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"EL RUISEÑOR Y EL ARTISTA": UN CUENTO FANTÁSTICO DE EDUARDO L. HOLMBERG DARÍO A. CORTÉS Eduardo Ladislao Holmberg, escritor argentino de fines del siglo pasado, es una figura casi olvidada en los círculos literarios hispánicos. Representa, junto con Juana Manuela Gorriti, uno de los precursores de la literatura fantástica en la Argentina. Para Donald Yates, Holmberg representa el único antecedente auténtico del género fantástico en este país. 1 Asimismo, Enrique Luis Revol ha señalado que la tradición fantástica en la literatura argentina surge con los relatos de Holmberg en los setenta, se prolonga durante el ochenta positivista y se consolida en la generación moder- nista con Las fuerzas extrañas (1906) y Cuentos fatales (1924) de Leopoldo Lugones. 2 Es evidente que esta trayec- toria continúa durante el criollismo con los inquietantes relatos del uruguayo Horacio Quiroga, y culmina en la época contemporánea, manifestándose en los cuentos de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. Eduardo Holmberg nació en Buenos Aires el 27 de junio de 1862 y falleció en la misma ciudad el 4 de noviembre de 1937. Toda la vida y obra de Holmberg están íntimamen- te vinculadas con las ideas y los conceptos del positivismo, del materialismo científico y de la avanzada corriente de es- tudios biológicos que floreció en Buenos Aires durante las décadas del 70 y 80. Como la mayoría de los escritores de la época, Holmberg conocía las teorías de Darwin y Spencer, y el texto sobre la medicina experimental de Claude Ber- nard, Holmberg, clasificado por su hijo como "el último enciclopedista," colaboró en el establecimiento de la Acade- mia Argentina de Ciencias y Letras (1873) y fundó, junto con Enrique Lynch Arribálzaga, la revista El naturalista argentino, dedicada a la investigación científica. También escribió una serie de libros de viajes, entre ellos Un viaje a Carmen de Patagones, De Buenos Aires a La Cumbre y sus Viajes a Misiones, los cuales reflejan una notable capacidad observadora y un vasto conocimiento del campo argentino. Preparó, con la colaboración de Rafael Obligado y Atanasio Quiroga, un Diccionario de argentinismos, que nunca llegó a publicarse. Su formación literaria es tan variada y extensa como su obra. Formó parte del grupo de escritores de la "Generación del ochenta," que aunque formados en el positivismo, si- guieron manteniendo cierta inclinación romántica. Su interés por lo fantástico y sobrenatural tiene su fuente en los relatos de E.T.A. Hoffmann y Edgar Alian Poe, dos de sus escritores predilectos. De la estética de Hoffmann el es- critor argentino prefiere las sugestivas presencias fantásti- cas, la ironía sarcástica y el ambiente onírico. La influencia de Poe se manifiesta en varios relatos de inspiración maca- bra y fondo detectivesco. Hay que recordar que Holmberg, junto con Raúl Waleis (seudónimo de Luis Várela), fueron los iniciadores del género policíaco en las letras argentinas. Holmberg tradujo al español El mundo perdido de Arthur Conan Doyle y Los documentos del club Pickwick de Char- les Dickens. La literatura de fondo científico también influ- yó en el desarrollo literario del escritor. La lectura de las obras de Flammarion, Verne y Mayne Reed fomentó su in- terés en los problemas científicos. Su obra literaria, dispersa en diarios, folletines y revistas argentinas, ha sido parcialmente recogida por Antonio Pagés Larraya en una antología titulada Cuentos fantásti- cos de Eduardo L. Holmberg. 3 Esta edición incluye seis de sus relatos más representativos y un extenso estudio preli- minar de Pagés Larraya que está dedicado a documentar la vasta producción literaria de Holmberg, sus investigacio- nes científico-literarias y la influencia de escritores extran- jeros sobre su obra. De los escritores del ochenta que abor- dan lo fantástico, Holmberg es el único que lo cultiva cons- tantemente y sin interrupción. Su labor literaria de índole fantástica se puede dividir en tres grupos de relatos principales. Primero, aquéllos que tratan la fantasía científica, como "El maravilloso viaje del señor Nic-Nac" (1875), "Dos partidos en lucha" (1875), "El tipo más original" (1878) y "Filigranas de cera" (1884). En el segundo grupo están las novelas policiales cortas con elementos sobrenaturales, como La casa endiablada, Nelly y La bolsa de liuesos, las tres publicadas en 1896. En el tercer grupo se encuentran aquellos cuentos de temas neta- mente fantásticos, como "El ruiseñor y el artista" (1876), "La pipa de Hoffmann" (1876), "Horacio Kalibang o los autómatas" (1879) y "El medallón" (1896). Su obra com- pleta de origen fantástico es mucho más amplia y aquí hemos dado sólo unos cuantos ejemplos de títulos repre- sentativos. El presente trabajo abarca el análisis de un solo cuento del tercer grupo, para señalar con mayor amplitud y exacti- tud el arte de Holmberg y las características de la literatura fantástica, tal como fue cultivada en los albores de su larga trayectoria. Basándonos en algunas de las interpretaciones más recientes de Roger Caillois, Louis Vax y Tzvetan Todorov, consideraremos el cuento "El ruiseñor y el artis- ta." Este relato, una de las primeras composiciones narra- tivas de Holmberg, está enteramente vinculado con la for- mación literaria del escritor, porque su fondo refleja aquel ambiente académico-científico de Buenos Aires a fines de siglo. El tema central de "El ruiseñor y el artista" es la ausen- cia de la inspiración artística, tema de procedencia román- tica que siguió siendo popular durante el modernismo. El argumento es el siguiente: en los cinco breves capítulos en que está dividido ei cuento, se narra ¡a historia de Carlos, "un excelente pintor" (p. 101) que cae gravemente enfer- 188

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  • "EL RUISEOR Y EL ARTISTA": UN CUENTO FANTSTICO DEEDUARDO L. HOLMBERG

    DARO A. CORTS

    Eduardo Ladislao Holmberg, escritor argentino de finesdel siglo pasado, es una figura casi olvidada en los crculosliterarios hispnicos. Representa, junto con Juana ManuelaGorriti, uno de los precursores de la literatura fantstica enla Argentina. Para Donald Yates, Holmberg representa elnico antecedente autntico del gnero fantstico en estepas.1 Asimismo, Enrique Luis Revol ha sealado que latradicin fantstica en la literatura argentina surge con losrelatos de Holmberg en los setenta, se prolonga durante elochenta positivista y se consolida en la generacin moder-nista con Las fuerzas extraas (1906) y Cuentos fatales(1924) de Leopoldo Lugones.2 Es evidente que esta trayec-toria contina durante el criollismo con los inquietantesrelatos del uruguayo Horacio Quiroga, y culmina en lapoca contempornea, manifestndose en los cuentos deJorge Luis Borges y Julio Cortzar.

    Eduardo Holmberg naci en Buenos Aires el 27 de juniode 1862 y falleci en la misma ciudad el 4 de noviembre de1937. Toda la vida y obra de Holmberg estn ntimamen-te vinculadas con las ideas y los conceptos del positivismo,del materialismo cientfico y de la avanzada corriente de es-tudios biolgicos que floreci en Buenos Aires durante lasdcadas del 70 y 80. Como la mayora de los escritores de lapoca, Holmberg conoca las teoras de Darwin y Spencer,y el texto sobre la medicina experimental de Claude Ber-nard, Holmberg, clasificado por su hijo como "el ltimoenciclopedista," colabor en el establecimiento de la Acade-mia Argentina de Ciencias y Letras (1873) y fund, juntocon Enrique Lynch Arriblzaga, la revista El naturalistaargentino, dedicada a la investigacin cientfica. Tambinescribi una serie de libros de viajes, entre ellos Un viaje aCarmen de Patagones, De Buenos Aires a La Cumbre y susViajes a Misiones, los cuales reflejan una notable capacidadobservadora y un vasto conocimiento del campo argentino.Prepar, con la colaboracin de Rafael Obligado y AtanasioQuiroga, un Diccionario de argentinismos, que nunca llega publicarse.

    Su formacin literaria es tan variada y extensa como suobra. Form parte del grupo de escritores de la "Generacindel ochenta," que aunque formados en el positivismo, si-guieron manteniendo cierta inclinacin romntica. Suinters por lo fantstico y sobrenatural tiene su fuente enlos relatos de E.T.A. Hoffmann y Edgar Alian Poe, dos desus escritores predilectos. De la esttica de Hoffmann el es-critor argentino prefiere las sugestivas presencias fantsti-cas, la irona sarcstica y el ambiente onrico. La influenciade Poe se manifiesta en varios relatos de inspiracin maca-bra y fondo detectivesco. Hay que recordar que Holmberg,junto con Ral Waleis (seudnimo de Luis Vrela), fueronlos iniciadores del gnero policaco en las letras argentinas.

    Holmberg tradujo al espaol El mundo perdido de ArthurConan Doyle y Los documentos del club Pickwick de Char-les Dickens. La literatura de fondo cientfico tambin influ-y en el desarrollo literario del escritor. La lectura de lasobras de Flammarion, Verne y Mayne Reed foment su in-ters en los problemas cientficos.

    Su obra literaria, dispersa en diarios, folletines y revistasargentinas, ha sido parcialmente recogida por AntonioPags Larraya en una antologa titulada Cuentos fantsti-cos de Eduardo L. Holmberg.3 Esta edicin incluye seis desus relatos ms representativos y un extenso estudio preli-minar de Pags Larraya que est dedicado a documentar lavasta produccin literaria de Holmberg, sus investigacio-nes cientfico-literarias y la influencia de escritores extran-jeros sobre su obra. De los escritores del ochenta que abor-dan lo fantstico, Holmberg es el nico que lo cultiva cons-tantemente y sin interrupcin.

    Su labor literaria de ndole fantstica se puede dividir entres grupos de relatos principales. Primero, aqullos quetratan la fantasa cientfica, como "El maravilloso viaje delseor Nic-Nac" (1875), "Dos partidos en lucha" (1875),"El tipo ms original" (1878) y "Filigranas de cera" (1884).En el segundo grupo estn las novelas policiales cortas conelementos sobrenaturales, como La casa endiablada, Nellyy La bolsa de liuesos, las tres publicadas en 1896. En eltercer grupo se encuentran aquellos cuentos de temas neta-mente fantsticos, como "El ruiseor y el artista" (1876),"La pipa de Hoffmann" (1876), "Horacio Kalibang o losautmatas" (1879) y "El medalln" (1896). Su obra com-pleta de origen fantstico es mucho ms amplia y aquhemos dado slo unos cuantos ejemplos de ttulos repre-sentativos.

    El presente trabajo abarca el anlisis de un solo cuentodel tercer grupo, para sealar con mayor amplitud y exacti-tud el arte de Holmberg y las caractersticas de la literaturafantstica, tal como fue cultivada en los albores de su largatrayectoria. Basndonos en algunas de las interpretacionesms recientes de Roger Caillois, Louis Vax y TzvetanTodorov, consideraremos el cuento "El ruiseor y el artis-ta." Este relato, una de las primeras composiciones narra-tivas de Holmberg, est enteramente vinculado con la for-macin literaria del escritor, porque su fondo refleja aquelambiente acadmico-cientfico de Buenos Aires a fines desiglo.

    El tema central de "El ruiseor y el artista" es la ausen-cia de la inspiracin artstica, tema de procedencia romn-tica que sigui siendo popular durante el modernismo. Elargumento es el siguiente: en los cinco breves captulos enque est dividido ei cuento, se narra a historia de Carlos,"un excelente pintor" (p. 101) que cae gravemente enfer-

    188

  • mo debido a su inhabilidad de pintar el canto de un ruiseor.Un amigo de nombre desconocido viene a su casa y se en-frenta con una serie de hechos sobrenaturales. Al final delcuento, Carlos lleva a cabo su obra fantstica y luego aban-dona para siempre la profesin de pintor: "Juro por todoslos colores y por todas las artes que no volver a pintar unsolo cuadrodijo Carlos con acento desesperado" (p. 114).

    La tcnica del relato anticipa algunas de las modalidadescontemporneas del gnero. El annimo amigo de Carlos,narrador-testigo, comienza el relato en tercera persona, ynos ofrece una vista retrospectiva de la vida del pintor. Lamayor parte del cuento est escrita en primera persona y elnarrador-personaje interviene en la accin y en el dilogo.Ya en plena accin el annimo personaje desconoce los por-menores de la historia. As, su inseguridad como personajelimitado es constante: "No s lo que vi, no s lo que escu-ch, no s lo que sucedi" (p.112). Como en muchos cuen-"os de la poca, tambin interrumpe la marcha del relatopara dirigirse al lector: "Queris permitirme reproducir-las?" (p. 108) o "Pero admirad nuestra sorpresa cuandoobservamos. . ." (p. 114).

    "El ruiseor y el artista" tiene cuatro personajes, quepueden considerarse como meros tipos: Carlos el pintor;Celina su bella hermana; el annimo narrador-personaje(e mejor amigo de Carlos); y la criada, "la vieja negra"(p. 103). De Celina nos dice "era la creacin ms bella y msperfecta del artista" (p. 104). De la criada comenta su ma-nera de vestir"Al ver su traje color chocolate y el paue-lo coco punz, con discos blancos. . ." (p. 103), y nos pin-ta as la tpica estampa colonial de una criada negra. De Car-los, fuera de ser un pintor obsesionado con el arte, nos indi-ca que es "un ser original, eminentemente visionario"(p.102). Del narrador no hay descripcin alguna. Las pre-sentaciones fsicas de los protagonistas son todas escuetas,y no hay profundizacin de carcter; estas fallas debilitanel cuento desde un punto de vista literario. No obstante,Holmberg ha creado una pequea obra maestra del gnerofantstico, debido al ambiente irreal en que concentra sutalento.

    Holmberg presenta en "El ruiseor y el artista" un am-biente donde lo irreal y lo onrico irrumpen en el mundoreal de los personajes, creando para el lector un doble planode realidad y causndole una sensacin de vacilacin. El lec-tor es introducido a esta ambigedad ambiental por mediodel estado delirante de Carlos"Carlos dorma el sueo deuna fiebre originada por el arte"(p.107)y a travs de la in-certidumbre del narrador-personaje que oscila entre sueoy vigilia:" Pero es una idea tan vaga! Tal vez lo habr soa-do" (p. 113). Es casi imposible determinar dnde comienzany dnde terminan los sueos de este personaje. El lector,frente a esta realidad engaosa, duda entre lo acontecido ylo imaginado. Es precisamente esta dubitacin por parte dellector y del personaje, que constituye lo esencial de lo fan-tstico, segn la teora de Todorov. Segn el crtico, "Enprimer lugar, es necesario que el texto obligue al lector aconsiderar el mundo de los personajes como un mundo depersonas reales, y a vacilar entre una explicacin natural yuna explicacin sobrenatural de los acontecimientos evoca-

    dos." La segunda condicin de Todorov tambin se cumpleen este cuento: "Luego, esa vacilacin puede ser sentidatambin por un personaje [en nuestro caso el annimopersonaje]; de tal modo, el papel del lector est, por asdecirlo, confiado a un personaje y, al mismo tiempo, lavacilacin est representada, se convierte en uno de lostemas de la obra."4

    Holmberg, al igual que Poe, Maupassant y los simbolis-tas franceses, se interesa en la corriente espiritista que esta-ba de boga en Buenos Aires durante la composicin de esterelato. La encarnacin de un espritu en figura humana esotro de los motivos fantsticos de "El ruiseor y el artis-ta." Aparecen dos personas-fantasmas: Celina, la hermanade Carlos, muerta hace dos aos; y la criada. El espritu deCelina ha regresado a la casa de su hermano para alentarloen su inspiracin artstica. El narrador, al verla por primeravez, adivina sin saberlo su origen fantstico: "T eres unser extranatural, encarnado en una forma femenina. Teres la inspiracin de Carlos; eres el delicado genio del ar-tista, y tu ltima lgrima ha sido tu primera esperanza"(p. 105). Pero ms tarde, en un dilogo entre Carlos y el na-rrador, se confirma que lo que vio el narrador fue la formamateria (corporal) del espritu de Celina: " Infeliz!diceCarlosCelina muri hace dos aos. Admira en silencio yno turbes el reposo de las tumbas con tus desvarios" (p. 110).Lo mismo ocurre cuando el narrador le pregunta a Carlosacerca de la criada; ste responde:

    Negra vieja? Qu negra vieja? La criada que te sirve.A m? Si yo vivo completamente solo. El nico servi-cio que tengo es un muchacho que viene todas las ma-anas a arreglar la casa. (p. 114)

    Las apariciones y desapariciones de estos dos personajes-fantasmas siempre ocurren inesperadamente y sirven co-mo indicios de su naturaleza inhumana. Por ejemplo, se leaparece al narrador la "vieja negra" justo en el "momentode ir a tocar el llamador" (p. 103), y Celina desaparece sinque el protagonista se d cuenta: "Mir en torno mo y nivi a Celina. La llam y nadie contest. Corr de aposento enaposento . . . y mis pesquisas fueron intiles" (p. 106).

    Segn la crtica aceptada hoy en da, el espiritismo cabedentro del gnero fantstico, con tal que el escritor no tratede defender los hechos referidos. Holmberg en ningn mo-mento trata de justificar la presencia de estos dos persona-jes ; deja que acten sin hacer ninguna explicacin racional.En su libro Arte y literatura fantstica, Vax coloca el espiri-tismo en una seccin titulada "La metapsicologa" y dice losiguiente: "Lo metapsquico y lo fantstico se interesan enlos mismos objetos: percepcin extrasensoral, apariciones,vaticinios, visin a travs de los cuerpos opacos."5 RogerCaillois, en su Antologa del cuento fantstico, tambin in-dica una agrupacin similar: "Hay una categora de cuentosque se complace en usar elementos de las ciencias psquicas:telepata, espiritismo, levitacin, ectoplasmas, sueos pre-monitorios."6 Es evidente que los estudios de EduardoHolmberg en el campo de la medicina, sus incursiones en elterreno de la psicologa y su inters en los fenmenos ocul-tos fueron instrumentales en la composicin de "El ruise-

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  • or y el artista."Lo fantstico en este relato aparece dentro de un contex-

    to cotidiano y se desarrolla a base de varios elementos so-brenaturales y recursos conocidos del gnero fantstico.Por empezar, los pinceles de Carlos que pintan sin la ayudade l, recuerdan el tema fantstico de las partes del cuerpoque llevan una vida independiente, en el cuento de Maupas-sant, "La mano"; o el tema de "el ojo malfico," en "Elhombre de arena" de Hofmann. (Otros ejemplos son el te-ma del "cerebro" que se rebela contra el cuerpo que loposee,7 o el piano u otro instrumento musical que toca sinla ayuda humana.) Otro elemento fantstico de este cuentoes la casa de Carlos, que presenta un "mbito cerrado,"un lugar encantado o mgico, donde acontecen cosas inex-plicables. Cuando el narrador visita la casa del pintor, per-cibe desde la entrada cierta anormalidad: "No s lo que mesorprendi al entrar en la casa, pero algo extrao sucedaall" (p. 103). La primera persona que ve en el interior es la"vieja negra," que resulta ser un fantasma. Dentro de lacasa, el taller de Carlos es tambin un lugar desconcertante:"si recordamos que en aquel taller haba algo sobrenatural,que daba vida aun a los mismos objetos, por lo regular ina-nimados " (p. 102). Otro motivo fantstico, bastante comnen la literatura de este gnero, es la presencia de unos ma-nuscritos que al ser descifrados revelan lo que va a acon-tecer. Entre las cartas, versos y papeles que Carlos tiene so-bre su escritorio, Celina y el annimo personaje encuen-tran los siguientes indicios: "En este manuscrito se lea:'Palpitante' como arrojado al acaso; en otro: 'Ruiseor enagona'; en aqul: 'Artista desconsolado' y en muchos:'Ruiseor . . . ltima nota' " (p. 105). Los dos personajesdeducen que ("arlos desea representar en su cuadro lasltimas notas o canto de un ruiseor y al no lograrlo, luchaterriblemente contra esa inspiracin que huye de su espri-tu (p. 105).

    El punto culminante del relato consiste en la trasposicinfantstica al lienzo de todo "Un bosque dibujado en un se-gundo" (p. 109), un cielo con nubes, una luna y especial-mente el canto de un ruiseor, con el solo esfuerzo mental-imaginativo del pintor: "Un profundo silencio rein en laescena del cuadro. Las nubes detuvieron su vuelo vaporo-so, y los rboles del bosque inclinaron sus ramas. La natu-raleza se preparaba a escuchar. El ruiseor dej or unanueva nota . . . . Y esta nota, preludio de amor y de espe-ranza, comenz a decrecer, elevndose en la escala"(pp. 110-11). Esta escena, en la cual se describe un cuadro"vivo" o "cuadro mgico," recuerda la famosa novela fan-tstica de Osear Wilde, El retrato de Donan Gray (1890).

    El ltimo acontecimiento fantstico del cuento es la desa-paricin simultnea de Celina y del ruiseor. Celina se des-vanece ante la mirada de Carlos y el annimo narrador:"Pero admirad nuestra sorpresa cuando observamos queaquella concentracin de luz tom la forma de Celina consus gracias infantiles, con su delicada sonrisa. La Celina deluz dirigi la mirada al Celo, y se desvaneci como el res-plandor de una ilusin perdida" (p. 114). El "alma" del rui-seor se desvanece de la misma manera: "La llama de lavida se apagaba en aquella lmpara de sentimiento, y el al-

    ma del ruiseor iba a volar al cielo donde estaban sus lgri-mas" (p. 112). Holmberg revela por medio de estos toquespoticos la esencia comn de Celina y el ruiseor, e identi-fica a los dos con el genio inspirador de la obra del artista.

    Es interesante notar que en el mismo texto, Holmbergpone dos veces en boca del narrador-personaje una inter-pretacin de lo fantstico que es semejante a la de Caillois.En la primera de las dos citas anuncia: "Y cmo se explicaque la vida y la muerte se presenten de un modo tan fan-tstico? Mejor es no explicarlo" (p. 108). En la descripcindel "cuadro mgico," se reitera el mismo comentario:

    Hay cosas que no se explican, porque no se puede ni sedebe explicarlas. Si se admira lo que se ignora, es necesa-rio ignorar algo grande para tener algo grande que admi-rar, y aquel cuadro vivo, que momentos antes haba sidoel centro de la mayor admiracin posible en espritushumanos, era una prueba evidente de esta proposicin,(p. H3)

    Segn Caillois: "El intento esencial de lo fantstico es laAparicin, lo que no puede suceder y que a pesar de todosucede, en un punto y en un instante preciso, en medio deun universo perfectamente conocido y de donde se crea de-finitivamente desalojado el misterio."8

    Holmberg, como escritor del siglo xix, utiliza escenariosromnticos y ambientes macabros sacados directamente dela novela gtica romntica de principios de siglo. Se con-centra principalmente en la evocacin de las emociones msprofundas del ser humano, como el miedo y el terror. Elescritor crea una atmsfera de tensin y de miedo por me-dio de exclamaciones tpicas de la literatura fantstica delmomento, como "Encanto y horror!" (p. 109), "Carlos!exclam aterrorizado" (p. 113), "Celina! Celina! Ven, contempla esta maravilla!" (p. 110), "Delirio!" (p. 130), etc.

    Tratadas brevemente la formacin y la trayectoria litera-rias de Eduardo L. Holmberg, y expuestas varias de las tc-nicas predilectas de este escritor, se puede ahora ubicar ade-cuadamente su obra en el desarrollo del cuento fantsticoen la Argentina. Sus estudios en la investigacin de la pato-loga mental, dedicadas a los fenmenos psquicos, devia-ciones mentales y pesadillas onricas, y su inters en losfenmenos espiritistas, establecen los lmites cientfico-fantsticos del relato. En "El ruiseor y el artista," Holm-berg tambin ha empleado muchos de los motivos fan-tsticos de la poca; sobre todo hace que surja el elementosobrenatural dentro de un contexto cotidiano, siguiendouna de las condiciones imprescindibles de este gnero.Tambin utiliza el punto de vista de un narrador-personajeno omnisciente que vacila entre los hechos reales y fants-ticos. Por lo tanto, aunque el cuento en s est concebidodentro de los lineamientos del positivismo, es evidentetambin la influencia imaginativa de Hoffmann, Maupas-sant y Poe en la composicin del relato. En resumen,Holmberg fue uno de los primeros escritores argentinos enlograr una visn moderna de lo fantstico, y ha influido enla narrativa posterior de este gnero.

    University of Illinois at Urbana-Champaign190

  • 1 "Sobre los orgenes de la literatura fantstica en la Argentina,"

    en La literatura beroamercan del siglo XIX, Memoria del XV CongresoInternacional de Literatura Iberoamericana (Tucson, 1974), pp. 213-20.

    2 "La tradicin fantstica en la literatura argentina," Revista de

    Estudios Hispnicos, 2 (1968), 205-28.3 "Estudio preliminar," en Eduardo L. Holmberg, Cuentos fants-

    ticos (Buenos Aires: Librera Hachette, 1957). Las citas son de este libroy la paginacin va incluida en el texto.

    4 Tzvetan Todorov, Introduccin a la literatura fantstica Buenos

    Aires: Editorial Tiempo Contemporneo, S.A-, 1972), pp. 33-44.5 Lous Vax, Arte y literatura fantstica (Buenos Aires: EUDEBA,

    1965), p. 22.6 Roger Gois, ed-, Antologa del cuento fantstico: 60 cuentos

    de terror (Buenos Aires: Sudamericana, 1967), p. 11.7 Vax tiene toda una seccin dedicada a este tema. Vase pp. 26-8.

    8 Caillois, p. 9.

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