hojaparroquial261

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HOJA PARROQUIAL PARROQUIA DE SANTA JUSTA Y SANTA RUFINA. SANTA ÁUREA, 7. MADRID Teléfono 914 63 99 60. www.justayrufina.org Horario especial de Navidad. Véase cartel en la puerta ario 4 DE ENERO DE 2015 DOMINGO II DESPUÉS DE NAVIDAD. CICLO B IV ÉPOCA N.º 261 Los Magos: siguiendo una luz, buscan la Luz. La estrella que aparece en el cielo enciende en su mente y en su corazón una luz que los lleva a buscar la gran Luz de Cristo. Los Magos si- guen fielmente aquella luz que los ilumina interiormente y encuentran al Señor. Este recorrido que hacen los Magos de Oriente simboliza el destino de todo hombre: nuestra vida es un camino, iluminados por luces que nos permiten entrever el sendero, hasta encon- trar la plenitud de la verdad y del amor, que nosotros cristianos reconocemos en Jesús, Luz del mundo. Y todo hombre tiene a disposición dos grandes “libros” de los que sacar los sig- nos para orientarse en su peregrinación: el libro de la creación y el libro de las Sagradas Es- crituras. Lo importante es estar atentos, vigilantes, escuchar a Dios que nos habla. Sobre to- do, escuchar el Evangelio, leerlo, meditarlo y convertirlo en alimento espiritual nos permite encontrar a Jesús vivo, hacer experiencia de Él y de su amor. Nos dice el Evangelio que los Magos, cuando llegaron a Jerusalén, de momento perdieron de vista la estrella. En especial, su luz falta en el palacio del rey Herodes: aquella mansión es tenebrosa, en ella reinan la oscuridad, la desconfianza, el miedo. De hecho, Herodes se muestra receloso e inquieto por el nacimiento de un frágil Niño, al que ve como un rival. En realidad, Jesús no ha venido a derrocarlo a él, ridículo fantoche, sino al Príncipe de este mundo. Sin embargo, el rey y sus consejeros sienten que el entramado de su poder se res- quebraja, temen que cambien las reglas de juego, que las apariencias queden desenmascara- das. Todo un mundo edificado sobre el poder, el prestigio y el tener, entra en crisis por un Niño. Y Herodes llega incluso a matar a los niños: «Matas el cuerpo de los niños, porque el temor te ha matado a ti el corazón» Los Magos consiguieron superar aquel momento crítico de oscuridad en el palacio de Herodes, porque creyeron en las Escrituras, en la palabra de los profetas que señalaba Belén como el lugar donde había de nacer el Mesías. Así escaparon al letargo de la noche del mundo, reemprendieron su camino y de pronto vieron nuevamente la estrella, llenándose de «inmensa alegría» (Mt 2,10). En esta fiesta de la Epifanía, que nos recuerda la manifestación de Jesús a la humanidad en el rostro de un Niño, sintamos cerca a los Magos, como sabios compañeros de camino. Su ejemplo nos anima a levantar los ojos a la estrella y a seguir los grandes deseos de nuestro corazón. Nos enseñan a no contentarnos con una vida mediocre, de “poco calado”, sino a de- jarnos fascinar siempre por la bondad, la verdad, la belleza… por Dios, que es todo eso en modo siempre mayor. Y nos enseñan a no dejarnos engañar por las apariencias, por aquello que para el mundo es grande, sabio, poderoso. No nos podemos quedar ahí. No podemos contentarnos con las apariencias, con la fachada. Tenemos que ir más allá, hacia Belén, allí donde en la sencillez de una casa de la periferia, entre una mamá y un papá llenos de amor y de fe, resplandece el Sol que nace de lo alto, el Rey del universo. A ejemplo de los Magos, con nuestras pequeñas luces buscamos la Luz.

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HOJA PARROQUIAL PARROQUIA DE SANTA JUSTA Y SANTA RUFINA. SANTA ÁUREA, 7. MADRID

Teléfono 914 63 99 60. www.justayrufina.org

Horario especial de Navidad. Véase cartel en la puerta ario

4 DE ENERO DE 2015 ● DOMINGO II DESPUÉS DE NAVIDAD. CICLO B

IV ÉPOCA

N.º 261 Los Magos: siguiendo una luz, buscan la Luz. La estrella que aparece en el cielo enciende en

su mente y en su corazón una luz que los lleva a buscar la gran Luz de Cristo. Los Magos si-

guen fielmente aquella luz que los ilumina interiormente y encuentran al Señor.

Este recorrido que hacen los Magos de Oriente simboliza el destino de todo hombre: nuestra

vida es un camino, iluminados por luces que nos permiten entrever el sendero, hasta encon-

trar la plenitud de la verdad y del amor, que nosotros cristianos reconocemos en Jesús, Luz

del mundo. Y todo hombre tiene a disposición dos grandes “libros” de los que sacar los sig-

nos para orientarse en su peregrinación: el libro de la creación y el libro de las Sagradas Es-

crituras. Lo importante es estar atentos, vigilantes, escuchar a Dios que nos habla. Sobre to-

do, escuchar el Evangelio, leerlo, meditarlo y convertirlo en alimento espiritual nos permite

encontrar a Jesús vivo, hacer experiencia de Él y de su amor.

Nos dice el Evangelio que los Magos, cuando llegaron a Jerusalén, de momento perdieron de

vista la estrella. En especial, su luz falta en el palacio del rey Herodes: aquella mansión es

tenebrosa, en ella reinan la oscuridad, la desconfianza, el miedo. De hecho, Herodes se

muestra receloso e inquieto por el nacimiento de un frágil Niño, al que ve como un rival. En

realidad, Jesús no ha venido a derrocarlo a él, ridículo fantoche, sino al Príncipe de este

mundo. Sin embargo, el rey y sus consejeros sienten que el entramado de su poder se res-

quebraja, temen que cambien las reglas de juego, que las apariencias queden desenmascara-

das. Todo un mundo edificado sobre el poder, el prestigio y el tener, entra en crisis por un

Niño. Y Herodes llega incluso a matar a los niños: «Matas el cuerpo de los niños, porque el

temor te ha matado a ti el corazón» Los Magos consiguieron superar aquel momento crítico

de oscuridad en el palacio de Herodes, porque creyeron en las Escrituras, en la palabra de los

profetas que señalaba Belén como el lugar donde había de nacer el Mesías. Así escaparon al

letargo de la noche del mundo, reemprendieron su camino y de pronto vieron nuevamente la

estrella, llenándose de «inmensa alegría» (Mt 2,10).

En esta fiesta de la Epifanía, que nos recuerda la manifestación de Jesús a la humanidad en el

rostro de un Niño, sintamos cerca a los Magos, como sabios compañeros de camino. Su

ejemplo nos anima a levantar los ojos a la estrella y a seguir los grandes deseos de nuestro

corazón. Nos enseñan a no contentarnos con una vida mediocre, de “poco calado”, sino a de-

jarnos fascinar siempre por la bondad, la verdad, la belleza… por Dios, que es todo eso en

modo siempre mayor. Y nos enseñan a no dejarnos engañar por las apariencias, por aquello

que para el mundo es grande, sabio, poderoso. No nos podemos quedar ahí. No podemos

contentarnos con las apariencias, con la fachada. Tenemos que ir más allá, hacia Belén, allí

donde en la sencillez de una casa de la periferia, entre una mamá y un papá llenos de amor y

de fe, resplandece el Sol que nace de lo alto, el Rey del universo. A ejemplo de los Magos,

con nuestras pequeñas luces buscamos la Luz.

PALABRA DE DIOS

PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA

Del libro del eclesiástico: 24, 1-2. 8-12

La sabiduría se alaba a sí misma, se gloría en medio de su pueblo,

abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de sus Potestades.

En medio de su pueblo será ensalzada, y admirada en la congregación plena de los santos;

recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos y será bendita entre los benditos.

El Creador del universo me ordenó, el Creador estableció mi morada: Habita en Jacob, sea Israel tu heredad.

Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y no cesaré jamás.

En la santa morada, en su presencia, ofrecí culto y en Sión me establecí;

en la ciudad escogida me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder. Eché raíces entre un pueblo glorioso,

en la porción del Señor, en su heredad, y resido en la congregación plena de los santos.

Salmo responsorial

147, 12-13. 14-15. 19-20

Antíf. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión:

que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.

Ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,

y su palabra corre veloz.

Anuncia su palabra a Jacob,

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nación obró así,

ni les dio a conocer sus mandatos.

SEGUNDA LECTURA De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. 1, 3-6. 15-18

Bendito sea Dios,

Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo,

para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

.

Por eso yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.

Aleluya. 1 Tm. 3, 16

Gloria a Ti, Cristo, proclamado a los paganos. Gloria a

ti, Cristo, creído en el mundo.

EVANGELIO

Del evangelio según san Juan. 1, 1-18

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.

La Palabra en el principio estaba junto a Dios.

Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.

En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan:

éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe.

No era él la luz, sino testigo de la luz.

La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.

Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.

Vino a su casa y los suyos no la recibieron.

Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.

Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria:

gloria propia del Hijo único del Padre, l lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo: "Éste es de quien dije: 'El que viene detrás de mí, pasa delante de mí, porque existía antes que yo.'

"Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.

Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

En el Credo, a través del cual cada domingo hacemos nuestra profesión de fe, afirmamos: «Confieso que

hay un solo bautismo para el perdón de los pecados». Se trata de la única referencia a un Sacramento en to-

do el Credo. En efecto, el Bautismo es la «puerta» de la fe y de la vida cristiana. Jesús Resucitado dejó a los Apóstoles esta consigna: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea

bautizado se salvará» (Mc 16, 15-16). La misión de la Iglesia es evangelizar y perdonar los pecados a través del sacramento bautismal. Pero volvamos a las palabras del Credo. La expresión se puede dividir en tres pun-

tos: «confieso»; «un solo bautismo»; «para el perdón de los pecados».«Confieso». ¿Qué quiere decir esto?

Es un término solemne que indica la gran importancia del objeto, es decir, del Bautismo. En efecto, pronun-ciando estas palabras afirmamos nuestra auténtica identidad de hijos de Dios. El Bautismo es en cierto senti-

do el carné de identidad del cristiano, su certificado de nacimiento y el certificado de nacimiento en la Iglesia. Todos vosotros sabéis el día que nacisteis y festejáis el cumpleaños, ¿verdad? Todos nosotros festejamos el

cumpleaños. Os hago una pregunta, que ya hice otras veces, pero la hago una vez más: ¿quién de vosotros

recuerda la fecha de su Bautismo? Levante la mano: son pocos (y no pregunto a los obispos para no hacerles pasar vergüenza...). Pero hagamos una cosa: hoy, cuando volváis a casa, preguntad qué día habéis sido bau-

tizados, buscad, porque este es el segundo cumpleaños. El primer cumpleaños es el nacimiento a la vida y el segundo cumpleaños es el nacimiento en la Iglesia. ¿Haréis esto? Es una tarea para hacer en casa: buscar el

día que nací para la Iglesia, y dar gracias al Señor porque el día del Bautismo nos abrió la puerta de su Igle-sia. Al mismo tiempo, al Bautismo está ligada nuestra fe en el perdón de los pecados. El Sacramento de la

Penitencia o Confesión es, en efecto, como un «segundo bautismo», que remite siempre al primero para con-

solidarlo y renovarlo. En este sentido el día de nuestro Bautismo es el punto de partida de un camino bellísi-mo, un camino hacia Dios que dura toda la vida, un camino de conversión que está continuamente sostenido

por el Sacramento de la Penitencia. Pensad en esto: cuando vamos a confesarnos de nuestras debilidades, de nuestros pecados, vamos a pedir el perdón de Jesús, pero vamos también a renovar el Bautismo con este

perdón. Y esto es hermoso, es como festejar el día del Bautismo en cada Confesión. Por lo tanto la Confesión

no es una sesión en una sala de tortura, sino que es una fiesta. La Confesión es para los bautizados, para te-ner limpio el vestido blanco de nuestra dignidad cristiana .Segundo elemento: «un solo bautismo». Esta ex-

presión remite a la expresión de san Pablo: «Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo» (Ef 4, 5). La pa-labra «bautismo» significa literalmente «inmersión», y, en efecto, este Sacramento constituye una auténtica

inmersión espiritual en la muerte de Cristo, de la cual se resucita con Él como nuevas criaturas (cf. Rm 6, 4).

Se trata de un baño de regeneración y de iluminación. Regeneración porque actúa ese nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual nadie puede entrar en el reino de los cielos (cf. Jn 3, 5). Iluminación porque, a través

del Bautismo, la persona humana se colma de la gracia de Cristo, «luz verdadera que ilumina a todo hombre» (Jn 1, 9) y expulsa las tinieblas del pecado. Por esto, en la ceremonia del Bautismo se les da a los padres una

vela encendida, para significar esta iluminación; el Bautismo nos ilumina desde dentro con la luz de Jesús. En virtud de este don el bautizado está llamado a convertirse él mismo en «luz» —la luz de la fe que ha recibi-

do— para los hermanos, especialmente para aquellos que están en las tinieblas y no vislumbran destellos de

resplandor en el horizonte de su vida. Podemos preguntarnos: el Bautismo, para mí, ¿es un hecho del pasa-do, aislado en una fecha, esa que hoy vosotros buscaréis, o una realidad viva, que atañe a mi presente, en

todo momento? ¿Te sientes fuerte, con la fuerza que te da Cristo con su muerte y su resurrección? ¿O te sientes abatido, sin fuerza? El Bautismo da fuerza y da luz. ¿Te sientes iluminado, con esa luz que viene de Cristo? ¿Eres hombre o mujer de luz? ¿O eres una persona oscura, sin la luz de Jesús? Es necesario tomar la gracia del Bautismo, que es un regalo, y llegar a ser luz para todos. Por último, una breve referencia al tercer elemento: «para el perdón de los pecados». En el sacramento del Bautismo se perdonan todos los pecados, el pecado original y todos los pecados personales, como también todas las penas del pecado. Con el Bautismo se abre la puerta a una efectiva novedad de vida que no está abrumada por el peso de un pasado negativo, sino que goza ya de la belleza y la bondad del reino de los cielos. Se trata de una intervención poderosa de la misericordia de Dios en nuestra vida, para salvarnos. Esta intervención salvífica no quita a nuestra naturaleza humana su debilidad —todos somos débiles y todos somos pecadores—; y no nos quita la responsabilidad de pedir perdón cada vez que nos equivocamos. No puedo bautizarme más de una vez, pero puedo confesarme y renovar así la gracia del Bautismo. Es como si hiciera un segundo Bautismo. El Señor Jesús es muy bueno y jamás se cansa de perdonarnos. Incluso cuando la puerta que nos abrió el Bautismo para entrar en la Iglesia se cierra un poco, a causa de nuestras debilidades y nuestros pecados, la Confesión la vuelve abrir, precisamente porque es como un segundo Bautismo que nos perdona todo y nos ilumina para seguir adelante con la luz del Señor. Sigamos adelante así, gozo-sos, porque la vida se debe vivir con la alegría de Jesucristo; y esto es una gracia del Señor.

Saludos

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

Sábados de Vida

El sábado 10 de mayo, a las 17:00 h., y dentro de los que denominamos “Sábados de Vida,” tendremos la proyección de la película “El cuarteto,” a la que seguirá un espacio de diálogo en el que se comentarán diversos aspectos del film. El acceso es gratuito.

NOVEDADES DE LA SEMANA DIA 9 DE ENERO A LAS 18:00 AULA DE TEOLOGIA EN LOS SALONES PARROQUIALES.

DÍA 11 DE ENERO EN LA MISA DE 11:00 BAUTIZO DE LOS NIÑOS NO BAUTVIZADOS DE 3º DE COMUNIÓN.

DÍA 11 DE ENERO REUNIÓN DE PADRES DE TERCERO DE COMUNIÓN

ACTIVIDADES PARROQUIALES

DIA 6 DE ENERO LOS RE-

YES HAN DEJADO LOS

REGALOS EN LA PARRO-

QUIA: SE ENTREGARÁN

EN LA MISA DE LAS 12:30

DÍA 7 DE ENERO ENTREGA DEL EVANGELIO 2015 EN LOS SALONES PARRO-QUIALES DESPUES DE LA MISA DE LAS 19:30 h