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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
INSTITUTO DE SOCIOLOGÍA
IMPACTO DEL ENCARCELAMIENTO
SOBRE LOS HIJOS E HIJAS DE MADRES EN
PRIVACIÓN DE LIBERTAD
La experiencia en el Centro Penitenciario Femenino de San
Joaquín
Por:
Iván Lizana Mc Millan
Guillermo Palma Muñoz
Tesis presentada al Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de
Chile para optar al grado de título profesional de sociólogo
Profesora guía:
Mariel Mateo Piñones
Julio, 2018
Santiago, Chile
Iván Lizana Mc Millan ([email protected]), Guillermo Palma Muñoz ([email protected])
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Se autoriza la reproducción total o parcial, con fines académicos, por cualquier medio o
procedimiento, incluyendo la cita bibliográfica del documento.
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ÍNDICE DE CONTENIDOS RESUMEN ................................................................................................................................... 4
INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................... 5
REVISIÓN DE LITERATURA ................................................................................................. 6
RELEVANCIA DEL VÍNCULO FILIAL ................................................................................ 6
ENCARCELAMIENTO PARENTAL: DIFICULTADES Y CONSECUENCIAS SOBRE
LOS HIJOS E HIJAS ................................................................................................................ 7
FACTORES QUE MODERAN LAS CONSECUENCIAS EN NIÑOS Y NIÑAS ................. 8
ENCARCELAMIENTO MATERNAL .................................................................................... 9
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN ...................................................................................... 11
PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN ..................................................................................... 11
OBJETIVO GENERAL .......................................................................................................... 11
OBJETIVOS ESPECÍFICOS .................................................................................................. 11
UNIDAD DE ANÁLISIS........................................................................................................ 11
PREGUNTAS DIRECTRICES............................................................................................... 11
METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN ............................................................................. 12
TÉCNICAS DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN ....................................................... 12
CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN EN ESTUDIO ................................................ 12
ESTRATEGIA DE ANÁLISIS DE DATOS .......................................................................... 13
LIMITACIONES METODOLÓGICAS ................................................................................. 14
RESULTADOS .......................................................................................................................... 15
CARACTERIZACIÓN DE LA UNIDAD MATERNO INFANTIL ...................................... 15
CARACTERIZACIÓN DE LA RELACIÓN FILIAL ............................................................ 17
OBSTACULIZADORES DE LA RELACIÓN FILIAL ......................................................... 19
CONSECUENCIAS SOBRE LOS NIÑOS Y NIÑAS ........................................................... 20
ESTRATEGIAS PARA ENFRENTAR DIFICULTADES .................................................... 22
RECOMENDACIONES ........................................................................................................... 23
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES .......................................................................................... 26
BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................................................... 30
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RESUMEN El encarcelamiento trae consigo una serie de consecuencias no sólo para el
desarrollo de las reclusas, sino que también para el desarrollo de sus hijos e hijas, siendo
las víctimas invisibles del sistema penal, los cuales pueden permanecer hasta sus dos años
de vida con ellas dentro del contexto penitenciario en lugares que se denominan Unidades
Materno-Infantiles. De ahí que la presente investigación pretende dar cuenta de las
percepciones que madres participantes de la Unidad Materno-Infantil del Centro
Penitenciario Femenino de San Joaquín tienen respecto del impacto que su privación
genera en sus hijos e hijas. Para responder a esta interrogante se realizó una investigación
cualitativa que constó de 15 entrevistas aplicadas a madres participantes de dicha unidad,
las cuales fueron analizadas mediante el método de codificación abierta y selectiva
utilizando el software Dedoose.
De acuerdo con los resultados obtenidos se concluye que las madres que participan en la
unidad materno-infantil del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín perciben la
existencia de consecuencias tanto positivas como negativas para sus hijos/as. Así, las
principales consecuencias positivas se encuentran desde el punto de vista de la relación
filial que se genera con la madre producto de la cantidad de tiempo que disponen para
estar juntos caracterizándose por ser una relación sumamente íntima y de gran apego, lo
cual se considera beneficioso para el desarrollo emocional de los niños/as; además, se
destaca la dependencia mutua existente entre madres e hijos/as, lo cual les permite
sobrevivir al día a día y proyectarse a futuro. En cuanto a las consecuencias negativas,
éstas podemos situarlas como derivadas de las condiciones que impone el
encarcelamiento causando estrés, enfermedades reiterativas e internalización de
conductas carcelarias.
Es así, como la vida al interior del recinto penal se presenta con características
contradictorias y polarizadas, puesto que, por un lado, se posibilita una relación filial
íntima con consecuencias positivas para el desarrollo emocional y afectivo de los y las
menores, por otro lado, afecta fuertemente al desarrollo físico y cognitivo de aquellos.
Ante esto, una serie de estrategias destinadas a mitigar estos efectos son desplegadas por
las madres en el día a día, dentro de las cuales podemos distinguir aquellas materializadas
por ellas mismas, otras en las cuales son apoyadas por personas externas -familiares
principalmente-, y las que surgen por la unión y aprendizajes mutuos que se dan entre las
internas. Por último, emergen obstaculizadores de la relación filial, vale decir, sucesos
que dificultan o limitan el accionar de las madres, dentro de los cuales se identifican
elementos materiales, relación con el personal profesional y administrativo del centro
penitenciario y limitaciones burocráticas derivadas de las condiciones reglamentarias del
centro.
Palabras claves: Encarcelamiento maternal, Encarcelamiento infantil, Unidad
Materno-Infantil, Impacto del encarcelamiento, Sistema penitenciario, Cárcel, Relación
Filial.
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INTRODUCCIÓN En Chile, un 90,2% y un 72,2% de la población penal es madre o padre
respectivamente (Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana, 2015), por lo cual se
estima que más de 40 mil niños y niñas tienen al menos uno de sus padres en condición
de privación de libertad (Observatorio de la Niñez y la Adolescencia, 2016). Del mismo
modo, la mayoría (60%) de los niños y niñas que sufren el encarcelamiento de su madre
se ven obligados a quedar bajo el cuidado de una persona externa a su núcleo familiar
más próximo, causando un grave quiebre de la situación familiar, ya que apenas un 40%
continúa bajo el cuidado de su padre (CPP UC, 2017). Este escenario contrasta
fuertemente con el encarcelamiento paternal, dado que en dicho caso el 65% de los niños
continúa al cuidado de su madre, lo que refleja la disposición cultural a responsabilizar a
las madres del cuidado de los hijos (IPP UDP, 2015; Subsecretaría de Servicios Sociales,
2015; CPP UC, 2017). Adicionalmente, Valenzuela, Stuven, Marcazzolo, & Larroulet
(2012) destacan que, por lo general, los hogares que sufren el encarcelamiento maternal
son hogares uniparentales, por lo cual se pierde el principal sustento económico, dejando
a los hijos e hijas en situación de extrema vulnerabilidad. Estas graves y profundas
diferencias de género en las responsabilidades de crianza, obliga a poner especial atención
al estudio del vínculo materno y las consecuencias de su quiebre derivadas del
encarcelamiento de la madre.
Una segunda razón para estudiar a esta población radica en que en nuestro país la
promulgación de la ley de drogas (ley N° 20.000) ha penalizado fuertemente a las
mujeres, observándose un crecimiento de un 70% de la población femenina en cárcel en
el periodo comprendido entre el 2005 y el 2016, contrastando con la población masculina
la cual creció en un 30% (Ahumada & Pinto, S/I). De este modo, según cifras de
Gendarmería (2018), más de 4 mil mujeres se encuentran actualmente en prisión, lo que
ubica a Chile en el lugar 22 de los países con mayor población penitenciaria femenina en
el mundo (Paz Ciudadana, 2018). También es necesario considerar que gran parte de
aquellas que caen por delitos relacionados a drogas tienen como principales tareas el
cuidado de sus hijos/as y la mantención del hogar, siendo el microtrafíco de drogas una
forma rápida y efectiva de mitigar los efectos que causa la pobreza y los bajos niveles
educacionales (Alonso-Merino, 2018).
En ese contexto, es esencial considerar la situación que ocurre con los hijos e hijas de
aquellas mujeres, reconocidos como “las víctima invisibles del delito y del sistema penal”
(Church World Service América Latina y El Caribe y Gurises Unidos, 2014: 16), sobre
todo si se considera que la continuación de la relación de apego entre niño/a con su madre
ha sido indicado como algo esencial para el desarrollo emocional, físico y cognitivo
óptimo de los infantes (Subsecretaría de Servicios Sociales, 2015). Así, en diversos países
del mundo se ha optado por una serie de medidas y programas sociales que apuntan a
mitigar las consecuencias generadas a raíz del encarcelamiento materno y el corte abrupto
del vínculo maternal. En Chile, por ejemplo, según el Reglamento de Establecimientos
Penitenciarios (establecido en el decreto de ley N° 518), “todos los Centros Penitenciarios
Femeninos del país deben contar con espacios y condiciones adecuadas para el cuidado y
tratamiento pre y post natal, así como para la atención de hijos lactantes de mujeres
privadas de libertad” (Subsecretaría de Servicios Sociales, 2015: 95).
En esa línea, desde el año 2012 existe el programa Creciendo Juntos (ex Programa de
Atención a Madres Embarazadas o con Hijos Lactantes), el cual permiten que niños y
niñas vivan con sus madres al interior de los recintos penales hasta cumplir los dos años
de edad en secciones denominadas "Unidades Materno-Infantiles", espacio que brinda las
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condiciones mínimas para que los lactantes se desarrollen de la mejor forma, fomentando
la estimulación temprana y la construcción del vínculo filial (Subsecretaría de Servicios
Sociales, 2015). Acorde a datos entregados por Gendarmería de Chile (2018) para el año
2018 se registra un total de 103 lactantes, 62 mujeres embarazadas y 3 embarazadas con
hijos, sumando un total de 168 mujeres atendidas en estas unidades en todo el territorio
nacional.
A pesar de la existencia de programas e iniciativas para que las internas puedan vivir con
sus hijos/as al interior de las cárceles, existe una gran discusión respecto a lo beneficioso
o perjudicial que supone mantener el vínculo al interior de dichos recintos, considerando
la edad, la importancia del desarrollo en la cual se encuentra el niño/a y el contexto social
en el que se desarrollarán sus primeros años de vida (IPP UDP, 2015; Arias, 2011). De
ahí que se desprende el interés en visibilizar esta experiencia y comprender, desde la
perspectiva de las madres, las consecuencias que la estadía en dichos recintos supone para
sus hijos.
REVISIÓN DE LITERATURA
RELEVANCIA DEL VÍNCULO FILIAL
La familia es un sistema social con dinámica propia. En ella se comparten
elementos esenciales de la vida y se tejen vínculos afectivos cuando se vive una relación
de confianza, diálogo, respeto y comprensión. Los vínculos afectivos son la expresión de
la unión entre padres e hijos, aspecto que va más allá de la relación de parentesco y está
presente en todas las tareas educativas, facilitando la comunicación familiar, la seguridad
y el establecimiento de normas. De aquí se deriva que sus funciones vayan más allá de la
mera socialización o educación (Pérez & Arrázola, 2013).
Siguiendo a Gil (2007) el vínculo filial es entendido como las "relaciones positivas que
nos ayudan a crecer como personas. Han de ser recíprocas complementarias y
bidireccionales, es decir, implica dar y recibir" (31). En este contexto, la relación filial se
mueve en una dinámica de ida y vuelta constante, permanente a lo largo del tiempo, donde
padres e hijos refuerzan su vínculo mediante gestos, afecto, respeto mutuo, entre otras.
En esa misma línea, "el vínculo afectivo que establecen los padres o cuidadores con los
niños y niñas es determinante para su desarrollo emocional, pues es irreemplazable en
términos de educación, cuidado y cualquier otro indicador de bienestar social y
emocional" (Pérez & Arrázola, 2013: 28). Tener el primer contacto con los padres, en
términos sociales y culturales, es tan potente que el hecho de no vivir con los padres
biológicos aumentaría cuatro veces el riesgo de presentar algún desorden afectivo (Cuffe,
McKeown, Addy, & Garrison, 2005).
En términos generales, Pérez y Arrázola (2013) concluyen que la relación parento-filial
es clave para comprender el bienestar y calidad de vida de niños y niñas, para ello
proponen tres ejes en los cuales esta relación debe avanzar para poder garantizar el
bienestar en sus hijos: (1) la familia debe centrarse en el reconocimiento de normas y
valores de tal manera que se genere aprendizaje mutuo, promoviendo actitudes y
comportamientos prácticos para la vida familiar y social; (2) es clave que los niños y niñas
sean partícipes en la resolución de los problemas que aquejan a la familia para así poder
desarrollar su autonomía y capacidad de decisión frente a las adversidades y situaciones
futuras que se presenten en su vida cotidiana; (3) el tiempo es quizá el factor más
determinante, ya que se requiere de éste para poder cumplir con los dos ejes anteriores.
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De aquí que la calidad del tiempo invertido en los hijos se vuelve más importante que la
cantidad, por lo que es necesario optimizar el tiempo destinado a hijos mediante
estrategias de diálogo, orientación e impartición de buenos modales, entre otros.
Considerando lo anterior, resulta importante tener en cuenta que el desarrollo íntegro de
cada una de las personas comienza en el fortalecimiento del vínculo filial, de ahí que la
ausencia de los padres, debido a conflictos con la ley, conllevaría importantes
consecuencias para sus hijos que merecen atención.
ENCARCELAMIENTO PARENTAL: DIFICULTADES Y CONSECUENCIAS
SOBRE LOS HIJOS E HIJAS
A un nivel general, la literatura especializada ha asociado la experiencia del
encarcelamiento parental a una edad temprana con eventuales comportamientos
antisociales en el futuro, dentro de los cuales se destacan acciones delictuales, uso de
drogas, deserción y fracaso escolar, desempleo, problemas de salud mental, entre otros.
Esto es conocido como la teoría del aprendizaje social, la cual explica que los menores
tenderían a imitar y legitimar las conductas aprendidas de sus padres. (Murray &
Farrington, 2008; IPP UDP, 2015; Hagan & Dinovitzer, 1999; Arditti, 2003; Johnson &
Waldfogel, 2002; Johnson & Easterling, 2012; Murray & Murray, 2010). En términos
empíricos, Murray & Farrington (2008) destacan que en estudios realizados en Inglaterra
se ha encontrado que los hijos de prisioneros tienen, aproximadamente, tres veces mayor
riesgo de manifestar comportamientos antisociales al largo plazo.
Asimismo, mediante la teoría del trauma, se explica que la separación forzosa estaría
asociada a una serie de traumas psicológicos y sociales que entorpecen el desarrollo de la
niñez de los hijos e hijas como, por ejemplo, la pérdida en la relación de apego con su
madre o el hecho de tener que asumir a una temprana edad responsabilidades y roles que
compensen las necesidades y carencias domésticas, emocionales y económicas de la
familia (IPP UDP, 2015; Arditti, 2003; Johnson & Waldfogel, 2002; Murray & Murray,
2010). Dichos traumas estarían asociados a cuadros de ansiedad, estrés, inseguridad y
baja autoestima, problemas de relaciones, trastornos del sueño y alimenticios, entre otros,
los cuales derivarían, finalmente, en conductas desviadas o antisociales. Por último,
siguiendo esta línea, mientras más larga es la condena, es decir, mientras más tiempo dure
la separación con su madre o padre, mayores son las consecuencias adversas para los
hijos/as (Murray & Farrington, 2008; Johnson & Easterling, 2012; Murray & Murray,
2010; Valenzuela, Stuven, Marcazzolo, & Larroulet, 2012). Así, según Murray &
Farrington (2008), el 30% de los hijos de prisioneros sufrirían algún tipo de daño a su
salud mental durante su niñez y adolescencia, cifra que contrasta con el 10% del resto de
los niños.
Por otro lado, Hagan & Dinovitzer (1999), Valenzuela et al (2012) y Arditti (2003)
enuncian la teoría de la anomia como otro enfoque explicativo a los costos que el
encarcelamiento parental podría generar sobre los hijos/as. Esta teoría se enfoca
principalmente en la pérdida de capital económico, social y redes sociales, problema que
afectaría a la familia en su conjunto, dado que el encarcelamiento de alguno de los padres
genera una fuerte carencia económica y social, ocasionando la pérdida o deterioro en el
acceso a oportunidades y recursos que son resultado de las relaciones sociales con otros,
lo cual empobrece el hogar y el contexto del niño o niña. Junto con ello, también existe
una pérdida en términos de capital humano, económico y tiempo para invertir en
cuidados, salud, educación entre otros (Valenzuela et al, 2012; Hagan, 1999). Esta
situación obliga a los niños/as a asumir roles inesperados que permitan suplir las carencias
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familiares, tales como cuidar a sus hermanos menores o desertar de la escuela ante la
urgencia de insertarse laboralmente. Además, según Murray & Farrington (2008), esto
también podría suplirse desarrollando conductas delictuales que permitan generar
ingresos de manera más rápida y fácil. Por último, desde el punto de vista del capital
cultural, Hagan & Dinovizter (1999), Valenzuela et al (2012) y Arditti (2003) destacan
que una temprana relación con la prisión en sus entornos más próximos derivaría en la
difusión de la cultura carcelaria y una posterior socialización en aquellos términos. En
consecuencia, dicha cultura se extendería más allá de los aspectos físicos y la vestimenta
utilizada, influenciando las conductas, expectativas, estilos de vida y proyectos
biográficos. Esto es lo que denominan como un proceso de “prisionización cultural”
(Hagan & Dinovitzer, 1999).
Finalmente, la teoría de la estigmatización y etiquetación dice que la prisión parental
expone a los hijos a sufrir bullying, burlas y estigmas, lo cual está asociado con un
incremento en las conductas antisociales de los niños y con diversos problemas de salud
mental. El estigma social es uno de los mayores problemas a los que se deben enfrentar
los hijos e hijas de padres privados de libertad, puesto que estos parecieran adherirse y
acompañar continuamente a las familias, marcando fuertemente su vida (Murray &
Murray, 2010). En dicho sentido, el estigma lleva a la hostilidad, burlas, bullying y el
rechazo de parte del resto de la comunidad. También, es posible que sufran discriminación
por parte de los agentes policiales al tener un sesgo hacia ellos (Murray & Farrington,
2008).
FACTORES QUE MODERAN LAS CONSECUENCIAS EN NIÑOS Y NIÑAS
Los factores moderadores son aquellos que ayudan a comprender por qué la
separación y el encarcelamiento parental afecta a unos niños más que a otros. Dentro de
éstos podemos encontrar que, por lo general, el encarcelamiento materno es más dañino
que el paterno (Murray & Farrington, 2008; Hagan & Dinovitzer, 1999). Esto debido a
que culturalmente se espera que los hijos/as vivan y pasen más tiempo con sus madres
que con los padres. Por otro lado, cuando son los padres quienes quedan encarcelados, la
mayoría de los niños continúa viviendo con sus madres; en cambio, cuando es la madre
quien queda encarcelada, gran parte de los hijos quedan en manos de otros familiares,
vecinos o en lugares de cuidado estatal (Hagan & Dinovitzer, 1999).
Otro factor resaltado por la literatura es la edad del niño y la etapa del desarrollo en la
que se encuentra al momento de la separación, ya que esto determinaría la respuesta y el
entendimiento que éstos son capaces de dar al suceso por la falta de recursos cognitivos
para enfrentar esta situación (IPP UDP, 2015). Johnston (1995, citado en Murray &
Farrington, 2008) plantea que los efectos al largo plazo serían más dañinos para los niños
de entre 2 y 6 años, dado que no son capaces de procesar el problema ni ajustarse a las
nuevas condiciones.
La clase social del niño se plantea como otro factor que modera esta relación, dado que
aquellos niños que pertenecen a las clases sociales más altas cuentan con mayores
recursos que los protegen de los efectos adversos del encarcelamiento. Otra perspectiva
plantea que la estigmatización que sufren niños cuyos padres o madres se encuentra en
privación de libertad, sería mayor en clases altas, por lo que estarían expuestos a mayor
rechazo social por parte de sus pares y círculos cercanos (Murray & Farrington, 2008).
Asimismo, el contexto social del barrio tendría una gran influencia en la medida en que
un barrio con altas tasas delictuales y de encarcelamiento generaría un terreno de
normalización del delito el cual propiciaría menor discriminación (Murray & Farrington,
2008). Sin embargo, otra perspectiva contraria plantea que en estos mismos barrios se
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viviría con mayor fuerza la discriminación y la exclusión, dado que es ahí mismo donde
residen las personas que sufren las consecuencias de las conductas delictuales (Braman,
2004, citado en Murray & Farrington, 2008).
El nivel de relación existente previo al encarcelamiento también es un factor de suma
importancia para el impacto que se generará sobre los hijos. Así, por ejemplo, si las
relaciones entre padre e hijo, o madre e hijo, eran muy cercanas y de mucho apego, esta
disrupción desencadenará mayores problemas (Murray & Farrington, 2008). Por otro
lado, si el historial de la relación era de abusos y malos tratos, la separación podría incluso
tener resultados postivos (Murray & Farrington, 2008).
Por último, la duración de la condena es importante, puesto que una condena más larga
reforzará los efectos adversos sobre los niños y reducirá las opciones de visita y contacto
con sus padres a medida que pase el tiempo (Valenzuela et al, 2012; Murray & Farrington,
2008).
ENCARCELAMIENTO MATERNAL
¿Por qué estudiarlo?
Atendiendo a los factores culturales que relegan la tarea de la crianza de los niños
exclusivamente a las mujeres; y, por otro lado, los procesos de apego que existen entre
madre e hijo/hija. Respecto al primer punto, éste se enmarca en la dicotomía entre las
labores públicas y privadas -o domésticas-, las cuales marcan una jerarquización en las
responsabilidades y estatus realizadas por hombres y mujeres (Abaca, 2017; Lorenzo,
Palomar, & Suarez, s/f). En dicho sentido, históricamente en la sociedad, el espacio de lo
doméstico ha sido considerado predominantemente una labor propia de las mujeres,
teniendo como tarea central y fundamental la crianza de los niños y el resguardo de su
bienestar (Gaitán, 2006). Como segundo punto, se destaca la importancia del vínculo que
mantienen los hijos e hijas con sus madres en el contexto de su desarrollo físico,
emocional y cognitivo, sobre todo en las primeras etapas de su vida (Repetur, 2005;
World Health Organization, 2004). Esto, debido a que la relación más íntima que
mantiene el niño/niña en sus primeros años de vida suele ser con su madre, siendo esta la
principal proveedora en términos de los cuidados, alimentación, estimulación y atención
afectiva (Repetur, 2005).
Por otro lado, el crecimiento de la población penal femenina debido a la promulgación de
la ley N° 20.000, y la gran cantidad de internas que son madres.
Consecuencias
Se considera que el encarcelamiento materno tiene consecuencias que suelen ser
más dañinas para el desarrollo del niño/a que las generadas por el encarcelamiento del
padre (Hagan & Dinovitzer, 1999; IPP UDP, 2015; Myer, Smarsh, Amlund-Hagen, &
Kennon, 1999). En un primer nivel, se destaca que la mayoría de los niños en contextos
de vulnerabilidad socioeconómica suele vivir con su madre, por lo cual el
encarcelamiento de ella supondría perder la estabilidad del hogar y verse obligado a vivir
con otros familiares, por lo general los abuelos, personas fuera de su círculo familiar o
caer en redes de cuidado estatal (Hagan & Dinovitzer, 1999; Raeder, 1995; IPP UDP,
2015; Valenzuela et al, 2012; Arditti, 2003; Johnson & Waldfogel, 2002; Myer et al,
1999). Esto, a diferencia de la situación que se da cuando el padre es quien cae en prisión,
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donde la mayoría de los niños continúa viviendo con su madre, causando una menor
disrupción en la vida del niño (Raeder, 1995). En otras palabras, las familias tienden a
fragmentarse en mayor medida cuando es la madre quien es encarcelada (Myer et al,
1999).
Paralelamente, una de las consecuencias invisibilizadas del encarcelamiento materno
tiene relación con los procesos de socialización cuando estos ocurren al interior de los
penales. Siguiendo a Simkin & Becerra (2013), el proceso de socialización podría
entenderse como la incorporación de normas, valores, actitudes y creencias mediante el
contexto social en que una persona se encuentra inmersa. En este contexto existen dos
grandes corrientes polares respecto de la socialización de los hijos en contextos
penitenciarios.
Por un lado, según Arias (2011), el recinto penitenciario presenta elementos que
condicionan la socialización de los niños/as de manera negativa, ya que la cárcel
constituye un espacio hostil para la socialización en los primeros meses de vida de un
niño/a. Menciona que es recurrente observar conductas de "prisionización" como
componentes de la socialización temprana de estos niños/as, los que influyen en la
construcción de su identidad y capacidades sociales futuras. El espacio está acotado a
determinadas formas, texturas y colores, de modo que, en torno a estos estímulos, el
niño/a comienza a crear sus percepciones, lenguaje y pensamiento (Arias, 2011, citado en
Subsecretaría de Servicios Sociales, 2015: 51). La rutina penitenciaria, caracterizada por
el encierro, desencierro, formación, cuenta, allanamiento, entre otros aspectos, provoca
conductas repetitivas en los niños/as, como, por ejemplo, llantos al escuchar determinados
sonidos. En el caso de los niños que superan el año de edad, las conductas de
prisionización son más evidentes, en la medida en que reproducen conductas carcelarias,
como irse a dormir a determinado horario, se cuadran frente a las gendarmes, se forman
y se enumeran entre ellos, además de otras conductas (Subsecretaría de Servicios
Sociales, 2015).
Por el contrario, existe la postura a favor de la socialización temprana de los niños dentro
de la cárcel, ya que, desde un punto de vista psicológico, el desarrollo oportuno del apego
se constituye como un punto fundamental para el desarrollo psicológico y emocional del
niño. Por lo que se sugiere que, a pesar de las conductas negativas que los menores puedan
percibir e interiorizar en el contexto penitenciario, éstos permanezcan al lado de su madre.
La evidencia indica que esta opción genera disputas internas en la propia madre, ya que,
por una parte, se es consciente del contexto hostil en que el niño/a se está desenvolviendo,
pero por otro, el vínculo que genera la permanencia de los hijos/as al lado de su madre es
fundamental para su desarrollo integral como persona (Arias, 2011).
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PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN
¿De qué manera las madres que participan en la unidad materno-infantil del Centro
Penitenciario Femenino San Joaquín perciben el impacto que su privación de libertad
tiene sobre sus hijos e hijas?
OBJETIVO GENERAL
Identificar las percepciones que las madres que participan en la unidad materno-infantil
del Centro Penitenciario Femenino San Joaquín tienen sobre el impacto que su privación
de libertad genera en sus hijos e hijas.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
- Conocer el vínculo entre madres privadas de libertad y sus hijos/hijas que
participan en la unidad materno-infantil del Centro Penitenciario Femenino San
Joaquín. - Identificar la existencia de obstaculizadores para mantener el vínculo entre madres
privadas de libertad y sus hijos/as que participan en la unidad materno-infantil del
Centro Penitenciario Femenino San Joaquín. - Comprender las estrategias para enfrentar las dificultades asociadas al cuidado de
los hijos e hijas de privadas de libertad que participan en la unidad materno-
infantil del Centro Penitenciario Femenino San Joaquín. - Establecer recomendaciones para mejorar la relación entre privadas de libertad y
sus hijos e hijas, que participan en la unidad materno-infantil del Centro
Penitenciario Femenino San Joaquín. - Establecer recomendaciones para mejorar el desarrollo de los hijos e hijas de las
mujeres que participan en la unidad materno-infantil del Centro Penitenciario
Femenino San Joaquín.
UNIDAD DE ANÁLISIS
Hijos e hijas de mujeres que se encuentran privadas de libertad y que participan en la
unidad materno-infantil del Centro Penitenciario Femenino San Joaquín.
UNIDAD DE OBSERVACIÓN
Madres y mujeres embarazadas que se encuentran privadas de libertad y que participan
en la unidad materno-infantil del Centro Penitenciario Femenino San Joaquín.
PREGUNTAS DIRECTRICES
1. ¿Cómo es la relación filial entre madres privadas de libertad y sus hijos/hijas? 2. ¿Cuáles son las limitantes para mantener el vínculo filial entre privadas de libertad
y sus hijos/as? 3. ¿Cuáles son las dificultades que han tenido que enfrentar los niños y niñas desde
que sus madres se encuentran en condición de privación de libertad? ¿Cómo las
han afrontado? 4. ¿De qué manera se pueden enfrentar las dificultades asociadas al cuidado de los
hijos e hijas de privadas de libertad? 5. ¿Cuál es la diferencia en la crianza de niños y niñas en la unidad materno-infantil
y una vez que salen de ésta? 6. ¿De qué manera es posible mejorar el vínculo entre privadas de libertad y sus hijos
e hijas?
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METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN
Se realizará una metodología de carácter cualitativo, que buscará comprender el
contexto y las consecuencias del encarcelamiento sobre los hijos e hijas de mujeres
privadas de libertad del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín, a partir del punto
de vista y la experiencia cotidiana de las propias madres. De este modo, se obtiene
información que sea lo más profunda y densa posible, en el sentido que incluya
información detallada de los significados y percepciones que las propias participantes
construyen acerca del problema (Krause, 1995). También es necesario destacar que, al
ser una metodología cualitativa, los conceptos y preguntas directrices se encuentran en
constante cambio acorde a la interpretación e información que las participantes vayan
aportando, vale decir, a medida que la investigación avanza surgen temas y aristas que no
estaban previstas y terminan posicionándose como puntos centrales para el cumplimiento
de los objetivos propuestos (Krause, 1995).
TÉCNICAS DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN
Se utilizaron entrevistas semi-estructuradas, las cuales consisten en una
conversación natural entre dos personas, con un diálogo provocado y, a la vez flexible, es
decir, se crea la instancia para que surja esa conversación a la vez que se obtiene cierta
información de manera intencionada sin descartar las temáticas que puedan ir surgiendo
en el desarrollo de la entrevista (Krause, 1995). De este modo, se obtiene el relato respecto
a las consecuencias que ha supuesto la privación de libertad sobre los y las niñas desde la
perspectiva y experiencia de las madres. Se utilizó una pauta de entrevista creada
previamente con preguntas dirigidas a cumplir los objetivos (ver Anexo). Al ser las
entrevistas de carácter semi estructurado, la pauta sirvió principalmente como una hoja
de ruta para el entrevistador, pues las entrevistas fluyen de manera natural. Por último,
las entrevistas fueron grabadas (previa autorización de las entrevistadas) para luego ser
transcritas y analizadas mediante codificación.
Es necesario acotar que, antes de comenzar los trabajos de levantamientos de datos, se
informó a las madres respecto a la realización del estudio y los objetivos de éste, con el
fin de que estuvieran informadas de las visitas, y que pudiesen plantear dudas y consultas,
así como poder coordinar los horarios de entrevistas. Del mismo modo, antes de comenzar
las entrevistas, se entregó un consentimiento informado en el cual se detallaban aspectos
importantes a tener en consideración respecto a la participación en el estudio, documento
en el que además se autorizaba la grabación de las entrevistas y el resguardo del
anonimato de la información recabada. De esta forma se respetaron los procedimientos
éticos regulares en la investigación social (Achío, 2003). Para cumplir con el resguardo
del anonimato de la información, durante el proceso de análisis de datos los nombres
originales de las entrevistadas fueron cambiados por nombres ficticios.
CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN EN ESTUDIO
La población en estudio consistió en todas las mujeres (15) recluidas en la unidad
materno-infantil del Centro Penitenciario Femenino San Joaquín en el momento que se
aplicó el estudio (02 de mayo al 15 de mayo). Adicionalmente, no se discriminó por
ninguna razón, vale decir, no hubo diferenciación respecto a edad de la madre, edad del
hijo o hija o a la cantidad de tiempo que lleva recluida en el módulo materno infantil. Es
necesario acotar que dos de las participantes se encontraban embarazadas al momento de
las entrevistas, por lo cual la conversación se situó en torno a su experiencia al interior
del módulo y a sus expectativas respecto a cómo sería su estadía y relación con su hijo o
hija.
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Respecto a las características de las participantes, éstas se resumen en la siguiente tabla:
Tabla 1: Características de las participantes
Nombre Edad Cantidad de
hijos/as
Edad de hijo/a
en la unidad
Tiempo en la
unidad
Constanza 34 2 8 meses 4 meses
Aracely 23 2 22 meses 5 meses
Mónica 30 3 16 meses 8 meses
Camila S/I 5 4 meses 4 meses
Javiera 19 1 5 meses 12 meses
Florencia 29 3 No tiene* 6 meses
Angélica 20 0 No tiene* 5 meses
Sofía 23 2 7 meses 6 meses
Loreto 26 3 8 meses 15 meses
Martina 33 5 4 meses 9 meses
Monserrat 36 5 16 meses 7 meses
Daniela 26 3 12 meses 18 meses
Ignacia 26 3 12 meses 11 meses
Nicole 33 4 S/I 11 meses
Denise 30 5 16 meses 11 meses *Mujeres embarazadas al momento de aplicar los instrumentos de medición.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos recopilados en entrevistas.
Haciendo un breve análisis de las características principales de las participantes, podemos
notar que el promedio de edad se ubica en 27,7 años y el promedio de hijos por interna se
ubica en 3 hijos. Esto contrasta fuertemente con la realidad nacional, en la cual las
personas jóvenes, hasta los 30 años, tienen en promedio 1,41 hijos (INJUV, 2017).
También, como dato adicional, destacamos que el promedio nacional de hijos en personas
adultas no supera los 2,38 hijos.
ESTRATEGIA DE ANÁLISIS DE DATOS
Para el análisis de las entrevistas se utilizó la teoría fundamentada (“grounded
theory”), desde donde se deriva un proceso de análisis a través de codificación abierta y
selectiva (Bonilla & López, 2016; Hernández, 2014). En cuanto a la primera, las
entrevistas se analizan detalladamente rigurosamente asignando códigos o conceptos que
contengan la idea expresada por la persona entrevistada. La idea, principalmente, es abrir
el texto, exponiendo los pensamientos, ideas y significados que ahí se encuentran y,
paralelamente, se van agrupando dichas ideas bajo ciertas similitudes de características,
naturaleza o significados dando como producto las categorías, códigos o conceptos
(Strauss & Corbin, 2002). Este proceso es también conocido como conceptualización
(Strauss & Corbin, 2002). Estos códigos -o conceptos- no son más que un nombre que el
investigador/a asigna con el fin de agrupar conceptualmente las ideas expresadas,
considerando el contexto en el que se ubican los acontecimientos. Estos nombres también
pueden surgir como códigos in vivo, vale decir, surgen a partir de las propias palabras
utilizadas por quienes responden las entrevistas. Cada uno los conceptos pueden tener, a
su vez, subconceptos que permitan organizar y profundizar en la idea expresada. De este
modo, el producto de la codificación abierta es una serie de códigos y conceptos que se
desprenden de las entrevistas, graficado en un árbol de códigos los cuales son capaces de
agrupar las ideas expresadas por las entrevistadas de manera lógica (Hernández, 2014).
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Posterior a la etapa comentada, se realizan análisis más minucioso o, en palabras de
Strauss & Corbin (2002), un microanálisis, a través de comparaciones y formulaciones
de preguntas que permitan ahondar en los datos encontrados. Uno de estos procesos es la
codificación selectiva, la cual consiste en establecer relaciones, condiciones,
implicaciones y consecuencias entre las categorías, de manera de generar un árbol
relacional que grafique la conexión entre los contenidos encontrados (Hernández, 2014).
Como producto del proceso de codificación emerge una nueva teoría fundada en las
propias percepciones, aportes y conceptos que las entrevistadas entregan, la cual explica
las interrogantes planteadas en la pregunta y objetivos de investigación. Es interesante
notar que esta teoría responde únicamente a la población del estudio, más allá de que se
puedan encontrar ciertas similitudes con las revisiones de teoría realizadas previamente.
LIMITACIONES METODOLÓGICAS
En primer lugar, se destaca la falta de un vínculo previo entre el equipo de
investigación y las madres entrevistadas, lo cual puede influir en la confianza que se tiene
al momento de responder la pauta de entrevista. Ante esto, no se puede descartar que las
respuestas no sean lo más profundas posibles, o que se encuentren afectadas por los
efectos de la deseabilidad social.
En segundo lugar, y vinculado a lo anterior, dado el periodo acotado en el cual se realizó
el levantamiento de datos sólo se pudo aplicar una entrevista por participante, por lo cual
se cree necesario complementar la información obtenida con un estudio de carácter
etnográfico u observaciones no participantes constantes bajo las cuales se puedan apreciar
los comportamientos y rutinas cotidianas de los niños y niñas residentes en la unidad.
Asimismo, se podría complementar los hallazgos con instrumentos que permitan analizar
algunos de los efectos vislumbrados sobre los infantes.
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RESULTADOS
CARACTERIZACIÓN DE LA UNIDAD MATERNO INFANTIL
La unidad materno infantil (de ahora en adelante UMI) es el espacio físico en que
las internas conviven con sus hijos e hijas al interior del Centro Penitenciario Femenino.
Es un espacio amplio, si se tiene en consideración las condiciones de hacinamiento de
otros patios u otros recintos penitenciarios, cuenta con un jardín infantil al interior, juegos
para los niños en el patio (dos resbalines y dos columpios), bancas para que las internas
puedan descansar en dicho lugar, altezas para lavar la ropa, cocina y una sala con mesas
y sillas adecuadas para sus hijas e hijos, además de sus dormitorios, lugar en el deben
pasar la mayor parte del día: 15 horas aproximadamente de encierro obligatorio. De ahí
que este último sea un espacio que requiere particular atención.
Las internas se refieren a sus dormitorios como un lugar no apto para criar a un menor.
En primer lugar, existen problemas estructurales referidos al baño, puesto que las mismas
internas son las encargadas de llenar los estanques para poder realizar descargas de agua,
además de no contar con puertas ni ventanas para una adecuada ventilación. En segundo
lugar, refieren problemas relacionados a la humedad, debido a que en invierno las piezas
absorben la humedad del exterior. Por último, se da cuenta de la presencia de ratones al
interior de las piezas. Esto queda de manifiesto en el relato que una de las entrevistadas
hace de lo que viven en sus dormitorios:
"el dormitorio 5 es de las embarazadas, a mí me tocó pasar el invierno ahí, y te
voy a hablar que ese dormitorio es un desastre, ese dormitorio se llueve todo, son como
cascadas las paredes, el baño tenías que echarle agua con una fuente para la cadena
porque tenía el estanque malo, la ducha tenías que poner una manguera en el lavamanos
para ducharte adentro si querías, sino teníai que salir pa' afuera. Pero malo el sistema,
una vez estuvimos todas hacinadas, sabís que goteaba igual que en el capítulo del Chavo
con hartas cubetas por todos lados, porque caía el chorro de arriba con pura agua sucia
que cae, que es de la oficina de la asistente me parece que vienen esas, que ellas no
deberían ocupar un baño, creo, que hay por ahí y de repente lo ocupan, y cuando lo ocupan
cae el agua por los muros, si no hace mucho igual, no es necesario que sea invierno, como
de las cañerías rotas no sé, pero se moja todo, y esa es agua cochina, agua acumulada que
hay". (Nicole, 30)
Estas malas condiciones evidenciadas se agudizan en invierno, a lo que se suman
problemas sanitarios graves que podrían afectar la salud de las internas y sus hijos o hijas.
Esto se suma a otro de los sentidos relatos de las mujeres:
"[...] acá llueve, la humedad se pasa. Acá hay ratones y cosas que ya son
peligrosas para un niño, más para un lactante" (Aracely, 23)
Por otro lado, los dormitorios, junto al jardín infantil constituyen el escenario cotidiano
de los menores al interior de la UMI, dado que después del encierro, las internas llevan a
sus hijos al jardín infantil de lunes a viernes. Este espacio considera dos ejes
fundamentales para las madres, a saber: recreación y alimentación. Respecto del primero,
consideran importante que las tías del jardín se encarguen de sacar a sus hijos de la rutina,
ya que son conscientes de que fuera de ese espacio no existe mayor variedad de instancias
en la que sus hijos se puedan recrear, ya que en su patio sólo cuentan con los juegos
mencionados anteriormente. Este tópico es valorado positivamente por las internas, de
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manera unánime, es decir, todas concuerdan en que el rol del jardín es importante en
cuanto a recreación.
"Lo que es el jardín es bueno porque las tías juegan, les ponen vestimenta,
recreatividad [recreación], dibujan, igual tienen sus días de película o les ponen música y
eso es bueno, pero acá nosotros no tenemos eso po. Saliendo del jardín, sólo tienen los
juegos po, lo que es el resbalín y eso para que ellos jueguen, no hay recreatividad
[recreación] más allá". (Aracely, 23)
Respecto a la alimentación, el rol del jardín es clave, ya que proporciona los nutrientes
necesarios para el desarrollo de sus hijos. Consideran elemental la variedad de alimentos
que reciben, el horario en que esto sucede y que sean ellas mismas las que puedan ingresar
al jardín a darles las comidas a sus pequeños.
"Si porque ellos van a las 9:00 ya, están en el jardín, les dan su leche y su comida
a los niños más grandes y no te mandan a buscar hasta cuando los tenís que retirar no
más. Las tías los atienden súper bien, los mudan bien y todo. Por lo menos, mi hijo nunca
me ha llegado cocido su potito, con hambre nunca". (Constanza, 34)
Por su parte, el acceso a comidas del jardín contrasta con las comidas recibidas por la
cocina general del recinto a la que accede el resto de las mujeres privadas de libertad ("el
rancho" -como le llaman las internas-) que es la única disponible los fines de semana.
Esto resulta preocupante para las internas puesto que hacen alusión directa al día lunes
como un "día clásico" de diarrea y vómitos, lo que se produciría por los alimentos
provenientes de dicho casino. Estas situaciones son críticas debido a que el acceso a salud
al interior de la UMI no es el óptimo para un niño. Este contraste entre la comida hecha
en la cocina del recinto y aquella que reciben del jardín se ilustra en el siguiente relato:
"(…) yo le veo todos los días las comidas a los bebés, y casi todos los días les dan
lo mismo, un día estuvieron como dos semanas dándole plátano a los bebés, los dejaron a
todos trancados, plátano, plátano, plátano molido... igual que, son malas las comidas que
les dan ahí, les dan unas cuestiones molidas, parece que todos los días, en la mañana y en
la tarde les dan lo mismo. Yo te hablo de aquí de la comida que les cocinan en el rancho
po, porque lo que le hacen en el jardín, la tía le cocina con más amor, le cocina diferente
po, te dan diferentes cosas, todo como debe ser; pero la comida de aquí de Gendarmería
es mala para ellas, muy malas para ellos. Una vez venía hasta una mosca en la comida po,
con eso te lo digo todo". (Nicole, 30)
De acuerdo a los relatos de las internas, en referencia al protocolo en caso de
enfermedades de los menores. El primer paso es enviar a los pequeños a la enfermería del
CPF, donde la solución médica consistiría en diagnosticar la presencia de fiebre para así
decidir si los menores deben acudir a un hospital. Si no se constata la presencia de fiebre,
el o la menor no pueden salir del recinto penitenciario, por el contrario, si tiene fiebre se
da la autorización para que el menor pueda ser atendido en algún centro médico externo
al CPF. Una vez se autoriza la salida del menor, es necesario confirmar la presencia de
un "vínculo" externo (que corresponde a la persona designada por las internas para que
retire a sus hijos o hijas del CPF, en el momento que la interna lo desee). En el caso de
que la interna cuente con este apoyo externo, éste puede acudir al recinto a retirar al menor
para poder trasladarlo al centro médico que desee; en caso de no tener vínculo, la labor
de llevar al menor a un centro médico recae en gendarmería, lo que implica apelar a la
17
disponibilidad del personal para poder cumplir con dicho rol. Esta disponibilidad es muy
criticada por las internas.
Respecto del protocolo que las internas deben seguir para poder confirmar la salida de su
hijo a un centro médico, además de la poca agencia que tienen las internas en la atención
de salud de sus hijos, Aracely narra lo siguiente:
"E: ¿Cómo funciona el sistema de salud? R: Bien penca porque igual si tu hijo se te enferma, pónele que, si tiene fiebre, tú tienes
que bajarle la fiebre. Si la fiebre no le baja podís llamar al paramédico para que te den la
salida. Hay niñas que no tienen vínculo, así que ahí tienen que mamárselas con su hija".
(Aracely, 23)
CARACTERIZACIÓN DE LA RELACIÓN FILIAL
La privación de libertad posibilita una relación en la cual las madres cuentan con
total disponibilidad de tiempo para dedicar a sus hijos/as, siendo uno de los elementos
esenciales que salen a la luz en la relación entre madres e hijos/as. En esa línea, la relación
entre ambos se extiende a unas 15 horas diarias como mínimo (considerando el tiempo
de encierro en los dormitorios), sólo teniendo los horarios del jardín -en el caso de los
niños- y las actividades laborales y/o de capacitación realizadas por las madres como los
momentos en los cuales se encuentran alejados. De este modo, las internas afirman que
una de las cosas buenas de encontrarse recluidas junto con sus bebés es la posibilidad que
tienen de poder estrechar el vínculo y generar una relación sumamente íntima y especial
para sus vidas, en la cual pueden ser partícipes de la mayoría de los hitos importantes del
crecimiento y desarrollo de los primeros años de vida de sus hijo/as. Esta situación
contrasta con las experiencias anteriores con el resto de sus hijos/as encontrándose en
libertad, donde no tenían el tiempo o la motivación suficiente para dedicarse a la crianza
de ellos/as.
“Y la experiencia de ser mamá de 5 hijos es dura. Y sobre todo estando privada de
libertad. Pero igual sacamos como algo bueno de estar privada de libertad con los hijos.
Que así uno siempre en la calle trata de entregarle todo a los hijos, pero aquí como que
más posibilidades de aprender más de los hijos. Porque tenemos que estar todo el día con
ellos. Y en la calle uno tiene que trabajar, igual siempre como que dejar a los hijos de lado
un poco por mantener la casa y todo eso porque soy mamá soltera. Y para mí ha sido
difícil. Pero aquí he aprendido a conocer más a mi hija, a vivir más… hasta el último diente
que le ha salido lo he disfrutado ¿me entiende? Afuera no po, afuera me he perdido cosas
mínimas, pero me las perdí de mis hijos. Y eso es lo provechoso que le saco de estar aquí.
A mi hija la conozco como la palma de mi mano. De mis otros hijos no puedo decir lo
mismo porque como trabajaba todo eso me lo perdía. Pero bien, aquí saliendo adelante,
aprendiendo” (Monserrat, 36)
En ese sentido, gran parte de la rutina cotidiana al interior de la UMI se enmarca en el
cuidado y satisfacción de las necesidades de sus hijos/as existiendo tareas como mantener
su higiene, bañarlos, jugar con ellos/as, entretenerlos de diversas formas, darles sus
comidas, hacerlos dormir, entre otras. Dichas actividades son consideradas como
prioritarias por sobre otras responsabilidades que deben cumplir, tales como las
actividades laborales, talleres, oficios, entre otras, las cuales prefieren realizarlas en los
horarios en que sus hijos/as se encuentran en el jardín. Estas dinámicas, y el cuidado del
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que día a día deben responsabilizarse, permiten que adquieran nuevos conocimientos y se
vean a sí mismas perfeccionadas en su rol como madres:
“Igual lindo porque paso todos los días con ella. Aprendí a ser mamá porque antes
no pasaba eso con mis otros hijos, antes yo salía a carretear, era cabra chica po, tenía 15
años: <<Mamá ven a verme la guagua>> y listo, nos vemos. Entonces no es lo mismo po,
con mi hija acá aprendí a ser mamá” (Loreto, 26)
Esta íntima relación de apego genera una dependencia que se identifica de manera
bidireccional, vale decir, tanto madres como hijos/as dependen fuertemente de esta
relación con fin de recibir los recursos necesarios para crecer como persona y para obtener
la motivación y fuerzas necesarias para vivir al interior del contexto carcelario, y salir de
éste. En el caso de los hijos, algunas madres destacan lo difícil que creen que sería para
su hijo o hija salir de este contexto sin la presencia, acompañamiento y apego que tienen
con ellas, dada la importancia que han tenido como madres en la identificación y
satisfacción de las necesidades propias del desarrollo fisiológico y psicológico de los
niños/as. De este modo, las entrevistadas aseveran que sus hijos/a en ningún lado se
encontraría mejor que estando con ella, aun teniendo claro que la cárcel no es el lugar
propicio para el desarrollo de un niño/a.
“En mi manera de pensar, yo pienso que estaría mejor afuera, pero muchas veces
también creo que es bueno que esté conmigo, porque el apego, el apego de mamá hijo. Mi
otro hijo igual, por lo menos tiene el apego de mi mamá y mi papá, no es lo mismo que yo,
pero un poco lo reemplaza. Pero yo si tengo la oportunidad de tener a mi hijo conmigo,
prefiero tenerlo conmigo, mil veces conmigo” (Mónica, 30)
Por otro lado, desde el punto de vista de las madres, la presencia de sus hijos e hijas es
esencial para su estabilidad emocional y psicológica al interior de la UMI, en tanto les
permite soportar el tedio de la rutina cotidiana. De este modo, los hijos/as son el principal
factor que las motiva a cambiar positivamente sus vidas mejorando sus comportamientos,
evitando incluirse en peleas y apuntándose en talleres y opciones laborales, de modo que
puedan obtener beneficios que les permitan cumplir las penas lo antes posible para poder
salir en libertad. Es así como existe una dependencia de las madres hacia sus hijos/as.
Sí, él es mi fundamento, él es mi fuerza para sacarlo de aquí, para darle una nueva
vida po. Voy a empezar un tratamiento de drogas que se llama Bajo Umbral, porque me lo
están pidiendo, porque igual llevo 2 años sin consumo y necesito demostrar que estoy bien.
(Denise, 30)
Finalmente, la relación está fuertemente cruzada por un constante miedo a una eventual
debilitación del vínculo construido con sus hijos/as a causa de un posible egreso o salida
forzosa del niño/a. En efecto, para el caso de aquellas que cuentan con una figura de
apoyo al exterior, los días que dicen que ellos se hagan cargo de sus hijos/as suelen ser
de mayor soledad y tristeza. Por otro lado, ante un escenario hipotético en el que deban
quedar sin el acompañamiento diario de sus hijos/as dado el egreso, se generan reacciones
de desesperanza y desolación. Tal fue el caso de una interna que vivió dicha experiencia
unos días antes de la entrevista realizada:
“E: ¿Cómo fue esa situación [el egreso de la hija] para ti como mamá?
R: Para mí fue como si me sacaran un pedazo de mi corazón porque ya no voy a
verla como antes” (Aracely, 23)
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Como último elemento a considerar, se destaca la ausencia del padre en la gran mayoría
de los casos, tanto como figura de cuidado de los niños/as como de apoyo a la labor de
las madres. Así, por ejemplo, sólo cuatro de las quince internas tienen al padre del menor
como vínculo externo responsable de su cuidado, siendo principalmente las abuelas, tías
-maternas o paternas- y hermanas de los y las menores quienes ejercen dicho rol. Del
mismo modo, declaran estar actualmente realizando los roles de padre y madre
paralelamente, sintiéndose satisfechas y acostumbradas a cumplir dichas labores. Por otro
lado, se destaca que, si bien no se abordó el rol del padre en la pauta de entrevista aplicada,
éste tampoco surgió de manera espontánea en el desarrollo de las conversaciones, a
excepción de aquellas que lo tienen como vínculo.
OBSTACULIZADORES DE LA RELACIÓN FILIAL
En general, tal como fue mencionado anteriormente, la UMI es considerada un
espacio que propicia una relación filial íntima, en la cual logran desarrollarse plenamente
los roles maternales. Sin embargo, se identifican ciertos sucesos que limitan las
responsabilidades y el rol de las madres, los cuales provocan molestias y frustraciones en
las internas, así como dificultades para los cuidados de los menores.
Así, en primer lugar, se destacan las limitantes de carácter más bien material propias del
recinto penitenciario como, por ejemplo, carencias en el acceso a materiales, medicinas,
alimentos, condiciones higiénicas e infraestructurales deficientes. Dichas dificultades
impiden tener a sus hijos/as en las condiciones óptimas y dificultan las labores de crianza
y cuidado de los menores, así como también limitan el alcance y efectividad de las tareas
que realizan.
Por otro lado, y vinculado a lo anterior, existen obstaculizadores que impone el propio
personal profesional y administrativo del centro penitenciario (psicólogas/os, asistentes
sociales y personal de Gendarmería) a través de presiones que éstos ejercen sobre las
internas. Esta situación se debe a los constantes problemas de salud física y mental que
sufren los niños y niñas en su vida cotidiana al interior de la unidad, lo cual lleva al
personal a culpabilizar a las madres de la situación acontecida, sin considerar las
limitaciones materiales antes comentado. Esto, finalmente, se traduce en críticas a la labor
realizada por las madres junto con amenazas de retiro permanente del menor, lo cual
supone frustración y disminución de las expectativas que tienen de su rol maternal,
además de verse obligadas a realizar su rol en una cierta manera que se ajuste a las
expectativas que el personal tiene sobre ellas, lo cual entorpece el normal desarrollo y
aprendizaje que van experimentando cotidianamente. Junto con ello, se aprecian bajas
expectativas que el personal tiene sobre las internas -en tanto madres- lo que lleva a la
percepción de intromisión constante de las profesionales en la relación que mantienen
con sus hijos/as.
Se meten mucho en la crianza, como si estuvierai criando muy mal a tu hijo, como
si ellas fueran perfectas en la crianza de un niño. Entonces en eso yo creo que nada que
ver po, si nadie es perfecto para criar a un niño, si nosotros no venimos con un manual de
ser madres, sino que vamos aprendiendo en el día a día cosas nuevas po, ¿cachai? Un
malestar que tu hijo que no conociai, estai experimentando po, son cosas que vai
experimentando en el día a día y ellas quieren que ya tú lo sepas, entonces de repente hay
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cosas que no podís... de repente te saturan po, porque más allá que estís condenada a
varios años, que estís bajo prisión, bajo vigilancia, ya que estís privada de tu libertad, más
ellas encima, ya son como... hay gente que les daña sicológicamente esas cosas, de pensar,
de pensar todo el día esas cosas, de pensar todo el día de <<sí, ya, estoy haciéndolo
bien>> o <<sí, estoy haciéndolo mal>>, no sé cómo va, entonces ya son como daños
sicológicos que le hacen a uno, que te llevan a la frustración (Aracely, 23).
Un último grupo de obstaculizadores identificados son aquellos derivados de la
burocracia interna del centro penitenciario, lo cual desemboca en una dependencia que
las madres tienen hacia Gendarmería en diversas tareas fundamentales para la relación
entre madre e hijo/a. En dicho sentido se destaca que, en el caso de las atenciones médicas,
el rol de la madre se ve totalmente subyugado a la disposición con la que cuente
Gendarmería para solucionar oportunamente dichos problemas, esto puesto que las
internas cuentan con restricciones reglamentarias que les impiden decidir en qué
momento llevar a sus bebés a controles médicos o acompañarles a las consultas médicas.
Por lo tanto, les resulta imposible asegurar in situ que las revisiones médicas sean
exhaustivas y estén basadas en los síntomas correctos que padecen sus hijos/as, lo cual
conlleva a que en diversas ocasiones los niños/as vuelvan con diagnósticos erróneos que
no resuelven realmente el problema. Contrariamente, la revisión de los menores en caso
que padezcan problemas de salud depende absolutamente de la disposición que tenga
Gendarmería para llevar a los menores a la enfermería del centro penitenciario -que
también está imposibilitada de revisarlos-, o sacarlos a un recinto hospitalario, así como
también dependen de la capacidad que la funcionaria encargada tenga para explicar la
sintomatología que ha estado padeciendo el/la bebé. De esta manera, las restricciones
reglamentarias que impiden que las madres puedan asistir con sus hijos/as a los controles
médicos es indicado como la principal causa de que situaciones que no revestían mayor
urgencia, terminen siendo graves para la salud de los infantes, o que situaciones graves
lo sean aún más, ya sea por desidia de las funcionarias, por la incapacidad de las
funcionarias para explicar correctamente los síntomas ante los médicos, o por no poder
dar soluciones rápidas a situaciones que lo ameritan con urgencia. Esta situación puede
ser apreciada en la cita contigua:
“(…) mira el niñito que te digo que hospitalizaron, el cabro chico estaba con fiebre
un día y lloraba el niño, la mamá lo sacó a enfermería, la teniente no le quiso dar la salida
y <<no, no, no, bájale la fiebre>> y al otro día lo sacan porque seguía, y ¿sabi que tenía?
Una infección al riñón donde al niño no lo sacaron porque la paca dijo que era alaraca,
ni siquiera una llamada la dejaron hacer. Lo hospitalizaron, estuvo 10 días el niño en el
hospital por ese virus. Después ella le dijo <<por su culpa el niño se agravó más>>
porque llegó grave, ella no quiso darle la salida” (Nicole, 33)
CONSECUENCIAS SOBRE LOS NIÑOS Y NIÑAS
La privación de libertad de las internas trae consigo una serie de consecuencias sobre sus
hijos e hijas, derivándose varias del contexto mismo de la UMI, sin embargo, para
comenzar, se cree relevante entender que la privación de libertad de la madre trae consigo
una privación de libertad para su hijo o hija, al momento de decidir su ingreso a la UMI,
esto debido a que los menores experimentan la vida bajo contexto penitenciario, lo que
conlleva que se resten de distintas actividades que podrían haber realizado en el medio
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libre. Este problema es reconocido por las internas y las lleva a reconocer culpa por sus
actos cometidos, ya que produjeron una doble privación, tal como lo indica Constanza:
"Yo a veces digo <pucha, por los errores de uno ellos tienen que pagar>, porque
es verdad eso, por el error de uno que cometió ellos están pagando. Imagínate que yo
digo, pucha, con mi hija la crié y todo... ellos no saben lo que es un juego, no saben lo
que es comerse un heladito, ir a una plaza a jugar, nada de eso. Harto que se privan los
niños". (Constanza, 34)
Por otro lado, y ahora entendiendo las consecuencias que derivan de la UMI, algunas
internas relatan no estar conformes con el rol del jardín en torno a la educación. De aquí
se desprende que, en términos de aprendizaje, los niños van quedando rezagados en este
tópico, lo que reviste de preocupación a las internas, lo que deviene en que su
comunicación con las madres sea un poco más lenta, considerando que no existe la
posibilidad que les mencionen lo que desean ni lo que están sufriendo, lo que podría ser
propicio para mejorar aún más la relación filial.
"Sí, sinceramente sí -creo que el jardín funciona mal-. Porque allá los tienen
sentados en una mecedora a los bebés, o sino ahí en la colchoneta. Pero no les enseñan
a aplaudir o algo, nunca he visto que les hagan eso. Esas cosas se las he enseñado todas
yo a mi hijo. Ahí yo les digo, porque... y ellas me dicen que los niños tienen que aprender
solos. Yo les digo que sí, pero también hay que estimular po. Entonces, por eso te digo,
es medio chanta". (Constanza, 34)
Otro punto importante a destacar es el "encierro" (tiempo destinado a pasar en sus
dormitorios sin acceder a otro espacio físico) y lo que trae consigo. Ya se mencionó que
el tiempo de encierro en las piezas equivale a la mayor parte del día, por lo que las internas
perciben que este lugar es causa de muchas conductas que realizan sus hijos. Por un lado,
debido a la falta de espacio y juguetes en los dormitorios, además del largo tiempo de
encierro, los niños comienzan a aburrirse y estresarse.
"E: ¿A qué crees que se debe eso –que se aburran y estresen? R: Al encierro po, falta de espacio, de juegos, de comerse un dulce que le privo eso,
¿cachai o no? ehh, de muchas cosas porque de las 5 de la tarde encerrada en una pieza
de 4x4 y ya es ahogante, estresante. Todos los días con los mismos juguetes, eso la
estresaba a ella que ya estaba grande porque una guagüita no siente". (Aracely, 23)
De esta manera, podría decirse que el encierro tiene características opuestas, ya que por
un lado se constituye un espacio propicio para fortalecer y perpetuar una relación filial
óptima, al mismo tiempo, es un espacio que trae consecuencias negativas para sus hijos e
hijas. Por otra parte, comienzan a imitar conductas que aprenden de las internas, como
querer salir al patio, llamar a las gendarmes y ponerse agresivos, lo que deriva del proceso
de socialización primaria que viven los niños en esa etapa de sus vidas. Más aun teniendo
en cuenta la relación que forjan con sus madres, lo que lleva a que consideren e imiten
cualquier acto que ellas realicen. Llama profundamente la atención que, de acuerdo a lo
relatado por las internas, la primera palabra de algunos niños haya sido "cabo" y que
reconozcan que ellas tienen más jerarquía que sus madres. Monserrat relata cómo se
percata de esto:
"Ellas [las gendarmes] dicen: <<ya, el encierro>>; ella [su hija] viene derechito pero si yo
digo: ¡el encierro!; ella no viene. ¿Me entiende? En eso yo me doy cuenta. Porque: <<ya
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chiquillas>> todas pa arriba, me toma la mano y vamos para adentro. Y ella sabe que de ahí ella
ya no puede salir para afuera. ¿Me entiende? Pero si yo le digo: ya hija, para adentro que llegó
el encierro, no me toma en cuenta. Por eso yo sé que ella distingue quien es la que manda y quien
no manda. ¿Me entiende? Y el color del traje le hacen ver que ellas son las que mandan en esos
momentos. " (Monserrat, 36 años).
Por último, cabe destacar que, entendiendo el contexto del encierro, se propagan
enfermedades producto de las condiciones de las piezas. El problema de esto radica en
que al pasar tanto tiempo encerrados en la misma infraestructura que produjo su
enfermedad, ésta persista por prolongados períodos de tiempo, a ello se suma la dificultad
de acceder a un especialista y depender de la disposición de gendarmería, en el caso que
las internas no tengan vínculo.
"Se enferma uno y se enferman todos, se enferman harto. Un virus, olvídate, es
para todos. (...) Puede pasar a mayores, porque si no los sacai en el momento que tenís
que sacarlos, si no le tenís los medicamentos... se enferman más las guaguas". (Camila,
S/I)
ESTRATEGIAS PARA ENFRENTAR DIFICULTADES
Las estrategias para enfrentar las dificultades que la privación de libertad de las
madres supone para sus hijos e hijas son variadas: van desde estrategias para recrearlos,
evitar que se enfermen y evitar el estrés y aburrimiento. Para ello, existen tres fuentes
distintas para realizar tales estrategias, a saber: las compañeras, el vínculo y ellas mismas
en su rol de madre.
En primer lugar, el rol de la madre es fundamental, ya que las internas declaran que nadie
conoce a sus hijos e hijas como ellas, por lo que serían capaces de detectar a tiempo la
problemática que aqueja a sus hijos e hijas y, a partir de ahí poder generar instancias para
enfrentar dichos problemas. En el caso de la madre, sus principales estrategias son la
recreación y el cuidado de enfermedades. La recreación la realizan de manera lúdica con
sus niños y, por otro lado, las enfermedades conllevan un grado de preocupación mayor.
Constanza ayuda a comprender lo anterior con su relato:
"Yo con mi hijo juego con él, le canto, le bailo, le enseño a hablar, le enseño a
modular. Como yo tengo una hija, yo sé po. Entonces, trato de divertirlo, para que no se
aburra, juego con él con los juguetes, le converso todo lo que yo tengo que hacer, le digo
a mi hijo, como si fuera un grande. Trato yo de entretenerlo. Y cuando está resfriadito,
ahí lo cuido, es que yo siempre ando manteniéndolo, lo cuido del humo del cigarro,
porque yo no fumo; de los cambios de temperatura, que yo sé que es lo que le hace mal.
Y si ya lo veo con moquitos y cosas así, le doy naranja y cosas así, el paracetamol, pero
si veo que nada le funciona, tengo que sacarlo". (Constanza, 34)
Atendiendo a las mismas problemáticas, una vez que las internas no saben cómo paliar
los problemas que aquejan a sus hijos e hijas surge el rol del vínculo, el cual se presenta
en el CPF ante el llamado de una interna, su misión principal es retirar al niño al exterior
del contexto penitenciario por dos motivos: (1) llevar al menor a algún centro de salud
producto de que se encuentra enfermo y/o (2) retirar al menor al medio libre para que
pueda distraerse, salir del encierro y experimentar el medio libre, ya que uno de los
principales miedos de las internas es que sus niños o niñas, al momento de egresar, no
sepan cómo desenvolverse en "la calle", producto de su estadía en la UMI y las
23
consecuencias que ello trae consigo. En este sentido, Constanza narra la importancia del
vínculo como rol importante a la hora de enfrentar dificultades:
"Lo único fome es que encuentro que hay mucho encierro aquí para los niños.
Por eso yo igual a veces le digo a mi mamá, o a mi marido, que lo saquen un día a la
semana que, por ejemplo, esté ahí un día y vuelva el otro día. Porque yo igual lo echo de
menos, pero para que él salga po". (Constanza, 34)
Por último, es necesario mencionar que cuando las internas no saben qué hacer ante los
síntomas que presenta su hijo o hija, y no tienen un vínculo externo, acuden a sus
compañeras, a pesar de las diferencias que puedan tener. Declaran estar unidas ante la
enfermedad de cualquier niño o niña, ya que son conscientes de la deficiencia en el acceso
a salud, por lo que las compañeras cumplen un rol fundamental, en especial, para las
madres primerizas. Las internas creen que:
" (...) igual estamos todas en la misma, en el sentido que hay unión acá cuando
se te enferma un niño, ahí está la otra po: ¿sabís qué? hagamos esto! no, esto otro, y
buscamos soluciones. Peleas igual van a haber como en todos lados, pero igual son
unidas las chiquillas, en el sentido que si se enferma un niño... o un niño le falta esto, ahí
está la otra. Lo del tema de la ropa, pasa de un niño a otro, igual en eso hay unión, pero
igual hay peleas po. Tenís que lidiar todos los días, no sabís si el día de mañana el genio
va a estar bueno o va a estar malo, uno misma no sabe si te vai a levantar bien o te vai a
levantar mal". (Aracely, 23)
RECOMENDACIONES A partir de las problemáticas identificadas, las internas, a lo largo de las entrevistas
realizadas, sugieren una serie de recomendaciones que, bajo su experiencia de vida en “el
cuna”, podrían mejorar en cierto modo las condiciones en las cuales se desarrolla el
vínculo con los niños y niñas y su respectivo desarrollo físico, social y cognitivo. Estas
recomendaciones serán revisadas a la luz de experiencias externas al territorio nacional
para evaluar la pertinencia de éstas y así poder tomar decisiones prácticas en torno a sus
requerimientos. En este sentido, se cree necesario partir desde el punto de vista de las
internas, para así no demandar elementos que para ellas no constituyan una importancia
mayor y que no revistan de la necesidad de ser recomendadas, ya sea porque ya se
encuentran cubiertas o porque existen otras que pueden parecer más urgentes.
En primer lugar, se considera necesario y urgente contar con un pediatra que esté a
disposición completa de la unidad dedicado especialmente a la observación y cuidado de
los niños y niñas. Esto solucionaría dos aspectos problemáticos centrales: prevenir,
detectar y tratar las enfermedades de los niños/as a tiempo, además de brindar a las madres
la posibilidad de acompañar a sus bebés a los controles médicos. Este punto adquiere
relevancia si se compara con el caso australiano, en las Child Residence Program, donde,
en el caso de la salud, "los niños son atendidos dentro y fuera del centro dependiendo de
la gravedad del asunto, en el caso de que el niño tenga que salir de las dependencias, lo
hace con la madre, siendo esta autorizada por el superintendente a cargo" (Subsecretaría
de Servicios Sociales, 2015: 34). En conjunto con esto, también se considera importante
tener botiquines y elementos que faciliten las atenciones primarias y básicas de los
niños/as en caso de accidentes o síntomas que puedan ser tratados en el menor tiempo
24
posible. De ahí en más que podría esperarse que, para el caso chileno, se pueda incorporar
un profesional de la salud especialista en niños, para así satisfacer a la demanda, debido
a que es un problema general de los recintos penitenciarios que cuentan con UMI, "ya
que no existe ningún pediatra a la hora de que los niños tengan alguna emergencia, por lo
que en la mayoría de los casos siempre hay que trasladarlos al lugar de atención primaria
asociado" (Subsecretaría de Servicios Sociales, 2015: 20). A pesar de que pueda argüirse
que los niños no forman parte de los gastos del sistema penitenciario, ya que no son
considerados como población penal, el mero hecho de que se les permita estar dentro de
las UMI al cuidado de sus madres reviste la obligación de prestarles la atención necesaria
para su desarrollo íntegro, dado que dentro de sus objetivos específicos las UMI
persiguen: "Asegurar a los niños una adecuada calidad de vida y satisfacción de sus
derechos y necesidades de alimentación, salud, entretención, recreación y vestuario en un
contexto de afecto y respeto" (Subsecretaría de Servicios Sociales, 2015: 6). En este
sentido, la salud es un tema primordial para las madres que merece ser mejorado:
“Mira, mejoraría muchas cosas. (…) [Necesitamos] Un médico que esté disponible 24/7 o
un paramédico sólo para ellos que, si está enfermo, puedas contar con él e ir y decirle
"pucha, sabes que esto le pasa"… llevarla a un centro de salud” (Aracely, 23)
Por otro lado, la ampliación de los espacios de entretención y recreación para los niños y
niñas es un aspecto fundamental para las madres con tal de prevenir el estrés y
aburrimiento que supone la rutina y el encierro, junto con las consecuencias asociadas a
éstos. De esta manera es importante para ellas contar con más espacios adecuados donde
los niños/as puedan jugar, correr, entretenerse y distraerse de la vida cotidiana. Esto
también ayudaría a mitigar la percepción que existe respecto a las privaciones que deben
sufrir los infantes por el hecho de encontrarse junto a sus madres en un recinto carcelario.
Es otras palabras, se busca darles las condiciones de vida más normales posibles acordes
a la edad y etapa de vida en la que se encuentran los infantes, condiciones que consideran
no aptas dentro de la UMI. De ahí que una de las internas cree que:
“Cambiaría la forma de que los niños vieran las cosas acá, que sea un lugar para que
estén niños po, no ver la comodidad de nosotros, sino de ellos, ¿cachai? Más juegos, más
talleres que les puedan ayudar a ellos a interactuar como niños, a explorar, si esto se les
hace pequeño por último que venga alguien de afuera y diga <<ya, hoy día vamos a jugar
este juego con los niños>> o <<esto les vamos a enseñar a los niños>> porque igual son
días muertos po, por eso las mamás acá los hacen puro dormir el fin de semana ¿Y el niño
qué aprende? ¡Nada! O sea, le estai privando su motricidad po. Entonces eso cambiaría
de este lugar” (Aracely, 23)
Por último, en países como España, Canadá y Australia se genera la instancia para que el
niño comience a tener lazos afectivos con el que será su cuidador futuro y con el entorno
que lo rodeará (Subsecretaría de Servicios Sociales, 2015). Esto para que el cambio de
espacio físico y de personas no sea tan abrupto ni traumático para el niño, ya que se asocia
a una serie de traumas psicológicos y sociales que entorpecen el desarrollo de la niñez
como, por ejemplo, la pérdida en la relación de apego con su madre o el hecho de tener
que asumir desde una temprana edad responsabilidades y roles que compensen las
necesidades y carencias domésticas, emocionales y económicas de la familia (IPP UDP,
2015; Arditti, 2003; Johnson & Waldfogel, 2002). Dicho esto, es prudente mencionar que
dentro de los relatos de las internas queda en claro que no existe tal preparación para que
25
ello suceda, lo que implica que, a pesar de que las internas son conscientes del beneficio
que esto trae para sus hijos, se sientan abatidas emocionalmente, puesto que la relación
filial pasa de ser "24/7" al tiempo que el cuidador o cuidadora del menor destine para sus
visitas que, en el mejor de los casos, ascendería a 6 horas a la semana. Por esta razón se
cree importante atender a este punto, además que es uno de los objetivos que persiguen
las UMI's desde su creación, a saber: "Brindar atención psicosocial a las madres internas,
con el fin de buscar la mejor alternativa de egreso para el niño/a, cuando se prevea que la
madre no recuperará su libertad antes del egreso de su hijo/a, y preparar a ambos para su
separación" (Subsecretaría de Servicios Sociales, 2015: 6).
26
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES A lo largo de los hallazgos encontrados en la presente investigación, se pueden
destacar diversos puntos que coinciden con la revisión de literatura, en tanto que otros
suponen puntos nuevos a indagar o que responden a dinámicas propias del espacio
estudiado. En primer lugar, en cuanto a la relación filial que se construye al interior de la
UMI, se destaca la importancia que ésta tiene para la vida tanto de las madres como de
los y las infantes, lo cual se ve reflejado en el carácter bidireccional del apego construido,
vale decir, tanto las madres como sus respectivos hijos/as dependen de esta relación,
entregándose mutuamente elementos que se constituyen como esenciales para su vida
cotidiana intracarcelaria, así como también para adquirir la motivación para reiniciar su
vida. Esto sigue la línea de la definición que Gil (2007) entrega al vínculo filial, en tanto
éste se configura como una relación que ayuda a crecer a ambos como persona, además
de ser recíproca, complementaria y bidireccional, es decir, se basa en una dinámica de dar
y recibir constante.
Del mismo modo, y enfocándose específicamente en la relación maternal, la percepción
que las internas tienen respecto a la importancia de que el/la menor viva con ellas,
evitando la interrupción de esta relación, se condice con la importancia que Repetur
(2005) y la Organización Mundial de la Salud (2004) le otorgan a dicho vínculo, sobre
todo pensando en los beneficios para el desarrollo físico, emocional y cognitivo de las
primeras etapas de vida de los niños y niñas. En conjunto con esto, dichos autores
establecen que la madre suele ser la principal proveedora en el cuidado, alimentación,
estimulación y atención afectiva, por lo cual su rol es fundamental para el desarrollo y
crecimiento de los menores. En términos concretos relacionados a la situación en la UMI,
se puede observar que la madre adquiere una importancia crucial en el cuidado de la salud
y alimentación de sus hijos/as, dada las carencias materiales y el bajo acceso a servicios
médicos. Por otro lado, desde el punto de vista emocional y recreativo de los menores,
las internas son las principales responsables de entretener a sus hijos/as, sacarles de la
rutina, identificar y prevenir los episodios de estrés, y entregarles el apoyo emocional para
crecer y desarrollarse de la mejor forma posible.
En lo que refiere a las posibles consecuencias del encarcelamiento maternal en relación a
las que se generarían con la situación del padre, se puede inferir que las primeras podrían
ser más dañinas para la vida de los menores que en el caso opuesto, dada la escasa
relevancia de la figura paternal que se evidencia a lo largo de las entrevistas, recayendo
el grueso de la responsabilidad en la madre. Del mismo modo, para el caso de quienes
poseen al padre como vínculo exterior, puede ser cuestionado por qué las madres deciden
quedarse con sus hijos/as en un contexto carcelario en desmedro de una vida en libertad
con el padre. Esto sigue la línea planteada por autores como Hagan & Dinovizter (1999),
Repetur (2005), Abaca (2017) o Gaitán (2006), en los cuales ese encuentra no tan sólo
una importancia fundamental de la madre en el desarrollo de los y las infantes junto con
las consecuentes problemáticas que se desencadenan en el caso de quebrar dicho vínculo,
sino que también una tendencia cultural que delega las labores domésticas y de crianza
de los pequeños, principalmente, a la figura materna.
27
Existe una discusión en la literatura especializada respecto a lo beneficioso o perjudicial
que puede resultar la vida al interior de las prisiones para el desarrollo y la socialización
de niños y niñas, la cual hace mención a aspectos negativos tales como el estrés
psicológico y emocional que provoca la rutina carcelaria y, por otro lado, la
internalización y reproducción de conductas propias de la cultura carcelaria influyendo
en la identidad futura de éstos (Arias, 2011). Contrariamente, el desarrollo del apego y la
relación íntima entre madre e hijo/a, es indicado como un aspecto positivo de la estadía
de ambos al interior de la prisión, al influir de manera trascendental en el desarrollo
emocional y cognitivo de los menores, mitigando los costos que conlleva la interrupción
de la relación filial en el desarrollo temprano de los menores (Arias, 2011). Desde la
experiencia en el CPF San Joaquín, se encuentran situaciones que respaldan ambas
perspectivas. Por un lado, efectivamente el contexto carcelario genera una serie de
consecuencias negativas para el bienestar y desarrollo psicológico y físico de los niños/as,
tales como estrés, problemas de salud persistentes o rezago en la estimulación cognitiva.
Además, existen carencias materiales las cuales dificultan que éstos puedan llevar una
vida acorde a su edad, así como condiciones higiénicas y alimenticias que impiden el
desarrollo óptimo de los primeros meses de vida de los infantes. Por último, desde la
perspectiva de la socialización de niños/as, ésta se ve marcada por las relaciones
cotidianas entre internas y con el personal de Gendarmería, de manera que se evidencia
la reproducción de conductas como gritos y peleas, además de la internalización de las
jerarquías intracarcelarias y de la rutina cotidiana de la UMI por parte de los infantes. A
pesar de esto, y en concordancia con la literatura, la estadía en conjunto a sus madres es
mayormente beneficiosa para el desarrollo de los niños y niñas, puesto que estrechan el
vínculo con sus madres y se genera una relación de especial apego que puede tener
amplias consecuencias positivas al largo plazo. Así, uno de los aspectos que marcan
fuertemente la construcción y el desarrollo de la relación maternal, según Pérez &
Arrázola (2013), es la cantidad de tiempo que se invierte en la relación parental y la
calidad de éste, siendo un factor fundamental para generar un lazo que garantice el
bienestar presente y futuro de los hijos/as. En ese sentido, al interior de la UMI, las
internas cuentan con una amplia cantidad de tiempo disponible para invertir
exclusivamente en cultivar dicha relación. Esto, bajo las percepciones de las internas,
posibilita estrechar el vínculo generando un lazo que se caracteriza por ser profundo,
íntimo y que les ha servido para perfeccionar su rol de madres, lo cual contrasta con la
situación que vivieron criando a sus otros hijos/as en el contexto de libertad. De este
modo, al contar con disponibilidad única para sus bebés, pueden vivir los hitos más
importantes del desarrollo de éstos, además de aprender y perfeccionar las estrategias de
cuidados, generando una relación que también se caracteriza por ser de calidad, dado que
las madres se responsabilizan del desarrollo presente y futuro de sus hijos/as.
Finalmente, es necesario destacar que en ciertos casos, y desde la percepción de las
internas, la estadía del menor al interior del recinto penal supone una situación más
beneficiosa que aquella que podrían estar viviendo si estuviesen con otro familiar a cargo,
o en el Servicio Nacional de Menores (SENAME), dado que estos últimos escenarios
presentan una serie de problemáticas que no generan confianza para ellas.
Si bien la relación se logra desarrollar de forma más bien beneficiosa, ésta no está exenta
de obstaculizadores que limitan su alcance, reduciendo la efectividad de las acciones que
realizan. Así, se identifican barreras de carácter material como, por ejemplo, una serie de
28
carencias en el acceso a servicios y profesionales de la salud, condiciones
infraestructurales no aptas para el desarrollo de los niños/as y diversas barreras
burocráticas que reducen el rol de las madres. Por otro lado, el rol que ejerce el personal
administrativo y profesional del centro penitenciario también opera en algunas ocasiones
como un obstaculizador en la medida que está constantemente examinando y juzgando la
labor realizada por las madres. Este proceso de examinación viene acompañado de
constantes amenazas de retiro de los menores, lo cual ocasiona estrés y frustración en las
internas quienes perciben un cierto grado de intromisión en la relación filial, situación
que la evalúan negativamente.
Por último, respecto a las estrategias empleadas por las madres aluden directamente a las
consecuencias que su privación de libertad trae para sus hijos, de modo que, ante
cualquier eventualidad sufrida por alguno de ellos, las internas son las encargadas de crear
sus propias medidas preventivas. En particular, destacan el conocimiento que entre ellas
mismas van adquiriendo gracias a sus compañeras con mayor experiencia criando hijos,
por lo cual las relaciones personales tienen un rol fundamental. Dentro de las estrategias
aplicadas, se encuentra la recreación mediante juegos, el cuidado de enfermedades
ajustándose a las posibilidades que entrega su contexto, entre otras. Sumado a lo anterior,
el uso del vínculo se erige como la estrategia más utilizada (por aquellas que poseen un
vínculo), ya que éste está dotado de la posibilidad de ir a buscar al menor para poder
distraerlo en "la calle", además de otorgarle una atención médica oportuna. En este
sentido, se identifica que las estrategias están dirigidas principalmente a mitigar los
efectos que se generan sobre el desarrollo y bienestar físico-mental de los infantes, sin
embargo, no se encuentran mayores estrategias o incluso apoyo profesional y psicosocial
exhaustivo que permitan complementar y proteger el vínculo filial ante la debilitación
que supone el eventual egreso del hijo/a, lo cual se ve materializado fuertemente en los
miedos que las internas tienen ante las situaciones de egreso y el poco reconocimiento
que existe de la labor realizada por el personal profesional.
De esta manera, se concluye que las madres que participan en la unidad materno-infantil
del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín perciben la existencia de
consecuencias tanto positivas como negativas para sus hijos/as. Así, las principales
consecuencias positivas se encuentran desde el punto de vista de la relación filial que se
genera con la madre producto de la cantidad de tiempo que disponen para estar juntos,
siendo esto beneficioso para el desarrollo emocional de los niños/as. En cuanto a las
consecuencias negativas, podemos situarlas como derivadas de las condiciones que
impone el encarcelamiento causando estrés, enfermedades reiterativas e internalización
de conductas carcelarias, constituyendo al "encierro" como un elemento con
características polarizadas.
A modo de sugerencia para futuras investigaciones, se cree necesario poner el foco en la
relación filial con los hijos que no tienen la posibilidad de asistir a las UMI's por
disposiciones legales o por límites etarios, de modo de poder comprender de qué manera
se da ese fenómeno y cuáles son las implicancias que ello tiene para sus hijos, sus
cuidadores responsables y las privadas de libertad. Otra línea podría ser generar
instrumentos para evaluar la implementación de las secciones materno-infantiles en
recintos penitenciarios femeninos, para así poder tener un balance entre lo que su diseño
e implementación. Finalmente, podría configurarse un seguimiento de niños y niñas que
29
pasaron por las UMI's, de modo que se pueda observar las consecuencias a largo plazo
que pudieran ser atribuidas a su paso por este lugar. Se cree que estas posibles
investigaciones podrían ser de mucha ayuda para poder mejorar el contexto de las
unidades materno-infantiles y, con ello, la calidad de vida de los niños en su interior, así
como salvaguardar la relación filial entre ellos y sus madres.
Finalmente, se sugiere que la política pública nacional debe determinar las principales
perspectivas y soluciones bajo las cuales se resolverán las problemáticas encontradas al
corto y largo plazo. En lo próximo, es de urgencia mejorar las condiciones en las cuales
viven los niños y niñas al interior de las secciones materno-infantil, haciendo de éstas un
espacio que sea lo más adecuado posible para albergarlos y brindarles las condiciones
más idóneas para su desarrollo. Pensando en las perspectivas a futuro, es necesario
generar una discusión que considere desde distintas aristas los mejores espacios en los
cuales estarán los infantes, analizando beneficios y perjuicios asociados a diversos
espacios, a la vez que se compatibiliza con el cumplimiento de las penas de las madres.
Sin embargo, la mantención del vínculo filial y el desarrollo íntegro de los y las infantes
debe ser la centralidad de las políticas sociales.
30
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