historiadelos20griegos

18
Indro Montanelli Historia de los griegos Traducción de Domingo Pruna PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 3

Upload: meme-mcsteamy

Post on 24-May-2015

166 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: Historiadelos20griegos

Indro MontanelliHistoria de los griegos

Traducción de Domingo Pruna

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 3

Page 2: Historiadelos20griegos

Editado por Editorial Planeta, S. A.

Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permisoescrito del editor. Todos los derechos reservados.

Título original: Storia dei greci

© RCS Libri S.p.A., Milán.Rizzoli, 1959

© por la traducción, Domingo Pruna, cedida por Random House Mondadori, S.A.© Editorial Planeta, S. A., 2009

BackList, Barcelona, 2009Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (España)

Primera edición: septiembre de 2009

Depósito Legal: M. 31.291-2009ISBN 978-84-08-08831-8Preimpresión: Foinsa Edifilm, S. L.Impresión y encuadernación: Huertas Industrias Gráficas, S. A.Printed in Spain - Impreso en España

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 4

Page 3: Historiadelos20griegos

Índice

A los lectores 11

Primera parte

Entre historia y leyenda

capítulo uno. Minos 15capítulo dos. Schliemann 21capítulo tres. Los aqueos 27capítulo cuatro. Homero 33capítulo cinco. Los heráclidas 39

Segunda parte

Los orígenes

capítulo seis. La «polis» 45capítulo siete. Zeus y familia 55capítulo ocho. Hesíodo 61capítulo nueve. Pitágoras 67capítulo diez. Tales 74capítulo once. Heráclito 80capítulo doce. Safo 86capítulo trece. Licurgo 92capítulo catorce. Solón 99capítulo quince. Pisístrato 106capítulo dieciséis. Los persas a la vista 113

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 5

Page 4: Historiadelos20griegos

capítulo diecisiete. Milcíades y Arístides 121capítulo dieciocho. Temístocles y Efialtes 128

Tercera parte

La Edad de Pericles

capítulo diecinueve. Pericles 137capítulo veinte. La batalla de la dracma 144capítulo veintiuno. La lucha social 151capítulo veintidós. Un Teófilo cualquiera 158capítulo veintitrés. Una Niké cualquiera 165capítulo veinticuatro. Los artistas 172capítulo veinticinco. Fidias en el Partenón 178capítulo veintiséis. La revolución de los filósofos 184capítulo veintisiete. Sócrates 197capítulo veintiocho. Anaxágoras y la «fantasciencia» 204capítulo veintinueve. Las Olimpíadas 211capítulo treinta. El teatro 218capítulo treinta y uno. Los «tres grandes»

de la tragedia 225capítulo treinta y dos. Aristófanes y la

sátira política 233capítulo treinta y tres. Poetas e historiadores 239capítulo treinta y cuatro. De Asclepios

a Hipócrates 245capítulo treinta y cinco. El proceso de Aspasia 251

Cuarta parte

El fin de una Era

capítulo treinta y seis. La guerra del Peloponeso 261capítulo treinta y siete. Alcibíades 268

6

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 6

Page 5: Historiadelos20griegos

capítulo treinta y ocho. La gran traición 274capítulo treinta y nueve. La condena de Sócrates 280capítulo cuarenta. Epaminondas 286capítulo cuarenta y uno. La decadencia

de la «polis» 292capítulo cuarenta y dos. Dionisio de Siracusa 303capítulo cuarenta y tres. Filipo y Demóstenes 309capítulo cuarenta y cuatro. Alejandro 316capítulo cuarenta y cinco. «¿Fue gloria verdadera?» 323capítulo cuarenta y seis. Platón 329capítulo cuarenta y siete. Aristóteles 336

Quinta parte

El Helenismo

capítulo cuarenta y ocho. Los diádocos 345capítulo cuarenta y nueve. La nueva cultura 352capítulo cincuenta. Pequeños «grandes» 359capítulo cincuenta y uno. Paso a la ciencia 366capítulo cincuenta y dos. Roma 372capítulo cincuenta y tres. Epílogo 378

7

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 7

Page 6: Historiadelos20griegos

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 8

Page 7: Historiadelos20griegos

A Tissy Meizzi Rosellini

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 9

Page 8: Historiadelos20griegos

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 10

Page 9: Historiadelos20griegos

A los lectores

Me sería más fácil enumerar los vicios y defectos de estelibro que sus méritos y cualidades.

Antes de escribirlo, sabía que llegaría fatalmente a talconclusión, pero lo escribí igualmente porque me divertíahacerlo, porque espero que alguien se divertirá leyéndolo yporque pienso que, pese a todas sus lagunas, llenará aqué-lla, mucho mayor, que nuestros profesores olvidaron col-mar: narración sencilla, relato cordial.

La he llamado Historia de los griegos porque, a diferen-cia de la de Roma, es una historia de hombres más que unahistoria de pueblo, de nación o de Estado.

Por esto he reducido a lo esencial la trama de los acon-tecimientos políticos para dar preferencia a los que deter-minaron el desarrollo de la civilización y jalonaron sus gran-des etapas. En este libro, los poetas y los filósofos cuentanmás que los legisladores y los caudillos; la huella dejada porSócrates y Sófocles me parece más profunda que la dejadapor Temístocles y Epaminondas.

No pretendo haber dicho algo nuevo ni haber dado a loque ya es sabido una interpretación original. Y ni siquierame lo había propuesto. Mi ambición ha sido la de propor-cionar a los lectores un medio para acercarse sin fatiga, ysobre todo sin aburrimiento, a los antiguos griegos.Espero haberlo logrado.

Indro Montanelli

Milán, septiembre de 1959.

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 11

Page 10: Historiadelos20griegos

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 12

Page 11: Historiadelos20griegos

Primera parte

Entre historia y leyenda

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 13

Page 12: Historiadelos20griegos

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 14

Page 13: Historiadelos20griegos

capítulo uno

Minos

Hace unos setenta años que un arqueólogo inglés, llamadoEvans, hurgando en ciertas tiendecitas de anticuarios, enAtenas, halló algunos amuletos femeninos provistos dejeroglíficos que nadie logró descifrar.

A fuerza de conjeturas, estableció que debían de proce-der de Creta, se fue allí, compró una parcela de terreno en ellugar donde se creía que estaba sepultada la ciudad de Cno-sos, contrató una cuadrilla de excavadores, y después de dosmeses de labor topó con los restos del palacio de Minos, elfamoso Laberinto.

Poetas e historiadores de la Antigüedad, desde Homerohasta nuestros días, habían dicho que la primera civiliza-ción griega había nacido, no en Micenas, o sea en el conti-nente, sino en la isla de Creta, y que había tenido el máximoflorecimiento en tiempos del rey Minos, doce o trece siglosantes de Jesucristo. Minos, contaban, había tenido variasmujeres que habían intentado en vano darle un heredero:de sus entrañas no nacían más que serpientes y alacranes.Tan sólo Pasifae, por fin, logró darle hijos normales, entreellos Fedra y la rubia Ariadna. Desgraciadamente, Minosofendió al dios Poseidón, quien se vengó haciendo que Pasi-fae se enamorase de un toro, pese a ser éste un animalsagrado. A satisfacer ésta su pasión la ayudó un ingenierollamado Dédalo, llegado a la isla procedente de Atenas, de

15

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 15

Page 14: Historiadelos20griegos

donde tuvo que huir por haber matado por celos a un sobri-no suyo. De aquel connubio nació el Minotauro, extrañoanimal, mitad hombre y mitad toro. Y a Minos le bastó conmirarle para comprender con quién su mujer le había enga-ñado.

Ordenó entonces a Dédalo que construyese el Laberintopara alojar en él al monstruo, pero dentro dejó prisionerostambién al constructor con su hijo Ícaro. No era posibleencontrar el camino para salir de aquel intrincamiento decorredores y galerías. Pero Dédalo, hombre de infinitosrecursos, construyó para sí y para su chico unas alas de cera,con las que ambos huyeron elevándose en el cielo. Ebrio devuelo, Ícaro olvidó la recomendación de su padre de noacercarse demasiado al sol: la cera se derritió, y él se precipi-tó al mar. No obstante su tremendo dolor, Dédalo aterrizóen Sicilia, adonde llevó las primeras nociones de la Técnica.

Mientras, en el Laberinto seguía girando el Minotauro,exigiendo cada año siete muchachas y siete jóvenes paracomérselos. Minos se los hacía entregar por los pueblosvencidos por las guerras. Se los reclamó también a Egeo, reyde Atenas. El hijo de éste, Teseo, por bien que príncipe here-dero, pidió formar parte de aquéllos, con el propósito dematar al monstruo, desembarcó en Creta con las demás víc-timas y, antes de internarse en el Laberinto, sobornó aAriadna, la cual le entregó un ovillo de hilo para que, desen-rollándolo, le permitiera volver a encontrar el camino desalida. El valeroso joven logró su intento, salió afuera y, fiel ala promesa que le había hecho, se casó con ella y se la llevó.Pero en Naso la abandonó dormida en la playa y prosiguió elviaje solo con sus compañeros.

Los historiadores modernos habían recusado esta his-

16

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 16

Page 15: Historiadelos20griegos

toria como totalmente inventada, y hasta ahora acaso te-nían razón. Y aun habían acabado negando que en Cretahubiese florecido, dos mil años antes de Jesucristo y milantes que en Atenas, la gran civilización que le atribuíaHomero. Y en eso se equivocaban ciertamente.

Atraídos por los descubrimientos de Evans, arqueólo-gos de todo el mundo —entre ellos los italianos Paribeni y Savignoni— acudieron a los lugares, iniciaron otras exca-vaciones, y pronto de las entrañas de la tierra salieron losmonumentos y documentos de aquella civilización cretenseque, por el nombre del rey Minos, fue llamada minoica.

Todavía hoy los estudiosos se están peleando acerca desu origen, pues unos consideran que vino de Asia y otros deEgipto. De todos modos, fue con certeza la primera que sedesenvolvió en una tierra europea, alcanzó altas cimas einfluyó a la que después se formaría en Grecia y en Italia.Fue en Creta donde Licurgo y Solón, los dos legisladoresmás grandes de la Antigüedad, buscaron el modelo de susConstituciones, donde nació la música coral adoptada porEsparta, donde vivieron y trabajaron los primeros maestrosde la escultura, Dipeno y Chili.

Estudiando las excavaciones, los componentes handividido la civilización minoica en tres eras, y cada una deéstas en tres períodos. Dejémosles en estas distincionesdemasiado sutiles para nosotros, y contentémonos concomprender globalmente en qué consistía la vida cretensede hace cuatro mil años. Por el modo con que son represen-tadas en sus pinturas y bajorrelieves, eran gentes más bienbajas y delgadas, de piel color pálido las mujeres y broncea-do la de los hombres, hasta el punto que les llamaban Foini-kes, que quiere decir «pieles rojas». Éstos se tocaban con tur-

17

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 17

Page 16: Historiadelos20griegos

bantes y aquéllas con sombreritos que podrían muy bienreaparecer en cualquier exhibición de moda contemporá-nea en París o en Venecia. Unos y otras tenían un ideal debelleza triangular, pues llevaban túnicas estrechamenteceñidas en el talle. Y las mujeres dejaban sus senos al descu-bierto, lo que hace pensar que solían tenerlos grandes. Unade ellas, según aparece en una pintura, es tan coqueta y pro-vocativa, que los arqueólogos, pese a su proverbial austeri-dad, la han llamado La parisienne.

En un principio, Creta debió de estar dividida en variosEstados o reinos que guerreaban con frecuencia entre sí.Pero en un momento dado, Minos, más hábil y fuerte quelos demás, redujo a sumisión los rivales y unificó la isla,dándole por capital su ciudad, Cnosos. ¿Era Minos su nom-bre personal, o el que se daba al cargo que ostentaba, comoen Roma se llamaba César y en Egipto Faraón? No se sabe.Se sabe solamente que quien ejecutó aquella obra de unifi-cación y al que la leyenda atribuye a Pasifae como esposacon todas las desdichas que ésta le acarreó, vivió y reinótrece siglos antes de Jesucristo, cuando en todo el resto deEuropa no brillaba aún el más remoto fuego de civilización.

De dar crédito a Homero, Creta tenía el esplendor denoventa ciudades, algunas de las cuales competían con lacapital en cuanto a población, desarrollo y riqueza. Festoera el gran puerto donde se concentraba el comercio maríti-mo con Egipto; Palaikastro era el barrio residencial; Gurniael centro manufacturero y la «capital moral», como hoy lo esMilán en Italia; Hagia Triada, residencia estival del rey y delGobierno, según demuestra la villa real desenterrada. Lascasas son de dos, de tres, y hasta de cinco plantas, con esca-leras interiores bien acabadas. Y en las pinturas y bajorrelie-

18

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 18

Page 17: Historiadelos20griegos

ves que adornan las paredes se ve a los inquilinos varonesjugando al ajedrez bajo la mirada aburrida del ama de casaque teje lana. Suelen estar de regreso de cacerías, y a suspies yacen, fatigados, los animales que les han ayudado aojear el oso o el jabalí: canes ágiles y delgados, semejantes alebreles, y gatos salvajes que debían de ser deliberadamenteinstruidos para ese cometido. Otro deporte en el que desta-caban los cretenses era el pugilato. Los de peso ligero sebatían con las manos desnudas, y también usaban los piespara golpearse, como aún ahora hacen los siameses; los depeso medio usaban casco; y los de peso pesado, tambiénguantes.

El dios de aquella gente se llamaba Vulcano, y corres-pondía al que entre los griegos fue Zeus y con los romanosJúpiter. Era un personaje omnipotente e iracundo, y cuandose ponía tonto sus fieles invocaban a la diosa Madre, comoquien dice a la Virgen María, para que le calmase. La granfuerza de Minos, en tanto que rey, fue la de descender deaquél, o por lo menos, de haber logrado hacérselo creer asus súbditos. Cuando publicaba una ley decía que Vulcanose la había sugerido la noche anterior, y cuando requisabaun quintal de trigo o un hato de ovejas, decía que era parahacerle un regalo a Vulcano. Estos regalos, naturalmente, eldios se los dejaba en depósito a Minos, que había hechoconstruir por sus ingenieros inmensos apriscos en el pala-cio real para conservarlos; y eran lo que los impuestos entrenosotros, pues en Creta, donde no se conocía el dinero, lostributos se pagaban en especias y al dios, no al Gobierno.

Era un pueblo de guerreros, navegantes y pintores. Y aestos últimos debemos el hecho de haber podido recons-truir en parte su civilización, que precisamente bajo Minos

19

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 19

Page 18: Historiadelos20griegos

alcanzó la más alta cima. No se consigue comprender quécosa provocó su decadencia, que, a juzgar por las ruinas,debió de ser muy rápida. ¿Fue un terremoto seguido deincendios lo que en un momento determinado destruyóCnosos con sus bellos palacios y teatros? Por las excavacio-nes se diría que casas y tiendas fueron sorprendidas repen-tinamente por la muerte, mientras sus moradores se halla-ban en plena y normal actividad.

Es probable que esta decadencia hubiese comenzadomucho tiempo antes y que alguna catástrofe hubiese preci-pitado su conclusión. Muchos signos revelan que la deCreta, nacida seguramente bajo el signo del estoicismosiete u ochocientos años antes, era ya en tiempos de Minosuna civilización epicúrea; o sea agradable y llena de puscomo un forúnculo maduro. Los bosques de cipreses ha-bían desaparecido, el malthusianismo había ocasionadovacíos en la población y el colapso de Egipto enrareció elcomercio. Tal vez como remate de tantas desdichas, hubotambién un terremoto. Pero es más probable que la desven-tura definitiva fuese en forma de invasión: la de los aqueos,que precisamente por aquellos años habían caído sobre elPeloponeso desde Tesalia, haciendo de Micenas su capital.En Creta lo destruyeron todo, hasta el idioma, que bajoMinos no era ciertamente el griego, como demuestran lasinscripciones que han perdurado. Por ellas, pese a quenadie ha logrado descifrar su sentido, se diría que los cre-tenses habían tenido orígenes egipcios, o en cualquier casoorientales. No podemos confirmarlo ni desmentirlo. Pero sípodemos repetir que la de Creta fue la primera civilizaciónde Europa, y que Minos fue nuestro primer «ilustre conciu-dadano».

20

PL58825-001-384 7/7/09 21:14 Página 20