ignacio de loyola un hombre para los demas-dhotel-progressio-1992

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    IGNACIO, UN HOMBRE PARA LOS DEMSEl don de hablar con los hombres

    http://www.panyrosas.es/

    Ignacio de Loyola, un hombre para los dems1

    En memoria del P.Jean-Claude Dhtel SI, reproducimosaqu el texto de una conferencia que dio en la ltimaAsamblea Nacional de CVX-Francia. Esta conferencia,

    como siempre difana y cautivante, evoca algo delcarcter de este hombre, y de su dedicacin y amor alcamino Ignaciano y a CVX.

    "Un hombre para los dems": esta expresin del P. Arrupe, empleada durante un congreso deAntiguos alumnos de los jesuitas en 1973, no se refera a Ignacio de Loyola, sino al proyectoeducativo de la Compaa de Jess. Pero como Ignacio es el inspirador de este proyecto, conmayor motivo le debemos reconocer en esta expresin. Cito estas palabras del P. Arrupeporque nos sitan, con bastante buena perspectiva, en lo que quisiera decir hoy: Nuestroproyecto educativo es formar hombres que no vivan para s mismos, sino para Dios y su Hijo...hombres para los dems, es decir, que no conciben el amor a Dios sin el amor al hombre.

    (Suplemento de Vida Cristiana, n 20: Promover la justicia, por Pedro Arrupe, p. 5). Dicho deotro modo, viviendo para Dios y para su Hijo, es como ante todo uno se convierte en hombrepara los dems. Es lo que le sucedi a Ignacio. Lo veremos en dos partes:

    1. Cmo fue formndose Ignacio para convertirse en "un hombre para los dems", o lasraces espirituales de su vocacin apostlica. Es un sencillo recordar cosas ya sabidas.

    2. De qu manera expres l su deseo de ser un hombre para los dems a travs de unmedio que est al alcance de todos.

    1El texto original, que consta completo, lo hemos reorganizado en prrafos ms cortos y puntos, para

    facilitar su trabajo en grupo. Equipo editor de este documento: Jess ngel Rodrguez Arroyo, Mara delCarmen Gmez del Moral, Gema Fraile y Fernando Vidal. Comunidad de Vida Cristiana CVX-Galilea(Madrid, Espaa),[email protected]

    Jean-Claude Dhtel, s.j., 1992:

    I gnacio de Loyola, un hombre para

    los dems. Revista Progressio.Publicacin de la Comunidad de Vida

    Cristiana (CVX). Mayo-Septiembre 1992,

    n 4-5: pp.26-35.

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    LAS RACES ESPIRITUALES DE LA VOCACION APOSTOLICA DE IGNACIO

    La conversin, la vuelta total de Ignacio hacia Dios y hacia los dems fue progresiva y voy adescribir brevemente las etapas de la misma.

    Desde su primera conversin, en el castillo de Loyola en 1552, Ignacio se dirige a los criados dela casa para hablarles, como l dice, de las cosas de Dios. Sin embargo, en este momento, suproyecto no implica ninguna intencin apostlica: quiere ir a Jerusaln para imitar las proezasascticas de los santos que manifestaban de esta forma su amor a Dios. Si se dirigeespontneamente hacia los dems ya en esta poca hay que atribuirlo, sin duda, a sutemperamento. El sentido del servicio es innato entre los Loyola.

    Pero el altruismo no es espiritual en s mismo. Se puede ser altruista para huir de la propiainterioridad, o bien porque se encuentra una satisfaccin que finalmente retoma a uno mismo.Iigo tena el proyecto de servir, pero segn su propia expresin "con un grande y vano deseo

    de ganar honra". Al finalizar su estancia en Loyola quiere servir a Dios Nuestro Seor llevandoa cabo, incluso superando, las proezas de los santos en lo que insina inconscientemente sudeseo de ganar honra.

    Cmo va a convertir Ignacio su deseo humano de servir y ganar honra en un deseo espiritualen el que se identifican el amor a Dios y el amor al hombre es la segunda etapa de suconversin. Esta segunda etapa tuvo lugar en Manresa. Se viene abajo la imagen narcisista, enla que se complaca, de llegar a ser santo con sus proezas: ya no hay obstculos entre l y laexperiencia a la que Dios quiere conducirle. Se deja ensear por Dios.

    Experimenta lo que gracias a l nosotros experimentamos en los Ejercicios Espirituales:- que las tres Personas de la Santsima Trinidad se comunican todo lo que tienen y lo

    que son;- que quieren comunicarse con toda criatura y que el mundo se convirti en el lugar de

    morada de Dios entre nosotros, por medio de su Hijo, Jess.

    Ignacio recibi su vocacin de ayudar a las almas mirando cmo Jess se vuelve hacia loshombres al mismo tiempo que hacia su Padre, y lo repetir de ahora en adelante,continuamente. As pues su vocacin se arraiga en la contemplacin del amor que desciendede Dios hacia la humanidad.

    Todava en Manresa transcurre una tercera etapa en la que Ignacio comprendi que el caminode Dios entre nosotros era un camino sin retorno. A orillas del Cardoner, Ignacio experimentala vida de Dios entre nosotros y en los Ejercicios cuando llega a la contemplacin para alcanzaramor nos invita a considerar cmo Dios, hoy, vive en el mundo, acta, trabaja y padece, de lamisma forma que el Verbo de Dios vino a vivir nuestra historia, actu, trabaj y padeci en suvida terrenal.

    De esta manera, el encuentro con los dems donde Dios vive y trabaja se convierte en lugarpara una experiencia de Dios tanto como en la oracin.

    De ahora en adelante para Ignacio, el deseo de ayudar a las almas ya no es solamente laexteriorizacin de un temperamento altruista, ni tampoco la realizacin de su deseo de estarasociado a la Misin de Cristo sino que se identifican con su bsqueda apasionada de Dios queIgnacio est seguro puede ser buscado y hallado en todas las cosas y en todo encuentro.

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    Resumamos esta primera parte:

    1. Todo est impulsado por nuestro deseo de Dios. Quien no ha descubierto que estedeseo est grabado dentro de su corazn y que todas sus acciones, incluso las

    equivocadas, son expresin de la inquietud de un deseo, nunca satisfecho, de reunirsecon Dios que es el nico que puede colmar todo deseo, aqul, aunque estcomprometido, como se dice, no est guiado por Dios en sus compromisos.

    2. En la contemplacin del descenso del amor trinitario al corazn del mundo y en lafamiliaridad con Jess es donde vamos a descubrir progresivamente que estamosinvitados, no slo a adoptar el estilo de Jess, sino a estar unidos con El en la misin.

    3. El deseo de Dios y el deseo de ayudar a los dems son un nico deseo, puesto que Diospuede ser buscado y hallado en el encuentro con los dems. Como deca el P. Arrupe,la vida apostlica no procede slo del deseo de acercar a Cristo a los dems, sino dedescubrir a Cristo en los dems.

    En la segunda parte, querra mostrar cmo expres Ignacio a partir de la experiencia de Dios,que impregn toda su vida, el deseo de ser un "hombre para los dems", o como l deca"ayudar a las nimas".

    LA ENTREVISTA ESPIRITUAL

    No hablar del dispositivo que Ignacio ha dejado a la Compaa de Jess para que sta seacapaz de responder eficazmente a las demandas de la Iglesia y a las necesidades del mundo, nitampoco de la manera como la CVX debe estar dispuesta, hoy en da, para responder a lasllamadas que percibe. Respecto a este dispositivo slo har dos observaciones:

    - La expresin "ayudar a las almas" no quiere decir que Ignacio se desinterese delcuerpo, individual o social. Sabemos que pasaba mucho tiempo en los hospitales y quedesde la llegada de sus compaeros a Roma fund o cooper en la fundacin de obrassociales para los marginados: los pobres, los judos y las prostitutas. La expresin"ayudar a las almas" quiere decir que su preocupacin es que los hombres lleguen areconocer .gracias a la ayuda, incluso material, que se les da, que son los hijos amadosde Dios y que descubran as su plena dignidad.

    - Al hablar de la accin apostlica de los compaeros de Jess, pone en paralelo dosformas de accin complementarias: una accin que se dirige a las masas y que en supoca se expresa en el trptico: predicacin, enseanza, catequesis. Pero aadesiempre otro trptico referido a los contactos personales: reconciliacin, ejerciciosespirituales, conversacin espiritual.

    o El ministerio de la reconciliacin sacramental est reservada a los sacerdotes,los laicos pueden dar los Ejercicios Espirituales si estn formados para hacerlo;en cambio la conversacin espiritual est al alcance de todos y en todas lascircunstancias de la vida.

    o Cualquiera que sea el lugar al que yo soy enviado o el trabajo que hago, mimisin es entrar en contacto con la gente por este medio maravilloso que es lapalabra humana.

    o Por esta razn voy a detenerme en este primer medio de ser un hombre paralos dems que es la conversacin espiritual.

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    Esta fue la manera peculiar de Ignacio de ayudar a las almas: se entrevista con la gente entodas las circunstancias. Escucha y habla. Escucha lo que dicen y no son siempre temasespirituales. Basndose en lo que ha odo, ya se trate de cuestiones polticas, econmicas ofamiliares, de problemas personales o colectivos, distingue los movimientos internos en loscorazones a travs de sus formulaciones y cuando toma la palabra es para pasar a otro nivel, al

    de las realidades espirituales. Porque la conversacin espiritual no es hablar de cosasespirituales con palabras piadosas, es poder hablar de todo, incluso de cuestiones polticas oeconmicas, pero de manera espiritual, de tal forma que se saque un provecho espiritual endonde aparecern los frutos del Espritu: alegra y paz del corazn, benevolencia yreconciliacin, amor al prjimo (cf. Gal5,22).

    Es un arte que no se improvisa. San Ignacio no slo deseaba que sus hijos fueran competentesen el dominio de la cultura, sino que tambin aprendieran con esmero "el arte de conversarcon la gente" (Constituciones, 814). En cuanto al mtodo, nos ha dado las reglas, segn supropia experiencia, en las Anotaciones de los Ejercicios. En ellas encontramos la manera propiade Ignacio de ser un hombre para los dems.

    Presupuestos de la entrevista espiritual

    La primera regla y la ms importante est en el n 22 de los Ejercicios, justo antes del Principioy Fundamento. Trata de la relacin que va a establecerse entre el que da y el que recibe losEjercicios, pero se puede aplicar a todas las entrevistas.

    - Para que as el que da los Ejercicios Espirituales como el que los recibe se ayudenmutuamente y saquen ms provecho, hay que presuponer que todo buen cristianodebe estar ms dispuesto a salvar la proposicin del prjimo que a condenarla; y si nola puede salvar pregunte cmo la entiende, y si la entiende mal corrjale con amor. Siesto no basta, que busque todos los medios adecuados para que, entendindola bien,se salve.

    Este texto refleja, en primer lugar, la seriedad con la que Ignacio considera la palabra delhombre, por anodina que sea en apariencia. Como la palabra de Dios, aqulla est tambinvinculada a la salvacin.

    - El verbo "salvar" est repetido tres veces, y es de notar el paso que se ha dado entre"salvar la proposicin" del otro y el hecho de que salvando esta proposicin el otro sesalva. Esto quiere decir que cuando alguien me dirige la palabra, se confa y se arriesgaa ser salvado o condenado. Pero l desea ser salvado, es decir, ser reconocido en suser ms profundo y conducido a una existencia mejor.

    Al mismo tiempo, la palabra del otro es como el vestido: lo revela en parte al mismo tiempoque lo cubre. Nunca dice todo lo que quiere decir. Cuando otro me dirige la palabra es como sme dijera: "Adivina lo que quiero decirte ms all de lo que te digo".

    - A menudo, por ejemplo en una frase agresiva, si me quedo con el puro enunciado,condeno al otro porque l me condena y yo me condeno al sentirme condenado.Nadie se salva. Por eso toda palabra debe abrirse a un dilogo que, a partir de lo quese ha dicho, saca a la luz progresivamente lo que est todava sumergido en lo nodicho y que sin embargo quiere que se diga.

    La segunda parte del texto puede resumirse as: Qu quieres decir?- Por aproximaciones sucesivas se intenta encontrar una zona de verdad (es el

    verdadero sentido de "corregir", encontrar el buen camino). A veces se logra, otras no.

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    - Entonces hay que buscar otros medios en los que la palabra ceda el puesto al silenciodel gesto, de la sonrisa, qu s yo. Pero la intencin ser siempre que el otro se salvey yo con l, en un reconocimiento mutuo.

    Otros dos presupuestos derivan de ese:

    -

    En primer lugar el respeto al otro. Ignacio pide que el que da los Ejercicios no sedecante ni se incline a una parte ni a otra, sino que estando en medio, como el fiel dela balanza, deje actuar, sin intermediarios, al Creador con su criatura y a la criaturacon. Su Creador y Seor" (EE 15). Esto es vlido para toda conversacin espiritual. Larecomendacin de Ignacio quiere decir: Abandonad todo proyecto que pudieraistner para el otro, incluso si es vuestro hijo. No sois convertidores, sino precursores,enviados por delante para preparar los caminos y quitar los obstculos entre elCreador y la criatura. Desconfiad pues de la influencia que podis tener sobre el otro,ya sea intelectual o afectiva. Si decs "yo, en tu lugar, hara esto y no eso", no slo osponis en lugar del otro, sino que os ponis tambin en lugar de Dios.

    - Otra recomendacin que va en la misma lnea del respeto: el que da los Ejercicios no

    debe querer preguntar ni saber los propios pensamientos o pecados del que losrecibe" (EE 17). Nada de curiosidad en lo que concierne a la conciencia del otro, puesla conciencia es, junto con la libertad, el don ms precioso que Dios hace a cada uno, ynadie, ni siquiera la Iglesia, tiene poder sobre las conciencias.

    Sobre la base de estos presupuestos: querer que el otro se salve a travs de lo que dice yrenunciar a influir sobre su libertad y sobre su conciencia, el dilogo puede comenzar y serverdaderamente espiritual incluso si no se habla de cosas que se llaman espirituales.

    Cmo conducir el dilogo?

    Se trata de escuchar y hablar alternativamente. San Ignacio nos ayuda a practicar la escuchaactiva.

    Generalmente la entrevista comienza a partir de un hecho, de una historia. Una historia que haocurrido o que contina. Tiene valor en s misma, ya que se habla de ella, pero sobre todo porlo que produce en el que habla.

    - He aqu lo que hay que intentar escuchar cuando el otro habla: ese lenguaje mudo delos movimientos interiores.

    - Qu fuerzas se enfrentan en l, fuerzas de vida contra fuerzas de muerte, que sanIgnacio llama "espritus buenos o malos" y que invita a discernirlos.

    - El otro no es consciente de este combate, ya sea porque est hundido en susufrimiento o perdido en su dicha.

    - Nos toca a nosotros escuchar aquello que pasa ms all de las palabras pronunciadasy, despus de esta escucha activa, tomar la palabra...

    o Para explicar lo que sucede. Ayudar al otro a descubrir las fuerzas que se desencadenan a

    propsito de lo que le pasa. En su palabra hemos podido constatar que no ve claro en su vida, o

    que est predispuesto al desaliento y a la pasividad, o bien que tieneel corazn lleno de amargura y de rencor. Se lo lleva el viento malo.

    Pero hay en l otras fuerzas que hay que ayudarle a descubrir: unamor a la vida que se ha manifestado en una u otra ocasin, unagenerosidad de la que ha hecho gala en tal circunstancia, etc.

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    A la inversa, hemos podido notar que sus fuerzas de vida sedespliegan. Va viento en popa. Alegrndonos con l, podemosayudarle a no encerrarse en su alegra, a poner sus nuevas fuerzas alservicio de un amor ms all de su dicha, etc.

    o Ayudar al otro a distanciarse del momento presente.

    La tendencia natural es fijarse en el sentimiento presente como sifuera definitivo: tendencia al desaliento en la desolacin, tendencia alentusiasmo y a proyectos precipitados en la consolacin.

    En el primer caso tendremos que anunciar la ternura de Dios. Ladesolacin es dura y spera: que nuestro rostro, de mensajeros depaz, exprese dulzura y bondad. La desolacin es desalentadora y hacesentirse dbil: con palabras apropiadas volvamos a dar coraje yfuerzas". El cielo est cubierto: ayudemos al otro a mirar hacia el solque volver a brillar (EE 7).

    En el segundo caso no se trata de actuar como un aguafiestas, sino deprevenir contra toda decisin prematura, como si todo ya hubiese

    ocurrido. la consolacin es dada para poder seguir adelante. Es unaprimavera del corazn. Pero la primavera es la estacin de las flores,todava no la de los frutos. Hay que ensear al otro a dejar madurar elfruto (EE 14).

    En una palabra, en la experiencia de la consolacin o en la de la desolacin, la gente a menudotiende a atribuir directamente a Dios lo que les ocurre de bueno o de malo, o inclusosentimientos, juicios, proyectos que son fruto principalmente de su imaginacin o de susensibilidad bajo los efectos del momento. Distancindonos la conversacin va a conseguir unamayor lucidez (EE 336).

    La conversacin debe, por ltimo, desembocar en proponer una accin. No hay que darlecciones de moral. San Ignacio pide al acompaante que despus de haber escuchado alejercitante y de haberle clarificado sobre lo que est viviendo, "le proponga ejerciciosadaptados a su estado presente"(EE 17).

    Sabemos, nos atrevemos a proponer ejercicios? No los Ejercicios, sino ejercicios. Por ejemplo,en trminos sencillos, incluso sin hablar de Dios, la relectura de la vida. O bien, invitar a laspersonas que estn encerradas en su dicha o en su desgracia, a salir de ellas mismasproponindoles una 'accin que se adapte a lo que viven: visitar a un enfermo, hacer un gestode reconciliacin, o simplemente ir de compras... Siempre buscando la primera intencin: quela conversacin lleve al otro un poco de luz, de paz y de alegra y de este modo se sientasalvado en su deseo de vivir.

    Conclusin

    Terminar con dos observaciones:

    - Puede que haya hablado ms de los Ejercicios que del mismo San Ignacio, quienconsigue ser "el hombre para los dems" por medio de la entrevista espiritual. Hubierapodido ilustrar cada punto de mi charla con una ancdota referida a Ignacio. Mehabran hecho falta dos horas por lo menos! Me he quedado en los Ejercicios, perotodos sabemos que Ignacio nos ha entregado en ellos el fruto de su experiencia.

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    - Puede ser que pensis que he sobreestimado el papel de la palabra y de laconversacin, cuando la palabra est tan devaluada hoy en da. Pero pienso quetenemos la misin de rehabilitada y de hacerla eficaz. Esto por tres razones:

    o En primer lugar, como ya he dicho, porque Ignacio y sus compaeros se hanconsagrado al ministerio de la palabra y pienso que la CVX debe privilegiar este

    ministerio.o Adems porque aunque es verdad que se habla demasiado, tambin es cierto

    que cada vez nos hablamos menos y por esto hay tantas personas encerradasen el silencio. Ahora bien, la palabra nos ha sido dada para encontrar al otro,porque mantiene la distancia necesaria para que el otro exista y yo tambinexista frente a l. De este modo la palabra es el lugar privilegiado para lacomunicacin y la primera expresin del amor.

    o Por ltimo, he intentado mostrar que San Ignacio se haba convertido en unhombre para los dems al contemplar a las Personas de la Santsima Trinidad yel descenso del amor en la persona de Jesucristo. Ahora bien, Jess es elVerbo, la palabra de Dios. Esta palabra que un da nos ha transformado y

    cambiado completamente porque sabemos que dice lo que hace y hace lo quedice.

    Una palabra eficaz, transformadora.

    Por la gracia que este Verbo le ha comunicado, Ignacio ha hecho pasar a su propia palabra algode la eficacia creadora de Dios Padre. Nosotros somos herederos de esta gracia paraconvertimos tambin nosotros en hombres para los dems.

    Jean-ClaudeDhotel SI