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Hotel El Prado Una dorada tradicíon

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Libro conmemorativo de los 80 años de la inauguración del Hotel El Prado, Barranquilla

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HotelElPrado

Una dorada tradicíon

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“...Es inmenso así como un hermoso sueño...”

Rodrigo Arenas B.

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AutoresAlfredo De La EspriellaJ. Noel Guarín, Directorde Duartes Publicidad. (Q.E.P.D)

FOTOGRAFÍASJaime BordaJavier DiazgranadosRafael FandiñoAntonio GastelbondoVivian SaadEmerson OjitoArchivo AduanaArchivo Hotel El Prado

DISEÑO Y DIAGRAMACÍONEmerson Ojito

DOCUMENTACÍONMuseo RomanticoArchivo Hotel El Prado

HotelElPrado

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Barranquilla es asíHitos imponderablesUna dorada tradiciónUna arquitectura para el trópicoGaleria de huéspedes ilustresGastronomíaRecreación y deporteEventos

EL PRADO, UNA DORADA TRADICIÓN

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Desde el principio con estampa de ciudad en

movimiento.¡Que tiempos!

Paseo Colón.Ágora pública, década del 30. Hoy, Paseo Bolivar con Cra 41

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80 AÑOS DE TRADICIÓN

BARRANQUILLA ES ASÍBARRANQUILLA ES ASÍ

El Puerto.La actividad que impulsara su gran desarrollo

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Los inicios de Barranquilla tienen un aire mítico y de leyenda. Es una tierra que cuenta con llamativas versiones históricas que se suman a sus innumerables atractivos y encantos. Conocer los primeros

años de la ciudad es encontrarse con acontecimientos propios de los cuentos fantásticos, pues sus inicios rompen con las tradicionales histo-rias citadinas.Y ha sido siempre así: eufórica, dinámica, locuaz, optimista. A la vera de cuyo Río la silueta de la urbe corre pareja con la caudalosa arteria del Río Magdalena que abriera sus puertas al porvenir.Providencia de la geografía trazara generosa opulencia y que las gen-tes de este burgo, primitivas “Sabanitas de Camacho”, fueron asimilando con todo el furor y parsimonia que su propia idiosincrasia estimulaba. El puerto fluvial generó a su cauce el ritmo que el progreso demandaba asimismo a su privilegiada situación, constituyéndose en el primero de la Nueva Granada desde cuando ya a partir de 1824 el visionario alemán Juan Bernardo Elbers empezaba a calcular la parábola de su destino.¡Villa de Barlovento en 1813! Abolengo republicano que marca un 7 de abril hito sobresaliente en la heráldica democrática de su tiempo. Mas tarde en 1849, el puerto marítimo de Sabanilla proyecta otro cauce más a su imponderable como fecundo tratamiento mercantil.Y en 1857, el gobierno nacional eleva a la categoría de ciudad a la que pintorescamente, llaman sus pacíficos y laboriosos moradores: “La Areno-sa”. Dividida entonces en tres distintos parroquiales: Centro propiamente dicho, Barrios de Abajo y de arriba del Río. Tiempos aquellos cuando las calles llevaban nombres circunstanciales, conocidas como simpáticas alusiones folclóricas tales: el callejoncito de “la Niña China”,” El Coco

BARRANQUILLA ES ASÍ...

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Solo“,”La Equivocación”, “Salsipuedes”, “Pica Pica”, “Los Meaos”, “Me-dio paso”, “Tumbacuatro”, “Cantarra”, entre otros que cruzaban la ciudad de sur a norte.Entre estos se encuentra el Barrio el Prado que se convierte en un sor-prendente edén. Bulevares, rotondas, parques, arterias y calles ala vera de cuyas vías la sombra de bellísimos árboles ornamentales y jardines cautivaban por la imponente majestad de aquellas bongas, samanes, pi-vijayes, almendros, palmeras, matarratones, ceibas, olivos, laureles, ro-bles y acacias.Ornamentación que cuidaba la solidaridad de todos por contribuir con el embellecimiento y ornato que en su tiempo calificaba, sin lugar a dudas, este sector residencial como uno de los más bellos del país. Allí gravitó el hotel. Empezó su construcción a sorprender la dinámica estructura de piedra. Parecía que en ella se estuviera esculpiendo una obra maestra. Imaginaba, en verdad, emerger de una leyenda de calicanto, como un surtidor de piedra fina, tallada en el mismo aire tropical que abanicaban las palmeras al conjuro de cuyas armoniosas siluetas las ceibas vecinas y las bongas, catedrales vegetantes de imponente ritual, hacían guardia solemne como rindiendo tributo al monumento, inclinándose ante la so-berbia simetría de su grácil diseño colonial. Conmovedora silueta que empezaba a hacerse familiar; finalmente en 1910 la Asamblea Na-cional Constituyente otorgó vida jurídica continua al departamento del Atlántico. A partir de cuya fecha se inicia nuevo proceso decantador en busca de estructurar sus propios privilegios.

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La liga costeña, alianza de los tres departamen-tos constituirá uno de los movimientos de mayor trascendencia nacional. Nueva generación del presente siglo cuyas alternativas ponen relieve el valioso patrimonio de reservas morales e in-telectuales que van solidamente madurando el concepto de “Ciudad de los Brazos abiertos” cual llaman ahora a la vieja “Arenosa”. Que tie-ne, más que un futuro halagüeño, un porvenir asegurado. Limpio, honesto, ejemplar. Como resultado de una política solidaria. Consciente de su inteligente liderazgo. De aquel proceso, resultados de tan imponde-

rables iniciativas surgirán: la Cámara de Comer-cio, Sociedad de Mejoras Públicas, Club Rota-rio, Asociación de Empleados de Comercio, Junta Pro-Bocas de Ceniza, Liga de Comercio, Cuerpo Consular, Centro de Historia, Centro Ar-tístico, Sociedad Bolivariana, Sociedad Amigos de la Caridad, entre otras entidades cuyo ca-rácter trazaran en la medida de sus correspon-dientes inquietudes iniciativas tendientes a su-perar extraordinarios programas.

La cultura tiene en el teatro Municipal cariñosa-mente “Emiliano” en la Academia de Música del

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Atlántico en los centros sociales, Barranquilla, alemán y ABC en las peñas literarias, Librerías y Diarios de la localidad epicentros propicios al ambiente intelectual reinante cuyo proceso identifica la valiosa tradición de una respetable comunidad plenamente identificada con sus an-tecedentes. El mismo “Camellon Abello” es ágo-ra abierta al coloquio, al dialogo. La intendencia fluvial, la estación Francisco J. Montoya, el tren a Salgar, luego la extensión de la línea hasta Puerto Colombia. El muelle fabuloso y redentor, obra del Ingeniero cubano Francisco Javier Cis-neros, va consagrando en épicas jornadas el caudillaje que significa este aporte al emporio de Colombia.

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Tranvía de mulaslo dice todo... ¿Cuándo volverá?

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MansiónMagnifico exponente de la arquitectura residencial del barrio El Prado, construida para la Familia De Mares

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Batallas también libradas con valor y estrate-gias cuales pudieron ser otrora en los tiempos gloriosos de la Independencia, aquellos donde tantos patriotas sacrificaron sus vidas por la li-bertad. Ahora, lo son de sudor, nada más. De músculo, de progreso. Han venido transcurrien-do para gracia y honra de esta epopeya cívica acontecimientos que justifican la clave de tan exhaustiva competencia. En 1919, un joven aviador norteamericano, William Knox Martin, abre rutas al correo aéreo.En Diciembre del mismo año un grupo de jó-venes barranquilleros encabezados por Ernes-to Cortissoz – prócer de una dimensión que se pierde en la fogosa perspectiva de su tenacidad en unión de expertos alemanes funda la Socie-

dad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos, “Scadta”.Algo extraordinario que coloca a Barranquilla en la cima de su prosperidad. Sobre todo de su altruismo. Celebrando para ella a nivel inter-nacional el titulo de soberbio de ser “Cuna de la Aviación comercial en Colombia y Sur Amé-rica”.Tanto mas consagrado e indiscutido cuando en 1925 la misma compañía realiza el mas audaz vuelo internacional que se logra a través de una política de proyecciones incalculables.Los hidroaviones “Atlántico” y “Pacifico” progra-man itinerarios a Norte, Centro y Sur América. Insólito ¡Hazaña comercial aérea nunca antes concebida. Casi difícil de creer, que en esta

Plaza de BolivarEdificio Palma. Joya de la aquitectura republicana

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pequeña ciudad del norte colombiano, aquella empresa empezara a gestar semejante com-promiso con la historia de la aviación a nivel mundial.Importantes factorías, empresas, industrias, fir-mas comerciales acreditadísimas, bancos, edi-ficios, mas un movimiento que sorprende por las ejecutorias de sus protagonistas. Dinastía de un pueblo que levanto su burgo sin mayores alardes ni pergaminos.Solo identificados por el amor al terruño, consa-gración al trabajo. Espiritu comunicativo, afable y solidario cual determinaba el señorío de su li-naje democrático.Así era la ciudad de ayer. Y, así es la de hoy.

Tributo de una constante superación que exalta el sortilegio de limpios antecedentes. Así sera tam-bién la de mañana, pues el temple y crisol donde se han fraguado tantos privilegios no son otra cosa diferente que producto de una raza sana, Una cul-tura universalista, fe en sus principios religiosos cristianos más un temperamento agudo e impac-tante a prueba de sacrificios y lealtades con su insólito proceder.

En Barranquilla, primero fue el rió. Luego, el mar. Después, las alas…

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HITOS IMPONDERABLESHITOS IMPONDERABLES

Los sitios más destacados de una ciudad pionera

Espíritu festivo y descomplicado, feliz resultado de 194 años de

costumbres, desarrollo y cultura.

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Dos décadas definen y deslumbran el progreso y prosperidad de los años veinte y treinta. Ambas decantan el heroísmo y soberbia estructura de una generación que logro transformar el pequeño

poblado de casitas de paja y bahareque –calles arenosas, rancia y típi-ca imagen aldeana en una ciudad que no tenia nada que envidiarle a ninguna otra de Colombia, incluyendo, la capital con todo y su arrogante desafío de “Atenas suramericana”.

A partir de 1925, las Empresas Publicas Municipales constituyen eje y motor de este cambio espectacular. Programa sin antecedentes en el país. Liderado por un Consejo Municipal, cuya honorable parsimonia honra la hidalguía de sus dignos representantes.El acueducto moderno, la pavimentación en “Macadam”, los servicios pú-blicos, la Compañía de Energía Eléctrica, la Telefónica con los primeros aparatos modernos instalados en el país - todo ello avala ese porvenir que abre sus puertas de oro a la urbe cosmopolita que es ya, contando con múltiples atractivos, excelentes teatros, el Municipal, el Cisneros, el Colombia, el Apolo. Circo de toros. Coliseos para el fomento de los de-portes favoritos: fútbol y béisbol, siendo el Estadio Municipal construido en 1935 para los III Juego Deportivos Nacionales el primero en su estruc-tura levantado en todo el país primera ciudad Deportiva de Colombia ca-lifican a Barranquilla. Privilegio que honra la competencia de sus atletas, equipos y dirigentes.Se funden en estos cuatro lustros entidades que abonaran a su presti-gio tarea consecuente con el dinámico discurrir de planes y objetivos concretos en favor de nuestro desarrollo: La Asociación de Empleados

HITOSIMPONDERABLES

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de Comercio, Sociedad de Mejoras Publicas, Clubes Rotario y Leones, centros sociales como el ABC, el Unión Colombia, el Club de Tenis y el Country Club.Karl y Bob Parrish protocolizan la Compañía Urbanizadora El Prado. Par-ten en dos la historia del hábitat barranquillero. El sistema de vida. Las costumbres arcaicas. Abren perspectivas novedosas a un nuevo con-cepto a través de cuya conducta el señorío barranquillero adquiere di-mensión más práctica y cómoda de su propio bienestar.

Se construyen mansiones suntuosas como la de Don Roberto De Mares, Alberto Roncallo. David Ferrero, Hernando de Castro, Ricardo Pocaterra, Manuel de la Rosa, Ezequiel A. Rosado, Julio Freund, Rafael Dungand, Paul Grosser, Ernesto Cortissoz, Alberto R. Osorio, Guillermo Schnrubush, Antonio Angulo, Mario Santo Domingo, Rafael Obregón y tantas mas que van sorprendiendo por su estilo, elegancia, residencias de J. M. Blanco Nuñez estilo árabe y la primera en Art-Deco, de Ascanio Garcia.

Verdad que todavía luce a todo lo largo de la Avenida de la Republica aquel conjunto de residencias elegantes en el barrio llamado “Las Quin-tas”. Preludio del Prado donde mansiones como las de don Emiliano Ven-goechea, Antonio Volpe, Diofante De La Peña, Domingo Marino, Adolfo Held, H.B. Smith, Ana Maria Velez de Emiliani, la misma vieja pero im-ponente residencia que fuera de Francisco Javier Cisneros “La Floresta”, convertida en la pensión Inglesa , justificaban esa nobleza de respeta-bles hogares mas allá de la calle del Dividivi, afueras prácticamente de la urbe, distantes del centro. En coche, por lo menos, quince minutos. Quin-

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tas de recreo como lo eran Paraíso y la de Don Antonio Luis Carbonell.El Caribe Club, El Colegio Americano, El Prado se convierte en sorpren-dente edén. Bulevares, Rotondas, parques, arterias y calles a la vera de cuyas vías la sombra de bellísimos árboles ornamentales y jardines cau-tivaban por la imponente majestad de aquellas bongas, samanes, pivija-yes, almendros, palmeras, matarratones, ceibas, olivos, laureles, robles y acacias.Ornamentación que cuidaba la solidaridad de todos para contribuir con el embellecimiento y ornato que en su tiempo calificaba, sin lugar a du-das, este sector residencial como uno de los más bellos del país.El Monumento a la Bandera en el parque “Once de Noviembre”; el de “Santander” en la rotonda que consagro su nombre; la Avenida “Von Khron” que conducía al hidropuerto de Veranillo, espectáculo así mismo fascinante. El templo de Nuestra Señora del Carmen. Y luego la primera piedra colocada en la calle 9ª. Bulevar sur donde la Compañía Hotel Del Prado había decidido levantar el suntuoso edificio que marcaría otro hito imponderable en el progreso de Barranquilla.

Allí gravito el hotel. Empezó su construcción a sorprender la dinámica estructura de su piedra. Parecía que en ella se estuviera esculpiendo una obra maestra. imaginaba en verdad, emerger de una leyenda de ca-licanto, como un surtidor de piedra fina, tallada en el mismo aire tropical que abanicaban las palmeras al conjuro de cuyas armoniosas siluetas las ceibas vecinas y las bongas, catedrales vegetales de imponente ritual, hacían guardia solemne como rindiendo tributo al monumento, inclinado-se ante la soberbia simetría de su grácil diseño colonial. Conmovedora

HITOS IMPONDERABLES

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silueta que empezaba a hacerse familiar, a determinar algo en común con la tradición de nuestra estirpe.Por el centro comercial se apreciaban y asomaban también construccio-nes como el edificio Palma, al extremo norte del paseo Colon. El impo-nentisimo de la “Aduana”, las oficinas de la Scadta, el palacio del Go-bierno departamental, el Club ABC, La Napolitana y el Eckardt, El teatro Colombia.Por los años treinta: El jardín Águila, y la influencia del Art.-Deco que intro-duce el Arquitecto Cubano Manuel Carrerá tendrá su mas sorprendente testimonio en el Edifico Garcia, en la calle Paraíso donde en la esquina del Callejón, de El Progreso, el colegio Biffi de los hermanos cristianos constituye uno de los más extraordinarios ejemplos de esta arquitectura republicana que tendrá otros magníficos ejemplares como el Templo de San José, el Banco de la Republica. Hoteles como El Moderno, El Suiza, El Tivolí-Natilí, El Victoria, El Astoria, la Pensión Inglesa. Clínicas como las Unidas del Dr. Kupfer; la del Prado de Rebién Peralta y la del Dr. Teófilo Kiuhan. Serán importantes contribu ciones al progreso de la ciudad que ve correr por sus calles, tan pronto desaparece el viejo tranvía de Mulas, las “Brockway” que el vulgo lla-ma pintorescamente “Chivas”; y luego los omnibuses llamadas también “Góndolas”. Avanza el plan masivo de pavimentación en “Macadam” que le da a la capital del Atlántico interesante perspectiva modernizada, además por la instalación de semáforos en las mas concurridas arterias. “Rotarios” y “Leones” inician laboriosa y fecunda tarea en pro de múlti-ples obras de asistencia social: Hospital de la Caridad, Cruz Roja, Gota de Leche, El buen Pastor, Asilo de San Antonio, Hospitalito Infantil “San

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HITOS IMPONDERABLES

Francisco de Paula”, entre otros establecimientos.La prensa obviamente, pautaba el progreso estimulando permantemente campañas cívicas. Apreciadísimos y leídos periódicos tales como el Dia-rio del Comercio, La Nación, La Prensa, El Heraldo y las revistas Civiliza-ción y Mundial.Surge en 1929 la radio comercial. El joven ingeniero electrónico Elías Pe-llet Buitrago funda “La voz de Barranquilla” –HKD- constituyéndose en no-vedosa oportunidad para llevar a través de las “Ondas Hertzianas” como se decía entonces: Noticias, comentarios, glosas, programas artísticos que enriquecían la cultura popular divulgando el arte del buen numero de barranquilleros y de otras ciudades colombianas que encontraron en este excelente medio, campo propicio al éxito de sus magnificas condi-ciones. Poco después en 1934 se funda la emisora Atlántico. En 1936 la Voz de la Patria. Los juegos Olímpicos de 1935, paralelamente, con la exposición permanente de productos nacionales en bellísimo edificio en pleno corazón del barrio El Prado.La fundación de la escuela Industrial, el Terminal Marítimo y Fluvial en 1937 con la apertura de Bocas de Ceniza, canal de navegable que con-vertiría a la ciudad en puerto con características múltiples de evidente beneficio mercantil.

El Aeropuerto internacional de Soledad con las pistas de aterrizaje mo-dernísimas para aviones DC3. La apertura de la vía 40 e instalación de gran numero de fabricas de tejidos como la Celta y la Alfa, la Rayón Vis-cosa, compañías fabricantes de fósforos, cigarrillos Pielroja, productos plásticos, curtiembres, en fin, todo un polo de desarrollo que abanderaba

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DIARIO DEL COMERCIO

LA NACIÓN

LA PRENSA

EL HERALDO

LAS REVISTAS CIVILIZACIÓN Y MUNDIAL

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una comunidad cuya estructura económica, con el mas alto porcentaje en cifras de importación y exportación, una Cámara de Comercio que orientaba y estimulaba aquel progreso consecuente con su gran desafío, aquello justificaba el profético alarde cuyo epígrafe “ Pórtico dorado la Republica” señalado por el presidente Marco Fidel Suárez al hacer en-trega del bellísimo edificio de la Aduana en la plaza donde en 1923 se levanto el monumento a Juan Bernardo Elbers colocaba a la capital del Atlántico en la segunda ciudad de Colombia, sin lugar a dudas.

Contaba Barranquilla con trescientos mil habitantes. Además de los vie-jos sectores de los Barrios Abajo y de Arriba del Río, del Prado y de Boston, sectores residenciales como Bellavista, Delicias, Modelo, Los Empleados, Montecristi, San Felipe, Las Nieves, Loma Fresca, Granada, Chiquinquirá, Montes, entre otros justificaban también el buen deseo de vivir compartiendo amablemente, en comunidades sanas y trabajadoras, pendientes todos con la cooperación de la Sociedad de Mejoras Publicas de cuidar sus parques, calles y rincones.

HITOS IMPONDERABLES

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La carretera a Cartagena, fue otra preocupación que agitó banderas costeñas, dándose por los años treinta los pasos ya definitivos para el tra-zado de la misma. El plan vial de conexión con los municipios atlanticenses, particularmente las comunicaciones por la Banda Oriental- So-ledad, Malambo, Santo Tomas, Polonuevo- ora el viejo camino por las “Ceibas de Rondon” que salía a Galapa, Baranoa y una variante a Usia-curi, Sabanalarga, Manatí y Luruaco y el sur con Suan y Campo de la Cruz. Hacia el norte de la carretera de Puerto Colombia abierta en 1931 alterno la comunicación tradicional del viejo tren que pasaba por Siape, La Playa y Salgar.

La carretera llamada del Algodón, Tubara, Piojo, Juan de Acosta, Galerazamba. La década de los treinta cierra con la piscina olímpica, el estadio de Básquetbol en el par-que Tomas Suri Salcedo, el imponente edificio del Colegio Lourdes y el viejo paseo de Colon convertido en el Paseo Bolívar con la estatua ecuestre del Libertador, mas imponentes edifi-cios bancarios por la zona, el bellísimo edificio de la compañía Colombiana de Tabaco, los avi-sos luminosos de neon promocionando conoci-dos créditos de productos de la casa Bayer y los cigarrillos Pielroja.Una ciudad así, afiebrada por su progreso enal-

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tecida por una aura ejemplar de simpatía comu-nicativa y dinámica compartía simultáneamente con su pueblo una diversión pintoresca, típica graciosa y picara cual era el carnaval. Jubilo colectivo que, desde el siglo pasado durante cuatro días continuos después de las simpá-ticas jornadas del bando y de las no menos animadas de las guachernas, se entrega por completo esta increíble mascarada. Luciase el ingenio de trovadores y felibres. Divertiase el “Mono Cuco Guayabero”, alternando con las marimondas los capuchones. Grupos de chiri-mías, cumbiamberos, chupacobres, animaban bailes y fandangos al ritmo de puyas, cumbias,

gaitas, chandés, mapalés, porros , música toda que encendía los ánimos siempre frescos de aquella balumba que durante la Batalla de Flo-res, el domingo dedicado a las danzas tradicio-nales – El Congo Grande, El Paloteo, El Torito, La Burra Mocha, Los Doce Pares de Francia, Las Hilanderas, El Caimán, Los Indios Chimilas y los Farotos, Los Coyongos, los Pájaros, Los Goleros, Los Diablitos, Los Garabatos, Los Ti-gres –divertían hasta el martes durante cuya conquista el ultimo dia participaban en el entie-rro de “Joselito”.

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¿Onírico? Un sueño hecho realidadElevado a la categoría de Monumen-to Nacional, es el bien inmueble más consentido del patrimonio arquitectó-nico de la ciudad.

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UNA DORADA TRADICÍONUNA DORADA TRADICÍON

A la víspera de su finalizacíon

Casi terminandose. En el año de 1928 acabando los detalles

¡Que ansiedad!

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Cuando Don Evaristo Obregón brindo una copa de champaña por la prosperidad de Barranquilla, inauguraba el edificio que muy pronto seria su símbolo, el mas querido en el corazón de los ba-

rranquilleros: El HOTEL EL PRADO.Corría el año 1927 y la ciudad trazaba su infraestructura de electrificación y acueducto con ingenieros y técnicos venidos del exterior. Al sentir la ausencia de un cómodo alojamiento para sus colaboradores, el urbanista Karl Parrish intereso a los Obregón, industriales textileros que se encon-traban en Paris, en la construcción de un moderno hotel a la altura de los nuevos tiempos. Así nació el proyecto. Su primera piedra fue colocada el 15 de Noviembre de 1927 y en la tarde del 15 de Febrero de 1930 con una gran cena de gala abrió sus puertas. Las 124 personas que asistie-ron al acto segun informe del diario “La Prensa” quedaron maravilladas de tan hermosa edificación. Al año siguiente figuraba en “Globe”, di-rectorio mundial de Comercio editado en Londres, como el primer hotel internacional de Colombia.

Cuentan los registros y anécdotas que la bendición estuvo a cargo de Monseñor Carlos Valiente y que el mismo arquitecto, el norteamericano Mr. Burdette Higgins creador de la obra, la dirigió tan apasionada y pro-fesionalmente que participo en la colocación del primero hasta el ultimo ladrillo, compartiendo la dura jornada como cualquier obrero, a tiempo que supervisaba personalmente hasta el mínimo detalle.

Segun, la escritura publica 1.271 de julio de 1927, consta que los señores Gregorio Obregón, comerciante, en su propio nombre; Roberto H. Parrish

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y Manuel J. De la Rosa en representación de la compañía Urbanizadora El Prado, Aurelio Consuegra A., en representación del señor Atilio Correa; German Wolf en representación del señor Andrés Obregón A.; Hernando Perez, en representación de la señora Isabel A. de Obregón, vecina de Barcelona, Pedro M. Obregón, vecino de Barcelona y Madrona Abreu viu-da de Obregón, vecina de Barcelona constituyeron la sociedad comercial anónima que operara en Barranquilla con la denominación Compañía Ho-tel Del Prado S.A. Consta así mismo en la citada escritura los siguientes nombramientos: Gerente, Juan Obregón M., primer suplente Enrique De la Rosa y segundo suplente Aurelio Consuegra A.

Junta Directiva: Presidente, Roberto H. Parrish, secretario, Edward Hug-hes; primer vocal, Karl C. Parrish, segundo vocal, Atilio Correa; tercer vocal, Claudia H. Martin; Revisor Fiscal, Fernando Perez M.; y suplente German Wolf, El capital de la sociedad ascendía a $300.000 oro ameri-cano, representado en 3.000 acciones. El costo de la inversión total fue de $600.000.oo.

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El hotel se levantó majestuoso y solariego en la urbanización que establecieron Karl y Roberto Parrish en asocio con los dueños de la finca “El Prado”: José Fuenmayor Reyes, Manuel De la Rosa y sus hijos Enrique y Manuel José. El in-geniero Ray Wright fue contratado para diseñar la urbanización y el Hotel se construyó preci-samente en la esquina de la entonces calle 9ª., hoy, calle 70 con el boulevard de la 54.

Desde este ángulo, EL PRADO, ha irradiado su notable influencia hasta tal punto que en sus alrededores se levantó la nueva Barranquilla, cuyo perfil proyectó el horizonte de una urbe vi-brante, festiva y abierta al futuro.

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Don Gregorio Obregón. Empre-sario barranquillero, quien, en sociedad con sus hermanos y la Compañía Urbanizadora El

Prado, financió la construcción del Hotel El Prado. Junto con otros miembros de la familia,

estableció, en 1914, la fábrica de Tejidos Obregón, que no sólo

marcó el inicio de la industria textil moderna en Barranquilla

sino que llegó a ser, por muchos años, la planta más importante

de Colombia

Miembros del Club El Rotario de Bogotá en la piscina y terraza tropical en compañía de Julio

Gerlein Comelin, Fernando Bae-na, Enrique Rodriguez Diago,

M. D. Abello Falquez y Antonio Ruiz Aguilera

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“Al agua”Primera piscina que se construye en Colombia con estas especificacio-nes

El Barasi fue como una terraza romana abierta creó una atmósfera propicia para los negocios y el encuen-tro casual

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La amplitud de sus espacios reflejan lo que un día fue el ingenio de un visionario.

¡Majestuoso!

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EL PRADO, patrimonio y orgullo de los barranqui-lleros ha sabido conser-

var como pocos hoteles, ese autentico estilo que lo hace único hasta llegar a proyec-tarse como imagen arquitec-tónica de Barranquilla. Hoy se renueva constantemente en todos sus ambientes con el propósito de ofrecer un servi-cio de excelente calificación como exige la moderna hote-leria internacional. Prima en su gestión, un concepto de nego-cios, comodidad y recreación adecuado para organizar un evento empresarial, realizar una junta de trabajo o disfrutar unas vacaciones.

Es así como a lo largo de la his-toria ha sido testigo del acon-tecer social de toda la Costa Atlántica, gracias a su impe-recedera belleza y a su cons-tante renovación. EL PRADO mantiene una dorada tradición con el matiz de los años veinte en plenos albores de un nuevo siglo.

Gracias a estos hombres visio-narios, de imaginación creadora y de gallarda estirpe, Barran-quilla divisó nuevas perspecti-vas que le dibujaron un áureo porvenir.

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Toda la exhuberancia del trópico se percibe aquí.

Verde fresco

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Una arquitectura para el trópico

Una arquitectura para el trópico

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Feliz combinación de clima y vida, de espacio y luz, de estilo y comodidad. Así lo soñaron sus constructores y así lo sienten sus huéspedes. En EL PRADO fueron aprovechadas al máximo

las favorables condiciones del medio para proyectar un hotel con auténtico sabor tropical en una Barranquilla que despegaba airosa en múltiples actividades para luego convertirse en ciudad líder. Su diseño fue encomendado al arquitecto Mr. Burdette Higgins, quien concibió este singular estilo arquitectónico que lo ha hecho único y digno de gran admiración.La velocidad y la dirección de las fuertes brisas del Caribe, la intensidad de la luz natural y la puesta del sol, fueron factores que condicionaron el trazo de sus planos a favor del uso de estos fenómenos con miras a un benigno clima en época de altas temperaturas. Los corredores paralelos a las habitaciones brindaban sombra en horas de la tarde y los abanicos de techo atemperaban los rigores del calor.Sus amplios jardines enmarcados por ceibas, bongas, pivijayes, palmas reales y esa atmósfera fresca que se respira en sus generosos espacios, constituyen la quinta esencia de este hotel “resort”, el primero en su genero que se construyo en el país con áreas recreativas, piscina, ambientes al aire libre y arcada comercial,La fachada con sus parasoles al igual que la torre, vigía de su acontecer, viajaron por los cuatro puntos cardinales en postales y fotos de recuerdo. Un frondoso pivijay importado de la India y plantado en el centro de sus jardines, fue sombrilla natural del bar al aire libre, al que dio su nombre. Desaparecido el árbol por extraño

UNA ARQUITECTURA PARA EL TRÓPICO

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e insalvable malestar, su memoria perdura en el nuevo “Snack Bar Pivijay”.Ubicado en la urbanización que proyectara el ingeniero Ray Wright y rodeado de elegantes mansiones, EL PRADO escribió la primera página de la historia de la moderna hotelería colombiana y se convirtió en destino visitado por gentes de negocios y turistas, gracias a su impecable servicio, exquisita cocina y confortable descanso. Fue así como Barranquilla saltó al mapa turístico y la aerolínea Pan.Am la incluyo en sus itinerarios. Su renombre traspasó las fronteras patrias y tanto la ciudad como el hotel adquirieron una dimensión internacional al entrar a formar parte de los hoteles de lujo que administrara la cadena Inter.-Continental Hotels Corp. Corría el año de 1950.

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… y jardines exhuberantes en los que los pivijayes, palmeras, mata-rratones, ceibas, bongas y acacias semejaban catedrales vegetales en cuyos atrios las florecillas tropicales perpetuaban una primavera ecuatorial.

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Desde un principio, el proyecto fue concebido como una gran obra, por lo cual, encargaron su diseño y construcción al Arq. Burdette

Higgins

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Amplios espacios llenos de naturaleza, buen sitio para descansar ¡Que paraíso!.

Jardines

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clavo en el lomo, dice Eduardo Lemaitre. En efec-to, ese acero cruel era el lujoso Hotel El Prado de Barranquilla, uno de los mejores del país, aun por encima de servicios, comodidades y belleza y es-plendor de espacios físicos, de los magníficos Gra-nada y Regina de Bogota. De modo que mientras nacionales y extranjeros que visitaban la vecina Ba-rranquilla, Cartagena de Indias debía conformarse con los hoteles que si bien ofrecían a sus huéspe-des albergue aceptable, un ambiente acogedor y buenos servicios, estaban a una distancia sideral de EL PRADO”.

Barranquilla y El Prado sorprendían a los visitantes. Los extranjeros asombrados se encontraban con una cuna ciudad en pleno movimiento, de corte mo-derno, de sombreados bulevares, de calida sonrisa y espiritu abierto al intercambio. En este momento el hotel se convirtió en escenario de importantes encuentros de carácter industrial y comercial hasta el punto de ser epicentro de las actividades socia-les de una ciudad en pleno auge y crecimiento. EL PRADO le sirvió a Barranquilla como plataforma de la lanzamiento de su destino histórico. El escritor Alfredo Iriarte nos cuenta, en un ensayo sobre ho-teleria, lo siguiente: “Los cartageneros teníamos un

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Hoy vigilado por esbeltas palmas reales, EL PRADO conserva orgullo-samente su estilo original de arcadas, balcones, terrazas y esa evoca-

dora fragancia de sus jardines tropicales.

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Sus habitaciones y salones se ambientan con las acuarelas del pintor barranquillero Néstor Loaiza. Son pletóritas estampas del más genuino sabor “ñero” donde vibran paisajes urbanos como los vendedores de la Plaza de San Nicolás, los Niños del Carromula o la Tiendecita del Barrio Abajo.En la década de los 90, por gestión de su junta di-rectiva y de su dinámico Gerente, Don Mario Ventu-rini, el Hotel fue renovado con los últimos avances de la industria hotelera, conservando ese indefinible encanto que junto al fulgor de sus cinco estrellas lo

ha distinguido a lo largo y ancho de esta América Hispana. Sin duda. EL PRADO ha sido estimulo de grandes obras y proyectos que definieron la perso-nalidad de esta urbe “ceñida de agua y madurada al sol”.

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Junior SuiteDe exquisita belleza y estupenda

dotación satisface con lujo de detalles las preferencias de las

grandes personalidades que con frecuencia las reservan.

Seleccionados objetos decora-tivos y pinturas originales que

complementan su decoración.

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En la década de los 90, La Caba-ña se reconstruyó al mismo nivel de La Terraza-Bar, convirtiéndose en un elegante restaurante con la más exquisita cocina interna-cional y desde donde se obtiene una hermosa vista de la Piscina y los Jardines Tropicales.

En la memoria de nuestros huéspedes y visitan-tes, ocupa un lugar destacado el Patio Andaluz que en la actualidad es utilizado como Salón para Eventos Especiales. Durante 25 años fue el grill más famoso que tuviera la ciudad, en medio de faroles, arcadas y fuentes y en cuyo escenario estuvieron las más famosas orques-tas y los más afamados boleristas.

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Numerosos romances florecieron en medio del embrujo de las noches del Patio Andaluz, y poco a poco el sitio se convirtió en el lugar más indicado para la celebración de los enlaces ma-trimoniales.El Cuba Libre, se sirvió en Barranquilla, por pri-mera vez en el Bar Bambuco, anexo al Patio An-daluz, sitio donde recalaban las parejas antes

de entrar a disfrutar de una velada romántica en el Patio Andaluz. A la fecha, con distintos nom-bre y denominaciones, todos los bares y restau-rantes del Hotel , han dejado honda huella en la historia de la gastronomía colombiana y certifi-cando la excelencia de nuestro servicio.

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Al igual que el Patio Andaluz, los restaurantes del Ho-tel El Prado han hecho legendaria la sazón y el buen

gusto de la cocina Prado.

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A mediados de los años 60, la IHC (Intercontinen-tal Hotels Corporation ), la mayor cadena hotelera internacional, compra El Prado y lo administra por más de 20 años. A finales de los 70, la Intercontinental abrió ope-raciones en Cali y Medellín y vendió el hotel a los inversionistas colombianos Boris Spiwak (q.e.p.d.) y Salomón Kassim, quienes lideraron los festejos de su primer cincuentenario, en cuya conmemora-ción se construyeron 22 habitaciones tipo Cabaña, con vista a los Jardines Tropicales; las que se han convertido en las preferidas de nuestros huéspedes por su dotación y espléndida vista. En 1986, el hotel vuelve a manos de empresarios barranquilleros y su

restauración y remodelación le es encomendada a la firma Promocón - Promociones y Construcciones del Caribe Ltda., quienes dieron al Hotel la actual fi-sonomía, dotándolo además de otros servicios tales como mayor numero de Salones Ejecutivos, La Pis-cina, El Spa, Gimnasio, Canchas de Tenis de polvo de ladrillo, Centro de Negocios, y la lavandería.

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En 1987, el Hotel celebra sus 60 Años, y recibe su quinta estrella. El Ministerio de Cultura de la Repú-blica de Colombia, por Resolución 1640 del 24 de Noviembre de 2004 declara al Hotel el Prado Patri-monio Arquitectónico y Cultural del país pero la His-toria del Hotel no está completa si no mencionamos que ... El Prado es CARNAVALEl Carnaval de Barranquilla es la fiesta popular de mayor tradición y riqueza folclórica en Colombia. Una mezcla mágica de tambores africanos, instru-mentos indígenas y el refinamiento español auna-ron en un ritmo sensual - ¡ cumbia ! – el sentir de un pueblo modelo de convivencia y alegría en un territorio de paz que se engrandece por la euforia carnestoléndica. El Prado no podría sustraerse a ese encanto. En 1.942, la Reina del Carnaval, Su Majestad Lolita 1ª ofreció a las soberanas de los barrios populares un gran baile de máscaras en los jardines del Hotel, dando así inicio a la mas alegre de las tradiciones: los bailes de Carnaval, con la presencia de grandes orquestas internacionales en una locura colectiva que saltó a la fama internacio-nal como el mejor Carnaval del mundo después del de Río de Janeiro.Por aquel entonces se acuñó el lema Prado es Pra-do, que selló la calidad de las fiestas de Carnavales y se desbordó a todos los eventos sociales, aca-

démicos, culturales y de índole comercial. Durante mas de cincuenta años, rumbero que se respete ha tenido en su agenda una cita inaplazable con la ale-gría, el folclor y la tradición Pues el esmerado ser-vicio y el confort de sus instalaciones contribuyen a mantenerlo en el sitial de preferencias de quienes saben que el Carnaval de Barranquilla se vive y se goza en El Prado

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Virgilio BarcoEx presidente de Colombia

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Galería de huéspedes ilustres

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Al perfilarse Barranquilla como ciudad pionera del desarrollo regional, el HOTEL EL PRADO se convierte en centro obligado de actividades empresariales, sociales y culturales del Litoral Caribe.

El nacimiento de Avianca, el movimiento sin precedentes de su puerto ma-rítimo, el intercambio río arriba con las ciudades andinas, el sorprendente avance de la navegación aérea y el haber sido anfitriona de los III Juegos Deportivos Nacionales fueron hechos que condujeron a la ciudad a gentes de ultramar, empresarios del interior del país y altas personalidades, que al llegar se “bajaban” en EL PRADO.A su arribo a Barranquilla, procedente de Washington, fue huésped de honor el presidente electo, doctor Enrique Olaya Herrera, aclamado desde el balcón central del Hotel El PRADO. Durante este acto, por primera vez en Colombia, la radio transmitió un discurso en vivo y en directo. Era la emisora HKD, dirigi-da por don Elías Pellet Buitrago. Corría el año de 1930.Ilustres dirigentes, entre ellos el doctor Eduardo Santos y su señora Lorencita Villegas, lo frecuentaron en su época disfrutando a maximo las bondades de su ambiente informal. Al visitarlo, en 1932, Charles Lindbergh, héroe del aire, quedo sorprendido ante su majestuosa belleza y saturada vegetación. En su misión, abría nuevas rutas para conectar a Barranquilla con ciudades de las antillas. Por aquí paso Gardel en su última gira que lo llevaría a la inmortali-dad. El rodaje del filme “Fuego Verde” condujo a EL PRADO a un elenco de huéspedes de la talla de Grace Nelly, Steward Granger y George Brent. El saludable entorno de exuberante naturaleza de los alrededores de la piscina fue agradecido por deportistas y aficionados de la natación. Veían en EL PRADO un lugar ideal para su preparación atlética. Un desfile de beldades, matadores, peloteros y gentes de la escena fueron figuras en sus esplendi-dos salones, lo apreciaron y lo hizo suyo.

Galería de huéspedes ilustres

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La divina Greta Garbo, el campeón de los pesos pesados Joe Louis, la gua-rachera de Cuba, Celia Cruz, Cantinflas, el Futbolista rey Pele, Ráphael y un sinnúmero de hombres de empresa, celebridades y figuras sobresalientes in-tegran esta interminable galería de visitantes que testimonia la relevante acti-vidad de este centro hotelero. El ya citado Alfredo Iriarte nos dice que los via-jeros mostraban una marcada predilección por Barranquilla y sus balnearios, especialmente Puerto Colombia. Llegaban hechizados en su gran mayoría por la perspectiva de alojarse en un gran hotel.Incompleta nos quedaría este reminiscencia si pasáramos por alto traer a la memoria a todos aquellos huéspedes que con su visita nos han honrado duran-te estos 80 años de servicio. El científico Manuel Elkin Patarroyo lo describió así: “EL PRADO esta integrado a nuestra historia como la conciencia misma”.El escultor Rodrigo Arenas Betancourt lo definió de esta manera: “Es bello… inmensamente, así como un hermoso sueño”. El maestro Obregón, en la ultima visita estampo su firma, entregando el siguiente mensaje: “EL PRADO sigue siendo el mejor Hotel del mundo”

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ArteArte

Arte

Tinto BrassDirector de Cine

www.speratti.it

Mario Moreno “Cantinflas”Actor

Silvia KrystelActriz

www.erg.be

Grace KellyActriz

Alejandro ObregónPintor Q.E.P.D.

Gabriel García MárquezEscritor

Premio Nobel de Literatura

Greta GarboActriz Q.E.P.D

“La dama de las camelias”

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MúsicaMúsica

Música

Rafael OrozcoCantante Vallenato

Q.E.P.D.

Cristian Castrowww.loscantantesmaslindosdelmundo.com

Celia Cruz“La guarachera de Cuba”

Q.E.P.D.

Raphael

Shakira Carlos Víveswww.vallenatocanada.com

“Chayanne”www.solgarciafiles.wordpress.com

Vicente Fernándezwww.biografias.esmas.com

Rubén Bladesradioinformaremosmexico.wordpress.com

Jhonny Pachecowww.panoramadiario.com

Paco Ibañezwww.elpais.com

Carlos GardelCantante Q.E.P.D.

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Política

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PolíticaPolítica

Ernesto Samper PizanoEx presidente de Colombia

www.dinero.com

Andrés Pastrana ArangoEx presidente de Colombia

www.tareaescolar.net

Alvaro Uribe Velez Presidente de Colombia 2002-

2010www.lacombi.wordpress.com

Luis Carlos GalánCandidato presidencial

Q.E.P.D

Alvaro Gómez HurtadoCandidato presidencial

Q.E.P.D.

Misael Pastrana BorreroEx presidente de Colombia

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Política

Política

Arte

ArteMúsica

Música

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GASTRONOMÍAGASTRONOMÍA

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La apertura del Hotel EL PRADO no solo dividió la historia de la hote-leria sino también la de la Gastronomía. En 1934 cruza el Atlántico un grupo de cocineros y pasteleros contratados por Don Juanito

Obregón, primer gerente de EL PRADO, motivado por el afán de brindar a sus huéspedes los más variados platos de la cocina internacional. En este equipo de expertos llego el chef, Don Jorge Makong, de origen chino, quien de inmediato se entrego a preparar el menú de la exquisita carta que daría fama a los manteles del salón Amazonas, hoy en dia Salón Magdalena. Con lujo de competencia EL PRADO fue la empresa elegida como proveedora de alimentos a los deportistas de los III Jue-gos Nacionales de 1935.

El secreto de su fina gastronomía muy pronto se llegó a conocer. La mayoría de los ingredientes, selectas especias y renombradas recetas llegaban de Francia y España directamente al puerto de Barranquilla. Es así como este equipo de cocineros europeos pudo deleitar a los pala-dares más exigentes. A su vez, las verduras y hortalizas eran cultivadas en el huerto propio “Granadillo”, con aquella típica sazón que brota de estas tierras plenas de sol. Pasteleros franceses hicieron las delicias en la fuente de soda al descubrir el sabor de las frutas del trópico.Con el tiempo, la carta de especialidades europeas se complemento preparando las sabrosuras locales, con platos típicos que incluían el arro´e´coco, la mojarra frita y los patacones, ofreciendo como postres “cocas” y “cabellitos de diablo”Mientras las brisas de la tarde refrescaban las notas del cha-cha-chà y el mambo en “vermouth” bailables, congregaban residentes y visitantes

GASTRONOMÍA

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en inolvidables encuentros de jóvenes enamorados. Era la hora de los tes, de los coctail-parties y de los juegos de bridge. A partir de la década de los 40, gran parte de la actividad empresarial de la ciudad se traslada a EL PRADO. Se construyen entonces nuevos salones, se amplían y se modernizan las cocinas y se duplican los res-taurantes. Hoy este servicio, dotado de las más completas unidades, permite atender diferentes eventos y actividades de grupos, en forma simultanea.En la actualidad el hotel cuenta con los siguientes ambientes:

RESTAURANTE LA CABAÑA

SNACK BAR PIVIJAY LA TERRAZA BAR

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RESTAURANTE LA CABAÑA

LATERRAZA BAR

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SNACK BAR PIVIJAY

SNACK BAR PIVIJAY

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Primera piscina que se construye en Colombia con estas especificaciones

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RECREACIÓN Y DEPORTERECREACIÓN Y DEPORTE

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Desde sus inicios EL PRADO cautivó con su piscina. Hasta ese mo-mento ningún hotel del país soñaba con ese magnifico incentivo para atraer huéspedes. Por aquí se admiraron los primeros trajes

de baño, aquellos que las casas de moda norteamericana lanzaron, casi como un desafío a la moral victoriana. Las niñas de bien lucían tímida-mente estos trajes que le imprimían al hotel su carácter de lugar de vaca-ciones en permanente estación veraniega. A su alrededor, los domingos se servían “brunchs” amenizados por orquestas. Posteriormente se inau-guraron las canchas de tenis, escogidas para las finales del campeonato internacional en 1946.Con el crecimiento del número de visitantes y para complacer a los aman-tes del mar, EL PRADO, quiso extender sus áreas recreativas, acercán-dose a la playa. Por estos años, Puerto Colombia contaba con algunos hoteles que atraían a bañistas del interior del país con aceptables servi-cios como el reconocido hotel Esperia, famoso por su terraza marina. Sin pensarlo mucho, Don Rafael Obregón transformó su confortable quinta de verano en una extensión del Hotel EL PRADO.Se abría una ventana al mar. En el descenso a Puerto Colombia se con-centraba una zona de residencias campestres con lujosas cabañas de recreo de las familias mas prestantes de Barranquilla. Era la urbanización Miramar que terminó por llamarse Pradomar.Al establecerse EL PRADO, allí se dieron cita visitantes que venían a to-mar baños de mar, a saborear una sopa de pescado y a oxigenarse a lo largo de sus playas.Los barranquilleros lo visitaban preferencialmente los fines de semana atraídos por los conjuntos musicales, la sabrosura de la comida típica y

RECREACIÓNY DEPORTE

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las fogatas de los sábados, que marcaron una época, estas instalaciones pertenecieron al Hotel hasta 1971.Los Jardines Tropicales congregan alrededor de la piscina eventos en forma permanente. Muchos ejecutivos solicitan que sus actividades em-presariales se les organicen al aire libre. Viene dispuestos a disfrutar de la informalidad que se respira en el ambiente de sus zonas recreativas, dejando de lado el estrés y el afán por alcanzar la hora 25.Para completar estos servicios, ELPRADO, abrió un moderno SPA. Un lugar para el relax, el descanso y la gimnasia, con dotación de sauna, baño ruco, jacuzzi, sala de masajes y gimnasio, para recrear y fortalecer cuerpo y alma. El transitar por sus alrededores, recorrer sus jardines tro-picales o lanzarse a su piscina es percibir un saludable contacto con la naturaleza. De esta forma, el Hotel EL PRADO presenta alternativas para que sus huéspedes disfruten de su más placentera estancia con varie-dad de posibilidades recreativas.

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Área de aeróbicos y gimnasio

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EVENTOSEVENTOS

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En muy poco tiempo EL PRADO se convirtió en el centro social no solo de sus huéspedes y extranjeros residentes en la ciudad sino de los barranquilleros que solicitaban sus servicios. Era un signo

de distinción y buen gusto el frecuentar sus amplias instalaciones por razones de negocios, de recreación o deportes. La gente quería “estar” en EL PRADO.Inicialmente puso de moda el hotel, las reuniones vespertinas con la or-questa Emisora Atlántico Jazz Band. En la terraza, los violines con “Blue Moon”” y “Aquellos Ojos Verdes” creaban la atmósfera romántica. En el bar se abrían y se cerraban importantes negocios en un acogedor am-biente con lujoso servicio de licores. El barman hacia gala de su maestría. Mas tarde se multiplicaron los encuentros de empresas y gentes de la sociedad barranquillera lo solicitaban para celebrar allí sus fechas fa-miliares. Fue así como EL PRADO llego a ser un verdadero club social abierto para organizar eventos, matrimonios, agasajos, despedidas. Al-gunos niños lo conocieron la mañana inolvidable de su primera comunión cuneado en sus salones se les celebraba la fiesta blanca.

En 1932 los socios del Club Rotario fueron los primeros en tomarse EL PRADO para sus actividades. Después serian los Leones. El 6 de abril de 1935, los melómanos se dieron cita en el Gran Salón con motivo del concierto de violín de Alfredo de Saint-Malo.En 1942 la reina del carnaval Lolita Obregón ofreció a las soberanas de los barrios el primer gran baile de carnaval en sus instalaciones. Fue el inicio de una costumbre que impusiera el administrador del hotel, el señor Orlando Wilde y que continúa hasta nuestros días. Por primera vez en el

EVENTOS

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país, la Cruz Roja organizó en 1950 su gran fiesta con fines filantrópicos presi-dida por la señorita Colombia, la hermosa Miriam Sojo Zambrano.Como gran atracción de orden internacional fue calificada por la prensa y la radio del momento, la presentación de la famosa orquesta del catalán Xavier Cugat, célebre intérprete y embajador de la música afrocubana por los puertos del mundo. De aquí en adelante EL PRADO seria la sede oficial de los más trascendentes eventos que se programaran en la Costa Atlántica. Congresos, asambleas, juntas directivas, foros, seminarios, simposios y exposiciones se han realizado bajo las imponentes arañas del Gran Salón. En sus 12 salones, hoy se ofrecen toda la comodidad y el tecnicismo para llevar a cabo reunio-nes de toda índole. Desde un espectacular desfile de modas, la mas suntuosa fiesta, una asamblea de accionistas, hasta el mas concurrido congreso interna-cional. En sus distintos salones se logran los montajes adecuados para ferias, presentaciones, lanzamientos y promociones.La dotación audiovisual, los recursos decorativos y la creatividad de sus co-laboradores se convierten en factor de éxito para el empresario que solicite nuestros servicios.

Si bien es cierto que la comodidad de sus habitaciones, salones y la variedad de su gastronomia atraen a los huéspedes, el imán mas poderoso del hotel es sin lugar a dudas el cordial servicio de su gente. Esta amable sonrisa se mantiene a toda prueba. Nada podrá desvanecerla en las 24 horas de continua actividadd

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Salón Magdalena.Prestigioso por los eventos sociales y culturales que allí se

realizan

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HOTEL

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