz y medios de comunicación: nuevo paradigma del Periodismo de Paz

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4) Orientación hacia la gente ordinaria: se trata de dar voz a gente ordinaria/anónima, reflejando como sufren el conflicto y también cómo perciben su reso-lución.

El periodismo de paz ofrece un enfoque más amplio, ya que entiende la violencia como una de las causas de un conflicto subyacente no resuelto, y trata de explicar no sólo la vio-lencia, sino también las causas que lo originan y su reso-lución. Por tanto, informa sobre el proceso. Es un enfoque más positivo, entendiendo que lo positivo y lo negativo son dimensiones de la misma realidad, y no dos opuestos. Así, el periodismo de paz no obvia informar sobre la violencia, pero va más allá y analiza las causas que la originan.

El periodismo de paz tiene potencial preventivo y transformativo, ya que al informar sobre el conflicto en su totalidad, previene también su escalada. Además incorpora alternativas o salidas no violentas al mismo, con lo que se previenen posibles violencias. El periodismo de paz ofrece una visión positiva del conflicto, haciendo hincapié en que las respuestas no-violentas son siempre posibles.

Existen cuatro ángulos relacionados con la paz que se pueden tener en cuenta a la hora de hacer periodismo:

1) Informar sobre la paz en general, teniendo en cuenta que la mayoría de las personas, grupos y es-tados están en paz casi todo el tiempo. Se trata de ofrecer noticias sobre la paz que sirvan para generar optimismo en la sociedad.

2) Informar sobre la paz en mitad de la violencia: buscar iniciativas, propuestas de paz en situaciones conflictivas.

3) Mirar hacia la paz en el futuro: entrevistar a per-sonas para que informen sobre cómo sería la paz en un determinado contexto violento.

Aún cuando el periodismo de paz nace como contraposición al periodismo de guerra o periodismo bélico, este nuevo par-adigma sirve para todos los escenarios caracterizados por el conflicto: así, tanto conflictos de tipo privado/doméstico como conflictos entre estados, pasando por conflictos que se puedan dar en la variedad de contextos sociales, como son la escuela, la comunidad, el vecindario, etc.

Los rasgos más característicos del periodismo de paz son:

1) Comprender el conflicto y los roles de sus actores: para ello es necesario informar sobre el conflicto en su totalidad, no sólo de la violencia puntual, sino de las causas, comprendiendo el ciclo del conflicto y los factores que ayudan a su escalada y/o desescalada. También es necesario comprender a las partes que intervienen en el conflicto, y los objetivos que per-siguen. Cuando se informa sobre las perspectivas de todas las partes, dándoles voz a todas de forma equilibrada y objetiva, se permite que las personas puedan entender mejor el conflicto.

2) Presentar una orientación hacia las soluciones: incluir la perspectiva de paz al informar sobre el con-flicto significa enfocar en el futuro, en las soluciones, no sólo en el pasado, incluyendo propuestas e inicia-tivas de paz.

3) Perseguir la verdad simétrica: investigar a todas las partes e informar sobre ellas. Es un periodismo crítico que busca informar de forma integral sobre el conflicto, haciendo preguntas, a veces, difíciles. En el periodismo de la paz, siempre que hay violen-cia, se deben realizar dos preguntas: “¿Cuáles son el conflicto y sus causas?” y “¿cuál la salida?”. Las respuestas a estas preguntas no son siempre fáciles, normalmente son las preguntas que más temen responder las clases dirigentes.

INFORMAR, FORMAR, TRANSFORMAR: DECALOGO DE BUENAS PRÁCTICAS PARA EL PERIODISMO DE PAZ

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4) Mira a la paz en otros lugares: aún cuando cada conflicto es único, se pueden buscar otras situa-ciones pacíficas e intentar hacer analogías cuando se considere adecuado.

Este nuevo paradigma ofrece una nueva forma de hacer periodismo, un periodismo más acorde con los Derechos Humanos y con los valores democráticos. Cuando la infor-mación que se ofrece desde los medios de comunicación es más holística e integral se permite a la sociedad tener una opinión fundada sobre el conflicto y su posible resolución, por tanto las personas adquieren un rol más activo y partici-pativo en la sociedad.

Este enfoque de periodismo tendría las siguientes funciones:

1. Canalizar la información entre las partes en con-flicto. Educar, crear confianza y neutralizar malen-tendidos.

2. Analizar los conflictos, especialmente sus causas profundas.

3. Identificar los intereses que subyacen a los temas.

4. Proporcionar un medio para la expresión de emo-ciones.

5. Facilitar, “salvar la cara” y crear consensos.

6. Apoyar la búsqueda de soluciones creativas.

III.

10

La persona profesional del periodismo de paz hace efectivo el derecho fundamental a la información que tienen las personas en la so-ciedad. Por eso, es consciente de la

responsabilidad social que acarrea su trabajo y del poder que ejercen los medios de comunicación en configurar una serie de valores y juicios, construyendo así la realidad. En todo caso esta persona cumple su función de informar atendiendo a los códigos éticos que imperan en la profesión.

Evidentemente, como todo profesional del periodismo ha de tener curiosidad, ganas de conocer la realidad que con-trasta con fuentes e intención de contarla de forma objetiva; capacidad de análisis, reflexión y crítica; honestidad, no cayendo en retóricas alarmistas ni sensacionalistas; capaci-dad de objetivar, sabiendo así distanciarse de las noticias, no tomando partido, ni posicionándose, ni adquiriendo protago-nismo; ha de ser independiente, transparente y responsable.

El rol fundamental en el periodismo de paz es expandir el discurso del conflicto haciendo visible la perspectiva pací-fica. Para ello, es necesario identificar la formación del conflicto (analizando las causas que lo generan), así como a las partes y sus objetivos, exponiendo todos los ángulos y perspectivas.

Es importante anotar que no se debe asumir que las partes integrantes de un conflicto están visibles donde ha ocur-rido la violencia. Es necesario tener nociones básicas de las dinámicas propias de los conflictos, investigando y conociendo pormenorizadamente las variables que se puedan dar en los mismos antes de informar. Por tanto, es imprescindible analizar y conocer bien el contexto geográ-fico, histórico y socio-político en el que se desarrollan los conflictos noticiables.

Entendemos que el periodismo de paz requiere de cierta im-plicación. Periodismo de paz no es sólo mera transmisión de noticias, sino es también una investigación dedicada a

contribuir en la construcción de la paz, a través de su tra-bajo. No sólo refleja la realidad que ve, sino que adquiere una actitud crítica y constructiva sobre los hechos, cues-tiona los acontecimientos e indaga para poder informar de forma global sobre el conflicto, sus causas, consecuencias, y propuestas de paz. Se contextualiza el conflicto, se ilustra, se promueve el diálogo, se evocan las causas y se proyecta hacia el futuro.

No obstante, es importante aclarar que la persona profesional del periodismo de paz no tiene que ser necesariamente una activista de paz, aunque trabaje en la construcción de la paz a través de la información. Informa de forma transparente sobre los conflictos y ayuda en la desescalada de los mismos, pero no es su intención ser protagonista de los acontecimientos, sino ser alguien que transmite información desde la óptica de la paz y los Dere-chos Humanos. Además actúa de forma objetiva, neutral e imparcial, no se posiciona en el conflicto, no toma partido, ni juzga. Tampoco justifica acciones de una o de otra parte. Contextualiza, y explica las causas del conflicto, los obje-tivos de las partes y las consecuencias. Desde el periodismo de paz se ha de informar de forma pormenorizada y equilibrada sobre el conflicto. Para ello, se dará voz y protagonismo a todas las partes en conflicto, contextualizando e ilustrando las consecuencias del mismo, sin olvidar nunca a las víctimas y el sufrimiento que la vio-lencia genera en ellas.

Cuando los objetivos de todas las partes son legítimos, no existe ningún problema ético, y cuando los objetivos de todos son ilegítimos tampoco, ya que se les da a todas las partes el mismo protagonismo. El dilema existe cuan-do hay un desequilibrio estructural, es decir cuando una de las partes actúa de forma ilegítima y otra(s) no. Aquí habría que informar sobre el mapa de la formación del conflicto, las causas más profundas del mismo, explicar y contextualizar. También se entiende necesario informar

Profesionales del Periodismo de Paz. Roles y funciones

INFORMAR, FORMAR, TRANSFORMAR: DECALOGO DE BUENAS PRÁCTICAS PARA EL PERIODISMO DE PAZ

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sobre todas las fases del conflicto: antes, durante y después de la violencia.

Por último, el periodismo de paz, en su búsqueda de infor-mación sobre el conflicto en su totalidad ha de ser serio, profesional, inquisitivo y capaz de hacer preguntas difíciles. Las preguntas básicas normalmente versarán sobre cuál es el conflicto y sus causas, así como cuál es su posible reso-lución.

IV.

12

Este apartado pretende realizar una aproximación conceptual al conflicto y ofrecer algunas nociones básicas para facilitar la comprensión del mismo. Destacaremos los factores que facilitan su escalada

y desescalada, para poder así abordar el conflicto desde un prisma de periodismo de paz.

Comenzaremos con algunas definiciones de conflicto:

Según la Real Academia de la Lengua Española, el conflicto es:

“Combate, lucha, pelea, enfrentamiento armado. Apuro, situación desgraciada y de difícil salida. Prob-lema, cuestión, materia de discusión”.

El conflicto, desde esta óptica es, en definitiva, un desacu-erdo cuando los intereses y objetivos entre dos o más partes son incompatibles entre sí.

Por su parte, Folger (1997) define el conflicto como:

“la interacción de personas interdependientes que perciben objetivos incompatibles e interferencias mutuas en la consecución de esos objetivos”

Desde una visión más positiva, según J. Paul Lederach, es

“Un fenómeno de creación humana, ubicado de forma natural en las relaciones. Transforma los acontecimientos, las relaciones en las que tiene lu-gar, e incluso a sus propios creadores. Es un elemento necesario en la construcción y reconstrucción humana transformadora de la organización y las realidades sociales”

El conflicto es, por tanto, consustancial al ser humano, inher-ente a las relaciones sociales; se presenta por el simple he-cho de existir y convivir. Además es inevitable en todo tipo de relaciones, tanto entre familias, como en la escuela, trabajo,

ocio, y en última instancia entre países, a nivel internacional.

Así, aún cuando la percepción general del conflicto es nega-tiva, vemos que el conflicto, no es ni positivo ni negativo, sino neutro. Es ubicuo y universal. Ahora bien, la percep-ción negativa del conflicto normalmente está ligada a como respondemos ante él y la respuesta que obtenemos por ello. Igualmente, aún cuando el conflicto pueda ser neutro, la respuesta que damos a un conflicto puede ser negativa, y eso ahonda en nuestra percepción negativa del conflicto.

La percepción que tenemos del conflicto, las creencias y ac-titudes sobre el mismo, tienen su origen en los mensajes que recibimos en la infancia, los modelos de conducta, nuestras propias experiencias, así como también las actitudes y con-ductas aprendidas a través de los medios de comunicación. Nuestra percepción va a influir directamente en la respuesta que le demos al conflicto y esa respuesta incidirá sobre el resultado. El resultado a su vez retroalimentará la percep-ción que tenemos sobre el conflicto, creando una espiral sin salida. Si la percepción que tenemos es negativa, esa nega-tividad incidirá en todo el ciclo del conflicto, perpetuándolo, y evitará que enfoquemos los conflictos de forma satis-factoria. En cambio, si nuestra percepción es positiva, nos ayudará a analizar y resolver los conflictos de forma más satisfactoria y pacífica.

En este sentido, los mensajes enviados a través de los medios de comunicación son decisivos para ahondar en nuestras creencias y actitudes respecto a los conflictos, por tanto, desde el periodismo de paz se entiende la misión fun-damental de recrear una visión más positiva de los mismos.

En esta guía, partimos del principio de que el conflicto puede tener funciones y valores positivos. Evita los estancamien-tos, estimula el interés y la curiosidad, es la raíz del cambio personal y social, y ayuda a establecer las identidades tanto individuales como grupales. Asimismo, en un plano más concreto, el conflicto ayuda a aprender nuevos y mejores modos de re-

El análisis de los conflictos sociales: Claves de su escalada y desescalada

INFORMAR, FORMAR, TRANSFORMAR: DECALOGO DE BUENAS PRÁCTICAS PARA EL PERIODISMO DE PAZ

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sponder a los problemas, a construir relaciones mejores y más duraderas, a conocernos mejor a nosotros mismos y a los demás. Pero, obviamente, el conflicto también puede adoptar derroteros destructivos, llevarnos a círculos viciosos que perpetúan rela-ciones antagónicas, hostiles, etc. La clave está en saber analizar y gestionar los conflictos de forma eficaz, para poder así obtener una respuesta adecuada y que tenga efectos positivos.

Existen factores que contribuyen a su escalada, lo que impide que se resuelva favorablemente, y otros factores que facilitan su desescalada, posibilitando así la resolución pacífica del mismo.

Hablamos de escalada cuando el conflicto se complica y agrava. La escalada es la complejización de un conflicto. Hablamos de desescalada cuando intervienen factores que favorecen la reso-lución del conflicto.

El siguiente cuadro pretende sintetizar los factores que con-tribuyen a la escalada de un conflicto y los factores que favorecen su desescalada. Pretende ofrecer claves para que desde la óptica del periodismo de paz se pueda orientar el tratamiento de las noticias hacia la desescalada:

CLAVES PARA LA ESCALADA CLAVES PARA LA DESESCALADA

Aumentan las partes en conflicto: éstas toman partido, se posicionan y cambian la dirección del mismo.

Los intereses de las partes están bien definidos.

Existe falta de confianza entre las partes en conflicto: las partes no conocen los intereses de la otra(s) parte(s) ya que no hay diálogo

Hay confianza y comunicación entre las partes en conflicto.

Las partes tienen pocas habilidades para la resolución de conflictos

Las partes adquieren habilidades para el diálogo, a veces con la ayuda de una tercera persona –mediadora-

Las partes se mantienen inflexibles: no acercan posturas, no empatizan con la(s) otra(s) parte(s), se mantienen rígidas en sus posturas

Las partes flexibilizan sus posturas, se comunican, com-prenden los objetivos de la otra parte y empatizan.

Los vínculos entre las partes son de antagonismo o beliger-ancia: perciben el resultado del conflicto como “yo gano y tú pierdes”. No hay acercamiento.

Se pasa de posiciones a intereses, las partes se van acercando.

No se separa a la persona del problema: las persona es el problema

Se separa a la persona del problema

Aumentan las pretensiones de las partes: el conflicto se agra-va, ya que hay más intereses contrapuestos en conflicto.

Las pretensiones se mantienen, los intereses a lograr son claros y delimitados.

Se utilizan progresivamente tácticas más agresivas, aumen-to de amenazas, uso de intimidación, agravios, insultos, etc.

Se utilizan tácticas pacíficas, el interés está en solucionar el conflicto y que todas las partes ganen.

Se produce un cambio de motivación: hay un cambio de ob-jetivos en una de las partes en conflicto.

Se crea un impulso hacia la paz, re-enmarcando positiva-mente y diferenciando la intención del objeto.

Se polarizan los puntos de vistaLos puntos de vista aún en contraposición, no se polarizan, no se estancan.

El conflicto se dilata y se retrasa su resoluciónLas partes se comunican, comprenden el punto de vista de la otra parte y el conflicto se resuelve.

14

El periodismo de paz en su pretensión de expandir el discurso del conflicto para incorporar también la perspectiva de paz, contribuye a favorecer la deses-calada del conflicto. Si analizamos los factores ex-

puestos en el cuadro anterior en relación con los objetivos y la práctica del periodismo de paz, vemos que:

Retrata las partes del conflicto, sus objetivos y reivindica-ciones de forma transparente, dando protagonismo a todas por igual, por tanto es objetivo y no se posiciona, no toma partido, evita el maniqueísmo y la polarización, ayudando a definir bien los intereses de las partes, contribuyendo así directamente a la desescalada del conflicto.

Además, el periodismo de paz no sólo debe abordar los in-tereses de las partes, sino también las causas del conflicto, favoreciendo así la comprensión del mismo y la confianza y comunicación entre las partes.

El periodismo de paz proyecta hacia el futuro, incorpo-rando iniciativas y propuestas de paz desde una perspec-tiva positiva, de optimismo y esperanza. Esto en definitiva contribuye a la desescalada del conflicto, ya que incorpora herramientas que impulsan su resolución pacífica. También puede evitar que los puntos de vista se polaricen y que las partes se estanquen, así como otras técnicas que puedan contribuir a su desescalada.

Un elemento clave en la desescalada del conflicto y en su posible resolución consiste en mover a las partes de posi-ciones a intereses. En síntesis, posiciones son demandas concretas que realizamos para asegurarnos de que nues-tros intereses quedarán satisfechos. Intereses en cambio tienen que ver con aquello que nos motiva, y se relacionan con nuestras necesidades, deseos, aspiraciones, preocupa-ciones y miedos. Las posiciones son la parte flotante del ice-berg, lo que se ve en la superficie. Intereses en cambio son la parte hundida del iceberg. Las posiciones responden a ¿Qué quieres? Los intereses responden a ¿Para qué necesitas? ,

¿Porqué es importante para tí? ¿Que beneficios obtienes?

Entendemos que el periodismo de paz, en su labor seria, crítica e inquisitiva, puede contribuir directamente a mover a las partes de posiciones a intereses, y por tanto a facilitar la resolución pacífica del conflicto.

Por último, el periodismo de paz desde su objetividad e im-parcialidad, y en su práctica de respetar todas y cada una de las partes en conflicto, retratará a éstas como personas que sufren las consecuencias del conflicto en el que están inmersas y evitará retratarlas como personas problemáti-cas, esto es, como fuentes de conflicto. Por tanto, el perio-dismo de paz se debe esforzar por no generalizar y estereo-tipar, especialmente si nos encontramos ante personas de minorías culturales o étnicas, separando a las personas del conflicto en sí. Ello contribuirá directamente a la desesca-lada, así como a evitar la creación de percepciones racistas o xenófobas en la sociedad.

V.INFORMAR, FORMAR, TRANSFORMAR: DECALOGO DE BUENAS PRÁCTICAS PARA EL PERIODISMO DE PAZ

15

Para comprender cómo se origina un conflicto es preciso identificar los elementos básicos que inter-vienen en él. Según J.P. Ledearch, la estructura de un conflicto se compone de la interacción de tres

elementos: las causas, las personas (o protagonistas) y el proceso.

Atendiendo al primer elemento, a las CAUSAS en relación a la teoría del conflicto, vemos que este es un tema controver-tido, existiendo diferentes enfoques. Así, hay autores para quienes el poder es el elemento central, mientras que otros añaden además el elemento autoestima. Otras corrientes de la conflictología tienden a “psicologizar” las causas, re-duciéndolas a la satisfacción de las necesidades humanas y/o a un problema de percepciones diferentes.

Desde el ámbito de la sociología se apunta como elemento central la existencia de contradicciones inherentes al sis-tema capitalista, o a la globalización.

En todo caso, podemos convenir que existen tres factores ligados entre sí, que pueden propiciar la aparición de un conflicto:

Factores ideológicos-culturales. Representan la suma de todos los mitos, símbolos, valores e ideas que sirven para justificar la violencia o la paz.

Factores estructurales. Son aquellos condicionantes que perpetúan las desigualdades, la falta de equidad, la explotación, que tienen que ver con el poder, con el acceso a recursos, etc.

Factores de comportamiento. Son producto de los factores culturales y estructurales y se materializan en conductas agresivas (de tipo físico o verbal), o por el contrario en comportamientos de diálogo, favore-ciendo el entendimiento y el respeto.

Atendiendo al segundo elemento, a las PERSONAS, vemos,

que en todo conflicto hay al menos, 2 entes protagónicos, bien sean personas, grupos sociales o entidades. También, vemos que hay protagonistas directos – aquellos que tienen una relación directa con las causas desencadenantes del conflicto, e indirectos, que no están en el origen, pero que se incorporan a él participando de un modo u otro y que tienen un nivel de influencia en el desarrollo y el modo en que se gestiona. Para poder comprender el conflicto, es preciso atender a todas las variables, así a las personas in-volucradas/ personas afectadas, los roles que juegan y las personas protagonistas indirectas. En cuanto a las personas, es fundamental diferenciar entre ellas y el problema en sí, para poder comprender bien el conflicto y poder, en defini-tiva, abordarlo satisfactoriamente.

Respecto al tercer elemento, el PROCESO, se refiere a cómo se desarrolla el conflicto, y, sobre todo, la manera en que la gente trata de resolverlo. Intervienen muchas variables que pueden agruparse en dos categorías: las que hacen referencia a situaciones estructurales y estratégicas, y las emocionales y afectivas, como pueden ser la actitud per-sonal, los estereotipos que se forman en los grupos o la personalidad de las personas protagonistas.

Analizando en profundidad la causa que determina o provo-ca un conflicto encontramos, una variedad de causas según al tipo de conflicto al que nos estemos refiriendo:

Conflictos de relación y comunicación. Se deben a fuertes emociones negativas, a percepciones falsas o estereotipos, o a la escasa falta comunicación en-tre las partes. Conducen a una espiral de escalada progresiva del conflicto destructivo. Ejemplos, odio, agresividad entre las partes en conflicto, suposi-ciones de malas intenciones debido a la falta de comunicación, gritos, insultos, reproches; cero co-municación entre las partes para evitar escalar el conflicto.

Las causas profundas de los conflictos

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Conflictos de información. Se deben a la falta de información necesaria para tomar las decisiones adecuadas, por lo que se interpreta de manera diferente la situación o no se le otorga el mismo gra-do de importancia. Son los conflictos en los que cada parte interpreta de diferente forma la información que reciben.

Conflictos de intereses. Se deben a la competición por cubrir necesidades que no son compatibles o que son percibidas como tales. También pueden ser de tipo psicológico y comportan percepciones de des-confianza, juego sucio, intolerancia, etc. Ejemplos típicos son cuando ambas partes quieren conseguir el mismo objetivo a costa de la otra persona o cuando cada parte quiere imponer su solución como la única posible. Conflicto de valores. Se deben a los diferentes crite-rios de evaluación de ideas, creencias o comportami-ento que se perciben como incompatibles. El conflic-to estalla cuando estos valores se intentan imponer por la fuerza a la otra parte que los percibe como negativos, no importantes o no propios. Por ejemplo en conflictos familiares, la pareja difiere en aspec-tos cruciales como son la educación de sus hijos, el modelo de disciplina a utilizar, o la alimentación.

Conflictos estructurales. Son conflictos de poder, de autoridad y de acceso a los recursos. Se deben a pau-tas destructivas de comportamiento, de desigualdad en el control o distribución de recursos, de desigual-dad en el poder y en la autoridad, de restricciones del tiempo, etc. Un caso habitual suelen ser los con-flictos con componente multicultural en los que una de las partes es estereotipada o minusvalorada.

VI.INFORMAR, FORMAR, TRANSFORMAR: DECALOGO DE BUENAS PRÁCTICAS PARA EL PERIODISMO DE PAZ

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da sobre qué versa el conflicto, de que se trata, cuales son los intereses contrapuestos de las partes; también quién(es) participa(n), en qué grado y cuáles son sus reclamaciones y reivindicaciones, a qué aspiran y cómo creen que se puede solucionar el conflicto, también quienes son las víctimas de ese conflicto y su grado de sufrimiento; cuándo se da el conflicto, qué condiciones favorecen, contribuyen a su apa-rición y cuáles a su desaparición, delimitarlo en el tiempo, teniendo en cuenta que el conflicto es más amplio que la violencia; dónde se da el conflicto, ubicarlo en el lugar que puede ser, incluso un lugar diferente o por lo menos más am-plio de donde se expresa la violencia. Y la pregunta funda-mental que se plantea desde el paradigma del periodismo de paz es por qué se da el conflicto, qué características tiene, cuáles son sus causas profundas y sus consecuencias, por-qué el conflicto se expresa con violencia, qué otros modos hay de expresarla, etc.

2. Ofrecer una visión real sobre las partes en conflicto.

El periodismo de paz trata de identificar a todas las partes integrantes en un conflicto. Saca a la luz y da voz y protago-nismo a todas las partes, informando sobre el rol que juegan en el conflicto y los objetivos que persigue cada una de el-las. Al informar de manera explícita sobre todas las partes, ofrece a las personas destinatarias o usuarias de los medios de comunicación una herramienta crucial para entender me-jor el conflicto, impulsando así a participación social.

Asimismo, la información transparente y global que trata de incluir a todas las partes protagonistas en el conflicto, no sólo ayuda a comprender mejor el mismo, sino también facilita la desescalada, al presentar una visión real, no exagerada ni alarmista del conflicto o problemática.

Ofreciendo una visión detallada de todas las partes en con-flicto, evitamos el dualismo característico del periodismo de

Los rasgos del periodismo de paz pasan por entender el conflicto y los objetivos de sus actores. La raíz de un acto de violencia es el conflicto y para entenderlo hay que saber de qué se trata y quiénes son las partes,

así como sus objetivos. En segundo lugar trata de presentar una orientación hacia soluciones. En tercer lugar persigue la verdad simétrica. Hay algo llamado “periodismo investi-gativo” que siendo importante es una desviación, pues hace énfasis en investigar sólo al gobierno, mientras que en el pe-riodismo para la paz se debe investigar a todos. El periodis-mo tiene que ser simétrico. Por último, el periodismo de paz ha de estar orientado hacia la gente común y no sólo hacia las élites. En todas las guerras, lo mismo que recientemente con los huracanes, el que sufre es el pueblo, y las ideas para la paz suelen surgir no de gobiernos, sino de gente común, de manera que hay que atender no sólo las ruedas de prensa de cancilleres, sino hablar con todo tipo de gente, darle voz.

A continuación se ofrecen diez claves prácticas para entender y practicar el periodismo de paz. Si bien este decálogo se dirige a aquellas personas que tienen un tra-bajo directo en los medios de comunicación social, también puede ser útil a quienes, por los motivos que sean, tienen capacidad de influir en la construcción de opinión de otros miembros de la comunidad.

1. Ofrecer información útil, que responda a qué, quién, cuándo, dónde, y porqué.

El periodismo de paz aspira a ofrecer una visión integral del conflicto, para poder así contribuir a la comprensión del mismo y a procurar alternativas para su resolución. Por eso, entiende el conflicto como un proceso y explora no sólo la violencia, sino también las causas que llevaron a ella, así como las consecuencias y las propuestas e iniciativas de paz adecuadas para la resolución del mismo.

Para ello es necesario ofrecer información útil, que respon-

Decálogo de buenas prácticas en el Periodismo de Paz.

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supeditados al discurso dominante proveniente de los Esta-dos, reflejan, o por lo menos no contradicen directamente, la visión mundial de las clases altas y las naciones de élite. En este sentido, los medios de comunicación locales presen-tan el conflicto desde el discurso dominante.

Sin embargo, el periodismo de paz debe presentar una visión completa del conflicto, ofreciendo voz y protagonismo a to-das las partes. No percibe a las partes como buenas o malas, sino como partes en conflicto con intereses contrapuestos. Analiza y contextualiza los objetivos que persiguen además de incluir el sufrimiento generado por el conflicto en todas ellas. Este estilo de periodismo huye del reduccionismo im-perante en el maniqueísmo, del “estáis conmigo o estáis contra mí”.

4. Informar sobre las condiciones, fases y consecuencias del conflicto.

El periodismo de paz parte de la premisa de que la violen-cia expresa un conflicto subyacente no resuelto, por tanto no es suficiente con informar sobre la violencia, porque eso da a la ciudadanía usuaria de los medios de comunicación una visión parcial del conflicto. Hay que informar sobre las causas profundas del mismo, integrando todos los elemen-tos clave para comprenderlo. Así, no hay que olvidar a las partes que participan, sus objetivos, la violencia utilizada por ellas, el sufrimiento padecido, las iniciativas de paz, etc.

Además la violencia puede estar delimitada en un espacio y tiempo concreto, pero no así el conflicto. El conflicto puede derivar de causas lejanas de tiempo y lugar, incluso pueden no tener a priori mucho que ver con ese contexto geográ-fico.

El periodismo de paz aspira a informar a la sociedad sobre el conflicto desde un prisma global, ofreciendo todas las

guerra, donde se informa desde la visión “nosotros” de los “otros”. El dualismo contribuye a que la persona informante tome posición, obviando así la neutralidad, tan necesaria e imprescindible para el periodismo profesional. El dualismo también ofrece una visión más reducida de la solución, don-de una parte gana y la otra pierde.

El periodismo de paz informa desde todos los ángulos, in-cluyendo todas las partes y sus reivindicaciones. Informa tanto sobre la violencia utilizada por cada una de la partes, como sobre el sufrimiento que genera en ellas. Ofreciendo todos los ángulos, facilita la resolución más creativa del conflicto, saliendo del reduccionismo, de la dicotomía ganar-perder, y abriendo la puerta a otras posibles soluciones.

3. Evitar el maniqueísmo.

El término maniqueísmo hace referencia a la doctrina fun-dada por el filósofo persa Manes en el siglo III. Se basa en la existencia de dos principios eternos, absolutos y contrarios: el bien y el mal. En el contexto periodístico, el maniqueísmo se concreta en presentar a dos partes con intereses con-trapuestos, una de las ellas la buena y la otra la mala. Desde esta óptica maniquea, se promueve la polarización del con-flicto, contribuyendo a su escalada y reduciendo las posibili-dades de una resolución pacífica del mismo.

El maniqueísmo favorece la dicotomía reduccionista, de “no-sotros contra ellos”, permite que el profesional periodista se posicione a favor de la parte “buena” , justifique sus acciones, informe parcialmente sobre el conflicto, plasmando o recogiendo extensamente el sufrimiento de la parte “bue-na” y extensamente también la violencia utilizada por la parte “mala”.

La utilización del maniqueísmo en el ámbito periodístico, según palabras de Johan Galtung, atiende a razones estruc-turales: comoquiera que los medios de comunicación están

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secuencias psicológicas que padecen las partes envueltas en el mismo. La inclusión de estos efectos en la narrativa del conflicto ayuda a generar puentes de comunicación y empatía entre las partes. Esta empatía es una herramienta clave para flexibilizar posturas y contribuye directamente a la desescalada del conflicto.

También son efectos invisibles del conflicto, los efectos que ese conflicto tiene en otros grupos, en otro contexto Podrían ser, por ejemplo, lo que el periodismo de guerra llama “daños colaterales”. Por tanto, es importante no re-ducir la información, y poder hacerla trasladable a otros contextos y a otras personas.

6. Informar sobre aspectos comunes que tienen las partes en conflicto.

El periodismo de paz apuesta por tender puentes y canalizar la información entre las partes. Trata de acercar a las per-sonas poniendo énfasis en los aspectos comunes que tienen entre ellos, de forma que se evita la polarización, y con-tribuye a la desescalada del conflicto.

Se trata de informar sobre los objetivos, reivindicaciones y reclamaciones que tienen todas las partes, concentrándose no sólo en lo que les separa (y lo que hace que sea con-stante fuente de conflicto), sino también en los aspectos co-munes. Para ello el profesional periodista, en su objetivo de expandir el discurso del conflicto, realizará preguntas sobre los aspectos que les pueden unir. No se trata de homoge-neizar los objetivos, minimizando sus reclamaciones, pero si de neutralizarlos y acercar a las partes.

Por tanto el periodismo de paz informa sobre el proceso del conflicto: antes, durante y después de la violencia. En las causas del conflicto se deben analizan lo que sucede antes de la violencia, favoreciendo su comprensión, y

perspectivas de las partes en conflicto desde un prisma ob-jetivo y equilibrado. También aspira a informar sobre inicia-tivas de paz, proyectando así hacia el futuro.

Desde esta perspectiva objetiva y posibilista, los medios de comunicación ofrecen a la sociedad una herramienta útil para la comprensión del conflicto, que incluye también las causas y las consecuencias, contribuyendo así a variar la percepción negativa general que existe sobre el mismo, y por ende, favoreciendo la desescalada y las posibilidades de su resolución.

Para ello, se hace necesario abordar el conflicto en su totali-dad. No es suficiente informar sobre la violencia que genera la contraposición de intereses entre las partes, sino que hay que contextualizarlo y comprenderlo desde que surge hasta los efectos que ello acarrea.

Así, se informa sobre el contexto que existe antes de la for-mación del conflicto, sobre las causas que preceden a su aparición. También es importante informar sobre el conflicto durante la violencia, contextualizándolo, informando sobre que versa, sobre que partes están involucradas y los obje-tivos que persiguen. Por último, se debe informar sobre el futuro en clave positiva, esto es, sobre las posibles vías de resolución de ese conflicto.

5. Informar sobre los efectos invisibles del conflicto. El periodismo de paz en su objetivo de abarcar todas las ramificaciones del conflicto, también apuesta por incluir los efectos que el conflicto tiene en todas las partes. Para ello incluye no sólo los efectos más visibles, los más obvios, sino también los efectos ocultos que puedan producirse.

Los efectos invisibles del conflicto son, por ejemplo, las con-

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En esta misma línea, también se deben evitar ciertos adjetivos como puedan ser “cruel”, “bárbaro”, “brutal”, tratando de cambiarlos por adjetivos más neutros o con menos carga negativa.

Por otro lado, se debe evitar victimizar a través del len-guaje, evitando utilizar términos como “devastado”, “paté-tico”, “tragedia”, que posiblemente ayuden a polarizar el conflicto, contribuyendo a su estancamiento.

Comoquiera que una de las finalidades del periodismo de paz es ofrecer una visión global, equilibrada y objetiva del conflicto, es importante concretar los significados de las palabras claves unidas al conflicto, así, a la hora de abordar el conflicto, es vital definir conceptos relacionados como genocidio, tragedia, masacre, o cualquier término utilizado para explicar el conflicto.

Se trata en definitiva de utilizar un lenguaje acorde con los objetivos que se quieren perseguir, un lenguaje neutro que ofrezca una visión real y holística del conflicto, que presente una realidad sin posicionamientos; lenguaje no excluyente, que integre todas las partes del conflicto y los objetivos y reivindicaciones que persiguen; lenguaje pacífico, para no contribuir en la espiral de violencia y que ofrezca así una visión más positiva de la problemática; lenguaje no victimista, que aún informando sobre las víctimas y el su-frimiento que genera la violencia, no se posiciona, no polariza el conflicto; lenguaje siempre respetuoso con las partes en conflicto, e inclusivo de las experiencias de las mujeres, por tanto, también atendiendo a la perspectiva de género.

8. Enmarcar la violencia, contextualizarla y proyectar hacia el futuro.

Cuando se informa sobre el conflicto, puede ser tentador in-formar desde la óptica de la violencia, ya que a priori puede

contribuyendo a su desescalada.

Este modelo de periodismo, aún con pretensiones positi-vas, posibilistas y de futuro, también informa sobre el acto violento, para entenderlo como el factor más visible de un conflicto subyacente. Además, deber informar sobre todos los ángulos y las formas de violencia utilizada por todas las partes en conflicto.

Pero, en todo caso, el periodismo de paz debe tener proyección de futuro. Su preocupación e interés se ha de centrar en analizar las diferentes posibilidades de resolver ese conflicto, en todas las iniciativas y propuestas de paz que ayuden a solucionarlo.

El periodismo de paz desde su objetividad y neutralidad, evita culpar a alguien en concreto del inicio del conflicto. Es más, al informar sobre las causas y origen del mismo, incluye aspectos tales como la responsabilidad de todas y cada una de las partes en la formación del conflicto, dando así voz y protagonismo a todas las partes involucradas y evitando posicionamientos. Desde la neutralidad y la profesionalidad se trata de retratar el conflicto, con-textualizándolo, sin justificarlo ni polarizarlo.

7. Uso adecuado del lenguaje.

El lenguaje que se utiliza para abordar los conflictos, des-de el prisma del periodismo de paz, debe ser un lenguaje objetivo, que evite el maniqueísmo en la información. Para ello, se hace necesario evitar etiquetas como “terrorista”, “fanático”, “radical” etc., porque posicionan al profesional periodista dentro del conflicto, desvirtuando así su labor de transmisión de información equilibrada, contribuyendo indi-rectamente a la polarización del conflicto y ofreciendo a las personas, potenciales usuarias de los medios, una imagen distorsionada del conflicto.

INFORMAR, FORMAR, TRANSFORMAR: DECALOGO DE BUENAS PRÁCTICAS PARA EL PERIODISMO DE PAZ

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amente del gobierno, sino que también busca iniciativas en la comunidad.

9. Perspectiva positiva.

El periodismo de paz ofrece una perspectiva positiva y posibilista. Trata el conflicto desde todos sus ángulos, y lo presenta como un proceso, poniendo énfasis, no sólo en la violencia sino también en el aspecto de la paz. Por tanto, debe hacer hincapié en los beneficios de la pacificación en la resolución de ese conflicto. Debe aludir a las posibilidades de resolver esa problemática a través de las propuestas de paz que se generan. Se puede basar en la resolución de otros conflictos análogos, que pueden servir de ejemplos. En definitiva, se debe ofrecer información suficiente para incluir la pacificación.

El periodismo de paz tiene un hándicap como punto de par-tida: quiere hablar de paz, siendo ésta positiva. Comoquiera que lo negativo atrae más a las masas, y los eventos nega-tivos tienen una tasa de noticiabilidad más alta, el perio-dismo de paz tiene que salvar este obstáculo para ofrecer una visión integral y real sobre todas las fases del conflicto, incluyendo su resolución positiva.

Esta perspectiva positiva se hace necesaria para que los medios de comunicación, como fuente influyente de las ac-titudes y creencias generales de la sociedad, puedan con-tribuir a mejorar la imagen que las personas tienen sobre el conflicto. Cuanto más posibilista y positivo se presente el conflicto, más posibilidades tiene de ir variando la noción general de la población, y de ir ampliando el abanico de posi-bilidades para su resolución.

El periodismo de paz no es utópico, no trata de resaltar lo positivo sobre lo negativo, ni de obviar lo negativo. Informa también sobre las consecuencias negativas del conflicto y la violencia generada por éste. Más bien trata de retratar

atraer más a las personas usuarias de medios de comuni-cación. La violencia, por ser negativa, gráfica y dolorosa, es uno de los “valores noticia”, un criterio importante para que el hecho pueda ser seleccionado y en definitiva publicado o difundido.

La violencia en sí misma es prueba de un conflicto no resuelto, es una de las formas en que el conflicto se presenta. La violencia es el humo que explica que existe el fuego (el conflicto). Informar desde la perspectiva de la vio-lencia reduce la posibilidad de contextualizar ese conflicto, de comprenderlo en su totalidad y de intentar resolverlo.

Desde el periodismo de paz se propone informar sobre el conflicto en su totalidad, explorar la violencia y enmarcarla dentro del conflicto, contextualizarla. Salir del tópico re-duccionista de informar solamente sobre la violencia, y en-tenderla como una manifestación latente de un conflicto. Es importante poner énfasis en el conflicto, informando sobre las partes, sus objetivos y reivindicaciones, y no sólo sobre la violencia utilizada como táctica por todas las partes, etc.

El periodismo de paz informa sobre el conflicto con proyec-ción de futuro. No presenta sólo el evento puntual que ejem-plifica el conflicto, sino también agrega un elemento que no suele ser expuesto: la paz.

El periodismo de paz debe tratar de entender el conflicto y de explicarlo desde todos los ángulos, y lo presenta como un proceso. Un proceso que está orientado a la solución de ese conflicto. Se trata de ofrecer optimismo en la socie-dad, de proyectar el conflicto hacia su resolución, de pre-sentar alternativas, de ofrecer iniciativas, y, en definitiva, propuestas de paz.

El periodismo de paz informa sobre posibilidades de paz en todos los actores, atendiendo a las necesidades de la comu-nidad y a la capacidad de resolver conflictos que les atañen. No espera que la resolución del conflicto venga necesari-

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Visibilizar a las mujeres a través del lenguaje y las imágenes. Así, las imágenes gráficas en las que la mujer ocupará roles protagonistas y activos, como una resignificación de estereotipos. El lenguaje debe ser cuidado escrupulosamente para no reproducir un modelo sexista, que responde a una ideología an-drocentrista como modelo en el cual el hombre es el centro de los saberes y conocimientos.

El lenguaje como producto social e histórico que in-fluye en nuestra percepción de la realidad, es clave tenerlo en cuenta a la hora de transversalizar la mirada de género, por lo que consideramos de vital importancia un lenguaje no sexista, no discriminato-rio, que una y no separe, y desde luego que no sea cómplice de un sistema en el que se invisibiliza a la mujer a través del lenguaje sexista.

Los ejemplos en los que distintos tipos de noticias debería ser en un 50% protagonizados por mujeres y deben integrar la perspectiva de género.

También es importante visibilizar a las mujeres en las mismas condiciones que los hombres, y no presentar-las de modo subordinado o dependiente. Asimismo, conviene evitar estereotipos sexistas como alu-siones innecesarias al aspecto físico y la vestimenta de las mujeres, y/o enfocar a hombres y mujeres desempeñando los papeles que se les ha asignado tradicionalmente en la sociedad.

lo negativo y lo positivo como dos dimensiones de la misma realidad. Lo negativo y lo positivo no son necesariamente opuestos ni excluyentes, sino dos dimensiones fundamen-tales para poder contextualizar el conflicto.

El periodismo de paz ofrece una perspectiva pacífica en la tarea de informar sobre el conflicto. La inclusión de éste factor positivo, favorece directamente a la desescalada del conflicto. Ya que se presenta el conflicto no como algo es-tático, sino dinámico y con posibilidades de resolverse. Esto genera a su vez optimismo y contribuye a vislumbrar la solu-ción al conflicto.

10. Perspectiva de género.

La perspectiva de género, el fomento de las relaciones de equidad y justicia entre hombres y mujeres y la modificación y eliminación de estereotipos por razones de género, son factores clave y determinante para la consecución de una cultura de paz. El desarrollo de una cultura de paz necesita necesariamente incorporar la mirada de género, una mirada que permeabilice todos los extractos y estamentos sociales. No es posible entender la cultura de paz sin la equidad de género.

La violación de los derechos humanos de las mujeres lleva sus consecuencias mucho más allá de quien las sufre. La dis-criminación, las vejaciones sobre su persona, van más allá de su ser singular. La integración de elementos que permi-tan el libre desarrollo de la equidad de género, requiere de muchos enfoques; la inclusión de éstos a la problemática de los derechos humanos es el camino de entrada del abordaje de la equidad de género y la justicia social.

La perspectiva de género a la hora de abordar conflictos desde el prisma del periodismo de paz se concretará en lo siguiente:

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Publicaciones:

Consejo Audiovisual de Cataluña “Recomendaciones sobre el tratamiento informativo de la inmigración”

Galtung Johan, Lynch Jacke, McGoldrick Annabel (2004). “An Introduction to Peace Journalism”.

Harresiak Apurtuz. Coordinadora de ONGs de Euskadi de Apoyo a Inmigrante. “Inmigración y Medios de Comunicación: Manual Reco-pilatorio de Buenas Prácticas Periodísticas”.

Lederach, J.P. “Educar para la Paz”. Ed. Fontamara 1984.

Lederach, J.P. “Enredos, pleitos y problemas”. Ed. Semilla. Guatemala 1992

Lederach, J.P. “El Abecé de la paz y los conflictos: Educar para la paz”. Los Libros de la Catarata, Madrid 2000

Sendín Gutierrez, J. C.; Izquierdo Iranzo, P. “Proyecto PromoEquality: Guía Práctica para los pro-fesionales de los medios de comunicación. Tratamiento Informativo de la Inmigración”. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración.

Páginas web:

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Hernández Sanchez, Maribel: EL PERIODISMO DE PAZ: Presencias y ausencias en la cobertura de las revueltas de París: http://s3.amazonaws.com/lcp/pcultpau/myfiles/Perio-dismo%20de%20Paz-Maribel%20Hernandez.doc

Mujeres en Red, “Decálogo para Informar sobre la Violencia de Género”: www.unic.org.ar/prensa/archivos/8%20Monitoreos.pdf

www.pedagogiadelapaz.com.ar

www.trascend.org

www.peacejournalism.com

www.reportingtheworld.org

Recursos para saber más