ictericia - semiologia

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ICTERICIA DEFINICIÓN La ictericia es la pigmentación amarilla de la piel, escleras, membranas mucosas y plasma que resulta de la acumulación en los tejidos de bilirrubina, un pigmento producto del metabolismo de la hemoglobina. La hiperbilirrubinemia puede deberse a anormalidades en la formación, transporte, metabolismo y excreción de la bilirrubina. El rango normal de la bilirrubina en el suero varía de 0,3 y 1 mg/dL (5,1 a 17 nmol/L). Con predominio de bilirrubina no conjugada o indirecta. Cuando supera los 2 mg/dL se exterioriza clínicamente como ictericia. Sin embargo, sólo 70 a 80% de los observadores detectan ¡ciencia con valores de bilirrubina de 2 a 3 mg/dL. La sensibilidad del examen aumenta al 83%, cuando la bilirrubina supera los 10 mg/dL y al 96% cuando es mayor de 15 mg/dL. Los valores entre 1 y 2 mg/dL definen a la hiperbilirrubinemia subclínica, (mal llamada ictericia subclínica) que también tiene significado diagnóstico. La ictericia se detecta mejor con luz natural que con luz artificial y es más fácil de diagnosticar en los pacientes de raza blanca. La ictericia se detecta primero en la esclera debido a la alta concentración de elastina que tiene afinidad con bilirrubina conjugada. El segundo lugar donde se encuentra es debajo de la lengua. La ictericia debe distinguirse de otras causas de pigmentación

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Page 1: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

ICTERICIA

DEFINICIÓN

La ictericia es la pigmentación amarilla de la piel, escleras, membranas mucosas

y plasma que resulta de la acumulación en los tejidos de bilirrubina, un pigmento

producto del metabolismo de la hemoglobina. La hiperbilirrubinemia puede

deberse a anormalidades en la formación, transporte, metabolismo y excreción de

la bilirrubina. El rango normal de la bilirrubina en el suero varía de 0,3 y 1 mg/dL

(5,1 a 17 nmol/L). Con predominio de bilirrubina no conjugada o indirecta. Cuando

supera los 2 mg/dL se exterioriza clínicamente como ictericia. Sin embargo, sólo

70 a 80% de los observadores detectan ¡ciencia con valores de bilirrubina de 2 a 3

mg/dL. La sensibilidad del examen aumenta al 83%, cuando la bilirrubina supera

los 10 mg/dL y al 96% cuando es mayor de 15 mg/dL. Los valores entre 1 y 2

mg/dL definen a la hiperbilirrubinemia subclínica, (mal llamada ictericia subclínica)

que también tiene significado diagnóstico. La ictericia se detecta mejor con luz

natural que con luz artificial y es más fácil de diagnosticar en los pacientes de raza

blanca. La ictericia se detecta primero en la esclera debido a la alta concentración

de elastina que tiene afinidad con bilirrubina conjugada. El segundo lugar donde

se encuentra es debajo de la lengua. La ictericia debe distinguirse de otras causas

de pigmentación amarillenta tales como la excesiva ingesta de zanahorias, papaya

o tomates que contienen caroteno En ellos se puede apreciar el color amarillo en

la piel, sobre todo en las palmas de las manos y plantas de los pies, pero no hay

pigmentación de las escleras.

En ictericia prolongada, a predominio directo, la piel se torna verdosa debido a la

oxidación de bilirrubina a biliverdina. Frente a todo paciente con coloración

amarilla de su piel, debe realizarse el diagnóstico diferencial de la ictericia

verdadera con las seudoictericias. La causa más común de estas últimas es la

hipercarotinemia. Los pacientes con insuficiencia renal crónica y con neoplasias

avanzadas también pueden adquirir un tinte amarillento de la piel, pero con

valores normales de bilirrubina.

Page 2: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

ETIOLOGÍA:

Causas prehepáticas: anemia hemolíticao Síndrome de Gilbert

o Síndrome de Clijer Najjar

Causa hepáticas: cirrosis hepática

o hepatitis virales

o hepatitis por drogas

Causa poshepáticas: coledocolitiasis

o Ca. De cabeza de páncreas

Las causas de ictericia en niños pueden ser:

Ictericia del recién nacido (ictericia fisiológica)

Ictericia por lactancia materna

Ictericia por la leche materna

Hepatitis viral (hepatitis A, hepatitis B, hepatitis C, hepatitis D y hepatitis E)

Anemia hemolítica

Trastornos congénitos que causan problemas para el procesamiento de la

bilirrubina (síndrome de Gilbert, síndrome de Dubin-Johnson, síndrome de

Rotor o síndromes de Crigler Najjar)

Atresia biliar

Hepatitis autoinmune

Malaria

Page 3: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

La ictericia por lactancia materna se puede presentar en la primera semana de

vida en más de 1 por cada 10 bebés alimentados con leche materna. Se cree que

la causa es la ingesta inadecuada de leche, que lleva la deshidratación y una

ingesta calórica baja. Es un tipo de ictericia fisiológica o ictericia fisiológica

exagerada.

La ictericia por la leche materna es mucho menos común y se presenta en

aproximadamente 1 por cada 200 bebés. En este caso, la ictericia generalmente

no es visible hasta que el bebé tenga una semana de nacido y a menudo alcanza

su punto máximo durante la segunda o tercera semana. Este tipo de ictericia

puede ser causada por sustancias en la leche de la madre que disminuyen la

capacidad del hígado del bebé para manejar la bilirrubina. La ictericia por la leche

materna rara vez causa problemas, ya sea que reciba o no tratamiento y

generalmente no es una razón para dejar de amamantar al bebé.

Las causas en adultos pueden ser:

Obstrucción de los conductos biliares provocada por infección, tumores o

cálculos

Hepatitis viral (hepatitis A, hepatitis B, hepatitis C, hepatitis D y hepatitis E)

Colestasis inducida por medicamentos (acumulación de la bilis en la

vesícula biliar a causa de los efectos de los medicamentos)

Hepatitis inducida por medicamentos (hepatitis provocada por

medicamentos como sulfato de eritromicina, antidepresivos,

anticancerígenos, Aldomet, rifampicina, esteroides, clorpropamida,

tolbutamida, anticonceptivos orales, testosterona y propiltiouracilo)

Estenosis biliar

Enfermedad hepática alcohólica (cirrosis alcohólica)

Cáncer del páncreas

Page 4: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

Cirrosis biliar primaria

Ictericia hepatocelular isquémica (ictericia ocasionada por el flujo

inadecuado de oxígeno o de sangre al hígado)

Colestasis intrahepática del embarazo (acumulación de la bilis en la

vesícula biliar, debido a la presión abdominal que se presenta con el

embarazo)

Anemia hemolítica

Trastornos congénitos que causan problemas para el procesamiento de la

bilirrubina (síndrome de Gilbert, síndrome de Dubin-Johnson, síndrome de

Rotor o síndromes de Crigler Najjar)

Hepatitis activa crónica

Hepatitis autoinmune

Malaria

METABOLISMO Y EXCRECI ÓN DE LA BILIRRUBINA

La mayor parte de la bilirrubina del cuerpo se forma en los tejidos por la

degradación de la hemoglobina. La bilirrubina se une con la albúmina en la

circulación. Una parte mantiene una unión fuerte, pero la mayor parte puede

disociarse en el hígado, donde la bilirrubina libre ingresa a las células hepáticas y

se une con proteínas citoplasmáticas. A continuación se conjuga con ácido glucu-

rónico en una reacción catalizada por la enzima glucuronil transferasa

(glucuronosíltransferasa de UDP), Esta enzima se localiza fundamentalmente en

el retículo endoplasmático liso. Cada molécula de bilirrubina reacciona con dos

moléculas de ácido difosfoglucurónico (UDPGA) para formar di-glucurónido de

bilirrubina. Este glucurónido, que tiene mayor solubilidad en agua que la bilirrubina

libre, se transporta contra un gradiente de concentración mediante un proceso

Page 5: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

supuestamente activo hacia los canalículos biliares. Una pequeña cantidad del

glucurónido de bilirrubina escapa a la sangre, donde se une a la albúmina con

menor fuerza que la bilirrubina libre y se excreta en la orina. Por tanto, la

bilirrubina plasmática total normal incluye a la bilirrubina libre más una pequeña

cantidad de bilirrubina conjugada. La mayor parte del glucurónido de bilirrubina

pasa por los conductos biliares al intestino.

Page 6: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

La mucosa intestinal es relativamente impermeable a la bilirrubina conjugada, pero

es permeable a la no conjugada y a los urobilinógenos, una serie de derivados

incoloros que se forman por la acción de las bacterias en el intestino. Por

consiguiente, algunos de los pigmentos biliares y urobilinógenos se reabsorben en

la circulación portal. El hígado excreta nuevamente algunas de las sustancias

reabsorbidas (circulación enterohepática), pero pequeñas cantidades de

urobilinógeno entran a la circulación general son eliminadas en la orina.

Page 7: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

FISIOPATOLOGIA DE LA ICTERICIA

Para facilitar la fisiopatología de la ictericia empezamos por determinar si el

paciente tiene una hiperbilirrubinemia indirecta o directa. Dentro de las más

importantes causas de hiperbilirrubinemia indirecta están los cuadros de hemólisis

y las ictericias congénitas como el síndrome de Gilbert y de Crigler-Najar. Las

hiperbilirrubinemia directas pueden ser por un defecto en la excreción

intrahepática congénita como en el síndrome de Dubin-Johnson y Rotor o un

defecto adquirido como en la hepatitis viral, hepatitis alcohólica, hepatitis inducida

por drogas y colestasis entre otras y finalmente por obstrucción del conducto biliar

por cáncer o cálculos del colédoco.

BILIRRUBINA

80-85% 15-20%

Metabolismo de la

hemoglobina

Mioglobina, citocromo, catalasas, peroxidasas, y eritropoyesis ineficaz

Sistema reticuloendotelial del HÍGADO

BAZO, Médula ósea y los capilares.

2/3 del total 1/3 del total

Page 8: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

1. ICTERICIA POR HIPERBILIRRUBINEMIA NO CONJUGADA

a) Sobreproducción: Hay varios mecanismos por los cuales va a incrementarse

la producción de bilirrubina, estos son hemólisis, eritropoyesis inefectiva,

reabsorción de hematomas sobre todo en politraumatizados y transfusiones

masivas. Los trastornos hemolíticos hereditarios son la esferocitosis, anemia a

células falciformes, deficiencia de enzimas del glóbulo rojo como piruvato kinasa o

glucosa 6 fosfato deshidrogenasa. Los trastornos adquiridos son el síndrome

urémico hemolítico, la hemoglobinuria paroxística nocturna y las hemólisis

inmunes. La eritropoyesis inefectiva ocurre en deficiencia de vitamina B12, ácido

fólico y fierro. En los pacientes con hemólisis, la bilirrubina no sobrepasa

usualmente de 5 mg/dL. Y como tienen un hígado sano, las enzimas hepáticas

estarán normales.

b) Disminución en la captación y almacenaje de bilirrubina: La disminución en

la captación de la bilirrubina por el hepatocito puede ser por fármacos como la

rifampicina, probenecid, o la novobiocina o por anomalías congénitas como en el

síndrome de Gilbert donde hay una reducción en la actividad de la bilirrubina UDP-

glucoronil transferasa (bilirrubina UGT-1)

c. Disminución en la conjugación de bilirrubina: La deficiencia de glucoronil

transferasa es la causa de la ictericia fisiológica del recién nacido, del síndrome de

Gilbert y del síndrome de Crigler-Najjar. La ictericia fisiológica del recién nacido es

debida a un retraso en el desarrollo de bilirrubina UGT-1. Ocurre entre el 2do y el

5to día después de nacido con bilirrubinas usualmente hasta 10 mg/dL que luego

rápidamente normaliza en 1-2 semanas. En prematuros o asociado a hemólisis la

bilirrubina puede elevarse a 20 mg/dL lo cual debe ser tratado con fototerapia para

evitar el Kernícterus. El síndrome de Gilbert, el más común de estos, está

presente en un 8% de la población con predominio de hombres. Su causa es una

reducción en la transcripción del gen de la bilirrubina UGT-1. La bilirrubina se

Page 9: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

eleva durante el estrés, consumo de alcohol, ayuno, deshidratación o

enfermedades intercurrentes con valores de hasta 4-6 mg/dL. La administración

de fenobarbital la normaliza. Las enzimas hepáticas son normales y la biopsia

hepática es normal salvo la presencia ocasional de pigmentos de lipofucsina. El

síndrome de Crigler-Najjar, mucho menos común puede ser de tipo I donde hay

ausencia de la actividad de la bilirrubina UGT-1 y muchos pacientes mueren por

Kernícterus con bilirrubinas de hasta 45 mg/dL. Las pruebas hepáticas son

normales, la biopsia hepática es normal excepto por tapones de bilis en los

canalículos y estos pacientes no responden a fenobarbital. El trasplante hepático

es una solución. El tipo II, es algo más común que el tipo I, presenta solo una

reducción en la actividad de la bilirrubina UGT-1. Estos pacientes no mueren y

llevan una vida normal sin daño neurológico. El diagnóstico puede ser hecho años

después de nacido. Los niveles de bilirrubinas son entre 6-25 mg/dL, menores que

en tipo I. Con fenobarbital la bilirrubina baja a niveles de 3-5 mg/dL. Las pruebas

hepáticas son normales y la biopsia hepática es normal.

La inhibición de la actividad de glucoronil transferasa se da con ciertas drogas

como cloramfenicol, pregnanediol y novobiocina o en el síndrome de Lucey-

Driscoll por presencia de esteroides anormales en la leche materna.

2. ICTERICIA POR HIPERBILIRRUBINEMIA CONJUGADA

a) Alteración en la excreción intrahepática por desórdenes familiares o

hereditarios: Dentro de los más importantes se incluyen al síndrome de Dubin-

Johnson, síndrome de Rotor, colestasis intrahepática recurrente benigna, ictericia

colestásica del embarazo, síndrome de Alagille y la enfermedad de Byler.

El síndrome de Dubin-Johnson, desorden raro autosómico recesivo causado por la

ausencia en la expresión del transportador de aniones orgánicos multiespecífico

de la membrana canalicular (MRP2). Presenta un curso benigno con buen

pronóstico con hiperbilirrubinemia directa de 2-5 mg/ dL pero en ocasiones, hasta

25 mg/dL. El grado de hiperbilirrubinemia puede aumentar por enfermedades

Page 10: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

intercurrentes, uso de anticonceptivos orales o embarazo. El paciente está

usualmente asintomático o con síntomas constitucionales vagos. Al examen hay

ictericia y puede haber una leve hepatoesplenomegalia. En el laboratorio hay

bilirrubinuria, enzimas hepáticas normales y en orina presencia de coproporfirina I.

La prueba de bromosulftaleína es anormal con una lenta desaparición inicial y una

secundaria elevación a los 90 minutos.

La colecistografía oral presenta una captación muy tenue o nula y en la biopsia

hepática se aprecia un pigmento negro en los hepatocitos centrolobulares. No hay

un tratamiento específico salvo evitar estrógenos El síndrome de Rotor también es

un desorden autosómico recesivo cuyo mecanismo molecular no se conoce bien.

Es clínicamente similar pero menos frecuente que el síndrome de Dubin-Johnson.

Hay bilirrubinuria, enzimas hepáticas normales y una bilirrubina usualmente menor

a 7 mg/dL. La diferencia con el síndrome de Dubin-Johnson es que en éste no hay

pigmentación negra en la biopsia hepática, en la colecistografía hay buena

captación de la vesícula biliar y en la prueba de captación de bromosulphaleína no

hay la característica elevación a los 90 minutos. El pronóstico es bueno y no hay

tratamiento.

La colestasis intrahepática recurrente benigna es un desorden familiar autosómico

recesivo, raro, causado por episodios recurrentes de ictericia, prurito y malestar.

Puede empezar en la niñez o de adulto con episodios de frecuencia y duración

variable en la cual se encuentra elevación de bilirrubina, transaminasas y fosfatasa

alcalina. Algunos episodios pueden durar meses. Entre episodios el examen

clínico y los análisis de laboratorio son normales. Durante los episodios la biopsia

muestra colestasis pero luego normaliza. Es un cuadro benigno que no degenera

en cirrosis o insuficiencia hepática. El tratamiento es sintomático pero en casos

muy severos con síntomas intolerables se considera el trasplante hepático. La

ictericia colestásica del embarazo ocurre durante el tercer trimestre del embarazo

y se presenta principalmente con prurito, raro con ictericia y resuelve después del

parto. Tiende a repetirse con los embarazos siguientes o con el uso de

estrógenos.

Page 11: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

b) Alteración en la excreción intrahepática por desórdenes adquiridos:

Enfermedades hepatocelulares agudas donde hay elevación predominante de

transaminasas de menos de 6 meses de duración. Se debe considerar en el

diagnóstico diferencial a hepatitis viral aguda por hepatitis A, B, C, D y E así como

Citomegalovirus y Epstein-Barr virus, Echo y Coxsackie. También toxinas

hepáticas como acetaminofen y el hongo Amanita phalloides. Drogas que pueden

causar un cuadro agudo son isoniacida, fenitoína y propiltiouracilo. Hepatitis

alcohólica es una causa muy importante en alcohólicos. Isquemia hepática en

pacientes hipotensos con insuficiencia cardiaca congestiva o enfermedad vascular

oclusiva. Síndrome de Budd-Chiari en pacientes con oclusión de la vena hepática

y en enfermedad hepática venooclusiva en pacientes post trasplante de médula

ósea.

Las enfermedades hepatocelulares crónicas incluyen las hepatitis crónicas que

presentan más de 6 meses de duración y la cirrosis causadas por hepatitis B, C y

Delta, alcohol, exposición industrial a cloruro de vinilo o a la ingesta crónica de

dosis altas de vitamina A. La estetohepatitis no alcohólica en obesos, diabéticos o

dislipidémicos y la hepatitis autoinmune predominantemente en mujeres que

presenta con otras manifestaciones autoinmunes, hipergammaglobulinemia y

autoanticuerpos. La colestasis intrahepática presenta prurito y en el laboratorio un

predominio de elevación de la fosfatasa alcalina sobre transaminasas. Las causas

son múltiples, de las más importantes son la colestasis medicamentosa con

fármacos como los estrógenos, anticonceptivos orales, esteroides anabólicos,

sales de oro, nitrofurantoína, clorpromazina, proclorperazina, sulindaco,

cimetidina, estolato de eritromicina, tolbutamida, imipramina, ampicilina y otros

antibióticos con base de penicilina. Estos pacientes también presentan artralgias,

fiebre, erupción cutánea y eosinofilia. Se debe suspender los fármacos

rápidamente pero la colestasis puede durar meses. Puede haber colestasis en

pacientes sépticos, se cree que es por liberación de factor de necrosis tumoral alfa

por los macrófagos hepáticos el cual reduce el flujo biliar. También hay colestasis

Page 12: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

como síndrome paraneoplásico en linfoma de Hodgkin, hipernefroma, cáncer

medular de tiroides, sarcoma renal, linfoma a células T, cáncer de próstata y

algunos tumores digestivos. Una enfermedad colestásica importante en mujeres

es la cirrosis biliar primaria en la cual hay destrucción de los conductos biliares

interlobulares. Los pacientes presentan con fatiga, prurito y en estadios

avanzados, con ictericia. Tienen elevación de la IgM, presencia del anticuerpo

antimitocondrial (95% de pacientes) y cambios característicos en la biopsia del

hígado. La ictericia posoperatoria es todo un reto, usualmente es multifactorial y

las causas pueden ser los anestésicos (halotano), fármacos, pobre perfusión

hepática por hipotensión o insuficiencia cardiaca, transfusiones sanguíneas,

nutrición parenteral y sepsis. Por último puede haber colestasis por enfermedades

infiltrativas como enfermedades granulomatosas hepáticas causadas por

infecciones (tuberculosis, lepra, brucelosis, sífilis, hongos, parásitos y

mononucleosis) toxinas (quinidina, allopurinol) y desórdenes sistémicos como

sarcoidosis, linfoma de Hodgkin y granulomatosis de Wegener. Los que causan

ictericia con más frecuencia son sarcoidosis y tuberculosis. Usualmente hay fiebre,

sudoración nocturna y pérdida de peso. El diagnóstico se hace con la biopsia

hepática y el hallazgo del granuloma.

c) Obstrucción biliar extrahepática: Usualmente determinada inicialmente por

dilatación de los conductos biliares en los estudios de imágenes y estudia- das

preferentemente por la CPRM, la CPER o la CPT. En estas últimas se puede no

sólo diagnosticar sino dar trata- miento. Las causas se dividen entre malignas y

benignas. Las causas malignas son colangiocarcinoma, cáncer de cabeza de

páncreas, cáncer de vesícula biliar y ampuloma y las benignas coledocolitiasis,

estenosis benigna del conducto biliar, colangitis esclerosante, quiste del colédoco,

atresia biliar en infantes y las compresiones extrínsecas por pseudoquistes

pancreáticos entre otros.

Page 13: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

CLASIFICACION DE LAS ICTERICIAS

I. CON PREDOMINIO DE LA BILIRRUBINA NO CONJUGADA

A. PREHEPÁTICAS

Producción excesiva : hemólisis, eritropoyesis ineficaz y reabsorción de

grandes hematomas.

Disminución del aporte de bilirrubina : insuficiencia cardíaca congestiva

grave

B. HEPÁTICAS

Alteración de la captación : síndrome de Gilbert

Disminución en la conjugación : ausencia o deficiencia de

glucuroniltransferasa.

Hereditaria: síndrome de Crigler-Najjar

Adquirida: fármacos, hepatopatía grave

Inmadurez transitoria: ictericia neonatal

II. CON PREDOMINIO DE LA BILIRRUBINA CONJUGADA

A. HEPÁTICAS

Trastornos hereditarios de la excreción : síndrome de Dubin-Johnson y

Rotor

Por lesión hepatocelular : hepatitis viral, por fármacos o alcohol, cirrosis

Por colestasis intrahepática :

Aguda: fármacos, sepsis, embarazo, postoperatorio

Crónica: cirrosis biliar primaria, colangitis esclerosante primaría,

sarcoidosis, linfomas, colestasis recurrente benigna.

B. POSHEPÁTICAS

colestasis extrahepática : Coledocolitiasis, neoplasias (de cabeza de

páncreas, de los conductos biliares, de la ampolla de Vater)

Page 14: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

ENFOQUE CLINICO-DIAGNOSTICO DEL PACIENTE CON ICTERICIA

CUADRO CLÍNICO

La ictericia se manifiesta por la coloración amarillenta de la piel, escleras y

membranas mucosas, muchas veces asociado a coluria y acolia. El cuadro clínico

va a depender de la causa de la ictericia por lo tanto para hacer un buen

diagnóstico se debe obtener una buena historia clínica y examen físico. Luego se

procede con análisis de laboratorio, estudios de imágenes (radiológicos,

ecográficos, tomográficos, gammagráficos, resonancia magnética entre otros) y en

ocasiones estudios invasivos (endoscópicos, percutáneos, biopsias, etc.).

En la actualidad es posible realizar el diagnóstico etiológico de certeza en más del

90% de los casos. Para ello es necesario relacionar:

a) los datos obtenidos por la anamnesis;

b) el examen físico;

c) los exámenes de laboratorio

d) los métodos por imágenes no invasivos (ecografía)

e) los estudios invasivos y endoscópicos.

Historia clínica

Es importante obtener una historia familiar en el síndrome de Gilbert, Dubin-

Johnson, Rotor, en colestasis intrahepática recurrente benigna, deficiencia de alfa-

1-antitripsina y colelitiasis.

Exposición y contactos: Averiguar sobre el lugar de origen del paciente y los viajes

que ha realizado. Es importante en enfermedades como hepatitis B que es más

frecuente en países asiáticos y en nuestro país es más frecuente en la selva

amazónica y en la ceja de selva del centro y sur del país. La hepatitis A se va a

encontrar más frecuentemente en países en desarrollo como el Perú. Indagar

sobre factores de riesgo para hepatitis viral como la historia de contacto con otros

pacientes ictéricos, viaje a lugares de alta incidencia de hepatitis A, B, C o D,

historia de transfusiones sanguíneas, pacientes en hemodiálisis, trabajadores en

Page 15: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

unidades de diálisis, laboratorios, sala de operaciones o personal hospitalario en

general.

Hábitos y tóxicos : Indagar sobre factores de riesgo para hepatitis viral como

consumo de mariscos, En países desarrollados son de riesgo las personas que

abusan drogas endovenosas, en el Perú los que usan cocaína por inhalación.

Averiguar si los pacientes son sexualmente promiscuos que no usan condones, si

se han practicado tatuajes o colocado múltiple aretes (piercing) sin las medidas

higiénicas adecuadas o si han tenido tratamientos dentales.

Es importante determinar el consumo de alcohol muchas veces a través la

información proporcionada por familiares ya que frecuentemente el paciente lo va

a negar.

Medicamentos: Preguntar por medicamentos. Los que causan hiperbilirrubinemia

no conjugada son la rifampicina, novobiocina y el agente colecistográfico

iodipamida. Otros medicamentos que causan colestasis son fenotiazinas,

trimetroprimsulfametoxazol, estolato de eritromicina, antiinflamatorios no

esteroideos, esteroides andrógenos y anticonceptivos orales. La isoniacida, alfa-

metildopa y halotano pueden causar una hepatitis. El tetracloruro de carbono y

acetaminofen pueden causar una necrosis centrolobulillar aguda y la amiodarona

una hepatitis con cambios histológicos similares a hepatitis alcohólica.

Edad: La edad del paciente es importante, hepatitis viral es frecuente en niños,

leptospirosis en niños y jóvenes, obstrucción biliar de origen maligno es más

frecuente en pacientes mayores.

Sexo: El sexo del paciente es importante en algunas enfermedades como por

ejemplo colangitis esclerosante primaria que predomina en hombres mientras que

la coledocolitiasis y cirrosis biliar primaria predominan en mujeres.

Una historia de cólico abdominal a predominio del hipocondrio derecho sugiere

coledocolitiasis pero ictericia con prurito con o sin dolor abdominal sugiere

colestasis.

Dermatitis o artalgias se ven en reacción a drogas o hepatitis viral y fiebre con

escalofríos en colangitis. Dolor abdominal puede estar presente en hepatitis aguda

Page 16: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

debido a la distensión de la cápsula hepática. El dolor en hipocondrio derecho si

es cólico se ve en coledocolitiasis. Si el dolor es epigástrico e irradiado a la

espalda se debe sospechar una lesión pancreática (cáncer, absceso, pancreatitis

aguda o pseudoquiste). Tumores en el hígado pueden causar ictericia y dolor

constante en hipocondrio derecho.

La Ictericia en pacientes operados recientemente de la vía biliar puede ser

causada por daño o ligadura del conducto biliar común. Si aparece semanas o

meses después puede ser por cálculos residuales o estenosis traumática del

conducto.

Ictericia posoperatoria suele ser multifactorial, por procedimientos prolongados,

hipoxia, transfusiones sanguíneas, sepsis, insuficiencia renal, insuficiencia

cardiaca y el uso de ciertos fármacos y anestésicos especialmente halotano.

Examen clínico

En el examen clínico es importante detectar la ictericia. Esta será amarilla en

hemólisis, naranja en disfunción hepatocelular y verdosa en colestasis crónica.

En cirrosis se verá eritema palmar y telangiectasias. En colestasis crónica como

cirrosis biliar primaria se puede detectar xantomas y xantelasmas.

Acumulación de lípidos que conlleva a la formación de xantomas y xantelasmas

Se evidencia púrpura con coagulopatía y petequias con trombocitopenia, comunes

en cirrosis con hipertensión portal e hiperesplenismo. En la enfermedad de Wilson

se aprecian los anillos de Keiser- Fleischer, usualmente necesitando una lámpara

de hendidura para el examen.

Page 17: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

Anillos de Keiser- Fleischer

Sufusión conjuntival estará presente en leptospirosis (enfermedad de Weil). En

cirrosis alcohólica puede detectarse hipertrofia parotidea, ginecomastia,

contracturas de Dupuytren y atrofia testicular. El examen abdominal es

fundamental y se pueden apreciar en el, venas superficiales prominentes

(circulación colateral) y venas periumbilicales dilatadas (caput medusae) que

corresponden a hipertensión portal debido entre otros a cirrosis o trombosis de

vena porta. Ascitis es común en cirrosis, síndrome de Budd-Chiari, insuficiencia

cardiaca congestiva, pericarditis constrictiva, mixedema, tuberculosis y

carcinomatosis entre otros.

Page 18: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

Paciente con cirrosis alcohólica

La palpación de hígado va a permitir encontrar un hígado grande y ligeramente

doloroso en hepatitis, pequeño en necrosis masiva del hígado, de superficie

nodular en cirrosis y se palpará una masa dura en hepatoma. En obstrucción

mecánica de la vía biliar el hígado estará grande y suave. También habrá

hepatomegalia en pericarditis crónica constrictiva, insuficiencia tricuspídea,

insuficiencia cardiaca congestiva, esteatosis hepática, amiloidosis y enfermedad

hepática poliquística. En el síndrome de Budd-Chiari el hígado estará grande y

doloroso.

Page 19: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

La auscultación del hígado permitirá escuchar un soplo arterial en hepatoma y

otros tumores vasculares y un frote en perihepatitis, absceso hepático o después

de una biopsia hepática. Dolor a la palpación del hipocondrio derecho y un signo

de Murphy positivo sugieren enfermedad vesicular. Una vesícula dilatada (signo

de Courvoisier) se asocia con cáncer de páncreas o colangiocarcinoma u otras

causas de obstrucción crónica del conducto biliar. Esplenomegalia se encontrará

en hipertensión portal o en enfermedades pancreáticas como pancreatitis que

presentan con trombosis de la vena esplénica. El examen de extremidades

permitirá encontrar contracturas de Dupuytren en enfermedad hepática alcohólica

y edema en hipoalbuminemia a consecuencia de insuficiencia hepática.

Page 20: ICTERICIA - SEMIOLOGIA

EXÁMENES DE LABORATORIO:

HEMOGRAMA:

El hemograma permite evaluar los descensos en el hematocrito y las alteraciones

en la morfología eritrocitaria que pueden ayudar en el reconocimiento de una

ictericia hemolítica.

La anemia es habitual en el cirrótico (su etiología es multifactorial), del mismo

modo que lo es la pancítopenia en los casos de hiperesplenismo.

La leucocitosis con neutrofilia es un hallazgo habitual en la hepatitis alcohólica y

en la coledocolitiasis complicada (p. ej., por colangitis). En la hepatitis viral suele

observarse leucopenia, y otras veces síndrome mononucleósico (55% o más de

las células son linfomononucleares con cualquier recuento de glóbulos blancos).

La eosinofilia absoluta orienta hacia alguna forma de ictericia inducida por

fármacos.

ERITROSEDIMENTACION:

La eritrosedimentación es normal en la mayoría de las hepatitis virales. La

necrosis hepatocitica la acelera.

HEPATOGRAMA:

Dentro del hepatograma, el dosaje de bilirrubina elevada define la existencia de

ictericia. El predominio de una forma sobre la otra (conjugada o directa y no

conjugada o indirecta) tiene la utilidad diagnóstica orientadora que se muestra en

la clasificación. En la ictericia hemolítica, la bilirrubina rara vez excede los 5

mg/dL; en las ictericias hepatocelulares se pueden observar valores crecientes

que acompañan a la evolución clínica, y en las obstructivas, la bilirrubina total

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tienden estabilizarse 'en meseta", aproximadamente en 30 mg/d. El hallazgo de

cifras superiores suscitará la sospecha de insuficiencia renal asociada.

ENZIMAS HEPÁTICAS:

Las enzimas hepáticas indispensables para el diagnóstico son las transaminasas

(transaminasa glutamico-pírúvica [TGT o ALATJ y transaminas glutámico-

oxalacética [TGO o ASATJ) y la fosfatasa alcalina (y la gamma-

glutamiltranspeptidasa o la 5'nucleotidasa, si debe diferenciarse del origen óseo

de aquélla). En ocasiones puede ser necesario conocer los niveles de

seudocolinesterasa (su descenso indica insuficiencia hepatocítica), de glutámico-

deshidrogenasa o GLDH (en hepatopacías de curso fulminante ante la caída de

las transamínasas) y de láctico dcshidrogenasa o LDH {marcadora de hemolisis y

de masa tumoral).

La elevación de TGO y TGP indica hepatonecrosis (daño hepatocelular) cuando

los valores superan 10 veces los normales. Los niveles más altos se observan en

las hepatitis tóxicas (etanol, medicamentos) y en las virales, en las que pueden

superar en 100 veces los valores de referencia. En la hepatitis viral es

característico que los niveles de TGP sean mayores que los de TGO. Cuando la

elevación de transamínasas ocurre con una relación inversa (más TGO), se debe

sospechar hepatitis alcohólica

De modo excepcional, el aumento brusco de la presión de las venas

centrolobulillares (pericarditis constrictiva, insuficiencia cardíaca derecha aguda) y

la colestasis extrahepática pueden provocar un marcado aumento de las

transaminasas. Si el enclavamiento o pasaje de un cálculo por el colédoco

determina elevaciones de las transaminasas que sugieren una hepatitis viral, es

útil para el diagnóstico diferencial reiterar la determinación 72-96 horas después:

sí la causa es la obstrucción de la vía biliar, probablemente los valores habrán

descendido en forma significativa o habrán regresado a la normalidad. En la

hepatitis viral, en cambio, esta normalización se logra en semanas

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En el curso de una hepatonecrosis aguda, la caída brusca de las transaminasas

con elevación persistente de las enzimas mitocondriales (GLDH) índica una

necrosis masiva del hígado (síndrome de alarma de Schmidt).

Los valores de fosfatasa alcalina (FA) aumentan cuando existe enfermedad

hepatobilíar (colestasis) u ósea (otros orígenes son la placenta y la mucosa del

intestino delgado, pero tienen escasa trascendencia en el diagnóstico diferencial.

Para precisar el origen de su elevación, se debe comprobar además el aumento

de otra enzima de colestasis como la Gamma-Glutamiltranspeptidasa yGT. En el

síndrome de colestasis, la FA y la yGT superan en 3-10 veces los valores

normales, y alcanzan los niveles más elevados en el cáncer de cabeza del

páncreas y en la colestasis intrahepática (cirrosis biliar primaria, metástasis

hepáticas). La "yGT es una enzima muy sensible pero de baja especificidad, ya

que la inducción enzimática por alcohol y los fármacos anticonvulsionantes

pueden elevarla en ausencia de enfermedad hepatobiliar. Ésta es la razón por la

cuál su determinación es útil para saber si un paciente cumple con la indicación de

la abstención alcohólica.

La combinación de elevación marcada de FA y yGT con leve movilización de

transaminasas e hiperbílirrubinemia leve o moderada puede observarse en la

obstrucción incompleta de la vía biliar y en el síndrome de masa ocupante

intrahepática.

La seudocolinesterasa (CHE) indica una masa hepática funcionante, y su

descenso es un marcador de insuficiencia hepatocelular.

La lactato deshidrogenasa (LDH) francamente elevada en un paciente ictérico

sugiere hemólisis. Ante esta situación se deberán buscar otros marcadores de

hemólisis, por ejemplo, la caída del hematocrito y las alteraciones en el frotis de

sangre periférica, el aumento de la hemoglobina libre en plasma y la disminución

de la haptoglobina. La LDH también aumenta en las hepatitis tóxicas.

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En las enfermedades hepatobiliares disminuyen los niveles plasmáticos de varios

factores de la coagulación, como el V y los K-dependiemes (II, VIl, IX y X).

Estos últimos se sintetizan en el hígado y necesitan de la absorción de la vitamina

K que, por su liposolubilidad, requiere la presencia de secreción biliar. Por esta

razón, en un paciente ictérico con hipoprotrombinemia (tiempo de Quick prolon-

gado) se debe averiguar si esto se debe a un déficit de vitamina K (por alteración

en la absorción) o la incapacidad de síntesis del hígado (insuficiencia hepática).

Para ello, es preciso indicar la prueba de Koller, que consiste en la administración

de 10 mg/día de vitamina K por vía intramuscular durante 3 días. En el caso de

una malabsorción por colestasis, la administración parenteral de vitamina K mejora

o corrige el tiempo de Quick, mientras que en una falla de la síntesis por

insuficiencia hepática, éste permanece inalterado .

El proteinograma electroforético en un paciente ictérico permite evaluar la

suficiencia hepática según la concentración de albúmina (sus niveles disminuyen

como expresión del deterioro de la masa hepática funcionante), la existencia de

necrosis hepatocítica por el aumento de la alfa2-globulinemia y el compromiso

hepático crónica (cirrosis), que se caracteriza por la asociación de

hipoalbuminemia con hipergammaglobulinemia policlonal con fusión beta-gamna.

En determinadas situaciones, y con una presunción diagnóstica clara, será necesario solicitar estudios de laboratorio especiales que permitirán la confirmación diagnóstica sin necesidad de estudios adicionales. El caso más co-mún es cuando se sospecha una hepatitis viral aguda y se deben solicitar los marcadores virajes .

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Después de realizado el interrogatorio y el examen físico, y solicitados los estudios de laboratorio, es probable que el enfermo pueda ser clasificado en alguno de los siguientes grupos:

Ictéricos por defectos congénitos en el metabolismo de la bilirrubina. Antecedentes familiares y de episodios similares con reversión espontánea. La única alteración de laboratorio es la hiperbilirrubinemia no conjugada o indirecta en la forma más común, que es la enfermedad de Gilbert. Su reconocimiento evita al paciente procedimientos diagnósticos e indicaciones terapéuticas.Ictéricos por hemolisis. Son ictéricos anémicos. Tienen heces hipercólicas, orina oscura por aumento de la urobílinuria y ausencia de coluria. Se observa disminución delhematocrito y alteraciones en la morfología de los eritrocitos. Hay un aumento significativo de la LDH. Otras pruebas de hemolisis pueden ser positivas (disminución de haptoglobina, aumento de hemoglobina libre en el plasma, prueba de Coombs positiva, etc.).Ictéricos por colestasis. Existe una alteración del flujo biliar normal cuya causa puede encontrarse dentro del hígado (colestasis intrahepática} o en la vía biliar (colestasis extrahe-pática}. Hay ictericia con prurito que puede ser verdínica y aun melánica con lesiones de rascado; en ocasiones, xantomas o xantolasmas. La orina es colúrica y con espuma abundante, persistente y de color amarillo verdoso debido a la presencia de pigmentos y sales biliares. La materia fecal es hipocólica o acólica. La vesícula biliar visible o palpable certifica la obstrucción mecánica de la vía biliar extrahepática, muy probablemente por tumor de la cabeza del páncreas. Hay un aumento de las enzimas de colestasis, y la hipoprotrombinemia se corrige con la reposición parenteral de vitamina K.Ictéricos por hepatonecrosis. Existe ictericia con coluria y normocolia. Las transaminasas están aumentadas 10 veces o más por encima de los valores normales en algún momento de la evolución de la enfermedad. Puede coexistir con movilización de las enzimas de colestasís. Se observa un compromiso variable, en función de la gravedad del daño hepatocelular, de las pruebas de masa hepática funcionante (albuminemia, CHE, hipoprotrombmemia que no se corrige con la administración de vitamina K parenteral).

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Esta es una clasificación simplificada pues en la práctica pueden coexistir varias causas productoras de ictericia. El ejemplo típico son las formas colestásicas de las hepatitis virales, en las que coexisten el daño hepatocelular y la colestasis intrahepática.Excluidas las alteraciones del metabolismo de la bílírrubina y la hemolisis, se deberá precisar si el paciente padece:

a) Enfermedad hepática focal; tumores primitivos o metastásicos, abscesos o quistes.

b) Enfermedad hepática difusa: hígado graso, esteatohepatítis, cirrosis, hepatitis viral, toxicidad por fármacos, granulomas o infiltración.

c) Enfermedad del árbol biliar.

Para esta distinción se utilizarán juiciosamente los estudios por imágenes no invasivos.

MÉTODOS POR IMÁGENES NO INVASIVOS.

La ecografía, la TC y la colangiorresonancia se usan, con distinto grado de

sensibilidad y especificidad, para evaluar la ecoestructura hepática (esteatosis), el

tipo de hepatomegalia (difusa o nodular, única o múltiple), las características de la

vía biliar intrahepática y extrahepátíca (lagos biliares, dilatación coledociana,

litiasis, colecistitis) y la estructura del páncreas.

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Por ser un método accesible, económico y con alto rédito diagnóstico, la

ultrasonografia (ecagrafía) hepatobiliar es el procedimiento de elección para iniciar

el estudio por imágenes no invasivo del paciente ictérico .

Su máxima utilidad consiste en la capacidad de detectar, en el enfermo con

colestasis, la existencia de dilatación de la vía biliar extrahepática. Si ésta es de

calibre normal, la causa de la ictericia es hepatocelular y el manejo del paciente es

clínico (la colestasis intrahepática es sinónimo de ictericia médica). Si, en cambio,

detecta dilatación de los conductos biliares extrahepáticos, existe una obstrucción

mecánica y el problema es quirúrgico (la colestasis extrahepática es sinónimo de

ictericia quirúrgica). En algunas enfermedades, la obstrucción extrahepática puede

evolucionar sin dilatación de la vía biliar (colangitis esclerosante) o puede haber

dilatación de los conductos biliares sin obstrucción extrahepática (enfermedad de

Caroli). Como resumen, frente a una ictericia por obstrucción mecánica, la

ecografía permite detectar dilatación de la vía biliar extrahepática en el 85% de los

casos, el nivel de la obstrucción en el 65% y su etiología en el 30%.

La tomografía computarizada (TC) debe solicitarse si la ecografía no ha permitido

realizar un diagnóstico definitivo. Mostrará una imagen hepática de densidad

homogénea en la mayoría de las hepatopatías difusas (hepatitis); la infiltración

grasa hepática (alcoholismo, obesidad, diabetes, hipertrigliceridemia) se

manifiesta por la disminución de la densidad parenquimatosa; la hemocromatosis,

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por el contrario, incrementa la densidad de la glándula, presumiblemente como

consecuencia del aumento del depósito de hierro. En la cirrosis hepática

avanzada, revela cambios en el contorno del órgano y la existencia de ascitis,

venas colaterales prominentes y esplenomegalia. La sensibilidad de la TC para la

enfermedad hepática focal es de sólo el 50%.

Las lesiones focales del hígado (neoplasia primaria o metastásica, abscesos y

quistes) se diagnostican con la TC en función de la diferente densidad de las

lesiones y su comportamiento después de la inyección de contraste intravenoso.

La sensibilidad en estos casos es del 85%.

En el estudio de las anomalías de la vía biliar, la TC tiene un rendimiento

ligeramente superior al de la ecografía. Diagnostica la obstrucción extrahepática

en el 95% de los casos, y en el 75%, su etiología (tumor pancreático o litiasis

coledociana).

La TC se debe indicar siempre que se sospeche enfermedad del páncreas.

La colangiorresonancia es una técnica nueva que permite la visualización de los

conductos biliares y pancreáricos sin el uso de material de contraste, y parece ser

tan efectiva como la tomografía.

Otros estudios de menor utilidad incluyen la radiología simple de hipocondrio

derecho, que puede demostrar litiasis y aire en la vía biliar, y el centellograma

hepatoesplenico con sulfuro de tecnecio, que informa sobre el tamaño del hígado

y el bazo, sugiere la existencia de hipertensión portal y es capaz de detectar

enfermedad hepática focal sin determinar su etiología.

A pesar de la alta sensibilidad de los métodos descritos hasta ahora, en un

porcentaje mínimo de pacientes no puede explicarse la causa o el mecanismo de

la ictericia y es preciso realizar estudios invasivos.

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ESTUDIOS INVASIVOS Y ENDOSCÓPICOS.

En el paciente ictérico con dilatación de la vía biliar extrahepática (demostrada por

ecografía o TC) pero en quien se ignora el nivel o la causa de la obstrucción, se

deberá solicitar una colangiografía transparietohepática percútanea (CTP) o una

colangiopancreatografia retrógrada endoscópica (CPRE). La elección de una u

otra depende del entrenamiento y de las posibilidades técnicas, dado que ambas

son igualmente eficaces. Sin embargo, la segunda puede usarse con fines no sólo

diagnósticos sino también terapéuticos: extracción de cálculos,

esfinteropapilotomía, colocación de prótesis, drenaje biliar, etc.

En los pacientes con enfermedad hepatocelular difusa o focal sin dilatación de la

vía biliar extrahepática (sugerida por el examen físico, el laboratorio o los métodos

por imágenes no invasivos), pero en quienes no es posible realizar un diagnóstico

citológico, puede ser necesario realizar una biopsia hepática. Esta podrá realizarse

en forma percutánea en las hepatopatías difusas, guiada por ecografía o TC en las

enfermedades focales o por vía laparoscópica cuando la observación directa de la

superficie hepática sea de utilidad diagnóstica.

La endoscopia digestiva alta permite visualizar várices en el esófago o el techo

gástrico ante la sospecha de hipertensión portal.

FÁRMACOS E ICTERICIA.

Numerosos fármacos son capaces de lesionar al hígado. Este tipo de agresión

puede ser hepatocelular, colangítica o mixta. La patogenia puede ser

idiosincrásica o independiente de la dosis administrada o dosis dependíente.

EL diagnóstico de daño hepático por fármacos, sin pruebas específicas que

permitan corroborarlo, se basa en:

1) Sospecha clínica.

2) Exposición al fármaco involucrado en un período de hasta 6 meses previos a

la aparición de la ictericia.

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3) Existencia de un síndrome clínico compatible con la lesión hepática

generalmente producida por el fármaco involucrado.

4) Coexistencia de fiebre, exantema y eosinofília. Sin embargo, su ausencia no la

excluye.

La prueba de provocación (exponer al paciente a una dosis de prueba del fármaco

en búsqueda de la reaparición de síntomas y signos) no debe utilizarse.

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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Manual Moderno. México D.F. 2006.

GUYTON-HALL Tratado de Fisiología Médica. McGraw Hill-

interamericana. 10ª Edición. México.

ARGENTE H., ALVAREZ "Semiologia Médica, Fisiopatología,

Semiotecnia Y Propedéutica". M. Ed. Médica Panamericana. 2005

GOIC A., CHAMORRO G. REYES H. "Semiología Médica"

Mediterráneo, 2º Edición. 1999.

http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/003243.htm

http://upchgastro.com/asp/doc/Educacion/Sindrome%20Icterico

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